dimecres, 4 de setembre del 2013

Radiografía del gobierno.


Mariano Rajoy. Presidente. Un gandul, embustero, más corrupto que Caco, pillasobres, hipócrita y falso. Dice que no está en política por el dinero, pero trinca toda la pasta que puede. Sostiene tener una profesión, pero no la ha ejercido jamás, salvo el tiempo mínimo para tomar posesión y asegurarse unos emolumentos substanciosos que nadie sabe si sigue cobrando o no a las escondidas. Su popularidad en España está por los suelos y en el extranjero, por debajo de los suelos.

García-Margallo. Exteriores. Un fantoche reaccionario que confunde el patriotismo con las soflamas de los cuartos de banderas. Un personaje ridículo, como sacado de una película de Cifesa sobre los Tercios de Flandes: gárrulo, bravucón y pendenciero con los más débiles. Se hace acompañar de un perillán parlanchín y ridículo, hoy embajador en Londres, imagen viva de la caricatura despectiva que los ingleses hacen de los españoles: Federico Trillo, un jayán de pacotilla capaz de sacrificar la honradez y la justicia a sus estentóreas payasadas.

Fátima Báñez. Trabajo. La ministra que ni ha trabajado en su vida ni sabe qué sea esta ocupación. Todo su afán es ver si la Virgen del Rocio (que, aun sin existir, incide más sobre la realidad que la ministra) le sopla alguna fórmula para dejar de hacer tonterías. Por ahora la cosecha es enteca: la reducción del paro en 31 personas en agosto es su gran conquista y el intento de convertir a la población en una manga de chivatos, lo más brillante que se le ha ocurrido en veinticuatro meses sin hacer literalmente nada, pero cobrando la correspondiento pastuqui.
 
Ana Mato. Sanidad. Un prodigio absoluto de incompetencia en la materia que tiene asignada y en todas las demás. Prácticamente una analfabeta funcional cuyo mérito es caerle simpática al holgazán que desgobierna el país por el hecho de haber atribuido todas las corruptelas y sivergonzonerías en las que parece haber vivido a su marido divorciado. Precisamente al andoba a quien el PP ha estado pagando un sueldo de cine hasta ayer mismo en prueba de la práctica inveterada de esta panda de inmorales de comprar con dinero de todos los españoles el silencio de sus corruptos cuando los pillan trincando y ponen en un brete a lo que todavía están robando impunemente.

Ruiz Gallardón. Justicia. Un repelente niño Vicente, chupacirios a las órdenes de los curas que son quienes le dictan la política a seguir en materia de derechos de las mujeres. Las necedades con las que la adorna ya son de cosecha propia y de lecturas de dominicales de periódicos sobre mayo del 68. También actúa por su cuenta a veces, siempre en el mismo sentido: privatizar la justicia para ponerla al servicio de los ricos e impedir que los ciudadanos sin recursos puedan beneficiarse ella.

José Ignacio Wert. Educación, Cultura y Deportes, El petulante monaguillo con ínfulas de ingenio cuyo concepto de sí mismo es tan alto que no lo comparte nadie más. Ya solo su declaración de que hay que "españolizar a los niños catalanes", que incendió Cataluña, demuestra el grado de indigencia mental del sujeto, pues perteneciendo a la corriente ultraderechista que considera Cataluña parte de España como el dedo lo es de la mano, la afirmación no puede ser más estúpida. A tono con la de declarar las corridas de toros "bien de interés cultural".

Cristóbal Montoro. Hacienda El alter ego de Nosferatu. No sirve para nada,no atina ni una salvo para proteger los intereses de los suyos, o sea, los defraudadores y las grandes fortunas. Pero se las pinta solo para chupar la sangre de los españoles. Como Nosferatu.
 
De Guindos. Economía y competitividad. Un alto responsable del desastre de Lehman Brothers puesto a gestionar la catástrofe que él mismo (y sus cuates) organizaron por su manifiesta incompetencia. Como ministro, no hay día en que no se supere a la hora de decir lo primero que se le pasa por la cabeza por absurdo que sea. Su última ocurrencia es que confía en 2014 como un año de crecimiento superior "a lo esperado". ¿Y quién esperaba algo?
 
Fernández Díaz. Otro tragahostias de misa diaria que confunde los cirios de las procesiones con las porras de sus matones armados. Su concepto del orden público es idéntico al de un internado de una novela de Dickens y su idea de los derechos y libertades de una sociedad democrática sejante a la que pudiera tener Gengis Khan.
 
Los demás ministros, Soria, Pastor, Cañete, a fuerza de desdibujados, no salen en la radiografía. Solo se aprecia en una esquina a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, a modo de hormiguita hacendosa, incapaz de contestar de modo directo a una sola pregunta por elemental que sea por temor en poner en un brete el gobierno del holgazán oculto que tiene de jefe.