diumenge, 3 de febrer del 2013

¿Por qué no despega el PSOE?

El sondeo de Metroscopia en El País de hoy es un mazazo para los dos partidos dinásticos, en caída libre hace meses. El PP pierde más de veinte puntos (de 44,6% en noviembre de 2011 a 23,9% en febrero 2013) y aun parece poco a la vista del cúmulo de escándalos, embustes, abusos, torpezas, estupideces y latrocinios que ha protagonizado en el último año. Y eso que la encuesta está hecha, supongo, antes de que los los papeles de Bárcenas señalaran que el político más veterano en pillar sobres en negro fue Rajoy, pero que tod@s ell@s están en la pomada. Incluso la virago de Castilla La Mancha y su señor marido hombre de procelosas actividades empresariales.

Pero eso era de esperar. Si robas y te pillan es poco probable que subas en el aprecio popular. Lo extraño es que, a pesar del desastre sin paliativos de un gobierno sospechoso de corrupción desvergonzada y comprobada inutilidad para nada que no sea amargar la vida a todo el mundo excepto los ricos y los curas, los socialistas no levanten cabeza. Al contrario, siguen perdiendo, (desde el 28,7% en noviembre de 2011 al 23,5% de hoy), cinco puntos. En otro momento hablaremos de IU y de UPyD, ahora, al parecer también pringada en los papeles barcénigos y con la peor de las sospechas. En cuanto al PSOE, ¿por qué no sube? ¿Por qué no se beneficia no ya de la desafección de los ciudadanos sino de su claro rechazo y desprecio a un gobierno de prepotentes? ¿Por qué no adelanta a un partido que lleva más de un año imponiendo austeridad y recortes a golpe de decreto mientras, según parece, su presidente y altos cargos roban, expolian hace años el erario público y han tejido una red de enchufes, corruptelas, caciquismo y despilfarro de proporciones bíblicas? Analizando el asunto con la objetividad y prudencia que la situación requiere, se me ocurren seis razones:

Primera. La herencia recibida. Este PSOE está lastrado por el peso muerto del derrumbe zapateril en la legislatura pasada y no ha sido capaz de transmitir una imagen de cambio y renovación. Sus promesas de tomar tales o cuales medidas se han estrellado siempre con la sorna popular cuando se les dice que tuvieron siete años para llevarlas a la práctica y no lo hicieron. Y es verdad. El PSOE dice ahora que quiere ir a una verdadera separación de la Iglesia y el Estado, por ejemplo. ¿Cómo creerlo cuando fue él -no otro, sino él mismo- quien subió la asignación anual que la Iglesia parasita a los ciudadanos a través del IRPF y quien aparcó sine die la Ley de Libertad Religiosa? ¿Por qué hemos de creerle ahora que no puede si cuando pudo no lo hizo? ¿Qué ha cambiado fuera del hecho de haber perdido unas elecciones por goleada? Solo la acuciante necesidad que los sociatas suelen formular de, dicen, recuperar la confianza de los ciudadanos. Catorce meses después siguen sin saber cómo hacerlo.

Segunda. El estilo de la oposición. Desde el principio de la derrota Rubalcaba se obstinó en aplicar las fórmulas zapateriles que llevaron al PSOE a la victoria en 2004 y 2008, de forma mecánica, sin variantes, sin darse cuenta de que el discurso, entonces acertado y muy eficaz, de la calma, la serenidad, la responsabilidad, la visión de Estado, la cortesía, etc era invención de otro y a él le tocaba aportar su impronta propia. Pero no la tiene y lleva catorce meses de inactividad, sin relevancia, casi sin visibilidad, repitiendo melopeas sin interés, ofreciendo pactos hasta para jugar a las tres en raya y desanimando y desmovilizando a su propia gente mucha de la cual, como se ve en el sondeo citado, se refugia en la abstención. La oposición responsable es un rotundo fracaso no porque el nombre sea inadecuado, pues es muy oportuno, sino porque no contiene nada. Por oposición responsable hasta ahora se entiende una oposición fundada en una oferta de pactos permanentemente ignorados por este gobierno de badulaques ensoberbecidos y sospechoso de corrupción y mangoneo hasta las cejas.

Tercera. La personalidad de Rubalcaba. El secretario general -que fue buen ministro y es buen segundón- no tiene fibra de líder. Carece de arranque, de impacto, de ideas. Su respuesta a los imprevistos es siempre atona, gris, previsible. Nunca responde con rapidez y contundencia y sus reacciones son un penoso zigzag de vuelo bajo, cuando no meteduras de pata. Veinticuatro horas antes del estallido del caso Bárcenas, estaba ofreciendo el enésimo pacto al PP en contra de la corrupción; es decir, un partido al que el PP machacó literalmente a cuenta de la corrupción se ofrece ahora a salvarlo de la suya propia en obvio detrimento del derecho a la información y otros de este jaez. Estallado el caso Bárcenas y cuando está claro que Rajoy no contesta a la pregunta de si él cobraba dinero negro en sobres o no, Rubalcaba no se la plantea en sede parlamentaria durante la sesión de control del gobierno, obligándolo a responder ante todos los españoles; lo hizo veinticuatro horas más tarde y desde el cobijo de la sede del PSOE, lo cual permitió a Rajoy seguir haciendo como que no lo oía. Por último, Rubalcaba ha tardado más en pedir la dimisión de Rajoy por su indigno y vergonzoso comportamiento que este en dar algún tipo de seudoexplicación. Este hombre será muy corredor de fondo pero, en el sprint es tan ágil como una yunta de bueyes.

Cuarta. Las complicidades impuestas. Rubalcaba lleva más tiempo compartiendo penas y alegrías con Rajoy que con la mayoría de los miembros de los órganos superiores de su partido. Conoce más al gallego que a Carme Chacón y, claro, eso deja un poso de comprensión y de tolerancia mutua que, por supuesto, Rajoy -cuya fibra moral es bajísima- no respeta, pero Rubalcaba sí porque está bien educado y no es un granuja. ¿Por qué se resistía el secretario general a pedir la dimisión de Rajoy? Sencillo porque no quiere arriesgarse a que alguien le diga que se vayan los dos pues, si uno lleva mucho, demasiado, tiempo en política, el otro también; si uno fue segundón largos años, el otro también; y si el otro perdió una elección, el uno perdió dos. Así es imposible hacer oposición.

Quinta. La propuesta de renovación. Para acallar rumores, debates, eventuales protestas, actividad fraccionalista en el PSOE, Rubalcaba ha convocado a la militancia a una especie de bouleversement teórico de hondo calado a largo plazo, entreteniendo a cientos de posibles voces críticas en la elaboración de un macroproyecto de búsqueda de la piedra filosofal política hasta octubre. Se trata, además, de postergar cuanto pueda la celebración de elecciones primarias arguyendo que no es el momento. (¿Conoce el lector muchos políticos que consideren llegado el momento oportuno de quitarse del medio, fuera de Cincinato, Carlos V o DeGaulle?). El gran programa teórico del socialismo del futuro, encomendado a Ramón Jáuregui, convoca a varios cientos de jóvenes promesas que, en octubre, parirán un ratón pero muchos de ellos habrán conseguido su objetivo de situarse bien para hacer carrera en el partido, con buenos apoyos e influencias en una organización oligárquica con estructura clientelar típica.

Sexta. Las malas prácticas. Porque ese es también un problema crucial que el PSOE no quiere reconocer. Su funcionamiento interno es solo parcialmente democrático (como manda la Constitución) y está embebido de enchufismo y criterios clientelares. No al extremo del PP, pero en un grado muy superior a lo que una conciencia de izquierda puede tolerar. Un ejemplo bien reciente es la bochornosa, ridícula (y cursi) peripecia de la Fundación Ideas. Se ha actuado con contundencia contra el responsable de la estafa y la dirección ha querido reducir el asunto a las dimensiones de un caso personal, particular. Pero no es así. Las corruptelas de amiguismo, enchufe, nepotismo abundan en el partido y, sobre todo, en sus órganos de mando en donde siempre hay un grupo mayoritario compuesto por incondicionales de la jefatura y dos o tres sensibilidades más que se mueven con criterios muy parecidos. ¿Quieren una prueba? A raíz de la estafa de la Fundación Ideas, ¿se atrevería el PSOE a hacer una investigación de sus otras fundaciones, la Pablo Iglesias, la Jaime Vera, etc? Una investigación no solamente contable sino de funcionamiento y transparencia democráticos: cómo se contrata a los colaboradores, quién lo decide, cómo se relacionan entre ellas, etc.

¿Cómo va a despegar un partido que acaba de perder unas elecciones por hundimiento, es incapaz de articular una oposición eficaz y creíble, aparece dirigido por un veterano segundón sin madera de líder, está acomodado a unas prácticas parlamentarias que lo acercan al adversario pero lo alejan de la calle, propone una refundación teórica no como un fin en sí mismo sino como un instrumento, una añagaza para impedir la crítica interna y está literalmente invadido por la carcoma enchufista y clientelar como plataforma para la carrera política de algunos y no como medio para transformar la sociedad en un sentido progresista?

La noche de la iguana.


Actualización a las 06:00 de la mañana del tres de febrero.


El País acaba de soltar la bomba. Es un cuaderno, el cuaderno de Bárcenas. Me lo he mirado bien. No veo la necesidad de cambiar una palabra en el artículo que había colgado antes de conocer la noticia. Era lo que se esperaba. La única diferencia es que los papeles de Bárcenas contestan a algunas preguntas del artículo.

Cuando a media tarde de ayer, El País tuvo el rasgo de humor de anunciar la publicación de todos los papeles de Bárcenas condenaba a la mayor parte de los personajes del actual esperpento hispánico a una noche de insomnio. Probablemente la noche más larga de sus vidas. Porque la portada del periódico está embargada, como hace de vez en cuando Pedro J. con El Mundo, si bien él lo trompetea a los cuatro vientos.

Noche aciaga, noche de tensa espera, de morderse los nudillos, noche de lobos para Rajoy, Cospedal, Arenas y demás caballeretes y damiselas que no hace muchas lunas se pavoneaban dando órdenes a la servidumbre, o sea, a todos nosotros. ¿Qué contendrán esos otros papeles barcénigos? ¿Habrá recibís? ¿Nuevos nombres? La constelación Gürtel Bárcenas, que suena como Alfa Centauro, ¿tendrá alguna supernova? ¿Nos iremos todos por el agujero negro de la corrupcion? La jornada fue de un ajetreo mediático y callejero elevadísimo. De un lado, el teatro (en el peor sentido del término); del otro, la gente en la calle en Barcelona, Madrid, Valladolid, etc. Lo del teatro es literal. Después de dos días silente en mitad de la más grave crisis política española de los últimos tiempos, Rajoy no se atrevió a dar la cara y se apareció a los periodistas tras una pantalla, como si fuera un guiñol, a leerles con voz trémula que quería ser firme y rostro desencajado que quería mostrar determinación, unos folios llenos de simplezas, circunloquios, gimoteos y trolas. Rajoy interpretaba a Rajoy. Jamás ha recibido dinero negro y se apresta a probarlo mostrando su declaración del dinero blanco. No ha venido, dice, a la política para enriquecerse ni para engañar a nadie. Lo segundo es falso, como sabe ya todo el mundo porque el propio Rajoy así lo ha reconocido. En entredicho está ahora también lo primero. Por cuanto parece, ha venido a enriquecerse y a que le paguen los trajes. ¡Qué ironías literarias tiene el destino! Camps podía dedicar unas coplas a su antiguo protector.

Después de eso el país fue manifa y chirigota frente a un gobierno sin crédito alguno, al que desprecia ya todo el mundo, dentro y fuera de nuestras fronteras. Las redes se incendiaron y produjeron obras del calibre de la foto para ilustrar la rueda de prensa de mañana en Berlín. Es tan genial que la publica El País en primera. Porque es lo que Palinuro viene preguntándose hace tres días: ¿cómo va a evitar Rajoy las preguntas en Alemania, preguntas que se traducirán a todas las lenguas europeas, cuando menos. Sr. presidente: como no nos dejó preguntarle nada en España, ¿podría usted decir si cobró sobres con dinero "blanco", en concepto, por ejemplo, de dietas? ¿Está usted seguro de haberse pagado todos sus trajes? ¿Cómo puede sonar eso en Washington, París, Berlín o Londres?

La noche de la iguana. La décima plaga. Todos esperando el paso del Ángel Exterminador.

(La imagen es una foto de MarinoCarlos, bajo
licencia Creative Commons).

Las siervas de Satán.

Mi universidad ha organizado una interesantísima exposición en el Ateneo de Madrid, titulada Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad (1930 - 1980). Es un conjunto de piezas, carteles, objetos, modelos, fotografías, cartas, postales, tebeos, libros, etc., acompañadas de abundantes explicaciones ilustrativas, gratas de leer y bien documentadas. Se ve la mano cuidadosa de Raquel Osborne, profesora de la UNED y comisaria de la exposición, que también es la editora del libro de igual título (Madrid: Fundamentos, 2012) en el que se recogen diversos trabajos de especialistas sobre los asuntos tratados en la exhibición y he incorporado a mis próximas lecturas.

No es una exposición espectacular al uso sino más recogida, modesta, de la vida cotidiana, del oscuro y normal trajín de la existencia. Es como una metáfora del mensaje trasmitido, esto es, en España (1930 - 1980) la mujer es un ser de segunda, destinado a los aspectos menores de la existencia, descanso del guerrero, apoyo en la sombra del hombre como madre, como esposa, como hija. Manda Dios mantenerla en esa condición, sofrenando sus internos impulsos a la perversión, el pecado, la lascivia. En el empeño colaboran la cultura tradicional, las convenciones, las ideologías, la educación, el Estado y, por supuesto, en primerísimo lugar, la Iglesia católica. Esta lo hace con especial refinamiento pues, habiendo elevado a aquella a la condición de madre de Dios, le rinde culto. Por supuesto, de hiperdulía, inferior al de latría (el de Dios), aunque, supongo, superior al de dulía, el de los santos. La Iglesia venera a la Virgen y la ha subido a los cielos. ¿Alguna duda sobre su respeto y reconocimiento a la mujer? La Virgen está en el cielo, como su hijo, Cristo, Dios. Pero Cristo ascendió por sí mismo en tanto su madre fue asunta pues ella sola, carne del mundo, no hubiera llegado muy arriba. ¿Dudas? Ninguna. La Iglesia católica es una institución radicalmente misógina.

La exposición tiene dos momentos: el breve lapso emancipador de la República y la larga noche del franquismo. La primera subraya la aportación de las mujeres a la nueva sociedad española, en paz y en guerra. Se hace referencia al origen y desarrollo del feminismo español y se habla y se muestra a Pardo Bazán, Victoria Kent, Clara Campoamor. Y también se valora lo que la República hizo por las mujeres, el derecho de sufragio, el acceso a las profesiones tradicionales feudos masculinos, la ley de divorcio, la extensión de la educación sexual, etc. También una referencia a la aportación de las mujeres al esfuerzo de guerra no solo en la retaguardia, sino en las formaciones milicianas. Habrá quien diga que fue esta disposición de las mujeres a defender sus recién adquiridos derechos con las armas en la mano la que explica la especial saña de los vencedores de la guerra contra ellas. No es ni siquiera necesario. Las mujeres iban a ser objeto de una represión específica, propia, particularmente injusta y brutal, doble en cualquier caso. Es su suerte en todos los conflictos armados de la humanidad. Las mujeres son objetivo estrategico en las guerras normalmente declaradas por hombres y a través de prácticas odiosas, como las violaciones, el ridículo público o la prostitución forzosa. No hay grandes diferencias entre las violaciones y vejaciones infligidas por los franquistas a las mujeres republicanas y las que practicaban los serbios en las recientes guerras de los Balcanes o las de los hutus a las mujeres tutsis en el conflicto de Ruanda. El ataque a las mujeres forma parte de toda estrategia militar desde tiempo inmemorial del Patriarcado.

Por eso el franquismo se cebó especialmente con ellas durante la guerra y en los primeros años después: represión, tortura, violación, asesinato, por ser madres, esposas, hijas de perseguidos; es decir, por ser eso que el nacionalcatolicismo considera la triple excelsa misión de las mujeres. Después de la especial brutalidad de la primera postguerra vino la represión en la paz, la dominación doctrinal a cargo de la Iglesia y la política y social a cargo de la Sección Femenina, dirigida por la hermana del Ausente, Pilar Primo de Rivera. Por cierto, creo haber advertido en la exposición una sugerencia, como al desgaire, de que las mandos falangistas, casi todas solteras y lo que los machistas llaman marimachos, venían a ser una especie de sublimación de unas tendencias lésbicas quizá inconscientes y, en todo caso, reprimidas. Es una observación interesante. Forma parte de un hilo sutil que informa el espíritu de toda la exposición: entender el lesbianismo (y otras formas de sexualidad no conformista) como una tendencia que pugna siempre por burlar el poder patriarcal y manifestarse de mil formas. Tiene mucho valor una vitrina que contiene pruebas de la constitución de un grupo marginal de homosexuales hombres y mujeres quienes, en los años setenta, habían creado una especie de red clandestina en la Barceloneta con un complicado sistema de señales para realizar actividades colectivas en donde no tuvieran que disimular, esconderse o temer la represión.

Porque esta siguió siendo muy dura para las mujeres (y, por supuesto l@s homosexuales) hasta el final mismo de la Dictadura. En su apogeo, la vida de las mujeres fue la de un sector subalterno, en minoría de edad civil permanente, práctica esclava del macho de turno, marido, padre, hijo y hasta chulo para aquellas que, por una razón u otra, hubieran acabado en el grupo de las llamadas mujeres caídas. Para quienes vivimos buena parte del franquismo, la muestra trae piezas con un valor de memoria incalculable. Hay unos minutos del No-Do de los años cincuenta, con una demostración de la Sección Femenina en la explanada del Monasterio del Escorial ante el Caudillo Franco, bajito, regordete, ataviado con una chaqueta blanca de gala falangista y una boina roja, inolvidable. A much@s se les encenderán los recuerdos al ver las ediciones de los libros de Celia, por Elena Fortún, que leyeron siendo niñ@s. Y no hablemos de un spot televisivo de "OMO lava más blanco" entre dos marujas de los sesenta que es para troncharse de risa. De risa sardónica.

En fin, películas, Marisol, Isabel la Católica, España imperial, todo entre acericos, canesús y hasta Mariquita Pérez, la Barbie del franquismo, las novelas de Corín Tellado, el desarrollo, el turismo. Las mujeres son tontas en general y perversas y si, además, son comunistas, entonces, amigo, hay que aislarlas porque padecen una enfermedad terrible, transmisible, como científicamente demostraba el psiquiatra del régimen, el doctor Vallejo-Nágera, quien aún tiene una calle en Madrid. El franquismo reprimió a todo el mundo. Pero a las mujeres las reprimió el doble.

Desde entonces hemos progresado mucho. Las mujeres han conquistado una posición social en todos los órdenes jamás antes igualada. Pero el Patriarcado es un sistema tenaz, duro de pelar. Todavía les (nos) queda mucho trecho por recorrer. La prueba la proporciona inconscientemente el folleto de la exposición en cinco columnas en orden cronológico. La primera (años treinta) se titula afirmativa Las modernas. La quinta (años setenta) se titula dubitativa ¿Las liberadas?

dissabte, 2 de febrer del 2013

Rajoy el lunes en Berlín.




Foto de WizBaryan

Sin palabras. Sin preguntas.


La comparecencia del presunto trilero y la tarea del Rey.

Rajoy ha escenificado el enésimo atentado contra la decencia, la honradez, el derecho a la información y la libertad de expresión. Parapetado tras una pantalla, encerrado en una sala con los suyos, habiendo confinado a los periodistas en otra, sin admitir preguntas, ha espetado un insultante declaración a la ciudadanía como podría hacer Big Brother. Y sin preguntas. Quien no admite preguntas es porque quiere ocultar las respuestas, porque está pringado, como lo está este individuo, vergüenza de su partido, del país y de Europa entera.

La ridícula comparecencia con monólogo balbuciente y leído, para no cometer algún desliz procesalmente relevante, se resume en el típico discurso exculpatorio de todo delincuente: la inocencia y nobleza de sus actos, todos impolutos, señor juez. Son las envidiash e insidiash de los enemigos. Las mentiras vienen en tres niveles:

La persona. Juro que yo no he sido. Además, pringaos, sabed que he perdido dinero viniendo a la política y dejando mi lucrativo puesto de registrador. Mentira. Lleva 34 años en política. Ha ejercido meses como registrador y, si sumamos todo lo que ha pillado, ha amasado una fortuna a base de sueldos, supuestos sobresueldos, dobles sueldos, dietas indebidas, presuntas rentas de la plaza de registrador y todos los gastos pagados, incluidos los trajes. (¡Pobre Camps! ¡Qué tonto fuiste!) Como todos ellos, este pájaro ha venido a la política a forrarse. Añade, tomando a la audiencia por imbécil, que mostrará su inocencia publicando sus declaraciones de la renta. Pero ¿qué tienen que ver las declaraciones al fisco con el dinero que se haya pillado en negro? Nada. ¿Desde cuando declaran los ladrones a Hacienda lo robado? Si de verdad quiere refutar las insinuacionesh y las insidiash y probar su inocencia, queréllese contra El País y, sobre todo, contra Bárcenas. Todo lo que no sea querellarse e ir a los tribunales es puro trilerismo, hocus pocus de chorizo y mangante.

Caballero ¿no dudará usted de mi honradez? No, señor presidente, no dudo: la niego rotundamente.

El Partido. Ya lo dijo Cospedal: es un ataque al PP. Envidia de fracasados en las elecciones. El PP no tiene contabilidad en negro ni cuentas en el extranjero. Ya hay una fiel mandada escrutando los libros de Génova (y no los bolsillos de los peperos que es en donde, al parecer, está la pastuqui) y el partido no tiene cuentas en el extranjero. La prueba, contra la innegable evidencia en contrario, está en su palabra y la de Cospedal (otra presunta sebrecogedora) que valen tanto como una ñorda de vaca en un prado. Según parece, hay montones de peperos pringados en cobros ilegales e inmorales. Si de verdad el PP quiere salir impoluto y probar su inocencia que vaya al juez también y se querelle. Que ponga todo en manos de la justicia y en lugar de obstaculizar, hacer trampas, amenazar a diestro y siniestro; que colabore con los tribunales para que se vea con claridad si, como insinúa el presunto trilero mayor de la banda, el culpable de todo es el sibilino Rubalcaba con sus asechanzash.

Caballero, ¿no dudará usted de la limpieza del PP? No, señor presidente, no lo tengo por un partido sino -si las informaciones son ciertas y ustedes siguen sin desmentirlas fehacientemente- por una banda organizada de delincuentes.

España. Ya lo dijo el Caudillo, además de su fiel seguidora, Cospedal: quien me ataca a mí, ataca a España. ¿Acaso no es hoy lo mismo? Un ataque a España en un momento gravísimo de su historia. La Antiespaña en acción. Quieren los judeomasones de hoy apartar al líder indiscutible de su entrega total a la salud de la Patria. Otra vez mentira. La gravedad del momento la ocasiona, precisamente, que el gobierno esté en manos de una pandilla de presuntos ladrones encabezada por un embustero empedernido a quien no parece preocupar otra cosa que seguir mangando. Si el gobierno quiere quedar limpio y defenderse, pues es su presidente el considerado ladrón, debe igualmente ir a los tribunales, querellarse también. Todo lo que no sea eso es presentarse ante Merkel como un unverschämte Dieb o "ladrón desvergonzado".

Caballero, ¿no dudará usted de la acrisolada honradez y la entrega del gobierno de España? No, señor presidente, no lo tengo por gobierno sino, a la vista de las informaciones no refutadas, por una pandilla de ladrones. Y, a propósito, cuénteme cómo va a evitar que en Berlín los periodistas le pregunten ante el mundo entero lo que no pudieron preguntarle hoy? Hay trileros que, además, son imbéciles.

Y esa es la situación. Rajoy se niega a asumir responsabilidad alguna, rechaza la evidencia, no se querella, no informa, se esconde o parapeta, balbucea estupideces y pretende seguir arrastrando el país al abismo de indignidad a que se dirige él. Confía en que las fuerzas de seguridad seguirán reprimiendo a la población y protegiendo a la manga de sinvergüenzas que dan las órdenes; que sus lacayos en sus televisiones y los lameculos de los medios privados sigan desinformando sistemáticamente; que no salgan más papeles ni más pruebas de una corrupción en la que parecen estar tod@s hasta las cejas.

¿Y qué pasará si mañana saca El País más pruebas? Por ejemplo, algún recibí.

Creo que, si Rajoy se obstina en escabullir el bulto y en seguir ignorando la opinión pública (por cierto, ya van 683.813 firmas pidiendo la dimisión de la cúpula del PP, esto es, de lo que parece ser una asociación de delincuentes), si, a pesar de todo, el mayor responsable de esta catástrofe nacional se aferra desvergonzadamente al cargo, hay que forzarlo a irse. Y como en su partido parece faltar la  honradez, el coraje y la decisión para exigir su marcha y dado que el país se encuentra en un callejón sin salida. habrá llegado el turno del Rey, una de cuyas funciones es (art. 56) arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones. Siendo evidente que las instituciones no funcionan pues quienes las rigen en todos los órdenes están ocupados a salvar su pellejo procesalmente, el Rey debe llamar a Rajoy y pedirle la dimisión.

De uno en uno, con las manos en alto.

Por fin se cierra la trampa sobre el zorro. Los papeles de la Gürtel engarzan a la perfección con los de Bárcenas. Los han pillado. La partitura y el guión están completos y la escena que ofrecen es terrorífica. Con la primera salva de Bárcenas, sale la señora Cospedal, bastante fuera de sí, a amenazar a la ciudadanía. De Rajoy, en cambio, solo se ha sabido su ausencia y su silencio. Le han preguntado en público si cobraba sobres en negro y todavía no ha contestado. Y mira si es sencillo decir sí o no. Claro, no es tan sencillo, sobre todo si es sí. Para seguir con la danza, según parece, la señora Ana Mato, la que no veía un Jaguar en su garaje pero sí el copago en las recetas, vivía a cuerpo de reina a cuenta de la red Gürtel, cosa reiteradamente negada por ella.

Pero estos son casos concretos. Hay un clima general de frustración, de rabia, de indignación que va encendiéndose por días según se conocen los detalles de este piélago de corrupción. La "clase política", sección derecha, pues esto es un asunto exclusivo del PP, aparece como una manga de corrupt@s que cobran dos o más sueldos, dietas indebidas, sobresueldos a pelo o en sobre y comparten el expolio con una red de amig@s, parientes, allegad@s y compañer@s de partido a fuerza de enchufes, por decenas, por cientos, como en Ourense. Es un festín que evoca de inmediato el banquete del Rey Baltasar, el comienzo de su caída por designio divino. Aquí no interviene la mano de Dios o, si lo hace, no vamos a enterarnos, sino el aguante de las personas. Si no sé con qué cara va Rajoy a verse con Merkel el lunes, menos sé con qué autoridad va a pretender el gobierno imponer las próximas medidas de austeridad y rigor. ¿Con qué legitimidad pueden pedir sacrificios, moderación salarial y resignación cristiana gentes que supuestamente se lo llevan crudo?

Rajoy está, como siempre, bravamente desaparecido, cual corresponde a la concepción postmoderna del liderazgo. Hoy pretende escenificar una de esas ceremonias de idiocia que le salen tan bien y en donde no se admiten preguntas. Es para pellizcarse. No se admiten preguntas. En una situación en la que está en juego la honorabilidad de la persona y la respetabilidad del cargo, no se admiten preguntas. Es obvio, el presidente del gobierno carece de toda idea de dignidad pero, llegados a este punto, es preciso plantearnos (a nosotros mismos, pues contestamos) algunas cuestiones. Si el presidente del gobierno incumple tan flagrantemente su deber de dar cuenta de sus actos, ¿no habrá nadie en el PP que se lo recuerde? ¿Se espera, en cambio que los demás cumplan con el suyo, que los médicos curen, los abogados defiendan, los profesores enseñen, los periodistas informen, los policías mantengan el orden público? ¿Por qué? ¿Con qué ejemplo? ¿Con qué autoridad?

Cuando comparezca, Rajoy lo hará como un hombre con una mancha en el honor, de esas que antaño, según la recia moral castellana, solo se lavaban con sangre. Ahora, al parecer, no hace falta la sangre porque, sencillamente, no se lavan. Si, a pesar de no admitir preguntas, en su alocución, Rajoy no responde a la que ya se le ha hecho públicamente de si recibió o no sobres, saldrá de su comparecencia con el honor más manchado aun. Cierto, no debemos convertir los piques de honor en código de conducta; pero mucho menos los de deshonor. Porque, además, este empieza a rozar el esperpento valleinclanesco. ¿Pues no resulta ahora que, al parecer, Rajoy tampoco se pagaba sus trajes? Por eso sostuvo siempre a Camps hasta el final. Era su alter ego, una afinidad electiva a lo Beau Brummell.

Gobernar en democracia no es que a uno lo elijan para hacer lo que le dé la gana los cuatro años siguientes, incluso saltarse la ley, si llega el caso. Gobernar en democracia es, sobre todo, predicar con el ejemplo, porque solo así se consigue el objetivo de que los gobernados respeten a los gobernantes. Y no es el caso ni por asomo. El partido como tal, importantes miembros del gobierno, cargos en todas las instituciones a todos los niveles parecen estar involucrados en esta gigantesca red de corrupción en donde se expoliaba y supuestamente se sigue expoliando el erario público a mansalva. Tod@s l@s polític@s involucrad@s en esta red mafiosa están deslegitimad@s para gobernar.No son respetables.

 Realmente, aunque ya sea solo por sentido del ridículo, el gobierno como Dios manda debe dimitir cuanto antes, disolver y convocar elecciones. Urge poner al mando quien sepa lo que hace y se interese más por el interés general que por su propio beneficio y el de sus amig@s.

Por cierto, change.org tiene abierta una campaña para conseguir un millón de firmas pidiendo la dimisión de la cúpula del PP. En el momento de escribir esto llevábamos 600.811. Seguro que llegamos al millón. Y lo pasamos. Es un record para el Guinness: el presidente que más votos negativos expresos ha recibido en la historia de la humanidad. Es la ciberpolítica.

Vampira.

Hemos montado un cineclub en casa porque salir al cine con toda la familia, al precio a que el gentil ministro del ramo lo ha puesto, solo está al alcance de políticos sobreados. Lo hemos inaugurado con una película que llevaba años fuera de todo circuito: Vampyr, de Carl Th. Dreyer, un film de 1930 que no es de los más afamados suyos, desaparecido y del que se conservaban copias en no muy buen estado en un par de filmotecas europeas. En 1998 se hizo una versión integral, se rehizo en 2009 y vienen las dos juntas. Por exigencias del productor (que es también el protagonista, medianejo actor), había que rodar los diálogos en inglés, alemán y francés a la vez. Por eso se redujeron al mínimo y el director recurrió a las técnicas del cine mudo, incluidas leyendas a plena pantalla. La copia remasterizada es la alemana con subtítulos en español.

La peli es magnífica, una mezcla de expresionismo y surrealismo. Tanto el carácter del héroe, Allan Gray, como la peripecia del enterramiento en vida vienen directamente de Un perro andaluz (1929). Directamente. La parte expresionista está en deuda con el Nosferatu (1922), de Murnau. ¿Qué tiene, pues, la peli de Dreyer? El movimiento de la cámara, los planos dislocados, refinados, hasta rebuscados que mantienen siempre alerta la atención del espectador. Estamos obligados a interpretar cada escena a causa de la multiplicidad de enfoques y puntos de vista, incluido el llamado cámara subjetiva que, por entonces, era revolucionario. El equilibrio perfecto entre la figura humana en acción y su escenario. Un baile permanente, ligero y sutil, de una gran belleza plástica.

La historia es de vampiras. Ya sé que el femenino de vampiro es vampiresa pero prefiero vampira porque, como suele suceder con los nombres femeninos vistos como duplicados de los masculinos, vampiresa ha sufrido una degradación de significado. Así pues, Vampyr debe traducirse por Vampira. Creo. Hace justicia además a la inspiración de la historia, dos cuentos de Sheridan Le Fanu, publicados en 1872 en una recopilación titulada In a Glass Darkly, la obra que mencionan los títulos de crédito del film. Pero este no se basa en todas las historias, sino en dos:Carmilla y la habitación en el "Dragon volant". Carmilla es la historia de la vampira, publicada veinticinco años antes que el Dracula de Bram Stoker. Con todo, tampoco Le Fanu era original en esto. Uno de los primeros, si no el primer vampiro de la literatura occidental, a mi conocimiento, es el de John Polidori, publicado en 1819. Bueno, tampoco era enteramente de él. La idea se le ocurrió a Lord Byron, quien comenzó a redactarla en una noche de tormenta en los Alpes en la que también se concibió el Dr. Frankenstein, que esos sí son hermanos, Drácula y Frankenstein y no Frankenstein y el hombre lobo. Pero Byron la dejó apenas esbozada (de hecho, se publica como Fragmento). Polidori, su médico y amigo, se inspiró en ella y en otras de Byron y produjo The Vampyre. Pero, por una serie de circunstancias, se publicó como obra del ilustre poeta. Lo que sucedió después parece una trama de vampiros. La historia fue un éxito de superventas porque era de Byron, aunque este lo desmintió noblemente. Cuando Polidori la publicó bajo su nombre, dejó de venderse. Y Polidori se suicidó. Si bien puede que tampoco haya sido exactamente así, pues la muerte fue certificada por causas naturales. La historia del vampiro ya empieza con una incertidumbre sobre la muerte.

No obstante, la de Le Fanu, además de la atmósfera cerradamente gótica, añade un elemento de amor lésbico que está puritanamente convertido en la película en otro entre hermanas, cosa que choca especialmente cuando la hermana vampira mira con ojos ávidos a la inocente paloma. Esa línea homosexual ha tenido muchos seguidores contemporáneos por la vía de las Dráculas femeninas, en donde se hace evidente la carga erótica de todo el vampirismo. Dreyer prefiere enlazar con los cultos diabólicos, la magia y el propio vampirismo. Trae en su apoyo un extraño libro que supongo imaginado de Paul Bonnat, La extraña historia de los vampiros, aparentemente editado por los herederos de Gottleib Faust , en Leipzig, h. 1870. Aunque con l@s vampir@s nunca se sabe.

divendres, 1 de febrer del 2013

Visión de un nacionalista español atípico.




No lo tome la lectora a mal si comparto con ella este vídeo de un servidor sobre la llamada "cuestión catalana" que, en realidad, es también "cuestión española", quizá más. El punto de vista que en él se expone y ha sido el mío de siempre, no suele encontrarse en los medios de comunicación españoles. "No suele" es un understatement: no aparece nunca en los medios de la derecha ni de la izquierda. Es una posición (o discurso, como dicen l@s leid@s) invisible e inaudible. Está, sí, parcialmente presente, en Cataluña y el País Vasco en boca de gentes que no se consideran españolas. Pero en absoluto en España y argumentado por gentes que, como yo, se consideran españolas. Hagan la prueba: traten de defender este punto de vista en cualquier medio español de derecha, de centro o de izquierda. ¡Si todavía me acuerdo de cómo me echaron de una patada de El periódico de Cataluña por mostrar una cauta simpatía por el Pacto de Lizarra! Y voto a tal que El Periódico es un idem de izquierda. La prueba es que escribe Catalunya en castellano. Ahí es nada. Solo en lugares como La Tuerka, de TeleK con la que me honro en colaborar pueden defenderse libremente estas ideas.

La originalidad del vídeo, tengo la osadía de pensar, radica en que siendo un enfoque nacionalista español abierto, democrático y de izquierda, reconoce el derecho de autodeterminación de otras naciones del Estado. No es que lo tolere, no. Es que lo reconoce como preexistente y no dependiente de tolerancia o permiso ajenas algunas; y aboga porque sus titulares lo ejerzan en un clima de entendimiento democrático y mutuo respeto.

Desde el punto de vista del nacionalismo español de la derecha nacionalcatólica más reaccionaria, el de Palinuro equivale a una alta traición a los intereses de una Patria española definida en términos de cuarto de banderas, sacristía y, hoy, las cloacas financieras, repletas de sobres. Desde el punto de vista de Palinuro es el verdadero nacionalismo patriótico, muy superior al que la larga línea de persas, serviles, tradicionalistas, facistas, falangistas y últimamente neoliberales, ha impuesto a nuestro desgraciado país, pues se basa en una concepción de España integrada por las gentes y tierras que voluntariamente quieran pertenecer a ella. Ese es el éxito de naciones y Estados como Alemania, Francia o los Estados Unidos: sus partes componentes quieren serlo por voluntad propia, no a base de decretos de nueva, novísima y requetenovísima planta.

Dimisión de un gobierno bajo sospecha.

El bombazo de El País deja al gobierno noqueado. Su reacción ha sido típica del pánico. Rajoy, como acostumbra, se ha escondido, parapetándose detrás de la segundona. Esta, tras postergar su comparecencia, salió a dar la descompuesta cara que se aprecia en las fotos y lo hizo siguiendo la acrisolada doctrina de que la mejor defensa es un buen ataque. La defensa consistió en reiterar la transparencia, legalidad y limpieza de las cuentas del PP. Con lo cual no se entiende por qué se ha ordenado una investigación interna. El ataque mostró un fondo de resentimiento y odio. Cospedal anunció "acciones legales" contra todo aquel que difunda estas falsas afirmaciones. Amenaza de matar al mensajero y, de paso, al conjunto de la audiencia. Nostalgia de la censura franquista. ¡Ah, aquellos plácidos tiempos en que se podía robar y la gente, punto en boca! Por cierto, el de los "plácidos tiempos" también figura entre los presuntos sobrecogedores. Y su hermano, al parecer, como dadivoso. Y es que esto es muy fuerte: la dama de la austeridad castellano-manchega no solamente tiene unos ingresos desaforados, presuntamente legales, sino que está bajo sospecha de haberlos incrementado con otros presuntamente ilegales.

Muy, muy fuerte. El partido de los recortes, de la supresión de derechos, de la reducción de salarios, subvenciones de todo tipo y pensiones, de la negación del acceso a la educación, la sanidad y la justicia, aparece acusado de llevar veinte años repartiéndose sobresueldos en negro, de una contabilidad B, presuntamente delictiva. Las sospechas recaen, además, sobre el presidente del gobierno quien, sobre no haber sido claro jamás respecto al volumen y origen de sus ingresos, lleva desde el comienzo del escándalo Bárcenas, sin responder a la pregunta de si él ha cobrado alguna vez sobres en negro. Y es bien sencillo: sí o no. Por fin, ayer, Rubalcaba se lo preguntó en una conferencia de prensa. Una nueva evidencia de la falta de fuelle del secretario general del PSOE. Eso tenía que habérselo preguntado el miércoles en el Parlamento, en la sesión de control del gobierno.

En todo caso, este terremoto (los datos muestran también el vínculo entre Bárcenas y la Gürtel) es una crisis de Estado y el gobierno ya tendría que haber dimitido en pleno. Esa es la convención democrática imperante hoy en la Unión Europea. El escandalazo se ha internacionalizado. Hasta el embajador gringo, Solomont, salió dando su opinión, un poco al estilo proconsular que los Estados Unidos adoptan con los hispanos. Los europeos no dan crédito a lo que ven y se preguntan cómo aún no ha dimitido el gobierno. Es más: a ver cómo se presenta Rajoy en la cumbre de Bruselas del lunes, con qué cara y a decir qué. Si piensan poder engañar a los europeos, van dados. Todos nuestros vecinos están ya al cabo de la calle. Para eso tienen embajadores no del estilo de Trillo y servicios de inteligencia que funcionan a la perfección.

Afortunadamente para nosotros, los españoles. La salvación, como siempre, nos vendrá del extranjero. No creo que Frau Merkel, en año electoral, acepte hablar con Rajoy. Si no fuera por esta feliz circunstancia, si no estuviéramos en Europa, aquí no pasaría nada. La respuesta del gobierno sería negar la evidencia, atacar la libertad de expresión, recurrir a la censura, reprimir las manifestaciones de protesta y mantenerse gobernando por decreto hasta las elecciones de 2015. Mientras tanto, de batacazo en batacazo. Hace unos días, Rajoy decretaba silencio en el caso Bárcenas hasta ver las conclusiones de su irrisoria investigación interna. Creía el hombre ganar tiempo. Resultado: más ruido que nunca. Ahora quiere seguir oculto y en silencio hasta el sábado en que comparecerá tras una reunión con su gente.

Pues a lo mejor no llega ni al sábado. El Fiscal General del Estado quien, hace unos días, no veía razón alguna para investigar de oficio los sobres barcénigos, ahora no descarta la posibilidad de llamar a declarar a la cúpula del PP. Y eso quiere decir, el presidente del gobierno, que lo es del partido y por eso también cobra. Pero, además, está el chorreo de arrepentidos. Ya el primero del día, García Escudero, desmentía las afirmaciones de Cospedal y obligaba a la dama a encontrar un alambicado sofisma: García Escudero es cierto; el resto no. Pero el resto, sí. Detrás de García escudero vinieron Matas y del Burgo. Y vendrán más. Es el sálvese quien pueda.

Sobre todo porque El País parece estar en posesión de más y más graves pruebas.

A todo esto, llamativo el silencio de dos pesos pesados habitualmente gárrulos: Aznar y Aguirre.

dijous, 31 de gener del 2013

PPl, o Partido de Presuntos ladrones.

Hace unos años, Rajoy no contestó a una pregunta que le hizo en televisión una señora acerca de cuánto ganaba al mes. Y siguió sin contestar cuando se le planteó en los años siguientes. La razón está hoy clara: no lo sabía porque dependía de lo que contuvieran los sobres que trimestral o semestralmente le entregaba Bárcenas, el tesorero de su partido bajo cuerda y con dinero supuestamente negro, procedente, según parece, de donaciones o vaya usted a saber qué. Porque, a estas alturas, cualquiera puede hacer las suposiciones que se le antojen sobre el origen de esos fondos turbios que durante años, si la información de El País es correcta, han estado untando a un puñado de dirigentes de la derecha. Años.

Rajoy llevaba años cobrando en negro hasta, según se dice (pero de nuevo vaya usted a saber), 2008. Es legítima la pregunta: ¿sigue usted cobrando o ya ha "regularizado" su situación, buen hombre? El protagonista del mayor paquete de recortes y rebajas de la historia de España, el que empuja a la emigración a la gente y sume en la pobreza a quienes se quedan, llevaba años llenándose los bolsillos de forma vergonzosa, fraudulenta, propia de mafiosos. Siempre supuestamente, claro.

Álvarez Cascos, ese hombretón que amenaza con querellarse cada vez que alguien proyecta una mínima sombra sobre su "honorabilidad", igualmente años pillándolo crudo mientras sembraba el desconcierto en torno suyo con su desastrosa política de obras públicas que solo ha dejado detrás de sí un reguero de ruinas y se iba de caza como medida de emergencia ante catástrofes del tipo del "Prestige".

Javier Arenas, el campeón del trinque, el que ha salido al proscenio a contener la indignación general cuando empezó a saberse que este grupo de mangantes recibía dinero en sobres, el que prometía que se harán investigaciones exhaustivas y se tomarán las medidas adecuadas, también cobrando en negro durante años.

María Dolores de Cospedal, la dama de hierro de Castilla La Mancha, la que ha dejado sin sueldo a los diputados de la oposición, sin urgencias médicas a los vecinos de los pueblos pequeños, sin empleo a cientos, miles, de trabajadores públicos, la que se compra mansiones y olvida declarar picos de 7.000€ igualmente en la pomada de los sobres, pillando para casa mientras predica austeridad a todos los demás.

Todos parecen haber cobrado de Bárcenas: Aznar el puro, Acebes, Rato, figura familiar en donde se mueva dinero, el ínclito Mayor Oreja, azote de etarras. Todos.

Ignoro cuáles serán las consecuencias penales de esto y si las hay. Por lo pronto, ya pueden traer de prisa a Trillo de Londres y ponerle al frente de un bufete de emergencia. Tampoco sería tan nuevo, dado que, al parecer, es uno de los más y con mayor regularidad, lleva cobrando cantidades en negro por actividades probablemente más negras.

Con independencia de otras cuestiones esta es una crisis de Estado. El partido del gobierno lleva años en manos de un puñado de supuestos apandadores a quienes la gobernación del país importa menos que sus ingresos mensuales. Un hatajo de ladrones sin escrúpulos, demagogos baratos que han mentido sistemáticamente a la gente, a los medios, a sus electores, a todo el mundo. Una manga de sinvergüenzas que han convertido la muy problemática democracia española en un estercolero.

La situación solo puede resolverse mediante la dimisión inmediata de este gobierno de randas y la convocatoria de nuevas elecciones.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

¿De qué está hecho el capital?

El capital; no el dinero. El pobre dinero no tiene la culpa de nada. Cuando, en mis años mozos, traduje La filosofía del dinero, de Simmel, quedé convencido de que se trata de uno de los más maravillosos inventos de la humanidad. El dinero es la materialización de una idea, de algo que, en sí mismo, carece de consistencia: la idea del valor y la necesidad de medirlo. Por eso al principio la idea estaba adherida a la cosa que era valiosa normalmente por escasa, la moneda (que viene del latín Moneo, de Venus Moneta) era la cosa misma: la sal, la piel, la oveja, la vaca. Luego se descubrió el valor nominal y apareció el papel moneda, el dinero, que ya era rizar el rizo de la segunda abstracción. Pero el valor seguía midiéndose en términos de escasez.

Lo anterior se ve claramente con un ejemplo cotidiano: ¿es hoy el trabajo escaso? No, hay de sobra. El trabajo, por tanto, vale muy poco, casi nada. Y los salarios tienden a cero. Esto, sin duda, es inhumano, dado que el trabajo, la fuerza de trabajo, es todo con lo que cuenta la inmensa mayoría de la humanidad para sobrevivir. Pero la culpa no es del dinero, sino del capital que no son lo mismo, aunque a veces se confundan. No todos los ricos son capitalistas, pero seguramente todos los capitalistas serán ricos.

El capital es el dinero en acción, igual que el viento es el aire en movimiento. El capital es una relación social, como decía Marx. Esa relación se da en una sociedad con una determinada distribución del dinero, de la riqueza, en la que algunos tratan de incrementar la suya a base de cambiar la vida de los demás. Es entonces cuando actúan como capital y pueden hacerlo de modo legal o ilegal, moral o inmoral. El capital tiende a saltarse la legalidad y la moralidad, las que experimenta siempre como enojosas restricciones al logro de su objetivo del máximo lucro. Un ejemplo bien claro y evidente es la noticia de que algunas afamadas empresas españolas o extranjeras pero con presencia en España explotan trabajo infantil en otros continentes. Y, de seguir las cosas así, quizá se haga también en este y en este país.

Le viene de antiguo al capital. Prácticamente todas las empresas capitalistas del mundo comenzaron con eso que los economistas llaman "acumulación primitiva" de capital. Fundamentalmente actividades de robo, saqueo, piratería o rapiña luego consagradas con el paso del tiempo y las leyes y hasta ennoblecidas. El capital tiende al delito como la cabra al monte. Por eso se inventaron las regulaciones, intervenciones, legislaciones que el capital está siempre tratando de sacudirse. Es legítimo preguntarse ¿de qué está hecho el capital?

Pues básicamente de lo que un juez -obligado siempre a hablar de casos y personas concretas- acaba de dictaminar en el de Urdangarin, que este está poseído por un desmedido afán de lucro. Un desmedido afán de lucro lleva a alguien a traspasar la línea de la legalidad y jugarse su buen nombre y el de los suyos en actividades empresariales, de acumulación primitiva, en las que todo vale, el nombre del Rey o de una amiga del Rey.

Más o menos lo mismo que impulsa a Bárcenas. Sus actividades empresariales parecen ser muy variadas, desde el sector agropecuario al comercio de obras de arte. Pero están fundamentadas en un dinero acumulado de modo presuntamente ilícito. El capitalista, ya se sabe, tiende a ignorar las barreras legales y, cuando estas se levantan, a aprovecharse de ello. Por eso Bárcenas se acogió a la amnistía fiscal de su compañero de partido, el ministro Montoro. Y, de paso, ha creado un nuevo problema político al gobierno. Sin duda por orden de este, Hacienda se columpió negando en declaración pública que Bárcenas se hubiera acogido a la amnistía fiscal. Bárcenas ha probado ante el juez que, en efecto, "blanqueó" casi once millones de euros. Es decir: ahí, señoría, están once milloncejos del ala, "regularizados", como dice la ley y no "blanqueados", como dice la chusma. De los otros once hasta los veintidós que había en un principio, aquí nadie sabe nada.

¿De qué está hecho el capital? De lo que dice el juez, "el desmedido afán de lucro". Y otro día hablamos de la Iglesia.

dimecres, 30 de gener del 2013

España cañí.

Según mis noticias, TVE ha censurado una escena de homosexualidad en una serie propia, que se emite en horario de máxima audiencia, pretextando la audiencia infantil. Los niños no pueden ver cómo dos hombres (o dos mujeres) se besan. Pero sí pueden ver que se odian, se engañan, se envenenan, se asesinan, incluso entre hermanos. Tampoco es tan extraño. Al fin y al cabo, Caín y Abel no se llevaban muy bien. Desde luego, es una curiosa forma de entender la moral. La serie, según parece, es una imitación de Falcon Crest. Eso sí que me parece obsceno: adaptar productos culturales extranjeros, copiarlos, adoptar pautas culturales, formas de vida, costumbres extrañas, exponiendo situaciones que aparentan ser reales pero están fuera de la realidad cotidiana de la gente. Es un asalto, una imitación lacayuna y una renuncia a elaborar ficciones y relatos en los que la gente pueda reconocerse.

Pero, en fin, lo cañí es tomarla con la homosexualidad. Como ya no pueden tratarla de delito, han dado en la flor de considerarla una enfermedad, aunque la OMS hace años que la ha eliminado de la lista oficial de dolencias. No importa, en la España eterna se la sigue considerando una efermedad en virtud de la superior autoridad del obispado, experto en estos asuntos. Por eso hasta ofrece curarla. La autoridad secular, algo más prudente que la espiritual, prefiere invisibilizarla. Los matrimonios homosexuales, la homosexualidad han desaparecido de la Educación para a ciudadanía. Por supuesto, en la tele los chicos no se besan y, si se besan, se corta la escena. Y eso que esta no se rodó en el procaz extranjero sino en el viril solar patrio.

Claro, el Consejo de Europa la ha tomado con TVE, a la que acusa de someterse a las presiones del gobierno. TVE lo niega en solemne comunicado y tiene razón. TVE no se somete a las presiones del gobierno. Es el gobierno. O, mejor dicho, parte de él. Es su aparato de publicidad y propaganda con absoluta desfachatez. No saben los señores del Consejo de Europa qué es la España cañí. Podrían darse una vuelta por el foro.

El Rey está para el arrastre pero no puede abdicar porque es un momento muy malo para el prestigio de la Monarquía. La abdicación de la Reina de Holanda, frecuentemente empleada como espejo de la Corona española, no tiene nada que ver. Si se quiere emplear el caso como ejemplo, compárese con Isabel II de Inglaterra, que en tres años habrá reinado tantos como la Reina Victoria. La Monarquía no es una institución racional y no se atiene a pautas racionales. Cada cual abdica cuando le parece. Lo cañí de la historia es que el Rey no puede abdicar debido a la maraña de complicaciones procesales en que se encuentra su familia. Visto lo visto, quién sabe si él mismo. Siendo Rey, es irresponsable; pero no siéndolo, estando abdicado, cabría sostener lo contrario. El Rey Juan Carlos I no está sujeto a responsabilidad. ¿Y el ciudadano Juan Carlos de Borbón? Esa sería otra historia.

Lo último en cañí vuelve a los niños. Los escolares de la pública que lleven fiambrera (ahora llamada tupper por la misma razón por la cual el rompecabezas de toda la vida se llama puzzle) pagarán 3,8€ en concepto de ignoro qué. El precio del menú en el Congreso de los Diputados es de 3,5€. Sus señorías tienen el papeo subvencionado con cargo a los fondos públicos. Los escolares pagan incluso sin tener por qué. No comprendo cómo se puede permitir algo así.

Y cañí del todo es el asunto de los sobres. Rajoy ha prohibido a los suyos, gobierno y partido, hablar de él. Igual que la TVE escamotea los besos entre hombres. Pero los besos existen y los sobres, también. Los últimos han salido hasta en el New York Times. Es decir, son la comidilla mundial. En definitiva, un nuevo ataque, una nueva infamia de la conspiración judeo-masónica antiespañola. Eso sí que es cañí.

dimarts, 29 de gener del 2013

A las puertas del infierno.

El caso Gürtel/Bárcenas es descomunal. Responde a todos los esquemas interpretativos de la corrupción: la teoría de la mancha de aceite, la de la bomba de relojería, la de la traída y llevada manta, la de los colores de la corrupción (blanca, marrón y negra), la del ventilador, la del sálvese quien pueda, la de la venganza. Este caso de corrupción tiene tantas ramificaciones, tal calado en el tiempo y en el espacio y afecta a tal cantidad de personas de relieve político, económico y social que se confunde con la realidad misma. Y eso sin contar las cantidades cienmillonarias, quizá milmillonarias defraudadas, indebidamente apropiadas, malversadas.

Es, además, un asunto con una intensa carga emocional. El fenómeno en sí produce indignación y consternación en concreto el hecho de que se vean afectadas las más altas instituciones del Estado: la Corona, el Tribunal Supremo, el Gobierno y el Parlamento. En estas condiciones el Estado de derecho es muy problemático. Si a ello se añade que el único condenado hasta la fecha en el caso Gürtel es el juez que inició la investigación, se entiende el clima de fuerte tensión reinante.

Frente a este asunto, el caso de la Fundación Ideas, del PSOE es peccata minuta. No se trata del partido del gobierno, ni del gobierno, ni de los legisladores, ni de jueces o magistrados, ni de un miembro de la familia Real. Tampoco se trata de cientos de millones de euros. Se trata de una pareja de empleados de una institución que han decidido lucrarse indebidamente con un ardid rocambolesco, extraído de la trama de una novela, de inmediata aparición, escrita por la parte femenina del dúo. Un lucro cifrado en 50.000 euros. Calderilla para la Gürtel; la propina del guardacoches. Además, cuando la novela salga a la venta, seguramente se venderá como rosquillas. La autora se compensará por el mencionado lucro cesante y ya no estará obligada a escribir artículos en inglés y español sobre el cultivo de dátiles en Mauritania.

El caso Bárcenas es más de lo que el gobierno puede digerir a pesar de su mayoría absoluta. El nombre de Rajoy aparece en una cuenta suiza de Bárcenas; los recibís en poder de este ponen contra las cuerdas a una cantidad indeterminada de altos cargos; sus temibles cuentas parecen estar en relación con la financiación de la campaña electoral del PP en 2008; la lista Falciani, cuyo contenido empieza a conocerse lentamente, contiene nombres de políticos y empresarios suficientes para hacer saltar aun más de indignación a los ciudadanos.

No, no es posible tapar ni diluir el caso Bárcenas porque es un proceso abierto al sistema político surgido de la transición y secuestrado por los partidos, singularmente, los dinásticos. Ciertamente esa falla no es generalizable por igual a todos ellos. Ni siquiera al segundo dinástico, el PSOE, hoy en la oposición. Los socialistas han tenido y tienen episodios de corrupción. Pero nada comparable a la que afecta al PP en el que parece tener carácter estructural. Porque allí donde no alcanzan los tentáculos del núcleo corrupto de la Gürtel, como en Castellón, Ourense o las Baleares ello se debe a que han erigido sus propias estructuras clientelares, caciquiles, corruptas.

Gobernar como Dios manda ya no es gestionar "razonablemente" la realidad, aplicar "sentido común" a una realidad "previsible" de un modo "normal". Gobernar es luchar por mantenerse de pie sin saber de dónde vendrá el próximo golpe, si del exterior en forma de algún nuevo desaire a España o del interior en forma de alguna decisión de los tribunales que obligue a las autoridades a revocar sus normalmente drásticas decisiones; si de la rebelión creciente del catalanismo o de la contumacia de otras comunidades no nacionalistas; si de una posible revelación de Bárcenas o de una querella por presunta comisión de delitos.

Ciberutópicos y ciberpesimistas.

Noticias de la corte.- La presentación del libro La comunicación política y las nuevas tecnologías en la librería Juan Rulfo de Madrid,  estuvo muy bien, muy concurrida y animada. Los dos invitados estelares, el alcalde de Jun y Félix Ortega, catedrático de Sociología de la UCM, tuvieron unas intervenciones interesantísimas. Muchas gracias a ambos. Las crónicas de este Real Sitio guardarán recuerdo emocionado de ellos y Palinuro los saluda efusivamente. Los dos defendieron puntos de vista encontrados y lo hicieron con enorme competencia.

Antonio Rodríguez, el alcalde, hizo una exposición completa de esa gran aventura que protagoniza hace ya casi quince años y ha convertido a Jun (Granada) en un punto de referencia mundial del gobierno abierto. Y cuando digo mundial quiero decir mundial. Jun muestra el camino del gobierno adaptado a la ciberpolítica. José Antonio es un ciberutopista nato. Con una extraña virtud: vive su utopía en la cruda realidad; mejor dicho, la convive con sus conciudadanos y, vía ciberespacio, con más de 160.000 seguidores en Twitter.

La réplica vino de Félix Ortega ciberrealista con un pellizco de ciberpesimista. Su gran capacidad analítica señaló los puntos cuestionables en el planteamiento ciberoptimista, compartido, como se sabe, por Palinuro. La parte más contundente, indubitable, de su razonamiento llegó al comienzo mismo de su intervención. Fue, por así decirlo la preparación artillera de la contienda que se siguió. Todo el avance, la ejemplaridad, el prodigio de Jun, argumenta Ortega, es indudable pero, en lo esencial, no se debe a las nuevas tecnologías, sino a la voluntad política de su alcalde. Algo indiscutible. El resto fueron agudas escaramuzas de infantería.

El animado coloquio a continuacion entró por esa línea de fractura. La de siempre, por lo demás, cuando se trata del impacto de lo nuevo en la acción humana. ¿Qué podemos esperar de las redes? Es desesperante pero cierto: todo y nada. ¿Son las redes o son los seres humanos? Las redes sin los seres humanos no serían nada; ni siquiera concebibles. ¿Y los seres humanos sin las redes? Seríamos lo que fuimos y lo que fuimos nos ha traído a las redes sin las cuales no es imaginable la vida. Por supuesto, no estoy diciendo que sea la situación del mundo entero. Pero lo será.

dilluns, 28 de gener del 2013

Recordatorio presentación de libro.



Hoy estará Palinuro presentando el libro sobre Comunicación Política y nuevas tecnologías en la librería Juan Rulfo, de Madrid, junto con Jose Antonio Rodríguez Salas, alcalde de Jun y el colega Félix Ortega.

Bienvenid@s tod@s aquell@s que se interesen por el asunto.

Conquistando el mundo.

Las andanzas de Rajoy por el nuevo mundo tienen su aquel. Ha incurrido en el típico ridículo de ¡Viva Honduras!, pero eso es lo menos que cabe esperar de los dignatarios españoles en sus tratos con las naciones hermanas. Es proverbial la falta de tacto y de conocimiento de las distintas realidades latinoamericanas. Lo esperable.

Lo inesperado, lo insólito, ha sido el passe de deux interpretado por el presidente español y la canciller alemana. Esta, dama adusta y de pocas palabras, debe de estar hasta el casco de las importunidades del caballero español. En cuanto coge un micrófono se pone a decir a los demás lo que tienen que hacer para sacarle a él las castañas del fuego. Rajoy apareció en Chile, en efecto, pidiendo a los alemanes más alegría para asegurar la recuperación económica. Frau Merkel respondió por el mismo medio recordando que los alemanes ya hacen su parte, consistente en mantener un euro "robusto" y que los españoles podían hacer algo de la suya, por ejemplo, venderles cosas a los latinoamericanos, aprovechando que hablan la misma lengua.

Pobre Rajoy. Todo el mundo entendió la respuesta de Frau Merkel como un revés, un desplante, un desaire. No sea usted sablista, buen hombre, ni pedigüeño, y trabaje. Francamente, no es gallarda la figura del español en esta porfía. Hasta Piñera se hizo eco del rapapolvo germánico. Los chilenos han sido siempre muy proalemanes. Era necesario dulcificar algo el tono, no permitir que Rajoy vuelva a casa como un perro apaleado. Así, pues, se habló de una entrevista a dos, Merkel-Rajoy, para limar asperezas y eliminar tiranteces. Al final, la entrevista se produjo pero no fue, como trompetea La Moncloa en su web "un encuentro en el marco de la Cumbre CELAC-UE", sino un breve tête à tête, en un pasillo, justo el tiempo para hacerse la foto y aplazar lo pendiente a la cumbre de Europa de primeros de febrero. Si se hubiera dado un encuentro de cierto alcance, hubiera habido alguna declaración.

Bueno, realmente la ha habido. Interrogado el presidente sobre su fugaz encuentro con la canciller, ha respondido, con sólito estilo que, con Angela Merkel, muy bien, muy bien. Ignoro qué ámbito de la política bajo custodia de Rajoy pueda verse afectado por ese misterioso muy bien pero, a la vista de la foto, intuyo que ninguno. Esos encuentros con intérpretes son lamentables. No es una tontería: la escasa visibilidad internacional de España se relaciona con esa inveterada costumbre de los políticos nacionales de no hablar ninguna otra lengua que no sea la suya, especialmente el inglés.

Es decir, España depende en buena medida de decisiones que se toman fuera pero de las cuales sus mandatarios no suelen enterarse bien porque no entienden las lenguas en que se formulan.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

El discurso sobre el discurso.

Luis Arroyo (2012) El poder político en escena. Madrid: RBA (519 pp).

Luis Arroyo es un especialista en comunicación política. Dirige una empresa llamada Asesores de comunicación pública por lo cual tiene un conocimiento práctico, empírico, de su profesión. Pero lo tiene también en el orden teórico más riguroso, como se prueba en su blog, Todo lo que hay que saber sobre comunicación política, de lectura inexcusable para quienes quieran estar al día en estos asuntos y acceder a los productos más valiosos. Mezcla así el autor una faceta práctica con otra teórica, académica, lo cual da como resultado que la obra en comentario sea muy interesante, muy equilibrada y muy voluminosa. Pero se lee con delectación porque, aunque Arroyo expone sus razonamientos con rigor y fundamentación, lo hace en un estilo ágil, poco frecuente en estos empeños. Además, el autor es un profesional con un compromiso político de izquierda que suele reconocer por mor del juego limpio. Actuó como jefe de comunicación del ministerio de Carme Chacón en lo que hoy parecen los lejanísimos tiempos del gobierno de Zapatero.

El poder político en escena aporta una enorme cantidad de información sobre los más variados aspectos de su materia. Será imposible referirse a todos por falta de tiempo y de competencia del comentarista, pero en algunos nos detendremos. No obstante lo abigarrado de este florido jardín de la comunicación, hay dos ideas motrices, que orientan la investigación como hilos dorados: una, explícita ya en el título, la política es un espectáculo; dos, las ideas, los comportamientos, las actitudes políticas tienen una base fisiológica, genética, neurológica.

La segunda opinión se reitera a lo largo del libro bajo formas distintas. El núcleo es que las dos grandes narrativas contemporáneas, conservadores y progresistas (p. 90) tiene aquel fundamento. La insistencia del autor en este punto, que le hace ser un ávido seguidor de los avances de la neuropolítica, permite sospechar al taimado crítico alguna intencionalidad más de fondo. Desde la aparición del materialismo, la idea del condicionamiento material, químico, biológico, de las facultades espirituales es un tradicional compañero de viaje del descubrimiento de la humanidad por sí misma, tanto, por lo menos, como lo es la otra, la del carácter libre, inexplicado e inexplicable de dichas facultades. Necesidad y libre albedrío, venerables contertulios. Tiene uno la impresión de que la referencia a este punto de vista no interesa tanto desde el punto de vista colectivo como desde el individual. ¿Qué determina en el individuo, en mí mismo, la opción progresista frente a la conservadora? Si me canso de buscar razones y justificaciones, siempre puedo cargarle el mochuelo a una parte de mi cerebro. Me temo, sin embargo, que esto no nos sirve de gran cosa. Por mucho que se avance en la genética, que se hará, y en las ciencias neurológicas, al final del camino, el individuo se encuentra, como decía Sartre, condenado a ser libre. Y ahí es obligado optar. Es imposible que la ciencia, producto del ser humano, explique por entero al ser humano por la misma razón por la que las máquinas jamás podrá rebelarse contra su creador.

El libro abunda en ejemplos de esta visión determinista, muy bien documentados y ampliados a prácticas no ya de laboratorio sino de acción social. Los famosos experimentos de Milgram tienen aquí especial relevancia (p. 299) y Arroyo el acierto de hablar de ellos en el marco de la teoría de la espiral del silencio, de Noelle-Neumann (p. 289). Sin duda el asunto es mucho interés y nos resulta muy revelador acerca de nosotros mismos. Hay que ver cómo somos; capaces de matar a alguien por obedecer el principio de autoridad. Aquí engancha un montón de debates. Siendo humildes (y dando un ochavo al determinismo) podemos retrotraer estos experimentos al perro de Pavlov. Los reflejos condicionados son eso, condicionados. A las gentes no se nos condiciona de forma tan ruda como a los canes, pero sí con similar éxito. La familia, la escuela, el barrio, la lengua que hablamos, nos constituyen caracteriológicamente, nos socializan en unos códigos de valores, nos condicionan. Quien haya sido socializado autoritariamente, matará más por obediencia que quien lo haya sido libertariamente. Pero los dos matarán y los dos dejarán de matar en distintas proporciones. Porque, al final de todo, la decisión de apretar el botón la toma uno en libertad de no hacerlo. A eso llamamos responsabilidad del individuo de la cual, muy atinadamente, excluimos a los perros y nos incluimos nosotros, incluso en los casos que, por parecer contradictorios, llamamos de "disonancia cognitiva" (p. 63).

Los especialistas en comunicación política tienen que indagar en las motivaciones humanas. Cuando no se recurre a las deterministas materiales se acude a las deterministas lógicas. Presupuesta la verdad apodíctica del cálculo de costes/beneficios de la acción, la teoría de la decisión racional explica muy bien el comportamiento humano, incluso el inmoral. Arroyo tiene un brillante capítulo sobre la importancia de la mentira en política (p. 389), que corona con la referencia al perjurio del Rey como acto iniciático de la transición (p. 391). No obstante, se revuelve contra el predominio del paradigma de la decisión racional pues, a su parecer, no predice los comportamientos colectivos. Él mismo proporciona un estupendo ejemplo en su capítulo sobre la emancipación de los negros en los Estados Unidos en los años sesenta (p. 261). ¿Qué lleva a Rosa Parks a su decisión de no levantarse de su asiento en aquel autobús de Montgomery? No hay cálculo de costes/beneficios del individualismo racional egoísta que pueda explicarlo. Solo puede hacerlo aquella convicción profunda acerca de la dignidad de la persona que acompaña al ser humano desde su origen. La idea de que sin dignidad no merece la pena vivir.

La otra idea central de la obra es la de la política como espectáculo. La foto de la portada transmite el mensaje: Charles Chaplin arengando a la gente en un mitin. El político como actor; el actor como político. La política es parte de la sociedad y ya Debord dejó dicho casi pontificalmente que es una sociedad del espectáculo. Luego llegaría el filósofo y añadiría un espectáculo de simulacros. La idea de que la vida humana es teatro, comedia, espectáculo en el cual cada uno interpreta un papel debe de ser tan vieja como la humanidad y, desde luego, como el teatro. El propio teatro es espectáculo del espectáculo y por eso no es extraño que concite a veces las iras del poder político. Desde la Divina Comedia a la Comedia humana la idea de la vida como espectáculo es perseverante. Llega, incluso, a la ciencia social del siglo XX. En el fondo, la sociología funcionalista, con su aparato teórico de status, roles, acción social, etc se formula en términos dramatúrgicos.

Indudablemente, nuestra época es una orgía de espectáculos merced a los avances tecnológicos. Este es un campo en que Arroyo muestra especial competencia. Aporta una gran cantidad de información y documentación sobre los medios audiovisuales, en especial la televisión. Esta condiciona el discurso político, el debate, el intercambio, en tal medida que ha transformado su naturaleza. La televisión impone estilo, exige comportamientos, premia y castiga de acuerdo con sus pautas propias que, al principio, eran desconocidas. El primer debate televisado de la historia, el de Nixon/Kennedy tiene amplio tratamiento en la obra. Todo lo que quepa decir sobre la relación entre televisión y política, bueno y malo (y se ha dicho mucho) entra en esa observación de que los políticos están obligados a formular su mensaje esencial en diez segundos (p. 364). Puede que diez segundos sea el bit de inteligencia televisiva.

Arroyo rastrea todos los medios en cuanto contribuyen a la naturaleza esencialmente espectacular de la época. No se salta ni la radio. Su mayor importancia: podía llegar a todo el mundo, analfabetos y letrados. Fue el primer medio realmente de masas y buena parte de su existencia está relacionada con una faceta de la política que no tiene cabida en el libro, esto es, la política como conflicto y, en último término, guerra. La radio es medio de combate, medio de propaganda, difusión de ideología. Como el libro trata de la política democrática en tiempos de paz, ha poco lugar a adentrarse en esas cuestiones. Más provecho saca el autor al cine. Recuerda que Mussolini lo consideraba "el arma más potente del estado" (p. 196). El cine es espectáculo y parte del espectáculo, refleja la realidad y la configura; extiende las pautas culturales, las modas, las ideas como ningún medio hasta la fecha. Parte de la fuerza de la televisión reside en ser un cine en casa. Esa ventana por la que se nos cuela el Rey la nochebuena, como lo hacía Roosevelt a través de la radio en los años 30 o Chávez, de nuevo a través de la televisión.

En la polémica entre ciberpesimistas (quienes, sin duda, prefieren llamarse ciberrealistas) y ciberutopistas o ciberoptimistas (p. 446), Arroyo ha decidido situarse entre los primeros, supongo que sin ningún tipo de condicionante genético; simplemente porque es su conclusión racional. Y lo hace de modo combativo. La ha tomado con Twitter. En su blog tiene una entrada Diez razones por las que Twitter no sirve para (casi) nada en política que son una magnífica recopilación de razones en contra. En el libro dictamina que las revoluciones no se hacen en Twitter (p. 349). Claro que no, y no me parece haber leído mucha gente sosteniendo lo contrario. Pero el asunto no es tan sencillo. Twitter es parte del ciberespacio, que es un mundo muy complejo y de creciente complejidad. Hay una interrelación permanente entre el ciberespacio y el espacio "real"; tanta que son inseparables. La importancia relativa recíproca depende, claro es, de su fuerza, su antigüedad, su generalización, pero está cambiando continuamente. Un tribunal alemán acaba de sentenciar que el acceso a internet es hoy imprescindible para la vida del individuo. Es un derecho. Twitter es parte del ciberespacio y en este se da una forma nueva de política, la ciberpolítica que, por supuesto, no va a substituir a la otra como internet no va a substituir a la televisión, pues ningún medio substituye o aniquila a otro, según la ley de Riepl. Pero es imprescindible.

Ese ciberpesimismo o ciberrealismo lleva a Arroyo a cargar contra la futurología. Lo hace asimismo en otra entrada de su blog, llamada Sociología breve de las predicciones, en donde reproduce un pellizco de este libro. La idea es bastante clara y está suficientemente demostrada de modo empírico: la probabilidad de que un experto en finanzas, en economía, en política, en sociología, acierte es igual a la del azar. Los tales expertos, dice Arroyo, solo lo son en el arte de ocultar su fracaso predictivo ofreciendo brillantísimas teorías "postdictivas" o de cómo las cosas no podían haber sido de otra manera. Obviamente, todo esto es cierto. Son también expertos los expertos en formular teorías para justificar sus altos honorarios. Sí, eso de "asesor" está bien pagado.

Queda una pregunta en el aire. La futurología está desacreditada. Pero, ¿por qué se siguen pagando altos honorarios si el servicio prestado no es el prometido? Porque las predicciones de experto siguen vendiéndose bien gracias a la credulidad de gente. Todas las sociedades han recurrido a profetas, oráculos, adivinos, hechiceros, gurús. Y todos estos personajes han pretendido siempre estar en posesión de un conocimiento del futuro que les venía de una fuente incuestionable de verdad. Dicha fuente en el día de hoy es la ciencia y por eso los profetas contemporáneos se llaman expertos y hablan como técnicos, como científicos. Pero la sociedad misma revela la escasa importancia que concede a estos pronunciamiento como se ve en el hecho de que, junto a los expertos proliferen los videntes, los adivinos y los echadores de cartas a quienes la gente sin duda presta tanto crédito como a los primeros.

Si los expertos, en quienes se presume un afán desinteresado por la verdad, desatinan, innecesario hablar de las predicciones de los políticos. El discurso político está frecuentemente habitado por la mentira en la medida en que la política es la continuación de la guerra por otros medios. La cuestión que se abre al final a la comunicación política acaba siendo de naturaleza moral. ¿Sirve la comunicación política para que la mentira triunfe? ¿Puede el discurso sobre el discurso ser inocente?

diumenge, 27 de gener del 2013

El silencio y el ruido.

Las órdenes del presidente del gobierno parecen ser taxativas: silencio, chitón, punto en boca, aquí no se habla de Bárcenas ni de sobres ni de nada en tanto no termine la auditoría interna, encargada a una fiel y competente militante de la organización bajo sospecha. Al principio hubo un aluvión de desmentidos, de declaraciones de inocencia algunas de las cuales eran comprometedoras, como esa del ministro Fernández Díaz reconociendo que se cobraban sobresueldos pero "luego se declaraban a Hacienda". Dada la pertenencia del declarante al Opus Dei, en donde no se puede mentir, el asunto es enojoso. Por lo demás, la declaración de Hacienda no legaliza un dinero ilegal. Lo dice hasta Montoro.

En efecto, la orden del mando es muy pertinente. En este guirigay se pueden decir cosas comprometedoras. Todo el mundo callado. El partido y hasta las Nuevas Generaciones si quieren llegar a ser viejas generaciones. Nada de dar dos cuartos al pregonero, que la corte está rebosante de ellos. Pacifiquense los ánimos y aplíquese la ley. La ley del silencio. Hay que dominar la tempestad.

Pero para dominar los elementos hace falta ser Próspero, valiéndose de Ariel. Y no es el caso. Rajoy ha querido cubrirlo todo con el manto del silencio, pero no ha podido evitar un cruce de querellas, que han refulgido como aceros en la noche. Aznar se ha querellado con El País por decir que está involucrado en el asunto de los sobres. IU contra él, Rajoy y Cospedal, si no ando mal informado, asimismo por haber supuestamente cobrado los tales fementidos sobresueldos.

Cubrir este ruido con un ukase de silencio es como apagar un incendio con una taza de té. El País sostiene que, como se malicia el patio, Bárcenas tiene agarrado al PP por salva sea la parte. Tener agarrado al partido del gobierno es tener agarrado al gobierno. Como no es factible indultar al imputado antes de la condena, aunque ganas no faltarán, el corto plazo vendrá muy afectado por las peripecias procesales del proceloso Bárcenas. Y, por supuesto, del cálculo de costes/beneficios que el interesado se haga.

En realidad, la auditoría interna no parece tanto una indagación acerca de cómo están las cosas sino acerca de qué información en concreto pueda tener la otra parte, a la que siempre quisimos tener contenta. Por eso le mantuvimos despacho, coche, garaje y secretaria aun no siendo ya nadie en el partido.

No hay silencio que pueda cubrir el ruido del escándalo Bárcenas.