dissabte, 17 de febrer del 2007

Lichtenstein.

Esto va de exposiciones. Hay una en la fundación Juan March sobre Roy Lichtenstein que no está mal. Las expos de la March son muy cómodas porque son pequeñas. Pegas un salto y te las ves en veinte minutos. Suelen ser especializadas. Es como sus ciclos de música, que son muy buenos y muy selectos cada temporada, pero siempre música de cámara. Radio Clásica, además transmite todos los conciertos, con lo que no hace falta ir. Aunque no creo que jamás de los jamases haya medio de transmisión de la música mejor que la audición directa. Y mira que hay inventos. Ahora, en los ordenadores puedes elegir la resonancia que quieras para la música que te apetezca: iglesia, al aire libre, en un estadio, bajo el agua o paseando por Saturno.

Pues eso, que hay una exposición del mago del pop, a quien suele compararse con Andy Warhol. Cada uno en su estilo. Warhol, me da, es más versátil, aunque no quepa olvidar que Lichtenstein viene del expresionismo abstracto. La expo muestra el proceso de creación de la obra del artista, tomando ejemplos de trabajos sacados de tebeos (eso que se llama comic y que puede ser cómico o no) o de los anuncios de los periódicos: señoras con delantal y un trapo con un nudo en la cabeza, limpiando un sofá, chicas de romances, pensando en su amado o personajes célebres de dibujos animados, como el Pato Donald, probablemente uno de los más famosos del mundo. Te enteras, además, de cómo funciona la técnica de los puntos Benday, que lo hicieron famoso.

Me gustan mucho las cosas que saca de los tebeos de hazañas bélicas, otra mina de la que no se muestra nada en la expo de la March pues, como he dicho, es especializada. Esa imagen del "caza" destruyendo otro "caza" con un misil es muy impactante y una de las más célebres. Me recuerda mucho el cartel de más arriba de la segunda guerra mundial. La composición es la misma, aunque el cartel tiene mayor precisión ideológica. Lo de los cazas es más difuso.

Esa referencia del arte pop al mundo de los tebeos, por lo demás, era compartida con otras actividades de otro empeño y perspectiva, por ejemplo, la política. Las viñetas de Lichtenstein me recuerdan el uso que la Internacional Situacionista daba a los tebeos como medio de expresión revolucionario, para lo cual se valía de personajes muy populares a los que hacía decir barbaridades políticas o resolver complejas cuestiones de teoría revolucionaria. Era un ejemplo de lo que los alemanes llamaban Umfunktionierung . Pero la idea es la misma, esto es, aprovechar la enorme difusión de ese tipo de publicaciones y la familiaridad que la gente tiene con sus héroes (Flash Gordon, Capitán América, etc) para poner en su boca mensajes que atacaran el orden constituido. Sin embargo, en el caso de los situacionistas, el asunto no pasaba de una instrumentalización de los iconos de la "sociedad del espectáculo, mientras que en el de Lichtenstein consistía en una sublimación de un momento concreto de la historieta, manteniéndose fiel al espíritu del texto, generalmente trivial, para subrayar la dimensión plástica y artística.