dissabte, 14 de maig del 2011

Volatilidad.

A reserva de lo que digan los próximo sondeos hay una sensación de que el PSOE puede remontar y el PP ceder terreno correspondientemente. Después del anuncio de la retirada de Zapatero era de esperar que éste se implicara directamente en la campaña y con intensidad. Bambi, reciclado en "pato cojo", tiene todavía mucha fuerza y, flanqueado por Chacón, Rubalcaba y Blanco, cada uno de los cuales impone respeto, se ha fijado como objetivo "dar la vuelta a las encuestas". Éstas reflejan el pesimismo de un electorado de izquierda que se siente defraudado por Zapatero. Combatir el desánimo y la irritación es muy difícil y mucho más convertirlos en sus contrarios, el entusiasmo y la alegría.

El votante socialista es un ser taciturno que ya casi no presta atención a lo que dice Zapatero porque lo da por amortizado. Sí, en cambio, se la presta y mucha, a los pronunciamientos de los organismos e instituciones internacionales sobre España y a los exabruptos del PP. Son las dos líneas que pueden hacer que el PSOE, después de todo, no pierda las elecciones. Empeñarse en defender la labor del gobierno socialista en esta legislatura es perder el tiempo. Aunque fuera verdad que el Estado del bienestar no ha sufrido merma con las políticas económicas de Zapatero, no hay forma de hacérselo creer a la gente, la mayoría de la cual sólo ha visto desmejoramiento por doquier.

Como sea que la defensa del Gobierno corre a cargo de su batallón exterior y que el punto flaco del PP es la corrupción, el PSOE hará bien concentrándose en ella. Hoy habla Zapatero en la plaza de toros de Valencia, feudo del hombre que simboliza la Gürtel. Según como sea la asistencia, podrá verse en qué medida afecta la corrupción al comportamiento electoral. Téngase en cuenta que, junto al tipo ideal del votante racional, aparecen bolsas importantes de votantes ideológicos, sentimentales, pasionales que, a veces votan a favor de uno sólo para que no gane el otro, lo que suele conocerse como voto útil, y demuestra que aun en la más turbulenta pasión hay un elemento de cálculo. El que Zapatero trata de despertar hoy en la plaza de toros: si no queréis votarme por los beneficios que os doy, cuando menos evitad que os esquilmen. Al fin y al cabo la disyuntiva en Valencia suena verosímil. El resultado electoral es cada vez más incierto.

(La imagen es una captura del vídeo de Público, bajo licencia de Creative Commons).