Nueva paliza del afroamericano a la ex primera dama con las pautas ya sabidas: altísima participación (largas colas bajo el mal tiempo de viento y nieve; en algunos colegios se quedaron sin papeletas), amplios márgenes de victoria (por 24 puntos porcentuales en Maryland, 29 en Virginia y 51 en el distrito de Columbia) con el voto blanco muy dividido. Esto es, así como los negros votan nueve sobre diez a Obama, los blancos están divididos entre ambos candidatos. A estas alturas, si mis cálculos no son erróneos, Mr. Obama lleva 1.187 delegados contra 1.180 de Mrs. Clinton. El señor Obama va ya en cabeza. La señora Clinton tiene que emplearse a fondo ahora en las primarias de Texas y Ohio, el cuatro de marzo, si quiere mantenerse como candidata verosímil. Los tiempos de dulce seguridad en que el New York Times la daba como candidata in pectore, esto es, cuando era lo que el señor Huckabee llamaría un sure shot, han pasado. Ahora hay que luchar por sobrevivir; hay que mantenerse a flote, ya que ambos están lejos de los 2.025 delegados que se necesitan. Pero el señor Obama está menos lejos.
En el lado republicano los seguidores de McCain han visto de nuevo el cielo abierto al quedar muy por detrás el señor Huckabee (9 puntos porcentuales en Virginia, 28 en Maryland y 51 en Washington), lo que interpretan como el impulso definitivo que convierte a Mr. McCain en el candidato del Partido Republicano. Pero el pastor baptista no cede. Sostiene que ya sabía que la vistoria es difícil; la derrota es fácil, basta con no hacer nada. Pero él no gusta de la derrota, así que seguirá, como ya anunció, hasta que su contrincante tenga los 1.191 delegados que necesita. Actualmente Mr. McCain tiene 789 delegados contra 241 del señor Huckabee y si se le suman los 288 del señor Mitt Romney, el señor McCain estará a falta de ciento catorce delegados para ser nominado candidato.
Después de estas primarias, que van a resultar más largas de lo que se previó y con incertidumbre de resultados vendrá una feroz campaña electoral que se resolverá en noviembre. Cuesta más de un año elegir al presidente de los EEUU y lo elige la gente. Compárese con otros lugares como España donde, de ser elegido el señor Rajoy, por ejemplo -que no lleva las menores trazas- resultaría elegido por el pueblo una persona nominada por el señor Aznar a puro dedo y refrendada luego por el congreso de un muy disciplinado partido. Claro que en donde hay libertad nadie puede garantizar la calidad del resultado final. ¿O no fueron elegidos el señor Aznar en 1996 y el señor Bush en 2000?
(La imagen es un cuadro de C. Caleb Bingham y representa a un candidato (C. Stump) pidiendo el voto (1853-55).