dissabte, 10 de gener del 2009

D3M

Una de las características principales de la llamada izquierda abertzale, si no la principal, es su contumacia en el error. Parece que hoy se presenta en Bilbao una plataforma llamada Demokrazia 3.000.000 (D3M) que pretende aglutinar a la dicha izquierda en las elecciones autonómicas del 1º de marzo próximo. Se trata de recoger el voto que no pueden llevarse Batasuna, PCTV, ANV, todas ellas sucesivamente ilegalizadas por los tribunales en aplicación de la Ley de Partidos. Para esta vez la Fiscalía está preparada y, según parece, se escudriñarán las listas de D3M cuando se presenten y lo más probable es que la nueva formación corra la suerte de las otras, sea ilegalizada y la izquierda independentista quede fuera del Parlamento vasco.

Es una táctica difícil de entender desde el punto de vista de la humilde racionalidad de costes beneficios. Sin duda debe de tener una fuerte faceta simbólica que colme las aspiraciones de quienes promueven estas candidaturas: mostrar que el "Estado español" ilegaliza las formaciones independentistas. Sin embargo este punto de vista es manifiestamente falso. Basta con ver que en el Parlamento catalán está representada ERC que no es menos independentista que la sopa de letras vasca. El Estado español no ilegaliza formaciones independentistas sino organizaciones violentas o que hacen apología de la violencia, que no es lo mismo. Y lo hace en virtud de una ley que será mejor o peor (a mí me gustaría verla derogada) pero, mientras esté en vigor, es la ley y hay que respetarla.

La contumacia de la izquierda abertzale tiene una explicación en tres órdenes distintos.

El primero, por si cuela, consiste en ir adelante en fraude de ley (esto es, no cumpliendo sus requisitos), suponiendo que las autoridades no reaccionarán cosa que, ya se ha visto, es imposible.

El segundo, somos víctimas, consiste en explotar esa situación de reprimidos en la vana esperanza de que alguien crea que la ilegalización es a causa de las ideas y no de los incumplimientos de la ley.

El tercero, a las órdenes jefe, es que la izquierda abertzale va a remolque de las decisiones de ETA porque ha permitido que se dé esa fatal inversión de que el brazo armado del movimiento prevalezca sobre el político, lo que es un disparate.

Si la izquierda independentista vasca quiere estar en el Parlamento autonómico lo tiene muy fácil: basta con que cumpla la ley, cuya derogación puede pedir luego con toda legitimidad. Empeñarse en no hacerlo así, en querer burlar la norma es ignorar algo elemental: que en democracia sólo se es eficaz desde las instituciones. La política callejera es testimonial y simbólica pero, existiendo la vía institucional, no conduce a nada.

Por eso es tan admirable la contumacia en el error de esta gente.

(La imagen es una foto de larbelaitz, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 9 de gener del 2009

Poeta en Gaza.

Nana de Gaza.
Por Carlos Piera.

Qué guapa en la cuna, mi niña adorada,
para que la muerte cuando venga a verte
te encuentre acostada.

Cierra los ojitos, vida de mi vida,
para que la muerte cuando venga a verte
te encuentre dormida.

Duérmete, mi rosa,
para que la muerte cuando venga a verte
sea cariñosa.

Duérmete, ojos bellos,
si hay gatitos muertos por entre las ruinas
jugarás con ellos.

Duérmete, rubí,
y a ver si la muerte cuando venga a verte
se me lleva a mí.

(La imagen es una acuarela de Charles Vernant, Mère et enfant).

Gracias, Carlos.

De Santa Bárbara cuando truena.

Ya tenemos aquí la temible secuela de toda crisis de subconsumo: el desempleo en masa. Más de tres millones de parados en España y subiendo. Más de diez en los Estados Unidos (un 6,7 % de la población activa) y subiendo. Las últimas previsiones anuncian veinte millones en Europa al finalizar 2009 y me parece un cálculo por lo bajo.

El paro es el problema económico más importante precisamente porque no es sólo económico sino político, social y psicológico; especialmente psicológico y, si no lo creen, salgan a la calle y pregúntenle a un hombre de cincuenta y cinco años que se ha quedado sin curro cómo ve la vida.

La estúpida balumba neoliberal de los últimos veinticinco años con las doctrinas desreguladoras, liberalizadoras y otros camelos repetidos hasta la náusea en los medios, las fundaciones, los sedicentes think tanks, las cátedras universitarias por gentes que se llamaban a sí mismas "ortodoxas", como si los demás fuéramos monofisitas, acabó consiguiendo que perdiéramos de vista el hecho elemental y básico de que la economía se hizo para el hombre-mujer y no al revés.

Cualquiera que escuche hoy a los principales mandatarios occidentales, los señores Obama, Brown, Sarkozy, Rodríguez Zapatero etc cómo hablan todos de bajar los tipos de interés, nacionalizar bancos, intervenir entidades financieras, rescatar empresas con dinero público, regular el crédito, multiplicar el gasto, bombear recursos al mercado de trabajo, recurrir al déficit, etc pensará que se han hecho todos de repente furibundos keynesianos. Bueno, si lo han hecho han hecho bien. Parece haberse olvidado que la famosa Teoría General keynesiana era una Teoría General del empleo, el interés y el dinero porque el economista de Bloomsbury sabía muy bien que sólo una economía en pleno empleo o cercana a él está a salvo de las crisis. De ahí que su teoría general lo sea del empleo ante todo, algo que para la escuela clásica no es un problema económico ya que, en términos ideales, su eliminación se producirá cuando se llegue al punto de equilibrio entre oferta y demanda; por ejemplo, con la gente trabajando a cambio del almuerzo y gracias.

¿Y cómo se va hacia el pleno empleo? Actuando sobre la demanda, que es lo que hacen todos los dirigentes políticos occidentales que saben en dónde están, utilizando la intervención del Estado y la inversión pública para generar puestos de trabajo. El señor Obama anda ya echando las bases de lo que en Gringolandia empieza a llamarse el New New Deal, que es lo que tendrán que hacer los dirigentes europeos sin quieren salir de la recesión y evitar la depresión. El viejo y denostado keynesianismo está de vuelta para sacar de nuevo las castañas del fuego a una economía en crisis.

Por cierto, no es superfluo recordar que esta idea de recurrir a los fondos públicos para dar trabajo a la gente tampoco era tan nueva en tiempos de Keynes. Ya se le había ocurrido a Louis Blanc durante la Revolución de 1848 con los "talleres nacionales", en los que se emplearía a los trabajadores a cargo del Estado hasta que estuviesen en situación de establecerse por su cuenta. El dinero para la operación pensaba sacarlo Blanc de la explotación de los ferrocarriles. El asunto terminó como el rosario de la aurora. Era demasiado pronto para algo tan maduro que sólo cuajó con brillantez y eficacia cien años después, en el Estado del bienestar, salido del desastre de la crisis de 1929.

Y menos mal que tenemos Estado del bienestar. Si los genios neoliberales, los reaganistas, thatcheristas y sus similares y asimilados se hubieran salido con la suya por entero de desmantelarlo acusándolo de ruinoso, incompetente, burocrático y contraprodecente para el crecimiento económico, ahora tendríamos un problema real, como el que hubo en 1929: decenas de millones de parados sin subsidios de desempleo ni redes de seguridad social. Gente abocada a reventar en la calle, recurrir a la beneficencia... o apuntarse a un partido revolucionario fascista o comunista para armarla, desde luego.

La crisis puede poner a prueba la capacidad de respuesta de los sistemas políticos democráticos pero, en todo caso, estos sistemas encajan hoy mejor las situaciones difíciles gracias al Estado de bienestar que sin duda seguirá porque se articula sobre los derechos de las personas, que es un argumento de validez universal.

Los neoliberales, que son como los bajos de los cuadros de Rubens, poblados de monstruos, salvajes y espantosas quimeras, siempre vencidos pero siempre ahí, amenazando con auténticos disparates, objetan al neokeynesianismo que el alegre recurso al déficit es algo que tendrán que pagar las generaciones futuras.

Eso es evidente y vale para todos los seres humanos en todos los tiempos. Las generaciones futuras siempre tienen que pechar con lo que les dejan las anteriores, unas veces mejor y otras peor. Lo que es absurdo es impedir que se arranque en el presente por temor al futuro que es, curiosamente, la actividad primera y más representativa del capitalismo. Quien no proceda así, con riesgo, no tendrá futuro con lo que las generaciones futuras tampoco tendrán presente. Cosas nada fáciles pero ¿quién dijo que la política fuera fácil? No lo será aquella que, como dice Foucault, es la "continuación de la guerra por otros medios".

(La imagen es un retrato de John Maynard Keynes en un número atrasado de la revista Time, de 1963.

Belcebús.

Teófobos y teófilos van a sacar su debate a la calle como si publicitaran desodorante. No me parece mal; al contrario: estoy encantado de vivir en una sociedad que solventa sus querellas teológicas pacíficamente, a la luz pública, in itinere y pagando anuncios. Pero ese dinero, ¿no estaría mejor empleado enviándolo a Gaza para paliar los indecibles sufrimientos de la población civil, masacrada por los del dios de los ejércitos?

En fin, cuando los autobuses circulen me pregunto si los creyentes subirán a los agnósticos o lo considerarán pecado y los boicotearán.

En cuanto a los no creyentes que piensan que Dios probablemente no existe es porque obviamente admiten que probablemente exista, aunque sea con menor probabilidad y, si es así, ¿no harían mejor apuntándose a la apuesta pascaliana?

dijous, 8 de gener del 2009

Las imágenes del genocidio.

Mientras la diplomacia se mueve entre terciopelo y raso, la ONU muestra su inoperancia, los dirigentes occidentales callan valerosamente, excepto el señor Chávez que ha expulsado a media embajada israelí en Caracas y el señor Rodríguez Zapatero que, sin llegar a tanto, ha criticado a Israel y hoy recibe al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, los israelíes siguen bombardeando Gaza a mansalva en la operación más salvaje, despiadada y genocida que se haya visto hasta la fecha.

El caso es que, cuando se habla de genocidio, masacre, matanza indiscriminada, bombardeo de civiles, se mueve uno en el terreno abstracto de las palabras. Pero esas palabras denotan hechos, realidades, cadáveres de niños, personas mutiladas, caos, destrucción... Quien quiera ver las imágenes del furor genocida de Israel sobre Gaza que pinche sobre la imagen o vaya a Islamboutique. Pero ojo porque son muy fuertes.

Gracias, Josetxu.


A la vista de las imágenes puede calibrarse el valor del artículo del filósofo francés André Glucksman que publicaba el martes El País llamado ¿Qué significa desproporcionada? una pregunta perfectamente retórica porque el autor sabe de antemano la respuesta: no lo que haga Israel.

Por cierto, el relator de la ONU para la situación en los territorios palestinos ocupados, el señor Richard Falk, acusa a Israel de crímenes contra la humanidad en Gaza. Hombre probo este Falk. Es lo que menos que cabe hacer. La ONU no se moverá pero los crímenes contra la humanidad, el genocidio, están ampliamente documentados en las imágenes de más arriba.

Mr. Cizaña vaticina.

La fórmula de Mr. Cizaña para concitar unánime atención de los medios parece infalible: primero se insulta un poco a alguien y luego se dice una barbaridad contraria al sentido común y todos los datos empíricos porque, ¿para qué hacen estos falta cuando se tienen principios?

Lo del exotismo histórico cubre con creces el capítulo del insulto.

¿Y el previsible desastre económico? ¿No es para fliparlo en colores? ¿A qué llamará "desastre económico" quien califica de "gran estadista" a uno que deja un déficit de un billón doscientos mil millones de dólares (1.200.000.000 $), el 8,6 por ciento del Producto Interior Bruto, el más alto desde la Segunda Guerra Mundial? De la crisis financiera, la recesión, las quiebras en cadena de bancos, el aumento vertiginoso del paro no hace falta hablar. ¿Más desastre que eso? No sé yo...

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

Literatura Zek

Vasili Grossman está conociendo un año de retorno en España. En 2007 se editaba su obra magna, Vida y destino (reseñada por Palinuro en la entrada Guerra y literatura) y ahora se publica su novela póstuma (Todo fluye, Círculo de lectores, Barcelona, 2008, 288 págs.) que en lo esencial es una especie de coda de la obra sobre la guerra y el sitio de Stalingrado. Tiene, con todo, elementos que la diferencian de la anterior. Es más condensada ya que, así como el fresco tolstoiano de Vida y destino retrata decenas de personajes en muy variadas situaciones y tiempos, esta otra se reduce a media docena de personajes con uno principal y una sola peripecia. Es la historia de Iván Grigórievich, un científico que ha pasado veintinueve años en campos de trabajos forzados de Stalin y, liberado a la muerte de éste, regresa a Moscú, en donde comprueba que las cosas siguen igual que cuando lo detuvieron. Otros han compartido su destino, muchos han desaparecido para siempre, quienes lo delataron han hecho carrera y el resto es una enorme masa acobardada e indiferente que lucha por sobrevivir en condiciones muy adversas.

Aunque Vida y destino contenía algunas interrupciones de carácter ensayístico, en esta otra hay mucha mayor mezcla de ensayo y novela. La novela tiene el mérito de relatar las abominables condiciones de los campos de trabajos forzados. Se reiteran algunos temas de Vida y destino, como la distinta clasificación política de los presos y se añaden algunos otros especialmente angustiosos, como el capítulo dedicado a las condiciones en los campos de mujeres.

En lo que se refiere a los campos los libros de Grossman no alcanzan el grado de exhaustividad del Archipiélago Gulag de Solchenitsin, no están tan abrumadoramente documentados pero, en lo esencial, coinciden con él, con lo cual cabe decir que se refuerzan mutuamente. Los dos autores conocen muy bien el mundo de los Zek (abreviatura de Zakliuchonni, penitenciario), si bien Soltschenitsin lo experimentó en propia carne. La historia es el retrato de un mundo podrido, corrupto, inhumano, de arbitrariedad, esclavitud y abyección: lo que fue el estalinismo y los tiempos posteriores a Stalin. En definitiva, el comunismo soviético.

Ese es el tema de la parte ensayística: Stalin fue el continuador de la obra de Lenin o, si se quiere, en Lenin estaba ya Stalin. De esta forma, la obra niega la interpretación a que recurrieron los comunistas poststalinistas que tuvieron que recomponer su ideología después del demoledor informe secreto de Kruschef al XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética sobre los crímenes de Stalin y con el que dio comienzo lo que se llamó la "desestalinización de los partidos comunistas". Dicho recurso consistía en sostener que Stalin había traicionado el espíritu y la obra de Lenin, que en éste alentaba la llama prístina de la revolución bolchevique, la idea soviética, pero que el perverso georgiano se las ingenió para: primero, eliminar a la vieja guardia; segundo: imponer su régimen tiránico y de terror; y tercero: traicionar el leninismo, substituido por su dictadura personal sobre una estructura burocrática. Toda esta interpretación se viene abajo con la obra de Grossman. Decirlo ahora que ya sabemos mucho más sobre Lenin tiene escasa novedad; decirlo en 1958, cuando el libro empezó a escribirse era revolucionario.

La obra contiene asimismo un largo capítulo dedicado a narrar con la fuerza de una crónica periodística y literaria la gran hambruna de 1932, a consecuencia de la colectivización de la tierra en 1928 y la política de "deskulakización". Vale la pena citarlo en extenso: "La dirección regional trazaba el plan con el número de kulaks que debían eliminar en cada distrito, los distritos dividían esa cifra entre los diversos sóviets rurales, y los sóviets rurales confeccionaban las listas. Y conforme a esas listas los arrestaban. Pero ¿quién las preparaba? Una troika. Tres personas de dudosa reputación decidían quién debía vivir y quién morir. Muchas cosas entraban en juego, naturalmente: sobornos, historias de mujeres, viejas rencillas. Los pobres siempre acababan siendo acusados de kulaks mientras que los ricos compraban su libertad" (pp. 165/166). La descripción de la hambruna es estremecedora y recuerda algo el mundo de Las almas muertas, de Gogol. Hay incluso alguna referencia al autor de Tarass Bulba.

En definitiva, Todo fluye es una especie de Vida y destino en dosis concentrada.

dimecres, 7 de gener del 2009

Los asesinos de niños y sus cómplices.

Nada, nada, absolutamente nada, justifica el asesinato de niños. En la guerra o en la paz. En este mundo o en el otro. En estado de locura o en estado de cordura. Ayer, hoy o mañana. En la vida y en la muerte. Nada, absolutamente nada, ninguna razón o sinrazón, ninguna causa, verdadera, falsa, inventada o soñada. Nada, nunca, jamás. Nunca se podrá perdonar a quien asesina niños. Aunque se hunda el mundo, se abra la tierra, nos traguen los mares, estalle el sol o se pudra Jehová.

A esos individuos incalificables que ayer justificaban el asesinato de niños en Gaza en las radios y periódicos de la derecha sólo se me ocurre desearles algo: que nunca les maten a sus hijos y que por lo tanto sigan ganándose la vida tranquilos sin que, al parecer, los torture la conciencia.

Decían que desde la escuela en que los israelíes han asesinado a los últimos niños se disparaba contra las tropas invasoras. Decían que los milicianos de Hamás usaban a los niños como "escudos humanos". Mentira. La escuela estaba bajo protección de la ONU que había facilitado las coordenadas al ejército israelí para proteger a los refugiados que había en ella, no para que los masacraran.

Pero aunque fuese verdad ¿qué? Si te disparan desde un lugar en que hay niños, si los niños corren peligro, tendrás que ingeniártelas, hacer algo, buscarte la vida, cambiar tus planes. Cualquier cosa menos asesinar niños. Eso lo entienden todos los seres vivos excepto, al parecer, algunos supuestamente racionales.

(La imagen es una foto de khawaja, bajo licencia de Creative Commons).

Echando una manita.

Aparte del deseo de poner la zancadilla al señor Rajoy para que se partiera los morros, por decirlo de un modo familiar ¿alguien entendió alguna vez cuál era la discrepancia concreta de los señores Mayor Oreja y San Gil frente a la dirección del partido? ¿En qué diferían? ¿Qué aspectos específicos de táctica y/o estrategia los enfrentaban? Nunca se supo. Se mencionaron difusamente unos "principios" y "valores" (recurso muy socorrido de quienes carecen de ellos o no saben en qué consisten) y se insinuó, contra toda evidencia, que el señor Rajoy pretendía contemporizar con el nacionalismo vasco. Es decir, nadie aclaró nunca las razones del enfrentamiento entre el dúo dinámico Mayor Oreja/San Gil y el señor Rajoy probablemente porque no las había, fuera del deseo del sector más raccionario del PPde seguir monopolizando el partido. Lo cual explica este resultado tan curioso del rifirrafe a cuenta de los principios: el señor Mayor Oreja confirmado en su importante puesto de mando europeo y la señora San Gil voluntariamente apartada de la política y libre para valorar la lealtad de su mentor.

Todos hemos interpretado el nombramiento del señor Mayor Oreja como una claudicación del señor Rajoy frente al conglomerado neocón de la FAES y la división azul. Ahora, el rescate de la señora San Gil de las tinieblas exteriores para colaborar con ese centro de luminarias de la derecha sans souci parece abonar la tesis de que lo más retrógrado del PP quiere seguir acosando al señor Rajoy a quien, y nunca mejor dicho, le crecen los enanos.

Está claro que el fichaje no tiene justificación alguna (la señora San Gil no es experta en nada, que se sepa, ni atesora conocimientos o méritos intelectuales que la hagan codiciable para una fundación de ideas) salvo la de seguir acosando al señor Rajoy. Segunda edición, pues, del plante del dúo dinámico en los pasados meses de abril y mayo.

A propósito, esto demuestra también qué ingenuos somos los analistas políticos españoles. Porque ¿quién nos ha dicho que el objetivo del señor Mayor Oreja al frente de la lista del PP en las próximas elecciones europeas sea ganarlas y no perderlas?

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 6 de gener del 2009

¿Es Israel una democracia?

Sí, sin duda. Hay elecciones periódicas y libres, con multiplicidad de partidos, y gobierna siempre una representación de la mayoría. Las decisiones de gobierno están pues respaldadas por la mayoría. ¿Se sigue de aquí que, por ser una democracia, Israel puede llevar la política exterior que le plazca, por ejemplo, una de agresión? Está claro que no. La democracia legitima la acción interior de Gobierno, pero no la exterior, ya que ésta afecta a terceras personas que no han elegido representantes en los órganos de decisión de Israel. Esa acción exterior habrá de legitimarse a través de las normas y usos del derecho internacional que rige entre naciones civilizadas.

No es difícil entender que en un Estado democrático pueda darse una mayoría a favor de una política exterior agresiva, de ocupación, de confiscación, incluso de exterminio. Basta con que la mayoría crea que esa política le es beneficiosa y no considere que haya razones morales para rechazarla. En el fondo es una versión del conocido problema de la tiranía de la mayoría que suele considerarse en sus aspectos internos pero no en los externos. En estos sólo cabe contrarrestar la tiranía de la mayoría mediante decisiones vinculantes de organismos internacionales que el Estado agresor se vea obligado a respetar. No es el caso de Israel que hasta la fecha ha ignorado todas las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas que lo incomodaban y, gracias al apoyo incondicional de los Estados Unidos, ha bloqueado cualesquiera decisiones del Consejo de Seguridad que restringieran su política exterior.

A veces se escucha decir que , siendo Israel una democracia y muchos de los países musulmanes que se le oponen no, debemos apoyar al primero en contra de los segundos. Pero esto no es cierto necesariamente en política exterior. Estar a favor de la democracia no implica estar a favor de cualquier política exterior de la democracia. La política exterior ha de ser respetuosa con las normas y usos del derecho internacional civilizado y, desde luego, con los derechos humanos con independencia del tipo de régimen político que tengan los otros países. Podría argumentarse en favor de un derecho de injerencia en esos otros países en defensa precisamente de los derechos humanos de sus respectivas poblaciones, pero esa no puede ser nunca una decisión unilateral de un país sino una adoptada en un contexto multilateral y con acuerdo de algún organismo internacional legitimado para ello.

Hay quien dice que la política exterior israelí es de legítima defensa lo que justificaría que no se atuviera estrictamente a los criterios más arriba señalados aunque fuera deseable que lo hiciera. Pero eso tampoco es cierto ya que la política exterior de Israel ahora es inseparable de las consecuencias de una situación de guerra que ha prevalecido en los últimos cuarenta años en que, siendo Israel la potencia vencedora y ocupante, no puede esgrimir el argumento de legítima defensa que opera en cambio en el caso de sus víctimas.

Igualmente se dice que Israel tiene derecho a vivir en seguridad dentro de sus fronteras, pero eso tampoco es cierto sin más. En primer lugar Israel no está actualmente "dentro de sus fronteras" sino fuera de ellas y ocupando territorios. También puede decirse, por supuesto, que la ocupación de territorios está legitimada por el derecho de conquista en cuyo caso todo el debate sobra ya que se está en presencia del derecho del más fuerte en la guerra, lo cual es inaceptable. En segundo lugar, la actividad permanente de ocupación y asentamiento territoriales, de hostigamiento, de estrangulamiento y restricción arbitraria de las actividades económicas son actos de guerra que niegan la validez de aquel derecho a la seguridad. No se puede exigir derecho a la seguridad a quien se le niega esa misma seguridad.

También puede argumentarse que la política de Israel en los territorios ocupados y resto de Palestina no es estrictamente hablando "política exterior" ya que no afecta a otro Estado como sujeto de derecho internacional. Pero este argumento es aun peor porque si no es política exterior es política interior y, en tal caso, el comportamiento de Israel se ajusta todavía más al modelo de comportamiento delictivo tipificado por la Convención de las Naciones Unidas para la prevención y la sanción del delito de genocidio de 1946 como genocidio.

En resumen, Israel es una democracia cuya política exterior en relación con los palestinos es inaceptable por ser genocida.

(La imagen es una foto de seccad, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 5 de gener del 2009

El genocidio en Palestina. ¿Qué se puede hacer?

Desde luego manifestarse y seguir manifestándose hasta que nuestras autoridades encuentren el coraje perdido en algún oscuro lugar de su miedo cerval a desagradar a los Estados Unidos y a los grupos de presión sionistas y hagan alguna declaración medianamente digna. Porque parece mentira que no se les caiga la cara de vergüenza por las abyectas majaderías que protagonizan. ¿Qué pintaba ayer la señora vicepresidenta del Gobierno español en la India hablando muy seria de la "alianza de civilizaciones" mientras los sionistas israelíes masacran palestinos? ¿Es que está en Babia esta respetable señora o es que Palestina y los palestinos le importan tan poco que no los tiene en cuenta? ¿Piensa el señor Rodríguez Zapatero seguir hablando de la consabida "alianza" sin haber dicho aún esta boca es mía respecto al genocidio de Gaza?

Lo mismo sucede con esa ridícula delegación de la Unión Europea en El Cairo compuesta por la comisaria (in)competente y los ministros de Asuntos Exteriores de Francia, Suecia y la República Checa (esos que dicen que el ataque israelí en Gaza es "defensivo", que ya hace falta carecer de escrúpulos) a la que, al parecer se sumará hoy el aerodinámico señor Sarkozy que cada vez se parece más a supermicky mouse y viene a obtener parejos resultados. Según dicen van a mediar pero no tienen previsto entrevistarse con nadie de Hamás. Van a hacerlo con los criminales israelíes y sus serviles criados de Al Fatah, pero no con los bombardeados, los que mueren, los que se desangran en los hospitales sin medios porque esos, ya se sabe, pertenecen a una "organización terrorista". Cada vez me quedo más asombrado de cómo hemos podido llegar a este grado de encanallamiento moral que ni las más flagrantes injusticias nos conmueven.

De los Estados Unidos ya ni hablo. Esos son responsables directos del genocidio porque alientan, arman y empujan a los israelíes y, encima, culpan a los palestinos de la desgracia que se abate sobre ellos. Es lo que hace el presunto criminal de guerra, señor Bush, en una muestra perfecta no sólo de estupidez sino de inmoralidad.

Aparte de manifestarnos, cada cual puede intentar hacer algo en su respectivo campo. En la Universidad, por ejemplo, podemos iniciar una campaña para pedir el boicot de Israel en tanto siga practicando el genocidio de palestinos y la política del Apartheid. Ayer recibí un texto de una Asociación de Profesores Universitarios de Gaza pidiéndonos que decretemos ese boicot, cosa que me parece bien. He subido el documento a Google docs. Quien quiera verlo, que pinche aquí.

(La imagen es una foto de Público, bajo licencia de Creative Commons).


Actualización a las 14:00 del lunes, 5 de enero de 2009.

Diez días después del comienzo de la masacre fríamente planificada y sistemáticamente realizada por Israel en Gaza, el señor Rodríguez Zapatero ha comparecido para decir que Desde la amistad con el gobierno de Israel, tengo que decir a sus responsables que éste no será el camino que lleve a la paz y a la seguridad de su pueblo, un lenguaje de trapo y bastante hipócrita que contrasta con las duras condenas sin paliativos que profiere cuando se trata de hablar de otros terrorismos y otros genocidios. Pero, en fin, menos da una piedra. Los otros dirigentes occidentales siguen callados, por ejemplo, el señor Obama, o si hablan es para jalear a Israel y acusar a los palestinos, como hace esa desgracia del género humano que se llama George W. Bush.

Creo útil señalar que, a estas alturas, los buenos propósitos formulados por el señor Rodríguez Zapatero de "lograr la paz mediante la existencia de dos estados con fronteras 'justas' y el respeto a Naciones Unidas" están ya lamentablemente desfasadosy demuestran que los asesores del presidente viven en la luna o son sionistas más o menos encubiertos. Después de la sistemática rapiña de territorios realizada por Israel, consagrada por los asentamientos judíos y protegida por ese infame muro, la reivindicación justa ya no es la de dos Estados independientes en Palestina sino la de un solo Estado en el que convivan israelíes y palestinos en democracia, libertad y mutuo respeto.

La autonomía del líder.

Acosado por los sectores más carcundas de su partido, hostigado desde la frontera radiofónica episcopal, baqueteado por lo más retrógrado del columnismo patrio, el señor Rajoy ha dado un puñetazo sobre la mesa y, mostrando su gran independencia de espíritu, ha confirmado al candidato de la reacción, señor Mayor Oreja, como cabeza de lista del PP para las próximas elecciones europeas. De paso ha dejado de nuevo en desairada situación a su fiel escudero, eterno aspirante a más altos designios, el señor Ruiz Gallardón, vara mayor del Reino.

Triste sino el de este dirigente dirigido, lider perpetuamente liderado, que comprobará una vez más en propias carnes el magro negocio que hacen siempre los pusilánimes. Porque si el PP sale airoso de tales elecciones, el mérito será del inefable candidato, y si aquel sucumbe ante el PSOE y queda segundo en la convocatoria, la responsabilidad y culpa exclusivas serán suyas y sólo suyas. Y que se prepare entonces, cuando las aguerridas huestes de ultraliberales de FET y de las JONS tratarán de echarlo por inútil.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

Genealogía de los intelectuales.

Este libro de González Seara (La aventura del intelectual antiguo, CIS, Madrid, 2008, 383 págs.) es una original aportación al estudio de esa figura del intelectual que tanto interesa, en especial a los intelectuales. Habitualmente los estudios sobre este tipo humano arrancan del célebre J'accuse! de Zola y se mueven luego por los terrenos de las vanguardias y las relaciones entre los intelectuales y el compromiso político, los intelectuales como legitimadores del poder o críticos de éste, los intelectuales como conciencia moral de la colectividad, etc. O bien consumen páginas y páginas tratando de formular una definición y alguna clsificación de este fenómeno esencialmente proteico e inclasificable. Como si esta función fuera algo exclusivo de los siglos XIX y XX. González Seara rompe con esa costumbre y, en un estudio minucioso y muy bien documentado, un magnífico ejemplo de eso que se llama la "historia de la cultura", ha ido a buscar los orígenes de la figura del intelectual a la noche de los tiempos, pues lo situa en el paleolítico a través de sus testimonios en las pinturas rupestres de Altamira o Lascaux.

Los hombres de las cuevas son cazadores que se convierten en hombres y no hombres que se ponen a cazar. El lenguaje y la caza presiden el proceso de hominización y, echando mano de los trabajos de Herbert Read que sostiene que el arte es un elemento esencial en el desarrollo de la conciencia humana (p. 36), deduce que esas pinturas rupestres son una buena prueba del ingenio humano, la tercera forma del ingenio en la clasificación de Huarte de San Juan, esto es, el "ingenio superior acompañado de demencia" (pp. 30/31). Las cuevas prueban ya la existencia de los primeros profesionales, magos artistas que, junto al mago médico, quizá sean los hombres especializados originarios (p. 43). El arte del neolítico abre el camino a la escritura (p. 45). Los símbolos llevan ya a las formas superiores de religión y las conquistas de la ciencia (p. 46). Luego del cazador y el chamán llegan el forjador y el alfarero como las formas siguientes de especialistas (p. 57). Con la revolución urbana aparecen las clases, los caudillos, los reyes, las bases mismas del escritor, quien controla la palabra escrita (p. 61).

Avanzada algo más la civilización el escriba es el antecedente del intelectual (p. 71). El primer ejemplar de la clase ociosa es el sacerdote, una profesión distinta a la del profeta que es un tipo más ocasional y carismático (p. 74). Los sacerdotes y los escribas son los primeros intelectuales de lo que Marx llamará el "modo de producción asiático" y Seara hace buen uso de la clásica obra de Wittfogel sobre esta materia. En Egipto el faraón es dios; en Mesopotamia no, pero la institución procede del cielo y en Israel es el pueblo el primer responsable de la monarquía cuando pide un Rey y Samuel unge a Saúl (p. 90). En las culturas del Cercano Oriente aparece una clase de sacerdote y escriba que monopoliza la escritura y establece las bases del sistema dominante. Mientras en Mesopotamia no hubo profetas que cumplieran funciones críticas o revolucionarias y en Egipto sí aparecieron algunos sabios que cuestionaron el orden existente, la función profética fue esencial en Israel y también en el mundo griego, desde Delfos a Eleusis (p. 108). Sin embargo son los sacerdotes y los escribas los que tienen verdadera importancia porque son las figuras de una función duradera, permanente, fundamental en Israel, por ejemplo, en la interpretación de la Torah. La clase se divide en dos grandes sectores, el de los conservadores (saduceos) y el de los innovadores (fariseos) (pp. 123/125), quedando en un lugar más indeterminado el de los esenios, de los que habla Filón de Alejandría, quien constituye el enlace entre la filosofía griega y la doctrina revelada judía p. 133).

Me resulta de especial interés el capítulo dedicado al brahmán y el mandarín, las figuras más orientales de los intelectuales que el autor acierta a exponer en el abigarrado contexto cultural y filosófico de la India y la China. Ya en sus orígenes védicos en la India el Rey aparece siempre acompañado de un consejero, el Purohita, un sacerdote, especie de protointelectual. Las Leyes de Manú que imponen los más horribles castigos para quienes osen ofender en lo más mínimo al brahmán ordenan que cada Rey tenga su Purohita (p. 157). Recoge y expone el autor la idea de Karl Jaspers acerca del tiempo-eje, como ese feliz periodo en la historia de la humanidad (entre el 800 y el 200 a.d.C.) en el que florece el más importante plantel de grandes hombres y fundadores de religiones de la humanidad. La figura más importante en China es la de Confucio, padre de la concepción de la administración encomendada a los letrados (p. 161), seguido de su discípulo Mencio, cuya idea antropológica positiva contrasta con la negativa de Hun-tsé, llamado "el Hobbes chino" (p. 167). Otras escuelas se refieren al pacifismo conservador de Mo Tse o Mo Ti y el taoísmo de Lao Tsé (p. 172). En todo caso, la figura del intelectual chino, prevalezca quien prevalezca, queda simbolizada en la del mandarín (p. 175). En el caso de la India, la primitiva supremacía de los brahmines se consagra con las Brahmanas, comentarios sacerdotales a los Vedas que culminan en los Upanishads que constituyen la expresión de la crisis espiritual de los sacerdotes brahmínicos al combinar la magia con la mitología y las interpretaciones rituales con las enseñanzas sobre la unidad entre el alma individual y la realidad espiritual universal que constituye el descubrimiento fundamental del Vedanta anterior a Buda, cuya culminación se daría mucho después en la obra de Samkara, un filósofo del siglo IX d.d.C (p. 179). Por su lado Buda, un iluminado chatriya de formación védica, se opone a los principios brahmánicos, niega la existencia del brahmán, el atmán del Vedanta y la práctica de los sacrificios. Su doctrina es la de las cuatro nobles verdades mediante las que se alcanza el nirvana en el "camino medio" de las ocho vías (p. 184), doctrina de predicación a través de monjes, sea en la forma de pequeño vehículo (hinayana), gran vehículo (mahayana) o la del Zen en el Japón (p. 196). En Samkara cristaliza la restauración brahmánica que une la doctrina samkhya con la idea mística de la identidad con Brahma lo que permite absorber el budismo mahayana en la nueva religiosidad hindú, cosa que ya venía facilitada por la síntesis anterior del Baghavad Gita (p. 214).

Los dos últimos capítulos están dedicados a las formas de los intelectuales en la antigua Grecia que el autor analiza en una proyección de índole cronológica, aplicándole una especie de creencia en el progreso del espíritu humano, cosa que cristalizaría en la sucesiva preeminencia de los poetas, los sofistas, los filósofos y los científicos. En la figura de estos últimos, cuyo ejemplo inmortal es Aristóteles, culmina la genealogia del intelectual antiguo.

La democracia ateniense no llega sin lucha y es muy significativa la que mantienen las fuerzas burguesas ascendentes en la polis con los representantes del viejo espíritu aristocrático, cuyos exponentes más preclaros son poetas como Teognis y Píndaro, ambos cantores de la antigua areté aristocrática (p. 260). Hay una evolución y modulación de la poesía en su manifestación social más característica del mundo griego que es el teatro. El drama de Sófocles y la escultura de Fidias, son la expresión de las virtudes de la nueva polís, la de la "templanza" o sofrosine (p. 265). En el proceso de evolución progresiva que durante muchos años se consideró ajena al mundo conceptual griego, los nuevos intelectuales continuadores de los poetas son los sofistas, al menos la primera sofística (cuya alta valoración por Hegel suscribe el autor) frente a las exageraciones y amaneramientos de la segunda (p. 284). Ese progreso es el reflejo del de la creencia en el de la humanidad que se encuentra en Jenófanes, Demócrito o el Prometeo de Esquilo (p. 293).

Por último con Sócrates, símbolo de la nueva intelectualidad que los conservadores quieren ahogar, se cierra el primer periplo de la intelectualidad sofista para dar paso a la de la Academia y otras escuelas (p. 313). Sócrates, según la obra clásica de Nestlé, es a la vez la superación y la culminación de la sofística. Es el momento de proliferación de las escuelas filosóficas y los filósofos que, como harán siempre los intelectuales, oscilan entre quienes se ponen de moda como especies de bufones de las cortes, al estilo de Aristipo en la corte de Dionisio y quienes se apartan por entero de los ambientes cortesanos, como Antístenes y el cinismo (p. 335). Platón, un hombre para el que la política era el fundamento de la vida espiritual (aunque sus relaciones con ella fueran muy accidentadas), es el representante del nuevo espíritu filosófico, posterior a la sofística (p. 340). Seara aborda en la huella de Popper la idea platónica del Estado perfecto como aquel que excluye toda posibilidad de cambio en el culmen de la "sociedad cerrada" popperiana. Esa condena del cambio culmina en Las leyes en donde éste queda proscrito en aras de los intereses superiores del Estado. No obstante hay en Platón una gradación que viene impuesta por la amarga experiencia de las cosas. Después del mundo ideal de La República, aborda el problema de los gobiernos imperfectos en El político y en Las leyes, vista la naturaleza humana, acaba admitiendo que el Estado se asiente sobre el derecho, que fundamenta el dominio del hilo de oro de la ley (p. 353). Lo cual da paso a Aristóteles, con cuya consideración cierra el autor este gran periplo de la genealogía de los intelectuales. Analiza la contraposición entre Platón y Aristóteles a la luz del fresco rafaelista de las estancias vaticanas, La escuela de Atenas (357) y coincide con una opinión muy generalizada que ve en el estagirita la primera personificación del pensamiento científico como llegará hasta nosotros (p. 371).

La obra de González Seara es un vasto cuadro clarificador de la evolución y distintas manifestaciones históricas de ese fenómeno tan difícil de precisar pero tan importante de la presencia de los intelectuales en la historia humana. Y una lección magistral de historia del espíritu.

diumenge, 4 de gener del 2009

Sigue el genocidio.

Han entrado por la noche, como los ladrones. A sangre y fuego, como los bárbaros. Lo han hecho en sábado, en contra del mandato de su propio Dios que ordena no hacer nada el sábado, sin que la prohibición excluya el genocidio. Lo llaman guerra con la misma razón con que pueden llamarlo poesía porque, para que haya guerra, son precisos dos contendientes con alguna posibilidad de comparación en efectivos militares, aunque sea remota. Es una masacre sistemática, metódica, formidable contra una población civil inerme defendida por una organización de milicianos pertrechados con armas ligeras inútiles en la oscuridad de la noche que no es tal para el ejército invasor cuyos soldados llevan visión nocturna. Contra una población civil, pues, que ya sólo puede defenderse con palabras, con amenazas como las que estuvieron profiriendo ayer los portavoces de Hamás. Ya no son piedras contra tanques, como en la intifada, sino palabras contra tanques. Es una invasión armada de un territorio al que el invasor tenía cercado, aislado, asediado, hambriento, extenuado desde hace meses y sometido a bombardeo desde hace una semana.

Esta barbarie, esta obra de exterminio, este odioso abuso se hace con el apoyo económico y militar de los Estados Unidos cuyo presidente, un presunto criminal de guerra, culpa de la matanza a las víctimas. Se hace también con el beneplácito de los países democráticos, entre ellos el nuestro, ninguno de los cuales ha tenido el mínimo gesto de decencia de protestar cuando menos por la matanza. Al contrario, el país presidente de la Unión Europea, la República Checa, ha dicho en declaración oficial que la acción de Israel es defensiva justificando lo injustificable en nombre de unos pueblos cuya opinión pública se manifestaba ayer en las calles en contra de la matanza. Nadie más defiende a los palestinos, ni siquiera los países árabes que oscilan entre la indiferencia y la complicidad.

Las comparaciones que asimilaban el comportamiento israelí al de los nazis se han quedado obsoletas y cortas porque los nazis jamás entraron a sangre y fuego en ninguno de sus campos de concentración como hizo ayer Israel en Gaza. Los dirigentes judíos han abandonado ya todo disimulo, se han quitado el disfraz, la máscara con la que llevan más de cuarenta años torpedeando, boicoteando cualquier arreglo pacífico y justo que permita la supervivencia de Palestina. Esta invasión es el comienzo de la solución final sionista: el exterminio de los palestinos. Algo que los occidentales hemos amparado, alentado, propiciado y, últimamente, hemos justificado por boca de ese presidente checo de la UE que no sé a quién representa porque a mí, desde luego, no.

La única defensa de los palestinos somos los pueblos de los países occidentales y bien magra es dado que, aunque nos movilicemos en la calle, estamos muy lejos de conseguir que nuestros gobiernos hagan lo único que es eficaz frente a Israel: obligarlo por la violencia a detener la masacre. Porque la violencia está justificada aquí por la legítima defensa en nombre de un pueblo que no puede ni defenderse. Menos frente a la aplastante superioridad militar israelí y muchísimo menos frente a la estadounidense que es beligerante en el conflicto.

No creo que sea posible encontrar caso alguno en la historia que pueda semejarse a este acto inicuo de genocidio.


(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

La nación demediada.

La convocatoria de elecciones autonómicas vascas para el próximo 1º de marzo en coincidencia con las gallegas prueba el nulo respeto del PNV y el presidente Ibarretxe hacia los intereses de uno de los miembros de esa organización Galeuzca de la que tan orgullosos dicen sentirse. Y es prueba asimismo de que el nacionalismo vasco es el más oportunista, de regate corto, el más regionalista de todos los de la Península, a pesar de sus vociferantes protestas de soberanismo, derecho a decidir y peculiaridad vasca. Si cree que puede rebañar unos votos jugando en clave de política española con una artimaña de este jaez, lo hace sin dudarlo. El derecho a decidir del pueblo vasco se reduce al derecho a decidir del señor Ibarretxe, un pollo que ya intentó engañar a cuarenta millones de personas colando un referéndum independentista como si fuera una consultilla parroquial y que ahora recurre a un ardid de tercera regional a ver si lo beneficia.

No hay grandes dudas acerca de la motivación del gobierno vasco al buscar una coincidencia que tanto rebaja su simbología nacionalista y tan alto coste tiene en términos de imagen: cree que así debilitará a los partidos españolistas en Euskadi, singularmente al PSE/PSOE porque obligará a que los dirigentes nacionales se dividan entre las dos autonomías. Es un cálculo verdaderamente provinciano. Casi paleto, por utilizar un término que me parece detestable por la carga discriminatoria que tiene pero que el señor Ibarretxe se ha ganado por derecho propio. Porque sólo a un paleto se le ocurre pensar que el señor Zapatero o el señor Rajoy no puedan estar por la mañana en Puentedeume y por la tarde en Amorebieta y con más facilidad aun en las capitales de provincia.

Compárese este regate oportunista del señor Ibarretxe con el exquisito cuidado que el señor Pujol puso siempre en separar las elecciones autonómicas catalanas de cualquier otra consulta en España consciente como era de que el nacionalismo es, ante todo, una cuestión simbólica que es en el terreno de los símbolos en donde se gana o se pierde la partida. Se verá así la diferencia de categoría entre el nacionalismo catalán y el vasco. El catalán es un nacionalismo de la sociedad civil, burgués; el vasco, un nacionalismo de monaguillos y funcionarios.

Convocando las elecciones el 1º de marzo el señor Ibarretexe sale de perdedor. De hecho aquí ha empezado a perder las elecciones cuyo resultado puede depararnos el hito histórico de un triunfo socialista que demostraría dos cosas: 1ª) que es posible cohesionar territorialmente a España a pesar de las tendencias centrífugas del nacionalismo; 2ª) que el único que está en situación de hacer tal cosa es el PSOE. Es mucho lo que nos jugamos en esas elecciones y el intento del señor Ibarretxe de vender la singularidad nacional vasca por el plato de lentejas del manejo de los presupuestos así lo demuestra.

(La imagen es una foto de jkarteaga, bajo licencia de Creative Commons).

Caminar sin rumbo (XXXIII)

La frontera cerrada.

(Viene de una entrada anterior de Caminar sin rumbo (XXXII), titulada La tormenta.

Después de desayunar, habiendo remitido algo el temporal, mientras visitábamos los comercios de la Avenida de la Duquesa Victoria a fin de aprovisionar a Eugenio de lo imprescindible para mudarse un par de días percibimos una extraña efervescencia en la ciudad. Había corros de curiosos que se guarecían como podían del temporal mientras charlaban animadamente y una presencia notoria de policía nacional por las calles. Fue así como nos enteramos de que por la noche se habían dado varios intentos de cruzar en masa y al asalto por diversos puntos la valla metálica que aísla la ciudad de Marruecos. Al parecer había intervenido la fuerza pública a ambos lados de la frontera para rechazar a los asaltantes, varios cientos de africanos negros, de los que llaman en España subsaharianos. Según se decía hubo refriegas, disparos, con resultado de algún muerto y los puestos fronterizos cerrados. Volvimos al parador y propuse a Eugenio que nos acercáramos al puesto de la carretera de Farhana, para ver cómo estaban las cosas. La Guardia Civil había bloqueado el acceso antes de la frontera y no nos dejó pasar. El número que nos salió al paso no quiso o no pudo darnos explicaciones pero sí nos confirmó que la frontera estaba cerrada hasta nueva orden. Dimos media vuelta, de regreso al centro y pudimos ver grupos de musulmanes por el camino que también parecían alterados y como a la expectativa. Había bastante tensión y Eugenio parecía estar pasándolo en grande. Se paró a hablar con la gente en un par de ellos pero sólo obtuvo noticias más y más confusas. Pensé por mi parte que si el cierre de la frontera se prolongaba algunos días, la ciudad estaría bloqueada por entero. Aislada de la Península por el temporal y cortadas las comunicaciones con Marruecos a lo mejor tenía que cambiar de planes y renunciar a mi proyecto inicial.

Tenía y tengo algunos amigos en Melilla y decidí llamar a uno de ellos, un militar, presidente de una Asociación Cultural Melillense que era muy activa y que me había invitado en alguna ocasion a participar en actividades de debate y algún ciclo conmemorativo. El comandante Heriberto Lobo estaba en su despacho de la Asociación, ubicado en el Círculo Cultural de la ciudad y nos dijo que fuéramos a visitarlo al final de la mañana. Hicimos tiempo tratando de enterarnos de qué pudiera haber sucedido, mientras seguían pasando dotaciones de la policía, alguna ambulancia y coches de bomberos. El Telegrama de Melilla había hecho una tirada especial en la que se daba cuenta de los sucesos de la noche. Al parecer, hasta tres grupos de un par de cientos de africanos cada uno habían tratado de asaltar la verja armados con piedras y palos por tres puntos distintos al amparo de la tromba de agua. Probablemente era una acción concertada. Hubo enfrentamientos con la policía y la guardía civil de nuestro lado y con la policía marroquí del otro, disparos, dos muertos de momento y varias docenas de heridos, entre ellos un par de agentes españoles y algunos gendarmes, sin que se supiera cuántos. Encontramos un café con wi-fi y recogimos los últimos datos en la red que confirmaban las informaciones de El Telegrama y precisaban que la situación era complicada, no se descontaban nuevos asaltos la próxima noche ya que la valla había quedado dañada y, desde luego, la frontera estaba cerrada. El temporal comenzaba a aflojar pero no había servicio de ferry ni vuelos a la Península. Un bloqueo completo.

- ¿Ves? Esta ciudad es muy peculiar. Puedes tomarla como un enclave ejemplar para poner en marcha la llamada "alianza de las civilizaciones". La mitad de la población es musulmana y la otra mitad, cristiana. Una situación muy desequilibrada.

- ¿Por qué? Si hay mitad y mitad...

- Sí, pero ya sabes que los cristianos son mucho menos cristianos que los musulmanes musulmanes.

Al parecer no se le había ocurrido pero aseguró que la ciudad molaba un pegotón y que no se arrepentía de haber venido.

- Luego, si quieres, vamos a visitar la ciudadela, que tiene una fortaleza del siglo XVI ampliada y reforzada en los posteriores y seguro que te gustará.

Heriberto Lobo nos recibió a la hora convenida en pleno esplendor de sus funciones como el gran pope de la vida cultural ciudadana. Años atrás habíase hecho cargo de un Círculo Cultural Castrense, lo había rebautizado dejando caer el "castrense" y abriéndolo a la sociedad civil, se las ingenió para conseguir el apoyo económico de la Ciudad Autónoma que era el ente en que se había trasmutado el antiguo Ayuntamiento cuando la ola autonómica llegó a la plaza y ahora presidía una institución que pesaba mucho en la vida ciudadana. Era un hombre enteco, adusto, cetrino que, a pesar de su condición, casi nunca vestía de uniforme y gastaba unos trajes oscuros que combinaba con corbatas chillonas, como si quisiera contrastar con el aspecto algo sombrío de su semblante. Había estudiado Filosofía, tenía una genuina pasión por la cultura y, en el fondo, detestaba al ejército, si bien estaba embebido en un espíritu de disciplina y sentido del deber particularmente militares. Tenía una mirada escrutadora, era parco de expresión, muy observador y gastaba un sombrío sentido del humor que a veces no era bien entendido. Yo había trabado amistad con él a raíz de una invitación suya a dar una conferencia en un ciclo sobre el Mediterráneo. Me dijo que había leído un artículo mío sobre el asunto y que eso lo movió a invitarme. Congeniamos en aquella ocasión, la invitación se había repetido tres o cuatro veces más con diversos motivos pues siempre se daba alguno por mor de la gran actividad que desplegaba el círculo y acabamos intimando en el trato con una bienquerencia mutua que ahora se manifestaba de nuevo.

Le presenté a Eugenio, explicándole que era el hijo de un amigo pero sospecho que por su cabeza debió de pasar la idea de que Eugenio y yo pudiéramos tener algún otro tipo de relación, más íntima. Seguramente lo imaginó porque le hubiera gustado que fuera así sólo para dar pruebas de su talante avanzado y abierto. Saludó a mi acompañante y me preguntó cómo diablos se me pudo ocurrir venir a la ciudad en mitad de un temporal y con lo que estaba sucediendo en la frontera. Le expliqué que era una desgraciada coincidencia. Mi intención original, aunque tampoco muy firme, había sido pernoctar si acaso en la plaza y continuar luego viaje por Marruecos. Pero parecía que el destino estaba empeñado en torcer mis designios. En primer lugar se me había sumado Eugenio.

- Que aunque no te lo creas no estaba previsto inicialmente.- Aquí esbozó una sonrisa, como dándome a entender que no eran necesarias las explicaciones y que él no me preguntaba nada, lo cual me hizo sentirme incómodo. Heriberto estaba casado con una mujer que por lo menos le sacaba una cuarta y con la que tenía cinco hijos. Le gustaba exhibir convicciones avanzadas en asuntos de costumbres pero en su vida personal se atenía a un modelo moralizante y austero que valoraba la virilidad como superioridad sobre la mujer y un comportamiento caballeresco y jerárquico que contrastaba agudamente con opiniones casi libertarias en lo que no fueran sus asuntos personales y familiares.

Seguí explicándole que la tormenta se había presentado casi de improviso y respecto al conflicto en la frontera, ¿quién podría haberlo imaginado sólo veinticuatro horas antes?

- Pues mira, creo que te vas a divertir. Tenemos en marcha un ciclo sobre el ser de la Nación española que sabes que es tema querido en esta histórica plaza y no tengo la menor intención de interrumpirlo porque además está teniendo mucho éxito y para hoy por la tarde está prevista una conferencia de Augustín del Valle que llegó ayer antes que tú y anda por ahí de visita. Hablará sobre el Futuro de la Nación española. Si te interesa, bueno, si os interesa, estáis invitados. ¿Conoces a Del Valle?

- Personalmente no. Lo conozco de oídas y he leído algunas cosas suyas. La verdad, no soy muy aficionado a esos izquierdistas que se ha pasado a la derecha con grandes fuegos de artificio

Efectivamente Agustín del Valle era un publicista que había destacado en los primeros momentos de la transición española por un izquierdismo extremo más radical que el del Partido Comunista. Era ensayista, hombre polivalente, crítico músical, guionista de televisión. Había publicado un par de libros de bastante éxito, un ensayo sobre la literatura del exilio y otro sobre la idea de España a comienzos del tercer milenio. En un momento dado que no sabría determinar, siendo ya conocido, abandonó sus ideas políticas, convirtiéndose en uno de los más característicos representantes de una derecha resurrecta. En sus columnas en los periódicos, frecuentes tertulias en la radio y algunos programas de televisión atacaba ahora con saña lo que antes defendía con fanatismo. Tenía muchos seguidores y bastantes detractores. Eugenio dijo que también lo conocía y los dos prometimos asitir a la conferencia por la tarde, si se mantenía.

- ¿Te refieres a lo de la frontera? No tendrá mayor importancia, ya lo verás. Los peninsulares creéis que esto es un polvorín a punto de estallar en cualquier momento. Pero nunca pasa nada. Lo de anoche es lo habitual. Quizá haya habido algo más de violencia, lo que es lamentable pero, por lo demás, es el pan nuestro de cada día.

- Sí pero aquí hay dos muertos -interrumpió Eugenio y me sentí en la obligación de apoyarlo pero sólo pude decir como eco suyo:

- Dos muertos; ¿que vas a hacer?

- ¿Yo? Nada por supuesto. Ya se ocupan otros. Y si, cada vez que hay un conflicto en la frontera, suspendiéramos actos, aquí no se movería nada.

Después de la conferencia estaba prevista una cena a la que asistirían autoridades como el presidente de la Ciudad Autónoma o el delegado del Gobierno. Estábamos invitados. Salió de estampida porque dijo que tenía un almuerzo apalabrado al que ya llegaba tarde y si queríamos que nos recogiera en algún punto. La dije que no, que haríamos nuestra vida, pero iríamos a la conferencia. Tenía curiosidad por escuchar lo que venía a decir Del Valle quien, cuya evolución de la izquierda casi hasta la extrema derecha se había hecho precisamente a cuenta del patriotismo español.

Siempre he pensado que el llamativo resurgir del nacionalismo hispánico debe mucho a las actividades de los nacionalistas llamados periféricos hostiles a aquel. Sé de mucha gente, amigos, conocidos, que se pasó media vida predicando el cosmopolitismo e internacionalismo de la izquierda, seguramente como reacción al estomagante hipernacionalismo heredado de Franco y que pareciera haber sufrido una especie de trasmutación genética, convertida de pronto en patriota a machamartillo. Se lo comenté a Eugenio tomando unos bocadillos en el bar del Círculo Cultural, antes de seguir nuestro camino con ánimo de visitar el pueblo viejo y la zona fortificada.

- El nacionalismo de Franco era vomitivo y como reacción dio las generaciones más antinacionalistas que quepa imaginar. Además, era de pacotilla. Había vendido su sagrada patria, la soberanía nacional bla bla bla a los estadounidenses por un poco de reconocimiento internacional, algo de calderilla y un par de viejos navíos de la segunda guerra, pero cuanto más vendepatrias, más patriotero, y era insufrible.

Eugenio masticaba un bocadillo de lomo, pensativo, como si sólo estuviera escuchándome a medias. Alcancé a oírle comentar con cierta desgana como si aquellos afanes le resultaran exóticos:

- Esa bronca de los nacionalismos en España aburre a las ovejas, tío. Es que yo paso, de verdad.

- Sí, es aburrido, pero es lo que hay. Y si queremos vivir aquí, hay que sobrellevarlo. Pues esos antifranquistas que eran antinacionalistas por estar contra Franco se han hecho todos ahora nacionalistas españoles, como reacción a los nacionalismos vasco, catalán... O sea, que se hace verdad el viejo dicho del doctor Johnson de que el nacionalismo es el último refugio de un canalla.

- Eso mismo dice mi padre. Os parecéis mucho. Pero yo creo que no os coscáis una mierda de lo que pasa.

- ¿No?

- No.

- ¿Qué pasa?

Eugenio se volvió hacia mí como para dar mayor empaque a sus palabras y como con cierto cansancio, como si supera de antemano que su explicación no serviría de nada pero, en lugar de hablar del nacionalismo dijo:

- ¿No íbamos a visitar no sé qué fuertes?

Mientras el coche subía por las empinadas callejas del pueblo viejo volví sobre el asunto. Me había quedado la curiosidad de averiguar cuál podía ser la original opinión de Eugenio sobre un asunto del que yo creía que no podía tener ni la décima parte de idea que su padre o yo. Tardó en decidirse a hablar y sólo lo hizo cuando, al ver que arreciaba inopinadamente la lluvía, renunciamos a nuestro paseo por el segundo recinto fortificado y nos refugiamos en el museo municipal en el que se conservan muy interesantes piezas arqueológicas de origen púnico y romano.

- Es muy sencillo. Todo los conversos neonacionalistas españoles y vosotros también, no creáis, tenéis complejo de excedente de cupo.

- Pero ¿tú sabes qué es eso? -pregunté con sorpresa-. Si no has hecho el servicio militar.

- Bueno, a lo mejor no es una expresión muy adecuada. Te cuento lo que quiero decir: dábais por supuesto que la finca era vuestra. Os permitíais el lujo de criticar al franquismo por su visión de la nación española pero, en el fondo, coincidíais en que había tal nación y tenía para tooooooodos la misma dimensión. Os jodía lo de "una, grande, libre" pero, en el fondo, pensábais lo mismo. Las diferencias eran de matiz. Nacionalismo fascista, nacionalismo liberal, tanto da.

- Pero, hombre, ¿cómo va a dar igual?

Se plantó ante un ánfora de la antigua Russadir, la contempló en silencio y dijo:

- Sí, sí, tanto da. Franco os quitaba de encima la molesta tarea de ser nacionalistas agresivos que es la única forma de ser nacionalista, por cierto. Y vivíais como Dios. Hasta que llegaron los otros con sus nacionalismos y de pronto os distéis cuenta de que querían separarse de verdad y llevarse con ellos un trozo de vuestra nación y eso sí que os jode.

Como le dije que no le entendía, aunque no era del todo sincero porque sí creía intuir lo que decía y, en efecto, me daba cuenta de que me fastidiaba, lo aclaró:

- Muy sencillo. Estáis en vuestra casa. Decís en ella lo que os parece. Habláis pestes del casero, de lo que sea. Pero es vuestra casa. Estáis a gusto. De pronto llegan unos y os dicen que parte de vuestra casa no es vuestra casa, que estáis de okupas y que os abráis que no tenéis derecho a estar allí. Todos esos amigos tuyos convertidos al nacionalismo español están indignados porque otros quieren despojarlos de lo que creen que es suyo. Peroi no suyo como algo que has comprado y te pertenece pero que no eres tú mismo... A ver si me explico: algo que véis como vuestro, como inherentemente vuestro, no como algo que tenéis, sino como algo que sois. Es como os quisieran quitar una libra de vuestra carne, como quería hacer Shylock con Antonio,. ¡Os quieren trocear la Patria! -Aquí engoló la voz y, reconociendo que tenía razón, no me quedó más remedio que reír- ¡Quieren dejaros sin nación! ¡Dios mío! ¡Quieren desnacionalizaros, dejaron en el aire, colgando de un sueño! ¡A vuestros años! Es natural que algunos muerdan.

Seguí riendo un buen rato y le confesé que tenía razón. Lo de "excedente de cupo" no era muy acertado pero lo de "okupas" estaba muy bien. Cuando terminamos con el museo, como parecía haber escampado, nos acercamos a la plaza de los aljibes en donde se quedó muy impresionado contemplando los sillares que forman la pared de la entrada. Anduvimos todavía un tiempo, ahora sí, visitando las defensas de segundo recinto y, como se empezaba a echar el tiempo encima, decidimos volver a escuchar a Del Valle a quien, después del discurso de Eugenio, ya imaginaba mordiendo.

(Continuará).

(La imagen es una viñeta de Aubrey Beardsley (1894).

dissabte, 3 de gener del 2009

Es genocidio.

(Dedicado al cooperante español Alberto Arce y sus compañeros del movimiento Free Gaza que han decidido quedarse en Gaza en espera de la invasión israelí con el fin de ser testigos de los crímenes contra la población palestina. Es un acto heroico que algo compensa de la ignominia en que estamos todos inmersos).


Por menos de la décima parte de lo que Israel está haciendo y lleva hecho en Palestina desde 1967 hay gente respondiendo ante el Tribunal Penal Internacional acusada de crímenes de guerra y genocidio.

Si lo que Israel está haciendo en Palestina y hoy mismo en Gaza puede calificarse de genocidio o no se aclara repasando la definición de este delito del artículo II de la Convención de las Naciones Unidas para la prevención y la sanción del delito de genocidio de 1946, según el cual es genocidio "cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpretados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal:

a) matanza de miembros del grupo;

b) lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;

c) sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial;

d) medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo;

e) traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo."

Un sucinto repaso a los elementos de la definición hace ver que Israel cumple casi todos los requisitos en al caso de Gaza; lleva años cumpliéndolos en toda Palestina y fuera de Palestina, en los campos de Sabra y Chatila, en Cisjordania, en todos los territorios ocupados, desde luego en Gaza. Y lo hace contando con la indiferencia de la llamada Comunidad Internacional y la ayuda activa de alguno de sus miembros, especialmente los Estados Unidos.

Lo cual nos convierte a los occidentales en cómplices de este brutal, permanente, sistemático crimen contra la humanidad.

Las razones que esgrimen los israelíes y quienes los apoyan en Occidente, en la izquierda y en la derecha, políticos, magnates, empresarios, financieros, periodistas, intelectuales, clérigos, artistas científicos, etc no resisten un examen crítico. Hamás ganó limpiamente las elecciones parlamentarias de enero de 2006 pero Israel y los EEUU se negaron a reconocer el resultado y los primeros procedieron al bloqueo de Gaza contra toda razón, llegando incluso a retener los fondos de la correspondiente agencia de la ONU que canalizaban y por lo tanto no eran suyos. Tras la guerra civil de 2007 Gaza se separó de la Autoridad Nacional Palestina y quedó bajo dominio de Hamás, que está en la lista de "organizaciones terroristas" de los Estados Unidos, la Unión Europea y otros países. Se justificaba así un endurecimiento del bloqueo de la zona en que vive un millón y medio de personas en condiciones similares a las de un campo de concentración. La reacción de Hamás a esa situación desesperada de estrangulamiento, esto es, el lanzamiento de cohetes caseros sobre el sur de Israel ha dado pie al Estado judío para desencadenar la ofensiva actual, la enésima, contra Gaza, otra más en la tarea final de exterminar a los palestinos, aniquilarlos, expulsarlos de sus tierras.

Pero este debate es insulso e inútil. Aunque los israelíes tuvieran razones para proceder como lo hacen las pierden a la vista de la desproporción del castigo que infligen sobre la población civil inerme. Porque cuando un Estado pertrechado con las armas más mortales y destructivas machaca por vía aérea y se apresta a invadir con carros de combate un territorio habitado por gentes que no pueden responder más que con armamento ligero y piedras, que no pueden defenderse de los ataques aéreos y que ni siquiera pueden curar a sus heridos, se ha quedado sin una sola razón válida para semejante crimen, aunque las tuviera todas, que no es el caso.

¿Y los demás? ¿Cómo toleramos este genocidio a pleno sol? Porque tenemos miedo a que nos acusen de antisemitas si señalamos que los judíos están comportándose con los palestinos como los nazis hicieron con ellos, si decimos que los dirigentes israelíes son fascistas o que los militares judíos están haciendo en Gaza lo mismo que hizo el general nazi Jürgen Stroop con el ghetto de Varsovia. Tenemos miedo a que nos acusen de defender a terroristas, siendo así que los verdaderos terroristas aquí son quienes acusan de terrorismo a los demás. Tenemos miedo a que nos digan que defendemos las autocracias árabes frente a la democracia israelí; a que nos digan que negamos el derecho del pueblo a israelí a defenderse.

Todo eso son patrañas. Ni democracia ni derecho a defenderse ni nada: Israel es un Estado criminal que, en permanente violación de una serie de resoluciones de la Asamblea General de la ONU y de las convenciones de Ginebra, pretende exterminar a un grupo étnico y eso nos obliga moralmente a los occidentales a intervenir e impedir por la fuerza que este genocidio se consume. El no hacerlo es una muestra de cobardía y nos convierte en cómplices de esta barbarie.

Esta última agresión de exterminio en Gaza, fríamente calculada, tiene una faceta política doble. De un lado los principales dirigentes israelíes que se presentan a las próximas elecciones legislativas el 10 de febrero (Benjamin Netanyahu, del Likud, Tzipi Livni de Kadima y Ehud Barack, del Partido Laborista) rivalizan en agresividad en busca de un voto tinto en sangre palestina; cuanta más sangre, mejor. De otro lado todos ellos están de acuerdo en aprovechar los últimos días de su cómplice Mr. Bush en la Casa Blanca y el consiguiente vacío de poder en los EEUU para enfrentar al señor Obama con un hecho consumado, en la más pura tradición nazi, de forma que cuando el presidente electo tome posesión, la barbarie esté ya cometida. Pocas esperanzas permite albergar el hecho de que Mr. Obama aún no haya encontrado tiempo para pronunciarse sobre la masacre de Gaza. Es la habilidad israelí para convertirnos a todos en cómplices.

Y no solamente cómplices. Israel es un cáncer que está destruyendo los fundamentos mismos de la legitimidad moral occidental. ¿Cómo podemos presumir de derechos humanos, de respeto a la dignidad de la persona, a la vida, cuando hacemos la vista gorda ante lo que está pasando en Gaza? ¿Cómo podemos tolerar que se hable de "daños colaterales" cuando se bombardea día y noche un territorio indefenso con una densidad de más de cuatro mil personas por kilómetro cuadrado? ¿Cómo presumimos de campeones de la libertad cuando en nuestro nombre hay millón y medio de personas viviendo en práctico cautiverio y condiciones de inhumanas de abandono, humillación y miseria desde hace cincuenta años?

Gaza, el genocidio de Gaza, es la vergüenza del mundo occidental y la prueba de qué monstruosos crímenes se cometen en nombre de nuestros ideales. Y el territorio y sus castigadas gentes no pueden esperar nada de entidad oficial alguna, sea gobierno occidental o musulmán, organización internacional, asociación de partidos etc. La única esperanza de los palestinos reside en que los pueblos del mundo nos movilicemos al máximo para exigir a nuestras autoridades en primer lugar que se detenga la masacre de Gaza y en segundo que se obligue por la fuerza al Estado terrorista israelí a respetar las Convenciones de Ginebra, las resoluciones de la ONU, a retornar a las fronteras de 1967 y a abandonar sus planes de exterminio, de limpieza étnica, de genocidio en Palestina.

Hoy hay una manifa convocada contra la matanza en Gaza a las 11: 00 de la mañana ante el Ministerio español de Asuntos Exteriores en Madrid. Para ver la convocatoria en otras ciudades españolas y otros días, pínchese aquí.

Firman la convocatoria:

Asociación de la comunidad Hispano-Palestina "Jerusalén", CCOO, UGT, IU, Red Solidaria contra la ocupación de Palestina, Red de Jóvenes Palestinos, PCE, ASGCG, Izquierda Anticapitalista, Vía Democrática, PCPE, SodePaz, Asociación Haydée Santamaría, Paz con Dignidad, REMCODE, Corriente Roja, USO, Comité de Solidaridad Causa Árabe, Foro Social de Madrid, Iniciativa Comunista, Asociación Paz Ahora, Asociación de periodistas y escritores árabes en España, Fundación Araguaney.

No veo al PSOE.

(La imagen es una foto de jesuscm, bajo licencia de Creative Commons).

Caminar sin rumbo (XXXII).

La tormenta.

(Viene de una entrada anterior de Caminar sin rumbo (XXXI), titulada La elasticidad del tiempo.

Según Eugenio se sentaba y se acomodaba a mi lado pude comprobar por la ventana que el tiempo, ya desapacible cuando llegué al Comercial, empeoraba perceptiblemente. Ya daba por casi cierto que para cuando hubiera terminado mi conversación con el hijo de Daniel, estaría lloviendo, lo que no me permitiría ir disfrutando del paisaje durante el trayecto. Como si adivinara mis pensamientos, Eugenio dijo:

- He oído que viene una tormenta fenomenal.

- ¿Cómo te va?

- Bien.

- ¿Bien, bien?

- Fenomenal.

Todo era fenomenal.

- Tu padre dice que quieres abandonar la carrera.

- Jo, el viejo. Da mucho la brasa con eso pero no es verdad.

Tenía a Eugenio por un chaval excelente y lo quería casi tanto como a mis hijos con los que, sin embargo, él no congeniaba porque los encontraba muy mayores o ellos muy pequeño a él. Lo conocía desde niño y siempre me llamó la atención una madurez suya superior a su edad. Además me parecía muy guapo y muy inteligente. Seguramente por eso nos llevábamos tan bien.

- ¿No es verdad?

- No. A ver: estoy en tercero, tengo veinte años, que no está mal y llevo estudiando desde ni me acuerdo. Le he dicho que quiero parar un poco, esperar, largarme, pensar. Corto por una temporada, quizá un año, quizá menos, luego vuelvo. Voy a terminar, no soy gilipollas. Quiero ver un poco el mundo, no pasar.

- Pero corres el peligro de no reengancharte, de abandonar; luego, cuesta mucho volver...

- Sí, eso es lo que dice el viejo. Pero bueno, ¿y qué? Es mi vida, ¿no? Que no, hombre, que eso no va a pasar.

- Además, si andas tonteando, aflojando, te bajará el expediente académico.

- ¿Y para qué quiero tener un buen expediente? Los McDonalds están llenos de expedientes geniales.

- Y ¿por qué crees que vas a terminar en un McDonalds? Puedes hacer oposiciones a juez.

- Paso como de la mierda.

La cosa estaba peor de lo que suponía. Eugenio no era ya un chaval. Tenía las ideas claras. Probablemente equivocadas pero claras. Pensé que no iba a ser tan fácil como creía en un primer instante. El tiempo corría y el día se oscurecía por momentos. En la calle se había levantado viento. Tendría que aplazar la conversación con Eugenio. Se lo dije. Le dije que tenía algo de prisa, pues salía de viaje.

- A dónde vas?

- No sé. A Melilla en un principio.

- ¿Cómo?

- En coche.

- ¿Asuntos de negocios?

- No. Estoy de excedencia. Me voy de visita. Quizá siga luego por Marruecos.

- Pues si quieres que sigamos hablando, puedo ir contigo.

- ¿Hasta Melilla?

- O me vuelvo antes; no sé. No tengo nada que hacer y me apetece dar un rulo.

- ¿Y qué van a decir tus viejos?

- Nada, supongo. Ya los aviso ahora- y sacó el móvil- si estás de acuerdo.

"¿Por qué no?", me dije para sentirme fiel a mí mismo. Una novedad. Y era cierto: podríamos hablar por el camino. Además sería entretenido. Nos pusimos de acuerdo, pagué y salimos. El viento arreciaba. El cielo estaba oscuro, la luz era gris plomo. Venía tormenta. La gente apresuraba el paso. Mientras Eugenio hablaba por su móvil yo llamé a Caridad pero no la encontré. En cambio di con Olga y le dije que llamaba para despedirme pues me iba de viaje.

- Pero si llevas diez o veinte días de viaje, tío.

Era cierto. Entonces recordé que ya me había despedido de ellos. Simplemente se me olvidó y, al advertirme Daniel de que avisara a los míos no se me vino a la memoria que ya lo había hecho. Es lo que pasa con las admoniciones de la vida ordinaria: se imponen revestidas de cierta dimensión moral que te empequeñece y te hace sentir culpable, sin capacidad de respuesta.

- Bueno es que ahora estaba de paso y vuelvo a marcharme. Ya os cuento más si consigo conectarme esta noche.

- Vale, ciao.

- Tú ¿qué tal estás?

Pero Olga ya había colgado. Era una muchacha expeditiva. Me di cuenta de que Eugenio me alargaba su móvil.

- Es mi viejo. Quiere hablar contigo.

- ¿Qué coño vais a hacer? -bramaba Daniel.

- Ya ves. Quiere venirse conmigo. ¿Tienes algo en contra?

- No pero mándalo pronto para casa. ¿Habéis hablado algo?

- Sí pero está muy duro. Creo que vas a tener que dejarlo de momento.

- Bueno, bueno, tú sigue; no quiero perder las esperanzas.

Salimos de Madrid por la carretera de Andalucía y, viendo que llevábamos la tormenta pegada a los talones, traté de pisar el acelerador, pero Eugenio no me dejó, diciéndome que respetara los límites de velocidad. Era algo que me llamaba la atención en la gente de su edad que combinaba un radicalismo ideológico y social grande con una actitud de respeto por bastantes normas de convivencia civilizada, cosas que en mi concepción bastante estereotipada de la juventud no solían ir de consuno. Así que me atuve a las normas, siempre con la tormenta detrás. Cruzamos una Mancha con un cielo bajo y oscuro que metía miedo pero el clima entre nosotros había ido distendiéndose y charlamos alegremente saltando de un tema a otro. Creo que los dos estábamos contentos de la decisión. Él rompía una rutina y yo me había buscado un compañero de viaje con el que congeniaba. Me habló de la música techno y de los escritores de ahora. No tenía aficiones literarias. Simplemente estaba bien informado. Le tiraba más la acción colectiva, el voluntariado. Daba vueltas a pasar unos meses en algún punto de la costa del Sur en contacto con inmigrantes, sinpapeles y cosas así. Yo le hablé de la vida de mayor y de lo que él llamaba el glamour del triunfo, protestando de que me tuviera por un triunfador cuando no paso de ser un pringao. Hablamos también de política en la que él se inclinaba por los partidos verdes a los que criticaba que no fueran capaces de unir fuerzas; la política nos llevó a preguntarnos por la idea de justicia y de la justicia saltamos al Derecho. Quise volver por mi compromiso de plantearle algún tema profesional pero se zafó diciéndome que el Derecho era siempre el mismo rollo, según de qué lado te situaras en la polémica entre la idea de Protágoras de que el Derecho es la ley del más fuerte y la de Licofrón de que es la ley del más débil y así, en ese vaivén se resume toda la preocupación jurídica. Ese era el segmento en el que estamos todos insertos. Del Derecho volvimos a la música a través de la idea de armonía y de aquí, por una sencilla asociación de ideas, al matrimonio que formaban sus padres. Eugenio estaba convencido de que en la pelea que mantenía con su viejo, la madre estaba de su lado. Yo tenía mis dudas aunque sus razonamientos, adornados de experiencias concretas y recuerdos eran convincentes.

La tormenta nos alcanzó tomando café en el alto de Despeñaperros. Empezó a caer agua y salimos disparados de nuevo porque se me ocurrió pensar que, si nos retrasábamos y dejábamos que la tormenta fuera por delante y llegara a Almería antes que nosotros, era posible que cancelaran el servicio de ferry a Melilla. Pasado Bailén, en donde Eugenio se empeñó en que lo dejara conducir, tomamos la carretera de Sierra Nevada y, a la altura de Albolote, giramos a la izquierda, buscando Almería a donde llegamos siempre con la tormenta detrás. La mar estaba picándose cuando alcanzamos al muelle. Allí mismo Eugenio, al que hacía ilusión embarcarse en aquellas circunstancias, decidió seguir conmigo hasta el otro lado. Tuvimos suerte porque nos admitieron en un ferry a punto de salir y del que luego supimos que era el último con lo que, cuando llegamos a Melilla, con una travesía muy movida, la plaza se había quedado aislada de la península en lo que ya era un temporal. Estaban decretadas alertas de varios colores y, según las noticias, los servicios de emergencia no daban abasto en Andalucía oriental. Llegamos de noche cerrada. La subida al parador, atravesando un barrio moruno por cuyas calles pinas bajaba el agua a raudales tuvo algo de aventura. Sólo entonces se le ocurrió a Eugenio preguntarme si conocía Melilla.

- Sí, claro, mucho.

- Y ¿tú crees que esto es España?

- Esa es algo que aquí levanta pasiones. No se te ocurra cuestionarlo.

- Pero tú ¿lo crees o no?

- Mira, yo no creo nada. Sólo te digo que la ciudad me gusta mucho. Una vez escribí un cuento por entregas en un periódico ambientado aquí. Se llamaba Intriga en Melilla.

- Vaya.

Era una historia de crímenes, como de detectives. Ya no recuerdo bien. Es que, aunque parezca mentira, uno puede olvidar incluso lo que uno se haya inventado.

- Ya te digo. Eso lo que más.

Pedimos una habitación doble para ahorrar y pasamos un rato en un balcón, respirando al viento y a la lluvia ante lo que, según mis cálculos, había de ser el Monte Gurugú que ahora no se veía por estar oculto tras la tromba de agua.

- ¿Y la verja? ¿Se ve la verja?

No, no se veía y yo empecé a pensar que quizá no hubiera sido tan buena idea que Eugenio se sumara al viaje. Pero ahora ya no tenía remedio. Por la mañana le propuse que saliéramos a a desayunar algo a la ciudad y a comprar algo de ropa para él. Camino de la calle más comercial, mientras el agua seguía cayendo a raudales, le dije:

- No sé si esto es o no España pero te puedo decir que Melilla es una de las ciudades más españolas que conozco.

- Eso sí que mola- respondió.

- De las más españolas- insistí. Y muy catalana.

- Remola.

(Continuará).

(La imagen es una viñeta de Aubrey Beardsley (1894).