Pongan ustedes en relación los discursos de esta gente en los años pasados con lo que hacía en realidad, según testimonian con todo lujo de detalle (nunca mejor dicho) los correos de Miguel Blesa entre 2007 y 2009. Dos miserables años y ocho mil mails que están dejando los papeles de Bárcenas en una colección de estampas de la adoración nocturna. De un lado las palabras altisonantes, las grandes declaraciones, "España va bien", "tenemos un lugar en el mundo", "España es una gran nación", "estamos entre los primeros", "hemos levantado el país con el esfuerzo, el ahorro, la buena administración"; de otro, unas vidas de molicie, lujos asiáticos, holganza, despilfarro y consumo ostentoso; la boda de El Escorial es el epítome de todo ello. De un lado, las elecciones, los programas políticos, los debates y las votaciones parlamentarias; del otro los chanchullos, los enchufes, los navajeos, la corrupción más desaforada, el saqueo de los caudales públicos, la patrimonialización de las instituciones, el cortijeo de España.
O sea, a un lado la fábula y al otro la realidad. La fábula que oculta la realidad y la realidad que alimenta la fábula. Caja Madrid donó 1,7 millones de euros a FAES. Lógico. FAES es un centro de fabricación de ideología, o sea, de fábulas. De aquí salen los planes para acabar con todo lo público en España, la sanidad, la educación, las pensiones y, por supuesto, las cajas de ahorros. Y no solo teoría; también praxis. El mejor modo de acabar con la banca popular, pública, es saqueándola. Y eso es lo que han hecho: enchufar a sus amigos y clientes y no solo en la Caja, en la Telefónica, en todas partes y con el fin de robar, de desvalijarlo todo. Los muy liberales. Los liberales ladrones asaltacaminos.
Desde un punto de vista estrictamente bancario es absurdo financiar una fundación que trata de destruir la fuente de financiación. Pero Caja Madrid no estaba gestionada con criterios bancarios sino como un coto particular de los dirigentes del PP, muy especialmente de Aznar que para eso había puesto en el cargo al fiel Blesa. Y, como es amigo, le hizo un precio de amigo: 1,7 millones de euros para pagar a sus ideólogos, plumillas y sicarios intelectuales, estilo Wert o Lasquetty. Calderilla, comparada con los 54 millones que pretendía se pagasen por 20 obras de ese Rueda que, al parecer, le fascina. ¿Que son 50 millones de sobreprecio para lucir el exquisito gusto pictórico de este majadero? Los correos muestran cómo "el hombre normal", el "milagro español" se valía de la caja , de los ahorros de los impositores, como de la hucha cerdito para satisfacer sus caprichos. Y no hemos hecho más que empezar. Ya veremos qué cantidades alcanzaron los de su esposa, otra alma sensible e inteligencia privilegiada.
Desde un punto de vista estrictamente bancario es absurdo financiar una fundación que trata de destruir la fuente de financiación. Pero Caja Madrid no estaba gestionada con criterios bancarios sino como un coto particular de los dirigentes del PP, muy especialmente de Aznar que para eso había puesto en el cargo al fiel Blesa. Y, como es amigo, le hizo un precio de amigo: 1,7 millones de euros para pagar a sus ideólogos, plumillas y sicarios intelectuales, estilo Wert o Lasquetty. Calderilla, comparada con los 54 millones que pretendía se pagasen por 20 obras de ese Rueda que, al parecer, le fascina. ¿Que son 50 millones de sobreprecio para lucir el exquisito gusto pictórico de este majadero? Los correos muestran cómo "el hombre normal", el "milagro español" se valía de la caja , de los ahorros de los impositores, como de la hucha cerdito para satisfacer sus caprichos. Y no hemos hecho más que empezar. Ya veremos qué cantidades alcanzaron los de su esposa, otra alma sensible e inteligencia privilegiada.
La fábula era de risa, formulada teóricamente. Contrastada con la realidad es ya para partirse los ijares. Quienes desprestigian lo público, lo empobrecen, lo malvenden o suprimen viven invariablemente (y muy bien) de ello y siempre que pueden, se lucran por vías aceleradas e ilegales. Quienes dicen que el Estado debe desaparecer recurren a él para financiar aventuras privadas dudosas o para rescatarlas cuando fracasan. Quienes quieren acabar con las cajas de ahorros por razones ideológicas y, en consecuencia, las esquilman, son quienes las refinancian después con dineros públicos quizá con ánimo de seguir robando posteriormente, cuando vuelva a haber algo que robar. Todo esto ya no tiene nada que ver con cuestiones de economía, de finanzas, de política económica, sino que es un puro desbarajuste, un latrocinio sin igual.
¿Y qué decir de las estafas, de los pufos más increíbles, los aeropuertos peatonales, las ciudades de esto y lo otro, los palacios de más allá, las competiciones olímpicas imaginarias, las preferentes, los Gürteles, los Bárcenas, los áticos, las subvenciones a las corridas de toros, la mordida anual de la iglesia, los sobresueldos de los barandas, los sueldos y privilegios de los políticos, las colocaciones de la clientela a cientos, el despilfarro de la propaganda a través de los medios públicos de comunicación, los suculentos pagos a periodistas lameculos? Todo ello sobrepasa con mucho el terreno del análisis, del reportaje, del ensayo. Hay que recurrir de nuevo a la fábula, pero no al pábulo ideológico para mentecatos de la FAES, sino a la fábula literaria.
Esto no puede reflejarse en la sobria redacción de una crónica. Ha de recurrirse a formas más imaginativas. Es la corte de los milagros, el patio de Monipodio, Chicago años treinta, la Camorra napolitana, un nido de bucaneros, la ópera de dos centavos y el ambiente de Mackie el navaja: "el tiburón tiene dientes, pero los muestra en la boca; Mackie, en cambio, tiene un cuchillo, pero nadie lo ve."
Me juego algo a que, entre los mails de Blesa, los habrá que hablen de operaciones con la iglesia. De no ser así, sería la primera vez que los curas no sacaran partido de la corrupción generalizada.