dissabte, 9 de març del 2019

Somos unas antiguas

El éxito de la movilización de ayer ha generado asombro en los medios. Asombra, en realidad, que no lo previeran. El movimiento feminista es mucho más sólido y profundo de lo que se ve en las peripecias y conflictos cotidianos, violencia machista, discriminación, fetichización, etc. Es sólido y profundo porque es antiguo.

En estos días se han escuchado propósitos y despropósitos sobre el sufragio femenino en España en 1933 que, entre otras cosas, se pagó con la pérdida del derecho de sufragio de todos, hombres y mujeres, durante cuarenta años. Hace 101 años, en 1918, la Representation of the People Act reconocía el sufragio universal masculino (21 años de edad) y femenino (30 años) en el Reino Unido. Dos años después, la 19ª enmienda de la Constitución de los EEUU establecía el sufragio universal femenino. Hace cien años. Y la historia había empezado antes, a fines del siglo XIX, concretándose en diversos lugares, como Nueva Zelanda, Australia, Finlandia, etc. Los británicos equipararían derechos masculinos y femeninos en 1928.

Viene de antiguo y queda mucho, muchísimo, por caminar: varios países europeos (Suiza, San Marino, Mónaco, etc) solo reconocieron el sufragio femenino en la segunda mitad del siglo XX. Y Arabia Saudita acaba de hacerlo, como quien dice, en 2015.

Estamos hablando del más elemental de los derechos, el de votar. Los otros no andan mejor. Y, a pesar de eso, las reacciones están siendo bestiales. El patriarcado contraataca con ferocidad valiéndose de una eficacia terrible, que son las propias mujeres. Desde el momento en que el feminismo es, por necesidad, un conflicto de géneros, el apoyo al patriarcado de sectores de mujeres complica extraordinariamente la situación. Y eso permite que puedan formularse auténticos delirios, como el que encierra la expresión feminazi por el cual se vincula el feminismo con el nazismo, una filosofía y política que reservaba a las mujeres "las tres K", Kitchen, Kirche, Kinder (cocina, iglesia e hijos). Es difícil imaginar algo más idiota.

Pero eso mismo revela que la lucha es descarnada y nada puede darse por ganado. Además, cuanto más se avanza, más cuesta avanzar.

Hay un acuerdo general, al menos en Occidente, sobre la igualdad de género como principio. También respeto por el feminismo en cuanto agente de ese principio y a excepción de los más machirulos del lugar. Pero, ¿qué pasa con las instituciones? En este siglo, el caso de discriminación más escandaloso es el de la iglesia católica, como siempre, un muro contra todo progreso, con tanta cerrazón que raya en la misoginia. La definición del Papa de que el feminismo es el machismo con faldas es tan misógina y brutal que solo queda esperar que no la haya dicho ex-cathedra. Porque, ¿cómo justificar hoy la exclusión de las mujeres del clero sin manosear la voluntad divina? Pueden ya las mujeres servir en los ejércitos del rey ¿y no servirán en el de Dios?

Lo que queda es escarpado. Hay que feminizar la cultura. "Remasterizar" las lenguas, que tienen el patriarcado y el machismo inserto en las mismas estructuras lingüísticas. Solo la literatura es un piélago de cuestiones. Si se repasa con perspectiva de género no sé si quedaría alguna obra. La mujer de Putifar, responsable indirecta del destino del pueblo elegido, seguirá sin tener nombre por los siglos de los siglos. Todos los personajes femeninos creados por hombres: Fedra, Antígona, Electra, Ofelia, Desdémona, doña Inés, Margarita, Bovary, Karenina, Ozores, perpetúan la subalternidad. Y los personajes reales, incluso cuando han destacado en un mundo hostil: Lucrecia, Juana de Arco, Christine de Pizan, Mary Wollstonecraft, Olympe de Gouges, Marie Curie, etc, han arrastrado los hándicaps de género.

Abrigo la esperanza de que el feraz venero de la literatura caballeresca no sufra igual descalabro. Es verdad que la obligación del caballero de proteger a su dama suena a patriarcal y machista. Salvo que se entienda que, en los lances del amor, como en todos los lances, el caballero exigirá siempre igualdad que implica la misma libertad de que él goza. Es el contenido de la acertadísima intervención de don Quijote, espejo de caballerías, en el episodio de Grisóstomo y la bella Marcela, primer manifiesto rotundamente feminista en literatura que conozco. 

Todo esto es muy antiguo. Por eso es tan fuerte.

Manifa 16M. La autodeterminación no es un delito

Un video del meu amic, el cineasta Hector Suñol qui em autoritza a compartir-ho, cosa que faig encantat. És una bella peça. Per continuar, només has de clicar la fletxa de "share".

divendres, 8 de març del 2019

El retroproceso

El meu article a elMón.cat dimecres, titulat Un pseudojudici en una pseudodemocràcia. Com que l'única novetat ha estat la inenarrable narració de la secretària judicial en un fantasmagòric retaule de Maese Pedro, ja tractada en un post anterior la peça manté la seva actualitat.

Per cert, què em diuen del terme "retroprocés"? Pas mal, hein?

Aprofito l'ocasió per donar el meu suport a la vaga feminista d'avui i recordar que el feminisme és l'avantguarda de la humanitat. D'aquí l'aparició de VOX, el partit del patriarcat més agressivament masclista.

Aquí el text castellà:

Un seudojuicio en una seudodemocracia

El juicio/farsa del 1-O sigue su agitado curso y ha conseguido ya dejar clara su naturaleza a los ojos de la ciudadanía y la opinion pública mundial: doce personas de paz están siendo juzgadas por delitos inventados, con pruebas falsas y amañadas por las distintas policías, con una fiscalía incompetente que no se esfuerza pues sabe que la sentencia está ya escrita, ante unos jueces parciales, sumisos al poder político, que quiere altas condenas para escarmiento futuro y con la guinda de que forma parte del proceso como acusación un partido, Vox, cuyo miembros estarían en la cárcel en cualquier país del mundo por fascistas.

Es tal la arbitrariedad y el disparate jurídico que el proceso ha dado la vuelta y, si bien los encausados siguen siendo los doce independentistas, en realidad es el Estado español el que está siendo acusado por no respetar los derechos fundamentales de la ciudadanía, ni la división de poderes, ni la independencia del judicial.

En las comparecencias como testigos de las distintas autoridades del Estado ha habido dos claros momentos, según la jerarquía de quienes hablaban: el de los amnésicos y el de los embusteros. Los amnésicos son las máximas autoridades del momento, el presidente y la vicepresidenta del gobierno y el ministro del interior. Ninguno de ellos tomó decisión alguna en relación con los hechos, tampoco recordaba nada de lo que pudo pasar e ignoraba quién dio las ódenes de cargar (si es que hubo cargas) y de dejar de cargar. Ninguno de ellos, por tanto, tenía responsabilidad alguna. El tribunal protegió celosamente el no-derecho de los testigos a mentir, acotó el campo de maniobra de la defensa y dio una prueba más de servilismo gubernamental ayudando a construir la interpretación de que, en aquellos momentos de crisis, el país se regía solo pues el máximo gobernante, M. Rajoy (a) Sobresueldos, estaba muy ocupado con otros asuntos, fáciles de imaginar.

Tras los amnésicos, los embusteros, los jefes de policías o el delegado del gobierno. Estos sí reconocen haber tomado decisiones, para combatir el supuesto delito que ahora cuesta tanto probar: la violencia, el tumulto, el alzamiento, la rebelión, cosas que no sucedieron y, como no sucedieron, solo pudieron invocarlas, pero no demostrarlas, mintiendo, por tanto en toda la línea. Estaban seguros, sin embargo de que las órdenes que dieron, las decisiones que tomaron, no produjeron heridos, a pesar de las decenas de vídeos que prueban lo contrario; si hubo heridos, fueron algunos contusos y, desde luego, no hubo cargas policiales. El reino de la mentira y la impunidad más absoluta para unos testigos que no solo mienten, sino que niegan la verdad paladina grabada en vídeos, aunque con la ayuda del presidente del tribunal, que impide que se vean. La mentira oficial fue luego remachada por Pérez de los Cobos, exmiembro de Fuerza Nueva y responsable del "operativo" policial del 1-O. El único que sabe de qué miente porque él sí participó en una rebelión violenta y armada, la Tejerada de 1981, a pesar de lo cual sigue formando parte de este Estado delictivo.

Unidad de acción de los amnésicos y los embusteros. Si Rajoy afirma que no hubo referéndum, es lógico que sus subordinados no vieran violencia ni cargas policiales contra un referéndum inexistente. Y los mil heridos atendidos en los hospitales habrán salido de un cuento chino o de una novela de ciencia-ficción, como, según Grande Marlaska, ministro del Interior socialista que estaría con VOX si la actitud de este hacia la diversidad fuera menos bestial, fue el llamado "cerco" a la consejería de Hacienda de la Generalitat.

Claro que no es juicio, sino una farsa inquisitorial para disfrazar de procedimiento jurídico una pura persecución persecución política, impropia de un Estado de derecho y democracia.

Todo encaja porque, a pesar de que el ministro de Asuntos Catalanes, el catalanófobo Borrell, está despilfarrando recursos públicos en un gigantesco aparato de propaganda para convencer al mundo de que España es una democracia y un Estado de derecho, la evidencia cotidiana demuestra que es falso. Obviamente, si fuera cierto, no sería necesario andar predicándolo por ahí, ni pagar sumas astronómicas a gentes sin escrúpulos, escritoras de libros de encargo , ni contratar mindundis ideológicos, profesoress universitarios dispuestos a predicar las mentiras oficiales a tantos euros la mentira.

Porque mentira es. España no es ni puede ser una democracia y un Estado de derecho mientras haya presos y exiliados políticos, mientras la policia actúe ilegalmente, los tribunales dicten la "justicia" del poder político, no haya separación de poderes y se vulneren los derechos fundamentales de los ciudadanos.

dijous, 7 de març del 2019

Que siga el espectáculo

El esperpento continúa. Y procede por hitos. Tres gruesos han sido los últimos. Dos cómico-burlescos y otro trágico-siniestro.

El primero cómico, a cargo del virrey Millo y la fábula del fairy. A falta de prueba alguna de la violencia, los tumultos, las hordas salvajes con el cuchillo en los dientes que decían haber oído que alguien había comentado, acaban presentado como pruebas, no lo que fue, sino lo que habría podido haber sido en caso de que algón probo y angelical funcionario hubiese resbalado en un artero charquito de fairy al cumplir con su deber. Antes de empezar a reír y mandar a quien esto dice en sede judicial a freír puñetas (por ejemplo, las de los jueces), conviene recordar que aquí se juega el destino de doce personas a las que el Estado trata de castigar severamente como medio de amedrentamiento de un pueblo que, en contra de lo que el poder supone, no aceptará castigo alguno. 

El otro hito cómico-burlesco, el de la secretaria judicial. Los fariseos del lugar se apiñan a pedir respeto a los sufrimientos de esta ciudadana privada que temía por su vida. Bueno, con todo el respeto que todos merecemos, por cierto, la peripecia se perfila como la Pimpinela Escarlata o Scaramouche o comedia de capa y espada. Nadie falta al respeto a la buena señora por no creer en su buena fe. Porque, aparte de sus miedos y angustias personales, vino acusando falsamente a una enemiga política. Sí, enemiga porque la tal secretaria está en la órbita de organizaciones ultraderechistas. No tiene más importancia ya que aquí todo el mundo, excepto el muerto, pertenece a algún partido político. Pero conviene saberlo para sazonar el testimonio de la angustiada secretaria que llegó a pedir un helicóptero. Considerando no solo la angustia, sino también su ideología tan real como su angustia,  debe sopesarse qué importancia pueda tener este melodrama en el destino de unas personas para las que se piden decenas de años de prisión. Decenas de años de prisión porque alguien que dice tener miedo y es tu enemiga política, te acusa de estar en donde no puede probar que estuvieras. 

Los testigos están obligados a decir la verdad, so pena de incurrir en delito. El juez Marchena haría un favor explicando a la audiencia en qué distingue él la verdad de la mentira.

El episodio trágico-siniestro es muy siniestro. El presidente olvidó preguntar a de los Cobos por su procesamiento, aunque era algo de dominio común. Luego enmendó y empeoró el asunto al dejar claro que enmendaba porque, siendo de dominio común, todo el mundo había detectado -y juzgado- la omisión. Es el arrepentimiento de segunda categoría, por temor al castigo, el que la iglesia llama "dolor de atrición". Pero un juez como Dios manda, sin duda católico, ha de tener dolor de "contrición", dolor por haber ofendido a Dios o a la diosa Justicia. Pero, ya desde el comienzo de la testifical, el presidente gobernaba la nave poniendo rumbo al puerto de la derecha, favoreciendo los delirios de las acusaciones y su evidente afán de venganza y entorpeciendo la tarea de la defensa, empezando, por cierto, por el inhumano trato físico a los procesados.

En cuanto a de los Cobos, es increíble que pueda aceptarse testimonio alguno válido de semejante sujeto con semejante pasado. El caso es que había sido llamado y era testimonio obligado por ocupar  la direccción del "operativo". Así que la pregunta habría de ser: ¿quién puso al frente del operativo a un simpatizante con el 23 y procesado por torturas en el país Vasco? M. Rajoy, el de los sobresueldos; el mismo que puso al hermano del coronel, ya general, claro, y mañana archipámpano de las Indias, al frente del Tribunal Constitucional, para prestigiarlo. 

Y este individuo, que también miente sobre el 1-O, aunque lo haga con más "competencia técnica", es el principal testigo de cargo, en comandita con la acusación popular, compuesta por camaradas de un partido fascista, también en el espíritu del 23-F. Este es un juicio del franquismo político e institucional en contra del único movimiento que realmente ha cuestionado y puesto de relieve el inicuo régimen del 78 y lo ha combatido con eficacia. 

Por eso la ataca la derecha y lo ignora la izquierda españolas.

dimecres, 6 de març del 2019

El mentidero se anima

El juicio-farsa tuvo ayer una jornada vivaz. Los medios españolistas, como El País, titulan hoy encantados que las defensas empiezan a ponerse nerviosas, a cuenta de las declaraciones de Nieto, Millo y Pérez de los Cobos, a las que atribuye mucho crédito y peso por lo técnico, documentado, etc. No es opinión universalmente compartida. Otros opinan que las declaraciones de Nieto y Millo fueron un desastre para el bloque unionista y la causa de achacar violencia a las procesadas. Ninguno de los dos aportó prueba alguna y suss fuentes solían ser comentarios, observaciones, seguramente chascarrillos. De otro modo es imposible entender que Millo sacara la patraña del Fairy y dejara ya el juicio visto para sentencia de la corrala o algún concurso televisivo.

Los dos, Nieto y Millo, trataron de salvar a sus jefes sin pringarse mucho ellos. El resultado fue un pastiche de conjeturas, titubeos, enmiendas e incapacidad para citar un solo hecho concreto que probara lo que decían. El tribunal continuó ayudando a la tarea, no permitiendo el acceso a documentos probatorios.

Bueno, pero eso fueron los políticos. Llegó luego la hora de los técnicos. Declaraba Pérez de los Cobos, un experto en represión, toda una vida, desde mozalbete, dedicada a la causa de la España imperial. Estuvo al frente del "operativo" del 1-O. O sea, por primera vez comparece, como testigo, el protagonista directo de los hechos, el que dio las órdenes. Nada de política; estricta competencia técnica en el mantenimiento del orden y cumplimiento de la ley con métodos democráticos.

En la primera parte de su declaración pareció que se había equivocado de juicio ya que fue un ataque en toda regla a la actuación del mayor Trapero, al que se sigue causa asimismo, pero en la Audiencia Nacional. Y ya veremos si no llevan a los monjes de Montserrat a alguna jurisdicción eclesiástica ya que, según sostiene el cardenal Cañizares, el independentismo catalán es un pecado contra el Espíritu Santo. De los Cobos se quedó en esta tierra, echando basura sobre Trapero, a quien vino a acusar poco menos que de haber organizado él el referéndum. Le quedó poco tiempo para negar la violencia policial y atribuírsela a los votantes, como hicieron con escasa fortuna los otros declarantes. Nieto y Millo negaron sin más las cargas y violencia policiales basados en el principio del esse est percipi, al revés, lo que no es percibido, no es. Y, como no es posible visionar videos, la violencia no existió y la que existió fue exquisitamente proporcionada, íncluso mínima. Como si dijeran que fue pantagruélica. No había modo de comprobarlo.

Pero llega el técnico y prueba la afirmación de que la violencia policial no existió, fue mínima y proporcionada. Lo hace rememorando las escenas de todos conocidas de la policía irrumpiendo en los colegios electorales, muchas veces por la fuerza, sí, pero respetando las personas. Iban por las urnas, las cogían y se las llevaban, pero no detenían a nadie.

En efecto, ese aspecto de la represión centrada en el secuestro violento de las urnas, en su usurpación, reside la fuerza simbólica de este acto, la materialización cruda de la negación del derecho de sufragio a los ciudadanos.

Pero eso no fue violencia, dictamina fríamente el técnico, capaz de ver violencia en un cono volador, ya que la policía actuó con intervención mínima. Si hubiera cargado, habría desalojado los locales. Aparentemente, tiene razón. Todos recordamos que, con fuerza o sin ella, la policía se llevó las urnas y solo las urnas. Pero es una razón falsa. En los colegios había miles, decenas de miles de personas. ¿Qué iban a hacer? ¿Dispersarlas con gases? ¿Detenerlas a miles? ¿Y en dónde las metían? ¿Y cómo procesaban luego a miles de ciudadanos? Mienten siempre como bellacos. Aplicaron toda la violencia que pudieron y mientras pudieron. Actuaron como comandos en territorio enemigo, repartiendo estopa para abrirse paso. Aflojaron solo cuando vieron las consecuencias. Nunca estuvo justificada la violencia policial el 1-O y menos puede estarlo hoy en un tribunal.

Claro que esto no es un tribunal en el estricto sentido del término, sino un órgano judicial al servicio de la línea política nacional, fijada en su momento, por el jefe del Estado, Felipe VI. Jurídicamente no se tiene de pie. Políticamente, tampoco. 


dimarts, 5 de març del 2019

El proceso existencialista

Que el proceso del 1-O es una farsa ya lo sabe todo el mundo. Le han caído todos los epítetos posibles, "surrealista", "kafkiano", "inquisitorial". En un acertado artículo, Oriol Izquierdo afirma que Rajoy es un idiota en sentido flaubertiano y lo compara acertadamente con los inimitables Buvard y Pécuchet. De acuerdo, en el entendimiento de que Rajoy es la suma de ambos.

Y el logro final:  ya no es un juicio a los encausados, ni siquiera a los independentistas; es un juicio al Estado español en el que este trata de salir airoso de la imagen de ineficiencia, incompetencia, malevolencia, ilegalidad y arbitrariedad que sus servidores están dando.

La comparecencia ¡como testigos! de los tres mandos principales directamente relacionados con la materia, Rajoy, Sáenz de Santamaría y Zoido dejó meridianamente claro que los gobernantes no tomaron las decisiones que llevaron a los hechos que se juzgan ni tienen la más remota idea de quién pudo tomarlas. Una clase práctica de varias horas acerca de uno de los postulados básicos del existencialismo: el hombre es libre y en cada momento ha de adoptar decisiones de cuyas consecuencias será luego responsable. Salvo que se sea gobernante español, en cuyo caso se cobra pero no se adoptan decisiones, con lo cual no hay responsabilidad que valga. Es más, en un alarde de idiotismo flaubertiano, Rajoy afirmó en cierta ocasión que no era obligatorio tomar decisiones y, además, no tomar una decisión precisamente es una decisión. Y una decisión que tampoco acarrea responsabilidad porque es una no-decisión. Definitivamente, el reino de España estaba por entonces en manos de auténticos irresponsables en todos los sentidos del término.

Ayer, el proceso intensificó su nota existencialista con la declaración de José Antonio Nieto, exnúmero 2 de Interior. Este sujeto, a diferencia de sus superiores, que solo se hablaban con vírgenes, ya se hizo humano y admitió haber adoptado algunas decisiones. Por fin había alguien que sabía algo de algo. Pero era un saber falso, tramposo, hipócrita, tratando de soslayar la responsabilidad, la encarnación misma del "hombre de mala fe" sartreano, el que miente y trata de ocultar sus fines no confesables con grandes proclamas. La mala fe quedó patente cuando, ante las preguntas de la defensa, el tal número dos de Interior se vio obligado a desdecirse del relato que él mismo había dibujado a preguntas de las acusaciones, a reconocer que no había habido violencia, que no había efectivos heridos, que cuanto había contado antes era no era hecho cierto, sino su opinión, y le hicieron insinuar con toda la mala fe del mundo que los heridos por las cargas eran falsos, y afirmar rotundamente y contra toda evidencia que no había habido cargas y que la violencia que se empleó fue proporcional y la mínima posible. Eso no es mentir estrictamente. Es no decir la verdad, típica muestra de la mala fe.

Hoy comparece Pérez de los Cobos, el que dirigió todo el llamado "operativo" de los piolines, el que se preseentó de camisa azul el día de la Tejerada para ponerse al servicio de la Patria. Sigue el existencialismo. Ahora toca la náusea.

Pasado y presente

En el libro del filólogo austriaco Anton Sieberer, Katalonien gegen Kastilien, que estoy traduciendo, y espero ver pronto publicado, el capítulo dedicado a la revolución catalana del 6 de octubre de 1934 termina así:

"La revolución catalana del 6 de octubre no fue solo una derrota sino, también, una enorme desgracia. Y, a pesar de todo, dicen los seguidores de Companys, este hizo lo único correcto. Si hubiera procedido contra los exaltados, que actuaban por su cuenta, habría aparecido ante la opinión pública como el traidor, el que atacaba por la espalda a los verdaderos revolucionarios catalanes e impedía así su triunfo. De esta derrota, Estat català saldría moralmente fortalecido y la moderada Esquerra quedaría fuera del combate futuro. Companys sabía que no había posibilidad de ganar, afirman sus seguidores. Solo podía elegir entre una derrota vergonzosa u otra honrosa que abriera el camino al futuro.

El tiempo ha dado la razón a Companys. Tras la instrucción y la prisión vino la resurrección política al poder y a la gloria. Había sido una terrible derrota. En la prisión le acompañaba la convicción de los catalanes de que actuó como un verdadero revolucionario, pero fue víctima de unos ciegos compañeros de partido. En España, la gente admira a los mártires políticos. En las elecciones cuentan mucho más dos prisioneros simpáticos que el mejor programa.

El 6 de octubre no es solamente una muy mala fecha en el calendario del catalanismo. Los acontecimientos de aquel día siguen sin estar del todo claros. Hemos reproducido la interpretación de Esquerra. Que sea completamente cierta o no escapa a nuestra capacidad de juicio, pero también a la de la mayoría de los catalanes. Algo es seguro: que la revolución no fracasó tan rápidamente porque no encontrara eco en el pueblo catalán. Las verdaderas razones fueron las rencillas internas y una asombrosa falta de organización".

Esto se escribió y publicó en 1936.

dilluns, 4 de març del 2019

Más rebeldía

¿Hay algo más rebelde que negarse a disolverse? ¿Algo más agresivo que querer ser? El Parlament considera la posibilidad de blindarse frente a una disolución vía 155, que es como se llama hoy el caballo de Pavía. A su favor, cita el art. 16.1 del vigente Estatuto de Extremadura, según el cual la Asamblea es inviolable y no podrá ser disuelta salvo en los supuestos previstos en el presente Estatuto. Y no prevé ninguno salvo la voluntad del presidente de la Junta. "¡Ah! exclaman los unionistas de todo venero, ¡es que Extremadura no es Catalunya!". No quiere decir nada y lo dice todo. Como lo de "Escocia no es Catalunya". En resumen: Catalunya es lo que a nosotros nos dé la gana, o sea, España.

Claro que Catalunya no es Extremadura. Por eso se blinda frente al 155, lo cual plantea el curioso problema de cómo sea eso posible. El 155 es un estado de excepción de hecho que, según entiende el gobierno (otra cosa es que sea así), le da potestad para anular actos de todo tipo de la administración autonómica, incluidas sus decisiones parlamentarias. Y eso es lo que el Parlament se apresta a considerar, cosa impensable en la Asamblea extremeña. Así que grande es el descubrimiento de que Extremadura no es Catalunya.

Si, llegado el momento, el 155 anula la decisión del Parlament de anular el 155, entraremos en un terreno puramente político. Veremos cuánto tiempo tarda el gobierno en judicializarlo como, según se queja, hacía el gobierno anterior. En cuanto el Parlament se niegue a disolverse con el 155, se habrá declarado en rebeldía. Podemos prever la imagen: cuando entre la fuerza pública a disolver, los diputados unionistas (PSC, C's, PP y la incógnita comuns) saldrán por su propio pie, ya disueltos, si es que llegaron a entrar. A los otros habrá que sacarlos en volandas, a la sillita de la reina o con métodos más expeditivos, pero siempre con resistencia pacífica a la disolución.  Luego, se cerrará el Parlament, cosa tampoco tan insólita: Franco lo tuvo cerrado cuarenta años de intenso diálogo con los catalanes. Pero los diputados/as disueltos allí seguirán sentados y habrá que hacer algo con ellas. Por ejemplo, procesarlos.

Ya tienen trabajo los jueces. Como ahora, tendrán que ponerse frenéticamente a buscar alguna violencia que no sea la suya y, como ahora, tendrán que inventársela o, también como ahora, convertir en ajena la violencia propia, o sea reputar violentas a las víctimas y víctimas a los violentos. Y si eso ya es difícil ahora, con unas decenas de diputados/as pacíficas y sin una maldita vidriera rota, es imposible. Los diputados ayudarían mucho a esta peculiar justicia hispana si salieran del Parlamento pegando tiros, como los Dalton de OK Corral. Eso lo bordaría Llarena; pero no hay esperanzas. La revolución catalana es no violenta. Es una rebeldía pacífica. Rebeldía como suma de desobediencia, resistencia, manifestación y protesta pacíficas. 

Denle todas las vueltas que quieran: votar no es delito. Autodeterminarse no es delito. Rebelarse pacíficamente contra la injusticia no es delito. Los convierte en delito un Estado que solo se sostiene prohibiendo el ejercicio de derechos fundamentales, individuales y nacionales.

La justicia administrada por ese Estado no puede ser justa. 










diumenge, 3 de març del 2019

El tiempo a destiempo

Los de El País son tan inasequibles al desaliento como la guardia de Franco. Lleva el diario anunciando el fin del independentismo desde el minuto uno. Todas las semanas una escisión, un enfrentamiento. Cada quince días se rompía la unidad del bloque independentista. Es una magnífica historia de lo que podría llamarse periodismo desiderativo, que no cuenta lo que pasa, sino lo que quiere que pase. Ahora toca poner punto final al gobierno de la Generalitat, cuenta habida de que no tiene cuentas, presupuestos. En esas condiciones es obligado disolver y convocar. Cita en su apoyo la máxima autoridad que cabe citar: el mismo Torra. Sin presupuestos no se puede gobernar. O sí. Todo depende de las perspectivas, no de las frases.

El que ha disuelto y convocado por no tener presupuestos es el gobierno español. Y, más atrás, quienes están desunidos y enfrentados entre sí son los unionistas. Es lo que tiene el periodismo desiderativo o creativo, que se olvida de informar sobre los acaeceres molestos. El govern lo es de una República que está haciéndose, así que se impone la máxima flexibilidad para adaptarse a los cambios en la situación. Lo importante ahora no son los presupuestos, sino las elecciones del 28 de abril y la sentencia del Tribunal Supremo. En Catalunya se hace política; en España, burocracia. Solo cuando nos hayamos contado el 28 de abril, cuando concluya el juicio/farsa del 1-O se tomarán decisiones políticas de calado. Con o sin elecciones.

A las elecciones españolas de cabeza, por acuerdo general al que es de esperar se sume la CUP. Y, de ser posible, lista única. De no serlo, listas separadas con compromiso de acción posterior común. No hay motivo para repetir historias amargas y recordar experiencias infelices.  Estamos en otra pantalla. ERC sigue siendo ERC; pero JxC, la Crida, no son la Lliga, ni Puigdemont o Mas son Cambó. Los tiempos han cambiado. Y, con los tiempos, las gentes.

 La nación se ha encontrado a sí misma. Y manda por encima de otras consideraciones.

Esopo, el xilógrafo Girós y mi bisabuelo

Anuncio de novedad bibliográfica de este año.

El grabador Frederic (Fritz) Girós i Tomàs está preparando una edición facsimilar de la edición también facsimilar que hizo en 1929 la Real Academia Española del incunable Fábulas de Ysopo (1489), el llamado "incunable de Zaragoza" que se conserva en la biblioteca del Escorial. El texto, en lengua romance y caracteres góticos redondos va en facsimilar; los grabados son reproducciones originales del artista. Se publicará de aquí a poco, este año.

Girós explica su meritoria empresa con detalle en la página Xilofera Edicions Xilogràfiques, en donde se encuentran también los 23 linograbados de esta edición, uno por cada fábula, fiel reproducción de los del siglo XV, más tres diversos. Asimismo pueden admirarse otras obras del autor, como una edición ilustrada de la Odisea. 

El caso es que Fritz contactó con Palinuro porque la edición de 1929 de la RAE llevaba un prólogo de mi bisabuelo, Emilio Cotarelo y Mori (1857-1936), cosa que Palinuro ignoraba. Quería saber el grabador si estaría dispuesto a escribir otra pieza, a modo de prólogo al prólogo del antepasado. ¡Cómo podría negarme! No, claro es, porque tenga nada que añadir al fondo del asunto del que don Emilio dejó todo dicho hasta 1929. Ni siquiera porque pueda actualizarlo, pues soy profano en la materia.  Habría de ser un prólogo a la edición xilográfica (por así decirlo), a modo de ficción, que presentara un lado humano o familiar de la historia con algunas consideraciones sobre la literatura moralizante. Y en ello estoy.

Fritz resume la edición: pocos ejemplares rigurosamente numerados. Sugiere contactar con él en el correo que él mismo da en su página: fritz.giros@gmail.com para quien quiera reservar un ejemplar. 

dissabte, 2 de març del 2019

Gobernar con miedo

Parece razonable pensar que en este asunto del despido de Toni Albà ha habido un exceso de celo de la dirección; un caso de overkilling, una desmesura. Hay coincidencia general en que el tuit para Arrimadas es desafortunado; pero es un tuit en una cuenta privada y fuera de la actividad profesional del autor. Todo esto es discutible, ciertamente, pero no constituye base suficiente para una decisión tan drástica como un despido o la forma que haya tomado.

Esta precipitación que, supongo, se querrá justificar invocando ejemplaridad, más bien parece provocada por el nerviosismo, cuando no por el miedo de que el Big Brother español pueda enterferir aun más en la comunicación en Catalunya. O es producto de las presiones que los partidos reaccionarios ejercen en el órgano de gobierno de la CCMC. En definitiva, vuelta a lo primero: miedo. Medida contundente para demostrar al amo que sabemos quién manda aquí. ¿Libertad de expresión? Nada que ocultar: en TV3 están más presentes las voces y figuras antiindependentistas que las indepes. Las primeras tienen esa libertad garantizada; las segundas, bien se ve, no. 

Es miedo. En cierto modo lógico y hasta comprensible, viendo cómo las gasta el unionismo de cualquier signo político frente a Catalunya. Pero no necesariamente justificable. Da la impresión, además, de que está extendido: no se toman medidas necesarias o se toman otras innecesarias por el temor a la siempre imprevisible reacción de la caverna española. Se recuerda, también, que la situación se oscurece por momentos. En las próximas elecciones puede entrar media docena de jabalíes de Vox en el Congreso y, ¿por qué no? en las siguientes ser mayoría. La promesa sería columnas de camisas pardas marchando sobre Catalunya. 

En estas especulaciones deben tomarse más en cuenta los tiempos. La fascistización total del régimen puede alargarse uno o dos años más. Ese es el tiempo, breve tiempo, que tiene el independentismo para fabricar un baluarte republicano y ha de empezar ya. Es un grave error contemporizar con quien mantiene una actitud de amenaza que frustra la libertad de acción de la Generalitat. Someterse a los mandatos por temor a las consecuencias de no hacerlo rompe toda esperanza de alcanzar el objetivo y abre el camino al desestimiento. 

Y eso no está en el guion.

En las elecciones próximas de 28 de abril se perfilan dos posibles coaliciones, la "negra" (PSOE y PP) y la "roja" (PSOE y Podemos). La negra son dos partidos dinásticos, antirrepublicanos y unidos como una piña frente a Catalunya. La roja son dos partidos de izquierda con diferente grado de radicalismo y nacional-españoles, aunque también con diferente grado de intensidad. O sea, tiene las de ganar la opción negra, la grosse Koalition, por la que lleva años suspirando Felipe González para dedicársela a la memoria de su verdadero padre espiritual, que no es Willy Brandt, como quiere la leyenda, sino Helmut Kohl. 

La cuestión es qué hace Catalunya en la ocasión. Hay acuerdo en participar en las elecciones, hasta el punto de que lo debate ahora la CUP. Excelente noticia. Si se animan a relacionarse con las izquierdas españolas en su madriguera será muy de ver cómo estas explican a los cupaires que la independencia de Catalunya es cosa de la burguesía corrupta del 3%. Crispetes, en català.

Innecesario decirlo: Palinuro siempre defenderá la lista unitaria indepe sin cuestionar la decisión que los interesados tomen. Que parece ser la de listas separadas. Sean listas separadas. No es tan grave y está bien que el bloque se numere antes de entrar en faena. En faena unitaria. La unidad es alfa y omega del independentismo; está al principio y estará al final. Es así por necesidad.

Gobernar bajo el miedo es administrar la derrota. Toni Albà debe volver a TV3 y los medios públicos catalanes deben ser un servicio público catalán y no las terminales del gobierno y los partidos españoles. 

Si el independentismo deja de mirar de reojo a Madrid y de caer bien a la caverna, deja de tener miedo, podrá comprobar qué más miedo tienen los unionistas. Por eso gritan tanto. Por miedo. 


divendres, 1 de març del 2019

Que nada se sabe

Así tituló el médico español Francisco Sánchez su más célebre obra, Que nada se sabe, monumento del escepticismo europeo en cuya cola actual figuran hoy estos exgobernantes españoles que ignoran todo, absolutamente todo sobre la responsabilidad de los preparativos, desarrollo y consecuencias prácticas de las decisiones tomadas en sus respectivos ámbitos de competencia y bajo su responsabilidad.

 La contundencia con que todos culpan a los independentistas de hechos delictivos que ni ellos ni nadie en la sala ha conseguido demostrar se convierte en un estado de amnesia radical, casi catatónica, cuando se trata de explicar quién tomó las decisiones en unos hechos que todos dicen lamentar. Ellos los interpretan de un modo (los violentos, los agresores fueron los manifestantes y los agredidos, policías) y las defensas del contrario. Con una diferencia de cierto peso, las defensas prueban su juicio con hechos; los testigos del gobierno, no.

De este modo el proceso se da la vuelta. Como no se puede demostrar la culpabilidad de los acusados, la táctica ahora consiste en refutar lo que todo el mundo ha visto, que la violencia corrió toda a cargo de la policía y la guardia nacional. Eso ya ha quedado claro. Lo que tratan de hacer estos testigos es librarse de la quema y largar el marrón a los subordinados. La mejor fórmula para que estos se subleven y se arme un cisco.

Viendo el riesgo de que, de astracanada, la cosa derive a campo de Agramante, el tribunal, como dice Josep Casulleras se ha quitado la máscara y aparece como lo que es, un agente del príncipe, del Estado en su designio político de escarmentar al independentismo. El vacío que se ha hecho a Vox lo llena ahora el juez Marchena, sesgando las actuaciones a favor de unos testigos cuyas deposiciones contienen presuntas mentiras de grueso calibre. 

Unos gobernantes incapaces de asumir la responsabilidad de sus actos, conjunto de disparates e ineptitudes que ha llevado al reino de España a la peor crisis constitucional de su historia, ¿que calificativo merecen? 

¿Qué calificativo quienes han venido detrás asegurando traer una corrección "política" y han acabado intensificando la actitud represiva y de bloqueo del PP? Estos tampoco sabrán nada cuando llegue su momento. Que llegará. Porque la sociedad catalana no va a admitir una condena de los/as presas politicas y el Estado se encontrará de nuevo forzado a elegir entre Escila, el 155, y Caribdis, el estado de excepción sin más. 

Salvo que se haga la luz en los cuartos de banderas y se abra una negociación con vistas a un referéndum pactado de autodeterminación que los catalanes se han ganado y Europa reclama.

La nación catalana

Habíame propuesto escribir un libro sobre Catalunya en el momento actual, en que está inmersa en su enésima pugna por la independencia, con sólida esperanza de, esta vez, sí, conseguirla.
.
Iba a titularlo "homenaje a Cataluña bis" o cosa parecida, pero se me adelantó Vicent Partal con su magnífico Nou homenatge a Catalunya y me dejó en dique seco. No podía salir con algo que se llamara "Requetehomenaje a Catalunya", y hube de cambiar de idea.

No es tarea fácil porque los tiempos revolucionarios son siempre muy dados a la escritura, a la publicística más veloz, feraz y apasionada. Cuentan que en tiempos de la revolución inglesa de 1640 se publicaron unos 20.000 títulos. Esos se multipicaron con la revolución francesa y la bolchevique. La revolución española del 36/39 llena bibliotecas enteras. La catalana lleva camino de hacerlo. Todo el mundo, y me incluyo, quiere dar a imprenta sus recuerdos, sus opiniones sus planes, sus diatribas, sus proyectos, sus alegatos y refutaciones. Probablemente por la conciencia de estar viviendo momentos históricos. Encontrar un título original en este "tsunami" editorial es harto complicado. Hagan la prueba: títulos que hablan de República, independencia, nación, conflicto, Catalunya/España, España/Catalunya, derecho a decidir, autodeterminación, izquierda/derecha nacionalistas, la identidad, la nacionalidad, la plurinacionalidad, el referéndum, el federalismo, etc. Como cuando queremos una contraseña en internet, todas las que proponemos están ya ocupadas y nos ofrecen variantes ridículas. 

Cierto, los títulos no tienen copyright. Yo podría hoy publicar una libro bajo mi nombre titulado "Don Quijote de la Mancha" sin mayor problema que conseguir algún lector. De hecho, hubo uno que lo hizo: en 1614, Alonso Fernández de Avellaneda tuvo el papo de publicar un Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, lo que obligó al "manco de Lepanto" a publicar la verdadera segunda parte de la historia que, según fuentes bien documentadas, no pensaba escribir, a pesar de anunciarla en la primera. He aquí por dónde el castigo del plagio fue un beneficio para la humanidad.

Así que, ni corto ni perezoso, me decidí por este en descarada imitación del célebre de Fichte, Discursos a la nación alemana. No porque pretenda compararme con el célebre filósofo alemán, ni siquiera con Fernández de Avellaneda, sino porque comparo parcialmente las situaciones. Cuando Fichte escribe, Alemania está ocupada por los franceses y, además, no hay una clara y admitida conciencia de qué sea Alemania y quiénes los alemanes. Paralelamente, a día de hoy, Catalunya está ocupada por España y tampoco hay una clara conciencia de quiénes sean catalanes, si solo los oriundos del Principado o los de los països catalans. Y no se hable ya de lo previsto en el Consell de la República, en donde, así como Caracalla extendió la ciudadanía romana a todos los habitantes del imperio, se amplia la condición de ciudadano de la República catalana a todo el mundo. 

A su vez, se comparte con Fichte también la muy herdiana idea de que la nación es la lengua o al revés. Algo que es patente en Catalunya desde los tiempos de Prat de la Riba.

Y ahí se acaban los parecidos. La ambición de Fichte era convertir Alemania en un "Estado comercial cerrado", un sueño de autarquía, muy bien razonado filosóficamente, pero inverosímil. Catalunya, en cambio, solo podrá ser como Estado comercial abierto, y abierto al mundo por derecho propio y de modo inmediato, no mediato a través de otro Estado que, en nombre de una soberanía pretendidamente superior, interfiere en las decisiones catalanas.

La nación catalana se hizo en abierto. Algunos dicen incluso que demasiado en abierto. Porque de nación se habla aquí. De nación catalana. La admirable perseverancia de esta en su ser en condiciones adversas mide la autenticidad del sentimiento nacional. Y, a contrario, la ineptitud intelectual de unos jueces del Tribunal Constitucional que, en un alarde insensato de demasía jurídica, negaron a Catalunya su condición nacional. Como si un tribunal -y de extranjeros- tuviera autoridad alguna de ningún tipo para negar la existencia y validez de un sentimiento colectivo de millones. Algo tan imposible como parar el sol.

La apertura de Catalunya al mundo es la prueba del vigor de su ser nacional. Solo quien está seguro de sí mismo entra en relaciones de paridad con otros sin temor a perder su particularidad o su identidad. Solo quien confía en sí deja en libertad a los demás. 


Faltes tu/Faltas tú

Aquí un hermoso vídeo del meu amic Hector Suñol, titulat "Faltes tu".. És un homenatge a les families dels nostres presos/es polítiques.

Sens dubte, la major iniquitat i injustícia es comet amb les persones empresonades. Però el càstig no recau només sobre elles, sinó, com cercles concèntrics, també sobre els seus familiars més i menys propers, sobre les seves amistats, sobre els seus conveïns, sobre la sencera societat catalana, ja que els que estan privats de llibertat són els seus representants democràtics.

És la finalitat de l'univers carcerari espanyol: la venjança, l'escarment, la universalització del sofriment. No només es trenca la vida de les persones empresonades sinó també les dels fills, filles, cònjuges, mares, pares, tots tan innocents com els presos.

Els presos, segrestats per un Estat injust, deixen un buit a casa seva. I els que el pateixen són les famílies.

Les famílies, que no surten a les televisions, ni fan declaracions, no tenen rellevància pública, però fan milers de quilòmetres per veure els seus entre barrots o darrere vidres, sotmeses a les hostilitat ambient. I tornen després a casa en silenci.

Un silenci que aquest vídeo ajuda a trencar.

Gràcies Hector.

dijous, 28 de febrer del 2019

Mire. No me consta. 2.500 € de multa

Mi artículo del miércoles en elMón.cat, titulado "Comienza la segunda parte de la tramoya". El juicio ha pasado de farsa a astracanada. Estaba visto. Como la sentencia. Las sesiones anteriores lo preanunciaban. Y los de la vis grotesca no defraudaron: los dos máximos responsables del inmenso desaguisado actual en España, los responsables del gobierno más corrupto de la transición y postransición, al frente de un partido considerado judicialmente como una organización de malhechores, trufado de chorizos, comparecen como testigos, cual si la cosa no fuera con ellos. La "cosa" es la mayor crisis constitucional del país desde 1975, que ha revelado la última razón de la legitimidad del régimen del 78, esto es, la dictadura, que hoy se vale de los tribunales para dar apariencia de legalidad a la arbitrariedad y la tiranía. 

Y comparecen, no como acusados, sino como testigos. Repárese para aquilatar la racionalidad y lógica del acto: testigos de unos hechos de los que son responsables directos. Habría que inventar una figura nueva: "testicusados" o  "acusatigos". Mientras se crea, estas dos personas lucieron ayer ante el tribunal su más castizo noseísmo y nomacuerdoísmo, al estilo de la Borbona. Tiene gracia: no se acuerdan, no saben, no les consta que pasara nada de lo que pasó, pero sí les consta a ciencia cierta que, fuera lo que fuera, fue culpa de los indepes.

No se recogen en el artículo las posteriores brevísimas deposiciones de Antonio Baños y Elisa Reguant negándose a responder a las preguntas del fascio. Y la consiguiente reacción del tribunal: 2.500 € euros de multa y cinco días de examen de conciencia y, de reiterarse la negativa, relajación al brazo secular para posteriores persecuciones. 

Las elucubraciones públicas del presidente de la sala reciben el apoyo de quienes sostienen que la justicia es la aplicación mecánica de la ley, esto es, el asunto de fondo en litigio en este caso. Y la ley dicta el comportamiento de Marchena. Habría mucho que hablar, ya que las pruebas habían sido aprobadas previamente por el propio Marchena. Pero no merece la pena. Para ellos y los suyos esta actitud es incontrovertible y es absurdo tratar de convencerlos de lo contrario pues su posición no tiene fudamento racional, sino ideológico. 

Por eso, por no discutir, hagan la prueba siguiente: vayan a cualquier plaza pública de Europa y anuncien que en España están siendo juzgados por rebelión doce ciudadanos/as pacíficos/as por el hecho de haber llevado a cabo un referéndum democrático. Y añadan que la acusación parte de un partido político franquista y, por tanto fascista, perfectamente homologable con los grupos fascistas que hoy emergen también en otros países europeos. Expliquen que en España, un partido político en campaña electoral en contra de los partidos de los acusados es parte legitimada y admitida en un proceso penal. 

Y a continuación, júzguese el comportamiento de Baños y Reguant. Y sepan también los de la dictadura que cada barbaridad de este calibre acelera la independencia de Catalunya, entre otras cosas, por implosión del sistema político español.

Este proceso trae desagradables ecos del proceso por el incendio del Reichstag.

Aquí el texto en castellano: 

Comienza la segunda parte de la tramoya

Los acusados/as han terminado sus declaraciones y en el aire queda, como convicción generalizada, díganlo o no los comentaristas, lo siguiente:

La diferencia de nivel intelectual, preparación jurídica, claridad política y estatura ética entre los acusados y sus defensas y las acusaciones es abismal.

Los acusados han dejado claro que son dignos/as representantes de un pueblo luchador por su libertad frente a un Estado opresor que usa a los jueces como sayones (y los jueces se dejan).

El juicio es una farsa y una persecución política, pero los acusados le han dado la vuelta y lo han convertido en un juicio contra el despótico Estado español y sus jueces serviles.

Han definido la situación en términos políticos: democracia, libertad de expresión, derecho a decidir , resistencia pacífica, desobediencia civil. Y han cumplido con su deber de constituirse en ejemplos y guías de la acción popular que vendrá a continuación.

La precisión de Cuixart acerca de la solución del conflicto España-Catalunya como su prioridad, corona estas diferencias por cuanto la prioridad de las acusaciones y el tribunal es disfrazar de justicia un atropello infame y un acto tiránico.

La justicia del rey es la muy española de Peralvillo, en donde primero se ejecutaba al reo y luego se le instruía la causa. Primero año y medio de prisión preventiva; luego ya se encontrará algún delito por el que condenar a los acusados.

Pero la fiscalía no ha conseguido demostrar delito alguno, ni rebelión, ni sedición, ni malversación. Nada. Solo ha conseguido demostrar su propia incompetencia.

Aunque el tribunal haga desesperados esfuerzos por revestirse de legitimidad y autoridad, no lo consigue. Es como si Marchena llevara grabado en la frente el nombre de Cosidó.

Este proceso no es solamente una farsa ridícula sino también un momento decisivo, crítico, en el proceso de la independencia de Catalunya, hoy más cerca que nunca. La comprobación de que la mazmorra no ha quebrado la voluntad de los dirigentes independentistas y la evidencia de que el independentismo ha dado un paso de gigante mostrando al mundo la iniquidad de esta persecución, son actos republicanos. De esa República Catalana que los franquistas como Arrimadas niegan pero que está presente en la realidad cotidiana de Catalunya y puede resistir ataques como esta venenosa manipulación de la Justicia que se impone solo porque detrás de ella hay un ejército incapaz de ganar una guerra exterior pero capaz de masacrar al pueblo.

Se cierra así la primera parte de ese esperpento vallinclanesco y hoy se abre la segunda con las pruebas testificales, las declaraciones de los testigos políticos. Están previstas, entre otras, las de Rajoy, Sáenz de Santamaría y Montoro. Garantizado queda no solamente que estos individuos mantendrán el bajísimo nivel intelectual de las acusaciones sino que, con ellos, entrará el embuste y la mentira más descarados en el juicio. No hablamos a humo de pajas: Rajoy ya declaró (por cierto, en condiciones humillantes para la dignidad de la justicia) en un proceso que se hacía a unos sinvergüenzas y mangantes bajo su responsabilidad y tuvo ocasión de demostrar al mundo que se puede mentir descaradamente, hasta lo inverosímil (afirmaba que no sabía cómo eran las cuentas de su partido, aunque informaba sobre ellas como secretario general), sin que pase nada. Y menos que nada: los jueces que se tragaron aquellas mentiras no movieron un dedo par encausar al de los sobresueldos por falso testimonio. Y ahora tampoco lo harán.

Montoro, el de las amnistías fiscales a los amigos, dirá que no sabía nada de las finanzas de la Generalitat, aunque las tenía intervenidas. Sáenz de Santamaría, la que presumía de haber "descabezado" a los líderes independentistas, la que impuso una reforma anticonstitucional de la Ley Orgánica del Tribunal Costitucional para convertirlo en su guardia pretoriana, soltará sus habituales necedades jurídicas convencida de ser una mezla de Marshall y Kelsen cuando no es más que una oscura burócrata en una covachuela de oro que pagamos todos a escote. Y finalmente, Rajoy, un hombre para quien el cumplimiento de su palabra no es un deber moral, esto es un falsario por propia definición, al que este tribunal escuchará con mucha atención.

Podría ahorrárselo. Total ya está claro que esta causa es una infamia.


dimecres, 27 de febrer del 2019

Entra la banda

Ayer, las declaraciones de Jordi Cuixart y Carme Forcadell pusieron punto final al ridículo proceso del 1-O. Ridículo por cuanto la imagen que está fabricándose para la historia hunde definitivamente a España sin que centurias de Borrelles puedan salvarla.

No hay caso y el colofón de Cuixart es definitivo. Al declarar que su prioridad no es salir de la cárcel, sino denunciar el ataque del Estado español (en cuyo nombre administran justicia los jueces) a los derechos fundamentales en Catalunya y España, ha vaciado de contenido toda la causa, convertido en muñecos rotos a los fiscales y magistrados, y proyectado el pleito a un ámbito colectivo e histórico en el que el Estado tiene la batalla perdida. Y lo saben todos quienes tienen un papel en esta farsa.

De forma que, concluida la formalidad de las presentaciones y, siguiendo el ejemplo de las buenas familias, se da paso a los payasos. Citados a declarar el presidente y la vicepresidenta del gobierno más corrupto de la historia de la "democracia", el frente de un partido judicialmente considerado una asociación de malhechores. Citados a declarar como testigos.

Y dicen que no es un juicio político. Es político e histriónico. Del presidente consta la firme sospecha de que ya mintió como testigo en sede judicial en uno de los infinitos procesos de la Gürtel. También en sede parlamentaria; bueno, en esta en innumerables ocasiones y sin sospecha alguna: mentiras como castillos. De la vicepresidenta hay momentos sublimes. Tomó directamente la responsabilidad de la "cuestión catalana", fue "virreina de Catalunya", se entrometió descaradamente en el Tribunal Constitucional y el Supremo y dictó una reforma inconstitucional de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional que este aceptó sumisamente y por la cual se convertía en alguacil de sus propias sentencias. Como resultado de tanta bambolla, llegó a jactarse de haber descabezado a los independentistas.

Bien. La descabezada fue ella y con todo su gobierno. Todos con la testa bajo el brazo. Y con la testa bajo el brazo comparecen ante el Supremo. Por eso son zombies. Verdaderos ravenants, que vienen del olvido a echar una mano al desastre de las acusaciones y convertirlo ya en una catástrofe propia de los hermanos Marx. 

Hasta ahora, los independentistas han hecho caer dos gobiernos españoles. Y siguen en una posición de condicionar la política del reino. Ante esta posibilidad, sobra, a mi entender, todo debate sobre si el independentismo debe o no presentarse a unas elecciones. Por supuesto que sí. La política que no hagas, ya se sabe, la harán contra ti. 

Lo suyo es votar en masa en las próximas legislativas. Y lo ideal, votar en masa una candidatura unitaria que incluya a todos/as. De no ser posible, concurran los independentistas cada cual por su discurso. De nuevo aquí sería ideal que fueran todas/dos, incluida la CUP. Para formar luego un grupo indepndentista en las Cortes. Un grupo de coordinación de la guerra contra el Estado que los indepes se ven obligados a llevar dentro del Estado. Fuera de este, fuera de su alcance, el Consell de la República tiene una importancia capital porque es la cara exterior de una República que lucha por articularse en el interior.

dimarts, 26 de febrer del 2019

Vuelta a la dictadura

En el Mobile World Congress en Barcelona hoy se ha celebrado un vals de descortesías y desplantes, explotados por los medios según les conviene, para tirar contra Torra y los independentistas o contra el rey y los dependentistas.

Tras el ridículo de ayer con el rey predicando la buena nueva de la democracia española, tomaba el relevo con la matraca el incansable ministro de Asuntos Catalanes, Borrell. Siguen sin entender su patética situación; lo que ve todo el mundo. Cuanto más presumes de democracia, más se ve que careces de ella. Por muchos correveidiles ideológicos que repartas por el ruedo a defender lo indefendible, no evitarás el ridículo. Y por muchos chiringuitos exteriores de propaganda que montes, la imagen de España seguirá coincidiendo con a realidad de un país con presos y exiliados políticos, como siempre.

Ya señalamos ayer que en un congreso de nn.tt. el monarca podría haber hablado del tema en lugar de seguir arreando la burra de la democracia que, como la de Balaam, se niega a caminar por más palos que le propine su amo. Por no decir ya la lamentable obstinación de un reyezuelo empeñado en imponer a la fuerza su presencia en donde no es bienvenido. Podría haber hablado, por ejemplo, de la inteligencia artificial, de la que hay abundante exposición en el congreso. Incluso haber preguntado si se puede comprar alguna porción, ya que él, de la natural, anda escaso.

Aunque, para necesidad de inteligencia, la del joven Casado, que lleva una temporada diciendo disparates de todo orden y desorden mental por las Españas. No hay tema en el que no desbarre por una pendiente de ignorancia, odio y amenaza. Ahí tienen ustedes a este pisaverde soltando verdaderos desatinos sobre la inmigración, el separatismo, el aborto, Latinoamérica, el salario mínimo, la corrupción. No hay tema en el que no demuestre que no sabe lo que dice pero lo dice con muy mala intención. 

Ese discurso ultrarrepresivo que amenaza con un 155 ilimitado (en el tiempo y en el espacio, es de suponer), en realidad es un estado de excepción permanente. Justo al dedillo lo que profetizaba Agamben en Estado de excepción, allá por 2003: el estado de excepción como forma normal de gobierno hoy. Y justo, por la razón que el filósofo explicaba: la incapacidad del Estado de mediar entre el derecho y la violencia a través de la política. Lo que ha quedado patente en el proceso del 1-O: el "derecho", apoyado en la violencia, pretende condenar la política, cerrar la vía al diálogo.

Lo reitera el mismo Casado: Sánchez se ha vendido a los independentistas porque dialogaa con ellos y bien claro está que con los separatistas no puede haber, ni habrá, diálogo alguno. Este españolísimo cierre tajante tiene una vertiente más liviana y como de comedia del absurdo, cuando la señora Arrimadas va a Waterloo a decir a Puigdemont que no tiene nada que decirle porque ella no habla con prófugos. Hubiera sido quizá mejor que se quedara en su casa y aprovechara algún descuento de inteligencia artificial. 

Sí, mucha inteligencia artificial necesita el barbián Casado ya que de la natural aun tiene menos que el rey. Parte del Estado de excepción es "ilegalizar los partidos independentistas". Añádase controlar los medios públicos de comunicación y desguazar el sistema educativo catalán. Si esta hechura de Aznar (padre de la Ley de partidos políticos que Casado quiere activar) gobernara, lo que propone no es, en realidad, el 155, ni siquiera el stato d'eccezione agambegiano. Propone la dictadura sin más. Material e ideológica. Porque, además de los partidos independentistas, querrá prohibir todo lo independentista: asociaciones, clubes, casals, editoriales, periódicos, revistas, manifeestaciones, etc. Adiós a la libertad de expresión. Y tendrá que arbitrar castigos para quienes no respeten las prohibiones: exilios, cárceles, multas. Tendrá que llenar Catalunya de presidios. 

Esa es la perspectiva. Y, frente a ella, el independentismo puede hacer lo que quiera y debatir como le parezca, pero sin merma de la unidad de acción. El bloque independentista tiene una línea, un objetivo y una responsabilidad acordada desde el principio. Todo lo que sea sumar voluntades de fuera adentro será bienvenido; no así la suma de dentro afuera, pues no es suma, sino resta.  

No bastará al señorito con la inteligencia artificial. Necesitará la divina, incluida su omnipotencia. Y, aun así, no podrá hacerlo porque ni Europa va a permitirlo, ni Catalunya consentirlo.

Lo de Europa se irá viendo. Lo de Catalunya está visto. 

Ni un pas enrere. Donec Perficiam.

dilluns, 25 de febrer del 2019

La Matraca Real

Lo dejaron dicho los del 68: "L'ennui est contrerrevolutionnaire". Y tanto. Tanto como este pelmazo coronado que parece aquejado del baile de San Vito o un frenesí predicador de la buena nueva democrática.

No se da cuenta del ridículo que hace. Ninguna democracia y Estado de derecho digna de ese nombre necesita que el Jefe del Estado vaya por ahí, pregonándolo. No ve que si ha de insistir es porque nadie le cree, porque la realidad niega sus palabras. Si lo viera, vería que su discurso de propaganda es obviamente falso por partida doble: a) España no es un Estado de derecho porque tiene presos políticos. b) Tampoco lo es porque en un Estado de derecho, nadie está por encima de la ley y, en España, por encima de la ley, está precisamente quien niega que haya alguien por encima de la ley. Quien se niega a sí mismo. Es como la ninfa Eco, que se la oía, pero no se la veía. Es un discurso ridículo.

Más o menos como sus cogitaciones sobre la democracia, régimen basado en la legitimidad de la decisión mayoritaria que, sin embargo, no puede decidir sobre la institución monárquica, cuya legitimidad es dinástica. Y cuyo ocupante actual teoriza sobre aquella con la misma autoridad con la que un galápago lo hace sobre las nubes.

El Estado está en pleno zafarrancho de combate contra Catalunya, en todos los frentes, mediático, judicial, político, económico, legislativo y simbólico. Tan desesperado que no le importa cargarse abiertamente la división de poderes llevando al rey a entrometerse en el proceso del 1-O e influir en la decisión de los magistrados con discursos que inciden una y otra vez, machaconamente, in media res.

Aquí todo el mundo revela por fin su ánimo. Sánchez reconoce estar unido a Rajoy con respecto a Catalunya. También reconoce en él, según comentan, cualidades espirituales e intelectuales que no sospechaba. Si Sánchez lo dice.... Las encuestas dibujan un panorama postelectoral digno de repaso. Probable mayoría de PSOE y PP, suficiente para una "gran coalición" que sería la salvación del anatematizado bipartidismo y la realización del ideal nacional español. Podemos es ya la concha del cangrejo ermitaño en donde habita IU, los comunistas de siempre, lo único activo y con propósito en el marasmo violeta y con clara vocación minoritaria. Los "nuevos" partidos, C's y Vox, claques periféricas para momentos de apuros nacionales y con tendencia a lo marginal, como Podemos. Acentuada, seguramente con el desembarco en la carrera de San Jerónimo de la estridente Arrimadas.

La punta de lanza de ese hispánico batiburrillo es un rey que se presenta en territorio hostil, en un clima institucional glacial, solo calentado por las protestas callejeras en un acto que, pudiendo ser de amabilidad y elegancia, es de confrontación y hostilidad. Tratándose de un congreso mundial de móviles, esto es, tecnología digital, el futuro, podía haber hecho una alocución provechosa en términos técnicos mostrando conocimiento sobre la evolución de las nn.tt, la ciberesfera, internet. Se dirá que son materias de las que no sabe nada. Pero eso no es excusa: menos sabe de democracia y Estado de derecho y no para de hablar de ellas.

Es una Real y aburrida matraca.

diumenge, 24 de febrer del 2019

Perpetuum mobile


No es el imposible perpetuum mobile de la física, sino el real e impetuoso de la música.

La sinfonía "La independencia de Catalunya", que alguien compondrá algún día llevará un perpetuum mobile en su último tiempo. Simbolizará la iniciativa política que el independentismo ha venido manteniendo a lo largo de los últimos años. Iniciativa política frente a un Estado en desguace.  Desde las elecciones de 2015, renovado mandato en 2017, el procés ha hecho honor a su nombre. Ha propiciado acontecimientos y secuencias, siempre a instancias indepes, que han ido configurando el camino a la independencia en un contexto español y europeo cuya complejidad es innecesario subrayar. Como decía Jordi Turull en su declaración, "menos política, el Estado español está dispuesto a todo". La prueba es su propia condición y la de sus compañeras/os.

La iniciativa hacia la independencia como perpetuum mobile, como reiteración del tema en el corazón de la melodía de la revolución catalana, in crescendo, con elevación de tono y aceleración de ritmo. Una imagen sinestésica.

A ese ánimo pertenece la propuesta del Consell de la República, reunido en Waterloo, de presentar una propuesta estratégica para culminar la independencia. Otro plato de niños crudos que el señor Borrell tendrá que no desayunar. Y otro acto de iniciativa con el que el gobierno de España habrá de bregar. Todos los frentes de esta guerra están vivos. El Consell trae una representatividad más que suficiente, con dos partidos (y la cuestión de PDeCat y JxC), la ANC y Poble Lliure si mis cálculos son correctos. El impacto que su propuesta obtenga en la realidad catalana no es previsible. Ningún plan puede hoy augurar resultado alguno con un índice razonable de probabilidad. Pero eso no es grave, dado que lo esencial del perpetuum mobile se reitera, un tono más alto. El último tramo a la independencia. Será más o menos prolongado pero culminará en ella. 

En una situación en que unas elecciones generales coinciden con un proceso político como el del 1-O, todas las opciones están abiertas. El Estado moviliza todos sus efectivos, aparatos ideológicos, represivos, simbólicos. Lo cierto es que la movilización social se mantiene y se reitera de forma que la revolución catalana (la del 3% de los agudos críticos izquierdistas españoles y catalanes asimilados), toma los caracteres de "revolución permanente", más o menos ajustada a la concepción de Trotsky.

Una revolución permanente, un perpetuum mobile revolucionario, que los medios españoles ocultan al no informar sobre ella, pero la condenan sin paliativos sentando doctrina contraria a degüello con el refinamiento habitual en la corte . Desde el pregonero mayor del reino, Preparao, hasta el último gacetillero de un digital nacional. 

Han creado una opinión pública tan ciega y crédula que repite a coro o en solos de virtuoso temas como "estos catalanes son unos pesados", "me fastidia tener que dar dinero a los catalanes que no se lo merecen", "ya está bien de privilegios catalanes a costa de los españoles" y delirios similares.

Dos observaciones, por cierto, que muestran como muchos indepes, sin duda de buena fe, tienen la cabeza llena del elefante de Lakoff. Primera: se acepta la displicencia española sobre la barrila catalana teniendo en cuenta que el Estado ha de habérselas con muchos otros problemas y los catalanes no son los únicos. Con lo fácil que es responder: "oiga, no se preocupe, déjennos irnos, y se ahorran la barrila catalana."

El elefante se convierte ya en una castiza "comedura de coco" cuando oímos a analistas indepes desconfiando de la evidencia del ridículo de las acusaciones en el proceso. Se malician alguna artimaña para pillar luego a las defensas en las testificales. Supone atribuir a los fiscales y la abogacía del Estado un nivel de articulación intelectual (al margen de consideraciones éticas) que no han lucido. Y ¿por qué se les atribuye? Por la conciencia heredada de que los altos funcionarios del Estado, especialmente los togados, siempre tienen razón, aunque no se dignen dar fe de ella, como la administración del castillo de Kafka jamás aclara nada al agrimensor. Herencia de mentalidad colonial. Los magistrados que se prestan a administrar la justicia del príncipe harán de todo, incluidas mangas y capirotes (ya las hacen), pero no Justicia. 

Las dos observaciones solo sobre la marcha, para entender que estamos ante un tigre, sí, pero es un tigre de papel. 


dissabte, 23 de febrer del 2019

La historia se hace ahora

Está bien la observación de Olivier Peter de que los presos de hoy pueden ser los presidentes de mañana. Demuestra que conoce la historia. En efecto, el relativismo de todo lo humano así lo posibilita: hoy estás en el trullo y mañana, o más tarde, presides los destinos del pueblo. Casos se han dado, desde luego: Largo Caballero, condenado en 1917 por sedición a cadena perpetua, juzgado de nuevo por rebelión en 1934 y presidente del consejo de ministros en 1936, Companys, Mandela, Gandhi. No es tan extraño. Pero mucho menos lo es que los encarcelados salgan de prisión directamente al cadalso, Boecio, Tomás Moro, Savonarola, Maximiliano de México, Riego, el mismo Companys posteriormente. Y eso también es historia.

A favor de la visión alegre (de la prisión a la presidencia) se da que los tiempos no son tan foscos, que hay una atención internacional patente, que el proceso íntegro es una inenarrable chapuza, que la revolución en marcha en Catalunya es imparable y la incapacidad del Estado para encontrar una vía de solución, obvia.

No parece mucho, sin embargo. Lo único sólido, al menos en lo que Palinuro confíe: la movilización social catalana. 

A favor de la visión lúgubre (de la prisión al cadalso), en el entendimiento de que, al no haber pena de muerte, el equivalente serán largas penas de prisión, se dan dos factores. Primero: que el Estado no tiene salida en una negociación cualquiera porque cualquiera negociación ha de comenzar con un referéndum. Referéndum que no puede aceptar porque lo pierde y cada vez lo perderá más. En consecuencia, opta por la represión hasta donde pueda. Segundo:  que, dado su carácter autoritario y su falta de soluciones, llevará la represión al máximo para utilizar la condena como un escarmiento. Es el lenguaje de la tiranía: sofocar movimientos populares "descabezándolos". Antaño clavaban las cabezas en picas para exposición y amedrentamiento público, como hizo César Borgia con el pobre Ramiro de Lorca.

En esa línea de dureza se produce la injerencia del rey. Estoy pasmado del grado de servilismo de la opinión española que, no solamente no se rebela contra esta intromisión real en el poder judicial, sino que la celebra. Celebra que el rey se pronuncie directamente sobre la cuestión sub judice en indique cuál es su real placer: la ley prevalece sobre la (supuesta) democracia de estos rebeldes. Hágase justicia y háganla sus menestrales. Asombra que, después del telegrama del inefable Cosidó y la injerencia del rey en el proceso judicial, todavía siga esta farsa. A lo mejor están esperando a que, a la vista del resultado de las próximas elecciones, el rey también se ponga a legislar, para dejar clara la condición de Estado democrático de derecho del que no se cansa de hablar.

¿Con qué legitimidad habla, amonesta, amenaza este rey a sus súbditos? ¿Su particular talante militarista, heredado de su bisabuelo? ¿Su doctrina aburridamente autoritaria, que justifica la tiranía en nombre de la ley del propio tirano? ¿Su tradición familiar íntimamente ligada al fascismo? El citado bisabuelo se exilió en Roma, en 1931, en pleno fascismo, con los suyos, con los que empezó a complotar contra la República desde el primer momento. Su abuelo, Juan, se ofreció voluntario a Franco para "servir a la patria bajo su bandera" o algo así, o sea, para masacrar a su propio pueblo. Su padre, Juan Carlos, juró fidelidad a los principios fundamentales del dictador, a quien debe el trono como despojo de conquista. ¿Qué puede ser el retoño?

Dícese que la legitimidad del régimen radica en la Constitución de 1978. Tarde hemos comprendido, y solo tras el desastre, que una Constitución que no deroga una ley de punto final no constituye nada.