Palinuro, el reportero más duro, consiguió colarse hoy por la mañana en La Moncloa gracias a un primo que tiene, empleado de asesor de Rajoy. Una vez en el complejo, se atuvo a sus consejos: hacer como si nada, coger unos papeles y andar de un sitio para otro recorriendo los pasillos como si fuera a algún sitio o viniera de algún otro. El truco consistía en hacerse el encontradizo con el presidente y, una vez contactado este, no darle tiempo a reaccionar y recordarle aquellos inolvidables tiempos cuando ambos -Palinuro y él- se conocieron siendo él presidente de la diputación de Pontevedra y Palinuro algo que, de momento, no revelará, pero es históricamente cierto. Pasaron antaño unos gratos momentos y, fiado en este recuerdo, esperar que accediera a retirarse a un diván en un rincón y mantener esta charla que damos hoy a los lectores en rigurosa exclusiva mundial.
Pregunta: Usted dijo que no cumplía su palabra pero sí con su deber. Pero, ¿no es el primer deber de un hombre cumplir la palabra?
Respuesta: Mireusté, déjese de frivolidades. España es una gran nación y hay que sacrificarle todo. Hasta la hombría. Yo estoy dispuesto.
P.: Es opinión universal que no hace usted más que mentir.
R.: Mentira, verdad, ¿cómo distinguirlas en política? La verdad es una quimera y la mentira ya tal.
P.: Casi todos sus ministros son ignaros en la materia que les ha encomendado. ¿Cree que es bueno para España?
R.: Excelente. Si supieran algo de lo que gestionan podrían tener ideas y eso es peligrosísimo. Las aplicarían, en lugar de obedecer órdenes como hago yo. El gobierno es cosa de jerarquías.
P.: ¿Cree que los medios públicos de comunicación en España con usted son imparciales?
R.: ¿Tiene alguna duda? La cobertura respeta rigurosamente los apoyos electorales. A más votos, más razón se le da a un partido. No solo tiempo sino razón. No querrá que sea al revés. Sería reírse del pueblo. ¿Me entiende?
P.: Por supuesto. ¿Cree que la democracia es compatible con el gobierno por decreto y el ninguneo del Parlamento?
R.: Lo dice usted como si fuera gobernar por ukase. Y no. El Parlamento tiene luego que convalidar el decreto. Así que nada de ninguneo. El Parlamento tiene la esencialísima tarea de convalidar los decretos del gobierno.
P.: Y aplaudir.
R.: Solo si me lo merezco. No obligo a nadie. Pero el Parlamento es fundamental en España.
P.: Fundamentalísimo, desde luego. Presume usted de haber conjurado la amenaza de la crisis sobre España y de que estamos al inicio de la recuperación. Pero los datos no dicen eso. ¿A quién deben creer los ciudadanos, a los datos o a usted?
R.: ¿Ve por qué no admito preguntas en las ruedas de prensa?
P.: Claro. Las preguntas las carga el diablo.
R.: ¡Qué va! Las carga Carlos Marx. Mireusté, entre los datos y yo, lo tengo claro: yo. Además, los datos los fabrico yo, que tengo sentido común y soy muy previsible. Los ciudadanos, que crean lo que quieran. España es un país libre. Al final se hará lo que yo diga y seguro que coincide con los datos.
P.: ¿Y si no hay recuperación?
R.: Se parece usted a Guindos, que es un agonías. Claro que la habrá. ¿No ve que ya hemos arruinado el país y empobrecido a sus habitantes al extremo de que España entera es pieza codiciada de los fondos internacionales? En nada de tiempo volverán los inversores con una lluvia de miles de millones.
P.: O sea, otra burbuja.
R.: Claro, solo que yo no la llamo así sino recuperación económica. Es como cuando Aznar. Cogió España en la ruina y la dejó con superávit. No seré yo menos que Aznar, que no era un lince.
P.: ¿Por qué han de pagar la crisis los más desfavorecidos, lo que la convierte en una estafa?
R.: Es obvio. La pagan porque son los currelas, los que nacieron para pagar. Si tiene alguna duda, léase los artículos que escribí en El berrido de Pontedeume en mi juventud, en donde demuestro que lo natural es la desigualdad de la gente, que la igualdad es una manía de psicópatas y envidiosos, como demostraba Fernández de la Mora, mi guía espiritual. Unos, como yo, hemos nacido para mandar y ser ricos; otros, para obedecer y ser pobres. Es el orden natural de las cosas. ¿En dónde está la estafa?
P.: Con la excusa de la crisis su gobierno está realizando una involución de 100 años y, mientras Francia impone la laicidad en las escuelas, ustedes les imponen la religión. ¿Cree usted que Francia sea un país más atrasado que España?
R.: Desde luego. Todos masones y antiespañoles.
P.: ¿Por qué no condena el PP el franquismo?
R.: Ya lo hicimos.
P.: Pero de mentirijillas. Luego no lo condenaron en el Parlamento Europeo. Su partido está lleno de franquistas, ustedes han derogado de hecho la Ley de la Memoria Histórica y se niegan a investigar los crímenes del franquismo.
R.: No queremos reabrir viejas heridas. Es un error. Además, no me importa reconocerlo, en el fondo, fondo, somos todos tan franquistas como el Rey. Pero todos, ¿eh? Todos. Ustedes, los rojos, también.
P.: ¿Qué quiere decir?
R.: ¿No se da cuenta? Franco marcó todas las generaciones. Nosotros somos los continuadores del régimen y, en cierto modo, ustedes también lo son del antirrégimen. Si se acabara el franquismo, ¿de qué iban ustedes a hablar?
P.: Tenemos muchos temas.
R.: No es eso lo que me dice Arriola. Su único tema, además del franquismo, es la transición: que si fue buena, que si mala, que si se hizo bien, mal o regular. Viven ustedes en el pasado y ni sobre eso consiguen ustedes entenderse. Son ustedes de una vaciedad mental asombrosa.
P.: Volvamos al presente. ¿Cuándo va usted a dar explicaciones reales sobre el caso Bárcenas? ¿Está esperando a hacerlo ante el juez?
R.: ¡Qué murga, oiga! Precisamente hoy ha tenido Sorayita que responder a sus insidias en el Parlamento. He dado ya todas las explicaciones. No hay más. Se acabó. Reconocí haberme equivocado, como el Rey con el elefante y ya solo los enemigos de España, la canalla marxista y los periodistas, que viene a ser lo mismo, pueden pretender que siga dando explicaciones porque lo que quieren es ver si me pillan en un renuncio.
P.: Insisto: tendrá que dárselas al juez.
R.: No sea panoli, hombre. Los jueces hacen lo que nosotros decimos. Los militares, los curas, los jueces, los periodistas. Todos. El Caudillo lo dejó todo atado y bien atado y así sigue. Escuche a Marhuenda, que lo explica de cine.
P.: Imposible no hacerlo. Está en todas partes.
R.: Sí me es más fiel que mi caniche. Claro que Lara se porta y le astilla una pastuqui. Aunque yo sé que lo haría por las lentejas.
P.: Pero el escándalo Bárcenas no remite. Cada día se descubren casos nuevos de corrupción de su partido, sus cargos públicos, de usted mismo…
R.: Es un fastidio, ¿verdad? Pero ya escampará. Mientras tanto, nosotros a no dejarnos distraer, a lo nuestro. Empeñé mi palabra y nadie me apartará de ello.
P.: ¿Cuál palabra? Porque tiene usted muchas.
R.: La que me dé la gana. Once millones de ciudadanos confían en que sabré mantener el rumbo. Así que seguiremos a lo nuestro.
P.: ¿Qué es lo suyo? Hay gente que dice que lo suyo es robar.
R.: Hay gente pa tó, ¿no? Como decía Belmonte. No niego que algunos de los nuestros trincarán (aunque nunca tanto como los sociatas; fíjese en los EREs), como hizo ese señor mayor de pelo entrecano que está en Soto del Real y diz que fue tesorero del PP. Nada. Nosotros a lo nuestro, a sacar a España del abismo sociata.
P.: Con el fracaso de Buenos Aires se ha quedado usted sin cortina de humo.
R.: Desde luego. Vaya chasco. Entre nosotros, en off, por favor, le diré que Botella es casi tan tonta como su marido. Un charlatán le ha estafado dos millones de dólares con la coña esa de las olimpiadas. Igual que a Aznar le birlaron otros dos millones prometiéndole una medalla que no le dieron. Pero es verdad, con los juegos a la porra tendremos que concentrarnos en otros asuntos para distraer la atención de la chusma. Gibraltar siempre estará ahí y de los polacos ya ni le cuento.
P.: ¿Piensa Vd. bombardear Barcelona, como ha dicho hace poco un tertuliano facha de los suyos?
R.: No quisiera, desde luego. Soy muy aficionado a pasear por las Ramblas, pero si no queda otro remedio para preservar la unidad de la Patria…
P.: La fundación Francisco Franco propugna un golpe de Estado en contra de Cataluña.
R.: ¡Ah! Esa fundación en la que está el suegro del ministro de Justicia. Sí, ya imagino. También los militares están que bufan. Bueno, sabe usted que soy partidario del diálogo. Hasta contesté la carta que tuvo la desfachatez de mandarme Mas. Pero si hay que pasar a la acción, no le quepa duda de que no me temblará el pulso.
P.: Como con las pensiones…
R.: Exacto.
P.: La sanidad pública.
R.: Desde luego.
P.: La educación.
R.: Por supuesto. Si hay que bombardear, se bombardea, pero Cataluña es España y lo demás, una patraña.
P.: Si va a bombardear, ponga a Trillo al frente de la operación.
R.: ¡Toque madera, hombre! Ese confunde Cataluña con Honduras y los aviones se le caen.
P.: No se enoje. ¿Ha cobrado usted sobresueldos?
R.: Por supuesto. Como todo el mundo. El PP es una empresa y el que más rinde, más cobra.
P.: ¿Se le ha pasado por la cabeza dimitir?
R.: Claro que no. Al contrario, estoy pensando continuar varios mandatos más y sin necesidad de que haya elecciones. Son muy caras y, total, ya sabemos que la gente me elegirá sin vacilación.