Once-cuatro. Así está el marcador de barones en la partida entre Rubalcaba y Chacón. Si estos barones ejercen un liderazgo efectivo sobre sus huestes, el destino de la catalana está sellado. Pero no tiene por qué ser así. El voto es secreto y los barones pueden llevarse una sorpresa. Al anunciar públicamente sus preferencias actúan como grupos de presión o, todavía peor, como los "cuerpos intermedios" de los monarcómacos en las guerras de religión en Francia, órganos e individuos situados entre el rey y el pueblo, que se oponían al primero y adoctrinaban al segundo al que sometían a una especie de tutela por no considerarlo maduro. En las democracias, sin embargo, el pueblo es maduro por definicion, al igual que en las empresas el cliente siempre tiene razón. Aunque no la tenga. El pueblo siempre es maduro, aunque no lo sea. Razón y madurez son términos relativos.
Los pronunciamientos de los barones, además, son poco inteligentes, sobre todo los de la mayoría. Aparte de la evidencia de que en ésta se da una motivación de proximidad generacional con el candidato, hay otra razón de más peso. Los dos candidatos elaboran su discurso sobre un eje común: renovación. Los barones son una especie de "vieja guardia", ente poético-político que suele identificarse con principios inmutables, esencias puras, inmovilismo. También se lo conoce como "el aparato", un término en el que nadie quiere verse encuadrado. Por tanto, once barones obstaculizan más los propósitos renovadores que cuatro. Es decir, su apoyo resta crédito al discurso del candidato.
En todo caso, el contador de delegados, que actúan en el congreso como compromisarios también es de momento favorable a Rubalcaba. Éste insistió en que él no tenía nada en contra del debate, propuesto por Chacón y que el aparato ha vetado, con bastante sentido común, por cierto. ¿Qué otra cosa están haciendo ambos candidatos sino debatir desde el primer día? Da la impresión de que, cuando se pide debate, lo que se quiere es espectáculo porque debate ya hay.
Otra cosa es que tenga la categoría que debiera tener. Los dos aspirantes sostienen que les interesa el debate de ideas. Rubalcaba se propone preguntar a quienes se acercan a su partido si tiene ideas y Chacón promete que en unos días hará propuestas concretas en el campo de las ideas. Pero éstas siguen si aparecer, son tan difíciles de encontrar como el unicornio, bicho que solo se sometía en manos de una doncella.
Sin embargo hay muchos aspectos en los que surgen ideas casi por sí solas. Por ejemplo, se debe tratar el asunto de la corrupción dándole la importancia que tiene. La corrupción lleva la semilla de la destrucción del sistema. Ese asunto de los EREs irregulares de la Junta de Andalucía es durísimo para el PSOE. Por eso, ¿por qué no obligar por ley a que todas las administraciones cuelguen en la red en abierto todas sus transacciones económicas? Todas, subvenciones, licitaciones, gasto corriente, todas. Habría mucha menos corrupción.
En cuanto a la profundización de la democracia podría pensarse en la conveniencia de establecer un mecanismo de revocación de todos los cargos públicos. De ese modo, sabiendo estos cargos que su continuidad depende de la voluntad renovada de los electores, ya nadie repetiría esa queja tan habitual de que los políticos sólo se ocupan de la gente cada cuatro años y también habría mucha menos corrupción.
Otra idea consiste en revisar la política de privatizaciones. No es cierto que la gestión privada funcione mejor, como sostiene Esperanza Aguirre, que se maneja en un terreno de un neoliberalismo tosco. ¿No debe el PSOE reconducir las privatizaciones y defender sin ambages la superioridad de lo público? La salud, la educación, la vivienda no son anhelos de la gente sin mayor concreción y dependiendo de la caridad ajena sino que son derechos. Y el único de protege los derechos es el Estado. Por eso los neoliberales lo odian tanto y quieren suprimirlo para que en la sociedad no rija el derecho de todos sino el del más fuerte.
(La primera imagen es una foto de Rastrojo, bajo licencia de Creative Commons). La segunda, una foto del US Department of Defense, en el dominio público.