dimecres, 18 de gener del 2012

Crónica de las primarias del PSOE, IV.

Como era de esperar, las primarias del PSOE están desarrollándose con bastante sentido común. Salvo algún rifirrafe accidental los dos candidatos son mutuamente respetuosos. Hacen campaña en positivo y omiten la confrontación, sin dejar por ello de exponer sus respectivas propuestas. Eso está muy bien.

Ayer fue día dedicado al género epistolar. Chacón y Rubalcaba enviaron sendas cartas a los militantes. La de Rubalcaba parece tener más enjundia, aunque no conviene olvidar que la de Chacón llevaba como anexo las declaraciones que hizo en Olula del Río, el pueblo de su padre. Pero esa es agua pasada, que no mueve molino.

Los dos discrepan sobre la cantidad de sus seguidores. En espera de que haya discrepancias más interesantes, la de los partidarios se resolverá en el congreso. En el ínterin Rubalcaba es el más versátil, pues habla de cuestiones de renovación del partido y también de debate ideológico. Esa propuesta de intensificar el municipalismo del PSOE es una buena idea. El poder local es un terreno en el que la izquierda ha tenido siempre mucho gancho. No obstante y como muestra de que estamos en un tiempo nuevo, el candidato podría vincular su propuesta con la que también habrá que hacer acerca de la racionalización de la vida municipal. Tiene poco sentido que en España haya ocho mil municipios. El objetivo debe ser menos municipios y más fuertes.

Chacón, a su vez, también ofreció una propuesta concreta con que poner color a su idea de que se precisa acercar el partido a la sociedad al pedir la recuperación de la secretaría de Formación, un centro de formulación de doctrina. No obstante, lo esencial no es el fuero, sino el huevo. El huevo de la doctrina.

Aquí sigue habiendo carencia. Hay que encontrar propuestas acerca de cómo se sale de la crisis en perspectiva socialdemócrata. Rubalcaba dice que Rajoy probablemente subirá el IVA. Es de lo poco que le queda por hacer; pero ¿cuál es la alternativa? Y, tirando por elevación, ¿qué se propone para reformar el capitalismo y evitar que la crisis sea crónica? ¿Qué para reducir el poder de la banca y aumentar el de los órganos democráticos representativos? ¿Qué para alcanzar el objetivo, que parece haberse abandonado, de cambiar el modelo productivo? ¿Qué para combatir esa lacra y esa rémora de la corrupción? ¿Qué para relegitimar el sistema político?

No hay que tener miedo al debate interno, dice Rubalcaba. Bien está, pero ¿sobre qué se debate? El miedo no parece estar en el debate en sí mismo sino en los temas del debate. Nadie habla la iglesia, cuyos privilegios en época de penuria general son escandalosos; nadie de las cuestiones ecológicas y medioambientales, cada vez más apremiantes; nadie de qué pasos seguir dando en materia de violencia de género e igualdad; nadie acerca de cómo articular una política socialdemócrata europea que todos dicen ser necesaria; nadie de cómo abordar el sempiterno problema de la memoria histórica, especialmente lacerante ahora que va a procesarse al juez Garzón por querer hacerle justicia.

No haya temor a debatir, cierto. Y no haya tampoco temor a mencionar los temas de debate.

(La primera imagen es una foto de Rastrojo, bajo licencia de Creative Commons). La segunda, una foto del US Department of Defense, en el dominio público.

Garzón vs. franquismo.

Los jueces que imparten la justicia de un régimen ilegítimo, ilegal y delictivo, como lo fueron el franquismo, el nazismo o el comunismo (en Alemania Oriental, por ejemplo) son tan ilegítimos, ilegales y delincuentes como el régimen al que sirven. Así, cuando los países que los sufren se liberan de ellos, lo primero que hacen es depurar la judicatura. Eso no pasó con el franquismo y los jueces que presidieron las farsas del Tribunal de Orden Público, siguieron en sus puestos durante la democracia administrando una justicia tan contraria a sus convicciones como contraria a la justicia había sido su práctica anterior. La democracia heredó intacto el cuerpo de jueces de la dictadura y, con ellos, los usos, las creencias y los prejuicios de ésta.

El ejército, la policía, la iglesia y la judicatura fueron los últimos reductos del franquismo. Los dos primeros se han renovado ideológicamente. Los dos últimos, no. Por ello no es de extrañar que el estamento judicial trate de condenar la actividad del único juez que en España ha intentado hacer justicia a las víctimas de la dictadura. Una condena a Garzón no solamente será un castigo a éste sino que pretende tener un efecto disuasorio para quien pueda venir detrás queriendo hacer lo mismo. Aunque la causa que se le sigue ahora, como una segunda por unos supuestos cobros del Banco de Santander, no tienen relación directa con el franquismo, sí la tiene el tercer proceso con motivo de la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica y este proceso es el que da sentido al conjunto de la peripecia judicial de Garzón. Se le persigue y se le juzga por haber tratado él de juzgar el franquismo.

¿Cabe esperar justicia? No es descartable pero tampoco lo es lo contrario; al revés, quizá sea lo más probable. Es mucha la animadversión que este juez ha sembrado entre los de su gremio, en donde los simples envidiosos por sus éxitos unen fuerzas con quienes quieren dejar incólume el franquismo.

Las movilizaciones populares a favor de Garzón deben continuar. Es un derecho de la gente y son beneficiosas para el acusado en la medida en que los jueces se saben observados por una opinión pública muy crítica. Mucha ayuda, más quizá que la anterior, presta a la Justicia la asistencia de medios de comunicación extranjeros. Durante el franquismo solo la repercusión internacional de las fechorías de la dictadura era un freno a las de sus esbirros judiciales. Muchos represaliados de la Dictadura salieron no tan mal parados como se temía precisamente por la presión internacional. Es preciso mantenerla. Que los magistrados de la sala segunda sepan que, si cometen una iniquidad, las naciones civilizadas se lo reprocharán.

En torno al juez Garzón se libra la última batalla contra el franquismo. Y será una batalla larga. Si el juez es condenado ahora podrá acudir al Tribunal Constitucional y también al Tribunal de Estrasburgo por cuanto, al juzgarlo directamente el Supremo, sin posibilidad de segunda vuelta o revisión en proceso penal, tendrá abierto el amparo por indefensión y denegación de juicio justo. Y, si estos fallan, a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Hay que aguantar y denunciar sin descanso. Una libertad sin justicia no es libertad.

(La imagen es una foto de http://www.presidencia.gov.ar/, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 17 de gener del 2012

La corrupción es un problema de Estado.

Las pasadas elecciones de 20 de noviembre mostraron que la corrupción no pasa factura al PP, el partido que más afectado está por ella. El electorado valenciano dio una asombrosa mayoría absoluta al expresidente Camps, el hombre de quien cabe presumir que haya provocado la ruina de una comunidad autónoma antes rica y próspera, convertida con él en una tierra de saqueo, según acertada expresión de El país, en la que el despilfarro del dinero público ha sido la norma en los últimos años. El despilfarro, la malversación, el cohecho, la apropiación indebida..., un estilo de gobierno. Lo mismo ha sucedido en Castellón en donde, de haberse vuelto a presentar el inefable Fabra, hubiera cosechado probablemente un triunfo similar. Lo mismo también en Baleares, otra mayoría arrolladora para el partido del expresidente Matas quien está ahora procesado por una serie de presuntos delitos de corrupción que dejan boquiabierto a cualquiera, una verdadera trama corrupta con escritores áulicos a su servicio pagados con dineros públicos.

¿Cómo es posible? No hay explicación satisfactoria. El comportamiento del electorado desmiente las más complejas teorías de los expertos sobre su motivación y comportamiento. Pero que no haya explicación no quiere decir que la corrupción, cuando llega a este grado de generalización, no sea un problema de primera magnitud, tanto como el paro o la crisis bancaria. El reciente golpe de Standard and Poor's puede verse como una maniobra aviesa, pero debilita el crédito de las naciones recalificadas a la baja. Con todo, más lo hace esta insólita epidemia delictiva de guante blanco y en las alturas. Ningún plan de recuperación, que supone sacrificios y solidaridad, puede consolidarse sobre un terreno cuya fibra moral está literalmente destruida por una corrupción que lejos de provocar el rechazo popular, garantiza mayorías absolutas a los presuntos corruptos. Presuntos corruptos malgobernando comunidades autónomas que han tenido que pedir auxilio al Tesoro para evitar la bancarrota.

Muchos ven la crisis, en realidad, como una estafa por la que los bancos se enriquecen a costa de las estrecheces de la gente normal, la que trabaja (cuando tiene empleo) paga sus impuestos (que son los únicos que se suben) y pena por llegar a fin de mes y no como Esperanza Aguirre, sino de verdad. ¿Y los políticos? Muchos han sido cómplices de ese saqueo; otros se han enriquecido mediante privilegios escandalosos; y otros por procedimientos supuestamente delictivos. De acuerdo, no hay que generalizar. No son todos los políticos. Pero ¿por qué los honrados no plantean abiertamente la cuestión de que la corrupción es un problema de Estado? ¿Por qué no se han tomado medidas drásticas con los presuntos culpables? Ciertamente, el PSOE andaluz lo ha hecho con ese director general que, al parecer, se fundía cientos de miles de euros de los dineros públicos en correrse juergas que luego versificaba. Y tiene una gracia macabra que, en parte por hacerlo, sean los socialistas quienes vayan a pagar por todos pues corren serio riesgo de perder las próximas elecciones en Andalucía.

¿Cómo puede seguir ocupando cargo público alguno Francisco Camps quien, aparte de su comportamiento chulesco durante el proceso, queda retratado en las conversaciones entre sus "amiguitos del alma" que, cuando él no los oye, lo llaman "gilipollas" o "hijo de puta"? Bueno, en este juicio quedan todos retratados como verdadera escoria pero, al menos, los demás no ocupan un sillón en ningún Consell Jurídic Consultiu.

¿Cómo es posible que ocupe cargo alguno Carlos Fabra? El afortunado jugador de lotería inauguró con gran pompa en compañía del precitado Camps ese increíble aeropuerto sin aviones que ya debería estar en el Guiness, capítulo de tomaduras de pelo colectivas. Y ahora parece que el aeropuerto, inmenso como es, presidido por esa estatua monumento a la megalomanía, no era más que la punta de un iceberg que ocultaba una gigantesca recalificación de terreno para 40.000 viviendas, doce campos de golf y mil otras amenidades a cual más disparatada.

¿Cómo es posible que nadie diga nada cuando una Infanta de España y su marido están presuntamente implicados en el monumental expolio a que Matas sometió el archipiélago que gobernaba? ¿Cómo se sigue sin decir nada cuando se revela que, al parecer, dicha implicación conducía a una compleja y refinada organización con fines delictivos? ¿Cómo no explica el Rey hasta dónde sabía y qué hizo para poner en práctica el principio por él mismo enunciado de que "la justicia es igual para todos"?

Todos estos personajes, empresarios, políticos, miembros de la casa real y avezados delicuentes debieron de emborracharse con la sensación de impunidad que se dio en los años locos del despilfarro y del expolio, en la segunda legislatura de Aznar y la primera de Zapatero. Y ahora se nos aparecen como el reparto de una nueva versión del ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny.

Es un problema capital; no se puede minimizar ni ocultar; hay que hablar de él. Los políticos deben decir algo; el Parlamento debe decir algo; el país debe decir algo.

(La imagen es un gráfico tomado de El País, edición de 14 de enero de 2012.

Propaganda mezclada de melodrama

¡Menuda decepción la película de Phyllida Lloyd sobre Margaret Thatcher! ¡Qué forma de destruir un personaje que, a su modo, tuvo cierta grandeza, convirtiéndolo en una estúpida leyenda acartonada! Sin duda la interpretación de Meryl Streep es estupenda. Gran trabajo de impostación de la voz por el que una yanqui de New Jersey habla un perfecto Queen's English con acento de oxbridge. Seguramente le darán un Óscar. Pero la película tenía que haber sido algo más que una ocasión de lucimiento de una actriz.

Abreviando, porque irrita hablar de un producto tan detestable: más de la mitad de las dos horas de La dama de hierro se van en confrontarnos con la miserable existencia cotidiana de una enferma de Alzheimer. Eso quiere decir que queda otra hora para embutir a ritmo de caballo once años de una historia que vio momentos tan excepcionales como la derrota de los otrora poderosos sindicatos británicos, la alianza con Ronald Reagan para destruir el Estado del bienestar, el atentado del IRA en Brighton, la guerra de las Malvinas, la caída del muro de Berlín, el enfrentamiento con la Unión Europea y la conspiración del Partido Conservador para deshacerse de su lideresa aprovechando el fracaso de su intento de desmantelar el servicio nacional de salud (cosa que no se menciona en la peli) y de establecer un injusto impuesto de capitación.

Como esta pretensión es tan disparatada se resuelve con un guión absurdo en el que vivimos los episodios más impactantes de esa trayectoria como confusos fogonazos en reiterados flash-back de una mente enferma de Alzheimer. La lamentable condición de Thatcher se muestra ya en las primeras escenas. Hubiera bastado con eso y un único flash back para contar toda la historia en lugar de interrumpirla continuamente con episodios típicos de esta enfermedad de forma que no se sabe si lo que se quiere es colocarnos un documental sobre el Alzheimer en el marco de una historia de ocaso de los dioses o enardecernos con la leyenda de una férrea personalidad. Lo primero carece de sentido y lo segundo es un fracaso.

Afortunadamente para ella y para todos, Margaret Thatcher fue mucho más que una Iron Lady, especie de mezcla de Isabel I y Golda Meir. Thatcher representaba una mentalidad, una ideología neoliberal y conservadora que tenía y tiene mucho más fondo que la admiración de una jovencita por la integridad moral de su padre, honrado tendero, convencido de que son los tenderos quienes han hecho grande a Inglaterra. Una mentalidad de las clases medias y altas en el mundo anglosajón que se impuso arrolladoramente en el planeta desde los años ochenta y que ha traído la catástrofe de la actual crisis.

Thatcher tenía convicciones que aún hoy inspiran a muchos polític@s de la derecha. Me limito a citar una de sus más célebres expresiones que dan la medida de esta ideología: "La sociedad no existe". De eso, como de muchas otras cosas, no se dice nada en la película. Sí, en cambio, de la contrapartida: lo que existen son las familias y los individuos. La finalidad es clara: presentar únicamente los aspectos positivos del personaje (es vergonzosa la forma en que se caricaturiza la oposición laborista), convirtiéndolo en una especie de muñeco de cartón completamente inverosímil.

Cuanto de público hay en la película es propaganda y cuanto de privado, melodrama "explicativo" de acompañamiento.

dilluns, 16 de gener del 2012

Crónica de las primarias del PSOE, III.

El buen cronista debe ser ecuánime e imparcial y Palinuro se esfuerza por conseguirlo, pero cada vez le resulta más difícil porque a veces, alguno de los dos candidatos no está a la altura de las circunstancias. Carme Chacón tiene fuerza, tiene empuje y deseos de ganar. Pero, en ocasiones, ese ímpetu le pierde y debiera refrenarlo. Ya hace unos días tuvo la dsgraciada idea de mencionar una especie de "relevo generacional", algo en lo que los jóvenes caen con facilidad porque es muy simple: me toca a mí porque el tiempo del otro se ha pasado, está mayor. Es una actitud discriminatoria por razones de edad que resulta injusta, como todas las discriminaciones, como la que pueda hacerse por razón de sexo o de raza. Y, además de injusta, muy convencional y poco inteligente porque no se está hablando de un campeonato de ciclismo, sino de dirigir un partido político. Por la misma sinrazón podría descalificar el mayor a la más joven por ser bisoña. Por fortuna, Rubalcaba respondió con más altura al decir que él no le preguntará la edad a nadie. Palinuro, que no está obligado a andarse con circunloquios, añade que preguntar por la edad para asuntos en que ésta es irrelevante debiera estar prohibido. Lo necesario para dirigir un partido y/o un gobierno es mostrar capacidad intelectual, espíritu de servicio, iniciativa, cosas que se pueden tener a los veinte, a los cuarenta, a los sesenta años de edad o a ninguna de ellas.

De nuevo Chacón desbarra cuando ofrece un lugar en la dirección del partido a Rubalcaba si ella gana las elecciones. Es una actitud de una magnanimidad inoportuna ya que, a todas luces, corresponde a Rubalcaba un sitio en esa dirección por méritos propios si él quiere. Lo más sensato que puede hacer Chacón es dejar de referirse a su competidor porque tal mención permanente parece algo obsesiva.

En este terreno Rubalcaba lleva ventaja porque procura no referirse a Chacón salvo para responder y concentra su discurso en las tareas del PSOE y su necesaria reforma y en la oposición al gobierno del PP, como cuando pregunta: ¿desde cuándo sabe Rajoy lo que hay que hacer? En efecto, ¿desde cuándo? Enterarse aclararía bastantes cosas. Pero no habrá lugar. Rajoy no contesta las preguntas.

El famoso debate de ideas sigue sin producirse. A las que ha apuntado Palinuro en entradas anteriores añade hoy otras en relación con el Estado del bienestar y la iglesia. Afirma Rubalcaba que estará vigilante para luchar en contra de los intentos de la derecha por desmantelarlo. Es importante, si bien, a fuerza de realistas debe admitirse que es poco lo que cabe hacer dada la aplastante mayoría absoluta del PP. Pero, además de importante, ¿es todo cuanto cabe decir? ¿Basta con defender lo existente, que está tambaleándose? ¿No hay que ser más decididos? ¿No hay que prometer también que, además de defender el Estado del bienestar, debe ampliarse y fortalecerse? Por ejemplo, entiende Palinuro que el PSOE debiera prometer que devolverá al sector público todo lo que la derecha ha privatizado en detrimento del interés general. Los servicios públicos deben ser eso, públicos, y no privados, compartidos con lo privado o de gestión privada, que son los artilugios neoliberales para despojar a la comunidad de sus pertenencias y, por ende, de sus derechos. La sanidad, las pensiones, deben ser todas ellas públicas, sin detrimento, claro, de que haya sanidad privada y planes privados de pensiones. También la educación debe ser inequívocamente pública. Hay que ir a la eliminación de la enseñanza concertada que, en el fondo, es tan negocio como la privada pero con fondos públicos. Si los curas quieren participar en la enseñanza que monten colegios privados. El Estado debe cuidarse de que la enseñanza pública sea gratuita, universal y laica. Porque es un derecho.

Y lo mismo cabe decir de los demás servicios públicos. El Canal de Isabel II debe seguir siendo público al cien por cien y, si el PP lo privatiza en todo o en parte, el PSOE debe prometer que volverá a socializarlo. El Estado ha de ser fuerte, tener saneados ingresos vía fiscal y actuar con fines de redistribución de la renta. Por supuesto, no tiene por qué interferir en la actividad privada legal y financiada con fondos privados, pero tampoco debe consentir que los intereses privados lo colonicen, lo troceen, se aprovechen de él.

En ese mismo terreno, la socialdemocracia no puede seguir ignorando la permanente intromisión de la iglesia en los asuntos públicos. La última peripecia en este campo es la reamortización que los curas están llevando sigilosamente a cabo en toda España, al amparo de una injusta Ley Hipotecaria, mediante la cual están depojando a la colectividad de todos los bienes del común, casas, tierras, iglesias, ermitas, cementerios, etc. Sería bueno que el PSOE explicara que recogerá el propósito, abandonado por el gobierno anterior, del que ambos candidatos fueron ministros, de proseguir en la tarea constitucional de hacer realidad la aconfesionalidad del Estado, lo que implica la denuncia del Concordato vigente así como de los abusivos Acuerdos con el Vaticano de 1979. La iglesia católica ha sido de siempre una rémora para el progreso de España y sigue siéndolo. La tradicional falta de espíritu crítico, la carencia de orientación científica que tanto se hacen notar en España ahora que la salida de la crisis sólo puede enfocarse mediante el fomento de la sociedad del conocimiento, de la investigación y el desarrollo, siguen siendo los grandes obstáculos al adelanto del país y de ellos la principal responsable es la iglesia, cuya financiación a cargo del Estado es una injusticia con la que el PSOE debe acabar.

(La primera imagen es una foto de Rubalcaba38; la segunda, una foto de isafmedia, ambas bajo licencia de Creative Commons).

La segunda muerte del caudillo.

Fraga es parte de la historia de España. Su biografía refleja algunos modos y aspectos de nuestro país, casi todos ellos desdichados, a juicio de Palinuro. Pero son los datos de su vida, la vida que él eligió vivir libremente, al servicio de la dictadura en su primera mitad, aunque él diría "al servicio de España". Otros eligieron no menos libremente dedicar su vida al servicio de la República o de la democracia o de la revolución y, sin duda, también podrán decir que "al servicio de España". Esta expresión, pues, no dice nada porque no existe España como entidad "servible", sino distintas ideas de España, algunas de ellas antagónicas y hasta irreconciliables entre sí.

Empezó Fraga su carrera política como joven entusiasta, como ciclón falangista, perfectamente identificado con la dictadura y con Franco en persona. Era un hombre con temperamento y pronto descolló entre aquellas grises y tristes medianías a quienes el Caudillo nombraba ministros. Pero ese descollar no lo llevó nunca a cuestionar la dictadura; al contrario, fue su leal servidor. Su famosa Ley de Prensa, que sus admiradores consideran un primer paso hacia la libertad de prensa por eliminar la censura previa, en realidad no mejoró en nada la supeditación política de los medios, pero sí trataba de embellecer el régimen, "modernizándolo". Fraga formaba parte del gobierno que dio el visto bueno al asesinato de Julián Grimau. Fraga fue el ministro de Información y Turismo encargado de montar la farsa del reférendum de 1966 para aprobar la Ley Orgánica del Estado por la que Franco ordenaba su sucesión en la persona de Juan Carlos.

Muchos hagiógrafos de Fraga, incluso de izquierda, afirman que hay que agradecerle el servicio prestado a la democracia cuando, a raíz de la transición, "civilizó" a la derecha. Es una observación tan falsa como estúpida. Es falsa pues Fraga no "civilizó" a la derecha porque quisiera sino porque no le quedó más remedio. También es estúpida pues parte del supuesto de que el hecho de ser "civilizado" no es una obligación sino un favor que se nos hace, lo cual es un punto de vista servil que Palinuro ha encontrado siempre especialmente repulsivo.

El ministro acabó fuera del gobierno en 1969 a raíz del escándalo Matesa, pero mantuvo su fidelidad incondicional al régimen. Aunque se preocupó por hacerlo más presentable. La teoría de la "modernización" (que Fraga tomó de los politólogos estadounidenses de los años 60) le permitió proponer reformas que no parecieran tales sino "modernizaciones". Ya antes de la muerte de Franco, Fraga pensaba en la sucesión, dentro de los límites del Movimiento Nacional, tarea a la que se dedicó cuando fundó GODSA que es, en definitiva, el antepasado paleolítico del PP, una empresa de estudios. Al morir Franco, su exministro propugnó una reforma del régimen que, manteniendo su espíritu autoritario y hasta dictatorial, tuviera algunos rasgos representativos, siempre bajo los supuestos franquistas de que el Jefe del Estado seguiría teniendo todos los poderes (incluido el legislativo) y que el Partido Comunista no se legalizaría.

Su relevancia política lo convirtió en ministro del Interior con el primer gobierno del Rey (el presidido por el ministro franquista de la Gobernación, Arias Navarro) entre 1975 y 1976, cuando se produjeron los sucesos de Vitoria, de los que fue responsable político. Por entonces ambicionaba ser presidente del gobierno y el hecho de que el Rey no lo nombrara y sí lo hiciera con Suárez, le provocó una gran frustración. Pero, inasequible al desaliento, decidió jugar el juego democrático para llegar a ese puesto por vía electoral. Por eso fundó Alianza Popular y se alió con seis notorios franquistas, cinco de ellos exministros, porque creía que el neofranquismo daría votos por entonces, lo cual demuestra en qué limbo de ilusiones vivían los franquistas. En AP hubo gente que se abstuvo ante la Constitución de 1978 (que el propio Fraga ayudó a redactar y lleva su impronta) e incluso votó en contra. Eran partidarios de la dictadura; quizá tecnócratas, quizá demócrata-cristianos, quizá liberales, pero todos ellos franquistas.

Los sucesivos fracasos de AP, Coalición Democrática (CD) y PP demostraron al exministro y a las fuerzas que lo apoyaban que no era una alternativa viable y debía dejar paso a nuevos liderazgos. Fraga, que siguió siendo tan franquista y autoritario como siempre, era asimismo pragmático, y acabó cediendo el testigo de la presidencia de la derecha española, primero a una non entity, llamada Hernández Mancha y luego, al hombre que llevaría, por fin, a la derecha franquista al gobierno, el también reciclado falangista José María Aznar.

No pudiendo pasar a la reserva por su carácter, Fraga se mantuvo como presidente de honor del PP, ejerciendo su incontestada autoridad en su partido, y se retiró a su Galicia natal, que presidió entre 1990 y 2005 con mayorías absolutas y el estilo autoritario, caciquil y populista que siempre lo caracterizó. Su partido finalmente lo presentó como senador y el de senador fue el último cargó que ostentó, antes de retirarse hace unos meses.

Con él muere el penúltimo vínculo entre la democracia y la dictadura. El último es el Rey. Nos guste o no nos guste, es una fiel imagen de la historia del país, de la miseria de la dictadura y las deficiencias de la democracia. El principal representante de aquella ensoñación de los últimos del Movimiento, de instaurar en España un franquismo sin Franco, en la que todos ellos se veían como el caudillo sucesor del caudillo. Fraga el primero. Se va sin que los tribunales españoles hayan dicho nada sobre el carácter criminal de la dictadura a la que tan lealmente sirvió y antes de que los trámites que se han iniciado en la Argentina puedan desembocar en el calificativo que sus servicios a aquella dictadura merecen.

Desde luego, la derecha le debe mucho. España, la España de los demócratas, nada, porque hizo cuanto pudo por impedirla.

Descanse en paz.

(La imagen es una foto de FDV, bajo licencia de GNU Free Documentation).

diumenge, 15 de gener del 2012

¿Quién gobierna?

El último tajo propinado por Standard and Poor's a la calificación de la deuda de varios países europeos, entre ellos España, ha provocado las indignadas reacciones habituales. ¿Quiénes son esas agencias? ¿Qué pretenden? ¿Por qué torpedean sistemáticamente los esfuerzos que se hacen en Europa por estabilizar la situacion y salir de la crisis? ¿Cuándo vamos a crear nuestra propia agencia de calificación, no sospechosa de estar en connivencia con los yanquies? Es la misma reacción que han provocado las otras ya incontables veces en que las decisiones de las famosas agencias han empujado a unos u otros países a la ruina. Al no convertirse nunca en realidades, estas reacciones en realidad fortalecen la impresión de que se trata de pataletas sin resultados concretos frente al hecho ineluctable de que el gobierno económico de Europa no depende de ella sino de los mercados que se rigen por los criterios de unas empresas privadas no europeas.

Los mandatarios afectados hacen como si las rebajas de las agencias no tuvieran repercusión en sus decisiones que se toman autónomamente, pero mirando a Alemania que, junto a Holanda, Luxemburgo y Finlandia, no ha sufrido merma en su calificación. Por eso en parte actúa como gobernante de facto de la comunidad a la que deben someterse los demás, empezando por Francia. Sospecho que el sorprendente auge de la extrema derecha en este país responde a la conciencia creciente de que ha perdido soberanía y se mueve cada vez más al Diktat alemán. La extrema derecha cabalga siempre a lomos de un nacionalismo encendido y el nacionalismo se enciende con facilidad cuando parece que otro atropella a la Patria.

En España, la desagradable noticia se ha anotado, como de costumbre, al debe de la herencia recibida. Según Montoro, la rebaja se le ha hecho a Zapatero. Aquí hay un problema de veracidad y crédito evidente. Dos días antes, España había colocado varios miles de millones de euros a un interés más bajo que en casos precdentes. El gobierno interpretó que se trataba de la perspicacia de los mercados, ya conocedores de la inmensa confianza que inspira Rajoy, no de la herencia recibida. Es tan pueril esta actitud, según la cual la culpa de lo malo la tienen otros mientras que lo bueno es siempre tarea propia, es tan evidentemente mendaz, que no es comprensible que alguien le preste atención.

Muy en su estilo, Rajoy relativiza el golpe de las agencias de calificación (que unas veces te suben y otras te bajan) y afirma con contundencia que sabe lo que hay que hacer y el gobierno se apresta a hacerlo. Sigue razonando como durante la campaña electoral, cuando decía tener las claves para sacar a España del atolladero pero no las revelaba por no dar armas al adversario. La campaña electoral pasó, Rajoy ganó las elecciones y la cosa no consiste en seguir sabiendo lo que hay que hacer, sino en hacerlo.

El respetable está escamado pues tiene pruebas de cómo siempre que Rajoy afirma saber lo que hay que hacer y lo formula, luego hace lo contrario. El ejemplo, ya en los anales de la propaganda y la manipulación políticas, es la subida de impuestos decretada por un gobierno cuyo presidente sabía a ciencia cierta que no se deben subir los impuestos y, desde luego, él no lo haría. Sus auxiliares se encargaron después de explicar que, si no los subían ellos, los obligarían a hacerlo desde el exterior. Seguramente será cierta pero la explicación deja sin valor alguno la afirmación de Rajoy de que sabe algo, lo que hay que hacer o lo que no hay que hacer. La cuestión real es si puede o puede no hacerlo; si le dejan, vaya.

Anuncia asimismo Rajoy que habrá reforma laboral. Tendrá que hacerla él, a pesar de su reticencia caracteriológica a adoptar medidas porque la patronal ha boicoteado las conversaciones con los sindicatos para alcanzar un consenso. ¿Para qué hacer concesiones si tienen a su gente en el gobierno, dispuesta a obrar como ella mande? Resulta claro que en lo exterior, a España la gobierna Alemania y, en el interior, la patronal.

(La imagen es una foto de Gobierno de España, La Moncloa y está en el dominio público).

Diatriba

(Félix Rodrigo Mora, Prado Esteban y Frank G. Rubio (2011) Pensar el 15 M y otros textos, Madrid: Editorial Manuscritos, 150 págs).

Se ha ecrito mucho sobre el 15-M y probablemente se escribirá mucho más. El tono de lo que se publica suele ser laudatorio cuando no encomiástico. No podía faltar algún texto contrario y no escrito desde una perspectiva reaccionaria sino surgido del seno del propio 15-M o de sus aledaños. Y no falta. El que comento aquí lo es. Y no precisamente suave, sino una verdadera diatriba, una andanada contra el conjunto del movimiento desde posiciones anarquistas y salvando en él únicamente una especie de vagaroso principio motor basado en la idea asamblearia que, en su forma genuina, según parece, ha sido minoritaria entre los indignados, pero lo suficientemente representativa para tener con él esta especie de relación de amor-odio que impregna las páginas de esta obra.

El libro, muy breve, se compone de tres escritos de diversa longitud, enjundia y objetivo. Se añaden algunas entrevistas a participantes en las acampadas cuya función es reforzar las conclusiones de los autores. Estas, expuestas con mayor concreción en el escrito más extenso de todos, el de Rodrigo Mora, consisten en lo esencial en ver el moviento del 15-M como una reacción popular y espontánea manipulada y desnaturalizada por sus mismos organizadores. Hay un núcleo impreciso de indignados a los que el autor llama "el sector popular" del movimiento que es sano, pero nada puede contra las poderosas fuerzas de la manipulación, representadas por los partidos de izquierda y la parte estatolátrica y hasta reaccionaria del 15-M. De qué forma puedan distinguirse estas partes antagónicas, en qué consistan, cuáles sean sus atributos conceptuales no queda claro en modo alguno en el escrito, salvo por la seguridad del autor de que las cosas son como él dice. En último término y casi por reducción al absurdo, no solo el 15-M sino el mundo entero se divide en dos bloques antagónicos: el propio autor de un lado, poseedor de una sabiduría, unos conocimientos y una clarividencia que le permiten descubrir el lado oculto de las cosas sin necesidad de explicar método alguno, excepto los muy firmes propósitos de buscar la verdad y atender ante todo al espíritu y todos los demás que son engañados, están equivocados o son simplemente unos granujas.

Rodrigo Mora es extraordinariamente agresivo con todos los autores y organizaciones que han tenido algo que ver con el movimiento indignado. Carga con virulencia contra Carlos Taibo, Stéphane Heller (de quien no deja hueso sano), José Luis Sampedro, Joseph Stiglitz y el movimiento Democracia Real Ya (DRY) y contra otros autores no directamente relacionados con estos, como Fernando Savater en una especie de ajuste de cuentas que parece una venganza o un mal disimulado deseo de que le filósofo entre al trapo y le conteste. A todos reprocha algo, bien sea su afán por manipular, su carácter reaccionario, su pasado o el hecho de que ganen dinero con sus obras, cosa que la parece especialmente nefanda. En consecuencia critica acerbamente las obras y manifestaciones de estos y se ceba muy en especial con el opúsculo de Hessel y el Manifiesto de los Indignados en 25 propuestas al que somete a un minucioso refrito en el cual pretende demostrar que se trata de un texto reaccionario y manipulador que solo tiene que ver con el genuino movimiento (en su sector popular, se entiende) con el fin de desarmarlo o, incluso, de ponerlo al servicio de estrategias mas poderosas y oscuras, como las grandes empresas o sus fundaciones.

El criterio del auténtico movimiento revolucionario, que nada tiene que ver con la burda manipulación del 15-m, es la existencia de un movimiento asambleario. Los antecedentes se encuentran en la tradición de los concejos abiertos medievales, a los que el autor idealiza, dando por supuesto que son la única forma de hacer avanzar la revolución, la auténtica, la verdadera, la que se ocupa de la verdad, a través de su cristalización moderna en la forma de asambleas. Una vez más los revolucionarios de hoy prometen la felicidad a quienes encuentren la forma de volver a una edad de oro, a cualquiera, aunque sea la medieval. Las asambleas han quedado reducidas a la nada en el 15-M merced a las tácticas desviacionistas del sector reaccionario, encabezado por el movimiento Democracia Real Ya (DRY) y por los partidos de izquierda, PSOE, IU, etc que, en el fondo, están al servicio del capital y del Estado.

La idea de que las asambleas, a las que el autor otorga prácticamente el monopolio de los tres poderes del Estado, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, puedan ser la forma que tome la revolución en algún momento es, afortunadamente, harto improbable. El autor no solamente las convierte en los órganos decisorios revolucionarios por excelencia sino también, en un sentido más filosófico, en el único contexto de emancipación humana real. El siguiente párrafo, original en su redacción, como destilado de las experiencias de las acampadas en la Puerta del Sol, mete miedo, al tiempo que constituye la quintaesencia de la concepción del autor: "Estar juntos, vivir juntos, debatir juntos, pensar juntos, trabajar juntos, comer juntos, superar juntos las dificultades, dormir juntos, escribir juntos, luchar juntos, imaginar juntos, atreverse juntos, investigar juntos, ser reprimidos juntos, permitió practicar el colectivismo integral que es la forma natural de la existencia humana (lo que no significa ignorar la responsabilidad y el esfuerzo personal), a la que tendemos en cuanto la la presión espeluznante del Estado y la clase empresarial para hacernos individualistas y egoístas, solipsistas e insociables, flaquea, por poco que sea" (p. 36) . Colectivismo integral y concebido por vía de derecho natural. En algún otro lugar de la obra el autor remacha el valor del individuo pero, sea cual sea éste, la imagen de ese quehacer gregario, similar al de una colmena, es tan organicista que hay que frotarse los ojos para darle crédito.

En conjunto, el opúsculo de Rodrigo Mora es un ataque y una critica radical expresada con mucha virulencia al movimiento real del 15-M en todas sus manifestaciones pero hecho desde posiciones teóricas no explicitadas, ya que la perspectiva anarquista que esgrime no implica propuesta contrastable alguna. El libro es tan arbitrario en sus juicios y tan agresivo que a veces se llega a dudar de si está escrito en serio.

Completa la obra un par de breves ensayos de Prado Esteban para quien el planteamiento de la emancipación de la mujer solo puede hacerse en lucha contra el feminismo (p. 96) cosa verdaderamente sorprendente, pero no más que otras afirmaciones de la autora sobre el 15-M en la misma línea de Rodrigo Mora. El último texto, de unas tres páginas, de Frank G. Rubio es el único que plantea alguna objeción crítica al modelo asambleario al empezar por reconocer que, por su carácter, las decisiones de las asambleas solo pueden obligar a quienes participen en ellas.

En resumen, el libro es una diatriba en contra del movimiento 15-M, basada en una confusa acumulación de observaciones y críticas inconexas y articulado en torno un narcisismo doctrinal tan rotundo que maravilla.

dissabte, 14 de gener del 2012

Crónica de las primarias del PSOE, II.

Once-cuatro. Así está el marcador de barones en la partida entre Rubalcaba y Chacón. Si estos barones ejercen un liderazgo efectivo sobre sus huestes, el destino de la catalana está sellado. Pero no tiene por qué ser así. El voto es secreto y los barones pueden llevarse una sorpresa. Al anunciar públicamente sus preferencias actúan como grupos de presión o, todavía peor, como los "cuerpos intermedios" de los monarcómacos en las guerras de religión en Francia, órganos e individuos situados entre el rey y el pueblo, que se oponían al primero y adoctrinaban al segundo al que sometían a una especie de tutela por no considerarlo maduro. En las democracias, sin embargo, el pueblo es maduro por definicion, al igual que en las empresas el cliente siempre tiene razón. Aunque no la tenga. El pueblo siempre es maduro, aunque no lo sea. Razón y madurez son términos relativos.

Los pronunciamientos de los barones, además, son poco inteligentes, sobre todo los de la mayoría. Aparte de la evidencia de que en ésta se da una motivación de proximidad generacional con el candidato, hay otra razón de más peso. Los dos candidatos elaboran su discurso sobre un eje común: renovación. Los barones son una especie de "vieja guardia", ente poético-político que suele identificarse con principios inmutables, esencias puras, inmovilismo. También se lo conoce como "el aparato", un término en el que nadie quiere verse encuadrado. Por tanto, once barones obstaculizan más los propósitos renovadores que cuatro. Es decir, su apoyo resta crédito al discurso del candidato.

En todo caso, el contador de delegados, que actúan en el congreso como compromisarios también es de momento favorable a Rubalcaba. Éste insistió en que él no tenía nada en contra del debate, propuesto por Chacón y que el aparato ha vetado, con bastante sentido común, por cierto. ¿Qué otra cosa están haciendo ambos candidatos sino debatir desde el primer día? Da la impresión de que, cuando se pide debate, lo que se quiere es espectáculo porque debate ya hay.

Otra cosa es que tenga la categoría que debiera tener. Los dos aspirantes sostienen que les interesa el debate de ideas. Rubalcaba se propone preguntar a quienes se acercan a su partido si tiene ideas y Chacón promete que en unos días hará propuestas concretas en el campo de las ideas. Pero éstas siguen si aparecer, son tan difíciles de encontrar como el unicornio, bicho que solo se sometía en manos de una doncella.

Sin embargo hay muchos aspectos en los que surgen ideas casi por sí solas. Por ejemplo, se debe tratar el asunto de la corrupción dándole la importancia que tiene. La corrupción lleva la semilla de la destrucción del sistema. Ese asunto de los EREs irregulares de la Junta de Andalucía es durísimo para el PSOE. Por eso, ¿por qué no obligar por ley a que todas las administraciones cuelguen en la red en abierto todas sus transacciones económicas? Todas, subvenciones, licitaciones, gasto corriente, todas. Habría mucha menos corrupción.

En cuanto a la profundización de la democracia podría pensarse en la conveniencia de establecer un mecanismo de revocación de todos los cargos públicos. De ese modo, sabiendo estos cargos que su continuidad depende de la voluntad renovada de los electores, ya nadie repetiría esa queja tan habitual de que los políticos sólo se ocupan de la gente cada cuatro años y también habría mucha menos corrupción.

Otra idea consiste en revisar la política de privatizaciones. No es cierto que la gestión privada funcione mejor, como sostiene Esperanza Aguirre, que se maneja en un terreno de un neoliberalismo tosco. ¿No debe el PSOE reconducir las privatizaciones y defender sin ambages la superioridad de lo público? La salud, la educación, la vivienda no son anhelos de la gente sin mayor concreción y dependiendo de la caridad ajena sino que son derechos. Y el único de protege los derechos es el Estado. Por eso los neoliberales lo odian tanto y quieren suprimirlo para que en la sociedad no rija el derecho de todos sino el del más fuerte.

(La primera imagen es una foto de Rastrojo, bajo licencia de Creative Commons). La segunda, una foto del US Department of Defense, en el dominio público.

El filo de la navaja.

El funcionamiento del capitalismo es un misterio sobre todo cuando muestra su cara caníbal, cuando vive de devorarse a sí mismo. El gran descubrimiento keynesiano consistió en garantizar que el hombre pudiera explotar al hombre procurando que hubiera algo que explotar. Si esa precaución se pierde y al final no queda nada por explotar, el sistema, sostenido en una lógica autodestructiva, colapsa. los medios por los que que hasta ahora se ha contenido el colapso consisten en entregarse a él a través de la revolución o de la guerra, formas del reino de la violencia y ambas difíciles de pensar, si bien en diferente grado.

La revolución es improbable, aunque hubiera gente que, además de invocarla como se invoca el santo advenimiento, la preparara concienzudamente. La guerra es más probable incluso aunque nadie reconozca estar preparándola.

Nada está escrito y habrá quien diga que esta crisis puede hacerse crónica pues, como si fuera una guerra con un arma "inteligente" que aniquilara valores pero respetara a las personas, éstas permanecen. Sin duda pero, llevadas a la desesperación, pueden hacer cualquier cosa.

divendres, 13 de gener del 2012

Crónica de las primarias del PSOE, I.

Palinuro ha decidido nombrarse cronista oficioso de las primarias del PSOE. No todo han de ser declaraciones de barones y cargos del partido apostando por una u otro candidato. También interesa escuchar a quienes, no estando personalmente interesados en la contienda dialéctica, si lo están en que ésta sea ejemplar y termine consiguiendo la recuperación y reorientación del PSOE.

Ayer los dos candidatos ahondaron en los temas y estilos que les son propios en un clima de civilizada pugna. Chacón reiteró su voluntad de rejuvenecer el partido, de que tenga una direccion intergeneracional y que está más abierto a la gente y gane afiliados y simpatizantes. Al encontrarse en Sevilla, prestó especial atención a las elecciones andaluzas en la idea de que la victoria en éstas será el inicio del camino hacia la victoria en las generales y recriminó al gobierno que sus primeras medidas sean contrarias sus promesas electorales, lo que indica que pretende repetir el engaño en las elecciones en Andalucía. Todo lo cual está muy bien y arranca aplausos pero es menester empezar a concretar sobre todo en el ámbito de las propuestas y las ideas que la plataforma sobre la que se erigió su candidatura empezó por pedir en Mucho PSOE por hacer.

A las ideas, a reclamarlas, dedicó parte de su intervención en Valencia Rubalcaba quien, a falta de otras, prometió dar más voz en el partido a los alcaldes y las mujeres. Al estar en Valencia habló, claro, de la corrupción e insistió en que se trata de recomponer el PSOE como partido de gobierno, lo que debe de querer decir que es preciso no comprometerse mucho y asustar al electorado. Es prudente pero no indica un firme propósito aportar nuevas propuestas ya que, como bien se sabe las novedadess no suelen tener buena prensa en el electorado más huidizo. En cuanto a las ideas no van a aparecer llovidas del cielo sino que han de referirse a las realidades de la tierra. Por ejemplo, ¿cómo se piensa resolver la insostenible situación de excepcionalidad presupuestaria y constitucional de la iglesia? Esa es una idea. ¿Cómo se van a articular las políticas keynesianas de estímulo para salir de una crisis mientras se embrida el déficit? Esa es otra. ¿Hay una idea para resolver los sempiternos contenciosos territoriales españoles que tan alto coste tienen para el país o la idea consiste en dejar las cosas como están por entender que es más práctico. Esa es otra también.

La candidata Chacón ha inaugurado una nueva página web, ahorachacon.es que está bastante bien, es más dinámica que la de Rubalcaba y está conectada con todas las redes sociales en las que debe volcar su contenido.

Por último, tengo entendido que a los actos de los candidatos solo asisten los dirigentes que los apoyan en cada caso y dejan de acudir a los seguidores del otro. Me parece una falta de respeto y de elegancia. Los dirigentes del partido deben presenciar también los actos del candidato que no apoyan, aunque solo sea para informarse de primera mano de sus propuestas.

No solo los bonos son basura.

Mientras el soldado Manning se enfrenta a un consejo de guerra por filtrar documentos de interés general, la soldadesca del país que dice "confiar en Dios" mea sobre los cadáveres de los taliban abatidos en combate.

Al tiempo que un cura católico alemán admite haber cometido cientos de abusos sexuales, el obispo de Córdoba, Fernández, acusa sin pruebas a la escuelas de su diócesis de fomentar el fornicio que, según parece, está reservado al clero.

En tanto el expresidente de Baleares afanaba presuntamente la pastuqui de los contribuyentes y se la repartía con el yerno del Rey, una Infanta de España se beneficiaba supuestamente de esos ingresos para no verse obligada a vivir por encima de sus posibilidades, como como hacen los plebeyos, cuya codicia no tiene límites.

A medida que la citada Infanta iba redondeando sus magros ingresos de unos 150.000 euros al año, la Coronal, al estar tan alta, no se enteraba de lo que sucedía debajo de sus reales narices.

Así como Tele K tiene que sobrevivir de la solidaridad del auditorio para pagar un emisor con dos km. de radio, Canal Nou, cuantiosamente subvencionada por un gobierno en práctica quiebra, se dispone a echar a la mitad de la plantilla.

En el momento en que las escuelas de Valencia se ven abocadas al cierre por falta de recursos, las autoridades financian la erección de un gigantesco adefesio en honor al único hombre en el mundo capaz de construir un aeropuerto para los no-aviones.

Mientras los ciudadanos pechan con la mordida que les ha dado su gobierno, el presidente de éste da la cara como prometió, no en España sino en Berlín, en donde se le impartirán las órdenes posteriores.

No, no solo los bonos son basura.

(La imagen es una foto de mermadon 1967, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 12 de gener del 2012

Una sola voz pero dos registros.

Rubalcaba señalaba el otro día que el PSOE debe hablar con una sola voz en toda España. Muy cierto. Yo añadiría: y fuera de España, también. Es preocupante esa intención del PSC, aprobada en un reciente congreso, de tener voz propia en Europa, más que nada porque el momento para anunciarla es el peor posible. En este proceso de recuperación el PSOE necesita unidad de voluntad y de acción y una división de este tipo contribuiría a debilitarlo.

Por fortuna, Carme Chacón, que parecía inclinarse en un principio del lado catalanista, ha reafirmado asimismo el criterio de la única voz, reconociendo que primar el discurso territorial sobre el social fue un error del pasado. En efecto, el PSOE es un partido español y no debe fragmentarse en nacionalismos. De hecho ya tiene uno, el nacionalismo español. Más adelante, en circunstancias de normalidad, será prudente que abra un debate sobre él. En un mundo en el que hasta un conservador como Cameron admite el derecho de autodeterminación de Escocia, carece de sentido que el nacionalismo del PSOE sea como el del PP, cerrado y excluyente. El nacionalismo no tiene por qué ser contrario al derecho de autodeterminación. Las naciones (y, por ende, sus nacionalismos) son fuertes cuando quienes las integran lo hacen voluntariamente y no a la fuerza y sin que estos asuntos puedan siquiera debatirse. Pero eso será más adelante, salvada esta situación de emergencia. De momento es vital que el PSOE tenga una única voluntad y una sola voz para manifestarla.

Pero a la voluntad única de los organismos colectivos sólo puede llegarse mediante la imposición dictatorial o el libre y abierto debate interno. Obviamente descartada la primera, corresponde fomentar el segundo. El debate debe ser a fondo, sin límites; nada debe reputarse "indiscutible". Pero, una vez concluido, y formulada la voluntad única, todos deben hacerla suya con independencia de la actitud que hubieran mantenido anteriormente. La decisión de la mayoría es la decisión de la colectividad. Es el abecé del comportamiento democrático.

¿Ayuda a tal finalidad la propuesta, al parecer planteada por Chacón, de que haya un debate entre ella y Rubalcaba? Es dudoso y la prueba es que los dos candidatos se han apresurado a aceptar la decisión de los órganos directivos de que no lo haya. Es dudoso por prematuro y precipitado. Las reformas deben hacerse a su ritmo. Bastante es que se hagan primarias y sean abiertas. No es cosa de introducir un nuevo factor de consecuencias no suficientemente aquilatadas. Los discursos de los candidatos deben ser paralelos porque, teniendo ambos la misma voz, ésta posee registros distintos y en función de ellos decidirá luego el electorado. Los discursos no pueden ser antagónicos, cosa que serán indefectiblemente si se formulan en un contexto de debate. Porque, a los efectos de singularizar la propia posición, los candidatos corren el peligro de inventarse las discrepancias. La discusión no puede hacerse al modo de un duelo personal entre los dos candidatos que pretenden imponerse cada uno por su lado, sino al de dos litigantes que tratan de convencer a un tercero, en este caso su auditorio, los electores, que han de funcionar como un jurado encargado de decidir entre dos opciones distintas. Lo primero es, por tanto, definir esas opciones y ver en qué son distintas objetivamente.

Los abusos de MRW y la censura en FB

Según opinión muy extendida, de la que participa Palinuro, internet es un ámbito de libertad de expresión. Pero eso no quiere decir que no se den intentos de censurarla y reprimirla. Sería ingenuo pensar así. La libertad de expresión, el más excelso de los derechos del hombre, sólo se consigue luchando por ella contra los reiterados intentos de coartarla y suprimirla, de convertir a las personas en siervas atemorizadas y silenciosas.

En la entrada de ayer de Palinuro, titulada El timo de las empresas de mensajería se exponían las prácticas abusivas de estas empresas y se denunciaba una caso concreto que afectaba a MRW. Habiéndola subido a Facebook, LinkedIn y Twitter, Palinuro se encontró con que desaparecía misteriosamente de la primera red y que ya no era posible restablecerla en estado original porque estaba bloqueada mediante un artilugio técnico y sin razón alguna. Dado que dicha entrada no era delictiva, ni inmoral, ni pornográfica, ni atentaba contra derechos de terceros, ¿cómo se puede justificar su censura?

¿Cómo es posible que FB, una de las redes más libres, en la que a diario aparecen criticas muy duras contra todos los poderes terrenales y celestiales y que sirve de cauce y catalizador contra las más diversas tiranías del mundo, censure una entrada en la que se denuncian prácticas de unas empresas contrarias a los intereses de los usuarios? La única explicación es por una solidaridad corporativa mal entendida. En otros términos, alguien en MRW debió de presionar a los administradores de FB para que suprimieran una entrada que le desagradaba. Ahora bien, esto no solamente es un desdoro para el espíritu libre de que se enorgullece FB, sino también una muestra más de cómo, si no se lucha contra él, el capitalismo tiende a la maquinación, la censura y la represión de los derechos de aquellos en cuyo interés dice actuar, los usuarios, los clientes, los ciudadanos en definitiva, a los que se quiere de silenciar para que no protesten cuando se los maltrata.

En el citado post se sostenía que los organismos públicos de correos son muy superiores en todos los sentidos a estas empresas privadas de mensajería cuya finalidad es el lucro y no el servicio a los ciudadanos. (Incidentalmente, esto vale para todas las actividades que se han privatizado. Los servicios públicos son mejores, más baratos y eficientes que los privados). Dado que esto es obvio para cualquiera con un mínimo de objetividad, ¿cómo se explica que las empresas que hacen los envíos contraten a estas mensajerías privadas en detrimento del servicio postal oficial y, de paso, de los intereses de sus propios usuarios? En el caso que nos ocupa, ¿por qué Amazon contrata los envíos con MRW y no con correos, mucho más barato y seguro que el otro? Obviamente por la razón que ya señalaba Adam Smith en su Riqueza de las naciones, vol. 1º, capítulo 10: "Rara vez se reúnen los empresarios del mismo negocio, aunque sea para entretenerse y divertirse, sin que el resultado sea una conspiración contra el público o una manipulación para subir los precios" (pág. 117 de la edición de Everyman's de 1910, reimpresa en 1970). Favorcillos que se hacen entre empresarios a costa del público.

Hay censura por razones morales, políticas y económicas. Al suprimir una denuncia de una práctica abusiva, FB, al fin y al cabo una empresa, se alinea con el abusador en contra del abusado. Ignoro si en FB hay un comité de ética empresarial que evalúe las razones por las que se censura la libertad de expresión. Si no lo hay, debe crearse. Y, si lo hay, debe justificar porqué se censuró la entrada de Palinuro.

(La imagen es una foto de Durova, en el dominio público.)

dimecres, 11 de gener del 2012

Carta de Palinuro a Rodríguez Zapatero

Querido presidente: me gustó mucho y me emocionó el escrito de autocrítica que me hiciste llegar con permiso para difundirlo en mi blog (Autocrítica de Rodríguez Zapatero). Es un texto ecuánime, objetivo, sin autocomplacencias ni jeremiadas, rebosante de respeto hacia tu auditorio y por ende de respeto hacia ti mismo pues nadie que no se respete personalmente puede respetar a los demás. Sales de la tarea que desempeñaste con dedicacion y entereza como entraste en ella, mirándonos a todos de frente, con la vista bien alta, honrado y apreciado hasta por tus adversarios, que ya es decir. No dejas detrás nada de lo que debas avergonzarte o arrepentirte y has hecho una aportación a la dignidad de la izquierda en momentos de extraordinaria dificultad que pocos pueden igualar y nadie, en mi opinión, superar. Tu autoridad moral como demócrata al servicio de tu país es enorme.

Permíteme que, en respuesta, te dirija esta carta en nombre propio y de cuant@s quieran adherirse a ella. Mi intención no es reiterar o repetir los aciertos y los fallos de tu gestión pues ya lo haces tú de modo certero, sabedor de que tu obra, como toda humana, no podía ser perfecta. Antes bien, pretendo considerar las circunstancias en que desarrollaste tu labor sólo porque veas que, aunque a veces hayas podido intuir decepción y hostilidad en tu entorno, las gentes que la hemos seguido como ciudadan@s, sabemos compaginar el espíritu crítico con el sentido de la justicia que obliga a todos, no lo ignoras, a dar a cada cual lo que le corresponde.

Pero antes de empezar quisiera romper el protocolo habitual trayendo a primer plano lo que siempre se deja para el último, esto es, la felicitación a tu esposa, Sonsoles Espinosa, mujer de gran valía personal que ha sabido estar estos casi ocho años en una posición de independencia e implicación en el compromiso común también sin parangón en la historia reciente. No es cierto que detrás de todo gran hombre haya siempre una gran mujer porque, a veces, ésta no está detrás sino al lado, hombro con hombro. Las felicitaciones a ti son felicitaciones a ella por igual y todo lo que aquí se diga, se dirá de los dos. Formais una gran pareja.

Tus aciertos y tus errores son ya historia y de ellos se ha hablado abundantemente. No tanto sin embargo de las circunstancias en las que se produjeron y que también serán historia. Esas circunstancias en tu primera y segunda legislatura se resumen en un solo dato. Tuviste enfrente formidables adversarios, verdaderos enemigos que trataron de aniquilarte desde el principio para evitar que llevaras adelante tu proyecto de ampliación de derechos y libertades de l@s ciudadan@s, las mujeres, l@s homosexuales, l@s jóvenes, l@s mayores, l@s pensionistas y l@s dependientes; los sectores más desfavorecidos de la sociedad, que son la mayoría. Querían impedir que mejoraras la vida colectiva. Los banqueros, los grandes capos de la patronal, la iglesia católica, (para la que eras el Anticristo como se leía en las pancartas de algun@s de sus fieles seguidor@s), una oposición ultramontana y agresiva y unos medios sensacionalistas, mendaces, amarillos; todos querían destruir la legitimidad de tu acción. La oposición te trató de modo injurioso y acumuló insultos sobre ti de los que hoy debiera sentirse avergonzada (y no es el caso) sobre todo porque tú jamás le pagaste en la misma moneda y demostraste con ello ser un señor. Entre el señor y el patán media un abismo que ninguna componenda podrá salvar jamás, pues radica en el espíritu. La prensa elevó el maltrato con frecuencia hasta la grosería y el linchamiento y no vale la pena comentar nada sobre ella salvo que no merece tal nombre.

En resumen, tu primera legislatura fue una lucha titánica contra una coalición de reaccionarios, demagogos, matones y machistas. Aquellas injurias a tus ministras producen verdadero bochorno. Tan cerrada fue la acción en tu contra, tan incansable y despiadada, que puede compararse con la que se hizo contra Felipe en su día y, antes, contra Azaña. Enhorabuena. Enhorabuena porque saliste airoso, no nos fallaste y pusiste a España en vanguardia de un proyecto socialdemócrata de reforma social que fue la envidia de toda la izquierda europea.

Luego llegaron los años aciagos, los de una crisis estructural del capitalismo que se ha llevado por delante países enteros y supuso un chantaje sobre España como el país no había vivido jamás. Nadie me quita de la cabeza que, en la dureza, la soberbia, la perentoridad conque los líderes europeos te forzaron a dar un giro de 180º contrario a tus convicciones hay un elemento siniestro, un afán de hacerte pagar por tus éxitos anteriores, de aniquilar tus conquistas sociales, una venganza de clase. Lo que la derecha española no pudo lograr creyó lograrlo la derecha europea: que te desdijeras, que mordieras el polvo, que renunciaras al proyecto socialdemócrata, que reconocieras que la política económica neoliberal no es solamente un parche coyuntural sino una verdad incontrovertible. Y no lo hiciste.

Cuando la tempestad ruge hay dos posibles comportamientos: el poste seco se quiebra pero no se dobla; la caña de bambú se dobla pero no se quiebra. Yo prefiero el bambú porque, pasada la tempestad un poste roto no sirve para nada mientras que el bambú recupera su forma y tú adoptaste las medidas que la prepotencia ajena y la necesidad propia hacían obligatorias, evitaste al país un destino a lo griego pero lo conseguiste salvaguardando en la medida de lo posible los intereses de los más perjudicados. Es decir, te enderezaste.

Como tú mismo dices en tu escrito, tus dos mandatos han sido globalmente positivos. Añado yo, para la causa del socialismo democrático, de la socialdemocracia por la que han votado casi siete millones de personas. Enhorabuena de nuevo, y hasta siempre, presidente.

(La imagen es una foto de Agência Brasil, bajo licencia de Creative Commons).

El timo de las empresas de mensajería.

Cuando se privatizaron algunos servicios de correos, en concreto los más lucrativos, esto es, la mensajería y la paquetería, la propaganda de las empresas privadas que querían quedarse con el negocio ya había acuñado una imagen destructiva, demoledora, del servicio postal: caro, lento, ineficiente, descuidado, las cartas se perdían, los paquetes se devolvían, etc., etc. Todo era mentira, como las demás "críticas" que se han estado haciendo a otros servicios públicos que el capital privado codicia. Porque en algo es realmente maestro este capital: en el arte de la publicidad engañosa y la propaganda. Frente a él, Correos no tenía nada que hacer porque, siendo público, no hacía publicidad de sí mismo.

Sin embargo, el servicio de correos, aquí y en todas partes en el mundo civilizado es mil veces mejor y más eficiente, que esos chiringuitos de mensajería que han proliferado como las setas en las ciudades. En las ciudades, claro es, no en los campos en los que el servicio ruinoso de llevar una carta al año al abuelo que vive en un pueblo perdido de la sierra recae sobre Correos. Y aun así, éste, el servicio postal, además de esta función encomiable, es más eficiente que las empresas privadas por no otra razón que éstas no están para prestar un servicio sino para lucrar a sus propietarios, darles cuantiosos beneficios. Y ¿de dónde saldrán estos sino de hacer que los clientes paguen el servicio de mil maneras además de la dineraria?

Veamos un ejemplo de cómo funciona una cualquiera de estas empresas: estás esperando un paquete importante; la empresa, sin consultarte, te lo lleva a domicilio cuando le peta. ¿Que estás? Tienes tu paquete. ¿Que no estás? Te has metido en un lío. Algunas de estas empresas te dejan un aviso escrito y te piden que vayas a recoger el paquete en persona a su sede, sita en las Chimbambas, con lo cual, ya me dirás qué has ganado con relación a correos, cuya estafeta suele estar a una distancia próxima de tu casa.

En la ausencia, otras empresas te dicen que llames a un número de teléfono en el que te espera un buen rato de audición de cualquier detestable musicanga repetida sin parar así como la gangosería habitual de "nuestros agentes están todos ocupados; por favor, espere" (y pague). Cuando alguno de esos ocupados se desocupa, te dice que pasaron a dejarte el paquete, que no estabas y que van a volver, si te viene bien, mañana por la mañana. Pides que sea por la tarde; por la tarde no trabajan. Fuerza es por la mañana. ¿A qué hora? No te lo pueden decir porque depende de sus trayectos; "a lo largo de la mañana". Lo cual significa que te quedas de guardia en casa, dejas de ir al trabajo y todo con el riesgo de que tampoco vengan. Es decir, tienes que regalarles tu tiempo porque sí, porque les da la gana y quieren hacer negocio a costa tuya.

Finalmente, otros te llaman ellos mismos y se produce un diálogo similar al anterior. Como gracia generosa te dirán que el repartidor te llamará una hora antes. Por supuesto, desde un "número privado", para que no puedas saber quién es ni puedas devolver la llamada ni llamar al repartidor por tu cuenta con algún cambio de planes. Lo tuyo es esperarte en casa hasta que a estos mendas se les canten las narices ir a entregarte un paquete que es tuyo, que has pagado o te has comprometido a pagar y que llevas días esperando.

¿A que le ha pasado a todo el mundo? Mi último caso son unos envíos urgentes pedidos el día 1º de enero, entregados por el proveedor, Amazon, el dos de enero a la empresa MRW, supuestamente especializada en esas urgencias, con una previsión de tres a cinco días de plazo y que, a día 10 de enero aún no me han sido entregados, ni lo serán porque tienen que hacer un trayecto de Madrid a... Madrid, nada menos. Sí me han estado volviendo loco en cambio con llamadas contradictorias y promesas falsas.

Mi anhelo más ferviente es que Amazon vuelva a confiar en Correos entre otras cosas porque, de seguir haciéndolo en la gente de MRW, no volveré a comprar uno solo de sus productos y contaré a todo el mundo, como lo hago ahora, el trato sufrido por unas empresas que presumen de lo que no son ni tienen.

(La imagen es una foto de robin.elaine, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 10 de gener del 2012

La pasarela de los modelos políticos.

Los dos presidentes "modélicos", según Mariano Rajoy, se sientan en el banquillo de los acusados para responder por diversos presuntos delitos de corrupción. En sí mismo esto es ya una lección de un modo de entender la política despilfarrador, caciquil, clientelar y, en definitiva, delictivo. Una forma, no de servir a los ciudadanos sino de estafarlos y esquilmarlos, algo que afecta directamente al Partido Popular (Matas fue ministro con Aznar y Camps, un punto de referencia esencial en el PP) y frente a lo cual éste guarda un silencio denso, sentado sobre su flamante código de buenas prácticas que, obviamente, no ha aplicado ni, según se ve, piensa aplicar. También es una lección de la independencia de la Justicia en España que es lenta, tiene defectos, pero al final funciona con la seguridad y la inmutabilidad de un antiguo batán.

Hay quien dice que el caso de Camps es "de cuantía menor", clasificándolo como los delitos y, en efecto, en concreto se trata de unos cuantos trajes y unos miles de euros. Pero ese argumento tiene dos respuestas: 1ª) aunque fueran cientos de euros y unos calcetines, tratándose de un político, no es un asunto menor; 2ª) no se trata sólo de los trajes sino que, detrás de los trajes hay un increíble gatuperio en que unos sinvergüenzas, en connivencia con cargos del PP de la Comunidad valenciana, se han apropiado presuntamente de cientos de miles, millones de euros a base de prácticas corruptas, para enriquecerse personalmente y/o financiar ilegalmente al PP, mientras se esquilman las arcas públicas.

Para darse cuenta de algo tan elemental basta conectar dos hechos: el sistemático y supuesto saqueo de los caudales públicos en Valencia a través de la trama Gürtel cuyos señuelos eran los trajecitos y la ruina de la Comunidad que ha obligado a su presidente actual a subir el IRPF y la gasolina para salir del paso como sea. Y ese es el comienzo. Cuando los valencianos echen gasolina en el depósito o paguen sus impuestos sabrán que están sufragando la estatua de Fabra (el de Castellón) su aeropuerto fantasma, las inexistentes torres de Calatrava, la visita del Papa y... los trajes de Camps. Un consuelo.

Por cierto, el comportamiento de Camps en el juicio está siendo tan típico, histriónico y estrambótico, en compañía de la claque que lo jalea, gesticulando y haciendo caretas que Palinuro se afirma en su suposición de que este hombre tiene trastornado el juicio. Ayer, por ejemplo, creyó ver agentes de la Stasi, de la policia comunista alemana, en dos funcionarios del cuerpo nacional de polícía. ¿No convendría que lo examinara un psiquiatra?

Al lado del caso Matas, la Gürtel valenciana es un tejemaneje de quinquis. Siempre hay clases. Matas parece ser el acorazado de la corrupción. Los millones de euros de su fianza lo sitúan entre los olímpicos de guante blanco y todo lo que de él depende adquiere la misma tonalidad titánica. Según las noticias, la fianza que el juez puede imponer a Urdangarin, el presunto socio de Matas en Marivent será de otros tres millones de euros porque parece que los dos iban a lo grande. "Del Rey abajo", debía de pensar Matas, "yo mismo". Quizá pueda decirse de él, como del duque de Villamediana, que "picaba bien, pero picaba muy alto".

Pero tampoco el asunto Matas es únicamente él solo. Comparece el ex-presidente a responder por un presunto delito de contratación ilegal de un plumilla, cargado de años y de experiencias quien, al parecer le escribía los discursos con ígnea oratoria ciceroniana y luego se los alababa en sus columnas periodísticas haciendo, en consecuencia, un lucrativo doblete. ¿Creíamos pasados los tiempos en los que los plumíferos mendigaban las mercedes de los señores a los que dedicaban sus ditirambos a cambio de un plato caliente y una yacija? Pues no es así. Claro que ahora parece que el plato cuesta medio millón de euros que salen del bolsillo de los contribuyentes, incluidos aquellos a los que el plumífero insulta. Hasta en la corrupción hay burbujas.

Pura nada.

Uno de los momentos típicos de la propaganda de la derecha es cuando el candidato a la presidencia del gobierno publica un libro en el que da a conocer su ideario, generalmente editado por potentes editoriales conservadoras, como Planeta o Espasa-Calpe. A Fraga no le hacía falta porque los tenía publicados por docenas, ensayos, libros académicos, generalmente con bastante fondo, memorias, etc. A los dos siguientes candidatos hubo que ponerlos a escribir. Aznar llegó a publicar tres obras antes de ser elegido presidente, siempre con esa finalidad propagandista: Libertad y solidaridad, Planeta, 1991; España. La Segunda Transición, Espasa-Calpe, 1994, que no tiene desperdicio, empezando por el título; y La España en que yo creo, Noesis, 1995. Luego de su salida del gobierno, el político del PP ha seguido escribiendo libros todos ya en Planeta, en los que alaba su gestión, Ocho años de Gobierno, 2004; amonesta a la juventud y ataca al gobierno socialista, Cartas a un joven español, 2007; o propone sus fórmulas miríficas para sacar a España de la crisis en la que la han hundido el radicalismo y la incompetencia de los socialistas, España puede salir de le crisis, 2009. Aznar es casi por sí solo un think tank. Quizá no tenga mucho think, pero sí mucho tank.

Al lado del prolífico Aznar, Rajoy parece el hombre de un solo libro, pero no al modo de aquel sabio al que Tomás de Aquino decía temer porque, conociendo un solo libro pero conociéndolo a fondo era temible, sino al modo de quien no es capaz de escribir otro y aun este a muy duras penas. Es evidente que Rajoy no es hombre de escritura. Si se le añade que, en el torbellino de la vida de un candidato a la presidencia del gobierno, apenas queda tiempo de leer la prensa, mucho menos de sentarse con el sosiego necesario para escribir algo con sentido, únicamente puede esperarse un resultado como éste que de libro tiene el hecho de constar de 256 páginas impresas entre dos cubiertas de cartoné (Mariano Rajoy, En confianza. Mi vida y mi proyecto de cambio para España, Barcelona: Planeta, 2011). El autor dijo que destinaría los beneficios de las ventas a alguna causa justa o noble. Pero no sé si esos beneficios habrán sido muy altos, salvo que su partido haya comprado la edición entera para regalársela por Reyes a los militantes... que hayan sido malos.

No obstante, los analistas estamos obligados a leer estos productos porque, aunque sólo tratan de embellecer la posición propia, denigrar la del adversario en un maniqueísmo realmente aburrido, de ocultar, enmarañar y no decir nada en medio de un fárrago que suele hacerse interminable, también tienen su lado provechoso. Es la magia de la escritura, de la que no son muy conscientes quienes a ella se arrojan como espontáneos. Al escribir nos delatamos, por mucho cuidado que se ponga en no asomar demasiado. "Los libros", decía Jean Paul, "son cartas largas a los amigos". Pero si un amigo es un psicoanalista, la carta larga se convierte en una larga sesión de diván en la que el autor acaba revelándose quiera o no.

El libro de Rajoy es un increíble desorden. Mezcla los contenidos de los capítulos, altera el tiempo de los relatos, mete largas morcillas que no vienen al caso, incluye párrafos enteros de discursos que ha pronunciado en algún otro lugar, elucubraciones, disquisiciones y comentarios que no encajan en la narración o la hacen repetitiva y tediosa. Carece de toda estructura salvo un vago hilo cronológico que va de su nacimiento al presente. Trata de dibujar el sentido en el subtítulo hablando de su vida y su proyecto para España. Uno podría creer que asistirá al desarrollo de ese proyecto imbricado en una intensa vida de experiencias. Pero no es así. No hay proyecto sino un conjunto de creencias conservadoras, autoritarias (las palabras "disciplina" y "sacrificio" aparecen mucho), clericales, tradicionalistas, patrióticas, al estilo del pensamiento reaccionario español de siempre. Él mismo dice que su modelo de España es la restauración de Cánovas y Sagasta (p. 49), es decir, la España del caciquismo más duro. Eso no es un proyecto, sino una nostalgia. Y su vida es una biografía anodina, de hijo de burguesía de provincias, ñoño y pacato, educado en parte en los jesuitas y que jamás, ni en sus años de mocedad y juventud tuvo un solo arranque. Relata como una especie de rebeldía un viaje en auto-stop a sus 16 años ¡a Baleares!, al parecer, su única aventura juvenil antes de retornar a la vida "normal" de misa del domingo, aperitivo del mediodía en el bar de toda la vida, almuerzo en familia y partido de fútbol. Así tal parece que el hecho de haber sido algo tan poco romántico como registrador de la propiedad a los 22 años pudiera considerarse una liberación.

Después de la parte dedicada sucintamente a la infancia, adolescencia y primera juventud vienen otras tres que, a duras penas pueden clasificarse como su carrera política en el PP, su etapa en diferentes ministerios de los gobiernos de Aznar y sus ocho años como candidato, todo tan enmarañado, confuso y maniqueo como la primera parte. Relata a trompicones algunas anécdotas, predica las virtudes del sacrificio, interrumpe para lanzar diatribas contra los gobiernos de Zapatero, y predica sus consabidos principios sin orden alguno, sin ningún afán de veracidad, pura propaganda; o sea, nada. Este libro es un largo mitin a los seguidores.

Algunos momentos interesantes generalmente no por lo que dice porque, como buen alumno de los jesuitas, procura no decir nada, sino por lo que deja ver a su pesar. Siendo ministro de Cultura comenta: "Suelo decir con cierta sorna que en realidad, lo que yo aprendí en el ministerio más que de cultura fue de números..." (p. 123). El subrayado es mío porque lo de la sorna tiene su miga pero nada comparado con el hecho de ir a un ministerio de Cultura como ministro a aprender. La burbuja inmobiliaria le preocupa mucho porque, obviamente, cuestiona su permanente elegía al milagro económico de España con el PP entre 1996 y 2004, pero se las ingenia para culpar de ella al Tribunal Constitucional que reconoció competencias sobre el suelo a las Comunidades Autónomas (p. 113) y... al PSOE, que cabalgó sobre ella (pp. 219 y 241). De todo lo desagradable tienen la culpa los demás. Por ejemplo, se vio obligado a recurrir al Tribunal Constitucional el Estatuto de Cataluña porque los socialistas habían suprimido en 1984 el recurso previo de inconstitucionalidad (p. 61), tema machacón en los escritos de la derecha más agresiva en los años 80. Lo agradable y acertado es obra suya incluso cuando fue al revés. Probablemente el párrafo más sinuoso y desvergonzado de la obra sea el que dice: "En el plano nacional nos propusimos iniciar una política de acuerdos con el partido socialista, cuyos resultados fueron el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, que se firmó a finales de ese año -recuerdo que fue el día de la Inmaculada concepción..." (p. 169). Jesuitismo mariano, porque ese pacto lo propuso Rodríguez Zapatero y él, Rajoy, dijo entonces que era un "conejo que Zapatero se sacaba de la chistera".

El resto del libro tiene este grado de verosimilitud. Cuando la presidencia española de la UE sostiene Rajoy que intentó cooperar con el gobierno socialista (p. 185), lo cual contrasta con la habitual percepción de los españoles, que siempre han visto al PP en la oposición torpedeando todas las acciones del gobierno socialista interiores o exteriores. Al final de la segunda legislatura de Aznar reconoce tres crisis : el islote Perejil, el Prestige y la guerra del Iraq; cada una de ellas despachada en dos caras, sin crítica alguna; al contrario, sostiene la versión de Aznar de la justicia de aquella guerra ilegal, aunque, muy Rajoy, no lo dice claramente. Por supuesto, en el atentado del 11-M, los socialistas lanzaron las hordas contra las sedes del PP y el malvado Rubalcaba hizo unas declaraciones explosivas en la jornada de reflexión (p. 214). De su entrevista en El Mundo en esa jornada de reflexión en la que decía que tenía "la convicción moral" de que había sido ETA, ni una palabra. Y en esa convicción debe de seguir porque su versión del juicio del 11-M es la variante moderada de la llamada conspiranoia: los autores intelectuales se han ido de rositas.

La oposición del PP, dirigido por él a los gobiernos de Zapatero ha sido bronca, intolerante, insultante y agresiva, como puede verse en las hemerotecas. Pero según el autor esa "confrontación" se debió a que Rodríguez Zapatero había roto todos los consensos de la transición: el de las comunidades autónomas, el del terrorismo, el de la cuestión religiosa, etc. En una ocasión se le escapa un "solemne" que recuerda mucho uno de sus insultos preferidos al presidente socialista, al que llamaba bobo solemne.

Un dato simpático de la confesión de Rajoy que un psicoanalista llamaría el de las pulsiones reprimidas: ni una mención al caso Yak 44, ni una mención, ni de pasada, a la corrupción o a la Gürtel. Son silencios extraordinariamente reveladores. Aunque ninguno tanto sobre la estructura mental del personaje como el de que en las 256 páginas en las que se habla de progreso, modernidad, globalización, cambio, futuro, etc, no aparece ni una vez la palabra internet. Sólo hay una referencia al ciberdelito. Ese es el proyecto.

¿Alguna duda? El hombre que, al mes de su toma de posesión aún no ha expuesto programa alguno ni concretado ningún detalle y que ha aplazado su primera comparecencia en el Parlamento a primeros de febrero, deja escrito: "Considero necesario presentar un plan completo, coherente, entendible por todos, y que se pueda desarrollar durante cuatro años. Y que esto debe hacerlo un gobierno que desde el mismo instante de la sesión de investidura deje claros sus objetivos esenciales". (p. 242) Pura nada solemne.