diumenge, 22 de setembre del 2013

La serpiente del nacionalismo.


El simbolismo de la serpiente es uno de los más antiguos, si no el más antiguo en la historia de la humanidad. En todas las cosmologías, mitologías y religiones hay alguna serpiente. A la babilonia Tiamat corresponde la que está enroscada en el árbol de la ciencia del bien y el mal en el Génesis, o Quetzalcóatl, la serpiente emplumada o la Shesha de los hindúes o la Naga de los budistas o el Urobouros egipcio y griego. Cada una con sus características, las serpientes o los dragones son deidades primordiales, ctónicas, representaciones del ciclo vital, la muerte y la resurrección, simbolizado en el cambio de piel. Un conjunto de factores que se predican de la nación: es originaria, nace (por eso es nación) y se perpetúa a través de la vida y la muerte de sus miembros, a los que trasciende, trae la fuerza de la tierra; es la madre tierra. El primer ejemplo, creo, y más conocido de esta asociación entre la serpiente y la nación es el emblema de la llamada bandera de Gadsden que pudo haber sido la de los Estados Unidos. Actualmente viene siendo la del Tea Party, que es bastante nacionalista. Y con una serpiente muy americana, la de cascabel.

Al igual que la nación, la serpiente es un símbolo ambivalente. Empozoña con su veneno y con su veneno cura. Por eso la lleva Esculapio enrollada en su vara, símbolo de la medicina y aparece también en el de la farmacia, haciendo realidad el dicho atribuido a Paracelso de que el veneno es una cuestión de cantidad. Lo mismo sucede con el nacionalismo. La identidad nacional es un factor considerado positivo. La nacional es una de las posibles identidades colectivas (hay otras: mujer, homosexual, negro, joven, etc) y la más relevante porque aparece asociada al poder por medio del Estado. De ahí que la cuestión nacional venga siendo siempre estatal. Una identidad intermedia entre la individual y la de la especie, algo que ha tenido una extraordinaria fortuna ya que, de todas las instituciones humanas, el Estado es la más universal.

El nacionalismo militante quiere un Estado. Por eso el TC suprimió toda referencia a Cataluña como nación en el Estatuto con alguna eficacia jurídica. Los magistrados no quieren en España más Estado que el español. Al exigir su derecho al Estado propio, el nacionalismo da un sentido y una finalidad a las vidas de quienes lo profesan: la lucha por un fin superior, un interés colectivo que trasciende los límites de la vida particular, una causa. En esa misma ganancia, como en el veneno de la serpiente, está su peligro. La entrega a una causa superior puede llevar al individuo a deponer el juicio ético, siempre personal, entre el bien y el mal; llevarlo, con mucha facilidad, a profesar la perversa doctrina de que el fin justifica los medios. Ese enunciado nuclear de todo nacionalismo o patriotismo exacerbado de "Mi Patria, con razón o sin ella", que es verdadero veneno.

La nación se ve a sí misma como permanente en el tiempo, una sucesión, dice Burke, que enlaza a los muertos, los vivos y los que nacerán, una cadena. O sea, una serpiente, animal en que encarnan los muertos cuando nos visitan en el culto a los antepasados. Una cadena humana. Poderoso simbolismo el de la pasada Diada catalana. La cadena fue la manifestación de la serpiente primigenia rejuvenecida.

La serpiente es también símbolo de la defensa, el que guarda la entrada del hogar y protege a sus moradores, destruyendo todo lo que los amenaza. Es animal de ataque y combate, más ya dragón que guarda el castillo de la princesa encantada que mera sierpe. Es el espíritu de un nacionalismo contra otro, incluso cuando nace en su seno, como es el caso del nacionalismo español frente al catalán. La identidad nacional española quiere componerse también de la catalana y absorberla, pero da la impresión de haberlo hecho al modo en que la boa de El principito se había tragado un elefante que está entero en su interior.
 
El nacionalismo español  no lucha por conseguir un Estado sino por preservar, defender el que tiene. Lo que equivale a decir que combate por su supervivencia.  Pero lo hace con menguado ánimo, como un viejo dragón que ya no escupe fuego sino cenizas. Menguado y muy menguado es el ánimo de un nacionalismo que empieza por negarse como tal. Apenas hay nacionalistas españoles que reconozcan serlo y no digan que no son nacionalistas. Nacionalistas que afirman no ser nacionalistas. Cuando empezamos por negar lo que somos no vamos muy lejos.

(La imagen es una foto de Wikimedia Commons, bajo licencia GNU documentación libre).

dissabte, 21 de setembre del 2013

El reino y el infierno.


Crónica de la España negra.

El Rey pasa de nuevo por el quirófano. Ya no hace bromas con el taller y los tornillos. Está de un humor de perros. Y el personal tomándoselo a chirigota. "Abuelo, abuelo, que te la vas a dar." Debiera mirarse en el ejemplo de su pariente Isabel II, tan fresca como una rosa y es bisabuela, creo, o poco le falta. Y ¿sabe SM por qué? Porque sus perros comen todos los días solomillo preparado especialmente para ellos por un chef de cocina. Eso sí que es carácter democrático de la Monarquía, caramba. Supongo que los animalistas estarán encantados aunque, claro, los solomillos salen de alguna parte. La ética está siempre llena de trampas o de insidias, como diría Rajoy.

En todo caso, el Rey tampoco da para mucho como cortina de humo frente al caso Bárcenas, a punto ya de convertirse en una serie televisiva. Seis meses de recuperación y hasta el próximo batacazo. Mucho más prometedora aparece la cuestión de los presuntos torturadores del franquismo, Billy the Kid y The Wild Bunch. Esa sí que es cortina de humo que está ya viendo el mundo entero: el gobierno va a impedir por todos los medios la extradición de los presuntos reclamados por la justicia argentina. Lo que sucede es que es una cortina de humo tras la que preferiría no estar. La asociación del gobierno con el franquismo no es plato de su gusto. Es verdad que el PP es franquista a fuer de fundado por un ministro de Franco y de dar abundantes pruebas de seguir siéndolo. Pero no se atreve a confesarlo, salvo casos incurables como Mayor Oreja o algún jefe de centuria amojamado en alcalde del PP. Los tiempos no están para presumir del fascio. Al contrario, están para que sus propagandistas ideológicos alardeen de liberalismo, digan que Franco era socialista o simulen creer que el término nazi es un insulto y se lo apliquen a sus adversarios, preferentemente los nacionalistas.

El asunto Bárcenas no puede ocultarse ni minimizarse porque ha corrompido el fundamento mismo de la legitimidad democrática del gobierno y de su partido. Un partido que para muchos es un negocio, un lujoso modo de vida. Entre los diez principales beneficiarios de los sobresueldos barcénigos pillaron 10.673.292 de euros en veinte años; diez millones y medio, además de sus ordinarios y generosos sueldos por las actividades que realizaran. A más a más, una pastuqui, procedente de unas donaciones presuntamente ilegales. Y en concepto ¿de qué? Según nebulosa explicación de Rajoy en el Parlamento, por el trabajo realizado, como compensación o algo así de etéreo. Una trola que salta a la vista con los más de tres millones de euros que afanó el entonces tesorero. ¿Qué se compensaba en este caso? ¿Qué trabajo se remuneraba especialmente? Y de los demás, ni hablemos. La actividad de político es voluntaria. ¿De qué hay que compensarlos? ¿De qué se ha compensado a Ana Mato?

Son estos cobros millonarios, moralmente injustificables, los que convierten el asunto Bárcenas/Gürtel en el asunto Rajoy, como ya se ha dicho. Un asunto imposible de tapar precisamente por ser el presidente que, aun escondiéndose cuanto puede, tiene que aparecer obligadamente y, en donde él aparece, aparecen los sobresueldos.

La estrategia de La Moncloa es mantenerse en el mutismo y dejar pasar el tiempo. Hay tratados sobre la actitud que podríamos llamar fabiana de Rajoy (algunos sostienen que es su rasgo caracteriológico más claro)  consistente en derrotar al enemigo, en definitiva, por aburrimiento. Un fabricante de productos deportivos podría tener la humorada de vender punching balls con la cara de Rajoy. Aguanta lo que le echen: lo llaman mentiroso, cobarde, corrupto y no se siente aludido, como un Diógenes contemporáneo, ajeno a los afanes del mundo. Le da igual. La Argentina le saca ahora los colores franquistas. También le da igual. Dice eso tan inteligente de no reabrir las viejas heridas, no mirar el pasado, mirar el futuro.

Pero ahora él y los suyos tienen que escuchar lo que llevan treinta años tratando de ignorar, de ocultar, de negar: que el régimen de Franco fue una dictadura criminal y que sus servidores pueden acabar todos en busca y captura universal por la Interpol por presuntos delincuentes. Y es que el franquismo no es una ideología sino un delito. Y ello, supongo, con gran dolor de corazón de esos académicos de la Real de la Historia para quienes Franco era, en realidad, un padrazo algo adusto.

Frente a todo esto la estrategia del mutismo tiene el fracaso garantizado y eso si no sale algún otro asunto que aun pruebe más el descrédito del gobierno. Él mismo hace lo posible porque así sea. ¿O no tiene miga que el partido que lleva veinte años financiándose ilegalmente tipifique como delito la financiación ilegal?

El mutismo solo se rompe para dar paso a una reiterada melopea centrada en el comienzo de la recuperación económica, baza única a la que el gobierno apuesta todo su empeño para ganar las próximas elecciones, las europeas, las municipales y las generales. Pero...

En primer lugar no hay ni traza de tal recuperación económica. Hay unos disparates de Montoro que suenan como un discurso de la iglesia de los santos del último día, unos confusos balbuceos de Rajoy anunciando con dos años de antelación su propósito de bajar los impuestos como Dios manda, y los habituales gritos de rigor de García Margallo para que los elementos se cuadren a su paso. Pero de recuperación económica, ni rastro.

En segundo lugar, aunque se diera esa recuperación económica, ¿quién la experimentaría? Y, sobre todo, ¿cómo hacer olvidar a los pensionistas, los parados, los trabajadores, los dependientes, los jóvenes, las mujeres que, de haberse logrado es a costa de su expolio?

La esperanzas estaban puestas en Madrid 2020. El personal no comería pero se alimentaría de los fastos de los juegos olímpicos. Otra burbuja pinchada. Madrid 2020 era una astracanada cuyo episodio estelar fue el discurso de Botella con una serie de necedades sacadas de una guía turística de tercera escenificado con la mímica de Antoñita la fantástica.

A falta de juegos olímpicos, bienvenidos habían de ser los juegos de manos. Así, la fe puesta en los estadios se posa ahora en los casinos y, en lugar de hacer el ridículo hacia fuera, lo hacemos hacia dentro. El millonetis Adelson quiere que en Eurovegas (de cuya financiación aún no dispone) no se aplique la legislación antitabaco. La ministra Mato se ha puesto a la tarea de no ver Eurovegas igual que no veía el Jaguar en el garaje de su casa. Y, ya puestos, ¿por qué limitarnos a la prohibición de fumar? ¿Por qué no eliminar también la prohibición de la trata de blancas o el abuso de menores? 

divendres, 20 de setembre del 2013

Siempre hay un elefante a tiro.


¿Recuerdan el famoso "elefante blanco" del Tejerazo de 1981? Sus señorías escucharon debajo de sus asientos que se esperaba la llegada de una autoridad, militar por supuesto, quien daría las órdenes oportunas. Esa autoridad pasó a ser el "elefante blanco", cuya identidad jamás se supo de seguro, oscilando las conjeturas entre el general Armada, Milans del Bosch o el propio Juan Carlos I. Nunca se sabría. Por cierto, curioso giro llamarlo "elefante blanco". El nombre parecería indicar algo muy preciado, casi dotado de poderes taumatúrgicos. Y no es exactamente así. El bicho es, sí, muy preciado a fuer de raro pero el nombre está ligado a la desagradable experiencia de poseer algo muy valioso que no sirve para nada y no se puede mantener ni desechar. Una ruina, vamos. Los reyes de Siam regalaban un elefante blanco a los cortesanos a quienes querían arruinar.

Es posible que la denominación, en definitiva, sea correcta y traduzca la idea popular sobre el valor de la Monarquía. No sirve para nada, es carísima y no hay modo de quitársela de encima. Un elefante blanco, desde luego. Y el Rey está familiarizado con los proboscidios de los colores más habituales, como es sabido por su afición a cazarlos, en ejercicio de su cargo de presidente honorífico del World Wild Life, cargo del que le han apeado a raíz de su último paquidermicidio.

Ahora ha irrumpido en la cuestión catalana, al modo del dicho también popular del elefante en la cacharrería. Se ha puesto a llamar a las personalidades catalanas de la empresa, la banca, los medios de comunicación para que se impliquen en la lucha contra el secesionismo. Al parecer ha abroncado al Conde de Godó, propietario de La Vanguardia, afeándole su apoyo al independentismo de CiU, él, que es Grande España, nada menos, nombrado precisamente por Juan Carlos I, el amigo de los elefantes. Hace un año, en la Diada de 2012, también abroncó en público a un dirigente de CiU, Salvador Esteve, por los mismos motivos y este, que le respondió con dignidad, confesó estar acollonat pues veía que el otro, muy irritado, se le venía encima. Pues eso, barritando irascible como un elefante viejo, que son los más peligrosos de todos.

Hace un tiempo, el lingüista cognitivo George Lakoff, gran teórico del framing publicó un librito que ha sido casi best seller titulado No pienses en un elefante, convertido en vademécum de los comunicólogos de medio mundo. Lakoff, de proclividad demócrata, trata de convencer a sus correligionarios de que si quieren enfrentarse con éxito a los republicanos (cuyo símbolo partidista es un elefante) tienen que sacarse de la cabeza la imagen del proboscidio pues, de otro modo, estarán debatiendo en el terreno elegido por el adversario. Parece un buen consejo, pero no sé si los aconsejados, los demócratas, sabrán seguirlo. Al fin y al cabo la imagen de su partido es un burro.

Sería un consejo beneficioso para los políticos españoles: dejen de pensar en el elefante real. Están nerviosos; no saben qué hacer. Quieren preservar la institución pero tienen miedo al titular, un convaleciente achacoso, cascarrabias, que parece ir por libre, al frente de una casa desmadejada con el crédito y la valoración popular bajísimos y que, cualquier día de estos, monta un lío. Con motivo de cierta celebración más o menos castrense estuvo a punto de darse una castaña y medir de nuevo el suelo con las costillas. Lo evitaron cuatro o seis generales y almirantes sujetándolo en vilo. Una imagen del elefante de la Monarquía española.
 
Hubo un tiempo en que el Rey, como el elefantito Babar, salió al extranjero, aprendió mucho y volvió a casa cargado de dones y ventajas de la civilización exterior. Y el pueblo ingenuo le tributó su aplauso. Pero eso fue hace mucho. Babar ha crecido, se ha convertido en una mole achacosa que solo sabe meter la pata, pues ya ni la trompa, y provoca problemas allí donde va.
 
Hace unos días, el señor Navarro, secretario general del PSC, pedía la mediación del Rey en un diálogo entre España y Cataluña. Y el elefante ya le ha contestado.



Por cierto, el otro elefante blanco, el Papa, sigue siendo blanco, pero se ha convertido en un mirlo. ¡Un Papa diciendo que jamás fue de derechas! Eso sí que no se lo esperaba nadie salvo los paldonfinis que se deslizan con frufrú de lujosos manteos y sotanas por las estancias del Vaticano. La iglesia, dice Francisco, debe dejar de dar la brasa con los gays y los matrimonios homosexuales. Pues es cierto. Ya está bien de aburrir a todo el mundo con esas pamplinas. Veremos luego qué sucede con el aborto. Señor, Señor. El obispo de Alcalá va a fliparlo en colores y monseñor Rouco quizá esté pensando levantar partida en nombre de Cristo Rey. Y no solo eso. Ha entrado Francisco en el huerto prohibido, el de las mujeres. Que hace falta en la iglesia, dice, el genio femenino. Nada más cierto. Atrévase a abrirle las puertas. Derogue el celibato obligatorio del clero, costumbre monstruosa, patógena, y permita la ordenación de mujeres. Esa sí sería una revolución de verdad en la iglesia al lado de la cual las demás son tortas y pan pintado.

(La imagen es una foto del Ministerio estonio de Asuntos Exteriores, bajo licencia Creative Commons).


dijous, 19 de setembre del 2013

Vuelve Franco.


El revival franquista del verano alcanza su apogeo. Los zangolotinos de Nuevas Generaciones poblaron las redes de fotos celebrando el fascismo con banderas franquistas, brazo en alto y acudieron en escuadra falangista a arropar a Cospedal en su declaración ante el juez. Porque son franquistas, sí, pero del PP y no parece que sean casos de doble militancia. Los gerifaltes del partido consideran que se trata de "chiquilladas" y no merece la pena tomar medidas disciplinarias. Varios alcaldes del PP, que parecen sacados de un álbum de fotos de la época de Bienvenido Mr. Marshall, también han dado fe de su inquebrantable fidelidad a Franco. Estas, claro es, no son chiquilladas; son alcaldadas seniles y, por lo tanto, tampoco censurables. Un grupo de matones del fascio entre los que hay de todo, incluido un pariente de un miembro del gobierno, asaltan la librería Blanquerna. Actos aislados, insignificantes, dirá el ministro del Interior.

El PP se niega a colaborar en la tarea de hacer justicia con el franquismo. No cumple la ley de la memoria histórica; al contrario, la obstaculiza. Bloquea todo intento de hacer justicia a las víctimas y de eliminar los honores indebidos de los victimarios, nombres de calles, plazas, monumentos, etc. Yo mismo pude ver hace unos días que el nombre de José Antonio Primo de Rivera sigue esculpido en la piedra de la fachada de la catedral de Granada.

En estas condiciones, con los franquistas crecidos, parece lógico ver que la Fundación Nacional Francisco Franco, una entidad privada que hasta hace poco recibía subvenciones públicas, dedicada a honrar la memoria y difundir el conocimiento del dictador, reclame la intervención del ejército en Cataluña. Por supuesto. Absolutamente lógico. Lo ilógico es que haya una Fundación Nacional Francisco Franco. Está presidida por la hija del dictador y a su patronato pertenece el suegro del ministro de Justicia, un falangista ex-ministro de Franco que habrá explicado a su yerno el sentido de la justicia sobre los luceros. Esa Fundación debiera ser declarada ilegal y disuelta y sus responsables, la hija, el suegro y el cuñado del primo y el sobrino de la tía, todos, procesados por apología del presunto genocidio cometido por ese invicto caudillo al que idolatran.

En el revival no podía faltar la fanfarria militar y allá se fue García Margallo a preparar la toma del Peñón de Gibraltar, como en los mejores tiempos. Reapareció la Legión y se escucharon soflamas de diverso tipo, así como de la altura de las de Trillo en Perejil. Entretenidos en estas nostalgias, los gobernantes y sus diversos adláteres no calibraban bien el impacto que el facherío estaba produciendo en el extranjero. Podían haberse enterado en Buenos Aires, cuando casi no los dejaron salir del ascensor. Pero eso es imposible. Uno de los rasgos de la derecha española es su pavoroso parroquialismo. No es que el juicio ajeno le sea indiferente. Es que le es desconocido.

Hasta que un buen día nos dan una bofetada como la de la jueza María Servini de Cubría, que ha dictado orden internacional de detención preventiva con fines de extradición contra cuatro presuntos torturadores de la dictadura, con nombres y apellidos. Así el gobierno se encuentra ahora obligado a responder a una petición de extradición de cuatro supuestos criminales que trabajaban a las órdenes de ese presunto genocida cuya memoria es honrada por una fundación que hasta hace poco se financiaba con fondos públicos.

Seguramente el gobierno hará oídos sordos a la petición; es decir, amparará -una vez más- a los supuestos delincuentes de la dictadura. Pero menudo bochorno internacional. España emparejada con las dictaduras sangrientas del cono sur (en realidad, estas fueron sus discípulas) a los ojos del mundo entero. Si alguno de los cuatro extraditables pone un pie fuera de nuestras fronteras, la Interpol le echará el guante y tendrá que declarar por sus posibles fechorías.

Por cierto, el juez Garzón estará encantado de ver cómo se extiende su doctrina pues la jueza Servini aplica el mismo criterio de justicia penal universal que él aplicó para conseguir la detención de Pinochet en Londres. Algo de lo que hemos de felicitarnos todos porque, si no es por la intervención argentina, en España jamás se haría justicia a las víctimas del franquismo. La prueba reside en el mismo Garzón. Jamás se recuperarían los muertos de las cunetas, jamás se conocerían los nombres de sus asesinos.

Esa decisión de la jueza Servini es una bomba que ha acabado reventando la Marca España, el segundo país del mundo, después de Camboya, con mayor número de asesinados en fosas comunes anónimas. Ahora, la sombra de esos muertos vuelve a alzarse ante el gobierno por una requisitoria transoceánica. Un gobierno compuesto por franquistas, neofranquistas, descendientes de franquistas o emparentados con franquistas. Porque, si se puede -y se debe- llamar a declarar a Billy el Niño, a lo mejor también al suegro de Gallardón, Utrera Molina, que fue ministro de Carrero Blanco, o sea, de Franco.
 
Y después dicen que España no es diferente. 

dimecres, 18 de setembre del 2013

Entrevista a Mariano Rajoy.


Palinuro, el reportero más duro, consiguió colarse hoy por la mañana en La Moncloa gracias a un primo que tiene, empleado de asesor de Rajoy. Una vez en el complejo, se atuvo a sus consejos: hacer como si nada, coger unos papeles y andar de un sitio para otro recorriendo los pasillos como si fuera a algún sitio o viniera de algún otro. El truco consistía en hacerse el encontradizo con el presidente y, una vez contactado este, no darle tiempo a reaccionar y recordarle aquellos inolvidables tiempos cuando ambos -Palinuro y él- se conocieron siendo él presidente de la diputación de Pontevedra y Palinuro algo que, de momento, no revelará, pero es históricamente cierto. Pasaron antaño unos gratos momentos y, fiado en este recuerdo, esperar que accediera a retirarse a un diván en un rincón y mantener esta charla que damos hoy a los lectores en rigurosa exclusiva mundial.




Pregunta: Usted dijo que no cumplía su palabra pero sí con su deber. Pero, ¿no es el primer deber de un hombre cumplir la palabra?

Respuesta: Mireusté, déjese de frivolidades. España es una gran nación y hay que sacrificarle todo. Hasta la hombría. Yo estoy dispuesto.
 
P.: Es opinión universal que no hace usted más que mentir.
 
R.: Mentira, verdad, ¿cómo distinguirlas en política? La verdad es una quimera y la mentira ya tal.

P.: Casi todos sus ministros son ignaros en la materia que les ha encomendado. ¿Cree que es bueno para España?

R.: Excelente. Si supieran algo de lo que gestionan podrían tener ideas y eso es peligrosísimo. Las aplicarían, en lugar de obedecer órdenes como hago yo. El gobierno es cosa de jerarquías.

P.: ¿Cree que los medios públicos de comunicación en España con usted son imparciales?

R.: ¿Tiene alguna duda? La cobertura respeta rigurosamente los apoyos electorales. A más votos, más razón se le da a un partido. No solo tiempo sino razón. No querrá que sea al revés. Sería reírse del pueblo. ¿Me entiende?

P.: Por supuesto. ¿Cree que la democracia es compatible con el gobierno por decreto y el ninguneo del Parlamento?

R.: Lo dice usted como si fuera gobernar por ukase. Y no. El Parlamento tiene luego que convalidar el decreto. Así que nada de ninguneo. El Parlamento tiene la esencialísima tarea de convalidar los decretos del gobierno.

P.: Y aplaudir.

R.: Solo si me lo merezco. No obligo a nadie. Pero el Parlamento es fundamental en España.

P.: Fundamentalísimo, desde luego. Presume usted de haber conjurado la amenaza de la crisis sobre España y de que estamos al inicio de la recuperación. Pero los datos no dicen eso. ¿A quién deben creer los ciudadanos, a los datos o a usted?

R.: ¿Ve por qué no admito preguntas en las ruedas de prensa?

P.: Claro. Las preguntas las carga el diablo.

R.: ¡Qué va! Las carga Carlos Marx. Mireusté, entre los datos y yo, lo tengo claro: yo. Además, los datos los fabrico yo, que tengo sentido común y soy muy previsible. Los ciudadanos, que crean lo que quieran. España es un país libre. Al final se hará lo que yo diga y seguro que coincide con los datos.

P.: ¿Y si no hay recuperación?

R.: Se parece usted a Guindos, que es un agonías. Claro que la habrá. ¿No ve que ya hemos arruinado el país y empobrecido a sus habitantes al extremo de que España entera es pieza codiciada de los fondos internacionales? En nada de tiempo volverán los inversores con una lluvia de miles de millones.

P.: O sea, otra burbuja.

R.: Claro, solo que yo no la llamo así sino recuperación económica. Es como cuando Aznar. Cogió España en la ruina y la dejó con superávit. No seré yo menos que Aznar, que no era un lince.

P.: ¿Por qué han de pagar la crisis los más desfavorecidos, lo que la convierte en una estafa?

R.: Es obvio. La pagan porque son los currelas, los que nacieron para pagar. Si tiene alguna duda, léase los artículos que escribí en El berrido de Pontedeume en mi juventud, en donde demuestro que lo natural es la desigualdad de la gente, que la igualdad es una manía de psicópatas y envidiosos, como demostraba Fernández de la Mora, mi guía espiritual. Unos, como yo, hemos nacido para mandar y ser ricos; otros, para obedecer y ser pobres. Es el orden natural de las cosas. ¿En dónde está la estafa?

P.: Con la excusa de la crisis su gobierno está realizando una involución de 100 años y, mientras Francia impone la laicidad en las escuelas, ustedes les imponen la religión. ¿Cree usted que Francia sea un país más atrasado que España?

R.: Desde luego. Todos masones y antiespañoles.

P.: ¿Por qué no condena el PP el franquismo?

R.: Ya lo hicimos.

P.: Pero de mentirijillas. Luego no lo condenaron en el Parlamento Europeo. Su partido está lleno de franquistas, ustedes han derogado de hecho la Ley de la Memoria Histórica y se niegan a investigar los crímenes del franquismo.

R.: No queremos reabrir viejas heridas. Es un error. Además, no me importa reconocerlo, en el fondo, fondo, somos todos tan franquistas como el Rey. Pero todos, ¿eh? Todos. Ustedes, los rojos, también.

P.: ¿Qué quiere decir?

R.: ¿No se da cuenta? Franco marcó todas las generaciones. Nosotros somos los continuadores del régimen y, en cierto modo, ustedes también lo son del antirrégimen. Si se acabara el franquismo, ¿de qué iban ustedes a hablar?

P.: Tenemos muchos temas.

R.: No es eso lo que me dice Arriola. Su único tema, además del franquismo, es la transición: que si fue buena, que si mala, que si se hizo bien, mal o regular. Viven ustedes en el pasado y ni sobre eso consiguen ustedes entenderse. Son ustedes de una vaciedad mental asombrosa.

P.: Volvamos al presente. ¿Cuándo va usted a dar explicaciones reales sobre el caso Bárcenas? ¿Está esperando a hacerlo ante el juez?

R.: ¡Qué murga, oiga! Precisamente hoy ha tenido Sorayita que responder a sus insidias en el Parlamento. He dado ya todas las explicaciones. No hay más. Se acabó. Reconocí haberme equivocado, como el Rey con el elefante y ya solo los enemigos de España, la canalla marxista y los periodistas, que viene a ser lo mismo, pueden pretender que siga dando explicaciones porque lo que quieren es ver si me pillan en un renuncio.

P.: Insisto: tendrá que dárselas al juez.

R.: No sea panoli, hombre. Los jueces hacen lo que nosotros decimos. Los militares, los curas, los jueces, los periodistas. Todos. El Caudillo lo dejó todo atado y bien atado y así sigue. Escuche a Marhuenda, que lo explica de cine.

P.: Imposible no hacerlo. Está en todas partes.

R.: Sí me es más fiel que mi caniche. Claro que Lara se porta y le astilla una pastuqui. Aunque yo sé que lo haría por las lentejas.

P.: Pero el escándalo Bárcenas no remite. Cada día se descubren casos nuevos de corrupción de su partido, sus cargos públicos, de usted mismo…

R.: Es un fastidio, ¿verdad? Pero ya escampará. Mientras tanto, nosotros a no dejarnos distraer, a lo nuestro. Empeñé mi palabra y nadie me apartará de ello.

P.: ¿Cuál palabra? Porque tiene usted muchas.

R.: La que me dé la gana. Once millones de ciudadanos confían en que sabré mantener el rumbo. Así que seguiremos a lo nuestro.

P.: ¿Qué es lo suyo? Hay gente que dice que lo suyo es robar.

R.: Hay gente pa tó, ¿no? Como decía Belmonte. No niego que algunos de los nuestros trincarán (aunque nunca tanto como los sociatas; fíjese en los EREs), como hizo ese señor mayor de pelo entrecano que está en Soto del Real y diz que fue tesorero del PP. Nada. Nosotros a lo nuestro, a sacar a España del abismo sociata.

P.: Con el fracaso de Buenos Aires se ha quedado usted sin cortina de humo.

R.: Desde luego. Vaya chasco. Entre nosotros, en off, por favor, le diré que Botella es casi tan tonta como su marido. Un charlatán le ha estafado dos millones de dólares con la coña esa de las olimpiadas. Igual que a Aznar le birlaron otros dos millones prometiéndole una medalla que no le dieron. Pero es verdad, con los juegos a la porra tendremos que concentrarnos en otros asuntos para distraer la atención de la chusma. Gibraltar siempre estará ahí y de los polacos ya ni le cuento.

P.: ¿Piensa Vd. bombardear Barcelona, como ha dicho hace poco un tertuliano facha de los suyos?

R.: No quisiera, desde luego. Soy muy aficionado a pasear por las Ramblas, pero si no queda otro remedio para preservar la unidad de la Patria…

P.: La fundación Francisco Franco propugna un golpe de Estado en contra de Cataluña.

R.: ¡Ah! Esa fundación en la que está el suegro del ministro de Justicia. Sí, ya imagino. También los militares están que bufan. Bueno, sabe usted que soy partidario del diálogo. Hasta contesté la carta que tuvo la desfachatez de mandarme Mas. Pero si hay que pasar a la acción, no le quepa duda de que no me temblará el pulso.

P.: Como con las pensiones…

R.: Exacto.

P.: La sanidad pública.

R.: Desde luego.

P.: La educación.

R.: Por supuesto. Si hay que bombardear, se bombardea, pero Cataluña es España y lo demás, una patraña.

P.: Si va a bombardear, ponga a Trillo al frente de la operación.

R.: ¡Toque madera, hombre! Ese confunde Cataluña con Honduras y los aviones se le caen.

P.: No se enoje. ¿Ha cobrado usted sobresueldos?

R.: Por supuesto. Como todo el mundo. El PP es una empresa y el que más rinde, más cobra.

P.: ¿Se le ha pasado por la cabeza dimitir?

R.: Claro que no. Al contrario, estoy pensando continuar varios mandatos más y sin necesidad de que haya elecciones. Son muy caras y, total, ya sabemos que la gente me elegirá sin vacilación.

Carta abierta a Rubalcaba.


Dada su gran experiencia política, su perspicacia, su reconocido buen juicio y su prudencia no tengo duda de que calibra usted perfectamente la gravedad de la situación. El gobierno del PP no solamente va a aniquilar todo el reformismo de los gobiernos socialistas, desde el primero de González, sino incluso los escasos adelantos (pero adelantos al fin y al cabo) que se consiguieron en el último franquismo y durante la transición. Una involución en toda regla, una aniquilación del programa socialdemócrata, un retroceso de un siglo. Suficientes muestras ha dado ya habiéndose cargado el último pilar del Estado del bienestar, el sistema público de pensiones. Todavía le quedan dos años, si el asunto Bárcenas no lo impide. De ahí que las próximas elecciones de 2015 sean cruciales. Si el PP las pierde cabe deshacer por vía legislativa gran parte del destrozo ocasionado. Pero, si las gana, lo consolidará, la sociedad se retrotraerá al capitalismo más salvaje y la izquierda será barrida por una larga temporada.

Sigo pensando que el único partido de la izquierda que puede frenar y revertir esta catástrofe es el PSOE. Pero el problema, que ya debiera estar resuelto, es bajo la dirección de quién. Hace casi dos años perdió usted unas elecciones estrepitosamente. Cabía argumentar que, en realidad, las había perdido su antecesor, Zapatero. Y, supongo, por eso, lo eligieron a usted secretario general: para darle la oportunidad de recomponer las perspectivas electorales de su partido. Dos años después, estas no han remontado, sino que se han hundido más y su grado de aceptación, confianza y popularidad es ínfimo. Curiosamente en estos años también se ha dado un hundimiento del PP sin que el PSOE se haya beneficiado de él. Recién parece que se acerca a aquel en su momento más bajo, con un magro 30% de intención de voto.

En efecto, si la gestión del PP ha sido -y sigue siendo- muy impopular por injusta, arbitraria, autoritaria y ruinosa, la del PSOE ha sido errática e insatisfactoria. No ha conseguido articular una oposición aceptable. Empezó ofreciendo pactos de Estado a un partido que no entiende nada de eso pues su función se limita a aplicar el programa de la patronal y la iglesia y cuidar de sus intereses materiales como partido e individualmente, según los sobresueldos que se reciban. Pasado el lamentable sarampión pactista disfrazado de "oposición responsable" comenzó a articularse una oposición con algo más de nervio, pero deshilachada y nada convincente. Un ejemplo lo deja claro: por fin, el PSOE abandonó el compromiso de pactar con el PP la ley de transparencia, esa broma que el gobierno ha aprobado con ayuda de CiU, PNV y CC. Menos mal. Pero, ¿puede alguien explicar de quién fue la brillante idea de aceptar un pacto sobre transparencia con el PP?

La endeblez, la irrelevancia de la oposición se ve a las claras en el hecho de que el PSOE no haya vuelto a hablar de la moción de censura y prefiera jugar al ratón y al gato en sede parlamentaria, teniendo que valerse de subterfugios reglamentarios para plantear debates que debieran ser obligados y con obligada comparecencia de Rajoy. Y el principal responsable de esta inoperancia del PSOE es usted. No se ve cómo, con los datos actuales en la mano y su trayectoria desde 2011, alguien pueda vaticinar un triunfo del PSOE en 2015. Lo que se discute es por cuánto perderá y cuál será la distancia con IU, en pleno ascenso. Así que, nos guste o no nos guste, es muy legítimo plantear el problema de la candidatura del PSOE.

Usted ha dicho en alguna ocasión, como sacrificándose, que si su partido le pide ser el candidato, querrá serlo. Muy bien. Pero no puede ignorar dos aspectos: 1º) es bastante probable que su partido le pida lo que usted quiera que le pida porque, como todos los partidos, tiene una estructura oligárquica y clientelar; quizá menos que otros, pero la tiene. 2º) No es su partido quien lo llevará, en su caso, a a La Moncloa sino el electorado y este, obviamente, a juzgar por los barómetros más fiables, no lo quiere a usted. 

Es comprensible que pretenda coronar su larga carrera política con la presidencia. Es humano. Pero debe pensar en qué está usted jugándose en el empecinamiento. No solo el fin de aquella (al menos en primer plano; siempre podrá ir de senador o de eurodiputado), sino la definitiva destrucción de un modelo de sociedad, muy insatisfactoria, desde luego, pero infinitamente más justa, libre, solidaria y humana que la que la derecha trae en las alforjas.

Pausa. La política es un terreno de decisiones dramáticas y las consideraciones tácticas son secundarias. Si se queda usted lo más probable es que pierda las elecciones porque ofrece un blanco muy fácil para los ataques del PP y, al tiempo, su capacidad de respuesta es muy débil sobre todo por carente de crédito. Pero si se va usted, tampoco está garantizado el éxito ni mucho menos. Un nuevo liderazgo, nuevas propuestas, un perfil claro de oposición, incardinación en los nuevos movimientos sociales que articulan el malestar social, diálogo con las demás fuerzas de la izquierda y, a ser posible, presentación de un programa mínimo con el máximo apoyo popular posible: derogación de toda la obra legislativa de la derecha, restablecimiento de los derechos de los distintos sectores ciudadanos y su blindaje constitucional. 

Pues bien, aun así, se puede perder. Todo dependerá del tiempo que haya para articular la nueva forma de acción. A menos tiempo, menos posibilidades. Y esa es una decisión que, al parecer, ha de tomar usted. Y sin referencia a cuestiones tácticas, de esas de elecciones europeas o locales. Tome la decisión, pues las cuestiones tácticas se arreglarán por sí solas. Lo esencial es dar tiempo suficiente a quien haya de liderar su partido en unas elecciones que determinarán nuestras vidas para muchos años por venir.

Piénselo. Escuche a todo el mundo. No solo a los de su partido. 

(La imagen es una foto de rubalcaba38, bajo licencia Creative Commons).

dimarts, 17 de setembre del 2013

Pensiones: la derecha contra los derechos.


El PP, la derecha, la expresión política de la clase dominante, son alérgicas a la idea misma de derechos en cuanto titularidad subjetiva a determinadas acciones y posesiones amparada por los tribunales. Para sí misma quiere todos los privilegios y para la inmensa mayoría de la población, si llega, la caridad y la beneficencia. Pero nada de derechos. Nada que permita a la gente tener una base de dignidad independiente de los caprichos de los señores y sobre la cual proyectar una existencia de ser humano libre.
 
La derecha quiere esclavos, siervos. Quiere que la gente, despojada de toda seguridad jurídica, se someta a la incertidumbre de las relaciones personales y fie su bienestar, su vida misma, al capricho de los amos.

El ejemplo más evidente y último (por ahora) es esa reforma de las pensiones perpetrada por el gobierno con el auxilio de unos expertos sin escrúpulos ni moral, directamente a sueldo de las entidades financieras que se beneficiarán con el desmantelamiento del sistema público de pensiones y su substitución por sus esquemas privados. Al desvincular las pensiones del IPC -como hasta ahora estaban por ley- dejan la actualización de aquellas al libre albedrío de los gobiernos, convertidas en un acto graciable de estos, eliminado su carácter de derecho de los pensionistas. La inenarrable ministra del ramo, Báñez, afirma que, con su subida garantizada del 0,25% anual las pensiones subirán siempre. Y, claro, no menciona que, si el IPC aumenta por encima del 0,25%, como suele suceder y al gobierno no le da la gana de compensar la diferencia, las pensiones perderán poder adquisitivo de modo sistemático hasta desaparecer. Esta señora piensa que el auditorio tiene un nivel de estulticia muy superior al suyo, que ya es gigantesco. La reforma de las pensiones del PP es, simplemente, un expolio sistemático y en diferido a los pensionistas.

No vamos a recordar las veces que el embustero Rajoy afirmó que jamás tocaría las pensiones. Nadie espera ya del presidente otra cosa que mentiras e indignidades. Vamos a situar este último atropello en un contexto más amplio.

Han hecho con las pensiones como con la sanidad, la educación y, en general, todas las prestaciones del Estado del bienestar: suprimirlas sobre la base de decir que no podíamos permitirnos estos lujos gratuitos. Ahí empieza su mentira: nada de eso es gratuito. Todo, absolutamente todo, lo hemos pagado de antemano a través de los impuestos y las cotizaciones. Lo hemos pagado, además, quienes pagamos impuestos y no los que los evaden, es decir, en su inmensa mayoría gente del PP (como quienes no declaraban lo sobresueldos) o sus amigos y votantes, evasores fiscales a quienes sus obedientes políticos amnistían después. De gratis, nada.

Pero hay más: el expolio, el hurto, residen además en recortar o suprimir esos servicios, hacerlos de repago si acaso al tiempo que se siguen subiendo los impuestos ciertamente a los de siempre. Y ¿para qué quieren recaudar más cuando gastan menos en servicios o, simplemente, como hace Cospedal, los suprimen? Sencillo, con tres objetivos:

1º) Seguir robando y metiéndose directamente el dinero en el bolsillo (Bárcenas, Gürtel, etc).
2º) Despilfarrarlo en proyectos faraónicos inútiles, mamandurrias de cientos de enchufados o comitivas de chupones a Buenos Aires o donde sea.
3º) Dárselo a las empresas privadas que los financian a su vez ilegalmente con las correspondientes mordidas, estilo López Viejo y otros.

¿Cómo va la derecha a respetar los derechos si lo suyo es expoliar a la gente, someterla por la inseguridad y el miedo y reprimirla a palos o como sea si se solivianta?

(La imagen es un montaje de El Jueves, en GAtos Sindicales).

Si esto es un hombre.

Tomo prestado el título a la espléndida y terrible novela de Primo Levi con intención bien diferente como verá quien lea lo que sigue:

El que prometió dar la cara lleva dos años escondido.

El que dijo que llamaría al pan, pan y al vino, vino, no pronuncia el nombre Bárcenas.

Quien aseguró mantendría su espíritu de diálogo no habla con nadie, no responde las preguntas de los periodistas, no contesta las interpelaciones parlamentarias y da orden a su partido de mantener un silencio cerrado de omertà.

Quien se preciaba de hablar claramente lleva dos años mintiendo e incluso lo reconoce públicamente al admitir que no ha cumplido su palabra.

Quien aseguró que diría siempre la verdad se niega a decir cuánto dinero público se ha embolsado en los últimos veinte años, tanto el legal como el presuntamente ilegal.

El que dijo que obligaría a dimitir a los cargos imputados no solo no lo hace sino que no piensa ni en dimitir él si llegan a imputarlo.

Quien aseguró que daría al Parlamento la importancia que tiene, no se digna pisarlo y lo ha reducido a una cámara de bloqueo de la oposición.

Quien dijo que velaría por la imparcialidad de los medios públicos de comunicación los ha puesto en manos de un grupo de esbirros ideológicos que los han convertido en un aparato de propaganda.

El que afirmó que no tocaría el Estado del bienestar lo ha desmantelado.

El que prometió que no abarataría el despido lo ha hecho libre y gratuito.

Quien dijo que, cuando gobernase, descendería el paro, lo ha incrementado y sigue haciéndolo.

Quien aseguró que bajaría los impuestos los ha subido. Y los ha subido injustamente, para que paguen más quienes tienen menos.

Quien afirmó que no daría dinero público para rescatar bancos les ha entregado 120.000 millones de euros prácticamente a fondo perdido.

El que dijo que metería la tijera a todo excepto la sanidad, la educación y las pensiones, ha vendido la sanidad pública a empresas privadas, bastantes de ellas regidas por granujas; ha liquidado la educación pública y gratuita a favor de la privada de los curas; y ha liquidado el sistema público de pensiones.

Y todo esto no lo ha hecho con el paso del tiempo, a lo largo de los años; no. Lo ha hecho de inmediato, apenas tomada posesión porque ya lo tenía todo preparado de antemano. Hizo una plataforma repleta de mentiras para ganar las elecciones y aplicar su verdadero programa, que es el que consta más arriba.

Cuando un gobernante comete tantas iniquidades pierde la escasa legitimidad que pueda haber tenido. Deja de ser un gobernante legítimo. Se convierte en un déspota. Deja de ser un hombre. Es un granuja.

dilluns, 16 de setembre del 2013

Sobre comunicación política


Reproduzco aquí la entrevista que, con motivo del Congreso Internacional sobre Comunicación Política, celebrado en Granada hace unos días, me hizo Jaime Martín para Granada Digital. Tengo que decir que creo que es el mejor entrevistador que me he encontrado en la vida. Conciso, escueto, al grano. Sí señor:


Él es un clásico del análisis y la opinión política en España. Con más de 145 artículos en revistas especializadas y un currículo editorial tan nutrido como comprometido, sentarse a charlar con Ramón Cotarelo es hacer un repaso muy crítico a la actual situación en el país.

Pregunta: ‘Gobernando Mentes: Las Fortunas de la Publicidad Política’ es la conferencia que en unos minutos ofrecerá como colofón final al congreso. Con ese título la pregunta es obligada ¿Hasta qué punto tiene el ciudadano capacidad de elección?

Respuesta: Tengo que puntualizar que lo de publicidad política lo he puesto para no poner los otros dos temas que son de los que en realidad voy a hablar: propaganda y comunicación política. Ahora, hablar de los ciudadanos no te lleva a ningún sitio. Hay de todo: hay ciudadanos que no se enteran de nada y además no les interesa y ciudadanos sumamente críticos. Generalmente suponemos que los ciudadanos son una manada de incompetentes que no tienen criterio propio y se pueden manipular.

P: ¿A quién se refiere por nosotros?

R: A todos, cuando hacemos este tipo de razonamiento. Es como cuando te dicen que la prensa manipula. Yo puedo creer que la prensa intenta manipular pero de ahí a que lo consiga, hay un abismo. ¿A ti te manipula? No. Entonces ¿por qué crees que a los demás sí? Pues ahí llegamos, porque crees que los demás son tontos, que es el problema que hay aquí. ¿Qué se consigue con esto de la comunicación política? Movilizar a los interesados.

P: Como buen analista político, no le asusta la arena del debate y de hecho, mantiene diferentes frentes abiertos, sobre todo en Internet. ¿Le parece que hagamos un breve repaso a alguno de los tuits que ha publicado en las últimas semanas?

R: Sí, por supuesto.

P: Aquí va el primero: “Aunque pueda parecer un absurdo, los catalanes son la esperanza de España”

R: Creo que el 99% de la gente que se opone a cualquier autodeterminación de Cataluña parte del principio de que Cataluña es España y eso no se discute… Si eso no se discute y una parte de España es participe de una rebelión cívica a mí eso me parece estupendo. Yo también sostengo que Cataluña es parte de España, lo que sucede es que me parece que los que componemos la nación España debemos hacerlo voluntariamente, con el derecho a marcharnos cuando nos dé la gana. A mí me gustaría que los catalanes decidieran mayoritariamente quedarse en España y, en ese sentido, es en el que digo que me parece ejemplar lo que están haciendo: en términos de una manifiesta voluntad cívica, democrática, tolerante… una sociedad fuerte y rica que nosotros no tenemos.

P: ¿Qué hacemos entonces con lo que algunos han llamado ‘mayoría silenciosa’?

R: Eso es la habitual tontería de la derecha. Si tú echas cuentas resulta que el PP está gobernando en contra de la mayoría silenciosa de los españoles. Además, esa mayoría no es silenciosa ya que está venga a pedirle explicaciones de lo que han estado robando. ¿Cómo se atreven a hablar de mayorías silenciosas?

P: “Mrs. Bottle: How about a relaxing getting the hell outa here and keeping an underground profile for the next two hundred fucking years?” (La traducción elegante sería algo así como: “qué tal un relajante vete a paseo y quédate por ahí los siguientes 200 años)

R: Los políticos son el principal problema del país. Tenemos una clase política –básicamente la derecha pero la izquierda se ha infectado- profesional. Todos dicen que no lo son pero lo son. Todos dicen que tienen una profesión pero no han ejercido nunca.

P: En ese sentido podemos hablar tanto de Ana Botella como de Susana Díaz. ¿Qué le ha parecido su llegada a la presidencia de la Junta?

R: Su llegada me ha parecido muy bien porque los partidos tienen que renovarse y, aunque no conozco mucho la biografía de Díaz, me parece que ha empezado patinando. Si no recuerdo mal, su primera afirmación ha sido ofrecerle un pacto a Rajoy sobre corrupción. Esta señora no sabe dónde está o de lo que habla. ¿Cómo le va a ofrecer un pacto contra la corrupción al mayor corrupto del país? Eso no hay por dónde cogerlo.

P: “Infanta Pilar a una periodista: “Ay mona, rica, parecéis tontos… eso no se pregunta. ¿Hasta cuándo vamos a aguantar?”

La monarquía no debería jugar ningún rol en España, debería estar fuera. Justifica un estado de cosas que no hay por dónde cogerlo. El rey no deja de hablar de que la monarquía es democrática, ¿pero cómo va a ser democrática una monarquía? Los Borbones, haciendo honor a su tradicional falta de todo sentido común, están dando un espectáculo lamentable.

P: “Mongolia tiene un duro competidor en “La Razón” marhuendeña”

La Razón es mucho más de risa que Mongolia. No es un periódico, es un pasquín. Es un medio que si tuviera la portada y el resto de las páginas en blanco no pasaría nada porque no lo lee nadie. Sólo sirve para enseñarlo en la tele y para que Paco Marhuenda vaya diciendo por ahí lo que dice.

P: ¿Qué tal si cerramos en positivo? ¿Hay motivos para la esperanza?

Claro. Vayamos todos a las redes y consigamos que el gobierno nos dé respuestas a las preguntas que le planteamos. Traslademos el foro político y la discusión a las redes, que es donde está la capacidad crítica del país.

P: Me obliga a hacerle otra pregunta. ¿No es ese uno de los problemas que se han venido denunciando desde diferentes asociaciones? ¿Que salimos poco a la calle y nos quejamos sólo en Internet?

Es que la red y la calle ya no se puede distinguir, la gente va por la calle con la red. Es una distinción que ya no se puede mantener.

No es la política. Es la pastuqui.


Cada vez que se plantea algún problema de envergadura al país muchos comentaristas, cada vez más, se preguntan escandalizados por qué no comparece Mariano Rajoy, por qué no da la cara, por qué se esconde, por qué no contesta las preguntas de los periodistas y obliga a los segundones a responder por él. Su capacidad para escurrir el bulto, hacer la vista gorda, no darse por enterado es fabulosa y deja pasmados a los observadores. Como lo hace siempre, muchos creen que se trata de un rasgos caracteriológico, de la naturaleza escurridiza, ambigua, poco clara de este político que se quita siempre del medio cuando vienen mal dadas. Pero otros se indignan, piensan que no es de recibo actuar así y que si uno es presidente del gobierno está obligado a portarse como tal, a hacer frente a los problemas y aportarles soluciones y no a dar la callada por respuesta.

Al día siguiente a la Diada, en un comentario en su vídeobglog, titulado ¡Bah, no son tantos! Iñaki Gabilondo se preocupaba perplejo cómo es posible que, ante los acontecimientos de Cataluña, Rajoy no dijera nada, no comentara nada, no mostrara tener opinión alguna y, como siempre, diera la impresión de estar agazapado a ver si por casualidad escampaba. Eso es lo que Palinuro lleva ya meses diciendo: que el gobierno en general y Rajoy en concreto, no saben qué sucede e Cataluña, no calibran la importancia real de los hechos y carecen de toda propuesta para ofrecer e una hipotética mesa de negociación a la que también se niega.

Esta irresponsabilidad, esta dejación, esta manifiesta incapacidad para gobernar de Rajoy no se detecta ahora por primera vez con motivo del independentismo catalán. Es, efectivamente, un rasgo suyo: nadie supo bien cuál era su criterio con motivo del desastre del Prestige, que caía bajo su jurisdicción; nadie tampoco sabe ahora qué piensa hacer en el asunto de Siria y mucho menos en el caso de Gibraltar,  desaparecido misteriosamente de las portadas de los pasquines que pasan por ser periódicos de la derecha; nadie cómo actuará en el caso Bárcenas, que lo tiene acorralado y, por supuesto, nadie tampoco qué pretende hacer en el caso de Cataluña.

Uno pensaría que, si no quiere adoptar decisiones en asuntos políticos complicados, si no quiere arriesgarse, si tiene miedo a los pronunciamientos y declaraciones, lo mejor que podría hacer sería dejar la política. Y uno cometería con ello un error garrafal porque demostraría no entender cuál es la razón verdadera y profunda del comportamiento de Rajoy.

Es evidente que el hombre no entiende nada de política, que no se le ocurre nada y que su acción se limita a aplicar las órdenes que recibe de la patronal, la banca y la iglesia. Pero no está dispuesto a abandonarla en modo alguno porque , aunque no sepa nada de política y no le importe, sí sabe que es una actividad en la que, con poco trabajo, puede uno forrarse.

Y ese es el elemento esencial del comportamiento de Rajoy: el dinero.

Basta con escucharle reiterar su habitual falsedad de que no está en política por la pasta y que el tiene una profesión para calibrar su mentira. Tiene una profesión, sí, pero no la ha ejercido nunca porque, desde el primer momento, eligió vivir -y vivir opíparamente- de la política. Y, desde entonces ha estado cobrando sobresueldos en su partido más de un millón de euros entre 2006 y 2011, junto con su amigo, el ayer tesorero y hoy presunto delincuente, Luis Bárcenas. A estos sobresueldos -sobre cuya legalidad tendrán que pronuciarse los jueces- añadía Rajoy regalos valiosísimos de todo tipo de la Gürtel y, por último, según exhaustiva investigación de Infolibre parece que ha estado cobrando igualmente de forma poco clara diversos emolumentos de su plaza de registrador da la propiedad, cuya situación administrativa ha sido siempre opaca y semisecreta para ocultar situaciones presuntamente ilegales del interesado.

Es decir, este hombre indeciso, que escurre el bulto, se oculta, no tiene opinión, pasa el cazo todos los meses y se lleva una pasta (presuntamente ilegal en alguna medida) que es lo único que le importa. La política le trae sin cuidado pues no ve en ella más tarea de hacer lo que le dicen sus jefes de reprimir a la población si protesta. Lo suyo es forrarse, como muchos otros de su partido; casi legión. Pero él con mayor ahínco y éxito, desde luego.

Con razón se ha negado siempre a dar información alguna sobre sus ingresos, los ha mantenido ocultos y así siguen. La primera vez que Palinuro vio a Rajoy escurrir el bulto en TV, negándose a responder cuánto ganaba, comprendió que este de la pastuqui era el verdadero móvil del político conservador. El verdadero y el único. La política lo trae al frsco. Harán el ridículo quienes quieran debatir con él sobre asuntos objetivos políticos, sociales, económicos. Repito, lo único que le importa es forrarse y que no se sepa cómo.

Por eso también Palinuro lleva meses insistiendo a los dirigentes de la oposición a que pregunten a Rajoy en el Parlamento cuánto dinero gana y en concepto de qué. Pero no lo ha conseguido, lo cual, evidentemente, no es un timbre de gloria para ella. Esta es la hora en que el país ya sabe que su presidente cobró sobresueldos con dineros presuntamente ilegales, pero no cuánto, no en qué cuantía y durante cuánto tiempo entre otras cosas porque él se limita a mantenerlos secretos.

Rajoy no entiende de política y sus mareantes complejidades. Entiende de forrarse a sobresueldos, mordidas y comisiones. Por eso lleva años animando a los corruptos como él, los Fabra, Baltar, Camps, Matas y queriendo ser como ellos. Ni quiere que nadie de los suyos dimita por corrupta (por ejemplo, Mato) porque eso lo pondría en un aprieto, teniendo que dimitir acto seguido.

Y dimitir es lo que más claramente dejará de hacer. "Se hundirá el mundo" -parece opinar Rajoy- "antes de que yo dimita".

diumenge, 15 de setembre del 2013

Análisis de la carta.

Rajoy ha tardado cincuenta días en contestar la carta de Mas. No se ha precipitado. Es razonable, por tanto, pensar que la suya estará muy meditada, sopesada y medida. Nada será casual. No lo son los cincuenta días. Es un modo de indicar a Mas su posición subalterna. Que espere. ¿Desde cuándo los superiores contestan a los inferiores cuando estos quieren?

Más sutil es el error en la dirección: Pina de Sant Jaume, una dirección inexistente. No es un error, sino una tergiversación adrede. Más subalternidad. Los señores suelen equivocar los nombres, los apellidos, las direcciones de los subordinados. "Oiga, Alfonso, digo Arturo..." Una forma de salir del brete de verse obligado a escribir "Plaça Sant Jaume". Y menos mal que no la dirigió a "Pira de Sant Jaume". Eso hubiera sido más de Rouco Varela.

El contenido es típico del estilo del presidente. Ofrece diálogo sin fecha de caducidad (seguramente aportación de Arias Cañete a la misiva) y abierto. Mas debe sentirse muy honrado pues el presidente le ofrece generosamente lo que niega a los periodistas (cuyas preguntas no admite), a los diputados (cuyas interpelaciones bloquea), a los cargos y militantes de su propio partido (a quienes ha impuesto un silencio de omertà) y hasta al cuello de su camisa. Un presidente mudo, oculto, desaparecido, se muestra abierto a charlar de lo que sea con Mas. Aquilátese el valor de la oferta teniendo en cuenta que ganó las elecciones prometiendo dar la cara y llamar al pan, pan y al vino, vino.

Sostiene Rajoy que el mejor servicio a la legitimidad democrática que usted invoca es precisamente respetar ese marco jurídico en el que los gobiernos hallan su fundamento y legitimidad. Aparte del estilo cantinflesco, se trata de una formulación típica del más obtuso positivismo jurídico conservador, según el cual la legitimidad procede del marco jurídico, o sea, del derecho positivo, y no al revés. Es obvio: la justicia emana de la ley, sin duda, pero mucho más emana la ley de la justicia. No perdamos, sin embargo, el tiempo, con disquisiciones teóricas y vayamos a lo práctico. ¿Así que la legitimidad emana del respeto al marco jurídico, a la ley? Vale. ¿Qué fue lo primero que hizo Rajoy al tomar posesión? Reformar la Ley de TVE para poder nombrar con los votos de sus solos diputados a un comisario político como director. ¿Qué ha hecho con el marco jurídico laboral? Literalmente, cargárselo. ¿Qué con la ley de educación? Derogarla con una trapacería indigna. Si por respetar el marco jurídico se entiende cambiarlo cuando nos incomoda para ponerlo al servicio de nuestros intereses, ideologías o caprichos, ¿cuál es el valor de la admonición a Mas? ¿Respete usted el marco jurídico que a mí se me antoje?

Dice asimismo Rajoy que hay fuertes vínculos que nos mantienen unidos que y no se pueden desatar sin enormes costes afectivos, económicos, políticos y sociales. Hay un eco como de amenaza y, para mitigarlo, añade el presidente que es preciso fortalecer esos lazos y huir de los enfrentamientos. Y eso lo dice quien quiso promover un referéndum contra el Estatut, apadrinó campañas de boicot a los productos catalanes; quien tiene un ministro que quiere "españolizar" a los niños catalanes y quien ha impuesto un presidente del Tribunal Constitucional para quien en Cataluña se educa en el desprecio a la cultura española. Formas sutiles de estrechar lazos.

Lealtad recíproca pide quien no ha sido leal ni a su propia palabra.

Terminemos. La carta de respuesta podía haber ido en blanco. Total, tampoco responde claramente a la petición de Mas. No llama al pan, pan; ni al vino, vino. No dice que no. Dice que deben seguir trabajando para resolver los problemas reales de los ciudadanos. Sabida es la tendencia de los catalanes a resolver los irreales.

En realidad, Rajoy había escrito otra carta y, como no le dejaron enviársela a Mas, se la encomendó a Palinuro, que la publicó hace un rato.

La verdadera carta de Rajoy a Mas.


Mireusté, Arturo, no sé ni cómo se atreve usté a escribirme una carta, con lo caro que va el papel y lo tacaños que son ustedes los polacos catalanes. Más les valdría ahorrar un poco que buena falta les hace, a ver si pagan a los proveedores y no usan las partidas presupuestarias para sus marranadas estilo Gürtel Palau.

En cuanto al contenido, le digo sinceramente que no he entendido nada. Es como si su carta estuviera escrita con mi letra. No sé qué dice de una consulta. ¿Quiere usté abrir una consulta? ¿De qué? ¿De negocios, de asuntos matrimoniales, de marketing? Tenga sentido común, hombre. Un poco más de sexy, de seny, de ese que tanto le alaba el ABC, el único periódico que puede leerse y yo le recomiendo por su bien, aunque no sea tan bueno como La Razón, que ese sí que es un periódico de verdá, dirigido por mi bravo Parranda, un perro de aguas muy lindo que compré en Pontevedra y da el pego perfeutamente, como si fuera un homiño. Déjese de algarabías, Arturo, tenga sentido común y sea previsible, como yo. Porque, a ver ¿qué quiere usté consultar? ¿Sobre la independencia de Cañañuña? ¿No ve, amigo mío, que eso no conduce a nada salvo a que algún primo de Morenés le parta la boca después de salir del gimnasio? Y ¿a quién quiere preguntar? ¿A los catalufos catalanes que de las piedras sacan panes? No sea demagogo, Mas; no sea más demagogo, Mas; sea Menos, llámese Arturo Menos y nos entenderemos. Aquí en La Moncloa, uno de mis seiscientos asesores, el único que sabe leer y escribir y es un antiguo rojo, lo llama usted Arturo Ui. No sé qué quiere decir ni me importa. Parece que es un nombre de un personaje de no sé qué autor de libros y, por si no lo sabe usté, yo, de libros, solo el de cheques para los sobresueldos.

Mireusté, sabeusté que la consulta esa no cabe en la Constitución y yo, desde luego, a nivel de presidente del gobierno le digo con toda sinceridad que en lo atingente a todo lo que es la gobernación del Estao que cae bajo mi responsabilidad, mientras sea presidente del gobierno y el gobierno que presido tenga la mayoría para cumplir y hacer cumplir la Constitución que protege al Estao estaré siempre vigilante como no podía ser de otra manera para evitar enfrentamientos inútiles que no conducen a nada y desprestigian la marca España porque en vez de sumar, como hacemos en el PP a base de sobresueldos, restan como hacen los sociatas y otros corruptos con lo que los chuches se venderán a su precio, se lo garantizo y todos a una Fuenteovejuna y a ocuparse de las cosas verdaderamente importantes y no de las algarabías que montan ustedes los botiflers, catalanes, solo por ganas de fastidiar.

Porque, mireusté, sabeusté, oigausté, Arturo, usté no es Cañañuña, mientras yo sí soy Ejpaña. Hay muchos polacos, catalanes que no le siguen, que se sienten osbornemente ejpañoles antes que cañañañes, dispuestos a marchar al Principao a dar un castigo a los separatistas. De momento los he frenao a la altura de Blanquerna pero mañana pueden estar en el Ebro y, claro, cuando los hijos de la Raza llegan a los límites del Imperio, puede pasar algo.

A ver, Arturo, daré su carta por no recibida -es una gracia que le hago por haber votado a favor de nuestra Ley de Opacidad-, pero redacte usté otra, más aceptable que pueda llevar al Parlamento. Por más aceptable entiendo más llana, más sumisa, menos arrogante. Cañañuña no tiene derechos que exigir sino solo gracias que darnos por nuestra magnanimidad ya que no hemos entrado todavía en Barcelona rompiendo cabezas ni la hemos bombardeado y han pasado ya más de cincuenta años desde que lo hiciera por última vez el Invicto.

Ande, Arturo, sea razonable. Escriba otra carta, pidiendo algunos dinerillos más para organizar un concurso de sardanas. Le aseguro que, aunque Montoro se niegue, yo se los conseguiré y, si preciso es, me quito de uno o dos sobres para pasárselos disimuladamente.

Venga, Arturo, sea fuerte.  Hacemos lo que podemos. ¡San Jorge y cierra Ejpaña!

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dissabte, 14 de setembre del 2013

Han destruido España.


El grado de corrupción de España lo mide la última noticia sobre Ana Mato. Al parecer, asistió a la final de no sé qué importantísimo torneo de tenis en Nueva York en el que jugaba Rafa Nadal cargando el precio de la entrada (unos 940€) al presupuesto de su ministerio; es decir, al bolsillo de todos los españoles, raza sufrida que, entre otras ignominias, tiene que pagar los caros asuetos de unos gobernantes incalificables. La noticia muestra el grado de corrupción y, lo más grave, de tolerancia y aceptación social de la corrupción.

(Actualización de la mañana del sábado: según parece lo que Mato ha cargado al erario público ha sido todo: la entrada al Open, el viaje y el hotel en Nueva  York. Les importa un comino. Ellos han ganado las elecciones para robar y es lo que están haciendo a mansalva. 328 chupones llevaron a Buenos Aires a hacer el ridículo, a beber, comer y divertirse a costa de los españoles a los que se les recortan los salarios, las medicinas y las pensiones. Esto no es un gobierno sino una panda de sinvergüenzas y parásitos.)

Exactamente, ¿qué cree esta señora que significa ser ministra? Es verdad que Mato desmiente la noticia, pero no aporta prueba alguna de haber pagado la entrada y, vista la afición de la dama a que los contribuyentes le paguemos hasta los cumpleaños de sus hijos, el asunto es alarmante. Lo grave de la situación, lo que indica la desmoralizacion de nuestra sociedad, la destrucción de los valores democráticos más elementales, no es ya que Mato no haya dimitido, ni siquiera que Rajoy no la haya destituido; lo grave es no haya masivas peticiones de dimisión. En ningún país democrático se toleraría una ministra como Ana Mato, cobradora de sueldos barcénigos, beneficiada reiteradamente por la trama Gürtel y gorrona del erario público. En ninguno. Lo sabemos todos.

Lo sabe el mismo Rajoy. Claro que en ningún país democrático del mundo se toleraría un Mariano Rajoy de presidente del gobierno. En ninguno. Y ya no se hable del clima general de corrupción que el PP ha instalado en el país y del cual nos hacemos una idea hilando nombres que tienen que ver con ella directa o indirectamente, además del de Mato: su marido, Sepúlveda, el albondiguilla, El bigotes, El curita, Bárcenas, Correa, Matas, González, Cospedal, Arenas, Cascos, Rajoy, Aznar, Fabra, Baltar, Castedo, Urdangarin, veinte años de financiación ilegal. Han destruido la fibra moral de la sociedad. Si la alcaldesa Botella ha gastado dos millones de euros públicos en comprar la mediación de un conseguidor para que le dieran a Madrid unos juegos que Madrid no merecía o si el gobierno se apresta a cambiar la ley antitabaco para propiciar la radicación de algo como Eurovegas, eso quiere decir que la soberanía del parlamento, la supremacía de la ley, la base moral de la democracia, les importan un rábano. Que han destruido la moral pública de la sociedad.

Este gobierno se ha cargado, a fuerza de despreciarlas, las convenciones normales del Estado democrático de derecho en cuanto a responsabilidad y rendición de cuentas de lo gobernantes. Rajoy no cree que deba dar cuenta de sus actos, ni explicar su decisiones (ni niquiera informar sobre ellas), ni disipar las sospechas y acusaciones en sede judicial de ser un presunto corrupto. Su política consiste en bloquear la oposición parlamentaria, censurar la información y manipular los medios públicos de comunicación a su servicio, obstruir la acción de la justicia, cuando no presionarla, y sofocar la protesta ciudadana con intimidaciones y una intensa represión policial. Es decir, ha destruido las formas y procedimientos democráticos que quedaban en el país. Formalmente, España es una democracia; materialmente, vuelve a ser una dictadura.

Quedaba al gobierno pendiente el capítulo de la agresión al sistema de pensiones y lo perpetró ayer al aprobar la medida que las desvincula del IPC, con lo que condena a lo pensionistas al empobrecimiento progresivo. Era el último clavo en el ataúd del Estado social, que también han destruido: el régimen jurídico laboral, la sanidad, la educación, las prestaciones sociales no son ni sombra de lo que eran.

Ahora ya tienen las manos libres para provocar similar destrozo en el Estado desde le punto de vista territorial. La política  de Rajoy en relación a Cataluña ha sido la que ha acelerado el movimiento soberanista/independentista. Precisamente quienes acusaban a Zapatero de romper España son los que, por atender a sus propios intereses ideológicos y materiales (y los de aquellos en favor de quienes gobiernan) han llevado a España a esta situación de ruptura.

((Breve digresión sobre ideología e intereses. Pueden ir unidos o no, según conveniencia. Por ejemplo, CiU, teóricamente enfrentada al gobierno y el PP en el sacrosanto asunto del dret a decidir, vota con aquel en favor de una Ley de transparencia que solo cabe considerar como un sarcasmo. ¡Una ley de transparencia de un gobierno cuyo presidente es sospechoso de corrupción! Ahí hay un interés común del PP y CiU.))

Frente a la efervescencia independentista, que ha dado pruebas suficientes de fuerza, arraigo social, carácter abierto, democrático, pacífico, que cuenta con grandes simpatías en todo el mundo (incluida España), la respuesta del nacionalismo español, analizada ayer por Palinuro (La respuesta) ha sido un NO cerrado, aunque con distintas músicas: Rajoy, como siempre, refugiado en el silencio; García-Margallo diciendo cosas sin sentido; Sáenz de Santamaría añadiendo vaciedades; y los matones más o menos a sueldo repartiendo estopa al grito de "¡Cataluña es España!", con el cual, sin duda, habrán convencido a muchos catalanes. Y esto no es más que la punta de lanza de la campaña de feroz anticatalanismo que se avecina, incluidas las amenazas procedentes de los cuartos de banderas

Resumiendo: han destruido la moral pública, la democracia, el Estado social y la convivencia territorial de los Españoles. Se han cargado España y les quedan dos años de legislatura. Cuentan con una oposición que no es tal, en parte porque no puede y en parte porque no sabe o no se atreve. Ello les añade un sentimiento de impunidad que puede ser peligroso porque son muy agresivos. Después de haberlo desspreciado durante mes y medio, Rajoy va a contestar la carta de Mas diciéndole, claro, que NO, pero que, si quiere unas perras más, pueden entenderse. Mientras tanto, las bandas fascistas se crecerán y la situación se deteriorará mucho.

Está claro que las elecciones de 2015 serán decisivas. Si las gana la izquierda, como es posible, dado el rechazo provocado por el PP, tendrá que deshacer todo el destrozo causado por la derecha. Tendrá que devolver los derechos a todos los ciudadanos. Una perspectiva que horripila a las clases dominantes, empresarios, banqueros, curas, enchufados y vividores de la política. Tanto que ya hay quien barrunta que no habrá elecciones en 2015 ni en los años siguientes. Palinuro no comparte esta opinión pues tiene confianza en que Europa no permitirá una deriva dictatorial (más dictatorial, ya claramente dictatorial) de la derecha en España. Pero lo fía a Europa porque a la derecha, sin duda, ganas no le faltan.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).