dissabte, 24 de febrer del 2007

El espejo y la máscara.

El museo Thyssen-Bornemisza muestra una exposición temática con el título que va más arriba, que está muy bien y de resultados aceptables. La idea es buena: abordar temas interesantes y poco tratados. El espejo es fascinante y muy importante en la pintura, tanto cuando está como cuando no está. Un autorretrato será casi siempre el retrato de lo que el artista haya visto en un espejo. Se exceptúan los que se hagan de otros retratos, de "memoria" o mediante imaginación libre. Y es el propio artista el que decide si deja que en su cuadro se vea que es imagen de espejo o no. El ejemplo típico es el celebérrimo autorretrato de Velázquez en el que hay un espejo sin importancia al fondo y que probablemente está ahí para distraer la atención del otro espejo, esto es, aquel cuya imagen es lo que Velázquez pintaba. En fin, como a todo el mundo, me da vueltas la cabeza cuando trato de comprender Las meninas. Ese es el misterio que el espejo incorpora o el autorretrato, que es lo que el espejo produce. La exposición también puede consultarse online (El espejo y la máscara), aunque nada, ninguna mediación, conseguirá jamás suplantar a la obra original. Sobre todo porque, además, las imágenes aparecen en la web de Cajamadrid, son muy pequeñas y, si no me equivoco, tampoco están todas las que se exhiben.

La idea primera era buena. Pero luego, además de los espejos y los autorretratos le han metido los retratos y al final queda algo deslavazada, sin que parezca tener un criterio único, y la titulan "retratos en el siglo de Picasso". No está mal porque hay retratos muy notables (algunas muestras de esas espléndidas mujeres, de Egon Schiele, etc), pero es un tema demasiado vasto para darle algún sentido. Por eso, lo mejor es concentrarse en el punto fuerte, que es el autorretrato.

¿Por qué se pintan autorretratos? Digo yo que por la necesidad que tenemos los seres humanos de vernos, de entendernos, de comprendernos y que los pintores tienen el privilegio de satisfacer mejor que el común de los mortales, que hemos de contentarnos con el espejo, en donde vemos la imagen fiel de lo que somos. Si queremos cambiarla, alterarla, tenemos que cambiarnos nosotros. No así el pintor que se autorretrata como es o como quiere ser. Véase, si no, ese autorretrato de Francesco Mazzola (Il Parmigianino) que me parece la quintaesencia misma del manierismo y en el que el pintor da rienda suelta a sus ambiguas fantasias autorretrantándose en un espejo convexo. Espejo y autorretrato.

Y los demás, ¿qué vamos buscando en el autorretrato? Conocer al artista pues el pintor que se autorretrata da la visión que tiene de sí mismo. Un autorretrato es como una autobiografía en la literatura, aunque, al ser la pintura un arte simultánea y no narrativa, pueda parecer que el rostro autorretratado será siempre más liviano e intrascendente que uno descrito a lo largo de interminables consideraciones. Y hay autorretratos y autorretratos. Por ejemplo, en esa interpretación del prendimiento de Cristo en el huerto de los olivos, de Michelangelo Merisi (Caravaggio), el joven del extremo derecho, al que ilumina el rostro un rayo de luz, es el propio Caravaggio, que obviamente, no quería perderse uno de los momentos estelares de la humanidad y, así, consigue el milagro que sólo el arte puede producir de estar en el momento del hecho y dejar testimonio de él.

Estas exposiciones del Thyssen se continúan luego en la Caja de Ahorros, en la madrileña Plaza de Celenque, contigua a las Descalzas Reales, monjas y damas de alcurnia en otro tiempo. En Celenque hay algunos autorretratos de Andy Warhol, de una famosa serie de serigrafías. Asimismo hay una curiosa interpretación del retrato de Dora Marr de Picasso hecho por Carlos Saura que es como el retrato del retrato. Algunas obras de Bacon y Lucien Freud son siempre bien recibidas para entender cuánto ayuda la distorsión a hacerse una idea cabal de la persona que se representa. Hay también tres piezas de David Hockney netas, limpias, claras y muy penetrantes.

Por último, el título incluye la palabra máscara, prabablemente para subrayar la importancia que la exposición otorga a las obras expresionistas o cercanas al expresionismo, con su inclinación a utilizar los colores y el dibujo para subrayar la condición artificial, de máscara, que tiene el rostro humano, aquello que vemos y que oculta la realidad de lo que es; o de lo que creemos que es.

Una exposición que merece mucho la pena.


divendres, 23 de febrer del 2007

¿Censura TVE?

Creo que sí. Cierto, pronunciarse sobre la supresión de la entrevista de Quintero a José María García sin haber visto el material censurado es peligroso. El rollo que devanó en negro la tele el día de marras explicando que no emitía la entrevista porque ésta contenía “insultos y descalificaciones a políticos, empresarios y periodistas" sin que lxs espectadorxs pudiéramos juzgar por nuestra cuenta, tiene un crédito limitado. La tele largó el trozo en el que García habla del baranda del Ente (vaya nombrecito) para que no se creyera que la casa censura por interés propio, lo que es más o menos enternecedor, pero no tiene por qué justificar la supresión del conjunto. Sobre todo porque lo que se puede ver en el trozo permitido no tiene nada de insulto, sino que es un comentario, más o menos jocoso, más o menos ácido, pero perfectamente admisible como opinión ya que, además de García, muchas otras personas piensan que, en efecto, el director del "Ente" es persona de confianza en el círculo de PRISA, al que el señor García llama "imperio" utilizando el mismo término que tantos otros para muy diversos fines, Asimov, el recientemente fallecido Kapuzinski, etc.

Así que me puse a buscar y acabé encontrando los momentos esenciales de la entrevista en dos videos que tiene colgados El Mundo y que valen un potosí porque recogen los momentos en que García formula sus juicios sobre Florentino Pérez, Rajoy, Aznar, Sáez de Buruaga, Luis Herrero y Federico Jiménez Losantos. (Quien quiera verlos que haga click sobre el enlace o sobre la imagen. Recuérdese que el video tiene dos partes).

A lo mejor resulta que El Mundo está jugándonosla y que esos cortes que saca son los más inocuos y hay otras secuencias en las que García insulta gravemente a esas personas o les falta al respeto. Si así fuera podría tener razón TVE. Pero si todo lo que hay es lo que se ve en los videos de El Mundo, de insultos y descalificaciones nada. Al contrario, habla con mucho conocimiento de causa y dice cosas que, o son sabidas o resultan verosímiles, y sin insultar a nadie. Por ejemplo, dice de Aznar que ha sido el mayor censor que ha tenido este país. Si hablamos desde la transición para acá esa es una verdad que todo el mundo conoce. Dice, además, que, cuando fe a verlo (a Aznar) a la FAES se encontró con un hombre dominado por el rencor, la revancha, que no admitía el resultado electoral de 2004 y que sigue mandando en su partido. ¿En dónde está aquí el insulto y la descalificación? Esas afirmaciones son obviedades. Y lo mismo con el resto de los juicios que vierte.

Es magnífica la anécdota que cuenta de Sáenz de Buruaga cuando, estando éste en Antena 3, recibió orden directa de Villalonga, entonces presidente de Telefónica, de que abriera un telediario "matando" a Piqué que tenía entre manos un proyecto de ley molesto para el compañero de pupitre del señor Aznar. Cómo Sáenz de Buruaga telefoneó a Piqué para ponerlo sobre aviso y cómo, en efecto, abrió el telediario de la noche "matando" al entonces ministro. Esta anécdota será verdad o no (parece bastante verosímil, conociendo a los personajes), pero no contiene insulto alguno ni descalificación y sí, en cambio, una información relevante de interés para los ciudadanos, para que sepan con quién se juegan los cuartos.

O sea que, a primera vista, la TVE ha metido bien la pata censurando la entrevista y, además de las acciones judiciales que pueda emprender García, también la ciudadanía, a través de las organizaciones de consumidores, debiera proceder contra TVE por atentado al derecho a la información. Que lo decidan los tribunales.

No sé si el señor Florentino Pérez (a quien no conozco de nada, pues parece alguien relacionado con el fútbol, extraña actividad social, llena de ruido y de furia, que apasiona a la inmensa mayoría de mis coetánexs) habrá influido o no para censurar la entrevista o si habrán sido otros mendas (tengo pruebas de que los del PP son maestros en esto de censurar, prohibir, expulsar a los disidentes, etc), pero da igual: al final de la historia, aquí, el censor ha sido el famoso "Ente". Creo también entender las razones de la censura, conociendo a los progres: les da tanto miedo que puedan acusarlxs de usar la televisión para ir contra sus adversarixs, que torpedean la libertad de expresión. Y como todos los vapuleados aquí son la extrema derecha política y mediática del país, pues nada, a meter la tijera, no vayan a enfadarse los afectados.

Se dirá: pero, bueno, estxs ¿son tontxs? Pues, la verdad, sí; o algo peor. Es ese miedo de cierta izquierda, subsecuente con el fascismo, que la lleva a culpar al PSOE de no consensuar las políticas con el PP. Como si con el PP pudiera consensuarse algo que no fuera seguir a pies juntillas sus órdenes. Es una razón estúpida, desde luego, pero es la que mueve a estos caguetas, submarinos de la derecha en la izquierda. Porque sólo el canguelo permite entender que se haya censurado un discurso tan claro, interesante y lúcido como el de "Butanito", a quien habrá que rebautizar de "Butanazo".

Insisto: si todos los "insultos" son los que se oyen en esos videos. Si hay otro material injurioso, calumniador, no he dicho nada. Pero no debe de haberlo, pues El Mundo lo habría sacado.


Antígona.

El martes fuimos a ver Antígona, un montaje de Oriol Broggi en el Teatro de La Abadía que seguirá hasta el próximo domingo 25. Hay que ver lo que aguanta este teatrito. Hace un par de años pusieron todo el ciclo tebano de Sófocles de una tirada: cuatro tragedias clásicas seguidas en una tarde y en un espacio que no creo supere los 400 o 500 metros cuadrados, contando todo, esto es, escenario y platea, más pasillos. Que no sé yo si eso se acomoda a obras que fueron escritas hace dos mil cuatrocientos años para teatros al aire libre, de gradas inmensas y en los que los actores y actrices tenían que emplear máscaras con bocinas para hacerse oír por los espectadores más alejados. Sin duda, los escenarios pequeños se prestan también al drama. Así las casas de las familias burguesas de las obras de Ibsen, de Strindberg, de Chejov, donde las pasiones se cuecen en un dormitorio o un comedor. Estas tragedias griegas, en las que hay que invocar a gritos a los dioses mirando hacia arriba se compadecen mal con los techos bajos y las paredes próximas.

Claro que el espacio teatral es imaginario y se impone al real a veces con un mero signo. En el montaje de Broggi, sabemos que estamos en Tebas, capital de la Beocia, porque hay dos olivos en ambos extremos del proscenio. Con eso basta, desde luego, para el que quiera imaginar el resto. Y, aun así, se queda uno pensando que tan inmensa tragedia se ahoga entre las cuatro paredes. Para acabar de arreglarlo, aunque el montaje esté bien y la dirección sea equilibrada, eso de repetir los personajes, probablemente por falta de precupuesto, mal crónico de las compañías pequeñas, produce un efecto desastroso, a veces bordeando lo cómico. Que la misma actriz interprete a Ismena, la hermana de Antígona, a Eurídice, la mujer de Creonte y a una ciudadana sin cambiar de apariencia, pues en fin... El pequeño espacio juega otras malas pasadas: el trance de Tiresias al adivinar el porvenir, siempre un momento difícil en la representación, no aguanta un escrutinio a menos de tres metros. La interpretación también bien, siempre que uno se resigne a ver una Antígona hogareña, cosa algo contradictoria con el personaje que, como Electra o Ifigenia, piensan que no tendrán hogar ni hijos, consagradas como están a otros fines. Electra sí los tendrá, pero ese es otro cantar.

En cualquier caso, merece la pena ir a verla porque siempre es Sófocles y siempre es Antígona, aquí intepretada por Clara Segura, que está discreta. Buscando en mi memoria qué Antigona me haya dejado mayor recuerdo no tengo duda, la que interpretaba Irene Papas en un peli de los años 60, dirigida por Yorgos Javellas. Como dirían en Latinoamérica, Papas "se robó" el personaje y el personaje la marcó, así que seguí viendo a Antígona cada vez que aparecía la actriz en sus otras películas, que han sido infinidad, en Zorba el griego, por ejemplo. La recuerdo muy bien interpretando a Helena, la esposa del diputado en el peliculón de Costa Gavras, Z, con una banda sonora de Mikis Theodorakis que todavía hoy escucho con emoción. Y seguia siendo Antígona. Ella misma debe de haberse identificado con el personaje de tal modo que hace año y pico todavía dirigió (y la mujer debe de tener ya más de 80) una Antígona en el Teatro griego de Siracusa que, según pude leer, fue un éxito.

La grandeza de Antígona es la desmesura misma que refleja el conflicto y ella subraya: una frágil mujer contra el Estado, al que vence. Desobedece la ley del tirano y, aunque lo paga caro, sale triunfadora moral cuando ese tirano, la ley misma, reconoce su culpa y trata de enmendarse tardíamente. La mujer movida por la ley de la sangre, un principio oscuro, primigenio, casi ctónico, hace frente y aniquila a la norma positiva de la justicia humana que, con toda razón, manda que no se rindan honores fúnebres al traidor a la Patria. Eso es lo que movió a Hegel a dedicar a Antígona un apartado genial en La fenomenología del espíritu. Porque esa tensión acompañará a los seres humanos hasta el fin de los tiempos. ¿Obedeceremos a las leyes aunque las consideremos inícuas? Ningún orden jurídico puede admitir que lxs ciudadanxs decidan en conciencia si obedecen a la norma o no; pero ninguno, tampoco, podrá jamás evitar que surja alguien que desobedezca públicamente, que quebrante la ley en nombre de una razón que juzga moralmente superior. Mientras haya normas humanas que exijan obediencia, habrá desobedientes que las incumplan por razones de conciencia. Antígona no llegó a parir hijos, pero los ha tenido a centenares, a millares. En cada desobediente civil hay un hijo de Antígona.

dijous, 22 de febrer del 2007

El patriotismo de la derecha (II).

En el post de ayer me quedé en la importancia de los símbolos en la transición. Antes de seguir adelante, me gustaría subrayar un aspecto de la visión que los franquistas tenían de España y que ayudará a entender lo que ha pasado después. Dije que los fascistas gobernaron el país como si fuera tierra conquistada y trataron a la gente como población sometida. Lxs españolxs no tenían derechos. Es más, si eran "rojxs", ni se lxs consideraba españolxs. "Rojxs" era término que abarcaba a todxs aquellxs, republicanxs, socialistas, anarquistas, comunistas o nacionalistas que se hubieran mantenido leales al Gobierno de la República. España eran ellxs, envueltxs en la bandera excluyente; lxs demás no sólo no eran "españolxs", sino que constituían la "anti-España". Eso de la anti-España era una típica estupidez de los fascismos de la época ("nunca extrañéis que un bruto se descuerne luchando por su idea", decía Antonio Machado) , que repiten sus herederxs intelectuales probablemente pensando que innovan algo. Quien quiera comprobarlo, que vaya al artículo de hoy de Isabel Durán en Libertad Digital, titulado, precisamente, Aritmética de la anti España. Donde se lee lo siguiente: "Esta es la balumba del Gabinete ZP, un Gobierno anticlerical, antiamericano y antiespañol". ¿Cómo van a condenar el el franquismo el PP y sus partidarios si siguen en su universo conceptual?

Pero volvamos a la narrativa. El punto neurálgico de la transición fue la legalización del Partido Comunista de España. Ésta se hizo posible mediante una negociación especial en que el PCE reconocía la monarquía borbónica y sus emblemas. Ese viraje de 180º que Santiago Carrillo impuso a su partido le costó dos escisiones y, en opinión de muchxs, fue el comienzo del final de la histórica formación. No comparto este punto de vista ya que creo que, por muchas otras razones, el PCE estaba condenado a la irrelevancia política. En todo caso, desde entonces, los comunistas han ido perdiendo terreno, sus símbolos distintivos han desaparecido de la escena pública, hasta llegar al momento en que, a raíz de la movilización contra la OTAN en 1986, el PCE vio la posibilidad de crear una organización de masas que dirigir desde dentro y así nació Izquierda Unida, con una imagen predominante frente a la cual la tradicional iconografía comunista se ha hecho casi invisible.

La izquierda, pues, perdió sus referentes simbólicos. El puño y la rosa, que los socialistas copiaron a sus compañeros franceses nunca ha pasado de ser una especie de logo. Y esa pérdida se hizo en provecho de otros referentes de los que la izquierda había estado excluida por la violencia y de los que seguiría estándolo pues la derecha, en cuanto pudo, volvió a utilizar sus símbolos como ariete de confrontación, separación y persecución.

Asi lo hizo con su habitual arrogancia y prepotencia el señor Aznar cuando, siendo presidente del Gobierno y habiendo visitado la ciudad de México, vino tan impresionado de la bandera que ondea en la plaza del Zócalo en México D.F. que decidió imitarla, plantando otra de iguales dimensiones en la Plaza de Colón, como una provocación que la izquierda no se ha atrevido a quitar.

¿Por qué provocación? ¿Por qué señalar que la izquierda no se ha atrevido a quitarla? Porque esa bandera (como el himno) siguen siendo los elementos simbólicos vertebradores de un régimen tiránico, que expulsó, torturó, encarceló y fusiló a media españa sin que, como decía más arriba, sus patrocinadores pidieran jamás perdón y sin que sus herederos políticos e intelectuales lo hayan condenado; pero, eso sí, piden que Batasuna condene la violencia de ETA.

Es la derecha la que ha roto el pacto tácito de la transición en casi todos sus puntos especialmente en lo atingente a los símbolos. La permanente acusación a la izquierda de haber roto el consenso de la transición no es más que otra muestra de la estrategia del espejo: rompen y acusan a lxs demás de romper; avasallan e insultan y acusan a lxs demás de hacerlo; atacan las normas de convivencia y sostienen que son lxs otrxs lxs que lo hacen.

En este asunto de los símbolos piensa la derecha haber encontrado un punto débil de la izquierda, viene dispuesta a explotarlo, y es obvio que tiene razón. Como está el país de sensibilizado en relación a este asunto, mostrarse relativista en cuanto a los símbolos sacrosantos puede costar muy caro a la izquierda en el plano electoral.

Este cálculo no influye al redactor de este blog, razón por la cual, acatando lo que dice la Constitución sobre la bandera, sigue teniendo por suya la tricolor, que es inclusiva y no la rojigualda, que es exclusiva. Así debiera suceder con la izquierda política. El miedo a perder las elecciones, al admitir que el tema nacional es crucial en el debate, hace que la izquierda no tenga discurso alternativo al de la derecha. Y, sin embargo, debiera tenerlo. Debiera ser capaz de decir que, diga lo que diga la Constitución (que, por cierto, se puede reformar) su bandera no puede ser la rojigualda en tanto no haya una condena explícita del franquismo en el Parlamento español y por todos los grupos. Y esa condena debe ir acompañada de una Ley de Memoria Histórica que merezca nombre de tal y no esa chapuza timorata que el Gobierno ha presentado como proyecto. Es el appeasement, que tanto cita y tanto desconoce el señor Aznar. Más vale ponerse una vez amarillo que veinte colorado.

Mi decisión está clara: mi bandera es la tricolor, y no por ello soy menos español que los de la rojigualda. En cuanto a patriotismo, está claro que no se pueden comparar la muy española tricolor y esa rojigualda que prevaleció en la guerra con la ayuda de italianos, alemanes y moros y cuyos exhibidores hoy día se sienten orgullosxs de estar al servicio de los Estados Unidos. Véase, si no, cómo para la señora Durán es tan vituperable ser "antiespañol/a" como ser "antiamericanx", mamita mía. Por supuesto, quiere decir "antiestadounidense".

Cuando algún presidente del Gobierno de izquierdas de mi país renuncie a su puesto en el Consejo de Estado de España para ser empleado de un magnate australiano de la Comunicación y vocal de un consejo de asesores de otros magnates o políticos estadounidenses (en el muy improbable caso de que se distingan) que vengan a hablarme de patriotismo.




Vaya con el ministro...

La derecha digital echaba ayer las muelas con la comparecencia del nuevo ministro de Justicia en el Parlamento. Y en la COPE, hoy, supongo que los micrófonos se llevarán algún ñasco. La estupefacción que se leía en los rostros de los diputados de la derecha se trocó en rabia en el corral digital. Y también la bronca de jayanes que montaron los del PP cuando salió el ladrillo a relucir. Quien se pica, ajos come. La prensa de papel, tan patidifusa como sus señorías conservadoras. Estaban éstas, las señorías, tan acostumbradas a echarse todos los miércoles al ruedo con el estoque ya preparado, que no daban crédito a lo que veían cuando el morlaco salió resabiado. Y eso que posa seriecito y formal junto a don Juan Carlos de Borbón, que lo recibe como ministro de España.

Estaban alelados. En el Congreso, digo. Pero es que hace falta ser mucho Michavila para caer casi por casualidad en el Parlamento y saludar al ministro dándole la bienvenida. Si, además, se trata del antiguo fiscal que el mismo Michavila, de ministro, echó del cargo, el asunto es sublime. Todos se fueron calentitos y confusos para casa. En verdad, hace falta ser mendrugo para recibir a un ministro a mojicones y decirle que viene con el puño cerrado. Y que, cuando se les devuelven las castañas, se quejan de que, además, trae puestos los guantes de boxeo. En fin, que hacía tiempo que no me divertía tanto en la TV y que, como este ministro siga así de decidido y brillante, me compro un televisor que se vea bien, uno de esos de plasma, que plasma es lo que van a necesitar las bancadas conservadoras en el próximo futuro.

dimecres, 21 de febrer del 2007

El patriotismo de la derecha (I).

Hace unos días prometí postear sobre el asunto de las banderas, la rojigualda frente a la tricolor. He aquí el post.

En la manifa de la derecha en contra del Gobierno del pasado 3 de febrero pudieron verse muchas banderas rojigualdas; algunas, como se aprecia en la foto, con el águila de San Juan, que ornaba la bandera franquista. También se vio alguna bandera roja con la hoz y el martillo (reproduzco la foto de La Fragua), pero esa es otra historia que ya traté en el correspondiente post del 5 de febrero, titulado ¿De qué iba la manifa del sábado? El caso es que la omnipresencia de la bandera rojigualda, llamada "nacional" y, sobre todo, el hecho de que, al final de la jamboree derechista se interpretara el también llamado "himno nacional", esto es, la Marcha Real Española, desató las críticas de la izquierda, especialmente del PSOE, que acusaba al PP, alma de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), convocante del acto, de apropiarse de los símbolos de todos para actos "partidistas".

El PP contestó que si la rojigualda y la Marcha Granadera (Marcha Real) son símbolos de todos, todos podemos utilizarlos, e invitando a la izquierda a hacer otro tanto. La respuesta pone a ésta en un brete. Efectivamente, la izquierda había aceptado la constitucionalización de estos símbolos como uno de los precios que pensó había de pagar por una transformación de la dictadura franquista en un régimen democrático. Relegó sus banderas (incluida la tricolor), relegó sus himnos (incluido el de Riego) y aceptó lxs de lxs vencedorxs en la guerra civil por amor de la concordia y en el entendimiento tácito de que, al tratarse, como se trata, de símbolos identificados con la más odiosa y sangrienta tiranía de la historia de España, la derecha, acomplejada por su pasado, directa beneficiaria de la dictadura, no los exhibiría y la cosa quedaría en la penumbra. España sería un país que luciría poco su bandera y entonaría aun menos su himno nacional.

Esta peculiar situación, que afectaba incluso al empleo del término España, sustituido por Estado español, permitió y alentó la proliferación de símbolos de las nacionalidades perseguidas por el franquismo, unas banderas y unos himnos que traían la connotación positiva del martirio, frente a los símbolos españoles, identificados con la opresión y la persecución. Y ello hasta que la derecha, viendo que no había nada que temer del triunfo aplastante del PSOE en 1982, comenzó a recuperar su viejo estilo, autoritario, impositivo y nada democrático. Por fin, crecida con las dos legislaturas del exfalangista señor Aznar, caliente por haber perdido el poder en la elecciones del 14 de marzo de 2004 y no reconociendo como legítimo el resultado, ha pasado al ataque, esgrimiendo los símbolos que vuelve a considerar suyos, como en 1936 y en son de guerra, también como en 1936.

La izquierda queda descolocada y no sabe cómo reaccionar. La derecha ha roto el "pacto tácito" de no airear mucho los emblemas del oprobio. ¿Qué hacer ahora? ¿Envolverse en la rojigualda y entonar esa birria que es la "Marcha Real"? Por si alguien lo había olvidado, ahí va la letra que alguien compuso durante la Dictadura para ese pintoresco himno que jamás la tuvo:

"Pero hombre, caramba/qué cara tan estúpida que tiene Vd.;/parece un animal./Bruto, zopenco, cernícalo, podenco;/cualquier día de estos va Vd. a rebuznar."
Así no iremos muy lejos y seremos muchxs, seguramente, quienes pasemos de cantar el himno con esa letra para nuestro coleto a hacerlo a pulmón pelado si vuelven las imposiciones. Entonces, ¿qué? ¿Reclamar la vuelta a nuestras banderas e himnos, cada cual el/la suyx: la tricolor, el himno de Riego, la bandera roja, la negra, la rojinegra, la Internacional, la Varsoviana? La izquierda tiene miedo a esa posibilidad porque piensa que será la manera más segura de perder las elecciones. Entonces, ¿qué hacer?

En primer lugar, un poco de memoria.

Tras algún tiempo de duda y vacilación, lxs sediciosxs sublevadxs contra el gobierno legítimo de la II República decidieron enarbolar la bandera e interpretar el himno de lxs Borbones. (Acerca del carácter nacional del Himno de Riego, anterior a la "Marcha Granadera" y sobre la raíz popular de la bandera tricolor pueden consultarse documentadas exposiciones en Izquierda Republicana y España Roja). Es decir, frente al himno de Riego (el verdadero nacional) y la bandera de la República (bajo cuyos colores se sublevaron los fascistas y reaccionarios en un primer momento) se alzaron unos símbolos facciosos con pretensión de imponérselos a lxs demás.

Y eso es lo que hicieron lxs levantadxs en armas al ganar la guerra, tratar al país como un territorio conquistado y ocupado por su propio ejército, dividiéndolo entre vencedorxs y vencidxs, una raya divisoria que jamás se borró pues la Dictadura siguió conmemorando su "victoria" con un desfile militar anual que durante muchos años se llamó así, "desfile de la victoria". Ese desfile pasó a llmarse muchos años después "desfile de la paz", pero desfile militar siguió siendo y para conmemorar lo mismo. Curiosamente, fueron lxs vencidxs quienes empezaron a hablar de "reconciliación nacional". Los vencedores, jamás; jamás mostraron un ápice de magnanimidad y el tirano murió asesinando a sus compatriotas, como había vivido. Todavía al día de hoy, el arco de La Moncloa, como puede verse en la foto (tomada por mí en 2006), para vergüenza general, sigue llamándose Arco de la Victoria.

Los símbolos de lxs vencedorxs, la bandera, el himno, el saludo fascista y la iconografía nacional-católica (el corazón de Jesús, los crucifijos), se impusieron manu militari no solamente en los cuarteles, centros de enseñanza, hospitales, campos de concentración y cárceles (en las que lxs presxs políticxs, decenas de miles, tenían que asistir obligatoriamente a misa, levantar el brazo a la romana, cantar los himnos fascistas y saludar a su bandera), sino también en la vida civil, en la calle, en los cines, por doquier. Y ¡ay de quien no mostrara suficiente vehemencia en la adhesión a aquella simbología criminal! No se les podía ocultar a lxs vencedorxs en la contienda que un trágala tan continuo, abusivo e inhumano, acabaría provocando una reacción de rechazo visceral entre lxs vencidxs y lxs neutrales a toda aquella parafernalia obligatoria. Pero les importaba un rábano. Habían ganado la guerra y administraban la victoria como imposición y venganza, hasta el último día de la muerte del delincuente que puso en pie aquel régimen tiránico. Hasta el último día hubo que soportar unos símbolos que lo eran de la ilegalidad, el golpismo, la persecución, la tortura y el asesinato como si fueran símbolos "nacionales", o sea, de todxs.

Llegó después la transición, aquel acuerdo tan complicado y difícil en el que nadie consiguió imponer sus criterios por entero, en el que todxs cedieron algo (por supuesto, unxs más que otrxs, como siempre) para salir de una situación absurda, vergüenza de las naciones civilizadas del planeta, de un país relativamente moderno gobernado por un militarote con los procedimientos habituales en los cuarteles, sin libertades civiles ni derechos políticos y con una población compuesta por treinta y tantos millones de súbditxs, pero no de ciudadanxs. Y, en ese acuerdo general que posibilitó que un sistema despótico, sostenido en el ejército y la policía política, dejara paso a otro democrático y de libertades de modo pacífico, los símbolos ocuparon un puesto decisivo.

Pero de eso hablaré mañana, para no eternizarme hoy.

Homenajes.

Hay una página fabulosa que, entre otras cosas interesantes, tiene una colección estupenda de canciones y melodías de la guerra civil, del lado republicano, claro. Se llama Altavoz del Frente. Cada vez que me acuerde meteré un enlace a alguna canción. Hoy pongo la canción que fue himno del batallón Abraham Lincoln (15ª Brigada), voluntarios norteamericanos de las Brigadas Internacionales que lucharon en la defensa de Madrid, en el Jarama (donde sufrieron terribles bajas), en Belchite (donde quedaron tan pocos combatientes que hubo que fundirlo con el batallón Washington) y en Aragón.

La canción, llamada Jarama Valley, compuesta sobre la melodia de una vieja balada folk (Red River Valley) es muy pegadiza. La primera vez que se la oí cantar al gran Pete Seeger, hace más de 30 años, me emocionó. Esta es la letra:



There's a valley in Spain called Jarama
It's a place that we all love so well
It was there that we gave of our manhood
Where so many of our brave comrades fell.

We are proud of the Lincoln Battalion
And the fight for Madrid that it made
There we fought like true sons of the people
As part of the Fifteenth Brigade

Now we're far from that valley of sorrow
But its memory we ne'er will forget
So before we conclude this reunion
Let us stand to our glorious dead


Salud.

dimarts, 20 de febrer del 2007

El camino hacia la guerra.

Ayer, las autoridades iraníes ejecutaron en público a Nasrallah Schanbehsahi, condenado a muerte una semana antes por haber atentado contra un autobús de los Guardianes de la Revolución, en el que murieron once personas y treinta y una quedaron heridas. Extraigo la noticia y la foto de Der Spiegel. Previamente, la televisión había mostrado al señor Schanbehsahi declarándose culpable y los Guardianes de la Revolución sostienen que éste y otros atentados se producen con la ayuda de los EEUU y el Reino Unido.

Me gustaría señalar dos cosas: la primera, la odiosa práctica de la pena de muerte y su no menos odiosa ejecución en público, para satisfacción de las más bajas pasiones e instintos de la chusma.Está claro que un sistema político que prevé estas atrocidades no merece respeto alguno pues no es sino una tiranía sangrienta e inhumana. Y, si se apoya en una ideología, doctrina, teoría o religión, esas ideología, doctrina, teoría o religión son tan execrables y sanguinarias como el régimen que amparan. Con todo, tampoco vayamos de purxs por la existencia. La imagen de la derecha es un cuadro de Ramón Casas que recoge una ejecución pública por garrote vil en Barcelona, en medio de la curiosidad del gentío en 1894. No hace tanto en la civilizada y cristiana España.

La segunda cuestión es de otro calado. La confesión televisada del señor Schanbehsahi, las acusaciones públicas y los gritos de la plebe durante la ejecución, acusando al asesinado de complicidad con los EEUU y el Reino Unido apuntan a una práctica judicial iraní muy parecida a la de los procesos de Moscú, con los que Stalin barrió a la vieja guardia bolchevique, consiguiendo también increibles confesiones públicas de los acusados e implicándolos en complots con los nazis o los imperialistas. La similitud es llamativa y hace pensar que el régimen iraní es una tiranía similar a la estalinista.

A su vez, este régimen procede como procede ante los evidentes preparativos bélicos que los Estados Unidos están haciendo para atacarlo, seguramente instigados por los israelíes. El señor Bush, cada vez más entrampado en el Irak y Afganistán, sostiene que el Irán suministra armas a lxs que él llama "insurgentes" iraquíes y cualquiera reconocerá como resistentes frente a la invasión extranjera. Todo el mundo entiende que el suministro de armas al enemigo puede ser considerado por un país en guerra como casus belli para atacar a otro. Que ese suministro sea cierto o no es cosa irrelevante, como ya se ha probado con la excusa de las armas de destrucción masiva.

La tiranía iraní se endurece, ejecuta en público, realiza maniobras de advertencia, muestra su cohetería antes de que el Consejo de Seguridad de la ONU se reúna mañana para decidir qué hace con las sanciones. Pero, por si acaso, los Estados Unidos ya han enviado un segundo portaaviones al Golfo Pérsico. Dicen que no se trata de un designio bélico. Seguramente ese portaaviones ha ido a pedir cotufas en el golfo, como gustaba de decir Sancho Panza.

Y los demás, que vimos cómo se aplicaba la doctrina neocon de la guerra preventiva y cómo se atacaba a un país contra todo sentido común, y se desencadenaba la más estúpida y cruel de las invasiones (por cierto, condenada al desastre), estamos viendo ahora los preparativos para la repetición de la hazaña con una creciente sensación de impotencia. Realmente, ¿nadie puede detener a ese orate?

Sin novedad en el Norte.

Quienes sigan este blog recordarán la serie de estampas de l'Épinal de Caperucita roja con la que intenté amenizar la saga del señor De Juana Chaos. Fue larga, pero más larga está siendo la saga en cuestión, que no parece tener fin. El caso es que llegué al final del relato y al señor de Juana le habían bajado la condena de una petición original de noventa y seis años a doce y medio que quería encasquetarle la Audiencia Nacional y a tres con que lo dejó el Tribunal Supremo, sin que el hombre haya abandonado la huelga de hambre.

Alguien, sin embargo, se ha hecho eco del cuento de Caperucita Roja. Quien quiera comprobarlo, que pinche en Kaperutxita Blanca para ver una variante divertidísima de la historia en un video de ETB.

(Eskerrik asko, Pepe)

Actual, ¿eh? El picolobo feroz está genial y el señor juez, estupendo. Gracias a él, encarnación del Estado de derecho, volvió anteayer la abuelita Rodríguez Zapatero a establecer las condiciones para la normalización del País Vasco: cese de la violencia y colorín colorado.

dilluns, 19 de febrer del 2007

El referéndum andaluz.

Menos mal que todos los partidos andaluces de postín apoyaban la reforma del estatuto, quedando la oposición reducida al Partido Andalucista y a la izquierda más radical; de no haber sido así, ahora nos retumbarían los oídos con agorerías, críticas y lamentos por la altísima abstención. Al estar de acuerdo los partidos mayoritarios en las bondades del nuevo estatuto, incluido, mirabile dictu, el PP, lo que se subraya una y otra vez es la altísima proporciión de síes, que pasan del 87 %.

Conviene recordar, sin embargo, que se trata del 87% del 37%, la proporción que ha votado. El señor Gaspar Zarrías, Consejero de la Presidencia daba las cifras presentándolas como un triunfo y diciendo que aproximadamente 9 de cada 10 electores ha votado que sí. Esto no es mentira del todo, pero sí bastante falso. "Electores" son todos los ciudadanos andaluces con derecho de voto, esto es, según datos de la Junta de Anadalucía, 6.185.664 de los que han votado 2.306.015. Lo correcto sería decir: de cada 10 electores, 6,5 han decidido quedarse en casa y de cada 3,5 que han acudido a votar, tres lo han hecho en favor del estatuto. En resumen, el nuevo estatuto andaluz ha sido aprobado por el 32,60 de los electores. No es mucho, desde luego.

¿Y qué?. La abstención es un fenómeno difícil de explicar. Una opinión muy extendida ve en la alta abstención una deslegitimación de las instituciones democráticas. Pero eso es muy problemático. Dos de los países con más tradición democrática ininterrumpida encabezan todas las clasificaciones de abstención: Suiza y los EEUU. En Suiza, la media de participación en las elecciones legislativas de 1987 a 1999 fue 37,55% con un punto bajo de 34,9 en 1999. En los EEUU, la participación en las elecciones parlamentarias de 1998 fue de 37,4%; elecciones parlamentarias federales. Uno puede pensar lo que quiera de las democracias suiza y estadounidense, pero es difícil negar que tienen larga tradición democrática-electoral. Y aun hay casos más llamativos. En las últimas elecciones al Parlamento Europeo, en 2004, la participación en Eslovaquia fue del 16,91%. Vamos, que se descuidan y no votan ni los candidatos, y a saber... Sin embargo, Eslovaquia es un país de fuerte europeísmo. Si se ojea el último informe del Eurobarómetro, de diciembre de 2006, se ve que el apoyo a la Unión Europea es de un 61%, lo que quiere decir que allí no votan por el Parlamento Europeo ni los que dicen apoyarlo.

La abstención no es interpretable en un sentido u otro. Hay quien sostiene que, con la abstención, los descontentos quieren dar una sacudida al sistema: no votan por nadie porque todos son muy malos. Pero esto no es así. En principio, el abstencionista es un indiferente. Esa imagen de "voto de castigo" corresponde más al voto en blanco. También es aducible, y hay quien lo hace, que la abstención, al contrario, es un buen índice de solidez democrática en función del proverbio popular de que "quien calla, otorga". Los electores tienen tanta seguridad en sus instituciones que se dan el gusto de abstenerse sin temor a una crisis democrática.

La participación tiende a crecer cuando las elecciones están reñidas y puede ganarlas el adversario. Aquí no solamente no había adversario al tratarse de un referéndum, sino que el adversario habitual estaba coadyuvando al triunfo de la opción del gobierno. Visto lo cual, la verdad, creo que la participación andaluza ha sido altísima.

El aspecto más necesitado de explicación a mi juicio es ese 9,48% o unos 218.016 ciudadanos que han votado en contra. Confieso no haber entendido muy bien por qué se oponían al Estatuto el Partido Andalucista y la izquierda radical. Supongo que porque el Estatuto no declara la independencia de Andalucía o no cuestiona la base mismo del injusto sistema social y económico del capitalismo en Andalucía. Dos opciones que tienen el respaldo que tienen y que ni siquiera llega al 9,48% pleno, pues ahí hay que incluir también a los que votan en contra del estatuto porque prefieren un sistema de centralización como el de Franco, como hay que incluir a los que votan que no a todo, que lxs hay.

diumenge, 18 de febrer del 2007

El proceso.

El Proceso de Kafka es como una sublimación y condensación de todo lo que de incomprensible y absurdo puede tener el procedimiento judicial, y cómo gravita éste sobre el destino de Joseph K. o sea, del ser humano. El que se abrió el día quince en Madrid une a ese rasgo común a todos los procesos ante los tribunales el muy peculiarísimo de que un sector de la opinión públicada (no necesariamente la opinión pública), el principal partido de la oposición y algunas de las partes personadas en el proceso no estén interesadas en que éste tenga feliz conclusión por los derroteros que se ha marcado sino, al contrario, lo estén en reventarlo, para abrir otro con otros acusados que no se sientan ahora en el banquillo y basado en explicaciones tan irrelevantes como absurdas.

Una de las características de esta campaña es su contumacia. A la vista de los sucesivos chascos a que condujeron uno a uno los diferentes scoops que iban a destapar por fin la verdad verdadera, obstinadamente oculta por intereses bajunos de prevaricadores y vendepatrias, pareciera que quienes los sufrían moderarían sus actividades. Al contrario; su fórmula es incrementar el acoso y no disculparse jamás. ¿Que se descubre que la pista del "ácido bórico" es un rastro de matacucarachas? Se acalla el asunto, no vuelve a mencionarse, a ver si se olvida y, para ayudar, se destapa otro escandalazo, el siguiente.

Durante los próximos días, semanas, meses, no se va a oír hablar más que del proceso por antonomasia. Por eso siento pereza de postear sobre él. Ya lo hará todo el mundo. (Así me he buscado una serie larga de motivos, para no estar reproduciendo imágenes que traerán todos los periódicos. Me valdré de una interminable ristra de refinadas viñetas que dibujó Aubrey Beardsley en los años noventa del siglo XIX). Y, además, mejor de lo que pueda hacer yo aquí, que nunca me enteré bien de los grandes descubrimientos del periodismo de investigación, o sea, una mochila, una furgoneta "kangoo" y una cinta o algo así de la Orquesta Mondragón, material más que insuficiente para intentar anular un proceso que consta ya de miles de páginas, de diligencias, pruebas, contrapruebas, testimonios, declaraciones, etc. Es como querer cambiar la red ferroviaria de un país por un tren de juguete, de esos que ponen a los niños por Reyes. Los que lo intentan, toman a la gente por niños.

El juicio de Atocha , con esos rostros tan exóticos y, al tiempo, ya tan conocidos, no importa mucho desde el punto de vista estrictamente jurídico, sino desde el del espectáculo mediático, porque en buena medida viene a ser una escenificación del choque de las civilizaciones. Aquí, alianza hay poca, me temo. Pero va a ser el lugar en el que se ventile la batalla política conducente a las elecciones de 2008. Conociendo la correosa estameña de quienes fabrican las insensateces sobre ETA en Atocha, que me recuerdan a Tartarin de Tarascón, pero en antipáticos, es claro que intentarán interferir en el proceso cuanto puedan para hacerlo descarrilar. En el fondo, los fabuladores de esta patraña son la verdadera defensa de los acusados del 11-M: en el peor de los casos, estos no serían más que los ejecutores materiales de una pelea entre cristianos.

Una última consideración. A propósito del 11-m se oye hablar mucho de "guerra de medios". Esa es una expresión sesgada, como la de que "todos los políticos son iguales" o "todos los partidos están en la crispación". Todos los partidos no "están en la crispación". Basta con ver el telediario en cualquier cadena, incluida la del PP en la Comunidad de Madrid, TeleMadrid, para darse cuenta de que la crispación, las agresiones vienen casi siempre (no siempre, desde luego) del lado del PP y organizaciones cercanas, como la AVT o el Foro de Ermua. Hay poca agresión o crispación procedentes del PSOE que, además, si tiene organizaciones afines, no las moviliza.

Y lo mismo sucede con eso de la "guerra de los medios". No hay "guerra de los medios": hay unos medios que actúan como si todo valiese, sin criterios deontológicos y con una forma de periodismo crispado y agresivo que los demás no tienen. Se podrá decir lo que se quiera de la SER, pero no hay agresiones desde ella, crispación u hostigamiento. Y lo mismo sucede con El País, del que se pueden decir muchas cosas, pero no que manipule o quebrante normas deontológicas como hace El Mundo.

El colaboracionista.

Leo en Le Monde que ha muerto Maurice Papon, colabo francés del régimen de Vichy, responsable de la deportación a campos de concentración alemanes de 76.000 judíos (entre ellos 12.000 niños) de los que sobrevivieron 2.500. Hasta aquí todo en orden: un genocida más al que juzgan y condenan.

Pero este genocida llegó a ministro de Francia; ministro del Presupuesto en el Gobierno de Raymond Barre, siendo presidente de la República Valéry Giscard d'Estaing. Y eso que su ascenso no estuvo libre de polémica ya que, siendo Prefecto de la Policía de París (momento de la ceremonia que recoge la foto) dictó el famoso comunicado de 5 de octubre de 1961 que equivalía a un toque de queda sólo para los argelinos. Y es el responsable de la matanza que se produjo cuando la policía a sus órdenes reprimió una manifestación "amistosa" convocada por el FLN.

Este viejo radical-socialista, convertido en defensor fiel de la "revolución nacional" recomenzó su carrera política al lado del General De Gaulle, en el primer gobierno de éste después de la guerra.

No se dirá que la cuestión no es fascinante: Maurice Papon o de cómo un genocida llega a ministro de la República Francesa.

Ha muerto a los 96 años. Descanse en paz.

dissabte, 17 de febrer del 2007

Lichtenstein.

Esto va de exposiciones. Hay una en la fundación Juan March sobre Roy Lichtenstein que no está mal. Las expos de la March son muy cómodas porque son pequeñas. Pegas un salto y te las ves en veinte minutos. Suelen ser especializadas. Es como sus ciclos de música, que son muy buenos y muy selectos cada temporada, pero siempre música de cámara. Radio Clásica, además transmite todos los conciertos, con lo que no hace falta ir. Aunque no creo que jamás de los jamases haya medio de transmisión de la música mejor que la audición directa. Y mira que hay inventos. Ahora, en los ordenadores puedes elegir la resonancia que quieras para la música que te apetezca: iglesia, al aire libre, en un estadio, bajo el agua o paseando por Saturno.

Pues eso, que hay una exposición del mago del pop, a quien suele compararse con Andy Warhol. Cada uno en su estilo. Warhol, me da, es más versátil, aunque no quepa olvidar que Lichtenstein viene del expresionismo abstracto. La expo muestra el proceso de creación de la obra del artista, tomando ejemplos de trabajos sacados de tebeos (eso que se llama comic y que puede ser cómico o no) o de los anuncios de los periódicos: señoras con delantal y un trapo con un nudo en la cabeza, limpiando un sofá, chicas de romances, pensando en su amado o personajes célebres de dibujos animados, como el Pato Donald, probablemente uno de los más famosos del mundo. Te enteras, además, de cómo funciona la técnica de los puntos Benday, que lo hicieron famoso.

Me gustan mucho las cosas que saca de los tebeos de hazañas bélicas, otra mina de la que no se muestra nada en la expo de la March pues, como he dicho, es especializada. Esa imagen del "caza" destruyendo otro "caza" con un misil es muy impactante y una de las más célebres. Me recuerda mucho el cartel de más arriba de la segunda guerra mundial. La composición es la misma, aunque el cartel tiene mayor precisión ideológica. Lo de los cazas es más difuso.

Esa referencia del arte pop al mundo de los tebeos, por lo demás, era compartida con otras actividades de otro empeño y perspectiva, por ejemplo, la política. Las viñetas de Lichtenstein me recuerdan el uso que la Internacional Situacionista daba a los tebeos como medio de expresión revolucionario, para lo cual se valía de personajes muy populares a los que hacía decir barbaridades políticas o resolver complejas cuestiones de teoría revolucionaria. Era un ejemplo de lo que los alemanes llamaban Umfunktionierung . Pero la idea es la misma, esto es, aprovechar la enorme difusión de ese tipo de publicaciones y la familiaridad que la gente tiene con sus héroes (Flash Gordon, Capitán América, etc) para poner en su boca mensajes que atacaran el orden constituido. Sin embargo, en el caso de los situacionistas, el asunto no pasaba de una instrumentalización de los iconos de la "sociedad del espectáculo, mientras que en el de Lichtenstein consistía en una sublimación de un momento concreto de la historieta, manteniéndose fiel al espíritu del texto, generalmente trivial, para subrayar la dimensión plástica y artística.

Siente a un Mr. Ansar a su mesa.

Según leo en el 20 Minutos, Aznar se ofrece de conferenciante o simple charlista, como decía García Sanchíz, entre una nutridísima lista de personalidades, todas las cuales tienen puesto precio a sus palabras. Aznar es el único español, pero no el único hispanohablante, ya que tambien aparece el señor Ernesto Zedillo, ex presidente de México.Mr. Ansar es de los que más cobran. Si uno supera la sorpresa que produce saber que haya gente capaz de pagar miles de dólares por escuchar las simplezas y melonadas de este hombre y va uno a la página en que se ofrecen los servicios del señor Aznar, a través de la empresa Washington Speakers Bureau, aparecen los juicios de valor más disparatados; prueba de que el nuevo género, que se llama literatura corporativa es como la farsa y licencia de la reina castiza; puro embleco.

Por ejemplo, se dice que el señor Aznar ha mantenido alta la bandera de la lucha contra el terrorismo y el propio señor Aznar se ofrece a explicar al personal cómo se hace eso de luchar contra el terrorismo; él, que tuvo el peor ataque terrorista de la historia no de España, sino de Europa. Sólo superado por el que tuvo su amigo, Mr. Matorral, otro preclaro estratega de esta lucha. También resulta que el señor Aznar da conferencias sobre "liderazgo global", apoyado en el hecho de que es el hombre que "devolvió a España su lugar en el mundo" y aumentó el PIB en un 68%. Pues no está mal. A esto es a lo que se refería el mismo señor Aznar con la modestia que lo caracteriza cuando preguntado por un periodista al comienzo de su primer mandato por el "milagro español" contestaba "el milagro soy yo". Lo que me extraña es que un hombre-milagro se limite a un aumento del 68% del PIB cuando puede incrementarlo en un 10.000%. ¿Para qué quedarse cortos?

Es divertido que el hombre milagroso huya de los periodistas españoles como del tifus exantemático. Todo porque, al parecer, pueden hacerle preguntas de comprometidas respuestas sobre los policías que fueron a interrogar a algunos de los ciudadanos que mantienen los EEUU secuestrados en un enclave pirata, al margen de todo derecho interno o internacional, en una especie de burbuja de arbitrariedad y tiranía.

Así que lo mejor para distraer al personal de la nueva patada propinada al Estado de derecho en tiempos del demócrata de Quintanilla de Onésimo, es que Miguel Ángel Rodríguz salga al quite, preguntandose en alto a qué grupo terrorista debe el señor Rodríguez Zapatero su plato de habichuelas. Queremos saber: ¿Al Qaeda? ¿ETA? ¿El IRA? ¿El Ku-Klux-Klan? ¿Los protocolos de los sabios de Sión? ¿La secta de los hashishines? ¿Las potencias del mal? Algo, como se ve, francamente realista y verosímil. ¿Quién le dice a Vd. que mañana no se presenta en su domicilio de Vd. un esbirro de Fu-man-chú con un kriss malayo?

Por cierto, a la vista de la marcha del juicio del 11-m, como se podía suponer, los acusados han comprendido que su línea de defensa es la que ofrecen El Mundo, La Cope, etc: el asunto es un trabajo de ETA. Es muy humano. Yo haría lo mismo en su lugar: si alguien me brinda una posibilidad de sustraerme a un desgracia, la cojo, y a estos los esperan miles de años de condena. Como, además, son árabes que viven interrelacionados, no tienen bien calibrado lo español y no saben qué grado de crédito debe otorgarse a las informaciones del Dúo Dinámico Ramírez-Losantos a quienes no creen ni ellos mismos. Lo que me extraña es que la empresa que alquila al señor Aznar en exclusiva no tenga una oferta de temporada llamada algo así como Toda la verdad sobre ETA y el 11-m.

El imperio de la belleza.

Ya sé que ponerse personal en esto de los blogs puede costar el aprecio del público lector. Las cosas de cada cual, que se las curre en casa. Pero, claro, eso es justamente un blog: tu casa, a la que invitas al/a prójimx. Además, cada cual invita como le parece: hay quien deja ver el blog a todo quisque y comentario libre, y hay quien sólo se lo deja al cuello de su camisa y de comentario, nada. Este es un blog abierto. Lo puede ver cualquiera y comentar quien le plazca. El único límite es la buena educación. Digo lo anterior por si a alguien se le ocurre la mala idea de hacer algún comentario fuera de tono a la vista de la foto.

Que es de mi hija Inés, recibida ayer por la noche, vía Skype. Espero se comprenda que uno plante la foto en el post por la misma razón por la que los periódicos digitales sacan las de las modelos o las actrices en cuanto pueden: porque la belleza es un placer para la vista. La belleza, como la sabiduría, está muy desigualmente repartida y mucha gente piensa que eso es una injusticia todavía mayor que la del desigual reparto de la riqueza. Es posible pero, a diferencia de ésta, su disfrute es bien común: todxs pueden contemplar la belleza si tienen ojos. Por eso me parece tan incomprensible la costumbre musulmana de tapar a las mujeres. Parece que lo que pretenden es privatizar la contemplación de la belleza. Y luego dicen que el Islam es cosa progresista. Es la doctrina más oscurantista y reaccionaria que quepa imaginar. Quien oculta la belleza a los ojos de los seres humanos no es un ser humano.

Se me ha ido un poco el estro, pero estoy seguro de que se me comprende. La belleza inspira los más encendidos elogios. Inspira las canciones de Petrarca en su dolce stil novo, la Divina Comedia y un humilde blogorismo en la blogosfera. Yo puedo hacerme lenguas de esos ojos. Pero, ¿para qué, si esos ojos ya son lenguas?

divendres, 16 de febrer del 2007

Las misiones pedagógicas de la República.

Ayer aprovechamos la hora de almorzar, que es la mejor para visitar museos y exposiciones en Madrid, ya que la gente está de papeo, para ir a la que alberga el Centro Cultural Conde Duque, el antiguo cuartel de caballería del mismo nombre, sobre las misiones pedagógicas de la República. En la foto de la izquierda, los dos Ramones junto a uno de los vehículos que empleaban los misioneros, una camioneta con matrícula de Cuenca, verdaderamente venerable, no sólo por la pinta que ahora muestra, sino por el pasado que le tocó vivir, en una de las más gloriosas experiencias del regeneracionismo republicano.

Había yo estudiado algo sobre las misiones pedagógicas, acerca de las que tenía oído hablar mucho desde pequeño, pues en casa había culto por el krausismo y la Institución Libre de Enseñanza, que fue de donde partió la idea (inspirada en una anterior don Joaquín Costa) que don Francisco Giner de los Ríos y don Manuel Bartolomé Cossío propusieron inútilmente a distintos gobiernos de la Restauración y la Dictadura de Primo, y sólo se hizo realidad con el decreto de 29 de mayo de 1931 del Gobierno Provisional de la República. Pero una cosa es saber de oídas o leídas y otra muy distinta encontrarse con esta magnífica exposición, rebosante de todo tipo de material: fotos, discos, películas, cuadros, documentos, objetos, publicaciones, etc, todo ello sabiamente dispuesto y explicado; con verdadero cariño.

El Patronato que el decreto creó se propuso una tarea ciclópea: llevar la cultura española a los pueblos abandonados. Por entonces, el 75% de la población de España era rural y el 35%, analfabeto. Con no muchos medios, pero con un ardor y un espíritu teresianos, aquellos hombres y mujeres institucionistas o de la FUE anduvieron durante cinco años (de 1931 a 1936) con los tesoros de la cultura española y los adelantos de la ciencia a cuestas por los páramos de Castilla o atravesando las fragosidades de la sierra y llegando a lomos de mulas o o a pie a lugares en los que no entraban los automóviles.

Eran jóvenes en su gran mayoría y gracias a ellxs, cientos, miles de aldeanxs, grandes y chicxs, que no sabían qué era el cine, que nunca habían visto un cuadro o escuchado un disco, pudieron acceder a aquellas maravillas, contando, claro, con la denodada oposición de la Iglesia Católica y los caciques locales. Hicieron llegar más de 600.000 libros a las bibliotecas de las escuelas y, bajo los cuidados de Óscar Esplá, las proveyeron también de colecciones de discos de música clásica (Bach, Händel, etc) y española, popular y tradicional, que se tocaban con gramófonos de maletín, confiados a los cuidados de los maestros. Con esos repertorios, ampliados a letras de poetas contemporáneos, se formaron coros, también residenciados en las escuelas.

Los misioneros llevaban asimismo cine que se proyectaba donde buenamente se podía, a veces en una sábana en la calle, siempre bajo los cuidados de José Val de Omar y Cristóbal Simancas. El repertorio era cine mudo, películas de Charlot y muchos otros (unos 500 títulos), con acompañamiento musical de gramófono, escogido con el mismo elevado criterio y profundo respeto por los auditorios que siempre caracterizó la obra misionera. El catálogo cuenta que una de las películas más vistas fue Charlot en la calle de la paz amenizado por el Septimino, de Beethoven una obra de juventud del músico de Bonn, por cierto hoy prácticamente inencontrable. También proyectaban dibujos animados o documentales que mostraban a aquellxs aldeanxs lo que ni sospechaban que existía, obteniendo el efecto de maravilla y suspensión que se ve en la foto y pone un nudo en la garganta.

Parte importante del proyecto era acercar el teatro español a los pueblos. De eso se encargaba Alejandro Casona que, en un esfuerzo paralelo al que estaba realizando Lorca con La Barraca por otro lado, llevó un repertorio de pasos de Juan del Encina, Lope de Rueda, Cervantes o Calderón de la Barca, o de adaptaciones de clásicos hechas por el propio Casona, todas ellas piezas interpretadas en escenarios simplicísimos que montaban lxs mismxs jóvenes que luego las interpretaban.

Y a donde no podía llegar el teatro, llegaban los guiñoles, que los misioneros llamaban el retablo de fantoches y que, al igual que hoy día y que siempre, tenían una calurosa aceptación.

Lo que a mi juicio supone el broche de oro a este felicísimo empeño, sin antecedentes en Europa y muy incardinado en el espíritu krausista del fundador Cossío, fue la creación del Museo del Pueblo, nutrido por lienzos primorosamente copiados en las proporciones originales por Ramón Gaya y que se exhibían también por los pueblos, a veces en condiciones de tal miseria que, no cabiendo en las casas, era preciso exponerlos en los balcones. Gracias a eso, miles de campesinxs que no sabían qué era un museo, pudieron ver obras inmortales de la pintura española de Zurbarán, Ribera, Berruguete, Velázquez, Murillo, Goya, etc. y quedarse con reproducciones que lxs misionerxs dejaban tras de sí.

Impresiona este esfuerzo, impresiona este espiritu, es emocionante ver la relación de nombres (cerca de 600) de patrocinadorxs y miembros de las misiones, donde aparecen personas egregias, como Antonio Machado o María Zambrano, misionera en Sanabria. Como dice Celia, la mia compagna, "eso es patriotismo de verdad". ¡Y qué razón tiene! Frente a este desbordamiento de ilusión y pasión juveniles, de amor por la tierra y sus gentes, las imbecilidades con que intentaron imitarlo las señoritingas fascistas de la Sección Femenina dan risa.

Pero no tanta risa da (y es un testimonio escalofriante de lo caro que hubo que pagar después ese rayo de cultura y libertad) el episodio que narra un superviviente de los niños que asistieron a las misiones y que en un DVD que la exposición ha editado cuenta cómo, cuando los nacionales entraron en su pueblo durante la guerra civil, quemaron los 270 libros de la biblioteca del cole. El chaval los tenía contados...pero se quedó sin ellos.

He dejado lo de nacionales a propósito porque es el nombre que los fascistas se atribuyeron durante la guerra y los 40 años de posguerra y para señalar que, por mí, pueden quedárselo pues su nación no es ni será nunca la mía.

Jamás me he sentido tan orgulloso de la bandera tricolor que ondea en la columna de la izquierda de este blog. Es la mía, y no tengo otra. Ya postearé en próximos días sobre la rojigualda que los herederos de los quemalibros sacan a pasear siempre que pueden. Hay aquí unas cuentas que tenemos que ajustar.

(Las fotos proceden del catálogo de la exposición organizada por el Ministerio de Cultura, la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, la Fundación Francisco Giner de los Ríos (Institución Libre de Enseñanza), producida por la Residencia de Estudiantes con la colaboración del Ayuntamiento de Madrid, que se ha nutrido de imágenes de la Filmoteca de la Generalitat Valencia, la Filmoteca Española y TVE).

dijous, 15 de febrer del 2007

El juicio de Atocha.

Hoy se abre la vista oral del juicio por el atentado del 11 de marzo de 2004 en Atocha. Esa apertura es la coronación del titánico esfuerzo realizado por las fuerzas de seguridad del Estado, la administración de justicia, cientos y cientos de funcionarixs de las distintas administraciones, profesionales y gentes anónimas para llevar ante los tribunales y garantizar un juicio justo a los presuntos culpables de aquella abominable masacre. Es un triunfo de las instituciones del Estado de derecho y la prueba de la madurez de una población que siempre ha cerrado filas en apoyo solidario a las víctimas de la matanza.

Entre todxs ellos merece especial mención el juez el Olmo, quien, como han reconocido altas instancias judiciales, ha hecho una instrucción escrupulosa y ejemplar, a pesar de la complejidad de la materia y de los sistemáticos ataques y descalificaciones e insultos que se le han estado dirigiendo a veces de la forma más abusiva y bastarda. Y si alguien cree que exagero, que pinche aquí para ver una repugnante imagen que algún/a desaprensivx ha colgado en la red y que me niego a reproducir en directo. Personas como del Olmo dignifican a la profesión judicial, son el orgullo de su país y merecen el aplauso y la admiración de sus conciudadanxs.

En cuanto a las víctimas, es claro que nadie va a devolverles lo que perdieron en aquella aciaga mañana, pero estoy seguro de todas las gentes mencionadas en el primer párrafo harán cuanto esté en su mano porque reciban cumplida la justicia que está al alcance de los seres humanos. Y todxs lxs ciudadanxs de buena fe las acompañaremos en estos momentos en que la reproducción judicial de lo sucedido seguramente reavivará su dolor. Quienes crean en Dios, rezarán por ellas y quienes no creemos, las tendremos en nuestros pensamientos. El país entero se volcará con ellas, no tengo duda alguna.

Sería magnífico que la cohorte de comunicadorxs, tertulianxs, periodistas y opinantes que lleva tres años haciendo negocios de todo tipo a base de propalar teorías delirantes, de cuestionar el funcionamiento de las instituciones, de deslizar dudas sobre la integridad de los funcionarios y trabajadores de todo tipo, de sembrar bulos y falsedades sin cuento con la intención de reventar el proceso y que éste no tenga lugar, se callara de una vez. Es obvio que ya ha fracasado en su primer intento, de impedir la celebración del juicio a base de fabular patrañas que nos han hecho perder a todos un tiempo precioso y una no menos preciosa paciencia. Pero tengo poca duda de que, a pesar de todo, seguirá en su empeño.

Me niego a tomarme en serio ese cocktail de cuentos, insidias y artimañas sobre mochilas, furgonetas, ácidos bóricos y etarras disfrazados de floreros con que lxs antedichxs comunicadores han tratado también de prestar un servicio al principal partido de la oposición que no vio venir el atentado más grave de la historia del país cuando estaba en el gobierno y que, una vez se produjo éste, pretendió engañar a toda la ciudadanía fabricando una imputación tan falsa como conveniente para él. No debe de haber muchos precedentes en los países democráticos de un partido en el que abundan exministros de justicia, de interior, altos funcionarios, etc empeñado en sustituir el procedimiento judicial ordinario por un barullo mediático sensacionalista para fabricar el consabido río revuelto.

En todo caso, sería muy de desear que el antedicho partido, comprendiendo que la vista oral se ha abierto, a pesar de sus esfuerzos y los de sus aliados y que, al final de ella, la autoridad judicial establecerá la verdad de los hechos y castigará a los culpables, dejara trabajar a la justicia y, por una vez, rindiera un servicio al conjunto del país ayudando con su silencio a que la verdad resplandezca.

Nuestro embajador en Guantánamo.

Es rarísimo y huele fatal este asunto de los policías españoles desplazados a Guantánamo a interrogar a las personas que los EEUU tienen allí secuestradas en contra de todas las normas del derecho internacional, de las convenciones de Ginebra y de los usos y costumbres de las sociedades civilizadas; las de verdad, no las del señor Rajoy. Una vez el caso destapado, los dirigentes del PP dijeron no saber nada de nada. Más tarde, el señor Gustavo de Aristegui, portavoz de Asuntos Exteriores del PP afirmó que sí se sabía algo: en 2002, en tres ocasiones, habían ido policías y diplomáticos, funcionarios del ministerio de Exteriores, con autorización de la Audiencia Nacional (AN) a interrogar a algunos de los secuestrados para determinar cuáles fueran españoles y ayudarlos. La AN afirma, sin embargo, que jamás se dio tal permiso, que no se solicitó y, en consecuencia, no se impartió y que el asunto debió de ser algo salido de la Minerva de los propios policías.

La pregunta inmediata es: ¿en calidad de qué se presentaron los policías y (según dice el señor De Aristegui), los diplomáticos en la base estadounidense de Guantánamo? Y más aun: ¿que condición jurídica tiene ese campo de desaparecidos de Guantánamo para las autoridades españolas? Para los Estados Unidos, Guantánamo no era entonces territorio de los EEUU y las personas allí secuestradas no estaba amparadas por los tribunales estadounidenses. Con posterioridad, esos mismos tribunales han matizado esta extraordinaria doctrina, reconociendo a los secuestrados acceso a los tribunales de justicia en los EEUU. Pero, cuando el viaje se produjo, en 2002, Guantánamo era un limbo legal y judicial, no sometido a ordenamiento jurídico alguno, a todos los efectos, una especie de antro de piratas y secuestradores. ¿Qué pintaban allí los funcionarios de un Estado de derecho como España? ¿Por qué hemos de creer que iban a proteger a los ciudadanos españoles y no a ayudar a los secuestradores y torturadores (basta con ver la imagen más arriba) a mejor cumplir su odiosa tarea?

Y no termina ahí la cosa. Efectivamente, la AN no concedió un permiso previo a las gestiones policiales en Guantánamo pero, luego, las admitió como pieza en un proceso al marroquí nacionalizado español Lahcen Ikassrien, quien vino extraditado desde Guantánamo. La AN absolvió al acusado y anuló las pruebas presentadas por la policía. Igualmente, el juez Garzón recibió un informe de los policías a su regreso de Guantánamo y los interrogó como testigos en el contexto de unos sumarios que instruye. Pueden comprobarse ambos extremos en sendas noticias publicadas ayer en El País. De nuevo hay aquí una pregunta: ¿no debieron los jueces de la AN poner en conocimiento de los jueces de la AN la extraordinaria y no autorizada misión de los policías españoles en el campo de desaparecidos de Guantánamo? Efectivamente, el asunto es extrañísimo. O los policías viajaron con alguna autorización y hay que saber quién la dio o viajaron sin ella en cuyo caso, lo correspondiente es abrir una investigación para depurar las correspondientes responsabilidades. Con pieza separada para los jueces de la AN que, teniendo conocimiento de un posible ilícito, no lo persiguieron con la debida diligencia.