Tiene su ironía que los dos presidentes reclamen la implicación europea en el conflicto España-Catalunya en un hotel porque el Parlamento Europeo les ha prohibido hacerlo en su sede. Eso al tiempo que autoriza otra conferencia, esta, sí, en sede parlamentaria con participación de Vox. Hay un evidente agravio comparativo que habla poco en favor de Europa y mucho de los independentistas catalanes que ahora mismo recuerdan la insistencia socrática en que es mejor sufrir la injusticia que infligirla.
Decisión injusta, inmoral... e inepta. Sabido de siempre: si quieres dar alas a tu adversario, prohíbelo; si quieres que un libro sea un best-seller, censúralo. Los dos presidentes de esta República bicéfala han tenido un eco mediático impensado menos en España. La noticia de Vox se verá mucho en España y poco o nada en Europa. Son dos universos mediáticos distintos. Catalunya cuenta en el europeo.
Los dos presidentes han dado un repaso de avío a la reputación de España ante un auditorio abarrotado y con muchos medios presentes. Supongo que la Task Force 1 del catalanófobo Borrell estará ya preparando una contraconferencia, habida cuenta de que no ha podido evitar aquella, aunque sí consiguió prohibirla en el Parlamento europeo, regido por su amigo, el berlusconiano Tajani. El problema será a la inversa: la asistencia. Lo haga en sede parlamentaria o, a imitación de los indepenedenetistas, en un hotel, no le irá nadie, salvo los funcionarios españoles que no puedan escaquearse. Marca España Global garantizada..
El contenido básico de los dos discursos ha sido informar del conflicto España-Catalunya a día de hoy y reafirmar la voluntad independentista por razones de principios. De derechos, de libertades, de democracia y pacíficamente. Los mismos principios que se respetaron en Escocia deben respetarse en España/Catalunya. Seguirán pidiendo pacíficamente un referéndum de autodeterminación y recuerdan que los independentistas nunca se han levantado de la mesa del diálogo, como sí ha hecho el gobierno de Pedro Sánchez.
Así es y por ello más desagradable escuchar al presidente español diciendo que "El independentismo tiene pavor a sentarse a dialogar". Es incompresible cómo se puede ser tan cínico. El que cortó todo diálogo en España y, por medio de su ministro de Asuntos Catalanes, persigue a los independentistas en el exterior, tratando de acallarlos como sea, dice que son estos quienes no quieren dialogar. Esta desfachatez raya en la de Rajoy cuando decía que la Gürtel no era una conspiración del PP, sino una conspiración contra el PP. Es el mismo estilo: tú miente con descaro; total, da igual.
Torra afirma estar dispuesto a ir a la cárcel en defensa de la independencia de Catalunya. Eso da a su actitud una dimensión moral que el unionismo y asimilados no entenderán jamás. Alguien, sin embargo debiera advertirles de que Torra no está solo. Que su neroniana creencia de que sea posible "descabezar" un movimiento de millones de cabezas encarcelando a los dirigentes es ridícula.
Torra no está solo. Tiene millones detrás. No es posible encarcelar a un pueblo.