dilluns, 18 de febrer del 2008

Kosovo.

Una juerga cómo se ha reaccionado en España al episodio de la declaración unilateral de independencia de Kosovo. Los europeos pillan siempre a los españoles con el paso cambiado. Porque a ver qué figura no ya del derecho internacional sino de la pura lógica es esa de que el Gobierno rechaza la tal independencia unilateral pero la acepta por mor de la concordia europea, para no ir en contra del común sentir europeo. Sorprendente actitud porque ¿por qué no va a ir en contra del común parecer europeo? ¿Está prohibido? Muchos europeos lo hacen continuamente: Francia y Holanda han dicho "no" a la Constitución europea; Noruega se lo ha dicho a la misma Unión; Dinamarca dijo que no en referéndum al Tratado de Maastricht, aunque luego la cosa pintó distinta; el Reino Unido dice que no a la Política Social de la Unión; varios Estados no quieren saber nada del euro y otros dicen que no pertenecen a Schengen, etc, etc. ¿Por qué no va a disentir el Gobierno español del coro europeo visto que, en todo caso, no hay coro? Porque de disentir se vería que nadie le hace caso. Por eso digo que nos pillan siempre con el paso cambiado.

El señor Rajoy, especialista en alancear moros muertos, dice que él se opone a la independencia de Kosovo. Claro porque no gobierna ni gobernará. Si lo hiciera, ¿en qué se notaría que se oponía a la tal independencia? ¿No reconocería al Estado kosovar? En fin...

Los periodistas, locos de alegría, preguntaban a todo el mundo si podían establecerse paralelismos entre Kosovo y el País Vasco. Mayoritariamente las respuestas eran de noooooo, que vaaaaa, naaaaada que ver. Excepto el Gobierno vasco que publicó una nota diciendo que Kosovo es el camino, el faro, la guía, esto es, el respeto al derecho de autodeterminación de los pueblos, que existe por mucho que moleste por ahí, y el derecho a decidir de los kosovares y, claro es, de los vascos, que el señor Ibarretexe se ha ido a explicar a la Universidad de Stanford, a donde también han llegado los de la España integral y le han montado un pollo.

Por cierto que Kosovo y el País Vasco no tienen nada que ver. Ni por asomo. Serbia no ha sido una entidad política única independiente durante más de cincuenta años en la Edad Moderna. Nada que ver con la indiscutida existencia de España en los últimos quinientos años, si bien es cierto que en los últimos trescientos aparece como una entidad territorialmente menguante, lo cual tampoco es asunto de gran alharaca. Que llamemos España a toda la península ibérica menos Portugal tiene el mismo sentido que tendría que se lo llamáramos a toda la península ibérica menos Cataluña, es decir, ninguno. Pero en todo caso, son quinientos años.

Las relaciones de Kosovo con Serbia son, en lo económico y social, las inversas de las del País Vasco con España (o resto de España; aunque ya se ha visto que España es siempre igual a "resto"), esto es, "colonia" subdesarrollada frente a "metrópoli" desarrollada. La pelea de albaneses y kosovares no solamente es étnica sino también religiosa, divina quebrada que no se da en la católica España, al menos abiertamente.

Prácticamente no ha habido época en la historia de Serbia en que las decisiones sobre su existencia como sujeto político no fueran asunto dirigido en buena parte desde el exterior, por el juego de las potencias vecinas: bizantinos, turcos, búlgaros, austríacos, húngaros y luego ya europeos occidentales y estadounidenses. Empezando, además, por el hecho aquí decisivo de que fuera de las fronteras de Serbia hay un Estado independiente, Albania donde reside la mayoría de los albaneses, como puede verse en el mapa de la derecha que saco de United States Institute of Peace. Se observará que en Kosovo vive un tercio de los albaneses, sin desdeñar la minoría de Macedonia y el Pico de Montenegro. En todo caso, la bandera que más se ha visto ayer es la de Albania, al comienzo del post. Como Kosovo aun tiene que decidir su bandera y su himno, cual si fuera una autonomía española, la cuestión es si puede escoger la enseña albanesa. ¿Puede haber dos Estados con la misma bandera? Supongo que no para no inducir a error o incurrir en él.


Actualización a las 12:00 del 18/02/2008.

El problema lo resolvió ayer el parlamento kosovar adoptando la nueva bandera que se ve en el vídeo que saco de Público.


Así pues nada tienen que ver el País Vasco y Kosovo. Pero es que eso es irrelevante porque aquí de lo que se trata es del ejercicio del derecho de autodeterminación. Por eso salta el Gobierno vasco invocando el respeto a ese derecho que si unos pueden ejercerlo habrá que saber por qué otros no. El sacrosanto derecho de autodeterminación. Adelanto que servidor es partidario de su reconocimiento en el caso de Kosovo, del País Vasco y de quien lo pida con razones meditadas y de modo pacífico. Pero el Gobierno vasco es especialista en retorcer las cosas y embarullarlo todo. Aplica aquí la falta de escrúpulos morales que aplica en su pretendido referéndum de otoño pues lo ha convocado en presencia de la violencia, no en su ausencia, como se había comprometido. Es un referéndum inmoral, además de ilegal.

Lo mismo le pasa con el derecho de autodeterminación de Kosovo. Eso no ha sido ejercicio de autodeterminación; eso ha sido una injerencia (es posible que inevitable, seguramente sí) de las potencias extranjeras en asuntos internos de otro país. Algo probablemente muy razonable cuando el injerido está masacrando a una minoría a su merced pero que no se aplica igual cuando el masacrador es Serbia que cuando es Rusia o China.

En todo caso, se trata de la autodeterminación, sin duda alguna. Y satisfactorio es, con todo, que se haya producido. Habrá que ver qué cara ponen los europeos occidentales en el caso, no imposible, de que Albania y Kosovo, de común acuerdo, desde luego, se fusionen y qué pasa luego con los albaneses de Macedonia. Aquí se han enfrentado dos principios: el llamado derecho de autodeterminación y el principio de integridad territorial de los Estados, firmemente defendido por Rusia, que teme también una mayor fragmentación de sus dominios y anuncia problemas políticos entre otras partes en España, vaya por Dios.

Uno puede estar a favor de la autodeterminación ajena (y, por supuesto, propia) por principio, pero eso no es, no puede ser, el fundamento de la acción de los Estados que carecen de principios pues carecer de ellos es invocarlos e invocar a sus contrarios al mismo tiempo. Por ejemplo, el Reino Unido ha vinculado el destino de Gibraltar al derecho a la autodeterminación de los gibraltareños, principio que todos, llanitos y británicos, han metido en la Constitución de la Roca, aprobada en referéndum en noviembre de 2006. ¡Loable acción de la Gran Bretaña, adalid de la democracia, en defensa del muy humano derecho de autodeterminación de los pueblos!

Lo que tienen lo británicos es un morro que se lo pisan. El 1º de julio de 1997, el Gobernador británico de Hong Kong, Chris Patten, transfirió la soberanía de la colonia a la República Popular China sin preguntar nada a sus habitantes, mayoritariamente opuestos a la retrocesión. Al fin y al cabo, el Imperio chino Qing había cedido Hong Kong a perpetuidad a Gran Bretaña por el tratado de Nankín, de 1842, que puso fin a la primera guerra del opio. También España había cedido Gibraltar a perpetuidad a Gran Bretaña por el Tratado de Utrecht, que ponía fin a la Guerra de Sucesión. ¿Por qué los llanitos pueden autedeterminarse y los de Hong Kong no? Porque China puede impedirlo y España no. Si España pudiera, ¿qué haría? Yo respetaría el derecho de autodeterminación pero creo que mis compatriotas no.

Así que, como se ve, el derecho de autodeterminación tiene una pinta muy distinta según quien lo exija y a quién se le exija. Por esa razón Kosovo no tiene nada que ver con el País Vasco y, al mismo tiempo, tiene todo que ver.

Cuba: reinar después de morir.

De Cuba siempre se hablará como de un "caso". Para bien o para mal, pero un "caso". Un "caso" hecho de arriba a abajo por un hombre, Fidel Castro, comandante de la guerrilla, creador de la Cuba socialista, primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, jefe de las heroicas Fuerzas Armadas Revolucionarias, presidente del Consejo de Estado y del Gobierno de la República de Cuba, impulsor principal de dos Programas Nacionales e Internacionales de Salud Pública y de Educación e impulsor principal del Programa Nacional de la Revolución Energética en Cuba.

Uno de los debates de mayor prosapia dentro del marxismo fue siempre el de la función del individuo en la historia. Si Plejanov y otros ilustres filósofos hubieran contemplado la Cuba castrista, se hubieran ahorrado un montón de libros. Por eso muchos dicen que no hay "Cuba castrista", sino "Cuba socialista" y que ese ser socialista pervivirá a la desaparición del compañero Fidel. Así lo piensa también mi buen amigo Iñaki Errazkin (p. 18).

Eso es dudoso a la vista de las experiencias en otras partes en que los regímenes obra de hombres fuertes no perviven a la muerte del creador, salvo que cuenten con un heredero, como en el caso de Corea. Un hermano no es propiamente hablando un heredero, del que Fidel carece. De todas formas no podemos saberlo porque el Comandante que delegó "provisionalmente" ese rosario de cargos en distintas personas (básicamente su hermano Raúl) va ya para dos años, no se muere, pero tampoco le dan el alta, con lo que, de vez en cuando va el señor Chávez a hacerse una foto con él para que el mundo sepa que sigue vivo y que no se trata de una caso de reinar después de morir, como doña Inés de Castro.

No me parece que el sistema sobreviva a su fundador, aunque puede pasar. La condición insular de Cuba, que la ha protegido contra un destino similar a los demás países comunistas, también puede impedir, al menos por un tiempo, una transición del sistema autoritario a la democracia, la desaparición del partido único y las otras formas de la dictadura.

Porque el fracaso se puede atribuir al estúpido bloqueo estadounidense o al desmerengamiento (la expresión es de Fidel, vía Errazkin, y me parece muy buena) de la Unión Soviética o a los hados del averno, pero sería un milagro que en Cuba funcionara un sistema que no ha funcionado en ningún otro punto del planeta. Es la socialización de los medios de producción y la abolición del mercado lo que no funciona, como se ha visto hasta la saciedad; ni funcionará. Alguien puede decir (imagino que el autor del libro por ejemplo) que es que es precisa la emergencia de un "hombre nuevo". En ese "hombre nuevo", del que también hablaba el Che Guevara creo tanto como en el "superhombre" de Nietzsche.

Sin ignorar nada de lo anterior, Iñaki ha escrito un libro en cerrada defensa de la revolución cubana como cuestión de principìo y digo como cuestión de principio porque como poco más cabe defenderla. De hecho, como Errazkin es noble y directo según él suele decir, a fuer de vasco y de comunista, el libro, por lo demás muy breve, se convierte en una requisitoria contra el sistema que no le deja hueso sano. Señala, apunta, acusa Iñaki los cortes de luz y otras increíbles escaseces (p. 32), el racionamiento y las corruptelas de amplios sectores de la población (p.33), la prohibición de salir al extranjero (p. 34), la cuestionable "política de comunicación" (p.34), el monopolio ejercido por el Partido Comunista (p. 34), una lista de trece asuntos problemáticos que van desde dificultades de transporte a corrupción e ilegalidades, pasando por inestabilidad en el abastecimiento de agua (p. 35), la conversión del marxismo en una "maría" (p. 37), la picaresca (id.), el estraperlo (p. 38), la delincuencia, la prostitución, las drogas (p. 40), la pesadez y el ocultismo de la burocracia (p. 43), la corrupción generalizada (p. 51).

Luego de la enumeración se queda uno pensando: y ¿qué defiende Iñaki en Cuba? Ya lo dije: el principio, el principio de la revolución. Y lo hace de modo tan apasionado que dan ganas de aplaudirle:

"Fidel es algo nuestro y la revolución que comandó debería ser proclamada Patrimonio de la Humanidad, faro y guía de civilizaciones presentes y futuras, por los logros obtenidos y por los que, sin duda, ha de producir en el porvenir. (p. 18)

No hay duda de que el autor es muy partidario del sistema imperante en la isla. Tanto que a veces razona de forma sorprendente como si, poseído por la razón revolucionaria, fuera contra las razones conservadoras de las cosas. Por ejemplo, pone como ejemplo la creación de esa unidad contable imaginaria llamada CUC que, por decisión del gobierno, es paritaria con el dólar, procedimiento que no es otra cosa que exprimir más a la población a la que se paga en una moneda débil pero se le cobran los productos en moneda fuerte (p. 27). O esa curiosa conclusión, apoyada en Iñaki Gil de San Vicente, de considerar que el recurso al trueque es un adelanto respecto a los intercambios monetarios, una especie de conquista de la revolución, siendo así que es un fracaso como un castillo, obligado cuando se negocia con monedas no convertibles y no se tienen divisas.

Así que en mi humilde opinión, Errazkin ha escrito una crítica demoledora del sistema cubano del que, sin embargo, aplaude efusivamente el sistema sanitario, el educativo, la firme voluntad internacionalista, cooperadora y solidaria y la decisión con que Fidel, cuando gozaba de salud, abordaba directamente los más fastidiosos problemas, dando la impresión de que considera que el hecho de que Fidel los aborde equivale a verlos resueltos. En definitiva, es un libro encomiástico a favor no de la Cuba que es, sino de la que Iñaki ve y la que quiere que sea con todo su corazón. Leyendo su libro me acordaba de algo que le oí en cierta ocasión al polaco Adam Michnik que decía que los intelectuales occidentales son siempre partidarios del comunismo... en el país del vecino.

El resto lo constituyen tres apartados de muy distinto interés. Uno dedicado a las noticias sobre Cuba que Falsimedia no ha publicado; otro un ramillete de trabajos de terceros sobre la isla a cual más entusiasta; y el último, una serie de artículos del propio Fidel que Errazkin titula "el blog de Fidel".

Ya se supone que ese término de Falsimedia designa a todos los medios y toda la prensa del mundo que no apoye a Fidel, todos falsarios. La verdad es que hay mucho que hablar sobre esto. Habitualmente tan radical descalificación procede de cuarteles que tienen una idea militante de la información. Lo curioso es que quienes creen que la información verídica es compatible con la militancia, el partidismo, la parcialidad, la ideología y, en definitiva, el interés (siempre que sean los suyos) nieguen luego profesionalidad a los demás que, en el peor de los casos, hacen como ellos.

Por último, el blog de Fidel está muy bien. Desde su forzoso retiro, en una especie de limbo, entre la vida y la muerte, el Comandante expone sus reflexiones y, con esa pasión fáustica que lo caracteriza, trata de influir en el acontecer político de los pueblos, como cuando hizo historia, dentro de poco hará cincuenta años, entrando en La Habana un 1º de enero de 1959, dispuesto a cambiar el mundo. Lo que sucede es que este Fidel ya no es aquel y el mundo de hoy no es el de entonces. Y tampoco Cuba es hoy lo que fue ayer.

diumenge, 17 de febrer del 2008

Los de la T4.

Ya están en el talego los dos últimos componentes del comando que presuntamente perpetró la canallada de la T4 el 30 de diciembre de 2006 en la que murieron dos inmigrantes escuatorianos. Con ella se rompía de hecho la tregua que la propia banda había decretado en marzo de 2006. De hecho. De derecho la rompió ETA mediante una declaración en junio de 2007. Esta diferencia de meses invita a una reflexión acerca de cómo ve el mundo la gente que pertenece a una organización terrorista. Porque poner una bomba potente que destroza una terminal completa y mata a dos ciudadanos no es cosa que pueda hacer cualquiera. Se requieren ciertos conocimientos. Lo que asombra es cómo esos conocimientos no llevan a quienes los poseen a darse cuenta de que recurrir a la violencia, el secuestro, y el asesinato no es admisible y menos como medio de mantener en pie una tregua. Sin duda la ruptura de una tregua es cosa que debe avisarse pero resulta bárbaro y asnal entender que un bombazo constituye un modo de avisar como otro cualquiera.

La detención de los dos últimos elementos plantea interrogantes sobre este sorprendente asunto del mantenimiento de una actividad terrorista contra viento y marea, aun sabiendo que el único destino cierto para quienes ponen bombas, secuestran, extorsionan, asesinan es la cárcel. Todo etarra sabe -o debiera saber- que tarde o temprano comparecerá ante un tribunal de justicia que lo condenará a decenas de años de prisión, en donde se pasará media vida. ¿Por qué seguir en la brecha en tal caso? Porque probablemente la patología que afecta a todos los etarras, los de dentro y los de fuera, es una forma del síndrome de omnipotencia infantil. Saben que por hacer lo que hacen le caen a uno quinientos o seiscientos años, pero piensan que eso no les pasará a ellos.

Es curioso comprobar cómo el mismo gobierno que intentó negociar la paz con los terroristas, lleva adelante una actividad represiva de etarras tan contundente que la banda no ha podido causar más daños que algunos materiales y los habituales al sentido común y la decencia humana que perpetran cada vez que hablan ya sea en forma de entrevista o de declaración. Es decir ahora sí que es cierto que ETA está más débil que nunca.

Este escenario de debilidad bélica etarra coincide con una situación en que el partido que gestiona los asuntos de ETA en lo civil, Batasuna, está prohibido y sus dirigentes, todos enchironados; con un momento en que los partidos políticos que se ha ido sacando de la manga Batasuna están a su vez suspendidos o impedidos de presentarse a las elecciones y en que la llamada "izquierda abertzale" no conoce respiro en la persecución de todas aquellas voces que inciten a la ilegalidad. Y no pasa nada. Ni en el País Vasco ni en la Paflagonia. Esa Izquierda abertzale convocó a una huelga general en el País Vasco, no en Euskal Herria, ente político-desiderativo en donde gusta realizar actividades, que no siguió ni Dios en Euzkadi porque hasta Dios está harto de estos gamberros. Ante tanto dejamiento, la izquierda gamberra decidió quemar un par de contenedores y algún autobús que se le cruzó en el camino para hacerse notar. Está claro que no tiene nada mejor (o peor, según se mire) que hacer.

Uno pensaría en que es el momento de mostrar algo de inteligencia, aprovechando las circunstancias para salir con uno de esos interesantes comunicados en Gara pero esta vez anunciando el fin del negocio terrorista. Podía hacerlo antes de las elecciones del 9 de marzo con un mensaje que dijera: salga quien salga elegido, ETA negociará la deposición definitiva de las armas.

¡Ah, pero no puede ser! No puede ser porque el señor Ibarretxe ha puesto en marcha una "solución" ilegal e inmoral al sedicente conflicto y necesita la cobertura de las pistolas para meter a la gente suficiente miedo en el cuerpo y que vaya a votar que sí. He aquí la última funcionalidad del espectro de ETA: mantener vivo el canguelo del personal mientras se celebra un atropello disfrazado de consulta para saber qué quiere esta sociedad, amedrentada por los asesinos de las pistolas y los pandilleros incendiarios.

Pesada como la vida misma.

El Goya a la mejor peli de este año recayó sobre La soledad, de Jaime Rosales. Competía con El orfanato y Las trece rosas, dos pelis que ya he visto y comentado en este blog. De inmediato se organizó cierta controversia, dado que las dos últimas son muy taquilleras mientras que la premiada apenas había levantado interés. Se volvieron a oír los famosos argumentos de que lo que se vende es malo y lo bueno no tiene salida en un mercado dominado por la masificación y el mal gusto. Para poner en guardia a cualquiera. No obstante, me armé de valor y fui a verla.

No estoy muy seguro de entender las razones que justifican que se haya concedido el principal premio de la cinematografía española a esta cinta. Supongo que el jurado o quien tomara la decisión, valoró su extraordinario realismo que, en acción y diálogos, es un verdadero espejo de la vida de la gente. Y también tomaría en cuenta determinadas audacias formales, que convierten a la peli en un film experimental, como la partición de la pantalla, la cámara fija durante largos periodos mientras la escasa acción se realiza fuera de campo. La decisión recaería en el momento en que ambos aspectos se unen: una peli experimental que narra una historia cotidiana, de gente normal, sin importancia, sin interés, en definitiva, sin historia.

Parece que el director haya decidido reproducir fielmente la realidad ordinaria de gente anónima, en cuya tarea ha introducido tres crisis profundas (una operación de cáncer, un atentado terrorista con resultado de muerte y un ataque al corazón) pues, de otro modo, la peli a duras penas podría pasar de los cinco minutos y dura casi dos horas.

Comprendo que las bandas sonoras de las películas son verdaderos abusos, dado que la vida real no lleva partitura de acompañamiento y que se trata de una mera convención narrativa. Pero casi dos horas sin música alguna, acompañado solamente de los ruidos de la calle se hace pesado. Y no ayuda a aligerar la cosa lo rebuscado de los planos y los encuadres. Como si en todo momento el director estuviera pensando en foto fija, con una cámara que suele quedarse fuera de los recintos, incluso fuera de los edificios, como si se estuviera haciendo pintura más que cine

En cuanto a la historia es difícil hablar porque no existe. A los personajes les pasan cosas como podrían no pasarles y reaccionan de una u otra manera. No es difícil identicarse con varios de ellos, las tres hermanas, por ejemplo, la propia protagonista, que trabaja de azafata de congresos; pero es solo por el exterior por que del interior sabemos poco; no sabemos en qué trabajan las hermanas y los caracteres están estereotipados.

La extraordinaria lentitud de la narración, que parece regodearse en los encuadres más formales llega a momentos de verdadero hartazgo. Ni un Goya ni diez Goyas podrán convencer a la gente de que vaya a ver esta peli.

dissabte, 16 de febrer del 2008

No me creo el empate.

Doctores tiene la Iglesia y si el CIS dice que hay una diferencia de 1,5 puntos entre el PSOE y el PP en intención de voto de los españoles y que esa diferencia se puede traducir en que obtengan igual cantidad de diputados, será verdad. Pero yo no me la creo. No estoy diciendo con ello que el CIS mienta. A diferencia del PP tengo un gran respeto por nuestros organismos de investigación, estadísticos y de otro tipo. Creo que el CIS es un centro magnífico, como creo que el Instituto Nacional de Estadística es también un instituto ejemplar y que no hay derecho a poner en duda su profesionalidad cuando los datos que proporcionan no son del gusto de uno, que es lo que hace sistemáticamente la derecha española, esto es, tratar de destruir las instituciones democráticas, atentando contra su prestigio y dignidad.

Entonces, ¿por qué no creo que haya una diferencia de 1,5 puntos entre el PSOE y el PP? Porque pienso que el CIS no miente pero los encuestados, la gente, sí y que ocultan su intención de voto por varias razones. Una de ellas, me parece, es la desconfianza típica de la cultura política española de no revelar datos personales por lo que pueda pasar. Otra, concomitante, una manifestación típica de la famosa espiral del silencio en versión hispana. La oposición del PP es tan bronca, tan agresiva y atemorizadora que inspira miedo. La gente piensa: "estos son capaces de cualquier cosa". Y, efectivamente, así es, con lo que muchos ocultan su voto o, simplemente, mienten por precaución.

Para verlo con claridad basta con ir a la página del CIS en que se publica la encuesta preelectoral de elecciones generales y al Parlamento de Andalucía y en ella se verá que todos los datos son consistentes para anunciar una victoria holgada del PSOE y una derrota considerable del PP, todos excepto el de la intención de voto directo. Veamos algunos:

Gestión del Gobierno y gestión de la oposición: el 28,8% cree que la gestión del Gobierno ha sido buena o muy buena, el 42,6% regular y el 26,9% mala o muy mala mientras que en el caso de la gestión de la oposición por el PP los datos son: 11,9% buena o muy buena, esto es, 16,9 puntos de diferencia, regular el 34,4%, 8,2 puntos de diferencia y el 36,2% sostiene que es mala o muy mala, una diferencia de 6,6 puntos porcentuales, a favor del PSOE.

Comparativa. Preguntada la gente sobre si cree que el PP haría las cosas mejor, igual o peor que el PSOE en trece asuntos específicos como la inmigración, la política territorial, la vivienda, etc, todos los puntos son negativos para el PP en un abanico que va desde 2,3 puntos en gestión de la economía hasta 22,7 en política social.

Popularidad. El señor Rodríguez Zapatero tiene un índice de popularidad de 5,36 y el señor Rajoy de 3,95 ambos sobre diez, lo que quiere decir que la diferencia de 1,41 puntos es mucho y tiene consecuencias muy graves en un tiempo que se caracteriza por un alto nivel de personalización y ello sin olvidar que en la comparativa por temas, también hay una consistente superioridad del PSOE. Obsérvese por lo demás que el señor Rodríguez Zapatero inspira mucha o bastante confianza a un 40,1% de los encuestados, mientras que el señor Rajoy sólo se la inspira al 21,4%, esto es, 18,7 puntos por debajo del Presidente. Éste le ofrece poca o ninguna confianza al 56,4% de los encuestados mientras que en Rajoy confia poco o nada el 74,5%, de nuevo una diferencia de 17,1 puntos a favor del señor Rodríguez Zapatero.

Pronóstico. El 52,4 % cree que el PSOE ganará las elecciones y sólo el 15,3% cree que las ganará el PP. Este pronóstico se modera un poco cuando se pregunta a la gente qué partido le gustaría que ganara pues sólo el 40% dice que le gustaría que ganara el PSOE y el 25,3% que ganara el PP.

Todos estos datos son congruentes entre sí y preanuncian una victoria clara del PSOE. La cosa se contrae algo cuando se pregunta a la gente a qué partido votará y por cuál siente mayor simpatía. Agregando intención y simpatía las cantidades son: 37,1% para el PSOE y 24,5 para el PP, esto es, una diferencia de 13,6 a favor del PSOE. Por último, como se sabe, la estimación final que hace el CIS es del 40,2% para el PSOE y 38,7% para el PP, la famosa diferencia de 1,5 puntos.

Esa estimación, sin duda, es correcta, a la vista de los datos mudos y ciegos, pero no encaja con lo que uno ve intuitivamente en los otros resultados. Y no encaja porque nos lleva a la conclusión sin sentido de que la gente votará más por el líder al que valora menos y menos por el que valora más; que votará al partido que cree que hará peor las cosas y no lo hará por el que cree que las hará mejor.

Es lógico que el CIS haga esa estimación; lógico y riguroso. Por mi parte, como no soy el CIS y puedo dejarme llevar por la intuición, auguro al PSOE un resultado en torno al 45/46% del voto y al PP uno en torno al 33/35%, y si el PSOE no se alza con la mayoría absoluta poco ha de faltarle. Es una mera suposición: el voto al PSOE está oculto; pero está, dado que el porcentaje de quienes dicen que irán a votar seguro y quienes lo harán probablemente es del 79,9%, del cual el 68,9% tiene el voto ya decidido.

Pero que la gente lo tenga decidido no quiere decir que se lo diga al encuestador. Por lo demás, tácticamente hablando, está bien que los resultados parezcan tan apretados porque así se movilizará más el electorado de izquierda, que es el más proclive a la abstención. A las relativas pruebas me remito: en 1982 el PSOE obtuvo mayoría absoluta con la abstención más baja de la historia de la democracia (el 20,03%); en 2000 fue el PP el que obtuvo esa mayoría absoluta con la abstención más alta (31,29).

Los rostros antiguos.

El museo Thyssen-Bornemisza y la Fundación de la Caja de Ahorros de Madrid presentan una interesante exposición sobre Modigliani o, mejor dicho, sobre el contexto de Modigliani ya que en ella se hace especial hincapié en poner de manifiesto las influencias que se fueron acumulando sobre este artista italiano, judío sefardí que falleció prematuramente en París, luego de una tumultuosa vida. La exposición cuenta con suficiente obra del autor, suficiente y variada pues junto a los óleos, hay varias muestras de esculturas suyas en piedra y algunos dibujos y, aunque encuentre fastidiosa esta costumbre que tienen las dos instituciones de partir el material, obligando a los visitantes a trotar por el centro de Madrid desde Recoletos a la Plaza de Celenque si quieren verlo, merece la pena.

La mezcla resulta extraordinariamente explicativa. Sobre todo en el caso de las piezas en piedra. Modigliani se consideraba antes que nada escultor y a la escultura dedicó cinco años enteros de su época más creativa y cuando hubo de abandonarla por razones de salud, nunca lo hizo del todo. Con independencia de otros factores que han actuado en la obra del artista, en la medida en que éste alcanza un estilo propio, inconfundible y absolutamente personal es porque hace una pintura "escultórica"; esto es, antes era un escultor que esculpía; ahora, un escultor que pinta. De ahí que sus desnudos tengan tanto volumen y un aspecto macizo. Se concentró en el retrato (en buena medida lo que le daba de comer) y pintaba con ojos de escultor.

La influencia más duradera en la obra de Modigliani es el estilo del arte africano de la representación de figuras y sobre todo de las máscaras, que empezaron a llegar a Europa desde el último tércio del siglo XIX, cuando se consolidaron los grandes imperios coloniales francés, belga e inglés en el continente negro. Son las figuras que el artista pasa a la piedra y luego aplica a las que pinta al óleo, consiguiendo efectos sorprendentes, como de "desindividuación" de sus retratados, de configuración como imágenes misteriosas, llenas de secretos, lo que les da mucha fuerza. Viendo algunos de sus desnudos uno entiende que, en la única exposición sobre su sola persona que se celebró en París en 1917 en vida del autor, el jefe de la policía parisiense mandara cerrarla a las horas de abrirse. Hoy estos desnudos parecen inocentes y hasta un poco fríos por su aspecto escultórico pero en 1917, en plena Guerra Mundial seguramente resultaban escandalosos.

La obra de Modigliani muestra influencias renacentistas claras. En muchos de los retratos se viene a la memoria El Parmigianino y en los desnudos se encuentra la sencillez y sensualidad del Giorgione y Tiziano. No siendo eso, Modigliani estudió y siguió de cerca la pintura de Cézanne y Toulouse-Lautrec, que dejaron huella en su obra estando ésta abierta a los influjos de sus amigos, como Chaïm Soutine, Utrillo, Gris, Picasso, etc. a algunos de los cuales retrató y hasta más de una vez.

En las series de retratos puede verse una búsqueda incesante de un estilo propio, de recursos expresivos, pero también de una visión interior que trataba de extraer de cada figura un significado especial o puede que, antes bien, se tratara de un intento de imponer ese significado consiguiendo así unas composiciones simbólicas y complejas de una gran fuerza y belleza y siendo al mismo tiempo indiscutiblemente su estilo. Está bastante claro en el impresionante retrato de Jeanne Hébuterne de la izquierda, cuya figura inverosímil, serpenteante, parece brotar del cuadro, compuesto deliberadamente en dos dimensiones.

Es imposible saber en qué hubiera acabado aquella vivencia palpitante, aquella búsqueda e introspección permanentes que fue la vida de Modigliani, el Modi de Montparnasse, cuyo apócope suena como "maldito" en francés. Como maldito se consideraba a sí mismo aquel hijo de judíos italianos que había crecido en una juventud empapada de Nietzsche y formado escuela en torno a Los cantos de Maldoror, que sería después el libro de cabecera de los surrealistas. Pero algo es claro: en el poco tiempo que le fue dado vivir, dejó una obra personalísima, única, inclasificable, concentrada obsesivamente en los dos motivos de los retratos y los desnudos que lo hacen brillar a la altura de los mejores.

divendres, 15 de febrer del 2008

Más del pisito del ministro.

A la vista de las reacciones que se produjeron ayer ante la noticia de los 250.000 euríviris del erario público que el señor ministro de Justicia del Gobierno socialista se ha gastado en acondicionar el piso oficial en el que habita, he llegado a una conclusión: los de izquierdas somos magníficos; no nos equivocamos nunca; jamás metemos la pata; y cuando parece que lo hemos hecho, peor está el PP, que ahí sí que hay tomate.

En primer lugar se manifestaron los sicarios del PSOE, que también los hay, pues esa no es categoría privativa del PP, gente que sale siempre en defensa del vencedor a cambio de jugosas prebendas, recurriendo al "y tú más" y diciendo que en el PP sí que se lo llevan crudo, como si eso fuera un argumento que mitigara o incluso anulara la lógica indignación que debe producir un comportamiento tan despilfarrador. La izquierda tiene que dar ejemplo e igual que un presidente de un gobierno socialista no puede subirse al Azor de Franco, un ministro socialista no puede gastarse un cuarto de millón de euros, o sea cuarenta y un millones y medio de ex-pesetas, en arreglar la casa en la que vivirá transitoriamente ni siquiera aunque tuviera que cambiar los cimientos, que no era el caso.

También escuché que quienes levantamos la voz por un comportamiento que no es de recibo estamos haciendo la campaña electoral a la derecha. Hay que jorobarse. Pues no, señor; quien está haciendo la campaña electoral a la derecha es quien se gasta 250.000 euros en reformas caseras en un país en cuya capital hay un millón y medio de trabajadores que no llegan a los mil euros al mes. La campaña a la derecha se la hace quien no quiere abordar las cuestiones directamente, quien quiere acallar la crítica y, en definitiva, ocultar los desmanes sin darse cuenta de que eso es lo que más daño puede hacer a la causa de la izquierda. Dice la señora Aguirre, cuya falta de ética es proverbial, que la izquierda carece de derecho a invocar ninguna superioridad moral. Tiene razón: quien invoca esa inexistente superioridad suele ser un granuja. La izquierda no tiene superioridad moral alguna; simplemente tiene una actitud de exigencia ética que comportamientos como el del ministro de los 250.000 del ala destruyen,

Por último oí que los ministros tienen derecho a valerse de los bienes de dominio público, incluso necesidad de ello, y que los empresarios y negociantes de la derecha hacen cosas peores y nadie dice nada. Es posible; yo lo diría pero, en todo caso, si no es en estas cosas ¿en qué se diferenciará la izquierda de la derecha? Y, en todo caso, si nos callamos, como pretenden todos los que quieren que no se hable del asunto, que se dé por no sucedido, ¿no es esa la mejor fórmula para que este comportamiento se repita?

Entiendo que la gente de la izquierda no lo somos por interés, vanidad o afán de poder, sino por convicción, y no es de recibo que esa condición entre en crisis y desaparezca a causa de comportamientos que sólo pueden originarse en la prepotencia del consumo ostentoso.

Risas en la blogosfera.

No todo han de ser temas graves y hasta fastidiosos. Mi amigo Tom me envía el video siguiente sobre gatos. No tiene palabras y al principio hay un breve texto en inglés que, traducido al español, dice:

Lanieriloo presenta….
probablemente uno de los montajes legendarios….
más divertidos…
hilarantes y un poco desconcertantes…
de la Sociedad Youtube.

¡Señoras y caballeros…
les presento a…
Gatoz.!
He aquí el vídeo, tremendamente popular en la red. La música es el canon.
:


Gracias, Tom.

Iberoamérica y literatura.

Ha salido el número 19 de la revista Quórum, que dirige Manuel Guedán y edita la Universidad de Alcalá de Henares. Es una publicación interesante, en cuidado diseño y formato original, que trae una cumplida información sobre algún tema monográfico latinoamericano y artículos sueltos de una variedad de materias y disciplinas. El núcleo de este número es la política exterior de España en América. Un artículo de Celestino del Arenal hace balance de la política española en el Nuevo Mundo y sigue el desarrollo de las últimas cumbres iberoamericanas en Costa Rica (2004), Salamanca (2005) y Montevideo (2006). La muy pintoresca de 2007 se produjo cuando ya estaba en imprenta este número de Quórum.

Siempre en Latinoamérica tiene especial interés un artículo de José Antonio Sanahuja que examina en términos cuantitativos la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) viendo cómo ha evolucionado en los últimos años y cómo se incrementa para los siguientes. El autor elabora una especie de política de cooperación para los próximos años mientras que Cástor Díaz Barbado cree arbitrar un lugar especial para España en el espacio latinoamericano. Por último, Caterina García proyecta se atención inmediata en Las relaciones de España con Estados Unidos, un punto de fricción entre ambos países. parece haber un acuerdo general entre los autores en que el Gobierno socialista consiguió recomponer la política española en el continente americano que había quedado seriamente dañada con el servilismo del señor Aznar ante las aventuras imperialistas del señor Bush.

La revista trae también un artículo de Roberto Goycoolea sobre arquitectura y sociedad, especialmente sobre la adaptación de las nuevas ideas arquitectónicas a las ciudades de hoy que he encontrado de gran interés por no ser un aspecto que se trate con frecuencia y con el debido rigor.

Por último merece la pena reseñar dos interesantes aportaciones de cuestiones literarias. Una de ellas es un diálogo entre dos celebrados novelistas latinoamericanos de hoy, Jorge Volpi y Mario Bellatín, moderado por Caridad Plaza que se presenta como un mano a mano "sobre el fin de las ideologías" pero que, gracias a los dioses, no versa sobre tan manido tema sino sobre cuestiones específicamente literarias de la novela actual. Ambos autores definen el panorama literario latinoamericano como muy influido por la obra de Roberto Bolaño, al que los dos rinden tributo. Coincido con ellos; con Bolaño desapareció prematuramente un creador que, habiendo dado prueba de poderosa personalidad, aun hubiera producido mucho más pues mucho más era lo que se intuía en su obra publicada que lo que en ella era manifiesto.

La otra es un magnífico artículo de Santiago Roncagliolo sobre literatura y emigración, especialmente interesante ahora que la inmigración se ha convertido en un espantajo que la derecha española agita para atemorizar a la gente. Invocando el ejemplo adelantado de su paisano el inca Garcilaso de la Vega, Roncagliolo viene a decir que el mestizaje, el cosmopolitismo de nuestra época está generando un tipo nuevo de literatura. Curiosamente, es de lo mismo de lo que hablan los dos novelistas antes citados, Volpi y Bellatín, que ambientan sus narraciones en lugares extraños y llegan a la muy acertada conclusión de que no hay literaturas "nacionales" en español. Roncagliolo escribe:

"Al interior de la misma Europa, conforme la integración avanza, las diferencias de lengua y escenario se van diluyendo. El checo Milan Kundera escribe en francés, una novela de Susana Fortes transcurre en la Albania comunista, el italiano Tabucchi ambienta sus novelas en el Portugal salazarista. El desdibujamiento de las identidades nacionales no es una particularidad de los que vienen de fuera. Lo que se está perdiendo culturalmente es la necesidad -o la posibilidad misma- de un "afuera"."

Roncagliolo ilustra su punto de vista tomando el ejemplo de Salman Rushdie (un inmigrante en el Reino Unido) y los muy nuevos Hanif Kureishi y Zadie Smith que ya no son inmigrantes, sino británicos. No trata, aunque lo menciona, el caso de V. S. Naipaul, un indio nacido en Trinidad y afincado en Londres, cuya espléndida obra refleja esa mezcla de miradas, esa polifonía que ya no pertenece a parte alguna. La idea de Roncagliolo es brillante: la literatura no brota dentro de unas fronteras nacionales que definen un horizonte cultural sino que se ha globalizado. Él no usa la expresión, pero es como si lo hiciera.

Por mi parte, cuando me paro a pensar en este fenómeno me entra la curiosidad por imaginar qué diría un hombre cómo E. M. Forster, tan dado a lo transcultural (Un viaje a la India, Una habitación con vistas, Howard's End) de esta otra visión literaria de los Naipaul o los Rushdie. Y esto por no mencionar la literatura de un pueblo que lleva siglos siendo inmigrante en todas partes, transterrado, el pueblo judío. ¿No es éste el caso, por ejemplo, de Philip Roth y su alter ego, Nathan Zuckerman?

dijous, 14 de febrer del 2008

El pisito del Ministro.

¿Cuánto puede costar un ático de doscientos veinte metros cuadrados en el centro de Madrid a los precios de hoy? Entre dos y tres millones de euros. ¿Y de alquiler? Pues de seis a nueve mil euros mensuales. Ya me parece mal que los ministros ocupen viviendas tan lujosas a costa del erario público en un país donde un porcentaje muy elevado de la población vive ahogado por las hipotecas de su casa y muchos de los que no tienen hipotecas es porque aún no han conseguido emanciparse y siguen en casa de sus padres. Me parece muy mal y peor en un Gobierno de izquierda, socialdemócrata. Porque si a los seis o siete mil euros de sueldo que cobrará un ministro al mes se añaden los nueve mil del alquiler, nos encontramos con un sueldo real de quince mil euros mensuales, sin contar otras bicocas. Una afrenta para los mileuristas y los que no llegan ni a mileuristas.

Si a lo anterior sumamos unas reformas por valor de 250.000 euros, esto es, el precio de un miserable pisito de setenta metros cuadrados en el extrarradio de Madrid, por el que muchas familias están entrampadas hasta las cejas, el asunto ya no sólo me parece mal, sino de juzgado de guardia.

No digo que los gobernantes de izquierda hayan de vivir con una austeridad herreriana (aunque no estaría mal que lo hicieran, para dar ejemplo), que hayan de ser todos sobrios y estrictos como Robespierres. Pero de ahí a regodearse en el boato y el dispendio de los caudales públicos cual si esto fuera la corte de Felipe IV, media un abismo. Estos comportamientos, propios de sátrapas, revelan falta de sensibilidad hacia las condiciones ordinarias de la población.

Quiero creer que en este caso se ha puesto en marcha un protocolo administrativo automático del que el señor Fernández Bermejo no sabía nada; quiero creer que nadie consultó con el señor Fernández Bermejo ese presupuesto de 250.000 euros, lo cual permitirá destituir de inmediato a quien haya tomado la decisión; quiero creer que el señor Fernández Bermejo saldrá hoy a dar cumplidas explicaciones de este asunto. De no ser así, corregiré mi juicio sobre el señor Ministro. Lo tenía por un hombre de izquierda, alegre e ingenioso. Pero va a resultar que es una repetición de aquellos majaderos que rodearon un tiempo a Felipe González, conocidos como la "gente guapa".

Porque no hace falta ser muy retorcido para preguntarse cómo quedan las raquíticas ayudas de doscientos, trescientos, quinientos euros que el Gobierno va dando por ahí a los jóvenes, las madres, las gentes con dificultades a la vista de las astronómicas cifras que estos generosos gobernantes se asignan a sí mismos para sus gastos y caprichos.

Que no es de recibo criticar los despilfarros de la derecha en el gobierno para hacerlos después iguales o peores.

(La imagen es una foto de Juan Pellicer bajo una licencia de Creative Commons).

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La izquierda en elecciones.

Ya están en la calle los amigos de Trasversales a menos de un mes de las elecciones generales con mucha información y opinión sobre la consulta. La propia revista editorializa en Agenda 2008-2012 dando razones que comparto para el voto "progre" (PSOE, IU, PSC, IC-V, BNG, CHA, Verdes...) y añado ERC, por supuesto. Las razones son muy convincentes: que los cuatro años de gobierno del PSOE han sido años de reformas y cambios para mejorar la condición de amplios sectores sociales, los más desfavorecidos. Trasversales presenta también una especie de programa de reformas "progres" que se trata de impulsar en la segunda legislatura del señor Rodríguez Zapatero. A veces he escrito aquí que el Gobierno podía echarse un poco más a la izquierda, que hay margen para ello en la sociedad española sin riesgo de quedarse aislado en el lunatic fringe del "izquierdismo" que no sólo fue la enfermedad infantil del comunismo, según Lenin, sino que también es la senil, como ya vio en su día Daniel Cohn-Bendit. Los de Trasversales me ahorran la tarea de especificar en qué consistiría ese "echarse un poco más a la izquierda" enunciando una serie de cambios y reformas que suscribo. Son estos:

* ¿Qué tal que el Estado y la escuela sean laicos, que ninguna convicción goce de privilegios frente a otras, que la religión salga del currículum y del horario escolar, que se revise de una vez el Concordato con El Vaticano?
* ¿Qué tal que una oferta pública garantice lo que el mercado nunca garantizará?: una vivienda de alquiler digna en la que vivir a un coste acorde con los ingresos de quienes la necesiten.
* ¿Qué tal la despenalización del aborto voluntario, nuevos impulsos a la igualdad entre mujeres y hombres, más medios contra la violencia machista?
* ¿Qué tal el reconocimiento del derecho de voto a los inmigrantes residentes y la elaboración de una Ley integral contra la xenofobia, la homofobia y todas las violencias de odio?
* ¿Qué tal el uso decidido de las nuevas leyes del Suelo y de Montes, así como de nuevas regulaciones, para poner fin al destrozo especulativo del espacio urbano, rural y costero?
* ¿Qué tal un giro en la política fiscal para que se acabe el "secreto a voces" de que los más ricos no pagan por lo que tienen y de que las rentas del capital están privilegiadas frente a las rentas del trabajo y de las pensiones?
* ¿Qué tal el impulso prioritario de la capacidad inspectora para hacer frente a los accidentes de trabajo y al incumplimiento de la legislación laboral?

El número que comento consagra asimismo varios artículos (de Juan Manuel Vera, Sonia Tridente, Carlos Artola y otros) a elaborar más en profundidad estos aspectos de cambio de la izquierda reformista, la única que, sin tirarse el pliego revolucionario, verdaderamente transforma el mundo, de acuerdo con la 11ª tesis sobre Feuerbach, de Marx.

La parte de ensayo monográfico de la revista se dedica a las "violencias del odio", que trae trabajos sobre la homofobia, el racismo, la violencia terrorista y la sentencia del 11-m. Me ha interesado en especial el de Beatriz Gimeno sobre la homofobia poniendo en solfa la llamada "homofobia liberal".

Recomiendo por último la lectura del artículo de Fernando Gil titulado El PP en la oposición: caiga quien caiga, en el que se hace un análisis exhaustivo del estilo de oposición de la derecha. El autor ha tenido la paciencia de recopilar algunos de los insultos que a lo largo de la legislatura ha recibido el señor Rodríguez Zapatero. Conviene no olvidar. Ahí van varios de ellos:

"Bobo solemne, perfecto imbécil, irresponsable, grotesco, frívolo, inconsecuente, indigno, cobarde sin límites, antojadizo, incapaz, veleidoso, insolvente, acomplejado, perdedor, hooligan, taimado, maniobrero, traicionero, chalanero, sectario y chisgarabís".

Añado Bambi, incompetente y genuflexo ante ETA. Un verdadero chorreo procedente de un partido que pone el grito en el cielo cuando los artistas llaman a sus afiliados "imbéciles". De todos modos, da gusto ver cómo los dirigentes del PP ya no insultan con tanta fruición: la legislatura ha acabado a su tiempo, sin elecciones anticipadas como pretendían; lo realizado en ella ha sido considerable; y todo apunta a que el PSOE volverá a ganar las elecciones, en mi opinión con una mayoría holgada.

Resultó que el perfecto imbécil no era tan imbécil, sino que los imbéciles eran otros.

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dimecres, 13 de febrer del 2008

El no debate.

¿A qué se parece esta historia de las interminables negociaciones entre PSOE y PP sobre los posibles debates televisivos? A las negociaciones sobre la renovación del Consejo General del Poder Judicial. A las conversaciones sobre el Tribunal Constitucional. El modelo es siempre el mismo y se repite con estólida insistencia: siempre que el PP tiene la posibilidad de bloquear algún acuerdo, lo hace si no consigue imponer todos sus criterios aunque no tenga derecho a ello. Emplea la marrullería, el filibusterismo, da largas, enreda, falsea los datos, hace lo contrario de lo que dice y dice lo contrario de lo que hace, hastía a todo el mundo, muestra carecer de respeto por las instituciones y de interés en el juego democrático y torpedea cualquier entendimiento que facilite acuerdos y atienda al interés común.

En el caso de los famosos debates, está clarísimo que la derecha no los quiere. No los ha querido nunca. Sólo ha habido dos debates en la historia de la democracia española, los dos en 1993, gobernando el PSOE y con el PP en la oposición. En 1996, los socialistas volvieron a ofrecerlos y el PP los rechazó pretextando que no tenían que ser de a dos, sino de a más. En 2000 y 2004, ya con gobiernos de PP no hubo ni oferta. Ahora que vuelve a gobernar el PSOE se planean de nuevo pero me parece que no se producirán, pues el PP encontrará excusas para no celebrarlos. Y es lógico. No tiene el menor interés en debatir en público en un diálogo extenso. No es solamente que el señor Rajoy carezca de la agilidad dialéctica, la inteligencia y la rapidez de reflejos del señor Rodríguez Zapatero. Es que no tiene el menor interés en un ámbito público de deliberación y escrutinio. Como buen autoritario sólo está interesado en los soliloquios o en los intercambios parlamentarios en los que, por exigencias del reglamento, el diálogo es siempre monólogos paralelos y nunca se produce un debate realista y profundo.

Las excusas aducidas son inanes: contra toda razón y respeto a las instituciones, el PP rechazó de plano que uno de los debates se celebrara en TVE, dando a entender que la actual TVE tiene algún remoto parecido con aquel órgano de propaganda que él organizó poniéndolo en manos de un comisario político que era, además, diputado popular en el Congreso, el señor López-Amor, un sectario tan aguerrido como el señor Soriano, en cuyas manos puso la señora Aguirre su televisión.

Insiste asimismo el PP en que los dos debates se celebren en las dos cadenas privadas que son de su orientación política, Antena 3 y Telecinco. Lo extraño es que no quieran hacerlos en "Telefrade" y poner de moderador al señor Losantos. Con eso queda claro que la derecha no quiere debates televisados y trata de escurrirse de esta obligación democrática pretextando diversas patrañas.

Imagino que, pues no creo haya debate televisado, tampoco lo habrá en internet, como propuso en su día el director de 20 Minutos, Arsenio Escolar. La idea era buena y la blogosfera la ha apoyado, como es de suponer. Pero no me parece más viable que el debate televisivo. El PP no está interesado en debatir nada sino en monologar en los mítines, descalificar a sus adversarios y repetir sus consignas sin parar. De todos modos, si alguien desea sumarse a la iniciativa y firmar en pro del debate en internet, puede pinchar aquí.

Otrosí, entiendo que la mejor manera de contrarrestar la labor de zapa del PP sería incorporar al debate a IU, en concreto al señor Llamazares e, incluso, hacer ver a los populares que, si siguen boicoteando el evento, éste se celebrará entre los representantes de las dos fuerzas de la izquierda en el orden nacional, PSOE e IU. Esta IU no es la del señor Anguita, enfeudada en el PP por medio de los oficios del señor Ramírez, sino que se trata de una genuina fuerza de izquierda con la que estaría bien que el PSOE llegara a acuerdos.

APOSTASÍA

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid comunico que un grupo de ciudadanos ha puesto en marcha una iniciativa para darse de baja en la Iglesia católica, para apostatar, en definitiva. Me parece una idea estupenda. A mí también me bautizaron por la presión social del franquismo, por obligación si quería ir al colegio y en contra de la voluntad de mis padres en lo que considero que es la mayor muestra de desprecio por los derechos fundamentales de la persona que quepa imaginar, consistente en hacerla miembro de una confesión religiosa con independencia de su voluntad. Así que aprovecharé la ocasión para darme de baja en esa congregación basada en el atropello de la libertad de conciencia. Quien quiera sumarse encuentra aquí el formulario de apostasía dirigido a su obispo.

Sigue el ciclón Obama.

Nueva paliza del afroamericano a la ex primera dama con las pautas ya sabidas: altísima participación (largas colas bajo el mal tiempo de viento y nieve; en algunos colegios se quedaron sin papeletas), amplios márgenes de victoria (por 24 puntos porcentuales en Maryland, 29 en Virginia y 51 en el distrito de Columbia) con el voto blanco muy dividido. Esto es, así como los negros votan nueve sobre diez a Obama, los blancos están divididos entre ambos candidatos. A estas alturas, si mis cálculos no son erróneos, Mr. Obama lleva 1.187 delegados contra 1.180 de Mrs. Clinton. El señor Obama va ya en cabeza. La señora Clinton tiene que emplearse a fondo ahora en las primarias de Texas y Ohio, el cuatro de marzo, si quiere mantenerse como candidata verosímil. Los tiempos de dulce seguridad en que el New York Times la daba como candidata in pectore, esto es, cuando era lo que el señor Huckabee llamaría un sure shot, han pasado. Ahora hay que luchar por sobrevivir; hay que mantenerse a flote, ya que ambos están lejos de los 2.025 delegados que se necesitan. Pero el señor Obama está menos lejos.

En el lado republicano los seguidores de McCain han visto de nuevo el cielo abierto al quedar muy por detrás el señor Huckabee (9 puntos porcentuales en Virginia, 28 en Maryland y 51 en Washington), lo que interpretan como el impulso definitivo que convierte a Mr. McCain en el candidato del Partido Republicano. Pero el pastor baptista no cede. Sostiene que ya sabía que la vistoria es difícil; la derrota es fácil, basta con no hacer nada. Pero él no gusta de la derrota, así que seguirá, como ya anunció, hasta que su contrincante tenga los 1.191 delegados que necesita. Actualmente Mr. McCain tiene 789 delegados contra 241 del señor Huckabee y si se le suman los 288 del señor Mitt Romney, el señor McCain estará a falta de ciento catorce delegados para ser nominado candidato.

Después de estas primarias, que van a resultar más largas de lo que se previó y con incertidumbre de resultados vendrá una feroz campaña electoral que se resolverá en noviembre. Cuesta más de un año elegir al presidente de los EEUU y lo elige la gente. Compárese con otros lugares como España donde, de ser elegido el señor Rajoy, por ejemplo -que no lleva las menores trazas- resultaría elegido por el pueblo una persona nominada por el señor Aznar a puro dedo y refrendada luego por el congreso de un muy disciplinado partido. Claro que en donde hay libertad nadie puede garantizar la calidad del resultado final. ¿O no fueron elegidos el señor Aznar en 1996 y el señor Bush en 2000?

(La imagen es un cuadro de C. Caleb Bingham y representa a un candidato (C. Stump) pidiendo el voto (1853-55).

dimarts, 12 de febrer del 2008

Entrevista en la cuatro: ZP se luce.

Espero que algún alma caritativa calcule las respectivas audiencias de las entrevistas de Iñaki Gabilondo a los señores Rajoy y Rodríguez Zapatero. For the record. Ya disponemos de un dato. Los televidentes dirigieron algo más de cinco mil preguntas al señor Rajoy y algo menos de veinte mil al señor Rodríguez Zapatero. Está claro a quién esperan los españoles ver en La Moncloa después del nueve de marzo.

El señor Rodríguez Zapatero estuvo muy bien, derrochando talante, cordialidad y buen sentido pero también contundencia y claridad. En estos cuatro años ha madurado mucho, demuestra dominio de los temas, realismo, flexibilidad y claridad de ideas. En la hora (aprox.) que duró el encuentro expuso lo hecho y lo pendiente de hacer en economía (macro y micro), ETA/terrorismo, legislación sobre derechos civiles, relaciones Iglesia/Estado, autonomías y la política de la oposición que salió bastante mal parada.

Iñaki Gabilondo, que no parecía él mismo pues estaba subyugado con el verbo del Presi, lo dejó ir sin hablar una sola palabra de política internacional ni (lo que es más grave) de la Unión Europea. Y en los asuntos que tocó, permitió que el señor Rodríguez Zapatero se luciera. Lo que me parece muy bien porque tenía muchas cosas que decir y fue verdaderamente interesante. Pero el periodista tenía que haberlo acosado algo más, no dejarlo irse de rositas en los asuntos del aborto y la eutanasia ni tampoco en la negociación con ETA que será inevitable, a mi juicio, siempre que la organización de pistoleros deponga las armas.

Pequeña digresión sobre el fracasado "proceso de paz", que ocupó buena parte de la entrevista: el señor Rodríguez Zapatero habló con claridad e hizo especial hincapié en la deslealtad de la oposición, torpedeando toda la negociación. Y ahí se quedó. Pero los demás podemos ir un poco más lejos y poner de manifiesto la coincidencia objetiva de intereses entre ETA y el PP (si también lo es subjetiva, que lo digan ellos) a lo largo del episodio. La mejor prueba es cómo, una vez rota la tregua, ETA y su mariachi trataron de emponzoñar la vida política española haciendo sensacionales revelaciones acerca de no se sabe cuántos supuestos compromisos que el Gobierno aceptó y luego violó; revelaciones que eran munición para la oposición destructiva del PP quien siempre ha dado más crédito a los asesinos que al Gobierno.

En el campo de la inmigración, el señor Rodríguez Zapatero estuvo brillante poniendo de manifiesto cómo el señor Rajoy, que dejó una bolsa de setecientos mil inmigrantes ilegales, es el menos adecuado para hablar después de que ahora haya un millón doscientos mil. Iñaki Gabilondo se dejó llevar otra vez al huerto del Presidente que explicó con detalle todo lo que su Gobierno ha hecho en este campo pero también pudo irse de rositas sin contestar a la pregunta de cuántos ilegales hay ahora.

En resumen, si el señor Rajoy quiere conservar una tenue esperanza de no perder las elecciones por goleada es mejor que no acepte debate alguno en la tele con el Presidente. Por su bien.

(La imagen es una foto de guillaumepaumier bajo una licencia Creative Commons

El pasado devora a Rajoy.

No estuvo afortunado el señor Rajoy el otro día al sacar a relucir en tono ominoso la cuestión de la inmigración en España. La cantidad de un millón doscientos mil ilegales que esgrimió no tiene base alguna, es una pura invención. Pero, además, resulta que siendo él ministro del Gobierno anterior, los inmigrantes ilegales llegaron a ser ochocientos mil. Si en su momento no supo qué hacer con ochocientas mil personas, ¿de dónde se sigue que sí sabrá con un millón doscientas mil? Igualmente, su propuesta de un llamado "contrato de integración", de no ser un trámite administrativo infamante, es algo absurdo a fuer de inútil. Los inmigrantes, como los nativos, tienen que cumplir las leyes, firmen o no firmen un contrato, ¿para qué pues el tal contrato? Por lo que parece, para ganarse la voluntad de ciertos sectores de la población que, teniendo que convivir con densidades altas de inmigrantes y víctimas del hartazgo del roce y bastantes prejuicios, suscribirían en un primer momento medidas autoritarias, capaces de "poner fin" no se sabe si a la inmigración sin más o a la concentración de inmigrantes en determinadas zonas.

Dicho en plata: sacar votos alimentando la xenofobia. Las últimas encuestas le dan la razón, pero eso no es óbice para seguir considerando que su propuesta no es de recibo.

Pues bien, ayer pasamos de la inmigración a la seguridad y la delincuencia, un territorio este siempre muy querido de las derechas que tienden a ver alteraciones del orden público y problemas de inseguridad donde quiera que haya algo de agitación. Pero, en el caso concreto del señor Rajoy es un terreno peligroso, de arenas movedizas, como puede verse en el gráfico presentado por el Gabinete de Estudios de Seguridad Interior de la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior donde se aprecia que la tasa más alta de homicidios se produjo en los años de gobierno del PP, con un pico en los años de 2002/2003, cuando el señor Rajoy era Vicepresidente. Así que no es de extrañar que en aquellos años siendo tan elevada la tasa de homicidios se considerase a España como el país más peligroso de la UE. Resulta cuando menos pintoresco que vaya por ahí dando lecciones de seguridad y prometiendo dotaciones de policía y guardia civil sin cuento precisamente quien tiene el triste honor de poner la tasa de homicidios en su punto más alto jamás alcanzado. No sé quiénes serán los asesores electorales del señor Rajoy, pero no están ganándose el sueldo.

dilluns, 11 de febrer del 2008

No callarán.

El destino, que es ciego y juguetón, quiso que en sendos mítines de precampaña electoral de los señores Rodríguez Zapatero y Rajoy el uno en la plaza de Vistalegre, Madrid, y el otro en Don Benito, Badajoz utilizaran prácticamente las mismas expresiones, algo así como: No me callo y os pido a vosotros que no os calléis, más o menos. Ninguno está dispuesto a callarse. Viene aquí a la memoria el "¿Por qué no te callas?" del Borbón a Chávez. Mirá vos lo que pudo responder el pibe. Y no lo hizo porque diz que no lo oyó. Pues ya es duro de oído.

Aunque no fuera más que por lo que se oye en los discursos electorales, la democracia ya tendría carta de ser el mejor sistema político porque es el que permite hablar en público de los asuntos colectivos. Luego cada cual defenderá unos intereses, pero ahí se habla de sanidad pública, educación, inmigración, el sentido de España, la nación, la memoria histórica, el canon, el medio ambiente, la vivienda, la crisis económica, etc, etc. Está bien que no se callen y mejor que no manden callar. Con la fabulosa cantidad de medios que hay hoy, en los procesos electorales se acumula ingente cantidad de información sobre programas, debates, decisiones, conflictos, etc. Es decir, el que no está informado es porque no quiere y el que se abstiene lo hace con suficiente conocimiento de causa.

No se sabe si por fin habrá debates en la tele o no pero, con lo que los dirigentes están largando en forma monologal, ya puede el electorado ir haciéndose una idea. Y, de hecho, es lo que sucede. Los sondeos coinciden en dar ventaja al PSOE, cosa bastante lógica a la vista de los cuatro años de legislatura, los cuatro años de oposición y el guirigay montado y apenas oculto en el seno del PP. Lo extraño es que esa ventaja no sea mayor.

En cuanto al siempre peculiar País Vasco, parece que los abertzales, a los que no dejan presentarse a las elecciones, dada su manía de seguir conchabados con los asesinos de ETA, a los que ellos y sus apologetas llaman "organización armada" van a propugnar el voto nulo o en blanco. Es una forma peregrina de "estar en las elecciones", como sostenían, y también un modo de conseguir que el voto en blanco no esté en blanco, aunque sólo sea a efectos morales.

Primarias: al negro vivo.

El señor Obama ha dado otro revolcón a Mrs. Clinton en los caucuses de Maine: 59%-41%. Se repite la pauta que está dándose desde el principio: altísima participación, voto juvenil y parte del voto blanco por Mr. Obama. A la señora Clinton casi no le quedan ya ni las mujeres. Quizá tenga que volver a meter en campaña a su señor marido, con lo que los Clinton volverán a ser los Clanton. Muy preocupada ha de estar la dama, sobre todo porque en las consultas del próximo marte, Virginia, Maryland y Washington D.F., con 239 delegados en el alero, Mr. Obama lleva la cabecera en los sondeos. Al final va a resultar que gana la nominación el señor Obama y los Estados Unidos tienen su primer presidente negro (mulato) en su historia. Esto es más de lo que podía soñar el señor Martin Luther-King.

En el campo republicano también se agitan las aguas profundas. Cuando todo parecía preparado para una victoria de Mr. McCain, se cruza la oferta del freak, el cura Huckabee, que mantiene abierta la situación en el Partido Republicano, presa de la incertidumbre. Ayer hubo de acudir el señor Bush más claramente en defensa de su antiguo adversario, el veterano de Vietnam, de cuyo "verdadero conservadurismo" salió garante.

Ya tendría gracia que, al final, las elecciones a presidente de los Estados Unidos fueran entre un negro y un blanco como el antiguo pastor baptista, uno que cree a pies juntillas que el mundo lo hizo Dios así como al hombre a su imagen y semejanza, incluido él. De ser así, los dos se habrían impuesto en contra del saber convencional y los intereses de los aparatos de los respectivos partidos. Una revolución. Dentro de lo que cabe.

El republicanismo cívico de Rodríguez Zapatero.

Philip Pettit, catedrático de Teoría Política de la Universidad de Princeton, es una reconocida autoridad internacional en materia de republicanismo cívico, tendencia de la filosofía política contemporánea que ha contribuido a desarrollar decisivamente en algunas de sus obras, singularmente la más conocida y traducida al español por Antonio Domenech, Republicanismo. Una teoría de la libertad (Barcelona, Paidós, 1999). En esta ocasión Pettit ha escrito un libro que podríamos llamar de recapitulación teórico-práctica (Examen a Zapatero, Madrid, Temas de hoy, 2008), aplicando las concepciones republicanas a los cuatro años del gobierno socialista.

El origen del libro radica en una conferencia que el por entonces recién elegido presidente del Gobierno español y seguidor de sus enseñanzas, le invitó a dar en 2004. En aquella ocasión, Pettit se preguntaba si el PSOE en el Gobierno sería capaz de llevar a cabo las exigencias de tal concepción republicana o sucumbiría a las necesidades de la política práctica. El señor Rodríguez Zapatero lo invitó a regresar a España en 2007, a menos de seis meses de las elecciones, para hacer un balance de la legislatura. Pettit lo hizo, volvió, pronunció una conferencia con su examen de la política del Gobierno socialista (capítulo 1 de este libro); respondió a las objeciones y críticas que se le hicieron, desarrollando de paso las ideas del civismo republicano (capítulo 2); hizo luego una extensa entrevista al señor Rodríguez Zapatero (capítulo 3); y añadió por último una recapitulación general sobre el republicanismo cívico que constituye la versión más actualizada hasta la fecha de su doctrina (capítulo 4).

Mientras leía el libro, que es una especie de informe sobre las relaciones entre un intelectual y un gobernante, me vino varias veces a la memoria, mutatis mutandi, la turbulenta relación entre Platón y Dionisio de Siracusa uno de los primeros ejemplos de esa fascinación que sienten los filósofos por adoctrinar a los gobernantes y que, ya se sabe, terminó como el rosario de la aurora. En este caso, la relación parece haber sido muy pacífica y fructífera: el señor Rodríguez Zapatero es seguidor del republicanismo de Pettit; a punto de terminar su mandato, se somete a una valoración del maestro y obtiene, entiendo, una nota alta. Estoy de acuerdo. Para mí también la tiene.

El republicanismo de Pettit hace especial hincapié en dos o tres conceptos básicos que, según él, lo distinguen del liberalismo, del cosmopolitismo y del comunitarismo, esto es, las otras tendencias de la filosofía política actual y que son: la condición cívica o dignidad ciudadana en la que Pettit insiste con reiteración, hablando de que las personas se miren directamente a los ojos unas a otras, pues no haya sumisión; la libertad entendida como "ausencia de dominación"; la constitución "mixta" y la protección de las personas frente a los poderes privados y el poder público.

Luego de repasar la labor del Gobierno socialista en estos años, Pettit considera que ésta es muy estimable. Alaba en especial las leyes de progreso social (igualdad de género, de dependencia, contra la violencia, etc) (p. 39) y cree que el Gobierno ha cumplido en la protección de los ciudadanos frente a los poderes privados, por ejemplo, la Iglesia católica, (p. 49) y al poder público representado por él mismo, por ejemplo en la reforma del régimen de RTVE o la de los estatutos de utonomía, singularmente el catalán (p. 59).

En el capítulo segundo, Pettit aborda las objeciones que su conferencia suscitó en su auditorio y en el exterior, especialmente las que le dirigió el director de El mundo, señor Ramírez. Yo añadiría alguna otra. Por ejemplo, no creo que la acción del Gobierno en relación con las pretensiones de la Iglesia católica haya sido acertada y la prueba está en la virulencia del enfrentamiento de la jerarquía con la autoridad. Y tampoco creo que el autor haya calibrado la complejidad de algún problema autonómico, en concreto el vasco. Su argumento de que no hay peligro de "balcanización" de España, como sostiene la derecha, porque los países de la UE no aceptarían el ingreso de una región independizada de un Estado miembro (pág. 75), simplemente no me parece de recibo, porque soslaya el problema de fondo del reconocimiento o no del derecho de autodeterminación. Entiendo que esa restricción favorece al Gobierno pero no me parece aceptable desde el punto de vista teórico. Si hay derecho de autodeterminación y parte del ahora territorio nacional escoge libre, pacífica y democráticamente la independencia ¿en qué autoridad moral se basaría un veto a su ingreso en la UE? ¿Desde cuándo es aceptable la represalia y la venganza?

La entrevista al señor Rodríguez Zapatero es muy interesante. Subrayo la pregunta por la Educación para la Ciudadanía y la acertada respuesta del presidente del Gobierno, hablando de la necesidad de contrarrestar las tendencias al individualismo y la insolidaridad de la sociedad actual (p. 109).

El último capítulo, ya dije, es una elaboración doctrinal sucinta y novedosa de la teoría del republicanismo cívico. Su definición de la libertad es muy convincente:

Libertad significa ausencia de control externo y se asegura sólo en ausencia de dominación, el no estar expuesto al poder de interferencia arbitraria por parte de otros.

Esta libertad se erige sobre una estructura de "gobierno mixto", que nunca he acabado de entender del todo bien en la obra de nuestro autor pues me parece una mezcla de la teoría de Polibio aplicada a la República romana (ilustre antecesora del republicanismo actual) y los cuerpos intermedios de Montesquieu. En cambio, me resultan convincentes las diferencias que Pettit traza entre su republicanismo y el libertarianismo neoliberal actual (en torno al Estado del bienestar), al cosmopolitismo, que considera utópico, y al comunitarismo, sospechoso desde el punto de vista de la autonomía del individuo.

La que nunca me ha quedado tan clara es la diferencia entre este republicanismo y la concepción clásica de la libertad como libertad de los antiguos en la famosa obra de Constant. A este respecto, Pettit recurre a un ejemplo que precisamente delata que el asunto es más complejo de lo que parece: equipara el gobierno y la política a una comunidad de vecinos: la junta directiva tiene que estar sometida al escrutinio de los propietarios, rendir cuentas, etc, etc (p. 176) todo muy cierto siempre que se acepte el punto de partida de Pettit reflejado en el supuesto siguiente:

Los propietarios querrán sujetar a los miembros de la comisión mediante la expectativa de una reelección periódica, haciendo que dicha reelección sea competitiva, de manera que su gestión como miembros de la comisión pueda ser cuestionada...

Aquí se parte del supuesto de que siempre habrá vecinos interesados en ocupar los puestos de mando y gestión. No sé cuántas comunidades de vecinos conocerá el señor Pettit; yo sé de algunas y en ellas es frecuente que nadie quiera ser miembro de la junta directiva y, al final, sea preciso recurrir a medios obligados como el orden de pisos o el sorteo. En tales casos (libertad de los modernos, de Constant) las ideas de los controles cívicos republicanos no son relevantes. Sin embargo, esto parece ser un requisito de su concepción cuando dice:

Pero para la mencionada constitución mixta resulta crucial que el pueblo se halle activamente comprometido con el gobierno, por ejemplo, a través de los movimientos sociales que monitorean y ponen en cuestión la acción del gobierno.

O sea, "libertad de los antiguos"; hay que participar, so pena de que Aristóteles nos declare bestias o dioses. Estoy seguro de que no está en el ánimo de Pettit, pero por esta vía nos acercamos peligrosamente a lo que alguien ha llamado la "democracia totalitaria", a la sorprendente pregunta de Rousseau: "¿Habrá que obligar a los hombres a ser libres?"

diumenge, 10 de febrer del 2008

Mire Vd: hasta ahí podíamos llegar.

El señor Rajoy concede una apasionante entrevista al 20 Minutos que éste dosifica sabiamente para mantener alta la tesión hasta el lunes. Como en las entregas del Guerrero del antifaz, la última viñeta reza "continuará" y uno se queda pensando con qué nuevo sector de la población querrá enemistarse mañana el candidato del principal partido de la oposición que, al parecer, le ha cogido el tranquillo a la condición opositora.

Anteayer fueron los inmigrantes que son unos cuatro millones. Sólo votarán los nacionalizados, claro, pero a esos se los ha ganado el señor Rajoy con su idea de someter a los (nuevos, supongo) inmigrantes a un absurdo contrato. Y digo absurdo porque es obvio. Si el señor Rajoy quiere amontonar garantías de seguridad que expida una hoja de entrada en el país que pregunte lo que quiera al inmigrante, por ejemplo ¿viene Vd. a delinquir? y que cada cual se atenga a las consecuencias. Ahí entra el sonriente señor de la foto más abajo que anuncia que combatirá la inmigración ilegal. ¿Cómo? No se sabe, no lo dijo en la entrevista de Iñaki Gabilondo. Pero la combatirá, no faltaba más. Un ejército que cifró e 1.200.000 personas hoy en España; 1.200.000 "ilegales". No sé cómo va a "combatir" a 1.200.000 personas.

Después de los inmigrantes, los gays, que no sé cuántos serán pero seguro que un buen puñado entre quienes lo son y quienes creen que tienen derecho a serlo y que no son exactamente los mismos, aunque el señor Rajoy crea que sí. Quiere dejarlos sin derecho a adoptar niños. Este señor Rajoy es un estereotipo de la ambigüedad galaica, que acaba cabreando a todo dios: se puede ser gay; los gays pueden casarse entre sí (si bien objeta al término matrimonio, dice que estará a lo que diga el Tribunal Constitucional), pero en el derecho de adopción, dedo en el ojo.

¿Qué puede pasar a los niños adoptados por homos? ¿Que crezcan enfermos de cualquier tipo de patologías? Eso pasa también con los hijos adoptados por los heteros. ¿Que sufran abusos? Más los sufren de los heteros e, incluso, de los curas, que no se sabe si son homos o heteros ¿Que serán homos también? Aparte de que eso sucede igualmente en matrimonios heteros, lo obvio es que, si se quiere decir que ser homo es algo que ha de "curarse", había que empezar por no permitir ser "gay", igual que no se permite tener hepatitis. Los razonamientos del señor Rajoy suelen ser así de confusos, de forma que nadie sabe si el señor Rajoy sube o baja la escalera. Ni el señor Rajoy.

También la ha tomado con los artistas que le han montado el habitual pollo respaldando en masa al señor Rodríguez Zapatero. Me juego algo a que hoy o mañana sale alguien de la derecha insultándolos y llamándolos "bufones", "payasos", "titiriteros" o "saltimbanqui". Hoy ya les han llamado "estómagos agradecidos". Es la eterna confrontación entre el austero don Cicuta y el alegre goliardo. Nadie se atreva con la farándula si no quiere salir trasquilado. Meterse con Pedro Almodóvar es hacerlo con uno de los españoles más conocidos, respetados y admirados en el extranjero. Así que el asunto pinta crudo.

En lo de la memoria también se ha enfrentado con quienes quieren cultivarla y resolver los casos que les tiene planteados. Ni un duro a quienes quieran desenterrar a sus antepasados, paseados entre vivas a España. ¿Y qué les diría ya que va a dejarlos sin dinero? Que miren hacia delante. Ya le vale.

Mire Vd.: hasta ahí podíamos llegar, ¿los gays adoptando niños? Anda y que les den.