diumenge, 15 de novembre del 2015

La catalanofobia.

Monstruosidades como la de ayer en París, movidas por un fanatismo ciego, parecieran despertar en ciertos individuos los más bajos instintos, probablemente por mimetismo. Las redes, en las que circula todo tipo de noticias, bulos, informaciones, opiniones, comentarios, ataques y defensas a enorme velocidad, se han convertido en espacios para dirimir enfrentamientos de la más variada índole. Muchos autores las consideran las ágoras contemporaneas, las esferas del intercambio público por excelencia. Si antes se decía que lo que no estaba en la televisión no existía, ahora cabe predicarlo de las redes: lo que no salga en Twitter, no existe. 

Ágora, sí, pero con peculiaridades producto de su naturaleza tecnológica: las redes son ilimitadas, en principio, universales; son permanentes: lo ya debatido, denunciado, desmentido, puede volver a debatirse, denunciarse o desmentirse; son públicas, pero también privadas y hasta secretas porque los intervinientes pueden hacerlo identificándose o mediante anonimato o seudónimos. Si a cara descubierta las personas, movidas por las pasiones, somos agresivas, crueles, allí en donde es posible el anonimato, la agresividad, la crueldad suben de tono hasta llegar a lo inhumano.

En un caso como el de los atentados de París, explosión de una conflicto muy complicado, cabe esperar todo tipo de demasías, de falta de respeto por las víctimas y utilización espuria de estas en defensa de unas u otras posiciones políticas, lo cual moverá respuestas contrarias, lloverán los insultos, las amenazas, las barbaridades.

Luego aquí tenemos una variante carpetovetónica que produce especial bochorno e indignación: la de quienes aprovechan este tipo de horrores para soltar su odio, su veneno, su agresión hacia los catalanes. Pasa siempre. La última vez, que yo recuerde, con motivo de un accidente de avión de vuelo low cost en el que murió todo el pasaje. Hubo quien lamentó que este no estuviera compuesto por catalanes. Odio y catalanofobia a raudales en el ágora contemporánea. Se empieza con chistes de catalanes basados en puros prejuicios y topicazos y se acaba diciendo barbaridades sobre ellos, incluso cometiendo delitos de incitación al odio. Y no se trata de "casos aislados", como suele decirse. A veces son avalanchas. Precisamente una asociación civil catalana ha puesto en marcha un portal, drets.cat al que deben comunicarse los casos de odio, insultos, amenazas que se detecten en las redes para denunciarlos por la vía penal. 

En el caso de los atentados de París, la catalanofobia ha sido inmediata en Twitter. Quien quiera leer algunos de las ataques más repugnantes, puede hacerlo aquí. Cosas como: "Pues qué pena que no fuesen catalanes",  "tremendo lo de París y a pesar de esto los catalanes seguirán el lunes dando por ....", "si se independiza Cataluña a ver si tres o cuatro grillados de la falange hacen lo mismo en Barcelona que en París. A ver." 

Parece mentira, pero es verdad.

Entre esto y el señor Rajoy diciendo que quiere mucho a los catalanes oscilan los sentimientos españoles hacia Cataluña.

Las siglas y los siglos.

Comparece Anguita tocando a difunto por la unidad de la izquierda con su prosopopeya habitual: ¡malditas las siglas! declama, haciéndolas responsables de la desunión. Más parece al revés: hay siglas porque no hay unidad y no a la inversa. Como sea, el llamado califa anuncia su silencio hasta el día 21 de diciembre en que comparecerá de nuevo, probablemente a leer el catón a los perdedores. No juzga imprescindible su presencia ya que no parece haber riesgo de que nadie pretenda buscar unidad con la bicha del PSOE.

No ha habido unidad de esta izquierda que a sí misma se considera "verdadera" o "transformadora" para distinguirse de los acomodaticios socialdemócratas porque la presencia del comunismo en el núcleo de IU la hace imposible. Es cierto que hubo intentos de forjar una unión entre IU y Podemos en un principio, pero se desvanecieron prontamente. En Podemos había una clara conciencia de que la ventaja que le daba su relativa novedad, su frescura, su impronta de 15M se disiparía si la gente lo veía asociarse con el viejo comunismo. Lo cual es cierto. El comunismo no es buen cartel electoral y los propios comunistas lo saben. La prueba es que hace años que concurren a las elecciones camuflados bajo otras siglas. Pero todo el mundo sabe que el alma de IU es el Partido Comunista y eso es una losa pesada sobre sus expectativas electorales. El único a quien no parece alcanzarse algo tan evidente es Alberto Garzón, a causa sin duda de su mucha juventud y escasa experiencia.

Algunos dirigentes de Podemos, en cambio, lo han visto con claridad y lo han encajado en su discurso de la necesidad de superar la cultura de la derrota, la de salir a ganar, para lo cual es altamente recomendable evitar toda asociación con los sempiternos cenizos perdedores, los comunistas. Garzón tenía un sitio en Podemos como individuo físico, pero no lo que representaba.

Librarse del abrazo del zombi comunista era una necesidad de supervivencia de Podemos. Queda por ver si esta precaución es suficiente para garantizar su éxito electoral, cuyas previsiones hace un año eran altísimas y ahora están en claro retroceso. Y no lo parece por tres razones:

a) su confusión programática. Entre el radicalismo de los primeros planteamientos y las propuestas que van desgranándose en el programa hay una considerable rebaja por vía de la moderación. Una visión menos tajante, más conciliadora, negociadora, pactista, de lo que se intuía en un comienzo. La política fiscal se hace más conservadora, igual que la política exterior; de la República no se habla; del aborto, tampoco; el proceso constituyente se ha reducido a una propuesta de reforma constitucional con cinco puntos. El ejemplo más palmario de esta recogida de velas en todos los sentidos es el de cómo se aplica el propósito de renovación generacional. Los nombres de Carmena, Rodríguez, Pérez Royo, el del ex-presidente de las Cortes de Castilla y León y el del juez Castro quien, finalmente, no fue en la lista porque le alargaron la vida laboral, suman 350 primaveras. Es sensato echar mano de gentes experimentadas y darle valor simbólico a bombo y platillo mediáticos, pero de renovación generacional aquí hay poco.

b) su relación con los medios. Podemos es, en realidad, un partido surgido por y para los medios. A partir de su postulado nuclear originario, según el cual es preciso conquistar la hegemonía a través de los medios de comunicación, el partido ha alcanzado un grado alto de interpenetración con ellos  de forma que, para informarse de sus posiciones, suele ser más práctico mirar las parrillas de las televisiones que los puntos del programa. La plana mayor del partido está en permanente exposición mediática, ganando extraordinaria relevancia pública, y su dirigente principal es una figura ubicua en el universo audiovisual. La cuestión es si ese predominio mediático se traduce automáticamente en aumento de votos. Por ahora, los datos lo niegan. Es posible que, de aquí a las elecciones, cambien las tornas y la sobreexposición a los medios dé buen resultado. Pero también es posible que no.

c) su funcionamiento, estructura interna, procesos de adopción de decisiones. El espontaneísmo y asamblearismo de los primeros momentos ha dejado paso a una estructura jerárquica y disciplinada de partido, casi en aplicación del principio bolchevique del centralismo democrático.  Tal cosa está haciéndose patente en la confección de las listas para las elecciones, en la que se dan las prácticas y problemas habituales en estos casos en los partidos institucionales tradicionales. Pero eso provoca contradicciones internas en la organización, crisis y conflictos que debilitan sus perspectivas electorales.

Por último, el asunto crucial de la unidad de la izquierda sigue siendo este empeño de la llamada izquierda "transformadora" de no admitir ninguna relación con el PSOE que no sea el quimérico sorpasso. Más que un empeño, una obsesión. El dictamen de "el PSOE no es de izquierda", con el cual no están de acuerdo, obviamente, ni los socialistas ni sus votantes, impide todo acercamiento a una fuerza política cuyo suelo es un veinte por cien del voto y sin el cual es imposible pensar si quiera en un gobierno de izquierda. Es absurdo. El intento, algo más ladino, de distinguir entre la dirección socialista y los militantes y votantes, en los que se presume una verdadera alma socialista frente al aburguesamiento de aquella viene de los tiempos de la IIIª Internacional y es tan insultante e inverosímil hoy como entonces.

Esta incompatibilidad absoluta entre el PSOE y la izquierda "transformadora", o sea, los comunistas y neocomunistas, según parece, es puramente española. En Portugal, en donde ya está en ciernes un gobierno de unidad de la izquierda, esa incompatibilidad no se da. 

Por qué en España sí es un misterio. En el pasado del PSOE hay luces y sombras. Por qué son determinantes las sombras es un enigma.  Y así llevamos casi un siglo.

dissabte, 14 de novembre del 2015

París, el horror.


¿Culpables?

Quienes han disparado.

¿Responsables?

Much@s, much@s más.

Apostillas a una encuesta.

Tengo al Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) por uno de los mejores institutos demoscópicos en España. Su ámbito de estudio es Cataluña y siempre hace un trabajo concienzudo y profesional, que proporciona muy buena información. No obstante, en la situación actual de inestabilidad política, con un elevado grado de volatilidad, el CEO admitirá que su último barómetro, publicado ayer, 13 de noviembre (la ciencia combate la superstición a base de ignorarla), y hecho en octubre, puede reflejar la opinión de hoy o no. Los acontecimientos se aceleran. Pero, en todo caso, muestra la opinión del mes pasado. Y merece la pena verla con los ojos de hoy.

En primer lugar, las intenciones de voto de cada cual. JxS volvería a ganar y la CUP pegaría un salto como 3ª fuerza, con 14-16 escaños. No sé si los mantendría ahora. En octubre le aplaudían todos los partidarios de atenerse a los principios. En noviembre da la impresión de que muchos consideran que atenerse a los principios es intransigencia y rigidez y que hay que ser flexibles; o sea, ceder en los principios. Pasa frecuentemente. C's consolida su segundo puesto más o menos con los mismos diputados. Parece su suelo, pero también su techo. Por eso, el ambicioso Rivera quiere medirse en España.

En cuarto lugar, los socialistas de la inverosímil pareja Chacón/Iceta, pillados y triturados entre los dos nacionalismos, el catalán y el español, con un discurso sobresaltado, a veces tímidamente catalanista y a veces más españolista. Algo parecido sucede a Podemos, en su confluencia de CSQEP, que las redes conocen como QWERTY. Su intención de voto sigue por debajo de lo que obtenía ICV-EUiA. Cataluña no será el trampolín para asaltar los cielos pero sí una especie de heraldo negro de malos resultados el 20 de diciembre. Fiar toda la fortuna electoral al gancho de un rostro, el de Iglesias, que se prodiga por los platós de las teles y las radios, tiene el inconveniente de que el electorado no lo vote por considerarlo más un showman que un político votable.

Por último, la perspectiva electoral del PP (8 a 10 escaños) lo convierte en el último mono en Cataluña. No quiero amargar a vida a nadie pero, si el partido más votado en España resulta ser el menos votado en Cataluña  cabe pensar que España y Cataluña son muy distintas, ¿no? Casi como dos países.

Estas intenciones de voto mantienen sutiles relaciones con las valoraciones populares de los líderes. La cosa empieza caliente cuando se sabe que el 52,4 %, cree que los políticos catalanes son unos inútiles, pero la proporción llega al 83,8 % hablando de los políticos españoles. Si estas dos valoraciones aparecieran en los barómetros del CIS, esto es, cómo los españoles conceptúan a los políticos españoles y a los catalanes, los resultados serían interesantes. Si no recuerdo mal, en el último barómetro del CIS solo Rivera aprobaba en valoración y todos los demás suspendían, incluido Pablo Iglesias, que se acercaba al pozo sin fondo de Mariano Rajoy o, quizá iba más abajo.

  En Cataluña, en cambio, tres políticos aprueban cómodamente: Gabriel (5,82%), Baños (5,60%) y Junqueras (5,38%). Esto debe matizarse ya que Anna Gabriel y Antonio Baños son mucho menos conocidos que Oriol Junqueras, al que conoce el 93% de la gente. Me alegro de estos resultados. La gente valora la personalidad, la elegancia y la inteligencia. Gabriel recuerda a Rosa Luxemburg; Baños parece una dandy ácrata y Junqueras, una especie de Lutero de la nación catalana. Los demás políticos suspenden; pero unos más que otros. Artur Mas, con un 4,22, no recorta figura de un Moisés y probablemente paga el precio del viscoso pasado convergente, punto débil en el que golpea inmisericorde la CUP. Aun así, ese 4,22% es el doble de la puntuación que obtiene en España su homólogo Rajoy, al frente de un gobierno con mayoría absoluta parlamentaria. Absoluta y absolutista. Le ganan, sin embargo, Luis Rabell (4,40%) y Joan Coscubiela (4,62%), ambos de QWERTY. Aceptable resultado porque los dos son catalanes. Si se hubiese pedido la valoración de los líderes españoles que hicieron la pasada campaña, el resultado quizá fuera otro.

Miquel Iceta (4,13) se queda también en este rincón de los suspensos con honra, pero Carme Chacón (3,12), desciende ya al suspenso sin remedio, en donde la acompañan Albert Rivera (3,77) e Inés Arrimadas (3,14). La negativa valoración de Rivera en Cataluña contrasta con la muy alta que tiene en España y explica que, en efecto, el líder de C's haya cambiado su primera estrategia de conquistar España desde Cataluña por la de conquistar Cataluña desde España. En Cataluña no parece salirle pero sí quizá en España y, si le saliera en España, podría acabar saliéndole en Cataluña. Por eso la desconexión para los indepes es urgente y no pueden permitirse elecciones anticipadas.

De los del PP merece poco la pena hablar. Sus valoraciones populares (Xavier García Albiol (2,06) y Jorge Fernández Díaz (1,88)) son inversamente proporcionales a la cantidad de arengas y soflamas sobre la unidad de España que sueltan en todo momento y circunstancias, que suelen darse un aire así como a Fuerza Nueva o Centinelas de Occidente.

Por último, el sentimiento independentista: un 47,8% en contra de la independencia y un 46,7% a favor. En comparación con el barómetro anterior, los del "no" disminuyen del 50% al 47,8%, mientras que los del "sí" aumentan del 42,9 al 46,7%. Hace 20 años, los partidarios del "sí" eran más o menos, el 20%. Dentro de otros veinte años, los del sí serán el 66% y los del "no", el 34%. Es comprensible que los indepes digan que no merece la pena esperar.

Lo grandioso de todo esto es que el nacionalismo español ni se entera. Presten atención a los debates electorales con vistas al 20 de diciembre. Todas las fuerzas políticas coinciden con el gobierno y el PP, incluido el PSOE, lo cual es alucinante, en que la cuestión catalana es un problema de orden público que va a resolverse a base de echarle jueces y policías.

divendres, 13 de novembre del 2015

Entra el Rey.

El inefable Rajoy quiere hacer en cuatro días lo que no ha hecho en cuatro años. Por la mañana ahueca la voz y hace tremenda aparición en escena mandando sus emisarios del Tribunal Constitucional a avisar a los rebeldes catalanes de que serán réprobos si se obstinan en desobedecer la ley. Él mismo amenaza con no mirar "para otro sitio" en caso de desobediencia, o sea lo que antes se llamaba con más gracia "no hacer la vista gorda". No es como Argos, que tenía cien ojos (aunque tampoco le sirvieron de mucho), así que empleará a fondo los dos de que dispone para que la ley caiga con todo su peso sobre quienes la quebranten. Faltaba más. 

Por la tarde mueve el Rey en el tablero hispánico y lo envía a amonestar a los catalanes sin mentarlos. Lo mete así en un lío político fenomenal, al hacerle leer un papel con su apelmazada doctrina, y adoptar una posición de partido, muy lejos de la función moderadora que se le supone. Y en un estilo amenazador, como el del presidente, muy impropio de las circunstancias: "la Constitución prevalecerá", dice la cabeza coronada, "que nadie lo dude." Y ¿por qué no puede dudarse cosa tan opinable? ¿Está prohibido? Es el estilo típico de la derecha autoritaria. Ni dudar se puede.

Los secesionistas catalanes no solo son secesionistas sino también republicanos, cosa que no suele resaltarse. Pero debe. Pretenden establecer una República catalana independiente. Con esto, la función moderadora se desvanece por entero ya que el monarca es parte interesada en el conflicto. Que se juega la Corona, en verdad. La elegancia le obligaba a no pronunciarse porque lo que está diciendo es que va a ir con la ley y la Constitución en la mano a imponerse sobre los sentimientos de casi dos millones de personas de su reino que no lo quieren de rey.

Contra el independentismo catalán vale todo: el Monarca se pone hosco, según vemos y muy poco en su función, Fitch rebaja la deuda de Cataluña a bono basura, El País sigue con sus editoriales de combate, como ese de Cataluña, humillada con una prosa cada vez más parecida a la del ABC,y el Financial Times reparte leña por igual entre el gobierno central, al que acusa de inepto y el de la Generalitat, al que pide que dé un paso atrás. 

Como siempre en la actividad política de Rajoy, el movimiento ha sido un desatino. Al emplear al Rey como su fiel infantería, ha quemado su último cartucho. Tampoco es muy grave pues, aunque lo hubiera conservado, los republicanos no iban a variar su actitud pero, en todo caso, quemarlo en una salva de fogeo, cara a la galería, es completamente estúpido.

Mas contra el Dr. No.

Segunda ronda negativa de investidura. Entre tanto, han comenzado a llegar las notificaciones del Tribunal Constitucional. Mas ya ha dicho que no obedecerá la suspensión. Pero el efecto de esa negativa queda en suspenso porque el presidente está en funciones y, en cualquier momento, puede ser sustituido por otro. ¡Ah, no, porque los de JxS dicen que Mas no es negociable! Pues no habrá investidura, dicen sonrientes los de la CUP.

La tensión sube en Cataluña. La gente se muerde los nudillos. La CUP recibe todo tipo de invectivas y los cupaires responden agraviados. No hay respeto por las decisiones de las asambleas. Muchos piensan que son verdaderos sádicos a las órdenes de un siniestro Dr. No postmoderno, flanqueado por una reedición de Rosa Luxemburg.

¿Son sádicos los cupaires? La prensa madrileña aprovecha la situación para vituperar a Mas: "humillado", "patético", "entregado", "indigno". Solo falta aquel "genuflexo" de los mejores tiempos del ABC. A ver si alguien pierde los nervios. 

Una observación. También se muerden los nudillos en Madrid, cosa que nadie menciona. Y más que en Cataluña, porque mientras los catalanes no resuelvan y constituyan un órgano capaz de actuar y al que quepa imputar responsabilidad, todo estará en suspenso. Pero la inacción tiene un efecto muy distinto en un lugar y en el otro. Los catalanes siguen llevando la iniciativa y el gobierno de Madrid continúa paralizado, profiriendo gruñidos y amenazas, pero sin poder hacer nada mientras los otros monopolizan la atención mediática. 

Prologar esta situación ataca los nervios, desde luego, pero conviene mucho a los indepes, cuya obvia intención es prolongar la incertidumbre hasta el comienzo de la campaña electoral del 20 de diciembre, convirtiendo así Cataluña en el tema de las elecciones. Para entonces el Dr. No se habrá convertido en el Dr. Sí y es muy probable que en la presidencia, triunfante, se siente Mas, aunque no seguro. Las asambleas son muy democráticas y, por eso mismo, muy volubles.

dijous, 12 de novembre del 2015

Inhabilitar, sí, pero ¿a quién?


Ya vuelve el ganado por la querencia. Miguel Ángel Rodríguez, ariete del primer gobierno de Aznar, dice que Mas necesita una fusilamiento. Y él un cerebro.

En cuanto al pintoresco habitante de La Moncloa, el asunto es ya patético: después de cuatro años de abulia e inacción frente a Cataluña; de haber rechazado todas las peticiones nacionalistas; de haberse negado a negociar nada; de haber dicho que las multitudinarias manifestaciones de las Diadas eran algarabías; de haber convertido el Tribunal Constitucional en el alguacil y chico de los recados de sus caprichos; de haber hecho todo tipo de guerra sucia y recurrido a todos los procedimientos para  enfangar la figura de Mas; de haber prohibido la consulta del 9N sin poder impedirla; de imputar en vía penal a los responsables políticos de una consulta democrática; de perder las elecciones del pasado 27 de septiembre; después de todo eso, el gobierno da una patada al tablero y, en un ataque de soberbia y autoritarismo, quiere empapelar a una veintena de representantes democráticamente elegidos.

Para ello ordena al puñado de figurones capitaneados por un viejo franquista en el Consejo de Estado que le den argumentos para impugnar jurídicamente una declaración de intenciones políticas. Se reúne luego de urgencia en consejo extraordinario de ministros y ordena a ese remedo de Tribunal Constitucional (TC) a su servicio que suspenda una hoja de ruta de un órgano legislativo. Lo hace pretextando la defensa de la democracia que solo él y sus agentes en las instituciones están ignorando y pisoteando. Y afirma seguir un criterio de proporcionalidad, lo que seguramente quiere decir que todavía no ha ordenado bombardear el Parc de la Ciutadella.

El TC se presta a este dislate porque, en el fondo, carece de autoridad moral para emplear un juicio propio si alguno tuviera. Pero su pretensión es tan ridícula como las urgencias de un gobierno negligente e inepto, incapaz de prever las consecuencias de sus actos. De un gobierno de irresponsables que ha llevado al país a la ruptura y al riesgo de una explosión social.

En algo coinciden estos personajes, los secretarios fusileros, los gobernantes incompetentes y los magistrados serviciales: en el recurso a la amenaza frente al propósito previamente anunciado de las autoridades catalanas de desobedecer las órdenes y normas de las instituciones españolas que consideran deslegitimadas. Nadie ha explicado a estos genios que solo pueden proferirse amenazas que sea posible cumplir. Si las veintiuna personas designadas nominatim no hincan la cerviz ante la arrogancia y la prepotencia de unos gobernantes sin idea alguna de la que están organizando, ¿qué harán estos? ¿Mandar los tanques a la diagonal? ¿Suspender la autonomía invocando el artículo 155? ¿Aplicar la Ley de Seguridad Nacional, cocinada en secreto con Rubalcaba y que, según el ministro Catalá, estaba pensada para otros menesteres? ¿Encarcelar a los veintiún desobedientes? ¿Procesar a dos millones de independentistas? ¿Clausurar todos los ayuntamientos catalanes que se han adherido a la declaración cuestionada? ¿Decretar el estado de excepción, como decía Palinuro ayer?

Hasta Rajoy se ha dado cuenta de que el problema es el más grave de su mandato. Lo ha dicho en un programa de radio dedicado al fútbol, al parecer el único contexto que estimula su raciocinio. Por ello ha forjado una alianza sagrada con el PSOE, convertido en un partido auxiliar a sus órdenes, reaccionario, monárquico y centralista y con tanta idea del nacionalismo catalán y del nacionalismo en general como del tagalo. Sánchez y él coinciden en que primero va la unidad de España y luego lo demás, si es que hay demás. Y aquel es incapaz de exigir a este cuando menos explicaciones por haber llevado al país a esta situación de crisis constitucional sin precedentes. Y haberlo arrastrado a ella sin margen de actuación propia.  

En Europa están pasmad@s y contienen el aliento, a ver qué nueva barbaridad perpetran estos españoles, cuya pátina democrática ha desaparecido al primer conato de resistencia frente a la arbitrariedad. Palinuro barrunta que ya están preparándola: es posible que, en cuanto la mesa del Parlamento proclame su intención de seguir adelante con la declaración que el TC ha suspendido, los diputados de C's, el PP, también del PSC y quizá de Catalunya Si Que Es Pot (más conocido allí como QWERTY) se ausenten del pleno y escenifiquen una retirada al Aventino, es decir harán lo que el PSOE ha sido incapaz de hacer en esta legislatura en el Congreso por miedo. Así se generará una situación de bloqueo que radicalizará las posiciones en un momento en que ya están preparándose las movilizaciones ciudadanas para defender las instituciones. No duden los estrategas del gobierno de que los catalanes van a salir a la calle a apoyar a sus representantes. Con el parlamento en las únicas manos de los independentistas y el carrer para sus votantes, el presidente de los sobresueldos habrá conseguido el milagro: empujar él solo a la independencia de Cataluña. Así corona ya su desatino. 

Efectivamente, quizá sea pertinente inhabilitar a alguien, pero ¿a quién?

Un pueblo en marcha.

Vicent Partal (2015) 9-N. Història secreta d'una votació revolucionària. Barcelona: RBA (143 págs.)
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Los acontecimientos históricos deben tener sus cronistas. Y estos han ser contemporáneos de lo que relatan, deben vivirlo directamente, no contarlo por referencias. Para eso ya está la historiografía posterior. Los historiadores, además, agradecen los testimonios de los cronistas pues, aunque no cabe darles crédito incondicional, ya que siempre hay sesgo en los relatos, tienen una veta de realismo e inmediatez, muy conveniente para equilibrar las narraciones posteriores, los sesudos libros de historia que suelen escribirse cuando los protagonistas de los hechos son ya sombras del pasado. Los relatos de los cronistas, de los testigos directos, son esenciales no solo por lo que dicen o resaltan sino también por lo que no dicen, lo que callan o lo que olvidan, sin darle importancia y, con el paso del tiempo, a veces la tienen e incluso se revelan esenciales.

El libro de Partal, una crónica en vivo y en caliente de los acontecimientos que llevaron a la votación histórica del 9 de noviembre de 2014 (9N) que desembocaría luego en las elecciones plebiscitarias del 27 de septiembre de 2015 y en la situación que vivimos ahora mismo, es el resultado rápido, ágil, vibrante de un proceso de poco más de un año en Cataluña. Partal, director del digital Vila Web, es un periodista con mucha "mili", experimentado, templado, conocedor de la realidad que retrata y de los personajes que la viven. Su libro es la crónica de un hecho insólito: cómo Cataluña, reiteradamente frustrada en sus aspiraciones nacionales, finalmente consigue realizar la votación del 9N (primero planteado como referéndum, inmediatamente prohibido, y luego como consulta no referendaria) en ejercicio de una soberanía de hecho, no reconocida en texto legal alguno, en clara desobediencia del gobierno central, de un modo pacífico y democrático y con una participación ciudadana espectacular.  En aquella fecha votaron  2.344.827 ciudadanos y un ciborg (p. 109) y 80,91% de los votantes lo hizo con un doble sí a la pregunta del referéndum que el gobierno español consideraba ilegal: sí a que Cataluña se convirtiera en un Estado y sí a que fuera independiente. Un ciborg (Cyborg en inglés, esto es Cybernetic Organism) es un ser vivo consciente, racional, parcialmente orgánico y parcialmente mecánico. Se trataba de un anglo-catalán con pasaporte español que votó con toda legalidad como ciudadano que es.

Esa votación se produjo en neta desobediencia de la prohibición del Tribunal Constitucional y a causa de ella en este momento se encuentran imputados las tres personas que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña considera responsables: Artur Mas, presidente; Joana Ortega, Vicepresidenta e Irene Rigau, consejera de Educación. Y eso que el presidente Rajoy había dicho a los cuatro vientos que la votación (que él fue incapaz de impedir) era una pantomima carente de efectos jurídicos. Claro que nadie en España espera que las afirmaciones de Rajoy tengan relación alguna con la realidad.

Con aquel acto de desobediencia culminaba un largo proceso de movilización paulatina de las fuerzas soberanistas catalanas que tuvo una serie de hitos. El Estatuto de 2006 fue votado por 1.800.000 personas con un nivel altísimo de aceptación. Fue, sin embargo, recurrido por el PP ante el TC en lo que Pérez Royo llamó en su día un golpe de Estado que produjo una sentencia desfavorable de dicho tribunal en 2010, último golpe a un texto al que el Parlamento español ya había pasado una garlopa. Esta sentencia (en opinión de Palinuro una verdadera provocación y un ataque a los sentimientos nacionales catalanes) provocó una reacción de frustración e indignación entre la gente que fue manifestándose luego año tras año en asistencias cada vez más masivas a concentraciones y diadas (la fiesta nacional catalana del 11 de septiembre) El 10 de julio de 2010, en protesta por la sentencia del TC, 1.500.000 personas bajo el lema som una nació; nosaltres decidim. La Diada de 2012, 1.500.000 ciudadan@s bajo el lema Catalunya nou Estat d'Europa. La Diada de 2013, con el lema Via catalana (a la independencia), 1.600.000 personas. La de 2014, 1.800.000 personas con el lema Ara és l'hora, units per un país nou.

Aquí arranca el relato de Partal. Después de la Diada de 2013, conscientes las fuerzas políticas soberanistas de que había un fuerte ánimo independentista en el país, movido por las asociaciones de la sociedad civil como la Assemblea Nacional Catalana, Ómnium Cultural, la Asociació de Municipis per a l'independencia, Súmate, etc, resuelven articular y encabezar el proceso. En la mañana del 12 de diciembre de 2013, los representantes de CiU, ERC, ICV-EUiA y la CUP decidían convocar el 9-N (p. 20). Un "acuerdo muy rápido", impulsado por la vía catalana, aunque Mas aún era reacio a pronunciar la palabra "independencia" (p. 23). El acuerdo se celebró con una histórica fotografía en la galería gótica del Palau de la Generalitat, a la que, por cierto, el PSC no asistió (p. 29), inaugurando así una actitud de desconcierto, rectificaciones, contradicciones que han acabado con las escasas esperanzas del socialismo catalán. Algo que también ha sucedido en parte con la versión catalana de Izquierda Unida.

Por cierto, preguntado Rajoy qué pensaba de la movilización de 1.500.000 de personas en 2012, contestó despectivo que se trataba de una algarabía, mostrando así no solamente su desdén y desprecio por el nacionalismo catalán sino su absoluta irresponsabilidad que, andando no mucho tiempo (tres años más tarde), ha llevado al país a la ruptura.

Lo primero que los soberanistas intentan es un acuerdo con el gobierno de España. En tres ocasiones acude Mas a La Moncloa, en 2012 (aixó no ha anat bé), en agosto de 2013 y julio de 2014 y las tres veces Rajoy le da con la puerta en las narices.  El 23 de febrero 2014, el Congreso español rechaza la petición de referéndum de Cataluña por 299 votos en contra (PP, PSOE, UPyD) y 47 a favor (IU y nacionalistas) (pp. 36/37) y el 25 de marzo de 2014, el TC anula la declaración de soberanía del Parlament (p. 44), aprobada el 23 de enero de 2013. El mismo TC que anula el 29 de septiembre de 2014 la ley de consultas aprobada por CiU, ERC, PSC, ICV-EUiA y la CUP en el Parlament y firmada por Mas el 27 de septiembre (p. 68)

Entre los "no", "no" y "no" reiterados del gobierno central y su oficina de prohibiciones disfrazada de Tribunal Constitucional y carente de toda legitimidad, la fuerzas políticas soberanistas (CiU, ERC y la CUP) más las mentadas asociaciones de la sociedad civil, van tejiendo entre dificultades, contradicciones, errores, peleas y reconciliaciones que Partal relata con ritmo, en una carrera contra reloj la unidad que se proponen. En esa carrera, las aventuras exteriores dan una gran visibilidad al proceso que la diplomacia española, en manos de un incompetente, no consigue evitar y que el autor narra con especial delectación pues de todos es sabido que en cuestión de lenguas, extranjeras y la propia, el presidente es un saco de anécdotas chuscas.

Fijada la votación, por fin para el 9N, el Tribunal Constitucional vuelve a suspender la consulta participativa el cuatro de ese mes, pero Mas desobedece...y la consulta se celebra, Cataluña ha vencido al Estado en su propio territorio de defensa de soberanía y Partal recurre a la autoridad del viejo teórico de esta, Jean Bodin, para dictaminar que España es un Estado fallido (p. 135). Ese Estado fallido es el que, al día de hoy, se arriesga a provocar un desastre en manos del mismo inepto personaje que desgobierna lo que él, en su mundo de ilusión y propaganda, llama la nación más antigua de Europa, faltando a la verdad, como siempre.

Los buenos periodistas adoban sus crónicas con unas gotas de contenido sentimentalismo. El relato de Partal termina con un "episodio final" titulado Herri bat... que recoge un momento emotivo que luego tendría una consecuencia política de curioso calado. Cuando Mas -cuenta Partal- va a votar el 9N, reconoce en una de las mesas de interventor a David Fernández y, en un gesto espontáneo de ambos, los dos se funden en un abrazo que fue recogido por decenas de móviles y vídeos y se viralizó en las redes. El histórico Mario Zubiaga reproducía la foto en un tuit con una leyenda: Herri bat..., un pueblo. Algunos meses después, con motivo de la campaña en las elecciones del 27 de septiembre de este año, Pablo Iglesias desembarcaba en Barcelona como si viniera de la estratosfera, y en su primer mitin profirió aquella muestra de absoluta ignorancia del espíritu nacionalista catalán, confundiendo la lucha de clases con la pipa de Magritte, al decir a sus seguidores que "nunca lo verían abrazarse con Artur Mas". Allí quedó claro que Podemos no tenía nada que decir en Cataluña porque no sabía qué tierra pisaba ni con qué gente trataba.

Pues eso, con un poble en marxa. 

dimecres, 11 de novembre del 2015

Hacia el estado de excepción.


En el post del lunes, "el voto de Palinuro" este advertía de que quizá no hubiera elecciones el 20 de diciembre porque el gobierno (de acuerdo con la oposición domesticada) hubiera proclamado el estado de excepción y decidido aplazarlas. Un par de días antes, un jurista de C's ya había pedido que se proclamara el estado de sitio, o sea, prácticamente, la militarización del conflicto. Y a los militares que no les vayan con mandangas de elecciones.

Ayer el gobierno perdió el trasero corriendo a reclamar al Consejo de Estado un dictamen obligado previo a la interposición del recurso ante el Tribunal Constitucional contra la declaración de independencia del Parlament catalán. Y el Consejo de Estado, presidido por un franquista recalcitrante en probable estado de hibernación mental desde que su caudillo Franco lo nombrara secretario general de esto o subsecretario de aquello, cumplió la orden. El inútil órgano elaboró a velocidad de vértigo un dictamen por unanimidad pidiendo que los responsables de la declaración (unas veinte personas) sean impedidas en sus funciones, apercibidas, amonestadas seriamente y llegado el caso forzadas a cumplir con la suspensión de la declaración que todos esperan del Tribunal Constitucional. Quien quiera leer el adefesio, redactado en esa prosa pedante e insoportable de gentes que confunden sus leguleyerías con el derecho de las personas a vivir en paz, justicia, libertad y democracia lo tiene aquí.

Hoy hay consejo extraordinario de ministros monográfico para despachar un motorista a la sede del Tribunal Constitucional con la orden de que este se pronuncie sobre un asunto político que, en el fondo, no le incumbe, de acuerdo con los deseos del Príncipe. Y nunca mejor dicho porque el Rey ha suspendido todos sus actos para quedarse en el gabinete contiguo al consejo (si es que no lo preside, dada la gravedad del momento) de guardia, a enterarse de lo que suceda.

Y no es el único. Todos los cortesanos andan azacanados. Sánchez fue ayer a ponerse a disposición del presidente más inútil e incompetente de la historia de este desgraciado país y obvio responsable de su ruptura, en la esperanza de que sumando su inutilidad a la del interlocutor, no obtendrían dos inutilidades sino algo aprovechable por alguien en alguna parte. A la puerta, pero dispuesto a reforzar a los dos lumbreras, se quedó Rivera, sin duda añorando sus tiempos en la Nuevas Generaciones, cuando la vida era azul celeste. Iglesias no se ha sumado, menos mal, a esta unión sagrada y ha calificado con razón el recurso de medida cobarde e inútil. Pero, luego, su sentido de la ambigüedad y la equidistancia entre la justicia y la injusticia, lo llevó a calificar con toda dureza a Carme Forcadell sin dignarse siquiera hablar con ella pero sí llamó a la vicepresidenta del gobierno, dizque para criticar sus decisiones. Por último, Duran, Our man in Catalonia, musitaba aterrorizado por los pasillos que habíamos dado un paso al abismo. Señor, Señor, qué nervios.

Y decía el de los sobresueldos que las elecciones del 27 de septiembre eran una consultilla rutinaria de nada en la que el obediente pueblo catalán ejercería su derecho al sano regionalismo, como lo llamaba Fraga Iribarne, el de las fundaciones. Una prueba más de su extraordinaria perspicacia y la finura de sus análisis. Un hombre providencial este para Catalunya. Sí, han leído ustedes bien: para Catalunya, porque para España..., en fin.

El Tribunal Constitucional cumplirá con el encargo porque para eso está ecuánimemente presidido por un exmilitante del partido del gobierno y consejero aúlico de su fundación, FAES. Es decir, suspenderá, impedirá, prohibirá todo lo que el alto interés de la Patria, interpretado por estos pigmeos de la política le pidan. A continuación, será cosa de ver qué harán las autoridades catalanas afectadas. Según el compromiso adquirido el lunes, nada, no se darán por enteradas, desobedecerán.

Y ya tendrá el gobierno la excusa que lleva meses, quizá años, buscando para pasar a la vía de la coacción y el uso de la fuerza. Si le vienen bien dadas y cree que Europa no reaccionará, querrá proclamar un estado de excepción que aleje el incómodo fantasma de las elecciones en las que se pide a los electores que voten por la Gürtel, los EREs, Bárcenas y las guerras púnicas.

Con la patata caliente en las manos, el TC querrá ganar tiempo, pero no dispone de mucho. Probablemente, cualquier providencia de suspensión cautelar también será desobedecida por los díscolos catalanes. En contra de lo que la prensa unionista (toda la escrita en español) sostiene, al dar a Mas por acabado, en Cataluña no habrá vacío de poder. Mientras no haya presidente nuevo investido Mas será presidente en funciones. Cabe que sea finalmente elegido el jueves, también a la vista de la gravedad de la situación, pero, si tampoco lo fuera, continuará hasta el 9 de enero y con el refuerzo de que, además de en funciones, será presidente in péctore.

Aunque los nacionalistas españoles no lo crean, el independentismo catalán sigue llevando la iniciativa, marca los tiempos, proyecta la imagen que quiere y, encima, se permite el lujo de recortar figura heroica, como hace Antonio Baños que, al considerar la posibilidad de que el gobierno español cierre el Parlament, supera la genial respuesta del revolucionario Mirabeau a la orden real de abandonar la Asamblea Nacional en 1789: "Nous sommes ici par la volonté du peuple et nous n'en sortirons que par la force des baïonettes!"

Y tengo para mí que estos independentistas, ni con las bayonetas se van.

dimarts, 10 de novembre del 2015

Subordinación o libertad.

Como estaba previsto, el Parlament de Catalunya aprobó ayer la declaración de intenciones de independencia y la desconexión del Estado español. Su contenido, expuesto por Raül Romeva, puede escucharse aquí. Media hora después, con una celeridad desconocida en tan abúlico personaje, Rajoy distribuía una foto suya en Twitter firmando el oficio de remisión al Consejo de Estado, paso previo al recurso de la declaración independentista ante el Tribunal Constitucional. Es un proceder muy propio del hombre y su partido, al que Palinuro ya dedicó un post titulado hacer como que hacen. Aquí se trataba de mostrar contundencia, decisión, rapidez, como si Rajoy no fuera Rajoy sino una persona normal, de esas que responden si les preguntan y procuran apagar los incendios cuando se les declaran en casa. Inútil faena:  a los pocos minutos estaba toda la red tomándose a chirigota al presidente, cosa comprensible en un presidente que es de chirigota. Pero también aprovechó para amenazar directamente a Carme Forcadell, la presidenta del Parlament catalá porque chirigota o no chirigota, su verdadera naturaleza es esa: amenazar y, si puede, reprimir. Mañana se tramitará el recurso, pero el señor de los hilillos y los sobresueldos ya ha ordenado a los magistrados del Constitucional que recuerden a presidenta de la Cámara la posibilidad de que le caiga una buena. Una prueba incontrvertible del respeto de la derecha por la división de poderes.

Por la tarde Mas pronunció su discurso de investidura. Tanto uno como el otro discurso estuvieron muy bien; contenidos, pero a la altura del momento que está viviendo Catalunya. El de Romeva fue una especie de manifiesto que reflejó los acuerdos a que previamente llegaron Junts pel Sí y la CUP en materia de políticas concretas y actitud institucional frente a la legalidad del Estado español. El de Mas, un programa de gobierno que desgranaba políticas aun más concretas para hacer realidad las anteriormente enunciadas por Romeva. 

Pero también incluía observaciones y decisiones de vuelo más amplio de las que quisiera resaltar dos: la primera que, si bien la intención es avanzar en la hoja de ruta, no está cerrada la puerta a una negociación con el Estado. Con toda claridad, Mas encaró la posibilidad de celebrar un referéndum vinculante de autodeterminación. Aunque Palinuro se felicite de que pueda hacerse realidad su vieja propuesta referendaria, creo de cortesía elemental que se advierta al gobierno español (y a su estrecho colaborador en este terreno, el PSOE) de que quizá ya no sea tiempo ni para el referéndum. El independentismo más decidido quiere avanzar en dirección de una DUI, si no de derecho, de hecho. Y, francamente, después de la cerrazón y el desprecio del nacionalismo español frente a Catalunya, puede que nadie tenga fuerza moral suficiente para pedir a los independentistas que se esperen, que ahora sí el Estado va a tratarlos con el respeto que merecen. 

La segunda cuestión y crucial aquí es si Mas consigue o no la investidura para aplicar el programa. Oficialmente, la CUP sigue negándola y oficialmente también JxS siguen presentando a Mas como único candidato. Es una repetición del juego del gallina que hace meses aplicábamos a las relaciones entre el gobierno central y la generalitat y ahora podemos transferir con entera justicia a la tensión entre JxS y la CUP. Ignoro cómo acabará esta vez pero es de esperar que los dos actores tengan muy presente que es un juego de suma no cero pues los dos pueden perder y los dos pueden ganar. Siendo la posibilidad de perder solo una y muchas las de ganar, nadie entendería que eso no sucediera y que la incipiente República catalana fracasara a la hora de gestionar su primera victoria. 

En el nacionalismo español hay un enrocamiento tanto más compacto cuanto que estamos en periodo electoral y todos los partidos esperan sacar réditos de la cuestión catalana, especialmente los dos dinásticos y el emergente de ciudadanos. El otro emergente, Podemos, lo tiene más difícil porque sus reservas izquierdistas, su respeto (a regañadientes) al derecho a decidir de los catalanes y su propuesta de referéndum vinculante no tendrán buena acogida en la opinión pública. Siempre he sostenido que esto es una falacia y que el electorado español es perfectamente capaz de entender explicaciones complejas, al margen de los gritos cuartelarios en defensa de la Patria amenazada. Es cosa de tomarse en serio la pedagogia política. Pudiera hacerla Podemos y hasta el PSOE pues con ella volvería a sus orígenes, ya que el partido nació para señalar a la mayoría de la población trabajadora el camino hacia su emancipación. 

En un gobierno de concentración y salvación nacional entre el PP, C's y el PSOE como puede que esté fraguándose, el único que tiene mucho que perder es el último y, por ende, sus votantes y la población en su conjunto, sometida quizá a otros cuatro años de gobierno devastador de la derecha bien del PP, bien de C's o de una alianza entre ambos. La idea de que los socialistas son los únicos que pueden ganar a la derecha se basa en un juicio erróneo al no ver que eso solo sería posible si el PSOE fuera capaz de elaborar un discurso propio sobre la planta del Estado español. Esto es, no subordinado al del PP porque, se pongan como se pongan, los socialistas  jamás ganarán al PP en punto a españolismo centralista.  

Sánchez, que no parece hombre de muchas luces (y quizá por eso se entienda tan bien con Rajoy como ya lo hacía Rubalcaba, su mentor) debiera escuchar menos la voz de su sangre madrileña y algo más la formulación de ayer de Mas en el Parlament cuando dijo que es preciso elegir entre la subordinación y la libertad.

Subordinarse al mandato de esta derecha incompetente, corrupta y responsable de la ruptura de España es perder la libertad. Y llevar a la perdición a los votantes.

dilluns, 9 de novembre del 2015

En la hora cero.

L@s lector@s se harán cargo de mi sorpresa y mi satisfacción al oírme citado por el señor Romeva en la histórica sesión del Parlament de Cataluña en la que se ha depositado la simiente de una futura República catalana. Sentirme parte de este proceso me emociona. La cita, muy extensa, se encuentra en el 13'30" del vídeo que tomo de Vila Web. El artículo al que pertenece se había publicado ayer, domingo, en elMón.cat, bajo el título Vetllant armes y en catalán. No obstante, Romeva citó el texto en español, probablente por deferencia. 

No tengo nada que comentar ni añadir a lo expuesto con claridad y determinación por Romeva en la tribuna de ese Parlament cuya presidenta, Carme Forcadell, cuenta con mi respeto y admiración. 

El voto de Palinuro.


Cuando escogí el título para el blog lo hice movido por las referencias subterráneas a Palinuro que pueden rastrearse en la literatura, desde la Eneida al Palinuro de México, de Fernando del Paso. Cyril Connolly lo usaba de seudónimo y con él firmó su obra más conocida, The Unquiet Grave, ("La tumba inquieta"). Era un libro imposible, un intento de reflexionar sobre la obra maestra del escritor que, a su vez, fuera una obra maestra. No era poca su ambición y, encima, Connolly la abordó con la clara conciencia de ser un fracasado. "Acercándome a los 40", dice,  "sensación de fracaso total". Sin embargo, el título y el seudónimo juntos tienen mucha chispa y genio. El título es el de una vieja canción popular inglesa del siglo XIII o XIV y el piloto de Eneas  vagaba por el reino de los muertos porque murió pero no fue enterrado. No tenía tumba. La sibila Cumea revela a Virgilio que Palinuro será por fin enterrado y que su tumba será el Cabo Palinuro, hoy un holiday resort al S.O. de Italia, por debajo de Salerno, lleno de hoteles. O sea, la tumba es inquieta.

Inquietud es lo que me han trasmitido algun@s lector@s en privado sobre cuáles puedan ser las opciones de voto de la izquierda y me han pedido que diga cuál será el mío y lo explique. No tengo inconveniente. Yo votaría a la CUP, los inquietos rebeldes; pero no se presentan en España, que es tierra tradicionalmente sumisa; solo en Cataluña y no a las generales. No siendo eso, mis preferencias primeras venían oscilando entre el PSOE y Podemos. En alguna ocasión he imaginado que podría haber una alianza de ambos. No estaría mal. Pero parece imposible, así que no sabía cómo pronunciarme y vagaba inquieto, como la sombra del piloto de Eneas.

Connolly resume su vida en la frustración de Palinuro quien, tras llevar a los troyanos hasta las costas de Italia, en donde el hijo de Anquises y Afrodita fundará un imperio que vengará a Troya, muere antes de pisar la tierra soñada y a la vista de ella. Vuelve a ser un típico understatement pues, al subrayar el destino de Palinuro, se lo asimila a Moisés, nada menos, quien también murió a la vista de la tierra prometida. Y es que, en realidad, la tierra prometida no existe. Como tampoco existe el partido ideal. Existen realidades, aunque unas más insatisfactorias que otras.

La deriva monárquica expresa del PSOE de Sánchez y la ambigüedad de Podemos, que prefiere soslayar el tema Monarquía/República por oportunismo electoral, no invitan a Palinuro, republicano recalcitrante, a votar por ninguno de los dos. Pero en el asunto de Cataluña ya se decanta la cosa. El PSOE cierra filas con el PP y niega toda posibilidad de referéndum de autodeterminación en Cataluña. Podemos ha corregido el tiro después de su fracaso catalán y ahora propone un referéndum vinculante. Eso es lo que Palinuro lleva años proponiendo y su voto, en principio, irá a Podemos, siempre en la esperanza de que haya una coalición. Suele ser mejor ir juntos que separados.

En el infierno, Dante, acompañado de Virgilio, no se encuentra a Palinuro, pero sí a Manfred, Rey de Sicilia a quien algunos consideran un trasunto del Gubernator pues, habiendo, sido desenterrado por estar excomulgado, su alma vaga en pena. En el fondo, Virgilio también se identifica con Manfred y, a través de él, con su propia criatura, Palinuro, si bien su destino es más cruel pues, siendo pagano, permanecerá para siempre en el limbo, mientras que Palinuro tendrá su tumba inquieta en el promontorio. Y Manfred, al cabo de los años, readmitido en la iglesia, conseguirá entrar en el Purgatorio que, al fin y al cabo, es un mal menor.

Como el voto a Podemos, un mal menor. Y un riesgo, porque, con los barullos que explotan en sus autonómicos senos con harta frecuencia, no está claro que llegue a diciembre o que llegue en condiciones de conseguir un resultado significativo. Y, sin embargo, lo merece. No tanto por lo que hacen y dicen sus jefes, que más parecen tertulianos que dirigentes políticos, como por la buena fe que muestra su militancia y las esperanzas encendidas en sectores que, de otra forma, se hubieran abstenido y ahora tienen esperanzas de renovación política y regeneración  democrática que no debieran verse defraudadas.

En  La tumba inquieta hay de todo: citas a porrillo, reflexiones de la más disparatada naturaleza, filosofías varias, recuerdos personales y esa referencia a Lemuria, aquel continente primigenio, anterior a la Atlántida en el que, según Connolly, se estaba cerca de las fuentes de la vida, y no es más real que el unicornio. Por eso él vivía rodeado de hurones y lémures que la civilización le fue matando y era tan sombríamente escéptico. Los habitantes de La tumba inquieta son gentes muy ilustres aunque bastante de lo que se llama "la cáscara amarga", Montaigne, Pascal, Sainte Beuve, Chamfort y muchos, muchos otros. Es un libro lleno de gente  pero, al final, Palinuro (con cuya muerte cierra Connolly su obra), es la glorificación misma del fracaso porque "a pesar de su gran habilidad y de su notoria posición pública, desertó de su puesto en el momento de la victoria y optó por la orilla desconocida." El arma secreta de Connolly y su consolación: desdeñar la victoria cuando es tuya por un escepticismo radical.

Escepticismo es lo que se siente al ver las reacciones de muchos seguidores de Podemos a las críticas que puedan hacerse a su organización, líderes, formas y hormas. Es como si la militancia en este partido fuera una especie de orden místico-guerrera que exige atacar a todo el que no rinda culto a su invento. Y atacar a lo bestia, en plan troll, acumulando agresividad, insultos, rabietas, mala baba y pura inconsciencia.  Cualquiera puede verlo en las redes. Huele bastante al viejo espíritu comunista que andaba por IU y se ha pasado a Podemos, ese que no tolera una crítica, broma o chanza. Que un votante de Podemos ejerza la libertad de criticar, y criticar sin contemplaciones, aquello que vota sin el menor respeto por el culto a la personalidad puede hacerles estallar la cabeza.

¡Ah! Y faltan cuarenta días en los cuales pasarán muchas cosas. Entre otras, que no haya elecciones porque el gobierno atienda las voces que reclaman la proclamación del estado de sitio que justificaría, quizá, un "aplazamiento" electoral. Y también puede cambiar el voto de Palinuro, según como vaya la campaña electoral. Además de las dos opciones citadas, el correoso republicano no echa en olvido que hay algún partido que, ante todo, defiende la República.

Me temo no haber sido de gran ayuda, pero es que la tumba está inquieta.   

diumenge, 8 de novembre del 2015

La hora de la independencia.

Mi artículo del domingo en elMón.cat. Mañana, lunes, será un día decisivo, histórico para España y Cataluña. Y, mira por dónde, son dos mujeres las que encabezan la colosal fractura que enfrenta a la vieja monarquía española con el brío de una república catalana que pugna por nacer. Dos mujeres. Carme Forcadell, por derecho propio, porque, en este momento, es la más alta autoridad de Cataluña, la que encabeza el Parlamento en el que reside la soberanía catalana. Soraya Sáenz de Santamaría, por derecho impropio, por delegación vergonzante del verdadero responsable de esta situación, por dejación de esa miseria moral andante que es Rajoy, el presidente de los sobresueldos, también hoy incapaz de dar la cara en la hora más grave del Estado español.

Sigue la traducción al castellano:

Velando armas.

Dos proyectos de muy distinto signo marcan la vigilia del fin de semana, mientras se prepara la confrontación del lunes, cuando el Parlament debata y apruebe el inicio formal del camino a la independencia. Dos declaraciones de intenciones que muestran la distancia que separa ya de hecho la política catalana de la española. Es llamativo el contraste entre el éxito del proceso catalán en su planteamiento y desarrollo (a pesar de los inconvenientes y contradicciones) y la fabulosa ineptitud del gobierno central que pasará a la historia como el peor y más corrupto de España y el responsable de su ruptura.

De un lado, las fuerzas independentistas han acordado una serie de medidas claramente soberanas y sociales, que afectan a la pobreza energética, la vivienda, la sanidad, la educación, las libertades públicas, el régimen local, las refugiadas, el derecho al aborto y la renegociación de la deuda. Son complementarias con la declaración de independencia. Esta es ya un acto revolucionario en sí, adoptado en asunción de un poder constituyente originario que no se reconoce dependiente de ninguna legalidad ajena a él mismo.

De otro lado, el gobierno de España se ampara en la vigencia de la ley y oculta el hecho de que, al cambiarla cuando y como le conviene por sus intereses y sin consenso, su conducta es arbitraria y, por tanto, tiránica. No reconoce en el Parlament catalán poder constituyente alguno y, coronando su desvarío amenaza con responsabilizar de las posibles consecuencias jurídicas (en vía civil y penal) y políticas a Carme Forcadell, presidenta de la cámara, y llevarla ante los tribunales de la justicia del Estado español.

Al dotar a la independencia de contenido democrático, emancipador y progresista Junts pel Sí y la CUP resuelven una vieja querella entre la liberación nacional y la emancipación social, al postular el logro de un Estado propio, una República catalana, como instrumento imprescindible para las dos finalidades. Porque sin Estado propio la nación estará indefensa y la emancipación social será una quimera. Es la revolución dentro de la revolución. Que la independencia se oriente en pro de la igualdad entre hombres y mujeres, del aumento de la libertades públicas, la justicia social y el bienestar de la colectividad, empezando por los más débiles y que lo haga pacífica y democráticamente es lo que da a la revolución catalana su incuestionable originalidad que las izquierdas españolas son incapaces de entender.

Frente a este velar las armas del bloque independentista, el gobierno central se apresta a hacer lo único que por tradición y peculiar incompetencia sabe hacer: prohibir, impedir y reprimir. En cuatro años no ha tenido iniciativa alguna para abordar el problema, no ha aceptado diálogo ni negociación. Se ha limitado a decir que no a todas las propuestas desde la realización de un referéndum hasta la de una consulta popular no referendaria. El espíritu franquista de la derecha gobernante la lleva a rechazar todo entendimiento con Cataluña que no sea la humillación de esta. Y en su estúpida ceguera no se da cuenta de que ya no puede recurrir a la violencia, como hizo su caudillo y que el empleo de los tribunales como guardia pretoriana únicamente agravará su situación y la presentará con las peores luces posibles a los ojos de la comunidad internacional, especialmente la europea.

Perseguir judicialmente a la presidenta del Parlament, pretender encarcelarla, al igual que procesar al presidente de la Generalitat, si llega el caso, es algo muy coherente con la obtusa mentalidad de la derecha. Incapaz de entender la fuerza de las ideas, de los proyectos colectivos, de los movimientos sociales cree hacerles frente atacando a las personas, criminalizándolas, reprimiéndolas. Fusilaron a Companys hace 75 años y hoy se encuentran su espíritu reencarnado en una mujer con un enorme respaldo social. Su concepción básica de la acción social, reducida al egoísmo de los privilegiados, la incapacita para entender la fuerza del altruismo, la solidaridad, la lucha por una causa colectiva. La derecha española, retrógrada y nacionalcatólica, habla de sacrificarse por la Patria y, como el Borbón que puso Franco en el trono, hace los sacrificios en un apartamento de Suiza a 7.000 euros al día.

En sus preparativos para reprimir, el gobierno cuenta con el apoyo de la derecha emergente de Ciudadanos primorriveranos y el del otro partido dinástico, el viejo PSOE, que hace causa común con la derecha neofranquista sin cuestionar en absoluto el desastre organizado, invocando el supremo interés de la unidad de España que, como se ve, pasa por encima de los derechos de los pueblos que la componen. Esa unión sagrada por la que la oposición cierra filas con un gobierno deslegitimado recuerda mucho la famosa “unidad antiterrorista” de los llamados partidos constitucionalistas en las años de la violencia en el País Vasco. La terminología justificativa (defensa de la Constitución, de la ley, de la democracia) es la misma y desmiente por fin el famoso discurso antiterrorista según el cual era erróneo (y criminal) recurrir a las armas para luchar por reivindicaciones que podían defenderse pacíficamente en democracia. Está claro que defender el derecho de autodeterminación de los catalanes de modo pacífico y democrático, también es criminal. Y ese criterio lo sostienen la derecha y la izquierda españolas, parte de estas últimas (el PSOE) paladinamente y otra parte vergonzantemente.

Fanfarria de España.


Una entrevista de Palinuro en La Gaceta . Muy agradecido al entrevistador, Rafael Núñez Huesca, capaz de reproducir espíritu y letra de lo que se dice, de sacar al entrevistado lo que busca, de interpretarlo luego correcta e ingeniosamente y de hacer valer también su posición y criterio con claridad. Supongo que puedo contar que está escribiendo un ensayo sobre este (para los españoles) apasionante tema de España. Estoy seguro de que será un gran libro.

Igualmente agradezco a La Gaceta el gesto de haberme puesto una grabadora sobre la mesa y haberme dejado decir lo que pienso. Es muchísimo más de lo que han hecho todos sus colegas, digitales o no digitales.

Destituir a un general.


El episodio es conocido: Podemos ficha a un general exjefe del Estado Mayor para que vaya de segundo en su lista de Zaragoza. La noticia tiene muchas vertientes y ya cuenta con abundantes comentaristas entre los que destacan los virtuosos indignados, como es habitual en el país. Unos cargan contra Podemos por incluir entre los suyos a un general, firme partidario de la OTAN; otros la toman con el general por ir en la lista de unos zarrapastrosos, enemigos de España. Y los hay que critican a los dos por estos o similares motivos.

Sea como sea, desde el punto de vista de la precampaña electoral, el fichaje ha sido un acierto porque ha tenido amplia repercusión en los medios y ha obligado a otros actores políticos a pronunciarse, en especial, al gobierno que, con una velocidad insólita, ha destituido y expulsado del ejército al militar.

Este último acto es el que Palinuro desea comentar. No en cuanto a la oportunidad o legalidad o pertinencia del cese fulminante sino en cuanto a su sentido profundo, muy revelador de una mentalidad. La mentalidad que traslucen las palabras del ministro de Exteriores quien, quizá por su talante más tosco, dice lo que piensa: "No parece razonable que un general fiche por Podemos".

¿Por qué no? Muy sencillo, porque los militares tienen expresamente prohibido el estar afiliado o colaborar en ningún tipo de organización política o sindical, asistir a sus reuniones ni expresar públicamente opiniones sobre ellas, por el artículo 182 de la Ley 85/1978, de 28 de diciembre, de Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas, declarado vigente por la posterior Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar. Diáfano. Pero la cuestión no es esa puesto que, sabedor el general de que se situaba fuera de la ley, ya había pedido el cese voluntariamente.

La cuestión está en las palabras del ministro que, como los peces, muere por la boca. Porque lo no razonable o irrazonable no parece ser que el militar fiche por un partido político, sino que lo haga por Podemos.

De nuevo: ¿por qué no? Podemos es un partido legal, amparado por la ley. Cualquiera puede militar en él si es admitido y, si los militares pudieran afiliarse a partidos, tanto podrían a Podemos como al PP. ¿Por qué no a Podemos? Es interesante observar, además, que el discurso de Podemos tiene un elemento patriótico, supuestamente genuino y popular, al estilo bolivariano, en el que el fichaje del milico encaja de maravilla.

Pues precisamente por eso. La derecha española más tradicional y reaccionaria -de la que el ministro es muestra de feria- considera que el país es suyo, de su propiedad. Como suyos son la Hacienda que lo financia, le Iglesia que lo bendice, la Justicia que lo ampara y el Ejército que lo defiende. Es el principio HIJE que voy a patentar como nombre para la conversión del país en un cortijo propiedad de la derecha. Esta controla de mil maneras a los inspectores de hacienda, los curas, los jueces y los militares, así como muchos otros estamentos. Podemos, por muy partido legal que sea, no entra en el contubernio y es una amenaza a la continuidad de esa posesión e instrumentalización de España y sus instituciones al servicio de la oligarquía. Podemos está fuera y, según la mentalidad paranoica de la derecha, es enemigo de España porque todo lo que no sea nacionalcatolicismo es anatema y animadversión a la Patria. Un general fichando a favor de los enemigos de España, en efecto, no sería razonable. Al no ser tal el caso y alentar en Podemos un patriotismo de otro tipo pero tan patriotismo como el del ministro, lo que no es razonable es que un personaje como Margallo sea ministro de nada. 

dissabte, 7 de novembre del 2015

¿Regenerar esto?


Una ola de regeneracionismo invade el país. Como el decimonónico. Con alguna diferencia. El del siglo XIX podía ser -y era- algo ingenuo, poco avisado, no sistemático, pero honrado e impulsado por personas cabales, genuinamente preocupadas por su país, desinteresadas y, en lo fundamental, buenas. Joaquín Costa, Macía Picavea, Lucas Mallada, Rafael Altamira, los krausistas, etc., eran gentes de valía. Tenían sus defectos e insuficiencias, como todo el mundo, pero eran generosos, bienintencionados, desinteresados. Eran un ejemplo.

El regeneracionismo actual, esa regeneración democrática que no se les cae de la boca a los políticos, más parece cosa de charlatanes, trileros, estafadores, cantamañanas cuando no de simples y puros ladrones. No hay ni color. Todos los partidos, todos los dirigentes juran por los huesos de sus antepasados que van a proceder a la regeneración democrática del país. Ha sido necesario que este descendiera hasta convertirse en el cenagal en que chapotea el PP. El partido del gobierno es el principal responsable y beneficiario de este estado de robo, saqueo, engaño y expolio en que se ha convertido España, en donde el estar en política especialmente en la derecha, pero no solo en ella, es sinónimo de llenarse lo bolsillos con el dinero público, enchufar a los parientes y amigos y asegurarse una pensión suculenta que pagan los propios expoliados.

Ni un partido en estas próximas elecciones deja de prometer la regeneración democrática. Lo hace el PSOE, asegurando que no le temblará la mano a la hora de expulsar corruptos. Lo hace Podemos también, que quiere dejarlos fuera de la política. Lo hace IU y, por supuesto, lo hacen estos nuevos falangistas de C's que apoyan gobiernos del PP, como el de Madrid, una cueva de mangantes. Lo hace también el PP, con el crédito que cabe imaginar pueda poseer un partido que los jueces consideran una asociación de malhechores, presidido por un payo acusado de cobrar sobresueldos de origen dudoso.

Pero, ¿son creíbles estas afirmaciones? En absoluto. El PP y el gobierno están presididos por un presunto corrupto que mintió al Parlamento en una comparecencia sin que la oposición haya pedido su dimisión ipso facto. Esa oposición que no ha tenido el coraje de presentar una moción de censura a un gobierno que miente más que habla y ha estado cuatro años trabajando para saquear el país, según confesión subconsciente de la repulsiva señora Cospedal.

El crédito de estos descarados gobernantes se mide por las dos últimas revelaciones de sus latrocinios más repugnantes, los que han tenido ocultos hasta la fecha porque hasta ellos se avergüenzan de su miseria moral.

Rajoy carga a los presupuestos públicos el pago de la dependencia de su padre. Hace falta ser un verdadero sinvergüenza para atender a tu padre con dineros públicos que niegas a los demás dependientes del país. Mientras su progenitor sobrevive, cientos, miles de personas han fallecido en estos años sin haber accedido a recursos de dependencia que el gobierno de Rajoy les ha negado. Pero a su padre se los paga. ¿Cómo va a regenerar nada un tipo así que, por supuesto, ni se le ha ocurrido dimitir cuando lo han pillado a pesar de que hubiera tenido que marcharse a esconderse en algún agujero al que no llegue el sentido de la dignidad y la vergüenza?

La señora Aguirre, verdulera espiritual, Grande de España, la que presumía de poner fin a las "mamandurrias" estuvo diez años cargando la factura de la luz a los bolsillos de sus conciudadanos. Y tampoco hace ademán de dimitir y desaparecer para siempre de la vida pública. ¿Cómo va a regenerar nada esta otra desvergonzada que timaba 200 o 300 euros al mes a la gente a la que teóricamente gobernaba y eso solo en la luz? Será muy de ver -y se irá viendo- qué tal le resultaban los otros capítulos de trinque y la estafa.

Porque es lo único que importa a estos granujas: robar. Ni Patria, ni España, ni democracia, ni religión, ni mandangas. Robar a manos llenas, robar en todo y por todo. Forrarse, llevárselo crudo con el motivo que sea. Como están haciendo ahora mismo.

Sin exagerar.


La foto de Público pretende trasmitir la idea de división, de fraccionamiento, de guirigay de la izquierda. Pero no es enteramente justa. Los seis rostros alineados vienen a probar el narcisismo de que suele acusarse a los dirigentes. Y eso que falta algún otro, como el de Llamazares quien, probablemente, interpretará su ausencia como un complot para dejar fuera de todo a Izquierda Abierta. Narcisismo, desde luego, hay en abundancia. Hasta egolatría. En tiempos de dominio absoluto de los medios y la imagen, ningún líder renuncia a estar cuanto pueda en pantalla, haciendo lo que sea. Los medios, al distribuir las apariciones, se regodean en su función de Kings' makers. El mensaje de la foto se recibe de inmediato: con tanto general y tan escasa tropa, las formaciones de la izquierda todas mal avenidas entre sí, resultan algo ridículas.

No obstante, la foto induce a error. Los seis rostros representan muy diferente fuerza y apoyo social. Algunos están de adorno. Otros, tienen algún respaldo popular, pero no son de ámbito estatal. Esa mezcla denota la función predicadora y moralizante de la imagen antes que un valor informativo. En realidad, de los seis personajes, solo dos tienen posibilidades reales de conseguir sentarse en el Parlamento, Podemos e IU, bajo su nombre actual de Unidad Popular-Ahora en común, un intento de apropiarse fórmulas felices con cierto espíritu ecléctico. Solo dos, Iglesias y Garzón pueden aspirar a contar algo por sí solos. Los demás no cuentan o solo si se funden con alguno de los dos en cabeza.

Suele decirse que la izquierda debiera aprender de la derecha, siempre unida como una piña. Pero eso tampoco es cierto y menos, ahora. En la derecha, como en la izquierda, hay dos fuerzas con opciones de representación y poder, el PP y C's. Pero también hay otras formaciones en competencia: Vox, el Foro Asturias, la Unión del Pueblo Navarro. Se trata de organizaciones que comparecen en alianza con el PP o no tienen esperanzas de obtener representación. Exactamente lo mismo que le sucede a la izquierda. El panorama es muy similar en ambos casos en los que varias fuerzas solo tienen presencia nominal. La izquierda no está sensiblemente más dividida que la derecha.

¿O sí? A lo largo de la reflexión anterior se revela una ausencia: la del PSOE. También falta en la foto. No está el rostro de Sánchez, detrás de quien puede haber un 20 por ciento del voto. ¿Por qué falta el PSOE? Porque desde el punto de vista de los otros retratados, no es de izquierda. Y lo mismo, probablemente piensa el autor de la imagen: el PSOE no es un "verdadero" partido de izquierda, por tanto, fuera del cuadro. Qué signifique "ser de izquierdas" para seis personas que no consiguen ponerse de acuerdo en nada es un enigma. Solo parecen coincidir en lo que no es ser de izquierda, en lo negativo. Y se lo cuelgan a los socialistas por decreto de la jefatura ya que no por deducción porque, si no se sabe qué es una cosa, tampoco se sabrá qué no es. Sin embargo, si se pregunta a los militantes y votantes del PSOE, el partido es de izquierda. No tan radical como los líderes de la foto, pero de izquierda. Eso mismo piensa la gente en general que le otorga habitualmente un 4 o 4,5 en las escalas de medición de ideologías. Centro-izquierda, izquierda.

Esa diferencia de juicio tan notable por la que los partidos de izquierda niegan la condición de tal al que los votantes y la gente en general sí considera de izquierda es lo que explica la calamitosa condición de esta ideología, incapaz de entenderse a sí misma. Negar toda posibilidad de alianza o acuerdo con un partido izquierda con el argumento de que no es la "verdadera" izquierda que, a su vez, se subdivide en fracciones enfrentadas entre sí, es absurdo. Y más aun cuando se recuerda que el PSOE cuenta con una base de votos considerable, sin cuya aportación, lo más probable es que no haya gobierno de izquierda alguno.

divendres, 6 de novembre del 2015

Ciudadanos ¿Qué y quiénes son?



Mi amigo Antonio Pérez acaba de publicar un gran artículo sobre Ciudadanos, Los nietos de Franco se hacen libertarianos, en el que analiza las propuestas políticas y económicas del partido de Rivera y llega a la conclusión de que son copias, plagios, de las de los llamados libertarians en los Estados Unidos y también anarco-capitalistas. Estos nombres designan a quienes quieren acabar con la teoría económica keynesiana y el Estado del bienestar y sustituirlos por la teoría económica neoclásica, la economía de la oferta y el retorno a un Estado no intervencionista al que llaman Estado mínimo en la expresión de Nozick, su más conocido filósofo.

Son las tesis de Ludwig von Mises y la llamada escuela austriaca, de Friedrich A. von Hayek y de sus variopintos seguidores, los Friedman, Hazzlitt, Lepage, Sorman, Martin, Gilder, Laffer, Rothbard, etc. y la batería de economistas que teorizó la política económica de Reagan y Thatcher en el asalto y desmantelamiento del Estado del bienestar.

Junto a esta cara seudolibertaria o libertariana, C's presenta otra política que Pérez llama neofranquista y que, asimismo encaja en otros modelos procedentes del extranjero, esto es, el carácter retrógrado y reaccionario de los neoconservadores gringos, empezando con el magisterio de Leo Strauss (a veces se tilda a sus seguidores de leoconservadores)  al que se suman los Kirk, Buckley, Kristol, Podhoretz, Wolfowitz, Horowitz y, por supuesto, políticos indeseables como Newt Gringrich o Donald Trump, agresivos y racistas.

Se añade un muy considerable dominio del ámbito público y presencia permanente en los medios. Estos se les han rendido por orden de los bancos que son quienes los controlan. Es curioso qué alto grado de publicidad ha alcanzado un partido de carácter oscuro en cuanto a su origen, funcionamiento interno y, por supuesto, financiación. Hay un peligro evidente para la democracia en el hecho de votar a un grupo cuyas cuentas no están claras y que oculta sus relaciones peligrosas en el pasado y sus apoyos actuales.

Como oculta su programa. Es preciso estar atentos a las ocasionales declaraciones de sus dirigentes para barruntar sus intenciones y con frecuencia se desdicen sin grandes escrúpulos cuando intuyen que pueden perder votos porque lo suyo es puro oportunismo. Tomando pie en lo que los de C's han dicho en algún momento, los ciudadanos deben esperarse: copago en la sanidad, copago en la educación, aumento de impuestos indirectos, recortes de subvenciones, condiciones draconianas para los parados y aplicación de las doctrinas de la FAES, como supresión del sistema público de pensiones y sustitución por planes privados o supresión del subsidio de desempleo. Estas medidas se amparan en la batería de falsedades con ínfulas teóricas que esta escuela suelta a los cuatro vientos, desde infinidad de think tanks, fundaciones, círculos, asociaciones, cátedras, medios e iglesias: que el Estado del bienestar es insostenible; que la sanidad pública también y todos los servicios públicos por sobrecarga fiscal del Estado;  que lo público es siempre un despilfarro; que lo privado funciona mejor, es más barato y eficaz; que deben derogarse todas las limitaciones normativas de la libre competencia en un mercado sin controles; que la redistribución es ruinosa y los programas sociales, contraproducentes y/o fuentes de corrupción. Son discursos machacones que repiten como papagayos l@s comunicador@s a sueldo de la derecha.

El neoconservadurismo es la pareja de baile del neoliberalismo, esto es una concepción reaccionaria y retrógrada del sistema democrático y sus valores y principios a base de reducir o negar los derechos y libertades de los ciudadanos, la tolerancia, el multiculturalismo, la educación cívica, así como de implantar interacciones sociales autoritarias y creencias morales y religiosas oscurantistas y represivas. Nada de replantear las relaciones de la Iglesia y el Estado o de poner en marcha las políticas de la memoria histórica que liberen de una vez a la sociedad del peso del franquismo. Parece curioso pero en la derecha española nacionalcatólica más obtusa de la historia han ido a confluir estas dos corrientes reaccionarias al mismo tiempo con un discurso consistente en tratar a la población como menores de edad, desprestigiar la política de partidos (por eso rehúyen la palabra) y pedir a los electores que confíen en ellos, los técnicos y especialistas. Y hagan lo que recomendaba su referente Franco: no meterse en política. Algo que también aconsejaban en su peculiar estilo los falangistas españoles que estos de C's reproducen con bastante fidelidad.

El resultado es un remake del PP con treinta años menos, menos pinta cuartelaria y mucha más capacidad de engañar mediante recursos retóricos y un fuerte impacto mediático perfectamente organizado y llevado a la práctica.

Un peligro para la democracia.