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dissabte, 23 de gener del 2016

Drácula nunca muere

Nunca. Hay que matarlo clavándole una estaca en el corazón. Mientras tanto, vuelve siempre. Huyendo de la luz del sol, al amparo de la noche y el sueño; el sueño de la razón, que engendra monstruosidades, como el gobierno del PP de los últimos alucinantes cuatro años.

¿Qué significa el adverbio ahora? Es una ilocución pobre, como si no quisiera expresar todo lo que el hablante pretende. Sería quizá más justo que dijera que renuncia por ahora, de donde se sigue que puede volver, que no se va del todo. Drácula no muere. Hay que ir a matarlo. ¿Y cómo va a volver? Rajoy tiene un método de afamado prestigio: se queda uno en la penumbra, en silencio, viéndolas venir y espera uno mejores momentos. Aunque sea a costa no ya de la estabilidad del sistema, sino de su misma racionalidad. ¿Acaso no lo hizo en aquel episodio de la renovación del Tribunal Constitucional, que bloqueó durante años hasta obtener una composición favorable de esa alta instancia? Con la semirrenuncia de Rajoy, el Rey reabre consultas la semana que viene. Si tampoco se resuelve, será preciso abrir más consultas. Y en todas vendrá Rajoy, a decir que "por ahora", renuncia.  A lo mejor se llega antes a unas elecciones nuevas por sucesivos fracasos que experimentando un gobierno polícromo y minoritario de la izquierda que también fracasará en cosa de meses.

Por eso Rajoy no ha preparado su investidura. Se ha preparado su nombramiento como candidato al gobierno de su partido en caso de nuevas elecciones. Si las hay, Drácula-Rajoy regresará a vampirizar de nuevo el sistema.

La única forma de evitarlo es el gobierno de coalición PSOE-Podemos. Como es obvio. Con los dos náufragos de IU. Es la fórmula que Palinuro ha propugnado siempre y en unas proporciones muy realistas. Sin olvidar algo esencial: con sus 90 diputados, el PSOE es el partido de la famosa centralidad política por más que los de Podemos sigan poniéndose plumas de farol, como ese último de que la retirada de Rajoy es obra suya. Todos los pactos posibles pasan por el PSOE. Si "centralidad" quiere decir algo, supongo, es esto. No hay coalición PP - PSOE porque el PSOE no quiere. Puede haber coalición PSOE - Podemos con mayor probabilidad que la de PSOE - C's. Quizá podrían los supuestos izquierdistas, esos de la transformación imaginaria, dejar la cantinela de la igualdad entre el PP y el PSOE a la luz de los datos. Pero da un poco igual. En el fondo, nadie racional lo cree. Lo dicen los fanáticos, pero esos pueden decir cualquier cosa.

El pacto PSOE - Podemos se lo ha enunciado Iglesias al Rey ex abundatia cordis y el Rey, que está aquí de correveidile, se lo ha soplado a Sánchez. Son verdaderos cortesanos: se comunican a través del Rey, no directamente de tú a tú como hacemos los ciudadanos. Tiene gracia. Estos tienen de republicanos lo que Palinuro de jesuita. El anuncio responde a una táctica que parece afirmativa, performativa, provocadora, tiene un tufo a petulancia de novato que echa para atrás. Iglesias pide para sí la vicepresidencia a la que había renunciado expresamente hace un par de semanas (sin que en ningún caso se la hayan ofrecido) y reparte a voleo varios ministerios entre su guardia pretoriana en Podemos. Por cierto, podían dejar de aparecer en piña, prietas las filas, como en una sesión del soviet. Para decir lo que dice Iglesias, basta con él. El mudo coro detrás con caretos de guiñol en descanso, es ridículo. Y el mejor ministerio, uno que han excogitado, llamado ministerio de la plurinacionalidad que no estaría mal si alguien consiguiera determinar de forma comprensible cuál sea su ámbito, contenido o competencia. Hay quien ve en la propuesta de Podemos un intento de "humillar" al PSOE. Me parece un vocabulario trasnochado, como tomarse el debate político en términos melodramáticos. Los de Podemos hacen bien en plantear sus exigencias. Lo que no parece es muy inteligente. Lejos de quedar humillado, el PSOE queda "avisado".

La cuestión es si entiende el aviso. Podemos ofrece formar gobierno porque la presión de la izquierda social para ello es irresistible y, si hay ruptura y nuevas elecciones, es muy probable que el responsable lo pague caro. La idea de "nuevas elecciones" no es grata a nadie. No lo es al PSOE y tampoco a Podemos que quizá no pueda reproducir las franquicias. Solo le interesan al PP. Razón de más para no hacerlas. No hacerlas, formar un gobierno y gobernar es clavar la estaca en el corazón de Drácula, impedir que Rajoy vuelva. Es dar tiempo a que en su partido se organice la resistencia y se le busque sustituto. 

El PSOE tiene muy fácil la negociación con Podemos. Si esta es buena noticia o no en Andalucía y entre los barones es otro asunto de importancia relativa porque, hecha la coalición, el posible malestar interno sería de partido, pero no de Parlamento, mientras que una hipotética rebelión interna en Podemos sería más de Parlamento que de partido y tendría otro carácter. El PSOE tiene que negociar un gobierno capaz de derogar la legislación más antipopular, injusta y troglodita de esta derecha neofranquista, combatir la corrupción en todas las esferas que, como se ve, son todas, y atender a las necesidades más urgentes de la gente: el paro, las condiciones laborales, los servicios públicos de todo tipo, la reforma fiscal.

La dificultad mayor de ese gobierno de izquierda es el referéndum de autodeterminación en Cataluña. Ignoro si Podemos lo mantendrá o no. Supongo que En Comú Podem lo exigirá y ahí aparecerá la primera grieta en el gobierno de la izquierda. Este encontrará apoyo seguramente en C's ante cualquier eventualidad referente a la autodetermación catalana. El gobierno estará obligado a pactos de geometría variable y no son descartables crisis periódicas que pondrán en riesgo la coalición. El mantenimiento de esta coalición es imprescindible si se ha de clavar la estaca en el corazón de Drácula e impedir el retorno de ese súcubo de la vulgaridad que es el presidente de los sobresueldos.

Paradójicamente, casi diríamos que es un sarcasmo del destino, la estabilidad del gobierno de España depende del apoyo que le preste la minoría catalana de ERC (nueve diputados) y DiL (ocho). Ese gobierno podría apoyarse, en el mejor de los casos, y sumando los seis diputados del PNV y los dos de Bildu, en 165 escaños. Lo suficiente para ganar a un voto unitario de PP y C's y necesitando la abstención de los catalanes. Con su voto positivo, el gobierno de coalición llegaría a la mayoría absoluta.

En resumen, el gobierno de España depende del voto y/o la abstención de quienes pretenden independizarse de España. Tiene su ironía.

dissabte, 16 de gener del 2016

La aporía de la unidad

Cuando, en la misma noche electoral del 20D, Palinuro advirtió de que pasaría lo que hoy trae en portada El País, se le echó encima la legión de trolls de Podemos con la habitual sarta de improperios de linchaflautas.

Esa misma noche, Iglesias daba la interpretación canónica y falsa del resultado electoral: Podemos = 69 diputados y tercera fuerza política. Algo había que decir para disimular la verdadera situación: 42 diputados (los otros 27 eran de las franquicias locales) y de sorpasso al PSOE, nada. Una derrota en toda línea en comparación con las expectativas. Desde entonces, las terminales mediáticas de la formación morada -Público, la Sexta- y los fieles creyentes siguieron con la patraña con fervor doctrinal: 69 diputados. Y quien dijera lo contrario era un fementido traidor, un envidioso, un facha, un... En fin.

La dura realidad se ha impuesto y, aunque lo intentaron, los de Podemos no consiguieron los cuatro grupos que necesitaban vitalmente para que el conflicto en su seno no estallara y se hiciera patente. (De todo esto ha dado cuenta Palinuro en posts anteriores). De ahí el exabrupto de Iglesias cuando finalmente le dijeron que no: era el fin de la patraña del 69. Una patraña típicamente española y no de vieja política sino antediluviana: el adalid de la España plurinacional es incapaz de reconocer esa plurinacionalidad en su propia casa. Como siempre: se venden recetas que no se tienen, pieles que no se han cazado, fantasías, castillos en el aire.

Aquí cabría una pequeña consideración aquilatando lo que realmente han traído de nuevo a la esfera pública española estos innovadores. Muy poco. Nada. Llaman comunicar a contar mentiras e invenciones; los análisis independientes no se escuchan y se pretende ahogarlos con manadas de trolls rabiosos; los discursos del mando están alimentados de propaganda y falsedad; la autocrítica no existe y la crítica es pura conveniencia táctica; solo cuenta el efecto mediático inmediato; autenticidad, sinceridad, verosimilitud: cero. 

Pero no merece la pena. Esta legislatura no ha hecho sino arrancar. Habrá más ocasiones de hablar. De hecho, ya vuelve la canción unitaria que acunó los primeros vagidos de estos guerreros de la nueva política en la vieja IU. En Oviedo, algunos cargos de Podemos, que sienten la querencia unitaria celebran una reunión  con los restos del pecio comunista y algunos de sus más gloriosos capitanes, como Anguita, Gerardo Iglesias y Manuel Monereo, todos ellos en busca del sempiterno Eldorado de IU, esto es, la formación de una alternativa unitaria (la unidad jamás desaparece de los discursos de estos escisionistas compulsivos) a la fementida socialdemocracia. 

Es de esperar, por el bien de Podemos, que esta reunión de comunistas y excomunistas se reduzca a amargar el fin de semana a Llamazares porque, como vaya más allá y crezca y se plantee una unidad real con tan recalcitrantes fracasados, los 42 diputados de Podemos de ahora pueden no llegar a la veintena  en las siguientes elecciones y la casta solo les habrá durado una legislatura.

dijous, 7 de gener del 2016

Go West, Sánchez!


Tiene gracia. El PSOE perdió las elecciones del 20D y, sin embargo, ocupa la centralidad política en la jerigonza de Podemos. Es imprescindible en todos los pactos posibles con mayoría absoluta; sin él, solo podría constituirse un gobierno minoritario y siempre que él o Podemos se abstengan. El perejil de todas las salsas.

Al tiempo, el antiguo y venerable partido de Pablo Iglesias Posse, está en uno de sus momentos más agitados y peligrosos en los últimos años. Sánchez cuestionado; los barones intrigando y "termiteando"; Susana Díaz, dándole a comer sapos, como Bette Davies daba ratas a Joan Crawford en ¿Qué fue de Baby Jane?; el PSM, en estado de semisublevación de mano de Tomás Gómez y Antonio Miguel Carmona, cada vez más parecidos a una caricatura de don Quijote y Sancho; y la militancia desmoralizada con una lucha a muerte entre los cuadros, a ver quién convoca el próximo congreso (con intención de acabar con Sánchez) en el momento más inoportuno.

Con bastante buen sentido el PSOE rechaza la coalición con el PP porque, de hacerse, ambos morirían abrazados, cayendo por un precipicio, como Sherlock Holmes y Moriarty en la catarata de Reichenbach.  Solo le queda la posibilidad de una coalición de izquierda y a ello lo anima un sector de esta tendencia del partido, encabezada por Pérez Tapias, recomendándole que vaya a Portugal, a preguntar al sociata hermano Antonio Costa, cómo se hace eso de perder unas elecciones y formar un gobierno con apoyo de los partidos de izquierda.

Es un mensaje como el que se daba a los jóvenes que querían abrirse camino en los Estados Unidos en el siglo XIX: Go West, young man!

La hipotética coalición de izquierda necesitaría los 90 diputados del PSOE, más los 42 de Podemos y los 27 subcontratados de sus taifas, más los 2 de IU, más los 9 de ERC, más los 8 de CDC (aquí llamada "Democracia y Libertad), aunque los dos de IU también sobran y, si entran, es para que no se queden haciendo crucigramas en la cafetería. Un gobierno compuesto o apoyado por una cantidad indeterminada de partidos. Indeterminada ya que no está claro que todos los de las taifas lo sean. Un mosaico prodigioso. Y, por si fuera poco, uno de ellos, el más importante, Podemos, pone como condición el referéndum catalán, algo que los barandas del PSOE no aceptan bajo ningún concepto, pues su idea de España se acuñó en los tiempos del franquismo y ahí sigue. 

Si Podemos no retira el referéndum -cosa que no puede hacer porque en Barcelona, Ada Colau no se lo permite- no habrá coalición. La España profunda, representada aquí por El País y otros entes de progreso tampoco dejan al PSOE admitirlo.

So, go West, young Man! Además, en realidad, a Podemos no le interesa retirar el referéndum. Entre apoyar un gobierno del PSOE (justo el partido que quiere borrar de la faz de la tierra) e ir a nuevas elecciones, prefiere lo segundo porque piensa que pillan a los socialistas despellejándose y cree que puede ganar.

En realidad, Rajoy ya está tan resignado a no formar gobierno que anda preparando las elecciones, a las que quiere presentarse a ver si baja de los 100 diputados, como Sánchez.  Seguramente habrá comicios, aunque el de los sobresueldos querrá prolongar sus funciones cuanto pueda porque así se ahorra los urillos que, de otro modo, tendría que pagar por las atenciones a su padre, dependiente. Si tal cosa sucediera, los partidos de izquierda, PSOE, Podemos, IU, ERC, etc., podían aprovechar el tiempo pasando a derogar las leyes más estúpidas, arbitrarias y reaccionarias de este gobierno de insufribles carcundas: la LOMCE, la Ley Mordaza y la reforma laboral, ya y en su totalidad.

Será un placer si el mismo congreso que aprobó esos disparates, los borra del mundo. Un placer ver las caras de estos reaccionarios tragando que sus barbaridades y abusos legislativos van directamente al cubo de la basura, que es en donde debían estar desde el principio.

Si las izquierdas consiguen pasar esta prueba de fuego, a lo mejor también pueden hacer una coalición.

dimarts, 5 de gener del 2016

Los zapatos del PSOE

El truco es muy viejo. Se ha utilizado en infinidad de guerras en las que un bando quiere ocupar una fortaleza defendida por otro. Una de las muchas estratagemas es tratar de dividir al enemigo ofreciendo a parte de él la posibilidad de cambiar de bando, de recibirla en el propio. Con ello se obtiene una ventaja moral consistente en mostrar a quien la hace en posesión de la iniciativa, de la fuerza y el ataque, e introducir en el otro campo la duda y la desconfianza. Si, además, alguien cambia de bando físicamente, mejor. Pero esa no es la finalidad más importante; la más importante es la moral, la propagandistica.

En esto, los de Podemos son consumados maestros. Lo hicieron cuando fagocitaron IU (la oferta era a aquell@s que estuvieran dispuest@s a pasarse a título individual) y les salió muy bien. Tod@s l@s que antes estaban en IU a mamporro limpio pasan a colaborar en amor y compaña porque Podemos tiene más espacio que IU. 

La invitación/provocación se hace ahora al PSOE con el evidente objeto de dividirlo, de vaciarlo de sus sectores sensatos. En sí misma, la estratagema es irreprochable. La política es la guerra por otros medios y en la guerra, como en la guerra. En Podemos alienta el sueño del sorpasso anguitiano al PSOE. Cree que esta vez puede conseguirlo porque recurre a procedimientos y discursos nuevos, frente a los que aquel no tiene defensa. Si la tiene o no, es cosa suya. Carece de sentido reprochar a Podemos la intención de sobrepasar al otro, como si aspirar a ganar estuviera feo. Si el PSOE quiere evitar el sorpasso, que lo impida, que se lo curre, que contraataque. Que vea si tiene defensa y la ponga en juego.

Podemos hace muy bien en luchar por la hegemonia de la izquierda, por la "centralidad política". No le ha salido en las elecciones del 20D, pero le asiste el derecho a intentarlo de nuevo y el PSOE, que espabile. Lo que llama la atención de la ladina oferta de Podemos es el término sensatos. La semántica aquí es una mina. Podemos tiene la mano extendida (¡qué expresión tan de la vieja política!) no a los más de izquierdas, a los revolucionarios, sino a los sensatos. Por supuesto, los que queden dentro del viejo partido del otro Pablo Iglesias, deberán considerarse como insensatos. Pero en efecto, el PSOE sabrá como defenderse. 

Sensato suena al sentido común de Rajoy. Tiene una connotación conservadora muy parecida. Gente de orden. Una prueba más de ese proceso por el que Podemos ha pasado de ser un sedicente albacea del 25M a instalarse en el huerto de la socialdemocracia. Un proceso de derechización que Alberto Garzón ha denunciado en repetidas ocasiones durante las últimas elecciones y con los magros resultados que ha cosechado. Sí, efectivamente, Podemos, al configurarse socialdemócrata, quiere ponerse en los zapatos del PSOE. Por supuesto, para conseguirlo, lo primero es quitárselos, desplazar al dueño a las tinieblas exteriores, identificándolo con el PP pero rescatando a aquellos que sean sensatos. Esto no es exactamente sorpasso sino, simple y llanamente, quítate tú para que me ponga yo.

No estoy muy seguro de que el PSOE consiga mantenerse como el segundo partido dinástico, a veces el primero. Da la impresión de estar gobernado por unos dirigentes de escasísima capacidad. El caso de Pedro Sánchez es paradigmático: mucha sonrisa y camisa blanca y grandes retratos tamaño fachada, pero de una vacuidad pasmosa. Repite lo que le dicen; no se le ocurre una idea y a los que se las dicen, tampoco, así que llevamos una temporada escuchando cosas insulsas. De los barones es mejor no hablar. Cuando vienen en grupo a Madrid es como si hubiera un cónclave de caciques o sátrapas, cada uno de ellos mirando por su tierra y con tanta idea del conjunto de España como del archipiélago filipino. Sobre este glorioso nombre, España, pensó Sánchez montar su campaña, cuyo ritornello era "¡Más España!" Júzguese. 

Sobre el sacrosanto nombre de la patria está montada la operación que pretende catapultar a Susana Díaz a la cúpula del PSOE y, de ahí, a la presidencia del Consejo de Ministros. Que este cuento de la lechera haya de pasar por la defenestración de Pedro Sánchez en el próximo congreso del partido tiene una importancia relativa. Muy grande para el PSOE, relativamente modesta en comparación con las ambiciones de la presidenta de Andalucía. 

Además de atender a esta trifulca interna, Sánchez tiene que ocuparse de otras reclamaciones. Rajoy vuelve a llamarlo para hacer alguna oferta  de gran coalición, los demás partidos parecen dispuestos a repartirse los despojos del PSOE como los soldados romanos las vestimentas de Cristo. Es poco probable que encuentre forma de contraatacar frente a lo de la sensatez. Los gritos de Susana Díaz a favor de ls unidad de España y su acusación a Iglesias de querer romperla todavía sitúan más al PSOE en el terreno del PP pero seguramente tendrán más éxito que toda la pedagogía sobre el carácter plurinacional de España.

El PSOE lo tiene muy difícil si hay elecciones nuevas y ha de concurrir a ellas en medio de una batalla interna.

dilluns, 4 de gener del 2016

Repensar ¿qué izquierda?

Ignoro cuántos de esos izquierdistas convocados aparecerán finalmente en la reunión garzoniana del día 9 para "repensar la izquierda", aunque barrunto que pocos. Como están las cosas Garzón podrá darse con un canto en los dientes si acuden militantes y simpatizantes de IU y del PCE y no todos porque algunos están muy enfadados con él, pues lo acusan de liquidacionista. 

Aparte del galicismo bastante insoportable del "repensar" (en español decimos "volver a pensar") la convocatoria respira esa vieja manía comunista de constituir "la izquierda" en un monopolio, siendo el dueño el convocante. Eso y una evidente falta de respeto a las otras formaciones de izquierda, singularmente el PSOE y Podemos. La desconexión con la realidad es tan notoria que quien ha obtenido menos de un millón de votos, considerándose representativo de una fantasmagórica mayoría social o cívica, niega el carácter izquierdista de otras formaciones a quiene han votado más de diez millones de personas pensando que votaban a la izquierda. En verdad, Garzón no debe esforzarse por "repensar la izquierda". Basta con que se esfuerce en pensar él. Simplemente.

Dedicado a esta tarea, nuestro hombre ha publicado un artículo, la izquierda en la que yo creo, especie de manifiesto personal que no es desdeñable, aunque, a fuerza de que no se le note bandería o afición alguna, resulta tan etéreo y general que probablemente podría suscribirlo todo el que lo lea, incluidos, por supuesto, los que votan al PSOE y a Podemos y sus confluencias de taifas. Como buen marxista, Garzón reitera la misión de la 11ª tesis sobre Feuerbach, del autor de El Capital, pero se queda en la primera mitad: "hasta ahora, los filósofos han interpretado de formas distintas el mundo." Garzón parece creer que todavía queda mundo por interpretar y de ahí su artículo. "De lo que se trata", añadía Marx, "es de cambiarlo." Eso falta en el escrito del joven diputado pero no le importa porque él es de IU y, aunque pretende "repensarla", solo es para aumentar su peso como izquierda "transformadora". 

Y aquí es donde está el problema. IU lleva decenios llamándose transformadora, pero no ha transformado nada. Y ahora, con menos de un millón de votos y dos diputados, todavía podrá transformar menos. Para ser más exactos, nada. 

En otras ocasiones hemos señalado que el problema de IU (y el de Garzón ahora) no es IU, sino el PCE. Por mucho que Garzón quiera "repensar" la izquierda, mientras el intento tenga detrás al PCE del que él es militante, no irá a ningún sitio. Parece mentira que gente que parece lúcida, como este Garzón, no sea capaz de ver lo que ven todos: que el comunismo ha sido un fracaso estrepitoso en el mundo entero y que los partidos comunistas no ganan jamás elecciones en parte alguna si se presentan como tales, razón por la cual lo hacen disfrazados y, aun así, obtienen unos resultados patéticos. 

¿Por qué sigue habiendo comunistas? Y no comunistas como los de las utopías al estilo de Moro o de Campanella, sino de esos positivistas que declaran estar en posesión de una doctrina, el marxismo, a la que consideran pura ciencia. Pertrechados con ella o un vademécum para andar por casa, se consideran capaces de explicar el mundo a pedir de boca y orientar la acción hacia la revolución, como puede verse por su clamoroso triunfo universal. ¿Por qué sigue habiendo comunistas? Pues por la misma razón por la que sigue habiendo mitraístas, templarios o rosacruces; porque el espíritu humano es insondable. 

El momento del comunismo pasó hace ya muchos años y cuanto antes se percate Garzón de ello, mejor para él. Dejó, por cierto, un rastro abigarrado y confuso, hecho de crímenes y heroísmo, de barbarie y generosidad, de torturadores y torturados porque, como toda manifestación humana, fue un híbrido de gloria e infierno. No hay posibilidad alguna de revivir esa momia por mucho y muy concentradamente que lo "repiense" Garzón.

Una última consideración: los núcleos irredentos del comunismo suelen calificarnos de "anticomunistas" a quienes sostenemos que su doctrina es una antigualla que no se tiene de pie y lo mejor que pueden hacer es olvidarse de ella. No es ilógico. También hay anticapitalistas, antifascistas, anticlericales y varios "antis" más. Todos entendemos que cualquier doctrina tendrá adversarios, con el mismo derecho a vivir y expresarse que los partidarios, a veces, más: hay machistas y antimachistas, esclavistas y antiesclavistas. ¿Por qué no comunistas y anticomunistas? Porque los comunistas utilizan el término "anticomunista" como una descalificación en sí misma. Basta con llamar a alguien "anticomunista" para que se entienda que no es de fiar, que tendrá intereses inconfesables o será un vendido o un criminal en potencia. Suele completarse el término con el adjetivo "visceral". Un anticomunista visceral es un ser problemático, escasamente humano y probablemente irracional. El otro día, uno de estos administradores de la verdad eterna me llamaba anticomunista de taberna lo cual, obviamente, roza el delirio. Esta terminología y semántica absurdas son reliquias de los tiempos ya lejanos en los que el comunismo todavía pintaba algo y gozaba del escaso prestigio que le daba su gigantesco aparato de propaganda. Porque eso es lo único que el comunismo ha hecho a mansalva: propaganda. Y en sus ecos alucinados viven hoy sus prosélitos.

dissabte, 2 de gener del 2016

Morir muriendo

Ayer sucedió algo insólito. "El País" traía una crónica de soponcio titulada Alberto Garzón pone fin a Izquierda Unida y creará un nuevo partido. La firmaba Elsa García de Blas, que es periodista competente y sabe normalmente de lo que habla. No cita fuentes concretas, sino que se refiere vagarosamente al "entorno" de Garzón. Como quien tira una piedra a un estanque, saltaron todas las ranas en Twitter y el propio Garzón tuiteaba un signo de interrogación, como diciendo que no sabía de dónde había salido la noticia. Inmediatamente subía un curioso desmentido en su cuenta de Facebook, titulado ENÉSIMA NOTICIA DEL "FIN DE IU", en el que se queja de que a IU la han dado ya por muerta media docena de veces, que eso no es casual y que IU resiste porque la izquierda nueva y transformadora se aglutina en su seno.

Cualquiera esperaría a su vez una explicación de García de Blas. Pero esta no se produjo porque todo el mundo vio que la aclaración de Garzón no era un desmentido sino una especie de confirmación subrepticia y vergonzante de que IU tiene los días contados, como informa la periodista de "El País". El mismo Garzón lo confirma: cree que hay que sacar conclusiones de los malos resultados electorales y que en la próxima asamblea IU reflexionará sobre IU. Cuando, en política, alguien "reflexiona" sobre sí mismo es para hacerse el hara-kiri.

Así lo entendieron luego los medios al decir que Garzón confirma que IU debate cómo conformar una nueva “herramienta organizativa” para la izquierda. O sea, en definitiva, que IU, en efecto va directa al desguace. El propósito es aprovechar ese casi millón de votos de las pasadas elecciones para poner en pie algo distinto (desde luego, algo que no se llame IU) que pueda confluir con Podemos y, si tal cosa sigue sin ser posible por la intransigencia del partido morado, pueda presentarse a las siguientes elecciones generales. 

En principio la idea no es mala. Es lo que haría cualquiera con los resultados de IU, cambiar de nombre, de discurso y, al menos formalmente, de producto. Pero no está claro que salga. Cambiar el nombre de IU por otro no será difícil. Aunque se le hayan cantado ditirambos sin cuento como la izquierda "verdadera", "transformadora", "radical", etc., en el fondo nunca consiguió tener una imagen definida ni obtuvo un apoyo en el electorado que le permitiera algo más que hablar de vez en cuando en el Parlamento mientras sus señorías se iban al bar. Así que poca gente derramará lágrima alguna cuando las heroicas siglas pasen al museo de la historia, junto a la rueca y el uso, como decía Engels que pasaría el Estado tras la revolución proletaria. 

Pero el problema no está ahí. El problema está en el Partido Comunista de España (PCE), del que IU no es más que un disfraz. La cuestión que se plantea ahora es si hay que cambiar de disfraz o también de disfrazado. Poner en marcha otra organización-paraguas como IU, aunque se llame CUP (ganas no le faltan a Garzón, que habla de "unidad popular") no servirá de nada si su núcleo irradiador es el PCE de siempre. El problema es el PCE, del que parece que Garzón es militante. O sea, el problema lo tiene él consigo mismo, pues le costará admitir algo que es una evidencia prácticamente en todo el planeta: el comunismo no prospera en parte alguna y, o no existe o es irrelevante. Si Garzón quiere mejorar sus resultados electorales no solo tiene que acabar con IU; tiene que acabar con el PCE. Tiene que matar al padre, lo que siempre es complicado.

A su vez ya puede esperarse una reacción contraria a sus planes en IU pero, sobre todo, en el PCE. Habrá una vieja guardia de temple leninista que se negará a desaparecer tan tristemente (y, sobre todo, se negará a perder sus puestos y cargos) y, según como ande de memoria, condenará el intento de Garzón como un ejemplo de liquidacionismo, una de aquellas desviaciones de la línea bolchevique correcta que condenaban a sus culpables al anatema, ostracismo y quizá algo peor. 

El resultado promete ser la enésima trifulca en IU y PCE en la que, al final, un núcleo duro leninista, quedará de guardián integérrimo del espíritu revolucionario marxista-leninista mientras que otros, seguramente con Garzón a la cabeza, constituirán una nueva organización que, ya libre del estigma comunista, podrá confluir con Podemos, la organización que corta el bacalao en la izquierda. 

El problema puede ser que, al desaparecer prácticamente el PCE, Podemos quede ocupando su lugar y el de IU y acabe obteniendo los mismos resultados electorales de estos. De momento, no ha habido sorpasso del PSOE y los 69 diputados de que Podemos alardea, seguros, seguros, solo están los 42 suyos.

Con todo, a pesar del interés de Podemos por venderse como ganador de unas elecciones que no ha ganado, está claro que no ha habido sorpasso del PSOE. Pero eso no quiere decir que no pueda haberlo, según la cantidad de disparates que sigan haciendo sus dirigentes que parecen haberse embarcado todos en la nave de los locos. Sus resultados electorales han sido malos pero ahora, tanto su secretario general como lo barones, singularmte la señora Díaz, los dirigentes y los jubilados de oro están tratando de empeorarlos.

dijous, 31 de desembre del 2015

Los fuegos de artificio son efímeros

Vuelve Garzón por la querencia de la unidad de la "izquierda a la izquierda del PSOE", la única capaz, según sus cálculos, de efectuar el sorpasso del PSOE que Podemos no ha logrado. El viejo sueño internacionalista (de la IIIª Internacional) de desenmascarar y hundir en el oprobio a la fementida socialdemocracia... para ponerse en su lugar. Son ya casi 100 años esperando pacientemente a que esa mayoría social perpetuamente invocada se convierta en mayoría de votos, lo único que cuenta en democracia, malhaya. Pero está vez, Garzón ha echado los cálculos y, sumando IU a Podemos y tomando ejemplo de la confluencia gallega y la catalana le dan más diputados de los que tiene el PSOE. Sorpasso hecho. El heredero espiritual de Anguita quiere regresar a casa del padre con la cabeza de su enemigo en una bandeja. 

Podemos, en donde la idea de la confluencia con IU, o lo que quede de ella, no hace la menor gracia está en el compromiso de explicar por qué confluye con IU en unos sitios y en otros, no. Y no puede porque la verdad es que confluye con IU allí en donde IU es prácticamente invisible. Es un problema de notoriedad. Si la IU nacional, residente en Madrid, se hiciera ver y oír menos, quizá también confluiría. El requisito es que no se note. Porque confluir con IU implica hacerlo con el PCE, un partido con tan poco tirón electoral que pasa los años oculto en alguna caverna en estado de hibernación alma de unos entes magmáticos y confederales, como IU, cuya ejecutoria electoral a lo largo de la segunda restauración ha sido muy discreta por lo mínima y silenciosa. Habla siempre de las mayorías sociales, pero ni las huele. En Podemos produce terror. Encuentran mucho más conveniente para ellos que IU se presente por su cuenta con la misión de perder las elecciones en la más acendrada tradición comunista. Ello le permitirá, además, presentarse como una fuerza de izquierda verdaderamente nueva, nada contaminada con los hábitos de IU, en la que muchos de ellos militaron en sus tiempos juveniles.

Pero tampoco le será fácil la unificación/confluencia con Podemos porque en su propio campo cuenta con una fuerte contestación. Sobre todo en el PCE que solo retorna a la vida para plantear problemas y teme que en esa estrecha confluencia que ilusiona a Garzón, sus corazones se fundan tanto que se derrita el acorazado Potemkin, en el que está embarcada la dirección comunista española desde 1919. Ninguno de ellos, IU o su llama interior, quiere confluencia con Podemos porque, como en las pelis del Oeste cuando llega la ley, los pistoleros tienen que dejar la artillería a las puertas del saloon y entrar de uno en uno como individuos, cuasi mónadas, que pierden sus estructuras de partidos. Como le sucedió a Izquierda Anticapitalista, que hubo de disolverse en la solución general del Podemos, aunque sus fieles sigan teniendo relaciones particulares en las catacumbas. Están dispuestos a confluir, pero no a desaparecer, al menos el PCE, que tiene una, según dice, gloriosa historia a sus espaldas y le molesta salir del escenario sin dejar por lo menos un museo o algo así.

Pero ne se apure Garzón. Es posible que el arduo trabajo de la confluencia se facilite notablemente si por fin se clarifica de una vez cuántos diputados reales, no imaginarios ni figurados, tiene Podemos. Según la propia organización tiene 69 y no algo más de tres millones de votos sino algo más de cinco. Pisando los talones al PSOE literalmente. De la nada, al punto del sorpasso. Pero esto no es verdad y ya desde el día 20D por la noche, Palinuro decía que Podemos tenía 42 diputados, es decir menos de la mitad de los del PSOE. La patraña de los 69 la reproducen los medios afines y, según el periódico digital que se visite, Podemos tiene 69 o 42 diputados, lo que no deja de ser pintoresco. También augura serlo el arreglo al que finalmente lleguen los cuatro bloques, esto es, el Podemos príncipe y las tres confluencias-sucursales en Galicia, Cataluña y Valencia, cada una con una composición distinta, distinto proyecto y liderada por personalidades muy carismáticas en sus respectivas comunidades que no son meras delegadas de un poder central. Eso no habrá quien lo doblegue.

Y así ha sido. Ha bastado con que Podemos amagara la remota posibilidad de no insistir en el referéndum catalán para que los doce diputados de En Comú Podem muestren con total contundencia que son del común, pero no de Podemos. Calcúlese.

¿Por qué se agarraron al 69, lo pusieron como emblema, lo esgrimieron y sumaron casi dos millones de votos que no eran suyos? Lo sabemos todos: para ocultar su derrota y hacerla pasar por victoria y crear una realidad virtual en la que los ciudadanos vean no lo que hay sino otra cosa, una fábula. Si hay algo característico y típico de la vieja política es la mentira y la propaganda.  Los que iban a asaltar los cielos no llegaron ni al piso tercero del Congreso por cuanto, al tener menos votos que C's (aunque le saquen dos escaños) ocupa el cuarto lugar. Por descontado, de sorpasso al PSOE, ni por ensoñación. Es posible que el PSOE acabe siendo "sorpassado", pero será por su propia ineptitud y no por la habilidad de estos linces.

En estas condiciones quizá Garzón no vea que, si se hace una confluencia de IU con Podemos, lo que este vaya a ganar por un lado, lo perderá por otro, esto es, los que no votarán a IU y menos al PCE. Y, por lo tanto, en el fondo, no le trae cuenta pues es muy probable que consiga los votos que tenía en tiempos mejores IU. Pero ahora tendría que compartir el crédito con Podemos, cosa nada segura. Quizá no lo vea, pero es lo más probable.

Visto el desastre del PSOE no es exagerado llegar a la conclusión de que Podemos no ha servido más que para generar más caos en la izquierda. La pacífica división tradicional entre una izquierda moderada, socialdemócrata y una izquierda radical se ha convertido en un espectáculo de fuegos artificiales, muy coloridos, pero efímeros. No es división; es caos. Porque ahora mismo, Podemos no sabe qué hacer, como se señalaba en el post de hace dos días, Viento del Sur en relación con el maldito referéndum catalán, ese que pone a los socialistas en posición de combate y con la bayoneta calada. Un toque, y Susana Díaz salta la trinchera y conquista Cataluña para España ella sola.

Y en loque hace a Podemos y sus imaginarios 69 diputados, cada vez más de risa. Esta vez no han vendido la piel del oso antes de matarlo. Han vendido la piel y la escopeta.

divendres, 18 de desembre del 2015

El voto útil es a la izquierda

El carácter popular de la prensa se ve en su tendencia a lo melodramático, apasionado y excesivo. Feroz duelo es una expresión muy curiosa. Quiere transmitir una idea de combate encarnizado aunque, si se considera bien, resulta sorprendente. Si es un duelo, no podrá ser feroz porque los duelos, precisamente, son luchas o combates que, aun siendo a muerte, están sometidos a reglas y normas y guardan cierta frialdad y distanciamiento. Es decir, si es feroz, no será duelo sino, quizá, una pelea a garrotazos y trompadas.

A propósito de esto último, parece que la que le dieron a Rajoy el martes ha sido objeto de bromas en una reunión de la UE en Bruselas. En casa, fuera de los dicterios de los comunicadores de la derecha, que son casi todos, el percance no ha paralizado la campaña electoral, pero sí ha conseguido que no se hable de otras cosas como el revolcón de Rajoy en la Sexta, la corrupción y el desgobierno.

Los dos partidos mayoritarios de la izquierda, PSOE y Podemos, hablan del voto útil y prácticamente en los mismos términos. Cada uno por su lado dice que es la única opción de echar a la derecha. Voto útil. IU no recurre a él porque no puede atribuirse esa fuerza en contra de la derecha ya que su intención de voto es muy baja. Esta tercera opción de la izquierda, para compensar tiene el discurso más radical de los tres. Es la única que plantea referéndum República/Monarquía que los dos partidos grandes de la izquierda consideran que no toca, como siempre.

La izquierda llega a las elecciones dividida, como se sabía. Sin duda hay una diferencia: antes estaba dividida en dos, PSOE e IU y ahora lo está en tres, pues se ha sumado Podemos que no ha conseguido aniquilar a IU y mucho menos al PSOE. En esta situación, la teoría del voto útil es inevitable y probablemente verídica se vote al partido que se vote. Pero no es enfrentamiento. Parece mentira tratándose de España pero la verdad es que las izquierdas han mantenido cierto decoro en la campaña y no se han insultado ni maltratado mucho de palabra. Cierto, los del PSOE resucitan la teoría de la pinza esta vez entre PP, C's y Podemos, y los de Podemos han pedido reiteradamente el voto a los "socialistas de corazón" que hay en el PSOE. En general, un intercambio muy llevadero. IU, a su vez, ha ido ascendiendo en apoyos y, de haber comenzado la campaña como un pecio a la deriva, se ha convertido en una flotilla de cierta presencia.

Así pues, hay un posible resultado del 20D que, efectivamente, dibuja un gobierno tripartito de izquierda (PSOE, Podemos, IU) frente a una derecha tan debilitada que, aun sumando las dos fuerzas PP y C's no llegarían a la mayoría absoluta. Es la primera vez que la derecha se presenta desunida desde las elecciones de los años 80 del siglo XX. Y parece que eso supondrá un  lastre para la parte más dinámica. Llegado al cénit de la gloria, C's es objeto ahora de intenso escrutinio público que ha revelado muchas inconsistencias, incongruencias y zonas oscuras en su discurso y actuación. Quizá sea la razón por la que viene bajando en los sondeos. Al PP no le va mejor. La chufa a Rajoy no cambiará la bajísima opinión que los ciudadanos tienen del presidente indecente. Por doquiera que va lo increpan, llamándolo ladrón o deseándole que sea fuerte. Su tendencia de voto es a la baja.

No hay mas voto útil que el de izquierda para un gobierno tripartito o, según sean los resultados de las elecciones, uno monocolor con apoyo parlamentario de los otros dos. De eso anda ya convencida mucha gente. Entre ella la derecha que también anda hablando de voto útil. ¿Acaso no propone el PP una gran coalición con el PSOE aunque sin Sánchez, claro, al que Rajoy no puede ver ni en pintura? Claro que Rajoy quizá no esté para dar órdenes después del 20D. Rivera, por ejemplo, ha aclarado en ocasiones que cualquier alianza con el PP sería sin Rajoy.

El gobierno de la izquierda es una posibilidad seria. Precisamente un sector de su ala más radical en el entorno de IU acusa a Podemos de haber cambiado de programa paulatinamente desde uno revolucionario a otro, el actual, pactista, conservador, en definitiva, socialdemócrata. De ser así, ello facilitaría enormemente la formación de ese gobierno de izquierda a base de la alianza de la vieja con la nueva socialdemocracia. Con ello, Rajoy desaparecería, hecho que probablemente celebrara con algazara todo el personal. Ya solo con eso, el país estaría de enhorabuena.

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A los únicos a los que la diferencia en los resultados de las elecciones del domingo deja indiferentes es a los independentistas catalanes porque, salga el gobierno que salga, no habrá referéndum catalán. Podemos lo ha defendido recientemente, aunque no con grandes vítores a fin de ser coherente consigo mismo pero sin arriesgarse a perder las elecciones en España. Pero el PSOE está cerrado en banda a la idea. No habrá, pues, referéndum. Muchos independentistas plantean que este carece de sentido. En una entrevista, Carme Forcadell sostiene que no se precisa referéndum alguno pues hay un mandato claro de las elecciones del 27 de septiembre, con lo que en 18 meses ha de darse la independencia que será completa cuando Cataluña sea miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas. Está claro que, para ese plan, no van a encontrar aliado alguno en España. Ni Podemos, dispuesto a organizar un referéndum (que no podrá poner en marcha) pero no a apoyar una DUI. El resultado de las elecciones en España es irrelevante para Cataluña.

dimecres, 16 de desembre del 2015

Lo que millones de españoles piensan

I. Indecente
Hay debates de la televisión que han pasado a la historia, que han hecho historia gracias a una palabra, una frase dicha en el momento oportuno, que cambiaron las tornas haciendo quien entró en el plató de virtual ganador saliera de perdedor y a la inversa. Cito dos entre los más célebres:

10 de mayo de 1981: el presidente de la República francesa, Valéry Giscard d'Estaing, a quien se acusaba de haber endeudado sobremanera el país, soltó al aspirante, el socialista François Mitterrand: "Usted es el hombre del pasado". Mitterrand le respondió "y usted es el hombre del pasivo". Ganador: en la subsiguiente segunda vuelta de las presidenciales: François Mitterrand.

28 de octubre de 1980: en un debate entre el aspirante a la presidencia Ronald Reagan y el presidente en funciones, Jimmy Carter, cuando este criticaba los errores y defectos de la política de su oponente como gobernador en relación con el programa Medicare, Reagan le cortó en seco con un "Vuelve usted a las andadas" (There you go again), que se ha hecho famoso en el mundo de la comunicación política. Ganador en las presidenciales una semana más tarde: Ronald Reagan.

No tengo dudas de que la expresión de Pedro Sánchez en el debate del lunes, el presidente debe ser una persona decente y usted no lo es hará historia, traerá cola y es muy posible que signifique un vuelco a favor de la campaña de los socialistas. Hasta de los resultados electorales. Incluso los peperos más acérrimos deben ser reticentes a votar por alguien a quien millones de españoles consideran "indecente" porque lo es, porque los sobresueldos, los trajes y viajes a cuenta de la Gürtel, los SMS a Bárcenas, los tratos con Rato, la obstrucción de la justicia, las mentiras sistemáticas lo han convertido en tal. Y porque, además, ya lo tiene interiorizado. No hay más que verlo ahora: es un zombi, camina como un autómata, está ausente. ¿Cómo no si ya sabe todo el mundo que es el peor presidente, el más corrupto, de la historia de la democracia?

II.- La contraprogramación de la 6ª.
El acierto de Sánchez no solo noqueó al presidente de los sobresueldos sino que desbarató la maniobra de la Sexta a cargo de Ferreras y Pastor. Estos intentaron contraprogramar su propio programa llevando de matute a Rivera e Iglesias para que machacaran a su gusto a los dos debatientes sin que pudieran defenderse. Querían dejar en los espectadores no la memoria del debate en sí mismo sino el juicio despreciativo y negativo que de él hicieron sus contrincantes, hablando como si no lo fueran. Esta maniobra es tan sucia que uno se pregunta si Sánchez y Rajoy sabían que estaban siendo observados de cerca e iban a ser inmisericordemente enjuiciados luego por sus adversarios, insisto sin posibilidad de responder.

Esa trampa de tan bajo estilo iba especialmente dirigida contra Sánchez por una razón muy sencilla. Toda equiparación, toda semejanza que se quiera establecer entre el PP y el PSOE perjudica al PSOE:
1º) Porque ese partido habrá hecho muchas cosas mal, pero está claro que no es corrupto y el PP, sí. 2º) Porque el PSOE es el único que ha erigido el Estado del bienestar en España siempre con la oposición del PP que lleva cuatro años tratando de destruirlo. Las demás izquierdas critican mucho, equiparan al PSOE con el PP, lo desprestigian, pero hasta la fecha no han hecho literalmente nada de nada más que hablar y estorbar. De ahí que su máximo interés sea tirar contra el PSOE. Y el asunto no es de hoy, ni de ayer. Viene de hace tiempo, como se ilustra en la foto de la derecha en que se ve a Ferreras con Iglesias y Errejón en una cena planificando estrategias. Una foto que no pudieron evitar. Esa es la "nueva política" y el "periodismo comprometido": colegas organizando la acción. Con ese espíritu se dispusieron al preparar el debate del lunes, a demoler al PSOE, con el tedioso argumentario de "ellos son el pasado", "la vieja política" y nosotros somos guais.

Sánchez era pan comido. El PSOE no cuenta con ninguna cadena de TV, ninguna emisora de radio, ningún periódico de papel o digital, mientras que Rajoy dispone de una batería de medios impresos y audiovisuales y Podemos tiene una cadena de TV tan poderosa como la Sexta y un digital como Público. Si Sánchez tiene una expectativa de voto solo segunda a la del PP es por la fidelidad de sus votantes, porque carece de apoyo mediático. Es de chiste oír a los de Podemos que son el partido más atacado cuando es mentira porque el más vapuleado y con mucho es el PSOE.

Era pan comido, sí, y bastaba ver las caras de satisfacción de los tres amigos, Ferreras, Iglesias y Rivera. Se habían reunido para hacer unas risas sobre "el viejo mundo". Cours camarade, le vieux monde est derrière toi! hubieran podido decirse el uno al otro de haber leído algo más que Kant. Y, de pronto, Sánchez soltó la frase y todo se dio la vuelta. Los dos "comentaristas" se quedaron flotando en el aire de su inconsistencia. Ninguno de ellos fue capaz de reaccionar. Siguieron con la musicanga del fango y el cieno y el barro y el limo y el sursum corda. Al llamar indecente a Rajoy delante de casi diez millones de personas, cosa que ninguno de estos bravos de plató se ha atrevido a hacer, se puso en el centro del escenario y desplazó a los dos ocultos personajes a las tinieblas de las bambalinas.

III. Por fin, la oposición
Varias veces dijo Rajoy que, si tan malo era el juicio de Sánchez sobre él, debió presentarle una moción de censura y que él lo hubiera hecho. Seguramente será mentira, como todo lo que dice y no es preciso que Palinuro repita aquí lo que ya señaló ayer. El PSOE faltó gravemente a su deber de oposición en la legislatura anterior, presa de la estúpida y reaccionaria manía de Rubalcaba con los "pactos de Estado", desertó de su deber, abandonó a aquellos que estaba obligado a defender y estos anunciaron que ya no lo votarían más y empezaron a desertar. En efecto, lo hemos dicho muchas veces: ¿por qué vamos a votar por quien no nos representa ni defiende nuestros intereses ni se atreve a poner coto a la oleada de corrupción, pillaje, granujería que ha sido la X legislatura bajo la égida de Rajoy? ¿Por qué confiar en quien no tenido el valor de censurar al peor y más corrupto presidente de la historia de España sino que, al contrario, dio muestras de ser complaciente con él, si no cómplice?

Pero de repente, casi milagrosamente, Sánchez recuperó el valor, el coraje, la decisión y pasó al ataque en el plató de televisión, diciéndole a Rajoy lo que solo se había atrevido a insinuar una vez en una intervención parlamentaria ("yo soy un político limpio, señor Rajoy"). El lunes salió todo: la indecencia, los sobresueldos, los viajes gurtelianos, Bankia, Rato, Bárcenas. Ayer publicaba Sánchez Cuenca un artículo en Público, El balance de la legislatura (II): la anomalía democrática del PP, en donde se concluía que el gobierno del presidente de los sobresueldos es un fracaso de nuestro sistema político y una descomunal anomalía democrática. Desde luego. Hasta ahora la pregunta universal era: ¿cómo hemos podido llegar hasta aquí, a estar gobernados por una persona indecente al mando de un partido de presuntos malhechores que es casi una mafia? Y no había respuesta.

Pero fue soltar Sánchez la frase sobre el presidente indecente y todo ha cambiado. Decenas y decenas de tertulianos y periodistas afines a la derecha pasan ahora 24 horas sobre 24 tratando de salvar algo, de evitar el ludibrio y la vergüenza de defender a un presidente indefendible. Igual que los tres mosqueteros de la sexta, el presentador y los geniales representantes de la "nueva política", de repente convertidos en tres antiguallas manipuladoras con su discurso -ese sí viejo y sobado- de que el PSOE y el PP son lo mismo. Un discurso que ya no compra nadie que tenga ojos en la cara y vea a Rajoy sonado de mitin en mitin, sin saber qué decir, recibido en provincias al grito de "¡Mariano sé fuerte!" mientras Sánchez va muy suelto, apoyado en los millones de españoles que, en efecto, pensamos que Rajoy no es decente y nos identificamos con quien lo dice alto y claro y no con los manipuladores que quieren torpedearlo hablando farisaicamente de fango y cieno.

Vamos que en cuatro días sería posible el siguiente escenario: el PSOE gana las elecciones, el PP queda por detrás de C's, Podemos el cuarto y la Unidad Popular consigue un muy buen resultado, cosa que Alberto Garzón se merece, por su trabajo, su entrega y la elegancia y nobleza de su comportamiento, alejado de todo juego sucio; y porque sus gentes están reaccionando con bravura.

dilluns, 14 de desembre del 2015

¡Mayoría de izquierda!


En esta campaña hay cambios por semanas, por días, casi parece por horas. Suben unos, bajan otros; suben otros, bajan unos. Quienes la seguimos vamos a llevarnos algunos sobresaltos de aquí al domingo.

No obstante, a reserva de la anterior advertencia, a juicio de Palinuro pueden observarse algunos datos que autorizan a extraer conclusiones relativamente optimistas para las izquierdas. El primero de todos: da la impresión de que la derecha retrocede. Los recuentos de aforos en los mítines de ayer, en los que los partidos se volcaron, dan una pista, aunque sea muy imperfecta. Las derechas no llenan los recintos; las izquierdas, sí. El PP celebró la finale en la plaza de toros de Las Rozas, territorio gavioto, con Rajoy  y Aguirre de telonera, pero solo reunió 3.500 asistentes para un aforo de 4.300 y eso que regalaban bufandas, pagadas por vaya usted a saber qué trama. Por su lado, Ciudadanos presumió de haber llenado el emblemático Vista Alegre, pero eso es falso por partida doble: reunió, sí, 10.000 asistentes, pero para un aforo de 15.000. O sea, le quedó una calva de un tercio. Además, fletó 50 autobuses para traer gente de fuera de Madrid, viaje gratis y puede que bocata (aunque esto no me consta) para unos 4.000 o 5.000 asistentes. Es decir, los madrileños que se acercaron a escuchar a Falangito fueron un tercio del aforo real.

La izquierda salió mucho mejor parada: Podemos congregó 10.000 asistentes en la Caja Mágica en Madrid y esos, sí, de verdad y sin autobuseo. El PSOE llenó La Fonteta de Valencia, con 8.000 de aforo y Unidad Popular (IU), el polideportivo de El Cabanyal, con 2500. Las imágenes cantan. En los mítines de las izquierdas se respira mucho más optimismo y seguridad que en los de las derechas.

En los debates televisados que han sido tan importantes (el de El País y el de Atresmedia) las izquierdas en conjunto han dejado mucha mejor impresión que las derechas, jugando con el carisma de los líderes. En el primero, la victoria fue para Pablo Iglesias por acuerdo casi universal; se exceptúa Marhuenda que dio ganadora a la vicepresidenta del gobierno y lo hubiera hecho igual con la mula Francis de tener carné del PP. En el segundo, para Alberto Garzón (quien fue excluido del de El País contra toda norma de juego limpio) también por amplio acuerdo. Pero Sánchez en el primero ý Errejón y Alonso en el segundo hicieron muy buenos papeles y dieron mucho juego.

La valoración de las derechas, en esos mismos debates, en cambio, fue mala. En el primero, Rivera demostró su escaso fuste y su banalidad, mientras que Sáenz de Santamaría no pudo cubrir ni de lejos el ridículo que hizo su jefe oculto aterrorizado en Doñana. Si hay algo que la gente desprecia es la falta de valor en las confrontaciones. En el segundo debate, la representante de C's, petulante y agresiva, patinó en el sensible asunto de la violencia machista y luego ha seguido patinando en las redes. Pablo Casado, el enviado del PP cumplió a rajatabla las instrucciones: negar la evidencia y mentir con todo el descaro del mundo. Y eso encalabrina bastante al electorado.

El descrédito de las derechas se ha acentuado en los últimos días. Rivera sigue haciendo propuestas poco meditadas sacadas de algún prontuario de anarcocapitalistas estilo FAES que normalmente ponen en guardia a todo el mundo. A su vez, por si el ridículo del comportamiento habitual de Rajoy el de los sobresueldos no fuera suficiente, el amago de repetir las mentiras con que el mismo Rajoy trató de engañar a la gente en los atentados de Atocha, adaptadas ahora al atentado de Kabul, ha vuelto a ponerlo en evidencia. Los últimos escándalos de corrupción del embajador en la India y un diputado por Segovia inciden en una historia de podredumbre y miseria que arrastra el partido de la derecha cada vez visto por más gente como una especie de asociación de malhechores.

Ahora viene el debate de esta noche. Imposible exagerar su importancia. Lo más probable es que resulte decisivo, si no para dar un vuelco a las expectativas de voto sí para reorientar la valoración de los dos líderes enfrentados. El mero hecho de que ese debate a dos se dé ya es cierto modo un handicap para Rajoy quien lo único a lo que puede aspirar es a no quedar demasiado en evidencia y un triunfo para Sánchez, que es presentado como el otro candidato verosímil a la presidencia del gobierno. Es absolutamente esencial que Sánchez prepare al máximo ese debate y no deje pasar la ocasión. Porque, nos guste o no a muchos que no tenemos en alta estima sus dotes ni la capacidad de sus asesores, de su triunfo esta noche puede depender el del conjunto de las izquierdas el día 20.

No soy quién para decir a Sánchez lo que tiene que hacer pero, si yo fuera él, negaría de plano la recuperación económica (en lo que su adversario insistirá) argumentando que falsifica todos los datos y las estadísticas y que nada de lo que dice es cierto jamás. No caiga en la trampa de aceptarle nada. Insistiría en que su política ha arruinado España, destruido el Estado del bienestar, abusado de los pensionistas y roto el país por su incompetencia y su corrupción. Golpearía en la corrupción una y otra vez y la vincularía personalmente a Rajoy, le preguntaría por los sobresueldos y su beneficio personal y el de su padre dependiente, sin  admitirle el argumento también falso, de que han legislado en contra de esta lacra. E insistiría en que el PSOE pondrá por delante los derechos de los más débiles y los blindará en la Constitución.

Si el debate sale bien, como es de esperar,  en lo que queda hasta el 20 de diciembre, PSOE, Podemos y Unidad Popular seguirán haciendo campaña cada una por su cuenta en este clima de recuperación. Un criterio, sin embargo, debiera presidir todos sus actos: el de no insultarse ya más unos a otros. Ahora deben ir todas contra las derechas que, por primera vez, se presentan divididas. Concentrar la crítica en Rajoy, cuyo desprestigio es palpable entre los ciudadanos e incluso entre los votantes y hasta militantes del PP. Carece de sentido que las fuerzas de izquierdas se pierdan en recriminaciones que ya no interesan a nadie.

Si los datos de la encuesta de Metroscopia aciertan, a partir del 20 de diciembre no habrá mayoría absoluta de derechas pero sí podría haberla de izquierdas si sigue la recuperación esta semana. Eso quiere decir que se podrá hacer en España lo que se ha hecho en Portugal: gobierno en minoría del partido de izquierda más votado (el socialista en Portugal; en España, el que lo sea)  con el apoyo parlamentario de los otros dos. Eso es lo menos. Lo ideal sería un gobierno tripartito PSOE/Podemos/UP, pero quizá sea demasiado pronto. Lo que sí está claro es que los electores vamos a presionar mucho para que haya un gobierno de izquierdas y nadie entenderá que, por las razones que sean, el triunfo de las izquierdas se convierta en un gobierno de las derechas.

He dicho un gobierno del partido más votado de la izquierda con el apoyo de los otros dos. No del partido más votado sin más, que es la estupidez que anda repitiendo el presidente de los sobresueldos. Sí, estupidez y mayúscula porque, para hacer realidad esa idea de que gobierne el partido más votado, con independencia de los apoyos que tenga, será necesario reformar la Constitución. Por si Rajoy no lo sabe, con la moción de censura constructiva que esta prevé, ningún gobierno minoritario puede mantenerse con una mayoría absoluta de la cámara en contra.

En resumen, tres cosas: 1ª) ganar el debate de hoy en nombre de toda la izquierda; 2ª) dejar de insultarse mutuamente en lo que queda de campaña y criticar a las derechas; 3ª) con la mayoría absoluta en el Congreso sumando PSOE/Podemos/UP-IU, formación de un gobierno de izquierda que ponga fin a estos cuatro años de pesadilla, detenga la involución y abra perspectivas reales de recuperación económica pero también política, social y moral.

dissabte, 12 de desembre del 2015

¿Adiós al PSOE?

Los socialistas están muy nerviosos. Los sondeos les son desfavorables y los datos apuntan, en efecto, a un batacazo. Ya no se andan con remilgos y han sacado a sus mayores y jenízaros a arremeter contra el enemigo. Felipe González, o lo que queda de él, da gritos tan histéricos como los de Sánchez hablando de la reproducción de la pinza de los años 90. Vale. En aquellos años, a juicio de Palinuro hubo, en efecto, una pinza entre los comunistas de IU y el PP contra el PSOE. Pero se daba una diferencia esencial: el PSOE estaba en el poder y los otros dos, en la oposición. Ahora el PSOE está en la oposición, aunque, en realidad, habría que decir que ni en la oposición está porque este guiñapo de partido que Rubalcaba dejó en herencia a su alter ego, Sánchez, ni oposición es capaz de hacer. No es capaz de hacer nada.

Efectivamente, al PP le interesa vencer al PSOE, por supuesto.También le interesa a Ciudadanos. Y a Podemos. Y a IU. Naturalmente. Esto es una campaña electoral en la que todos quieren ganar, como es lógico. Están en su derecho. También el PSOE quiere ganar y, desde luego, a costa de los demás. Son las reglas del juego. En los años 90, la pinza se dio durante toda la legislatura, era un acuerdo de fondo entre IU y el PP y no en la campaña electoral. Ahora es otra cosa. Siendo una campaña electoral, lo lógico es que cada contendiente trate de maximizar sus beneficios y vencer a los contrarios. Carece de sentido enfadarse porque Podemos intente desplazar al PSOE y ponerse en su lugar, como si fuera algo inmoral o injusto. ¿Acaso no quiere el PSOE desplazar a Podemos? Y al PP y a Ciudadanos. Es lo natural. ¿Qué hay de injusticia aquí? Si el PSOE no quiere que los demás le ganen y lo dejen fuera de juego como, al parecer, están haciendo, tendrá que reaccionar y conseguir ganar él. No lloriquear como un crío porque todos los demás chavales del barrio se han aliado en su contra.

Pero ¿qué sucede? Simplemente, que no puede. Efectivamente, Rubalcaba, que ya recibió un PSOE muy dañado, acabó de hundirlo con sus políticas de derechas y cuando lo hundió de todo con el peor resultado electoral de su historia, cedió el paso al relevo, pero no a alguien que pudiera remontar, vigorizar el partido, sacarlo del marasmo y la atonía, sino a una hechura suya, un hombre a su sombra sin ideas, sin fuerza, sin personalidad. A Sánchez.

Tómese nota de un dato: ¿por qué va la gente a votar a un partido que en cuatro años del gobierno más golfo, corrupto, inútil y autoritario que ha tenido España ha sido incapaz de hacer oposición? ¿Qué ha hecho el PSOE en estos cuatro años para que la gente esquilmada, reprimida, menospreciada, despojada de sus derechos confíe en él? En cuatro años de un gobierno de ladrones que ha hecho pagar los costes de la crisis a los más desfavorecidos, el PSOE ha sido incapaz de presentar una moción de censura. Incapaz de oponerse a los atropellos de un partido que es una asociación de presuntos delincuentes, incapaz de exigir en serio la dimisión de un presidente indigno, acusado de haber cobrado sobresueldos de procedencia dudosa. Incapaz de oponerse y denunciar a una banda de ladrones y sinvergüenzas.

¿Y por qué se ha producido esta evolución negativa hacia la complicidad con la derecha más reaccionaria del viejo partido de Pablo Iglesias? Porque hace algunos años que dejó de ser el "viejo partido de Pablo Iglesias" para convertirse en un club de enchufados, arribistas, clientes y banderías, una organización de intereses creados. Ya había empezado en tiempos de Felipe González con aquellos majaderos llamados "la gente guapa", parásitos de derechas que se colaron en las filas socialistas a forrarse, a veces con medios delictivos. Pero en los gobiernos de Rodríguez Zapatero está tendencia se exacerbó y el partido pasó a ser un cortijo de amigos y paniaguados, dedicados a sus tejemanejes mientras la gente empezaba a pasarlo mal con una crisis que aquel lumbreras de León no previó, ni vio, ni entendió y se limitó a negar contra toda evidencia. La única diferencia entre este corral de enchufados y los de la época final de González fue que ahora, los enchufes eran paritarios y había tantos enchufados como enchufadas. Pero el partido había dejado de existir, convertido en una agencia de colocación de amigos y clientes que sostuvieran el poder de los distintos barones. Llevaba -y lleva- decenios desconectado de la realidad de la gente, en complicidad con lo más sórdido de la derecha nacionalcatólica (que alguien como Fernández de la Vega haya sido vicepresidenta del gobierno ya lo dice todo) y seguidor de las doctrinas neoliberales.

Y ahora se queja de que la izquierda emergente le coma el terreno y dice que se repite la pinza. Es muy difícil que alguien se deje ya engañar por este discurso de funcionarios y burócratas solo atentos a sus privilegios, sus carreras y no al bien común. Podemos ha fagocitado a IU y ahora está haciendo algo parecido con el PSOE. ¿Qué sentido tiene que el PSOE acuse a Podemos de hacer lo que está en la naturaleza de las cosas y él mismo haría si pudiera? Ninguno. Si el PSOE no quiere ser laminado por Podemos y los demás partidos  tendrá que articular un discurso que lo haga más atractivo que ellos para el electorado. Y ahí está el problema: no lo tiene. Entre la derechización del partido por el binomio Rubalcaba/Sánchez, que lo han convertido en monárquico, servidor de la Iglesia y centralista jacobino y la incapacidad de los grupos de amigos y enchufados que controlan el partido, este no tiene nada que proponer.

Pongo un ejemplo significativo. Hace seis meses tanto Podemos como el PSOE eran contrarios a un referéndum de autodeterminación en Cataluña. El primero disimuladamente y el segundo de modo rotundo. Luego de las elecciones catalanas en las que los dos pincharon, Podemos rectificó y ahora se compromete a organizar dicho referéndum en cuanto pueda. El PSOE, en cambio, no se ha movido y sigue uncido al carro centralista del PP, incapaz de entender que, debidamente explicada a la gente, esa propuesta de referéndum tendría mucho apoyo en España porque, a la vista está, es lo más sensato que puede hacerse.

Pero el PSOE, sumado al nacionalismo español más obtuso e intransigente no entiende esto. En realidad, no entiende nada justo cuando las cosas están más graves. Así como los españoles se enfrentan al vértigo de quedarse sin país por culpa del señor de los Sobresueldos, los militantes socialistas afrontan  el aciago vaticinio de que el antiguo partido de Pablo Iglesias, el de verdad, desaparezca. Es lo que tiene cuando se entrega el mando de un país o de un partido a dos inútiles. Cómo estarán las cosas que, en el fondo, puede decirse que el debate a dos entre Rajoy y Sánchez el próximo lunes es un favor que el primero hace al segundo. 

dijous, 10 de desembre del 2015

Echar a estos delincuentes.

Los amigos de Transversales han publicado un número extraordinario en PDF sobre las próximas elecciones del 20 de diciembre para el que me han pedido un artículo. En su presentación la redacción de la revista advierte de que el contenido es muy variado, como corresponde a la izquierda, que es sumamente plural. Asimismo recuerda que no tienen por qué coincidir con el contenido de las colaboraciones y que, leídas estas, es muy posible que unas autor@s no coincidamos con otr@s. Sin duda. Eso también es bueno. No sé si llevarlo al nivel de excelente advirtiendo de que hasta es posible que todavía otr@s ni siquiera coincidamos con nosotr@s mism@s. Los tiempos se han acelerado tanto que no es absurdo que alguien cambie de parecer a su ritmo y ya no suscriba lo que escribió ayer. Sobre todo cuando se da rienda suelta al torrente de pasión que aparece en este número de la revista y que, por supuesto, bien venido sea. No sé si interpreto un sentir universal pero sí muy extendido (al menos en los medios en que muevo) al decir que estamos tod@s hart@s de ver, escuchar y aguantar a esta banda de ladrones e imbéciles campando por doquier tras haber hundido el país en todos los sentidos a base de robar, reprimir y excluir. Además de por la serie, el número es extraordinario por su contenido. Enhorabuena al equipo de Transversales.

Pinchando en la imagen o en el enlace se accede al contenido completo del número. En cuanto a mi artículo, lo reproduzco a continuación:

Un sobresueldos y tres mindundis.

Hay unanimidad en los sondeos hasta la fecha: cuatro de los cinco partidos de ámbito estatal (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos) están empatados más o menos a la altura del 20% de intención de voto. El quinto, la Unidad Popular, de Alberto Garzón, antes IU y antes PCE, pedalea en la cola tratando de rebasar la fatídica barrera del 3%. Los cinco partidos presentan candidatos; ninguno candidata. Las mujeres en las listas, casi todas de escrupulosa “cremallera”, empiezan un escalón más abajo. Eso, para abrir boca.

Del Sobresueldos, nuevo candidato a La Moncloa, es poco lo que cabe decir. Después de 4 años de desgobierno, con el país empobrecido, la gente en el paro o en la emigración, la seguridad social arruinada, el futuro del Estado del bienestar es inexistente. El del Estado de derecho aun peor porque las instituciones no funcionan, la división de poderes no existe, el gobierno prescinde del Parlamento o, si comparece, es para poner en marcha el rodillo y la organización territorial del poder ha quebrado con la secesión catalana. El presidente no ha hecho otra cosa que mentir como un bellaco desde siempre y, lo que no son mentiras, son estupideces dichas con la facundia de quien no calibra el pozo de su propia necedad.

Lo increíble es que un candidato y un partido así todavía tengan alguna intención de voto y que esta sea quizá la mayor, a pesar de que la valoración popular de Rajoy es la más baja de todos los políticos. Es incomprensible que la gente se apreste a votar a alguien de quien no se fía y a quien suspende en valoración sistemáticamente hace cuatro años.

Hay varias razones para explicar esta disonancia cognitiva tan peculiar, pero una de ellas la admiten todos porque es irrefutable: el sobresueldos es un mal gobernante, pero tres de los cuatro posibles relevos no son mucho mejores. Sánchez, Iglesias, Rivera, simplemente no dan la talla en campo alguno. Su reiterada, aburrida, sobreexposición a los medios los ha mostrado en su verdadera naturaleza: tres narcisistas inconsistentes, desesperados por llegar al poder como sea, incluso a riesgo de mostrarse como tres cantamañanas. El cuarto, Garzón, el único que ha sabido guardar cierta compostura en vez de hacer el ridículo por los platós televisivos, el más consistente de ellos, a pesar de ser el más joven, apenas tiene posibilidades reales por aparecer vinculado a IU e incapaz de quitarse de encima la sombra del comunismo

Ahora bien, al tratarse en conjunto de cinco opciones, con dos nuevas escisiones, una en la derecha (PP/C’s) y otra en la izquierda (a la dualidad tradicional PSOE/PCE-IU se suma ahora Podemos), y dada la naturaleza del sistema electoral español lo más seguro es que las cuatro fuerzas principales estén relativamente igualadas, por lo que es probable que, luego del 20 de diciembre sea muy difícil si no imposible, formar algún gobierno en España, salvo en una circunstancia que mencionaremos al final.

En efecto, al darse por primera vez en muchos años una escisión en la derecha, en virtud de la Ley d’Hondt y el tamaño de la mayoría de las circunscripciones, el PP tiene un importante reto de C’s que no lo dejará apuntarse el triunfo. Lo mismo puede decirse de la izquierda, pero agravado por tratarse de tres opciones en lugar de dos. Al final, el único discurso dominante en todos los cuarteles será el del voto útil. El PP se presentará como el voto útil frente a C’s para parar a la izquierda y en esta tanto el PSOE como Podemos lo invocarán para parar a la derecha. En los dos bandos habrá un montón de votos desperdiciados en aquellas circunscripciones que elijan 6 diputados o menos y que, por cierto, son 35, esto es, casi dos tercios de las circunscripciones totales. Si se introdujera un sistema de segunda vuelta, parte de este estropicio podría arreglarse, pero no es el caso. A ello hay que añadir la tendencia de la izquierda a la izquierda del PSOE a atacar más a este que a la derecha, lo que es verdaderamente irresponsable porque, en definitiva, acabará propiciando el triunfo del PP o del PP y C’s camino de una coalición entre los camisas viejas del franquismo y los flechas nuevos de este neofalangismo de C’s.

Claro que la actividad del PSOE ya desde el comienzo de esta X legislatura ha provocado las críticas con harta razón. Durante los cuatro años de gobierno autoritario, corrupto, antidemocrático, ruinoso, catalanófobo, el PSOE, partido mayoritario de la oposición no ha hecho oposición alguna. Al contrario, a veces ha dado la impresión de estar más con un gobierno de agresión permanente a las clases trabajadoras y populares que con estas. Así que no tiene mucho sentido que ahora se escandalice cuando la otra izquierda lo ataca y lo identifica con el PP.

La disyuntiva es muy significativa y pone de relieve la penosa crisis de la izquierda española: IU es irrelevante y el escaso porcentaje de votos que consiga no servirá para nada más que para debilitar a la otra izquierda. El PSOE pierde el tiempo cuando critica a Podemos (que no es mucho) pues debería concentrar sus dardos en el PP y en Ciudadanos. Pero el caso más grave es el de Podemos: después de haber fagocitado a IU pero sin acabar con ella, se ha empeñado en el sorpasso anguitiano del PSOE para lo que actúa de nuevo como un aliado objetivo del PP. Al final, la rutilante promesa del partido morado, incapaz de diferenciarse del todo de IU solamente servirá para consolidar el gobierno de la derecha otros cuatro años.

Por último, la peor opción de todas pero no inverosímil, según lo que suceda en Cataluña, es un gobierno de coalición del PP, C’s y el PSOE con la excusa de una excepcionalidad o emergencia suscitada por el independentismo que aconseje a estos partidos nacionalistas españoles cerrar filas para salvar la unidad de España frente a la revolución de la República catalana.

Así el país volverá al franquismo que añora un tercio de la población, el baluarte del voto del PP.

dijous, 3 de desembre del 2015

El desplome de Podemos.

Sanchez, que no consigue alcanzar al PP en intención de voto después de cuatro años de gobierno absolutamente desastroso, trata de recuperar los que le absorbió Podemos hace unos meses apelando al voto útil: el PSOE el único que puede parar al PP y al PP más Ciudadanos. Exactamente el mismo voto útil que invoca Podemos para tirar de los votos del PSOE, garantizándoles que solo votándolos a ellos se asegurarían un Partido Socialista más a la izquierda. La pelea entre ambos partidos es la plasmación del sempiterno cisma de la izquierda que ya aburre a las ovejas: los socialdemócratas frente a los comunistas o los nombres que ahora lleven. El PSOE no pasa de veintialgo por ciento y Podemos no llega. En realidad, los dos se desploman. Se desploma la izquierda.

En el caso de Podemos, el desplome es bastante obvio. La caída empezó ya cuando, a raíz del triunfo en las elecciones europeas de mayo de 2014,  empezó a vender la piel del oso antes de cazarlo. Luego vino la castaña de las elecciones catalanas, en donde QWERTY (Podemos más EUiA-EV) tuvo menos votos que los de los segundos solos. Después vinieron los mediocres resultados de las elecciones siguientes y ahora raro es el sondeo que los sitúa en el 15%, habiendo estado en una intención de voto del 28% hace diez meses.

¿Que puede haber pasado? A juicio de Palinuro, varios factores han contribuido a este fenómeno de contracción del que, según parece, también se beneficia C's. En primer lugar la sobreexposición mediática de su líder, Iglesias. Más que intervenir en los medios como político que aporta información, genera debate y acaba pidiendo el voto,  lo hace como showman. No hay inconveniente en que un dirigente de un partido que aspira a ser presidente del gobierno, sea al mismo tiempo, presentador y entrevistador en televisión. Pero es muy difícil que el electorado, en el que abunda una especie de sentido de la conveniencia pacata, se lo tome en serio y no acabe pensando que es un chisgarabís, probablemente el nombre más adecuado para quienes hacen infotainment.

En segundo lugar, el modo en que se ha gestionado la relación con IU. Muchos de Podemos vienen de ella, incluso los dirigentes, pero su comportamiento personal mutuo deja mucho que desear. A fuerza de querer separarse de IU, cuyo abrazo considera como la mordedura de una serpiente, Podemos ha tratado a sus dirigentes de modo humillante e insultante, en especial a Alberto Garzón. El juego sucio contra IU se advirtió ya en el hecho de que Garzón no fuera invitado al debate en internet de El País y ni el PSOE ni Podemos tuvieran valor para objetar e impedir esa clara discriminación. Después, habiendo comprendido que una victoria obtenida con juego sucio no tiene valor, Iglesias pidió la participación de Garzón, en una enmienda que tampoco lo tiene ya.

El programa se ha ido moderando tanto en un año que no parece el mismo. Comparado con el de IU, efectivamente, es de centro, por decir algo y no solamente ambiguo e impreciso. Mientras Podemos no declare abiertamente su republicanismo será una formación propia del régimen : el postfranquismo y su cohorte de propagandistas al servicio de la restauració, como el PSOE; esto es, partidos dinásticos. Solo Garzón habla de República en la corte borbónica y tiene su mérito. Y solo él reconoce sin ambages el derecho de autodeterminación de los catalanes. 

Empieza a estar claro que mucho voto que se fugó de IU y del PSOE y se fue a Podemos puede estar volviendo al redil en ambos casos. Para este viaje no hacían falta alforjas, realmente. Y todo retorno de "voto pródigo" será descenso de Podemos. Habrá quien diga que el voto útil es, en efecto, el PSOE o IU, pero, desde un punto de vista de izquierda, lo más sensato que cabe hacer es votar por cualquiera de las tres opciones de la izquierda con el expreso mandato de ponerse de acuerdo después de las elecciones.

dimecres, 2 de desembre del 2015

Habla el ausente.

Avergonzado quizá El País por haber censurado al candidato de IU en su último debate, Alberto Garzón, y por haber intentado silenciar y escamotear una fuerza política que tiene representación parlamentaria con un apoyo de 1.600.000 personas, envió una periodista, Elsa García de Blas, a hacerle una entrevista que se publica hoy en el diario. Ignoro cuál sea el estilo de García de Blas entrevistando y no puedo, por tanto, afirmar si lo que me parece una actitud como de fastidio o enojo por verse obligada a hacer algo es justo o no. A lo mejor resulta que se trató de una iniciativa de la propia periodista que enmendó así la plana al diario.

Porque, insisto, la ausencia de Garzón del debate del lunes no tenía justificación alguna desde un punto de vista democrático. Y, lo cual es peor, el hecho de que Sánchez e Iglesias, beneficiarios directos de la censura a Garzón, no la cuestionaran y no obligaran a El País a enmendar el yerro todavía es peor. Que esto lo haga la derecha, bien Rajoy, bien el joven flecha que encabeza C's está en la naturaleza de las cosas. Que lo haga la izquierda no tiene pase. Que es repugnante, vaya. Si a estos supuestos izquierdistas no les importa censurar a quien, por su punto de vista y discurso, puede hacerles sombra cuando no son nadie, ¿qué no estarán dispuestos a hacer si llegan al poder? ¿Encarcelar a los discrepantes?

En fin. Garzón aprovechó bien el cuarto de hora aproximado que dura la entrevista, muy digna de ver y escuchar. Se entiende por qué el periódico no quiso darle audiencia y por qué los dos sedicentes izquierdistas Sánchez e Iglesias, tampoco lo quieren cerca y con la gente pudiendo comparar los respectivos discursos.

Muchas de las cosas que dice Garzón en la entrevista son puro sentido común de la izquierda. Dos  llaman especialmente la atención de Palinuro y despiertan su simpatía: una República federal (por fin, alguien que se atreve a hablar de república durante la segunda rastauración) y el derecho de autodeterminación de los catalanes. De República, Podemos y el PSOE no hablan por puro miedo a perder votos. En cuanto al derecho de autodeterminación de los catalanes, rechazado por Sánchez con un talante de "una, grande, libre", Iglesias lo reconoce a regañadientes, pero no ofrece garantías completas de realización. 

Garzón sostiene en la entrevista que él y su organización se han quedado solos en el ámbito de la izquierda porque los otros dos, el PSOE y Podemos, prefieren situarse en el centro, que es en donde están los votos. Pues sí, es verdad. Pero, si esto es así, si los votos están en el centro, no se entiende  por qué el se obstina en un discurso izquierdista. ¿Para perder las elecciones, quizá?

Es pintoresco, sin embargo, que dentro del Partido Comunista, que es el núcleo de IU y de la opción de Garzón, un grupo de viejos guardianes de la fe marxista-leninista haya publicado un manifiesto que, bajo el título escasamente original de Los comunistas en la encrucijada ataca la campaña de Garzón y la orientación que está dándole porque, sostienen los firmantes, está entregado en alma al espíritu de Podemos y no respeta las tradiciones y viejas glorias del comunismo de toda la vida, ese que no ha ganado elecciones democráticas nunca en ninguna parte. No parecen darse cuenta de que son precisamente esta admoniciones dogmáticas y sectarias las principales responsables de que Garzón no consiga el apoyo electoral que merece si fuera capaz de librarse de la tutela intelectual de estos burócratas, especialistas en hablar de la revolución proletaria, sin ser capaces no ya de traerla sino de atisbarla.