dissabte, 7 de setembre del 2013

Del diario de Rajoy, II


Esto va viento en popa. Ayer teníamos a los españoles pendientes de nuestras ruedas prensa en lugares exóticos, como Ana Botella en Buenos Aires, yo en San Petersburgo u otros muy castizos, como mi buen amigo y hasta ayer compañero de partido, De los Cobos, el presidente del Tribunal Constitucional en Madrid. Y he decir que, cada cual a nuestro modo, superamos la prueba con elegancia y el laconismo militar de nuestro estilo, sin merma de la cazurrería que, cuando queremos, como gente auténticamente popular, nos caracteriza.

La rueda de prensa, siempre lo he dicho, es el momento cumbre de la democracia. En las elecciones, el pueblo soberano decide quién gobierna. En las ruedas de prensa ese mismo pueblo soberano se entera de qué piensan aquellos a quienes ha votado. En las primeras, habla la masa; en las segundas, la élite, o sea, nosotros. Son ámbitos de absoluta libertad. Cada cual pregunta lo que quiere y el preguntado contesta lo que le da la gana. Quien pide libertad para sí debe estar dispuesto a reconocérsela a los demás. Libertad para todos. Y, ya digo, ayer lo bordamos, cada uno en nuestro estilo.

De los Cobos, insuperable guía, habló meridianamente antes de la propia rueda de prensa, contestando a las preguntas que fueran a hacerle en ella porque en ella no pensaba contestarlas dado que el asunto de las presumibles está bajo consideración de los magistrados. Y contestó alto y claro: “No tengan duda de que pienso seguir en mi puesto”. Es un maestro, capaz de elevar a categoría metafísica lo cotidiano. ¿Dimitir nosotros por algo? Pregunta tan recurrente como impertinente en las ruedas. Ni hablar. La dimisión del cargo en el PP es un imposible metafísico. Haya pasado lo que haya pasado. Todo tiene una explicación. Y, si no aparece a primera vista, De los Cobos sabrá encontrarla.

En Buenos Aires, Ana Botella, defendiendo la candidatura de Madrid a los JJOO de 2020, estuvo sublime. Dice la fementida canalla que, por tirarse el pliego de saber lenguas, nuestra alcaldesa renunció a la traducción simultánea, no entendió ni torta de una pregunta en inglés y la contestó erróneamente. Falta de percepción de esta gente. Nada de error: agilidad mental, cintura. No era una pregunta sino una insidia, de esas que padecemos los del PP, a fuer de gentes de bien, en todo momento; fue una trampa para desviar la atención de la verdad objetiva de las infraestructuras de Madrid a ese otro concepto ambiguo, manipulable, escurridizo, del paro. Muy bien contestado, Ana: por peteneras. La conspiración judeo-masónica, con Pedro J. a la cabeza (quién iba a decírnoslo, oh, manes de Aznar), no descansa ni un minuto en su tarea de desprestigiar a España. No era que la alcaldesa no supiera para qué sirve la traducción simultánea. En absoluto. La prueba es que se encasquetó los auriculares cuando le hicieron una pregunta en español. Quería recibirla en inglés, idioma del que, como sabe todo el mundo, no tiene ni idea. Al igual que yo. Y a mucha honra. El español es tan lengua universal como el inglés. Madrid será sede de los JJOO. Lo aseguraré yo, con el sentido común que me caracteriza y, como Dios, que habla castellano del Imperio, manda.

Hasta San Petersburgo llegó el aullido de la canallesca. Dos periodistas, subgénero de marujonas de pueblo, me preguntaron por Bárcenas a más de 3.000 kilómetros del lugar. Me despaché con soltura, explicando que el asunto no había suscitado interés en el G-20 y que no se había tratado. Cosa lógica. En el G-20 no estamos a las pequeñeces y miserias de la vida de un descuidero de tres al cuarto. Eso no es competencia, hombre. Nosotros estamos a las grandes faenas, a invadir unos países, expoliar otros. Somos jefes de Estado y de gobierno y quizá tengamos algo de randas; pero a lo grande. Eso no le entiende la prensa que padecemos. Quiere carnaza, sangre, algo para vender. Lo llaman “información”, pero es mero cotorreo y ganas de fastidiar.

Que si yo cerré el trato con Bárcenas, que si tal y que si cual. Todas cuestiones ya respondidas en sede parlamentaria en su momento. Según cuentan, María Dolores de Cospedal descargó en mi persona toda la responsabilidad de haber llegado al acuerdo con Bárcenas para que no empezara a largar por ahí. Bueno, ¿y qué? Ya dije el 1º de agosto que me equivoqué con Bárcenas. Si esa explicación vale para el Rey y un elefante, no veo por qué no para mí y Bárcenas que, además, no tiene trompa. ¿En dónde está la mentira de que me acusa el frente marxista, Lara y Rubalcaba? Me equivoqué y lo confesé noblemente. Creí que Bárcenas no era un delincuente cuando lo era, igual que el Rey pensó que el elefante era un pato de feria. Somos humanos, cometemos errores y por los míos ya está pagando mi amigo Bárcenas.

No tengo la menor intención de comparecer de nuevo en el Parlamento. Posada lo está haciendo muy bien con nuestros equipos jurídicos, probando en legítima doctrina que las preguntas de IU y el PSOE no se ajustan a los requisitos del reglamento. Aunque, la verdad, los veo un poco condescendientes. Lo suyo no es argumentar que las preguntas no se ajusten a lo previsto en el reglamento de la cámara y la Constitución; lo suyo es demostrar de una vez por todas, caramba, que lo que no se ajusta al reglamento ni a la Constitución es esa puñetera manía de preguntar.

Y, ya puestos, el mismo criterio debiera aplicarse a las ruedas prensa. Estas deben ser como las del pavo: para lucirse y sin preguntas. Solo con exclamaciones y aprobatorias. Así, las ruedas de prensa serán la sublimación de la democracia plebiscitaria.

Al estilo de la que quiere Mas en sus preparativos de las vísperas catalanas. Ya lo tengo medio convencido de arreglarnos con un pacto fiscal entre bambalinas. Por eso habla ahora de unas elecciones plebiscitarias en 2016, para el caso de que no pueda celebrarse la consulta de 2014. Pues claro que no, hombre, siente usted la cabeza. ERC sostiene que la consulta ha de hacerse en 2014, sí o sí. Pero ¿qué disyuntiva es esa? Si ERC, además de regalar camisetas en el Congreso, quiere que se la entienda, debe convocar una rueda de prensa.

divendres, 6 de setembre del 2013

Del diario de viaje de Rajoy.


Por fin he conseguido salir del infierno en que se ha convertido España este verano. Menudas temperaturas. Yo me escondí en Pontevedra mientras las juventudes del partido sacaban de paseo la auténtica bandera de España a los gritos de rigor. En estos chicos está lo mejor de la raza. Son el orgullo de la estirpe, de nuestra estirpe. Pero les hierve la sangre celtíbera y hay que moderarlos a tono con este tiempo de excesos democráticos.

Tuve que recibir al indio aymará de Bolivia, pero conseguí escaquearme de la rueda prensa, pretextando que se trataba de una reunión de rutina. Hombre, hombre, ¿acaso no recibo al cabo de la semana a los jefes de las más pintorescas naciones del globo entero? Pues más este, un presidente, dice, de un Estado plurinacional. Vamos, acepto una rueda de prensa y algún reportero del altiplano -que no tienen límite, todos ellos dándole a la coca- me pregunta si voy a constituirme en pareja de hecho de Bárcenas. Tengo que velar por la dignidad del Estado.

Por fin salimos de madrugada, camino de San Petersburgo. ¡Adiós España! Todo el mes de septiembre dando vueltas por el planeta en defensa de nuestros intereses. Algún bromista me ha dicho que pida un mes de permiso sin sueldo, pues no voy a pisar el suelo nacional hasta octubre. Hasta ahí podíamos llegar. Un mes sin sueldo. Ni sin sobresueldo. Cada cual vale lo que vale. En las redes, que son como una corrala de rojos, algunos especulaban con la idea de que quizá me quedara en Buenos Aires, en donde tengo prevista mi llegada para animar el trabajo del Príncipe de Asturias, que está animando el trabajo de Ana Botella, en favor de Madrid 2020. Tenemos que conseguirlo. Si nos dan las Olimpiadas ganamos las próximas elecciones.

En San Petersburgo, Obama se me puso a tiro y lo abordé en un momento en el pasillo, camino del excusado de caballeros. Tuvimos un amplio intercambio de impresiones de dos minutos, en el que pasamos revista a los asuntos internacionales candentes. He hecho que La Moncloa publique la foto prueba del nivel de gran estadista en que me muevo y adjunté un texto que figura en la página de la presidencia: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, han conversado sobre la mejora de la situación económica al inicio de la cumbre del G20 que se celebra en San Petersburgo. Ambos tienen previsto reunirse en la Casa Blanca en los próximos meses. No hay que dejar nada al azar o la improvisación. Ambos decidimos reunirnos en la Casa Blanca cuando Dios, o sea, Obama, sea servido. Es un verdadero amigo de España y no como el chino descortés, que me canceló la entrevista en Pekín con menos de 24 horas de preaviso y solo porque no le cuadraban las fechas. Estos chinos son taimados.

Estoy en el Empíreo, ejerciendo, como debo, la alta representación de esta gran nación. Aquí solo se oyen coros angélicos y músicas celestiales y todas las potestades, tronos y dominaciones, acuden a prestarnos acatamiento. Como lo harán los indios patagones en Buenos Aires y, más tarde, la asamblea mundial de los pueblos reunida en la ONU en Nueva York, cuando me presente allí en compañía de García-Margallo, Mariscal del Campo de Gibraltar. Solo cuando Moragas entra y sale se cuelan con él rumores del terruño, de esos que he ordenado silenciar, siguiendo los consejos del manual de la Camorra napolitana. Es el ruido de las esferas inferiores, las agitadas por fruslerías y cuestiones frívolas de unos pagos aquí, unos cobros y mordidas allí, unas mentiras en sede parlamentaria, unos pactos o acuerdos o desacuerdos secretos allá. Comadreos.

Moragas, que vale su peso en sobresueldos, viene contando que en la declaración ante el juez de Arenas, este manifestaba no recordar algo en 72 ocasiones. Eso es una sana desmemoria, sí señor. Un poco más y no le consta haber sido militante del PP, secretario general del PP, ministro del PP, candidato sempiterno a la Junta por el PP. En fin, nadie es perfecto. Peor me parece la actitud de Cospedal. Ahora ya sé qué significaba aquello de que "cada palo aguante su vela". El palo era yo. La muy ladina me carga la responsabilidad del pacto secreto con Bárcenas por el cual le dábamos un retiro regio a cambio de dejar de incordiar con sus papeles. La gente, muy materialista, se aferra a estas cosas para decir que el responsable de este lodazal de corrupción soy yo. Conviene estar lejos. Puedo darme por no enterado. Y ya veremos cómo sale la cosa en Buenos Aires. Enviaré a Moragas a hablar con la prensa mientras yo giro visita a las haciendas de los extesoreros del PP, a ver qué comercian.

Está bien San Petersburgo, antes Leningrado, antes Petrogrado. Las noches blancas vienen de caída, pero el Neva está espléndido. Qué envidia me produce la fortaleza de Pedro Y Pablo. Eso es un castillo y no el de Montjuich, a donde tendremos que llevar a Mas si sigue con esa frenética locura de la secesión en las vísperas catalanas. Él debe de intuirlo porque, según me dicen, ya está transfiriendo su amenaza a 2015 o 2016, no lo tengo claro. Es decir, ya considera la posibilidad de que en 2014 no haya consulta. La está cambiando por unas "elecciones plebiscitarias" que, en el fondo, no quieren decir nada. Yo creo que si nos mantenemos firmes y, al final, les damos un pactillo fiscal, estos se desmovilizan. Al menos los de la estirpe. Lo otro es vocinglería separatista.

¡Ah, si pudiera resolver el asunto de Bárcenas con la misma facilidad!

dijous, 5 de setembre del 2013

Estado de corrupción.


Dice Die Welt que la corrupción en España es comparable a una dictadura del Tercer Mundo. ¡Qué ingenuos son estos alemanes! Y trasnochados. Ya no se estilan las dictaduras en el Tercer Mundo, al menos en América Latina. Ahora hay gobiernos de izquierdas más o menos autóctonas y repúblicas del Consenso de Washington. Pero, comparados con la corrupción de España, no tienen ni color. O quizá color, colorido, sea lo único que tengan. En todo lo demás nos dan sopa con honda.

La primera corrupción española (y en la que Die Welt probablemente no esté pensando) es la desmemoria histórica. Dice Gerardo Iglesias que España es el único país del mundo que, habiendo padecido el fascismo, aún no lo ha condenado. Y no solo no lo ha condenado sino que lo ensalza siempre que puede por activa a través de los franquistas jóvenes y no tan jóvenes y ancianos del PP o cercanos a él, o por pasiva a través de la inacción de la izquierda, incapaz hasta la fecha de acabar con la simbología franquista en todos los órdenes de la vida civil. Que sea la justicia argentina quien tenga que pronunciarse sobre la actitud pública española frente al franquismo es una vergüenza mundial. Que España sea el segundo país del mundo, después de Camboya, en cantidad de asesinados políticos enterrados en las cunetas es más que vergüenza. Es un oprobio por encima de toda medida. Que haya una Fundación Nacional Francisco Franco legal y subvencionada por el Estado democrático es algo de todo punto injustificable. España es el único país europeo que aún no ha condenado la parte alícuota que le correspondió en los totalitarismos (nazi, fascista, franquista, comunista) europeos.

La otra corrupción, la que preocupa a Die Welt y con harta razón es la económica. La económico-social, diremos nosotros, más acostumbrados a esta maldición nacional. Porque los alemanes, extranjeros al fin y al cabo, van a buscar la comparación al Tercer Mundo. Nosotros sabemos que la tenemos en casa. Los cuarenta años de franquismo fueron los de una "dictadura atemperada por la corrupción". Y, antes del franquismo, la dictadura de Primo, otro negocio de corruptos. Y, antes, la primera restauración, un régimen de oligarquías alternantes basadas en la corruptela sistemática. Y la cosa viene ya de los Austrias, expertos en esquilmar las arcas públicas, imponer gabelas ala población, endeudarse e ir a la quiebra del Estado. Está en la tradición patria. Lo irritante de la corrupción actual es, precisamente, que no tiene nada de nuevo ni extraño. Es la reproducción del franquismo en su más clara esencia: un partido único, en este caso dominante, con una mayoría absoluta que le da casi el monopolio del poder político en España y que, en realidad, no es un partido político en el sentido habitual del término, sino una organización instrumental de la patronal y la banca para convertir sus intereses, políticas y negocios en legislación del Estado. Los miembros destacados del partido pueden considerarse -según los papeles de Bárcenas- hombres a sueldo de la patronal. Que luego devuelvan esos sueldos con creces por medio de prácticas corruptas ilegales, es el ingenioso mecanismo por el que esta actividad presuntamente fraudulenta ha estado funcionando veinte años y ha permitido que el partido de la derecha gane elecciones trucadas, mientras sus dirigentes cobraban cuantiosos sobresueldos.

Cualquier escrúpulo moral que puedan algunos sentir quedará disipado por la acción benéfica de la Iglesia ya que esta operación sistemática de expolio de lo público por actividades ilegales o, cuando legales, autoritarias, se hace bajo la cobertura del viejo nacionalcatolicismo, ese que luce en la peineta la dueña Cospedal.
En España, el Estado de excepción permanente de Agamben se convierte en . Y como es estructural, responde a las dos preguntas que más se plantean hoy día:
1ª) ¿Cómo no ha dimitido ya Rajoy? Porque a él le parece que lo que presuntamente ha hecho, de cobrar sobresueldos de procedencia dudosa no es nada distinto de lo que llevan toda la vida haciendo las clases dominantes españolas. ¿Dimitió Franco? ¿Dimitió Primo? ¿Dimitieron Cánovas o Sagasta? ¿Dimitió el espadón de Loja? ¿Por qué él, vamos a ver?
2ª) ¿Cómo es que todavía no ha pasado nada? Nada gordo, se entiende. Porque la gente está resignada, no ve salida alguna y la izquierda es incapaz de ofrecerla en términos electoralmente gananciosos. La resistencia se convierte en la chirigota de las redes sociales.
Las vísperas catalanas se aceleran por momentos. Las posiciones se encrespan. La ruptura del socialismo catalán es prácticamente un hecho como sin duda daba por descontado Chacón. Pero también hay grietas en CiU. Los de Union se desmarcan de la cadena y dejan así como en posición comprometida a los convergentes, también dados a la marrullería. Así que la presión nacionalista española se ejerce ahora sobe Artur Mas. Faltan seis jornadas para la Diada.

dimecres, 4 de setembre del 2013

Radiografía del gobierno.


Mariano Rajoy. Presidente. Un gandul, embustero, más corrupto que Caco, pillasobres, hipócrita y falso. Dice que no está en política por el dinero, pero trinca toda la pasta que puede. Sostiene tener una profesión, pero no la ha ejercido jamás, salvo el tiempo mínimo para tomar posesión y asegurarse unos emolumentos substanciosos que nadie sabe si sigue cobrando o no a las escondidas. Su popularidad en España está por los suelos y en el extranjero, por debajo de los suelos.

García-Margallo. Exteriores. Un fantoche reaccionario que confunde el patriotismo con las soflamas de los cuartos de banderas. Un personaje ridículo, como sacado de una película de Cifesa sobre los Tercios de Flandes: gárrulo, bravucón y pendenciero con los más débiles. Se hace acompañar de un perillán parlanchín y ridículo, hoy embajador en Londres, imagen viva de la caricatura despectiva que los ingleses hacen de los españoles: Federico Trillo, un jayán de pacotilla capaz de sacrificar la honradez y la justicia a sus estentóreas payasadas.

Fátima Báñez. Trabajo. La ministra que ni ha trabajado en su vida ni sabe qué sea esta ocupación. Todo su afán es ver si la Virgen del Rocio (que, aun sin existir, incide más sobre la realidad que la ministra) le sopla alguna fórmula para dejar de hacer tonterías. Por ahora la cosecha es enteca: la reducción del paro en 31 personas en agosto es su gran conquista y el intento de convertir a la población en una manga de chivatos, lo más brillante que se le ha ocurrido en veinticuatro meses sin hacer literalmente nada, pero cobrando la correspondiento pastuqui.
 
Ana Mato. Sanidad. Un prodigio absoluto de incompetencia en la materia que tiene asignada y en todas las demás. Prácticamente una analfabeta funcional cuyo mérito es caerle simpática al holgazán que desgobierna el país por el hecho de haber atribuido todas las corruptelas y sivergonzonerías en las que parece haber vivido a su marido divorciado. Precisamente al andoba a quien el PP ha estado pagando un sueldo de cine hasta ayer mismo en prueba de la práctica inveterada de esta panda de inmorales de comprar con dinero de todos los españoles el silencio de sus corruptos cuando los pillan trincando y ponen en un brete a lo que todavía están robando impunemente.

Ruiz Gallardón. Justicia. Un repelente niño Vicente, chupacirios a las órdenes de los curas que son quienes le dictan la política a seguir en materia de derechos de las mujeres. Las necedades con las que la adorna ya son de cosecha propia y de lecturas de dominicales de periódicos sobre mayo del 68. También actúa por su cuenta a veces, siempre en el mismo sentido: privatizar la justicia para ponerla al servicio de los ricos e impedir que los ciudadanos sin recursos puedan beneficiarse ella.

José Ignacio Wert. Educación, Cultura y Deportes, El petulante monaguillo con ínfulas de ingenio cuyo concepto de sí mismo es tan alto que no lo comparte nadie más. Ya solo su declaración de que hay que "españolizar a los niños catalanes", que incendió Cataluña, demuestra el grado de indigencia mental del sujeto, pues perteneciendo a la corriente ultraderechista que considera Cataluña parte de España como el dedo lo es de la mano, la afirmación no puede ser más estúpida. A tono con la de declarar las corridas de toros "bien de interés cultural".

Cristóbal Montoro. Hacienda El alter ego de Nosferatu. No sirve para nada,no atina ni una salvo para proteger los intereses de los suyos, o sea, los defraudadores y las grandes fortunas. Pero se las pinta solo para chupar la sangre de los españoles. Como Nosferatu.
 
De Guindos. Economía y competitividad. Un alto responsable del desastre de Lehman Brothers puesto a gestionar la catástrofe que él mismo (y sus cuates) organizaron por su manifiesta incompetencia. Como ministro, no hay día en que no se supere a la hora de decir lo primero que se le pasa por la cabeza por absurdo que sea. Su última ocurrencia es que confía en 2014 como un año de crecimiento superior "a lo esperado". ¿Y quién esperaba algo?
 
Fernández Díaz. Otro tragahostias de misa diaria que confunde los cirios de las procesiones con las porras de sus matones armados. Su concepto del orden público es idéntico al de un internado de una novela de Dickens y su idea de los derechos y libertades de una sociedad democrática sejante a la que pudiera tener Gengis Khan.
 
Los demás ministros, Soria, Pastor, Cañete, a fuerza de desdibujados, no salen en la radiografía. Solo se aprecia en una esquina a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, a modo de hormiguita hacendosa, incapaz de contestar de modo directo a una sola pregunta por elemental que sea por temor en poner en un brete el gobierno del holgazán oculto que tiene de jefe.
 
 

La diplomacia del ausente.


Mariano Rajoy recibe al presidente del Estado Plurinacional de Bolivia. "Estado plurinacional" es el nombre oficial de Bolivia. "De qué me sonará a mí eso?" pensaba Rajoy mientras hablaba con el mestizo Morales quien, a diferencia de él, habla más de una lengua, por ejemplo, el aymará, la lengua de su pueblo. "¡Un Estado plurinacional! Qué cosas se inventan por ahí. Aquí a lo nuestro: un Estado y una sola nación, pues España es una, así como grande y libre. ¡Pues no somos nada los españoles cuando nos ponemos!"

Ya está. Prueba de la diplomacia española y su amor de Madre Patria por las naciones hermanas. Y menos mal que tragó con lo de hermanas. La Hispanidad bien entendida las quiere hijas. Diplomacia. Este ministro de Exteriores, muy farruco en La Línea, pero manso como cordero en Londres, es una auténtica calamidad. Dice García Margallo que la amistad debe prevalecer en las relaciones de los dos países, España e Inglaterra. Nadie le ha traducido la famosa intervención de Lord Palmerston en los Comunes, en 1848: We have no eternal allies, and we have no perpetual enemies. Our interests are eternal and perpetual, and those interests it is our duty to follow, que la tradición ha estilizado en un Inglaterra no tiene amigos o enemigos; tiene intereses. Pues que se lo digan al ministro. Si es que este hombre entiende algo.

Evo Morales, generoso, vino diciendo que no guardaba rencor por el intento de humillación a que quiso someterlo la embajada española en Viena al pretender inspeccionar su avión como si fuera un contrabandista de personas. ¿Y con qué le responde el Estado español? Con un insulto aun mayor. Al final de la cordialísima entrevista y azucarados parabienes no hubo rueda de prensa conjunta, algo que todo visitante de La Moncloa por encima de alcalde pedáneo tiene garantizado por uso, costumbre y respeto. Menos el indígena Morales. Margallo debe montar una academia de diplomacia... colonial.

¡Calla! En realidad, el pobre Margallo no pinta aquí nada. De hecho en la distendida charleta está Moragas. Es Rajoy quien no quiere rueda de prensa alguna con Morales o con Inmorales. Su pánico escénico crece por horas. Odia presentarse en público en condiciones que no controla por medio del plasma. A ver si algún deslenguado va a preguntarle por los sobresueldos, el finiquito, el otro finiquito, la financiación ilegal, la imputación a Camps, el que estaba haciendo en Valencia lo que él quería para España.

Así que para salvar la cara, Rajoy la esconde. Oculta hasta la presencia de un lider de importancia y, con eso, le falta al respeto por segunda vez. Y que se ande con ojo,no vaya a salir el Borbón a mandarlo callar.
 
Las vísperas catalanas. El día fue de Exteriores. El diputado Tardá, de ERC, regaló a Margallo en la comisión de Exteriores del Congreso una camiseta de la Vía catalana a la independencia. Tardá que, como buen izquierdista, fía mucho a los números, le recordó que se la pondrían cerca de 500.000 catalanes en la Diada. La verdad, no había visto la camiseta y lo primero que me llamó la atención es el color amarillo. Es una curiosa asociación de ideas: el maillot amarillo del triunfador en la vuelta ciclista a Francia. Cuatrocientos kilómetros a pie en cadena humana es una hazaña similar y de ahí, de la conciencia del triunfo, viene el amarillo.

El día en que un ministro español de Exteriores, enfundado en una camiseta rojigualda, se dé un paseo por el Peñón al frente de 500.000 seguidores, a lo mejor Margallo se sale con la suya.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dimarts, 3 de setembre del 2013

La máquina de mentir.


Si a usted, querido lector, le pagaran una pastuqui por mentir, ¿qué haría? No es preciso contestar. Allá cada cual con su conciencia, ¿verdad? Hay dos extremos: quienes creen que la verdad vale más que todo el oro del mundo y quienes, al contrario, piensan que todo el oro del mundo vale más que la verdad. Entre medias, quienes creen que parte del oro del mundo vale más que la verdad. ¿Cuánta parte? Ahí las respuestas son extraordinariamente variadas. Una de ellas ha de ser la de Cospedal. A partir de cierta cantidad, Cospedal parece dispuesta a mentir. Quizá por ello le hayan aplicado ese espantoso apelativo de la bien pagá. Solo así puede entenderse un comportamiento tan falto de escrúpulos como de sinceridad. Y ese desparpajo.

Los casos históricos son legión y, por no aburrir, se mencionarán solo dos. La Cospedal que hoy se niega a responder a las acusaciones de un delincuente como Bárcenas es la misma que en septiembre de 2011, hace dos años, exigía al PSOE que pidiera disculpas por haber intentado falsamente involucrar a Bárcenas en la Gürtel. Por aquel entonces ya tenía que saber que Bárcenas era parte de la Gürtel. Pero ella lo llamaba "un Filesa falso". Como hoy sabe que el delincuente está acusándola de serlo ella también. Segundo ejemplo: no sabe nada del borrado de discos duros de Bárcenas, pero días antes, había dicho al juez que estaban bajo su custodia.

Y así es todo en la acción pública de esta áspera dueña manchega. ¿Quién no recuerda el cantinflesco episodio del finiquito en diferido? ¿A quién se le pasa por alto el absurdo de decir que el PP es el partido más trasparente y el que más colabora con la justicia al tiempo que se destruyen pruebas en el proceso como los libros de registros de visitas en Génova  los ordenadores de Bárcenas? Palinuro, a veces fervoroso pragmatista, piensa que eso solo puede hacerse por dinero; por mucho dinero. Por una pastuqui, como decía, Correa, verdadera quintaesencia de las "amistades peligrosas" del PP. Nadie en el PP está en política por el dinero pero todos se levantan una pasta. Son gajes del oficio. 

Así que a la defensa de la pastuqui, de los sobresueldos presuntamente cobrados, los 200.000 euros del ala desvanecidos como la bruma al mediodía, el casoplón de dos millones y medio pagados a tocateja, ha salido la dama a la vuelta de vacaciones, tras recibir vivificante doctrina de la jefatura. Y viene resuelta: ella no ha negociado finiquito alguno con el delincuente, jamás ha cobrado en B, de los 200.000 € ni ha oído hablar. Es lo que se conoce como "enroque Rajoy". Y la puntilla o remate: "se pretende" afirma impertérrita Cospedal "desestabilizar el partido". Algo así como cuando Rajoy afirma que "el Estado no cederá al chantaje", hablando, claro, del innombrable. Dos expresiones que solo pueden ser ciertas si la una se identifica con el partido y el otro con el Estado. Lo mismo que Franco con España. Quien lo atacaba a él, atacaba a España.

Ambos, Rajoy y Cospedal, coinciden en que todo cuanto tenían que decir, ya lo han dicho, el uno en sede parlamentaria, el 1º de agosto y la otra en sede judicial el 14 del mismo mes. Pero esto es falso e insuficiente. Es falso porque no dijeron nada en ambas ocasiones y de Rajoy, además, se supone que mintió manifiestamente. Insuficiente porque, desde esos dos momentos a hoy se han dado episodios nuevos que los afectan personalmente y sobre los que no se han pronunciado. En Román paladino: ¿quién ordenó el borrado de los ordenadores de Bárcenas? La gente tiene derecho a saberlo sin que la acusen de desestabilizar nada, y los interesados están obligados a responder o un juez acabará preguntándolo. Lo cual será peor para todos.
 
Pero da la impresión de que, a fuerza de bien engrasada, la máquina de mentir ya no puede parar. Los dos máximos responsables del PP (y uno de ellos del gobierno) quieren que la opinión olvide el caso Bárcenas y se concentre en alabar el brillante porvenir económico que nos espera de la mano de un PP concentrado en la tarea del salvar el país sin dejarse distraer. Aquí la habitual mentira adquiere un tinte moral sucio. En primer lugar, eso de la recuperación económica (vendida con dos años de adelanto) es pura falsedad. Los datos estacionales se mezclan con los de interpretación torticera y se construye un potemkim para un par de meses. En segundo lugar, y ello es más grave, se trata de una apuesta según la cual si a la gente le va bien económicamente, no cuestionará la presunta inmoralidad de sus gobernantes, lo cual revela un juicio detestable sobre la dignidad de la ciudadanía
 
No, señor@s, no se puede gobernar mintiendo. La historia viene de viejo: el Prestige, las armas de destrucción masiva, el 11-M, el programa electoral de Mariano Rajoy. La gente ya no se cree nada. Y menos viniendo del gobierno.
 
Las vísperas catalanas. Continúa la movilización catalana. Ayer la estelada se paseó por el mundo entero. En esta era de comunicación universal mediática el nacionalismo español no ha iniciado siquiera un plan de contraataque simbólico. Salvo que algún bromista pretenda decir que la Marca España es precisamente eso. Porque de esa marca solo se habla cuando descarrila un tren o la policía apalea a unos ancianos.

A su vez, la izquierda española haría bien leyendo un gran artículo de Josep Ferrer Llop, titulado De nuevo, sobre la izquierda ante la posible secesión de Cataluña. La izquierda española que, en buena medida, es tan nacionalista como la derecha, tampoco parece capaz de articular un proyecto nacional español inclusivo de lo catalán distinto del conservador. El artículo señala el núcleo del problema teórico de la izquierda española, incapaz de encontrar un punto de equilibrio entre su confeso internacionalismo y su inconfeso nacionalismo. El asunto es sumamente interesante, pero tratarlo haría interminable la entrada. Simplificando, la izquierda es partidaria de la autodeterminación propia y de la ajena lejana como un derecho, pero no tanto de la ajena que la concierna. Y, sin embargo, es claro que el valor moral de un derecho se cumple cuando este se reconoce a otro.
 
(La imagen es una foto de Wikimedia Commons, bajo licencia Creative Commons).

dilluns, 2 de setembre del 2013

Nunca pasa nada.


Después de la versión rajoyana del "NO decíamos ayer" en Soutomaior, el curso se inaugura con esa reunión de un importante órgano colectivo del PP para encarar el tiempo inmediato. La tónica, según vaticinios, será el silencio sostenido, la falta de aclaraciones, explicaciones, comparecencias. En algo se ha de notar que el gobierno es sensible al hecho de vivir en la era del intercambio ilimitado de información. En realidad, piensa Rajoy, con tanta información, la del Gobierno, la suya propia, puede excusarse. Solo aportaría mayor confusión. La realidad no existe. Bárcenas no existe. Los discos duros no existen. Bueno, esos tienen una doble no existencia: no existen como discos ni existen como discos borrados. Las acusaciones públicas de delincuente al presidente del gobierno, tampoco existen. Iban a querellarse contra quienes hablaran de la caja B y ni siquiera responden a la acusaciones directas de delito.
 
A continuación, Rajoy, provisto de un buen Baedeker en español, recorrerá medio mundo en septiembre y no pasará por La Moncloa ni para cambiarse de muda. El día a día de la política quedará encargado a los segundos y segundas. Puede ser entretenido disfrutar de sesiones ampliadas de Cospedal, Floriano, González Pons y nada digo si, rompiendo su insólito silencio, Arenas enjareta algunas explicaciones. Son el pábulo de las redes sociales. Por las tardes, fútbol sin descanso y las fiestas de guardar, corridas de toros en las que se condensa el espíritu de la raza inmortal, esa que, según Vasconcelos, hará hablar al espíritu. Aunque parece que tarda.
 
La guardia pretoriana de la mayoría absoluta en el parlamento protegerá al ausente sin vacilación alguna, con espíritu de falange macedónica y, si necesario es, con el de la otra, la de verdad, la que se siembra en los huertos de las Nuevas Generaciones de calabazas, calabacines, boniatos y lechuguinos. La oposición, singularmente la izquierda, deberá pensar qué hace y si sigue legitimando este estilo autoritario, represivo, censor, caciquil de manejar las instituciones o toma alguna medida para salir de este marasmo. La moción de censura ante tanta irresponsabilidad es ya obligada. Su interposición no tiene por qué interrumpir una visita de Estado de Rajoy a las cataratas del Iguazú, pero dará la oportunidad a Rubalcaba de explicar al país cómo está la situación, ya que aquel se obstina en mantener silencio y en no afrontar los problemas.
 
Las vísperas catalanas estaban ayer en plena efervescencia. En más de cuatrocientas ciudades del mundo se habían convocado cadenas humanas por la vía catalana y, según parece, La Vanguardia no encontraba el asunto noticiable. Hoy sabremos el resultado pero no hay duda de que la internacionalización del asunto, del issue de la independencia catalana,  es un hecho.
 
Al parecer hay unas 400.000 personas apuntadas a la cadena en Cataluña. Es impresionante y también será de ver cuántos apuntados al final comparecen. Cada día gotean nuevas adhesiones e incorporaciones de nombres relevantes en la cultura y la sociedad civil catalanas. La Generalitat planea incorporar una partida a los presupuestos para la consulta. Y aquí vamos a tener un problema. Pero, segun está gestionándose este asunto, no será más que una sucesión de problemas.
 
Ya se estará argumentando que el independentismo ha alcanzado un punto en el que entra en funcionamiento la espiral del silencio. Es muy posible y, en tal caso, el asunto pinta mal para el nacionalismo español. Al fin y al cabo la espiral del silencio se produce siempre y es moralmente indefendible la posición de que solo sea criticable si me perjudica pero no si me beneficia. Es más, si me beneficia, no hay espiral del silencio. Es la pura libertad. Algo tan primitivo como esa actitud de quien solo considera nacionalistas a los demás pero no a sí mismo.
 
En fin. Es lo que hay. 

Claro de tierra.

Muchas gracias al lector que me ha resuelto el problema de cómo desplazar el título a la derecha para que deje ver el cuadro de David. Se apreciará que el maestro ha sido excelente y el discípulo, aplicado.


Para grandes y chic@s, niñ@s y adult@s, hij@s, padres, madres  y abuel@s. Si tienen un momento, pasen a ver la exposición que CaixaForum Madrid hace de la obra del genio Georges Méliès con los inmensos fondos de la cinemateca francesa. Es completísima y, además de gozar de la obra del mago de Montreuil, asistirán a los comienzos del cine, el arte más completa y representativa del siglo XX. Y XXI. La peli de 2011 en 3D de Martin Scorsese, Hugo es un extraordinario homenaje a Méliès. El arte que, de haberla conocido, Wagner consideraría, seguramente, más integral que la ópera.
 
La exposición consta de una gran cantidad de máquinas que se fabricaron, a veces en condiciones pintorescas, a lo largo del siglo XIX, testimonio de la incesante búsqueda por conseguir el sueño de la humanidad, esto es, recrear, reproducir, la vida, la naturaleza en movimiento. No en quietud, pues eso ya lo hacían la pintura y la escultura; y no en abstracto (cosa de la música), ni en relato escrito u oral, dominio de la literatura y, lo más cercano, el teatro. Se trataba de reproducir la realidad (la real o la imaginaria) de forma que pareciera viva. Un empeño que ya apuntaba en las cámaras oscuras del siglo XVII y luego se acelera con las sombras chinescas y la linterna mágica en el XVIII y XIX. Decenas de complicados aparatos, todos muy bien conservados y algunos que se pueden manejar directamente que muestran la carrera de los inventores de la época por conseguir su objetivo. Sus nombres largos y complicados abundan, compiten, confunden, hasta que, por fin,  aparece el kinematograph de Edison, consolidado en el cinematógrafo, de los hermanos Lumière. Así que, si nunca han visto la mítica Salida de la fábrica Lumière en Lyon (1895) o Llegada del tren a la estación de La ciotat (1895) (esa en que algunos espectadores salían corriendo porque creían que el tren iba a arrollarlos), y otras también curiosas, como el regador regado, esta es la ocasión.

Méliès no era un inventor, ni un comerciante o negociante. Su padre, rico fabricante de zapatos, lo hubiera querido así y así educó a los dos hermanos mayores de Georges; pero este se torció. Fascinado por el espectáculo y, en concreto, por la magia y la prestidigitación, a ello se dedicó. Compró el teatro del gran Robert Houdin en el centro de París cuando aquel se retiró y prosiguió la tradición de los trucos en escena: cabezas parlantes, mujeres que desaparecen, esqueletos que se mueven, muertos que se levantan de las tumbas, puro romanticismo que mezclaba el mundo de las hadas, el mundo fèerique, con la tradición gótica, desde El castillo de Otranto a El monje, de Matthew Lewis. Pero todo en el escenario, en el teatro.

Por eso, cuando Méliès vio por primera vez el cinematógrafo de Lumière, quiso comprarlo de inmediato porque comprendió el partido que podía sacar de aquella máquina prodigiosa. Lumière no se la vendió y, además, pretendió desanimarlo profetizando que el cinematógrafo, no tenía ningún futuro y quedaría olvidado en unos años. En lugar de escuchar tamaños dislates, Méliès se fue a Londres y se hizo con una cámara de la competencia. Es una metáfora de cómo, en verdad, Méliès es el padre del cine. No lo quería con fines científicos (como Marey) ni con fines documentales (como Lumière) ni de negocios (como Edison). Él lo quería para hacer magia, para suspender el ánimo, cautivar audiencias, contarles historias fantásticas. O sea, el cine. Por si queda alguna duda, David A. Griffith confesó en cierta ocasión que él lo debía todo a Méliès. Era honrado porque es verdad. Lo único que Griffith añade al legado de Méliès (aparte de mejor técnica) es el travelling y aun este, estuvo a punto de hacerlo el francés, pero no le dio tiempo. Él venía del teatro y la cámara estaba fija a la altura de la mirada del espectador.

Méliès alcanzó la fama, fundó un emporio, hizo más de 500 películas (duración en minutos, desde luego, 10', 15', a veces 20' o algo más las "superproducciones"), se conservan un par de cientos y algunas son objeto de culto, como El viaje a la luna (íntegra en la exposición). Y él lo hacía todo: era director, guionista, intérprete, dibujante, tramoyista, todo. El hombre orquesta. Y todo lo hacía meticulosamente bien. Estaba entregado a su público de niños y grandes y el público le estaba entregado y se dejó contar todas las historias que  se le pasaron por la cabeza: Juana de Arco, las mil y una noches, Robinson Crusoe, Gulliver, Rin Van Winkle, todo lo quiso y él mismo llegaba a colorear a mano los fotogramas uno a uno. El visitante en la exposición se empapa de lo que fue una vida dedicada al arte de contar historias fantástiscas y, al menos Palinuro, ya muy partidario de ellas, sale fascinado.

Un hombre en el espíritu de su tiempo. Los sabios que se reúnen para hacer el viaje a la luna pertenecen a un Instituto de Astonomía Incoherente, primo hermano, claro es, de la patafísica de Jarry, contemporáneo. Igual que sus temas proceden del catálogo de Le chat noir. Los nombres de los sabios que alunizan y contemplan nuestro planeta en un Claro de tierra ya son un catálogo de  de viejos conocidos : Barbenfouillis (él mismo), Nostradamus, Alcofrisbas, Omega, Micromegas, Parafaragamus. Alcofrisbas, a sobra de la primera ese, es el Alcofribas Nasier tras el que prudentemente se ocultaba François Rabelais. U otro de sus papeles favoritos, Mefistófeles. ¿Qué actor rechazaría intepretar un Mefistófeles? Menos, sospecho, que los que se negarían a un Hamlet.

Ya solo por El viaje fantástico la luna, Méliès se hubiera ganado la Legión de Honor que el gobierno francés, extrañamente cicatero en esto, le negó. Porque ese viaje sitúa al mago del Teatro Houdin en una gloriosa estirpe que empieza con Luciano de Samosata, sigue con el Astolfo de Ludovico Ariosto, o el inglés Francis Godwin, que envía a la luna a un español, Domigo Gonzales a quien se encuentra más tarde Cyrano de Bergerac cuando, para probar la hipótesis heliocéntrica, emprende viaje a nuestro satélite. Pero ninguno lo había mostrado a los ojos de los atónitos públicos de 1902. Hoy la luna no es casi tan familiar como una zona residencial pero, con todo, esa imagen del proyectil en el asombrado ojo del satélite conserva toda su fuerza.

Méliès, un artista, un genio, un creador. No supo -o no quiso- adaptarse a las leyes del mercado y se arruinó, muriendo en la pobreza, aunque no en el olvido.

Vayan a ver la exposición. Vayan con sus niños. Y, si no los tienen, vayan igual y verán que los llevan dentro.

Parte de la información de esta entrada la he sacado del estupendo catálogo Georges Méliès, casi todo él escrito por Laurent Mannoni.

diumenge, 1 de setembre del 2013

El PP, una empresa.


Ruego al samaritano lector/a.

Si alguien sabe cómo desplazar el titulo del blog a la derecha (el título, ¿eh?) en blogger, le agradeceré mucho me lo comunique por el contactr. Ya he agotado mis capacidades, que son pocas, y mi paciencia, que tampoco es mucha.


No lo ha dicho Palinuro quien es un poco deslenguado a fuer de montaraz. Lo ha dicho la vicepresidenta del gobierno: el PP es una empresa. Queda por averiguar qué tipo de empresa. De preguntar a algún ideólogo de la causa, la respuesta será: una empresa eficiente, con una estructura simple y clara, objetivos nítidos, ambiciosos pero factibles, unidad de mando, lealtad a prueba de bomba, transparencia, ejemplaridad y un brillante futuro ante sí.

Si se atiende a las informaciones sobre las pruebas del proceso de Bárcenas, más parece una asociación ilícita, dedicada a la captación ilegal de fondos para financiar también ilegalmente las elecciones y repartir sobresueldos a bastantes miembros de la cúpula dirigente. Sin duda puede ser una empresa y hasta eficiente. Depende de qué se quiera conseguir. Una banda de ladrones también puede ser muy eficiente. Y sus miembros leales y su dirección única y su estructura simple y clara. Y lo de transparencia y ejemplaridad, dependerá de a quién se pregunte.

Y, sin embargo, son dos cosas objetivamente excluyentes. Se es legal o ilegal. No se puede ser legalmente ilegal o ilegalmente legal. ¿O sí? La actual condición del gobierno de España da que pensar. El PSOE acusa al presidente del gobierno de ser un "encubridor" de Bárcenas. Esto es bastante fuerte. El encubrimiento es un delito. Acusar a otro falsamente de un delito es otro delito, el de calumnia, especialmente grave si se hace con publicidad. Ya estamos en pleno lodazal. El presidente del gobierno tendrá que querellarse con Soraya Rodríguez, quien como Isolda, la de las Blancas Manos, comparte nombre con la otra Soraya, la buena, la fiel, la de la empresa. Si no se querella, andará por ahí públicamente acusado de cometer (de estar cometiendo ahora mismo) un delito de encubrimiento. 

Rajoy, impertérrito, ha inaugurado el curso político en el terruño reafirmándose en su determinación de no darse por enterado de la tempestad que azota el Reino y no soltar ni prenda. Sobre todo lo segundo. Se concentrará en lo esencial, ignorante de todo lo demás: salvar a España de las fauces de la crisis. Tiene medio gobierno en una guerra particular por el Peñón y el otro medio tratando de marear la Justicia. Pero nadie objeta a la discordancia pues ya se sabe que toda relación entre la realidad y las palabras de Rajoy es mera coincidencia salvo alguna cosa. A falta de un presente tangible, el hombre vende el futuro y promete para el año próximo una promesa para el subsiguiente: la preceptiva rebaja fiscal. 

Lo más alarmante de este patético hocus pocus o abracadabra es la conclusión de que no tiene intención alguna de dimitir. Perspectiva horripilante en espera de las posteriores revelaciones del caso Bárcenas. En serio, los dignatarios del PP deben reflexionar sobre si pueden hacerle esto al país. 

La situación es crítica. De aquí al 11 de septiembre, la Diada, Palinuro ofrecerá una breve glosa final sobre las vísperas catalanas en la creencia, ya expuesta con anteriorioridad, de que se trata de la cuestión más grave que tiene planteada España como Estado. Tanto más cuanto el gobierno ni se entera y la RTVE pública tiene prohibido cruzar el Ebro. 

Ayer hubo concentraciones de un centenar de personas por la vía pacífica a la independencia respectivamente en algunos sitios bastante alejados, en la Gran Muralla china y en Times Square, en Nueva York. Me parece que también en Londres y Bruselas, pero no estoy seguro. Ignoro qué repercusión tendrán los cien de la Gran Muralla. En Times Square, seguro, modesta. En Times Square, enfrente de la ONU, en Union Square, en Central Park, los neoyorquinos están acostumbrados a ver concentraciones de gente de los más lejanos puntos del planeta con reivindicaciones escasamente comprensibles para el ciudadano. Pero la repercusión aquí, en España, es muy grande. Enardece los ánimos independentistas, les hace ver que es un esfuerzo colectivo muy compartido y lo exhiben internacionalmente allí en donde pueden. Comparen, si quieren, con las movilizaciones del nacionalismo español. 

Hay quien dice que España confía en el funcionamiento del Estado de derecho, convenientemente adobado con un acuerdillo con el nacionalismo burgués para separarlo del apoyo al independentismo e ir así tirando algunos años más con un minicupo o algo así. No sé si esto es posible o no. Pero, si se hace, no va a resolver el problema sino que lo va a enconar. No creo que nadie en el independentismo catalán se niegue de antemano a una solución negociada de común acuerdo. Pero sí creo que muchos rechazarán que ese pacto se selle en secreto entre dos actores con exclusión de todos los demás.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dissabte, 31 d’agost del 2013

Vuelve el pasado.


El premio Nobel de la paz, el primer presidente negro (o mulato) de la historia de los EEUU, el que suscitó esperanzas sin cuento en las izquierdas de medio mundo, incluidos los aplausos del bueno de Michael Moore (quien ahora está que echa las muelas y acaudilla una campaña de Hands Off Syria), Barack Obama, se apresta a seguir los pasos de Bush. Es decir, no solamente va a bombardear y quien sabe si invadir un país lejano (pues eso lo hacen los presidentes gringos casi sin excepción) sino a hacerlo sin autorización de la ONU. Quiso ganarse al primo inglés, pero los Comunes se han opuesto al sonrosado y servicial Cameron. Con la ayuda del camarero español ya ni se cuenta, pues está entretenido batallando con los jueces por sobrevivir.

Obama va solo a la guerra. Los franceses andan también buscando una excusa, pero su tradicional antiamericanismo de la herencia gaullista los lleva a intervenir por su lado, poderosamente llamados por el hecho de que Siria estuvo bajo su mandato en fideicomiso de la Sociedad de Naciones. La lealtad de la metrópoli. A lo mejor hay que leer en esta clave también el rechazo de la Cámara de los Comunes: no es nuestra pelea. El Irak era distinto, claro. Así que los franceses irán a la guerra por su lado. Pero mira que si se presentan allí y empiezan a caer como chinches por el fuego "amigo" de los drones gringos...

Y eso de "la guerra" es un decir; como lo es el "combate" a que se apresta El Asad. Ni guerra ni combate: una aplastante máquina de guerra tecnológica va a reducir a escombros un país. Dice la doctrina militar más acrisolada que las guerras solo se ganan ocupando físicamente el territorio. No se ganan desde el aire. Pero esto no es una guerra. Es una masacre anunciada. Hasta la fecha parece haber habido 100.000 bajas. Deben de parecerles pocas y van a redondearlas al alza en una prueba más del exquisito tacto con que Occidente viene tratando al mundo árabe, musulmán, islámico, conceptos que tampoco tienen muy claros. Ni falta que les hace. Para eso está allí su cabeza de puente, Israel, a quien no importa nada provocar el Armageddon porque lo tiene en sus libros santos. Dios lo quiere y el aprovechamiento de las reservas estratégicas de la región lo exige. El objetivo final: el Irán. Los rusos y los chinos se preguntan si no deben intervenir y ya está medio mundo hablando de la tercera guerra mundial.

La izquierda, en general, como siempre, dando un ejemplo de unidad de criterio. Según he oído (es tan asombroso que no lo doy por del todo cierto), los socialistas españoles apoyan la intervención gringa incluso sin mandato de la ONU. Argumentan, al parecer que es urgente detener esta sangría. Parecen olvidar que la sangría se ha producido por la incapacidad de los europeos para buscar alguna solución distinta a la escabechina. Las demás izquierdas andan a tortas sobre si los rebeldes son agentes de la CIA o El Asad un dictador criminal, capaz de gasear a su pueblo. En el fondo parecerse tratarse de la habitual consideración con nuestro hijo de puta. Pero no parecen ponerse de acuerdo sobre quién en concreto sea su hijo de puta frente al hijo de puta real, en el que coinciden todos: la alianza yanquisionista.

¿Y qué me dicen de la casualidad de que esta amenaza de acción/reacción/escalada coincida con el inicio de las enésimas negociaciones palestino-israelíes? Por cierto, si no recuerdo mal, en el último bombardeo masivo de Gaza por Israel, el pueblo elegido usó bombas de fósforo contra la población civil. Y nadie habló de intervenir. Según parece (no estoy seguro) Israel también usó armas químicas en Gaza. Y aquí todo el mundo punto en boca.

En fin, lo de siempre en la época del Imperio. Y España, ocupando su modesto lugar de gran nación. También ella tiene una semiguerrita por un peñón, que es una espina clavada en el orgullo nacional. Y su punto flaco pues sabe que, en el fondo, el problema es militar; es decir, inalcanzable el triunfo. Solo se puede hacer el ridículo. Y esto, el gobierno español lo borda. ¿No ha salido la vicepresidenta a decir que España esperará a que haya una decisión de la ONU para pronunciarse? España no esperó tal decisión para apuntarse a la guerra del Irak. Con el agravante de que se hizo por unas nebulosas "armas de destrucción masiva" que jamás se habían empleado por la sencilla razón de que no existían. Ahora sí parece que el gas Sarin existe y ha causado cientos de muertes. Sin embargo, el gobierno se ha hecho respetuoso con la legalidad internacional.

A la fuerza ahorcan. ¿Alguien imagina a Rajoy del brazo de Obama, bombardeando Damasco? Menudo negocio para la trama Bárcenas-Gürtel, caso de estar operativa. Ya solo de pensar en el catering de las tropas más de algún emprendedor levitaría. ¿Y los hospitales de campaña, convenientemente privatizados?

Pero no ha lugar, ¿verdad? Aquí se trata de averiguar cómo salen los genios del PP del lío en que se han metido con los ordenatas de Bárcenas. Estaban estos bajo custodia de Cospedal, según ella misma declaró al juez, al parecer. Y fueron borrados. Y fueron borrados siendo por entonces el PP acusación popular en el proceso de Bárcenas y teniendo la obligación no de reformatear los discos duros (según dice el inefable Floriano) sino, al contrario, de preservarlos porque son pruebas. O sea, a ver cómo se quitan de encima la acusación de un presunto delito de obstrucción a la justicia y/o encubrimiento. Y de haberlo cometido Cospedal o Rajoy o los dos de acuerdo. Vuelven, en efecto, los viejos tiempos: los gobernantes linces españoles. Hasta me apuesto algo a que los discos duros no contenían nada o nada que no tuviera ya Bárcenas y lo que este quería era que sus antiguos compadres entraran al trapo y cometieran el delito de destrucción de pruebas. Para tapar este nuevo patinazo, ya no basta con reconquistar el Peñón, será preciso reclamar también el Rosellón y la Cerdaña.

Lo cual nos lleva al auténtico drama que está viviendo España, como siempre, sin enterarse: la secesión catalana. Un asunto de extraordinaria importancia que el gobierno ni huele y para el que no tiene nada preparado. Nada distinto de la negativa cerrada al diálogo, pacto o negociación. Santiago y cierra España. Y, en efecto, es asunto de trascendencia. Obsérvese en los estragos que está haciendo en el socialismo español. El PSC está hecho unos zorros. Y el PSOE sin el PSC es como el vizconde demediado. Y, demediado su espíritu, ha puesto Carme Chacón un océano por medio con el guirigay patrio. Es un mutis por foro con promesa de retornar a competir en buena lid por la secretaría general del partido de Pablo Iglesias el viejo. Es una apuesta, aunque, según están las cosas en el país y en su partido, se me hace tan verosímil como el regreso de Arturo de Avalon. 

En el choque de nacionalismos la diferencia es apabullante: el catalán es pujante, lleva la iniciativa, quiere un Estado nuevo, apunta al futuro con una retórica de mucha fuerza moral: derecho a decidir, autonomía, autodeterminación, liberación, independencia. El nacionalismo español (incluso el del PSOE) está mortecino, a la defensiva, pretende mantener el viejo Estado (con el que, sin embargo, muchos no simpatizan y proponen cambiarlo en el curso del conflicto), apunta al pasado con una retórica de una ya cascada voz.

Y así, en este momento en que el país se encuentra a una situación límite, tenemos al frente del gobierno a una persona sospechosa de haber ordenado la destrucción de pruebas en un proceso penal. ¿A que cada vez se parece más a Nixon?

Solo que si Nixon y Rajoy se parecen, España no es los Estados Unidos.

divendres, 30 d’agost del 2013

Y la bola crece.


Bola en todos los sentidos del término.

¿Qué estratega pensó en el Peñón para tapar el caso Bárcenas? Hacen falta mil peñones y aun serán pocos "para asaltar torreones", según reza la venganza de Don Mendo. Ni Gibraltar ni la guerra de Siria. Por cierto, ¿se han fijado en el asunto de Siria? España no cuenta nada. Nada de nada. España no está en el exterior porque está secuestrada por el asunto Bárcenas.

Un asunto que no da un respiro al gobierno y a sus cómicos portavoces quienes cualquier día de estos van a necesitar una camisa de fuerza. La bola crece y crece y cuanto más calla Rajoy, más lo aplasta. El cadáver de la obra de Ionesco ya lo ocupa todo.

En escena, solo, bajo la luz de los focos, un presidente del gobierno desacreditado fuera y dentro, oculto, con una valoración ciudadana ínfima, bajo sospechas francamente infamantes que lo hacen aparecer no solo como un presunto corrupto sino como un no menos presunto truhán. Todos los parapetos, las trincheras, los personajes secundarios tras los que se escondía, han caído barridos por los vientos procesales: Arenas está en paradero desconocido; Cospedal, insólitamente muda; Aznar, callado como la esfinge; Cascos, ausente; los portavoces, Hernando, Floriano, Pons mejor estarían de portasilencios porque, cada vez que hablan, agravan la situación ya de por sí muy grave.

El caso Bárcenas es el caso Rajoy.  Es el principal responsable político (y los jueces decidirán si penal) de este desbarajuste de corrupción, inmoralidad y acciones mafiosas en que naufraga España. Tiene Rajoy pendiente, le guste o no, una comparecencia parlamentaria para explicar las mentiras de su anterior comparecencia parlamentaria. Su obligación debiera ser estar a disposición del Parlamento y así lo asegura su partido. Para lo cual so opone a toda petición de comparecencia del presidente. Y así, con todo. Dice estar a colaborar con la justicia y: 1º) destruye los registros de entrada de Génova 13, pedidos por el juez; 2º) destruye los discos duros de los ordenadores de Bárcenas.

A eso lo llaman colaborar con la justicia. Y luego se extrañan de que la gente los vea, no como un partido político, sino como una asociación de mafiosos que debiera ser ilegalizada. Porque otros lo llaman destrucción de pruebas, obstrucción a la justicia, encubrimiento, etc. Ya se verá si sí o si no, pero lo cierto ahora es que alguien ha dado la orden de destruir las pruebas y ese alguien solo pueden ser Cospedal y Rajoy. Cospedal está literalmente achicharrada con Bárcenas y con sus asuntos propios. Así que ¿qué tal si el juez cita a declarar a Rajoy para preguntarle quién dio la orden de destruir unas pruebas que no se podían destruir?

Hasta los suyos le piden que dimita y Vidal Quadras reclama un cambio de jinete. Es de esperar que se le sumen otras voces dentro de su partido por el bien de España. Y que pidan cambiar de jinete y de caballo. Mientras tal cosa no suceda, este gobierno, basado en la mentira más descarada, la corrupción, la censura y manipulación de los medios, el bloqueo institucional y la represión policial, seguirá siendo el hazmerreír del mundo entero.

La sociedad, falta de posibilidades reales de defensa, se lo toma también a chirigota. El prestigio de Rajoy, su gente y su partido es como el de José Ulloa, "el Tragabuches". Y tengo la impresión de que, en el fondo, al presidente no les disgusta este enfoque así como cínico y desgarrao. Si se observa bien su rostro se verá que tiene algo de pantagruélico y, en todo caso, se reconocerá que parece aplicar la filosofía de Pantagruel: cierta alegría de espíritu adobada con desprecio de las cosas fortuitas, aunque el personaje más bien parezca triste de espíritu.

El problema es que no es momento de risas ni alegrías. El verdadero problema de España ahora mismo es Cataluña. El momento catalán es extraordinario. Es un ahora o nunca que ha movilizado toda una sociedad. Algo, por cierto, sumamente respetable y, desde luego, envidiable. ¡Qué más quiséramos los españoles que tener un objetivo cívico común tan claro, tan unificador y tan digno! Al contrario, lo que tenemos es  una lamentable situación de enfrentamiento de un gobierno y su partido con la sociedad casi al unísono; un gobierno incapaz de gobernar y que no tiene ni idea de lo que se le viene encima el próximo 11 de septiembre, con la cadena humana, que va a dar la vuelta al mundo pues ya están acreditados para cubrirla más de doscientos periodistas. Es de esperar que alguno de ellos informe a los españoles porque la RTVE, sin duda, no dirá nada. Cataluña no existe.

Hace falta ser irresponsable para llevar al país a este punto de ruptura solo por salvar el propio, miserable pellejo.

¿O? Última hipótesis: Rajoy echa a las fauces del Moloch de la opinión pública un par de ministros y un par de cargos destacados del partido y llega así a la Diada en la esperanza de que se arme un lío y se desencadenen unas tensiones en el país que justifiquen su continuidad en La Moncloa, ahora convertida en estado mayor desde el que organizar la reconquista de Cataluña, incluido el preceptivo bombardeo de Barcelona.

La dimisión de este hombre es un asunto de Estado. 

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dijous, 29 d’agost del 2013

Dimita ya, hombre.


Ni las estupideces de Floriano sobre los puertos USB de los ordenadores ni las fascistadas de Hernando sobre la bandera republicana pueden salvarlo a usted. Está usted escondido como un topo en su madriguera, como un caracol en su concha, con más miedo que vergüenza, esperando que todo pase, sin hablar, mudo.

De entrada, es usted un cobarde. Pero no solo eso.

Su partido no es tal sino una presunta asociación de granujas al servicio de la patronal para imponer la política de esta a cambio de repartirse un cuantioso botín hecho de sobresueldos, canonjías, "gastos de representación", "compensaciones" y otros cuentos chinos para disfrazar unos pagos ilícitos, ilegales, probablemente delictivos y, desde luego, inmorales. Una asociación de presuntos malhechores que, viéndose descubiertos, recurren a los habituales procedimientos de los mafiosos: niegan la evidencia, amenazan al mensajero, tratan de comprar a los incómodos, mienten, difaman, calumnian, destruyen pruebas y obstruyen la labor de justicia.

Y al frente de todo este desaguisado, conocedor de todo, está usted. Es usted quien nombró a Bárcenas, quien trató de comprar su silencio con pagos ilegales millonarios, quien se comunicaba vergonzosamente con él por SMS, quien ha negado toda explicación pública de sus fechorías, quien ha evitado toda explicación, quien ha ordenado pagar otro estratosférico "finiquito" (otro chantaje) al tal Páez con el dinero de todos los españoles, quien ha estado cobrando sobresueldos hace veinte años, quien se subió su sueldo un 27% mientras bajaba los de los demás (que no fueran del PP), quien ha ordenado destruir todas las pruebas posibles de sus mangancias, el registro de entradas de Génova 13 o los discos duros de los ordenadores barcénigos.

Usted y solo usted es responsable político y penal de esta catástrofe vergonzosa que es hoy España. Todos los demás, Florianos, Cospedales, Arenas, Ponses, Hernandos, son más o menos pillastres y han trincado más o menos sobresueldos; pero están todos a sus órdenes y las ejecutan. Y usted es el que las dicta

El caso Bárcenas es el caso Rajoy, un ejemplo insólito de cómo puede llegar un presunto corrupto y mafioso, un supuesto mangante, a la presidencia del gobierno. Y mantenerse en ella contra viento y marea en clarísimo perjuicio de las instituciones democráticas de la gobernación del país (usted no puede gobernar, hombre, dedicado como está todo el día a evitar el procesamiento) y de su posición internacional.

Lleva usted veinte años riéndose de sus compatriotas, engañando a todo el mundo, destruyendo los valores democráticos y ahora dos dinamitando las instituciones, haciendo burla del parlamento, impidiendo que ejerza sus funciones,  tomando a los españoles por imbéciles, negándose a explicar sus chanchullos y su enriquecimiento y causando un daño irreparable a su país.

Es usted y solo usted. Hasta los suyos le piden que dimita por el bien de su partido. En realidad, deben pedírselo por el bien de España.

Váyase antes de que aquí pase algo gordo. Y hágalo con la ignominia y la infamia que solo usted se ha ganado.

Todo por la pasta.


Este sarpullido de franquismo putrefacto del verano no puede ser un hecho aislado. Tampoco es un plan. Es generalizado, sí, pero no coordinado; es espontáneo. Por ello, tanto más significativo. Los distintos estamentos esenciales de la derecha han saltado al unísono como con un resorte y han hecho una remake del régimen de Franco, su baluarte espiritual. Aquí, las aportaciones:

I.-. El franquismo legionario. Gibraltar. Allá se han lanzado las huestes españolas a hacer el ridículo una vez más en el Peñón. Hasta The Telegraph se pitorrea de una imagen patriótica del Peñón cercado por los ejércitos españoles y el toro de Osborne en el FB de un alcalde del PP.

II.- El franquismo municipal. Ese y otros alcaldes del PP dan la mejor nota franquista. Levantan el brazo o juzgan culpables a los asesinados por la dictadura. El franquismo era muy de alcaldes, a los que nombraba a dedo, siempre del Movimiento. Como muchos de estos. Paniaguados del Movimiento o hijos de paniaguados.

III.- El franquismo de las juventudes. Las Nuevas Generaciones. Ya saben, eso de los amaneceres, las banderas, las águilas, los correajes y, de vez en cuando, alguna valiente paliza a un negro o un rojo, en grupo y con bates de baseball.  El fascismo reverdeciendo. Vino viejo en odres viejos.

IV.- El franquismo de los procuradores en Cortes. Así, al estilo de Hernando, para quien la bandera republicana es tan ilegal como la franquista. Es igual si hay una sentencia del TSJM, de 2004, diciendo que la republicana es constitucional porque, como buen franquista, no admite las sentencias de los tribunales si no le gustan, así como no admite la legitimidad de un régimen político basado en la voluntad popular atropellado por una rebelión militar criminal, única responsable de tres años de guerra civil y cuarenta de dictadura. Y muy gallo él.

V.- El franquismo de las señoras del Domund. La mayoría absoluta ha soltado las lenguas de esas damas conservadoras, marquesas, marquesas consortes, señoras bien, mojigatas y advenedizas que por fin se animan a decir lo que piensan y no lo que estiman conveniente. Lo ha bordado Teófila Martínez en su encontronazo en Twitter: los pobres no tienen derecho a opinar ni a actuar en política. Las demás damas de alcurnia, Becerril, Aguirre o de rabanería como Botella, Barberá o Villalobos, han quedado muy atrás, pero todas entonan la misma murga: hay que devolver a las clases subalternas al lugar que les corresponde. ¡Cómo está el servicio! Se sienten muy apoyadas por el ministro de Educación quien, como buen monaguillo, hace a su vez lo que puede por torpedear la igualdad de oportunidades con el beneplácito de una iglesia silente, no de vergüenza sino de felicidad.

Y todo este rebrotar del franquismo esencial, ¿para qué? Obvio: para tapar el caso Bárcenas.

Pero no hay quien lo tape. No se puede. Es demasiado gordo. Afecta a la esencia misma de la democracia. Deslegitima todo lo que toca. No es un asunto particular de un señor concreto. Es una forma de actuar del partido conservador durante veinte años que ha pervertido el funcionamiento de las instituciones, ha hecho burla de la democracia y la ha convertido en un juego de enchufes, fraudes, malversaciones, embustes, etc. Y todo bajo la dirección de Rajoy.

Esa es la cuestión. El caso Bárcenas es hoy el caso Rajoy. Ni Gibraltar, ni alcaldadas, ni gamberradas juveniles, ni falsedades, ni gazmoñerías. La presunta corrupción del PP y la incuestionable, irrenunciable responsabilidad política de Rajoy, quien ya debiera haber dimitido si su país le importara algo. Y eso es algo sabido por todos. Lo confiesen o no.

Es vergonzoso escuchar a unos u otros ministros asegurar que Rajoy es una "persona honrada"; como lo es escuchárselo a él mismo. La honradez, al igual que la confianza, es de cristal y solo se habla de ella si falta. Lamentable asimismo ver a los segundos del partido, los pintorescos portavoces, justificando ahora los astronómicos sobresueldos de Rajoy, bien con argumentos achulapados de ytumás (Floriano), bien con delirios seudoempresariales sobre productividad del trabajo o algo así  del pícaro González Pons.

Esos sobresueldos, ese millón y pico de euros, no tienen justificación alguna. Son una vergüenza. Como los sobresueldos repartidos arbitrariamente a lo largo de los años a unos u otros dirigentes del PP probablemente por no otro criterio que el capricho de la jefatura. Una oligarquía de enchufados cobrando una pasta a las escondidas y viviendo a cuerpo de rey a todos los gastos pagados mientras la gente pasa necesidades.

Ese es el núcleo de la cuestión: la pasta. Todas las afirmaciones de "no estoy en esto por el dinero" o "como registrador de la propiedad ganaría más" son falsas por irrelevantes. La carrera política es voluntaria, no obligatoria. Nadie los obligaba a emprenderla. No tienen, mpues, derecho a "compensación" alguna en el caso de que perdieran dinero  y la dedicación tiene una carga de ejemplaridad que no se puede soslayar. Prueba de que es así es que la práctica que pretende defenderse se ha mantenido oculta hasta ahora. Después, al conocerse, se negó vehementemente, amenazando con querellas mil a quien la denunciase (por cierto, Floriano sigue sin querellarse contra todos los que decimos que cobraron en B) y, por último, hoy se trata de defenderla a la desesperada.

Todo eso se vio el día en que, hace años, en un programa de TV, una señora preguntó a bocajarro a Rajoy que cuánto ganaba y este se sobresaltó, le hizo repetir la pregunta y, por fin, no contestó. En ese momento, en esa negativa a responder, estaba la clave del personaje y su acción política. Porque siguió sin decirlo. Inclusó mintió. Cuando meses después volvieron a preguntarle cuánto ganaba, tampoco lo dijo, pero aseguró que tenía que mirar la cuenta todos los meses "porque lo necesitaba". Luego supimos que ese año había ingresado unos 240.000 euros, lo que da la medida de la granujería del personaje. 

Fácil era deducir que ahí estaba el meollo del asunto; de todo. De la acción del PP, de su corrupción, del juego sucio para ganar elecciones o para torcer las que había perdido. Palinuro lleva meses diciéndolo. Insistiendo a los grupos de la oposición en que preguntaran directamente en el Parlamento cuánto ganaba Rajoy y por qué conceptos, porque nunca lo dijo. No lo hicieron y, sin embargo, ahora este asunto se ha convertido en el eje de su acción parlamentaria. Han perdido un tiempo precioso. Pero, cuando menos, es de esperar que no lo vuelvan a perder. Un asunto es bien claro: diga lo que diga Rajoy, lo que repitan sus portavoces o difundan sus voceros en los medios, no solamente él sino presuntamente el aparato en su conjunto están en política por la pasta. En otros términos, según los papeles de Bárcenas, el PP es una organización de gente pagada por la patronal para hacerse con el poder político y ponerlo a su servicio. Políticos profesionales a doble o triple sueldo. Un negocio, vamos.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dimecres, 28 d’agost del 2013

La antipolítica.


La entrada de Palinuro de ayer , titulada Bloqueo del Parlamento. Avanza la dictadura. Retirada al Aventino, predijo correctamente lo que sucedería en el Congreso. El PP, con su mayoría absoluta, negó todas las iniciativas de la oposición para que este, en ejercicio de su democrática función, controle el gobierno. Un NO cerrado en banda, envuelto sumariamente en dos o tres triquiñuelas reglamentarias y una falsedad: Rajoy ya compareció y dio todas las explicaciones el pasado 1º de agosto. No es cierto. No explicó nada y mintió en dos tiempos, en tiempo real y en diferido. En tiempo real al afirmar que había roto toda relación con Bárcenas cuando no lo había hecho y es posible que siga sin hacerlo. No sería extraño, a la luz de su comportamiento habitual en el que la verdad y la mentira no se distinguen. En diferido, al decir que no había acordado nada con Bárcenas. Quince días después, Cospedal decía al juez que el chanchullo con olor a chantaje del finiquito en diferido lo hizo Rajoy. Una mentira en diferido pendiente de aclaración. Pendiente de aclaración está también el nuevo finiquito estratosférico a Páez, cuando fue preciso sacrificarlo por exigencias de Bárcenas. Un finiquito  conocido por Rajoy, claro es. Chanchullo sobre chanchullo, cada día un chanchullo nuevo de cientos de miles de euros ¿y no hay nada que aclarar?

Como pendiente de explicación está el bochornoso asunto de que, al conocerse las declaraciones de la renta de Rubalcaba los últimos 10 años, se vea que Rajoy ha  cobrado el doble y hasta el triple que el dirigente socialista, incluso estando en la oposición. El presidente argumenta que son devengos legales. Es posible, aunque sigo sin ver cómo puedan ser legales unos cobros de dineros ilegales por mucho que se declaren a Hacienda. En todo caso, son inmorales y, especialmente esa subida de 27% que se adjudicó Rajoy en el mismo año en que pedía reducir el salario de todos los demás.

Por supuesto que hay motivos más que suficientes para pedir se explique en el Parlamento este dislate hecho de ilegalidades, mentiras, abusos y tergiversaciones. Rajoy está ya definitivamente instalado en el centro del escenario. Es el responsable político directo de los papeles de Bárcenas y el caso Gürtel. En realidad, es el caso Rajoy y, al resistirse a dimitir, cada vez lo será más. Supongo que el hombre está indignado y se niega a pagar él solo por lo que considera es asunto de todo el partido, desde Aznar hasta Arenas, pasando por Aguirre. Así es de dura la realidad: ya se verá cuál sea la responsabilidad penal de cada uno, si ha lugar a ello. Pero la responsabilidad política, hoy, es solo suya por ser el único con mando, cum imperio.

Con todo y ser escandalosa la negativa del PP al control parlamentario del gobierno, forma parte de una experiencia palpable de degradación de la democracia española, cada vez más parecida a una dictadura que nada en la corrupción. Los baremos del CIS arrojan unos datos de popularidad de los políticos escalofriantes y cualquier sondeo sobre el gobierno, los ministros y el Presidente muestra que  la confianza que inspiran en la gente es prácticamente cero.

La inmoralidad y la indiferencia del presidente del gobierno son algo insólito que causa pasmo en el extranjero. De hecho es asunto que se comenta en la prensa mundial y Rajoy suele ser portada en los medios cuando se niega a dimitir por cosas mil veces peores de las que llevan a la dimisión a cualquier político de cualquier país democrático del mundo. El asombro por el hecho de que los españoles parezcan dispuestos a tragar con todo.

Para explicar esta aparente anomalía Palinuro tiene una teoría en dos partes: 1ª) la desfachatez de la derecha y 2ª) la resignación de la gente. La desfachatez de la derecha es evidente. No se siente interpelada por la desastrosa situación de España y hace caso omiso de las críticas. Para contrarrestar dispone de una batería de medios públicos y privados en donde pasea un cohorte de opinadores mercenarios que la defienden. Y, si las cosas se desmadran, recurre de inmediato a la represión policial que es, en el fondo, en lo que descansa su poder. Esto la lleva a ser tolerante con el franquismo allí donde gobierna, incluso a justificarlo, como hacen sus jóvenes de Nuevas generaciones. La derecha española no es democrática ni le interesa aparentarlo.

2ª) La resignación de la gente. A la salida del franquismo se dijo que, por diversos motivos largos de explicar aquí, la  cultura política de los españoles era democrática. y en tal creencia hemos pasado 35 años. Pero me parece que no detectamos un poso profundo de fatalismo y resignación dejado como herencia de la Dictadura y que ahora se hace ver, cuando la derecha gobierna mediante autoritarismo, censura, manipulación y represión. Es como si se aceptara de antemano que la derecha española sigue siendo franquista y tiene derecho a serlo. La idea de que no hay nada que hacer, que España es de siempre el cortijo nacional católico de una derecha oligárquica y cerril, dedicada al saqueo del país con ayuda del ejército (o la policía, por ahora) y bajo la bendición de la iglesia.
 
A este fatalismo ayuda también que los partidos de la izquierda, obligados a ofrecer un punto de apoyo para la resistencia ante los abusos, no están en condiciones de hacerlo, ambos por falta de crédito. El mayoritario por haberse identificado en exceso con el régimen que ha llegado a este extremo de descomposición. El minoritario por andar perdido por los cerros de la transcaucasia, incapaz de encontrar un discurso al margen del otro partido y que merezca mayor crédito.

Una resignación que probablemente se manifestará en una abstención elevada en las próximas elecciones, pues no parece que su acompañante, la indignación, vaya a articularse como opción electoral.  Pero este no es el peor inconveniente. El peor es que la crisis económica, política y moral, sobre todo moral, en que el gobierno del PP ha sumido el país lo debilita justo en el momento en que más fuerte y cohesionado debiera mostrarse. No para hacer frente a esa ridícula crisis de salón que han montado los ineptos de Exteriores con Gibraltar; algo que proyecta una imagen de España en Europa como del neorrealismo italiano. Y, en verdad, Margallo se parece cada vez más a Vittorio de Sicca y Trillo a Alberto Sordi.

No. El problema grave al que se enfrenta España como tal y para el que no está perparada en modo alguno es el catalán. Enfrascado el gobierno en la tarea de sobrevivir en una situación política y moralmente insostenible, no entiende lo que está sucediendo en Cataluña. No lo calibra. Ni se entera. Confía en el NO que impone en el Parlamento. Pero olvida que Cataluña tiene muchos más recursos que la alicorta oposición en el Parlamento español.  Tiene la proyección exterior, la internacionalización de su caso frente a la que el gobierno carece de recursos.

Pero sobre todo tiene la profundidad y el alcance del movimiento. En un momento de apatía, resignación, indignación frustrada, confusión y desaliento de la sociedad española, Cataluña ha encontrado una causa. Hay una movilización de todos los estamentos de la sociedad civil en conjunción con las fuerzas políticas y las instituciones de gobierno que el nacionalismo español no parece en condiciones de entender. Y esto es muy grave. Porque quiere decir que no tiene nada que ofrecer como alternativa aceptable a un movimiento que goza de tan considerable apoyo social.

¿Sería posible que los catalanes decidieran libremente quedarse en España? Quiero creer que sí. Pero no con un gobierno de estas características, Porque también aquí Rajoy ha mentido. No era Zapatero quien rompía España. Es él.