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El partido está hecho unos zorros, vive de sobresalto en sobresalto, pendiente de la última revelación del caso Bárcenas, tapando vías de agua. Sus reacciones, en sus principales figuras son irreflexivas, precipitadas y nada convincentes. Cospedal y Floriano han amenazado con querellas prácticamente contra todo el mundo. Pero hasta la fecha no se ha interpuesto ninguna y menos aun contra Bárcenas, a quien los portavoces del PP ignoran, como si no existiera pues, dicen, es una persona privada; no pertenece al partido.
El presidente, después de las dos pintorescas ruedas de prensa, ha retornado a su actitud silente. Solo una vez ha rozado el viscoso asunto de la corrupción y ha sido para respaldar a la ministra Ana Mato. Si se observa es puro estilo Rajoy: respaldar a l@s presunt@s corrupt@s cuando más cuestionad@s son. Lo hizo con Camps, con Matas y hasta los puso de ejemplos. Lo hizo a la chita callando con Sepúlveda y Bárcenas al conservar el sueldo al primero en su fantasmagórica condición de funcionario del PP y el despacho, el coche y la secretaria al segundo, mucho después de haber este dimitido como tesorero y senador. Lo hace ahora con Ana Mato. Suena a táctica. Sabiéndose en falso, en el punto de mira de la lucha contra la corrupción por ser él también sospechoso de haber recibido sobresueldos, se rodea de gentes en sus circunstancias que le sirvan de colchón.
Tampoco la gobernación del Estado se le da mejor. El paro ha aumentado en más de 135.000 personas en enero. Todas las magnitudes son negativas. El barómetro del CIS de enero es terrorífico. El 90,8% de la población piensa que la situación económica es mala o muy mala. El 65,9% cree que es peor que la del año pasado y el 40,2% piensa que el año que viene será aun peor. El resto de los datos es de este deprimente jaez. La valoración de Mariano Rajoy es bajísima. El 82,1% de la ciudadanía tiene poca o ninguna confianza en él. En el caso de Rubalcaba esa cantidad se eleva al 88%..
La situación es disparatada. El gobierno no quiere o no sabe gobernar y la oposición no tiene alternativa.