dissabte, 25 d’agost del 2012

Las hieles del poder.

Menudos caretos lucían ayer las dos ministras y la vice en la rueda de prensa. Analícese un poco la imagen. La ministra de Empleo tiene la mirada perdida entre las míseras cuentas que ha de presentar. La vice se agarra al bolígrafo como la derivación a tierra del circuito eléctrico. Y la tercera, la ministra de Fomento, mira al interpelante fuera de campo como el que mira una inmunda sabandija. Mensaje claro y general de la rueda: no está el horno para bollos. 
La intervención de la ministra de Empleo fue algo atípico. Se ve que no la acompañaba en ese momento la Virgen del Rocío, a quien se tiene encomendada ella misma, que parece muy devota. Nunca es agradable dar malas noticias o proyectar mala imagen, la de una, por ejemplo, que está escatimando unos euros a los más pobres y más desamparados. Es lógico que se ponga una nerviosa y no se le entienda al hablar porque tiene una mala conciencia. Pero las ruedas de prensa están para explicar y su asunto era muy sencillo de exponer. Más o menos así: no hemos suprimido los 400€ porque cogimos miedo con lo de Gordillo. Al contrario, vamos a incrementar en 50€ en algunos casos. Y, para compensar, vamos a quitárselos a todos los que vivan con sus familas y sus ingresos por barba pasen de 75% del salario mínimo y que son muchos más. ¿Acaso no es sencillo? 
Lo es, desde luego. Pero da vergüenza. No sé si a Báñez, a quien no parecen importar gran cosa estas menudencias, pero a cualquier otro, sí. Mucha vergüenza que se esté sonsacando los untos a la gente con socaliñas impresentables como las llamadas preferenciales, típico producto de la España negra, de Goya a Gutiérrez Solana, mientras que hay más de sesenta diputad@s, incluidos varios ministros y hasta la misma Fátima Báñez, que cobran dietas indebidas pues residen en Madrid.
Lo de las dietas es la punta de la punta del iceberg. Lo gordo es el funcionamiento ordinario de una administración parasitada por una clase política sin escrúpulos que practica a rabiar lo que dice combatir, el enchufismo, el clientelismo, el amiguismo. Tengo entendido que Rajoy cuenta con más de seiscientos asesores. ¡Qué bárbaro! Y todos cobrando una pasta, de esa que no hay para los parados. Cuando se junten los seiscientos parecerá el salón del trono de Sardanápalo. ¿Y para qué quiere Rajoy seiscientos asesores? En sus históricas meteduras de pata, ¿está asesorado o va por libre? Los ministros también tienen la tira de asesores. Y los presidentes de Comunidades Autónomas. Y los alcaldes. Y...Un gentío, compuesto de amigos, cofrades, parientes, allegados de los barandas y que cuestan un ojo de la cara al país y no sirven para nada pues no suelen tener ni idea de aquello de lo que "asesoran". 
Por si fuera poco a los asesores se suman los "cargos de confianza", que no tienen por qué ser los mismos; son otros parientes, amigos o deudos cuyo mérito esencial es ese, tener la confianza del gobernante. Lo extraño es que todavía no hayan metido en nómina a sus mascotas; pero todo se andará.
No es de recibo que muchos políticos, entre ellos el presidente del gobierno, cobren dos sueldos públicos. Se dice, ya sé, que el que paga el partido no es público, pero claro que lo es de hecho pues el partido se financia con fondos públicos mayoritariamente. Es decir solo pueden cobrarse dos sueldos públicos, como también hace Cospedal,  mediante un más que probable fraude de ley. En esto de birlar la pasta al contribuyente, Cospedal es un águila. Acumulaba tres cargos: senadora, secretaria general del PP y presidenta de Castilla La Mancha; renunció a la paga de senadora porque no le quedaba más remedio ya que es incompatible a todas luces, pero se quedó la del partido que solo lo es a la luz de la decencia. Así que la pava que pone en la calle a 700 interinos y racanea la nómina a todo el mundo menos a sus enchufados, cobra indebidamente dos sueldazos y vive a cuerpo de reina gracias  a la política.
 En el caso de Rajoy el asunto tiene más interés. A estas alturas el país no sabe cuánto cobra al mes por todos los conceptos su presidente. Hay una denuncia en los juzgados en la que se afirma que Rajoy mantiene su plaza de registrador de la propiedad de lo que deriva ingresos fijos, con lo cual diríamos que está cobrando tres sueldos o, para ser más exactos, dos sueldos y una renta. Pero, de ser eso cierto, resulta moralmente impresentable y no se explica cómo ningún grupo parlamentario de izquierda ha planteado la pregunta concreta en la cámara de cuánto cobra al mes el presidente del gobierno por todos los conceptos, la pregunta que Rajoy dejó sin contestar cuando se la hicieron en directo en la televisión. Es una dejación de responsabilidad que hace pensar en complicidad. Nadie pregunta porque todos tienen algo que rascar.
La rueda de prensa, tan parecida a un velatorio, en la que se escenificó un acto más del expolio de los ciudadanos por las autoridades, coincidió con otro feliz momento de la Generalitat catalana. Esta priva a una anciana de los 104€ mensuales que le daba para su regia pitanza porque dice que ya le dan de comer en el hospital en que la tratan. Lo hacen los de la coalición que supuestamente cobraba un 3% de mordida en la adjudicación de toda obra pública.
No sé en dónde he leído que la crisis no es política ni económica sino moral. En realidad es las tres cosas, pero el aspecto moral es amenazador. Que un gobierno en el que hay varios propietarios de viviendas en Madrid que probablemente alquilen decida agilizar los desahucios de los morosos es inmoral. Que las sociedades de inversión financiera no tributen nada es inmoral. Como lo es que las SICAV tributen un 1%, que más del 80% de la deuda que hemos de pagar todos sea de las grandes empresas o que los trabajadores tributen como media un cincuenta por ciento más que los empresarios. Todo eso es pura inmoralidad.
Por ello cuando, con tanta inmoralidad a la espalda, hay que salir a explicar que se van a arrebatar sus últimos 400€ a decenas de miles de personas se le pone a una la cara de Báñez.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

divendres, 24 d’agost del 2012

Estampas del verano. La ministra de empleo es de puro cachondeo.

Aseguro al amable lector que escribir sobre Fátima Báñez después de un consejo de ministros es muy difícil. Hay que empezar por poner mucha atención para entender lo que dice, no porque su concepto sea profundo sino porque, al igual que la otra ministra semianalfabeta, Ana Mato, esta tampoco sabe hablar. Una vez se ha entendido lo que quiere decir es preciso un esfuerzo suplementario para contener la risa porque lo que normalmente dice esta señora son sinsorgadas. Y no se piense que es maldad de Palinuro por hacerle pagar sus esfuerzos. Ni hablar. Es juicio general ya que, como se sabe, es la ministra peor valorada del gobierno si se exclujye, claro, a Wert. Pero eso no quiere decir nada pues doquiera que esté, este pedante reaccionario es el cero absoluto. Se entiende, pues, que el post tiene su curro.
Por otro lado, ¿que podría decir sobre el trabajo y el empleo una mujer que no ha trabajado en su vida, no sabe qué sea el empleo ni el paro? Quien piense que exagero, que vaya a la web de La Moncloa (en enlace está más abajo, en la explicación de la imagen) y vea el currículum de doña Fátima. Desde que terminó los estudios ha estado a sueldo de su partido, desempeñando cargos; es decir, no ha tenido un empleo jamás, no sabe lo que es un horario o un patrón, no ha dado palo al agua. Y, a pesar de todo, habla como quien conoce el asunto, con lo que el desbarajuste es mayúsculo.
¿Y qué dice esta dama, fiel devota de la Virgen del Rocío, en cuyas manos ha puesto los buenos resultados de su gestión que, de momento van siendo catastróficos? Dice que va a subir a 450€ el subsidio a los parados de larga duración con personas a cargo, pero que, para ahorrar, retirará los 400 a todos aquellos jóvenes que vivan con sus padres y ganen cada uno de ellos más de 481€ al mes o 75% del salario mínimo.¿Entendido? Va a dar una limosna a un puñado de personas y va a despojar de sus únicos ingresos con razones torticeras a cientos de miles de jóvenes.
Se entiende por qué la derecha está siempre defendiendo la familia con uñas y dientes, incluso cuando nadie la ataca. Quiere que actúe como "colchón" (la expresión es de Báñez) para amortiguar la necesidad del parado. Es decir, quiere la familia para desmantelar el Estado del bienestar y hacer que los subsidios de estos los sufrague la caridad pública y la beneficencia de Ejército de Salvación. O la Virgen del Rocio que, al parecer, hace unas patatas viudas de chuparse los dedos.
Que sea ministra de algo una persona sin conocimiento teórico alguno ni experiencia práctica de aquello que administra no es tan extraño en este gobierno. Lo mismo pasa  con la ministra de Sanidad, el de Educación, el de Asuntos Exteriores, el de Medio Ambiente, etc. Son todos nombramientos personales de Rajoy entre sus amigos, allegados y enchufados; no entre la gente más competente. En concreto, esta Fátima Báñez pasa el tiempo  matando marcianos en la red y zascandileando en inernet y como esta es muy complicada para sus entendederas, de vez en cuando mete la pata y organiza una irrisión o una irritación generales, según el tipo de metedura de pata. Cuando presume como los niños de haber conseguido una puntuación muy alta en algún jueguecito de marcianos, dan ganas de reír. Cuando remite a un diario tan carcunda como ella información secreta que debiera custodiar pero que sustrae a su dueño y difunde ilícitamente, uno se pregunta por qué no se la ha destituido ya.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

La involución.

Está feo hacer leña del árbol caído, pero dan ganas de recordar qué colosal metedura de pata fue aquella de que "PSOE y PP la misma mieda es", qué enorme error de consecuencias cada vez más visibles. ¿Alguien imagina que, con un gobierno socialista, un ministro de educación abogara por la enseñanza en colegios segregados por razón de sexo? Si el ministro fuera Bono, quizá, pero eso no es pensable.
Suele decirse que la equiparación entre PP y PSOE se refiere a la política económica y no a la legislación social. Lo malo es que es imposible aislarlas. A lo mejor las políticas económicas se aproximan o coinciden (transitoriamente, es de suponer, en tanto se resuelve la presente crisis) pero no así la política social y, en definitiva, la forma en que la gente organiza su vida. La derecha supone una verdadera involución, un retroceso notable en materia de derechos, un autoritarismo creciente y un retorno al patriarcado.
El autoritarismo es patente en una forma de gobierno a base de decretos y con ignorancia de  las Cortes y no solo cuando están de vacaciones, sino en todo el año. Aquí prácticamente no se legisla; se decreta. Es un comportamiento autoritario y hasta despótico pues la relación del gobierno con la ley es la de modificarla cuando le incomoda también por decreto. Así ha sucedido con la Ley de RTVE , cambiada para nombrar un presidente de estricta obediencia partidista y así sucederá con la Ley Orgánica de Educacióln del PSOE que el ministro Wert quiere cambiar para que él pueda seguir subvencionando (que es de lo que se trata) los centros concertados que practican la segregación por sexo y casi todos ellos del Opus, una secta religiosa, infiltrada en todos centros de poder económico, político, judicial, etc y cuyo objetivo es la restauración del nacionalcatolicismo.
Autoritaria, muy autoritaria, es la política de orden público. El ministro Fernández Díaz está cocinando una reforma del Código Penal que tipifique como delitos comportamientos que hasta ahora no lo eran y que, en general, endurezca la represión en el ejercicio de derechos fundamentales como la libertad de expresión y de manifestación. Con su política de recortes el gobierno solivianta a la gente pero ya tiene preparados los antidisturbios. Porque, siendo de ideología conservadora, los gobernantes se inclinan siempre por la represión y el endurecimiento de penas. Es tal su fe en la política del palo que algunos pierden literalmente el juicio. Así, Cospedal, la presidenta de Castilla La mancha sostiene que, para acabar con los incendios en los montes, lo mejor es despedir a los bomberos y pedir que se endurezcan las penas a los incendiarios. Es pasmoso.
La represión de derechos fundamentales es capítulo aparte. En especial la libertad de expresión e información. La supeditación de la RTVE al partido del gobierno es total, sin fisuras. La TV está para ensalzar el poder y atacar a la oposición. Quizá sea este el punto en el que el déficit democrático del gobierno sea mayor. En la era de internet, además, tener los medios públicos como maquinaria de propaganda produce un efecto limitado. Las redes sociales son instrumentos de información y movilización muy poderosos.  
El retorno al patriarcado se acelera por varias vías. Los recortes dañan especialmente aquellas estructuras (como las ayudas a los dependientes) que contribuían a la emancipación de las mujeres y a su incorporación al mercado de trabajo. Por otro lado, las aviesas intenciones del ministro de Justicia de restringir el aborto al máximo, prácticamente hasta impedirlo, cercena los derechos de las mujeres y, por decirlo gráficamente, pone sus ovarios en manos de Estado, es decir, de los curas, que son quienes dictan la acción del Estado, a través de este gobierno de verdaderos monaguillos del nacionalcatolicismo.
La educación vuelve a ser clasista, se cuestiona su universalidad, se elimina la gratuidad y se  pone todo tipo de impedimentos para que los sectores populares puedan acceder a ella. La segregación por sexos es la guinda del pastel involucionista. No solamente se mantiene el abuso de que haya enseñada concertada (es decir, privada, ideológica, religiosa pero financiada por todos) sino que se extiende incluso a los colegios religiosos que no cumplen los requisitos de la ley, como muestra las recientes sentencias del supremo. Si es necesario, se cambiará la ley para ir a ese modelo de enseñanza ideal, segregada por sexos (ya lo está por clases también) en la que las niñas aprenderán por fin las habilidades propias de su sexo.
¿Tiene alguien duda acerca del tufo franquista que emite la acción del gobierno? Aquí están de nuevo las corridas de toros, declaradas patrimonio cultural de España, debidamente sunbvencionadas y ya con acceso a la televisión.
Sugiero que la ministra Báñez, la vidente del gobierno, pregunte en la corte celestial  qué tal se vería allí sustituir el impío 1º de mayo por la festividad de San José Obrero, como hacía el Caudillo Franco, que presumía de haberlo dejado todo "atado y bien atado". Y tenía razón.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dijous, 23 d’agost del 2012

Estampas del verano. Wert podría llamarse Unwert.

Más o menos como el protagonista de El Ángel azul se llamaba profesor Unrath o profesor basura. De igual modo el supuesto "valor" del apellido del ministro español es, en realidad, un desvalor y, desde luego, para todos sus administrados, una desgracia. Una desgracia que, gracias al espíritu sectario, prepotente y cerril de este hombre, esté volviendo lo más reaccionario y siniestro del nacionalcatolicismo a España.
La iglesia no descansa, no da jamás una posición por perdida, siempre está al acecho para recuperar lo que las luces y la razón le hayan arrebatado, no perdona nunca deuda alguna y recurre a los más insólitos medios para imponer su dominación, por ejemplo, halagar la infantil vanidad de este petulante al que hace creer que es el salvador de las esencias religiosas del buen pueblo español, a punto de echarse a perder merced al relativismo izquierdista, que todo lo emponzoña.
Wert es el correveidile de la iglesia y el opus en el intento de restaurar la sombría influencia de la iglesia en todos los aspectos de la vida social y, por supuesto, la garantía de que la iglesia seguirá acaparando dinero de la colectividad por los más diversos conceptos porque, en el fondo, de lo que se trata siempre es de eso, del dinero, lo único que verdaderamente interesa a los curas.
Gracias a Unwert, un gobierno ultraliberal, capaz de retirar la magra subvención a decenas de miles de parados, mantendrá los dineros destinados a las corridas de toros, espectáculo de crueldad degradante que este desalmado considera un "patrimonio cultural de España". Gracias también a él, la iglesia conservará todos sus privilegios en la educación y podrá adoctrinar a sus futuros monaguillos con cargo al erario público en la esperanza de que le salgan tan meapilas como el propio ministro.
Ahora pretende este mantener las subvenciones públicas a los centros religiosos privados concertados incluso cuando sean escuelas segregadas que discriminan por razón de sexo y a pesar de la oposición del Tribunal Supremo. En efecto, cuando está en juego la pasta, la iglesia no para en barras y, si hay que desautorizar al Tribunal Supremo, se le desautoriza. Todo antes que perder el cepillo.
Ya la misma enseñanza privada concertada es un abuso y un atropello mediante la cual los curas consiguen que la colectividad financie sus centros de adoctrinamiento. Debieran estar prohibidos por mor de la igualdad, pero eso es una utopía en un país en el que hasta la socialdemocracia acepta la tiranía y el expolio eclesiásticos. Pero que se trate igual también a los centros privados del Opus que practican la segregación raya en la burla intolerable.
Sin embargo será posible gracias a los inapreciables servicios de este amanuense del clero. Cuando el Supremo falló que los colegios del Opus que segregan no debían recibir fondos públicos (corre peligro la pasta) salió de inmediato el esforzado paladín de los curas recurriendo a su habitual panoplia de falsedades para zafarse de cumplir la sentencia del alto tribunal. Sostenía Unwert que la Convención de la UNESCO de 1961 sobre la lucha contra la discriminación en la enseñanza advierte que la segregada por razón de sexo no tiene por qué ser discriminatoria y que España era firmante de dicha Convención. Se callaba ladinamente que el texto literal de la citada Convención, en su artículo 2 expresamente dice que, para que ese supuesto se dé, es preciso que "el Estado las admita" (esto, es, las enseñanzas segregadas), lo que no es el caso en España. Alguien ha debido advertir al ministro de que se posición será muy beata y bienquista por los curas, pero es insostenible con la misma Convención en la mano que él cita para justificar lo injustificable.
Como el primer intento de falsear los datos no ha cuajado, la sentencia del Supremo es muy ajustada a derecho y, por lo tanto, los del Opus pueden quedarse sin los dineros públicos que el ministro está deseando entregarles, lo que propone ahora es cambiar la ley en la que toma pie el supremo para negar subvnciones a los centros que segregan. De esa forma se elimina el obstáculo que impone la citada Convención, las sentencias del Tribunal Supremo serán papel mojado y los setenta centros discriminadores que hay en España, podrán seguir discriminando y cobrando de fondos públicos. ¡Todo sea por la pasta!
Se trata de un ejemplo de manual de la ley del embudo que emplea esta derecha neofranquista para imponer sus principios oscurantistas y expoliadores: todos deben respetar la ley a toda costa excepto la propia derecha que, cuando aquella le molesta, como sucedía con la Ley de RTVE o, ahora, la Ley Orgánica de Educación (LOE), simplemente, la cambia.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

Gordillo como Gandhi.

El diario ABC se hace escandalizadas cruces de que en el Guardian de Londres se compare a Sánchez Gordillo con Gandhi. ¡Hábrase visto mala fe! ¡Comparar una gloria de la humanidad con un vulgar robaperas! Lo extraño es que no haya salido alguno de sus ingenios hablando de Gordandhi o de Gandhillo.
El artículo en cuestión, titulado Five examples of civil disobedience to remember, de Richard Seymour, en efecto, compara a Sánchez Gordillo con Gandhi y, además, pone cuatro ejemplos más de desobediencia civil, no todos muy bien escogidos porque el autor tiende a diluir la separación entre la resistencia no violenta y la violenta. Aun así, sitúa en un contexto muy interesante la acción del SAT y Gordillo. El ejemplo que pone del Mahatma Gandhi, la campaña contra el impuesto de la sal de 1936, es particularmente afortunado e ilustra mucho la del alcalde de Marinaleda.
A Palinuro le fastidia en el amor propio que ni se mencione que esa comparación Gordillo-Gandhi ya la hizo él en una entrada hace dos semanas titulada Gordillo y la desobediencia civil. Allí se hablaba de la Satyagraha o no violencia que es el punto de apoyo de Gordillo: se quebranta la ley, se resiste, pero pacíficamente. El propio Gordillo ha mencionado a Gandhi entre sus modelos, también a Cristo y a los anarquistas. Sí, hay mucho venero con el que Gordillo puede conectar, aunque no le guste a la derecha que prefiere ver en él la pesadilla del señorito del bandolerismo andaluz. En fin, qué le vamos a hacer. Aquí no nos enteramos de lo que decimos nosotros mismos en tanto no nos lo cuentan en inglés. Y como la traducción suele ser mala...
Gordillo es un símbolo. Un gran símbolo. Lo es ya. Es el símbolo de un pueblo que arranca, una esperanza. Creo haber leído en algún sitio unos de esos habituales artículos de la derecha pidiendo, exigiendo, que la policía actúe de una vez, sin contemplaciones, que los encarcelen a todos y que qué está haciendo Fernández Díaz. Impetrando, supongo, la inspiración divina de cómo resolver con la policía un problema de conciencia colectiva.
Porque, cada día que pasa, la imagen de Gordillo peregrino con sus seguidores bajo un sol ardiente, recuerda más la del Galileo dándole a la sandalia por los caminos polvorientos y, en los tiempos de la televisión en que los milagros de los panes y los peces no son probables, habrá que acudir a la solidaridad forzosa de los supermercados y, llegado el caso, a pedir su pan "de puerta en puerta", como el negro de Guillén el negro.
La fuerza de Gandhi, que destruyó un imperio, se basaba en la idea-fe de que, cuando lo único que puede oponerse a la razón es la fuerza, el de la fuerza está perdido. Por supuesto, es una guerra (aunque solo de una parte) y nunca se sabe cómo terminará una guerra. Eso concede a quienes entran en ella pacíficamente, renunciando a practicarla, un plus de legitimidad y de moral.
Lo mismo pasa con Gordillo. ¿Por qué no actúan las fuerzas de represión del Estado, también llamadas cariñosamente Fuerzas de Seguridad del Estado? Porque saben que no se enfrentan a un problema de orden público, sino a una manifestación de descontento popular, a una indignación moral que comparte ampliamente la ciudadanía; a un símbolo.
¿Y como se combate un símbolo? Obviamente, con otro. De acuerdo, ¿cuál? ¿La injusta distribución de la carga de la crisis? ¿La privación de los derechos de los trabajadores? ¿El retorno a las formas más oscuras del nacionalcatolicismo? ¿La amplísima corrupción de la clase política? ¿La bellaquería de los medios de comunicación? ¿El lujo y el boato en el que viven los ricos y privilegiados, entre ellos varios gobernantes?
No hay símbolo que oponer al que encarna Gordillo, que es el de la justicia; y frente a la justicia solo puede alzarse una u otra forma de injusticia. De ahí que se estará considerando el empleo de la fuerza. Pero el resultado puede empeorar la situación. Un Gordillo entre rejas es una bomba capaz de incendiar España entera. Por eso renuncia al aforamiento.
El gobierno, además, tiene el país en estado de permanente insurrección: los mineros en el Norte, los funcionarios en el Centro, los jornaleros en el Sur, los catalanes en el Este y los vascos, prontamente, de nuevo en el Norte, con el concurso de los miles y cientos de miles de afectados por los recortes de todo tipo en todas las condiciones, actividades y empleos, excepto en la iglesia y en la banca. Dios y Mamón, que niegan la coyunda pero la tienen. Son lo mismo.
(La primera imagen es una foto de Duncan~; la segunda, otra de Flickr, ambas bajo licencia Creative Commons).


dimecres, 22 d’agost del 2012

Estampas del verano. Ana de Palacio nada tiene de Horacio.

Ana de Palacio y del Valle Lerchundi personifica la prueba evidente de que la manida teoría del Rajoy mozalbete de que los hijos de buena estirpe dan mejores resultados es radicalmente falsa. Hija de nobles y ricos, tuvo desde el comienzo las mejores oportunidades en la existencia, la mejor educación, todas las posibilidades del mundo, todos los premios y distinciones. A pesar de ello, hasta su quincuagésimo cuarto aniversario en 2002, llevó una vida gris, oscura, anodina, muy a tono con la completa inexistencia de resultados en sus numerosas, casi frenéticas, actividades de todo orden. A partir de 2002, el hado se cruzó en su camino bajo la pintoresca forma del Superman de Valladolid, Aznar, quien la nombró ministra de Asuntos Exteriores, cargo en el que estuvo hasta que, en 2004, una mayoría electoral puso abrupto fin al gobierno más mentiroso de la historia de España, del que la citada De Palacio era entusiasta participante y en el que llegó a alcanzar su nivel máximo de incompetencia, según el conocido principio de Peter.
Y no solo el nivel máximo de incompetencia sino, al mismo tiempo, el de falsedad, insinceridad y engaño. Fue entusiasta colaboradora de la criminal decisión de Aznar de embarcar a nuestro país en una guerra ilegal, injusta y de rapiña, recorrió los foros internacionales, incluidas las Naciones Unidas, repitiendo conscientemente la mentira de las armas de destrucción masiva que jamás existieron y fueron una excusa típica de matones para agredir a un tercero y, por tanto, es corresponsable de una de las peores y más absurdas matanzas de la historia.
Parecía difícil superar este nivel de embuste, encanallamiento y agresividad. Pero solo lo parecía. A raíz del atentado islamista del 11M en Madrid volvió a sumarse activamente al innoble intento de Aznar de engañar a 40 millones de españoles y al mundo entero, afirmando que dicho crimen no era, como resultaba obvio, obra de terroristas musulmanes, sino de ETA. Por eso impartió órdenes a todas las embajadas españolas para que propalaran por doquier la indigna fábula del gobierno. La mentira solo trataba de impedir que el PP perdiera las elecciones generales convocadas para tras días más tarde lo cual la hace aun más repugnante si cabe.
Total, después de escasos dos años en el cargo en los que De Palacio dio la medida de sus inexistentes dotes intelectuales y su más inconsistente fibra moral (eso sí, la señora, claro, es muy creyente), volvió a su vida anodina de donde nunca debió salir, ayudada por su nueva proyección y sus numerosos contactos que le aseguran una existencia de enchufada de lujo en los más diversos puestos.
Pero doña Ana retornó ayer voluntariamente a la luz pública por la misma razón por la que la cabra (y soy caritativo en la elección del animal) tira el monte y se despachó con un mendaz artículo en El País, titulado Julian Assange: fraude al Estado de derecho en el que no hay un solo argumento de por qué la posición de Assange es un fraude al Estado de derecho del que la señora habla con impostado respeto. Ni uno. La pieza, en un castellano de escuela de párvulos, está repleta de acusaciones ad hominem y de "tú más", pero ni una sola razón que pruebe el aserto del título. Se dice, se redice, se repite y se machaca que Suecia es un país adelantado en estas cuestiones de legalidad y legitimidad escrupulosas y que Ecuador, Venezuela, Cuba, etc, son imperios del mal, la corrupción y la tiranía. Como si el hecho de haber sido "bueno" garantizara per se el seguir siéndolo y el de haber sido "malos" impidiera para siempre actuar debidamente. Asombra tanta estulticia pero se explica en el hecho de que la señora ignora o pretende ignorar el fondo de la cuestión y confunde con malas artes el juicio que el objetivo merece. Así, pretende cuestionar la honradez de Garzón señalando que, al defender a Assange, actúa a la inversa de como lo hizo con Pinochet. Pero calla que eso es exactamente lo que está haciendo la modélica Inglaterra, lo contrario con Assange de lo que hizo con Pinochet y que Garzón se limita a responder al atropello, en defensa de la razón, la justicia, la legitimidad y la legalidad internacional que De Palacio piensa deben estar al servicio de los amos gringos, como la guerra del Irak.
De Palacio es, entre otras muchas cosas, miembro del Consejo de Estado. Otro caso más para probar que los altos organismos consultivos españoles albergan mucho indocumentado o falsario. Por último, la señora se permite el lujo de transcribir el nombre del Presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy como Hermann Von Rompoy. Tres palabras, tres errores. El asunto puede deberse a pura ignorancia, que ya tiene pecado al tratarse de una personalidad relevante del campo de la supuesta especialidad de De Palacio. Pero también puede ser una muestra de ese desprecio o desdén con que los aristócratas simulan ignorar el nombre de los plebeyos para humillarlos. Supongo que Van Rompuy no sabe nada de esta malicia monjil. Pero tampoco sería de extrañar que, al contestar a la acusación de De Palacio de ser "escurridizo", equivocara su nombre y la llamara, por ejemplo, Ano de Falacio. Y lo dejo aquí por no ser hiriente.
(La imagen es una foto del Gobierno de los Estados Unidos en el public domain).

El totalitarismo de Gordillo.

No será por el tamaño de las palabras. Según el PP, el comportamiento de Gordillo es golpismo y totalitarismo. Nada menos. Da gusto la finura, la elegancia del debate público en España. Y solo le llaman "golpista" y "totalitario". En las redes, el alcalde de Marinaleda no baja de hijo de siete perras. Por cierto, se me ocurre que en esto de detectar golpismo y totalitarismo, en el PP debe de haber gente avezada. La derecha española tiene puesta una pica en Flandes (¿en dónde, si no?) en punto a golpismo y totalitarismo. No obstante debe recordarse que, según la Real Academia de la Historia, el régimen de Franco no fue totalitario. No, no, en modo alguno; fue autoritario, eso sí, pero no totalitario.
En resumidas cuentas, para la derecha, Franco no fue totalitario pero Gordillo, sí. ¿Recibido? Adelante.
Gordillo es incómodo; es un incordio; se lleva a la gente de carretera; hurta o induce a hurtar comida en los supermercados; ocupa tierras baldías; hace sit ins (qué caramba, cómo me suena eso) en sacrosantos espacios bancarios; se chapuza indebidamente en las piscinas de lujosos palacios-hoteles; quebranta la ley y, además, no para de rajar diciendo cosas tan claras, evidentes y gruesas que soliviantan al personal. Definitivamente, Gordillo es una amenaza al tranquilo orden de la plaza en donde los pocos ricos gobiernan en detrimento de los muchos pobres.
El PP, furioso, lanza epítetos como obuses y le gustaría hacer un escarmiento en el rebelde para saludable ejemplo de generaciones futuras. Al PSOE, desgarrado entre su teoría izquierdizante y su práctica decididamente institucional, se le ha puesto el rostro impenetrable del ama de llaves en las novelas de Agatha Christie. Prefiere no hablar del asunto; pide la aplicación de la ley y mira ceñudo al audaz Gordillo.
Hay también una opinión muy extendida de que, en el fondo, este Gordillo es un narcisista y está encantado de concentrar la atención de los focos sobre su persona; que es un histrión. Tendría derecho a serlo, pero no es el caso. El caso es que él desvía la atención mediática de su persona a los problemas reales de la gente y, gracias a él, el respetable ha podido enterarse por los medios de que en España la situación para mucha gente es límite y que los hay que pasan hambre.
Sin embargo hasta los suyos, en Izquierda Unida, están incómodos con él, sobre todo los que tienen responsabilidades de gobierno que, ya se sabe, consisten en mantener el orden púbico y no saben qué decir cuando los del PP los acusan de incitar o, cuando menos, tolerar los desmanes gordillianos. No se preocupen, aquí van algunos consejos.
De acuerdo, lo de Gordillo es un fastidio para todo el mundo, la ilegalidad no se debe consentir, no es tolerable que se incomode o perjudique a la gente, habitualmente, propietarios y quienes están en su onda. Ciertamente. Estoy seguro de que el primero en pensar así es Gordillo, a quien no hará mucha gracia caminar a cuarenta y tantos grados por esas carreteras del Sur, sudando la gota gorda, megáfono en mano. A él probablemente le gustara más descansar al fresco en el cigarral de Cospedal o en el ático de De Guindos, mirando la sierra con un gin tonic en la mano. Pero está en donde está por un asunto de conciencia y contra eso, amig@s, hay poco que decir, sobre todo quienes, como Fray Mariano, tocado por la fe de la Virgen del Rocío, anuncian que pensamos demasiado en lo material.
Las actuaciones de Gordillo no son un problema sino un síntoma de un problema que está en otro lado, oculto, silenciado, reprimido, un problema que el propio Gordillo ha definido con perfección gracianesca o ramoniana: "La crisis consiste en que los ricos roban a los pobres". Y ha llegado un momento en que los pobres ya no tienen nada. Frente a esto, ¿qué proponen hacer el PP y su gobierno, aparte de llamar golpista y totalitario a este semianarquista?
Nada.
Rajoy prometió en campaña electoral -lo hacen todos- que gobernaría para todos los españoles, cosa que ha cumplido exactamente igual que ha hecho con todos y cada uno de los puntos de su programa electoral, esto es, haciendo lo contrario. Hoy es ya evidente que Rajoy gobierna para la banca, la iglesia y la gran empresa, por ese orden y siguiendo directrices que le dictan fuera otros banqueros. Si no quiere uno molestarse en analizar el carácter y contenido de las medidas adoptadas hasta ahora por el gobierno y que son clamorosas, échese una ojeada a su composición. No es que no haya un solo sindicalista o trabajador en el sentido más lato del término, por ejemplo un abogado, un arquitecto, alguien con ejercicio profesional real a su espalda, no. La composición es cerrada: representantes de la oligarquía y la iglesia y sus correveidiles entre los funcionarios y cargos del PP. ¿Cómo va este gobierno a cuidarse de todos los españoles si ni los ve?
Rajoy ha entendido su mayoría absoluta como una licencia para matar. Gordillo representa la dignidad y la defensa de las víctimas.
Lo suyo se llama legítima defensa y desobediencia civil. Una esperanza.
(La imagen es una foto de Audiovisuales Acampadazgz, bajo licencia Creative Commons).

dimarts, 21 d’agost del 2012

Estampas del verano. Luis de Guindos es de los más lindos.

El gobierno que padece hoy España es del Partido Popular. El nombre no puede ser más demagógico. Todo lo que hay de popular en el PP está en eso, en el nombre. En él militan marquesas, nobles, banqueros, empresarios, ladrones de guante blanco, monaguillos y los habituales chicos de los recados de la derecha: señorit@s de buena estirpe, como escribía Rajoy cuando, joven e indocumentado, decía la verdad de lo que pensaba y no como ahora que ni piensa en decir la verdad. Señorit@s con algún máster en algo que no han dado palo al agua en su vida porque todo se lo han arreglado sus padres.
Muy popular, como se ve.
En el gobierno en este momento contamos con un noble (Morenés), un bancario (De Guindos), un empresario (Arias Cañete) dos correveidiles de la iglesia (Fernández Díaz y Wert) y el resto son los mentados chicos de los recados, nueve en total, empezando por el presidente del gobierno; nueve pav@s que, en la mayoría de los casos no han hecho otra cosa en la vida que militar en el PP y ocupar puestos por enchufe. Solo alguno, excepcionalmente, ha ejercido la profesión para la que estudió. En la mayoría de los casos  fue terminar la licenciatura e ingresar en el PP ocupando unos u otros cargos hasta llegar al actual de ministr@. Basta ojear la página web de La Moncloa en la que se da cuenta de los miembros de gobierno para darse cuenta de que en ella computan como "actividades profesionales" todos los cargos, actas de diputados, direcciones generales, portavoces que han ido pillando en sus por lo demás bien anodinas vidas.- Es decir, son políticos profesionales, gente que vive del partido y del Estado, muchos de ellos funcionarios públicos, muy comprometidos con la tarea de desmantelar la función pública.
De Guindos no es banquero, pero es bancario, esto es, algo peor que los banqueros porque son sus perros guardianes. Contribuyó al hundimiento de Lehman Brothers, en donde estaba empleado, gracias a sus muchos conocimientos de economía y, como premio, el chico de los recados de Pontevedra lo nombró ministro de Economía y Competitividad. Desde que se estrenó en el cargo, al pueblo español le ha ido francamente mal pero a él en persona, francamente bien. La prueba, ese ático de ensueño que se ha mercado en la muy original zona de La Moraleja, antes de que suba el IVA que él mismo incrementó.
No es cuestión de comentar el fondo de esta decisión. Allá cada cual con sus gustos. Los nuevos ricos son así: lujo oriental y bien ostentoso para que nadie pueda ignorar al protagonista : coches de alta gama, viviendas lujosas en zonas "privilegiadas", cuerpo de casa numeroso, en fin, nada que no haya practicado Teodorcito Obiang en París.
No es el fondo de la decisión lo que se trae aquí a colación sino su forma. Hace falta tener la piel coriácea para gastarse 600.000 euros en un capricho cuando el 95% de la población lo pasa mal y, en buena medida por los dislates del feliz comprador del ático.  Además de piel coriácea y falta de la más elemental sensibilidad, hace falta ser agarrado, tacaño y avaricioso para comprar corriendo, antes de que suba el IVA para ahorrarse unos eurillos.
Los miembros del partido "popular" carecen de toda idea o contacto con el sentir del pueblo al que dicen representar y, por eso, no se dan cuenta de cómo ofenden estos contrastes a la gente. Como cuando la irresponsable Cospedal dice que el PP es el "partido de los trabajadores" y, acto seguido, despide 700 interinos. Creen que el mundo es suyo, que España les pertenece, que pueden hacer lo que les dé la gana y no se percatan de que estos insultos van aumentanto la presión de la marmita al fuego. Tienen tres años y medio más para seguir expoliando a los trabajadores, privándolos de sus derechos y para seguir riéndose de todo el mundo al imponer mermas, restricciones y ajustes al tiempo que ellos se compran palacetes y palacios que luego hacen vigilar por la polícia, con cargo a los impuestos que pagamos todos los ciudadanos.
Pues eso: ¡Guerra a los palacios y paz a las chabolas!
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

El odio a las mujeres.

No sé cómo andarán las cuentas de las casos de asesinatos de mujeres a manos de sus compañeros, amantes, novios, maridos o lo que sean. Con darse más de uno ya es escandalosamente alto; pero no es uno; será una cincuentena. Las mujeres están sometidas a una agresión permanente en nuestra sociedad que fácilmente deriva a violencia de género (eso que Ana Mato, en una alarde de ingenio, quería suavizar llamándolo "violencia en el entorno doméstico" o alguna cursilada así) y llega al extremo en el asesinato.
Y aun parece que hayamos de darnos con un canto en los dientes porque hay países en los que se las lapida. En Sudán, por ejemplo, es práctica legal y reiterada. La próxima en lista de espera es Layla Ibrahim Issa Jumul, una joven de 23 años condenada por adulterio. Condenada por lo que sea. Nadie tiene derecho a infligir tal sufrimiento a un semejante. La sola idea de que alguien pueda morir lapidado subleva el ánimo. Las redes sociales han comenzado a movilizarse para impedir esta atrocidad. Eso está bien pero, si nos paramos a pensar un poco, resulta insuficiente. La comunidad internacional (ese ente vagaroso que suele invocarse para bombardear algún lejano país) debe hacerse presente para bien por una vez e intervenir con toda claridad en el proceso. Hay que llevar el asunto a la ONU y solicitar un pronunciamiento de la Asamblea General en el sentido de expulsar a Sudán si comete tal fechoría. Expulsarlo y someterlo a sanciones económicas. Palinuro sería incluso partidario de medidas más drásticas. Ni Sharia, ni soberanía, ni idiosincrasias culturales. Hay que acabar con este feminicido universal que toma formas muy diversas, cultural y religiosamente condicionadas pero siempre acaban en lo mismo, en violar y asesinar a las mujeres; en el comedor del hogar; en mitad de un descampado a pedradas; en un poblado en el Congo, previa violación en masa; o en un prostíbulo en Ciudad Juárez.
Hay países en los que la ley prevé pena de muerte por lapidación para los delitos de adulterio y homosexualidad. El odio a los homosexuales es tan oscuro, irracional, viscoso y ancestral como el odio a las mujeres y lo que se dice respecto a estas vale también para los otros: ni una lapidación más, se ponga Alá como se ponga y el que lo haga, que se atenga a las consecuencias. Los países occidentales o la famosa comunidad internacional deberíamos romper relaciones diplomáticas con Estados homófobos y misóginos.
Claro que, a la hora de ponerse a dar lecciones a los demás sobre respeto a los derechos humanos, conviene que sepamos cómo tenemos nuestra propia casa. En España, el asesinato de mujeres corre a cargo de particulares y las instituciones luchan contra esta lacra o, al menos, no se solidarizan con ella. Ni la iglesia. Sin embargo, los curas siguen cargando contra los homosexuales y las autoridades pretenden negarles el derecho a contraer matrimonio. Cada voz que se alza aquí en contra de los homosexuales, cada vez que se les niegan sus derechos, se arroja una piedra en alguna lapidación en algún otro lugar.
En los Estados Unidos, un candidato republicano al Senado al que debe de faltarle algún tornillo, firme enemigo de todo aborto, ni siquiera lo admite en caso de violación porque, dice el menda, en la mayoría de las violaciones legítimas la agresión no termina en embarazo. En mi vida he leído muchos disparates pero este de la violación legítima supera los más absurdos. Claro que a lo mejor no es tanto disparate. ¿En dónde puede ser legítima una violación? Sencillo: en un mundo de violadores. En este. Al congresista Akin lo ha traicionado el subconsciente. El dice que se ha expresado mal. En absoluto, los republicanos están indignados con él porque ha dicho lo que muchos piensan pero saben que no conviene decir, esto es, que las mujeres pueden ser objeto de legítima violación, como el que habla de la legítima defensa. El amigo Akin hizo sus declaraciones en presencia de su esposa. Esto es lo que hay y no sirve de nada ocultarlo. 
Se debe impedir el crimen del Sudán y contestar como se merece al retrógrado Akin.

dilluns, 20 d’agost del 2012

Estampas del verano. Mayor Oreja, el franquista que no ceja.

Hace un tiempo preguntaron a este veterano, correoso, contumaz y bastante pesado político del PP si condenaba el franquismo. Respondió que por qué tenía él que condenar el franquismo cuando, a su parecer, había sido una epoca extraordinariamente apacible, una expresión que se ha hecho célebre y lo perseguirá hasta su último día que Palinuro le desea lejano.
El menda procede de la democracia cristiana, que nunca llegó a articularse satisfactoriamente en España por estar llena de zapadores ideológicos, sobre todo la de Óscar Alzaga. Cuando el intento democristiano fracasó, Mayor, beato como es, quiso fundar su propio partido, la Unión del Pueblo Vasco, pero estos tiempos de relativismo no le fueron propicios. De vuelta se integró en el PP, el partido de los franquistas, todos ellos católicos al fin ya al cabo y ahí se quedó, formando su ala más intransigente en punto a cuestiones morales como el matrimonio y el aborto y nacionales, como la de ETA.
En su larga carrera política (de hecho no ha tenido otra; muy típico de los peperos, que hablan de la "sociedad civil" pero son todos políticos profesionales) ha sido de casi todo y la culminó como ministro del Interior del hombrecillo enfurecido, azote del Irak. Desde entonces vegeta en el cementerio de elefantes del Parlamento europeo, de donde lo traían los sectores más carcundas, ultramontanos y reaccionarios de la derecha española cuando montaban alguno de sus alborotos callejeros al gobierno del impío Zapatero, para que diera el do de pecho y dijera la barbaridad mayor. Para eso lo lleva en el apellido.
En su falta de raciocinio, de flexibilidad, de discernimiento, el hombre acabó ganándose fama de ogro tragasables con quien no convenía enemistarse pues arrastraba a los sectores más integristas de la derecha. Rajoy que, en su falta absoluta de principios morales de todo tipo, lo temía como Herodías temía al Bautista, trató siempre de congraciarse con él, de suavizarlo, no fuera a empezar a rugir y le incendiara la peña.
Pero todo tiene un límite. Por fin Rajoy ha tenido que medirse con la realidad del País Vasco como protagonista, no como espectador desde la barrera; ha tenido que tomar decisiones en lugar de criticar siempre las de los demás y hete aquí que, a la primera de todas, la excarcelación de un etarra con cáncer terminal, la fiera ha vuelto a salir del cubil rugiendo al grito de: España se rompe si el gobierno manda al canceroso a morir en su casa.
En fin, es verano y Palinuro tiende a la ensoñación y la indiferencia. Propone ignorar los aspavientos de este incansable franquista cuyo obvio interés es mantener la situación de crispación y violencia en el País Vasco cuanto pueda. Su tiempo ha pasado y sus admoniciones y avisos ya no los escucha más que su alter ego, aquel insólito Carlos Iturgaitz que se llevó con el al Europarlamento y de cuya condición racional hay serias dudas.
Solo una última reflexión: ¿qué cristianismo es el de un pavo carente de piedad para un hombre frente a frente con su muerte en un breve y cierto plazo? ¿No será otra estafa como la del apacible franquismo que, en realidad, fue una dictadura de asesinos como sabe de sobra el meapilas Mayor Oreja?
(La imagen es una foto del PP de Madrid, bajo licencia Creative Commons).

La crítica en el PSOE.

Nadie oye con agrado las críticas y, menos que  nadie, los políticos que, sin embargo, se pasan el día pidiendo opiniones sobre su actividad, críticas para mejorar, dicen, feed-back para corregir el rumbo, los más viajados. Es como en la Academia o el Foro. Toda opinión se profesa siempre sometida a otra mejor. Pero, si se formula esa otra mejor, se arma una gresca. Porque las críticas escuecen. Y en la política, una actividad que se quiere heroica, salen ronchas.
Por eso, la contumacia en la crítica de Tomás Gómez, secretario general de los sociatas madrileños, tiene su mérito, pues se arriesga a que haya movimiento en su contra, animado por la dirección del partido. Es verdad que Gómez no personaliza en Rubalcaba y tiene buen cuidado de orientar sus reproches al conjunto del partido, del que él mismo forma parte. Su crítica se entiende así como autocrítica o "crítica desde dentro" lo cual se supone la hará más digerible.
O no. Esta dirección, como todas, lleva mal las críticas. Normalmente no responde de modo directo sino a través de algún tercero significativo, algún otro barón, para decir que no es el momento de criticar sino de cerrar filas, arrimar el hombro, etc., etc. Por lo demás, la suerte está echada y las decisiones tomadas. Habrá conferencia política en el otoño, un manojo de teóricos está garabateando papeles para presentar un aluvión de propuestas de forma que las cosas queden más embarulladas que antes.
Pero la crítica de Gómez es muy pertinente y la dirección tiene que afrontarla y darle una respuesta. Señala tres o cuatro puntos que están en el ánimo de todos y pueden resumirse así: 1º) el PSOE debe hacerse más visible; 2º) romper con hechos la imagen de que no se diferencia del PP; 3º) elaborar una alternativa propia, solcialdemócrata, de izquierda, a la crisis; 4º) emplearse a fondo en la oposición en el Parlamento y en la calle.
Son, desde luego, tareas pendientes del PSOE, al que Palinuro también juzga aletargado, aún no recuperado de su último descalabro electoral. Y conviene que salga de él cuanto antes porque hay tareas nuevas. En concreto, la cuarta es sobrevenida, gracias a la acción de Gordillo y el SAT. Y es también la más delicada, pues abre un debate complejo y peligroso acerca de si la política debe circunscribirse a las instituciones o caben las acciones espontáneas, callejeras, extraparlamentarias.
A Gómez debe reconocérsele, cuando menos, la valentía de reconocer la necesidad de una respuesta a algo nuevo. Se distingue de la dirección que se niega a reconocer la cada vez más extendida oposición extraparlamentaria espontánea y popular, se limita a condenar el asalto al supermercado y a pedir la aplicación de la ley.
Tomás Gómez es más audaz, más matizado, más de izquierda. Empieza por reconocer que hay agitación en la calle, es legítima mientras sea pacífica y legal y el PSOE debe participar en ella. También él reprueba la acción directa de Gordillo y pide se aplique la ley pero, advierte, toda y siempre: a los jornaleros y a los banqueros. No hace falta decirlo, sostienen los del PSOE. Sí, sí hace falta decirlo, responde Palinuro, El último gobierno de Zapatero indultó a un banquero.
Esos matices y una posición más de izquierda hacen pensar que quizá Gómez sea asequible a algún razonamiento absolutamente ajeno al espíritu de la dirección del PSOE. Las acciones de Gordillo, la pasada, la presente, las futuras mientras esté en libertad, son actos de desobediencia civil, esto es, rupturas pacíficas de la legalidad por razones de conciencia y sin rehuir la responsabilidad por los propios actos. Responder a eso con un "aplíquese la ley", como si se tratara de una reyerta entre bandas de narcotraficantes, es no saber en dónde se está. Gómez debe darse cuenta de que la ilegalidad de la desobediencia civil no es un resultado sino un síntoma de un mal más profundo, de injusticia social clamorosa frente a la que el PSOE no puede permanecer impasible ni es lógico que aborde con recetas neoliberales.
(La imagen es una foto de Alfredo Pérez Rubalcaba, bajo licencia Creative Commons).

diumenge, 19 d’agost del 2012

Estampas del verano. Carlos Floriano, la voz de su amo.


A punto ha estado de volver Cospedal a la sección Estampas del verano, luego de declarar que los políticos trabajan mucho por un salario normal. ¿A qué llamará "normal" una mujer que cobra (ilegalmente, según Palinuro) más de 220.000€ al año, o sea, más de 30 veces el salario mínimo y sin contar sus demás privilegios y chollos? Imposible saberlo. Imposible que lo sepa ella misma que, fiel a su inveterada costumbre de soltar lo primero que se le pasa por su obtusa cabeza, le da igual el efecto que produzca. Por eso, en lugar de traerla aquí animamos a usar su nombre como unidad de medida del morro que hasta ahora no lo tenia. Así, decir de alguien que tiene un morro de "mil pares de cospedales" significa que  lo arrastra y se lo pisa.

La estampa de hoy corresponde a Carlos Floriano, vicesecretario de organización del PP, chico que llegará lejos en política, cara visible y voz audible de la derecha este verano. Su trabajo es complicado. Nunca es fácil actuar de mensajero o portavoz de algo o alguien. Corres el peligro de que, como a Assange, te persiga el imperio para triturarte. Antes de Floriano estaba aquí González Pons, cuya habilidad para el disparate y el juicio injusto no tenía límites.
Pero Floriano ha dejado a Pons muy atrás porque es capaz de interpretar el mundo orwelliano con la seguridad y el desparpajo que da saber que tu ascenso político depende del aplomo con que mientas, culpes al inocente, confundas al sincero, obedezcas a los sinvergüenzas y articules un discurso falso, abusivo, reaccionario pero muy contundente.
Le ayudan mucho los rizos, que siempre tienen algo de querubín y eso que Floriano ha estudiado, evidentemente, en el mejor instituto de falsedades, infundios y montajes, estilo El mundo. Apenas se supo de la empresa Interligare en el portal contiguo a Génova 13, sede del PP, faltó tiempo a Floriano para exigir explicaciones al PSOE por el caso de espionaje a su partido, montado por el siniestro Rubalcaba. Pedro J, creía tener el Watergate que lleva buscando toda la vida y lanzó a Floriano a ladrar por si los afectados cometían algún desliz que permitiera imputarlos de verdad en lugar de acusarlos de fantasías pedrojotescas. Y Floriano no cabía en sí de gozo. Cuando se supo que, si alguien estaba en Interligare, era precisamente el PP y que, si alguien espió a alguien fe el PP y probablemente a sí mismo, El Mundo se ha callado y Floriano, a quien da igual quedar por embustero pues su sentido del honor es como el de los alcahuetes, se puso a atacar en otros frentes.
Anunció hace unos días que en septiembre el PP pondrá en marcha una campaña para conseguir que los ciudadanos afectados por el expolio de su partido, entiendan las medidas del gobierno y las apoyen. No debe molestarse mucho el animoso vicesecretario de organización del PP. Esa campaña está ya hecha, basta con que busque en el 1984 orwelliano y vea que sigue siendo muy útil, mucho mejor y más sucinto que las probables vaciedades que Floriano enuncie. Ahí van: La mentira es la verdad, la guerra es la paz, la injusticia es la justicia y así. Un pozo sin fondo.
De hecho, Floriano, que es rápido, ya ha empezado hoy mismo al asegurar que "el copago de medicamentos es una avance". Por supuesto, el copago es una mentira orwelliana/floriana ya que los clientes no pueden "copagar" lo que ya han pagado por entero. En todo caso "repagan", "vuelven a pagar", "requetepagan" lo que es suyo y quienes les obligan a hacerlo están estafándolos y abusando de ellos. Si, además, se dice que se trata de un "avance", no hay duda de que el morro de Floriano es de muchos cospedales.
Cuando le encomendaron explicar que el gobierno prolongaba la subvención de 400€ a los parados de larga duración diez minutos después de explicar con gran fuerza argumentativa que el gobierno suprimía los dichos 400€ de subvención, cambio de 180º en el propósito de las autoridades provocado por las actividades del SAT y Sánchez Gordillo que han asustado a estos expoliadores, añadió como matiz justiciero que se controlaría a los receptores de la subvención que vivieran con sus familias y, por lo tanto, no los necesitaban, dando a entender que había un fraude generalizado. Ni se le ocurrió (y, si se le ocurrió, se lo calló astutamente) que a lo mejor era el único ingreso en familias con todos los miembros en el paro.
Terminaba ayer su faena Floriano asegurando que las CCAA que no quieren excluir de la seguridad social a los inmigrantes irregulares y dejarlos morir de asco o de Mato, que viene a ser igual, son irresponsables.
No hay que pelearse por las palabras pues es lo que quieren quienes lo embarullan todo para que no se aprecie la inmoralidad de sus actos y si hay algo claro aquí es que desamparar a los débiles, privarlos de sus medios y abandonarlos a su suerte no es de irresponsables, no. Es de canallas.
 (La imagen es una foto de ppcv, bajo licencia Creative Commons).

Lo material y lo espiritual.

Si no ando equivocado, en el último mes los viajes de Rajoy lo han llevado a Santiago de Compostela, Kiev, Milán, Bruselas, Chicago, Mallorca, Sanxenxo y Almonte y seguro que me dejo un par de destinos. No ha tenido tiempo de acudir a las zonas de los incendios. En esos lugares no hay más que rabia, tristeza y sufrimiento y, para sufrir, piensa Rajoy, que tiene algo de pantouflard, ya está la vida. Más o menos como mi abuela quien justificaba así su decisión de no ver películas dramáticas. Lo que le gustaba era Sissi emperatriz o La familia Trapp. Más o menos, supongo, como a Rajoy.
De esos viajes hay dos caracterizados por su contenido católico. Si el anterior gobierno no entendía bien la separación de la iglesia y el Estado a este esa separación le parece un crimen. En cuanto puede, Rajoy hace ostentación pública de su devoción. Se fue a Santiago a devolver el Códice Calixtino como Galahad, caballero puro, traía el Santo Grial. En este caso, el valor religioso se funde con el material pues se trata de un texto del siglo XII, el primer Baedeker de la historia. El segundo viaje-peregrinación ha sido a Almonte, provincia de Huelva, aprovechando sus vacaciones en el coto de Doñana y ahora la devoción ha sido doble, la practica Mariano Rajoy y con motivo del año jubilar mariano. Dos marianos en uno; confluencia probablemente portentosa y cargada de simbolismo. Acompañado por la ministra Báñez, una especie de monja seglar devota de la Virgen del Rocío, Rajoy se ha sumergido en un espectáculo religioso: el Rocío Chico, que se celebra cada siete años como siete fueron los Niños de Écija, en feliz coincidencia con la llegada de la Virgen de ese meteoro solemnemente traída en andas desde no sé dónde, y el año jubilar mariano. Uno tiene que pellizcarse por ver si lo que lee no es una alucinación colectiva, una recreación de aquellos espectáculos político-religiosos de Franco. Pero no, es la realidad de un país europeo del siglo XXI. Vírgenes, curas, inciensos, procesiones, iglesias, confesiones. Se necesita un Valle Inclán para esta nueva España borbónica de la segunda restauración.
O quizá no sea necesario en esta época de información continua, universal, permanente. Véase como el momento trascendente vivido por Rajoy en tan mariano lugar lo ha empujado a creerse un clérigo más y se ha arrancado por homilías. No es su estilo pero ha hecho lo que ha podido. Ha lamentado que estemos siempre pensando en lo material, lo mismo que viene diciendo Rouco Varela, para quien se sale de la crisis rezando. He aquí a Fray Mariano impartiendo doctrina franciscana: dejemos de lado los afanes materiales y vivamos una vida de pobreza, castidad y obediencia. A esto debe de referirse Carlos Floriano cuando dice que proyecta convencer a los afectados por los recortes de la conveniencia de hacerlos y sufrirlos con alegría. La pobreza está garantizada con los dichos recortes; la castidad como único medio admisible de control de natalidad y de la obediencia se encargan los antidisturbios.
Inflamado con la sublime experiencia mística, Rajoy descubre la profundidad de su pensamiento y declara que al final los seres humanos somos sobre todo personas, con alma y con sentimientos, y esto es muy bonito y me reconforta mucho. Ese término "bonito", tan fuera de lugar, suena a Camps. Solo le faltó a Rajoy decir que quiere un huevo a la Virgen del Rocío, reina del ánimo de la ministra Báñez a la que, al parecer, aconseja que filtre EREs comprometidos del adversario político para enseñarle las vías del Señor.
Pero no pienses, espantado lector, que la cosa termina aquí y que se trata un gobierno extrañamente anticuado para una sociedad civil dinámica y moderna. Nada de eso. La sociedad tiene el mismo grado de enajenación religiosa que el gobierno, o superior. Antes de saberse de sus findes caribeños, Carlos Dívar hacía pública ostentación de su profunda fe y declaraba que la única justicia perfecta era la divina.
Se dirá que el presidente del Tribunal Supremo no es reprsentativo de la sociedad civil. ¿Y Amparo Cuevas, la vidente del Escorial a la que se apareció la Virgen hace treinta años? Su asociación, reunión, capítulo, secta o como se llame la organización que Cuevas puso en marcha tiene más de 100.000 afliados o seguidores y sin duda contribuyentes a la causa en El Escorial. Ha sido sin duda designio del Señor llevarse con él a su sierva Amparo justo en el momento en que se anunciaba la llegada de la Virgen del Rocío a Almonte.
Y uno se queda pensando: ¿se habrá aparecido la Virgen del Rocío a Fátima Báñez?
¿Cómo no va a ser devoto el gobierno de un pueblo con tantos crédulos?
(La imagen es una foto de Iker Parriza, bajo licencia GNU documentación libre).

dissabte, 18 d’agost del 2012

Estampas del verano. Rajoy Brey hace la ley.

Cuando alguien como Aznar llegó a presidente del gobierno de España pensé que nada peor podría pasar a nuestro infeliz país. Me equivoqué. Aznar nombró a dedo limpio a Rajoy su substituto; éste tardó ocho años y dos derrotas electorales en hacer realidad la potencialidad aznarina pero, una vez conseguido el sueño, ha quedado meridianamente claro que no solo ha hecho bueno el gobierno de Zapatero, sino el de Aznar!
Cuando uno lo veía en público, en esos contextos que le preparan los consultores para que dé la impresión de ser un hombre con cierto dominio de la escena, farfullando cosas incomprensibles, balbuciendo topicazos sacados de los casinos de pueblo, mintiendo a mansalva y diciendo lo que le habían dicho que dijera, tenía uno la impresión de que se trataba de uno de esos cuitados que se angustian por nada y a los que todo el mundo cree que puede mandar. Era la imagen que le interesaba proyectar.  En su propio partido no cotizaba muy alto y de no ser por el cálculo erróneo de Camps, el de los trajes, que le dio su apoyo pensando le sería devuelto, varias conspiraciones internas lo hubieran descabalgado al perder las elecciones de 2008.
Pero el hombre ha sobrevivido: no entiende su letra, no contesta a las preguntas (ni siquiera a la de cuánto gana al mes), confunde el género de las palabras y muestra una ignorancia supina de todos los asuntos en los que debe tomar decisiones. Pero se ha mantenido en el poder -que es lo único que le importa-, ha ganado limpiamente unas elecciones y todos ahora, todos a una, amigos y enemigos, le comen en la mano.
Ha resultado ser astuto y ladino, poseedoer de la virtud de esperar hasta desesperar al adversario y con una retranca campesina con la que le ha ido bien en la vida, cuenta habida de sus aspiraciones. En Europa carece de todo prestigio, pues lo tienen por un botarate incompetente, lo que en muy buena medida es cierto. Pero en España domina la plaza a su peculiar y sinuoso modo. Lo ha mostrado nombrando un gobierno que tiene dos grandes virtudes: a) l@s ministr@s, casi tod@s un@s perfect@s desconocid@s son de una lealtad canina al jefe; b) tod@s ell@s tienen un nivel mental igual o inferior al de él.
Estas indudables habilidades han permitido a Rajoy gobernar una democracia contemporánea como si fuera un país en vías de subdesarrollo, colonizar los medios públicos de comunicación, amenazar a los disidentes, maltratar a los críticos, nombrar a sus amigos, enchufados y clientes, seguir esquilmando a las clases trabajadoras y proteger y amnistiar a sus compadres los defraudadores, corruptos y ladrones. Le ha permitido, en resumen, establecer un tipo de política basado en la arbitrariedad, el capricho, el caciquismo y el despotismo... y pegarse unas vacaciones paradisiacas no haciendo al borde del mar lo mismo que no hace en La Moncloa.
¿Y el gobierno de España? ¡Ah, amigo, eso es otra cosa! ¿No querrá usted que, además del ímprobo trabajo de sobrevivir y pasarlo bien, manteniendo el orden entre las filas peperas, me ocupe del gobierno del país?
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

Los españoles.

Se quejaba Rubert de Ventós hace unos años en un estupendo ensayo sobre España de que la mentalidad mesetaria y castellana diera por hecho que El caballero de la mano en el pecho es el símbolo de lo español. Llevaba razón. Justo por aquellas fechas (seguramente los ochenta del siglo pasado) se reeditaba una colección de ensayos de Julián Marías sobre el ser y el estar de los españoles y la ilustración de la cubierta era el famoso lienzo del Greco, pintado en una espléndida madurez del artista.
Pero es cierto. ¿Por qué el caballero de la mano en el pecho? Hay otros símbolos de España también muy usados y generalmente admitidos, por ejemplo, el flamenco, aunque este es más para entendidos y, en otro orden de cosas, las corridas de toros que son más bien para desentendidos. Supongo, no obstante, que ninguno de los dos agradará a Rubert, quizá el flamenco, a fuer de intelectual..
El problema parece ser que no hay un emblema de España que contente a todos los españoles, bastante de los cuales, por cierto, empiezan por avisar de que el empeño es inútil ya que ellos no son españoles. En realidad los españoles tenemos una conciencia de nosotros mismos que podríamos llamar por defecto. No habiendo sido capaces de elaborar un relato fundador de la nación aceptado por los demás, hemos dado no en hablar de lo que somos sino de lo que no somos o no hemos llegado a ser. Además, con el complejazo de inferioridad que arrastramos al compararnos con los otros pueblos europeos, acabamos enzarzándonos entre nosotros y culpándonos mutuamente del fracaso, cosa muy enojosa pero imposible de evitar, según se ve.
Todo el mundo dice que el éxito de la transición fue la incorporación de España a Europa. Es espléndido que podamos hablar impávidamente de la incorporación a Europa de un país europeo. Pero dejémoslo estar porque se arma.
La integración en Europa nos ha obligado a adaptar nuestras instituciones y bastantes mores a las pautas europeas. Pero el invento no pàrece funcionar, probablemente porque, además de adaptar las instituciones, haya que cambiar las mentalidades y eso, ¡oh dioses inmortales!, es una quimera. El ministro noruego del Interior ha dimitido porque se ha probado que la matanza de hace dos años en la isla de Utoya se pudo evitar. Aquí, en España, no dimite nadie nunca. Ni Prestiges, ni Yaks 42, ni metro de Valencia, ni incendios de decenas de miles de hectáreas, con pérdidas de vidas, nadie. El caso del ministro Arias es tan español como Rinconete y Cortadillo. Además, se les parece, con unos años más. El ministro se llama andana, como si los desastres no fueran de su incumbencia y, para mayor estupefacción general, se planta en Cádiz a ver una corrida de toros en compañía del Rey, gran amante de los animales, como se sabe.
Los toros.
Según el gobierno, son el símbolo típico de España, su élan vital. Pero eso no es cierto. En Finlandia hay renos, que son suficientemente extraños, pero los finlandeses no los tienen como el emblema del país y mucho menos los matan previa tortura en un coso. Ahí está la trampa: lo simbólico de España no son los toros sino el modo de matarlos, las corridas. Pero esa es mala base para vender la mercancía de que las corridas sean patrimonio cultural. En consecuencia, los aficionados a este espectáculo no emplean la palabra y hablan de fiesta y hasta Fiesta Nacional. Siempre que llueven mayúsculas la cosa empieza a ponerse fea. Por el mismo motivo esos aficionados a ver cómo se tortura a los animales se llaman a sí mismos taurinos y hasta taurófilos, que ya es retorcer las palabras.
¿No es esto español?
Se dice una cosa, se piensa otra y se hace una tercera. Pero no sucede nada. En Japón se convocan elecciones anticipadas porque el gobierno ha incumplido un compromiso programático. Aquí se pulveriza el programa íntegro, pero de elecciones el gobierno no quiere ni oír hablar.
Es prácticamente imposible calcular las consecuencias del propio comportamiento porque el del conjunto es imprevisible, con lo cual es frecuente que los individuos actúen de modo precipitado, impremeditado, haciendo así más imprevisible el comportamiento colectivo que tanto fastidia. Pregunte el amable lector a las gentes en torno suyo cuántos votaron al PP. Respuesta: nadie.
Todo es azaroso, nada es seguro, la palabra no vale nada, no hay certidumbre en cosa alguna. Es lo mismo que sucede con Julian Assange en Londres; solo que allí es excepcional y aquí, es la norma.
Tómese el caso del preso de ETA, enfermo terminal de cáncer. Ha sido necesaria una movilización social amplísima para que el gobierno, en el último instante y a regañadientes, conceda el tercer grado a un recluso que tiene derecho a él porque así lo previene la legislación vigente y lo ordena la humanidad. No hay derecho a dejar morir entre rejas a nadie. El hombre nace libre, decía Rousseau. Dejadlo morir libre haya hecho lo que haya hecho.
Sin embargo, la Asociación de Víctimas del Terrorismo ha reaccionado con virulencia, con acusaciones potentes como balas dum-dum: traición a las víctimas, a los muertos, a España. Expresiones que el hoy presidente del gobierno profería no hace mucho con gran indignación.
Ponerse a reñir sobre el cuerpo de un agonizante, pelear por principios huecos con ignorancia de los seres humanos concretos, ¿no es también muy español?
¿Y no es muy española la falta de sensibilidad de Cospedal al decir que el gobierno no dejará a ningún español en la cuneta? ¿No pudo decir "en la estacada"? ¿Tan corta de léxico es? ¿Tenía que ser cuneta en un país cuyas cunetas están erizadas de españoles asesinados y arrojados a fosas comunes por los antecesores ideológicos de Cospedal? Y esto no es una fantasía al estilo de las de la propia Cospedal, cuando dice que el PP es el partido de los trabajadores, no. El fundador del PP, el hoy difunto Fraga Iribarne, fue ministro de Información y Turismo (o sea, de Ideología) del Caudillo por la Gracia de Dios durante siete años, desde 1962 a 1969 y algo se le pegaría, aparte de lo mucho que traía ya de casa. Aquí la españolidad es doble. Muy español es perseverar en la identificación con la dictadura y no menos que pueda haber políticas como Cospedal.

divendres, 17 d’agost del 2012

Imágenes del verano. Soportar a Cospedal.

Una de las políticas mas agresiva, bronca, meapilas, reaccionaria y carcunda del PP, Cospedal, afirma que "el gobierno no va a dejar a nadie en la cuneta". En un país que, como todo el mundo sabe, incluida la precitada señora, tiene en las cunetas decenas de miles de republicanos asesinados por los franquistas en la lunga noite da pedra de la dictadura, esta inoportuna expresión podría atribuirse a la reconocida falta de tacto y sensibilidad de la política pepera, a sus escasas luces, a su débil memoria, todos defectos que la adornan de largo. Pero eso es poco creíble. Lo más seguro, dado su caracter hosco, amenazador y bronquista es que se trate de una retorcida amenaza o una especie de siniestra ironía.Téngase en cuenta que quienes perpetraron aquellos horrorosos crímenes, aún vivos en la memoria colectiva y el sufrimiento de los allegados fueron los antecesores ideológicos de Cospedal, en lo político y en lo religioso: el franquismo, que Cospedal no condena y el nacionalcatolicismo del que es ferviente seguidora con peineta y mantilla... y bien rechula que iba ella como si esto, en vez de ser el siglo XXI, fuera el XVI, el de Trento, el que verdaderamente le mola.
Cospedal es un prodigio de  dureza, mendacidad y belicosidad. Como buena reaccionaria al estilo tradicional, anterior a Concepción Arenal, cree que el mejor modo de combatir los incendios es metiendo más gente en la cárcel más tiempo. Como aguerrida embustera y demagoga al estilo de su maestra Aguirre, sostiene que el PP es el partido de...¡los trabajadores! Un partido en cuyas filas militan banqueros, empresarios, terratenientes, aristócratas y todos los millonarios del país que están en política, salvo alguna excepción, es el partido de los trabajadores. El descaro es tan patente que uno se pregunta si la mujer está en uso de razón.
Y si, sí, lo está, al menos en la porción de razón que los dioses le han otorgado. Sabe muy bien lo que dice, cuándo lo dice y a quién se lo dice. Su vida es una militancia permanente, no como la de Rajoy, en la que predominan los momentos en la inopia, cosa que se le ve en el gesto. Nunca habla sin disparar al adversario, a ser posible en juego sucio, y sin proteger a los suyos. Hace un par de años sostenía que la España del gobierno de Zapatero era un Estado policial. En este como en otros infundios y calumnias, citada en los tribunales a declarar por querellas de los agredidos, nunca acude a sostener sus palabras. Lógico, es difícil justificar tanta mendacidad y tanto veneno. La próxima vez que diga alguna de sus habituales barbaridades el juez debía ponerla en busca y captura, como está el marido de la delegada del gobierno en Madrid.
Soportar a Cospedal es algo que Castilla La Mancha lleva muy mal.
(La imagen es una foto de PP Madrid, bajo licencia Creative Commons).

Las afinidades electivas.

Magnífica imagen de Julian Assange; gran iconografía política. Corresponde a una pintura mural de Thomas Foucher en la Demeure du Chaos. Le Monde acababa de declarar a Assange "hombre del año". Sin duda se puede ser "hombre del año" por muy diversos motivos, unos mejores que otros. Cuando lo hizo Le Monde, uno de los diarios/revistas que Assange escogió para su gran filtración (los otros fueron el NYT, The Guardian, El País, Le Monde y Der Spiegel) era 2010 y WikiLeaks acababa de romper la barrera del sonido, como dice la citada Abode of Chaos con sus 500.000 cables sobre secretos de la política exterior de los Estados Unidos y todos los demás.
De golpe la política pasaba a ciberpolítica en una época en la que los Estados no pueden garantizar el secreto de sus secretos. Si los arcana imperii se exhiben en la red, al alcance de cualquier internauta, los Estados pierden mucha de su fuerza. WikiLeaks ha inaugurado una nueva época, una en la que la diplomacia y los gobiernos habrán de ser más transparentes pues la red lo ve todo, lo ve anónimamente si quiere, porque está en todas partes. Los propios Estados, los gobiernos, están también en la red, tienen sus páginas web, participan en las redes sociales, tuitean. Y no con el fin que cierta teoría ingenua supone de que trate de avanzar en el llamado e-government sino con el más realista de estar presente en el debate público, en parte para defender su posición y en parte para informarse a su vez del estado de la opinión. Dentro de poco los ministerios tendrán todos un departamento de seguimiento del ciberespacio.
El caso de WikiLeaks corrobora lo anterior y más. Está claro, Julian Assange es el enemigo público nº 1 para todos los Estados que han engañado a sus pueblos, entre ellos el español en su comportamiento respecto a los vuelos secretos de la CIA y el asesinato de José Souto.
Cualquiera puede ver cómo los Estados Unidos llevan adelante un a campaña de exterminio de WikiLeaks que corresponde a una mentalidad represiva anticuada pues, aunque consiguieran destruir WikiLeaks otras ciento emergerían de inmediato. Por supuesto en esta campaña no se invoca la intención de procesar a Assange por delitos como traición, espionaje, revelación de secretos, sino que se aducen supuestos delitos comunes y además de esos especialmente desagradables pues incluyen violencia de género. Claro, no van a decir que persiguen a Assange por razones políticas y por luchar en pro de las libertades de expresión e información.
Assange debía ser extraditado a Suecia una vez que fracasó su último recurso ante el Tribunal Supremo británico. La decisión de este no fue unánime y está fundamentada en una interpretación del derecho de extradición anómala pues otorga condición de "autoridad judicial" a un fiscal. Esta es la parte más débil del argumento de quienes creen que Assange debe entregarse a Suecia. Cuando, en lugar de hacerlo, el fundador de WikiLeaks se refugió en la embajada del Ecuador en demanda de asilo político, el gobierno de la república latinoamericana ofreció a la fiscalía sueca la posibilidad de interrogar a Assange en la sede de la embajada. Pero aquella rechazó la invitación sin que estén claras las causas de la negativa. Al parecer quiere a Assange en Suecia para decidir si lo imputa formalmente o no. Algo que tendría que haber sucedido hace mucho tiempo de forma que, iniciándose formalmente el proceso fuera un tribunal de justicia el que pidiera la extradición. No un fiscal.
El Ecuador ha dado por fin el paso de otorgar el asilo por las once convincentes razones que expone la cancillería ecuatoriana y que se reducen a una sola: Julian Assange no tiene garantizado un juicio justo y corre el serio peligro de ser luego extraditado a los Estados Unidos en donde tendrá que hacer frente a unas acusaciones que desconoce y que se han elaborado en un gran jurado secreto.
Políticamente el asunto está ardiendo, sobre todo después que el gobierno ecuatoriano dio a luz pública una comunicación del gobierno británico en la que se amenazaba con entrar por la fuerza en la embajada para detener a Assange. Es decir, el gobierno ecuatoriano hizo lo mismo que WikiLeaks, publicar una nota confidencial. El gobierno inglés, en aplicación de una mentalidad metropolitana tradicional avisaba al Ecuador de que tenía base legal para allanar los locales de la embajada, que pensaba saltarse la Convención sobre el derecho de los tratados y los tratados mismos, apoyado en una ley nacional.
Inglaterra aplica a las cuestiones de extradición criterios políticos, no jurídicos. Bien claro quedó cuando negó la extradición a España del dictador Pinochet, interesada por Garzón, hoy abogado defensor de Assange. Es decir, cuando Inglaterra hizo lo contrario de lo que pretende hacer ahora. Inglaterra que, en la hora de la verdad, se alinea tan claramente con los EEUU (como había predicho el general De Gaulle), lo hace frente a Europa, como ya lo hizo en la injusta guerra del Irak en 2003, con el peón español de ayudante. Son las afinidades electivas anglosajonas e imperiale, más fuertes que la lealtad e identidad europeas.
El PSOE no tuvo ayer su mejor día. Se entiende que esté escocido porque el gobierno cuyas vergüenzas aireó WikiLeaks en su momento era el de Rodríguez Zapatero. Pero hay un abismo de ahí a condenar la concesión de asilo político, negar que haya una persecución política de Assange que parte de los EEUU y apuntarse a la tesis de que se trata de una evasión de la justicia de un pavo que no quiere responder por presuntos delitos comunes.
(La imagen es una foto de Abode of Chaos, bajo licencia Creative Commons).

dijous, 16 d’agost del 2012

¿Que incita a la violencia?

En 1939, hace ahora 73 años, terminó la guerra civil que desencadenó un grupo de militares delincuentes y genocidas contra el gobierno legítimo de la IIª República española. Fue un acto de violencia fascista contra un régimen liberal, democrático y pacífico con ayuda de los países fascistas de la época, Alemania, Italia y Portugal. Al concluir las hostilidades, los militares delincuentes establecieron unas dictadura totalitaria y ejecutaron un minucioso plan de genocidio, consistente en asesinar a cientos de miles de personas desarmadas, torturar a muchas más y aterrorizar así a una población indefensa que había quedado a merced del vencedor después de la contienda solo para descubrir que el vencedor no conocía la piedad ni la clemencia que sus curas, sin embargo, predicaban en los púlpitos. Esta labor de exterminio de los rojos (esto es, todos quienes habían hecho algo por la República, fuera lo que fuera, desde combatir en su defensa hasta haber participado en las festividades del 14 de abril) siguió durante los años siguientes más o menos hasta finales de los cincuenta.
En un ejemplo paradigmático del trastorno psíquico que los psicólogos llaman "proyección", los militares genocidas y sus auxiliares (los curas, los falangistas, los banqueros, etc) "juzgaban" (puras farsas), condenaban y ejecutaban sumariamente o simplemente asesinaban en las cunetas de las carreteras a los rojos (y mucho cuidado porque, para los descendientes ideológicos de estos criminales que están hoy en el gobierno, seguimos siendo eso, rojos), acusándolos de sublevación militar, es decir, acusándolos de los crímenes que habían cometido ellos. Los soldados, civiles y milicianos que habían cumplido con su deber defendiendo el régimen legítimo y pacífico de España, sus instituciones y su bandera, frente al asalto de una banda de forajidos sangrientos, pasaron a ser los criminales, los sublevados, los violentos según, claro está, los medios de comunicación de la época, todos ellos sujetos al férreo mando militar y sometidos a la censura política previa o posterior, de la que se encargaba precisamente el falangista Fraga Iribarne, luego fundador del PP.
Esa proyección, ese dar la vuelta a las cosas propio de los criminales fascistas que gobernaron España durante 40 años en la época más tenebrosa de la historia patria es la que esgrime el actual gobierno de la derecha, del partido fundado por el ministro del genocida, de herederos ideológicos de los criminales del 36.,
¿Que la bandera tricolor incita a la violencia? Es igual que decir que los militares que mantuvieron su honra y honor defendiendo el régimen al que habían jurado lealtad frente al asalto de los criminales perjuros eran los delincuentes. Revela la misma mentalidad canalla en los gobernantes actuales.
Y hoy eso es tan falso como entonces. Los republicanos no se habían sublevado contra nadie y la bandera tricolor es símbolo de paz y legitimidad. La que es ilegítima e impuesta por la violencia es la roja y amarilla de los fascistas victoriosos en la guerra y que el Estado español la tenga por oficial no la hace legítima sino que plantea preguntas (de respuestas obvias) sobre la legitimidad de ese Estado.
Pero es que, además de legítima, la bandera republicana es legal, según sentencia del 15 de diciembre de 2003 del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que anulaba una decisión del Ayuntamiento de Torrelodones (entonces del PP, claro) por la que se ordenaba retirar una bandera republicana de un chiringuito de IU porque ... ¡podía incitar a la violencia!
Como se ve, los franquistas reinciden y reinciden porque lo que quieren es suprimir la bandera tricolor misma y, como ya no pueden asesinar a los rojos, tratan de despojarnos ilegalmente de nuestros símbolos. En el fondo, la razón es clara: la bandera republicana no solo es legítima y legal sino símbolo de la justicia, la libertad y la igualdad y su ondear recuerda a estos neofranquistas del gobierno su procedencia ideológica: el crimen, el terror, el genocidio que tratan de ocultar como sea.
Pero ese abuso de los gobernantes no puede quedar impune. La izquierda tiene la obligación de defender el empleo de los símbolos republicanos todos ellos pacíficos. Esa multa es ilegal y hay que hacer que la retiren. Nuestros representantes están para eso, no para achantarse y bajar la cerviz frente a la chulería y el fascismo de los herederos de un genocida.
(La imagen es una captura del blog Unidad Cívica por la República, bajolicencia Creative Commons).