dilluns, 1 d’abril del 2019

Dialoguemos: no, no y no

El título del post carece de sentido, ¿verdad? Pues es justamente el sinsentido que por enésima vez ha enunciado el presidente Sánchez, no solo inasequible al desaliento, sino a la mera razón. Afirma rotundo (con esa rotundidad de campaña electoral) que no habrá independencia, ni nada parecido y, acto seguido, acusa a los indepes de no querer dialogar. Un sinsentido total y una mentira como un castillo de los Cárpatos. Los indepes se pasan la vida intentando dialogar, no se han levantado nunca de la mesa (por lo demás imaginaria) del diálogo y hacen propuestas tras propuestas de solución pacífica y democrática del conflicto. Todo eso es obvio, patente. Si Sánchez lo ignora no es involuntariamente. Es, en realidad, que, como a todo el unionismo español, le parece perder el tiempo atender a razones con los catalanes, sobre todo con los independentistas. Con los independentistas no se razona. Se les dan las órdenes oportunas, aunque se basen en puras falsedades. ¿Quiénes son los catalanes para discutir las decisiones de la metrópoli?

Y aquí entra la cuestión de la perspectiva colonial. Por colonia pueden entenderse muchas cosas. Una de ellas una entidad política y administrativa que no se autogobierna, pues las decisiones esenciales de su existencia se toman en otra parte y con arreglo a otros intereses; en la metrópoli.

Tómese la declamación de Iceta del triple "no" a la independencia, al referéndum y a la autodeterminación. Caray, casi parece el cuarto jinete del Apocalipsis. La pregunta, sin embargo es: ¿cómo qué, en calidad de qué, habla Iceta? ¿De político catalán? Su partido es parlamentariamente irrelevante en Catalunya y no está en condiciones de cumplir tan decididos propósitos. ¿Por qué los formula? Porque habla en nombre del poder de la metrópoli. Es el delegado catalán del partido del gobierno, un aspirante al cargo de lo que popularmente se conoce como "virrey" o un cipayo sin más para el independentismo radical. Una típica figura en una relación colonial. 

En esto del carácter colonial de la relación España-Catalunya hay aportaciones muy interesantes del adalidad de esta interpretación, Ramon Grosfoguel, que nos ahorran extendernos porque las suscribimos. Hay algunos factores que suelen aducirse para cuestionar la interpretación colonial, en especial, la llamada "historia común" de las dos naciones y lo que puede llamarse "inversión colonial catalana". 

La llamada "historia común" es una falacia pues se trata de la historia de Castilla y sus posesiones. El permanente estado de rebeldía de alguna, como Catalunya, la convierte en objeto de la historia de "España", pero no sujeto, salvo en algunas contadas ocasiones de crisis. No lo bastante para construir una identidad compartida con una "historia común".

La "inversión colonial catalana" (expresión de mi cosecha) trata de describir una paradoja. La experiencia muestra que, salvo casos aislados, la relación entre la metrópoli y la colonia es de explotación de la segunda por la primera, más rica y adelantada en todos los aspectos.  En el caso España-Catalunya es al revés. No se trata de que la colonia explote a la metrópoli en el sentido imperial tradicional, pero no cabe olvidar que Catalunya absorbe numerosos recursos del resto del Estado, materias primas, productos semielaborados, mano de obra y lo utiliza luego como mercado, aunque cada vez menos atractivo frente al europeo. En cuanto al mayor adelanto también en todos los órdenes civiles, la cuestión está fuera de duda.

De forma que la relación España-Catalunya es colonial en su balanza de poder, pero la paradoja de la inversión de papeles y el mito de la "historia compartida" funcionan como una nebulosa para ocultarla. Esa nebulosa según la cual no puede haber ni siquiera relaciones de España con Catalunya dado que Catalunya es tan parte de España como la mentira del ser humano. Serían relaciones de España consigo misma, siempre agobiada por su razón de ser. Algo a lo que los españoles, gentes solipsistas, tienen una clara tendencia. Los españoles son los seres humanos más humanos de todos, pues viven intensamente el "ensimismamiento" orteguiano. Y, cuando salen de él, prestos a la acción, encuentran una realidad que no comprenden: la colonia quiere dejar de serlo. Y es entonces cuando, siguiendo su inveterada costumbre de hablar alto, que León Felipe había detectado, los españoles empiezan a dar voces. Según el poeta, la primera vez fue "¡Tierra! ¡Tierra!"; la segunda "¡Justicia! ¡Justicia!"; y la tercera (la suya) "¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo!". 

La cuarta, ahora mismo, "¡Que se van! ¡Que se van!" 

diumenge, 31 de març del 2019

Catalunya, último baluarte antifascista

Como siempre. Como en la batalla del Ebro, en la que la República perdió la guerra. Como en la lucha antifranquista. Por eso los fascistas vuelven al asedio. En unas partes del Estado, como Andalucía, están ya en el Parlamento. En otras, se las prometen felices, según los sondeos.

Y, como siempre, Catalunya resiste. Desembarcan los fasci di combatimenti en Barcelona a modo de escuadras imperiales, a escenificar la reconquista. Cinco mil aguerridos patriotas españoles que no dieron ni para llenar una plaza. Los resultados andaluces son impensables en Catalunya. Y los que se produzcan en su momento en Madrid y otros lugares, probablemente, también. 

Prácticamente toda la política española gira en torno a Catalunya, sin que nadie hasta ahora haya hecho una observación elemental: si eso es así, y lo es, si todo el país gira en torno a Catalunya, al conflicto catalán, algo se ha hecho rematadamente mal. Y sigue, cuando sería obligado parar y decretar un periodo de reflexión que explorara las posibilidades de una negociación. La propuesta del Presidente Torra va en esa dirección. 

Pero será inútil. El sistema español del 78 no admite variante alguna en el fondo ni en la forma. Los tres partidos de la derecha rivalizan en catalanofobia. Los de VOX piden la ilegalización de los partidos independentistas; los de C's quieren cerrar todos los medios de comunicación públicos y cargarse la inmersión lingüística; el PP, por boca de su candidata Cayetana Álvarez de Toledo, añora la época en que los antepasados de esta, los Alba, "se comían a los separatistas crudos". Y era verdad. No a los separatistas catalanes, sino a los flamencos. 

El PSOE no está dispuesto a hablar de nada con los independentistas y lleva puesta la canana y enfundado el Colt 155. Los de Podemos siguen en el limbo: piden un referéndum pero se apresuran a decir que votarán que no a la independencia y ni esto es seguro, porque al ser el referéndum necesariamente pactado con el Estado, lo único seguro es que no habrá referéndum. Puro limbo. 

Toda la política española gira en torno a Catalunya con ánimo cerradamente negacionista. Negacionista de cualquier posibilidad de acuerdo. En Catalunya, sin duda, hay una mayoría independentista, diga lo que diga el presidente Sánchez, y más abultada de lo que se cree. Imposible saberlo porque quien lo niega, el mismo presidente Sánchez, prohíbe la realización de un referéndum, única posibilidad de saber de qué se habla. 

Y, sí, una mayoría independentista que probablemente ronde ya el 60%. Por eso niegan los unionistas el referéndum y proceden a una política de represión y sojuzgamiento de Catalunya. Con ello, lo que consiguen es que al 60% de secesionistas se sume el 40% restante de "secesionados" o empujados a la secesión por la tiranía de la metrópoli. 

(En otro momento hablamos del factor colonial).

Avui a Fornells de la selva

Al Centre Social U d'octubre 2017, amb Eulàlia Reguant y Aitor Liendo, per parlar de l'Estat espanyol i la repressió que exerceix sobre les altres nacions no espanyoles del territori. No sembla tasca difícil: l'Estat espanyol es va bastir sobre la conquista, la repressió y la negació dels drets des altres pobles. Espanya i repressió són sinònims. Espanya només sap reprimir fins al punt de reprimir als propis espanyols quan, en un atac de lucidesa, qüestionen el fonament d'una nació que no és altra cosa que la resta d'un imperi fracassat sense la menor consciència nacional.

No se si tindrem temps peró seria cosa d'apuntar alguna raó per la qual l'Estat espanyol no va poder esdevenir nació com altres països del seu entorn. Basicament perque l'idea moderna de nació es una idea de la revolució francesa, mai aceptada per la reacció oligarquica-clerical espanyola de sòlides arrells medievals.  Per aixó, la Constitució que va reconeixerla, la de 1812, va estar en vigor menys de mitja dotzena de anys.

Ens veiem a Fornells.

dissabte, 30 de març del 2019

Demà, Palinuro a Fornells de la selva

Al Centre Social U d'octubre 2017, amb Eulàlia Reguant y Aitor Liendo, per parlar de l'Estat espanyol i la repressió que exerceix sobre les altres nacions no espanyoles del territori. No sembla tasca difícil: l'Estat espanyol es va bastir sobre la conquista, la repressió y la negació dels drets des altres pobles. Espanya i repressió són sinònims. Espanya només sap reprimir fins al punt de reprimir als propis espanyols quan, en un atac de lucidesa, qüestionen el fonament d'una nació que no és altra cosa que la resta d'un imperi fracassat sense la menor consciència nacional.

No se si tindrem temps peró seria cosa d'apuntar alguna raó per la qual l'Estat espanyol no va poder esdevenir nació com altres països del seu entorn. Basicament perque l'idea moderna de nació es una idea de la revolució francesa, mai aceptada per la reacció oligarquica-clerical espanyola de sòlides arrells medievals.  Per aixó, la Constitució que va reconeixerla, la de 1812, va estar en vigor menys de mitja dotzena de anys.

Ens veiem a Fornells.

In angustiis

¡Qué tiempos estos atribulados para la patria! El Nuevo Mundo se alza como némesis póstuma de un imperio basado en la conquista, la rapiña y la destrucción. Por la boca de AMLO habla un pasado de los muertos que pesan sobre la conciencia de los vivos, como decía Marx.


En su maiden voyage ministerial, Borrell se lanzó él solo contra la hidra de la leyenda negra, al igual que un indómito Cyrano de Bergerac hizo frente sin otra ayuda que su espada a cien sicarios. Y ese combate, el de Borrell, lleno de episodios bufos, lo llevó a esto, a enfrentarse con la memoria histórica de hace quinientos años, el origen mismo de esa leyenda negra que, tras el paso de Borrell por el ministerio es hoy leyenda azabache.


¡Tener ahora que defender la obra heroica de Cortés, Pizarro, Balboa, Orellana, Cabeza de Vaca! La sana doctrina de Salamanca, la evangelización, las encomiendas. La lengua, la religión, la Santa Inquisición que hicieron del subcontinente la maravilla que es hoy
.

Con la lengua fuera de tanto esfuerzo defensivo, le llega al bravo guerrero hispano otro reto de más atrás. No de quinientos años, sino de más de mil. Se reclama que el rey de España pida perdón por la reconquista. Esto ya encrespa a las secas tierras del páramo castellano. ¡Pedir perdón por recuperar lo que era nuestro y nos fue arrebatado por las armas! Insultar la memoria de don Pelayo, Fernando el Santo, el Cid, Jaime I. Es agotador luchar por mantener una visión del pasado que no comparte nadie más. Agotador con unas pizcas de ridículo.

Y no acaba ahí la cosa. Apenas desligado de la pez de tiempos pretéritos el maltrecho reino de España, impulsado por una fuerza misteriosa, se estrella contra un futuro que no alcanza ni a vislumbrar. La propuesta del presidente Torra será recibida con las habituales descalificaciones unionistas. Los más caritativos la tildarán de utópica, lo cual no quiere decir casi nada porque, dada la afición española al inmovilismo desde los tiempos más remotos, cualquier propuesta, por pegada a la tierra que sea, sentará plaza de utópica. ¡Qué decir, además, de una  que, en dos renglones, acumula tres imposibles metafísicos: "naciones", en plural; "ibérico", en singular; y "autodeterminación", en polimorfo.

Obviamente, tiene tantas posibilidades de prosperar como de que el bálsamo de Fierabrás cure a alguien de algo. Pero es esencial que se haga, que se vea que hay una actividad propositiva permanente, de iniciativa política continua; que no se nos pueda acusar de falta de interés por encontrar una solución a un problema que no se solucionará mediante la represión.

Y que la otra parte se niega al diálogo y hacer propuesta alguna, en primer lugar porque no la tiene y, en segundo, porque no quiere tenerla.


Avui, a Cornellà

Més de nació. Amb presentació del meu darrer llibre, Discurso a la nación catalana. No n'hi ha prou amb les paraules parlades, que se les emporta el vent. Es volen escrites, reposades, repassades per tenir un terreny en què debatre o reptar-se a duel, com els vells guerrers.

Serà una xerrada en Cornellà, a la sala d'actes del Orfeó Catalònia de Cornellà de Llobregat, carrer de Torras i Bages (el bisbe de La tradició catalana), 62. I com que està organitzat per l'ANC, té un contingut pràctic, derivat d'aquest deliciós ús del gerundi, "treballant", la forma més activa i impersonal imaginable. "Treballant", qui? Obviament tots, como a Fuenteobejuna, font del nacionalisme castellà. 

Parlar de la nació catalana és parlar de República. Si Torras  i Bages pensava que "Catalunya serà cristiana o no serà",  altres creiem que, sense destorbar l'anterior, Catalunya serà republicana o no serà.

Ens veiem a Cornellà.

divendres, 29 de març del 2019

La diplomacia del reino

El palacio de Santa Cruz, sede del ministerio de Asuntos Exteriores, alberga muchas tradiciones y una de ellas, la de cultivar un Esprit de corps, como lo llamaba Lawrence Durrell, insigne novelista y diplomático. Nunca llegaría tan alto como para fabricar un Talleyrand o un Roger Peyrefitte, que sabía más del Vaticano que Lorenzo Valla. Dio para un Juan Valera o, en el lado trágico, un Ángel Ganivet en el siglo XIX y poco más

Pero se obstinó en mantener, al menos, unas formas que, sin llegar a los refinamientos florentinos, todavía se distinguían de las de los jayanes en las tabernas.

Hasta que llegó Borrell. 

El comportamiento del cabeza de la diplomacia española es tan alucinante como aberrante. Y todavía asegura, reafirmándose en su falta de educación, que bastante paciencia tuve. Tradúzcase, por favor: "bastante paciencia tuve que no tiré al entrevistador por la ventana".  Es un prodigio de ecuanimidad y está ganando muchos amigos para la causa de la Españaunagrandelibre. 

Ahora lo envían a tierra de infieles, protestantes y enemigos de España. Gentes que no se dejan decir lo que tienen que preguntar. Pues no sé...

Avui, a Premià de Mar

Avui, a les 19:00, a la biblioteca Martí Rosselló, en Carretera de Vilassar de Dalt, 100, a Premià de Mar, una xerrada sobre un tema que vinc treballant als darreres temps: les diferències entre la nació catalana i l'espanyola. Més aviat, les diferències entre la idea catalana i l'espanyola de nació. La nació és la idea que de si mateixa té una col·lectivitat, convertida en realitat. La majoria dels catalans es considera una nació no espanyola. Una minoria creu en canvi que Catalunya no és una nació o, de ser-ho, és una "nació cultural" part de la nació (cultural i política) espanyola. Impossible conèixer les proporcions reals perquè el govern espanyol es nega a fer un referèndum d'autodeterminació que aclariria els dubtes.

Casi tots el espanyols es consideran una nació, dins la qual els catalans són una part, tant si es volen com si no. La nació catalana rebutja la idea de nació espanyola inclusiva de Catalunya. Però no nega el dret dels espanyols a ser nació. Els espanyols sí negan el dret dels catalans a ser-ho, començant per el seu Tribunal Constitucional.

Hi ha diferències. Es veiem a Premià de Mar.

Demà a Cornellà

Més de nació. Amb presentació del meu darrer llibre, Discurso a la nación catalana. No n'hi ha prou amb les paraules parlades, que se les emporta el vent. Es volen escrites, reposades, repassades per tenir un terreny en què debatre o reptar-se a duel, com els vells guerrers.

Serà una xerrada en Cornellà, a la sala d'actes del Orfeó Catalònia de Cornellà de Llobregat, carrer de Torras i Bages (el bisbe de La tradició catalana), 62. I com que està organitzat per l'ANC, té un contingut pràctic, derivat d'aquest deliciós ús del gerundi, "treballant", la forma més activa i impersonal imaginable. "Treballant", qui? Obviament tots, como a Fuenteobejuna, font del nacionalisme castellà. 

Parlar de la nació catalana és parlar de República. Si Torras  i Bages pensava que "Catalunya serà cristiana o no serà",  altres creiem que, sense destorbar l'anterior, Catalunya serà republicana o no serà.

Ens veiem a Cornellà.

dijous, 28 de març del 2019

¿Qué se juega en las generales?

Aquí mi artículo de elMón.cat de ayer, titulado El embudo, con una visión nueva de tan denostado utensilio.

El independentismo catalán tiene un debate pendiente sobre si participar o no en la política del reino de España, si concurrir o no a las elecciones generales del Estado español. En puridad de los términos, habéndose proclamado la república independiente en Catalunya, aunque sea de forma difícil de precisar, tiene poco sentido actuar como si Catalunya siguiera siendo parte del régimen político español y, en parte, probablemente, por eso la CUP haya decidido abstenerse de presentar candidaturas. La República Catalana ha de marcar distancias frente al país vecino.

Al mismo tiempo, se impone un criterio realista que parte del hecho de que, aunque el independentismo entero se abstenga en las elecciones españolas, las decisiones de los órganos que en ellas se voten afectarán igualmente a Catalunya y, por tanto, es prudente estar representados en donde se toman las decisiones para influir sobre ellas.

Es el criterio mayoritario y a él se atienen JxC, ERC y una escisión electoral de la CUP, Poble Lliure, que concurren a los comicios. Los dos primeros pudieron ir en una lista conjunta y no lo hicieron. El electorado indepe tiene hoy dos opciones y media: la burguesa, la de izquierda y una fracción de origen antisistema (el Front Republicà) que acompaña a las otras dos hasta la autodeterminación y se reserva sus pasos posteriores.

Bien, lo importante es ahora el resultado de esas elecciones para saber qué cantidad concreta de diputados tiene cada una de las dos opciones indepes, así como el añadido de Poble Lliure y qué actitud de conjunto adopta la minoría independentista/soberanista catalana. Eso será decisivo.

Aquí el texto castellano:

El embudo

El embudo, instrumento muy útil en multitud de quehaceres, tiene mala fama en política. Le viene de la expresión "ley del embudo", lo ancho para mí y lo estrecho para ti. Pero es una expresión superficial que ignora el movimiento de todas las cosas. Lo que está en lo ancho tendrá que ingeniárselas para pasar por lo angosto. Pero tiene que pasar, dado que todo el mundo pone el embudo boca arriba.

Eso, lo ancho por lo estrecho, es el embudo de las elecciones. La apacible vida ordinaria del sistema político se acelera al entrar en estrechuras. Se forman los rápidos. Hay que presentar candidaturas, armar apoyos, planificar campañas, comunicar, para salir de la parte estrecha a una nueva más amplia con la mayor cantidad de diputados/as posibles. La mayor fuerza posible en un Parlamento hostil al independentismo catalán en un 90%.

Esa mayor fuerza en el Parlamento, al igual que la energía en el periodo prelectoral, viene dada por la unidad. Unidad estratégica; no necesariamente táctica. El debate sobre la conveniencia de las candidaturas únicas o unitarias carece ya de interés. Sigue si resolverse, pues cada parte maantiene la superioridad de su propuesta, sea candidatura única o de partido. Pero agua pasada no muele molino.

En la campaña que se avecina hay unos datos interesantes en el momento en que el embudo obliga a que las opciones se hagan más claras, más definidas, más agudas. La abstención de la CUP viene matizada por la propia CUP al avisar de que se abstiene en el sufragio pasivo, esto es, no presenta candidaturas; pero no de sufragio activo, pues permite votar otras candidaturas. Esto es hacer de necesidad virtud, ya que el electorado cupaire no suele ser abstencionista.

El panorama se enriquece con la semiescisión de Poble Lliure y su Front Republicà. Ojo al término Front. Se enriquece porque trae una oferta no independentista pero tampoco antiindepeendentista, cosa muy digna de considerarse. Por lógica de la acción, el Front Republicà está mucho más cerca del independentismo que del unionismo, son casi coincidentes. Tienen en común un buen trecho del objetivo estratégico: hasta el referéndum de autodeterminación. Luego, cada cual recuperará su libertad y habrá quien vote por la independencia y quién no.

Lo otros dos polos políticos en las elecciones, JxC y ERC se preparan para sus respectivos embudos en sendas campañas electorales que, por lo que se sabe, se pretenden de buena relación y colaboración frente al enemigo común. Prueba, la integración formal de ERC en el Consell, que ya tocaba. Nadie quiere desunir, sino todo lo contrario. Eso equivale a la suave reacción de la CUP a la escisión de Poble Lliure.

El resultado del embudo general del 28A será una minoría independentista en el Congreso, cuyo peso dependerá en gran medida de las posibles coaliciones de gobierno en España. Una idea cocmpartida es que esa minoría tenga capacidad de bloqueo. Pero eso no es muy probable si el Congreso se abre a otras posibles coaliciones, por ejemplo, una PSOE/PP, con la que los socialistas llevan años soñando.

Y, aunque hubiera bloqueo, lo sería del gobierno de España y serviría para frenar las iniciativas más agresivas del Estado hacia Catalunya, pero no ayudaría gran cosa al avance de la República catalana. Esta se forja en Catalunya y en su proyección europea. La referencia a la política del país vecino, así como a los avatares de sus pintorescas izquierdas, es de carácter meramente informativo.

La acción estratégica del independentismo tras el 28A estará condicionada por dos factores muy distintos que garantizan la primacía del objetivo estratégico: la acción de las asociaciones sociales, ANC, Ómnium, etc., y el desenlace de la farsa judicial en curso en el Supremo en estsos momentos. Son los dos criterios que permitirán aquilatar la conveniencia de posiciones tácticas diversas. Todo lo que no desvíe del objetivo estratégico de la independencia es admisible; no lo es lo que lo retrase, aplace, posponga o rebaje.

Porque solo la independencia garantizará la libertad de las presas políticas y la (parcial por desgracia) reparación de la injusticia que con ellas se ha cometido. Solo la independencia permitirá el gobierno legítimo, legal y eficaz de Catalunya. Lo demás es sumisión.

dimecres, 27 de març del 2019

Proceso político. Acto fallido

El juicio-farsa del 1-O es pródigo en imágenes y metáforas. Una de ellas, muy a punto, es la de las arenas movedizas. Cuanto más se mueven los desgraciados atrapados en ellas, más se hunden. Cuanto más se agitan, precisan, avisan, gesticulan, sus señorías y sus testigos, más se hunde este proceso en un desprestigio universal que tiene a la opinión pública ilustrada dentro y fuera del Estado boquiabierta. Cada vez se oyen más voces pidiendo poner fin a este lamentable espectáculo.

Es un acto fallido freudiano alargado en el tiempo. Quisieron mostrar la independencia judicial, la imparcialidad de la justicia, la grandeza del Estado de derecho. Pero lo que está quedando patente es un poder judicial no solo a las órdenes del político, sino politizado por sí mismo en el sentido de los intereses del príncipe. 

De la imparcialidad de la justicia no ha quedado ni rastro ya desde el inicio de las actuaciones que  arrancan, no de una decisión judicial sino, al parecer, de una investigación emprendida por la policía por iniciativa propia con motivaciones puramente ideológicas. Esa investigación es la base del proceso que, saltando de instancia judicial en instancia judicial, se ha enriquecido como los cantares de gesta se incrementaban en su relato con el paso de los siglos. Y así hasta aterrizar en la mesa de la sala de lo penal del Supremo, convertido en una insurrección dentro de un polvorín, movida por el odio, las miradas asesinas y una amenaza de violencia tan terrorífica que no hace falta probar que se haya producido en la práctica.

¿Qué decir del Estado de derecho? En ese Estado de derecho la policía, según declaró ayer el teniente coronel de la benemérita, Daniel Baena, actúa por su cuenta. Como una banda armada. Investiga por iniciativa propia, sin mandamiento judicial, unos comportamientos políticos de los ciudadanos perfectamente legales pero repugnantes a ojos de la banda, que redacta informes proponiendo el tratamiento penal como presunto delito de sedición. El poder judicial, el juez Llarena, buen jugador de mus, ve la puesta y sube a rebelión. Todo a partir de los informes de una policía política, redactados por un individuo que, según parece, en sus ratos libres, daba vida a un troll de tuiter llamado "Tácito". 

El teatro de que resplandezca la justicia ha puesto en evidencia la injusticia de un régimen que es lo contrario de lo que dice ser. Un acto fallido de régimen. 

Este proceso no debió iniciarse nunca. Comienza con una arbitrariedad aberrante; sigue con irregularidades y atropellos a los derechos fundamentales de los acusados, y no solo de ellos, pues, al ser representantes, también se lesionan los derechos de los representados; y acaba en un juicio oral tan sesgado a favor de la acusación y contrario a la defensa, que ha dado a la oralidad el monopolio de la vista, dejando a la vista a espera de ser oída en otro momento procesal. 

No hay modo de salvar este juicio, no solo por su falta de sentido jurídico, sino por su falta de sentido común. 

En realidad, para volver a la metáfora de las arenas movedizas, la forma de salvarlo sería que Marchena fuera capaz de la hazaña del barón de Münchhausen: sacarse a sí mismo de la ciénaga tirando de sus propios cabellos o de los cordones de sus botas. 

dimarts, 26 de març del 2019

Los vidrios rotos

Un pozo sin fondo es este proceso por la sombra de la violencia. Con elementos que ya mueven a hilaridad generalizada. Los diálogos con la defensa son patéticos, sarcásticos y hasta sardónicos. El juez Marchena enfosca la mirada, agría el gesto, ahueca el tono y porfía en su inútil empeño por evitar que el templo entero de la justicia caiga sobre las cabezas tricornias de estos sansones de la retórica y el olvido que son los guardias civiles. Por eso aplaza el visionado de las pruebas que permitirían aquilatar la veracidad de las deposiciones de los picoletos, llenas de adjetivos y adverbios y ayunas de sustantivos y verbos. Marchena sabe lo que todo el mundo: que una imagen vale por mil palabras; diez mil, un millón, si, además, son mentiras. 

Llevan más de un año tratando de hacer pagar los vidrios rotos a las doce procesadas y, de refilón, a los y las exiliadas. Digo más de un año y más de dos y de tres. Un guardia civil de frecuente y combativa aparición en tuiter inició las investigaciones por sedición mucho antes de que lo ordenara la fiscalía; después, un juzgado número 13 de Barcelona va a hacerse cargo y de ahí se pasa una fábula extraordinaria al juez Llarena quese encarga de convertir la instrucción en un espectáculo en el que un relato inventado sirve para adoptar medidas prácticas prohibitivas, suspensivas, inhabilitatorias con que el poder judicial interfiere en las instituciones políticas catalanas. 

Más de tres años construyendo un frame judicial que no se tiene de pie, es irregular de arriba abajo y mueve a risa. Igual que miles de policías fueron incapaces de encontrar una sola urna de seis mil, docenas de magistrados, auxiliares, ayudantes, letrados, abogados del Estado, fiscales, no han encontrado un soplo de violencia con el que hacer pagar los vidrios rotos a los doce presas políticos. 

Resulta que no hay vidrios rotos y los rotos, los han roto ellos. Gran sorpresa en el proceso. Al parecer, el teniente que rompió los cristales no lo había declarado antes. Y con un mazo. O sea, iba preparado pues, desde los tiempos de Thor, los guerreros ya no llevan mazos a los combates.

Este proceso es un absurdo, pues no solo no demuestra la culpabilidad de los acusados sino que sí demuestra la de los acusadores y, según algunos, los mismos juzgadores. Lo que está encausado aquí no es el independentismo en la práctica o la teoría, sino el Estado español, como se demuestra en este último fracaso: ha tratado de "descabezar" (la expresión es de Sáenz de Santamaría) el independentismo como ideología y opción política achacándole delitos que no puede probar. Ha tratado de inventárselos con una interpretación "creativa" de los hechos y tampoco ha podido porque los testigos a sus órdenes son incapaces de tejer un relato verosímil.

No pueden condenar a los presos políticos por independentistas, al menos, oficialmente. Los patriotas de VOX lo harían, y a trabajos forzados si pudieran. Los demás, igual, pero guardan las formas. En lugar de enviarte a la policía secreta a las tres de la madrugada, te envían al juez a las doce del mediodía. Pero la intención es la misma, "descabezarte".  

No hay rebelión, ni sedición, ni malversación y demás concomitantes, subsecuentes y adyacentes que quieran encontrar, solo se podrá condenar a los acusadas por desobediencia. Pero habrá que condenar a los tres millones que también desobedecimos, yendo a votar o proteger los colegios. Y, asimismo, incitamos a la desobediencia, por si la represión quiere distinguir entre "incitadores" e "incitados".

La única decisión racional es una sentencia absolutoria con todos los pronunciamientos favorables. La única que no es políticamente admisible. Lo cual prueba definitivamente que es un proceso político..

dilluns, 25 de març del 2019

Las aporías de la independencia

El procés se parece mucho a la escalera de Jacob. Uno imagina al patriarca dormido a la puesta del sol en plena visión de la escala desde la tierra al cielo resplandeciente. Por ella subían y bajaban ángeles muy entretenidos. Y en la cima, el Dios de Abraham e Isaac, iluminándolo todo. En la tierra, en torno al durmiente, las realidades terrenales, las derechas, las más derechas y las requetemás derechas; los socialistas, o menos derechas; y los de Podemos en el limbo de los inocentes. La realidad a la que la vicepresidenta Calvo anima a los indepes a retornar, dejándose de entelequias. Asimismo, menos lazos amarillos o molinos de viento y más corbatas verdes y balar de ovejas.

 Arriba de todo, al final de la escala, el dios transfigurado de la independencia. 

Entre medias los ángeles van y vienen. Son ángeles "terribles", como decía Rilke. Es fácil que esgriman flamígera espada y también son los de la "buena nueva". Aquí los tenemos, Albano Dante Fachín, Antonio Baños, Elisenda Alamany en el ayuntamiento etc. Suben o bajan en la escala de grados del independentismo que va desde el dependentismo más feroz de la tierra al empíreo de la independencia. Con innumerables matices intermedios: autodeterminismo radical, soberanismo, pactismo referendario,, independencia de facto, independencia plena. 

Tanto matiz, a veces confuso, amenaza con convertir la escala jacobea en una aporía de Zenón. Nunca llegaremos a la independencia porque siempre habremos de recorrer una distancia previa entre matices. Pero no habrá tal. Si las elecciones dan una minoría de bloqueo independentista, se hará valer con unidad de propósito. 

Esa minoría de bloqueo se cconsidera sobre un supuesto insatisfactorio de alianzas parlamentarias. Nadie tiene en cuenta la coalición más probable, PSOE/PP, la famosa gran coalición por la que lleva años suspirando Felipe González. Frente a esa coalición no hay minoría de bloqueo que valga. 

Ni matices. 

Si quienes defienden la independencia no pueden hacerlo, la autodeterminación es imposible porque solo la independencia la garantiza. La autodeterminación no se pide, sino que se ejerce. 

diumenge, 24 de març del 2019

Los intersticios del poder

El pasado mes de enero falleció Erik Olin Wright, sociólogo y teórico marxista estadounidense de fructífera obra y sólida doctrina. Se había especializado en el análisis de clases, por entender que el marxismo debiera explicar la estructura de clases de las sociedades capitalistas antes de recomendar acción para cambiarla. Ello le obligó a mantener interminables polémicas metodológicas con otros enfoques de este tipo de análisis (weberiano, durkheimniano, etc) que acababan en polémicas casi escolásticas sobre el concepto mismo de clase. Jamás rehuyó las controversias y siempre trató de hacer justicia a las opciones distintas a la suya. Siendo esta un marxismo realista, posibilista, que pujaba por el fin del modo de producción capitalista por medios pacíficos.

Una de sus últimas obras, Envisioning Real Utopias, que traduje al castellano como Construyendo utopías reales (Akal, 2014), es un ambicioso trabajo de más de diez años de acopio de datos y experiencias empíricas en todo el mundo para apoyar su teoría de que, perdido el horizonte revolucionario, el "postcapitalismo" podría venir del aprovechamiento de los espacios menos defendidos, los "eslabones débiles" que diría Lenin, los que él llamaba los intersticios del capitalismo, por ejemplo, cooperativas como la de Mondragón, presupuestos sociales al estilo de Porto Alegre, las experiencias de economías participativas, etc. Intersticios.

El poder siempre tiene intersticios, hendiduras por las que cabe entrar para ensanchar el ámbito de acción. 

El caso de las elecciones al Parlamento español es un ejemplo claro de esta teoría de los intesticios. En el cuadro de legalidad de la Constitución española los catalanes tienen el mismo derecho al voto que los españoles. Participando en las elecciones, los independentistas pueden conseguir una minoría de bloqueo en el Parlamento. He ahí un intersticio considerable en el bloque de poder, que no puede componer gobierno a su gusto. Rechazada de plano la tentación de abstenerse respecto al fantasma del reino vecino. Sobre todo porque, como dice Juan de Mairena, puede ser un "fantasma de mala sombra". En Catalunya no "puede ser", sino que es un fantasma de mala sombra.

Por eso produce sorpresa la decisión de la CUP. Y la produce, creo, hasta a la misma CUP. De otro modo no se explica la lenidad con que trata la desobediencia de Poble Lliure y mucho menos se entiende que se tome el trabajo de señalar que no propugna la abstención el 28A. Solo le falta (que no hace falta) recomendar el voto a partidos independentistas. Con lo cual ya no se entiende en absoluto por qué no se postula ella misma y ahorra quebraderos de cabeza a sus votantes. Suena un poco a "mirad, chicos, votad por los nuestros, aunque yo no me tomo el trabajo de presentarme". Se adorna con unas consideraciones sobre la acción política municipal, cuya importancia, que yo sepa, no ha negado nadie. No se entiende por qué haya de excluir otras acciones. 

Política de bloqueo en el Congreso pide Antonio Baños, que apoya el Front Republicà forma electoral de Poble Lliure el 28A. En principio, correcto. Sin meterse en donde no le llaman, Palinuro simpatiza con la idea de ver a Baños y David Fernández en San Jerónimo. Pero política de bloqueo es, si no ando desencaminado, la que propugnan los otros indepes. Y conviene ser realistas para no entusiasmarse con las palabras. Bloquea quien puede; no quien quiere. Por muy nutrida y decidida que sea la minoría indepe catalana en el Congreso, siempre será posible una coalición de gobierno antiindependentista. Siempre, dado que los contrarios a la autodeterminación de Catalunya más los equidistantes de Podemos (que, en realidad, también son contrarios) equivalen al 90% de los escaños de la cámara. Se llama "tiranía de la mayoría". 

Por supuesto, hay que ir a bloquear a Madrid, pero sabiendo que ese bloqueo solo puede ser real y efectivo en Catalunya, en donde el movimiento independentistaa seguirá aprovechando los intersticios que se abren en el poder institucional del Estado. Efectivamente, la acción del govern busca la confrontación con el Estado. Torra no lo ha ocultado nunca al afirmar que iba a luchar contra uno injusto. Un MHP de la Generalitat luchando contra un Estado injusto es un cacho intersticio. Y que el mencionado presidente anuncie la desobediencia convierte el intersticio en una grieta que amenaza con romper la  roca. 

Hemos de redimensionar las relaciones en el independentismo. Baños no es justo conservando un lenguaje despectivo hacia el independentismo burgués, con expresiones como "postconvergente". Estamos en otra pantalla: los "postconvergentes" hacen y dicen lo que dice y hace Baños en contra del parecer de la organización que le era más próxima. Como tampoco lo es criticando que las otras opciones independentistas se limiten a esperar qué pasará con unas elecciones, con las siguientes o con las sentencias. ¿Se puede hacer otra cosa?

Sí, se puede. Y Torra la ha hecho: desobedecer. Otro intersticio. Desobedecer de forma esquinada, ambigua, poco directa y gallarda a juicio de algunos. Es posible, pero esa desobediencia poco lucida ya le ha granjeado una querella de la Fiscalía.  

La desobediencia es el camino. Y seguimos. 

dissabte, 23 de març del 2019

Desobediencia pacífica

Estos eran los que venían con soluciones políticas para no "judicializar" el conflicto. Y procesan a los independentistas hasta por los lazos. 

Los visitantes de las redes, singularmente tuiter, encuentran de vez en cuando intervenciones apasionadas, tuits de los que ahora llaman "hiperventilados", verdaderos Bravehearts de la liberación catalana. Gentes indignadas que exigen a los políticos indepes que planten cara al Estado de una vez, que desobedezcan, que se rebelen y que, si no tienen agallas para hacerlo, se echen a un lado y dejen paso a quienes sí lo harán. No ha lugar ya a más arrastrar los pies, buscar excusas y componendas con una legalidad española que solo busca aniquilar Catalunya. A base de aceptar las imposiciones españolas acabaremos aceptando la vuelta a la autonomía y quién sabe si algo peor.

La fe en la existencia de un "pool" de políticos/as independentistas dispuestas a la ruptura final es eso, fe, porque es el futuro. Vayamos a lo de ahora. Torra ha desobedecido lo suficiente para poner en  marcha una nueva represión del Estado disfrazada de justicia. La fiscalía se querella por desobediencia y pueden caerle dos años de inhabilitación. Eso si la cosa no se complica, interviene Llarena y acaban pidiéndole 15 años por rebelión porque se alzó con intención tumultuaria a un balcón. Sí, es una broma; o debiera, pues con estos legionarios hispánicos nunca se sabe.

¿Qué más cabe pedir a Torra? ¿Qué más a los presos/as políticas? ¿Qué a Puigdemont? El juego consiste no en desobedecer la ley sin más, sino en demostrar que la ley asfixia los derechos de los catalanes y no queda otra que desobedecer. Quizá no sea tan llamativo como lo primero, pero es desobedecer y abre nueva vía represiva que, lógicamente, se trata de minimizar. No queremos mártires; queremos luchadores por la independencia de Catalunya que estén operativos el mayor tiempo posible.

No ha mucho lugar a la hiperventilación, sobre todo si se quiere ser justo con lo que la gente da y hace por la causa común. Torra ya dijo hace un tiempo que estaba dispuesto a ir a la cárcel por la libertad de Catalunya. Y lleva camino de probarlo. Palinuro, no obstante, osa sugerirle que, sin abandonar ese sendero, considere tomar otra salida en forma de exilio. Es un gran conocedor de Suiza, probablemente el país que ha tenido más exiliados y refugiados en su  historia de toda Europa, en relación a su extensión y habitantes. 

Mientras tanto, parece persona perfectamente capaz de tratar la situación en la que la ANC presiona para acortar tiempos e insiste en la unilateralidad, DUI y publicación en el DOG. Es razonable pedir a esta organización social que tenga preparado el personal para llevar a cabo la empresa ya que desatará otra oleada de represión del Estado. No puede recaer todo sobre las espaldas del Govern. La revolución catalana no solo es trasversal, sino también participativa. Y conviene asimismo que pulse el parecer de las distintas fuerzas independentistas por si hubiera sorpresas. Veo a ERC reticente en la vía de la desobediencia y no acabo de ver a la CUP. 

Este será el momento del pool y que quienes están dispuestos/as a seguir cumpliendo el mandato del 1-O tomen el mando y continúen. Lo importante es esa continuidad que fortalece el movimiento y revela el entramado policiaco y carcelario español que, junto a un poder judicial politizado a extremos caricaturescos, es lo opuesto a un Estado de derecho. 

Otra cosa es si el Estado hace bien o no con la política represiva. Asunto de poca monta, excepto, si acaso para considerar con nostalgia cómo viejos socialistas de memorias izquierdistas son hoy firmes partidarios de esta monarquía, fieles continuadores del posfranquismo y enemigos jurados de los derechos fundamentales de los catalanes. En relación a Catalunya el Estado siempre lo hace todo mal. Si reprime, intensificará el movimiento indepe. Si no reprime, también.

La única salida, la única desde el principio, es un referéndum de autodeterminación en Catalunya bajo supervisión internacional.  

divendres, 22 de març del 2019

Hoy, en Mollerussa

Acto de presentación del último libro de Palinuro, Discurso a la nación catalana con la participación del prologuista, Artur Mas. El MHP, en el prólogo, dice que no sabe por qué se lo pedí. Ese arranque de sinceridad e ingenio ilustra los cruces y relaciones que este proyecto de la independencia de Catalunya está suscitando. Gentes que, en el curso normal de sus respectivas vidas, quizá no coincidieran en nada y no llegaran jamás a tratarse, acaban coincidiendo en afanes y empeños. Encuentran una exigencia y un ámbito comunes y aprenden a tratarse y conocerse. Y, en mi caso, a apreciarse. Y este es el caso.

De todas formas, dadas las difíciles circunstancias del momento, estoy seguro de que también hablaremos de otros asuntos; el juicio/farsa no faltará; los nuevos ataques de la JEC al autogobierno de Catalunya y las perspectivas de la independencia.

Hoy, a las 20:30 en la Sala Teatre de l'amistat, en Mollerussa.


Prohíban todo

Todo el mundo recuerda la sapientísima máxima del 68: prohibido prohibir. Sapientísima porque el prohibir es un vicio mortal, una droga adictiva sin piedad que acaba destruyéndolo todo. Por eso conviene prohibirlo. Se empieza prohibiendo la exhibición de lazos amarillos. Los sustituyen unos blancos con trazo rojo que, en realidad, son amarillos, y los centinelas de C's salen raudos a instar nueva acción prohibitiva de la JEC. Alguien, es de suponer, mediará diciendo que, para no seguir haciendo el ridículo, hay que prohibir todos los lazos, sean del color y hechura que sean porque ya todos son lazos amarillos, gracias, precisamente, a su prohibición.

Parece más astuto prohibir todos los lazos. Pero estos serán sustituidos por claveles o  por fotos de castellers. Cualquier símbolo en las fachadas de los ayuntamientos catalanes se verá como un lazo amarillo, aunque sea un sombrero; o una pipa magritteana. Lazos amarillos. Así que, a la enésima denuncia de C's, a quienes habría que llamar los I's, de incansables, la JEC hará bien en prohibir cualquier símbolo en las fachadas municipales, sea de lo que sea. Hay que ahorrar tiempo y recursos públicos.

Y aún así. Imaginen que todos los ayuntamientos deciden instalar un reloj en la fachada a fin de informar a los vecinos de la hora. Puede considerarse, porque lo es, un símbolo metafísico; pero no lo es político. Y, sin embargo, lo es. Todos verán en los relojes lazos amarillos. La estupidez de la primera prohibición, crecida como bola de nieve, acabará prohibiendo las fachadas. 

¿Se puede gobernar un país moderno cuando el gobierno central prohíbe sistemáticamente todos los actos del gobierno autonómico, nacional y republicano para los indepes? La pregunta es retórica: claro que se puede si se llama gobernar a pasarse la vida cortocircuitando el autogobierno catalán. En definitiva, los socialistas están en la situación en que se encontraron al PP en relación con Catalunya y prometieron arreglar. 

Para dejarla en esto, en el gobierno amenazando con consecuencias penales por los actos políticos. Un lazo amarillo es un símbolo político, no un delito; y no puede tener consecuencias penales. Y no las tiene porque si, a resultas de la trifulca de los lazos, se procesa a alguien, por ejemplo a Torra, será una vez más un proceso político e ideológico. Y, dado que en el independentismo abundan las gentes con el espíritu de Torra, la deriva autoritaria, dictatorial, de España se acelerará. 

Al final, tendrán que prohibirlo todo: los lazos amarillos, el independentismo, la lengua catalana, la educación catalana, Catalunya. No será la primera vez. 

Pero sí la primera en que no lo conseguirán. 

dijous, 21 de març del 2019

Relatos fabulosos en sede judicial

El artículo de Palinuro en elMón.cat de ayer, titulado Los renglones torcidos

Para torcidas, aviesas y embarulladas las declaraciones de los guardias civiles en el espectáculo judicial del proceso el 1-0. Relatos fabricados por mentes calenturientas, típicos de la literatura llamada gótica y también de cordel: conjuras, complots siniestros, rostros patibularios y amenazadores, tumultos, banderas piratas nunca antes (ni después) vistas, seres imaginarios a bordo de coches espectrales en direcciones imposibles, objetos voladores de calidad y en cantidad ideterminadas. Una mezcla de Los misterios de Udolfo y Fantômas, con unas gotas de Fu Manchú. 

En algún momento esta farsa se volverá contra quienes la han puesto en marcha, acusadores, testigos, mandos políticos y algún que otro juez. Políticamente ya lo ha hecho. El intento de encasquetar a los indepes unos delitos inventados de rebelión, sedición, malversación, etc., ha fracasado rotundamente hasta en sus más nimios detalles. La cosa es también si no se volverá jurídicamente. Alguien debe responder por este desaguisado sin palitivos.

Aquí el texto castellano:

Los renglones torcidos

Ya se sabe, son los de Dios, que escribe recto. Son torcidos para los hombres. Pero como los hombres, a su vez, están hechos de madera torcida, según Kant, lo torcido con lo torcido da recto, pero otro tipo de recto. Uno que a lo mejor nadie esperaba.

Aquí tenemos nuestra República, cuyos textos declarativos no solo están torcidos, sino que forman un temible galimatías del que todo el mundo se desentiende. Y, por otro lado, tenemos unas instituciones de muy diferente naturaleza, origen y funciones, todas efectivas y administradas por personas que se entienden perfectamente en el "galimatías" declarativo. Piénsese en el significado de que todo el independentismo, en el gobierno, en el Parlamento, en los órganos en el exterior declare estar obligado por el mandato del 1-O.

¿Qué quiere decir aquí "mandato"? ¿Con qué origen? ¿En qué contexto institucional? El Estado no puede admitir un "mandato" originado en un acto ilegal o incluso inexistente, según lúcido juicio del anterior genio que gobernó España. Sin embargo, ese inexistente mandato es programa de acción del independentismo dentro y fuera de las instituciones. Y programa efectivo.

Poder dual, dos poderes. Muy asimétricos, desde luego, pero dos. Interesados en discurrir por vías paralelas, sin colisiones. Pero los reglones están torcidos y los choques son inevitables. Tanto que hay un sector de doctrina dominante que recomienda mantener un nivel bajo de permanente conflicto en preferencia a una solución all out. Algo así se vino haciendo en el prolongado conflicto vasco. Pero aquí es inviable, dado que los costes de la latencia táctica serían muy elevados.

El horizonte independentista tiene mucha fuerza de movilización, se articula como un movimiento universal de recuperación nacional y el apoyo es reiteradamente masivo y pacífico. El horizonte unionista, en cambio, está yermo. Solo tiene propuestas negativas y prohibitivas. Las más reaccionarias quisieran ver ilegalizado el independentismo y a sus dirigentes en la cárcel; las menos reaccionarias se conforman con suspender la autonomía catalana; y las más moderadas dejan las cosas como están y se niegan a hablar de referéndum de autodeterminación y de independencia.
En realidad las propuestas son vasos comunicantes. Los moderados se echarán en brazos de los menos reaccionarios cuando el independentismo se obstine en hacer un referéndum de autodeterminación como ya ha hecho otros. Ambos, a su vez, se unirán al coro de quienes piden ilegalización y prisión si la Generalitat se negara a aceptar la suspensión de la Autonomía.

En su reciente revelación patriótica española, el presidente Sánchez cierra toda posibilidad de independencia o autodeterminación de Catalunya. Porque sí. O, mejor dicho, porque no. Es una actitud dura dirigida al electorado español con un mensaje: "somos de izquierdas, sí, aunque no mucho, pero más españoles que Santiago Matamoros, que mataría muchos moros, pero no era español".

El día 29 de abril se echan nuevas cuentas. Los vaticinios especulan con multitud de probabilidades según los porcentajes de votos de los partidos. Gran coalición, triunvirato de fachas, alianza de las izquierdas, centro nacional, unión sagrada. Pero, en el fondo, la cuestión esencial será si la minoría catalana indepe tiene capacidad de bloqueo y en qué medida. Si la tiene hará bien en usarla en beneficio del proyecto republicano forzando la legalidad española. Si no la tiene, habrá de refugiarse en el baluarte catalán porque, sea cual sea la combinación política dominante en el Parlamento español, este legislará contra la República Catalana.

A su vez, según sea el resultado de las legislativas (y qué porción corresponda en este a sus distintas fuerzas), habrá un efecto sobre las subsiguientes elecciones municipales. Lo que pudieran ser las líneas torcidas de la composición del Parlamento español, se enderezará en las elecciones locales con un voto masivo de defensa al independentismo que dé ayuntamientos independentistas.

La raíz de las libertades públicas sigue estando en el ámbito municipal reforzado por un gobierno independentista.




dimecres, 20 de març del 2019

Venid por ellos

Episodio universalmente conocido. Cuando Jerjes ordena a los espartanos que defienden el paso de las Termópilas que entreguen las armas, y Leónidas responde: "venid por ellas" o "venid y tomadlas". 

Actualizado: venid por los lazos amarillos. Ahora no hay armas, no hay guerra; pero hay conflicto, confrontación y voluntad de prevalecer. Hay recursos, contrarrecursos, alegaciones, documentos, declaraciones, al estilo del momento. Pero, al final, es lo mismo.

Venid por ellos. Por esos "lacitos" amarillos que, para la izquierda madrileña y castiza, son unas fruslerías de independentistas pijos.

Venid por ellos.

Un consejo: que vengan muchos, cuantos más, mejor. Abran banderín de enganche de voluntarios. Sean miles, decenas de miles. Tienen tajo. Actualicen el "¡a por ellos!", aunque no hace falta que vengan armados. Nadie va a impedirlo. Serán correctamente recibidos, sobre todo si, al margen de satisfacer su furiosa manía anti-lazos amarillos, se portan educadamente, no gritan, no ensucian, pagan las consumiciones y respetan las normas usuales entre naciones civilizadas. 

Sigan el ejemplo de sus paladines, Arrimadas, Rivera, Fernández, que suelen amenizar sus actos públicos con quitadas festivas de lazos. Vengan a Catalunya a arrancar lazos amarillos, en cumplimiento de las órdenes de la Junta Electoral Central, ya que los rebeldes catalanes se niegan a aceptar su neutral autoridad. Insisto, hay tajo. Y fácil, pues nadie se lo impedirá. Solo los fotografiarán o grabarán en vídeo para solaz de futuras generaciones. 

Pero prepárense. Les informo, pues tengo la impresión de que desconocen ustedes la magnitud de la tarea, muy a tono con su desconocimiento general de Catalunya. Casi todos ustedes piensan que se trata de unos centenares de lazos amarillos en las farolas de los paseos marítimos y las fachadas de los ayuntamientos, como les muestran sus televisioness. En absoluto. Hay millones de lazos amarillos a lo largo y ancho de Catalunya, desde Sant Carles de la Ràpita a Figueres y desde Torrefarrera a la Barceloneta. En los ayuntamientos, sin duda. Piensen ustedes que de los 800 que hay en Catalunya, el PP tiene uno y C's, ninguno.

No solo hay lazos amarillos en farolas y fachadas municipales. Los hay en las torres de las iglesias, los monumentos públicos, los árboles de los jardines municipales, los guardabarreras de las autovías, las murallas de lo castillos, las ruinas de todo tipo, las laderas de los montes, los petriles de los puentes en las autopistas. Y no solo están adheridos. Infinidad de ellos están pintados en lugares innaccesibles o en el asfalto de las carreteras, en los mojones viarios, en los muros de contención. Toda Catalunya está llena de lazos y esteladas. Mucha gente los lleva en las solapas, en los gorros, en los bolsos. Y no solo lazos, todo tipo de prendas van de un descarado amarillo.

El amarillo es el símbolo del apoyo de un pueblo a sus dirigentes democráticas encarceladas, exiliados, represaliadas de mil maneras. Y todos, dirigentes y dirigidos que, a su vez, se sienten y se saben dirigentes, en procura de un objetivo legítimo que, en consecuencia, de no ser legal, debiera serlo.

La pretensión de la JEC, animada por las denuncias del florido pensil, es absurda, es una chinchorrería con ganas de eso, de chinchorrear y, de paso, alimentar el rechazo social a su permanente injerencia. La experiencia lo prueba: cuando el poder prohíbe o persigue arbitrariamente una causa, esta se fortalece y engrandece. Lo que obliga a prohibir más: después de los lazos amarillos, las esteladas y luego impondrán un vocabulario orwelliano de uso obligado en los medios públicos catalanes. O intentarán hacerlo. Por fortuna, los objetos de estos desmanes tienen un espejo en que mirarse. 

Si han de venir por los lazos amarillos, que vengan también por las esteladas y por los medios de comunicación y por las redes y los periódicos digitales. Y arbitren medios represivos en abundancia, ensanchen el horizonte penitenciario, encadenen procesos, generen una situación de excepción que no podrán imponer a la vista de Europa y que únicamente acelerará el desenlace que quieren evitar.

Venid por ellos.

dimarts, 19 de març del 2019

Lazos amarillos

¡Qué ojo el de quienes desprecian los lazos amarillos y los ridiculizan! O los ignoran como rabietas infantiles. O los vinculan directamente con el fascismo con mayor o menor ingenio, como hace una viñeta de El Roto titulada "Síntesis" en la que relaciona el lazo amarillo, símbolo del deseo de regreso de quienes se ausentaron, con el haz de flechas de la Falange, organización violenta y delictiva durante largos periodos de su existencia.

¡Qué ojo!

Y eso que los lazos habían sufrido ya una siniestra historia de agresiones a cargo de bandas callejeras de matones, más o menos alentadas u organizadas por unos u otros partidos. Por no mencionar los posados de los líderes de la derecha arrancando "lacitos" en céntricos paseos al grito de que los espacios públicos han de ser neutrales, en donde "neutrales" significa lo que a ellos/as les da la ganaa. 

Es igual. El ojo clínico se reafirma: los lazos amarillos simbolizan nacionalismo y el nacionalismo es por definición de derechas, burgués, reaccionario. Lo dicen mentes preclaras españolas no nacionalistas, incluso antinacionalistas, antitodo nacionalismo, mire usté. España es un ente mítico, una nación de no nacionalistas, de antinacionalistas, una antinación. 

Salgamos de este circo y vayamos al de la realidad real, que ahora se llama "analógica". La Junta Electoral Central, órgano español, vuelve a la carga con un ultimátum a Torra: 24 horas para retirar los lazos amarillos o atenerse a las (malas) consecuencias. Para el Estado español, el requerimiento es impecable en teoría democrática y práctica del Estado de derecho. Para la Generalitat republicana es una injerencia más del Estado colonial en el autogobierno de Catalunya. 

La situación, obviamente, un ejemplo de lo que llamábamos en un post anterior Gobernar bajo (o)presión y en otro, anterior, Gobernar con miedo. Es decir, gobernar en estado de interferencia permanente del Estado. La mera aplicación de la legislación vigente pone a la Generalitat en curso de confrontación. A su vez, la doctrina dominante en el independentismo, compartida, en principio, por todas sus corrientes, es la de la desobediencia. La resistencia pasiva, no violenta. La dinámica de aplicación de la legalidad y la Constitución "que nos dimos entre todos" provoca esta desobediencia casi de modo automático. Cada acción del Estado será una injerencia y, por tanto, una provocación. Ciclo de acción reacción: primera requisitoria de la JEC; respuesta de Torra interponiendo recurso y no quitando los lazos; contrarrespuesta de la JEC rechazando el recurso con segunda y definitiva requisitoria so pena de inicio de nuevo proceso represivo; nueva respuesta de Torra, pendiente. 

Ya tenemos la causa del nuevo ciclo. Queda por determinar la conveniencia y el momento. Y calibrar las consecuencias. Eso es algo que corresponde al Govern y al Parlament. 1) Obedecer y retirar o 2) desobedecer y mantener. A  favor de la primera se da su carácter claramente táctico y el deseo de no entorpecer los dos procesos electorales en marcha, el 28 A y el 26 M, sobre todo el último. El riesgo es perpetuar el autonomismo. A favor de la segunda, aparte de su función estratégica, la conveniencia de polarizar las posiciones a fin de conducir las elecciones mencionadas con espíritu referendario: independencia sí o no. El riesgo es que la polarización desemboque en situación de ingobernabilidad.

Tarde o temprano, esa confrontación ha de darse. 

El sábado pasado, como se sabe, nos manifestamos 120.000 personas en Madrid por la libertad de los presas políticas, el retorno de las exiliados y el derecho de autodeterminación. "Mentira", braman los medios españoles, "érais cuatro gatos mal contados. ¿De dónde sacas los 120.000? Ya, de los medios extranjeros, todos antiespañoles. Pues menos mirar esos medios y más leer el ABC". 

Fuéramos cuatro gatos o 120.000, el presidente nos lo dejó claro a la media hora de terminar el acto. Mientras gobierne el PSOE no habrá independencia de Catalunya, ni autodeterminación, ni referéndum. Y coronó al día siguiente: "Convivencia, siempre; independencia, nunca". Fórmula telegráfica que le ahorra explicar a la rendida audencia cómo será posible la convivencia entre dos partes, una de las cuales niega a la otra por la fuerza el ejercicio de un derecho que reclama el 80 por ciento de la población. 

Difícil, ¿eh? Algún asesor podía sugerirle que, en lugar de "convivencia", resucitara la vieja y amargada " conllevancia" de Ortega. Y, así, vamos avanzando hacia atrás.

Caramba con los insignificantes lazos amarillos.