dilluns, 17 de novembre del 2014

La agonía de la Constitución.


Desde tres ángulos se cuestiona hoy la Constitución de 1978. De un lado, parte importante del soberanismo catalán quiere derogarla en Cataluña e iniciar un nuevo proceso constituyente. Obviamente restringido a ese nuevo Estado que se propugna y para el cual ya está redactándose un proyecto. De otro lado, el PSOE aboga por reformarla porque, aunque la da por viva, considera que no refleja la realidad española actual en lo territorial ni en lo social ni en lo político. Es decir, vive, pero malvive. Por último Podemos también la da por liquidada, por periclitada en cuanto fórmula jurídica del régimen de la fementida transición y fía una parte importante de su programa a un proceso constituyente que no es el de los soberanistas catalanes porque se plantea para toda España.
 
Si tanta gente cuestiona la Constitución, por algo será. Y lo es. La situación de deterioro del sistema político en su conjunto, que afecta a la convivencia de los españoles muestra que si la Constitución no está muerta, está moribunda. Y lo muerto o moribundo hay que sustituirlo, como quiere hacer Podemos o revivirlo, como desea el PSOE. Hay puntos en común aunque no lo parezca. El PSOE pretende limitarse a reformar la vigente, no a sustituirla. Pero la propia Constitución admite la posibilidad de una "revisión total" (art. 168,1) y ¿qué es una "revisión total" sino otra Constitución? Pero los socialistas quieren asimismo limitar, acotar la materia de reforma. Para eso se han reunido y tienen ánimo de llevar su propuesta al Congreso. No para que se tramite, pues saben que es imposible con mayoría absoluta del PP, sino para dar fe de su ánimo reformador, pero limitadamente reformador. No haya miedo. Hay cosas que no se tocan. Es la herencia de Rubalcaba admitida sin más por Sánchez: hacer una reforma acotada a dos o tres asuntos previo pacto con el PP para evitar un proceso constituyente. O sea lo de siempre.  Con la propuesta trata también librarse del abrazo asfixiante del inmovilismo de la derecha que parcialmente comparte.
 
En el PP hablan igualmente de reforma pero es para oponerse a ella. Recomienda Rajoy a Mas que encauce en la reforma constitucional sus pretensiones soberanistas y, acto seguido, anuncia que se opondrá a cualquier revisión que cuestione lo que él cree que no se puede cuestionar. O sea, a toda reforma. Los más fieros defensores de la vida, la vigencia, la intangibilidad de la Constitución son los miembros de un partido que in illo tempore se dividió en tres facciones frente a ella: a favor, en contra y abstención. Títulos suficientes a su juicio para dárselas ahora de paladines.

La Constitución, dicen, ha amparado el más largo periodo de democracia de la historia de España. La prueba es que el PP gobierna con mayoría absoluta, lo que le permite hacer de su capa un sayo. Por ello está dispuesto a bloquear todo intento de reforma y, por supuesto, toda propuesta de proceso constituyente. A utilizar la Constitución como un freno, una barrera frente a movimientos sociales y políticos masivos que reclaman cambios sustanciales en el ordenamiento jurídico. ¿Cambios? Por supuesto, cuantos se quieran, pero siempre en el marco de las leyes y la Constitución.
 
Tratándose  de una Constitución moribunda o ya muerta de hecho, el empeño del PP por mantenerla intacta y obligar a todos los agentes a ceñirse a ella sin reforma alguna es casi un acto de crueldad. Recuerda a aquel tirano etrusco, Mecencio, quien, según Virgilio, hacía atar a los condenados a muerte a un cadáver, mano con mano, boca con boca. Parece como si, en lugar de ser una Constitución, fuera las tablas de la ley divina. Es su mentalidad.
 
Sin desmerecimiento alguno para quienes redactaron y aprobaron el texto constitucional, lo cierto es que más de treinta y cinco años después, no funciona. Y no funciona en parte por su horror a toda reforma. La Constitución alemana vigente de 1949, en la que la española se mira, se ha reformado más de medio centenar de veces y, claro, sigue funcionando. En España, no. La protección de los derechos es infame; la regulación de las relaciones entre la Iglesia y el Estado, una burla; la forma política de gobierno, impuesta; y el conjunto del Título VIII, con el cual había de resolverse definitivamente un conflicto territorial crónico no ha conseguido su objetivo, como se ve en el País Vasco y en Cataluña.

La Constitución está muerta y los dos partidos dinásticos tratan de tirar de ella pero, mientras el PP lo hace al modo de Mecencio, atándonos al cadáver, el PSOE da más cuerda y semeja a aquel personaje de Un perro andaluz que arrastra dos curas así como dos pianos de cola sobre los que hay dos burros muertos. O sea, la Constitución con todas sus peplas, sus defectos, insuficiencias y mixtificaciones, más abundantes que las de Silvestre Paradox.

En esta situación Palinuro considera oportuno disolver el parlamento y convocar elecciones anticipadas para afrontar los inminentes cambios legislativos con una representación popular más ajustada a una opinión pública que ya no tiene nada que ver con la de 2011. A continuación, un proceso de reforma constitucional que no excluya la revisión total de la Constitución. Palinuro convocaría asimismo una Convención específica sobre la organización territorial del Estado, con el compromiso de trasladar sus conclusiones, fueran las que fueran, al texto de la nueva Constitución.

Por supuesto, todo ello sin perjuicio de lo que decidan los catalanes por su cuenta.  
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diumenge, 16 de novembre del 2014

Grandes esperanzas.


El país vive pendiente de los catalanes y de Podemos. El País, también. El titular con el "régimen" entrecomillado, su régimen, apunta a un programa político. Los aspectos iconográficos de la ilustración son patentes. Esa camisa blanca fuente de luz sobre un fondo en penumbra pero con mucha gente y señalando a mucha otra que no está en la foto, pero está, tiene fuerza.

La fuerza de convocar a los medios, de atraer atención internacional, de imponer un discurso de regeneración que los demás simulan. Aún no han llegado y la realidad está cambiando a ojos vistas; sobre todo vistas. Nunca se había visto a tanta gente peregrinando por los platós y dando tantas explicaciones sobre sus corruptelas. Casi parece que hay libertad de expresión.

La fuerza de organizarse en abierto, de forma democrática. Resultado abrumador: La candidatura de Iglesias a la Secretaría General ha recibido 95.311 de los 107.488 votos emitidos por los simpatizantes entre el lunes y el viernes, es decir, un 88,6% ─un 96,87% si no se tienen en cuenta los 9.101 votos en blanco. Pero aquí hay que detenerse. Si es verdad que Podemos cuenta con 220.000 inscritos (en qué concepto no lo tengo claro pero, en todo caso, votantes), el equipo dirigente ha sido elegido por el 43% de los electores convocados. La abstención es del 51%. Mucho para una votación que ha durado una semana y puede hacerse por medios telemáticos. El dato debe tenerse en cuenta porque indica un defecto de la política en internet, el llamado clickactivismo. Si el 50% no hace ni click, cabe preguntarse si, llegado el día de ir a votar, no dejará de hacerlo otro 50% de los que sí clickean.
 
En cuanto al discurso, hay tanto malaje buscándole las vueltas y revirivueltas que dan ganas de darlo todo por bueno, de la cruz a la fecha. Por lo de las grandes esperanzas. En el comienzo mismo de la andadura, Iglesias anuncia que "lo difícil viene ahora". Pero lo encara sobre un escenario, rodeado de miles de personas. El huérfano Pip de la novela de Dickens lo hace en un cementerio y en compañía de un delincuente. Las condiciones son ahora más favorables.
 
Se asienta la queja sobre la ambigüedad del discurso. La que pendía sobre el aborto ya se ha disipado. Lógico: además de ser un derecho de las mujeres está muy aceptado socialmente. Hay otras dos ambigüedades que siguen reververando en una luz incierta: la separación de la Iglesia y el Estado y la cuestión República o Monarquía. Puede entenderse que todo ello tendrá cabida en el proceso constituyente que ayer quedó oficialmente proclamado. No reforma de la Constitución sino proceso constituyente. En otros términos, las elecciones de 2015 serán legislativas ordinarias para todos menos para Podemos, para quien serán constituyentes. Palabras mayores rezongan las gentes de orden para dichas por un grupo de mozalbetes en mangas de camisa. Bueno, no se olvide la que organizaron los sans culottes.
 
Con la petición de proceso constituyente Podemos quiere matizar su ambigüedad en la cuestión catalana. Se reconoce el derecho a decidir de los catalanes y se da por supuesto que están interesados en ese proceso constituyente que se les ofrece. ¿Y si no lo están? El reconocimiento del derecho a decidir, ¿incluye el de decidir irse con su propio proceso constituyente?
 
Suscitar grandes esperanzas es un mérito; estar a su altura, mérito doble.

La Gran Nación



De pedigüeño trató Aznar a Felipe González cuando este negociaba los fondos de cohesión de la UE hace años. Hoy, y en las antípodas, Rajoy le sablea un saludo forzado a Obama en el G-20. No está mal. El país ha pasado de ser "pedigüeño" a ser "sablista". Es el imparable ascenso de la Marca España. La imagen que publica el periódico es demoledora para el autoaprecio nacional. Obsérvense los dos o tres primeros minutos del vídeo. El gesto obsequioso del español, la displicencia del inglés, la sorpresa contenida del gringo. Relaciones internacionales en estado puro.

Y nacionales. La reunión australiana del G-20 ha venido a Rajoy de perilla para poner tierra y océanos por medio del problema que tiene en casa y no sabe resolver. Pero su condición moral e intelectual lo delata. El hombre que trata a los soberanistas catalanes (cuando menos, 2,2 millones) hostil y despreciativamente; el que manda a la gente al paro o a la emigración; el que rebaja todas las prestaciones sociales de todo tipo, recorta la sanidad, la educación, las pensiones, abandona a los dependientes y maltrata a los inmigrantes; el que es duro y despiadado con los débiles, es un tiralevitas con los poderosos.

(La imagen es una captura del vídeo de Público.es)

dissabte, 15 de novembre del 2014

El Estado, el partido, la novia y los amigos.


Monago lleva hasta la fecha cuatro explicaciones públicas sobre los viajes a Tenerife, todas ellas contradictorias. En una semana de impetuosas y lacrimógenas comparecencias ha generado tal confusión que, para dar cuenta de ella, los periodistas acuden al procedimiento de deconstruccion derridiana. Lo llaman desmontando a Monago. Es directo y claro. Suena a "Deconstruyendo a Harry". Algo más difícil pues la confusión generada por las atropelladas comparencias es colosal. Pareciera, y así creen algunos, que con tanta escenificación, Monago usa la táctica del calamar de ocultarse opacando el ambiente. No es del todo así. El hombre suelta una parte de la tinta; la otra la tiene él en la cabeza.

Considérense las cuatro explicaciones: 1ª) He pagado todos mis viajes; 2ª) devolveré hasta el último céntimo (obviamente, de los viajes que ya ha pagado); 3ª) no devolveré nada porque son viajes institucionales; 4ª) los privados los pagué con mi Visa. Está hecho un lío, probablemente porque, tratándose de asuntos tres o cuatro años atrás, no tendrá clara memoria y se precipita con cada nuevo dato, en vez de esperar a tenerlos todos. Le falta información y el Senado no se la da porque no la tiene dado que no pregunta a los senadores a dónde o a qué van, sino que se limita a pagar las facturas. Por cierto, ¿solo los viajes o también dietas y viáticos y pernoctas y...? De ahí que El País, escandalizado, editorialice sobre la necesidad de poner fin a esta corruptela con un Transparencia ya, aunque con escasas esperanzas dada la resistencia de sus señorías a perder privilegios.

Esta falta de información, esta opacidad, este gatuperio arranca de otra confusión mayor, que no está solamente en la cabeza de Monago sino en muchas más. La confusión entre el Estado y el partido que, como su nombre indica, no puede ser el todo sino una parte. Los diputados y senadores no son representantes de sus electores y mucho menos de sus partidos sino de todo el electorado, sea en el Estado o en una Comunidad Autónoma, de sus votantes, de los votantes de otros y hasta de los no votantes. De todos. Las instituciones representativas, en este caso el Senado, no tienen por qué pagar los viajes privados. Pero no eran viajes privados, argumenta Monago, sino a actos del partido. Ahí está confusión, no sé si deliberada o no: los actos del partido son privados y debe costearlos el partido que, además, se financia también con fondos públicos. Cuando Monago viajaba a Tenerife no iba como senador sino como cargo del partido. De acuerdo con esto, aparte de los viajes pagados a la novia, debe devolver todo lo demás pues no han sido desplazamientos en nombre del Senado sino, en el mejor de los casos, de su partido. Y aunque el Senado no quiera o no pueda informar sobre la naturaleza y la finalidad de los que obedientemente pagaba, basta con revisar la cobertura de prensa de los viajes; sobre todo la local.

La dimisión no tiene escapatoria. Claro que, pensará Monago, lo mismo debieran hacer algunos otros colegas. Quizá sí. La fulminante dimisión del consejero aragonés, quien coincidía con el extremeño en el destino y finalidad de los viajes aunque, es de suponer, no en los tiempos, apunta en esa dirección. Es el problema de las corruptelas descubiertas, que se corren como la pólvora, cunde el nerviosismo y el sistema en su conjunto se deteriora aun más camino del desprestigio total.

Dos últimas observaciones. He leído en algún sitio una protesta feminista apuntando al uso machista que está haciéndose de la peripecia de Monago. No estoy muy seguro. Dependerá de los ambientes. En las redes observo un tratamiento respetuoso, aunque puedo estar equivocado. En cualquier otro lugar, de mayor tradición democrática y puritana, un caso así provocaría un tratamiento más colorido, topicazo y machista. Saldrían Mata-Hari, Christine Keeler o Monica Lewinsky. Aquí el asunto, me parece, se centra en la persona del senador y el presunto uso impropio de su condición. Estoy o quiero estar convencido de que a todo el mundo le da igual lo que el senador haga en su tiempo libre y con su dinero y si, dándose estas circunstancias, también es algo contra la ley, ante ella deberá responder.

Segunda observación: los amigos de Monago están dispuestos a que perezca el mundo antes de que se haga justicia. La vicepresidenta del gobierno, cuyo aprendizaje de este noble arte de la política está siendo deplorable, da por buenas las explicaciones de Monago. Al parecer, todas; las contradictorias también. Es decir, da por bueno que el Senado sufrague los viajes privados de los senadores. El principio de presunción de inocencia, añade con gesto de tribuna, debe amparar a todos, a Monago, a Griñán y a Chaves. Siempre conviene meter a los vecinos en la bronca de la corrala para embarullarla más. Hay que invocar un noble principio general par evitar lo que muchos llaman ya el "linchamiento" de Morago, obviamente porque no se han mirado en el espejo. A más risa, la invocación es tan absurda como si fuera del propio Morago porque. si el gobierno acepta sus explicaciones, ¿qué inocencia está cuestionada?

No acaba ahí el asunto. La mejor respuesta ya la dio el presidente del gobierno en torno a la segunda o tercera explicación de Morago, asegurando que este es un referente para todos. Tabla rasa, estilo Camps, Matas, Fabra: con la que está cayendo, ¿vamos a preocuparnos por unos trajes. unas contratas, unos fraudes, unos viajes a Canarias?

Pero, hombre, que España es una Gran Nación.

divendres, 14 de novembre del 2014

Elecciones anticipadas, sondeos alarmados y dimisiones obligadas.


Hay muchas definiciones de la democracia, pero una es universal; decir democracia es decir elecciones. Cierto, no siempre que hay elecciones hay democracia; pero siempre que hay democracia, hay elecciones. Es más, las democracias miden sus tiempos normalmente por convocatorias electorales públicas, fijas, periódicas. Y cuando hay situaciones anormales, se trata de salir de ellas mediante elecciones extraordinaris o anticipadas. Es eso o resignarse a que lo anormal sea lo normal, cosa desatinada. Llega un momento en que los costes de vivir en una normalidad anormal, repleta de sobresaltos y crisis son a todas luces superiores a los de una convocatoria anticipada de comicios. El adelanto electoral se convierte entonces en una necesidad.  Y da la impresión de que, por diversos motivos, en España hay una corriente de opinión cada vez más favorable a elecciones anticipadas.

En los últimos días se han publicado tres sondeos sobre intención de voto. Es prueba de la inquietud mencionada. Quienes quieren o temen elecciones anticipadas desean conocer los datos. Los tres, el de DYM para El confidencial, el del CIS y el de la Fundación Sistema dan resultados muy distintos. Los de los dos primeros son más parecidos entre sí aunque la proporción se invierte; los del tercero son muy diferentes. Para DYM, la intención de voto es 1º PP (26,9%), 2º Podemos (26,3%) y 3º PSOE (19,5%). Para el CIS es 1º PP (27,5%), 2º PSOE (23,9%) y 3º Podemos (22,5%). En ambos casos, IU gatea por el fondo con cantidades de un dígito. El sondeo de Sistema parece de otro planeta: 1º PSOE (31 a 34%), 2º Podemos (21 a 24%), 3º PP (20 a 22%). Pero la Fundación Sistema es del PSOE, se dice, lo cual resta crédito a su sondeo. Eso no es justo. La ficha técnica es correcta, la Fundación tiene prestigio y un historial de aciertos/errores en todo similar a las empresas más acreditadas que, además, también tienen inclinaciones políticas. Esa discrepancia está lejos de ser absurda. Al contrario, es verosímil y apunta a una hipótesis de gobierno de unidad de la izquierda. Habrá quien se malicie que Sistema hace públicos los resultados con la aviesa intención de convertir en probabilidad la hipótesis. Es posible, pero los otros resultados también alimentan otro tipo de cábalas y las cábalas son libres.

Crece la opinión favorable a varias elecciones anticipadas. El último territorio en que se abre camino es Andalucía, en donde la ìmputación de dos expresidentes crea una situación muy delicada. Susana Díaz se ve en el dilema de mantener el espíritu de partido y la solidaridad con sus compañeros o aplicar su reiterado propósito de distanciarse de la corrupción. De momento cree resolverlo reafirmando su fe en la integridad de sus dos predecesores y aplicando la presunción de inocencia. Pero no está claro que sea suficiente para evitarle problemas políticos y una presión creciente en favor de elecciones anticipadas, cuenta habida de que ella no llegó al cargo por los votos del electorado sino por los de los militantes en sucesión de Griñán.

En Cataluña las elecciones anticipadas son una reclamación viva de muy amplios sectores políticos y sociales y el mismo partido del gobierno sopesa su posibilidad. Tras la enésima ruptura entre Mas y Junqueras, que son como el yin y el yang de la independencia, el PSC se ha apresurado a ofrecer a Mas un pacto de estabilidad para el resto de la legislatura. Podía haber esperado un poco para no evidenciar una oficiosidad palmariamente unionista que puede resultar incómoda a CiU. Los republicanos volverán a la carga, acompañados de las organizaciones cívicas y, en el fondo, Mas solo puede disolver y convocar elecciones anticipadas pues la llamada estabilidad de legislatura significa poner en hibernación el proceso soberanista sin ningún resultado tangible. Rajoy ya ha dicho tajantemente que no hay negociación y mucho menos para un referéndum. La hibernación así será imposible a causa de la fuerte movilización interna en Cataluña y externa, en el ámbito internacional, que el soberanismo ha cuidado especialmente.

El único modo político, o sea, civilizado de cortar el paso a esas elecciones anticipadas catalanas que traen consigo la amenaza de una legitimación redoblada de la exigencia autodeterminista, es convocar otras también anticipadas en España. Vistas tanto la obstinada incompetencia de Rajoy en la cuestión catalana y su fracaso en la solución de la crisis, el año de mandato restante va a ser una agonía sin límite. Además, la corrupción es tan agobiante que lo único sensato es convocar elecciones y transferir la decisión política a la gente, antes de que los inexorables procesos judiciales terminen de hacer trizas el sistema político. Los procesos judiciales sin duda seguirán después de las elecciones, pero ya no se darán entre autoridades muchas de las cuales son parte interesada en ellos como acusadas. Y los políticos electos podrán dedicarse a gobernar, no a defenderse de las acusaciones y sus consecuencias judiciales.

Con elecciones anticipadas también podría resolverse ese nudo gordiano de la irresponsabilidad de los dirigentes implicados en escándalos que jamás dimiten. Es absurdo, es ridículo, que aún no haya dimitido Monago, corrupto azote de corruptos; o la insoportable deslenguada Aguirre; o el melancólico Fernández Díaz quien ahora tiene que explicar las razones que lo llevaron a acosar a un alto funcionario por inquina personal o quizá delegada de la orden a la que pertenece, el Opus. Un asunto bochornoso del que Palinuro se ocupó hace un año porque se honra con la amistad del dicho funcionario, en un post titulado Mi amigo Jaime. El ministro ha de explicar cuál es el sentido de emplear fondos públicos en satisfacer la sed de venganza de una secta. Y, si no puede hacerlo, debe dimitir.

Dimitir debiera hace ya mucho un presidente del gobierno que no está intelectual ni moralmente a la altura de la tarea que los dioses le han deparado.

Pero lo más sorprendente de todo, lectores, es que la oposición no plantee esa necesidad.

dijous, 13 de novembre del 2014

La nada.


En algo decía verdad Rajoy cuando, en campaña electoral, alababa sus méritos. Aseguraba ser una persona previsible. Lo hacía para subrayar esquinadamente que Zapatero o Rubalcaba eran imprevisibles, como dos buenas cabezas de chorlito y afianzar la idea de que lo previsible siempre es bueno. Era una verdad basada en dos falsedades: en primer lugar, ZP y Rubalcaba eran tan previsibles como él y, en segundo, eso de que lo previsible sea siempre bueno no es cierto; basta con verlo a él. Pero, sí, es muy previsible. Tanto que ya habíamos adelantado su comparecencias en Palinuro ayer y antes de ayer y nos equivocamos en bien pocas cosas.

Rajoy hizo y dijo en su comparecencia lo que todo el mundo se esperaba: nada. No sé si se pactaron las preguntas pero sí las respuestas, que se atuvieron tan estrictamente al patrón previsible que, en realidad, fue una y la misma respuesta. La consulta no es consulta, sino un simulacro carente de efectos jurídicos. No es un argumento sino un juicio necesitado de argumento. Aporta el presidente dos: uno es que careció de garantías democráticas. Como argumento es injusto. En lo que dependió de la Generalitat, las garantías fueron irreprochables; en lo que no dependió de la Generalitat fue por el juego sucio del gobierno, que se negó a facilitar el censo.

El segundo argumento parece cosecha del presidente. Votaron 2,2 millones de catalanes y 4,8 se quedaron en casa. Su obvia voluntad es apropiarse de esos 4,8 millones. Se sirve de una fórmula pomposa: tres de cada cuatro catalanes no quieren la independencia. Perfecto. Tres de cada cuatro españoles no quieren ser gobernados por Rajoy y Rajoy gobierna con mayoría absoluta, absolutísima. ¿La diferencia? Está en la legalidad, ciudadano. La realidad es indiferente. Si la legalidad no la contempla, la realidad no existe. Eso suena. Si la crisis no se menciona, la crisis no existe; si no se pronuncia el nombre de Bárcenas, Bárcenas no existe; ni Rato; ni los sobresueldos; ni la corrupción.

¿Qué se puede hacer ante esta actitud? Nada. ¿Que se está haciendo? Exactamente eso: nada. Todo el mundo aplaza todo en un wait and see inquieto hasta ver en qué desemboca la nueva no-decisión de Rajoy. La Fiscalía dice ahora que aplaza su ánimo pugnaz hasta encontrar una base jurídica más sólida. En realidad alguna base jurídica del tipo que sea. El PSOE aplaza dar a conocer el exacto alcance de la reforma constitucional que con tanto ardor defiende; me atrevo a decir que ni siquiera el alcance aproximado. No sabe por donde empezar y está feliz de aplazar la decisión.

Hasta los soberanistas aplazan. Aunque es otro tipo de aplazamiento. Es táctico. Tienen que digerir el doble "no" recibido del gobierno. Un "no" explicito y otro implícito. El explícito es una bofetada a Mas y va dirigida a los sectores más ultramontanos del PP: no hay negociación alguna porque la soberanía del pueblo español no se negocia. El implícito es otra bofetada pero en diferido, una promesa de bofetada: para conseguir lo que Mas quiere no hay más vía legal que la reforma de la Constitución. Propóngala y déjese de pasear la senyera por el carrer. Vaya, no obtante, sabiendo que el PP se opone a toda reforma constitucional de ese jaez. Y, sin el PP, hoy por hoy, es imposible toda reforma constitucional. Bofetada.

El ultimatum de una Convergència crecida es ya papel mojado. Pueden ahorrárselo. No hay negociación. No hay referéndum. No. La Generalitat tiene ahora que invertir ese tiempo que previsiblemente iba a ganar siendo Rajoy tan previsible en tantear las posibilidades de unas elecciones anticipadas. El debate estará en cómo se bauticen, si "plebiscitarias" o "constituyentes" o no llevarán calificativo alguno que parece lo más sensato porque lo importante no es el fuero sino el huevo. Lo importante son las elecciones; no cómo se llamen. Y que a ellas concurra o no el bloque soberanista en una lista única, nacional.

El soberanismo entiende algo que el nacionalismo español no capta: votar otorga una legitimidad democrática capaz de reventar las costuras de un ordenamiento jurídico interpretado en clave represiva. Por eso dice Palinuro que el soberanismo lleva la iniciativa política mientras que este majadero pomposo no sabe ni en dónde está.

En la comparecencia, ni una palabra sobre la corrupción, el otro tema de los temas. Ni una palabra sobre esa afirmación del juez de que hay indicios suficientes para acusar al PP como partido de haberse lucrado con la caja B, nutrida con los supuestos delitos de la¨Gürtel. Pero el partido, como persona moral, no puede delinquir. La acusación habrá de hacerse a su responsable, esto es, ese Rajoy silente que no menciona el episodio y hoy se encontra explicando la recuperación de esta Gran nación en las antípodas. No estaría mal que, a su regreso, estuviera la policía esperándolo en Barajas para llevarlo ante el juez, a declarar sobre la presunta asociación de malhechores que preside. 

El siglo XXI.


Hoy se clausuran en Madrid la Jornadas Internacionales de Sociología de la Asociación Madrileña de Sociología. La clasura consiste en una mesa redonda moderada por el sosias de Palinuro, Cotarelo, con el título de Las fronteras del siglo XXI. Nada menos. No haya temor porque en la mesa estarán asimismo Juan Díez Nicolás, Beatriz Gimeno, Carlos Moya y Jorge Verstringe, cada uno de los cuales sabe de esto, y de cualquier otra cosa, bastante más que el pobre Palinuro. Aí que la mesa redonda pinta guay.

El siglo XXI tiene una enorme ventaja a este respecto: que es el nuestro. O, mejor dicho, que nosotros somos de él. Si la mesa versara sobre siglos anteriores, sería cosa de historiadores; si sobre siglos futuros, de adivinos celestiales o terrenales. Al ser este mismo siglo, constituye nuestro presente y sobre el presente, el más rabioso presente, es sobre lo que hablan las ciencias sociales. Sobre nuestra vida misma, que Shakespeare considera materia de sueños y de sueño, cuando hace decir a Próspero en La tempestad aquello de somos de la estofa de que están hechos los sueños; y nuestra pequeña vida se corona en el sueño. Una metáfora que reverbera Calderón unos años después en el famoso monólogo de Segismundo en La vida es sueño.
 
¿El siglo XXI? Otro siglo más para soñar.

Para quienes se sientan animad@s a asistir, el plano y los datos de la derecha aportar suficiente información. Un placer veros allí.

dimecres, 12 de novembre del 2014

Milagros de la consulta inútil.


Menos mal que según el mandarinato, la consulta catalana es "inútil" y carece de efectos jurídicos. Si llega a ser útil el mundo cambia de base. Puede que no tenga efectos jurídicos, aunque eso es dudoso, al menos en los de carácter negativo y represivo. Pero los tiene políticos, sociológicos y hasta psicológicos. "Dar la cara", como dice la prensa al estilo llano, o sea, comparecer en público a explicar, a rendir cuentas, es algo tan impropio del carácter de Rajoy como la abstinencia en los conejos. Lo que en cualquier país democrático del mundo es un asunto de rutina, la comunicación fluida de la sociedad con los gobernantes, aquí se convierte en algo tan milagroso como el hallazgo del santo grial. En tres años los medios han conseguido no más de media docena de comparecencias presidenciales, una de ellas en plasma y las demás sin preguntas o con preguntas pactadas. La consulta será inútil pero, entre otros milagros, ha logrado que el responsable de este desaguisado de país, en efecto dé la cara cuando no pensaba hacerlo pues se ha ido a buscar un refugio en las antípodas.

Ahora es de ver qué cara da, cuánta da y cómo la da. Quizá debamos descartar el plasma. Se corre el peligro de que los medios se planten, como han hecho los catalanes.  ¿Y las preguntas? Ahí ya nadie se atreve a vaticinar gran cosa. Que Rajoy traerá el rollo escrito es obvio. Pero las preguntas distraen, son peligrosas, obligan a improvisar. Se admiten apuestas. En realidad puede pasar cualquier cosa y lo saben todos, empezando por el presidente, quien jamás dice nada, ni buenos días, sin leer.

En cuanto a la doctrina escrita seguramente será la que expuso Rajoy en su última comparecencia en sede palinura bajo el título España es una gran nación, salvo alguna cosa. Tiene medio partido soliviantado acusándolo de pantuflero cuando no directamente de cobarde. Y del otro medio teme que le esté haciendo la cama, convencido de que el líder no da una. Por eso, con un pie en el avión, deja su marca personal: España es una gran nación y aquí no pasa nada.
 
Lo bueno serán las preguntas.

Las referentes a la consulta rebotarán sobre la pared de la "falta de efectos jurídicos". Sin embargo, se ha movilizado a la Fiscalía para que investigue si se puede procesar a los dirigentes de la Generalitat. Tanto que los fiscales, incómodos, denuncian las presiones del gobierno. Este ministerio rezonga más ante la injerencia del gobierno que los magistrados del Constitucional. Aquel dice limitarse a cumplir  y hacer cumplir la ley. Y, como avisa Sáenz de Santamaría con ese gesto adusto de maestra enfurruñada, mientras el PP gobierne, aquí no habrá secesión alguna. Tampoco iba a celebrarse la consulta.

Queda por averiguar si la comparecencia abordará asimismo ese otro pivote del quehacer nacional español: la corrupción  o si es un deseo de la prensa. Tratar en comparecencia pública de media hora este mal pandémico, endémico y epidémico después de que el grupo parlamentario del PP rechazara establecer una comisión sobre tan apasionante asunto muestra no ya el minimalismo del gobierno sino su nihilismo. ¿La corrupción? El que la hace la paga; cada palo aguante su vela; no adelantemos acontecimientos; el gobierno colabora plenamente con la justicia; dejemos hablar a los tribunales; respetemos la presunción de inocencia; cuatro casos aislados no son el rebaño entero. Y, además, en breve se presentará el paquete de medidas de transparencia y regeneración de la democracia y de lucha contra la corrupción.

Dos únicas y cándidas preguntas: ¿cree el presidente que es la persona más adecuada para presentar un proyecto de transparencia, regeneración y lucha contra la corrupción? ¿No tiene sentido del ridículo?

dimarts, 11 de novembre del 2014

El foro catalán a derecha y a izquierda.


Aquí lleva todo el mundo tres años soltando pestes sobre el gobierno de Rajoy por muy diferentes motivos, criticándole todas sus políticas, achacándole todos los males, culpándolo de todas las corrupciones. Hablando, vamos. Pero los únicos que han hecho algo han sido los soberanistas catalanes. Del dicho al hecho...
 
Los nacionalistas españoles se enteran ahora de que el asunto va en serio y Cataluña ha salido de la nube de la indiferencia, el hastío y el desprecio que la envuelve habitualmente para ocupar un lugar central en el debate público. Aunque no para todos. La derecha está encrespada. La izquierda dinástica, el PSOE, triturada entre soberanistas y unionistas en el Principado, insta desesperadamente a Rajoy a negociar una reforma de la Constitución, en lugar de enviar los corchetes a detener a Mas. La izquierda no dinástica sigue sin enterarse de la cuestión catalana porque está muy ocupada tratando de entenderse a sí misma. La consulta cuya importancia política nadie puede negar es la primera manifestación del hecho ya señalado por Palinuro de que los catalanes llevan la iniciativa política. Y eso se traduce en hacer, cosa distinta al hablar.
 
Ayer decíamos que lo más interesante serían los juicios de las partes ganadoras. Han sido inmediatos. Ahí están. Convergència presenta un ultimátum al gobierno para negociar o irá a elecciones anticipadas que llama "plebiscitarias" con gran descontento de los académicos que todavía andan diferenciando el plebiscito del reféréndum. ERC, como Harpo Marx, quiere otro huevo duro y pide que las elecciones sean "constituyentes", mínimo envite que acepta Junqueras a quien gustaría mucho más un órdago de Declaración Unilateral de Independencia.  Supongo, porque no lo sé de cierto, que las entidades cívicas querrán gobierno de concentración.
 
Para no tener efectos jurídicos la consulta parece a punto de parir media docena de ellos.
 
Por  eso, hay que actuar. El nacionalismo español entra en combate sin una idea clara de en dónde está el enemigo, como suele sucederle. Por eso dispara en todas direcciones y hasta se dispara a sí misma. La derecha, se decía más arriba, está encrespada. Los catalanes han ultrajado a España, pisoteado la nación española y arrebatado la soberanía al pueblo español. Hay que ir contra ellos con el código penal, los tribunales tienen que actuar y hacerlo también contra quienes por dejadez, incompetencia o complicidad, han permitido que unos sediciosos impongan su ley en un trozo de España. Cospedal pide acciones judiciales contra Mas y Vox contra Rajoy. Si acaban juntos en la cárcel podrían aprovechar los vis a vis para  negociar, cosa que todo el mundo les insta a hacer, aunque nadie sepa sobre qué, especialmente Rajoy, cuyo conocimiento de la situación y capacidad para resolverla han quedado ya claros. En todo caso la respuesta solo puede ser una: fiscalía, policía, tribunales, código penal. 
 
No es un espíritu muy proclive a la negociación, así que los de Convergència ya pueden dar por cumplido el plazo de dos semanas. Eso si no les cae la intemerata por atreverse a presentar un ultimatum a la autoridad aunque sea incompetente.
 
"Soluciones políticas", no judiciales, pide la izquierda dinástica por boca de Pedro Sánchez quien ha girado una visita al Virreinato catalán como podía haber ido al de la Nueva España. Ni palabra sobre el federalismo, lo cual es inteligente porque, aunque pudiera explicarlo más, acabará siempre pidiendo la reforma de la Constitución, así que es más sensato pedir esta directamente y luego, los dioses dirán. O se quedan mudos porque los socialistas aportan poco a la cuestión catalana desde el momento en que anunciaron estar con el gobierno sin fisuras.
 
La izquierda no dinástica tiene su propio laberinto y en él anda perdida con confluencias, matices, críticas, conflictos amistosos y menos amistosos, fusiones, planes y contraplanes de organización y actuación. Este mundo tiene sus propias reglas, códigos, horizontes, hasta su propio lenguaje y apenas hay cabida a una consideración a fondo de la cuestión catalana. Así, mientras unos Podem catalanes apoyan el derecho a decidir y la consulta, otros Podemos, como el exfiscal Jiménez Villarejo, son radicalmente contrarios al soberanismo.
 
Aquí muerde la crítica de Garzón que señala la ambigüedad en el discurso de Podemos; ambigüedad en la cuestión catalana, en la de la Iglesia, en la de la República, evidentes ya desde los primeros días. La ambigüedad es táctica obvia al servicio del objetivo estratégico: ganar las elecciones. Ahí se cuela el populismo, si bien en sentido académico, matiza el diputado de IU, y con él, el mayor peligro, el de construir un gigante con pies de barro. Puede ser, desde luego. Y, ¿cómo se evita ese peligro? Eliminando ambigüedad, dice Garzón quien afirma no estar dispuesto a negar u ocultar su republicanismo solo por ganar votos. O sea, la solución consiste en substituir el gigante con pies de barro por un pigmeo con pies de barro.  

dilluns, 10 de novembre del 2014

España es una gran nación, salvo alguna cosa.


(Rueda de prensa de Mariano Rajoy en La Moncloa a propósito de la consulta catalana.)

(Crónica imaginaria publicada hoy en el digital Publicoscopia)

Periodista: Presidente, una valoración sobre la consulta que se ha producido en Cataluña.
Rajoy: Todo cuanto tenía que decir al respecto lo he dicho en la declaración de La Moncloa hace unas horas.
P.: Pero no ha habido declaración alguna de La Moncloa.
R.: Pues por eso. No declarar es una forma de declarar sin declarar.
P.: O sea, que no hay nada que decir.
R.: ¿Sobre qué?
P.: Sobre la consulta.
R.: ¿Qué consulta? Yo solo he visto un “inútil ejercicio antidemocrático”.
P.: Y ¿qué piensa de los 2,2 millones de catalanes que han ido a votar?
R.: Esos 2,2 millones por los que usted se interesa son bastante menos que los 4,8 millones que se han quedado en casa.
P.: Pero entre quedarse en casa e ir a votar hay una diferencia muy notable de compromiso, de voluntad política, de movilización.
R.: Usted puede decir eso y yo lo contrario y usted lo contrario y yo lo contrario de lo contrario. Son opiniones. Mire usted lo único que cuenta es que haya garantías dentro de la ley y si no las hay, que cada Cristobalón lleve a su niño.
P.: ¿Cómo? Quiere decir que las garantías solo son garantías dentro de la ley? Las garantías son garantías dentro o fuera de la ley. Los corresponsales y observadores extranjeros…
R.: ¿Qué corresponsales y observadores extranjeros? Para nosotros no existen. Son turistas que vienen a España porque estamos saliendo de la crisis. Las garantías sin ley no son garantías. No son.
P.: Pero el presidente Mas ya pide negociaciones. ¿Qué va a contestarle?
R.: Ese presidente por el que se interesa puede venir a La Moncloa cuando quiera. No es que mi casa sea su casa, pero aquí recibimos bien a la gente. Hasta a los catalanes.
P.: Porque los quiere mucho, ¿no?
R.: ¿Lo duda? Juntos hemos hecho grandes cosas en la historia y volveremos a hacerlas porque de aquí no se va nadie. Amo Cataluña con pasión.
P.: Y ¿por eso recabó cuatro millones de firmas en contra del Estatuto?
R.: Estaría bueno. Los soberanistas pueden contar cuántos son ¿y nosotros no podemos contar cuántos españoles de verdad hay?
P.: Además recurrieron ustedes ese mismo Estatuto.
R.: Claro, y el Tribunal Constitucional, lleno de caballeros de la mano al pecho, nos dio la razón.
P.: Y después se produjo la diada independentista de 2012 y usted dijo que era una “algarabía”.
R.: Y lo era. Política de pancarta, de manifestación callejera, de gritos y además, en catalán.
P.: Que no habla ni en la intimidad.
R.: En el Partido Popular lo damos todo por España. No tenemos intimidad. Somos transparentes. Todo el mundo sabe que no cobramos sobresueldos, ni nadie nos paga los trajes o los viajes. Sabe hasta las novias que tenemos, incluso cuando son compartidas o en régimen de sucesión.
P.: ¿Está reconociendo que hay corrupción en el gobierno y en el Partido Popular?
R.: Obviamente, joven. Es la herencia socialista. Lo que le reconozco es que vamos a presentar un paquete de medidas de lucha contra la corrupción y por la regeneración democrática. Pienso pasar a la historia por eso, la LRDR o Ley de Regeneración Democrática de Rajoy.
P.: ¿El paquete que iba a presentar hace tres años?
R.: Las cosas de palacio van despacio. Primero hay que amnistiar a los posibles implicados, indultar a los condenados y arreglar las cuentas para que no vuelvan a pillarnos.
P.: Volviendo a Cataluña, presidente. Dice que está abierto al diálogo con Mas. ¿Sobre qué?
R.: Sobre todo lo que esté dentro de la ley y la Constitución.
P.: ¿La soberanía de Cataluña?
R.: Ya sabe la respuesta: no.
P.: ¿Cataluña, nación?
R.: Hombre, no fastidie. Y España, ¿nación de naciones? Y eso, ¿cómo se come? Tengo un pariente que dice que lo de nación de naciones es como una bicicleta de bicicletas.
P.: ¿Pacto fiscal?
R.: ¿Lo ve? Los catalanes, siempre la pela, la pela. Pues no señor. Hay otras cosas en la vida, como la solidaridad, el altruismo y la caridad cristiana que, según san Pablo, va por delante del amor.
P.: Entonces, ¿sobre qué van a negociar, Presidente?
R.: No quiero responderle con ocurrencias ni alocadamente. Déjeme consultarlo con el plasma. ¿Negociar? Nada. La nación soberana fiscal española no se negocia.
P.: Muchas gracias, presidente. ¿Ha telefoneado a Mas para felicitarlo por su triunfo?
R.: No me consta el número de teléfono de ese señor que menciona.
P.: ¿Sabe si lo ha hecho el Rey?
R.: Su Majestad está muy ocupado estudiando el discurso que dará mañana en la convención internacional de escardadores de cebollinos.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

De ayer a hoy.


"Esa consulta es ilegal y no va a celebrarse." Rajoy, categórico y rotundo. Y con él, sus mirmidones. La vicepresidenta, en modo chivato, amenazaba a Mas con poner tras sus pasos a la Fiscalía. Ésta, por su cuenta, husmea ahora en los locales de la consulta en busca de delitos. El gobierno azuzaba al Tribunal Constitucional y acababa de hundir su escasísima autoridad. El ministro de Justicia, un Maquiavelo de campanario, perdonaba la vida al President si desertaba de su obligación. Se recurrió a la guerra sucia en todo el espectro, desde la filtración de dossiers a los ataques informáticos, pasando por el secuestro del censo. Los aliados echaron una manita. El socialista Francisco Vázquez quería ver los tanques patrullando las ramblas de Barcelona, en donde hay demasiados libros. Rosa Díez denunciaba la consulta en pleno en el juzgado de guardia y pedía al juez que retirara las urnas, como si fueran explosivos.

Pero la consulta ilegal se celebró. La Fiscalía se quedó con las ganas. Nadie hizo caso al TC. Mas reclamó para sí la responsabilidad del proceso y noqueó al ministro. Pujol fue a votar. La web de la Generalitat aguantó. Lo reconoció El País, que el día anterior, con gran ojo crítico, había calificado la consulta de inútil, admitiendo que el dispositivo de la Generalitat pasa la prueba. Hubo, pues, garantías democráticas de sobra. Votaron más de dos millones de catalan@s. Los tanques faltaron a la cita y los jueces rechazaron por desproporcionada la petición de Rosa Díez

La consulta que se celebró era ilegal. La única conclusión de este hecho es que el gobierno ha faltado a su obligación de cumplir y hacer cumplir la ley, aunque sea lo que él entiende por tal, algo cada vez más misterioso. Y si el gobierno incumple la ley, estaremos de acuerdo, debe dimitir. O haber instado antes un cambio legal para permitir la consulta. Ambas cosas tan ajenas a su espíritu como el respeto por la verdad. La ley solo se cambia cuando interesa al gobierno y dimitir es, como se dice en las redes, un nombre ruso.

Además, ¿por qué dimitir si lo de ayer es algo inútil, según "El País", convertido en asesor aúlico de la Moncloa cuando Rajoy afirma que la consulta es un "inútil ejercicio antidemocrático"? Entre tanto, el diario, que aún no es "La Razón", ha moderado el tono y ahora llama a la consulta "alternativa". Ya no es "inútil"; pero es "antidemocrática", dictamina Rajoy que de democracia sabe más que Pericles. En fin, se trata de una kermesse finisemanal, una chaladura de nazis nacionalistas a quienes ha dado por sacar urnas como el que saca la mascota, algo poco serio para cualquier persona digna con sentido común del que manda Dios. ¿Por qué va a dimitir el estadista monclovita de la Gran Nación por una jamboree de boys scouts?

Si tan de risa era y es, no se entiende porqué se movilizaron casi todos los recursos del Estado para frenarla y por qué no fueron todos. Y menos se entiende que el ministro de Justicia esté dispuesto a proceder disciplinariamente y, es de suponer, abrir expediente a directores de instituto, guardias de tráfico y personal de limpieza de los locales. Y, ya puestos, que expediente a los 2,2 millones de votantes por el antidemocrático hecho de haber ido a votar.

A Rajoy le dará mucha risa pero la consulta que no iba a celebrarse se ha celebrado; él ha quedado como un cantamañanas y la jornada ha sido un triunfo en general de l@s catalan@s, admirado en el mundo entero por su dignidad y civismo y en particular de Artur Mas que, con un liderazgo mosaico, tiene a su pueblo a la vista de la tierra prometida de la independencia o, para los izquierdistas que lo acompañan, al estilo del Mao de la larga marcha ya a la vista de la base de Yenan. Mas representa una victoria política, moral y también jurídica (el derecho a decidir es un derecho, según mi amigo Joan Ridao) de l@s catalanes. Su figura se ha engrandecido en la medida en que la de Rajoy se ha empequeñecido. El Gulliver del país de los enanos ha pasado al país de los gigantes.

Y por si hubiera alguna duda, Mas escenificó un triunfo al estilo de los césares romanos pero en la época de internet. Compareció en directo antiplasma ante una muchedumbre de periodistas de aquí, de allá y de acullá, más de los que presenciaron lo de Escocia; respondió a todas las preguntas sin haberlas pactado de antemano en las lenguas en que se le formulaban y realizó una declaración de intenciones también en cuatro idiomas, catalán, inglés, francés y español de la que probablemente Rajoy se enteró el último.

¿Qué propone Mas? Sentarse a negociar con Rajoy. El gobierno ya ha comenzado a refunfuñar que el asunto está muy crudo, dada la actitud rebelde de la Generalitat. Pero eso será como siempre. En cuanto telefoneen dos o tres dignatarios, todo será afirmar que la mano ha estado siempre tendida al diálogo,  dentro de la ley. Pero eso, ¿qué significa ahora cuando 2,2 millones de personas han participado en una votación ilegal? Ya se irá viendo.

Lo más interesante, creo, es el impacto de la victoria en el campo soberanista. Se ha alcanzado la meta: han votado tantos como los que votaron a los partidos de esta querencia. Y ahora, ¿qué? ¿Negociación con el Estado? ¿DUI? ¿Elecciones anticipadas? ¿Gobierno de concentración? Opciones abiertas a la política que seguiremos en próximos días.

Volveremos igualmente para tratar de explicar cómo la ineptitud del gobierno, al prohibir, pero no impedir, la consulta se ha dado de bruces con el peor escenario posible, uno que exagera la importancia relativa del independentismo. Es imposible hacerlo peor. Claro que no es solo él el culpable. Lo es el conjunto del nacionalismo español cuya ceguera parece ya predestinación.

(La imagen es una foto de Convergents, bajo licencia Creative Commons).

diumenge, 9 de novembre del 2014

Fort Apache resiste.



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A mitad de la jornada decisiva de hoy, cuando los catalanes han salido por enésima vez al carrer a hacerse respetar, se han enfrentado a este gobierno de incompetentes y corruptos y a su tribunalillo constitucional, y están dando un ejemplo de civismo, democracia y dignidad colectiva que mañana alabará todo el mundo, estoy encantado de compartir el programa que hicimos en Fort Apache, dirigido por Pablo Iglesias, con participación de gente guay. 

La derecha española ha hecho todo cuanto ha podido para impedir esta votación: amenazas, chantajes, guerra sucia, recursos y más recursos. Inútilmente. El referéndum "ilegal" se ha celebrado contra la voluntad del gobierno y su tribunalillo. Y cuando digo "derecha española" incluyo el gobierno, sus espías y agentes provocadores, el PP, sus tertulianos a sueldo (público, claro), los medios de papel, empezando por El País, ya reducido a la siniestra caricatura de lo que fue, la patronal, la banca, la Iglesia y buena parte del PSOE. IU y Podemos apenas salvan la cara a base de ponerse muy de perfil. 

Al no conseguirlo porque, además de reaccionaria y corrupta, la derecha española es incompetente, sale hoy esta indignidad que tenemos de presidente negando valor a la consulta, según la línea argumental facilitada por El País y declarándola "antidemocrática". 

Carece de sentido debatir con esta gente. Vamos a ver qué resultado da la consulta que, seguro estoy, será espectacular y, a continuación a sentarnos a ver si este inútil que tiene su país al borde mismo de la ruptura, además de considerar que los sinvergüenzas y ladrones son "referentes" morales, tiene el mínimo sentido común de irse a su casa, de donde no debió salir nunca. 

Espero que el programa resulte interesante. Se emitió ayer. 

¿Qué se vota hoy?


Hay algo simbólico en la fecha del 9N. Tal día como hoy hace casi un cuarto de siglo caía el muro de Berlín, símbolo de la guerra fría. La República Democrática Alemana llevaba días, semanas, meses, en la incertidumbre, la confusión, el desconcierto que bordearon el caos en las horas anteriores a la caída. Nadie sabía nada, nadie daba órdenes, nadie era responsable y, al final, el comandante del check point de la Bornholmer Strasse ordenó por su cuenta a los vopos que abrieran la puerta. El muro que dividió Berlín durante 30 años acababa de caer. Triunfaba así el movimiento de autoconciencia progresiva de los alemanes orientales que los llevó a decidir por su cuenta bajo la consigna Wir sind das Volk, "somos el pueblo", sin olvidar que, en alemán, el mismo término designa "pueblo" y "nación". Algo parecido a la consigna de una de las diadas que ha desembocado en esta votación de hoy, som una nació, nosaltres decidim. Sí, hay algo simbólico.


En absoluto, tercia el nacionalismo español. Esa comparación es un dislate absoluto. Parece mentira que se comparen procesos radicalmente opuestos. Los alemanes se alzaron para unirse; los catalanes, para separarse. Aquellos querían abolir fronteras; estos, erigirlas. Aquellos querían librarse de la dictadura; estos quieren implantar la dictadura nacionalista. Todo eso es opinable; puede ser o no. Pero lo seguro en ambos casos es que se trata de movilizaciones sociales masivas, pacíficas, democráticas, que cuestionan un ordenamiento jurídico que consideran injusto, opresivo, incluso tiránico. Y que quieren decidir, autodeterminarse. Lo interesante es cómo respondió la autoridad encargada de imponer ese ordenamiento jurídico, cuestionado en sus mismos fundamentos constitucionales. Los alemanes cedieron sin más. Los españoles empezaron prohibiendo no ya que los catalanes se vayan o se queden sino el hecho de que puedan opinar sobre ello.

Desde el principio el gobierno fue taxativo: "la consulta, el referéndum, es ilegal y no va a celebrarse". Ni Quebec, ni Escocia ni mandangas. No y no. Artículo 2 de la Constitución Española de la que Rajoy es fiel custodio. No se sabe si lo de hoy es una consulta, un referéndum, una participación o un sondeo sui generis. Pero lo que, de momento, parece indudable es que va a celebrarse. De ser así, el gobierno tendrá que comerse sus palabras: la consulta se celebra.

Han fallado las amenazas directas, como cuando la vicepresidenta avisaba a Mas de que la fiscalía lo vigilaría con especial ahínco, algo que recuerda las admoniciones de los colegios de curas y monjas. También las más belicosas, aunque quedan algunos que, como el socialista Francisco Vázquez, ex-embajador en la Santa Sede, piden sacar los tanques a la calle, una providencia que las tradiciones patrias reservaban al generalato. Fracaso han cosechado las amenazas más sutiles y, en el fondo, más estúpidas, como la de ese ministro de Justicia que, buscando una salida de lo que llaman los expertos en negociaciones win-win, o sea, mutuo beneficio, promete que el Estado no actuará si la Generalitat se desmarca de la consulta y se la confía a la sociedad civil o a los coros y danzas. Tú haces mutis por foro y yo no envío los alguaciles. Ha faltado tiempo a Mas para ofrecerse al martirio responsabilizando a la Generalitat y, por tanto, a sí mismo de la convocatoria.

Ahora el astuto ministro Catalá habrá de mostrar en qué consiste la acción del Estado. Tema escabroso porque a ciencia casi cierta, nadie en este gobierno de gentes incalificables tiene la menor idea. Ni siquiera a quién compete qué, cómo y cuándo, lo que permite colegir el exitazo del cacareado título VIII de la Constitución.

Es tradicional asimismo en España la reacción de ridiculizar aquello que no se puede prohibir. "Los catalanes no van a votar porque eso es ilegal y antidemocrático". Los catalanes votan. ¡Ah, pero esa votación es un remedo, una farsa, un simulacro, un guiñol, carece de toda validez, eficacia y sentido! Es la línea en este momento. El mismo Rajoy que requería la acción del Tribunal Constitucional para prohibir o suspender un referéndum ilegal y lo llamaba así, es el que dice ahora con sorna y desprecio que “Lo de mañana ni es un referéndum ni es una consulta”. Piensa que es una chifladura, una cosa de locos y lo deja ver con su habitual diplomacia al esperar que el lunes"se recupere la cordura". En los fines de semana a los catalanes se les va la olla.

El desprecio que respira esta actitud es compartido por fuerzas sociales relevantes. El País interpreta la noticia para despistados: Cataluña celebra un 9-N inútil para definir su encaje en España. Inútil. En portada. Si para Rajoy los catalanes están locos, para El País son unos necios. Acompaña las baterías de portada con un torpedo en forma de editorial titulado Del 9-N al 10-N en el que, tras abroncar a Mas, la Generalitat, los soberanistas, por convocar un simulacro, una pamema, viene a decir lo mismo que Rajoy, esto es, algo así como "aquí no ha pasado nada, no hemos visto nada, no procederemos contra los responsables, vayamos al 10N, que es lo que importa". Haya cordura, negociación. Más o menos la melodía que interpreta una docena de columnistas de lo que antaño fue un periódico serio.

La táctica de cubrir de ridículo tampoco va a funcionar. La consulta catalana se sigue con gran interés en todo el mundo y la prensa internacional no envía 300 corresponsales a cubrir un simulacro, ni le dedica portadas y editoriales o programas de televisión. Doy fe porque hace dos días me preguntaron de una agencia de noticias sueca, TT. Tampoco van los observadores internacionales a presenciar verbenas.

Cuestionar, ridiculizar la consulta por sus deficiencias en materia de garantías democráticas es un buen golpe, pero tropieza con dos potentes contragolpes. De un lado, los catalanes han dado sobradas muestras de capacidad logística para organizar procesos similares con garantías razonables, pacíficos, muy concurridos, con asistencia de cientos de miles, millones de personas. La colaboración de las instituciones públicas con unas potentes organizaciones sociales, prácticamente desconocidas en el resto de España, lo posibilitan.

El segundo contragolpe funcionará hoy. Depende de la participación. Si votan dos o tres millones será un éxito; si lo hace medio millón, un fracaso. El debate estará entre medias. Y habrá que ver asimismo qué votan, si "no", "sí, sí" o "sí, no". Salga lo que salga, la votación es ya un triunfo. Y, efectivamente, tras el 9N llegará el 10N, a inaugurar una etapa nueva. Pero los mandatos de quienes se sienten eventualmente a negociar tendrán muy distinto valor según hayan sido los resultados de ese simulacro-farsa-pitorreo de la consulta que no es consulta pero sí es consulta.

Y una consulta que es el primer paso de la soberanía catalana puesto que se trata de un acto contrario a la voluntad del Estado y de la suspensión/prohibición del Tribunal Constitucional. No es posible predecir el resultado que dará un referéndum de autodeterminación cuando se haga pero sí está claro ya, en opinión de Palinuro, que no cabe seguir negando a los catalanes la condición de nación. 

No una banda de chiflados, Rajoy, sino una nación, ein Volk. Con todos sus derechos.


dissabte, 8 de novembre del 2014

España, poema sinfónico en cuatro movimientos.


La idea me la ha dado mi amigo Eusebio Lucía quien ayer colgó en su muro en FB la Finlandia de Sibelius.
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El 9N. (Maestoso). Mañana es el gran día. Cataluña, como Finlandia, lleva siglos luchando por un lugar al sol. Finlandia lo consiguió mucho antes en justa compensación porque allí el astro rey se deja ver poco. Las dos han mostrado una indomable voluntad nacional que en ambos casos ha afrontado guerras, represiones, invasiones. El actual movimiento soberanista catalán tiene un acento rotundamente nacional, con todos los matices de los nacionalismos, pero predominando el de carácter cívico liberal que goza de tan buena prensa. Sus enemigos lo han equiparado al nazi, en una de esas demasías de la derecha feroz que parecen pensadas para alimentar el independentismo. Y no es lo único que ha hecho. Hace meses que se practica la política de la provocación y la guerra sucia contra la Generalitat. Con la independencia, Cataluña saldrá de la UE, del euro, del mundo mismo; quebrará por el peso de la deuda; se llenará de hampones, yihadistas y gangsters; las familias se enfrentarán; la sociedad se fracturará; se volverá a la Edad Media. Frente a las amenazas y los delirios, el soberanismo ha mantenido su movilización cívica, democrática, transversal, horizontal; ha conservado la unidad de acción pese a los intentos de desbaratarla; ha generado una opinión internacional favorable; ha hecho política a unos niveles de rapidez, flexibilidad, complejidad que el gobierno central ha sido incapaz de igualar. Y ahora avanza hacia el momento que ese gobierno central ha querido impedir a toda costa, el big bang de la nación catalana. Chapeau.

Podemos. (Allegro con brio). Estos impertinentes están poniendo el país patas arriba. Hablan un lenguaje que la gente parece entender a las mil maravillas pero que a los políticos al uso suena a ugro-finés, incomprensible. Si la importancia de tu empeño se mide por la de tus enemigos, no hay duda de que Podemos tiene la máxima, visto que nadie deja de hablar mal de ellos. Sus propuestas son confusas, ambiguas, inexistentes e irrealizables. Cómo algo inexistente pueda ser irrealizable es un misterio que solo se resuelve en clave de mieditis. Claro que también son populistas, falangistas, chavistas, fascistas, bolivarianos, filoetarrras, castristas y comunistas de checa y tiro en la nuca. Aunque aquí el único que haya hablado de tiro en la nuca es un concejal del PP de un pueblo de la España profunda. Hegemonizan el discurso público y convierten en dominantes las ideas de las clases dominadas, lo cual implica una curiosa subversión dialéctica del marxismo. Para bien, desde luego. Su discurso es el de la calle y los medios. Pablo Iglesias, convertido en un icono parlante, es ubicuo y el solo viraliza ese lenguaje nuevo con el que se quiere asaltar el cielo. Los partidos dinásticos están nerviosos, como los animales encerrados que olfatean la proximidad de un depredador. Se lo huelen: ronda el viejo radicalismo marxista disfrazado de civismo democrático. Cierto, así es. Pero no es un disfraz. Marx, que respetó siempre el cartismo, creía que, en las sociedades burguesas desarrolladas la revolución podría venir por el sufragio de la mayoría, no necesariamente tomando el Palacio de Invierno, porque el leninismo necesita del marxismo, pero el marxismo no necesita el leninismo. De lo que se trata es de ganar elecciones, que es lo que pretende Podemos. Una revolución pacífica y democrática. ¡Vade retro, Satalin!

El Partido Popular (Marcia funebre). El partido del gobierno pasa por su peor momento en muchos años. Algún dirigente habla de hundimiento. Es inútil explicar a su presidente que ello se debe en parte al uso abusivo de la mayoría absoluta, enésima comprobación de lo cierto del adagio de que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. Y es tal la corrupción del PP en todos sus niveles que se suscita la sospecha de si, más que un partido, no será una asociación de malhechores. Material para que los jueces dictaminen hay en abundancia. ¡Y qué material! Desde apropiaciones indebidas de cientos de millones hasta asuntillos de sainete picante y alcoba trashumante, siempre a cargo del ciudadano, al que estos redomados granujas han decidido tomar por imbécil. Como si no viera que el PP está podrido de la cabeza a los pies y, con él, todo lo que toca, sea la TVE, el TC o un concurso de conserjes del Tribunal de Cuentas. Como si no fuera evidente que ya nadie se toma en serio nada de lo que dicen los dirigentes del gobierno y del partido; razón por la cual estos, a su vez, dicen lo primero que les pasa por la cabeza que, además de escaso, es ininteligible y, en algunos casos, como el de Cospedal, directamente cantinflesco. Los barómetros del CIS, incluso del CIS-PP, preanuncian el RIP del partido y el gobierno, presidido por un zombi auxiliado de otros zombis, muchos de los cuales están más preocupados  por ocultar sus fechorías que por la gobernación del reino. A esta caterva de corrupt@s no l@ salvan ni los curas a quienes ell@s han enriquecido mucho más de lo que ya son y por procedimientos tan torticeros como los que usan ell@s mism@s en sus trapacerías, incluida la evasión de impuestos que, en el caso de la Iglesia es hasta legal.

El PSOE (Andante cantabile). Pedro Sánchez ha puesto en marcha la renovación, regeneración, recuperación, renacimiento del PSOE; todo en uno. Y está consiguiendo resultados. De momento ha salido del pozo de la falta de aprecio en que yacía Rubalcaba. Ha salido como un tornado copiando formas, gestos, modos de Podemos, desde el atuendo hasta las estaciones que hace el secretario general por las "asambleas abiertas", una especie de "círculos". Asimismo ha incurrido en dos o tres contradicciones. Pero el balance es positivo. Para ser justos debe recordarse que Sánchez es, casi, un recién llegado, sin experiencia en puestos de mando, en nada comparable a su antecesor, Rubalcaba, que llevaba muchos años de ministerios y vicepresidencia hasta alcanzar el nivel de su incompetencia, coincidente con la práctica liquidación del PSOE, convertido en un partidillo monárquico, centralista y vergonzosamente confesional. ¿Cuál es el reto de Sánchez? Porque este sí que ha recibido una herencia desastrosa. Mitigar la imagen de partido dinástico, articulando un programa viable de izquierda, retornar a la dualidad tradicional de la socialdemocracia, la del programa mínimo y el programa máximo del congreso de Erfurt en 1891. Ese, el acumulado en una larga historia, es un acervo de la socialdemocracia alemana o española que les da cierta seguridad. La cuestión es si Sánchez es capaz de articular un programa máximo socialdemócrata de izquierda frente a la terrible competencia de Podemos. Si los dos se empeñan en triunfar (y no en que no triunfe el otro), quizá no lo consiga ninguno pero pueden encontrarse condenados a entenderse en una alianza de gobierno. No cerrarse de antemano a esta posibilidad indicaría madurez por ambas partes lo que, a su vez, les atraería más votos.

Coda. Cataluña se va y España no sabe qué hacer.


(La imagen del 9N es una foto del diario.es, bajo
licencia Creative Commons. Las otras son composiciones mías).










divendres, 7 de novembre del 2014

De un idiota a otro.


Hace un mes, aprox., Rajoy se vio en la triste obligación de terminar de apuñalar por la espalda a su entonces ministro de Justicia, Gallardón. Era este uno de esos estúpidos engreídos, seguros de sí mismos por lo fácil que lo han tenido todo en la vida, incapaces de entender el mundo en el que viven, insensibles al juicio moral general de la gente, ciegos en su soberbia dogmática, altaneros en sus convicciones más cavernarias. El presidente del gobierno, viéndolo tan necio, sabiondo y meapilas, lo puso en ese ministerio seguro de que así se quitaba de encima la insoportable presión de los curas, con el encargo de hacer una ley contra el aborto que satisficiera a la clerigalla y los sectores más inhumanos, trogloditas y asesinos de los "provida". Jugada maestra: si esa ley contra el aborto y la libertad de las mujeres salía adelante, sería la ley Rajoy; si, como ha pasado, era necesario retirar el adefesio, sería el fracaso Gallardón. Y, ya puestos, además de retirar el proyecto, había llegado el momento de prescindir del proyectista, el idiota altanero que había creído en la palabra de Rajoy quien, como todo el mundo sabe y él mismo reconoce, carece de ella.

Eran momentos delicados. Había que buscar un relevo rápidamente y Rajoy creyó dar con una fórmula feliz: nombraría sucesor a un tal Rafael Catalá. Así conseguía dos objetivos: mostrar que no le duelen prendas de promover a un Catalá, a pesar de su apellido, y poner la Justicia y el asunto de la consulta del 9N en manos de un fino jurista. Lo primero no era muy relevante. Lo segundo, era decisivo. Y lo ha sido. El fino jurista se despachó ayer con una imbecilidad de la que sin duda se sentía muy orgulloso y, probablemente, explicó a Rajoy en privado: cómo, mediante una hábil estratagema había desactivado el 9N, ofreciendo una salida honrosa del laberinto al pobre Mas y evitando la necesidad de una intervención del Estado que nadie, absolutamente nadie y menos que nadie el necio que preside el gobierno, sabe en qué pueda consistir. La inteligente fórmula en la que quizá hayan participado las lumbreras de El País y que este destacaba triunfante era: El Gobierno está dispuesto a permitir el 9-N si la Generalitat no participa.

Cree el fino jurista, cree el idiota, que todos están en la compota. Así que hoy, Artur Mas, quien, al margen de la que cada cual piense de sus opiniones políticas (Palinuro las encuentra detestables) tiene una talla de político y gobernante que Rajoy no alcanzará jamás aunque tenga siete vidas, ha reivindicado la responsabilidad por la consulta, como hacen los hombres honrados, los que tienen palabra, los que afrontan las consecuencias de sus actos, los que no engañan, ni mienten, ni se desdicen u ocultan; o sea, los que no son Rajoy. Cierto que pide el apoyo de la sociedad civil. Pero ese ya lo tenía antes de que el idiota de turno lanzara su estratagema. Y seguirá teniéndolo.
¿Y por qué es idiota le propuesta del ministro Catalá? Sencillamente porque al afirmar que el gobierno no actuará si la Generalitat acepta tal o cual condición, antes de asegurarse de qué haría la Generalitat, no le queda ahora otro remedio que actuar (cosa que todavía estaba en el aire antes de la  artimaña del ministro) si la Generalitat no se aviene. Como ha sucedido. Lo maravilloso y lo que da al ministro Catalá todas las papeletas para completar su título de notario mayor del Reino con otro de idiota mayor del mismo lugar, es que ni él, ni Rajoy ni nadie de este gobierno que es un monumento a la incompetencia más ranciamente española, tienen la menor idea de qué significará en concreto que el gobierno actúe.
Esta situación pide una glosa sobre el exitazo del Estado autonómico del título VIII de la CE a la vista de la hoy ya inevitable consulta. Quédese para mañana o pasado, día D.

Los padres de la Patria.


La noticia de Público.es, de que Monago viajaba a Tenerife a costa del Senado para ver a su novia revela cierta ingenuidad del periódico. Si lo hacía, no viajaba "a costa del Senado", sino de los contribuyentes. El Senado como tal no costea nada; ni el Tribunal de Cuentas, ni el Gobierno, ni el Tribunal Constitucional. Ninguna institución del Estado. Lo costeamos todo los contribuyentes. Si se defrauda a una de estas, en realidad, se nos defrauda a todos.

Pero lo curioso de este enésimo caso de aparente corrupción es que afecte a un hombre que, en los últimos tiempos, se ha convertido en el azote de la corrupción... ajena; un nuevo Catón el Censor, velando por la probidad pública; un puritano, un cuáquero, celoso vigilante de la integridad moral de la comunidad; un Robespierre incorruptible, defensor de la salud pública, azote incluso de los de su misma orden. ¿Cómo puede darse esta dualidad de comportamientos? ¿Es un caso de doble literario, de Doppelgänger, de disociación, de bipolaridad, algo patológico? No lo parece, visto el saludable aspecto del presidente extremeño y las causas que defiende en público con gran denuedo, brillantez y audacia.

Monago está obviamente en sus cabales. Pero eso de viajar a costa del contribuyente a sus citas sentimentales, si tal cosa es cierta, no debía de parecerle algo reprochable. Más o menos lo que pensaría el juez Dívar cuando cargaba al contribuyente sus escapadas de fin de semana a procurarse esparcimientos al parecer también sentimentales. Al fin y al cabo, ellos y otros muchos, cuando se miran en el espejo ven padres de la Patria, gentes excelsas a quienes esta debe sufragar sus entretenimientos privados. Y eso no es corrupción. Corrupción es llevarse cien millones ilegalmente.

Algo parecido sucede con los sobresueldos de la caja B en el PP. Ahora se admite ya que los tales sobresueldos, como la existencia misma de la caja, son inadmisibles, inmorales, típica práctica corrupta. Pero, en el momento en que se supo la noticia, Rajoy compareció en el Parlamento y reconoció la existencia de tales sobrepagos o sobresueldos, justificándolos con consideraciones empresariales de pagos por productividad. Es decir, le parecía tan normal cobrar sobresueldos (que también salen, en último término del contribuyente, vía coste de las obras públicas) como a Monago costear sus escapadas amatorias con dineros públicos. Son los padres de la Patria.

¿Se pagan los padres de la Patria su indumentaria? Por supuesto que no o así lo creía firmemente Camps, exquisito consumidor de sastrería a medida a cargo del contribuyente. Nada de prêt à porter; eso lo hacen los rojos, singularmente el coletas, que se viste en Alcampo. Rajoy compartía este y otros muchos puntos de vista con Camps, a quien auguró un brillante futuro como político. Al decir de Pedro J. Rajoy también se vestía en la prestigiosa sastrería Gürtel, en donde se hacía sus ternos y, al parecer, se sacaba los billetes gratis para viajes de ensueño. Los pagos, siempre según el exdirector de El Mundo, los hacía Ana Mato quien, a su vez, sufragaba los viajes y hasta los cumpleaños de sus hijos del mismo modo, y tan poca importancia concedía a estos asuntos menudos de las cuentecillas que no veía ni los coches en el garaje de su casa ni, hasta la fecha, se haya sentido obligada a dar alguna explicación racional de su comportamiento. Porque, habiendo avanzado tanto la igualdad de sexos hoy día, al lado de los padres de la Patria aparecen las madres, a quienes ha de reconocerse un trato tan deferente como a aquellos.

Padres y madres de la Patria han surgido después como setas en otoño. No debe de quedar alcaldía, diputación, consejería autonómica, ministerio o ente autónomo que no luzca uno o más ejemplares de esta lucida especie y que no aspiren a lo mismo que los ejemplos citados, y también a superarlos en magnificencia y boato. ¿Qué son los viajes a Marbella o Canarias comparados con un safari en Kenia al estilo de Blesa o una sesión de esquí en Canadá al de Bárcenas? ¿Qué es un traje obsequio de la Gürtel al lado de un aeropuerto sin aviones? ¿Qué un cumpleaños de niños en comparación con una cacería a lo grande con alcohol, juego y putas? ¿Qué el pago de dietas fraudulentas por un par de noches de amor en un hotel comparado con un ático de lujo en Marbella?

Esta crónica negra y marrón de España tiene elementos verdaderamente celtibéricos, cuando el pueblo se ve confrontado con situaciones en las que se dirimen cuestiones de justicia e injusticia: ¿por qué Isabel Pantoja, una madre de la Patria popular, entrará ipso facto en prisión y Carlos Fabra, también padre de la Patria, pero popular, sigue en libertad?
 
Una vez destruida la imagen de los padres de la Patria a causa de la corrupción que todo lo anega y substituida por la de una organización de malhechores que están en política para forrarse y forrar a sus amigos por los medios que sean, se alza una pregunta: exactamente, ¿en manos de quien está la actividad legislativa del país, la tarea de promulgar normas que regulen el comportamiento civilizado de las gentes? ¿Cual es su autoridad moral? ¿Qué ejemplo dan? ¿Qué imagen proyectan? ¿Es razonable poner en manos de estos tunantes una tarea tan peliaguda?
 
Y más en concreto, ¿tiene esta presunta asociación de malhechores alguna legitimidad y autoridad moral para encabezar una política de lucha contra la corrupción?

 No.
 
La única salida digna es dimisión del gobierno, disolución parlamentaria y elecciones anticipadas, antes de que la situación se deteriore más.

dijous, 6 de novembre del 2014

El morro de la condesa.


Esperanza Aguirre es un ejemplo de manual de cómo entiende la política una representante de la oligarquía franquista más reaccionaria y sin escrúpulos. Esta achulapada señora, que tiene de señora lo que Palinuro de obispo, lleva treinta años en política, según ella misma dice; una política hecha de demagogia, falsedades, desplantes, provocaciones, mendacidades y corruptelas. Es trasparente su convicción de que la gente somos una manada de estúpidos a quienes cabe colocar cualquier embuste y engañar sin ningún problema y que si, por malaventura, se ve obligada a explicar sus actos lo hace con la impaciencia, la altanería, la displicencia y la irritación de quien, dedicada a excelsas empresas, se ve molestada por las inquinas y pequeños recelos de la vulgar gentecilla del común.

Debe de ser uno de los ejemplos más acabados de esta clase dominante nacionalcatólica de siempre que ha causado también de siempre la decadencia y la ruina de España, su notorio fracaso como Estado moderno y nación viable.

Dice la buena mujer que no va a dimitir por dos nombramientos que le han salido rana. Como siempre, desprecio absoluto a quienes se dirige y que son quienes pagan su salario: no son dos nombramientos, sino muchos más; no le han salido "ranas" sino buitres, hienas, sapos, urracas y demás faunas. Como siempre, trata de deslizar sus mentiras en excusas dicharacheras, propias de su temperamento real de verdulera de zarzuela, que lo borda.

No, señora, usted no debe dimitir por dos nombramientos; usted debe dimitir porque es usted la quintaesencia de la corrupción de Madrid. Véalo:

I.- Debe usted su cargo de presidenta al más bochornoso episodio de corrupción que ha dado la Comunidad Autónoma, el llamado Tamayazo. Sostiene usted haber salido limpia de él, pero eso es falso: la fiscalía, por entonces, como ahora, genuflexa ante el gobierno, no investigó nada y una comisión parlamentaria concluyó que no había nada irregular en el tal Tamayazo. Esa comisión estaba presidida por Granados, el rana y, por tanto, es otra corrupción más por la que debe usted dimitir.

II.- Se ha mantenido en el cargo ganando elecciones financiadas de modo presuntamente ilegal a través de esa fundación FUNDESCAM de la que usted ha querido desvincularse sin conseguirlo, que se nutría sobre todo de las aportaciones de sus grandes amigos los empresarios supuestamente corruptos, estilo Díaz Ferrán o Arturo Fernández, uno ya en el talego y el otro en trámites.

III.- Está usted relacionada, quiera o no, con una trama de espionaje entre sus delfines del gobierno, en la que unos de estos, los más presuntamente sinvergüenzas, utilizaban recursos públicos de todo tipo para espiar los secretos de otros, publicarlos y hacerles así la vida imposible. A esta corruptela de neorrealismo italiano la llamaban la gestapillo.

IV.- Toda su gestión es estructuralmente corrupta. Usted lo disfraza con sus necedades doctrinales de carácter neoliberal sobre las excelencias de la privatización y los inconvenientes de los servicios públicos a los que usted descapitaliza, arruina y difama al extremo de insultar a los trabajadores y funcionarios acusándolos de comportamientos que solo demuestran que usted gobierna sin tener ni idea de la realidad que gobierna, como cuando reprocha a los profesores de la educación pública unos horarios de trabajo de los que ignora usted todo.

V.- Asegura usted no haber sabido nada del lodazal de corrupción, robo, expolio y rapiña que ha sido su gobierno en todos sus órdenes, pero son abundantes los testimonios de quienes denunciaron los hechos y le hicieron llegar varias veces cumplida información de lo que estaba pasando en su jurisdicción sin que usted acusara jamás recibo, se dignara recibir a los denunciantes o iniciara medida alguna no ya para poner fin al expolio general, sino para investigarlo. Obviamente, no podía porque estaba usted tan pillada en la podredumbre como las ranas de su charca.

VI.- Dice usted que no tiene que dimitir porque no se ha llevado usted un duro y no ha favorecido a sus amigos. En cuanto al duro, supongo que no, ya que es usted acaudalada, aunque en el colmo de la más delirante y estúpida demagogia llegara usted a afirmar que le costaba llegar a fin de mes. Mentira que, por cierto, le copió su archienemigo Rajoy, a quien también priva mucho insultar a la gente de escasos medios.
 
VII.- Lo de los amigos es otra cosa: lo único que ha hecho en su gobierno ha sido favorecer a sus amigos y castigar a los adversarios o simplemente indiferentes. Ha negado usted subvenciones a las asociaciones de víctimas del terrorismo dirigidas por gentes con las que no simpatizaba y las ha acumulado sobre las asociaciones afines y amigas. Ha negado usted licencias de televisión y radio a empresas indiferentes o neutras para concedérselas a las de sus amigos, especialmente si se trataba de esa vergüenza pública llamada Losantos, a su vez financiado en negro por otras instancias de su propio partido. Licencias, dineros y favores que han repartido ustedes, especialmente usted, como maná del cielo a cambio de constituir una corte de aduladores, propagandistas, censores y embusteros a su servicio que, por supuesto, han podido enriquecerse gracias a usted. El ejemplo más obvio, Telemadrid, en donde usted ha empleado los dineros públicos para instalar pesebres de oro para sus incondicionales, estilo Tertsch, que cobraba una pasta al minuto, o el insoportable Sánchez Dragó con un espacio de risa que no veía nadie pero del que sacaba pingües ganancias.

VIII.- Debe usted dimitir porque su comportamiento con el pueblo llano al que dice representar, sean civiles o no, es altanero, faltón, insultante, agresivo y malintencionado.

Debe usted dimitir porque, aparte de sus nombramientos, es usted una persona sin escrúpulos y sin principios, ejemplar destacado de esta ópera bufa de corrupción, granujería, desvergüenza y robo en que usted y su partido han convertido la política de este país, en la que tiene un papel destacado entre los Aznar, los Rajoy o las Cospedal, aunque no haya usted cobrado sobresueldos en negro como, al parecer, han hecho los otros.

Deje de echarle morro, aunque tiene usted un rato largo, y dimita de una vez. Por corrupta.