dimarts, 10 de desembre del 2013

El problema del PSOE.


Sí, efectivamente, tendría puñetera gracia que un tipo como Carlos Mulas llegara a ser diputado del Congreso por el PSOE. Como para no volver a votar a ese partido en la vida.

Porque el problema, señores míos, no es Carlos Mulas. El mundo está lleno de Carlos Mulas. Sobre todo en épocas de crisis y confusión en las que cualquier mangante con suficiente morro, buena facha y algo de labia (sobre todo de la llamada técnica económica o jurídica, y no digamos ya si es de marketing) puede dar el pego del new thinking siempre que encuentre papanatas para seguirle la corriente. Estuve dos veces en mi vida en la Fundación Ideas, de cuyo vicepresidente, Caldera, tengo la mejor opinión: un hombre honrado, sincero, con iniciativa, pero bastante ingenuo. Porque a Carlos Mulas se le ve venir a la legua. Basta con no dejerse embaucar por sus trucos de business school de tercera.

El problema es el PSOE, cuyo desarme moral, abandono de los principios, falta de ideas y seguidismo de los embelecos seudoacadémicos del neoliberalismo le impiden distinguir a los Carlos Mulas de cualquier persona genuinamente identificada con los valores de la izquierda democrática y le llevan a caer en la trampa de estos vendechufas de la excelencia académica y técnica (expresiones que, claro, comparten estos pillastres con gente como Wert) y la política de resultados.

Insisto: el problema está en el PSOE. Su desaforado oportunismo no le permite detectar a tiempo a los Carlos Mulas e impedir que escalen puestos de responsabilidad desde los cuales destruyen el espíritu de izquierda de la organización, siembran el ejemplo de que un partido fundado para conseguir la emancipación de los trabajadores es, en realidad, un medio idóneo para la carrera personal cuando no el enriquecimiento, desaniman a la gente movida por ideales y destruyen las esperanzas de mucha otra que vota confiando en unas siglas que ya no son lo que eran.

Sí, el problema es del PSOE, de su conversión en un partido de trepas, carreristas y gentecilla que jamás haría nada en la vida si no hubiera intrigado en los conciliábulos y pasilleos de una organización donde las apariencias, el enchufe, el engaño y el peloteo personal pesan más que la dedicación desinteresada, el trabajo,  el sentido crítico y el criterio propio.

Porque Carlos Mulas quedan bastantes en el PSOE. El gobierno de Zapatero tenía un buen puñado de ellos

¡Qué alto hablan los muertos!


Los muertos. Los asesinados, paseados, fusilados, desaparecidos y enterrados en las innumerables fosas comunes a lo largo y ancho de España.

Durante los cuarenta años de la dictadura se decretó el silencio sobre esta tragedia. Nadie podía hablar de ella. Un silencio sostenido en el miedo de una población aterrorizada que había comprobado en sus carnes cómo los vencedores de la guerra actuaban en la posguerra sin misericordia alguna con los vencidos, asesinándolos, amedrentando a los familiares y allegados supervivientes, represaliándolos de modos arbitrarios, robándoles los hijos.

Un silencio denso, sostenido en el terror del Estado y con la complicidad de la iglesia católica que había declarado Cruzada el golpe de Estado de 1936 y la subsiguiente guerra civil. Complicidad que, en muchos casos, derivaba en colaboración activa en las denuncias, persecuciones y asesinatos. Esa misma iglesia que beatifica a sus quinientos mártires, mientras olvida a las decenas de miles asesinados por los de su bando, muchos de ellos, católicos y algunos, sacerdotes. Sacerdotes asesinados y sacerdotes asesinos. Esa es la realidad.

Un silencio que sobrevivió al franquismo y se impuso a la transición. Aquella política de “reconciliación nacional” del PCE, probablemente animada de nobles intenciones, degeneró en un olvido de los muertos que quedó torticeramente consagrado en una ley de punto final, norma antijurídica, que se llamó la Ley de Amnistía, por la que los asesinos decretaron su impunidad.
La transición arrancó con una mácula que ha acabado devorándola. Quienes sellaron aquel pacto creyeron que con él consagraban la reconciliación y quienes lo contemplamos, no supimos o no pudimos o no quisimos elevar la voz y creímos –o quisimos creer- que aquel pacto era la esperada y siempre dilatada reconciliación de los españoles que, tras reconocer noblemente sus culpas, todas, recuperarían esa unidad entre el hoy el ayer en que se basan las naciones.

Así, el silencio de la dictadura prosiguió durante la democracia, incluso con gobiernos socialistas. ¿No era cierto que la transición había traído la reconciliación?

No, no era cierto. La derecha española sigue siendo lo que era, viéndose como la vencedora de la contienda y negando toda justicia a las víctimas del franquismo. El gobierno de Zapatero aprobó una tímida, alicorta, Ley de la Memoria Histórica, que el PP en el poder incumple y ha anulado de hecho. El presidente del gobierno comenta a veces con displicencia que está harto de oír hablar del franquismo y la República.

Pero la palma de la iniquidad se la lleva ese diputado y portavoz del PP, Hernando, quien sostiene que los familiares de los asesinados solo se movilizan en busca de los suyos cuando hay subvenciones, una expresión indigna que califica a quien la profiere como un ser despreciable y sin escrúpulos. Teniendo en cuenta, además, que precisamente es su gobierno quien ha suprimido las subvenciones

Sin embargo, los muertos se han alzado y están haciendo oír su voz. Un sonido que ha cruzado el océano y ha encontrado audiencia en la Argentina, en donde una jueza que aplica la doctrina de la jurisdicción penal internacional, acuñada entre otros, por Garzón, ha puesto en marcha un procedimiento para hacer justicia a las víctimas del franquismo. Algunas de estas, valiéndose de sus propios escasos medios -y no de ninguna inexistente subvención- emprenden un viaje de 10.000 kilómetros a edades muy avanzadas para buscar allende los mares la justicia que los tribunales españoles debieron brindarles. Es el caso de esa anciana de 88 años, Ascensión Mendieta que, por fin, ha podido relatar ante un tribunal lo que lleva setenta y cuatro años callando: cómo su padre, dirigente de UGT, fue fusilado en 1939 -bajo la acusación de un vecino- por "auxilio a la rebelión", tras un juicio sumarísimo de guerra, sin derecho a defensa; una farsa. Fusilado y enterrado en secreto. Y toda la ambición de Ascensión es llevarse a la tumba cuando menos un hueso de su padre. Es imposible que los Hernandos de este mundo entiendan esto.

Y los muertos hablan cada vez más alto y más recio. Es la voz del derecho, de la justicia, de la reparación. La que el gobierno y la iglesia se obstinan en desoír, aunque ya se escucha en el mundo entero. La ONU pide al gobierno justicia para las víctimas del franquismo. Contra dos torturadores de la dictadura hay ya una petición de extradición. Y a estas, seguirán otras.

Esa voz no se puede acallar porque ya no es posible volver a matar a los muertos. Esa voz mueve a los vivos que han perdido el miedo y ven cómo crece la solidaridad hacia ellos, dentro y fuera de nuestro país. Cómo se pide (¿a qué espera la oposición para sumarse?) la constitución de una Comisión de la Verdad, que haga justicia a las víctimas y exponga a la luz pública a los victimarios.

Es una voz potente la de los muertos. La única que puede traer la verdadera reconciliación entre los españoles. 

dilluns, 9 de desembre del 2013

Rajoy explica a Rajoy.

Como si fuera Julian Assange, Rajoy ha concedido la primicia de sus declaraciones a El País y cinco grandes rotativos europeos, The Guardian, Le Monde, La Stampa, Süddeutsche Zeitung y Gazeta Wyborcza. Es una entrevista muy extensa y el presidente ha podido explayarse a su gusto en todos los temas importantes de interés público. A su gusto en unos y a su disgusto en otros. El autor de la entrevista, Javier Moreno, director de El País, advierte de que, por razón del formato, no era posible ir muy a fondo en las cosas españolas. Sin embargo él insiste en ellas, pregunta y repregunta y deja constancia de que Rajoy se siente contrariado. No es para menos, pero toda la entrevista tiene su miga porque es un prodigio de falsedades, sofismas y mentiras..

Rajoy dice estar preocupado con Europa y concentrar en ella sus esfuerzos. Pero, en realidad, por Europa ha de entenderse Alemania. Lo deja claro en frase que el periódico convierte en titular: Lo que más me preocupa es que Alemania tenga claro adónde vamos. Sobran comentarios. Vamos a dónde diga Alemania.

El Estado del bienestar le parece una conquista irrenunciable. Es un consuelo oírselo decir, teniendo en cuenta que su gobierno está desmantelándolo. En realidad, viene a admitirlo cuando advierte de que la sanidad y la educación seguirán siendo públicas (de las garantías jurídicas del trabajo ya ni se habla), advertencia que sería innecesaria de no ser por su política de privatizaciones. Porque de lo que se trata es de que la sanidad y la educación sean públicas y de calidad. En este terreno reconoce incumplimientos; reconoce haber incumplido su programa electoral al 9º día de mandato. Y, por supuesto, echa la culpa a la herencia recibida.

En cuanto a la corrupción, la pauta sigue siendo el silencio. Todo explicado ya; nada nuevo que añadir. El señor Bárcenas sabrá las contabilidades que llegó a tener. En el PP, solo había una. El señor Bárcenas era el tesorero del PP pero eso, al parecer, es indiferente. De las contabilidades que llevaba como tesorero, él solo reconoce una. Preguntado por la destrucción de los discos duros con presuntas pruebas, sigue sin saber nada. Los jueces dirán. Es una actitud que, como observa Javier Moreno para el pueblo es muy difícil de aceptar. Por eso hay tanta distancia entre la ciudadanía y la clase política, porque es una respuesta evasiva.

Eso lo sabe también Rajoy. Y por ello ha elaborado su gobierno esa Ley Mordaza que él defiende de un modo deliberadamente sofista: se trata de despenalizar ciertos comportamientos (como si se hablara de una medida permisiva) para remitirlos a la sanción administrativa y callándose que es dar facultades de discrecionalidad y hasta arbitrariedad a las fuerzas de orden público. Pueden estas ahora multar in situ comportamientos que solo ellas interpretan y sancionan. Y con sanciones desmesuradas, casi confiscatorias. Rompìendo por tanto también el principio de la proporcionalidad entre la falta y el castigo. De lo que se trata es de amedrentar a la población para que no proteste.

En cuanto a las grandes cuestiones de Estado, Cataluña, la Monarquía y la consecuencia de estas dos, la reforma constitucional, Rajoy no defrauda las expectativas más pesimistas. Cataluña se encontrará un seco "no" a su pretensión de referéndum y ninguna otra propuesta fuera de una genérica disposición al diálogo que no se concreta en nada. La Monarquía es intangible. Si Cataluña debe quedarse en dónde y cómo está porque España es la nación más antigua de Europa, la Monarquía es intangible porque ha caído del cielo.

No existen condiciones para la reforma de la Constitución, a la que él no se opone por principio. Pero la verdad es que no le gusta nada la idea y, además, añade soprendentemente, no iba en nuestro programa electoral. El mismo programa electoral que, según él mismo reconoce, dejó de cumplir al noveno día de su mandato. La reforma constitucional no iba en su programa electoral. Y la subida de impuestos, tampoco.

De todas las perogrulladas, escamoteos y sofismas que vierte Rajoy en esta interesante entrevista, la más curiosa es esta del programa electoral, que sirve para justificar una cosa y su contraria de un solo tiro. Asegura que la reforma del aborto tiene que ir adelante, aunque, como se lo recuerda Javier Moreno, haya una mayoría de la opinión a favor de dejarlo como está, porque es un compromiso de su programa electoral, porque está en su programa electoral. El que incumplió. También estaba que no se tocaría la sanidad ni la educación ni las pensiones.

(La imagen es una captura de un vídeo de La Moncloa aquí reproducida según su aviso legal).

diumenge, 8 de desembre del 2013

La Gürtel en Extremadura.


Los papeles de Bárcenas, los infernales papeles de Bárcenas, ese aparente pozo sin fondo de la corrupción, esa novela por entregas de los chanchullos,  las mamandurrias, los sobresueldos e ilegalidades del PP durante años, apuntan ahora a Extremadura. También el PP extremeño contrataba sus actos públicos (campañas electorales, congresos, etc.) con la Gürtel en tiempos de Carlos Floriano, hoy el tercer hombre en el partido y José Antonio Monago, hoy presidente de la Comunidad Autónoma merced a los votos de IU. Lo interesados explican a quien se pone a tiro que dichas contrataciones se hacían en la calle Génova, predio de Bárcenas, queriendo decir que deben quedar libres de toda sospecha. Tratándose de la Gürtel, de Bárcenas y el PP esa pretensión es imposible. Porque de algo podemos estar seguros: si se contrató con la Gürtel, hubo mordida, hubo negocio, hubo pastuqui. Qué parte tuvieron en ello Floriano y Monago será cosa que aclarará el proceso con pruebas, si las hay.

El Plural recuerda ahora haber dado cuenta en su día de un extraño robo en el domicilio de Monago, el de su amigo Fragoso, a pocos metros del suyo, y en la antigua sede del PP en Badajoz... en la misma noche. En la noche del 31 de enero pasado, cuando se hicieron públicos los papeles de Bárcenas. Ya está. Ya hay un Watergate, un Bellotagate, que dará mucho que hablar. Ya hay quien dice que los robos pudieron servir para eliminar pruebas.

El asunto Bárcenas/Gürtel tendría que haber tumbado el gobierno que está directamente implicado en él. Su cerrada negativa a la dimisión, parapetado en su mayoría absoluta hace que ese asunto, símbolo de una grado de corrupción como no ha habido otro igual, condicione la vida política por entero. Las instituciones no sirven para nada (el presidente no comparece en el Parlamento a rendir cuentas), la Constitución es papel mojado y el gobierno convierte su mayoría absoluta en una política de orden público de carácter autoritario y represivo, que trata de amedrentar a la población y de coartar el ejercicio de sus derechos. Ante las cada vez más escandalosas revelaciones de los procelosos papeles (así como los procedimientos penales en curso, más o menos concomitantes, como el de Fabra o el de Matas) el gobierno solo responde con una ley para amordazar a la gente, impedir y criminalizar las protestas, una ley que es un estado de excepción permanente de hecho.

Parece como si, convencido de su falta de crédito y prestigio, de su carencia de legitimidad, habiendo accedido al poder con engaño, roto todas sus promesas y estando bajo personal sospecha de corrupción, Rajoy hubiera decidido fiarlo todo a la represión y la recuperación económica. Su creencia, típicamente tecnocrática: la segunda hará olvidar la primera. Los hechos, sin embargo, dicen que mientras la primera es una realidad, la segunda es una quimera. Y, en aras de esa quimera, la supuesta democracia española se ha ido a hacer gárgaras.

La acompaña en tan higiénico menester la oposición. Barrida la protesta en la calle a palos, arbitrariedades, multas confiscatorias, violencia indiscriminada, es claro que solo puede hacerse oír a través de sus representantes en el Parlamento. Pero estos parecen vivir en otro mundo, desligados de este. Tras dos años ignorados, preteridos, arrollados en las votaciones, impedidos de realizar su función de control del poder, lo único que ofrecen es seguir así los dos restantes: interpelando con escaso éxito, pidiendo comparencias que nunca se producen, callándose la boca la mayor parte del tiempo y rezongando luego su descontento por le medios de comunicación en los que los dejan aparecer. Ni una idea más. Ni una reflexión sobre qué cabe hacer cuando el menoscabo del Congreso es tan grande que cada vez se parece más al Senado en punto a irrelevancia.

¿Qué fue de la anunciada moción de censura del PSOE? ¿Por qué no la interpone ya? Si ni de moción de censura -que es posibilidad reglamentaria- se atreve el PSOE a hablar, mucho menos de si tiene preparada alguna propuesta original para que los dos años restantes de legislatura no sean una prolongación de los dos primeros.

Ahora dicen todos mirar a las elecciones europeas de mayo de 2014, lo cual los tendrá entretenidos los próximos meses, olvidados de que la situación del país, para muchísima gente, demasiada, es insostenible.

Realmente los españoles no nos merecemos este gobierno ni esta oposición.

(La imagen es una foto de Esperanza Aguirre, bajo licencia Creative Commons).

dissabte, 7 de desembre del 2013

Suma de poderes.


¡Santo barón de Montesquieu, señor de La Brède, ya ves de qué sirven tus enseñanzas! ¡Qué imagen contemplan tus asombrados ojos! El príncipe en secreteos con el juez en presencia de un obsequioso legislador que, como lacayo, se tiene a respetuosa distancia. Sí, ya sabemos -cosa que tú ignorabas, noble patricio- que el Tribunal Constitucional no es poder judicial; pero, a los efectos, lo es. También sabemos -algo nuevo para ti- que el príncipe es ahora electo. Pero no te preocupes, Secondat,  ha sido electo por mayoría absoluta y él entiende lo de absoluta como los dos reyes que te tocaron, Luis XIV y Louis XV. Se hace lo que él dice y los demás miran y/o escuchan y, llegado el momento, aplauden.

El de esta exhibición de unidad de poderes, estimado barón, en esta vecina España que tú tenías por atrasada, fanática, medio africana, es el aniversario de la Constitución. Sí, querido señor de La Brède, esa norma dictada por los emperadores romanos que los independentistas norteamericanos resucitaron para inscribir en ella el principio de oro de todo gobierno civilizado: la división de poderes. Tu doctrina, maestro. Tu doctrina está en la constitución y los poderes la celebran abrazándose y dando testimonio de su unidad y jerarquía. La celebran convirtiéndola en público, sin recato alguno, no en una unión sino en una fusión de poderes.

¡Ah, admirado autor de El espíritu de las leyes! ¿Cómo ibas tú a imaginar que la razón de Estado seguiría siendo ley suprema doscientos cincuenta años después de tu muerte? El espíritu de la Ley es el espíritu del estado de excepción. ¿Que no lo entiendes? Pero, querido magistrado, la clave está en tus Cartas persas. El despotismo asiático. Al súbdito que sale a la calle a protestar le confiscan sus medios de vida y lo condenan a la pobreza.

Olvídate de la división de poderes. Aquí los poderes están unidos como una piña, como un puño de hierro, presto a golpear al catalán  que ha enarbolado bandera de facción y pone en peligro la unidad de la Patria. Te admirará saber, eximio filósofo que, siguiendo los pasos de la Ilustración, cuenta el poder español con un equipo de sabios encargados de explicar racionalmente cómo toda pretensión independentista es una superstición alucinada propia de pueblos atrasados que se dejan seducir por ideologías totalitarias, desde el carlismo al nazismo.

Mientras se termina de generalizar esa teoría que llaman nazionalismo  (y que, por supuesto, no se aplica a los poderes del Estado, uno en esencia y trino en apariencia), el Príncipe explica su táctica de wait and see frente al nacionalismo catalán que, por cierto, está en un momento crítico. Si fuera más versado en historia podría explicar a los socialistas que está aplicando una táctica fabiana, muy típica del socialismo británico, que la tomó de Quinto Fabio Máximo, Cunctator, el cónsul que se enfrentó a Anibal. Eso también te suena a ti, que eras gran admirador de los romanos. Una táctica fabiana para contener al bárbaro cataláunico.

A juicio del Príncipe, los socialistas se dejan llevar de los nervios y hablan de reformar la Constitución. Pero Quinto Fabio Rajoy dice que hay que esperar, frenar al faccioso. Siempre habrá tiempo de reformar. Tú también, querido Montesquieu, pasaste media vida pidiendo se reformaran las costumbres. Pero tú creías en las reformas; el poder uno y trino español, no. Lo ha dejado dicho Rajoy en una de esas reflexiones en las que da la medida de sus entendederas. En el fondo no quiere reformas porque  “no tiene sentido reformar por reformar para meter dentro a quien no quiere estar dentro”. Pues sí, maestro, ya ves. Tu ingenio es inimitable.

Está muy claro. No se reforma nada. Se recurre al Tribunal Constitucional, que es de los nuestros y se hace lo que haya que hacer. Por ejemplo, se puede multar con 30.000 euros a todos y cada uno de los nacionalistas catalanes por ofensas a España.

¿Que qué es "ofensas a España"? Lo que en tu tiempo se llamaba blasfemia.

divendres, 6 de desembre del 2013

Rigodón constitucional.

Celebran el aniversario de la Constitución de 1978 con una revista de tropas en atavío de gala y una recepción palaciega. Como siempre no dan ni una, lo confunden todo y hacen un lamentable ridículo solo mitigado por los mensajes apologéticos y agradecidos que largan los periodistas cortesanos, tiralevitas y sobrecogedores, para consumo de las humildes gentes del pueblo. No saben distinguir una Constitución, que es un instrumento de la convivencia civil, de la efeméride de una batalla o el bautizo de algún infante. Y ahí se amontonan todos a la foto en el besamanos, tentempié y sobresueldo.

A la fiesta este año no acuden IU ni los nacionalistas ni once presidentes autonómicos, muchos de los cuales tendrán cosas más importantes que hacer, como jugar al golf. Un aniversario más y acaban haciendo bienal la celebración, como han hecho ya con las reuniones de la Comunidad Hispánica de Naciones, otra realidad que han destruido gracias a su fabulosa incompetencia. Otro aniversario y no va ya ni la tropa y los dos payasos inflados que le pasan la revista -los dos bajo sospecha de haberse embolsado dineros dudosos- se inspeccionan el uno al otro.

Como siempre, la palma de la hipocresía y la estolidez se la lleva Rajoy, quien asegura no oponerse a la reforma de la Constitución siempre que haya un consenso como el de 1978, consenso al que su partido se sumó solo a medias y sin aclarar si él, hoy, votaría "sí", "no" o se abstendría, que de todo hizo la derecha de entonces; como la de ahora. Un consenso que, para conseguirse solo necesita que él y los suyos lo apoyen y dejen de oponerse a él. Esto no es tomar al auditorio por imbécil porque un imbécil jamás actúa así.

No le va en zaga Felipe González, cada vez más insulso jarrón chino. Si no hay reforma, dice se puede derrumbar lo conseguido. Si lo conseguido se ha conseguido gracias a la Constitución, ¿cómo puede esta ahora ser un peligro? ¿No será que no se consiguió de verdad y que ha bastado el acceso al poder de esta derecha nacionalcatólica, fascista y meapilas para desbaratar aquel embeleco? Así es y a la celebrada Constitución que solo sirve como invocación, pero no como realidad práctica, no le presta atención nadie. Nadie, excepto Anguita para recordar lo obvio: que todo cuanto ha hecho el gobierno de Rajoy es anticonstitucional, sin darse cuenta de que en España, lo constitucional y lo anticonstitucional viene siendo lo mismo.

Por la reforma está también Rubalcaba. Pero, ojo, no por cualquier reforma, abierta a todas las opiniones y proyectos; ni hablar. Eso sería una locura. Por la reforma que a él le place: la de la planta territorial del Estado y el Senado. Para nada más. No para deshacer la del art. 135, que él y los suyos aliados a la derecha impusieron tiránicamente; no para el derecho de autodeterminación (eso jamás, que se pierden las elecciones); no para la forma monárquica del Estado. ¿Por qué no? Porque a él no le da la gana. Lo mismo que Rajoy.

¿Está claro? Los dos partidos dinásticos, cada vez más hundidos en el descrédito, celebran en solitario, con ausencia de la comparsa izquierdista y del folklore del sano regionalismo, el aniversario de un texto en el que no creen. Y cuanto menos creen, más bambolla, más entorchado, más cornetín, más rigodón, más estupidez. Más corrupción.

Un negro cabezota.

Ha muerto un hombre convertido en un símbolo. Y como símbolo lo van a tratar los medios del mundo entero. Premio Nobel de la Paz (por fin un premio nobel que no es un criminal); mártir de sus ideas de igualdad de los seres humanos, democracia y socialismo; hombre perseguido, maltratado, encarcelado (veintisiete años); héroe de la libertad y, por fin, padre de la patria sudafricana, la de todos los sudafricanos, negros, blancos y coloureds; la culminación de un ideal, conseguido con tesón sobrehumano y ante el que se rinden admirados los pueblos y los poderes de la tierra, hasta aquellos que tienen otros mandelas en sus mazmorras.

Habrá incluso quien recuerde que, pues siendo sudafricano y abogado, algo le influyó el espíritu de Gandhi, quien había había iniciado su oposición al colonialismo por medios pacíficos precisamente en Sudáfrica. Y es cierto que en los comienzos de su carrera, Mandela invocaba la no violencia. Pero el discurso pacifista le duró poco, frustrando así todo intento de forjar una leyenda tranquilizadora algo como unas vidas paralelas, Gandhi/Mandela, al estilo de Plutarco. El sudafricano era de otra madera y traía muy distinto ánimo. Ya en los sesenta, como dirigente del Congreso Nacional Africano, propugnó y practicó la resistencia armada contra la tiranía racial afrikaaner. Justo en los años en que el gobierno del apartheid creaba los dos famosos bantustanes de uno de los cuales, Transkei, era él oriundo, él, el hijo de un príncipe de su pueblo. Por entonces, el incansable luchador por la libertad, aliado al Partido Comunista sudafricano, fundó un grupo violento que desató una campaña de bombazos contra objetivos del gobierno.

¿Las reacciones? Mandela figuró en la lista de terroristas hecha por los Estados Unidos hasta 2008 Los mismos Estados Unidos que le habían consagrado plazas en los años noventa y otorgado sus más altas condecoraciones. Y ni al negro Obama se le ocurre quitar al negro Mandela de la lista de terroristas. Es una anécdota que, probablemente, comentaría el premio Nobel de la Paz con alguna retranca entre sus íntimos.

Es una anécdota pero que apunta a una cuestión de fondo: la de la legitimidad del recurso a la violencia en la lucha contra la tiranía. Un tema escabroso del que todo el mundo prefiere olvidarse. Ahora honran a los cuatro vientos la inmensa personalidad de este gran hombre. La tierra está ditirámbica. Y es justo, porque era un gran hombre. Sin duda alguna. Y un terrorista. De acuerdo con las convenciones, las leyes, los discursos, las proclamas de entonces (y de ahora), un terrorista. Un terrorista que, mira por dónde, tenía razón. ¿Es que el fin justifica los medios? No, claman los de las listas, claro que no; jamás.

Entonces, ¿qué? Entonces, silencio.

Mandela es grande porque su vida pone de manifiesto la hipocresía universal. Muchos países occidentales que se habían sumado al aislamiento de Sudáfrica decretado por la ONU a causa del apartheid, comerciaban con ella a las escondidas. Y la propia Sudáfrica burlaba el bloqueo internacional dando salida a sus diamantes en el mercado internacional a través de la Unión Soviética. La misma hipocresía por la cual hoy rinden tributo de admiración a un hombre que subvirtió el orden constituido en su país muchos que, en el fondo de su alma, siguen considerándolo un terrorista.

El mundo es mejor porque Mandela ha pasado por él.

(La imagen es una foto de George Rex, con licencia Creative Commons). Representa un gran busto en bronce de Nelson Mandela (1918-2013) obra del escultor inglés Ian Walters (1930-2006), encargado por Ken Livingstone del Great London Council (o sea, del Ayuntamiento de Londres). La estatua de 1.8 m se instaló en 1985 frente al Royal Festival Hall, distrito de Lambeth, Londres. En 1985 Mandela todavía estaba en la cárcel.

dijous, 5 de desembre del 2013

La ideología de los nuestros.

Por si no había quedado claro ya desde sus primeras intervenciones y se sublimó bajo la forma de una relaxing cup of coffee en Sao Paulo, la alcaldesa de Madrid lo ha expuesto con toda autoridad y contundencia: la ideología que ha traído más progreso a la humanidad ha sido la de los que estamos sentados aquí. No es muy preciso teóricamente hablando, pero se entiende, es la ideología de la nostridad, la de los "nuestros". Quiere decir, el liberalismo, pero no se atreve a pronunciar la palabra que durante muchos años estuvo proscrita por la iglesia católica.

Pero, ¿de verdad se trata de la ideología liberal o de la versión retro-neo-liberal que por aquí se estila, esto es una amalgama de nacionalcatolicismo de peineta y liberalismo del Tea Party? Porque las personas que estaban sentadas cabe Ana Botella son concejales y cargos del PP, el abanderado de esa versión cañí del liberalismo. No podía ser distinto. Prácticamente todos los altos dirigentes del PP son funcionarios públicos (inspectores de Hacienda, de Trabajo, registradores, abogados del Estado) cuyo discurso es radicalmente contrario a la función pública; servidores del Estado que abogan por desmantelarlo, trocearlo y vendérselo a los amigos.

Esta práctica, al liberalismo, al de verdad, le parece siempre muy mal. Lo que más odia, precisamente, son las relaciones fraudulentas de los cargos públicos con intereses empresariales concretos porque eso, por lo bajo, le parece competencia desleal y por lo alto, lo que de hecho es, pura delincuencia. O todos los empresarios capturamos el Estado y lo ponemos a nuestro servicio por medio de estos burócratas felones, o rompemos la baraja. Privilegios en la corrupción, no.

Doña Esperanza Aguirre, funcionaria pública, principal teórica del neoliberalismo hacía sus campañas de todo tipo, incluida la electoral del famoso "Tamayazo", organizadas por la Gürtel, la trama de presuntos delincuentes que inflaban las facturas y se enriquecían de modo alucinante. Y no una vez o dos, sino por sistema, con inercia burocrática, muy poco propia del alegre neoliberalismo, ese que iba a acabar con las mamandurrias. Un supuesto fraude que duró años y que se cargó al erario público en forma de expolio. La verdad, como ideología, esto no hay quien lo trague.

El retro-neoliberalismo es, en lo esencial, una forma de administrar los recursos públicos a base de patrimonializarlos, quedárselos o ponerlos a su servicio. Eso en el seno de los nuestros. La famosa boda de la hija de Aznar tiene el privilegio de mostrar la mayor densidad de supuestos granujas, delincuentes y estafadores por metro cuadrado del mundo. Ahí, entre la comitiva, iba el gran Correa, artífice de la mayor red de corrupción político-empresarial de este país y su mujer llevaba un vestido de tul y gasa que valía una fortuna. Pura exhibición de poder, de seguridad, de impunidad: "aquí mandan los nuestros". Los de la ideología del progreso, vaya.

La ideología del desfalco, la malversación, el cohecho, el despilfarro, la prevaricación. La de los palacetes, la caja B, los sobresueldos, los áticos, los aeropuertos sin aviones, los 300 millones de la Fómula 1, las comisiones de Urdangarin, los trajes del otro, el jaguar y los confettis de la otra, el "cobro ficticio" de sus viajes, las recalificaciones, las contratas mafiosas, los safaris de lujo de Bárcenas por Sudáfrica, las Fundaciones dudosas, el trinque general, los tropecientos asesores, los parientes enchufados, las mil mamandurrias todo a costa del erario público. Yo a eso no lo llamaría ideología, sino latrocinio frénetico. O, en todo caso, la ideología de la banda de ladrones. Precisar luego si están sentados o de pie, es solo la habitual estulticia de Botella.

Se comprende por qué sacan la Ley Mordaza. Por si la gente algún día se cabrea.


(La imagen es una foto del Grupo Popular, con licencia Creative Commons).

La España peregrina.

En mis tiempos de estudiante en Alemania, allá por los años setenta, además de mis amistades de la Universidad, alemanes y españoles, tenía contacto con la emigración de nuestro país, la económica y la política. Esta estaba hegemonizada por el Partido Comunista, pero también había un grupo del PSOE que se lanzó a imprimir una revista en español con financiación del sindicato alemán del metal. Era una publicación mensual con la portada en color (siempre un naranja socialdemócrata) y un interior más modesto, en blanco y negro. Iba dirigida a los trabajadores españoles, los Gastarbeiter de nuestro país, para hablarles de las cuestiones que les interesaban (la integración, los trabajos, los permisos, los subsidios, la educación de los hijos) y que eran muy variadas porque había inmigrantes recién llegados y otros que llevaban diez o doce años. La revista se editó entre 1970 y 1977 y ahora, la Fundación Anastasio-FITEL, bajo la dirección de Manuel Fernández, Lito, ha digitalizado todos los números que pueden consultarse en la red y lo presentan el próximo día 9 en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense, a las 18:00h. Será muy interesante.

Colaboré un par de años (los dos primeros, en 1970 y 1971) en la publicación con unos tostonazos doctrinarios que no leía nadie. El Express Español tenía, además de ese espíritu de guía útil y práctica, una fuerte carga antifranquista, si bien esta se hacía más visible en chistes, noticias, comentarios breves. Muy prudentemente, firmábamos con seudónimo. Y no era exceso de precaución. En un viaje que hizo a Madrid el entonces director, Carlos Pardo, la policía estaba esperándolo en el aeropuerto y se lo llevó detenido. Se armó un lío, hubo una interpelación en el Bundestag y el diputado socialdemócrata Hans Matthöffer, hace poco fallecido y muy versado en los asuntos españoles, llegó a amenazar con represalias al régimen de Franco; y el régimen de Franco dejó en libertad a Pardo.

Con estas dos almas, la politizada y la práctica, convivía una tercera, más folklórica y popular, que tenía muy buena acogida entre los lectores. Vivía en ella el llorado Manolo Fernández Montesinos, sobrino de García Lorca, granadino y gran aficionado al flamenco. Aprovechaba las giras de los artistas españoles e hispanoamericanos para hacer unas entrevistas que, releídas casi 45 años después, retratan unas gentes, una época y... un lugar, el exilio, el lugar de la España peregrina, que vuelve a ser. He reproducido la portada de la entrevista a La Singla en el nº de febrero de 1971, centenario de la Comuna de París. Ahora, Antoñita La Singla, bailaora gitana nacida en Cataluña (y catalana, según ella misma decía), tendrá 65 años y quizá esté retirada. En aquellos años, ella con veintitrés, era un torbellino en el escenario. Poco imaginable si se tiene en cuenta que nació sordomuda en una familia con 18 hijos y no arrancó a hablar y con dificultad, hasta los siete u ocho años. Su triunfo (llegó a interpretar el papel de hija de Carmen Amaya en Los Tarantos) fue el resultado de su espíritu y su fuerza de voluntad.

dimecres, 4 de desembre del 2013

Santiago y cierra España.

A ver. ¿Qué se han creído esos extranjeros? Sobre todo esos ingleses, ¿qué se han creído? ¿Que pueden meter sus narices en los asuntos internos españoles? Esos sempiternos enemigos de España, propietarios de Gibraltar solo por fastidiar, debaten en la Cámara de los Lores sobre la formación de una Comisión de la Verdad para hacer justicia a las víctimas del franquismo e indagar en los crímenes de la Dictadura de Franco. Pero, bueno, y ¿quién es la Cámara de los Lores para hurgar en asuntos internos españoles? Y asuntos del pasado, de los que Rajoy dice que ya está harto, de la República y el franquismo. ¿Que quién es la Cámara de los Lores? Pregunten a Esperanza Aguirre, que es Dama del Imperio Británico. Ella lo sabrá.

En todo caso, alguien y algo es. Incluso después de la inconclusa reforma de Blair. Su voz suele ser escuchada. Tiene autoridad. Y es literalmente una vergüenza que sea un parlamento extranjero quien recuerde a los españoles un deber de justicia que llevan 35 años incumpliendo. Un bochorno, vamos. Y tampoco es nuevo. Ya debatía a comienzos del XIX la Cámara de los Comunes sobre el absolutismo de Fernando VII y su modo de tratar a los prisioneros políticos. La cosa viene de muy atrás. En esta decisión de la cámara alta británica sin duda ha pesado la experiencia habida con general Pinochet, cuando los tribunales españoles exigieron su extradición a España, apelando a la jurisdicción penal internacional. Entonces fueron los británicos quienes actuaron con criterios políticos, de razón de Estado y no jurídicos. Pero -¡oh, pérfida Albión!- se la guardaron y la devuelven ahora siendo ellos quienes invocan los criterios jurídicos de justicia universal y los españoles quienes responderán con razones políticas, por la vía del hecho o el no hecho, vergonzantemente.

Santiago y cierra España, dirán los recios patriotas españoles, los beneficiarios de la Dictadura de Franco, los nacionalcatólicos, los enemigos del libertinaje progresista, los partidarios de la Ley Fernández Mordaza. Además, ¿a qué vienen estos británicos a dar lecciones de nada o meterse en donde no les llaman cuando hasta los chinos les han recordado (a propósito de la visita de Cameron a la China) que ya no pintan nada, que son "un país de la vieja Europa, adecuado para el turismo y los estudios en el exterior." (Palinuro se maravilla de que sean los chinos quienes acusen a los demás de "viejos". Los chinos; en fin). Pero al grano: tienen razón los asiáticos. Hay que demostrar de una vez por todas a estos valetudinarios ingleses cómo las gasta la furia española. Llamad a la Legión y que tome el Peñón.

Por cierto, ¿qué hace el embajador español en Londres, ese fino Maquiavelo del foro? Ya debería haber llamado al secretario del Foreign Office a expresar su disgusto. ¡Qué digo! Al mismo Lord Speaker por esa humillante extralimitación. Y, ya puestos, a la Reina en persona. Con nadie menos debe dignarse tratar el héroe de Perejil.

Lo fastidioso: no son solamente esos protestantes ladinos quienen resucitan la Antiespaña. También se ha sumado el Consejo de Europa, con sus 47 miembros que expresa su grave preocupación por la Ley Fernández Mordaza y eso que seguramente no se la ha leido a fondo. Esa ley es la consagración del Estado de excepción en España como situación ordinaria. Es un abuso de poder gubernativo incompatible con cualquier idea de imperio de la ley y Estado de derecho.

Nada, nada, otra intolerable injerencia extranjera en los asuntos internos soberanos de España. Otra vez la conjura masónica, anticatólica, antiespañola. Porque, veamos, ¿quién o qué es ese Consejo de Europa? ¿Forma parte de él el Vaticano? No. ¿Por qué? Porque su forma de Estado es contraria a los principios del Estado de derecho y la democracia liberal que el Consejo dice defender. ¡Ajá! ¿Lo ven? Un organismo contrario al catolicismo y, por tanto, a la misma esencial nacional española.

Nosotros, a lo nuestro: orden, obediencia, jerarquía, disciplina y a reconquistar esta Patria zaherida y ofendida por sus enemigos internos; los peores de todos. Deberíamos marcharnos del euro y de la Unión Europea y de la OTAN, y del Consejo de Europa. Debiéramos marcharnos de Europa. Quedarnos solos con nuestros fantasmas.

(La imagen es una foto de La Moncloa aquí reproducida según su aviso legal).

dimarts, 3 de desembre del 2013

La gresca en los partidos.

¿Lo imagino o los dos partidos dinásticos están a la greña? Pero no a la greña entre ellos, cual acostumbran, sino dentro de sí mismos. Hay gresca en los dos. Y gresca en las alturas. Los pobrísimos datos de las encuestas siembran el nerviosismo entre dirigentes, militantes de alcurnia, barones, cargos públicos, asesores, políticos profesionales que, si no son una clase ni una casta, algo tienen en común. Datos que auguran catástrofe a corto y medio plazo. Donde no hay harina, etc., etc. La señora alcaldesa, que debe de haberse leído el libro de Miriano y ya está ejercitándolo, pregona los torvos designios de su marido, el único que, junto a Aguirre, según los mentideros de la Villa, puede encabezar una escisión del PP por la derecha. Hay bronca, en efecto, y mucha, en el cuarto de banderas, en especial con las excarcelaciones de etarras que han sacado de sus por lo demás estrechas casillas al ministro del Interior. El gobierno es flojo, blando, pastelero, todo lo hace mal. Y hasta es complaciente con el desafío del separatismo catalán. Vuelven las escuadras, cuando la vieja guardia, al estilo Armada, se retira para siempre.

En el otro partido la bronca es por el presente y por el reciente pasado. El presente está diferido, aplazado a unas primarias que cuesta más convocar que un parto de quintillizos. Porque todos las quieren y todos las temen. Interesante se ha puesto también el pasado, a golpe de memorias. Resulta que la balsa de aceite zapateril era un corral de gallos que ahora sacan los espolones. A Solbes le ha pasado como a Rato, se vio como un milagro y se ve como una plaga. A juicio sale la gestión del gobierno socialista en la crisis. Solbes acusa a Zapatero y sale acusado a su vez por el gran paladín de Zapatero, el entonces ministro y antes pintoresco candidato a alcalde de Madrid, Sebastián.

Pero ese juicio ya lo ha dejado listo el propio Zapatero con una revelación y un gesto. Ha dado a luz la fatídica carta que lo forzó a reformar la Constitución por ordeno y mando de la UE, pues, dice, era eso o el gobierno de técnicos. Fuera lo que fuera, él ocultó la carta que ahora revela en su libro. Cuando menos, no es elegante. El gesto es el de traer a la presentación a Tony Blair, que ya es viejo amigo de la casa. Estuvo en la boda de la hija de Aznar y debe de pensar que los primeros ministros españoles se parecen mucho, al menos en su manía de tirar de él.

Está bien eso de traerse a Blair a la presentación de libro.  Blair le ha dado el espaldarazo de leader, más o menos el que tiene una visión. Puede empezar a actuar como una jarrón chino. En realidad, ya ha empezado con esas memorias que apenas han tenido tiempo de asentarse y ordenarse y reflexionarse. La prueba, la revelación.

La Cina è vicina.

Esto va a estallar por algún sitio. Estábamos acostumbrados a las etiquetas de made in China, en Taiwan, en India, en Bangladesh. Tranquilizaban nuestras no muy inquietas conciencias. Anunciaban condiciones laborales infrahumanas, explotación, salarios de hambre. Pero lejos, muy lejos, a miles de kilómetros del civilizado y cristiano Occidente. Además, eran asiáticos, extranjeros, otros.  Ahora las etiquetas dicen made in Italy. Pero anuncian las mismas condiciones de explotación y esclavitud. Aquí. Ahora. Bueno, pero siguen siendo extranjeros. Chinos, para más señas y, probablemente, "ilegales". (Seguro que algún neoliberal dice que estos chinos han elegido entre ser explotados en China o en Europa. Y prefieren Europa. Libertad de elección). En fin, siguen sin ser de los nuestros.

¿Seguro? Incluso olvidándonos de que los chinos son exactamente igual que nosotros y tienen la misma dignidad, no es cierto que sigan siendo otros. Veamos. La prensa habla de esclavitud. Vale, pero, ¿qué es la esclavitud? ¿En qué se distingue de una reforma laboral que deja a los trabajadores a merced del capricho de los empresarios? Esos chinos que han muerto achicharrados en Italia vivían en condiciones inhumanas, sin ningún tipo de seguridad laboral. Pero eso pasa entre nosotros y, sin duda, en más países de la próspera Europa: inmigrantes de todo tipo, gentes reducidas a la más extrema necesidad, dependientes de la arbitrariedad de mafias (recuérdese otra forma de esclavitud como la sexual) o de empresarios sin escrúpulos.

¿Será en la jornada laboral? Siete días a 16 horas diarias. Vale. ¿No dicen los empresarios que hay que trabajar más y ganar menos, abolir las vacaciones pagadas, suprimir el descanso dominical? La diferencia es meramente cuantitativa y camino llevamos de reducirla a cero.

¿Será en la paga? ¿Un euro la hora es esclavitud? ¿Y cuatro euros la hora? ¿O dos?

La globalización provocó la llamada deslocalización de las empresas, en busca de mano de obra barata. Ahora los países receptores, a su vez, deslocalizan aquello que les rinde más beneficio: mano de obra esclava. De esta forma, los empresarios que producían en el exterior explotando mano de obra nativa, pueden ahorrarse los costes del transporte. Tienen mano de obra esclava que acabará contagiando al conjunto de la fuerza de trabajo.

La tendencia a la esclavización del trabajo es inherente al capitalismo. A no ser que se le ponga freno mediante una política de justicia social que parece haber abandonado el escenario, substituida por un cálculo de beneficio propio en el contexto de sálvese quien pueda.

dilluns, 2 de desembre del 2013

¿Por qué no nos quieren, madre?

Esto no hay comunicador que lo arregle. Ni los magos de Obama, capaces de volver a la gente del revés. El 75% de la ciudadanía desaprueba la gestión de Rajoy a los dos años de legislatura. Y su gobierno en conjunto y sus ministr@s un@ a un@ siguen cosechando un rechazo generalizado. No caen simpáticos prácticamente a nadie. Ni siquiera a sí mismos. Es un muro de antipatía y hostilidad. Do quiera que van los pitan, los abuchean, los insultan. "No", concluyen expeditivos, "esto no tiene arreglo; no es cosa de declaraciones, explicaciones o comunicación. Es cosa de palo, tentetiso y calabozo."

Dicho y hecho. Ahí está la Ley Mordaza, llamada con típica hipocresía clerical de seguridad ciudadana, en la que se atropellan todos los derechos de los ciudadanos. Con una ingeniosa novedad que el ministro vende como progresista: el calabozo es substituido por multas confiscatorias con embargo ejecutivo. Puesto que el ministro está tan preocupado por la seguridad de los ciudadanos, le sugiero rescate otra figura jurídica, injustamente olvidada: la prisión por deudas. De esa manera se hace complementario el calabozo con la pena pecuniaria. Y puede completar la seguridad del ciudadano cobrándole por la estancia en la mazmorra. Así ganará puntos entre los neoliberales de su partido. ¿Qué es eso de vivir de gorra del Estado? Y renta alta, nada de simbólica, pues, ¿en dónde estarán más seguros los ciudadanos que en la cárcel?

Puede parecer de orates, pero la ley de marras es de orates. Si un policía se cabrea contigo por la razón que sea, te acusa de haberlo insultado y te astilla 30.000e de multa pagaderos en el acto. De orates.

¿Y no entienden por qué la gente no los quiere? Es bien sencillo: porque son como son, autoritarios, despóticos, intolerantes, sectarios y más cosas que todo el mundo ve menos, al parecer, ellos.

Rajoy ganó las elecciones mintiendo sobre su programa electoral y luego se puso a hacer lo contrario de lo prometido. La doctrina del shock funcionaba y la gente estaba dispuesta a aguantar lo que le echaran en forma de medidas contra la crisis. Y así sucedió. ¿Qué necesidad había de acompañar al programa de austeridad una batería de medidas inútiles, represivas, ideológicas, en materia de justicia, de educación, de libertades ciudadanas? Ni el aborto, ni la religión en las escuelas, ni los derechos de las minorías, ni las normas de orden público eran urgentes. ¿Por qué tener a sectores de la población en permanente protesta en contra del retorno al nacionalcatolicismo?

Porque son como son, autoritarios. Lo suyo es el programa máximo impuesto por el rodillo de la mayoría absoluta. Ningún respeto por las convenciones democráticas. Gobierno por decreto ley y sin perder el tiempo en consensos. Y si la gente protesta, se la calla a mamporros. O arruinándola, penándola por faltas de absoluta discrecionalidad interpretativa (y por lo tanto, de arbitrariedad) como las "ofensas" a "símbolos" o los "insultos" a la policía.

Y esto lo hace un gobierno bajo consistente sospecha de corrupción sistemática actualmente en conocimiento de los tribunales, con un presidente acusado en sede judicial de prácticas supuestamente ilegales e inmorales. ¿De qué se asombran?

En realidad no se asombran de nada. Somos los ciudadanos los asombrados. Ellos ya lo dan por descontado. Por eso presentan esa ley, para que nunca más pueda faltárseles al respeto. Estos son muy del respeto. 

Así, el respeto que la gente no les tiene voluntariamente, van a imponerlo por ley. Como Franco.

¡Viva Europa!

Esto que vemos aquí abajo es un mapa dinámico de Europa desde el año 1000 de nuestra era hasta el presente. Puede activarse pinchando directamente sobre él o yendo a buscarlo a su página web, LiveLeak. Merece la pena.



1000 años de historia de una ojeada a toda máquina. Conclusión: Europa es una realidad geográficamente estable y políticamente frenética. Es un magma en permanente ebullición. En su suelo se han erigido imperios de vocación milenaria, reinos, principados, repúblicas de toda clase, Estados de las más variadas formas y las más insólitas pretensiones, hordas, naciones, federaciones, confederaciones, teocracias, comunas anarquistas, consejos obreros que anunciaban un futuro de sociedad sin clases y sin Estado de la mano del hombre nuevo; se han dado alianzas territoriales, separaciones, anexiones, conquistas, reconquistas, invasiones, liberaciones prometedoras del milenio. Y todo se lo ha llevado el viento de la historia. El mismo que se llevará lo que nosotros vivimos hoy.

Conviene ser algo escéptico ante las pretensiones actuales de eternizarnos una vez más.

diumenge, 1 de desembre del 2013

La escala F.

En 1948 Adorno, que llevaba unos años exiliado en los EEUU huyendo de la tiranía nazi en su país, publicó un grueso trabajo de investigación redactado con otros colegas, sobre la Personalidad autoritaria. Habían tomado el concepto propuesto por Erich Fromm, otro alemán exiliado del círculo de Frankfurt, y que tenía sus raíces en el psicoanálisis. En último término, para Adorno, el carácter autoritario procedía de una infancia presidida por algún superego tan dominador que solo permitía el desarrollo de un ego inseguro y vacilante, necesitado ya a lo largo de su vida de algún otro superyo aplastante, un padre, una religión, un dios, una institución, un mito. Es decir, el autoritario es un neurótico, lleno de complejos e inseguridad, que luego la tomará con otros grupos, a ser posible débiles y marginales, para machacarlos y así afirmarse él, proyectando en ellos sus miedos y sus fobias: judíos, gitanos, negros, manifestantes ante el Congreso, plataformas antidesahucio, perroflautas. Adorno miraba la Alemania nazi. Si viviera, podría mirar la España del PP.

Como siempre se le había acusado de ser excesivamente teórico, Adorno diseñó un test empírico para medir el grado de autoritarismo de las personas y lo llamó Escala F. "F" de Fascismo. Lo que la escala -que fue siempre muy discutida científicamente- pretendía medir era el grado de fascismo de una personalidad. Perfectamente aplicable al ministro español del Interior, cuyo grado de fascismo santurrón está fuera de duda.

La Ley Mordaza del ministro, aparte de sus aspectos políticos y jurídicos (casi todos delirantes), es un ejemplo de manual de la personalidad autoritaria. Esta se origina, en efecto, en la infancia, pero también por una especie de regresión, según Freud, cuando en el desarrollo de la líbido, se produce una inversión de sentido y el sujeto retorna a la etapa del erotismo anal, en donde queda ya anclado con una neurosis compulsiva, una coraza caracteriológica, que diría Reich, hecha de rigidez, sentido de la jerarquía, obediencia al mando, bajo la figura del padre castrador, sea mortal o divino. De ahí salen esas personalidades amantes del orden, de la disciplina, fanáticas de la limpieza, la puntualidad, sádicas en los castigos que imponen por la mínima transgresión.

Que el ego vacilante, infantil, aterrorizado, del ministro no le permita tener una vida normal sino es refugiándose en el oscuro seno de una secta cerrada, semisecreta; si no puede ser un adulto equilibrado y normal, libre de fantasías sádico-anales, que deje de ser ministro.  Pero no pretenda imponer sus delirios y locuras al resto de la sociedad.

Esa ley es una aberración, producto de un espíritu enfermo.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

La voz del pueblo.

De 50.000 a 60.000 valencianos han salido airados a la calle en la capital de la Comunidad a pedir la dimisión de Alberto Fabra y la convocatoria de elecciones anticipadas en protesta por el cierre de la RTVV. La policía rebaja la cantidad a unos 4.500 que, de todas formas, ya es respetable. Es el habitual tira y afloja para calibrar la importancia de las manifestaciones públicas. Un entretenimiento para la mañana del domingo.

Otras interpretaciones van más a lo cualitativo: por fin el pueblo reacciona. No es tan apático ni está tan resignado frente a los abusos como se supone. El proceso que llevó al fundido a negro del Canal Nou ha sido dramático, emitido en directo, escandaloso, lamentable por todos los conceptos: momento final de una gestión corrupta, inepta, caciquil, enchufista, presuntamente delictiva. Una muestra de la incapacidad de la Generalitat para gestionar conflictos. La gota que colma el vaso. Por fin, el pueblo se pronuncia, toma la palabra y esta es dimisión..

Ciertamente, es un modo (optimista) de ver las cosas. Pero hay otro, más realista y, por ello, más pesimista. Palinuro lo expondrá de modo telegráfico porque, aunque no se vea mencionado por ahí, es evidente y no necesita prolijas explicaciones. 

Resumiendo: Valencia lleva casi veinte años de gobiernos corruptos e ineptos, que han arruinado la Comunidad, empobrecido a sus habitantes, llevado ante los tribunales a un diez por ciento de los cargos del PP por presuntos delitos. Casi veinte años de malversaciones, despilfarros, cohechos, estafas. Casi veinte años de obras públicas faraónicas e inútiles que solo servían para expoliar el erario público o satisfacer el ego inflado de un cacique capaz de construir un aeropuerto sin aviones. Y en todo este tiempo, lejos de indignarse, los valencianos aplaudían y votaban en masa como un solo hombre a los responsables de tal disparate que, en lugar de estar en la cárcel desde el primer momento, ganaban elección tras elección y por mayorías absolutas crecientes.

Ha sido preciso que les cerraran la TV -una TV peor que el NODO de Franco- para echarlos a la calle en multitudinaria, pacífica, pero contundente manifestación, en defensa de su derecho. ¿Qué derecho? El de tener una TV sectaria, propagandística, manipulada, de ínfima calidad y que, además, faltaba clamorosamente a su deber de emitir en la lengua vernácula. 

Hay cierto paralelismo entre esta reacción y el hecho de que los 1.600 trabajadores de RTVV que jamás alzaron la voz en los tiempos de la manipulación, el partidismo y la censura, se convirtieran en una especie de soviet casi revolucionario en defensa de sus puestos de trabajo, identificados ahora con la libertad de información, de expresión, etc. 

No sé si es para sentirse optimista, pero así es la vida.

dissabte, 30 de novembre del 2013

La dictadura de hecho y la izquierda.

El Consejo de ministros ha aprobado el proyecto de Ley Mordaza, impropiamente llamado de seguridad ciudadana, cuando debiera llamarse de inseguridad ciudadana, de amedrentamiento ciudadano, si no de terror de Estado. La ley es obviamente anticonstitucional, contraria a los principios más elementales del Estado de derecho. Por supuesto, en los próximos días los medios se llenarán de sesudos análisis criticando sus demasias y su carácter más dictatorial. Cosas todas ellas patentes. Se denunciará que viola libertades y derechos civiles y políticos, reunión, manifestación, expresión, información, etc. Se expondrá cómo se excluye la intervención de los jueces y se amplia la actividad sancionadora de la administración, convirtiendo a las fuerzas de orden público en jueces de los conflictos en los que son parte. Cómo se consagra la impunidad y la arbitrariedad de la policía. Como se establece un Estado policiaco. Cómo la ley normaliza el estado de excepción. Crea faltas subjetivas caprichosas, como la ofensa a España, sus símbolos y otros entes de razón, los insultos a la policía y deja a esta la capacidad para interpretarlos y sancionarlos con dureza confiscatoria. Todo eso es evidente. El proyecto no lo oculta sino que lo proclama. Muchos lo consideran un golpe de Estado legal, aunque parezca contradictorio. No obstante, abundarán los dichos sesudos análisis poniendo de manifiesto lo que de manifiesto está.

Dejémoslos en esos lucimientos y vayamos a algo de más enjundia: ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Básicamente perdiendo unas elecciones y dando mayoría absoluta a un partido que, sobre estar bajo sospecha de corrupción estructural, no es ni ha sido nunca leal a la Constitución que, por lo demás, tampoco votó a favor unánimemente cuando se trató de hacerlo. Un partido que no condena la dictadura de Franco, ni hace justicia a sus víctimas, no tiene apego a la democracia y no quiere correr riesgo alguno de perder de nuevo unas elecciones como en 2004.

Sigamos preguntando: ¿por qué perdió la izquierda las elecciones de 2011? Por ir desunida y por hacer las cosas mal. La desunión de la izquierda es suicida. Aquella consigna de PSOE, PP la misma mierda es pasará a la historia de la estupidez humana. Por muy "socialcapitalista", "socialneoliberal" que sea el PSOE, jamás podría aprobar algo como la Ley Mordaza. Eso es evidente ahora y lo era en 2011. Pero convenía decirlo para seguir con el enfrentamiento interno. Mucha gente en IU piensa que el PSOE es más enemigo que el PP. Agudeza visual. La derecha no comete ese error garrafal. Está unida. En su seno hay quien piensa que la dirección no es suficientemente de derechas y se dan fricciones, roces y alguna que otra espantada. Pero prevalece el interés unitario. En la izquierda, no. La parte de esta que se considera más pura no quiere saber nada de la "contaminada". Nada de nada. En Andalucía se desdice esto; pero en Extremadura se reafirma. Resultado, cero. Error tremendo. Y eso suponiendo sea un error y no el resultado de ese narcisismo propio de esta corriente política, en la que abundan las figuras señeras que claman por la unidad de todos en torno a cada una de ellas. Mientras tanto, claro, gobierna la derecha que, en el fondo, es lo que prefieren bastantes "izquierdas". Así ellas no se manchan.

A su vez, esa contumacia en el error está motivada en gran parte porque la otra izquierda, la mayoritaria, ha hecho y hace las cosas rematadamente mal. Hasta el punto de que en muchos asuntos, y no irrelevantes, en efecto, el PSOE coincide con el PP. Los más obvios, la planta territorial del Estado (con matices) y la Monarquía (sin matices). Pero hay otras.

Las dos legislaturas de Zapatero fueron un solo desastre continuado. La substitución repentina del alegre keynesianismo por las políticas neoliberales debería haberse explicado, incluyendo la parte de culpa del gobierno por no haber sido capaz de prever la crisis ni de actuar con diligencia. Aun así, podría haberse explicado. La gente no es tonta. Lo que no tiene perdón de los dioses es la reforma del artículo 135 de la CE que Zapatero anda estos días justificando por el ágora. Aquí juega ya a lo contrafáctico, al susto: "era eso o un gobierno de técnicos, como en Italia". Eso es una hipótesis y, aun así, ¿no hubiera sido mejor un gobierno de técnicos que otro de la derecha nacionalcatólica que ha tardado dos años en cargarse el Estado del bienestar y va a invertir los dos siguientes en cargarse el Estado de derecho? Por supuesto que sí, a ojos cerrados. En Italia no están peor que nosotros. Al contrario, están mejor. Por lo menos pueden manifestarse sin que los breen a palos y, encima, les roben sus ahorros a base de multas arbitrarias. 

De la primera legislatura se alaban las cotas en materia de derechos de las minorías, la igualdad de las mujeres y el espíritu cívico. Nada que objetar, aunque a uno le surja la duda de si ese espíritu tenía tanta relación con la realidad como el de Azaña cuando decía que España había dejado de ser católica. Tiene uno casi la certidumbre de que ese espíritu cívico procedía de la mujer del presidente. Al respecto, la primera legislatura es una legislatura de Sonsoles Espinosa. Ella debió ser la presidenta. Al menos quizá no hubiera cometido las pifias de su marido. La política de nombramientos de este fue un continuo dislate, ejemplificado en el del presidente del Tribunal Supremo, miembro del Opus Dei y dimisionario en el oprobio. Sus pundonorosos y alambicados equilibrios institucionales, como el de la Ley de RTVE, le duraron menos de veinticuatro horas al PP. Al final de su mandato, no solo no se había avanzado en la separación de la iglesia y el Estado sino que se había retrocedido. La iglesia estaba más fuerte que nunca, su asignación vía IRPF había aumentado y el gobierno había dado carpetazo a la Ley de Libertad Religiosa. De lo sucedido con el Estatuto catalán no hace falta hablar.

No se pudieron hacer peor las cosas. Y así seguimos in aprender. Si este gobierno y este partido ganan las próximas elecciones, la culpa será de la izquierda. De toda.

divendres, 29 de novembre del 2013

Fundido a negro.

Se extingue la señal de la radiotelevisión valenciana. Si todavía no lo ha hecho del todo, se debe a la denodada oposición que han mantenido los trabajadores, cerrando el paso a la brigada del cierre que envió el gobierno de la Generalitat de madrugada. Pero es cosa de horas. Se extingue la señal y deja detrás una asombrosa saga de incompetencia, despilfarro, caciquismo, enchufismo, partidismo, corrupción y delincuencia. Una historia para leer y no creer. Un resumen del abismo a que pueden llevar casi veinte años de gestión disparatada con poder absoluto sin dar cuentas nadie.

La RTVV fue creación del primer presidente de la Generalitat, Joan Lerma, quien, probablemente, pretendería utilizarla en favor de su partido, el socialista, porque son raros los políticos que resisten esa tentación. Pero o no fue así, o lo hizo muy mal porque, habiendo comenzado la tele a emitir en 1989, en 1995 el PP ganó las elecciones por mayoría simple (Zaplana) y, desde entonces, no ha abandonado el poder al que llega ahora generalmente por mayoría absoluta, en buena medida gracias a la manipulación de la RTVV.

Efectivamente, los medios públicos audiovisuales eran una central de propaganda del poder autonómico, usados para ensalzar el gobierno del PP y atacar la oposición. Y gestionados como un cortijo privado de los jerarcas del PP, sin contar con el hecho de que, al parecer, también tuvieron cumplida función en un par de estafas de la Gürtel, incluida una estilo Rufufú, con la visita del Papa a Valencia. Así resultó que, en mitad de la crisis, el gobierno autonómico se encontró con un ente monstruoso, inflado, con más de 1.500 trabajadores, con un dispendio majestuoso en pagos a tertulianos y periodistas afines, todo lo cual disparó la deuda a más de 1.500 millones de euros, superior a la de todas las demás televisiones autonómicas juntas.

A todo esto, los equipos de la RTVV jamás protestaron durante los largos años de masiva censura y manipulación informativas, que llegaban al extremo de ocultar sin más hechos relevantes porque perjudicaban la imagen del presidente. No hubo un plante, ni huelga, ni siquiera queja. El espíritu de lucha retornó cuando se encontraron con que la Generalitat pretendía ponerlos en la calle. Lo cual debilita mucho la legitimidad de su protesta.

Y, sin embargo, es una protesta legítima: el cierre del Canal Nou es un ataque al pluralismo informativo, a la libertad de expresión y al derecho a la información. Representa el fundido a negro de las libertades en España. Un fracaso colectivo que, sin embargo, es un triunfo para la derecha. Nunca ha querido esta medios públicos de comunicación si no puede tenerlos a su estricto servicio, como sucede hoy con RTVE y la RTV de Castilla-La mancha. Por supuesto, si no puede controlarlos, los desmantela, los arruina (o los arruina y desmantela precisamente poniéndolos a su servicio, pues sus cuotas de audiencia son bajísimas) y argumenta que es preciso cerrarlos.

Fundido a negro.

Fundido a negro el país entero. La LOMCE es un fundido a negro de la educación pública. La reforma del Código Penal y las tasas judiciales son fundidos a negro de las garantías y los derechos de los ciudadanos, especialmente el acceso a la justicia. La monstruosa Ley Mordaza es un ataque a los derechos y libertades ciudadanas, una ataque al espíritu y la letra de la Constitución, los prolegómenos de una dictadura basada en la impunidad policial.

Fundido a negro de la democracia en España, substituida por un Estado policiaco arbitrario que abusa del poder para sembrar el terror entre la ciudadanía mediante una actividad represiva y confiscatoria. Algo totalmente inaceptable en Europa en el siglo XXI. Esa ley es, en el fondo, un estado de excepción que ya está aplicándose de hecho en las calles de las ciudades, antes de la promugación de la misma Ley. Los acontecimientos de ayer en Moratalaz en Madrid apuntan en la dirección de una progresiva fascistización de los poderes públicos que es forzoso denunciar en todos los foros internacionales.

O se detiene este fundido a negro o corremos peligro de que la democracia vuelva a ser un paréntesis en la historia de este sufrido país.

(La imagen es una foto de la NASA en el dominio público).

dijous, 28 de novembre del 2013

El fascismo del sectario y la elegancia del demócrata.

Pocas veces podrá verse mejor la abismal diferencia entre los fascistas y los demócratas como en este vídeo de la intervención en el Congreso del ministro del Interior, Fernández Díaz, y el diputado del PSOE, Madina, sobre la Ley Mordaza con la que el PP pretende volver al régimen que añora: la dictadura.

Frente a la chulería y los insultos de un sectario del Opus que apenas sabe hablar, el diputado Madina tiene una intervención memorable: digna, valiente, clara y sensata en la que, con razones y argumentos, anuncia lo que, a juicio de Palinuro, debiera ser el norte del PSOE: que ese bodrio de Ley Mordaza será derogado. Como deben derogarse todas las tropelías que lleva dos años cometiendo este gobierno caracterizado por la mentira, la arbitrariedad, el abuso de poder y la corrupción.

Que la ley es inconstitucional salta a la vista a cualquiera que la hojee. Como es inconstitucional la LOMCE y demás adefesios jurídicos perpetrados por este partido más parecido a una banda de malhechores. Además, en el caso de la Ley Mordaza, junto a su carácter dictatorial y antijurídico, se mezcla otro rasgo también muy preocupante: se trata de la obra de un demente con acusados delirios persecutorios. La salud democrática del país exige no solamente que se destituya a los principales responsables de este atentado contra el Estado de derecho y las libertades de los ciudadanos (básicamente Fernández Díaz e Ignacio Cosidó) sino que, por su propio bien, se los interne en algún frenopático.

Además - y ello no es asunto menor- este increíble debate ha servido para mostrar que Eduardo Madina tiene una solidez y claridad de ideas que vendrían muy bien al PSOE si, como es de desear, abandona ya la ambigüedad, la marrullería y los embustes rubalcabianos que amenazan con hundirlo del todo. Porque Palinuro no está muy seguro de haber entendido en su exacto alcance el gesto de Tomás Gómez, pero sí ha calibrado en toda su miseria moral y su falta de principios e integridad ese vergonzoso pacto PSOE-PP en el Consejo General del Poder Judicial, después de que los socialistas engañaran a todo el mundo, afirmando que ya no  habría más pactos con un partido corrupto como el PP y (añade Palinuro), enemigo de la democracia y profascista.

Curso de anticomunicación política.

La próxima vez que alguien elabore una teoría de la comunicación, tómese la molestia de contrastar empíricamente sus hipotesis en España. Si saca una teoría, será a prueba de bomba, una teoría pegada a la tierra. Ya está bien de filosofías y logomaquias. Verdades como puños, lógica, precisión, qué se sepa a qué atenerse.
En España hay un criterio de certidumbre absoluta. Si Rajoy niega algo, por ejemplo, que este año se haya destruido empleo, es porque se ha destruido. Y, a la inversa, sabemos que algo no se da cuando Rajoy afirma que se da; por ejemplo, los brotes verdes, la luz al final del túnel, el fin de la crisis. Se trata de un criterio simple, por cierto, pero tan válido como su contrario (incluso más), según el cual, si la autoridad se pronuncia sobre algo, dice la verdad o algo aproximado. Aquí es al revés: un modo de entender la comunicación que tiene tres etapas: 1ª) bajo ningún concepto se dice nada; 2ª) si, por casualidad (por ejemplo, la siempre fastidiosa presencia de algún mandatario extranjero) hay que decir algo, sea ello cualquier cosa lo más alejada posible del asunto en trato; 3ª) si hay que referirse al asunto por imperativo legal, bajo ningún concepto se dice la verdad.

Una buena teoría de la comunicación es flexible, capaz de adaptarse con agilidad a las reacciones del auditorio. Ha de tener todas las opciones abiertas, incluso la del ridículo. La cúpula de orates enemigos de las libertades públicas que ha ocupado el ministerio del Interior, pasó la semana agitando sádicamente el espantajo de una ley monstruosa que multa con 600.000€ (casi tanto como la media de sobresueldos presuntamente pillados por los dirigentes del PP) el hecho de manifestarse frente al Parlamento. Vista la indignación generalizada, propone ahora rebajar la multa a 30.000€. Del programa máximo, al programa mínimo, como en los tiempos de la socialdemocracia revolucionaria. 30.000 € sigue siendo una cantidad absurda, desmesurada. Pero es bueno que se discuta de la cartera, así el personal no repara en que lo más intolerable de la ley mordaza, lo más anticonstitucional, es la prohibición de que los ciudadanos puedan grabar la actuación de la policía cuando hace su trabajo. Porque su trabajo bien puede ser matar a otro ciudadano indefenso a patadas y puñetazos como, al parecer, acaban de hacer los mossos catalanes y de lo que la opinión se ha enterado gracias a las grabaciones de los vecinos. Máxima de la nueva teoría de la comunicación: no se pueden difundir las pruebas de posibles delitos cometidos por la autoridad. El éxito de la anticomunicación es aquí total, prueba de la demencia absoluta de los redactores de este bodrio, porque lo que se está haciendo con esa prohibición es obligar a los ciudadanos a no cumplir con el deber de denunciar los posibles delitos de que fueran testigos, un deber de alcance discutido pero indudable en sí mismo.

La calidad de la nueva teoría de la comunicación se mide por su impacto directo, completo, fulminante. El mensaje se coloca de inmediato y obtiene un resultado indiscutible. Apenas propone el ministro de Educación, Cultura y Deporte otorgar una distinción a un importante músico catalán que este la rechaza y se la devuelve apuntándole al cogote. Es un triunfo rotundo de la empatía y la sensibilidad. Siendo el agraciado catalán, razonaba sin duda el ministro con su modestia habitual, se sentirá agradecido con una distinción española, de esas que españolizan. Así que, ¿para qué molestarse en sondear antes si la medalla sería bien recibida? ¿Cabía alguna duda? Y no se crea que se trata de un caso aislado. Ni hablar. Este es ya el ministro al que más feos han hecho en público los estamentos bajo su mando, al que más saludos se han negado, más se ha abucheado y pitado, más espaldas se han vuelto, más veces se le ha dicho a la cara que no es persona grata; el que más actos ha tenido que interrumpir y más veces se ha visto obligado a entrar o salir por la puerta de servicio. Un éxito universal de la anticomunicación. Todos los dichos estamentos lo detestan, alumnos, profesores, padres, investigadores, becarios, artistas, cineastas, actores, bibliotecarios, archiveros. El mensaje ha calado desde el primer momento. Así ha conseguido también ser el ministro peor valorado por la opinión pública de la historia de España desde los tiempos de Calomarde, como diría don Jacinto Benavente. 

¿La comunicación en España? Un éxito rotundo que nos envidian las naciones civilizadas de la tierra. 

(La imagen es una foto de La Moncloa aquí reproducida según su aviso legal).