divendres, 12 d’abril del 2019

La unidad, una y trina

La unidad del independentismo, como el hombre para Protágoras, es la medida de todas las cosas; de las que son, en cuanto que son y de las que no son en cuanto que no son. La llamada a la unidad es el estandarte del bloque convencionalmente considerado burgués de JxC, que se quiere transversal, republicano y unilateral. La unidad es la medida de lo que es.

 El rechazo a esa unidad es la bandera de la izquierda convencional, ERC, que se presenta como republicana, multilateral y de partido. La unidad es la medida de lo que no es. 

El sector más a la izquierda, convencionalmente llamado "antisistema" de la CUP no se pronuncia. Principalmente porque, aunque la unidad también es aquí factor primordial, al tratarse de elecciones españolas, prefiere inhibirse y dejar la cuestión en el limbo. 

Las elecciones en el horizonte respecto a Catalunya son de tres tipos. Españolas, llamadas "generales", europeas y municipales. En cuenta debe tenerse que el comportamiento electoral de los catalanes se diferencia en función del tipo de comicios. En las elecciones europeas, la "lista del presidente" (Puigdemont) tiene muchas posibilidades por el tirón carismático del que la encabeza. Es un voto más "de país" y viene reforzado con la posición adoptada por el Front Republicà.

Pero las elecciones europeas tienen una importancia interna relativa. Mucho más importantes son las municipales y especialmente la contienda por la alcaldía de Barcelona, símbolo poderoso por el que lucha denodadamente una constelación de fuerzas políticas en un panorama que, si ya es complicado antes de las elecciones, probablemente lo sea más después de ellas. La cuestión es hacia qué campo se orientará más una ciudad "no alineada", si al soberanismo o al unionismo. Y dentro del soberanismo, si al sector independentista o al "posibilista", por llamar de algún modo a quienes, no estando en contra de la independencia, tampoco están a favor. Con un porcentaje de indecisos muy alto, todos los vaticinios son muy arriesgados. La posibilidad de que las formaciones independentistas se encuentren en lados opuestos en la administración municipal de Barcelona solo es una muestra del carácter peculiar de la ciudad, que no tiene por qué influir en la cuestión de la unidad. 

Las generales al Congreso han cobrado una importancia grande dados los acontecimientos de los últimos tiempos: de un lado, la turbulencia de la radicalización de la derecha en España y las dificultades de JxC para articularse como opción atractiva a causa de sus crisis internas y el peso del pasado. Dado que aquí aumenta el porcentaje de indecisos, las precauciones son más que obligadas. 

Las encuestas vaticinan una tras otra una victoria comparativamente aplastante de ERC frente a JxC. La tendencia se explica, quizá contradictoriamente, por la coherencia y limpieza de la formación y su mayor disposición a encontrar fórmulas de compromiso con el unionismo en sus versiones menos agresivas. La idea es: ERC sabe hacer política en Madrid, mantiene una continuidad, es de fiar. En esa idea afirma ERC su preferencia por las listas separadas. 

JxC, aquejada de los factores señalados, tiene difícil hacer creíble su apuesta incondicional por la independencia, incluso unilateral. Salvo que se tome en consideración un factor hasta ahora menospreciado: el de la función carismática de Puigdemont. Decir lista de JxC y lista del presidente es lo mismo y no es lo mismo. Lista del presidente tiene la ambición de ser "lista de país", no de partido. Es imposible saber qué efecto pueda tener orientar la campaña de JxC por la vía carismática porque no se ha hecho. Pero es inevitable. La coincidencia de Puigdemont, Torra y Mas en la defensa de la candidatura da a esta el marchamo de "lista de país". 

No ya la "lista del presidente", sino la "lista de los tres presidentes".

dijous, 11 d’abril del 2019

¿Cuántas vías a la independencia?

Mi artículo de ayer en elMón.cat, titulado Campanyes y dedicado a interpretar el contenido de las campañas electorales en España y Catalunya. Bastante diferentes en todo, desde el tono general al contenido de los debates y discusiones. En Catalunya hay un foro público muy vivo e intenso, pero tranquilo. En España hay un pandemónium en donde los argumentos dejan lugar a los insultos y los exabruptos más chocarreros. 

(Nota al margen: y en mitad de un escándalo mayúsculo, el del espionaje gubernamental a Podemos en general y Pablo Iglesias en particular. Espionaje adobado con fabricación policial de dossieres e informes falsos sobre los espiados que se enviaban a medios colaboradores para que los utilizaran como artillería contra la organización morada en una guerra sucia insólita. Escandaloso. Brutal, sin duda alguna. Y con los medios tratando de ocultarlo, de acallarlo. Todo el apoyo a las víctimas de estos delitos cometidos por las autoridades. Se hubiera agradecido también el apoyo a las víctimas de idénticas canalladas practicadas por los mismos canallas cuando se producían en Catalunya en contra del independentismo. No solo no hubo apoyo, sino que algunos se beneficiaron de estas sucias falsedades, como la actual alcaldesa de Barcelona frente al calumniado Xavier Trias. Y del comportamiento de los medios entoncees y ahora en Catalunya, mejor no hablar).

En realidad, lo que interesa es analizar la campaña del independentismo, que se presenta desunido, pero en mitad de un intenso debate sobre si eso es lo mejor o no. La campaña deja entrever tácticas distintas entre los indepes en mitad de movimientos inter e intrapartidistas que preanuncian actitudes posteriores. Sin duda es una crisis que trae ecos antiguos en formas nuevas. 

Aquí merece la pena recordar el viejo dicho de "todos los caminos llevan a Roma". Y tanto da que tomemos la "vía junqueriana" o la "vía puigdemontana". Las dos llevan a Roma/Independencia. Hagan lo que hagan quienes les dan los nombres.

Aquí, la versión castellana:


Campañas
                                                                                                                                              
La diferencia entre precampaña y campaña electoral es la petición expresa de voto. O sea, practicamente nada. Todo es campaña electoral. En España y en Catalunya, aunque hay diferencias muy notables.

En España, las elecciones se presentan muy crispadas por diversos motivos. El panorama de las cuatro jinetes del Apocalipsis, PSOE, PP, C's y VOX, cabalgando hacia La Moncloa es sombrío. Si triunfa una alianza de PP (la guerra), C's (el hambre) y VOX (la muerte), Franco se quedará en donde está y el franquismo, también. Y Catalunya, tierra nuevamente conquistada. Si triunfa el primer jinete, el PSOE (Conquista), según prevé el CIS, lo mismo, pero con diálogo.

La virulencia de la campaña española de las derechas responde a dos razones. Primera, la necesidad PP y C's, de aligerar la carga de sus respectivas corrupciones. Las de C's son recientes, por la juventud del partido, pero ponen en duda su condición democrática. Por eso Rivera eleva el tono patriótico para atacar a Sánchez. Recuérdese que, cuando los canallas, según el irónico Samuel Johnson, buscan un refugio, siempre encuentran el de la Patria.

Los exabruptos de Rivera son casi música celestial comparadas con las barbaridades que dice Pablo Casado. En la mejor escuela de Rajoy, acusa a Sánchez de entregarse en manos "manchadas de sangre". Tamaña burrada solo trata de ocultar el hecho de que su partido, además de ladrones, acoge a espías, chantajistas y otro tipo de criminales.

La segunda razón es la necesidad de que el cuarto jinete, el del caballo bayo, no les gane la delantera en la marcha en la que España volverá a reinar sobre una vencida Catalunya. Aquí solo van a salvarse los de la adoración nocturna, camisa azul y brazo en alto.

Si triunfa el primer jinete, el PSOE, el del caballo blanco de Santiago, lo hará el espíritu de conquista. Pero se vestirá cocn atavíos dialogantes. El PSOE preetende que conquista (o reconquista) de Catalunya se haga a base de mucho diálogo en el que se encuentre alguna solución política hoy aún por formular.

Pero todo el diálogo del mundo no apartará al independentismo de su exigencia de referéndum. Y si la otra parte quiere conquistar y no a la antigua usanza, no tiene más remedio que autorizarlo. Es la conclusión lógica del abundante diálogo. O ¿de qué otra forma pretende el Estado español ratificar cualquier acuerdo a que se llegue en Catalunya si no es consultando a la población catalana en un referéndum?

A su vez, la campaña en Catalunya es distinta como siempre. Los partidos catalanes sucursales de los españoles reflejan el tono general de agresividad y violencia de sus correspondientes hispánicos. El PSC, envalentonado por las buenas perspectivas del PSOE, proclama su orgullo español con el "no es no" a la indpendencia, la autodeterminación y el referéndum. Un paso más allá e Iceta niega su condición de catalán.

Los partidos independentistas, aunque contagiados por la vacua excitación española, mantienen más las formas civilizadas. No obstante, acusan en sus debates la excepcionalidad del momento respecto a la unidad del movimiento. JxC ha hecho de esta un leit-motiv electoral, en tanto que ERC la soslaya y trata de organizar alianzas dentro y fuera de Catalunya con fuerzas que o no son independentistas o lo son, pero no catalanas. La CUP se ha autoinvisibilizado en este asunto y la representación del radicalismo izquierdista queda a expensas de la escisión de Poble Lliure, que se suma en las europeas al bloque unitario de JxC.

Son dos formas de campaña. En la española, mucho ruido, alboroto, escandalera pero, en el fondo, un acuerdo entre los cuatro partidos del sistema (PSOE, PP, C's y VOX) mientras que en Catalunya, en el independentismo, pocos alzan la voz y el debate es formalmente más sosegado, pero no oculta que, por fin, en un momento crucial, aparecen diferencias substanciales, respecto al compromiso con la independencia. Este parece integral en JxC, hasta el punto de arriesgar una escisión interna, y en una fracción escindida de la CUP, mientras que no lo es tan claro en las otras fuerzas, singularmente, ERC. El resultado electoral será determinante para saber cuál de ambas tácticas tiene mayor apoyo.


dimecres, 10 d’abril del 2019

Todo era una trampa. El proceso, también

Lo tenían todo planeado. Harían como que actuaban en coordinación con los Mossos, pero, en realidad, intervendrían por su cuenta, sin avisar y siguiendo un plan de acción elaborado días antes, del que no habían informado a la policía catalana. La intención era provocar un desbarajuste general, con las consecuencias que fueran y culpar luego a los mossos por su pasividad ante la violencia de la gente. 

Convirtieron el plan en relato que luego fueron declamando los testigos: El mando al frente de la operación, Pérez de los Cobos, ordenó la intervención de la policía y la guardia civil al comprobar que los mossos no actuaban y el referéndum se celebraría. Fue una decisión rápida, impromptu, tomada sobre la marcha, que movilizó de golpe todos los efectivos de las fuerzas del Estado quienes, a la velocidad de los míticos minutemen se personaron en los colegios electorales a frenar a los indios, digo, a los votantes.

Las declaraciones del mayor Trapero y sus ayudantes hicieron trizas el cuento de la pasividad (incluso complicidad) de los Mossos y contradijeron fehacientemente las fantasías de Pérez de los Cobos y sus subordinados. Solo quedaba hacer hincapié en la violencia y achacársela directamente a los manifestantes. No pudieron probar ni un miserable acto de esta más allá de algún puntapié, que puede haber sido un acto reflejo pavloviano. Se concentraron, pues, no en la violencia inencontrable, sino en la descripción literaria de las miradas, los gestos, el odio en el ambiente y algún avión de papel. Narraciones que sobrecogían el ánimo vaticinando lo que hubiera pasado de haber pasado lo que no pasó ni hay modo de conseguir que pase, mi capitán. No sé hasta qué punto pueden los magistrados entrar en la hermenéutica literaria de un texto parecido al hundimiento de la casa Usher, pero materia tienen en abundancia. Lo que no tienen es una sola prueba.

Este es el momento en el que el presidente Marchena decide que no ha lugar a contrastar las declaraciones de los agentes con los vídeos oportunos. La separación de los dos momentos sensoriales de acceso a la verdad de un hecho, el visual y el auditivo, empobrece el juicio y demuestra cómo este estaba concebido como la coronación de la trampa policial. Todo trampa: las acuaciones policiales ya en 2016, las de septiembre de 2017, las actuaciones del juzgado nº 13 de Barcelona, la instrucción de Llarena y el proceso del 1-O, que daría un marchamo jurídico a una represalia política. Todo trampa. Como la policía patriótica.

La trampa sigue. El citado juzgado nº 13, procesa a la cúpula de TV3 y 28 cargos públicos de la Generalitat por el 1-O. Trapero continúa procesado. El fiscal ha levantado querella contra nueve ciudadanos catalanes golpeados el 1-O bajo la acusación de resistencia y atentado a la autoridad o algo así. Como cuando el rebelde Franco fusilaba a la gente leal al gobierno acusándola de rebeldía. 

Y estos eran los que venían a poner fin a la "judicialización" de la política aplicada por el PP y a sustituirla por la oferta de medidas "políticas" basadas en el diálogo. Los sondeos del CIS los dan ganadores, con posibilidades de formar gobierno con Podemos o con C's. También puede considerarse una posible coalición PSOE/PP, hoy considerada inverosímil, pero con partidarios. Habrá que ver los resultados. 

El independentismo, no obstante, no puede dejarse condicionar por los avatares políticos españoles. El mejor resultado al que los unionistas aspiran es a prescindir de los votos indepes. Y no parece difícil que lo consigan. Sea cual sea la composición política del Congreso español, siempre habrá multitud de posibilidades de articular mayorías absolutas en contra del independentismo por cuanto más del 90% de la cámara es contrario a la independencia de Catalunya. 

El plazo de dos semanas y media hasta las elecciones opera ya como un imán que todo lo atrae. Pero, una vez el resultado sabido y aquilatadas las fuerzas de cada cual, toca volver al mandato del 1-O y ver qué puede hacerse para implementarlo. Hay quien dice que debe esperarse a la sentencia para articular una respuesta. Pues sí, conviene tener una respuesta preparada para cuando se conozca la santencia. Pero eso no empece que, entre tanto, se siga con la implementación del mandato del 1-O. Y eso puede llevar a una situación que condicione la respuesta que se dé a la sentencia. Incluso si para entonces importa la sentencia. 

dimarts, 9 d’abril del 2019

El factor Europa

Albano Dante Fachin debe se ser el único político que consigue atención mediática sin buscarla, incluso con unos medios indiferentes. Él mismo los cree hostiles porque no hacen un hueco al Front Republicà en las tertulias. Sin embargo, se le ve, se le escucha y se debate con él; especialmente en las redes. Todos se lo toman en serio porque acostumbra a razonar y aportar argumentos, en lugar de consignas.

Su peripecia política, vivida en público, lo ha llevado del soberanismo al independentismo. En el independentismo responde más al espíritu unitario de Puigdemont que al fragmentado de Junqueras. Ha sido un avance velocísimo. Hace unos días, reconocía no haber hablado de unidad con JxC y hoy ofrece hacer "frente común" con JxC en las europeas. El término "frente" es combativo y suena bien. Habrá que registrarlo formalmente como una coalición, aunque nada impedirá que el nombre incorpore el término, por ejemplo, Frente Independentista Català, o algo así. Lo importante es aceptar la urgencia de la unidad.

La insistencia en la unidad no desfallece. JxC sigue pidiendo lista unitaria con Junqueras en cabeza y Puigdemont de segundo. Eso tiene la fuerza de los que predican con el ejemplo. Estar dispuesto a ir de segundo indica una voluntad de lista de país, cosa loable. Pero la propuesta ignora la perspectiva de género y la obligación moral de listas cremallera. Puigdemont no podría ir el segundo, sino el tercero. A su vez, la proyectada segunda posición para Comín pasaría a quinta. Al margen de que esto se produzca o no, de lo que trata es de confluir en una lista unitaria. Dante Fachin lo ha visto y confluye a la lista de país. Junqueras, no. Prefiere una coalición con fuerzas independentistas no catalanas de izquierda, dando a entender que actúa en clave de clase, más que nacional. Como la hipótesis unitaria no va a darse, pues Junqueras no parece proclive a cambiar de opinión, las elecciones europeas tendrán una interpretación en clave catalana, referido ante todo a la debatida cuestión de la unidad.

Estas elecciones europeas tienen una faceta interior catalana y otra exterior. La interior se reduce, en principio, a averiguar con qué apoyo electoral cuenta cada opción independentista, objetivo legítimo, aunque quizá innecesario, dado el margen de acción de los eurodiputados catalanes. Al respecto, de hacerse la comparación entre los votos de JxC o su forma de Frente si así se llama y los de la formación en que se presente ERC, deberá recordarse que, al tratarse de elecciones de colegio nacional único, en esos votos están comprendidos los de Bildu y BNG. 

La exterior tiene otro alcance. Si lo diputados independentistas catalanes actúan en el Parlamento Europeo desde grupos distintos, la unidad de acción será más difícil, quizá imposible. Porque si el peso del independentismo catalán en sus respectivos grupos parlamentarios es liviano, el del independentismo en general en el conjunto del Europarlamento aun lo es más. .




dilluns, 8 d’abril del 2019

La razón de la sinrazón que a mi razón se hace...

Horas de diferencia hay entre la primera y la segunda declaración del presidente Sánchez. Habrá quien las encuentre contradictorias, algo así como el comportamiento del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, un caso de desdoblamiento de la personalidad, William Wilson contra William Wilson.  Pero no es tal. Ambas proposiciones no son contrarias, sino complementarias. La primera está dictada por la experiencia: no es infrecuente que los partidos cambien de criterios, objetivos, actitudes, en fin, de todo, incluidos los principios más sacrosantos. Casi parece una perogrullada. 

La segunda declaración, afirmando rotundo con un "no es no" uno de esos noes que "algunos partidos" revisarán en su momento, da por supuesto que él queda excluido del alcance de la primera declaración. Los partidos, excepto el mío, revisarán sus estrategias, a pesar de que el mío también las ha revisado en numerosas ocasiones. Pero esta vez, no; esta vez "no es no", es "no". ¿Queda claro? 

Sánchez está en precampaña electoral. Necesita asegurarse el voto nacional-español o voto unionista no franquista, parte del cual está en su propio partido. Se afirma la primacía de una España unida, sin veleidades pactistas con el "secesionismo", pero con vocación "progresista". Viene a ser un intento de reconstrucción de un centro/centro izquierda que le permita un margen de maniobra. Pero ese margen se estrecha mucho cuando se trata de abordar el problema mayor de la Monarquía. Tanto que desaparece a manos de los servicios secretos, la policía, los tribunales, las cárceles, el exilio y el universo represivo español. 

Porque el independentismo no ceja. El presidente Torra viene respondiendo a la negación rotunda de Sánchez con su misma contundencia, pero en sentido contrario, que "sí es sí" a la autodeterminación, el referéndum y la República catalana. 

La confrontación política, democrática y pacífica, es inevitable, y la represión, inútil.  

diumenge, 7 d’abril del 2019

Buena solución

Es la más acertada, antes de que esta farsa montada por los servicios de seguridad, la "inteligencia" española, los políticos unionistas, los medios a sueldo de las cloacas, les acabe estallando en los morros a los empingorotados de las puñetas.

Tan acertadísima decisión tiene, dicen, dificultades. Ninguna. Igual que se montó ese ridículo pandemónium por razones políticas, por razones políticas puede desmontarse. Otra cosa es que quieran. Los del PSOE son contrarios a los del PP en todo excepto en relación con Catalunya. Ahí son astilla del mismo palo, muerden con un solo diente y ven con un solo ojo, como las Grayas. Y solo ven el 155.

Pero si quisieran es fácil. Tiene razón Mauri (o "toda la razón", como dicen los tuitaires) cuando sugiere que la fiscalía y la abogacía del Estado retiren los cargos. Solo quedaría la acusación popular, a la que también cabría apartar si el tribunal aplica la "doctrina Botín". Habrá quien lo niegue advirtiendo que se da el supuesto de un ataque a "bienes de titularidad colectiva, de naturaleza difusa o de carácter metaindividual" que anima la "doctrina Atutxa" y que matiza e invalida parcialmente la primera. Pero eso solo si, al valorar la situación, únicamente se atiende a la naturaleza del bien jurídico y no al sentido de la acusación y el agente acusador. Una acusación de un partido político extremo como VOX a otro u otros partidos políticos por razones políticas no es defendible jurídicamente en ningún Estado de derecho.

Deshecho el entuerto, liberados los presos políticas, retornados los emigrados, restaurados en su haber los embargados, archivadas todas las medidas administrativas represivas, podrá volverse a la política en Catalunya, a la normalidad que tanto pregona el presidente Sánchez. Y esa normalidad exigirá sentarse a la mesa a negociar una salida para el actual conflicto España-Catalunya, el más trascendental para ambas naciones. Hasta los de Podemos se han dado cuenta y, aprovechando que pasaba por Catalunya, Iglesias ha informado de que no quiere vivir en un país con presos políticos. Si eso es así, lo mejor que puede hacer es exiliarse o hacerse independentista catalán.

Y habrá negociación. Tengo el presentimiento de que, además, será inmediata a las elecciones del 28-A. Según el resultado, claro. Si hay un gobierno de izquierda, la habrá. No queda otra. Aparentemente, esta presunción choca con la reiterada, hosca, dura, negativa de Pedro Sánchez a nada que huela a independencia, autodeterminación o referéndum. Vade retro, Satanás. Estamos en elecciones y el presidente socialista quiere el mayor apoyo posible. Hasta dice que aspira a gobernar en solitario. O sea, con mayoría absoluta o cercana a ella. Eso es salir muy bravo en busca del voto nacional. Lo que se haga después con ese voto nacional es otro asunto.

Este es un país que tuvo en el gobierno con mayoría absoluta a un hombre, M. Rajoy, que comenzó su mandato afirmando que no había cumplido su palabra, pero sí con su deber. Como si el primer deber de un ser humano no fuera cumplir su palabra.  Si lo hizo uno, puede hacerlo el otro. Y lo hará. 

No queda otra. 

Del 70 al 80% de la población catalana lo quiere, y esa cantidad, aunque Sánchez la mire con las gafas de Borrell, es la mayoría de los catalanes. Es posible que, en efecto, aunque una abrumadora mayoría pida un referéndum, el independentismo, sin embargo, esté en minoría. Sí, es posible, como es posible que los cerdos vuelen. Pero no seguro; ni siquiera probable. Y la única manera de salir de dudas no es precisamente la palabra de Sánchez, que llama minoría a la mayoría, sino el inevitable referéndum.   

dissabte, 6 d’abril del 2019

Gritos y susurros

El barómetro de Marzo del Centre d'Estudis d'Opinió es aplastante. En la línea de fractura independentismo/unionismo se reafirma sin ambages la voluntad independentista. Se puede intentar rebajarla llamándola "soberanista" (para incluir a los de ni carne ni pescado) pero es innecesario ya que la proyección de las hipotéticas elecciones catalanas da una horquilla ganadora entre 70 y 75 escaños a los indepes. Los votos "soberanistas" son innecesarios. 

Sin duda, el presidente Sánchez seguirá argumentando su "no" a la independencia catalana en que los indepes son minoría en Catalunya (aparte de lo de la Constitución y el derecho internacional). La encuesta del CEO no le dice nada o ni la ha visto. Él tiene otra mejor, hecha del ejército, la guardia civil, los tribunales, los medios y el 155. No es invento. Acaba de recordarlo él mismo hace unos días: 155 "si hay una quiebra unilateral". O sea, que sí ha visto la encuesta y sí le dice algo: chico, prepara el 155. Y a la sencilla gente del reino, asustada como Cayo Lara de que estos catalanes quieran largarse se le envía el mensaje: tranquilos, que tenemos el 155.

Lo que no "tenemos" es Catalunya y a los catalanes. Miren el barómetro del CEO: la mayoría independentista es abrumadora y se expresa ya a gritos, aunque siempre pacíficos y alegres.

Luego está la parte de los susurros, esto es, la composición interna del independentismo, la relación de fuerzas entre los partidos comprometidos con el mandato del 1-O. Eso que ERC suele mencionar para insistir en las listas separadas: aveeriguar el apoyo de cada cual.

El resultado es tan aplastante como el general de la fractura indepes/unionistas. ERC pasa a la hegemonía en el Parlament, desplazando a C's como primer partido. JxC sufre un descalabro considerable y la CUP recupera el nivel perdido en las últimas elecciones. Que este cuadro sea el que se dé  en la realidad cuando haya elecciones catalanas se verá  en ese momento. De producirse, cambiaría la orientación política práctica del Govern y, es de suponer, la actitud de la CUP, pero no así los tres principios del movimiento independentista: 1) el mandato del 1-O sigue vigente; 2) la coincidencia en el objetivo estratégico, también; 3) y también la unidad de acción para conseguirlo. 

De ser esto así, los susurros serán tan alegres como los gritos.

Avui a Celrà

Per parlar del Consell de la República.

Sembla que es necessita una mica de pedagogia sobre aquesta eina. Com que és una institució nascuda a l'estranger, pateix d'una certa indefinició i un escàs coneixement interior. Resta per explicar quinas funcions té el Consell i quin rol exacte li correspon a l'estructura  republicana. Per això cal fer treball d'informació. Al menys és como ho interpretat el sentit de la xerrada de demà a Celrà, a les 18:30 al Ateneu de Celrà. Atenció: hi ha un canvi: l'hora és 19:45, o sigui, tres quarts de vuit.

Estic segur que Ribot i Comin aclariran tots els dubtes sobre el functionament pràctic del Consell. Tot dos son veritables fenòmens de l'organizatció, el sentir pràctic y l'eficàçia. Aquesta seguretat em tranquil.litza. No més em resta per saber si seré capaç de exposar un quadre ideològic, polític de la importancia del Consell de la República en l'univers independentista.

Ens veiem a Celrà.


divendres, 5 d’abril del 2019

Avui a Matarò

En un cicle organisat per l'ANC sobre com es veu el món desde diverses perspectivas. Sembla que, sense triar, m'ha tocat parlar de com es veu España des de Catalunya i, la veritat, és un tema força complicat. Enmig d'un conflict amb arrells llunyanes en el temps, amb un judici/farsa en marxa i un enfrontament entre pobles que els unionistes (feixistes en la seva majoria) atien amb l'esperança de convertir-lo en un pretext per intervenir militarment, la visió no pot ser gens tranquil.la ni pacìfica. Des de Catalunya, España es veu amb precaució i temor. Sabem que practicament ningú a la Corte simpatitza amb el proiecte catalá i tratem de minimitzar la agresivitat que aquest projecte de separació amistosa i pacífica suscita en els espanyols, acostumats a dominar altres pobles, però no a respectar-los ni conviure amb ells.

Ens veiem avui a les 19:30 a l'Espai Carassa (Josep Montserrat Quadrada, 1)  a Mataró

Camelot queda lejos

¿Seguro que la CUP "hace visible la debilidad de Torra"? ¿No la de la propia CUP? Aplicando normas y reglamentos, Torra no tiene por qué hacer caso a la moción aprobada ayer. Y no lo hará. Y hará bien. Así que, de debilidad, nada. Al contrario.

Todos hacen cálculos mirando los números. La moción, ganada por mayoría relativa al gobierno, no obliga a este. Solo lo obligaría una moción de censura. Sin duda, los unionistas la presentarían si tuvieran los 68 votos de la mayoría absoluta. Los tendrían si los 4 cupaires votaran a favor. Para conseguirlo estoy seguro de que los unionistas serían capaces de ofrecer la presidencia a la CUP. ¿Por qué no vota esta una posible moción de censura ganadora segura con sus votos? Eso sí que probaría la fortaleza de la organización antisistema y la debilidad verdadera de Torra, sin necesidad de fiarlo a final de año que, según van las cosas, es fiarlo ad calendas. Así que, dada la disponibilidad y falta de escrúpulos de los unionistas, la disponibilidad de los números y la convicción de la CUP de que la legislatura catalana está agotada y hay que ir a elecciones, ¿por qué no vota a favor de la moción de censura?

Aunque parezca mentira, por razones políticas y hasta morales que, sin embargo, no parecen haber entendido del todo. Recuérdense las primeras elecciones después de la muerte de Franco, en 1977. El PSOE estaba dispuesto a participar aunque el PCE no pudiera por seguir prohibido. Por fin el PCE fue legalizado y pudo participar, si bien a su vez se olvidó de que otras organizaciones a su izquierda no pudieron hacerlo por seguir prohibidas. 

En política no rige la regla caballeresca de que ningún caballero justará con otro con algún hándicap.  En las elecciones pasadas del 21 de diciembre de 2017, los partidos concurrieron sin objetar a la situación de inferioridad en que se encontraban las fuerzas independentistas, que tenían candidatos/as en prisión y en el exilio y por tanto mermadas sus posibilidades.

La votación del jueves sobre la moción unionista es un ejemplo manifiesto de la villanía de atacar a un contrincante que está impedido de emplear todas sus fuerzas por la razón que sea y más si es por causa de injusticia.  

Al aceptar la votación, incluso con la abstención, la CUP ha legitimado el secuestro de los 4 votos de JxC por el juez Llarena, que se erige en árbitro del Parlament. Que este proceder desleal sea propio del bloque unionista no extrañará a nadie. Que sea también el adoptado por un sector del independentismo es lo que resulta más inverosímil. 

¿O no? Porque si es que no, ya está tardando la CUP en votar la moción de censura españolista contra un gobierno que, según dice, no tiene voluntad independentista, ni republicana, ni hace nada para romper definitivamente el autonomismo. Cuanto antes se acabe con esta patochada, mejor. Pero, como no se atreve a hacerlo, prefiere alargar la situación, sometiendo a ataque sistemático a un gobierno disminuido por la injerencia judicial y no dejándolo gobernar tampoco. 

Y eso no es legitimar el autonomismo, ¡qué va!.  

Demà a Celrà

Per parlar del Consell de la República. 

Sembla que es necessita una mica de pedagogia sobre aquesta eina. Com que és una institució nascuda a l'estranger, pateix d'una certa indefinició i un escàs coneixement interior. Resta per explicar quinas funcions té el Consell i quin rol exacte li correspon a l'estructura  republicana. Per això cal fer treball d'informació. Al menys és como ho interpretat el sentit de la xerrada de demà a Celrà, a les 18:30 al Ateneu de Celrà.

Estic segur que Ribot i Comin aclariran tots els dubtes sobre el functionament pràctic del Consell. Tot dos son veritables fenòmens de l'organizatció, el sentir pràctic y l'eficàçia. Aquesta seguretat em tranquil.litza. No més em resta per saber si seré capaç de exposar un quadre ideològic, político de la importancia del Consell de la República en l'univers independentista.

Ens veiem a Celrà.


dijous, 4 d’abril del 2019

Un juicio editado

Aquí mi artículo de ayer en elMón.cat, titulado Les paraules i les coses. Un intento de explicar la manía del unionismo español de emprender batallas por palabras con ignorancia de los hechos. La pelea sobre lo que se puede y no se puede decir. Y prohibir, siempre prohibir. Los más viejos del lugar recordarán que, durante la última dictadura había una ley no escrita que prohibía hablar de la "muerte de Franco"; si era necesario había de decirse "el hecho biológico". Lo mismo con los presos políticos.

Poco imaginaba yo que ayer mismo, este insólito proceso nos depararía momentos gloriosos de comprobación de lo que se decía. El jefe de información de la policía española, ahora como testigo, colocó ayer una verdadera novela en la sala. Empezó ocultando haber sido condenado por gatillo fácil en 1988 y luego ya siguió a tumba abierta inventándose hechos con precisión matemática (cinco actos de violencia habría cometido el ciudadano que perdió un ojo por una pelota policiaca) y depositándolos en informes imaginarios que no llegaron a sus destinos o quizá lleguen ahora. Con estos testigos nunca se sabe. Igual son testigos y hablan de lo que pasó que son  profetas y hablan de lo que pasará.

No sería por falta de ayuda de Marchena que ya ha decidido poner toda la hermenéutica jurídica al servicio de la acusación. Su doctrina en passant en la sala sobre si esta tendría o no en cuenta y cómo unos vídeos editados preanuncia el criterio general de la causa. Unos vídeos editados, dice el presidente no son rechazables sin más. Todo depende de quién los haya editado y para qué. Todo cambio posterior en una imagen instantánea que es prueba de un hecho solo puede querer cambiar el hecho y, por tanto, anula su valor como prueba. Curioso que solo se plantee el asunto de la edición (en román paladino, manipulación) de vídeos cuando aparecen los de la policía. Esto no se ha planteado con los demás vídeos de particulares, periodistas, etc. Simplemente, la sala se ha negado a visionarlos. Los verá más tarde, todos seguidos, en sesión continua. Los editados, en cambio, se verán con mayor detalle para averiguar si la edición es o no aceptable.

Así que, con estos criterios, nadie razonablemente puede esperar justicia de semejante adefesio.

Las palabras y las cosas

Si las acusaciones en el juicio/farsa del 1-O han mostrado un nivel en todo análogo al de los testigos de las fuerzas armadas, la Junta Electoral Central todavía desciende un grado más. Al nivel de un patio de escuela de primaria o una corrala de zarzuela. Tras emprender una cruzada contra el color amarillo, la toma ahora con el léxico de los noticiarios y prohíbe el uso de ciertas expresiones invocando la necesidad de garantizar la neutralidad de los espacios públicos. Con ello, lo único que hace es perpetrar la ilegalidad que dice combatir.

La expresión tajantemente prohibida es "presos políticos". Aunque nadie esté muy seguro de qué sea un preso político, la JEC sí sabe que los presos independentistas catalanes no lo son. Son presos que supuestamente han cometido un delito de derecho común. Llamarlos "presos políticos" equivale a justificarlos y muestra cierta complicidad con presuntos delincuentes y de ahí que se prohíba.

Pero no es así. De aceptarse la prohibición de emplear "presos políticos", hay que examinar las dos opciones de la alternativa. La primera, referirse a ellos como "los presos" es absurda porque, al referirse a todos los presos (miles), la única manera de señalar el sujeto es atendiendo a su condición de políticos. Por tanto, siempre que se dijera "presos" se estaría diciendo "presos políticos" y recordando que son aquellos presos precisamente por luchar contra prohibiciones tan injustas como esta. Es algo tan absurdo que solo podía ocurírsele a los de la JEC.

La segunda, "políticos presos" es moralmente inmunda, pues viene a poner a un mismo nivel a Zaplana o Rodrigo Rato y a Oriol Junqueras o Jordi Cuixart y eso clama al cielo, ese en el que dicen creer los canallas qque igualan a los justos con los injustos.

Las dos opciones son inadecuadas (una por absurda y otra por inmoral) para designar una circunstancia política en unas elecciones políticas. En definitiva, prohibir el empleo de la expresión "presos políticos" no solamente no garantiza la neutralidad de los espacios públicos, en este caso audiovisuales, sino que la destruye a favor de una opción unionista tan de partido como la independentista pero mucho más injusta pues se basa en el abuso de poder.

Una superstición típica de los círculos santeros, muy extendidos por todas partes, es que los males desaparecen si no se los nombra. Si se prohíbe hablar de presos políticos desaparecerán los presos políticos, al menos del discurso. Y nada más falso. Aquello que es preciso nombrar pero está prohibido hacerlo recibe muchos otros nombres. Es como Dios que, por no tener nombre, los tiene todos Y todos señalan la misma cosa: unos hombres y mujeres privados arbitrariamente de libertad por sus convicciones políticas. Más que presos y presas políticas son presas y presos de conciencia.

El episodio de la denuncia del PP del hashtag #FAQsPrisisPolíticsTV3' lleva ya esta persecución más allá de los límites del absurdo. Denunciar la expresión prisis pilítics bajo el argumento de que es una variante incluida en la primera prohibición, abre la puerta a que la próxima noticia sobre el indecible"presos politicos" hable de cómo los "caballeros templarios" acudieron a declarar o como "plutonio 239" se quejó de que le habían intervenido el correo. La performatividad del lenguaje depende de contextos a veces muy complicados e incomprensibles para los censores al servicio del fascismo español.

Nada de esto será admisible para el ojo y oído la JEC. Quedarán prohibidas todas las metáforas. Lo que equivale a prohibir el lenguaje, a no ser que se llame a las cosas como la JEC quiere que se las llame. Es decir, a no ser que se acepte la obligación de decir políticos presos a los presos políticos. Con lo que queda claro que la prohibición lleva también una imposición dictatorial partidista y nada neutral a fuerza de unionista.

En el fondo, lo que los miembros de la JEC querrían hacer de buen grado, por razón de ideología y talante, no es garantizar la neutralidad del espacio público en periodo electoral, sino suprimir las elecciones.
Sobre todo, en la colonia.


dimecres, 3 d’abril del 2019

La República literaria

El MHP Torra es un literato. Es un político accidental y un literato vocacional. Por eso su política, tan sobresaltada, tiene siempre visos literarios.

Situación en que se encuentra: posible moción el jueves para pedir una cuestión de confianza o una reprobación. La primera es imposible ya que plantearla es prerrogativa del gobierno y no se le puede imponer. La oposición lo hace porque no puede presentar una moción de censura. Esta requiere mayoría absoluta (68) que solo se conseguiría en el caso de que, junto a C's, PP, PSC votaran los comunes y la CUP. De los comunes tengo mis dudas y, con ellos se llegaría a 64/65 diputados. Faltarían los 4 de la CUP y de estos no tengo dudas; más que nada porque la moción de censura requiere propuesta de presidente alternativo. O sea, se presenta la moción pidiendo cuestión de confianza porque no puede imponerse una moción de censura. Viejo truco y muy visto.

Pero la moción también amenaza con la reprobación, cosa por lo demás inane aunque aparentona. Rajoy llegó a gobernar con media docena de ministros reprobados y algunos dos o tres veces. Reprobado, el govern seguirá gobernando como lo hace sin presupuestos. Es de suponer que una mayoría relativa puede apoyar la reprobación para instigar a un govern ofendido a convocar elecciones. Quizá esta mayoría podría llegar a ser absoluta, pues, además de los votos de los comunes, no serían improbables los de la CUP que también afirma que la legislatura está agotada y convienen elecciones. Tampoco serviría de nada, pero dejaría la difícil decisión en sus manos como, por lo demás, también lo está la de votar a favor de la moción de censura. De la CUP depende la estabilidad del gobierno catalán.

Al retar a la oposición, a toda la oposición, CUP incluida, a presentar una moción de censura Torra crea una situación típica de decisión salomónica, dibujada en El círculo de tiza caucasiano. La CUP habrá de decidir quién tiene mejor derecho a sus votos y, por tanto, se llevará el niño/gobierno, si los unionistas o los independentistas y habrá de hacerlo con la sabiduría de Salomón antaño y de Grusha hogaño.


A su vez, este presidente Torra es contra el que se ha querellado la fiscalía española. La querella, ya admitida a trámite por el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, es por desobediencia reiterada a los mandatos de la Junta Electoral Central. El presidente se ha dado por enterado y se reafirma en su defensa de la libertad de expresión "hasta las últimas consecuencias". Tratándose de España, esas "últimas consecuencias" solo pueden ser la inhabilitación, si no la cárcel. En esto Torra sigue otros ilustres pasos, los del filósofo y novelista Henry David Thoreau, el que dio nombre a la desobediencia civil. El autor de Walden fue a la cárcel por no pagar la parte de sus impuestos que, según sus cálculos, iría a parar a la inicua guerra de su país contra México, más o menos, un dólar. Torra puede seguir sus pasos por un lazo amarillo. Nunca un dólar, nunca un lazo, fueron tan importantes y simbólicos.


El mismo Torra también que, al frente de su gobierno, defenderá a los nueve ciudadanos a los que la fiscalía quiere empapelar por haber mostrado un "ánimo rebelde", tras haber sido apaleados. El modelo literario y legendario aquí es un guiño a la experiencia suiza de Torra, Guillermo Tell, castigado por no haberse inclinado ante el gorro del gobernador o por no retirar un lazo amarillo a su paso.

Es incomprensible cómo no se ve que la solución a la insurrección democrática y pacífica catalana no es, no será jamás, la represión.

dimarts, 2 d’abril del 2019

La normalidad del campo de Agramante

El PSOE había venido a restaurar la normalidad, al decir de Pedro Sánchez, gracias a sus propuestas "políticas" para resolver el contencioso España-Catalunya. Era una normalidad algo rara, pues convivía con presos y exiliadas políticas y con una situación de excepcionalidad latente con un 155 de Damocles.

Hay normalidad, pero el gobierno reitera su disposición a emplear el 155 en cuanto la Generalitat le dé motivo. Y será fácil porque a lo que la Generalitat quiere, autodeterminación, referéndum, independencia, el gobierno responde negando tan rotundamente como Pedro negó a Cristo: no, no y no. 

Normalidad en la que las instituciones públicas del país se encuentran en una situación de guerra de todos contra todos con pataletas, recursos, querellas, denuncias. El gobierno contra la Generalitat a la que, además, le tiene intervenida la cartera por razones políticas. El rey contra Catalunya. Catalunya contra el rey. La Generalitat contra el gobierno en todas las decisiones que reducen sus competencias. El Tribunal Constitucional también empuja contra el Parlament. El Tribunal Supremo va contra todos de oficio. Los fiscales quieren seguir empurando gente. La gente se defiende y denuncia a las fuerzas de seguridad. Los partidos se querellan unos con otros. La Junta Electoral Central acogota los medios públicos catalanes. Es la querulancia universal. 

La normalidad del campo de Agramante, en donde reina la Discordia. Y ningún país puede funcionar así, ni siquiera el Reino Unido en el caos del Brexit. Las instituciones, los poderes del Estado no están para  enzarzarse continuamente entre ellos. No hay presupuestos, no hay estabilidad de gobierno, el horizonte electoral escama, el independentismo no ceja en su reivindicación y los aparatos estatales tampoco en su represión.

El último intento de la fiscalía es el último disparate que prueba el carácter puramente político de esta batahola judicial del proceso al independentismo. Pedir el procesamiento de  nueve votantes del 1-O, identificados por haber sido apaleados, suponiendo en ellos "intenciones rebeldes", equivale a abrir la puerta al procesamiento de los más de dos millones de votantes, incluidos los que votaron "no". Para calibrar este dislate ayuda saber quién es el fiscal que encabeza la denuncia, otro guerrero del antifaz de las redes, estilo Daniel Baena. Otro personaje que destila parcialidad y un odio tan ciego a los posibles justiciables que, en un acto de proyección delirante, los llama "franquistas". Es la locura de Orlando convertida en furia fiscal frente a la autodeterminación sarracena.

Avui a Sarrià

Fa mes i mig que el judici/farsa de l'1-O monopolitza l'atenció a Catalunya on l'abundància d'informació i opinions és tal que mareja. Per contra, a Espanya no hi ha informació sobre aquest espectacle, i la que hi ha està tan manipulada i és tan falsa que sembla un altre judici d'un altre país.

Doncs, molt bona iniciativa ajuntar tres persones interessades en els esdeveniments, de judici moderat però realista i crític (sobre tot la Magda y el Salvador porque "poor Palinuro" és un cas perdut), per tenir una idea més ajustada del delicte judicial que està perpetrant-se en la Cort de Borbonia.

Ens veiem demà al teatre de Sarrià a 19:00. 

dilluns, 1 d’abril del 2019

Demà a Sant Gervasi i Sarrià

Fa mes i mig que el judici/farsa de l'1-O monopolitza l'atenció a Catalunya on l'abundància d'informació i opinions és tal que mareja. Per contra, a Espanya no hi ha informació sobre aquest espectacle, i la que hi ha està tan manipulada i és tan falsa que sembla un altre judici d'un altre país.

Doncs, molt bona iniciativa ajuntar tres persones interessades en els esdeveniments, de judici moderat però realista i crític (sobre tot la Magda y el Salvador porque "poor Palinuro" és un cas perdut), per tenir una idea més ajustada del delicte judicial que està perpetrant-se en la Cort de Borbonia.

Ens veiem demà al teatre de Sarrià a 19:00. 

Dialoguemos: no, no y no

El título del post carece de sentido, ¿verdad? Pues es justamente el sinsentido que por enésima vez ha enunciado el presidente Sánchez, no solo inasequible al desaliento, sino a la mera razón. Afirma rotundo (con esa rotundidad de campaña electoral) que no habrá independencia, ni nada parecido y, acto seguido, acusa a los indepes de no querer dialogar. Un sinsentido total y una mentira como un castillo de los Cárpatos. Los indepes se pasan la vida intentando dialogar, no se han levantado nunca de la mesa (por lo demás imaginaria) del diálogo y hacen propuestas tras propuestas de solución pacífica y democrática del conflicto. Todo eso es obvio, patente. Si Sánchez lo ignora no es involuntariamente. Es, en realidad, que, como a todo el unionismo español, le parece perder el tiempo atender a razones con los catalanes, sobre todo con los independentistas. Con los independentistas no se razona. Se les dan las órdenes oportunas, aunque se basen en puras falsedades. ¿Quiénes son los catalanes para discutir las decisiones de la metrópoli?

Y aquí entra la cuestión de la perspectiva colonial. Por colonia pueden entenderse muchas cosas. Una de ellas una entidad política y administrativa que no se autogobierna, pues las decisiones esenciales de su existencia se toman en otra parte y con arreglo a otros intereses; en la metrópoli.

Tómese la declamación de Iceta del triple "no" a la independencia, al referéndum y a la autodeterminación. Caray, casi parece el cuarto jinete del Apocalipsis. La pregunta, sin embargo es: ¿cómo qué, en calidad de qué, habla Iceta? ¿De político catalán? Su partido es parlamentariamente irrelevante en Catalunya y no está en condiciones de cumplir tan decididos propósitos. ¿Por qué los formula? Porque habla en nombre del poder de la metrópoli. Es el delegado catalán del partido del gobierno, un aspirante al cargo de lo que popularmente se conoce como "virrey" o un cipayo sin más para el independentismo radical. Una típica figura en una relación colonial. 

En esto del carácter colonial de la relación España-Catalunya hay aportaciones muy interesantes del adalidad de esta interpretación, Ramon Grosfoguel, que nos ahorran extendernos porque las suscribimos. Hay algunos factores que suelen aducirse para cuestionar la interpretación colonial, en especial, la llamada "historia común" de las dos naciones y lo que puede llamarse "inversión colonial catalana". 

La llamada "historia común" es una falacia pues se trata de la historia de Castilla y sus posesiones. El permanente estado de rebeldía de alguna, como Catalunya, la convierte en objeto de la historia de "España", pero no sujeto, salvo en algunas contadas ocasiones de crisis. No lo bastante para construir una identidad compartida con una "historia común".

La "inversión colonial catalana" (expresión de mi cosecha) trata de describir una paradoja. La experiencia muestra que, salvo casos aislados, la relación entre la metrópoli y la colonia es de explotación de la segunda por la primera, más rica y adelantada en todos los aspectos.  En el caso España-Catalunya es al revés. No se trata de que la colonia explote a la metrópoli en el sentido imperial tradicional, pero no cabe olvidar que Catalunya absorbe numerosos recursos del resto del Estado, materias primas, productos semielaborados, mano de obra y lo utiliza luego como mercado, aunque cada vez menos atractivo frente al europeo. En cuanto al mayor adelanto también en todos los órdenes civiles, la cuestión está fuera de duda.

De forma que la relación España-Catalunya es colonial en su balanza de poder, pero la paradoja de la inversión de papeles y el mito de la "historia compartida" funcionan como una nebulosa para ocultarla. Esa nebulosa según la cual no puede haber ni siquiera relaciones de España con Catalunya dado que Catalunya es tan parte de España como la mentira del ser humano. Serían relaciones de España consigo misma, siempre agobiada por su razón de ser. Algo a lo que los españoles, gentes solipsistas, tienen una clara tendencia. Los españoles son los seres humanos más humanos de todos, pues viven intensamente el "ensimismamiento" orteguiano. Y, cuando salen de él, prestos a la acción, encuentran una realidad que no comprenden: la colonia quiere dejar de serlo. Y es entonces cuando, siguiendo su inveterada costumbre de hablar alto, que León Felipe había detectado, los españoles empiezan a dar voces. Según el poeta, la primera vez fue "¡Tierra! ¡Tierra!"; la segunda "¡Justicia! ¡Justicia!"; y la tercera (la suya) "¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo!". 

La cuarta, ahora mismo, "¡Que se van! ¡Que se van!" 

diumenge, 31 de març del 2019

Catalunya, último baluarte antifascista

Como siempre. Como en la batalla del Ebro, en la que la República perdió la guerra. Como en la lucha antifranquista. Por eso los fascistas vuelven al asedio. En unas partes del Estado, como Andalucía, están ya en el Parlamento. En otras, se las prometen felices, según los sondeos.

Y, como siempre, Catalunya resiste. Desembarcan los fasci di combatimenti en Barcelona a modo de escuadras imperiales, a escenificar la reconquista. Cinco mil aguerridos patriotas españoles que no dieron ni para llenar una plaza. Los resultados andaluces son impensables en Catalunya. Y los que se produzcan en su momento en Madrid y otros lugares, probablemente, también. 

Prácticamente toda la política española gira en torno a Catalunya, sin que nadie hasta ahora haya hecho una observación elemental: si eso es así, y lo es, si todo el país gira en torno a Catalunya, al conflicto catalán, algo se ha hecho rematadamente mal. Y sigue, cuando sería obligado parar y decretar un periodo de reflexión que explorara las posibilidades de una negociación. La propuesta del Presidente Torra va en esa dirección. 

Pero será inútil. El sistema español del 78 no admite variante alguna en el fondo ni en la forma. Los tres partidos de la derecha rivalizan en catalanofobia. Los de VOX piden la ilegalización de los partidos independentistas; los de C's quieren cerrar todos los medios de comunicación públicos y cargarse la inmersión lingüística; el PP, por boca de su candidata Cayetana Álvarez de Toledo, añora la época en que los antepasados de esta, los Alba, "se comían a los separatistas crudos". Y era verdad. No a los separatistas catalanes, sino a los flamencos. 

El PSOE no está dispuesto a hablar de nada con los independentistas y lleva puesta la canana y enfundado el Colt 155. Los de Podemos siguen en el limbo: piden un referéndum pero se apresuran a decir que votarán que no a la independencia y ni esto es seguro, porque al ser el referéndum necesariamente pactado con el Estado, lo único seguro es que no habrá referéndum. Puro limbo. 

Toda la política española gira en torno a Catalunya con ánimo cerradamente negacionista. Negacionista de cualquier posibilidad de acuerdo. En Catalunya, sin duda, hay una mayoría independentista, diga lo que diga el presidente Sánchez, y más abultada de lo que se cree. Imposible saberlo porque quien lo niega, el mismo presidente Sánchez, prohíbe la realización de un referéndum, única posibilidad de saber de qué se habla. 

Y, sí, una mayoría independentista que probablemente ronde ya el 60%. Por eso niegan los unionistas el referéndum y proceden a una política de represión y sojuzgamiento de Catalunya. Con ello, lo que consiguen es que al 60% de secesionistas se sume el 40% restante de "secesionados" o empujados a la secesión por la tiranía de la metrópoli. 

(En otro momento hablamos del factor colonial).

Avui a Fornells de la selva

Al Centre Social U d'octubre 2017, amb Eulàlia Reguant y Aitor Liendo, per parlar de l'Estat espanyol i la repressió que exerceix sobre les altres nacions no espanyoles del territori. No sembla tasca difícil: l'Estat espanyol es va bastir sobre la conquista, la repressió y la negació dels drets des altres pobles. Espanya i repressió són sinònims. Espanya només sap reprimir fins al punt de reprimir als propis espanyols quan, en un atac de lucidesa, qüestionen el fonament d'una nació que no és altra cosa que la resta d'un imperi fracassat sense la menor consciència nacional.

No se si tindrem temps peró seria cosa d'apuntar alguna raó per la qual l'Estat espanyol no va poder esdevenir nació com altres països del seu entorn. Basicament perque l'idea moderna de nació es una idea de la revolució francesa, mai aceptada per la reacció oligarquica-clerical espanyola de sòlides arrells medievals.  Per aixó, la Constitució que va reconeixerla, la de 1812, va estar en vigor menys de mitja dotzena de anys.

Ens veiem a Fornells.

dissabte, 30 de març del 2019

Demà, Palinuro a Fornells de la selva

Al Centre Social U d'octubre 2017, amb Eulàlia Reguant y Aitor Liendo, per parlar de l'Estat espanyol i la repressió que exerceix sobre les altres nacions no espanyoles del territori. No sembla tasca difícil: l'Estat espanyol es va bastir sobre la conquista, la repressió y la negació dels drets des altres pobles. Espanya i repressió són sinònims. Espanya només sap reprimir fins al punt de reprimir als propis espanyols quan, en un atac de lucidesa, qüestionen el fonament d'una nació que no és altra cosa que la resta d'un imperi fracassat sense la menor consciència nacional.

No se si tindrem temps peró seria cosa d'apuntar alguna raó per la qual l'Estat espanyol no va poder esdevenir nació com altres països del seu entorn. Basicament perque l'idea moderna de nació es una idea de la revolució francesa, mai aceptada per la reacció oligarquica-clerical espanyola de sòlides arrells medievals.  Per aixó, la Constitució que va reconeixerla, la de 1812, va estar en vigor menys de mitja dotzena de anys.

Ens veiem a Fornells.