Los papeles de Bárcenas, los infernales papeles de Bárcenas, ese aparente pozo sin fondo de la corrupción, esa novela por entregas de los chanchullos, las mamandurrias, los sobresueldos e ilegalidades del PP durante años, apuntan ahora a Extremadura. También el PP extremeño contrataba sus actos públicos (campañas electorales, congresos, etc.) con la Gürtel en tiempos de Carlos Floriano, hoy el tercer hombre en el partido y José Antonio Monago, hoy presidente de la Comunidad Autónoma merced a los votos de IU. Lo interesados explican a quien se pone a tiro que dichas contrataciones se hacían en la calle Génova, predio de Bárcenas, queriendo decir que deben quedar libres de toda sospecha. Tratándose de la Gürtel, de Bárcenas y el PP esa pretensión es imposible. Porque de algo podemos estar seguros: si se contrató con la Gürtel, hubo mordida, hubo negocio, hubo pastuqui. Qué parte tuvieron en ello Floriano y Monago será cosa que aclarará el proceso con pruebas, si las hay.
El Plural recuerda ahora haber dado cuenta en su día de un extraño robo en el domicilio de Monago, el de su amigo Fragoso, a pocos metros del suyo, y en la antigua sede del PP en Badajoz... en la misma noche. En la noche del 31 de enero pasado, cuando se hicieron públicos los papeles de Bárcenas. Ya está. Ya hay un Watergate, un Bellotagate, que dará mucho que hablar. Ya hay quien dice que los robos pudieron servir para eliminar pruebas.
El asunto Bárcenas/Gürtel tendría que haber tumbado el gobierno que está directamente implicado en él. Su cerrada negativa a la dimisión, parapetado en su mayoría absoluta hace que ese asunto, símbolo de una grado de corrupción como no ha habido otro igual, condicione la vida política por entero. Las instituciones no sirven para nada (el presidente no comparece en el Parlamento a rendir cuentas), la Constitución es papel mojado y el gobierno convierte su mayoría absoluta en una política de orden público de carácter autoritario y represivo, que trata de amedrentar a la población y de coartar el ejercicio de sus derechos. Ante las cada vez más escandalosas revelaciones de los procelosos papeles (así como los procedimientos penales en curso, más o menos concomitantes, como el de Fabra o el de Matas) el gobierno solo responde con una ley para amordazar a la gente, impedir y criminalizar las protestas, una ley que es un estado de excepción permanente de hecho.
Parece como si, convencido de su falta de crédito y prestigio, de su carencia de legitimidad, habiendo accedido al poder con engaño, roto todas sus promesas y estando bajo personal sospecha de corrupción, Rajoy hubiera decidido fiarlo todo a la represión y la recuperación económica. Su creencia, típicamente tecnocrática: la segunda hará olvidar la primera. Los hechos, sin embargo, dicen que mientras la primera es una realidad, la segunda es una quimera. Y, en aras de esa quimera, la supuesta democracia española se ha ido a hacer gárgaras.
La acompaña en tan higiénico menester la oposición. Barrida la protesta en la calle a palos, arbitrariedades, multas confiscatorias, violencia indiscriminada, es claro que solo puede hacerse oír a través de sus representantes en el Parlamento. Pero estos parecen vivir en otro mundo, desligados de este. Tras dos años ignorados, preteridos, arrollados en las votaciones, impedidos de realizar su función de control del poder, lo único que ofrecen es seguir así los dos restantes: interpelando con escaso éxito, pidiendo comparencias que nunca se producen, callándose la boca la mayor parte del tiempo y rezongando luego su descontento por le medios de comunicación en los que los dejan aparecer. Ni una idea más. Ni una reflexión sobre qué cabe hacer cuando el menoscabo del Congreso es tan grande que cada vez se parece más al Senado en punto a irrelevancia.
¿Qué fue de la anunciada moción de censura del PSOE? ¿Por qué no la interpone ya? Si ni de moción de censura -que es posibilidad reglamentaria- se atreve el PSOE a hablar, mucho menos de si tiene preparada alguna propuesta original para que los dos años restantes de legislatura no sean una prolongación de los dos primeros.
Ahora dicen todos mirar a las elecciones europeas de mayo de 2014, lo cual los tendrá entretenidos los próximos meses, olvidados de que la situación del país, para muchísima gente, demasiada, es insostenible.
Realmente los españoles no nos merecemos este gobierno ni esta oposición.
(La imagen es una foto de Esperanza Aguirre, bajo licencia Creative Commons).