dijous, 2 de maig del 2013

El relevo.


Toda sucesión es azarosa, especialmente en política. El sucedido, normalmente, no quiere irse, no encuentra de su agrado a ninguno de los sucesores, ni siquiera al que él mismo elige. Los sucesores no entienden por qué no se produce una transmisión de poderes rápida y, como los pretendientes en la corte de Ulises ausente, se impacientan y acaban montando un espectáculo.


Sucesión en el PSOE. No es cuestión abierta, rezonga la dirección. Los tiempos están acordados en este orden: Conferencia política, elecciones al Parlamento europeo y, luego, primarias; ya se verá si abiertas o no. Entre tanto, aquí no se habla de relevos, igual que en el PP no se habla de Bárcenas. Y, como en el PP con Bárcenas, no se habla de otra cosa. Luego de que un periódico sacara seis rostros posibles de candidatos a la secretaría general (y omitiera otros dos con las más peregrinas razones), Beatriz Talegón, rutilante y reciente estrella mediática juega con la idea de presentar su candidatura al tiempo que aplaude que Madina presente la suya. Sería avisado que la dirección modificara su cronograma y diera paso a primarias ya mismo para salir de dudas y que el PSOE pudiera ejercer la oposición con eficacia. A primera vista, el criterio de la dirección parece razonable: dejad un tiempo para que las candidaturas se formen y consoliden. Eso es cierto. Pero si la dirección piensa que en ese tiempo va a hacerse algo más que negociar apoyos, pactar decisiones, formar candidaturas, está muy equivocada. Y el problema es que, como demuestra la encuesta de Metroscopia para El País los votantes del PSOE se van a chorros a IU y UPyD. Por lo demás, de perlas la candidatura de Talegón. Se erige esta en portavoz de la juventud y trae un discurso bastante radical y regeneracionista. Eso la distingue y singulariza frente a los otros candidatos, que tienden a parecerse entre sí, excepción hecha de Carme Chacón que aporta la condición de catalana en un momento especialmente sensible de las relaciones entre España y Cataluña. No sé cuándo serán las primarias del PSOE pero prometen ser muy movidas. La sucesión en una animada y respetuosa trifulca de los mil candidat@s y uno. El uno, obviamente, el propio Rubalcaba quien, de momento, no ha aclarado su intención de presentarse o no pero sigue viendo con malos ojos esas prisas de los recién llegados por ponerse en sus zapatos.

La sucesión en el PP. El festival sucesorio es menos extenso aquí pero mucho más intenso. En primer lugar, el hipotético sucedido, Rajoy, está lejos de admitir la sombra de una duda respecto a la seguridad y estabilidad de su posición, tanto en el partido como en el gobierno. ¿Dimitir él? ¡Hombre, por Dios! Suele decir que a él lo eligieron con mayoría absoluta para un mandato de cuatro años y piensa cumplirlo. Curiosamente lo mismo que repite Rubalcaba, que tiene un mandato que cumplir. Lo que Rajoy no dice -y eso lo diferencia del socialista- es que lo eligieron con un programa contrario al que ha aplicado. Aquí es donde engancha la oposición dentro de su propio partido. Cuando Esperanza Aguirre proclama que ella tiene la alternativa da por supuesto lo que todo el país, incluido el gobierno, sabe: que el gobierno ha fracasado y da asimismo por supuesto lo que todo el país (excluido el gobierno) también sabe: que el gobierno debe dimitir.

Desde luego la sucesión en el PP adquiere caracteres intensos. ¿Qué digo intensos? Dramáticos, shakesperianos. He aquí a la nueva Margaret Thatcher poniendo de relieve la miseria moral de Edward Heath, la nueva Lady Macbeth, dispuesta a eliminar por su cuenta al pobre Duncan al que en el fondo de su alma siempre despreció y tuvo por un débil, igual que la Esperanza Aguirre real y verdadera menosprecia a Rajoy a quien ya reta de nuevo públicamente. Una historia de poder, ambición y venganza. La dama dimitió inesperadamente hace un año cuando, viendo a Rajoy presidente y su archienemigo Gallardón ministro y sucesor in pectore, comprendió que podía dar su carrera por truncada. Tendría que resignarse a la dignidad subordinada de thane, como Macbeth lo era de Glamis. Ella, que es Honorary Dame Commander of the Order of the British Empire frente al registrador de la propiedad. La dimisión, una salida de gambito de dama para coger fuerza.

Y la citada encuesta de Metroscopia viene a apoyar su pretensión. Con Aguirre fuera del cartel electoral madrileño, el PP pierde la mayoría absoluta. Ignacio González mueve muchas menos adhesiones que Aguirre y su carisma es negativo: cuanto más aparece, más votos se fugan. Sin embargo -tristes perfidias de las sucesiones, pensará la Dama de Honor del Imperio- el hecho de que su sucesor pida abiertamente a Rajoy ser el candidato a la presidencia de Madrid significa que pretenderán echarla de la del partido. Por eso se ha buscado respaldo mediático. El Mundo, Intereconomía, parecen entrar en la batalla por sustituir a Rajoy al frente del PP por Esperanza Aguirre.

Es imposible saber cómo se harán ambas sucesiones y quiénes dirigirán los partidos. Pero ¿alguien piensa que en las próximas legislativas haya que elegir entre Rajoy y Rubalcaba?

(La primera imagen es una foto de Xoan Baltar. La segunda, una caricatura mía de una foto de Rubalcaba 38; ambas bajo licencia Creative Commons).