divendres, 20 de maig del 2011

Aguirre o la hora tonta de Dios.

La más avanzada teología contemporánea de la escuela de Fray Gerundio de Campazas sostiene que el demiurgo de los gnósticos manifiesta su aspecto humano a través de sus criaturas ya que él es espíritu puro. Así, evidencia su cólera a través de Lope de Aguirre, según Werner Herzog. La raza debe de estar empeorando porque con esta otra Aguirre Dios sólo manifiesta sus horas más tontas.

Según parece, la famosa anécdota de que, siendo ministra de Cultura, Aguirre confundió a Saramago con una inexistente Sara Mago, es apócrifa. La señora presidenta tiene un portafolios de necedades, sinsorgadas e inconveniencias dichas en público. No necesita a Saramago. En una biografía asegura que con los ingresos de su hogar muchas veces no llega a fin de mes , como tantos millones de familias en España. Basta con verla. Una prueba evidente de estulticia castiza.

En otra ocasión declaró que Franco era socialista. Eso se llama desparpajo, pero no la deja en buen lugar intelectualmente hablando. La Presidenta no pasaría una evaluación de comprensión de conceptos.

En otro momento, inspirada en su intensa fe católica, apremió a desterrar de una vez la superioridad moral de la izquierda, propósito tan racional como el de romper con el mayo del 68. Casi suenan como confesiones al psicoanalista, algo así como un rechazo neurótico al pasado.

A raíz de la detención de Strauss-Kahn acusado de delitos sexuales se pregunta que en dónde están las feministas. No debe de tener cerca a ninguna, desde luego, ni siquiera a sí misma o quizá no sabe verlas pues es difícil ver lo que no se entiende por carencias propias.

Cuando el forcejeo por la presidencia de Caja Madrid, Aguirre calificó de hijo de puta a un queridísimo compañero de partido a cuyos ayudantes, según parece, espiaba. Ese término dedicado a un conmilitón expresa claramente el nivel moral de esta dama del Imperio británico

Con motivo del M-15 sostiene Aguirre que lo importante es que no lo manipulen los partidos de izquierda. Bastante es tenerlo acampado permanentemente a la puerta del antiguo y siniestro ministerio de la Gobernación. ¡Lástima de tiempos en que la izquierda sólo podía manipular los barrotes de las cárceles! Aquellos tiempos en que liberales como Aguirre y augures como Mayor Oreja vivían apaciblemente porque tenían una democracia con el único apellido legítimo: ¡orgánica!

Son las horas tontas de Dios manifiestas a través de esta su aristocrática sierva.

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).