diumenge, 3 de març del 2019

Esopo, el xilógrafo Girós y mi bisabuelo

Anuncio de novedad bibliográfica de este año.

El grabador Frederic (Fritz) Girós i Tomàs está preparando una edición facsimilar de la edición también facsimilar que hizo en 1929 la Real Academia Española del incunable Fábulas de Ysopo (1489), el llamado "incunable de Zaragoza" que se conserva en la biblioteca del Escorial. El texto, en lengua romance y caracteres góticos redondos va en facsimilar; los grabados son reproducciones originales del artista. Se publicará de aquí a poco, este año.

Girós explica su meritoria empresa con detalle en la página Xilofera Edicions Xilogràfiques, en donde se encuentran también los 23 linograbados de esta edición, uno por cada fábula, fiel reproducción de los del siglo XV, más tres diversos. Asimismo pueden admirarse otras obras del autor, como una edición ilustrada de la Odisea. 

El caso es que Fritz contactó con Palinuro porque la edición de 1929 de la RAE llevaba un prólogo de mi bisabuelo, Emilio Cotarelo y Mori (1857-1936), cosa que Palinuro ignoraba. Quería saber el grabador si estaría dispuesto a escribir otra pieza, a modo de prólogo al prólogo del antepasado. ¡Cómo podría negarme! No, claro es, porque tenga nada que añadir al fondo del asunto del que don Emilio dejó todo dicho hasta 1929. Ni siquiera porque pueda actualizarlo, pues soy profano en la materia.  Habría de ser un prólogo a la edición xilográfica (por así decirlo), a modo de ficción, que presentara un lado humano o familiar de la historia con algunas consideraciones sobre la literatura moralizante. Y en ello estoy.

Fritz resume la edición: pocos ejemplares rigurosamente numerados. Sugiere contactar con él en el correo que él mismo da en su página: fritz.giros@gmail.com para quien quiera reservar un ejemplar. 

dissabte, 2 de març del 2019

Gobernar con miedo

Parece razonable pensar que en este asunto del despido de Toni Albà ha habido un exceso de celo de la dirección; un caso de overkilling, una desmesura. Hay coincidencia general en que el tuit para Arrimadas es desafortunado; pero es un tuit en una cuenta privada y fuera de la actividad profesional del autor. Todo esto es discutible, ciertamente, pero no constituye base suficiente para una decisión tan drástica como un despido o la forma que haya tomado.

Esta precipitación que, supongo, se querrá justificar invocando ejemplaridad, más bien parece provocada por el nerviosismo, cuando no por el miedo de que el Big Brother español pueda enterferir aun más en la comunicación en Catalunya. O es producto de las presiones que los partidos reaccionarios ejercen en el órgano de gobierno de la CCMC. En definitiva, vuelta a lo primero: miedo. Medida contundente para demostrar al amo que sabemos quién manda aquí. ¿Libertad de expresión? Nada que ocultar: en TV3 están más presentes las voces y figuras antiindependentistas que las indepes. Las primeras tienen esa libertad garantizada; las segundas, bien se ve, no. 

Es miedo. En cierto modo lógico y hasta comprensible, viendo cómo las gasta el unionismo de cualquier signo político frente a Catalunya. Pero no necesariamente justificable. Da la impresión, además, de que está extendido: no se toman medidas necesarias o se toman otras innecesarias por el temor a la siempre imprevisible reacción de la caverna española. Se recuerda, también, que la situación se oscurece por momentos. En las próximas elecciones puede entrar media docena de jabalíes de Vox en el Congreso y, ¿por qué no? en las siguientes ser mayoría. La promesa sería columnas de camisas pardas marchando sobre Catalunya. 

En estas especulaciones deben tomarse más en cuenta los tiempos. La fascistización total del régimen puede alargarse uno o dos años más. Ese es el tiempo, breve tiempo, que tiene el independentismo para fabricar un baluarte republicano y ha de empezar ya. Es un grave error contemporizar con quien mantiene una actitud de amenaza que frustra la libertad de acción de la Generalitat. Someterse a los mandatos por temor a las consecuencias de no hacerlo rompe toda esperanza de alcanzar el objetivo y abre el camino al desestimiento. 

Y eso no está en el guion.

En las elecciones próximas de 28 de abril se perfilan dos posibles coaliciones, la "negra" (PSOE y PP) y la "roja" (PSOE y Podemos). La negra son dos partidos dinásticos, antirrepublicanos y unidos como una piña frente a Catalunya. La roja son dos partidos de izquierda con diferente grado de radicalismo y nacional-españoles, aunque también con diferente grado de intensidad. O sea, tiene las de ganar la opción negra, la grosse Koalition, por la que lleva años suspirando Felipe González para dedicársela a la memoria de su verdadero padre espiritual, que no es Willy Brandt, como quiere la leyenda, sino Helmut Kohl. 

La cuestión es qué hace Catalunya en la ocasión. Hay acuerdo en participar en las elecciones, hasta el punto de que lo debate ahora la CUP. Excelente noticia. Si se animan a relacionarse con las izquierdas españolas en su madriguera será muy de ver cómo estas explican a los cupaires que la independencia de Catalunya es cosa de la burguesía corrupta del 3%. Crispetes, en català.

Innecesario decirlo: Palinuro siempre defenderá la lista unitaria indepe sin cuestionar la decisión que los interesados tomen. Que parece ser la de listas separadas. Sean listas separadas. No es tan grave y está bien que el bloque se numere antes de entrar en faena. En faena unitaria. La unidad es alfa y omega del independentismo; está al principio y estará al final. Es así por necesidad.

Gobernar bajo el miedo es administrar la derrota. Toni Albà debe volver a TV3 y los medios públicos catalanes deben ser un servicio público catalán y no las terminales del gobierno y los partidos españoles. 

Si el independentismo deja de mirar de reojo a Madrid y de caer bien a la caverna, deja de tener miedo, podrá comprobar qué más miedo tienen los unionistas. Por eso gritan tanto. Por miedo. 


divendres, 1 de març del 2019

Que nada se sabe

Así tituló el médico español Francisco Sánchez su más célebre obra, Que nada se sabe, monumento del escepticismo europeo en cuya cola actual figuran hoy estos exgobernantes españoles que ignoran todo, absolutamente todo sobre la responsabilidad de los preparativos, desarrollo y consecuencias prácticas de las decisiones tomadas en sus respectivos ámbitos de competencia y bajo su responsabilidad.

 La contundencia con que todos culpan a los independentistas de hechos delictivos que ni ellos ni nadie en la sala ha conseguido demostrar se convierte en un estado de amnesia radical, casi catatónica, cuando se trata de explicar quién tomó las decisiones en unos hechos que todos dicen lamentar. Ellos los interpretan de un modo (los violentos, los agresores fueron los manifestantes y los agredidos, policías) y las defensas del contrario. Con una diferencia de cierto peso, las defensas prueban su juicio con hechos; los testigos del gobierno, no.

De este modo el proceso se da la vuelta. Como no se puede demostrar la culpabilidad de los acusados, la táctica ahora consiste en refutar lo que todo el mundo ha visto, que la violencia corrió toda a cargo de la policía y la guardia nacional. Eso ya ha quedado claro. Lo que tratan de hacer estos testigos es librarse de la quema y largar el marrón a los subordinados. La mejor fórmula para que estos se subleven y se arme un cisco.

Viendo el riesgo de que, de astracanada, la cosa derive a campo de Agramante, el tribunal, como dice Josep Casulleras se ha quitado la máscara y aparece como lo que es, un agente del príncipe, del Estado en su designio político de escarmentar al independentismo. El vacío que se ha hecho a Vox lo llena ahora el juez Marchena, sesgando las actuaciones a favor de unos testigos cuyas deposiciones contienen presuntas mentiras de grueso calibre. 

Unos gobernantes incapaces de asumir la responsabilidad de sus actos, conjunto de disparates e ineptitudes que ha llevado al reino de España a la peor crisis constitucional de su historia, ¿que calificativo merecen? 

¿Qué calificativo quienes han venido detrás asegurando traer una corrección "política" y han acabado intensificando la actitud represiva y de bloqueo del PP? Estos tampoco sabrán nada cuando llegue su momento. Que llegará. Porque la sociedad catalana no va a admitir una condena de los/as presas politicas y el Estado se encontrará de nuevo forzado a elegir entre Escila, el 155, y Caribdis, el estado de excepción sin más. 

Salvo que se haga la luz en los cuartos de banderas y se abra una negociación con vistas a un referéndum pactado de autodeterminación que los catalanes se han ganado y Europa reclama.

La nación catalana

Habíame propuesto escribir un libro sobre Catalunya en el momento actual, en que está inmersa en su enésima pugna por la independencia, con sólida esperanza de, esta vez, sí, conseguirla.
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Iba a titularlo "homenaje a Cataluña bis" o cosa parecida, pero se me adelantó Vicent Partal con su magnífico Nou homenatge a Catalunya y me dejó en dique seco. No podía salir con algo que se llamara "Requetehomenaje a Catalunya", y hube de cambiar de idea.

No es tarea fácil porque los tiempos revolucionarios son siempre muy dados a la escritura, a la publicística más veloz, feraz y apasionada. Cuentan que en tiempos de la revolución inglesa de 1640 se publicaron unos 20.000 títulos. Esos se multipicaron con la revolución francesa y la bolchevique. La revolución española del 36/39 llena bibliotecas enteras. La catalana lleva camino de hacerlo. Todo el mundo, y me incluyo, quiere dar a imprenta sus recuerdos, sus opiniones sus planes, sus diatribas, sus proyectos, sus alegatos y refutaciones. Probablemente por la conciencia de estar viviendo momentos históricos. Encontrar un título original en este "tsunami" editorial es harto complicado. Hagan la prueba: títulos que hablan de República, independencia, nación, conflicto, Catalunya/España, España/Catalunya, derecho a decidir, autodeterminación, izquierda/derecha nacionalistas, la identidad, la nacionalidad, la plurinacionalidad, el referéndum, el federalismo, etc. Como cuando queremos una contraseña en internet, todas las que proponemos están ya ocupadas y nos ofrecen variantes ridículas. 

Cierto, los títulos no tienen copyright. Yo podría hoy publicar una libro bajo mi nombre titulado "Don Quijote de la Mancha" sin mayor problema que conseguir algún lector. De hecho, hubo uno que lo hizo: en 1614, Alonso Fernández de Avellaneda tuvo el papo de publicar un Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, lo que obligó al "manco de Lepanto" a publicar la verdadera segunda parte de la historia que, según fuentes bien documentadas, no pensaba escribir, a pesar de anunciarla en la primera. He aquí por dónde el castigo del plagio fue un beneficio para la humanidad.

Así que, ni corto ni perezoso, me decidí por este en descarada imitación del célebre de Fichte, Discursos a la nación alemana. No porque pretenda compararme con el célebre filósofo alemán, ni siquiera con Fernández de Avellaneda, sino porque comparo parcialmente las situaciones. Cuando Fichte escribe, Alemania está ocupada por los franceses y, además, no hay una clara y admitida conciencia de qué sea Alemania y quiénes los alemanes. Paralelamente, a día de hoy, Catalunya está ocupada por España y tampoco hay una clara conciencia de quiénes sean catalanes, si solo los oriundos del Principado o los de los països catalans. Y no se hable ya de lo previsto en el Consell de la República, en donde, así como Caracalla extendió la ciudadanía romana a todos los habitantes del imperio, se amplia la condición de ciudadano de la República catalana a todo el mundo. 

A su vez, se comparte con Fichte también la muy herdiana idea de que la nación es la lengua o al revés. Algo que es patente en Catalunya desde los tiempos de Prat de la Riba.

Y ahí se acaban los parecidos. La ambición de Fichte era convertir Alemania en un "Estado comercial cerrado", un sueño de autarquía, muy bien razonado filosóficamente, pero inverosímil. Catalunya, en cambio, solo podrá ser como Estado comercial abierto, y abierto al mundo por derecho propio y de modo inmediato, no mediato a través de otro Estado que, en nombre de una soberanía pretendidamente superior, interfiere en las decisiones catalanas.

La nación catalana se hizo en abierto. Algunos dicen incluso que demasiado en abierto. Porque de nación se habla aquí. De nación catalana. La admirable perseverancia de esta en su ser en condiciones adversas mide la autenticidad del sentimiento nacional. Y, a contrario, la ineptitud intelectual de unos jueces del Tribunal Constitucional que, en un alarde insensato de demasía jurídica, negaron a Catalunya su condición nacional. Como si un tribunal -y de extranjeros- tuviera autoridad alguna de ningún tipo para negar la existencia y validez de un sentimiento colectivo de millones. Algo tan imposible como parar el sol.

La apertura de Catalunya al mundo es la prueba del vigor de su ser nacional. Solo quien está seguro de sí mismo entra en relaciones de paridad con otros sin temor a perder su particularidad o su identidad. Solo quien confía en sí deja en libertad a los demás. 


Faltes tu/Faltas tú

Aquí un hermoso vídeo del meu amic Hector Suñol, titulat "Faltes tu".. És un homenatge a les families dels nostres presos/es polítiques.

Sens dubte, la major iniquitat i injustícia es comet amb les persones empresonades. Però el càstig no recau només sobre elles, sinó, com cercles concèntrics, també sobre els seus familiars més i menys propers, sobre les seves amistats, sobre els seus conveïns, sobre la sencera societat catalana, ja que els que estan privats de llibertat són els seus representants democràtics.

És la finalitat de l'univers carcerari espanyol: la venjança, l'escarment, la universalització del sofriment. No només es trenca la vida de les persones empresonades sinó també les dels fills, filles, cònjuges, mares, pares, tots tan innocents com els presos.

Els presos, segrestats per un Estat injust, deixen un buit a casa seva. I els que el pateixen són les famílies.

Les famílies, que no surten a les televisions, ni fan declaracions, no tenen rellevància pública, però fan milers de quilòmetres per veure els seus entre barrots o darrere vidres, sotmeses a les hostilitat ambient. I tornen després a casa en silenci.

Un silenci que aquest vídeo ajuda a trencar.

Gràcies Hector.

dijous, 28 de febrer del 2019

Mire. No me consta. 2.500 € de multa

Mi artículo del miércoles en elMón.cat, titulado "Comienza la segunda parte de la tramoya". El juicio ha pasado de farsa a astracanada. Estaba visto. Como la sentencia. Las sesiones anteriores lo preanunciaban. Y los de la vis grotesca no defraudaron: los dos máximos responsables del inmenso desaguisado actual en España, los responsables del gobierno más corrupto de la transición y postransición, al frente de un partido considerado judicialmente como una organización de malhechores, trufado de chorizos, comparecen como testigos, cual si la cosa no fuera con ellos. La "cosa" es la mayor crisis constitucional del país desde 1975, que ha revelado la última razón de la legitimidad del régimen del 78, esto es, la dictadura, que hoy se vale de los tribunales para dar apariencia de legalidad a la arbitrariedad y la tiranía. 

Y comparecen, no como acusados, sino como testigos. Repárese para aquilatar la racionalidad y lógica del acto: testigos de unos hechos de los que son responsables directos. Habría que inventar una figura nueva: "testicusados" o  "acusatigos". Mientras se crea, estas dos personas lucieron ayer ante el tribunal su más castizo noseísmo y nomacuerdoísmo, al estilo de la Borbona. Tiene gracia: no se acuerdan, no saben, no les consta que pasara nada de lo que pasó, pero sí les consta a ciencia cierta que, fuera lo que fuera, fue culpa de los indepes.

No se recogen en el artículo las posteriores brevísimas deposiciones de Antonio Baños y Elisa Reguant negándose a responder a las preguntas del fascio. Y la consiguiente reacción del tribunal: 2.500 € euros de multa y cinco días de examen de conciencia y, de reiterarse la negativa, relajación al brazo secular para posteriores persecuciones. 

Las elucubraciones públicas del presidente de la sala reciben el apoyo de quienes sostienen que la justicia es la aplicación mecánica de la ley, esto es, el asunto de fondo en litigio en este caso. Y la ley dicta el comportamiento de Marchena. Habría mucho que hablar, ya que las pruebas habían sido aprobadas previamente por el propio Marchena. Pero no merece la pena. Para ellos y los suyos esta actitud es incontrovertible y es absurdo tratar de convencerlos de lo contrario pues su posición no tiene fudamento racional, sino ideológico. 

Por eso, por no discutir, hagan la prueba siguiente: vayan a cualquier plaza pública de Europa y anuncien que en España están siendo juzgados por rebelión doce ciudadanos/as pacíficos/as por el hecho de haber llevado a cabo un referéndum democrático. Y añadan que la acusación parte de un partido político franquista y, por tanto fascista, perfectamente homologable con los grupos fascistas que hoy emergen también en otros países europeos. Expliquen que en España, un partido político en campaña electoral en contra de los partidos de los acusados es parte legitimada y admitida en un proceso penal. 

Y a continuación, júzguese el comportamiento de Baños y Reguant. Y sepan también los de la dictadura que cada barbaridad de este calibre acelera la independencia de Catalunya, entre otras cosas, por implosión del sistema político español.

Este proceso trae desagradables ecos del proceso por el incendio del Reichstag.

Aquí el texto en castellano: 

Comienza la segunda parte de la tramoya

Los acusados/as han terminado sus declaraciones y en el aire queda, como convicción generalizada, díganlo o no los comentaristas, lo siguiente:

La diferencia de nivel intelectual, preparación jurídica, claridad política y estatura ética entre los acusados y sus defensas y las acusaciones es abismal.

Los acusados han dejado claro que son dignos/as representantes de un pueblo luchador por su libertad frente a un Estado opresor que usa a los jueces como sayones (y los jueces se dejan).

El juicio es una farsa y una persecución política, pero los acusados le han dado la vuelta y lo han convertido en un juicio contra el despótico Estado español y sus jueces serviles.

Han definido la situación en términos políticos: democracia, libertad de expresión, derecho a decidir , resistencia pacífica, desobediencia civil. Y han cumplido con su deber de constituirse en ejemplos y guías de la acción popular que vendrá a continuación.

La precisión de Cuixart acerca de la solución del conflicto España-Catalunya como su prioridad, corona estas diferencias por cuanto la prioridad de las acusaciones y el tribunal es disfrazar de justicia un atropello infame y un acto tiránico.

La justicia del rey es la muy española de Peralvillo, en donde primero se ejecutaba al reo y luego se le instruía la causa. Primero año y medio de prisión preventiva; luego ya se encontrará algún delito por el que condenar a los acusados.

Pero la fiscalía no ha conseguido demostrar delito alguno, ni rebelión, ni sedición, ni malversación. Nada. Solo ha conseguido demostrar su propia incompetencia.

Aunque el tribunal haga desesperados esfuerzos por revestirse de legitimidad y autoridad, no lo consigue. Es como si Marchena llevara grabado en la frente el nombre de Cosidó.

Este proceso no es solamente una farsa ridícula sino también un momento decisivo, crítico, en el proceso de la independencia de Catalunya, hoy más cerca que nunca. La comprobación de que la mazmorra no ha quebrado la voluntad de los dirigentes independentistas y la evidencia de que el independentismo ha dado un paso de gigante mostrando al mundo la iniquidad de esta persecución, son actos republicanos. De esa República Catalana que los franquistas como Arrimadas niegan pero que está presente en la realidad cotidiana de Catalunya y puede resistir ataques como esta venenosa manipulación de la Justicia que se impone solo porque detrás de ella hay un ejército incapaz de ganar una guerra exterior pero capaz de masacrar al pueblo.

Se cierra así la primera parte de ese esperpento vallinclanesco y hoy se abre la segunda con las pruebas testificales, las declaraciones de los testigos políticos. Están previstas, entre otras, las de Rajoy, Sáenz de Santamaría y Montoro. Garantizado queda no solamente que estos individuos mantendrán el bajísimo nivel intelectual de las acusaciones sino que, con ellos, entrará el embuste y la mentira más descarados en el juicio. No hablamos a humo de pajas: Rajoy ya declaró (por cierto, en condiciones humillantes para la dignidad de la justicia) en un proceso que se hacía a unos sinvergüenzas y mangantes bajo su responsabilidad y tuvo ocasión de demostrar al mundo que se puede mentir descaradamente, hasta lo inverosímil (afirmaba que no sabía cómo eran las cuentas de su partido, aunque informaba sobre ellas como secretario general), sin que pase nada. Y menos que nada: los jueces que se tragaron aquellas mentiras no movieron un dedo par encausar al de los sobresueldos por falso testimonio. Y ahora tampoco lo harán.

Montoro, el de las amnistías fiscales a los amigos, dirá que no sabía nada de las finanzas de la Generalitat, aunque las tenía intervenidas. Sáenz de Santamaría, la que presumía de haber "descabezado" a los líderes independentistas, la que impuso una reforma anticonstitucional de la Ley Orgánica del Tribunal Costitucional para convertirlo en su guardia pretoriana, soltará sus habituales necedades jurídicas convencida de ser una mezla de Marshall y Kelsen cuando no es más que una oscura burócrata en una covachuela de oro que pagamos todos a escote. Y finalmente, Rajoy, un hombre para quien el cumplimiento de su palabra no es un deber moral, esto es un falsario por propia definición, al que este tribunal escuchará con mucha atención.

Podría ahorrárselo. Total ya está claro que esta causa es una infamia.


dimecres, 27 de febrer del 2019

Entra la banda

Ayer, las declaraciones de Jordi Cuixart y Carme Forcadell pusieron punto final al ridículo proceso del 1-O. Ridículo por cuanto la imagen que está fabricándose para la historia hunde definitivamente a España sin que centurias de Borrelles puedan salvarla.

No hay caso y el colofón de Cuixart es definitivo. Al declarar que su prioridad no es salir de la cárcel, sino denunciar el ataque del Estado español (en cuyo nombre administran justicia los jueces) a los derechos fundamentales en Catalunya y España, ha vaciado de contenido toda la causa, convertido en muñecos rotos a los fiscales y magistrados, y proyectado el pleito a un ámbito colectivo e histórico en el que el Estado tiene la batalla perdida. Y lo saben todos quienes tienen un papel en esta farsa.

De forma que, concluida la formalidad de las presentaciones y, siguiendo el ejemplo de las buenas familias, se da paso a los payasos. Citados a declarar el presidente y la vicepresidenta del gobierno más corrupto de la historia de la "democracia", el frente de un partido judicialmente considerado una asociación de malhechores. Citados a declarar como testigos.

Y dicen que no es un juicio político. Es político e histriónico. Del presidente consta la firme sospecha de que ya mintió como testigo en sede judicial en uno de los infinitos procesos de la Gürtel. También en sede parlamentaria; bueno, en esta en innumerables ocasiones y sin sospecha alguna: mentiras como castillos. De la vicepresidenta hay momentos sublimes. Tomó directamente la responsabilidad de la "cuestión catalana", fue "virreina de Catalunya", se entrometió descaradamente en el Tribunal Constitucional y el Supremo y dictó una reforma inconstitucional de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional que este aceptó sumisamente y por la cual se convertía en alguacil de sus propias sentencias. Como resultado de tanta bambolla, llegó a jactarse de haber descabezado a los independentistas.

Bien. La descabezada fue ella y con todo su gobierno. Todos con la testa bajo el brazo. Y con la testa bajo el brazo comparecen ante el Supremo. Por eso son zombies. Verdaderos ravenants, que vienen del olvido a echar una mano al desastre de las acusaciones y convertirlo ya en una catástrofe propia de los hermanos Marx. 

Hasta ahora, los independentistas han hecho caer dos gobiernos españoles. Y siguen en una posición de condicionar la política del reino. Ante esta posibilidad, sobra, a mi entender, todo debate sobre si el independentismo debe o no presentarse a unas elecciones. Por supuesto que sí. La política que no hagas, ya se sabe, la harán contra ti. 

Lo suyo es votar en masa en las próximas legislativas. Y lo ideal, votar en masa una candidatura unitaria que incluya a todos/as. De no ser posible, concurran los independentistas cada cual por su discurso. De nuevo aquí sería ideal que fueran todas/dos, incluida la CUP. Para formar luego un grupo indepndentista en las Cortes. Un grupo de coordinación de la guerra contra el Estado que los indepes se ven obligados a llevar dentro del Estado. Fuera de este, fuera de su alcance, el Consell de la República tiene una importancia capital porque es la cara exterior de una República que lucha por articularse en el interior.

dimarts, 26 de febrer del 2019

Vuelta a la dictadura

En el Mobile World Congress en Barcelona hoy se ha celebrado un vals de descortesías y desplantes, explotados por los medios según les conviene, para tirar contra Torra y los independentistas o contra el rey y los dependentistas.

Tras el ridículo de ayer con el rey predicando la buena nueva de la democracia española, tomaba el relevo con la matraca el incansable ministro de Asuntos Catalanes, Borrell. Siguen sin entender su patética situación; lo que ve todo el mundo. Cuanto más presumes de democracia, más se ve que careces de ella. Por muchos correveidiles ideológicos que repartas por el ruedo a defender lo indefendible, no evitarás el ridículo. Y por muchos chiringuitos exteriores de propaganda que montes, la imagen de España seguirá coincidiendo con a realidad de un país con presos y exiliados políticos, como siempre.

Ya señalamos ayer que en un congreso de nn.tt. el monarca podría haber hablado del tema en lugar de seguir arreando la burra de la democracia que, como la de Balaam, se niega a caminar por más palos que le propine su amo. Por no decir ya la lamentable obstinación de un reyezuelo empeñado en imponer a la fuerza su presencia en donde no es bienvenido. Podría haber hablado, por ejemplo, de la inteligencia artificial, de la que hay abundante exposición en el congreso. Incluso haber preguntado si se puede comprar alguna porción, ya que él, de la natural, anda escaso.

Aunque, para necesidad de inteligencia, la del joven Casado, que lleva una temporada diciendo disparates de todo orden y desorden mental por las Españas. No hay tema en el que no desbarre por una pendiente de ignorancia, odio y amenaza. Ahí tienen ustedes a este pisaverde soltando verdaderos desatinos sobre la inmigración, el separatismo, el aborto, Latinoamérica, el salario mínimo, la corrupción. No hay tema en el que no demuestre que no sabe lo que dice pero lo dice con muy mala intención. 

Ese discurso ultrarrepresivo que amenaza con un 155 ilimitado (en el tiempo y en el espacio, es de suponer), en realidad es un estado de excepción permanente. Justo al dedillo lo que profetizaba Agamben en Estado de excepción, allá por 2003: el estado de excepción como forma normal de gobierno hoy. Y justo, por la razón que el filósofo explicaba: la incapacidad del Estado de mediar entre el derecho y la violencia a través de la política. Lo que ha quedado patente en el proceso del 1-O: el "derecho", apoyado en la violencia, pretende condenar la política, cerrar la vía al diálogo.

Lo reitera el mismo Casado: Sánchez se ha vendido a los independentistas porque dialogaa con ellos y bien claro está que con los separatistas no puede haber, ni habrá, diálogo alguno. Este españolísimo cierre tajante tiene una vertiente más liviana y como de comedia del absurdo, cuando la señora Arrimadas va a Waterloo a decir a Puigdemont que no tiene nada que decirle porque ella no habla con prófugos. Hubiera sido quizá mejor que se quedara en su casa y aprovechara algún descuento de inteligencia artificial. 

Sí, mucha inteligencia artificial necesita el barbián Casado ya que de la natural aun tiene menos que el rey. Parte del Estado de excepción es "ilegalizar los partidos independentistas". Añádase controlar los medios públicos de comunicación y desguazar el sistema educativo catalán. Si esta hechura de Aznar (padre de la Ley de partidos políticos que Casado quiere activar) gobernara, lo que propone no es, en realidad, el 155, ni siquiera el stato d'eccezione agambegiano. Propone la dictadura sin más. Material e ideológica. Porque, además de los partidos independentistas, querrá prohibir todo lo independentista: asociaciones, clubes, casals, editoriales, periódicos, revistas, manifeestaciones, etc. Adiós a la libertad de expresión. Y tendrá que arbitrar castigos para quienes no respeten las prohibiones: exilios, cárceles, multas. Tendrá que llenar Catalunya de presidios. 

Esa es la perspectiva. Y, frente a ella, el independentismo puede hacer lo que quiera y debatir como le parezca, pero sin merma de la unidad de acción. El bloque independentista tiene una línea, un objetivo y una responsabilidad acordada desde el principio. Todo lo que sea sumar voluntades de fuera adentro será bienvenido; no así la suma de dentro afuera, pues no es suma, sino resta.  

No bastará al señorito con la inteligencia artificial. Necesitará la divina, incluida su omnipotencia. Y, aun así, no podrá hacerlo porque ni Europa va a permitirlo, ni Catalunya consentirlo.

Lo de Europa se irá viendo. Lo de Catalunya está visto. 

Ni un pas enrere. Donec Perficiam.

dilluns, 25 de febrer del 2019

La Matraca Real

Lo dejaron dicho los del 68: "L'ennui est contrerrevolutionnaire". Y tanto. Tanto como este pelmazo coronado que parece aquejado del baile de San Vito o un frenesí predicador de la buena nueva democrática.

No se da cuenta del ridículo que hace. Ninguna democracia y Estado de derecho digna de ese nombre necesita que el Jefe del Estado vaya por ahí, pregonándolo. No ve que si ha de insistir es porque nadie le cree, porque la realidad niega sus palabras. Si lo viera, vería que su discurso de propaganda es obviamente falso por partida doble: a) España no es un Estado de derecho porque tiene presos políticos. b) Tampoco lo es porque en un Estado de derecho, nadie está por encima de la ley y, en España, por encima de la ley, está precisamente quien niega que haya alguien por encima de la ley. Quien se niega a sí mismo. Es como la ninfa Eco, que se la oía, pero no se la veía. Es un discurso ridículo.

Más o menos como sus cogitaciones sobre la democracia, régimen basado en la legitimidad de la decisión mayoritaria que, sin embargo, no puede decidir sobre la institución monárquica, cuya legitimidad es dinástica. Y cuyo ocupante actual teoriza sobre aquella con la misma autoridad con la que un galápago lo hace sobre las nubes.

El Estado está en pleno zafarrancho de combate contra Catalunya, en todos los frentes, mediático, judicial, político, económico, legislativo y simbólico. Tan desesperado que no le importa cargarse abiertamente la división de poderes llevando al rey a entrometerse en el proceso del 1-O e influir en la decisión de los magistrados con discursos que inciden una y otra vez, machaconamente, in media res.

Aquí todo el mundo revela por fin su ánimo. Sánchez reconoce estar unido a Rajoy con respecto a Catalunya. También reconoce en él, según comentan, cualidades espirituales e intelectuales que no sospechaba. Si Sánchez lo dice.... Las encuestas dibujan un panorama postelectoral digno de repaso. Probable mayoría de PSOE y PP, suficiente para una "gran coalición" que sería la salvación del anatematizado bipartidismo y la realización del ideal nacional español. Podemos es ya la concha del cangrejo ermitaño en donde habita IU, los comunistas de siempre, lo único activo y con propósito en el marasmo violeta y con clara vocación minoritaria. Los "nuevos" partidos, C's y Vox, claques periféricas para momentos de apuros nacionales y con tendencia a lo marginal, como Podemos. Acentuada, seguramente con el desembarco en la carrera de San Jerónimo de la estridente Arrimadas.

La punta de lanza de ese hispánico batiburrillo es un rey que se presenta en territorio hostil, en un clima institucional glacial, solo calentado por las protestas callejeras en un acto que, pudiendo ser de amabilidad y elegancia, es de confrontación y hostilidad. Tratándose de un congreso mundial de móviles, esto es, tecnología digital, el futuro, podía haber hecho una alocución provechosa en términos técnicos mostrando conocimiento sobre la evolución de las nn.tt, la ciberesfera, internet. Se dirá que son materias de las que no sabe nada. Pero eso no es excusa: menos sabe de democracia y Estado de derecho y no para de hablar de ellas.

Es una Real y aburrida matraca.

diumenge, 24 de febrer del 2019

Perpetuum mobile


No es el imposible perpetuum mobile de la física, sino el real e impetuoso de la música.

La sinfonía "La independencia de Catalunya", que alguien compondrá algún día llevará un perpetuum mobile en su último tiempo. Simbolizará la iniciativa política que el independentismo ha venido manteniendo a lo largo de los últimos años. Iniciativa política frente a un Estado en desguace.  Desde las elecciones de 2015, renovado mandato en 2017, el procés ha hecho honor a su nombre. Ha propiciado acontecimientos y secuencias, siempre a instancias indepes, que han ido configurando el camino a la independencia en un contexto español y europeo cuya complejidad es innecesario subrayar. Como decía Jordi Turull en su declaración, "menos política, el Estado español está dispuesto a todo". La prueba es su propia condición y la de sus compañeras/os.

La iniciativa hacia la independencia como perpetuum mobile, como reiteración del tema en el corazón de la melodía de la revolución catalana, in crescendo, con elevación de tono y aceleración de ritmo. Una imagen sinestésica.

A ese ánimo pertenece la propuesta del Consell de la República, reunido en Waterloo, de presentar una propuesta estratégica para culminar la independencia. Otro plato de niños crudos que el señor Borrell tendrá que no desayunar. Y otro acto de iniciativa con el que el gobierno de España habrá de bregar. Todos los frentes de esta guerra están vivos. El Consell trae una representatividad más que suficiente, con dos partidos (y la cuestión de PDeCat y JxC), la ANC y Poble Lliure si mis cálculos son correctos. El impacto que su propuesta obtenga en la realidad catalana no es previsible. Ningún plan puede hoy augurar resultado alguno con un índice razonable de probabilidad. Pero eso no es grave, dado que lo esencial del perpetuum mobile se reitera, un tono más alto. El último tramo a la independencia. Será más o menos prolongado pero culminará en ella. 

En una situación en que unas elecciones generales coinciden con un proceso político como el del 1-O, todas las opciones están abiertas. El Estado moviliza todos sus efectivos, aparatos ideológicos, represivos, simbólicos. Lo cierto es que la movilización social se mantiene y se reitera de forma que la revolución catalana (la del 3% de los agudos críticos izquierdistas españoles y catalanes asimilados), toma los caracteres de "revolución permanente", más o menos ajustada a la concepción de Trotsky.

Una revolución permanente, un perpetuum mobile revolucionario, que los medios españoles ocultan al no informar sobre ella, pero la condenan sin paliativos sentando doctrina contraria a degüello con el refinamiento habitual en la corte . Desde el pregonero mayor del reino, Preparao, hasta el último gacetillero de un digital nacional. 

Han creado una opinión pública tan ciega y crédula que repite a coro o en solos de virtuoso temas como "estos catalanes son unos pesados", "me fastidia tener que dar dinero a los catalanes que no se lo merecen", "ya está bien de privilegios catalanes a costa de los españoles" y delirios similares.

Dos observaciones, por cierto, que muestran como muchos indepes, sin duda de buena fe, tienen la cabeza llena del elefante de Lakoff. Primera: se acepta la displicencia española sobre la barrila catalana teniendo en cuenta que el Estado ha de habérselas con muchos otros problemas y los catalanes no son los únicos. Con lo fácil que es responder: "oiga, no se preocupe, déjennos irnos, y se ahorran la barrila catalana."

El elefante se convierte ya en una castiza "comedura de coco" cuando oímos a analistas indepes desconfiando de la evidencia del ridículo de las acusaciones en el proceso. Se malician alguna artimaña para pillar luego a las defensas en las testificales. Supone atribuir a los fiscales y la abogacía del Estado un nivel de articulación intelectual (al margen de consideraciones éticas) que no han lucido. Y ¿por qué se les atribuye? Por la conciencia heredada de que los altos funcionarios del Estado, especialmente los togados, siempre tienen razón, aunque no se dignen dar fe de ella, como la administración del castillo de Kafka jamás aclara nada al agrimensor. Herencia de mentalidad colonial. Los magistrados que se prestan a administrar la justicia del príncipe harán de todo, incluidas mangas y capirotes (ya las hacen), pero no Justicia. 

Las dos observaciones solo sobre la marcha, para entender que estamos ante un tigre, sí, pero es un tigre de papel. 


dissabte, 23 de febrer del 2019

La historia se hace ahora

Está bien la observación de Olivier Peter de que los presos de hoy pueden ser los presidentes de mañana. Demuestra que conoce la historia. En efecto, el relativismo de todo lo humano así lo posibilita: hoy estás en el trullo y mañana, o más tarde, presides los destinos del pueblo. Casos se han dado, desde luego: Largo Caballero, condenado en 1917 por sedición a cadena perpetua, juzgado de nuevo por rebelión en 1934 y presidente del consejo de ministros en 1936, Companys, Mandela, Gandhi. No es tan extraño. Pero mucho menos lo es que los encarcelados salgan de prisión directamente al cadalso, Boecio, Tomás Moro, Savonarola, Maximiliano de México, Riego, el mismo Companys posteriormente. Y eso también es historia.

A favor de la visión alegre (de la prisión a la presidencia) se da que los tiempos no son tan foscos, que hay una atención internacional patente, que el proceso íntegro es una inenarrable chapuza, que la revolución en marcha en Catalunya es imparable y la incapacidad del Estado para encontrar una vía de solución, obvia.

No parece mucho, sin embargo. Lo único sólido, al menos en lo que Palinuro confíe: la movilización social catalana. 

A favor de la visión lúgubre (de la prisión al cadalso), en el entendimiento de que, al no haber pena de muerte, el equivalente serán largas penas de prisión, se dan dos factores. Primero: que el Estado no tiene salida en una negociación cualquiera porque cualquiera negociación ha de comenzar con un referéndum. Referéndum que no puede aceptar porque lo pierde y cada vez lo perderá más. En consecuencia, opta por la represión hasta donde pueda. Segundo:  que, dado su carácter autoritario y su falta de soluciones, llevará la represión al máximo para utilizar la condena como un escarmiento. Es el lenguaje de la tiranía: sofocar movimientos populares "descabezándolos". Antaño clavaban las cabezas en picas para exposición y amedrentamiento público, como hizo César Borgia con el pobre Ramiro de Lorca.

En esa línea de dureza se produce la injerencia del rey. Estoy pasmado del grado de servilismo de la opinión española que, no solamente no se rebela contra esta intromisión real en el poder judicial, sino que la celebra. Celebra que el rey se pronuncie directamente sobre la cuestión sub judice en indique cuál es su real placer: la ley prevalece sobre la (supuesta) democracia de estos rebeldes. Hágase justicia y háganla sus menestrales. Asombra que, después del telegrama del inefable Cosidó y la injerencia del rey en el proceso judicial, todavía siga esta farsa. A lo mejor están esperando a que, a la vista del resultado de las próximas elecciones, el rey también se ponga a legislar, para dejar clara la condición de Estado democrático de derecho del que no se cansa de hablar.

¿Con qué legitimidad habla, amonesta, amenaza este rey a sus súbditos? ¿Su particular talante militarista, heredado de su bisabuelo? ¿Su doctrina aburridamente autoritaria, que justifica la tiranía en nombre de la ley del propio tirano? ¿Su tradición familiar íntimamente ligada al fascismo? El citado bisabuelo se exilió en Roma, en 1931, en pleno fascismo, con los suyos, con los que empezó a complotar contra la República desde el primer momento. Su abuelo, Juan, se ofreció voluntario a Franco para "servir a la patria bajo su bandera" o algo así, o sea, para masacrar a su propio pueblo. Su padre, Juan Carlos, juró fidelidad a los principios fundamentales del dictador, a quien debe el trono como despojo de conquista. ¿Qué puede ser el retoño?

Dícese que la legitimidad del régimen radica en la Constitución de 1978. Tarde hemos comprendido, y solo tras el desastre, que una Constitución que no deroga una ley de punto final no constituye nada.

divendres, 22 de febrer del 2019

El rey, el pueblo, el héroe y el villano

Con la delicadeza habitual en este foro de frailes y soldados, el miércoles irrumpió el rey en el juicio del 1-O, con una manida doctrina sofística sobre la ley, el derecho y la democracia. Pero eso es lo de menos. Lo de más es la interferencia. Como el 3-O respaldó la acción brutal del ejecutivo y abanderó posteriores agresiones, ahora se injiere en el poder judicial y da órdenes a sus jueces de qué criterios han de aplicar. Puesto que los acusados están venga a hablar de democracia ("supuesta") claro, Felipe recuerda el buen orden: primero la ley, su ley; primero el derecho, su derecho; después la democracia y, ojo, la verdadera, no la supuesta. Ya saben los jueces lo que tienen que hacer: imponer la ley. Le ley del rey, pues de siempre se ha sabido en Castilla que "allá van leyes do quieren reyes". En este caso, caudillos, porque fue la ley del genocida Franco la que puso en el trono como "sucesor a título de rey" a su padre, quien, a su vez lo puso a él en el trono por derecho de familia. ¿Separación de poderes? Separados están: el rey vive en La Zarzuela, el gobierno en La Moncloa, el Supremo en las Salesas y el Parlamento en la carrera de San Jerónimo. 

Al día siguiente, ayer, hablaba el pueblo, el sujeto de la democracia. Huelga general en Catalunya y manifestaciones por doquier. Una sociedad democrática, pacíficamente movilizada en defensa de sus derechos, de sus instituciones, sus representantes y su condición nacional. Los políticos y los medios españoles siguen sin entender de la misa la media en Catalunya. Continúan personalizando el movimiento, invocando exclusivamente el ius puniendi del Estado, negándose a todo diálogo o negociación. Ayer mismo, en la presentación de ese libro que dice haber escrito en comandita con doña Irene Lozano, flamante y muy bien pagada directora del aparato propagandístico español, "España global", Sánchez escenificaba la unidad de España: "Catalunya nos unió a Rajoy a mí y debiera hacerlo con los partidos constitucionalistas". Quiere decir, la lucha contra Catalunya. Su mentalidad es la decimonónica, que dividía España en una "España constitucional" y una "España asimilada".

Con la devastadora -y, esta, sí, devastadora- declaración de Jordi Sánchez, quedó patente lo que el acusado comenzó anunciando: este es un juicio político y él se considera un preso político. Lo es. Y lo demostró. Todas las artimañas, trampas saduceas, martingalas y disparatadas especulaciones de la acusación (todas ellas unidas por una carencia absoluta de pruebas) no consiguieron demostrar violencia ni tumulto algunos, ni rebelión, sedición, incitación. Nada de nada. Sánchez dejó meridianamente claro con imágenes y pruebas contundentes que no hubo delito, que sus actos fueron siempre en sentido contrario al que las acusaciones pretenden establecer y que en todo momento actuó pacífica y democráticamente, y consiguió evitar los supuestos de violencia de los que se le acusa.

(Incidentalmente, las caras judiciales debieran caer de vergüenza según se va demostrando que se quiere calificar de rebelión o sedición y se piden altísimas penas de prisión por unos hechos que, bien claro está, serían constitutivos de un delito de daños y siempre que se probara la culpabilidad directa de los acusados).

Con la intervención de la fiscalía, el proceso ha ascendido de farsa a astracanada. El fiscal Zaragoza coronó un larguísimo interrogatorio tan avieso como frustrante (para él, claro) proyectando un correo de un señor Xabi Strubell en el que se propone a Sánchez un plan para proteger los colegios electorales aparcando los coches delante. Pretendía el malévolo fiscal, involucrar al acusado en una estrategia obstaculizadora, pasando por alto el hecho de que carecía de prueba de que este hubiera respondido al correo. Pero acababa de pisar una mierda de perro. La respuesta de Sánchez fue un estallido de luz: "No quiero ser impertinente, pero hay Whatsapp que se han enviado que han comprometido la dignidad y el buen nombre del presidente de esta sala y es evidente que no hay que reprochar"

Con ello, puso fin al interrogatorio.

En realidad, puso fin al juicio.

Preparados para la post-España

Aquí mi artículo del miércoles de elMón.cat, titulado La postverdad. Un modesto intento de entender el frenético desbarajuste del Estado español. Desbarajuste y de hondo calado es que un partido, el PSOE, muchos de cuyos militantes están enterrados en fosas comunes, defienda con uñas y dientes el régimen que, con su complicidad, instauraron, los herederos de quienes los asesinaron. 

Al lado de esto, lo demás es peccata minuta: las promesas electorales se incumplen, es posible mentir en sede judicial, los medios de comunicación tienen casi todos la misma orientación en la que la verdad no cuenta ni como como pretexto. En Alemania acaban de expulsar a un famoso periodista de Der Spiegel porque se inventaba los reportajes. Aquí los medios se inventan las historias o las falsean de cabo a rabo o las acultan y no pasa nada; al contrario se premian continuamente unos a otros. Comprender algo así requiere la ayuda de un concepto tan proteico como la postverdad, que es un nombre para lo indecible o la paradoja de Epiménides el cretense.

Aquí el texto castellano.

La postverdad


Produce estupor escuchar al presidente Sánchez decir que los independentistas "tienen pavor a sentarse a dialogar". Es una mentira patente, descarada, evidente a los ojos de todo el mundo. Es él quien rompió el incipiente diálogo a cuenta de la autodeterminación. Es él quien tiene pavor al diálogo. Y, más que pavor, odio a la idea misma del diálogo.

Su ministro de Asuntos Catalanes, Borrell, este odiador profesional, anda persiguiendo a los independentistas en el exterior, prohibiendo sus actos, boicoteándolos y tratando de silenciarlos. El mismo Borrell que, siguiendo el ejemplo de Dastis, mentía como un bellaco negando a un presentador de la televisión la violencia del 1-O que el presentador había visto por su cuenta.

Ante la imposibilidad de resolver el conflicto España/Catalunya manu militari, como acostumbra, el nacionalismo español, ha decidido pasar a la guerra en todos los demás frentes. Guerra política, judicial, mediática. Y recuérdese el famoso dicho de que la primera víctima de una guerra es siempre la verdad.

La declaración de Sánchez no es mentira en sentido estricto. Para que lo fuera habría que saber cuál es la verdad y el problema es que, en las relaciones España/Catalunya la verdad no puede decirse, ni siquiera pensarse. Simplemente, es una postverdad, allí en donde la verdad no importa o se oculta.
La postverdad permite a Sánchez seguir diciendo que el independentismo no es mayoritario en la sociedad catalana al tiempo que se niega en redondo a autorizar un referéndum de autodeterminación, único procedimiento de salir de dudas y único que podría dar versomilitud a sus palabras. La verdad no importa, no se menciona, no se declara: la de que ni este gobierno ni ningún otro gobierno español aceptará de grado un referéndum de autodeterminación en Catalunya porque lo perdería, algo que no se pued confesar.

El reino de la postverdad tiene dimensión europea. El presidente del Parlamento, Tajani, hombre de Berlusconi, prohibió la conferencia de los dos presidentes catalanes en sede parlamentaria aduciendo riesgo para la seguridad de los asistentes. Casi en el mismo acto autorizó otra con asistencia de un ponente de Vox, un partido racista, xenófobo y un verdadero peligro para la seguridad de todos.
Y postverdad también es que el ministro español de Justicia, Marlaska, al que más sentencias han casado en materia de torturas, niega escolta policial al presidente Torra, siendo así que Tajani considera que su presencia puede generar violencia. ¿Quién miente? Obviamente, los dos porque la verdad no importa y atenerse a ella es perder el tiempo.

Toda la farsa judicial hoy en marcha en contra de los independentistas catalanes es una muestra de postverdad. La autodeterminación es un principio filosófico inherente a la condición humana individual o colectivamente considerada. Un principio que forma la base de la civilización occidental. Que se esté hoy discutiendo en un tribunal si, además, es un derecho o un delito es una muestra de que hay Estados sumidos en la tiranía y la falta de respeto a las personas, como el caso de España. Un lugar, además, en el que el tribunal juzgador ni intenta descifrar la verdad ya que es juez y parte pues sus miembros están todos convencidos de que solo hay una autodeterminación: la suya; la de los demás, es delito. La verdad de que, si hay autodeterminación para una nación, tiene que haberla para las demás naciones, se oculta, se niega, no interesa. El tribunal Constitucional despojó a Catalunya de su condición nacional, como si tuviera el menor derecho a hacerlo. En complicidad con este atropello, ahora el Tribunal Supremo, basado en esa negación, comete el atropello siguiente: considerar delito sin mayores explicaciones lo que para sus componentes y quienes piensan como ellos es un derecho.

Y, para que quede claro el dominio de la postverdad y el reino de la injusticia y la arbitrariedad, entre los acusadores en esta farsa se encuentra un partido, Vox, antidemócrata, franquista, racista, xenófobo y virulentamente contrario el derecho de autodeterminación de quienes no sean ellos. En el fondo, coincidente con el propio tribunal.

Una prueba de que en esta farsa judicial en marcha la irónica postverdad consiste en una inversión perversa de los papeles. Son las juzgadas quienes debieran ser los jueces y los jueces y las acusaciones quienes debieran ser juzgados.

Y lo serán. Pero fuera de España.

dijous, 21 de febrer del 2019

Borboneo 2.0

Notable el aggiornamento del Borbón que, a diferencia de la tradición familiar, ha decidido tomarse en serio el cargo, con la misma verborrea de siempre sobre sus muchos sacrificios al servicio de España y con unos gallitos doctrinales que son de rumiar aparte.

Menuda teatralización montada por el Estado. Congreso Mundial del Derecho, nada menos. 2.000 juristas en la capital de España celebrando el Estado de derecho español con el fausto motivo del 40º aniversario de una Constitución que todos quieren cambiar pero no saben cómo. Dramatización del momento al otorgar al rey un galardón mundial de la paz por su compromiso con el Estado de derecho.

Conociendo el país, uno en donde se destinan dineros públicos a comprar medallas (como hizo Aznar) o a tapar la boca de Estados críticos comprándolos (como hacía Margallo), solo queda preguntar cuánto habrá costado al erario esta ridícula escenificación de la última amenaza a Catalunya. Amenaza con todo el peso de la ley, no solo española, sino mundial.  

Que la prensa y los comentaristas a una consideren notable admonición, digna de ir a portada, el sofisma entrecomillado "No es admisible apelar a una supuesta democracia por encima del derecho" yaa pone sobre la pista de lo que seguirá. Repárese en el menosprecio implícito del adjetivo "supuesta" (típico calificativo antidemocrático de la democracia) que preanuncia el sempiterno sofisma autoritario: la prioridad de la ley sobre la democracia, ya que esta no es posible sin ley. 

Es el hilo de oro, el que cree que le saca del laberinto de Dédalo. Verdad divina que repite machaconamente, como hacía su mentor, M. Rajoy, y los medios celebran extasiados. La democracia no es posible sin la ley, sin respeto a la ley. Menuda estupidez. Ni la democracia ni la dictadura ni ninguna forma imaginable de gobierno. La ley es inherente a toda forma de asociación, ¿no? San Agustín señalaba que hasta entre las bandas de ladrones ha de actuar algún tipo de ley si quieren seguir robando y no robándose. Las leyes de Nurenberg eran leyes. La dictadura del genocida Franco (a quien este rey debe su trono) tenía leyes. Eran leyes dictadas por criminales, pero eran leyes. 

El problema, por tanto, majestad, no reside en la ley, si no en qué ley. Y ahí está la cuestión: solo la ley que libremente acepten quienes han de acatarla, la ley democrática; porque la ley no es necesariamente fuente de democracia, pero la democracia sí es necesariamente fuente de la ley porque se atiene al único principio de legitimidad válido: la libre voluntad de los gobernados.

Allí en donde la ley se impone contra la voluntad de la ciudadanía no es ley, es iniquidad, injusticia y, en definitiva, tiranía. 

Y de tiranía va este discurso y las glosas de los cortesanos como Felipe González, entregado en cuerpo y alma a la defensa de la monarquía y seguramente a punto de que le caiga un título, Marqués del Clan de la Tortilla, por ejemplo. Chusca, castiza, imperial, condescendiente: mejor seguir unidos que andar separados. Y ojito con lo que hacéis, decís y pensáis, que aquí tengo yo una ley, aplaudida por todo el mundo del derecho y todo el derecho del mundo. 

Es desconsolador comprobar que no han aprendido nada. Con este discurso, que sigue en la línea del del 3-O, Felipe VI se constituye en autor intelectual del delito que van a cometer materialmente los magistrados del Supremo con su sentencia. Y, a partir de ahí, ancha es Castilla.

En fin, enhorabuena por ese premio por su dedicación al Estado de derecho, con el que tiene usted tanto que ver como con la democracia, palabra que manosea usted sin miramientos, como corresponde a la naturaleza profundamente antidemocrática de la institución que personifica y representa.

dimecres, 20 de febrer del 2019

Esto se va a pique

Lo de la diferencia de nivel apabullante de los dos primeros días entre las defensas y las acusaciones se ha hecho demoledor en los dos siguientes con las declaraciones de cuatro presos políticos.

Los diálogos de Turull y Romeva con la fiscalía parecen los encuentros en la tercera fase. Se trata de personas con mucha preparación, muy motivadas políticamente y con mucha experiencia. Enfrente, unos probos y aburridos funcionarios de rutinario pensar (sí, ya sé que no son representativos, pero son), incapaces de entender las motivaciones de los acusados que carecen de naturaleza criminógena porque sus actos son públicos, legales, pacíficos y responden de sus consecuencias que, ¡oh milagro! no les benefician personalmente sino que les perjudican. 

La acusación pública escaló secuencias bochornosas. El fiscal no entiende el catalán escrito, pero no hace sino manejar papeles redactados en esa lengua, informes, documentos, tuits, que muchas veces no sabe leer. Excusado es decir interpretarlos e interpretarlos con el acierto y la sutileza que el lugar y momento requieren. Pues esa es la justicia del Estado español en Catalunya.

¿Recuerdan el pintoresco caso cuando el fiscal y el juez de la Audiencia Nacional preguntaban al procesado Joan Coma, acusado de incitación a la sedición, qué quería decir trencar els ous? De eso hace ya dos años. Pero seguimos igual: ¿qué malévolo propósito puede esconderse tras ese enigmático trencar els ous? Para hacer una truita. ¿Qué quiere decir truita? ¿Es el Estado, es el gobierno? Pues ahora, lo mismo: ¿no había un ánimo violento en aquellas exhortaciones a la paz y a mantener la calma? Al prever la violencia, se la estaba provocando. Es, más o menos, la línea de pensamiento del juez Llarena.

Es un juicio político total y un mal juicio, un esperpento en el que las acusaciones tratan de probar unos delitos concretos inexistentes para no dar la impresión de que persiguen ideas políticas. Pero no lo consiguen; no se han preparado el caso -eso es evidente- porque, para ellos, el independentismo en sí, como idea, ya es delito. Como para los jueces. Eso es lo que hace a estos jueces y parte en el proceso. Y la razón por la que no es un juicio justo.

Casi como una repetición del tercer día, los acusados se han movido en dos ámbitos distintos, complementarios y con igual nivel que los anteriores. Turull, al igual que Forn antes, dejó sin defensa a la acusación que no acusaba sino que se limitaba a insinuar solo para recibir contundentes desmentidos.

Romeva dio una clase magistral sobre el derecho de autoderminación tanto en el orden dogmático como en el legislativo y el jurisprudencial. Su saber tiene un componente teórico muy sólido enraizado en una riquísima práctica que hace inatacable su posición. En dos ocasiones señaló la paradoja de que representantes de un partido político xenófobo, contrario a los derechos humanos formen parte de la acusación a unos políticos democráticos, pacifistas y comprometidos con los derechos humanos. Dos momentos orwellianos.

La evidente complicidad de la sala en la decisión general de no tener que escuchar a los de Vox muestra hasta qué punto se es sensible del impacto de estos en la opinión pública, sobre todo, la europea, porque la española sigue manteniéndose en una beatífica ignorancia. O algo peor. La repentina fiebre españolista de Sánchez, que ha roto estrepitosamente con el independentismo, es, desde luego, una maniobra electoral, pero responde también al nacionalismo español más cerrado. Ese que monta en cólera cuando ve que no tiene nada que ofrecer a Catalunya que no sea la represión.

Vamos, lo dicho, el proceso está sirviendo para dar a conocer al mundo el estado de la cuestión del conflicto España-Catalunya en lo político y lo jurídico. No lo querían y lo han conseguido. Han conseguido hundir el buque. Porque una absolución implicaría un reconocimiento de la legitimidad del procés y su legalidad, y abriría el camino a la independencia. Pero una condena (la que sea) no será admitida y provocará una declaración unilateral de independencia. Más represión. Más gente a la cárcel. Más resistencia pacífica. Más cárcel. Estado de excepción permanente en Catalunya (lo llaman 155 para disimular). España se hace ingobernable y la mediación internacional, inevitable.  

dimarts, 19 de febrer del 2019

La moral del independentismo

Tiene su ironía que los dos presidentes reclamen la implicación europea en el conflicto España-Catalunya en un hotel porque el Parlamento Europeo les ha prohibido hacerlo en su sede. Eso al tiempo que autoriza otra conferencia, esta, sí, en sede parlamentaria con participación de Vox. Hay un evidente agravio comparativo que habla poco en favor de Europa y mucho de los independentistas catalanes que ahora mismo recuerdan la insistencia socrática en que es mejor sufrir la injusticia que infligirla. 

Decisión injusta, inmoral... e inepta. Sabido de siempre: si quieres dar alas a tu adversario, prohíbelo; si quieres que un libro sea un best-seller, censúralo. Los dos presidentes de esta República bicéfala han tenido un eco mediático impensado menos en España. La noticia de Vox se verá mucho en España y poco o nada en Europa. Son dos universos mediáticos distintos. Catalunya cuenta en el europeo.

Los dos presidentes han dado un repaso de avío a la reputación de España ante un auditorio abarrotado y con muchos medios presentes. Supongo que la Task Force 1 del catalanófobo Borrell estará ya preparando una contraconferencia, habida cuenta de que no ha podido evitar aquella, aunque sí consiguió prohibirla en el Parlamento europeo, regido por su amigo, el berlusconiano Tajani. El problema será a la inversa: la asistencia. Lo haga en sede parlamentaria o, a imitación de los indepenedenetistas, en un hotel, no le irá nadie, salvo los funcionarios españoles que no puedan escaquearse. Marca España Global garantizada..

El contenido básico de los dos discursos ha sido informar del conflicto España-Catalunya a día de hoy y reafirmar la voluntad independentista por razones de principios. De derechos, de libertades, de democracia y pacíficamente. Los mismos principios que se respetaron en Escocia deben respetarse en España/Catalunya. Seguirán pidiendo pacíficamente un referéndum de autodeterminación  y recuerdan que los independentistas nunca se han levantado de la mesa del diálogo, como sí ha hecho el gobierno de Pedro Sánchez.

Así es y por ello más desagradable escuchar al presidente español diciendo que "El independentismo tiene pavor a sentarse a dialogar". Es incompresible cómo se puede ser tan cínico. El que cortó todo diálogo en España y, por medio de su ministro de Asuntos Catalanes, persigue a los independentistas en el exterior, tratando de acallarlos como sea, dice que son estos quienes no quieren dialogar. Esta desfachatez raya en la de Rajoy cuando decía que la Gürtel no era una conspiración del PP, sino una conspiración contra el PP. Es el mismo estilo: tú miente con descaro; total, da igual.

Torra afirma estar dispuesto a ir a la cárcel en defensa de la independencia de Catalunya. Eso da a su actitud una dimensión moral que el unionismo y asimilados no entenderán jamás. Alguien, sin embargo debiera advertirles de que Torra no está solo. Que su neroniana creencia de que sea posible "descabezar" un movimiento de millones de cabezas encarcelando a los dirigentes es ridícula. 

Torra no está solo. Tiene millones detrás. No es posible encarcelar a un pueblo.

dilluns, 18 de febrer del 2019

La buena fama

Con elecciones a la vista, me da que lo más rápido de esta "célula" (¡qué nombre!) será su vida. Una vida fugaz. Una vida de breves horas como la de los insectos llamados efímeros, que carecen de aparato digestivo. Aunque aquí lo traían bien preparado, a juzgar por los sueldos.

Lo más gracioso es lo de "acción rápida", urgente. Suena a Task Force 1. Do quiera se detecte una amenaza, allá irá alguno de los 250 efectivos de diplomacia pública. Estos chicos son expeditivos. De "aquí te pillo, aquí te mato". En sentido figurado, es de suponer. Es el brazo eficaz del Estado, el que no se anda con pamplinas ni retóricas y acude a la acción directa, como los anarquistas finiseculares. ¿Un acto público en defensa del infecto separatismo catalán en algún lugar del planeta? Allá se lanza un cónsul o un embajador con la mismaa voluntad con que los anarquistas tiraban una bomba al patio del Liceu. El mayor anarquista, el Estado.  

Nada, nada, "acción rápida" para evitar la repetición de la Leyenda Negra, para restablecer la reputación de España. "España Global", un globo de propaganda cuya mera existencia ya es prueba de lo inepto de su concepción. La reputación de un país no se hace o rehace repartiendo prontuarios y argumentarios más o menos amazacotados entre cientos de funcionarios, cuyo celo en la tarea combativa de la supuesta hegemonía del relato exterior independentista es más que dudoso. Y hasta es mejor que sea así porque cuando hacen suyo el propósito de bloquear o sabotear un acto en defensa del ínclito nombre de España, generalmente se ponen en ridículo.

La reputación de los países democráticos y Estados de derecho no las hacen o rehacen escuadras de asalto provistos de estadísticas o vídeos apañados a modos de kalashnikovs y en rápidos golpes de mano.  La hace su historia, su tradición, sus aportaciones al avance y común bienestar de la especie. 

Mi amigo Joan Casanovas, profesor de historia, me comenta que, a fines del siglo XIX, España contrataba pinkertons para espiar a los independentistas cubanos. Espiar o lo que fuera, ya que estos pinkertons eran tan expeditivos como los ingenios tras la "célula de acción rápida". No parece que se haya avanzado gran cosa. 

Combatir en el extranjero la mala reputación de España no evidencia la intención de procurar que el país sea merecedor de mejorar su reputación, sino la de ocultar la muy mala que tiene. Porque, como es evidente, la mala fama de España fuera no se debe a la natural maledicencia de los vecinos, sino a la realidad interna, mezcla de corrupción e ineptitud del país. La mala fama fuera se genera dentro y quienes la airean fuera airean realidades. Negarlas no es remediarlas; es mentir.

La Leyenda negra no nace fuera, sino dentro y está hecha de relatos de españoles que causaban tal consternación fuera que dieron origen a lo que después se quiso negar bautizándolo como eso, una leyenda negra. Nada de leyenda. Realidad.

Como realidad ahora es que el gobierno del PSOE ha puesto en marcha un ministerio de propaganda a la vieja usanza, disfrazada de novedad celular a base de la agencia de Lozano y el ministerio de Borrell. 

Porque nada de lo demás que se hace, dice o piensa en España mejora su mala imagen.

Calculen lo que podrían mejorarla estos dos. 

diumenge, 17 de febrer del 2019

La minoría rebuznante y la mayoría silenciosa

En tiempos del corrupto M. Rajoy (a) Sobresueldos, que, si hubiera justicia en España, estaría en la cárcel, se decía que, junto a los independentistas, en Catalunya había una mayoría no independentista a la que el de los "hilillos de plastilina" llamaba la mayoría silenciosa.

En las dos fotos correspondientes a los dos actos políticos de ayer con que se ilustra este post, puede verse la entraña de esta mentira.

Así como puede verse la del sucesor del corrupto Rajoy, el demagogo Sánchez, cuando habla de que Catalunya está dividida más o menos al 50%, que está fracturada, enfrentada entre sí y que lo que deben hacer los catalanes es hablar entre ellos. De nuevo las fotos prueban claramente que este pobre hombre, carente de una sola idea, se rige por las machadas del catalanófobo Borrell. El nivel mental de Sánchez no da para más.

Ayer, dos docenas de provocadores y chulos de C's, encabezados por la insoportable cotorra catalanófoba, Arrimadas, y el jayán tabernario Carrizosa, se presentaron e Amer, a ver si conseguían su propósito de sembrar cizaña y dinamitar la normal convivencia de un lugar. Porque lo que estas tres derechas (PP, C's y Vox) pretenden a toda costa es crear el clima de tensión y violencia que denuncian. Pero la gente no hace ni caso a la Arrimadas (llamada la "montapollos") y  los comercios cierran sus puertas a su paso. Como si fueran apestados. Y lo son: apestados de odio, de rabia, de indignación al comprobar que nadie los quiere. A otras personas, esta glacial recepción les hubiera hecho reflexionar, pero no a estos matones, que no pueden reflexionar porque no tienen con qué. Y, cuando lo tienen, es para provocar, insultar y llevar la crispación a Catalunya. Mala gente. Muy mala gente. Se ganaron el Tortosa que les hicieron. 

El lenguaje de este post puede parecer duro, pero digan ustedes qué calificativo merece un puñado de chulos que va un sábado a alterar la vida tranquila de un pueblecito pacífico, a armar bronca, molestar y destrozar mobiliario simbólico urbano, a ver si consiguen que algún ciudadano le parta la cara a la hija del policía de Franco, como su padre se la partía a los "rojos" indefensos. Así podría poner el grito en el cielo (más de lo que lo hace habitualmente) y pedir feroz represión en Catalunya.

En otro  lugar del principado, en Barcelona, más de 200.000 personas se manifestaron en favor de los presos políticos, en contra de la farsa judicial berlanguiana del Supremo y por la autodeterminación. 200.000 personas son bastantes más que las 45.000 que reunió en Madrid el domingo pasado el cómico trío de trogloditas y las dos docenas de provocadores que anduvieron media hora (no pudieron aguantar más el desprecio de la gente) por las calles de Amer, como si fueran los forajidos del tren de las 15: 10.

La distancia es inmensa. Sánchez puede seguir mintiendo, aconsejado por el catalanófobo Borrell, un tipo sin escrúpulos, un socialfascista de manual, que se ha hecho cargo de la propaganda y la guerra sucia del exterior de la tiranía española contra los catalanes. El arrogante sujeto ha montado una camarilla de sinvergüenzas y vividores, desechos de otros partidos, como Irene Lozano, o macartistas sin categoría como Ignacio Torreblanca y secuaces, capaces de cantar en gregoriano los embustes más fascistas del gobierno, siempre con cargo a los fondos públicos que pagamos todos, incluidos los catalanes, a quienes estos sicarios menosprecian e insultan 

Catalunya, dice Sánchez, está fracturada. Catalunya, dice Sánchez, está enfrentada en dos mitades, incluso en el seno de las familias, dice Sánchez. En Catalunya el independentismo no es mayoritario, dice Sánchez, sin permitir una consulta que aclararía el asunto definitivamente. Los catalanes, dice Sánchez, deben hablar entre sí. Este conjunto de falsedades y embustes no puede habérsele ocurrido a Sánchez solo porque no le da el caletre. Es el infame destilado de los más virulentamente unionistas y catalanófobos de su gobierno, como Calvo, Celáa o Borrell y de los cipayos con que cuenta en Catalunya como Iceta.

Ignoro cómo estos "asesores" y otros igualmente incompetentes administrarán a Sánchez la noticia de que los matones de C's, a los que él corteja como posibles aliados, no fueron capaces de intercambiar palabra alguna con los habitantes de Amer (vaya con el diálogo) que, todos a una ("todos a una", sin divisiones, Sánchez)  les dieron la espalda y los ignoraron. Y tampoco sé cómo le presentarán la noticia de que 200.000 catalanes salieron a la calle a decirle que, en contra de lo que él simula creer, la autodeterminación no es un delito sino un derecho.

Un derecho que estamos ejerciendo en Catalunya pese a quien pese en España y garantizará la liberación de nuestros políticos, cuando la República catalana independiente sea un hecho.