Sanchez, que no consigue alcanzar al PP en intención de voto después de cuatro años de gobierno absolutamente desastroso, trata de recuperar los que le absorbió Podemos hace unos meses apelando al voto útil: el PSOE el único que puede parar al PP y al PP más Ciudadanos. Exactamente el mismo voto útil que invoca Podemos para tirar de los votos del PSOE, garantizándoles que solo votándolos a ellos se asegurarían un Partido Socialista más a la izquierda. La pelea entre ambos partidos es la plasmación del sempiterno cisma de la izquierda que ya aburre a las ovejas: los socialdemócratas frente a los comunistas o los nombres que ahora lleven. El PSOE no pasa de veintialgo por ciento y Podemos no llega. En realidad, los dos se desploman. Se desploma la izquierda.
En el caso de Podemos, el desplome es bastante obvio. La caída empezó ya cuando, a raíz del triunfo en las elecciones europeas de mayo de 2014, empezó a vender la piel del oso antes de cazarlo. Luego vino la castaña de las elecciones catalanas, en donde QWERTY (Podemos más EUiA-EV) tuvo menos votos que los de los segundos solos. Después vinieron los mediocres resultados de las elecciones siguientes y ahora raro es el sondeo que los sitúa en el 15%, habiendo estado en una intención de voto del 28% hace diez meses.
¿Que puede haber pasado? A juicio de Palinuro, varios factores han contribuido a este fenómeno de contracción del que, según parece, también se beneficia C's. En primer lugar la sobreexposición mediática de su líder, Iglesias. Más que intervenir en los medios como político que aporta información, genera debate y acaba pidiendo el voto, lo hace como showman. No hay inconveniente en que un dirigente de un partido que aspira a ser presidente del gobierno, sea al mismo tiempo, presentador y entrevistador en televisión. Pero es muy difícil que el electorado, en el que abunda una especie de sentido de la conveniencia pacata, se lo tome en serio y no acabe pensando que es un chisgarabís, probablemente el nombre más adecuado para quienes hacen infotainment.
En segundo lugar, el modo en que se ha gestionado la relación con IU. Muchos de Podemos vienen de ella, incluso los dirigentes, pero su comportamiento personal mutuo deja mucho que desear. A fuerza de querer separarse de IU, cuyo abrazo considera como la mordedura de una serpiente, Podemos ha tratado a sus dirigentes de modo humillante e insultante, en especial a Alberto Garzón. El juego sucio contra IU se advirtió ya en el hecho de que Garzón no fuera invitado al debate en internet de El País y ni el PSOE ni Podemos tuvieran valor para objetar e impedir esa clara discriminación. Después, habiendo comprendido que una victoria obtenida con juego sucio no tiene valor, Iglesias pidió la participación de Garzón, en una enmienda que tampoco lo tiene ya.
El programa se ha ido moderando tanto en un año que no parece el mismo. Comparado con el de IU, efectivamente, es de centro, por decir algo y no solamente ambiguo e impreciso. Mientras Podemos no declare abiertamente su republicanismo será una formación propia del régimen : el postfranquismo y su cohorte de propagandistas al servicio de la restauració, como el PSOE; esto es, partidos dinásticos. Solo Garzón habla de República en la corte borbónica y tiene su mérito. Y solo él reconoce sin ambages el derecho de autodeterminación de los catalanes.
Empieza a estar claro que mucho voto que se fugó de IU y del PSOE y se fue a Podemos puede estar volviendo al redil en ambos casos. Para este viaje no hacían falta alforjas, realmente. Y todo retorno de "voto pródigo" será descenso de Podemos. Habrá quien diga que el voto útil es, en efecto, el PSOE o IU, pero, desde un punto de vista de izquierda, lo más sensato que cabe hacer es votar por cualquiera de las tres opciones de la izquierda con el expreso mandato de ponerse de acuerdo después de las elecciones.