dimarts, 24 de desembre del 2013

Esta noche hablo yo.

Sí, mis queridos súbditos, para mí esta es una noche más de trabajo, de entrega y servicio a España, hoy como hace 38 años, Desde aquel aciago 1975, cuando la muerte se llevó a mi antecesor, el general Franco, cuya obra he proseguido fielmente, aunque adaptándola a los tiempos de libertad y democracia, como hubiera hecho él que, en el fondo, era un monárquico leal y un demócrata. Entonces prometí que jamás diría nada en menoscabo de su excelsa figura y así ha sido pues, a diferencia de Rajoy, yo cumplo mis promesas. ¿Cómo podría no hacerlo cuando se trata de la memoria de quien fue mi preceptor , mi verdadero padre? Mi padre biológico tuvo la grandeza de eclipsarse en un acto de sublime servicio a España y yo pude proseguir la tarea que me encomendó mi padre ideológico. Y en la brecha sigo.

Voy a comparecer ante vosotros en un momento especialmente crítico para España, para sus instituciones, para la Corona y para mi Real Casa, hoy injustamente castigada con habladurías, infamias y calumnias que tanto sufrimiento nos causan a mí y a mi familia. Hay, me consta, una expectativa altísima por escuchar qué voy a decir y cómo voy a tratar los escabrosos asuntos que nos tienen en el ojo de todos los medios. Pero no todos están igualmente interesados. La TV vasca omitirá mi discurso, como suele pasar en esa comunidad irredenta. Según parece, la TV3 catalana seguirá sus pasos y me silenciará. Una oportuna huelga del personal facilita esta obra de ocultación al servicio de un nacionalismo repentinamente recrudecido. También hay una campaña en las redes, encabezada por los perroflautas del 15-M para que la gente apague la tele durante mi alocución. Es decir, es posible que, al final no haya nadie al otro lado a escucharme. Solamente el príncipe de Asturias y ese por ver si abdico de una vez. Me conozco yo mi ganado.

Por eso, temeroso de no encontrar audiencia o encontrar solo la de la TVE de Somoano, lo cual viene a ser lo mismo, he decidido aprovechar todas las ocasiones para sincerarme con vosotros. Y una de ellas me la ha ofrecido este Palinuro, un republicano de pura cepa a quien no duelen prendas. Él dice ser troyano, pero yo sé que es tirio y, en el fondo, un buen español. Le agradezco la gentileza de su plataforma pues, ¿a qué ocultarlo? el discurso que habré de leer ante la cámara, y ya viene escrito desde La Moncloa, me obligará a hablar del esfuerzo de todos, con el gobierno a la cabeza, por sacar a nuestra Patria del marasmo heredado y a subrayar cómo ya se ven los brotes verdes, las luces, la recuperación y se oyen las músicas celestiales. Me obligará a recordar cómo la grandeza de España se debe a su indisoluble unidad, la base pétrea sobre la que el país ha recuperado sus esencias cristianas, su amor por el orden público, su respeto a la autoridad, su gallardo desprecio por la educación y la cultura, venenos propios de los afrancesados. Con un recuerdo a aquellos compatriotas que, impulsados por el afán aventurero tan propio de los españoles, se han marchado al extranjero. Y todo bajo la guía inmarcesible de unos hombres íntegros, probos servidores públicos que han sacrificado su vida al servicio del Estado, sin lucro ni beneficio personal algunos.

Hasta yo sé que todo eso es una patraña. ¿De qué me gustaría hablar a mí? Es obvio: de lo difícil y sacrificado que es reinar en un tiempo de chismorreo generalizado, un tiempo de universal información, sin respeto por nada ni por nadie. Miles de cámaras en todas partes, cientos de micrófonos, de grabadoras, de móviles, de testigos inadvertidos, airean todos nuestros movimientos, incluso los más recónditos, los más íntimos. Cierto, la Constitución me hace inviolable, pero pago ese privilegio al precio de ser vilipendiado en público, objeto de risas y chirigotas que en otros tiempos más hispánicos costarían muy caro a sus hacedores. 

Gracias a esta maledicencia popular universal la gente sabe que cazo elefantes en el África mientras mis súbditos buscan comida en los contenedores. Sabe asimismo que he amasado una fortuna, según se chiva ese maldito New York Times que la calcula en 2.300 millones de dólares. Una pasada. Seguro que cuentan el valor del Patrimonio Nacional afecto a mi persona. Sabe además que tengo ciertos asuntillos con una princesa alemana de buen ver, gracias, también a la indiscreción de ese  periódico chismoso. Aunque reconoce que se trata de una utilísima asesora para operaciones de altos vuelos, también presta oídos a la murmuración popular que nos hace íntimos a Corinna y a mí. Y eso, con la fama de la dinastía, es un dardo envenenado. 

Corinna aparece ahora relacionada con mi otra cruz, ese yerno pinturero que, según dicen, ha  desvalijado media España y ha metido en danza a mi hija, infeliz como un repollo. ¡Y yo diciendo el año pasado que en España la justicia es igual para todos! Eso me pasa por no tener el coraje de Rajoy quien sabe y predica desde jovencito que la igualdad es una quimera producto de la envidia. ¿Cómo va a ser igual mi hija a, digamos, una tonadillera? Eso lo entiende cualquiera. En cuanto al yerno, mal rayo lo confunda. ¿No podía dedicar sus atenciones al mundo de las grandes empresas internacionales, de los consorcios mundiales de los que Corinna, precisamente, sabe mucho? Pues, no. Había de mezclarse con esa manga de políticos rateros, unos chorizos advenedizos metidos hasta las cejas en una corrupción pringosa. Lo saco del vil arroyo, lo ennoblezco casándolo con mi hija y ¿cómo me paga? Haciendo trapicheos con esos robaperas del PP, unos patanes que solo están a forrarse. A ver ahora cómo salvamos el buen nombre de la Monarquía. No hace falta recordar que los barómetros y sondeos (puñetera manía de preguntar a la gente lo que piensa) reflejan una imagen crecientemente negativa de Corona que yo encarno con la misma voluntad de entrega y sacrificio de hace 38 años.

Por fortuna, los sectores más responsables del país, conscientes del peligro de desmoronamiento, cierran filas en apoyo del trono y, por descontado, del altar. La prensa, toda ella, sigue tratando nuestros asuntos con guante de cabritilla. Hace poco, una presentadora de la tele daba por buena la cifra de ocho millones de euros como presupuesto total de mi Casa. Luego salieron las comadrejas de sus guaridas y empezaron a hacer números, demostrando el cuento de los ocho millones porque el presupuesto de la Casa Real española es el más alto de Europa. Pero la prensa sigue incólume. Godó, ese pequeño Grande de España propietario de La Vanguardia ha visto la luz, se ha librado de Antich, el portavoz de Mas, y ha puesto en su lugar a Carol, unionista español. De la iglesia no puedo estar más satisfecho. Me tiene en sus oraciones y devociones y no parece inquietarse de que mi familia sea el reino del divorcio. Lo mismo cabe decir del poder judicial. Si la Justicia en España se administra en nombre del Rey habrá de hacerse en todas sus esferas. El fiscal anticorrupción se dejará empalar antes de admitir una imputación penal a mi hija. Eso es sentido del Estado, algo muy conveniente porque si bien es cierto que puede haber Estado sin justicia (a la vista está en la política de indultos del gobierno), también lo es que sin Estado no hay justicia.  

Mi especial agradecimiento a los partidos políticos, esencia misma de la democracia, sobre la que se asienta la Monarquia. Singularmente, los dos dinásticos, el centro-derecha y el centro-izquierda, imagen de la balanza con sus dos brazos; icono de la justicia. Los dos partidos son oficialmente monárquicos, el de la derecha porque siempre lo fue, bien por convicción, bien por respeto a la figura de Franco; el de la izquierda porque ha comprendido que solo la corona garantiza un reparto algo más favorable (no equitativo, por supuesto) de la tarta del poder en forma de ministerios, secretarías de Estado, direcciones generales y mil y una canonjías que se distribuyen según un riguroso spoils system o sistema de despojos. Tengo confianza en su secretario general. Es un hombre de palabra, no como Rajoy, de quien no me fío un pelo. Es capaz de proclamar la república si le dejan seguir mandando. Eso te daría un disgusto, ¿eh Palinuro?

En fin, Palinuro, muchas gracias por permitirme el uso de tu blog para airear mis preocupaciones. Esta noche, cuando me oigas echar cuéntas de cómo estamos progresando los españoles, cómo saliendo del hoyo, probando qué gran nación somos cuando estamos unidos (mind you, catalonians!), cómo la marca España es la admiración del mundo y la gente habla -según dice el presidente- de cuán grande será el salto adelante de nuestro país, piensa en que yo, como el resto de los españoles, no me lo creo. Lo decía al principio, es mi noche de trabajo, por eso me pagan. Venga, a contar trolas. Recuérdame que quiero nombrarte gobernador de la ínsula Barcenaria.

dilluns, 23 de desembre del 2013

Más europeos contra el fascismo del gobierno español.

No es solamente la ministra francesa de Derechos de la mujer, al fin y al cabo, socialista, de origen árabe y ¡mujer! la que protesta por ese proyecto de ley contra las mujeres que acaba de perpetrar el monaguillo Gallardón por orden de los curas, que son quienes mandan en España. También el viejo, respetado y muy influyente "The Times" británico critica con dureza ese engendro nacionalcatólico en un editorial titulado "abuso de poder".

Como los fascistas del gobierno ignoran el inglés (entre otras muchas cosas), Palinuro les traduce dos párrafos (uno al comienzo y otro al final) del editorial en cuestión al tiempo que se felicita por esta nítida posición de dos grandes países de esa avanzada Europa de la que estos carcundas cada vez nos alejan más. Ojalá Europa entera alce su voz en contra de este gobierno franquista. Es una esperanza de los demócratas españoles.

"El proyecto solo lo apoya una pequeña minoría. Rompe un principio de política democrática al substituir el juicio privado de los ciudadanos individuales por las órdenes del Estado. Socava el pluralismo, restringe la libertad, hace retroceder a las mujeres en la sociedad española, daña la vida de familia e inflige daños psíquicos y físicos a las mujeres que a veces se encuentran en situaciones desesperadas. Es una mala ley que tendrá consecuencias previsibles lamentable".

El último párrafo:

"Meter del derecho penal en los asuntos de la salud de la mujer y la reflexión en conciencia es un abuso de poder del gobierno. Un gobierno constitucional no invade zonas de juicio personal que la mayoría de los ciudadanos considera que pertenece al ámbito de la familia. La ingeniería social es propia de los gobiernos autocráticos. Los amigos y aliados de España deben pedir al señor Rajoy que se lo piense dos veces".

Si yo fuera ministro de Justicia y un periódico tan serio y conservador (o, sea, de mi partido) publicara un editorial de ese calibre sobre una ley mía, se me caería la cara de vergüenza. Pero yo no soy ministro de Justicia y el ministro de Justicia "conservador" español, como todos los nacionalcatólicos fascistas, carece de vergüenza. Los señores de "The Times" no saben de quién están hablando: auténticos truhanes sin principios ni dignidad, al servicio de los curas.

Una ley retrógrada y misógina. O sea, española.

A algunos patriotas de la banda de presuntos la carta de la ministra francesa de Derechos de las mujeres (ya quisiéramos en España un ministerio así) les parecerá una injerencia inaceptable. Muchos otros -no menos patriotas que esos bocazas- estamos muy agradecidos. Se comprueba de nuevo que la única garantía de la democracia y las libertades en España frente al nunca desaparecido y hoy reavivado nacionalcatolicismo fascista es Europa. Y un poco más, incluso. Si queremos tomarnos en serio a nosotros mismos tenemos que ir suprimiendo ya esa excusa de los "asuntos internos" de cada Estado. En una Europa vía a la unión política no puede haber "asuntos internos", sobre todo cuando se trata de ataques de los gobiernos contra sus poblaciones, como el que lleva dos años perpetrando el del PP, escudándose en una mayoría absoluta que obtuvo con engaños e ilegalidades ahora bajo escrutinio de los tribunales. Al extremo de que la policía judicial ha registrado la sede del partido del gobierno como si fuera una cueva de ladrones. Y no muy lejos se halla.

Al margen de las medidas de política económica injustas, que se ensañan con los más débiles y amparan y privilegian a los más ricos, la labor legislativa del gobierno hasta la fecha está inspirada en un propósito tan antipopular y liberticida que parece como si se dictara para un pueblo conquistado por la fuerza de las armas y al que fuera necesario sojuzgar, reprimir y, si se tercia, aniquilar. Por si la ley liquidadora de la enseñanza pública del monaguillo Wert y la ley mordaza de palo y tentetieso del sectario santurrón Fernández Díaz fueran poco, el otro chupacirios del gobierno, Gallardón, acaba de presentar un proyecto de ley en contra de las mujeres que entronca a la perfección con lo más inicuo, lo más oscurantista, misógino y bestial de la tradición española. Una ley bestialmente española.

Ha faltado tiempo al principal representante de la superstición nacionalcatólica, Rouco,  para relamerse de gusto en los medios en defensa de este proyecto feminicida que las sumisas cipayas del PP aplauden a rabiar. A este respecto, tiene interés la carta abierta que Elena Valenciano ha dirigido a las diputadas del PP pidiéndoles que no voten el proyecto de su partido. Tengo curiosidad por saber qué saldrá de la iniciativa y cuantas mujeres del PP tendrán el coraje y la dignidad de votar contra un proyecto de ley que las degrada a la condición de máquinas de parir y sin derechos. No prejuzgo. Veremos. Es como un experimento para ver si hay diferencia entre lo que se llamaba el "socialismo científico" y el "utópico".

A estas alturas, ese impresentable proyecto de ley está más que visto y destinado al cubo de la basura en cuanto en España vuelva a haber un gobierno democrático, respetuoso con los ciudadanos. Como la ley contra la educación pública y la ley mordaza. Toda esa basura, a la basura. Además del carácter reaccionario e inhumano del proyecto de ley contra las mujeres, Palinuro ya ha puesto de relieve sus dos falacias más llamativas que este repelente niño Vicente pretendía colar al modo jesuítico: la legalidad del aborto para los casos de violación y la consideración de la mujer siempre como "víctima", esto es, como irresponsable penal. Declarar irresponsables de sus actos a las mujeres y sostener que eso es un avance no solo demuestra estulticia y cinismo sino también -y especialmente- la degradación moral de unas mujeres capaces de aplaudir este insulto a su dignidad, su particular vivan las caenas.

Hace muy bien la ministra francesa criticando el atentado. Europa no puede permitir que el gobierno de la derecha siga legislando a la española gracias a los oficios de quien se las da de comprensivo y no es sino un zote cegado por todos los fanatismos que ya señalaba Francis Bacon en el siglo XVII al enumerar los "ídolos" que obnubilan el juicio de los seres humanos. Este proyecto, contrario al sentir mayoritario de la población española -incluidos los votantes del PP- y que solo satisface a la iglesia, empeñada en sentar cátedra discursiva sobre lo que ignora y/u odia, los incorpora todos:
  • Ídolos de la tribu. Los habituales en todo ser humano, especialmente agudos en el caso de los de inspiración fascista, como es el caso de este ministro, capaz de renovar un marquesado de Queipo de Llano, otorgado en primer lugar a un militar faccioso y delincuente que animaba a sus tropas por radio a violar a las mujeres de los milicianos. Palinuro lo señaló hace unos días y lo repite ahora: ¿cómo se atreve alguien que premia la violación de mujeres a legislar nada sobre ellas?
  • Ídolos de la caverna. Las convicciones nacionalcatólicas del sujeto, que lo llevan a creer -o hacer como si creyera- que sus fantasías son la realidad más acrisolada para el resto de los seres humanos. Y, si no actúan en consecuencia, se les encarcela.
  • Ídolos del foro. Su frecuente trato y comercio con los clérigos y otras criaturas deficitarias en condición humana lo llevan a suponer (o, de nuevo, hacer como como si lo supusiera) que el significado de las palabras, respeto, libertad, emancipación, solo puede ser el que él les da, normalmente retorcido.
  • Ídolos del teatro. Los nacionalcatólicos, herederos del espíritu de Trento, escenifican esa idea de España y lo español a la que ya queda poco para destruir lo que resta de esta nación, otrora grande. Porque ese catolicismo burro -que los curas al estilo Rouco identifican con el ser nacional español- es el principal responsable de que, como cada vez es más manifiesto, España sea un Estado fallido. Un Estado que camina hacia su desintegración porque la casta dominante sigue obstinada en imponer a la fuerza sus convicciones de secta al conjunto de la población. O sea, es incapaz de entender que una sociedad moderna y abierta implica pluralismo de valores en feliz expresión de sir Isaiah Berlin hace cien años pero que aún no ha llegado a estas feroces tierras.

Dice mi pareja con toda razón que, en este asunto de los asuntos internos hay consecuencias prácticas, de influencia inmediata sobre la vida de las gentes. Si yo soy una ciudadana francesa y, en uso de los derechos que me conceden los tratados europeos y la libertad de residencia en los países de Schengen, decido trasladarme a España (por ejemplo, una estudiante Erasmus) solo puedo hacerlo aceptando una pérdida de derechos, admitiendo que se me trate como una ciudadana de segunda y que se me obligue a ir adelante con un embarazo no deseado. No, no hay "asuntos internos" en materia de derechos de los ciudadanos. Europa no puede tolerar que los franquistas españoles legislen contra la gente de su país porque la gente de su país es ya la de los otros.

diumenge, 22 de desembre del 2013

Rajoy está tranquilo.

La policía judicial entra en la sede del partido del gobierno con orden expresa del juez de registrarla en busca de unos documentos supuestamente incriminatorios y necesarios para la instrucción de la causa. Había pedido esos papeles en agosto sin que, hasta la fecha, se le hubieran entregado. Catorce horas duraron las pesquisas policiales en las que al parecer, se ha incautado abundante información de la que se seguirán las consecuencias procesales pertinentes. Pero, políticamente, es como si no hubiera pasado nada. La policía registra durante catorce horas la sede del partido del gobierno en busca de pruebas de comportamientos presuntamente irregulares, pero el gobierno no tiene ni una explicación que dar. Que un gobierno se apoye en lo que parece una banda de malhechores es lo más normal del mundo. Y a los malhechores los acechan los jueces, ya se sabe. Cada cual en su sitio. Nada que decir. Nada serio.

Porque no es seria la respuesta de Rajoy desde Bruselas. Al contrario, es la enésima muestra de su fabulosa mendacidad. Dice el presidente que "están tranquilos" (debe de referirse al conjunto del partido o a sus dirigentes), como si el hecho de decirlo no fuera ya un desmentido. En las organizaciones complejas es imposible garantizar que en algún recoveco de las dependencias, las secretarías, las vicesecretarías, las delegaciones no haya algún papel olvidado, alguna factura problemática, algún archivo informático incriminatorio. Que se lo pregunten a Miguel Blesa, último cultivador del género epistolar.

No les llega la camisa al cuerpo y por eso se dispara la mendacidad. Sostiene Rajoy que no ha habido registro de la sede de su partido sino una simple petición judicial de colaboración que su gente se ha apresurado a prestar en virtud de su acrisolada costumbre de ponerse siempre al servicio de la justicia. Tan conocida es esta costumbre que el juez llevó la operación en el más absoluto sigilo sin informar de ella ni el ministro del Interior y, además, dio orden a los policías de entrar en la sede "por las buenas o por las malas". Casi parece un episodio de los intocables. El registro no fue un registro y la policía no fue a Génova 13 en busca de pruebas sino a presentar sus respetos a esta colección de probos ciudadanos. Pura mendacidad.

Como pura mendacidad es el ataque a los derechos de las mujeres, perpetrado por el ministro de Justicia y que ha suscitado una ola de indignación. Según juicio unánime, se trata de una norma de espíritu franquista. Se recuerda ahora que Gallardón es yerno de un ex-ministro de Franco, secretario general del Movimiento, autor de un libro de expresivo título, Sin cambiar de bandera, que ya lo dice todo. Se recuerda asimismo que es quien ha renovado el marquesado (o algo así) de Queipo de Llano, recompensa de Franco a su compañero de armas, el que animaba por la radio a violar a las mujeres de los milicianos.

Pausa. ¿Cómo alguien capaz de renovar un título con el cual se honra la memoria de quien alentaba a violar mujeres puede legislar sobre algo que las afecta directamente, el aborto? ¿Cuál puede ser su ecuanimidad, su equidad, su respeto por los derechos de las personas cuya conducta pretende regular? La pregunta es retórica y la respuesta, obvia. Los franquistas son así: en la guerra, se viola a las mujeres y, en la paz, se las sojuzga como si fueran incapaces o menores de edad.

Lo curioso de este franquista en concreto, el muy nacionalcatólico Gallardón, es que diera el pego,  convenciendo a muchos comentaristas de su talante moderado, abierto, incluso progresista. Los medios vienen ahora llenos de lamentos y amargas recriminaciones. ¿Cómo ha podido Gallardón hacernos esto?  En fin. La mendacidad se beneficia siempre de lo que unos llaman buena fe y otros simple credulidad.

Es el espíritu del franquismo: la agresión frente a la crítica o la protesta, la hostilidad hacia los derechos ajenos, la impunidad por comportamientos irregulares, incluso delictivos, el desprecio a la opinión pública y el sentir de la ciudadanía y, desde luego, la más absoluta mendacidad. El registro de la sede del PP no es un registro sino una solicitud de colaboración; la tiranía de Franco no era una dictadura sino una democracia sui generis. Da igual lo que se diga. Aquí nadie responde de nada ni dimite jamás ni da explicaciones por sus disparates. Pregúntesele también al ministro de Industria, a punto de dejar el país a oscuras y tiritando de frío. 

La mendacidad es sublime. "España es una gran nación" repite Rajoy por doquier (excepto cuando lo traicionó el subconsciente y dijo, y grabado queda, "ETA es una gran nación") y, al mismo tiempo, explica que su máxima preocupación es hacia dónde quiera ir Alemania. Esa supuesta tranquilidad nace de la experiencia franquista: se puede decir cualquier cosa, incluso desmentirse uno mismo. España es una gran nación a remolque de otra. También Franco decía que España era una, grande y... libre.No sucede nada. Nadie pide explicaciones. Y, si las pide, se le aplica la ley mordaza.

A todo esto, según algunos expertos, España puede entrar en su tercera recesión en 2014. No importa. No será recesión sino recuperación moderada, igual que los salarios no bajan sino que "crecen moderadamente". Lo que está pasando no está pasando.

dissabte, 21 de desembre del 2013

Dos sofismas de la ley contra las mujeres.

Toda la ley de ese hipócrita ultrarreaccionario respira misoginia. Está dictada directamente por los mayores enemigos de las mujeres, los curas, los que las consideran siervas de Satán, condenación de los hombres y no sé cuántas estupideces más. Toda ella, desde el principio al final.

Pero contiene dos cuestiones que llevan el sello inconfundible del engreimiento de este ministro que se piensa un nuevo Kelsen y no es otra cosa que un monaguillo bobo a las órdenes de los clérigos. Son la legalidad del aborto por violación y la irresponsabilidad penal de las mujeres en caso de interrupción del embarazo.

La violación. Si, como afirman estos falsos santurrones, de lo que se trata es de proteger la vida del concebido, ¿por qué se permite el aborto en caso de violación? También podría preguntarse por qué se permite en caso de riesgo para la madre. Pero aquí la respuesta podría ser porque el peligro de vida de la madre puede poner en riesgo la del hijo. Pero no hay tal cosa en la violación. El niño puede ser robusto y viable y la madre también, ¿por qué, sin embargo, se admite el aborto?  Porque no se atreven a prohibirlo, como, mucho más consecuentes con su inhumana doctrina, hacen los católicos en varios países latinoamericanos. La violación está aquí mal vista (gracias a la lucha de la izquierda y las feministas) y estos sinvergüenzas no se atreven a decir lo que piensan, esto es, que algo habrá hecho la violada y que prevalece el derecho del nasciturus. Como no es el caso, es claro que hay algo que está por encima del "derecho" del feto. Y si lo está la violación, ¿por qué no otras circunstancias, incluida la libre voluntad de la mujer de parir o no parir según decida? La violación, sí; la libre voluntad de la mujer, no. ¿Por qué? Porque le da la gana a esta manga de clericalfascistas.,

La irresponsabilidad penal de las mujeres. El ministro Gallardón es tan presumido, tan estúpido y tan soberbio que vende como un hito progresista que la ley no haga reproche criminal a la mujer que haya abortado sino a todos los demás que hayan intervenido. Afirma que es un paso adelante en la lucha de las mujeres por su emancipación. Lo de menos es que este medida esté copiada de las recomendaciones para poner fin a la prostitución, esto es, castigar al proxeneta y al cliente, pero no a la puta. Ya es bastante repugnante comparar una situación de explotación sexual de la que la mujer suele ser las víctima con la libre decisión de abortar. Pero hay más: a este sofista barato no parece habérsele ocurrido que proclamar la irresponsabilidad penal de las mujeres en actos libremente consentidos equivale a seguir tratándolas como menores de edad, como enajenadas. O sea, como mujeres desde el punto de vista de esta derecha insoportable, fascista y meapilas.

(La imagen es una foto de La Moncloa aquí reproducida según su ”aviso legal”).

La ofensiva de la derecha y la miseria de la izquierda.


Ahora que los españoles hemos retrocedido treinta años en dos de gobierno de la derecha parece buen momento para una recapitulación de lo sucedido, que haré en tres breves apartados y una coda: 1º) la falsa verdadera izquierda; 2º) la verdadera falsa socialdemocracia; 3º) la antitransición; y coda: los finos analistas políticos.

1º.- La falsa verdadera izquierda. Su miseria se condensa en la fórmula "PSOE-PP la misma mierda es". Que se trata de una estupidez solo beneficiosa para el PP ya se sabía antes de las elecciones. Bastaba con ver cómo este partido no la desmentía. Ahora es patente: en dos años los españoles han perdido el derecho al aborto, a la educación pública de calidad, a la sanidad pública, a un salario y un trabajo dignos, a las pensiones, a la libertad de expresión, de manifestación y de reunion. Antes los tenían (más o menos); ahora, no. No es lo mismo, ¿verdad? La fórmula es estúpida.

Los que no son estúpidos, sin embargo, son los dirigentes e ideólogos. Ellos ya sabían que era una estupidez. Pero servía a sus fines inconfesos, consistentes en desplazar a la socialdemocracia a la derecha, desprestigiarla, segarle apoyos electorales para ocupar su sitio y enarbolar su bandera: el socialismo democrático. Eso sí, "verdadero" socialismo. Frente a una derecha unida como una piña con mayoría absoluta, esa opción, en el mejor de los casos, cosecha un 15% del voto. Insuficiente para realizar el "verdadero" socialismo desde el gobierno. Pero suficiente para que el PSOE no gane las elecciones. Seguirá gobernando la derecha porque lo que los dirigentes e ideólogos de IU y aledaños quieren es seguir como están. Siendo cabezas de ratón satisfacen su narcisismo. Es mejor, más grato, más lucido, ser jefe de uno de los bandos perdedores que grado intermedio, pieza del montón, en un bando ganador.

Por eso se sigue hablando de PPPSOE. Tengan el valor de traducirlo, buenas gentes:  tener derecho al aborto y no tenerlo es lo mismo. Díganlo, hombre, díganlo. PP y PSOE son lo mismo. El aborto como derecho y el aborto como delito son lo mismo. Díganlo de una vez. En el fondo, quizá lo piensen.

2º.-La verdadera falsa socialdemocracia. Y ¿cómo se ha llegado hasta aquí? Porque, en realidad, la fórmula PPPSOE, estúpida como es, no es enteramente falsa. La socialdemocracia española comenzó su andadura en la segunda restauración con una mayoría absoluta como la del PP; incluso superior, pues tuvo 202 diputados en 1982 frente a los 186 actuales de la derecha. Pero, si empezó con ánimo reformista, poco a poco, a lo largo de los años, se fue dejando dominar por el pragmatismo, el oportunismo, los intereses creados y la corrupción.

El exitazo primero de la socialdemocracia, tan apabullante que obligó a la derecha a hacer como que se civilizaba, atrajo al PSOE una caterva de vividores, gentes sin muchos principios, pero hábiles para dominar la política de partido. Algunos, en su afán de medrar, cruzaban la raya de lo delictivo, como los Marianos Rubios o los Roldanes. Otros, la mayoría, no. Seguían en el partido, convertido en una oligarquía de profesionales que se valían de él para sus intereses, sus carreras políticas, sus colocaciones posteriores en la vida "civil". Curiosamente son estos que hoy dominan la organización, quienes más daño le hacen.

El PSOE no quiso o no supo reelaborar una visión de la socialdemocracia que, sin ser presa de sus tradiciones, no las olvidara al extremo de convertirse en la versión liviana del neoliberalismo. No supo articular un programa socialdemócrata capaz de explicar la aceptación de ciertos postulados neoliberales como un giro táctico y de hacerlo creíble. Falto de un discurso de izquierda, como la política, al igual que la radio, no aguanta el silencio, el PSOE se ha apropiado, con tímidos matices, el de la derecha: mercados, entente cordiale con la iglesia, monarquía y unidad nacional a machamartillo. Es, dice, el espíritu de la transición.

3º.- La antitransición. La actual involución de la derecha en todos los órdenes, la colonización ideológica de las instituciones, la prevalencia de la explotación capitalista más salvaje mezclada con el nacionalcatolicismo a ultranza es la cara de la derecha de siempre. La de 1975, respaldada por cierto entonces por un ejército que era un partido político armado presto a intervenir. Como lo demostró unos años después. Una derecha sin complejos.

Es el momento de que los ideólogos de la verdadera izquierda, esos que tildan la transición de traición y la culpan de los males de hoy, demuestren cómo deben hacerse las cosas. Sin duda tienen fórmulas gracias a las cuales no solamente el PP perderá las próximas elecciones (que tampoco parece tan difícil) sino que ellos y sus programas las ganarán, formarán gobierno y harán realidad la verdad de esa verdadera verdad. Cosa tanto más sencilla cuanto que la oligarquía del PSOE, incapaz de ver más allá de sus narices, incapaz de afrontar los problemas colectivos con ideas nuevas, audaces, acordes con la tradición de la izquierda, cada vez se configura más como su propia caricatura: el otro partido dinástico.

Aquí está la segunda transición. La que todo el mundo invoca si bien con fines distintos. A ver qué sale. A ver cómo recuperamos esas futesas que habíamos conseguido con la asquerosa y traidora transición: el derecho al aborto, el Estado del bienestar, el acceso a la justicia, las libertades públicas.

Coda: los finos analistas políticos.- Premio Mariano José de Larra para todos esos analistas a quienes encandilaba la labia moderna, civilizada, moderada y centrista de Gallardón y Wert. Eso es perspicacia, sí señor.
No veo que esta entrada vaya a ganarle muchos amigos a Palinuro y así se lo he dicho. Le da igual. Dice estar acostumbrado. Este Palinuro es un ingenuo.

divendres, 20 de desembre del 2013

Contra las mujeres.


En un país en cuya capital el colegio de abogados decide mantener el título de "decanos honoríficos" a favor del genocida Francisco Franco y el fascista José Antonio Primo de Rivera no tiene nada de extraño que el gobierno haga aprobar leyes injustas y machistas por un parlamento que, a su vez, reverbera de reaccionarios y cipayas.

Es un país en el que un porcentaje importante de la población sigue siendo franquista, fascista, partidario de la dictadura y que vive tan feliz regida por un gobierno compuesto por corruptos, imbéciles y meapilas y dirigido por otro corrupto especialmente mendaz. Es un país que no pertenece al continente en que se encuentra, Europa, sino al de Asia musulmana, ni al siglo en que se halla, el XXI, sino al XV.

A lo mejor con estos dos datos, esos genios que reprochan lo poco que se consiguió en la transición pueden ver lo que cuesta mover esta densa capa de burricie, oscurantismo y servilismo rasgos esenciales de España. O quizá puedan ahora demostrar cuánto valen, evitando que la reacción nacionalcatólica hunda más el país. Y quizá se entienda también por qué la zona más avanzada, más europea, Cataluña, pretende independizarse y muchos la envidiemos.

Que siete diputadas del PP aplaudan como locas al ministro que convierte en ley su propia servidumbre demuestra a las claras el grado de abyección a que pueden llegar los seres humanos. Porque esa ley que este hipócrita clerical ha impuesto al país a caballo de una mayoría absoluta lograda por la banda de malhechores que ganó las últimas elecciones a base de mentiras es el ataque más brutal que se ha producido en nuestro país en contra de las mujeres.

O sea, esas siete cipayas, aplauden como lo que son: almas serviles, criadas del machismo patriarcal de los curas y sus monaguillos, elementos en el proceso de reproducción de su miseria. Pero son algo más: auténticas estúpidas que no solamente aplauden que se las despoje de sus derechos sino que se las trate como inferiores mentales.

¿Por qué? Sencillo: ¿han escuchado ustedes a este untoso sofista vanagloriándose de que "por primera vez se va a despenalizar de modo absoluto a las mujeres en las casos de abortos ilegales", como si fuera una conquista para ellas? ¿Lo han oído decir muy ufano, como buen fariseo y sepulcro blanqueado que en el aborto, la mujer nunca es culpable sino víctima, dando a entender que es un avance?

¿Y qué es eso sino muestra palpable de que este majadero considera a las mujeres como menores de edad, niñas, inferiores, irresponsables de sus actos?

Esa muestra de machismo es lo que estas descerebradas aplauden y los ciudadanos normales tenemos que soportar porque 11 millones de individuos, de esos que aceptan encantados que Franco y José Antonio sigan siendo decanos honorarios del colegio de abogados, lo han votado.

El aborto es sagrado.


Hace unos meses, las bravas activistas de Femen irrumpieron en el Congreso de los diputados al grito de el aborto es sagrado. Hubo un desbarajuste, un rifirrafe y un notable desconcierto entre los diputados. Solo se escucharon algunos tímidos aplausos mientras la mayoría guardaba un incómodo silencio, incluso las mujeres. Algunas, las más reaccionarias, manifestaron luego su reprobación, mientras las demás callaban en una muestra de cobardía.

La reacción más típica vino más tarde en improvisada declaración a la prensa de ese prodigio de hipocresía que es el ministro de Justicia. Dijo Gallardón que no podía entender, que le resultaba incomprensible, la expresión de "aborto sagrado". Por supuesto; es una de tantas cosas que este hombre, bloqueado por su fanatismo religioso, no entiende ni podrá entender jamás. La reclamación era provocativa. Para poner en evidencia que el ministro solo considera sagrado lo que a él le place. Lo demás no puede serlo. La idea de que alguien tenga algo por sagrado con el mismo derecho con que él considera lo contrario ni se le pasa por la cabeza. La de que él tiene tanto derecho a imponer sus opiniones sobre lo sagrado como el que tienen los demás a obligar a lo contrario, esto es, ninguno, todavía menos. Es la base de la intolerancia, la intransigencia, el fanatismo, el nacionalcatolicismo y, por supuesto, el fascismo. Es el meollo ideológico de este político profesional a las órdenes de los clérigos.

Si los dioses no lo impiden hoy aprobará el consejo de ministros la reforma de la Ley de interrupción voluntaria del embarazo, inspirada en las peticiones de la jerarquía católica, aunque no a su entera satisfacción. Los curas querrían la prohibición absoluta, acompañada de duras penas. Pero ya no están los tiempos para andar quemando gente; está mal visto. Han pactado, pues, con su monaguillo civil la eliminación de la ley de plazos vigente, la negación del derecho al aborto, el retorno a la ley de 1985, que se ha quedado obsoleta por menoscabar la condición de las mujeres y seguir tratándolas como menores de edad.

Es una involución, a tono con las que impone el gobierno en otros ámbitos, el educativo, el acceso a la justicia, los derechos de manifestación, expresión y reunión, el orden público, etc. Pero es especialmente repugnante porque, aparte de la represión ideológica y de clase, esta prohibición tiene un tinte de género, es una prueba más de que, en la contienda política, cuando se trata de los derechos de las mujeres (como cuando se trata de los de las minorías nacionales) aumenta el consenso interpartidista de carácter patriarcal y reaccionario. Los curas (todos hombres), el ministro (hombre) un comité de expertos sobre el aborto o algo así que constituyó el gobierno (compuesto exclusivamente por quince hombres) lo que ya es en verdad ridículo legislan sobre los derechos de las mujeres sin escucharlas siquiera y tratando, como siempre, de sojuzgarlas, reprimirlas, humillarlas. Como siempre. Repito, como siempre.

Las leyes, el poder, el aparato del Estado, los tribunales, el sistema penal, toda la parafernalia represiva se moviliza contra un avance en un proceso de emancipación de más de la mitad del género humano que ya habría de ser incuestionable. Y no solo el aparato represivo. También el ideológico. Esta legislatura precisamente se inició con unos sofismas enunciados por el ministro en sede judicial hablando de la "realización" de las mujeres y la lucha contra la "violencia estructural", en una cantinflería conceptual con la que pretendía engañar a la opinión acerca de sus verdaderas intenciones, creyendo, sin duda, que la ciudadanía tiene un nivel mental inferior al suyo. Lo cual es materialmente imposible.

Si las falacias del ministro y su demagogia seudoemancipadora no merecen refutación, menos aun los especiosos argumentos que siguen manejando los antiabortistas cuando les da por hablar y no por atentar a bombazos contra quienes defienden el derecho a la libre interrupción del embarazo dentro de los límites razonables que marca la ciencia, que es el único criterio aquí admisible. Mientras la ciencia no diga lo contrario, la interrupción del embarazo hasta cierto tiempo de la gestación no implica crimen alguno y, por tanto, pertenece al irrestricto campo de la libre voluntad de las mujeres.

Lo demás es perder el tiempo con los trolls antifeministas, entre los cuales, por cierto, hay muchas mujeres sumisas, incluidas algunas supuestamente "progres" y tan sumisas como las otras. Perder el tiempo, porque ya está todo dicho. Los partidarios del derecho al aborto no obligamos a los antiabortistas a abortar. Hagan ellos lo mismo y no arrebaten un derecho en nombre de sus convicciones privadas. Si hay restricción del derecho al aborto será por vía coactiva, represiva, no discursiva. Y frente a esto, la consigna de Femen es lo más contundente.

Sí, señoras, señores, curas, ministros y carcundas de todo pelaje machista, el aborto es sagrado. Y los hombres, los hombres feministas, tenemos que estar con las mujeres, movilizarnos con ellas en la lucha por sus derechos porque solo cuando ellas alcancen la plena propiedad y disposición sobre sus cuerpos, que los hombres llevamos siglos negándoles mientras consagramos las nuestras, recuperaremos una dignidad que ahora no tenemos (pues somos cómplices de esta injusticia) y estaremos en el camino hacia la igualdad entre los sexos. 

(La imagen es una captura de un vídeo de El País).

dijous, 19 de desembre del 2013

La fábula de la realidad

Pongan ustedes en relación los discursos de esta gente en los años pasados con lo que hacía en realidad, según testimonian con todo lujo de detalle  (nunca mejor dicho) los correos de Miguel Blesa entre 2007 y 2009. Dos miserables años y ocho mil mails que están dejando los papeles de Bárcenas en una colección de estampas de la adoración nocturna. De un lado las palabras altisonantes, las grandes declaraciones, "España va bien", "tenemos un lugar en el mundo", "España es una gran nación", "estamos entre los primeros", "hemos levantado el país con el esfuerzo, el ahorro, la buena administración"; de otro, unas vidas de molicie, lujos asiáticos, holganza, despilfarro y consumo ostentoso; la boda de El Escorial es el epítome de todo ello. De un lado, las elecciones, los programas políticos, los debates y las votaciones parlamentarias; del otro los chanchullos, los enchufes, los navajeos, la corrupción más desaforada, el saqueo de los caudales públicos, la patrimonialización de las instituciones, el cortijeo de España.

O sea, a un lado la fábula y al otro la realidad. La fábula que oculta la realidad y la realidad que alimenta la fábula. Caja Madrid donó 1,7 millones de euros a FAES. Lógico. FAES es un centro de fabricación de ideología, o sea, de fábulas. De aquí salen los planes para acabar con todo lo público en España, la sanidad, la educación, las pensiones y, por supuesto, las cajas de ahorros. Y no solo teoría; también praxis. El mejor modo de acabar con la banca popular, pública, es saqueándola. Y eso es lo que han hecho: enchufar a sus amigos y clientes y no solo en la Caja, en la Telefónica, en todas partes y con el fin de robar, de desvalijarlo todo. Los muy liberales. Los liberales ladrones asaltacaminos.

Desde un punto de vista estrictamente bancario es absurdo financiar una fundación que trata de destruir la fuente de financiación. Pero Caja Madrid no estaba gestionada con criterios bancarios sino como un coto particular de los dirigentes del PP, muy especialmente de Aznar que para eso había puesto en el cargo al fiel Blesa. Y, como es amigo, le hizo un precio de amigo: 1,7 millones de euros para pagar a sus ideólogos, plumillas y sicarios intelectuales, estilo Wert o Lasquetty. Calderilla, comparada con los 54 millones que pretendía se pagasen por 20 obras de ese Rueda que, al parecer, le fascina. ¿Que son 50 millones de sobreprecio para lucir el exquisito gusto pictórico de este majadero? Los correos muestran cómo "el hombre normal", el "milagro español" se valía de la caja , de los ahorros de los impositores, como de la hucha cerdito para satisfacer sus caprichos. Y no hemos hecho más que empezar. Ya veremos qué cantidades alcanzaron los de su esposa, otra alma sensible e inteligencia privilegiada.

La fábula era de risa, formulada teóricamente. Contrastada con la realidad es ya para partirse los ijares. Quienes desprestigian lo público, lo empobrecen, lo malvenden o suprimen viven invariablemente (y muy bien) de ello y siempre que pueden, se lucran por vías aceleradas e ilegales. Quienes dicen que el Estado debe desaparecer recurren a él para financiar aventuras privadas dudosas o para rescatarlas cuando fracasan. Quienes quieren acabar con las cajas de ahorros por razones ideológicas y, en consecuencia, las esquilman, son quienes las refinancian después con dineros públicos quizá con ánimo de seguir robando posteriormente, cuando vuelva a haber algo que robar. Todo esto ya no tiene nada que ver con cuestiones de economía, de finanzas, de política económica, sino que es un puro desbarajuste, un latrocinio sin igual.

¿Y qué decir de las estafas, de los pufos más increíbles, los aeropuertos peatonales, las ciudades de esto y lo otro, los palacios de más allá, las competiciones olímpicas imaginarias, las preferentes, los Gürteles, los Bárcenas, los áticos, las subvenciones a las corridas de toros, la mordida anual de la iglesia, los sobresueldos de los barandas, los sueldos y privilegios de los políticos, las colocaciones de la clientela a cientos, el despilfarro de la propaganda a través de los medios públicos de comunicación, los suculentos pagos a periodistas lameculos? Todo ello sobrepasa con mucho el terreno del análisis, del reportaje, del ensayo. Hay que recurrir de nuevo a la fábula, pero no al pábulo ideológico para mentecatos de la FAES, sino a la fábula literaria. 

Esto no puede reflejarse en la sobria redacción de una crónica. Ha de recurrirse a formas más imaginativas. Es la corte de los milagros, el patio de Monipodio, Chicago años treinta, la Camorra napolitana, un nido de bucaneros, la ópera de dos centavos y el ambiente de Mackie el navaja: "el tiburón tiene dientes, pero los muestra en la boca; Mackie, en cambio, tiene un cuchillo, pero nadie lo ve."

Me juego algo a que, entre los mails de Blesa, los habrá que hablen de operaciones con la iglesia. De no ser así, sería la primera vez que los curas no sacaran partido de la corrupción generalizada.

dimecres, 18 de desembre del 2013

El cortijo.

En uno de sus inenarrables correos Miguel Blesa comunica a un hijo de Aznar, mediador en pro de una operación casi seguro lesiva para los intereses generales pero muy lucrativa para algún amigo suyo o quizá él mismo, que Caja Madrid no era su cortijo. Según la prensa filtra emails cada uno más escandaloso que el anterior, va quedando claro que no solamente era su cortijo sino también su patio trasero, su bodega, su escudería y los placeres de Capua. La entidad sirvió a este enchufado por Aznar para vivir una vida de lujo, boato y molicie, cuyos detalles dejan estupefacto al personal de un país hundido en el paro, la precariedad, la pobreza y la emigración. Coches de medio millón de euros, vinos exquisitos, caviar a cientos de miles de pesetas el kilo, cacerías en lugares exóticos, cruceros de ensueño. Un tren de vida de locura del que el cortijero hacía generosamente partícipes a sus colaboradores (por llamarlos de algún modo), consejeros de la entidad en nombre del PP pero también del PSOE, de IU, de CCOO o UGT, garantizándose así su vergonzante lealtad. Y aun sobraba para repartir con verdadera prodigalidad en forma de créditos a los amigos, alguno de los cuales está en la cárcel, sin garantías suficientes, operaciones financieras de riesgo como favores, reparto de prebendas, enchufes, mediaciones. ¿Cómo no iba a quebrar una empresa gestionada con estos criterios durante trece años?

Recuérdese aquella imagen tradicional del banquero de espíritu calvinista, dedicado a su quehacer con la seriedad, la entrega, de un sacerdocio, bajo el lema de Benjamin Franklin de el tiempo es oro, sobre el que Max Weber construyó su aguda interpretación de la ética protestante y el espíritu del capitalismo. Recuérdese y olvídese al mismo tiempo. Aquí no somos protestantes, somos de la Contrarreforma. Aquí reina el catolicismo, el amor por la ostentación, el lujo, el consumo y el odio al trabajo, a la austeridad y el ahorro. Allí, los banqueros; aquí, los ladrones. Allí, la probidad; aquí, la picaresca.

Y no es solo la Caja, sino todo el país. El país entero es administrado como un cortijo por un partido convertido en una asociación al servicio del enriquecimiento de la casta por los procedimientos que sean, incluso los supuestamente ilegales y hasta delictivos. La señora Aguirre declaraba ayer ante el juez (es un decir, pues lo hacía por escrito desde su despacho en el PP) sobre su conocimiento de la Gürtel y muy ufana afirmaba ser la primera interesada en aclarar el asunto. Encomiable actitud de fondo que encaja poco con la forma. Además, la declarante debiera estar igualmente presta a aclarar cuanto tiene que ver con el tamayazo, con la FUNDESCAM, la gestapillo y la presunta financiación ilegal de todos los actos de relumbrón e infinitas inauguraciones que protagonizó en su mandato. Si, además, se quiere investigar en el menudeo de las inauguraciones, esto es, los aspectos económicos de las adjudicaciones, contratas, etc., se verá que lo del cortijo se queda corto.

Por si el chorreo de los Fabra, Baltar, Matas, Bárcenas, Crespo, Urdangarin, la infanta, Barberá, Pons y los meritorios de segunda fila, acusados de llevárselo crudo de mil formas distintas fuera poco, ayer la jueza imputó a la esposa del presidente de la Comunidad de Madrid por blanqueo de capitales. Es el cortijo en sus más pintorescas estilos: un baile de millones en forma de apropiaciones indebidas, cohechos, malversaciones, mordidas. Jauja. Es la apoteosis del capitalismo nacional-católico con un ropaje neoliberal. Vive de lo que siempre ha vivido el capitalismo español: el favoritismo, el compadreo, los enchufes, la corrupción, el trasvase de la empresa al poder político (eso que se llama la puerta giratoria), la información privilegiada y el chanchullo. Pero predica el dogma liberal del individualismo, el libre mercado, el emprendimiento, la competencia, la superioridad y mayor eficiencia de lo privado sobre lo público. Lo público no debe intervenir en lo privado, salvo si se trata de cuestiones morales como el derecho al aborto, a la educación, o las libertades como la de manifestación, reunión, expresión o creencias religiosas. Aquí, sí; aquí intervención a tope, a ver qué se ha creido el personal, aficionado a la promiscuidad; contundencia y cañones de agua para enfriar lo ánimos algo exaltados por la obscena exhibición de los cortijeros.

Pero en todo lo demás, exquisita abstención y respeto por las libertades. Las del libre mercado, se entiende. A quien Dios se la dé..., etc. Bueno, en el discurso. La práctica es otra cosa. Exactamente la contraria. Utilización de las instituciones públicas para beneficios privados de todo tipo. Elaboración de políticas públicas en interés de empresas que privatizan los beneficios y socializan las pérdidas. Expolio de los dineros de todos. Injerencias inadmisibles en el funcionamiento del mercado, como el de la venta de Iberia a British Airways. Inversiones millonarias en proyectos para beneficio privado con dineros públicos y asegurando que son en interés de la colectividad.

Añádase el agravante, típicamente español, de que, en los casos más notorios, los proyectos han fracasado. La costosísima enésima candidatura olímpica de Madrid, ahogada en un ridículo planetario a base de una clase de pichinglish hispánico. Y el inmundo plan de Eurovegas en un fiasco de las autoridades, dispuestas a cambiar hasta el código civil si el andoba gringo de los millones se dignaba sentar sus posaderas en Alcorcón.

Es el capitalismo, sin duda, pero a la española. Con sus peculiaridades, que son temibles. Porque a esta caterva de ineptos, incapaz de administrar el cortijo con un mínimo de eficiencia, justicia y decoro, se le está sublevando parte del país. Ha conseguido crear una crisis para la que no tiene respuesta ni prácticamente margen de maniobra porque Europa entera está pendiente del cortijo español.

dimarts, 17 de desembre del 2013

¿No le da a usted verguenza...

haber ganado unas elecciones a base de mentiras?

gobernar mintiendo sistemáticamente?

escabullir el bulto, enmudecer, no hacer declaraciones, huir de los periodistas, no admitir preguntas?

censurar y manipular las ruedas de prensa para seguir mintiendo con el auxilio de periodistas venales?

hilar necedades y estupideces una detrás de otra y en todos los rincones del planeta?

presidir uno de los gobiernos más incompetentes y desprestigiados de este país?

mentir en sede parlamentaria?

estar directamente acusado de cobrar sobresueldos ilegales durante años?

haber mantenido y promovido a un corrupto hoy en la cárcel, cuyo nombre se niega a pronunciar pero al que manda SMSs de aliento?

ser el presidente de un partido con la mayor cantidad de presuntos delincuentes de la historia de España?

poner a muchos de esos supuestos delincuentes como ejemplos de virtud cívica y eficacia política?

obstaculizar la acción de la justicia para que esta no conozca los presuntos delitos de sus partidarios?

haber establecido el despido libre y autorizado condiciones laborales rayanas en la esclavitud?

tener al 26% de la población activa en el paro?

haber generalizado la precariedad laboral?

expulsar de la sanidad pública a los sectores más necesitados?

reducir los subsidios de desempleo?

eliminar las ayudas a los dependientes?

recortar las pensiones?

subir todos los impuestos de modo inicuo y no equitativo?

expulsar a los jóvenes a la emigración y, de paso, aprovechar su exilio para decir que baja el paro cuando también es mentira?

tener a tanta gente buscando comida en los contenedoresde basura?

arrojar a las personas de sus casas y empujar a muchas al suicidio?

rescatar con el dinero de todos los españoles los bancos que sus amigos y compañeros de partido parecen haber saqueado a mansalva?

tolerar si no alentar las exaltaciones franquistas y fascistas no solo en la calle sino en su propio partido?

permitir que la iglesia mantenga y acreciente sus insultantes privilegios?

llenarse la boca con la Patria pero ser el criado de la señora Merkel?

haber estado durante años sembrando la hostilidad cuando no el odio a Cataluña, sus productos, sus símbolos, su estatuto?

hablar de diálogo con Cataluña cuando solo profiere amenazas?

vitorear la unidad nacional española mientras se excluye y anatematiza todo lo catalán?

preparar una ley mordaza para criminalizar toda protesta y castigarla desproporcionadamente con fines intimidatorios, de terror?

ser tan ruin?

                                                            ************

Me temo que no, que no le dé vergüenza.

(La imagen es una toma de un vídeo de La Moncloa, aquí reproducida según su ”aviso legal”).

dilluns, 16 de desembre del 2013

Cuando solo queda la desobediencia

"Cuando un gobierno encarcela a la gente injustamente, el verdadero lugar de un hombre justo es la cárcel." Eso decía Henry David Thoreau, teórico de la desobediencia civil, hace más de ciento sesenta años. Y así sigue siendo a día de hoy.

Cuando un gobierno injusto, tiránico y arbitrario reprime a la población, coarta sus libertades, la castiga con leyes desproporcionadas, confiscatorias e inicuas, cuando persigue la disidencia, trata de silenciar la protesta y de acallar las críticas, cuando ciega todo cauce de manifestación pacífica y suprime la libertad de expresión e información, a los ciudadanos no nos queda más remedio que recurrir a la desobediencia civil.

Cuando ese gobierno comete las iniquidades a fin silenciar toda manifestación de disconformidad frente a sus políticas rapaces, ladronas, esquilmadoras, que empobrecen a la ciudadanía, la despojan de sus medios de vida, la cargan con exacciones ficales abusivas e injustas, privan a la gente de su sustento diario, le arrebatan su vivienda y en no pocas ocasiones también la vida, los ciudadanos no tenemos otra salida que la resistencia pacífica, entre otras cosas porque este poder tiránico está armado hasta los dientes con los medios represivos que adquiere con el dinero de todos los contribuyentes. Probablemente no haya espectáculo más repugnante que esos policías antidisturbios pateando bestialmente a ciudadanos indefensos que son quienes, con sus impuestos, pagan los salarios de esos animales coceadores.

Además de tantas iniquidades el gobierno es ilegítimo de origen y ejercicio, carece de todo crédito y autoridad moral al estar dirigido por un embustero compulsivo y sospechoso de corrupción y compuesto por ministros posiblemente tan corruptos como su jefe así como apoyado en un partido que, según los papeles a disposición del juez, es más una banda de malhechores que un verdadero partido. Por todo ello, la desobediencia a esta iniquidad es, además de una actitud ética, también estética. Que no se nos confunda a los ciudadanos con una banda de truhanes.

El ministro del Interior, miembro del Opus Dei, y más atento a los delirios de esta secta siniestra que al bien común de los ciudadanos, dice, con esa desfachatez que caracteriza a esta banda que su Ley Mordaza, pensada para amedrentar a la población, silenciarla e imponerle multas absolutamente desproporcionadas, confiscatorias mejora el derecho de manifestación. Es el mismo criterio, la misma falta desvergonzada de sinceridad y honradez que lleva a lo lacayos del diario ABC a sostener que, con su censura férrea y su trato de favor a los lameculos, La Moncloa ha devuelto la libertad de expresión a las ruedas de prensa.

Todo pura neohabla de esta asociación de presuntos malhechores que mienten cada vez que abren la boca. Mienten en el Parlamento (y al Parlamento), mienten a los jueces, mienten en los medios de comunicación, engañan y mienten sistemáticamente en sus declaraciones, a la par que agreden a insultan a los discrepantes.

En esas condiciones, ¿qué sentido tiene que los demás hagan como si el país no estuviera dominado por esta banda que lleva años robando y cumplan la función que les correspondería en el caso de que todo funcionara normalmente? ¿Qué sentido tiene que la prensa acuda a unas ruedas protagonizadas por un trilero que decide quién hace las preguntas e incluso las pacta de antemano para llevar las respuestas escritas pues él es incapaz de hablar sin chuleta? Ninguno, salvo que los periodistas quieran que se rían de ellos.

¿Qué sentido tiene que la oposición acuda a un parlamento que es un cuartel de obediencia cerrada al gobierno y en el que no le dejan cumplir función alguna en defensa de los intereses de los ciudadanos y, al contrario, se les convierte en objeto de injuria, cuando no de amenaza de agresión física, como ya ha intentado alguno de ellos, especialmente matonil y chulo? Ninguno, salvo justificar este remedo de democracia que no es sino una dictadura de hecho.

¿Qué sentido tiene que los ciudadanos cumplamos nuestras obligaciones cuando los gobernantes no cumplen las suyas? Y no solamente que no cumplan las ya mencionadas, sino ninguna.

Hemos de mantener nuestra dignidad ciudadana frente a los desmanes de un poder tiránico y arbitrario que, no teniendo suficiente con emplear a la fuerza pública como una partida de la porra al servicio de sus intereses, ahora se propone enrolar mercenarios privados, probablemente para "ajustar las cuentas" a los ciudadanos más críticos o díscolos. O sea, a los que tienen dignidad.

La desobediencia general y universal frente a la tiranía es la única salida.

(La imagen es una foto de Insumissia, con licencia Creative Commons).

diumenge, 15 de desembre del 2013

Una propuesta constructiva.

Como están las cosas, con la falta de pericia y categoría de los políticos españoles de los dos partidos dinásticos, el futuro a corto y medio plazo parece negro. Los nacionalistas catalanes, que llevan la iniciativa, tienen ya las preguntas y la fecha del referéndum de autodeterminación. Lo que no tienen es seguridad alguna de poder realizarlo. Y no solo por la descontada negativa del poder central a autorizarlo sino porque sus propios partidarios están divididos. Si, como quiere el nacionalismo burgués, solo se hará el referéndum si es legal está claro que no lo habrá, lo cual aumentará mucho la crispación en el Principado.

A su vez, los dos partidos mayoritarios, beneficiarios del régimen de la transición y apoyos del estatus quo y la corona, carecen de discurso en la cuestión catalana. Los argumentos de Rajoy consisten en la enésima repetición de las necedades y fábulas que este hombre enhebra contra toda razón y sano juicio. Solo una muestra. Acaba de contar a los murcianos de su partido que "España es la nación mas antigua de Europa, y "la primera en conseguir su unidad" lo cual, además de falso, es contradictorio porque si "alcanzó la unidad" sería porque era nación antes de ser nación, o sea, que se preexistía, probablemente en la mente de Dios o cualquier otra tontería de este jaez, con las que este azote de la inteligencia se despacha ante sus fieles.

Los socialistas no van mejor servidos. Están tan desbordados por la cuestión catalana como la derecha aunque, preocupados por su continuidad como partido con el PSC, se esfuerzan algo más que los reaccionarios en encontrar puntos de entendimiento de los que jamás antes se ocuparon. Pero, en todo caso, niegan el derecho de autodeterminación de los catalanes con el mismo ímpetu que los reaccionarios. O lo niega esta dirección monárquica y de orden, pues no tengo tan claro que lo hagan sus militantes, entre los que suele haber gente de izquierda. A cambio proponen una imprecisa reforma de la Constitución (siempre que no se toque la Corona, claro) y la adopción de un modelo federal del que no saben nada. Ambas intenciones tardías e inseguras, pues dependen de la aquiescencia del PP, con lo que las propuestas suenan un poco a tomadura de pelo.

Llegados aquí, punto ciego y conflicto.

Con ánimo constructivo, Palinuro hace dos propuestas. La primera -que tiene expuesta en algún libro hace ya diez o quince años- consiste en convocar un referéndum en España sobre si se reconoce o no el derecho de autodeterminación. Es probable que salga que no; pero es posible que haya sorpresas y, desde luego, el resultado en los territorios catalanes -que será muy distinto al medio español- deberá tenerse en cuenta para arbitrar una posterior vía a la consulta al estilo del conflicto Canadá/Quebec, esto es, una consulta legal por vía de acuerdo civilizado entre las partes.

La segunda y nueva. En lugar de una reforma de la Constitución que solo puede hacerse en el marco del texto en vigor que es lo que precisamente se rechaza, abrir un proceso constituyente ex-novo. Pero con importantes peculiaridades. Veamos el camino que podría hacerse: 1) el Parlamento, órgano soberano, decide poner punto final a su actividad y convocar un proceso constituyente mediante una Convención. 2) A esa Convención constituyente acudirían representantes/delegados de los 19 territorios (regiones, nacionalidades, naciones y ciudades autónomas) en pie de igualdad discursiva. 3) No habría representantes de ningún poder central ni poder central alguno que pudiera imponerse. 4) Estas 19 voluntades podrían abordar cualesquiera temas, incluida la forma institucional y territorial del Estado sin límite impuesto.

No es seguro que de aquí saliera forma concreta alguna, pero merece -o merecerá- la pena intentarlo.

El único argumento en contra que he encontrado consiste en señalar un supuesto punto débil en la escasa voluntad que hemos de presuponer en los miembros del Congreso para hacerse a un lado y/o desaparecer sin más de los debates. Menos voluntad tenían los procuradores de las Cortes de Franco que acabaron suicidándose. Lo mismo puede pasar ahora, cuenta habida de que, por su falta de categoría intelectual, de visión y de empuje, los dirigentes han conseguido llevar el régimen de la transición al punto muerto en que estaba la Dictadura.

Contra la ley mordaza

Nunca jamás ha servido de nada intensificar la represión para acallar las protestas cuando estas son justas por ir contra los poderes tiránicos como el actual español. Nunca. La experiencia debiera servir de algo, pero no será el caso con este gobierno reaccionario, anclado en el franquismo y menos con los psicópatas que dirigen el ministerio del interior, unos hipócritas fascistas y meapilas que tratan de aterrorizar a la población con normas inicuas y actuaciones brutales de la policía en violación de los derechos políticos de la gente.

Cuando la Ley Mordaza que estos orates del ministerio han preparado entre en vigor, difundir imágenes como la de la ilustración (por cierto tomada de Twitter) puede suponer 600.000 o 30.000 euros de multa. Se considera falta muy grave por haber grabado a los policías haciendo lo que los granujas que han redactado este texto legal consideran que es el trabajo de la policía: patear ciudadanos indefensos de modo bestial y con abuso de autoridad, de tres, cuatro agentes (que ya debieran estar expedientados) contra un viandante al que después, sin duda, detendrán y acusarán de insultarlos y de resistencia a la autoridad. 

Frente a la tiranía de este gobierno corrupto, apoyado en un partido que es una banda de malhechores, los ciudadanos hemos de resistirnos y hacerlo por nuestra cuenta porque, como puede observarse, la oposición parlamentaria no sirve para nada.

Hay que convocar huelga indefinida y desobediencia general para parar el fascismo de estos delincuentes.

dissabte, 14 de desembre del 2013

El arte del saqueo.

Cada vez más claro. Esa asociación de presuntos delincuentes a la que llaman Partido Popular, lleva años saqueando España. Según Antonio Hernando, portavoz del PSOE, los correos secretos de Blesa y Aznar, ahora revelados gracias al Partido X a través de Infolibre y eldiario.es, podrían estar destapando una nueva Gürtel. Patente, hombre patente. Un nuevo latrocinio a gran escala, otro expolio, otra vía por la que esta pandilla de ladrones estuvo robando a la colectividad. Dice El Plural que durante trece años, de 1996 a 2009, Blesa puso Caja Madrid al servicio de Aznar y Aguirre quienes se dedicaron literalmente a saquearla en beneficio propio, de sus amigos, enchufados, clientes.

¿Se entiende por qué estos "liberales" apandadores parasitan siempre lo público al grito de que no funciona? Obviamente, en el sector privado no pueden poner en práctica su política de saqueo: no les dejan. Por eso asaltan lo público (las cajas; no los bancos, claro), lo expolian, lo destrozan y luego lo privatizan, cuando ya no queda nada más que robar.

Aguirre, la del Tamayazo, la de Fundescam, la de la financiación ilegal de sus campañas, las inauguraciones de hospitales que son verdaderas estafas a la colectividad; Aznar, el de la medalla del Congreso, el de la boda de El Escorial en buena parte pagada por la Gürtel; Blesa, el presunto estafador de las preferentes. Y así, un elenco de supuestos granujas y sinvergüenzas que han destrozado el sistema de cajas de ahorros, arruinado el país y llenado los bolsillos de sus amigotes. El club del trinque, el mangoneo y la corrupción, hoy perfectamente representado en ese presidente del gobierno que se subía sus sobresueldos en A, B y lo que fuera mientras se los bajaba a los trabajadores.

Dice el juez Elpidio Silva que en cualquier país del mundo, Blesa estaría preso. Desde luego y también Aznar, Aguirre y el resto de la pandilla de estos presuntos golfos, incluido, por supuesto, Rajoy.

La gran estafa.

Según una ley física de universal vigencia, por muy revueltas que estén las aguas, hay algunas substancias o materias que siempre flotan. Por muy enrevesado que aparezca algún asunto de finanzas, de chanchullos, de ingentes cantidades de dinero que van y vienen, de oscuros compadreos, al final, siempre sale el nombre de Aznar.

Las relaciones del expresidente con los chorros del oro desbordan con mucho lo meramente económico para entrar en el campo de lo psicoanalítico, lo sociopolítico, lo onírico y -no lo quieran los dioses- lo judicial. Los ejemplos abundan. Mencionaré dos. Siendo presidente del gobierno, según parece, intentó comprarse una medalla del Congreso de los Estados Unidos por 2,3 millones de euros que se pagaron a un lobby estadounidense. La medalla -que había de adornar el pecho del héroe de las Azores- no se consiguió; pero los cuartos no retornaron, cosa que tampoco debía preocuparle mucho dado que no procedían de su bolsillo, sino del de todos los españoles.

Cuando en 2002 el milagro español decidió casar a su hija en El Escorial, en el acto probablemente más pretencioso y ridículo de la historia contemporánea, adornado con la presencia de la plana mayor de los presuntos delincuentes de la Gürtel, tampoco se hicieron ascos a las generosas aportaciones de capital externo que mostraban su cariño a la familia rascándose los millones del bolsillo. Como es habitual en el personaje, Aznar (y también su yerno) salió bravo amenazando con acciones judiciales a quienes hicieran insinuaciones maliciosas sobre tan generosas dádivas que, por lo demás, ya ves tú, se limitaron a sufragar los gastos de iluminación de seudorregio evento. Luego ha resultado que la Gürtel no solo pagó las luminarias, sino muchas otras cosas, hasta la pernocta del personal de servicio. Esos son amigos. Pero las amenazas ya no se reprodujeron.

Es el estilillo de la casa: furia al inicio, al estilo del Capitán Fracasa, y mansedumbre después, cuando las acusaciones se prueban ciertas. Aznar interpuso querella contra El País por vincularlo con los pagos (por llamarlos de algún modo) de Bárcenas. La querella no ha ido a ningún sitio y los pagos se dan ya por ciertos. Esto es, Aznar estuvo cobrando sobresueldos o cantidades "extra" un montón de años, incluso siendo presidente, lo cual es algo verdaderamente bochornoso. Pero nada que no hayan hecho otros pájaros de su nidada, algunos de los cuales (Rajoy, si no ando errado) pretendieron justificarlos como si fueran complementos de productividad de una empresa de productos electrónicos, por ejemplo. Así, con todo el papo.

Ahora aparece de nuevo Aznar vinculado a su amigo Blesa, el cerebro de las preferentes, en una operación de intriga e influencia por otra pila de millones. Tampoco es extraño: Blesa era amigo suyo desde los tiempos de las oposiciones a inspectores de Hacienda y fue él quien lo aupó a la presidencia del consejo de administración de Cajamadrid en 1996, cargo que ocupó con el apoyo del PP, desde luego, pero también con el de IU, CCOO y el voto en blanco (o sea, anuencia) del PSOE.

Breve observación al paso: todos estos liberales, furibundos enemigos del Estado, de lo público, de la Hacienda, partidarios de desmantelarlo y vendérselo a sus amigos, son funcionarios felones que, con toda evidencia, faltan a su deber jurídico y moral de defender el servicio público al que pertenecen. No obstante, es probable que los escrúpulos que quizá se produzcan, se palíen porque, en poco tiempo, los amigos, agradecidos, los contratan con sueldos fabulosos por no hacer nada. No es invención. La lista de exministros y altos cargos públicos de todos los partidos que están forrándose en consejos de administración de empresas antes privatizadas por ellos es larga. Una prueba más del enorme desbarajuste e inmoralidad que reina en España hace ya años, del grado de podredumbre que impregna la política, la empresa, las finanzas de este desgraciado país. ¡Ah, por supuesto! Todos estos funcionarios antifuncionarios son grandísimos patriotas.

Blesa estuvo en el cargo de 1996 hasta 2009, en que cayó víctima de un intriga palaciega interna al PP en que distintos sectores querían el puesto para algún acólito suyo a fin de seguir mangoneando en la muy apetitosa Caja. Gallardón apoyaba a Blesa; Aguirre, a su fiel escudero Ignacio González. Al final, Rajoy impuso a un tercero que venía de hacer las Américas, Rodrigo Rato, dando prueba con ello una vez más de su clarividencia. Rato causaría baja en la entidad al modo en que los gobernadores imperiales abandonaron el castillo de Hradcany en Praga en cierta memorable ocasión: defenestrado. Y, cayendo, como ellos, en un montón de estiércol. Quizá por eso haya sido contratado por el banquero Botín porque, ya se sabe, pecunia non olet.

En aquellos trece años, más los tres del interregno de Rato, Cajamadrid, convertida por este en Bankia, se hundió. La primera caja de España, cabeza visible de un vigoroso sistema financiero público, repartido por todo el país, básico en su estructura social y tejido empresarial, un pilar de un complejo financiero, necesitaba 40.000 millones de euros para evitar la quiebra, 40.000 millones nuestros. En el ínterín, el bueno de Zapatero que, como de costumbre, no sabía de lo que hablaba, ensalzaba las cajas como inmunes por su gran solidez frente a los contagios de la temible crisis financiera internacional,

Las causas de esta catástrofe y sus recovecos internos las dilucidarán los tribunales -ante los cuales se encuentran, de momento, los dos principales responsables, Blesa y Rato y probablemente acabarán muchos más- y en el futuro los historiadores. Porque se trata de líos muy enrevesados en los que, a la complejidad de estos asuntos financieros se unen las actividades de oscurecimiento, engaño, mentiras y presuntas destrucciones de pruebas de los implicados, todo lo cual provoca una impresión lamentable de tejemanejes y líos.

Algunas cosas están claras. La cajas, Cajamadrid en concreto, se vinieron abajo cuando los políticos -mezcla de oportunistas, aprovechados e ignorantes- vieron que eran reservas estupendas para mangonear, fuentes de crédito fácil y hasta gratuito, lugares en donde enchufar a los amigos aunque no tuvieran ni idea de aquello sobre lo que decidían porque no decidían nada sino que se limitaban a forrarse y decidir lo que les dictaran sus partidos. Todos. Los consejeros del PP, los del PSOE, los de IU. Todos. Eran también las cajas manantiales inagotables de fondos para hacer favores a los allegados o construir los jardines colgantes de Babilonia para que cualquier imbécil de campanario ganara unas elecciones en su predio. Es decir, en lo esencial, las cajas las ha hundido una clase política corrupta e inepta. Pero no solo ella.

Cuenta el factor humano individual. Esa es la enseñanza de este caso de Miguel Blesa. Procesado y encarcelado dos veces por créditos supuestamente irregulares al grupo Marsans -el de Díaz Ferrán, hoy en el trullo- y la compra del City National Bank de Florida, se ha revuelto como el oso en la madriguera y ha conseguido empurar al juez que lo encarceló, José Elpidio Silva. Sin duda este asunto recuerda el del juez Garzón: un presunto pero muy poderoso delincuente carga contra el juez y se lo carga. De hecho este anda diciendo que si tira de la manta y revela la extensión de la corrupción, el sistema no lo soportaría. El juez debiera saber que este comportamiento no es encomiable. Esas cosas se hacen, pero no se dicen y menos como amenaza, pues hacen pensar que se está buscando algún apaño, algún trato vergonzoso. El juez tiene la obligación ciudadana, moral, de decir lo que sabe; no ocultarlo, ya que es de interés público.

Pero, en todo caso, da igual, la imputación de Blesa se mantiene y será investigado por las preferentes por orden de la Audiencia Nacional. A estas alturas es innecesario decir que eso de las preferentes debe de ser una de las estafas más generalizadas y repugnantes que se hayan realizado en los últimos siglos porque, al parecer, han consistido en despojar fraudulentamente de sus ahorros a decenas de miles de viejos, pensionistas, gentes sin formación, sin conocimientos, abusando de su buena fe a extremos increíbles, algo que indigna a cualquiera que no sea un criminal. Y en esa supuesta estafa aparece como maestro consumado y plenamente consciente el tal Blesa, como demuestran los emails que han venido publicando infolibre y el diario.es, en los que se ve la premeditación y el designio conscientemente delictivo. Textos vergonzosos.

Pero que no solo prueban los chanchullos de las preferentes sino más, mucho más. Son como el relato de unos años frenéticos en los que tanto Blesa como los otros consejeros han estado haciendo mangas capirotes con los fondos de los impositores y cuando se los pulieron, salieron a la caza de incautos a sacarles literalmente el dinero de los bolsillos; favores a amigos, a políticos de otros partidos, dádivas, regalos, inversiones ruinosas por obligaciones políticas. No debe de haber delito societario que estos individuos puedan no haber cometido.

Y al final, cómo no, cual se decía al principio, emerge el nombre de Aznar como mediador en una operación a través de su fiel Blesa por la que la Fundación de la Caja habría de pagar 54 millones de euros en 2008 (ya metidos en la crisis, con una Caja haciendo aguas) por una veintena de obras del pintor y escultor Gerardo Rueda cuyo principal mérito a los efectos es que su hijo -y beneficiario de la operación, pues el artista falleció en 2006- es amigo de Aznar. Sin duda Rueda es un notable pintor abstracto español pero, como el arte es pura subjetividad, a Palinuro le parece más del montón y, desde luego, luego, de 54 millones, nada. Comprendo que 2,3 millones de euros por una medalla que no merece y no le dieron parezca una fruslería a quien dio orden de pagarlos no siendo suyos, pero a lo mejor hasta él entiende que con 54 millones de euros quizá se pueda conseguir que los escolares españoles hagan tres comidas al día.

Por eso hiede esta historia y es tan significativa. Con razón han tratado de impedir a toda costa que esos emails vean la luz pública. Porque en ellos se contiene buena parte del relato más negro, más bochornoso y delictivo de la corrupción estructural de este país.

Bien. Esa es la gente que nos ha estado gobernando y nos gobierna hoy. Esa su catadura moral.

Mañana hablamos del PIE. Una sugerencia: cambien el nombre. Suena a "pastel" en inglés y, tratándose de un ente de veintisiete partidos, no sé yo...


(La imagen es una foto de Mongider, con licencia Creative Commons). El añadido del emblema de Cajamadrid es de Palinuro.

divendres, 13 de desembre del 2013

Toda pregunta es una ofensa a España.

¡Qué dura es la política! La guerra por otros medios y, como en las guerras, nadie puede prever en dónde ni cómo se dará la próxima batalla, ni quién la ganará. Estaban los dos partidos mayoritarios absortos en sus quisicosas, los socialistas en sus juegos sucesorios y los conservadores en sus tribulaciones penales a causa de la corrupción y su endurecimiento de la política represiva, cuando los nacionalistas catalanes les lanzaron el órdago de las preguntas del referéndum, poniendo el Estado patas arriba y sembrando el desconcierto en las filas españolas.

El momento no puede ser más propicio para los catalanistas porque la gobernación de España se encuentra en manos de los dos políticos (los líderes del gobierno y la oposición) más incompetentes que ha visto el país en muchos años. Dos profesionales del ámbito público, burocratizados, rutinarios, sin ideas ni visión, con unas valoraciones populares tan bajas que rayan en el ridículo; dos personajes que rechaza el ochenta por ciento de la población. Y con sobrados motivos. Ninguno de los dos se había tomado en serio la cuestión catalana porque no la comprenden y, en consecuencia, por más que se les ha avisado desde hace meses, no tenían respuesta alguna. 

Los socialistas, que sí habían barruntado algo (sobre todo porque han estado a punto de escindirse) se sacaron del baúl de la abuela una propuesta federal que jamás propusieron en sus largos años de gobierno y en la que, en el fondo, no creen. Rubalcaba se limitó a usar dos veces el twitter, una para decir que CiU lleva a Cataluña a un callejón sin salida y otra para asegurar que las preguntas son la actualización del derecho de autodeterminación, que los socialistas rechazan. Lo del callejón sin salida suena amenazador y será mejor darlo por no enunciado. La negación del derecho de autodeterminación tiene más enjundia. ¿Quiere acaso decir que todo lo que los socialistas rechazan (si es verdad que lo rechazan) es imposible e irrealizable? Será solo si depende de ellos porque, en principio, los socialistas también rechazan el capitalismo y conviven tan ricamente con él. 

La reacción del gobierno, el otro protagonista de tan exaltada jornada, no pudo ser más lamentable. Tampoco tenía nada preparado porque no cabe llamar preparación a esa bobada que lleva meses repitiendo Rajoy de que "España es la nación más antigua de Europa" que, sobre no ser verdad, tampoco quiere decir nada. Es obvio para cualquiera excepto para Rajoy que el hecho de ser el más antiguo de un baile no te garantiza que vayas a seguir bailando. Más antiguo era el Imperio Bizantino y sucumbió. 

Ignoro si el peculiar ministro del Interior puede considerar las preguntas propuestas para el referéndum como una ofensa a España pero, visto su comportamiento hasta la fecha, no sería extraño que mandara una compañía de antidisturbios a la Generalitat a identificar a los consellers e imponerles sendas multas de 30.000 uracos. 

Rajoy compareció en rueda de prensa con Van Rompuy y leyó una declaración institucional anunciando la firme voluntad de impedir la consulta catalana. La leyó porque este hombre es incapaz de decir nada de importancia sin leerlo y, aun así, no es infrecuente que se equivoque o que, queriendo improvisar, se desdiga de lo que acaba de decir. Dicha declaración descansaba sobre tres pilares, otras tantas falsedades que Rajoy pronuncia como verdades, como suele, pues está acostumbrado a que nadie lo contradiga:

Primera falsedad: el gobierno (este o cualquier otro) no puede negociar lo que pertenece a la soberanía nacional cuyo titular es el pueblo español. No es verdad. Lo hace continuamente y, a veces, consulta al pueblo (como en el referéndum sobre la Constitución europea en 2005) y, a veces, no (como en la reforma constitucional del art. 135 CE), según le dé y le interese.

Segunda falsedad: el gobierno ha hecho todo lo posible por fortalecer los lazos de cariño etc., etc., con Cataluña. No es cierto. Desde las recogidas de firmas contra el estatuto catalán y el boicot a los productos catalanes hasta las injerencias del ministerio de Educación en la enseñanza catalana, pasando por el dislate de la sentencia del Tribunal Constitucional, el gobierno y su partido no han hecho otra cosa que alimentar la división, el enfrentamiento y la hostilidad a Cataluña.

Tercera falsedad: Hay que obedecer la Constitución y las leyes. Una Constitución que el propio gobierno reforma cuando le place e incumple sistemáticamente y unas leyes que cambia a su antojo, cuando le da la gana, en defensa de sus intereses de partido o, incluso, de prácticas faccionales o corruptas. El gobierno carece de autoridad moral para exigir el cumplimiento de las leyes.

En general, carece de toda autoridad moral a causa del cáncer nacional de la corrupción en el que está metido de hoz y coz. Quiera o no. El caso Blesa, literalmente, hiede. Es esa conciencia de falta de legitimidad la que lo lleva a dictar leyes represivas, arbitrarias, injustas, leyes probablemente anticonstitucionales, que tratan de criminalizar el ejercicio de los derechos políticos y las libertades públicas. Como la vergonzosa Ley Mordaza.

A tono con ese espíritu dictatorial, autoritario, represivo, franquista, la rueda de prensa deparó otra desagradable sorpresa: de ahora en adelante será el propio Rajoy quien diga cuáles periodistas preguntan y cuáles no. Las preguntas, ya se sabe, son ofensas. Y antes de que, además, diga qué es lo que pueden preguntar, por fin, los periodistas han empezado a plantarse. Leo que en eldiario.es han decidido no acudir a las ruedas de prensa del presidente. Ya era hora. El ejemplo debe extenderse. Y no solo a los periodistas, que no pueden permitir esta humillación. También deben plantarse los partidos de la oposición en el Parlamento y negar la colaboración a lo que ya está siendo una burla.

Por lo demás, si los periodistas quieren ser más eficaces en su lucha por sus derechos (que, al fin y al cabo, son los de todos), además de no prestarse a ese atropello deben hacer algo más: informar a los mandatarios extranjeros antes de las ruedas de prensa qué odiosa práctica censora están justificando. Porque muchos de ellos no lo sabrán y, si se les informa, algunos, seguramente, se negarán a comparecer con un trilero de ese jaez que no hace ruedas de prensa sino que las escenifica como lo que son, farsas.

Del increíble follón de Blesa y el juez Elpidio Silva hablamos mañana.

(La imagen es una foto de La Moncloa aquí reproducida según su aviso legal).