dilluns, 13 de maig del 2013

La tradición revolucionaria

Casi todos los análisis por ahí danzando sobre el M15M suenan a anticuados. Están hechos a partir de categorías políticas anteriores a internet, en el contexto de venerandas instituciones que vieron la luz cuando ni existía la máquina de vapor. La mayoría de ellos concluye que, si el M15M quiere ser eficaz, debe dotarse de algún estatuto orgánico y entrar en el funcionamiento de las instituciones. O, cuando menos, ha de encontrar formas de acción llamémoslas "simbióticas" con unos u otros partidos políticos, que son los que tienen la sartén por el mango. Alguno se lo plantea como reto. "Hágase partido político", le recomendaba hace días Cospedal. En resumen: si quieren ustedes conseguir algo, pasen por el aro.

Estos análisis ignoran la realidad de la forma más crasa. Desde el primer aniversario, el M15M está demostrando una eficacia rotunda. 1.400.000 firmas metieron a Ada Colau y la PAH directamente en el Congreso y las llevaron luego al Parlamento Europeo. 929.903 ciudadanos madrileños han firmado en contra de la almoneda de la sanidad pública por cabezonería e interés del neoliberalismo rampante. La marea verde ha paralizado la Ley Wert con su ataque al derecho universal a la educación y las movilizaciones cudadanas lo han hecho con el asalto eclesiástico a los derechos de las mujeres a través del piadoso ministro de Justicia. Ahora el M15M pide un escrache al sistema.  Está clarísimo: en su proteica manifestación (ajena a toda estructura orgánica) el M15M es muy eficaz y se retroalimenta a sí mismo. Nadie hablaba de escraches en la Acampadasol del año pasado.

Claro que el M15M sigue vivo y tiene un gran impacto social. De hecho, el panorama político está cambiando. Desde el punto de vista conservador, rige un principio formal: la legitimidad se obtiene habiendo ganado unas elecciones y esa legitimidad ampara toda acción del gobierno, incluso la contraria al programa con el que se ganaron esa elecciones (en el caso de Rajoy) o la que no estaba prevista en tal programa (caso Fernández-Lasquetty en Madrid).

Pero esta es una concepción de la democracia como régimen de opinión tan anticuada como los análisis antes mencionados. El triunfo electoral  ya no puede ser un cheque en blanco hasta las próximas elecciones. Estas garantizan el gobierno por consentimiento de las mayorías. Pero, por un lado, las mayorías cambian a lo largo del tiempo y, por otro, rara vez serán homogéneas. Antes no era posible detectar estas variaciones con seguridad y por eso se ignoraban. Pero ahora es posible hacerlo a través de las TICs y en tiempo real. Si hay una mayoría, habrá siempre una o varias minorías y la calidad de la democracia se mide por el trato que esas minorías reciben.

Lo que posibilita esta movilización masiva es internet. Y, si lo puede hacer la gente con sus escasos medios, más podrá hacerlo el Estado con los suyos, siempre poderosos. Lo que le falta al Estado es voluntad; justo lo que le sobra a la gente. Y por eso esta puede con todo. Se dirá que el 1.400.000 firmas de Colau o las más de novecientas mil firmas de la sanidad proceden de la difusión a través de los medios. Sin duda. Pero esa difusión mediática (política 1.0) viene ahora replicada al infinito en la red, en donde la información circula prácticamente a la velocidad de la luz, se universaliza en tiempo real y, sobre todo, permite ser administrada libremente por todos los individuos que no son solo receptores de la información sino también emisores y, desde luego, replicantes (polítca 2.0) en el ciberespacio y haciendo ciberpolítica.

El predominio de las redes y la difusión fulminante de la información permiten, a cambio, una acción real más pausada, más elaborada en los procesos asamblearios, con mayor alcance y más posibilidades de eficacia. Lo decían al comienzo, hace dos años: vamos despacio porque vamos lejos.   

diumenge, 12 de maig del 2013

¿Todavía están ustedes ahí?

Cualquier empresa que arroje resultados negativos durante año y medio cierra y sus directivos se van a la calle o a las Bahamas con una pensión millonaria, según lo que hayan robado. Cualquiera menos la política. En política un año y medio de reveses se convierte en un acicate para "hacernos mejores y animarnos más en nuestra voluntad de servir al país y resolver los problemas de nuestros paisanos" o alguna otra estupidez de este calibre que hayan excogitado los gabinetes de imagen de políticos fracasados pero (o por) absolutamente irresponsables, a cambio de una buena pasta que sale, claro, del erario público. Pues la política es la única actividad en la que los galanes se pagan los liftings con el dinero de todos.

La última encuesta de Metroscopia para El País muestra que a Rajoy y Rubalcaba no los quieren ni en su casa. El 87% no confía en Rajoy y el 94% en Rubalcaba. O sea, de Rubalcaba no se fía ya ni él. Los demás indicadores son igualmente desastrosos. Lectura: estamos todos locos por perder de vista a esta pareja de segundones incompetentes que no ha tenido una sola idea en un año y medio. Podría decirse, a título de consuelo, que la situación es muy mala, las gentes andamos quemadas y valoramos todo muy negativamente, empezando por los políticos. Algo de eso hay. Probablemente hablemos desde la irritación. Prueba: la mejor valorada es Rosa Díez, lo cual debe entenderse como una muestra de desesperación suicida porque si hay un ejemplar de falta absoluta de principios, de oportunismo descarado y egocentrismo sin límites es esta aprovechada, no del río revuelto sino del río muerto.

Tirar contra los políticos, cierto, es fácil. Pero es que lo llevan en el sueldo. Nadie los obliga a serlo. Entran en la cosa pública por afición, voluntariamente, algunos por espíritu de sacrificio, otros porque no tienen en dónde caerse muertos y aspiran a un modus vivendi y otros porque son unos ladrones de tomo y lomo. Estos últimos abundan en el PP, cuya densidad de chorizos por metro cuadrado de cargo debe de ser la más alta del mundo.  Y encabezados por un menda que lleva años cobrando sobresueldos de todo tipo mientras pide e impone sacrificios a los demás y afirma que se ve obligado a mirar sus cuentas porque lo tiene crudo a fin de mes. Hace falta ser granuja para expresarse con tanto cinismo ante gentes, miles, cientos de miles, millones de personas que cobran -si cobran- unos cientos de euros al mes, esto es, cincuenta veces menos que él.  Por eso nadie lo quiere, nadie se fía de él y todos lo tienen por un pájaro mendaz que se lleva la pasta en sobres mientras balbucea incongruencias y desfachateces.

Y no le va en zaga su hipotético (e imposible) relevo, Rubalcaba. Este no cojea del pie de la honradez, que se le supone acrisolada, a diferencia del pícaro pontevedrés, sino del de la incompetencia aliada a una vanidad sin límite. ¿Qué justificación invoca para no hacerse a un lado y permitir que un partido que no es suyo, igual que no es monárquico ni jacobino encuentre de nuevo su rumbo y se constituya en alternativa a una situación de clarísima emergencia nacional?  ¿No ha tenido tiempo suficiente para hacer o decir algo que permita a una población deseosa de votar a la iquierda alguna esperanza?

¿Y sus partidos? Justo ese es el eje de esta penosa stuación. Salvo algún gesto aislado de dignidad, son puras agrupaciones de intereses, pobladas de aprovechados al servicio del líder que, en el caso de la derecha, promete -y probablemente reparte- substanciosos sobres para compensar la pavorosa ineptitud de los enchufados de turno y en el de la izquierda, cargos en hipotéticos futuros gobiernos en los que podrán lucir su falta de ideas. 

¿Y los medios? Desbarajustados, casi a pique, sometidos al látigo de los dueños del capital que son quienes dicen lo que se escribe de la cruz a la fecha hasta tal punto que ni el nombre de medios merecen. ¿Qué es un pasquín como La Razón sino pura bazofia al servicio exclusivo del presunto mangante de La Moncloa?

¿Y la sociedad civil? Destrozada, desanimada, vapuleada por un gobierno que ya solo se apoya en la represión de una policía con tintes mercenarios, obligada a emigrar por la absoluta inutilidad de los políticos que siguen cobrando sueldos inmerecidos y dietas ilícitas, humillada y expoliada por un clero codicioso, inmoral y más corrupto que los políticos que lo amparan (y son todos)  y obligada a sobrevivir en medio de este desastre en el que ya nadie cree.

Rajoy, en su presunta corrupción, ha puesto de relieve el sentido caciquil, patrimonialista y explotador de la derecha. Pero Rubalcaba, con su incapacidad evidente para articular ideas, ha dejado la izquierda democrática en un estado de crisis terminal sin ilusión, sin proyecto, sin empuje.

Váyanse ya, hombres, y permitan que el país se reconstituya.
(La primera imagen es una foto de Xoan Baltar. La segunda, una caricatura mía de una foto de Rubalcaba 38; ambas bajo licencia Creative Commons).


En el PSOE tocan a rebato; en el PP, a difunto.

Rajoy no da ni una. Rubalcaba, tampoco. Otro lazo más entre ellos. Quería el socialista tiempo tranquilo para recomponer los destrozos del último gobierno de Zapatero y el desastre electoral subsiguiente. Proponía pactos y más pactos. Anunciaba su oposición responsable. Renovación, sí, pero dentro de un orden, con una Conferencia Política que en octubre anunciará al pueblo la Nueva Línea, el nuevo Libro del Mormón. Y luego, más tranquilidad hasta las elecciones europeas. Nada de rifirrafes; nada de competiciones internas, candidaturas, primarias. Nada de ruido.

Sin embargo el PSOE es puro ruido. Quiso Jerjes domeñar el ponto y el ponto se le puso en contra. Ahora es el propio responsable de la Conferencia Política, mi tocayo Jáuregui, hombre normalmente templado, quien aparece con gesto apocalíptico: "o hacemos algo o nos echan". Y esto a venticuatro horas de que otro socialista señalado, Sebastián, salga diciendo que Rubalcaba no sirve para nada. Tampoco es que él haya servido para mucho, pero aquí se trata de Rubalcaba. Quería paz y tiene zozobra. Con Ramón Jáuregui nervioso hablando de la necesidad perentoria de ofrecer una alternativa al PP, de ganarse el centro y el progresismo (he estado a punto de escribir la periferia) mediante un mensaje renovado. Perfecto y ¿de qué hablará ese mensaje renovado? Pues, responde Jáurgui, de la crisis económica, de la cuestión territorial y de la corrupción. Además, insiste mi tocayo, el PSOE es el único que puede hacerlo.

"Muy bien" -responde Palinuro, que aparece en sus relatos cuando le place, como Hichtcock en sus películas- "y ¿crees que Rubalcaba es el hombre para articular un mensaje renovado en esos tres campos? El tal Sebastián ha ridiculizado sus propuestas en materia de crisis económica; respecto a la cuestión territorial, su criterio es muy parecido al de Rajoy; en cuanto a la corrupción, estando él a salvo, no puede olvidarse que la del PP floreció durante años bajo sus narices sin que se enterara.

Es inevitable, el PSOE es un hervidero de candidaturas en diferente estadio de cristalización. Cuanto antes despeje esa incertidumbe, mejor será para el partido. Que se abra oficialmente el debate. Que la gente escuche el mensaje renovado y le ponga un rostro, cosa imprescindble en nuestra época mediática. Que se abra el debate, sobre todo, para darle algo de vuelo y que no sea preciso escuchar simplezas. Esa "segunda transición" que invoca Beatriz Talegón es un topicazo que ya no se vende ni en el mercado de las pulgas que fue en donde trató de colocarla Aznar, el primero en hablar de "segunda transwición". En cuanto a la "izquierda clásica", de Patxi López, especie mítica que habita en el reino de lo legendario, ¿quién la representa? ¿Anguita o ese "chavismo" que agita´escandalizado  Jáuregui ? De Madina es poco lo que se sabe porque no abre la boca salvo para hablar del tiempo sin que sea seguro si es por prudencia o porque no tiene nada que decir.

Es absurdo y muy poco de izquierda ocultar la realidad. El PSOE tiene que renovarse y hacerlo ahora, antes de que, como dice mi tocayo, lo echen.


En el PP el toque es a difuntos y esta nota palinura un mero apunte camino del akelarre. El descubrimiento de que el hombre providencial, el héroe del Irak, el azote del corrupto felipismo, el milagro soy yo, estuvo forrándose supuestamente con sobresueldos de oscuro origen y siguió haciéndolo una temporadita como presidente del gobierno lo sitúa en su debida perspectiva. Detrás del bravo de Flandes, cetrino, ceñudo, altivo y airado, al parecer, solo había un pícaro como el Guzmán de Alfarache que pillaba sobres en compañía de una sociedad presuntamente non sancta, de Rajoy, Arenas, Cascos, todos ellos caballeros mangantes del santo sobre, administrado por Bárcenas-Merlín.

Los barones del PP hacen el vacío a Rajoy, según anuncia El País, con el fin de salvaguardar sus carreras políticas del peligro de contagio con el apestado. Porque al encerrarse en La Moncloa, recluirse en el silencio, rehuir toda presencia pública, negar cualquier explicación, Rajoy se ha convertido a sí mismo en un apestado, alguien de quien puede decirse como hace Edgardo del "pobre Tom" en el Rey Lear: que se alimenta de ranas, sapos y renacuajos, de lagartijas y salamandras acuáticas; que en la furia de su corazón, cuando el inmundo demonio brama, come bosta de vaca como golosina. Un poco hiperbólico, pero vale, sobre todo lo de la bosta. Es lo que la prensa contemporánea, siempre más telegráfica y concisa pero no menos iconográfica llama tragarse un sapo de desayuno diario

En realidad, Rajoy, el presidente tragasapos, es ya un presidente zombi al frente de un gobierno de zombies. El se empeña en hacer como si gobernara pero al personal ya solo le interesa saber cuánto trincó en los largos años de sobresueldos. Él y los demás miembros del partido de los trabajadores, con sus cuentas en Suiza y sus áticos en Marbella. A dos años y medio de las elecciones y al paso de las cosas en lo procesal, es solo cuestión de poco tiempo que el juez haya de llamar a Rajoy a declarar en el caso Gürtel, como presidente del partido cuyo tesorero, nombrado por él, era Bárcenas, como testigo, quizá como imputado. ¿Puede el país soportar algo así?

dissabte, 11 de maig del 2013

Fracaso absoluto, total.


La semana pasada, con el paro disparado en 1.200.000 personas más y todos los indicadores por los suelos, el gobierno reconocía paladinamente el fracaso de sus políticas al admitir que concluiría la legislatura en 2015 con una tasa de desempleo superior a la que había heredado. La población será en conjunto más pobre de lo que era cuando Rajoy tomó posesión. El PIB cae más de lo que había caído antes. Un fracaso rotundo en el orden material, económico frente al cual el gobierno ha reaccionado como cabía esperar: negándolo. ¿Cómo puede negar lo que acaba de confesar? Muy sencillo, con la retórica estilo Báñez que el presidente maneja con igual soltura: es verdad que estamos mal, pero podíamos estar peor; es verdad que hay más de un millón de parados nuevos, pero podía haber dos millones; es verdad que aumenta el desempleo, pero lo hace con más lentitud. Todo esto es lo que el gobierno llama "signos esperanzadores". Unos signos que solo ve él.

Esta semana, además del fracaso material, económico, el gobierno ha encajado el fracaso ideológico, espiritual. En un solo día ha tenido que retirar los dos anteproyectos legislativos que iban a ser los pilares de la contrarrevolución: la ley de educación y la del aborto. Los ha retirado porque hasta él, con su talante autoritario, se ha dado cuenta de que levantan una fuerte oposición social mayoritaria. Ni sus propios votantes ni militantes están de acuerdo con esos dos ataques reaccionarios a los derechos de las gentes, el aborto por un lado y la educación por otro. Y lo mismo acabará pasando con la sanidad. La privatización es tan expolio que hasta puede no salir.

Es curioso que se hayan retirado los dos proyectos acariciados por dos de los ministros más reaccionarios y que muestran un rasgo en común: la altísima consideración en que se tienen a sí mismos, no compartida por nadie más. Dos sectarios altaneros que creen saberlo todo y los prejuicios no les dejan ver ni en dónde están. Sus compañeros de gobierno, más simples, tienen sin embargo más olfato político. Estos dos, con su soberbia y su pedantería, son dos verdaderos metepatas. La inauguración de Wert pidiendo españolizar a los niños catalanes ha hecho más por el soberanismo catalán que todas las esteladas juntas. Su idea de lo que deba ser la educación es perfectamente compatible con la que pueda tener Esperanza Aguirre, que no conocía los horarios laborales del profesorado al que gobernaba. 

Los espectáculos de Ruiz-Gallardón teorizando sobre la condición femenina y la esencia de la maternidad son cómicos y se convierten en hilarantes cuando el ministro -quien, al parecer, pasaba por ser persona equilibrada en no sé qué círculos- se empeña en justificar su legislación represiva con argumentos emancipadores poco menos que sacados de mayo del 68. No es cosa de cebarse con esta pareja de fatuos majaderos pero su caso sirve muy bien para entender la razón profunda de sus políticas. Si no se impide que la mayoría de la población disfrute de sus legítimos derechos, entre ellos, singularmente, la educación, acabará probándose que solo el dinero permite que individuos tan estúpidos como estos dos lleguen a alguna parte a extremo de amargar la vid a sus semejantes.

Porque el resto del gobierno, desde los aristócratas tipo Morenés hasta los plebeyos enriquecidos como Cañete o las tontas pijas estilo Mato, ya sabe que no pasa de ser un puñado de inútiles cuyo único mérito es haber sido muy amigos de Rajoy (quien tampoco se hace notar por la profundidad del concepto) y, en algunos casos, haber trincado los dineros que esta pandilla reparte entre los suyos para "compensarlos" por el ímprobo trabajo de hacer las cosas rematadamente mal. 

Fracaso en lo material, fracaso en lo ideológico y bajo sospecha de corrupción: ¿sirve para algo este gobierno?

(La imagen es una caricatura mía por el procedimiento de "animalización" a partir de una foto de La Moncloa en el dominio público).

divendres, 10 de maig del 2013

Un hatajo de ladrones.


El País informa de que, según los papeles de Bárcenas, los documentos de la policía, los que obran en poder del juez, Aznar estuvo trincando sobresueldos durante años y, en su caso concreto, además, hasta algunos meses después de haber tomado posesión como presidente del gobierno. Es decir, Aznar incumplió la vigente Ley de Incompatibilidades, ¡siendo presidente! Tiene razón Antonio Hernando: lo que ha de hacer este buen hombre es pedir perdón y devolver el dinero trincado y adiós a su carrera política por presunto chorizo. Sin embargo, lo que ha hecho Aznar ha sido lo contrario: ponerse gallito (como acostumbra) y anunciar que amplia su querella contra El País. Suena a la habitual baladronada inútil y, en el fondo, a quien perjudica esta actitud, a quien deja en ridículo, es a Rajoy, también acusado de haber cobrado miles y miles de euros de sobresueldos pero que está callado, silencioso, oculto y sin querellarse por motivos que todos entendemos muy bien. Y, con Rajoy, casi todos los dirigentes del PP quienes, según los papeles de Bárcenas, estuvieron cobrando una pastizara durante años de forma que, a pesar de que suelen decir que pierden dinero al estar en política, lo cierto es que ser militante cualificado del PP es un chollazo. Te levantas una pasta por el morro. O sea que no fue uno de ellos sino todos quienes pueden decir que están en política para forrarse. Y lo curioso es que, cuando se les señala que este comportamiento es obviamente inmoral y seguramente ilegal, suelen decir que no es cierto, que son pagos legales que justifican de las formas más caprichosas, como "gastos de representación" (sic) o como "compensaciones".

Tiene razón Ecos del Occidente cuando en un artículo titulado La broma macabra de los sobresueldos cuestiona muy acerbamente que haya nada que "compensar" a los dirigentes del PP. Exactamente, ¿de qué hay que compensar a un inspector de Hacienda, como Aznar, con millones y millones de pesetas, como sucedió entre 1990 y 1996? Atinadísimo punto de vista. Añadiré algo: la actividad de político es voluntaria, no forzosa. Está en política quien quiere. ¿Por qué hay que compensarle? ¿En razón de qué? No hay nada que compensar. Esos sobresueldos de los políticos del PP (que contrastan agudamente con el hecho de que en otros partidos, por ejemplo, IU, no solo no existan sino que se dé lo contrario: son los cargos quienes dan parte de sus ingresos al partido) son simplemente una corruptela más, una mamandurria, un trinque vergonzoso de corruptos.

Y quizá también delictivo dado que, como se desprende de los papeles de Bárcenas, los fondos repartidos entre estos individuos, proceden presuntamente de donaciones ilegales de empresarios que recibían a cambio adjudicaciones también ilegales de los gobiernos del PP por cientos de millones de euros. Dineros delictivos, productos del robo sistemático del erario público por parte de empresarios y presuntos ladrones del PP. Sin duda, la financiación de los partidos en España es una asignatura todavía pendiente. Pero, se supere o no, está claro que esta corrupción generalizada del PP induce a preguntarse si se trata de un partido político en el que hay algunos ladrones o una asociación de ladrones en la que hay algún político, también ladrón, claro.

Aznar, Rajoy, Arenas, Cospedal, Cascos, todos parecen haber trincado. Y lo que no hayan trincado, se ha dedicado a financiación ilegal del PP, gracias a cuyos chorros de oro este partido ganaba elecciones por mayoría absoluta. Elecciones cuyos resultados son, en realidad, inmorales, ilegales y, por tanto nulos. Y esta situación supuestamente es el rasgo de casi todas las administraciones gobernadas por el PP. Lo es, por ejemplo, del gobierno de la Comunidad de Madrid, presidido por Esperanza Aguirre y bajo cuya dirección parecen haberse cometido todo tipo de ilegalidades en adjudicaciones públicas amañadas en favor de los empresarios corruptos que luego financiaban presuntamente sus campañas. Y esto parecía hacerse a traves de la Fundación FUNDESCAM, uno de cuyos principales donantes, el empresario Díaz Ferrán, gran admirador de Aguirre, está hoy en prisión por supuesto chorizo.

En resumen: aquí no hay un gobierno propiamente dicho sino una organización de sospechosos de mangoneo, dispuestos a saquear el país. No hay por qué escuchar sus retóricas sobre las crisis, el gobierno, etc. Hernando está en lo cierto: lo que tienen que hacer estos presuntos, con Rajoy a la cabeza, es devolver lo trincado y marcharse a sus casas, a esperar las citaciones judiciales.

(La imagen es una caricatura mía por el procedimiento de "animalización" sobre una foto de La Moncloa en el dominio público).

Sí se puede y se debe.


El otro día asistí a una magnífica exposición del Profesor Francisco Llera sobre la crisis y la desafección democrática en España. Fue una intervención muy elaborada, muy trabajada, magistral, muy convincente y... preocupante por lo que de ella se desprende para nuestro país. Lo resumo mencionando la observación del colega Llera del significado de que las tres instituciones mejor valoradas del último barómetro del CIS sean el ejército, la policía y la guardia civil. Bien para ellas, sin duda; pero mal para todas las demás. Y preocupante por la tendencia subterránea a las soluciones autoritarias que parece delatar.

El desprestigio del sistema es pavoroso. Recojo tres noticias que apuntan en la misma dirección de la portada de El País de hoy. La primera, los sobresueldos de Aznar. Se recordará la bravura con que el expresidente respondió con una querella contra ese periódico por insinuar meses atrás que podría haber recibido dineros irregulares según los papeles de Bárcenas. Ahora no es una insinuación. Ahora es una acusación concreta con fechas y cantidades de la comisión de un posible delito. Supongo que habrá otra querella o alguna declaración pública explosiva. O quizá quede la cosa así, un escándalo más que acumular en la pila de desmanes que parecen haber estado cometiéndose en el partido del gobierno hace mucho tiempo. Porque el caso de Aznar no es diferente del de Rajoy, Cospedal, Arenas, Cascos e tutti quanti que parecen haber estado cobrando sobresueldos a cuenta de una presunta trama de corrupción que asemeja a una administración para el saqueo dentro de la otra administración. No es exagerado decir que el partido que, según Aznar, era incompatible con la corrupción ha resultado ser una especie de asociación de mangantes, dedicados al expolio del común en beneficio propio y de una recua de familiares, enchufados, clientes y empresarios amigos corruptos.

La denuncia del fiscal Pedro Horrach de que el PP está tratando de tapar la corrupción pone de relieve otro aspecto de deterioro institucional gravísimo. Dice el fiscal que cuando el PP no se sale con la suya en los tribunales deslegitima y difama jueces, fiscales y procedimientos. Como si quisiera darle la razón, el PP ha recurrido la decisión del juez Ruz de apartarlo de la causa al argumentar que más que acusación es defensa, acusando al juez y fiscales de prevaricación y otras lindezas. Es obvio que el PP está incordiando todo lo que puede en la labor de la justicia. El problema es que es un partido presidido por Rajoy, quien también preside el gobierno. Se da así la pintoresca situación de que Rajoy presidente del PP se persona como acusación en una causa en la que aparece involucrado y puede aparecer imputado Rajoy presidente del gobierno. Si esto fuera un asunto de psiquiatría, podría hablarse de un caso de desdoblamiento de la personalidad. Al tratarse de política, más nos encontramos con que un presunto mangante trata de encubrirse a sí mismo mediante triquiñuelas legales y fraude de ley. En lugar de dimitir, como correspondería en una situación de honradez y dignidad ordinarias.

Por último, contra todo pronóstico, el gobierno se arrugó ayer y retiró el anteproyecto de ley Wert. Conociendo la soberbia del ministro que comenzó queriendo españolizar a los niños catalanes como si fueran tailandeses y siguió metiendo la gamba en todos los charcos de la educación y la cultura, habiendo visto con qué prepotencia desterró la educación para la ciudadanía y reintrodujo la religión, siendo testigos de la satisfacción del clero que ha alcanzado incluso más de lo que se esperaba está claro que la decisión de retirar la propuesta ha debido de ser muy reñida y muy dura. La excusa es perfilar las previsiones económicas de la LOMCE. La realidad, que el gobierno parece haber sido sensible por primera vez al estado de ánimo encrespado de la calle y, en efecto, se ha arrugado y lo que está haciendo es tratar de salvar la cara de este ministro que es el peor valorado de toda la democracia. Y con razón, por tratarse del más altanero, arrogante a la par que necio de los pésimos gobernantes que ha tenido este país, un epítome de todos los vicios y defectos de la carcunda nacional sin ninguna de sus escasísimas virtudes.

Y lo mismo le sucederá al gobierno con la sanidad y el resto de las reformas profundas, nada equitativas (diga Rajoy lo que diga) y muy injustas. De hecho, la práctica abolición del aborto en contra de la voluntad de una gran mayoría de la población solo es un pasaporte para que el próximo Parlamento, si muestra otra mayoría, se dedique a una labor de intensa derogación. Una labor consistente en restaurar todo lo destrozado por esta agrupación de apandadores, dispuestos a esquilmar todos los bienes del común en su provecho.

En esta situación de deterioro institucional, en que el gobierno actúa de forma autoritaria y la oposición parlamentaria es irrelevante, la oposición extraparlamentaria, la acción popular, demuestra que sí se puede constituirse en los frenos y contrapesos necesarios contra los desmanes y latrocinios del poder. Se puede y se debe.

dijous, 9 de maig del 2013

La retirada al Aventino.


Hace unas fechas, con motivo de alguno de los habituales desprecios de Rajoy al Congreso o de la aplicación del rodillo popular en esta o aquella decisión (¡esas votaciones en que la mayoría rechaza a veces cientos de preguntas de la oposición sobre el caso Bárcenas e impide que se hable de él!) Palinuro sostenía que, a causa del autoritarismo del gobierno y su mayoría parlamentaria absoluta, el Congreso era irrelevante. No puede controlar con eficacia al gobierno; este comparece cuando quiere y habla de lo que quiere. Dada la férrea disciplina de voto (que incluye multas a los diputados díscolos) no existe ninguna posibilidad de que el PP pierda una sola votación y, por ende el gobierno, cuya posición es inexpugnable. Ni visos de verosimilitud para un voto de confianza; no hablemos ya de moción de censura. El gobierno hace y dice lo que le place sin fiscalización alguna. Incumple su programa y ayer, en la sesión de control, Rajoy afirmó rotundo que nadie le apartaría de seguir la senda de su programa que, por lo demás, nadie sabe cuál es, salvo hacer lo que le ordenan en Berlín. Aseguró asimismo que no quería engañar a nadie. Pues será la primera vez ya que hasta ahora no ha hecho otra cosa, como él mismo ha reconocido. 

Ante la situación de ninguneo del Parlamento, de irrelevancia e impotencia de este, convertido en una cámara de aplaudir y abuchear, en cierto modo degradado en su función, Palinuro sugería que la oposición lo abandonara, que repitiera la famosa retirada al Aventino, cuando algunos diputados socialistas en el Parlamento italiano, en protesta por la desaparición de su compañero Giacomo Matteoti (cuyo cadáver apareció unos meses después, habiéndose tratado de un asesinato fascista) se retiraron de la cámara y comenzaron a reunirse en otra sala. Lo llamaron "retirada al Aventino", en recuerdo de la llamada secessio plebis, de la República romana, por la cual la plebe se retiraba al Aventino (una de las colinas de Roma), dejando solos a los patricios en la ciudad, en realidad una ciudad fantasma pues, al retirarse los plebeyos se cerraban todas las tiendas, servicios, etc. Algo muy parecido a una huelga general. Gracias a las sucesivas retiradas de la plebe a lo largo de los siglos, esta consiguió la equiparación de derechos con los patricios. Por eso los diputados socialistas hablaron de su retirada al Aventino como el intento de que los fascistas restablecieran la legalidad. Pero fue al revés de lo que sucedió con la plebe romana: la persecución se amplió a los comunistas, se abolió el régimen parlamentario y se instauró la dictadura fascista, cuyo primer acto fue enviar a la cárcel al diputado Antonio Gramsci, que murió en ella.

El episodio de la ritirata sull'Aventino, ha quedado consagrado, sin embargo, como un acto de lo que podría llamarse la "dignidad parlamentaria", con independencia de cuál sea su resultado práctico. Aunque tampoco este es tan desdeñable. Si bien no suele mencionarse, la revolución francesa es una especie de retirada del Aventino. Convocados los Estados-Generales por Luis XVI, el estado llano se reunió aparte; se le añadieron luego el clero y la nobleza (de toga y de espada) y los Estados Generales se convirtieron en la Asamblea Nacional. La retirada al Aventino tiene muy buena prensa. Por eso la proponía Palinuro a la oposición de izquierda.

Pero héteme aquí que es el PP, la derecha, quien la pone en práctica en el Parlamento catalán. Visto que el pleno del Parlamento ignora la decisión del Tribunal Constitucional de dejar en suspenso la declaración de soberanía de hace unos meses y designa una comisión para gestionar el dret a decidir, Alicia Sánchez Camacho y sus compañeros de grupo lo abandonan sosteniendo que el Parlament está en una actitud de insumisión. Pura retirada al Aventino.

Es algo de lo que podría aprender la oposición del Congreso y el Senado. Si realmente el gobierno está dispuesto a apoyar en los solos votos de su grupo parlamentario toda su legislación, sin consensuar nada ni escuchar a nadie a la hora de tocar cuestiones vitales para la mayoría de la sociedad,  la presencia de los otros grupos parlamentarios solo es ornamental y justificativa. A lo mejor se hacen valer más retirándose al Aventino.

dimecres, 8 de maig del 2013

Palinuro en Barcelona.


El próximo lunes, 13 de mayo, como se ve en el cartel de la izquierda, Palinuro dará una conferencia sobre el derecho a decidir y las cuestiones del nacionalismo catalán y el nacionalismo español, titulada la nación como espejo. No voy a contar aquí de qué tratará para no fastidiar el interés y, sobre todo, no asustar a nadie. Baste con saber que trataré de hacer honor al título: la endemoniada idea de nación que es, a la vez, un concepto y un sentimiento, no se puede reducir a propuestas reflexivas, digamos intelectuales porque tiene mucho de intuitivo, inmediato, emocional. Es, sí, reflexiva, pero al modo en que lo son los espejos. La nación nos devuelve una imagen de nosotros mismos cuando nos asomamos a ella. Y es esa imagen la que constituye nuestro nacionalismo, el de cada cual. Por supuesto, espejos hay muchos, cada cual se contempla en el que quiere y ninguno es superior o inferior a otro. Pero todos, como espejos, tienen también aspectos mágicos, no se limitan a devolvernos una imagen que ya conociéramos de otras experiencias, sino que también la interpretan y, de esto modo, nos muestran cómo somos.

La conciencia nacional, la conciencia de nación, es un proceso de aprendizaje. Por eso es tan extraño escuchar a algunos diciendo que no son nacionalistas. Será que ya lo saben todo y no tienen nada que aprender.

Sr. Rajoy: toca hablar de Bárcenas.


De nada sirvió el conjuro de las meigas de no mentar la soga en casa del ahorcado. El nombre de Bárcenas se filtra por las rendijas de las puertas, relumbra en las pantallas de los televisores como un fuego de San Telmo, resuena en los ecos de los valles alpinos. Suiza investigará los papeles de Bárcenas. La supuesta corrupción barcéniga se internacionaliza. No es impensable que un juez helvético envíe una comisión rogatoria preguntando por las relaciones entre Rajoy y Bárcenas, a tenor de lo que se desprende de los papeles que habrá que poner a su disposición. Y ya tenemos al presidente del gobierno abriendo portadas de todos los periódicos del mundo como presunto corrupto, cual ya lo estuvo en el New York Times hace unos días.

Realmente la situación era insostenible cuando se remató con el informe que la UDEF (la policía) ha remitido al juez, documentando un latrocinio tremendo, continuado en el tiempo, que afecta a los gobiernos del PP y al propio PP en todos sus niveles pero especialmente en los más altos. Según la policía, determinados empresarios recibieron adjudicaciones públicas ilegales por valor de 12.281 millones de euros y, a cambio, los beneficiados ingresaban de modo irregular 4,6 millones de euros que luego el partido se encargaba de camuflar con destino a gastos de campañas o las faltriqueras de los más altos dirigentes. El trinque y la malversación como formas de gobierno muy lucrativos también para esta pandilla de pomposos mangantes.

La situación que pinta el informe de la policía no es llevadera en ninguna democracia del mundo. El gobierno no puede estar pendiente de las revelaciones que se hagan en un proceso penal en el que está implicado indiciariamente. Es más, ante los nuevos descubrimientos su presidente está obligado a comparecer en sede parlamentaria y dar las explicaciones pertinentes sobre su comportamiento. Porque los años que el informe policial abarca son de 2001 a 2012, cuando Rajoy llevaba algunos de presidente del partido y, por lo tanto, responsable político último de cuanto en él se haya hecho.

Y toca hablar de Bárcenas. Llegar al Parlamento y explicar cuáles fueron las relaciones del hoy presidente del gobierno con el entonces tesorero del partido y que duraron cuatro años. Explicar a cuánto ascendieron en total los supuestos sobresueldos y, dado que se cobraron en mitad de lo más agudo de la crisis, con qué autoridad se pedían sacrificios a la gente del común al tiempo que se cobraban sobresueldos de dudosa legalidad y cierta inmoralidad e, incluso, se incrementaban en porcentajes escandalosos, de más del 20 por ciento.

Si realizada esta comunicación pública, el gobierno de Rajoy sigue al mando, después de haber confesado paladinamente su fracaso en el último consejo de ministros es porque el PP está desorientado y no sabe qué hacer pues no cuenta con un recambio para Rajoy. La insistencia de Esperanza Aguirre de postularse como candidata solo arrastra a su fiel infantería en los medios que le son adictos, pero ni un dirigente de relieve. Al contrario, los espanta con esa especie de catón neoliberal que recita en cuanto le ponen delante un micrófono como si fueran los pensamientos del Rey Salomón.

Hay que hablar de Bárcenas y aceptar las responsabilidades. No rehuir el bulto. Dimitir de plano y convocar elecciones podría ser una solución. Algunos la tacharán de imprudente y precipitada pues pilla a los dos partidos dinásticos en situación calamitosa. Tampoco hay gran inconveniente. Las elecciones pueden retrasarse un tiempo prudencial -tampoco mucho, pues lo que no se arregla en tres meses tampoco se arregla en seis- y, entre tanto, encargar a una comisión gestora interpartidista la tarea de la gobernación.

Son muchas las cuestiones. Algunas, peliagudas. Eso es la política, habérselas con circunstancias peliagudas, y no de mero trámite. Pero el gobierno, presidido por un presunto trincasobres, no puede seguir ni un día más. Tanto él como toda la panda, parecen llevar años pillando sobresueldos con los más peregrinos nombres, desde "compensación" a "gastos de representación", pero todo dinero negrísimo que, aplicado también al partido, permitía a este ganar elecciones con mayorías absolutas absolutamente tramposas.

(La imagen es una caricatura mía por el procedimiento de "animalización" sobre una foto de IgnisFatuus, bajo licencia Creative Commons).

dimarts, 7 de maig del 2013

Tres diálogos necesarios


Iba a escribir sobre las candidaturas a la renovación del PSOE, animadas ahora con la novedad del posible tandem Madina-Chacón y el amago de Beatriz Talegón de presentarse. Pero descubrí que en el día se habían producido otros hechos de mayor momento para el país: la decisión de las autoridades suizas de investigar a Bárcenas, la de Rajoy de rechazar todo acuerdo con Rubalcaba y la de los soberanistas catalanes de ir adelante con la consulta. Son tres asuntos de envergadura. Hacen referencia a los tres problemas más graves de nuestro país: la corrupción, la crisis y el independentismo catalán.


La política tiene mala fama pero, en último término, es el único ámbito en que pueden debatirse estos asuntos de interés general. Debatirse por medio del diálogo. En verdad, la política puede zanjarlos también por otros medios: la imposición, la violencia, la mentira, la dictadura. Pero nadie los suscribe. Todo el mundo dice preferir el diálogo, incluso quienes se beneficiarían con la violencia. Los estudiosos y los expertos lo saben y por eso exigen unas garantías para que el diálogo cumpla su cometido de llegar a decisiones colectivas democráticas y acertadas. Habermas ha edificado su teoría de la acción dialógica sobre esas garantías que funcionan como principios básicos sin los cuales no puede haber intercambio. Lo que se dice debe ser verosímil, sincero, atenerse a las normas y ser inteligible o racional. Provistos de estos requisitos debemos acometer los tres problemas señalados que son esenciales en nuestra sociedad.

La corrupción es la gran lacra nacional. Ahora se aireará en tribunales extranjeros, lo cual no contribuirá precisamente a enaltecer la marca España. Esta en concreto, además, involucra al presidente del gobierno, a algunos ministros y altos cargos del PP que pudieron estar recibiendo dineros ilegales durante años, procedentes, incluso, de fondos delictivos. El vicio nacional, habitualmente larvado, ha hecho eclosión espectacular a la que no se ha escapado ni la Casa Real. Es el momento de hablar de la corrupción, de debatir las medidas para atajarla y erradicarla. Es necesario el diálogo sobre lo que quizá sea el motivo más claro de la crisis española. Sin embargo, el gobierno no solo no quiere debatir sino que ha prohibido siquiera que se mencione el nombre del principal responsable, Bárcenas. La creencia de que, no mencionando el mal, este deja de existir tiene algo de neurótico. Y solo puede conducir a situaciones mucho peores, mucho más comprometidas.

La crisis.Por enésima vez se niega Rajoy a establecer acuerdo, trato, pacto alguno con Rubalcaba, salvo que este suscriba sus políticas sin reservas. Rubalcaba hace bien en proponer pactos y presentar medidas concretas que podrían adoptarse. Pero no puede ignorar que el gobierno carece de toda intención dialogante, asunto tanto más grave cuanto se están tocando pilares institucionales básicos de nuestra convivencia, como son el sistema de pensiones, la sanidad y la educación públicas, etc. La negativa al diálogo releva al PSOE de toda responsabilidad en los desastres que se produzcan y, por ende, le da legitimidad para revocar todas las decisiones si llega al poder. Porque estas decisiones han sido tremendamente clasistas. Por ejemplo, el gobierno reconoce haber empleado 40.000 de los 100.000 millones de euros del rescate en la banca pero añade que no emplea los 60.000 restantes en rescatar hipotecados, por ejemplo, porque se nos impondrían condiciones. En otras palabras: pagamos las condiciones de la banca pero no las de la gente.

Soberanismo catalán. Nuevo episodio. Mas reúne una "cumbre por el derecho a decidir", el PSC acude pero se reserva el derecho al juicio de intenciones y Carme Chacón publica una carta abierta en la que pide al secretario general del PSC, Pere Navarro, que no acuda a la cimera pel dret a decidir. Esto del dret a decidir va a ocasionar una crisis en el PSOE y, desde luego, en las relaciones con el PSC. Entre tanto el nacionalismo catalán, que tiene la iniciativa política, sigue ganando territorio y apoyo para su idea de celebrar una consulta sobre el derecho a decidir en 2014, fecha simbólica que une el momento de la pérdida y el de la recuperación de las libertades nacionales con trescientos años por medio. De esto tampoco se habla. Y aquí los dos partidos dinásticos presentan un frente común: el derecho a decidir, el derecho de autodeterminación no existe. Punto pelota. No hay diálogo que valga salvo para acordar una reforma u otra de la planta territorial única para toda la Nación.

Si, a pesar de todo, una cantidad considerable de ciudadanos, cientos de miles, quizá millones, pide el ejercicio del derecho a decidir, habrá que encontrar alguna forma de arbitrarlo que no sea el recurso a la violencia. Y no porque lo diga Palinuro -que lo dice- sino porque lo dice tambièn el Tribunal Supremo del Canadá en el caso de Quebec y algún ilustre jurista, como Rubio Llorente en el caso de España. Lo que sí se puede es barruntar cómo será la situación a base de no dialogar y sofocar la llama soberanista aplicando la normativa vigente. ¿Pretendemos coexistir con un estado de excepción permanente?

dilluns, 6 de maig del 2013

El PSOE reacciona.


Ya era hora. Quince meses después de su humillante derrota electoral, el principal partido de la oposición presenta propuestas concretas, inteligibles, alternativas -o, cuando menos, distintas- a las del gobierno, dadas ya por fallidas universalmente, incluso por sus seguidores. Ojalá no vuelvan los tiempos de la inactividad, la ambigüedad, el marasmo, las reiteradas propuestas de "pactos de Estado", sistemáticamente despreciadas por el gobierno. La oposición responsable, si por tal se entiende la ausencia de oposición, el silencio o la tímida protesta, no ha servido para nada. Corresponde ahora ser responsable pero de otros modos.

Sin incurrir en el vandalismo institucional que caracterizó la oposición del PP en la legislatura anterior, la del PSOE debe ser rigurosa, rotunda, consecuente, en contra de los desmanes del PP y en defensa de los intereses de los sectores mayoritarios de la sociedad. No se ha de consentir ni un atropello más. Debe acudirse a los tribunales siempre que las vías políticas sean insuficientes. Una buena piedra de toque son las pensiones, cuyo desmantelamiento parece tener dividido el gobierno. Pero el PSOE debe dejarle claro que cualquier reforma de las pensiones que no se consensue con la oposición, será revertido ipso facto después de las elecciones si estas le son favorables.

Hoy presenta el PSOE unas propuestas neokeynesianas. No todo ha de ser recortar. Recuérdese: los recortes han fracasado y ya solo prometen más recortes y, por tanto, más fracaso. Lo sabe todo el mundo. Lo suyo es, por tanto, mantener la austeridad pero arbitrar asimismo medidas de estímulo. Se financiarán con los miles de millones (60.000, al parecer) que el gobierno no ha tocado de la línea de crédito del primer rescate. Ya solo ese hecho es clamoroso. ¿No hubiera sido más justo echar mano de estos recursos antes que vaciar el fondo de reserva de las pensiones, esas pensiones a las que se pretende vapulear de nuevo? Se trata de las cosas que el PSOE debe explicar claramente. Para que los jubilados y pensionistas sepan a quién les conviene votar la próxima vez. Por lo demás, esas medidas de estímulo tienen también una importante misión social por cuanto están pensadas para mitigar el desempleo.

Luego queda la cuestión de la letra pequeña o cómo se aplican esas medidas de estímulo. Es preciso evitar que sirvan para aumentar la corrupción. En España tenemos una tradición de picaresca y a saber lo que harán los empresarios con unas medidas de estímulo que los benefician. A este propósito quizá estuviera bien proponer la dotación de otro fondo similar para potenciar la labor fiscalizadora de la Hacienda y su capacidad para luchar contra el fraude fiscal que en España es masivo. La rentabilidad de esta medida es evidente pues hará aflorar grandes cantidades de dinero.

En todo caso, este es el tipo de oposición que la gente espera. Con propuestas claras, positivas, que puedan debatirse. En opinión de Palinuro estas propuestas claras, razonables debieran abarcar también otros campos más en el terreno político o de los principios. En concreto, las tres cuestiones abiertas en el sistema político: la Monarquía, la Iglesia y el soberanismo. Son cuestiones peliagudas pero no por ignorarlas van a desaparecer.

La cuestión de la Monarquía. El PSOE debe aclarar si es o no republicano y hacerlo en un congreso; no por boca de un secretario general que tiende a confundir sus convicciones personales con las posiciones del partido. El argumento de la oportunidad no vale. El pais puede debatir tranquilamente si quiere ser Monarquía a República. La Monarquía ha demostrado ya estar fuera de lugar en el mundo contemporáneo. Resulta absurdo que un país haya de verse pendiente de las andanzas de unos u otros miembros de la Familia Real y sus compinches. Y es que eso es lo esencial en la institución monárquica: su carácter familiar.

La cuestión religiosa. Suficientemente claro ha quedado ya que la Iglesia católica se apunta a la teoría de la política del apaciguamiento, tristemente famosa desde la conferencia de Munich,  de 1938: cuantas más concesiones se le hacen, más se enciende su voracidad. Creyeron los socialistas de la era Zapatero haber llegado a un acuerdo con la Iglesia y por ello le sacrificaron su Ley de Libertad Religiosa y luego ha resultado que la Iglesia ha hecho tabla rasa con los acuerdos anteriores: fuera la educación para la ciudadanía, dentro la clase de religión; discriminación por sexos y cuestionamiento del aborto y ya veremos qué pasa con el divorcio. El PSOE no tendría perdón si no denunciara los Acuerdos con la Santa Sede de 1979 y procediera a separar de modo eficaz la Iglesia del Estado.

En cuanto al soberanismo, los socialistas deben encarar el asunto con franqueza. El partido que comenzó la transición proclamando el derecho de autodeterminación se lo fue dejando por el camino hasta llegar a negar que alguna vez lo hubiera defendido. También esto debiera ser objeto de una propuesta acordada en congreso. El PSOE, ¿reconoce el derecho de autodeterminación? ¿En qué condiciones? Si no lo reconoce, ¿qué modelo de organización territorial de España propone? Ese vetusto federalismo que ha desempolvado del baúl de los recuerdos requiere un aggiornamento profundo. 

Las últimas cuestiones, en efecto, son graves y es tentador el olvido, el silencio. Pero no es honrado ni eficaz. Al fin y al cabo, cuando la dirección del partido habla de reformar la Constitución, se refiere exactamente ¿a qué?

Por último, si el PSOE se propone recuperar la visibilidad de verdad, compensar por la inacción y el tiempo perdido, tiene que escuchar el rumor de la calle, tiene que tender lazos de colaboración con organizaciones y movimientos sociales que se han ido formando en el proceso de insubordinación social creciente. Tarea difícil por la desconfianza que suscita en movimientos como el de los indignados. Pero imprescindible si ese partido quiere calibrar hasta qué punto se ha echado a la izquierda la opinión y cree conveniente, como lo cree Palinuro, radicalizar algo más las opciones.. 

También es importante que, lejos de apagarse, el debate sobre la candidatura siga abierto. Es sano para el partido y para todos. Pero, sobre eso, ya seguiremos mañana.

diumenge, 5 de maig del 2013

El Rey no piensa abdicar.


Pues claro que no. Ni se le pasa por la cabeza. Ayer el Rey se asomó a nuestras plebeyas vidas mostrándonos un día normal en la vida de un monarca que vuelve del estado de postración al puente de mando, decidido a darlo todo por España, a liderar una cruzada contra la gran lacra de nuestro tiempo: el paro. No tiene la menor intención de abdicar, sépanlo todos en la corte, especialmente el heredero que ya se ve entrando en la cincuentena dedicado al cultivo de orquídeas.

Los medios señalan que el barómetro del CIS, habiendo preguntado de nuevo por la popularidad del soberano, ha registrado unas calabazas. El prestigio de la Corona está bajo mínimos. Los mismos medios especulan que la TVE, con su reportaje, se constituye en gabinete de imagen del Rey y lo justifican aludiendo a su supremacía institucional. Al fin y al cabo, es el Jefe del Estado. Pero, al tiempo, el reportaje habrá sentado fatal en la Moncloa pues transmite la idea de que el poder moderador tiene que intervenir ante el desbarajuste actual del que hay que responsabilizar en único lugar al gobierno. Es posible que la Corona lave su mancillado prestigio, pero es a costa de mancillar el del primer ministro que ya carga con la mota Bárcenas, cuyo nombre no se atreve a pronunciar pero cuya sombra lo persigue por donde va. .

Con todo, es posible que la nueva política de imagen de la Corona no sirva de gran cosa porque esta ha pasado una raya roja muy peligrosa en la opinión pública. El desprestigio afecta a las personas de la Familia Real, incluido el Rey, y las hace objeto de chirigotas e irrisión. Cuando los gobernantes son objeto de chanzas y burlas, se les ha perdido el respeto. De las cuatro parejas que componen la Real Familia (la de los reyes, la del príncipe heredero y las de las infantas) no se sabe cuál sea más pintoresca y literaria: Juan Carlos vive Los idilios del Rey mientras Sofía escenifica La dama de Shallot en el Támesis; el infeliz Felipe cree representar Pigmalión, la infanta Elena Mesas separadas y Cristina, Arsenio Lupin, caballero ladrón. ¿Quién puede tomarse en serio a estos personajes en busca de autor? Aquí haría falta una mezcla de Suetonio, Valle Inclán y Charles Bukovsky.

Una vez que la gente cree saber que el Rey tiene un affaire extramatrimonial estable; que no está claro si el coste adicional del affaire también recae directamente sobre el erario público; que en sus ratos de ocio, que son muchos, se entretiene cazando elefantes, como si fuera el primer Roosevelt o como Tarzán de los monos; que ha amasado una fortuna ingente sin que consten fehacientemente los procedimientos; una vez que la gente sabe todo eso es imaginable cómo recibirá la noticia de que el Rey se propone liderar un gran frente en contra del paro. Él, que no tiene dificultad alguna para colocar a todos sus parientes y en envidiables posiciones en las que, además de levantarse una pasta, pueden añadir unos flecos a través de actividades delictivas si les da la ventolera. Los reyes no se andan con pequeñeces y él, en concreto, es inviolable.

Ciertamente, el Rey no piensa abdicar. El ejemplo del Papa no vale. A Dios lo que es de Dios y al César, etc. Y luego, ya más en nuestro campo, vamos a ver, aquí, ¿dimite alguien alguna vez? Hace falta pillar a un político con los bolsillos llenos de cucharillas para que admita culpabilidad y aun así dirá que se las ha metido la oposición.  "Majestad", recuerda algún cortesano movido de amor a la institución, "cada vez le pitarán más en las finales de fútbol". Es posible pero a eso están acostumbrados los Borbones. Tengo leído en alguna parte que la primera pitada que cosechó la Marcha Real fue en un encuentro internacional en Barcelona en 1925 en el que, sin embargo, se aplaudió el God save the King. Vamos por los cien años pitando.

No hay abdicación. Hay chirigota.

(La imagen es una caricatura mía a partir de una foto de א (Aleph), bajo licencia Creative Commons).

dissabte, 4 de maig del 2013

Cospedal y la vaca que mea.


El PP ha organizado un akelarre sectario en un hotel de San Sebastián, al que han llevado sus huestes donostiarras a que las adoctrine un selecto ramillete de la fiel infanteria franquista, encabezada por Dolores de Cospedal y el monaguillo jurídico Ruiz-Gallardón, cada vez más parecido al repelente niño Vicente. De vez en cuando hay que hacer catequesis en provincias para que todo vaya sobre ruedas y ellos puedan seguir trincando sobresueldos mientras imponen sacrificios a la colectividad que es lo único que les importa. El gatuperio versaba sobre la Representación, tema que da para mucho, incluido el sentido del humor gallardoniano cuando el ministro de la presunta Justicia augura que algún día se valorará el "ingente esfuerzo que ha hecho el gobierno de Rajoy" para resolver la crisis. Puede ser. Algún día. De momento, la imagen que de Rajoy tiene el mundo con rara unanimidad es la de un incompetente absoluto, embustero contumaz, marrullero y cobarde.

Pero la palma de la impertinencia, la demagogia y la irresponsabilidad, como siempre, se la lleva Cospedal. El movimiento 15-M no la representa y ella lo reta a convertirse en partido y defender sus ideas por las vías institucionales. Exactamente esas que el PP ha prostituido a base de ganar elecciones mintiendo desvergonzadamente, de gobernar por decreto, ignorando el parlamento y la oposición y en interés de un puñado de banqueros, curas y empresarios y, por supuesto, en beneficio directo de sus propios bolsillos y de los de sus enchufados, clientes y amigos (como en el caso de presidente de Madrid, González, quien tiene enchufada a casi toda su familia, incluido su octogenario padre) todo ello con cargo a los dineros de los contribuyentes.

Carece de sentido debatir con Cospedal sobre el alcance de sus afirmaciones. Esta señora no habla para intercambiar juicios, pareceres, para deliberar y llegar a alguna conclusión. La emplean para arremeter contra los adversarios agrediéndolos de palabra, sin parar mientes en lo que dice, mintiendo y deformando la realidad a extremos insólitos. Tomarse en serio lo que dice, querer refutarla, es perder el tiempo. Ni a ella ni a nadie le importa el contenido de sus juicios con tal de que sean suficientemente brutales. Su misión queda cumplida faltando, mintiendo, injuriando lo suficientemente alto para que se olvide cuántos sueldos y sobresueldos trincan ella y los suyos por destruir el país.

Ya sé que la imagen es un poco pintoresca pero faltaría a la verdad si no dijera que, cada vez que la oigo hablar recuerdo el ruido que hace una vaca al mear.

(La imagen es una caricatura mía sobre una foto de www_ukberri_net, bajo licencia Creative Commons).

Ayer y hoy o la iconografía de un engaño.


El 30 de enero de 2011 El Mundo sorprendía a los lectores con una rotunda proclama del candidato del PP a la presidencia del gobierno: Arreglaremos la economía en dos años. Ahí era nada: arreglar un desastre colosal en dos años y se empezara cuando se empezara. Claro que veinte días antes, el mismo candidato, a la vista de un nuevo dramático aumento del desempleo sostenía no menos rotundo: Cuando gobierne bajará el paro, según se aprecia en la otra portada de El Mundo. Palinuro ya comentó el contenido de esta aseveración a la luz del último y espeluznante aumento del desempleo a seis millones de personas por obra y gracia del que lo iba a reducir, en una entrada titulada: La decencia de dimitir, con escaso éxito hasta la fecha. Lo que se pretende ahora es centrar la reflexión en los aspectos iconográficos de la campaña del PP y los mensajes políticos que contienen en una vertiente muy simbólica.

Empezamos con la ilustración del paro. Un primer plano de Rajoy frente a una oficina del INEM, vestido para tiempo inclemente, con gesto serio pero decidido. Sabe lo que dice. Sabe a dónde va. Así puede entenderse que la fila de parados detrás de él cuyas proporciones realzan la figura dominante, sobrehumana, de Rajoy se apresta a seguirle a ese horizonte de disminución del paro. Ya nadie se atrevía a prometer el pleno empleo. Un descenso del paro era un señuelo suficiente para encandilar a la gente y llevarla a su perdición pues, más que como conductor de su pueblo, Rajoy ha actuado como el flautista de Hamelin, tratándolo como si fuera de ratas y llevándolo a más desempleo. Hazaña solitaria por cuanto la promesa está en primera persona del singular: es Rajoy quien se compromete personalmente a hacer lo contrario de lo que ha hecho, aumentar el paro en lugar de reducirlo.

La otra imagen, la de arreglaremos la economía en dos años es también muy curiosa. De entrada la intención se formula en primera persona del plural: somos nosotros quienes arreglaremos la economía, un equipo. Ese es el texto, pero la imagen simboliza lo contrario. Vuelve a ser el egregio Rajoy quien arreglará él solo la economía, sin duda por obra de su potente brazo. Para ese empeño se requiere un Hércules, así que Rajoy vuelve a ser representado en proporciones sobrehumanas, en el centro de un semicírculo de profesionales cuyos problemas se supone que arreglará el gran hombre en dos años. "Llegado el momento, votadme y en dos años vuestras cuitas habrán desaparecido". Han pasado quince meses desde la votación, quedan siete para el cumplimiento del vaticinio. La imagen daba cuenta de la condición de las seis personas del común: un pintor, una pensionista, un empresario, un taxista, un médico y una estudiante. Ni un agricultor, por cierto. Pero, en fin, eso es trivial y solo muestra que los gabinetes de comunicación trabajan contra reloj y a veces meten la pata.

¿Y cuál ha sido el destino de estas seis profesiones y parece seguirá siéndolo hasta la consumación de la promesa? Uno por uno.

El pintor ya no tiene nada que pintar y probablemente esté en el paro y eso con suerte.

La pensionista ha visto bajar de hecho su pensión y subir sus gastos de todo tipo, empezando por los médicos y ahora se enfrenta a un futuro incierto respecto al conocimiento de la cuantía de su jubilación que el gobierno quiere hacer depender de cálculos políticos.

El empresario está encantado con la situación laboral, facilidad de despido, contratación precaria, salarios de hambre pero, al mismo tiempo, tiene que cerrar la empresa porque no hay crédito ni demanda, ya que la gente está en el paro.

Respecto a los taxistas no sé mucho porque es un grupo reducido. Pero si lo ampliamos a transportistas autónomos, están que echan las muelas por todo: el precio de los carburantes, el aumento del IVA, la red viaria, etc.

De los médicos mejor no hablar. Es una profesión en pie de guerra contra un gobierno empeñado en liquidar el sistema público de salud para entregárselo a las empresas privadas. Más o menos lo mismo que quiere hacer con las pensiones, privatizarlas. Porque tanto las pensiones como la salud son fabulosas posibilidades de negocios.

En cuanto a la estudiante, fácil colegir el desastre. Si consigue terminar sus estudios -pues aumenta mucho la cantidad de jóvenes que abandonan por las subidas de tasas y los recortes en las becas- su salida será la emigración.

Los programas electorales no son contratos ni se pueden hacer valer ante los tribunales de justicia. Pero a veces la prensa actúa como una especie de fedataria pública. Esas dos portadas de El Mundo son dos documentos incriminatorios del PP y de Rajoy que ponen en evidencia de modo fehaciente y palpable cómo ambos mintieron para llegar al poder, cómo hicieron demagogia y prometieron lo imposible. 

Son dos documentos que piden a gritos la dimisión de su protagonista.

divendres, 3 de maig del 2013

Tolerancia cero con la tolerancia.


En España arrastramos un problema de intolerancia de siglos. Tuvimos Inquisición, expulsamos judíos y moriscos y nos lucimos con el Tribunal de la Sangre del Duque de Alba. Es cierto que otros tuvieron cosas similares y peores, pero eso no es un consuelo para las nuestras. Tuvimos Contrerreforma a palo seco mientras que los demás tuvieron Reforma o una mezcla de ambas. No llegamos a tener Ilustración, propiamente dicha, sino un triste remedo de la francesa, fragmentaria y perseguida por el tradicionalismo católico. La guerra contra el francés, en la que muchos sitúan el nacimiento de la Nación española, se hizo sobre todo en nombre de la esencia monárquica, absolutista, católica. Parece que el término liberalismo es de cuño español. El término. La realidad es muy otra cosa. El liberalismo español pone su pedigrí en la Constitución de Cádiz, de 1812. No me cansaré de recordar que esta Constitución, que se promulga En nombre de Dios Todo-poderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Autor y Supremo Legislador de la Sociedad, tiene un artículo 12 que reza: La Religión de la Nación Española es y será siempre la Católica, apostólica y romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas y prohíbe el ejercicio de cualquier otra. Es decir la Constitución de Cádiz de 1812 proclama la intolerancia religiosa. No sé si hace falta ser español para entender cómo se puede conciliar la intolerancia y el liberalismo.

En todo caso, ese artículo 12 pasa casi íntegro al artículo 1º del Concordato de Franco con la Santa Sede de 1953, que dice: La Religión Católica, Apostólica, Romana sigue siendo la única de la Nación española y gozará de los derechos y de las prerrogativas que le corresponden en conformidad con la Ley Divina y el Derecho Canónico. Ya no se habla de prohibir las demás religiones pero está claro que la vida de estas no iba a ser grata dado que la católica era proclamada "única". Y así están las cosas hoy día en que los Acuerdos con la Santa Sede de 1979 (posteriores, pues, a la Constitución) declaran vigente el Concordato de Franco.

La tradición de intolerancia tan viva como siempre.

Telemadrid ha emitido un reportaje en el que se tacha a los nacionalistas vascos y catalanes de nazis y estalinistas. Quizá para algunos la amalgama no tenga sentido, pero su justificación no es difícil de entender. Se trata de encontrar una posición de neutralidad, de centro equidistante entre nazismo y estalinismo que permita criticarlos por igual. Pero no sé yo si el autor o autora del reportaje está muy puesto/a en su contenido. De entrada, la invocación del nazismo cae en la jurisdicción de la celebérrima Ley de Godwin. Que se le añada el estalinismo solo quiere decir que quizá convenga formular una Ley de Godwin II.

La justificación, sin embargo, está en la búsqueda del punto medio. El reportaje utiliza una perspectiva orwelliana. Lo que tienen el nazismo y el estalinismo en común es la perversión del lenguaje. No hay inconveniente en admitirlo si se precisa qué se entiende por perversión del lenguaje. Parece que por tal, según el reportaje, se entiende la práctica de los nacionalistas catalanes de utilizar eufemismos, perífrasis, circunloquios. Si esto es así, se queda uno perplejo, preguntándose si los de Telemadrid han escuchado alguna vez un discurso de Mariano Rajoy, que se niega a pronunciar el nombre de Bárcenas; de Ana Mato, que llama "copago" al "repago"; de Gallardón, quien cobra tasas para garantizar la gratuidad de la Justicia, etc.

¿Y no será que todos los políticos tienden a manipular el lenguaje? No es lo mismo, dicen los de TeleMadrid porque los nazis catalanistas lo imponen a la fuerza, como hacían lo nazis y los estalinistas. No me parece que esto sea cierto. No veo violencia del lado catalanista. Sí veo, en cambio, que la aceptación acrítica de la neolengua del gobierno y sus medios de propaganda públicos y privados es peor que si fuera impuesta a la fuerza porque es comprada, aceptada voluntariamente, como la convicción de los esclavos felices.

dijous, 2 de maig del 2013

El relevo.


Toda sucesión es azarosa, especialmente en política. El sucedido, normalmente, no quiere irse, no encuentra de su agrado a ninguno de los sucesores, ni siquiera al que él mismo elige. Los sucesores no entienden por qué no se produce una transmisión de poderes rápida y, como los pretendientes en la corte de Ulises ausente, se impacientan y acaban montando un espectáculo.


Sucesión en el PSOE. No es cuestión abierta, rezonga la dirección. Los tiempos están acordados en este orden: Conferencia política, elecciones al Parlamento europeo y, luego, primarias; ya se verá si abiertas o no. Entre tanto, aquí no se habla de relevos, igual que en el PP no se habla de Bárcenas. Y, como en el PP con Bárcenas, no se habla de otra cosa. Luego de que un periódico sacara seis rostros posibles de candidatos a la secretaría general (y omitiera otros dos con las más peregrinas razones), Beatriz Talegón, rutilante y reciente estrella mediática juega con la idea de presentar su candidatura al tiempo que aplaude que Madina presente la suya. Sería avisado que la dirección modificara su cronograma y diera paso a primarias ya mismo para salir de dudas y que el PSOE pudiera ejercer la oposición con eficacia. A primera vista, el criterio de la dirección parece razonable: dejad un tiempo para que las candidaturas se formen y consoliden. Eso es cierto. Pero si la dirección piensa que en ese tiempo va a hacerse algo más que negociar apoyos, pactar decisiones, formar candidaturas, está muy equivocada. Y el problema es que, como demuestra la encuesta de Metroscopia para El País los votantes del PSOE se van a chorros a IU y UPyD. Por lo demás, de perlas la candidatura de Talegón. Se erige esta en portavoz de la juventud y trae un discurso bastante radical y regeneracionista. Eso la distingue y singulariza frente a los otros candidatos, que tienden a parecerse entre sí, excepción hecha de Carme Chacón que aporta la condición de catalana en un momento especialmente sensible de las relaciones entre España y Cataluña. No sé cuándo serán las primarias del PSOE pero prometen ser muy movidas. La sucesión en una animada y respetuosa trifulca de los mil candidat@s y uno. El uno, obviamente, el propio Rubalcaba quien, de momento, no ha aclarado su intención de presentarse o no pero sigue viendo con malos ojos esas prisas de los recién llegados por ponerse en sus zapatos.

La sucesión en el PP. El festival sucesorio es menos extenso aquí pero mucho más intenso. En primer lugar, el hipotético sucedido, Rajoy, está lejos de admitir la sombra de una duda respecto a la seguridad y estabilidad de su posición, tanto en el partido como en el gobierno. ¿Dimitir él? ¡Hombre, por Dios! Suele decir que a él lo eligieron con mayoría absoluta para un mandato de cuatro años y piensa cumplirlo. Curiosamente lo mismo que repite Rubalcaba, que tiene un mandato que cumplir. Lo que Rajoy no dice -y eso lo diferencia del socialista- es que lo eligieron con un programa contrario al que ha aplicado. Aquí es donde engancha la oposición dentro de su propio partido. Cuando Esperanza Aguirre proclama que ella tiene la alternativa da por supuesto lo que todo el país, incluido el gobierno, sabe: que el gobierno ha fracasado y da asimismo por supuesto lo que todo el país (excluido el gobierno) también sabe: que el gobierno debe dimitir.

Desde luego la sucesión en el PP adquiere caracteres intensos. ¿Qué digo intensos? Dramáticos, shakesperianos. He aquí a la nueva Margaret Thatcher poniendo de relieve la miseria moral de Edward Heath, la nueva Lady Macbeth, dispuesta a eliminar por su cuenta al pobre Duncan al que en el fondo de su alma siempre despreció y tuvo por un débil, igual que la Esperanza Aguirre real y verdadera menosprecia a Rajoy a quien ya reta de nuevo públicamente. Una historia de poder, ambición y venganza. La dama dimitió inesperadamente hace un año cuando, viendo a Rajoy presidente y su archienemigo Gallardón ministro y sucesor in pectore, comprendió que podía dar su carrera por truncada. Tendría que resignarse a la dignidad subordinada de thane, como Macbeth lo era de Glamis. Ella, que es Honorary Dame Commander of the Order of the British Empire frente al registrador de la propiedad. La dimisión, una salida de gambito de dama para coger fuerza.

Y la citada encuesta de Metroscopia viene a apoyar su pretensión. Con Aguirre fuera del cartel electoral madrileño, el PP pierde la mayoría absoluta. Ignacio González mueve muchas menos adhesiones que Aguirre y su carisma es negativo: cuanto más aparece, más votos se fugan. Sin embargo -tristes perfidias de las sucesiones, pensará la Dama de Honor del Imperio- el hecho de que su sucesor pida abiertamente a Rajoy ser el candidato a la presidencia de Madrid significa que pretenderán echarla de la del partido. Por eso se ha buscado respaldo mediático. El Mundo, Intereconomía, parecen entrar en la batalla por sustituir a Rajoy al frente del PP por Esperanza Aguirre.

Es imposible saber cómo se harán ambas sucesiones y quiénes dirigirán los partidos. Pero ¿alguien piensa que en las próximas legislativas haya que elegir entre Rajoy y Rubalcaba?

(La primera imagen es una foto de Xoan Baltar. La segunda, una caricatura mía de una foto de Rubalcaba 38; ambas bajo licencia Creative Commons).

dimecres, 1 de maig del 2013

El hotel al borde del abismo.


El gráfico de la izquierda pone los pelos de punta. Lo reproduce gurusblog que da como fuente una publicación digital estadounidense, The Atlantic la cual la trae, en efecto, y trae, además, dos todavía peores referidos a Andalucia a la que el autor del artículo, Matthew O'Brien, llama la España de España (Spain's Spain por lo que se refiere al paro, especialmente el juvenil. The Atlantic, a su vez, cita como fuente el Instituto Nacional de Estadística español en su página en inglés. Es de suponer que hay suficientes garantías. Lo dramático del gráfico de España es que el paro de larga duración experimenta un crecimiento exponencial; algo que permite al articulista hablar de generación perdida.


La pregunta es: ¿cómo hemos llegado hasta aquí? A continuación, algunas breves respuestas con la pretensión de indagar en las claves de nuestro predicamento actual, con una conciencia de catastrofismo que recuerda la del 98.

Atado y bien atado. A lo mejor hay que dar otra vuelta a la transición. Franco nombró a Juan Carlos sucesor a título de Rey. Y ahí sigue el nombrado. Franco unció el Estado a la Iglesia con el Concordato de 1953 y ahí sigue uncido gracias a los Acuerdos con la Santa Sede de 1979 que expresamente declaran vigente el Concordato. Franco organizó una administración territorial politizada (pues coincidía con la organización del Movimiento) una policía política para su seguridad y un poder judicial también politizado (y cristianizado) y ahí siguen todos ellos en mayor o menor medida, como lo prueba el hecho de que el único condenado por el caso Gürtel hasta la fecha sea el juez que quiso investigar los crímenes del franquismo. Por último, Franco creó lo que se llamó el "franquismo sociológico", lo dotó de una partido-movimiento que era una organización clientelar y ahí sigue, el partido fundado por un ministro de Franco.

La organización clientelar del franquismo sociológico. Si algo dejan en claro las investigaciones judiciales es que ser del PP es un chollo, sobre todo, en estos tiempos de penuria. En los niveles más bajos proliferan las corruptelas por las que innumerables cargos públicos locales y autonómicos y sus clientes y amigos se han enriquecido a lo largo de los años. En los niveles más altos y hasta los altísimos, proliferan los sobres, los sueldo, sobresueldos, gastos de representación, compensaciones, contrataciones diferidas y demás embellecimientos para hablar de cobros de dudosa legalidad e indubitable inmoralidad. ¿Ser del PP? Lo dicho, un chollo. Ser "patriotas", para estos, es un negocio, como prueba Juan Torres López en un gran artículo. Probablemente por eso tiene unos 800.000 afiliados al panal de rica miel mientras que los sociatas, menos opulentos, se han de conformar con unos 200.000. Para los militantes del PP, sus allegados, familiares, amigos y clientes, no hay crisis. Se nombran entre sí y sus deudos asesores a cientos con sueldos astronómicos a costa de los contribuyentes. Sobresueldos, enchufes, financiación irregular a tope. Todos estos fastos parecen sostenerlos empresarios sin escrúpulos que luego reciben fabulosos contratos públicos ilegales. Una financiación por todo lo alto que pone al PP muy por encima del PSOE por la misma razón por la que Armstrong se imponía siempre a sus rivales: porque hacía trampas. Como el PP al que, por lo demás, no parece importarle que estas prácticas destruyan la democracia que descansa sobre el juego limpio.

El expolio continúa. Además de financiarse irregularmente, esquilmando los recursos públicos, llegado al poder el PP intensifica el expolio. A la primera oleada de recortes, restricciones, privaciones y privatizaciones que ha levantado una indignación general en España, sigue de inmediato otra a la que Rajoy se ha comprometido en Bruselas: otro recorte de 3.000 millones que saldrán de eliminar (casi) las políticas activas y pasivas de empleo, al tiempo que se prorrogan subidas de impuestos que eran transitorias, como el del IRPF o el IBI, un nuevo atraco directo al bolsillo de los ciudadanos que se encuentran en un estado de creciente insurrección cívica a la que el gobierno reponde intensificando la represión policial.

La secesión catalana. Después de haber hecho todo tipo de demagogia contra el gobierno de Zapatero a quien Rajoy acusaba de romper España, viene a resultar que a quien se le rompe es a él. Y aquí sí que no es cosa de invocar la herencia recibida. La incapacidad del nacionalismo español (el de derecha y buena parte del de izquierda) de entender el carácter plurinacional de España y la habilidad del nacionalismo catalán de aprovechar la postración del Estado, permiten augurar un futuro poco apacible.

Frente a todo lo cual la cuestión es: ¿qué hace la oposición?

El PSOE vuelve a ofrecer "grandes pactos de Estado". No está mal. Es correcto mostrarse responsable. También debe reconocerse que parece recobrar fuerzas y llevar a los tribunales todas las medidas de la derecha que están haciendo tabla rasa de derechos de la ciudadanía de carácter social y económico, pero también cívico y político que creíamos firmemente consolidados en nuestra sociedad. Todo eso está muy bien. Pero no basta. El PSOE debe exigir responsabilidades políticas por la corrupción generalizada, la política de mentira sistemática y el paladino fracaso de la política económica. Responsabilidades políticas que lleven, de entrada, a la dimisión de Rajoy.

IU va más allá. Pide dimisión del gobierno y elecciones anticipadas. Palinuro tiende a coincidir con esta reclamación. Pero no le parece bastante. A su juicio, esta IU, presa de la esperanza de un "sorpasso" en España, una Syriza o algo parecido, desconoce la urgencia del momento. La solución no es dar de nuevo la victoria a la derecha frente a dos (o más) minorías de izquierda que, en conjunto, sigan siendo irrelevantes como lo son ahora. La solución es forjar una unión de la izquierda lo más amplia posible con un programa común de mínimos, alternativo al neoliberalismo salvaje, factible y con un compromiso jurídico, contractual, de llevarlo a la práctica. Un programa que lleve a la izquierda al poder. Ese es el reto, amig@s.

Entre tanto, sigue la movilización popular con tintes cada vez más insurreccionales y conviene no perderla de vista en primer lugar porque es un producto popular genuino y hay que protegerlo de los desmanes del poder y, en segundo, porque de él emanan las inspiraciones concretas, prácticas que, les guste o no, cada vez influyen más en los partidos tradicionales y los obligan a cambiar.

Continuaremos...