dissabte, 21 de maig del 2011

Reflexión con Gürtel al fondo.

A pesar de que la prohibición de la Junta Electoral Central se mantuvo y hasta fue reforzada por el Tribunal Supremo que rechazó un recurso de IU contra la decisión de aquella, la gente no se ha movido. Y, en contra de los temores de Palinuro, no ha sucedido nada. Al contrario, Sol es una fiesta y, además ha contagiado al resto de España. Palinuro se alegra de que no se hayan realizado sus temores. Ahora bien, eso es debido a que, después de la metedura de pata del desalojo del domingo, el gobierno ha actuado con inteligencia y ha demostrado ser un gobierno democrático. Dicho en román paladino: puede parecerlo, pero no todos los gobiernos son iguales. Éste ha sabido contenerse. Si, en lugar de acogerse a las prudentes palabras de Rubalcaba de que "para resolver un problema, la policía no va a crear otro", el gobierno procede a ejecutar la prohibición y desalojar se hubiera iniciado un camino de violencia de no retorno.

Ahora las cosas están en un equilibrio inestable. No habrá intervención mientras no se produzcan alteraciones del orden público. Hasta el momento el orden se ha guardado y por lo tanto, la gente se encuentra en una situación ilegal pero legal. Lo bueno que tienen las revoluciones es que empiezan por trastocar el significado de las palabras. Pero no se crea que mantener el orden es tarea fácil. No quiero volver a pecar de agorero pero, en el fondo, ¿a qué iban Enrique de Diego y sus huestes del partido ultraderechista Regeneración? ¿A qué si no a provocar algún altercado? La policía lo ha impedido. Es decir, el orden público se mantendrá mientras no cambien los criterios de qué sea el orden público. Cosa que puede pasar si los comerciantes de Sol, por ejemplo, empiezan a quejarse del perjuicio que se les hace.

Se ha conseguido mucho, pero no es de extrañar en un gobierno cuyo presidente dice comprender de tal modo a los indignados que si él tuviera veinticinco años seguramente estaría en sol. No es una cuestión de edad. Muchos otros que tampoco tenemos esos años ni de lejos hemos estado allí, bien es verdad que no de permanentes y más como espectadores y apoyo externo, ya que el día a día es de los que se lo trabajan. No es una cuestión de edad sino de la posición que cada cual tiene en la vida. Pero no hay que echar en saco roto que el mismo presidente afirme que su partido, el PSOE, se siente comprometido con los objetivos de los indignados. En un post anterior Palinuro señalaba que el 15-M despertaba mucha simpatía entre la población y hasta en la policía. Faltaba saber que también en el gobierno. Esto hace pensar, pues, que, salvo imprevistos, las jornadas de reflexión y votación van a discurrir pacíficamente pero bajo la presión mediática de los manifestantes que ya ocupan muchas plazas de España.

¿Va a influir eso en el resultado electoral? No lo sabemos. Es una situación sin precedentes y no hay experiencias. Todo son conjeturas y todas las conjeturas son posibles. En la izquierda, que hace causa común con los indignados de Sol y de la galaxia indignada, el debate es abstención sí o no. Palinuro insiste en que la abstención es un regalo a la derecha, un suicidio político. La izquierda debe ir a votar a un partido de izquierda; el que sea, pero de izquierda. Como pintan las cosas, ya sería un logro conseguir que la derecha no se imponga por avalancha.

La reflexión abarca algo más que decidir si votar o no. Alcanza también a la relación entre las elecciones y otros factores políticos, especialmente la corrupción. Sabido es que el New York Times atribuye en buena medida el movimiento de los indignados a la corrupción de Camps. Obviamente no es sólo Camps; también cooperan al resultado otros factores como la crisis o las medidas del gobierno para combatirla, pero la corrupción está en unos de los primeros lugares y la corrupción en la forma sistemática que tiene con la Gürtel de la que a su vez es paladín el presunto Camps. Realmente el comportamiento de este hombre es indignante. Miente, pues asegura no conocer de nada al Bigotes a quien, sin embargo, resulta querer un huevo. El otro debía reservarlo para aquel presidente del Tribunal Superior de Justicia de Valencia de quien era incluso más que amigo, cosa que éste demostró tratando de exonerarlo de las acusaciones que pesaban sobre él. Además de mentir, no da cuenta de sus actos a la Cámara valenciana ni a la opinión pública y lleva meses negándose a responder a las preguntas de los periodistas sobre nada que tenga que ver con la Gürtel en donde está formalmente imputado.

Todo eso es indignante, desde luego y, sin embargo, las encuestas lo proclaman ganador absoluto. Lo indignante del comportamiento de Camps, que quintaesencia el de todos los políticos corruptos, es que cree que puede hacer lo que le dé la gana, no tiene porqué justificar sus actos ni debe explicaciones a nadie. En resumen, que está por encima de la ley y al margen de la acción de la justicia. El mismo comportamiento que Esperanza Aguirre, si bien ésta ha tenido más cuidado de que no la pillen con las manos en la masa. Y masa tiene mucha. Dado que el comportamiento indignante de Camps, tan parecido al de Berlusconi, pone en riesgo los principios mismos de la democracia, la alta intención de voto que tiene prueba que una mayoría del electorado prefiere la no democracia a la democracia. De ser así en verdad sería desolador.

Entre tanto los indignados de Sol estarán preparándose para el momento posterior a las elecciones. A mi entender, lo más urgente es que el movimiento se dote de algún tipo de organización práctica que permita canalizar las demandas y negociar con el interlocutor que el sistema designe, sobre todo una vez que ha quedado claro que los indignados no son antisistema sino que el sistema es "anti-indignados". En una democracia parlamentaria ese interlocutor sólo puede ser el propio Parlamento o aquel que él designe, normalmente una comisión parlamentaria. Y lo primero que debe acordar esa comisión mixta de parlamentarios e indignados es mantener la legislatura hasta su conclusión con un tema monográfico: la reforma de la ley electoral. Hay que llegar a las elecciones generales de 2012 con una ley electoral lo más justa y democrática posible para elegir unas Cortes que tengan carácter constituyente.

El párrafo de promulgación de la vigente Constitución de 1978 dice que las Cortes han aprobado y el Pueblo español ratificado la siguiente Constitución. Es decir, las Cortes que aprobaron la Constitución no fueron Cortes constituyentes sino Cortes constituidas por el régimen anterior, aunque elegidas de forma distinta. Si ahora las Cortes fueran constituyentes podría cerrarse el bucle de la Transición y enmendar todas aquellas cuestiones que se ignoraron, se olvidaron o se tergiversaron, desde la Monarquía a la organización territorial del Estado, pasando por el derecho de autodeterminación y sin olvidar la pendiente separación definitiva de la Iglesia y el Estado, tan necesaria como una nueva y más justa Ley de la Memoria Histórica.

(La imagen es una foto de Ana_Rey, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 20 de maig del 2011

Ojo al desalojo.

Si la Junta Electoral Central mantiene su prohibición de la manifestación de mañana y las concentraciones, lo más sensato que puede hacer el M-15 es acatar la decisión, aunque sea injusta y hasta ilegal, y levantar el campo esos dos días. Por varias razones:

1ª: no hay que dar pretexto alguno a que se desencadene la represión. Es posible que ésta sea inevitable; pero no tan pronto.

2ª: hay que garantizar la plena normalidad de la jornada electoral.

3ª: hay que mostrar que se controla la situación cuando es necesario.

4ª: hay que probar la solidez del proyecto convocando de nuevo a acampar el lunes, veintitrés.

Internet seguirá funcionando y facebook y los dos días de carencia pueden aprovecharse para seguir organizando la acción y perfeccionando el manifiesto o programa. Algo en la línea de lo de la imagen pero mejorado, más sistemático.

Además, hay que ir a votar. Llegados a este punto de debate público en que vuelven a plantearse temas cruciales de la organización política del país, la abstención ya no es una opción. Las elecciones autonómicas y municipales son importantes en sí mismas pero también se han convertido en algo más, en un duelo entre quienes quieren un cambio y quienes no lo quieren. Los primeros todavía no tienen una opción propia a la que votar. Deben hacerlo pues por aquellas que les sean más próximas, en lo esencial los partidos de la izquierda, cualquiera de ellos.

Ya habrá luego tiempo para discutir sobre quién sea la verdadera izquierda, cuestión bizantina que apasiona a la izquierda.

Proponer que se acate una decisión posiblemente injusta no es grato y lo que pide la sangre es mantenerse en el ejercicio de un derecho que no se debe reprimir. Pero hay que pensar si esa resistencia puede enajenar al movimiento las simpatías de los ciudadanos y, por tanto, su apoyo.

(La imagen es una foto de Ana_Rey, bajo licencia de Creative Commons).

Aguirre o la hora tonta de Dios.

La más avanzada teología contemporánea de la escuela de Fray Gerundio de Campazas sostiene que el demiurgo de los gnósticos manifiesta su aspecto humano a través de sus criaturas ya que él es espíritu puro. Así, evidencia su cólera a través de Lope de Aguirre, según Werner Herzog. La raza debe de estar empeorando porque con esta otra Aguirre Dios sólo manifiesta sus horas más tontas.

Según parece, la famosa anécdota de que, siendo ministra de Cultura, Aguirre confundió a Saramago con una inexistente Sara Mago, es apócrifa. La señora presidenta tiene un portafolios de necedades, sinsorgadas e inconveniencias dichas en público. No necesita a Saramago. En una biografía asegura que con los ingresos de su hogar muchas veces no llega a fin de mes , como tantos millones de familias en España. Basta con verla. Una prueba evidente de estulticia castiza.

En otra ocasión declaró que Franco era socialista. Eso se llama desparpajo, pero no la deja en buen lugar intelectualmente hablando. La Presidenta no pasaría una evaluación de comprensión de conceptos.

En otro momento, inspirada en su intensa fe católica, apremió a desterrar de una vez la superioridad moral de la izquierda, propósito tan racional como el de romper con el mayo del 68. Casi suenan como confesiones al psicoanalista, algo así como un rechazo neurótico al pasado.

A raíz de la detención de Strauss-Kahn acusado de delitos sexuales se pregunta que en dónde están las feministas. No debe de tener cerca a ninguna, desde luego, ni siquiera a sí misma o quizá no sabe verlas pues es difícil ver lo que no se entiende por carencias propias.

Cuando el forcejeo por la presidencia de Caja Madrid, Aguirre calificó de hijo de puta a un queridísimo compañero de partido a cuyos ayudantes, según parece, espiaba. Ese término dedicado a un conmilitón expresa claramente el nivel moral de esta dama del Imperio británico

Con motivo del M-15 sostiene Aguirre que lo importante es que no lo manipulen los partidos de izquierda. Bastante es tenerlo acampado permanentemente a la puerta del antiguo y siniestro ministerio de la Gobernación. ¡Lástima de tiempos en que la izquierda sólo podía manipular los barrotes de las cárceles! Aquellos tiempos en que liberales como Aguirre y augures como Mayor Oreja vivían apaciblemente porque tenían una democracia con el único apellido legítimo: ¡orgánica!

Son las horas tontas de Dios manifiestas a través de esta su aristocrática sierva.

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 19 de maig del 2011

¿Qué hacer?

Aurora. El país entero está trastornado. El M-15 tiene una fuerza que nadie sospechaba, focaliza toda la atención mediática nacional y parte de la internacional, ha relegado al olvido la campaña electoral y ha dejado fuera de juego a los políticos colgados de la brocha de los mítines. El M-15 (o cualquiera sea su nombre) no era una algarada juvenil efímera sino una movilización ciudadana muy madura a fuerza de ser escrupulosamente pacífica; muy rápida y flexible por estar coordinada en la red; muy representativa debido a su pluralidad: la mayoría es de jóvenes, no necesariamente estudiantes, pero también hay muchísima gente mayor y muy mayor. José Luis San Pedro, por ejemplo.

Sobre todo el movimiento se percibe como legítimo. Sus reivindicaciones son la gestión de la crisis, la corrupción, la inoperancia del sistema político, los privilegios de los políticos. Cuestiones que llevan meses aflorando en los barómetros del CIS y sobre las que todo el mundo predica sin que nadie haga nada. El M-15 está haciéndolo y eso ha sumido en el desconcierto las instituciones que no saben cómo responder. He leido una web de la policía en la que se ve que el movimiento tiene muchos simpatizantes entre las fuerzas del orden. Es un movimiento legítimo y sus reivindicaciones las comparte todo el mundo en España. Hasta los corruptos, supongo que de boquilla.

Manos fuera. Precisamente por eso, el M-15 debe mantener celosamente su independencia frente a los intentos de los partidos, singularmente los de izquierda, de instrumentalizarlo. Frente a los sindicatos, en breve, frente a todos los elementos constitutivos del sistema político que ha hecho crisis con la crisis. Debe evitar contaminarse, como dicen los jueces porque, en tal caso, se convierte en arma arrojadiza y deja de servir. Y los partidos deben tener la elegancia de renunciar a ponerse al frente de la manifestación. Muchos de sus militantes están en el M-15 y ahí deben seguir a título personal.

Refundación del sistema político. Desde esa independencia, el M-15 tendrá que dar a conocer sus propuestas de cómo realizar las reividicaciones de más arriba. Es decir, un manifiesto o un programa. Pero uno de verdad, práctico, porque los que se han visto hasta la fecha como propuestas están vacíos, son retóricos, se limitan a reformular las reivindicaciones, sin hacer propuestas prácticas. Hay varias pero una es esencial y previa: cómo se reforma la ley electoral. Así:

Después de las elecciones del 22 de mayo (en las que, en mi opinión, toda la izquierda debe ir a votar a partidos de izquierda y no abstenerse), si gana la derecha, pedirá elecciones generales anticipadas, cosa que hay que evitar porque se harán con la vieja normativa. Lo que resta de la legislatura debe emplearse en una reforma del sistema electoral que permita llegar a mayo de 2012 con una normativa más justa. Tal cosa sólo puede lograrse mediante una comisión parlamentaria en la que se dé cabida a los/as representantes del M-15. Una nueva normativa para elegir unas Cortes cuasi constituyentes, capaces de abordar una profunda reforma de la Constitución equivalente a una refundación del sistema político en la cual no haya nada intangible. Ni la monarquía. Ni el derecho de autodeterminación.

El partido recházalo-todo. El problema de este plan es que, en el ínterin, el M-15 debe conservar su legitimidad, su presencia y, sobre todo, su eficacia. Para lo cual no es insensato constituirse en partido político, de nuevo cuño, asambleario, digital, recházalo-todo, pero con personalidad jurídica y capacidad para presentarse a las elecciones. Así tendrán a quien votar todos los que consideran que no tienen partido al que hacerlo, más quienes piensen que los mayoritarios han bloqueado la necesaria reforma de la democracia española.

(La imagen es una foto de StephaneMGrueso, bajo licencia de Creative Commons).

La perspectiva de género.

Vi Woyzeck por primera vez cuando tenía quince años. En el primer festival de teatro de arte y ensayo que permitió el franquismo para el cual toda obra de teatro que no fuera de Alfonso Paso era un sacrilegio o propaganda bolchevique. En realidad me colé porque sólo era autorizada a mayores de dieciséis años. Me quedé tan impresionado que después la he visto un par de veces más y me he tragado la ópera de Berg, Wozzek, casi más dura que la tragedia.

En esta ocasión ya iba predispuesto a revisar mi juicio sobre la obra, como explicaré luego. Este ánimo revisionista no tiene nada que ver con la versión (Juan Mayorga) la escenografía (Max Glaenzel/Estel Cristià) y la dirección (Gerardo Vera) que se ven en el María Guerrero y están todos muy bien. Yo hubiera sido menos abstracto y hubiera evitado las referencias al nazismo. El doctor es un trasunto de cualquier médico criminal de un campo de concentración pero no el atolondrado médico positivista decimonónico que Büchner conocía muy bien porque él era médico.

Tampoco se modifica el enorme aprecio que merece el autor. Que un hombre que muere a los veinticuatro años (en 1837) haya hecho lo que hizo Georg Büchner y dejado una breve pero extraordinaria obra escrita (entre otras prosas, tres dramas de los que La muerte de Danton aun es mejor que Woyzeck) resulta portentoso. Porque además esos dramas son revolucionarios y su influencia llega hasta hoy y la prueba es que siguen representándose. Hay quien dice que si Büchner (a quien, por cierto, educó su madre hasta los nueve años) no hubiera muerto tan joven, habría sido un Goethe. Woyzeck y desde luego Danton dan para pensar así. El gran mérito de Woyzeck es que por primera vez el protagonista del drama es un pobre diablo, no un rey ni un noble, clérigo o gentilhombre de toga o espada; un infeliz, soldado del regimiento, chico de los recados, a quien los oficiales desprecian y humillan y de cuya mujer se aprovechan. Es un grito de protesta por la inhumanidad del trato de castas en una época en que se habían proclamado los derechos del hombre. Pero un soldado raso del ejército alemán no era un hombre sino algo intermedio entre un hombre y un gusano.

Entonces, ¿en dónde está la revisión del juicio? En la aplicación de la perspectiva de género, cosa que antes no practicaba y ahora hago siempre. Esta perspectiva subraya el hecho de que la desesperación, la conciencia de la horrible miseria de su situación empuja a Woyzeck a asesinar a su mujer en un crimen de género. Ya sé que, cuando se hace este tipo de observaciones, alguien se irrita y señala que esas son tonterías de lo políticamente correcto, ridículas medidas para obras clásicas y que, si aplicáramos ese criterio siempre, la humanidad tendría que corregir su visión del patrimonio artístico y literario mundial. El crimen pasional, además, se dice, es un motivo sempiterno de la creación artística. Es posible, ¿y qué?

Si se emplea la perspectiva de género se obtiene una interesante conclusión sobre los prejuicios de la humanidad personificados en los de Büchner. Éste lleva su audacia a denunciar la injusticia de tratar a un ser humano como algo inferior, despreciable. Pero su clarividencia no alcanza el fondo de la injusticia que denuncia. El protagonista de la obra, el que aparece como víctima de un destino aciago, es el asesino, pero la verdadera víctima es la mujer asesinada.

Es verdad que, al estar inconclusa la obra, no se sabe qué final le hubiera dado Büchner aunque fuera como fuera éste, lo inequívoco, lo que no se cuestiona, es que el asesinato de la mujer no es una tragedia en sí mismo sino solo una consecuencia, un efecto colateral de la tragedia que vive el asesino, de cuya desgracia hemos de compadecernos. Si Woyzeck no es tratado como un ser humano, su mujer, la víctima de la víctima, aun menos.

Con todo, Woyzeck sigue siendo una obra impresionante por la elegancia y la profundidad de los parlamentos de los personajes incluso cuando se los ridiculiza, algo que Bertolt Brecht aprendió en Büchner. Así habla el doctor a Woyzeck en un momento: "¡La naturaleza! Woyzeck, el hombre es libre, en el hombre la individualidad se ilumina en la libertad".

dimecres, 18 de maig del 2011

Esto es sólo el comienzo...

El movimiento que se inició el domingo quince de mayo tiene brío, tiene fuerza, persiste. Todavía carece de nombre único y se usan indistintamente movimiento de los indignados, movimiento 15-M (que tiene muchas posibilidades por su simplicidad) y movimiento Democracia Real Ya. Varios nombres pero una única cosa, un levantamiento pacífico de ciudadanos, principalmente jóvenes pero no sólo ellos, hartos de padecer la crisis y la forma de gestionarla del sistema político. Y un movimiento espontáneo, nacido en la nueva esfera pública virtual cuya eficacia práctica es indudable. Es rápida, es flexible, recibe mucha información en tiempo real y se adapta a las circunstancias. Es decir, sobrevive. El clima que se vivía anoche en la Puerta del Sol de Madrid, como el que transpiraban las informaciones de Granada, Sevilla y otros lugares era de una exultante felicidad y alegría: tanta gente junta, sabiendo que está haciéndose oír porque es el foco de todos los medios. Es una explosición política pacífica extraparlamentaria que se dirige contra el sistema en su conjunto, el nacional y el internacional, contra la banca, los empresarios, los sindicatos, los partidos, los políticos, las instituciones, los medios de comunicación.

En Sol había de todo y se coreban gritos muy variados con los que Palinuro está o no de acuerdo. Por ejemplo ese PSOE-PP la misma mierda es no me parece cierto. Pueden ser mierda, habría que discutirlo, pero definitivamente no la misma y, en todo caso, echa alegremente en olvido que al PSOE lo votan once millones de personas, demasiadas para tratarlas de mierda, sobre todo cuando quienes lo hacen son cuatro mil y con un eco espeluznante al tiempo del llamado socialfascismo del que vino el nazismo. Otros gritos tenían una resonancia antipolítica bastante tosca, del género "todos son iguales" o "no nos representan". Hubo muchos otros gritos que Palinuro encontró más atractivos, como los que iban contra los bancos, el capital, los beneficiarios de la crisis o los que pedían la reforma del sistema electoral, la responsabilidad de los políticos (que no puedan ir imputados en las listas electorales) el funcionamiento de las instituciones, etc.

Con el sentido práctico que lo caracteriza, Palinuro se pregunta de qué forma puede consolidarse este movimiento ya que su triunfo depende de su permanencia. Y consolidarse sin traicionar su esencia. Es un movimiento independiente y no puede dejarse instrumentalizar por ningún partido, aunque diga coincidir con sus fines. Probablemente el movimiento deba pensar en la posibilidad de constituirse en partido a su vez porque es la única vía de llegar al poder en democracia y el poder sigue siendo imprescindible en todo programa de cambio. Pero eso está lejos aún. Lo que está muy cerca, lo que ya urge, es que tenga un manifiesto o un programa que pueda comunicar al conjunto de la población, aparte de los gritos, que no dan para mucho. La parte negativa de este programa está clara, (no a lo existente) pero no así la positiva, lo que se propone en sustitución de lo caduco. Hay que elaborar propuestas y debe aprestarse algún mecanismo para conocer el grado de apoyo social que tienen.

Hacer un programa no es fácil pero sí lo único que puede cohesionar el movimiento. Sobre ese programa podrá éste plantear sus objetivos. Eso es lo que podría considerar el grupo de trabajo que proponía Palinuro hace dos días, compuesto por parlamentarios (diputados y senadores) y representantes del movimiento. En el entendimiento de que cualquier acuerdo que alcanzaran se sometería a votación popular, bien ordinaria bien en referéndum. Para ir ganando tiempo, el movimiento podía promover una iniciativa legislativa popular que llevase al Parlamento la petición de reformas de quinientos mil ciudadanos por lo menos, aunque este tipo de iniciativa tiene muy recortadas las alas en España.

Algo debe el movimiento hacer porque dentro de cuatro días millones de votos dirigidos a los partidos servirán como plataforma para contraatacar y deslegitimar el 15-M . Cincuenta o cien mil personas en la calle no pueden imponerse a veinte millones de votos integrados en el estatu quo. Sin embargo, la fuerza del movimiento no está en la cantidad de seguidores (aun siendo esto importante porque presta visibilidad) sino en la justicia y la verdad de sus argumentos. Y ahí es donde hay que formularlos en negativo y en positivo.

Jamás había estado tan claro que la oposición entre Rosa Luxemburg (el fin es todo; el movimiento, nada) y Eduard Bernstein (el fin es nada; el movimiento, todo) era absurda porque el fin y el movimiento son lo mismo.

(La imagen es una foto de furilo, bajo licencia de Creative Commons).

Evalúa, que algo queda.

Hay en marcha un proceso de evaluación de los rendimientos escolares dentro de un plan de evaluación general del sistema educativo previsto en la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE) que descansa fundamentalmente en las autoridades educativas de las Comunidades Autónomas (CCAA) ya que la educación es competencia suya. La LOE, que es un infierno redaccional de cuya confusión es dificilísimo escapar con una idea razonable de qué sea lo que se pretende, establece un juego a tres bandas para el establecimiento de lo que llama un Sistema Estatal (nada de Nacional) de Indicadores de la Educación (art. 143, 3) y para la redacción de planes plurianuales de evaluación (art. 143, 1). Dicho sistema será la base de los informes que luego el Gobierno hará llegar anualmente al Parlamento con los resultados de las evaluaciones (art. 147, 1). Las tres bandas son un Instituto de Evaluación que era Nacional pero ha dejado de serlo (art. 142,1), las autoridades educativas de las CCAA y el Ministerio de Educación y Ciencia. Pero esas tres bandas, como la Santísima Trinidad, son una y trina: las CCAA. El famoso Instituto de Evaluación, en el fondo, está compuesto por las CCAA, y el Ministerio de Educación y Ciencia establece el sistema con los datos que le facilitan las CCAA (art. 143,3). O sea, mandan las CCAA.

La Comunidad de Madrid desarrolla la LOE a través de una Orden 3319-01/2007, de 18 de junio que, a su vez, se formaliza en una Resolución de la Dirección General de Mejora de la Calidad de la Enseñanza por la que se dictan instrucciones para la evaluación de diagnóstico. Y nunca estuvo tan clara la eficacia de la vieja picaresca legal: Tú haz la ley, que yo hago el reglamento en especial cuando, como es el caso, la ley no dice nada. Por ejemplo, es la Dirección General citada la que determina cuáles son las competencias básicas que se someterán a evaluación. Y lo hace con absoluta libertad porque la ley es muda al respecto. Muda al estilo de los hermanos Marx. Los artículos 21 y 29 dicen que Estas evaluaciones tendrán como marco de referencia las evaluaciones generales de diagnóstico que se establecen en el artículo 144.1 de esta Ley. Y el art. 144, 1 citado dice que: Estas evaluaciones versarán sobre las competencias básicas del currículo (...) e incluirán, en todo caso, las previstas en los artículos 21 y 29. Un divertido ejemplo de círculo vicioso. Resultado: las que decidan las CCAA.

A su vez, las CCAA realizan las pruebas de evaluación en los dos momentos concretos que determina la LOE: al finalizar el segundo ciclo de la educación primaria y al finalizar el segundo curso de la educación secundaria obligatoria. Es decir, que todos los centros de una misma Comunidad Autónoma realizan la misma evaluación en el mismo instante curricular. Por tanto aquellos centros (normalmente privados no concertados) que tengan proyectos pedagógicos propios en cuanto al ritmo y los tiempos de aprendizaje, tendrán que marcar el paso en la Gleichschaltung, la uniformidad educativa so pena de sufrir malos resultados en las evaluaciones. Así se interpreta el mandato del artículo 145 de la LOE que reza que: las Administraciones educativas apoyarán y facilitarán la autoevaluación de los centros educativos. Salvo que por autoevaluación no se entienda literalmente nada, la práctica de la Comunidad significa una injerencia pública en la autonomía pedagógica de los centros privados, que es una forma curiosa de entender el liberalismo y afecta a muchos que enviamos a nuestros hijos a estos centros precisamente porque son distintos.

Añádase a ello que, aunque la Ley prohíbe tajantemente que los resultados de las evaluaciones se usen para el establecimiento de clasificaciones de los centros, eso no es estrictamente creíble. Es de suponer que estos resultados se conocerán de un modo u otro, y establecerán jerarquías de los colegios que perjudicarán a aquellos privados que tienen sistemas pedagógicos no coincidentes con el oficial. Un caso de claro atentado a la autonomía de los centros que no son financiados con fondos públicos; probablemente un abuso de poder contra el que haya que recurrir.

dimarts, 17 de maig del 2011

¿Cómo serán tan ingenuos?

Los expertos en comunicación política que, como se sabe, abundan más en España que los pingüinos en la Antártida, suelen decir que los socialistas comunican mal, expresión que trata de explicar el porqué de la escasa intención de voto que cosechan y la baja valoración del presidente Zapatero. Habría mucho que discutir sobre esto pero no hay tiempo; ya lo haremos en otro momento. Ahora mismo lo que parece evidente es que entran a todos los trapos con una ingenuidad sólo paralela a su despiste. En lugar de mantenerse fieles a su guión, esto es, explicar la gestión de la crisis y criticar al PP por la Gürtel y la falta de programa claro, pierden el tiempo respondiendo a todas las provocaciones que les lanzan, con lo cual aparecen siempre como disculpándose y sin hablar de lo que tienen que hablar.

¿Que María Dolores de Cospedal acusa al Gobierno de planear otro recorte social y salarial para el verano? Allí sale Zapatero perdiendo un tiempo precioso a refutar la nueva insidia, cosa inútil porque, al ser cuestión de futuro, es incomprobable. ¿Que Gonzalez Pons asegura que si el PP gana las municipales Zapatero convocará Elecciones Generales? Ahí vuelve a salir Zapatero afirmando que las generales serán en 2012. Otro futurible. Si mañana llega otro destacado dirigente del PP afirmando de buena tinta que después de las elecciones Zapatero saldrá del armario y se casará con Josu Ternera, con lo cual se aclarará por fin lo de la negociación ETA-Gobierno, que eso se lo sabe muy bien Mayor Oreja, ¿también saldrá Zapatero a desmentirlo? Además, ¿no se dan cuenta de lo absurdo de que sea Zapatero quien responda a todos esas fabulaciones? No porque no deba el Presidente dialogar con segundos (cuenta habida de que el primero del adversario es un primero silente), sino porque esto lo hacen mucho mejor Rubalcaba o Chacón que para eso están ahí.

El Presidente, a la Gran Política, a explicar porqué la política neoliberal del PSOE es mejor que la del PP, que ya tiene tajo, y a pedir a éste explicaciones por la corrupción, por la Gürtel. Ayer mismo el juez Flors decidió no incorporar a la causa contra Camps a los presuntos de la alta tramoya gürtelina. Doctores tiene la ciencia para indagar en las complejidades de los razonamientos judiciales pero algo parece claro: la decisión acelera el proceso de Camps y cabe que se produzca la citación de éste antes del 22 de mayo, aunque su comparecencia sea posterior. Y ese asunto no son palabras menores.

La abstención. En las elecciones hay que votar porque el voto es el instrumento principal de participación ciudadana. Es falso que votando se legitime un sistema que algunos consideran ilegítimo. Hay un voto de protesta, el que precisamente cuestiona la legitimidad del sistema, que es el voto en blanco. La abstención carece de sentido y no tiene valor político como protesta porque se confunde con la abstención de los perezosos o los indiferentes esto es los que, callando, otorgan. El que vota en blanco muestra su disposición a votar pero no tiene a quién porque el sistema no le satisface. Es decir, votar hay que votar: a la derecha, a la izquierda, a unos a otros o en blanco. Los derechos deben ejercerse. En lo que hace a la izquierda la abstención es muy dañina. Hay, parece, muchos votantes del PSOE y también de Izquierda Unida que, defraudados, piensan en la abstención. Si son de izquierda deben votar a la izquierda, al PSOE, a IU, a los verdes de izquierda, Equo, los nacionalistas de izquierda. Se trata de elecciones autonómicas y municipales con circunscripciones muy variables, mayor posibilidad de representación y gobiernos locales de coalición. La abstención no hace visible la fuerza de la izquierda.


Referencia a los dos temazos del día:

1) Strauss-Kahn: Strauss significa avestruz en alemán; también ramo de flores. El asunto es terrible pero no diré nada mientras no hable la Justicia que es igual para una inmigrante de Ghana que para el todopoderoso director del todopoderoso FMI. No me privo de señalar qué ganas le tenían algunos y cuánta animadversión suscita aquel a quien por probable mimetismo con la organización que regentaba, se conoce como DSK. Otros, en cambio, se han lanzado a la yugular de la femme de chambre, sospechosa de denuncia falsa para dar un pelotazo. No hace falta decir que quienes arremeten contra el poderoso DSK son de izquierda y los que van contra la humilde camarera denunciante, de derecha. Cuestión de querencias.

y 2) Democracia Real Ya. Palinuro dedicó la entrada de ayer a este impresionante movimiento con el título de el fetichismo de la mercancía así que nada de repeticiones. Sí cabe añadir un par de consideraciones: es un movimiento espontáneo en Facebook que, sin duda, muchos (personas o partidos) tratarán de dirigir, capitalizar, "orientar", "organizar". Veremos qué sucede. Lo que está claro es que la yesca la han puesto las revueltas árabes y la chispa la ha traído el ¡Indignaos! de Hessel. Ahora hay que ver a dónde llega el incendio. De momento la protesta continúa con acampadas en distintas ciudades de España. Podemos estar al comienzo de algo importante. La gente está sacando el debate político a la calle, haciendo valer sus derechos.

Por eso es de aplaudir que Zapatero tenga la altura de miras necesaria para decir que hay que escuchar a los indignados. Bien. Conviene entonces no empezar mandando cargar a los antidisturbios. Eso ya no es de recibo. Se ha visto precisamente en los países árabes: la primera reacción del poder ante la protesta callejera es recurrir a la violencia lo cual sólo intensifica la revuelta. Aquí hay que escuchar, como dice y es de esperar que haga Zapatero. Se me ocurre alguna fórmula: por ejemplo, podía nombrarse una comisión parlamentaria (diputados y senadores) que se reuniera con los representantes o delegados del movimiento y formara un grupo de trabajo a ver qué se puede hacer con las reivindicaciones de los jóvenes. Porque éste es un movimiento de la juventud, algo que hay que tomarse muy en serio. A su vez el movimiento tendría que dotarse de algún tipo de estructura que le permitiera tener delegados o representantes, cuestión siempre problemática en movimientos espontáneos y asamblearios.

(La imagen es una foto de Luis Jáspez, bajo licencia de GNU_Free_Documentation_License), vía Creative Commons).

El son de la piedra.

En el Instituto italiano de cultura de Madrid hay una exposición de esculturas de Pinuccio Sciola, un curioso artista sardo que hace hablar las piedras, como las cosas que, según Alfonso VI, tenía Mío Cid. No hablar exactamente, ya que no emiten sonidos articulados; las hace sonar. En verdad es original porque a las piedras se les ha sacado siempre forma, en muchos casos tan bella que encarnaba, como le pasó a Pigmalión, pero no sonidos. Hasta ahora las piedras eran mudas. Con Sciola suenan. Para ello las hiende en canales paralelos y forma así como liras pétreas o xilófonos, que habría que llamar litófonos. Y en todo tipo de piedras y rocas, en las que se encuentra en el campo o las pequeñas piezas que la gente puede poner sobre la chimenea de su casa: una piedra sonora de Sciola.

Por asociación (impropia) de ideas, me dio por pensar en el Peine de los vientos y me pasé un rato soplando a distintas esculturas, todas hendidas, atribuyendo su obstinado silencio a mi falta de pulmones. Hasta que en una sala de la exposición un vídeo aclaraba todo: las piedras hay que tañerlas o frotarlas con la mano desnuda o con otra piedra a modo de uña. Y se obtienen entonces unos sonidos muy curiosos, sones primigenios, ctónicos, que diría Lovecraft.

La exposición se visita en un santiamén. Luego cabe tomar un café en un caffè letterario que hay en el bajo del venerable caserón de la calle Mayor. Por cierto, enfrente de Capitanía, en donde hacía guardia un soldado chaparro, seguramente nacido en el altiplano andino. Es decir, que las esculturas de Sciola se encuentran más o menos en el lugar en el que hace casi un siglo Mateo Morral lanzó una bomba al paso del carruaje de otro Alfonso, el XIII y de Victoria Eugenia, los abuelos de Juan Carlos. Los reyes salieron ilesos pero murieron treinta personas.

(La imagen es una foto de candido 33, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 16 de maig del 2011

El fetichismo de la mercancía.

Gran gesto el de ayer, con la multitud echándose a la calle en muchas ciudades españolas a protestar por la penosa situación en que nos hallamos. Manifestaciones que no tenían un objetivo específico y concreto ni respondían a un planteamiento interesado de partido, grupo, tendencia o asociación sino solamente a la generalizada sensación de hartazgo que cunde hoy en la sociedad, especialmente entre los jóvenes, el sector más castigado. Los medios hablan de indignación, en la estela de Stéphane Hessel. En todo caso protesta airada contra la precariedad, el desempleo, los abusos del capital, la corrupción y los privilegios de los políticos, el demantelamiento del Estado del bienestar, la explotación, la negación de derechos. Puede ser el comienzo de un movimiento que se constituya en dique frente al avance de la extrema derecha en Europa. Y también puede ser la configuración de otra posición extrema, revolucionaria, que establezca una dialéctica fatal con aquella; una nueva extrema izquierda enfrentada a una nueva extrema derecha en sociedades cada vez más polarizadas.

En las democracias la política se hace en el parlamento. Pero puede haber circunstancias en que se realice una política extraparlamentaria. Si esto sucede es porque el sistema representativo no es eficaz. Efectivamente, una de las protestas más frecuentes del movimiento ¡Democracia real YA! es contra la inoperancia del sistema político, contra los políticos (tercer problema en orden de importancia para los españoles, según el CIS, después del paro y la situación económica, aunque muy por debajo de estos) y contra los partidos. Quien dice partidos dice también sistema electoral, en el punto de mira de todas las críticas.

Especial importancia tiene aquí que se trate de un movimiento organizado en la red, a través de Facebook, como en los países árabes. Facebook y Twitter hacen posibles movilizaciones ciudadanas espontáneas y permiten una práctica deliberativa general, asamblearia, de consecuencias aún por descubrir. Esa crítica que suele hacerse diciendo que lo virtual no puede sustituir a lo real ha quedado refutada una vez más, cuando lo virtual demuestra que es una de las formas de la realidad, aquella que se ha sublevado contra el fetichismo de la mercancía, tan agobiante que no sólo domina el trabajo sino también el ocio y el paro. Y se ha sublevado pacífica y abrumadoramente, de acuerdo con la propuesta de Hessel. Y ahora, ¿qué? ¿Cómo evoluciona esto que acaba de nacer?

Dependerá de cómo se enfoque. Los partidos más a la izquierda pretenderán hacerse con el mando esgrimiendo el argumento de que sus objetivos son los del movimiento, cosa que está por ver. Téngase en cuenta además que esta acción garantiza en un principio su funcionamiento democrático a base de trasparencia completa, lo cual no puede predicarse de los partidos. A su vez, una de las posibles evoluciones es que este movimiento se consolide como partido y se presente a las elecciones de 2012. ¿Por qué no? La eficacia de la acción depende de la presencia en las instituciones, como está demostrando Bildu. La constitución de un partido que sumara las energías de todos los indignados o hartos daría a los abstencionistas una razón para votar.

De todas formas no le hace falta constituirse en partido ya que, si se mantiene en la red tendrá garantizada su continuidad y el impacto de sus reivindicaciones en el juego político institucional. Puede llegar a ser muy eficaz sin necesidad de pagar el tributo de la política parlamentaria, hecha de acuerdos, concesiones y negociaciones.

diumenge, 15 de maig del 2011

Contra reloj.

La campaña electoral está en su momento decisivo. Las encuestas siguen vaticinando un desastre del PSOE y un triunfo arrollador del PP. Justamente lo que se requiere para movilizar el voto socialista. Ya hay señales bastante claras. Zapatero consiguió ayer llenar la plaza de toros de Valencia , mientras que Rajoy no lo lograba en Zaragoza. Hoy acude el socialista a esa misma ciudad. Si, como es de prever, completa el aforo, cabe pensar que esté dándose el vuelco que anunciaban/deseaban los socialistas hace una semana. Por otro lado la movilización antigubernamental se ha desinflado como un globo de verbena. La manifestación montada por Voces contra el terrorismo, la asociación de Alcaraz, para protestar por la legalización de Bildu, echando la culpa al Gobierno, reunió a 2.000 personas en Madrid que tampoco es tanto en comparación con gloriosos tiempos pasados. No faltó el inevitable Mayor Oreja, portador de la primicia de que el Gobierno y ETA están negociando. Pero ni Mayor Oreja convierte 2.000 personas en 20.000 y mucho menos ahora que, como dice González, estamos más cerca que nunca del fin de ETA. ETA puede acabar en esta legislatura y Mayor Oreja se llevará un disgusto, aunque siempre podrá decir que él tenía razón y que, si hay paz, es porque negociaron.

Eso en cuanto a los números, las cantidades, los apoyos, las simpatías. El contexto sigue siendo abrumadoramente desfavorable al PP. El caso Gürtel domina el escenario. El Tribunal Superior de Justicia de Valencia decidirá el día 19, a tres días de la votación, si asume la causa de financión ilegal del PP valenciano. Además Camps acabará haciendo la campaña electoral incognito porque donde quiera que va la gente le monta un pollo, llamándole, entre otras lindezas corrupte.

Y si el contexto es malo, los discursos son peores. Aznar, quien debe de creer que su palabra es la Revelación, carga contra el Gobierno con una retórica incendiaria que compara a Zapatero con Chávez y Castro. No está mal como devolución del favor que Zapatero le hizo cuando lo defendió precisamente frente a Chávez. Pero el hombre tiene esta dimensión moral y piensa que nadie se da cuenta. Y no es el único discurso disparatado. Las baladronadas de Camps, las ambigüedades de Rajoy, las estridencias de González Pons y Cospedal, las barbaridades de Fernández Díaz forman un guirigay bronco y amenazador que resulta muy desagradable y atemoriza a la gente. La orden de Aznar de que quiere victoria por una gran mayoría, dicha en ese tono perentorio, como tributo que hubiera que pagarle por tenerlo dos legislaturas dando voces por el extranjero completa el trabajo de las encuestas. Es posible que el PSOE no concite universales simpatías, pero el PP lleva camino de cosechar universales antipatías. Si Aznar sigue eclipsando a Rajoy el 22 de mayo puede ser una repeticion del 14 de marzo de 2004.

(La imagen es una foto de Guillaume Paumier, bajo licencia de Creative Commons).

Todo es política.

Hay una convicción universal respecto a las bondades de la ciudad. Universal y antiquísima. La ciudad tiene muy buen cartel, se identifica con la civilización (la raíz de la palabra así lo muestra), es el refugio de la libertad frente al despotismo agrario, se lanza hacia el futuro como sus rascacielos se alzan a los cielos. Ocasionalmente se plantea la controversia del beatus ille, en el Renacimiento, en el romanticismo medievalizante, en las aspiraciones hippies de los años sesenta del siglo pasado. Pero siempre se resuelve de hecho a favor de la ciudad. Ocasionalmente también reaparece la ciudad como ámbito de perdición y catástrofe, el lugar en el que la humanidad se corrompe y sufre el condigno castigo, en la tradición de Sodoma y Gomorra, Roma como la puta de Babilonia o Nueva York como centro satánico del infiel el 11-S. Pero sale siempre invicta arropada en la teoría que la ve como el lugar en el que los seres humanos interactúan tomando pie en la sola determinación que es común a todos ellos: la condición humana. Es una teoría que consiste en el fondo en un hacer de necesidad virtud pues la razón de la ciudad, de que habla Carlos Moya, no es eludible. Conocer la necesidad es entrar en la libertad según tradición hegeliana y una teoría que lleva a la libertad no puede ser una ideología. ¿O sí? Dependerá de la praxis de la teoría.

Esa es la tarea que se fija Manuel Delgado en este interesante libro (Manuel Delgado, El espacio público como ideología, Madrid, La catarata, 2011, 109 pp.) desmitificar el ciudadanismo entendido como un democraticismo radical para el que la democracia no es forma de gobierno, sino modo de vida y asociación ética (p. 21), desmitificarlo en tanto que ideología de la socialdemocracia. Tarea que el autor acomete provisto de un muy considerable bagaje de largos años de investigaciones y estudios sobre la ciudad desde muchos puntos de vista. El libro consta de cuatro trabajos independientes de los que los dos primeros son de más calado filosófico. En el primero sobre el espacio público. Discurso y lugar aborda la cuestión de la esfera pública, el ámbito público habermasiano, el locus de la comunicación entre ciudadanos críticos libres en sentido abstracto pero que, cuando tiene que materializarse se convierte en orden público, enunciado ideológico que acaba siendo el lugar de tolerancia cero de Giuliani y Sarkozy (p. 39).

El ciudadanismo se configura como civismo en la praxis que, en la época de la postpolítica de Zizek, orienta su atención a los nuevos movimientos sociales característicos de una realidad social creada por ellos mismos según los enfoques del interaccionismo simbólico o la etnometodología. Pero estos no son más que una parte de la disyuntiva real entre contexto estructural (por tanto invariable) y contexto de negociación (variable) (p. 58). Y aquí es donde Delgado explica la raíz de su crítica, en el hecho de que la igualdad comunicacional (que es base del ciudadanismo) es una quimera (p. 67). No existen las relaciones anónimas (por tanto de individuos abstractos) sino que todos estamos identificados de muy diversos modos (p. 71).

Los otros dos capítulos, más breves, versan sobre dos cuestiones concretas. El de Morfología urbana y conflicto social traza la evolución de las ciudades dormitorio de los años sesenta hasta verlas convertidas en los guetos y prisiones que son hoy día (p. 87). El de Ciudadano mitodano hace un breve recorrido por el concepto del imaginario social para acabar considerando que, pues la ciudad es parecida a un mito, en expresión que recoge de Ledrut, mito en el sentido antropológico, referido a la trinidad de realidad, símbolo e imaginación, el ciudadano, el que habita la ciudad, es en realidad un mitodano, el que habita el mito.

Es verdad. En el fondo de las ideologías siempre hay mitos. Está uno tentado de pensar que si el ciudadanismo es, como quiere Delgado, la ideología de la socialdemocracia (arduo averiguar aquí si la socialdemócrata es ahora la hegemónica o no), ello se debe a que se trata de una corriente estatista, partidaria del Estado, de lo que Cassirer llamaba el mito del Estado.

dissabte, 14 de maig del 2011

La blogosfera en dique seco.

Hay millones de blogueros en el mundo. De ellos, la mayoría nos alojamos en Blogger que combina sencillez de manejo (hasta puede manejarlo Palinuro) con gratuidad y buena presentación. Este es el primer fallo que le conozco. Pero ha sido como un terremoto. Muy distinto del de Lorca sobre la que se ha abatido de forma imprevista una catástrofe en vidas humanas, destinos rotos, devastación material de tales proporciones que estamos todos conmocionados. Para mayor desgracia, ahora parece que los que quedan a la intemperie son los inmigrantes que carecen de redes familiares de refugio. Son los pobres de los pobres y es de esperar que la ayuda que el Estado debe prestarles no se convierta en nudo de discursos xenófobos que, para vergüenza nuestra, van siendo frecuentes.

No, el terremoto de la blogosfera no es comparable al de Lorca. Pero ha sido un terremoto. De pronto los blogueros han sentido que la "plataforma" no es segura, como no lo es la tierra y que, cuando menos se espera, puede abrirse y tragarse los blogs de millones de personas. Una de las formas más frecuentes de comunicación global se paraliza, desaparece. Los primeros en detectar el problema fueron los periódicos, todos los cuales tienen blogs o se conectan con blogs, si bien reducían el daño a unas "decenas de miles". Pero en realidad son millones porque los blogs están interconectados, forman la blogosfera, la red dentro de la red, como lo es Facebook que, a su vez, también está conectado con la blogosfera. Con la blogosfera en turbulencia.

Para restablecer el servicio Blogger suprimió todas las entradas y comentarios desde el día once de abril, con lo que los pobres blogueros no sólo se encontraban inermes sino que veían que se les arrebatan las memorias. Y de un modo radical. Blogger también había vaciado los cachés. Las bitácoras estaban desorientadas.

Volatilidad.

A reserva de lo que digan los próximo sondeos hay una sensación de que el PSOE puede remontar y el PP ceder terreno correspondientemente. Después del anuncio de la retirada de Zapatero era de esperar que éste se implicara directamente en la campaña y con intensidad. Bambi, reciclado en "pato cojo", tiene todavía mucha fuerza y, flanqueado por Chacón, Rubalcaba y Blanco, cada uno de los cuales impone respeto, se ha fijado como objetivo "dar la vuelta a las encuestas". Éstas reflejan el pesimismo de un electorado de izquierda que se siente defraudado por Zapatero. Combatir el desánimo y la irritación es muy difícil y mucho más convertirlos en sus contrarios, el entusiasmo y la alegría.

El votante socialista es un ser taciturno que ya casi no presta atención a lo que dice Zapatero porque lo da por amortizado. Sí, en cambio, se la presta y mucha, a los pronunciamientos de los organismos e instituciones internacionales sobre España y a los exabruptos del PP. Son las dos líneas que pueden hacer que el PSOE, después de todo, no pierda las elecciones. Empeñarse en defender la labor del gobierno socialista en esta legislatura es perder el tiempo. Aunque fuera verdad que el Estado del bienestar no ha sufrido merma con las políticas económicas de Zapatero, no hay forma de hacérselo creer a la gente, la mayoría de la cual sólo ha visto desmejoramiento por doquier.

Como sea que la defensa del Gobierno corre a cargo de su batallón exterior y que el punto flaco del PP es la corrupción, el PSOE hará bien concentrándose en ella. Hoy habla Zapatero en la plaza de toros de Valencia, feudo del hombre que simboliza la Gürtel. Según como sea la asistencia, podrá verse en qué medida afecta la corrupción al comportamiento electoral. Téngase en cuenta que, junto al tipo ideal del votante racional, aparecen bolsas importantes de votantes ideológicos, sentimentales, pasionales que, a veces votan a favor de uno sólo para que no gane el otro, lo que suele conocerse como voto útil, y demuestra que aun en la más turbulenta pasión hay un elemento de cálculo. El que Zapatero trata de despertar hoy en la plaza de toros: si no queréis votarme por los beneficios que os doy, cuando menos evitad que os esquilmen. Al fin y al cabo la disyuntiva en Valencia suena verosímil. El resultado electoral es cada vez más incierto.

(La imagen es una captura del vídeo de Público, bajo licencia de Creative Commons).

El Tribunal Constitucional.

Algunos amigos me han reprochado que en mi artículo de Público, Lo más sagrado, a mi vez sacralizo el Tribunal Constitucional como requisito esencial e intangible del Estado de derecho y de la democracia. Nada menos cierto. Sé de sobra que hay Estados de derecho y democracias antiguas y sólidas que carecen de Tribunal Constitucional bien porque es el mismo Tribunal Supremo, como en los Estados Unidos (lo cual, dicho sea de paso, ahorra muchos disgustos), bien porque simple y llanamente, no existe, como es el caso de los Países Bajos o de Dinamarca, entre otros. Los tribunales constitucionales se abren paso en algunos países europeos por influencia germánica y, allí en donde existen, su función es crucial para el imperio de la ley y la democracia. En donde no existen, obviamente, no.

Lo que sucede es que si hago estos matices se me acaba el artículo que iba sobre si se puede o debe cuestionar las motivaciones de los magistrados del Constitucional. No criticar sino sugerir que los magistrados actúan por razones políticas antes que jurídicas. Eso equivale a deslegitimar el Tribunal Constitucional que tenemos, el máximo intérprete de la Constitución que es una fórmula política bajo la forma de una ley.

(La imagen es una foto de Invisgoth (Own work), en el dominio público vía de Wikimedia Commons).

divendres, 13 de maig del 2011

Aprovechándose de un terremoto.

Ni en la desgracia de un seísmo que ha ocasionado nueve muertos y casi trescientos de heridos así como una catástrofe material enorme se ve libre la gente del ansia de la derecha por rebañar votos y ganar las elecciones. El "juego limpio" no es concepto que tenga cabida en la forma de actuar del PP.

Habiendo acordado todos la suspensión de la campaña electoral por un día y con una declaración de duelo de dos, ha faltado tiempo a la derecha para saltarse su compromiso. Aguirre, en rueda de prensa posterior a un consejo de gobierno, ha hecho declaraciones típicamente electorales, llamando "trolero" a su contrincante. Ha explicado luego que se ha limitado a responder a las preguntas de los periodistas, lo que implica que el compromiso a que llegan los políticos tienen que seguirlo todos y, si no es así, los políticos tampoco. Hay además un elemento cínico en esta falta de juego limpio: al ser juego sucio, tiene mayor audiencia. En la jornada de silencio todo el mundo se ha enterado de que, según Aguirre, Gómez es un "trolero".

El PP como tal ha subido asimismo un vídeo electoral a Youtube lo que, al parecer, no es una práctica electoral. O a lo mejor es que la derecha piensa que los compromisos rigen en la realidad "real" pero no en la virtual.

Y en el colmo de la desvergüenza, Rajoy ha acudido a Lorca, se ha hecho unas fotos y las ha colgado en su muro de Facebook. No es de extrañar tratándose del mismo personaje que decía en una entrevista publicada en El Mundo en el día de reflexión de las elecciones de 2004 que tenía "la convicción moral" de que el atentado de Atocha había sido obra de ETA. Lo extraño es que en España estas cosas parezcan no tener consecuencias electorales negativas.

El pensamiento libertario.

Este pequeño volumen de Carlos Taibo (Estado de alarma, Madrid, La Catarata, 2011) es una recopilación de artículos de prensa recientes. Normalmente los autores sienten la necesidad de justificar estas recopilaciones y lo hacen aduciendo que, aunque los artículos fueron escritos y publicados en lugares y tiempos muy distintos, los recorre el hilo de una preocupación común y forman una unidad. Ya en el interior del texto resulta que el hilo común en realidad son numerosas repeticiones y, a veces, los artículos son casi coincidentes, lo que acaba haciendo la lectura bastante tediosa.

No es el caso de Taibo. Al contrario, la lectura es amena. Ha tenido el autor el acierto de agrupar los artículos en seis bloques: la crisis, el Gobierno español y sus farsas, la crisis energética, los sindicatos mayoritarios y la izquierda, sobre el decrecimiento, sobre la memoria, en particular la memoria libertaria. Así se accede a una visión sintética y ágil del pensamiento libertario acerca de las cuestiones actuales. No hay repeticiones (excepto la de las páginas 58 y 60) y la visión que la obra ofrece es bastante equilibrada. Tengo coincidencias y discoincidencias en unos u otros capítulos.

En el de la crisis coincido en que ésta no se resuelve con medidas neoliberales ni keynesianas (p. 24). Ya no estoy tan seguro de que el capitalismo se encuentre en su estado de corrosión final (p. 27) y menos aun de que la crisis pueda combatirse a base de distribuir trabajo, fomentar el "ocio creativo" y la solidaridad, reduciendo producción y consumo, la reducción de infraestructuras, la primacía de lo local, esto es, sobriedad y simplicidad voluntarias (p. 25). Ni siquiera estoy seguro de que algo así sea deseable. Es el meollo de la doctrina del decrecimiento, de la que Taibo es firme adalid.

Esta propuesta del decrecimiento, lo más interesante del libro, sostiene que al irracionalismo capitalista, basado en la publicidad, el crédito y la obsolescencia planificada (pp. 78/79) es preciso responder mediante la redistribución, la reducción y la reutilización (p. 85), porque si no se hace, todo se va al garete, como demuestra la unidad de medición llamada huella ecológica según la cual para 2050 serán necesarios dos planetas Tierra para sostener el desarrollo capitalista (p. 82). Dice Taibo que las críticas a este enfoque son refutables. Pero eso será mientras no se levante la objeción más grave, la de que el decrecimiento, en realidad, no es factible. La humanidad sólo es concebible en los términos hegelianos del progreso del espíritu hacia la libertad y la eticidad absoluta. Que eso se entienda en nuestro tiempo según el lema olímpico lo hace más trivial, desde luego, pero también más claro. La humanidad no tiene marcha atrás, salva catástrofe. No es posible retornar a la Arcadia feliz. El provenir es incierto y llevarlo al pasado no lo hace más cierto.

En otro lugar, Taibo enriquece su visión de hacia dónde apunta el decrecimiento. A los factores señalados se añade la renta básica de ciudadanía y la "reorganización de nuestras sociedades según principios diferentes, entre ellos la primacía de la vida social frente a la lógica de la productividad y de la competitividad" (p. 54). A primera vista los enunciados son convincentes, pero no parecen factibles. Reorganizar la vida social según una lógica que no sea de productividad no debe de ser sencillo, sobre todo si la base para hacerlo es la "primacía de la vida social", que es algo que suena a la vieja controversia de los antiguos y los modernos.

Son los aspectos de mayor envergadura teórica del libro. Los demás capítulos están dedicados a asuntos de política más práctica en donde hay leña crítica a repartir entre el Gobierno socialista, los sindicatos mayoritarios y hasta Izquierda Unida, cuya refundación ve el autor tan problemática como Palinuro aunque quizá no por las mismas razones.

Taibo termina la obra especificando las características de lo que sería una organización libertaria global. Un sueño, porque sólo puede estar basada en la ausencia de poder y el poder ha sido hasta la fecha un rasgo constitutivo del ser humano.

dijous, 12 de maig del 2011

Indignémonos, pero ¿para qué?

Los panfletos siguen extraños destinos. Como los libros. Algunos panfletos han cambiado el curso de la historia. Escogiendo uno por siglo, las 96 tesis contra las indulgencias de Lutero, clavadas en 1517 en la puerta de la iglesia de Wittenberg y que, en realidad, se pueden considerar como el primer pasquín, abrieron al camino a la reforma protestante. La Ley de la libertad de Gerrard Winstanley en 1652 fue el alma del puritanismo radical, comunista. ¿Qué es el Tercer Estado? del abate Sieyès en 1789 inauguró el triunfo de la Revolución Francesa. El Manifiesto del partido comunista de Marx y Engels en 1848 dió luz roja (es decir, verde) a la revolución proletaria comunista. La miseria en el medio estudiantil, de Mustafa Kayatti (internacional Situacionista, 1966) se encuentra en el inicio de la revuelta de los estudiantes (o sea, los cachorros de los intelectuales) en mayo de 1968 en París.

Hay gente que adjudica una función similar en el siglo XXI al panfleto de Stéphane Hessel, el anciano partícipe de la France combattante a las órdenes del general De Gaulle (Stéphane Hessel (2011) ¡Indignaos!, Barcelona, Destino, 60 pp). La función de provocar una gran ola de indignación que desencadene un proceso revolucionario. Podría ser, dado que ya se han vendido muchísimos ejemplares en Francia, pero hay dos razones que hablan en pro del escepticismo. La primera es que quedan 89 años para zanjar la cuestión y nunca se sabe.

La segunda razón tiene que ver con la obra en sí. Los panfletos critican una situación actual y proponen sustituirla por otra distinta. Las escasas cuarenta encendidas páginas de Hessel condenan la situación actual pero no proponen otra distinta a cambio. Proponen que nos indignemos con lo que pasa y que recurramos a la insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que sólo defienden el modelo de consumo de masas (pp. 47/48) nada más. Pero indignación es justamente lo que sobra. Quien haya leído algo sobre Islandia o Grecia recientemente lo sabe. La indignación es hoy general, cuando se comprueba que un puñado de sinvergüenzas al mando de las finanzas, amparado en otro puñado de sinvergüenzas en la política y otro más en los centros de fabricación de ideología que pasa por ciencia, han estafado al mundo entero y arruinado a decenas, centenas de miles de personas. ¿Indignación? Occidente es una santabárbara. Pero eso no se arregla sublevándonos contra los medios de comunicación de masas, aunque la propuesta no sea desdeñable.

El problema reside en que Hessel ha hecho una extrapolación de 1939 a hoy y el asunto no acaba de encajar. La indignación era producida entonces por la invasión del extranjero y es tal el fervor patriótico de Hessel que lo lleva a decir que los franceses fueron invadidos por el fascismo de Vichy (p. 17) cuando es obvio que el fascismo de Vichy no fue una invasión sino que se trataba de los franceses mismos, esto es, los franceses fascistas, que los hubo. Y colaboracionistas. Se indignaron los que se indignaron. No todos. Igual que ahora.

Otra diferencia fundamental: los indignados de 1939 (que, por cierto, recurrieron a la violencia, no al pacifismo) tenían una hoja de ruta, más o menos el Estado del bienestar y la proclamación de los Derechos Humanos universales, a la que el autor da gran importancia por que fue uno de los redactores. Pero esa no es la situación hoy. Al principio de la crisis se escucharon propósitos sorprendentes en bocas no menos sorprendentes. Sarkozy habló de refundar el capitalismo. Los dirigentes, de abolir los paraísos fiscales. A estas alturas, nada de nada, pura quimera. Si hay un objetivo estratégico es conservar lo que tenemos y para eso sirve de poco la indignación.

Hessel lleva años indignado con la situación en Palestina. No es para menos. Dentro de unos días zarpa la segunda flota de la libertad rumbo a Gaza. Veremos qué pasa. Los que van en ella tienen valor, tienen coraje y merecen todo el apoyo. Pero la situación de Gaza seguirá siendo crítica.

Nos indignamos. Pero ¿hacia dónde dirigimos la indignación? No nos han invadido. Al contrario, somos nosotros los invasores en medio mundo. No nos empobrece ningún extranjero avieso sino que nos empobrecemos nosotros mismos. El club de los ricos siempre ha tenido condiciones muy estrictas. Y la indignación la queremos ¿para mantenernos en él o para abandonarlo?

dimecres, 11 de maig del 2011

Al borde del precipicio.

Corresponde a Cristóbal Montoro, ese hombre enteco y con aspecto desmedrado, siempre con ristras de papeles en las manos, la función de San Juan en Patmos: anunciar el apocalipsis, la revelación, el fin del mundo. España está al borde del precipicio. El séptimo sello, la trompeta del Juicio. Puede parecer una deslealtad mayúscula que, además, ya viene produciéndose desde mayo de 2010. El PP se encuentra siempre del lado de los asaltantes de la ciudad. A ello invita el mismo Rajoy, aparentemente compungido: "La crisis griega afecta a España, es muy preocupante". Es un ejemplo de lo que los alemanes llaman Schadenfreude, esto es, el alegrarse del daño que sufre otro, lo cual adquiere una dimensión psicológicamente preocupante cuando el daño lo sufre también el que se alegra. Hay quien, por hundir a Zapatero, vuela el barco en el que viaja con él. Es un comportamiento parecido al de los terroristas suicidas. Y luego dicen que no los entienden.

Palinuro sospecha, no obstante, que quien está al borde del abismo es la derecha, sobre la que gravita el escandalazo de la Gürtel, de la que cada día hay una noticia nueva. En concreto el destino de Camps depende de su peripecia judicial que pinta negro barrote. En el caso de Arenas, si pierde de nuevo en Andalucía, será la cuarta vez y, si muchos consideran razonable limitar los mandatos a dos, también habrá que limitar los no mandatos en los que es especialista este campeón. En el caso de Cospedal da la impresión de que su irrefrenable codicia puede jugarle una trastada. Con que sólo se le vaya un voto por cada euro que cobra por encima del salario del presidente del gobierno, ya ha perdido las elecciones. Y el de Rajoy es, en efecto, apocalíptico. Tiene que ganar el veintidós de mayo con un margen de diez a catorce puntos porcentuales porque, si no lo hace, los suyos, que tanto lo quieren, lo despellejan, y no tengo claro que pueda hacerlo. Él tampoco. Por eso ha pasado de callar prudentemente sobre Bildu a dinamitar con Grecia. Los sondeos que se publiquen el último día permitido antes de las elecciones darán una pista. Pero al borde del precipicio aquí hay mucha gente.

(La imagen es una foto de ppcv, bajo licencia de Creative Commons).

Todólogos.

Entre los años 1993 y 1998 (más o menos) fui tertuliano de Protagonistas, la tertulia que tenía Luis del Olmo en la ONCE, la emisora de los ciegos. (Mirá vos, ahora que acaba de morir Sabato). En 1998 del Olmo decidió prescindir de mí, según me malicio por presiones del gobierno del PP, cuya política (por llamarla de algún modo) en materia de comunicación gestionaba Miguel Ángel Rodríguez. No hace falta decir más. Bueno, el caso es que caigo dentro del género tertuliano que tan despiadada como certeramente retrata Taibo en este libro (Carlos Taibo (2010) Contra los tertulianos, La catarata, Madrid, 110 pp). Espero que no bajo el subgénero de todólogo que suscita la indignación del autor. Me considero exento porque no hablaba de todo sino solamente de lo que creía saber algo. Había, y hay, asuntos muy importantes sobre los que jamás hablé. Nunca dije una palabra sobre fútbol, por ejemplo; y mira que se habla de futbol en las tertulias, con el cuento del fenómeno sociológico; ni sobre toros, patrimonio cultural inmaterial, como el gótico o la capilla Sixtina; ni sobre famosos o famosas.

De todas formas el análisis del libro de Taibo no se limita a ser una diatriba contra los todólogos, aunque podría. El uso del término tertulianos con su aroma patrístico, hace bucle con el título que suena casi como una contra gentiles. Toma pie Taibo en Debord y Baudrillard, fundamentalmente, para caracterizar esas tertulias espectaculares y de simulacro que, con la desaparición del libro y otros efectos concomitantes de lo televisivo (hoy todas las televisiones tienen tertulias), que recoge el cascarrabias de Sartori, contribuyen al atontamiento general (p. 65), noble empeño en el que son de gran utilidad los tertulianos.

Taibo clasifica el género en tres grandes apartados, los periodistas, los intelectuales y los políticos y no es caritativo con ninguno de los dos primeros a los que afea que su colaboración degrada su respectiva profesión o condición (p. 48) y critica que se presten a simular un pluralismo que no existe en los medios. De los políticos ya no hablemos. Aborda cuestiones complicadas pero no espinosas, como la independencia (p. 36) y espinosas pero no complicadas, como la "lógica del dinero" (p. 103), la pastuqui que es uno de los criterios por los que se reparten las canonjías tertulianas según el inveterado principio del intercambio de favores: yo te doy una tertulia y tú me das una columna.

Dedica el autor dos capítulos especialmente felices a la figura del converso, dando cumplida fe de porqué sigue siendo cierto el dicho de la fe del converso y a la de los intelectuales que llama abducidos, una de cuyas subespecies es el intelectual vendido. Triste sino el de muchos intelectuales en todos los tiempos que tenían que venderse para vivir. Que se lo digan a Quevedo a pesar de sus muy valientes versos y que se lo digan hoy a cualquiera de los conversos cuya vehemencia discursiva suele estar en relación directamente proporcional a la nómina.

En fin que el libro está muy bien, es agudo, mordaz, realista y tiene el buen gusto de no mencionar nombres o apellidos, que ya el lector avisado los barruntará.