dissabte, 6 d’octubre del 2012

Gómez Llorente. Por amor a Marx.

El fallecimiento de luis Gómez Llorente a los 73 años de edad ha traído a la memoria colectiva un episodio tan decisivo en la historia de España y del socialismo democrático como el XXVIII Congreso del PSOE. Felipe González dimitió de la Secretaría General en una jugada de farol cuando su partido se negó a abandonar la referencia al marxismo. Poco antes, en las elecciones de aquel año, 1979, que el PSOE perdió, Suárez, líder de la UCD, salió por la televisión avisando del peligro de que ganara los comicios un "partido marxista". Desde el punto de vista de González y los suyos era, pues, urgente sacar al PSOE de aquella hipoteca nominal del marxismo para aproximarlo a la socialdemocracia europea, en concreto la alemana que había hecho algo similar en su congreso de Bad Godesberg de 1959.
Pero en España no iba a resultar tan fácil. Hubo una reacción "antifelipista" en las filas y se constituyó una candidatura alternativa a la de González, con el marxismo como santo y seña. Aquella cadidatura reunió poco más del 6% de los votos mientras que la de González se alzó con el 85%. Fue una derrota épica de los "promarxistas" que, por entonces, eran Luis Gómez Llorente, Enrique Tierno Galván, Francisco Bustelo y Pablo Castellano.
Los destinos de estos cuatro hombres han sido muy distintos y su repaso da una buena imagen de Gómez Llorente. Este siguió en el PSOE, en la izquierda y fundó la corriente Izquierda Socialista, si bien él se apartó de la política práctica y llevó una vida más recogida. Tierno siguió en la brecha y llegó a alcalde de Madrid. Francisco Bustelo también continuó en la izquierda, llegó a Rector de la Universidad Complutense y, desde entonces, también retirado de la actividad política,  conserva su actitid crítica de juventud. Solo el abogado Pablo Castellano ha derivado hacia posiciones de derecha y, según me aseguran quienes ven los abundantísimos programas reaccionarios de televisión y radio en España, anda por las redacciones y los platós, cargando sistemáticamente contra su antiguo partido, contra la izquierda en general y haciéndole el juego a la derecha. Uno más de esa legión de conversos por la que Palinuro no siente la menor simpatía. Allá cada cual con su conciencia.
Pero, justamente, este contraste realza más la dignidad, la coherencia y la integridad de Gómez Llorente, probablemente el contemporáneo que más se acerca a la venerable figura propia de la izquierda tradicional del llamado santo laico.
No conocí a Gómez Llorente de nada, ni lo traté jamás. De estudiantes, él estaba en quinto cuando yo empezaba. Era, pues, de "los mayores". Pero lo tengo ligado a un recuerdo imborrable de mi juventud: mi primera participación en una acto en contra del régimen de Franco muy a primeros de los sesenta. Para mí fue emocionante. La policía había detenido a Gómez Llorente y un par de docenas de estudiantes nos congregamos espontáneamente en los pasillos de mi facultad en un sit in para exigir su liberación. Ni siquiera hubiera sabido identificar a Luis de habérmelo encontrado. Pero daba igual: era un estudiante de izquierda detenido por la Brigada Político-Social. Había que protestar. En aquel acto, en cambio, conocí a Alberto Méndez quien, muchos años después, ganaría justa (y, por desgracia, póstuma) fama con sus Los girasoles ciegos, y representaba para mí, entonces bisoño en las lides, un ejemplo de actitud. No recuerdo bien si fue el propio Alberto o algún otro quien, a la guitarra, interpretó una canción de Chicho Sánchez Ferlosio (quizá fuera el propio Chicho)  que yo oía entonces por primera vez, se me quedó grabada: "Gallo rojo, gallo negro" y es tan parte de nuestro cancionero colectivo que mucha gente cree que es anónima.
Pues eso, Luis, gallo rojo, que la tierra te sea leve.
(La imagen es una foto de gomezllorente en el dominio público. En ella se ve a José Luis Gutiérrez (creo), 2º por la izquierda, Pablo Castellano, 3º por la izquierda y Luis Gómez Llorente, 1º por la derecha en Ibiza en 1981. Ignoro quiénes sean las mujeres.)

divendres, 5 d’octubre del 2012

El programa de La Tuerka sobre la independencia de Cataluña y en el que he participado.



Con Miguel Urbán (Viento Sur), Pedro Zerolo (PSOE), Lali Vaquero (IU), Ramón Cotarelo (catedrático de Ciencia Política) y Jaime Pastor (profesor de Ciencia Política)

Palabras mayores



Hay perrofalutas por todas partes. A De Guindos le han montado un pollo en la London School of Economics. Se vive una especie de estado de insurrección social permanente frente a los gobernantes. También a Ignacio González lo increpaban los trabajadores de Telemadrid en los pasillos de ese ente o "entillo". Los perroflautas se multiplican. Es raro el desplazamiento de algún gobernante de cualquier nivel que no tropiece con uno u otro tipo de contestación o protesta de los colectivos bajo su jurisdicción. El foro público está agitado, como en abullición en un clima de oposición y crítica crecientes a un gobierno que no parece tener otro objetivo que empobrecer a la gente.
Mientras tanto el debate en los medios se ha llenado de grandes palabras: vuelve la reforma de la Constitución y trae añadida una coletilla más radical que pide un proceso constituyente; se replantea la independencia de Cataluña y regresa a la palestra el derecho de autodeterminación, cuestión sempiterna; se propone modular (esto es, restringir o suprimir) derechos fundamentales. Son términos que apuntan a controversias latentes que nunca se sabe si están zanjadas o no. Desde luego, la de la organización o planta territorial de España no lo está ni mucho menos. Esta conciencia es la que anima las nuevas propuestas de reformar la Constitución. Se quiere reformar la Constitución para encontrar ahora una vía nueva (la del federalismo tiene muchos partidarios al sur del Ebro) de encaje de las autonomías díscolas y que impida la secesión de Cataluña a la que, en poco tiempo, seguiría la del País Vasco.
Pero precisamente porque es un viejo problema español, el nuevo giro del nacionalismo periférico acabará encontrando algún tipo de arreglo con el nacionalismo español al menos por una temporada.
Lo interesante de las grandes palabras es lo referido a los derechos fundamentales y el funcionamiento de las instituciones democráticas. Hay aquí una deriva autoritaria muy preocupante. El gobierno se empeña en considerar que el movimiento de protesta ciudadana es un mero problema de orden público y, amparado en ese criterio, aplica una política de represión preventiva claramente ilegal y se enfrenta a las concentraciones y manifestaciones pacíficas con desmesurada violencia, conculcando derechos fundamentales de la ciudadanía.
Y todo eso, además, según explica el ministerio del Interior, en defensa del buen funcionamiento de la institución clave de la democracia española, el Parlamento. Ya la delegada Cifuentes había calificado el movimiento 25S de golpe de Estado encubierto, algo cuya gravedad (completamente imaginaria) justificaría una política represiva particularmente dura y una criminalización de la oposición extraparlamentaria.
Sin embargo, esta entronización del Parlamento no casa con el orden de prioridades del presidente del gobierno quien no tiene planeado asistir a él en todo el mes de octubre. Resulta irónico pretender encarcelar a la gente por protestar frente a un Parlamento que el propio presidente del gobierno desprecia hasta el punto de no pisarlo.
En realidad, con la mayoría absoluta del PP, el Parlamento toca la irrelevancia frente al gobierno. Y este no se para aquí sino que, cuando los jueces contradicen sus propósitos represivos, defienden la legalidad y se niegan a aplicar penas arbitrarias (lo que ha hecho el juez Pedraz, de la Audiencia Nacional) los partidarios del gobierno los insultan y someten a un verdadero linchamiento moral con una impudicia que avergonzaría a cualquiera con un respeto mínimo por la independencia judicial. La finalidad está clara: amedrentrar a los jueces para conseguir de estos la misma obsequiosidad que el gobierno tiene del parlamento.
No lo conseguirá. Si lo consiguiese sería ya la conversión de la demediada democracia española en una dictadura completa.
(La imagen es un vídeo de de You Tube, bajo licencia Creative Commons).

dijous, 4 d’octubre del 2012

Fascismo popular, fascismo modular.

Desde que la delegada del gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, una narcisista mitómana y autoritaria, ignorante de la legalidad y del alcance de sus competencias, dijera por la radio que había que "modular" el derecho de manifestación, ya a nadie se le escapa la deriva dictatorial antidemocrática y parafascista del gobierno. "Modular", obviamente, quiere decir reducir o suprimir el derecho de manifestación. Igual que, en la jerigonza de esta indescriptible señora, "racionalizar el espacio público" quiere decir prohibir que quienes protestan puedan a hacerlo en él y se limiten si acaso (y ya se verá) al recibidor de su casa. Siempre, claro, que sean protestas de izquierdistas, librepensadores y ateos. Si son manifas de meapilas, curas y beatas no solo son libres sino que la propia Cifuentes participa en ellas.
Cifuentes es el ejemplo más acabado de la tendencia fascista del gobierno a suprimir derechos y libertades y restablecer las formas dictatoriales que son las que gustan a los gobernantes, en su inmensa mayoría simpatizantes, herederos ideológicos, allegados y parientes del franquismo y los franquistas. Por si alguien tiene alguna duda respecto a lo dicho, que eche una ojeada a este enlace del Libro de la familia genovesa en el que se da cuenta de cómo los neofranquistas gobernantes tienen literalmente copada la administración pública y todos los cargos de nombramiento  con amigos y parentes enchufados. Hay casos de estirpes enteras, como los Fabra y los Baltar, muestras obvias de una forma de entender la política al estilo de la mafia.
Es el ejemplo más acabado, pero no es el único. Desde que llegó al poder el gobierno del PP ha puesto en marcha dos programas paralelos a cada cual más antipopular: el primero, el de los recortes, las socaliñas, las rebajas de salarios, las subidas de impuestos, el empobrecimiento general de la población a favor de los bancos. El segundo una verdadera involución moral, política, institucional de suprimir derechos y libertades para convertir nuestra endeble democracia en una robusta dictadura, que es donde la derecha se siente bien porque le resulta apacible
Que me vengan ahora a la memoria hay los casos siguientes: una de esas paniaguadas directora general a dedo o algo así que envió una circular a FACUA amenazándole con declararla ilegal si seguía criticando las políticas del gobierno. El ejemplo se generalizó y varios otros enchufados en altos puestos han hecho llegar otras circulares a los funcionarios augurándoles represalias si eran críticos con el gobierno. Este, el gobierno, cambió la Ley de la RTVE solo para poder nombrar como director a uno de sus apesebrados, encargado de convertir la televisión pública en lo que es hoy, un producto de bajísima calidad intelectual en el que se hace propaganda a favor del gobierno mientras pierde audiencia a chorros.
El ministro de Justicia, el neofranquista Gallardón, tiene una actitud perfectamente nacionalcatólica en asuntos de moralidad: no a las bodas gays y no al aborto. Es decir, supresión de derechos en función de criterios puramente ideológicos ultrarreaccionarios. Incidentalmente cabe señalar que este Gallardón debe de ser hábil pues consiguió engañar a una parte de la izquierda bienpensante del país haciéndose pasar por moderado, centrista y tolerante cuando es un ultramontano hipócrita. Claro que habría que ver si esa izquierda bienpensante, en efecto, había sido engañada o participaba del engaño.
Y si Cifuentes quiere suprimir el derecho de manifestación excepto para los curas, Mayor Oreja, probablemente el político más denso mentalmente del horizonte conservador, rayano en la estolidez, sugiere que la televisión censure la noticias y no dé las de manifiestaciones porque, dice, "incitan" a manifestarse y le rompen, supongo, su plácida siesta.
(La imagen es una captura de un vídeo de Libertad Digital en You Tube, bajo licencia Creative Commons).

dimecres, 3 d’octubre del 2012

Todos a una, Fuente Ovejuna.

Gran aparato de propaganda con la conferencia de presidentes de las Comunidades Autónomas. Es un cónclave esencialmente patriarcal, sobre todo tras la dimisión del tornado Aguirre, pues de las 19 CCAA y ciudades autónomas solo hay dos presididas por mujeres, o sea, un 10%. Lo de la paridad va para largo y, con la crisis que trae un mensaje de reverdecimiento del patriarcado, para más largo. La conferencia ha sido unánime en su decisión: se cumplirá el déficit. Todos a una han aparcado sus agravios particulares; los andaluces, los catalanes, no han formulado sus quejas. A cambio, Rajoy ha prometido que en 2014 se revisará el sistema de financiación y se repartirá con más justicia el peso del déficit. Rajoy es suelto en promesas y es de suponer que las CCAA lo saben, por lo que otorgarán a estas el valor que tienen, cero.
El acto de afirmación nacional se ha celebrado en el Senado, como es obligado por ser la cámara teóricamente de representación territorial. Al no serlo en verdad y no servir para gran cosa, no presta especial ímpetu de eficiencia a la Conferencia de Presidentes de CCAA. Quizá por eso -aparte de por la particular fruición con que Rajoy se lleva al Rey a todas partes, a diferencia de los presidentes anteriores del gobierno- se ha contado con la presencia de Juan Carlos I y su hijo, el príncipe heredero. Aunque tampoco es seguro que este refuerzo sirva de mucho. Esa foto con tal profusión de coloridos pendones detrás recuerda las de las cumbres de la pomposamente llamada Comunidad Hispánica de Naciones cuyos eventos suelen tener aspectos cómicos.
La unanimidad de las CCAA escasamente oculta que no pueden hacer otra cosa. Todas ellas asfixiadas financieramente, con algunas en quiebra, pendientes de las dádivas del gobierno central, no tienen más salida que hacer lo que les dicen y hacerlo, además, como se lo dicen. El dinero que reciban han de consagrarlo a reducir el déficit priorizando el pago a los bancos y los intereses y dejando para último lugar las Universidades y los aspectos propios del Estado del bienestar. De esta forma queda ya claro qué finalidad persigue el gobierno central cuando dice que son las CCAA las que deben sostener el Estado del bienestar: cargárselo.
Ahora bien, el acontecimiento en sí mismo tiene una dimensión que ningún aparato de propaganda puede ocultar. En concreto, que comprometerse a cumplir con los objetivos de reducción del déficit no quiere decir que vaya a hacerse y eso es lo que los despiadados mercados tomarán en consideración. No que los 19 presidentes digan que está en su ánimo cumplir sus compromisos sino que puedan hacerlo. Nadie ignora que Cataluña tiene sus bonos calificados en el nivel de "bono basura". Con esas expectativas es difícil que la opinión europea trague la idea de que España en su conjunto cumplirá con el objetivo del déficit. Verbalizar el firme propósito de lograrlo y hacerlo en coro, todos a una Fuente Ovejuna, no lo convierte en más verosímil a no ser que uno crea, como los niños, los poetas y los dioses, que el hecho de querer algo equivale a conseguirlo
Tampoco ayudarán en nada las confusas explicaciones de Rajoy en rueda de prensa en respuesta (es un decir) a la pregunta concreta sobre si Reuters estaba en lo cierto al afirmar que España pedirá el rescate en el finde. En un ejercicio realmente divertido de imitación a Groucho Marx, el presidente comunicó que él no tenía intención de pedir el rescate pero que había gente (Reuters) que, al parecer, sabía más que él, cosa que podría ser cierta. Y, directamente al que preguntaba, lo instó a atender a sus palabras pero le dejó en libertad de creer lo contrario y hasta le dijo que quizá acertara. Parece que no, pero el discurso fue así.
Y lo curioso es que no puede ser de otra forma desde el momento en que la decisión de pedir o no el rescate y cuándo y cómo, no depende del propio Rajoy sino de Merkel.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dimarts, 2 d’octubre del 2012

El héroe del rescate.

Casi un año de gobierno del PP con mayoría absoluta en el Congreso dedicado en realidad a marear la perdiz con el rescate de las finanzas públicas españolas. Rajoy había asegurado en repetidas ocasiones de modo tajante que España no necesitaba rescate, que nadie pediría rescate. Y esto no antes de las elecciones, con lo que se podría meter en el popurrí de embustes que contó para ganarlas, sino siendo ya presidente del gobierno. Lo afirmó él varias veces y lo repitieron sus ministros hasta desgañitarse: nada de rescate para España; España no necesitaba rescate. A coro lo seguían diciendo cuando se produjo el primero, el de los 100.000 millones. Porque, afirmaban, no era un rescate sino una línea de crédito, con esa capacidad de los políticos españoles de no llamar a las cosas por su nombre.
Así que el no-rescate lleva meses dando vueltas por Europa, montado en la prima de riesgo y en medio de los más abstrusos e incomprensibles debates sobre su naturaleza, sus condiciones, hasta sus cantidades. Han terciado personalidades e instituciones de todo tipo, diciendo las cosas más extremas desde que aquí no pasa nada y España cumplirá sus compromisos, hasta que el país debe salirse del euro a toda máquina antes de que haya una catástrofe. Y eso bajo un verdadero diluvio de cifras contradictorias, porcentajes variables, auditorías cuestionadas y cientos de economistas y políticos soltando pronósticos que no llegan al final de la jornada.
En este desconcierto general la figura del presidente del gobierno, ausente de la política interior y mero juguete de fuerzas que no controla ni comprende en la exterior, se ha difuminado hasta la inexistencia. Lo único que ha quedado claro es que está dispuesto a hacer lo que sea en recortes, ir incluso más allá de lo que esperaba la Comisión Europea (como ella misma ha dicho), tragarse todas sus promesas electorales, incluida la de los pensionistas, a cambio de que no haya rescate.
¡Ah, el orgullo español! exclaman los europeos, acordándose de Felipe II No darán su brazo a torcer. Claro, Rajoy no quiere. Tras haber sacrificado todo su programa electoral -si es que existió alguna vez fuera de aquellas promesas que jamás cumpliría- no puede aceptar el trágala del rescate. Pero, en lugar de decir "no", ha ido dando largas, pidiendo tiempo, diciendo que quería antes conocer esto o aquello y que no debe uno precipitarse. Y eso mientras sus ministros blandían el sable; no el sable real, que tambien en forma de porra, sino el sable figurado del sablista. El último sablazo se lo dieron a los pensionistas, quitándoles su fondo de reserva solo para decir a continuación que no hay dinero para actualizar las pensiones. Clama al cielo.
Rajoy contaba cuando menos con retrasar la petición que le obligaban a hacer a después de las elecciones gallegas. La petición de rescate se ve como un tremendo fracaso político, y lo es. Por lo menos, salvar el feudo gallego. Pero no le han dejado. Ayer se presentó en Madrid Olli Rehn, el vicepresidente y comisario de Asuntos Económicos de la Comisión Europea y los dos se vieron en La Moncloa con el gesto que fielmente refleja la foto de la propia Moncloa. Parecen dos deudos en un tanatorio. Pero La Moncloa, eficaz instrumento de propaganda del gobierno, enmarca la entrevista dentro de las conversaciones que el jefe del Ejecutivo viene manteniendo para impulsar el proyecto de integración europeo y plantear soluciones para la crisis de la zona euro. Maravilloso. Nadie ha hablado de rescate. Han hablado de la gran aportación de España al proyecto de integración europeo. ((Inter nos, ¿a que suena a tomadura de pelo?)). Nada de rescate, por favor. Cuando ya es público que España lo tiene todo preparado para pasar por las horcas caudinas de tener que pedirlo. Un fracaso político en toda línea. Tanto sacrificio extra para nada. Al final, hay que pedir el rescate.
Y no acaba aquí la humillación de Rajoy. Ahora ni pidiendo el rescate puede quedarse tranquilo porque los alemanes frenan la petición por razones de política interna suya, a un año de las elecciones legislativas, pues en el mundo no solo cuentan las elecciones gallegas. Así que, ahora, después de prepararlo todo, tiene que decir que no va a pedir el rescate... hasta que los alemanes le den el pertinente permiso.  Hay en torno a la gestión de Rajoy un aura de claudicación e indignidad que tiene al país estupefacto, preguntándose si se será capaz de seguir como presidente del gobierno pero ahora como mero gestor de las políticas de la troika.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dilluns, 1 d’octubre del 2012

De señorit@s, sinvergüenzas y corrupt@s.

Andan los mentideros revueltos con la nueva medida de la cirujana de hierro de Castilla La Mancha de dejar sin salario a los diputados autonómicos, como un gesto más de espartanismo y ahorro. De inmediato han salido sesudos análisis poniendo de manifiesto cómo se trata de una decisión típica de la derecha para reservar la actividad política representativa a los ricos y dejar a los asalariados sin sufragio pasivo. Recuerdan los citados análisis que fue una conquista democrática consignar salario a los cargos representativos para garantizar la igualdad y, sobre todo, la independencia de los electos. Pero, según Cospedal, se trata de una falacia para seguir despilfarrando recursos públicos. ¿Quién no tiene unos momentos libres en el día a día para dedicarlos a las tareas representativas sin desatender sus otras ocupaciones y negocios? Se trata de acabar con lo que Aguirre, siguiendo a su mentor el difunto Jaime Campmany, llama mamandurrias.
Cospedal debiera saber que la representación política lleva más de unos momentos libres al día, aunque, si juzgamos por su persona, que desempeña dos trabajos políticos a la vez (y cobra por los dos) y llegó a desempeñar tres (supongo que también cobrando), tal debe ser el caso. Poco más de un rato al día debe dedicar a la política quien toma una medida tan desvergonzada, demagógica e injusta como esta. O quizé le dedique mucho tiempo, pero no le aproveche gran cosa por falta de neuronas.
Porque no es solamente que la medida, patrocinada por alguien que cobra (indebidamente a jucio de Palinuro), más de 220.000 euros al año y, además, vive casi gratis total a cuenta del Estado al que desprecia, sea una burla y una afrenta que se presenta con el argumento hipócrita de que "hay que dar ejemplo". ¡Ejemplo una política que cobra más de 20.000 euros al mes indebidamente y con casi todos los gastos pagados! Es mucho más. Es demagógica y bastante inmoral porque hasta Cospedal debiera saber que el problema no es la forma en que los diputados cobran la retribución por sus servicios, sino la retribución en sí misma. Suprime los salarios regulares, pero deja las dietas, entre otras cosas porque, si no lo hace, su propio grupo parlamentario se le echa encima
¿Dietas o salarios? ¿Cuál es la diferencia? Escasa y, desde luego, a favor de la fórmula salarial por razones obvias de control del gasto y transparencia. Justo lo que Cospedal trata de evitar buscando el aplauso de los más ignaros. Otras comunidades tuvieron este sistema de dietas sin salarios -por ejemplo, la de Madrid- y hubieron de pasar a salarios. ¿Por qué? Obvio, y Cospedal lo sabe: las dietas no tributan, mientras que los salarios, sí. Es decir, se defrauda "legalmente" al fisco. Los salarios están fijados en los presupuestos de la Comunidad y, aunque su volumen depende de la voluntad de los propios diputados (los políticos son la única especie del planeta que se fija sus emolumentos), lo hacen de una vez por todas para un año o varios y no pueden moverlos. Las dietas, en cambio, son un producto mucho más ventajoso: también dependen de la voluntad de los interesados, pero de un modo más arbitrario, cambiante y permanentemente revisado, al alza, claro. Pero, sobre todo, dependen de la cantidad de actos, plenarios y comisiones que se convoquen. Y ¿quién decide las convocatorias? Los mismos que cobran las dietas. Resultado: como es de suponer, hay plenarios todos los días, comisiones cada treinta minutos y hasta los fines de semana y fiestas de guardar, de forma que los diputados -que en esto de cobrar no conocen diferencias políticas- se llevan a casa una pastuqui muy superior a un magro salario.
La medida es, por tanto, mendaz, demagógica, populista, inmoral y fomenta la corrupción. O sea, típica de la derecha.
(La imagen es una foto de PP Madrid, bajo licencia Creative Commons).

Confesiones de un antidisturbios.

"Pues sí, Palinuro, ha sido un placer conocerte. Ahora que nos hemos quedado solos en el bar, agarrados a esta botella que ya va pidiendo otra, de mí para ti, para que me entiendas, te voy a decir lo que pienso yo de toda esta mamonada que se ha montado con los perroflautas, los políticos y los rollos esos. Porque a los antidisturbios nos llaman de todo: cabrones, asesinos, lacayos, perros, torturadores, vagos; bueno, la hostia. Todos esos mierdas hijos de papá que no tienen media leche y no han pegado palo al agua en su vida. Sobre todo ellas, son las que más me joden, esas niñatas que no saben lo que es un tío de verdad, te juro que las estrellaba. Bueno, antes se iban a enterar de lo que vale un buen peine. Y detrás, ellos, todos medio gays, que se dice ahora, gays, gayas, los pringaos esos, que les metía yo la porra por el culo para que espabilaran. Que esos no saben lo que es pasarlas putas; eso lo sé yo, que soy hijo de un albañil. Coño, como casi todos los de mi unidad, todos hijos de currelas, que sabemos lo que nos espera. Pero como salimos cachas y servimos para dar hostias, pues nada, al servicio. Un trabajo como otro cualquiera. ¿Que no? Toma, y más jodido porque no tenemos derechos y nos jugamos la vida porque no todo son los niñatos de la capital; también hay mineros que tiran cohetes y tíos muy bestias por ahí; los vascos, ni te cuento, qué tíos más brutos. Joder, joder. Y todo por la paga. Bueno, cuando vamos de marcha nos dan un sobresueldo. Pero es que, ya te digo, joder, a nadie le gusta que le llamen hijoputa o que le den una pedrada. Y a nadie le gusta zurrar. Bueno, te confieso que, cuando la cosa se calienta, es que se te va la mano casi con alegría, casi ni te enteras. Procuramos apuntar siempre a las piernas, el culo, los brazos, pero a veces se tuerce la cosa y les arreas en la cabeza. Oye y no veas cómo suena eso. Lo siento por los chavales, de verdad. Pero es que son gilipollas. Se dejan manipular por unos cabecillas demagogos y pagan justos por pecadores. Eso nos lo explican en las teóricas en la academia, en donde nos meten los rollos sobre los derechos y eso. El rollo de la identificación. Hay que joderse. Que llevemos la placa para que nos denuncien y luego algún político nos meta un paquete cuando le canten las bolas. Porque si se creen que nos tragamos los rollos de la academia van listos. Son todos iguales. Todos a chupar del bote. A mi me pagan por defenderlos y así, dicen, defiendo la ley y el orden. Y a veces me dan una medalla. Y cuando cambian con las elecciones, los defiendo igual. Estos de ahora entienden mejor a la policía, no como los otros que eran intelectuales, o sea, gays. Y nosotros los entendemos a ellos algo más. Pero no te fíes nunca de un político y menos de los tuyos, si los tienes. Al final somos tan pringaos como los pringaos que tenemos enfrente. Unos nos usan y nos desprecian; otros nos combaten y nos temen. Pero, coño, somos personas. Dicen que torturamos. Te juro que en mi vida, en mi vida, vaya. Pero tienes que entender la situación: llevas ocho horas de pie, con toda la armadura puesta, el casco, corriendo de un lado a otro, aguantando mecha, zurrando cuando te lo ordenan y, al final vuelves a la comisaría o donde coño mierda sea, destrozado, y te encuentras esos mierdas ahí todos gimoteando y piándolas y encima tienes que decirles lo del abogado y la leche, así que a algunos les da por gastarles bromas, los ponen de rodillas, o les dicen cosas, sobre todo a las tías que es que te ponen y mira que las hay feas, o no les dan de beber. Es difícil controlar los nervios de los hombres. Ya verás como a la próxima ponen cámaras de televisión en las comisarías para meternos un puro. Dicen que somos un cuerpo de elite. De elite de mierda, porque todo el mundo nos teme o nos desprecia. Joder, hasta los bomberos los tenemos enfrente que a veces me dan ganas de que se coman el jodido casco que llevan. ¿Qué, no te convence? El mundo es la hostia, amigo. Ya ves, tengo una noche libre y salgo a tomar una copa y le cuento mi vida al primero que llega. Vivo obsesionado, con stress, como todos los compañeros. Fíjate en los que infiltramos. Ahí sí hay que echarle huevos porque te pueden dar de hostias los dos bandos, aunque nosotros vamos ganando. Menudo stress. Nos pasamos el día en el gimnasio y dicen que eso apaga el stress. Ni de coña. Lo sube. Y encima corres el peligro de que a otro le dé por ti y tengas un lío, que hay mucha mala leche por ahí. Jodido clima. Necesitaría un psiquiatra, lo sé. Pero esas son gaitas de los de arriba, que se ponen los cuernos sin enterarse y tienen que contárselo a alguien. Yo, en cambio, ya ves tú, al primero que me encuentro. Porque, vamos a ver, nosotros ¿qué jodida culpa tenemos de que los de arriba sean unos ladrones o no tengan ni idea de lo que hacen? Nosotros cumplimos órdenes, coño, órdenes, ¿lo entiendes? ór-de-nes. Si incumples, date por jodido. Y luego ¿en dónde te van a dar trabajo? En las discotecas, en donde echan unas horas muchos de los nuestros. Oye, es práctica del oficio y no te llaman hijoputa. Pues eso. Que con la crisis que hay aquí todo el mundo tiene que ingeniárselas o comes mierda. Sobre todo las tías. No veas cómo ha aumentado el puterío con la crisis. Van tiradas. Y detrás vendrán los tíos, ya verás, con la cantidad de gays que hay. La vida es una mierda y los de abajo tienen toda la razón del mundo de protestar, joder, claro que sí, lo reconozco. Coño, tengo ojos en la cara. Van de culo. Pero tienen que hacerlo por los cauces legales. Por la ley. Y como las leyes las hacen los de arriba pues, yo qué sé. Yo cumplo órdenes. Si cambia la ley pues nosotros cambiaremos. Pero me da que seguiremos siempre igual. Y no te hablo ya de los mandos. Esos son los peores. Están haciendo carreras políticas y se dan patadas unos a otros en nuestro culo. Y nosotros, a callar, a salir a la calle de Robocops, a meter miedo al personal. Fíjate que algunos, antes de salir a dar hostias, confiesan y comulgan. O sea, antes de dar las hostias, las reciben. Yo, los curas...lejos. Son muy falsos. Por eso se ligan a los chavales, que eso sí que es un asco. Los tenían que capar. Oye y los banqueros, ¿qué me dices de los banqueros? Su oficio es robar y como no saben ni eso, al final mandan a los políticos a robar a la gente para ellos. ¿Lo ves? Estamos todos al cabo de la calle. Mandan los de la pasta, que la tienen hasta cuando no la tienen, que ya es la hostia. Y los demás, que nos den". 
(La imagen es una captura de un vídeo de You Tube, 29S Antidisturbios entran en el bar Quevedo violentamente, bajolicencia Creative Commons).

diumenge, 30 de setembre del 2012

Palinuro pregunta.

El gobierno acaba de suprimir la dotación presupuestaria de la memoria histórica. No hace falta escuchar sus razones que, como siempre, son mentiras. Los herederos ideológicos de los fascistas sublevados en 1936 no quieren que se sepa la verdad de las atrocidades que, durante años, perpetraron los suyos contra un población indefensa. Quieren que los asesinados y enterrados en fosas comunes ahí sigan, que no se averigüe el destino de decenas de miles de torturados, violados, asesinados, que se eche en  olvido, que no se recuerde y, de paso, que las víctimas y sus parientes y allegados se callen y traguen con su infortunio hasta el fin de los tiempos.
Garzón acaba de decir con mucho tino que no se puede construir el futuro sobre cientos de miles de víctimas. Ni el futuro, ni el presente, ni nada. Pero los neofranquistas en el gobierno pìensan que, si tuvieron 40 años de cristiana "placidez" en un país sembrado de cadáveres, ¿por qué no algunos más?
Los herederos ideológicos de los vencidos en 39, tengamos o no allegados entre los asesinados, tenemos un deber moral de acudir en defensa de una causa justa: la reparación de aquella infamia. Los trabajos de la memoria histórica deben continuar e, incluso, intensificarse. Por ello Palinuro propone la creación de un Fondo Social de la Memoria Histórica que puede empezar en las redes como una campaña de crowdfunding y tratar luego de ampliarse solicitando subvenciones de organismos nacionales e internacionales que atiendan a un principio de equidad, justicial y moral que el gobierno de Rajoy ha pisoteado.
Se ruega a las personas interesadas hagan saber su disponibilidad. Para ello sugiero se busque a Palinuro en Facebook y se le haga saber si tenemos la base suficiente para echar a caminar el proyecto que, si cuaja (¡ojala!,) pondremos en manos de quienes noble y desinteresadamente han estado trabajando todos estos años por la memoria histórica.
También sugiere Palinuro crear un hashtag #memoriahistórica o algo así en Twitter para dar a conocer la iniciativa y recaudar la ayuda.
Vamos a responder a la nueva provocación de los neofranquistas y nacionalcatólicos.

La noche no es suave.

Entre 11 y 12 de la noche la salida de la calle de Cedaceros a la Plaza de Neptuno que, por cierto, se llama de Cánovas del Castillo, presentaba este tenso aspecto. La coordinadora del 29S había dado por terminada la manifa cantando victoria y, dado que los antidisturbios (más conocidos como "prodisturbios"), venían por todas partes arreando estopa, recomendaba marcharse por la calle de Huertas, aún transitable, para reunirse mañana, domingo, en los jardines del Retiro. Pero ciento y pico manifestantes se negaron a irse y en un acto típico de desobediencia civil, un sit out, se sentaron con la espalda contra la valla metálica de la policía y quedaron encerrados entre los antidisturbios detrás de ellos y los que venían en las lecheras delante de ellos. La policía no debía de tener órdenes y no cargó, en espera de tenerlas. Después de una hora hubo unos parlamentos y los manifestantes abandonaron el lugar sin ser hostigados ni identificados.
Este hecho encierra la clave de la victoria del movimiento. Si la policía no identificó a estos ciento y pico con la que habían montado, ¿qué valor tienen todas las demás identificaciones a gentes que pasan por las calles? Así que, para resarcirse, más tarde los prodisturbios invadieron Lavapiés, entrando en los locales, sacando a la gente y apaleándola entre las lecheras. Puro terror urbano a cargo de unos funcionarios públicos que, según parece, cobran 200€ por cada noche que salen a aporrear a los ciudadanos. Si esto es cierto -y el ministro debe aclararlo en las Cortes- cabe decir que nuestra policía está compuesta por mercenarios, lo cual explica su saña y hace inútil razonar con ella.
Pero esa victoria vino al final de una jornada muy dura que comenzó en tonos bélicos, pidiendo la autoridad desde el principio a los periodistas que acudieran con cascos. La señora Cifuentes, cada vez más ciega en su furia represiva, declaró que la manifestación era absolutamente ilegal. No debe de tener asesores que la ilustren de que no es ella quien determina la legalidad o ilegalidad de los actos. A las cuatro de la tarde, la policía impidió que se instalaran estructuras para las cámaras de TV. El Ayuntamiento, o sea, Ana Botella, lo había prohibido sin que conste razón alguna para ello. No querían cámaras. No querían periodistas. No querían testigos que recogieran las marranadas del ¡que soy compañero, coño! y otras provocaciones. Querían la oscuridad y el silencio.
Pero justamente eso encendió las redes, en donde brilló de inmediato la inteligencia de las multitudes. Se empezó a pedir a los vecinos que fotografiaran y grabaran desde los balcones y terrazas aledaños y muchos de ellos los abrieron a que lo hicieran los manifestantes. Los periodistas aguantaron las amenazas de multas y se mantuvieron a pie firme, con lo que todos los periódicos trajern cumplida información de lo que estaba pasando en streaming, en directo, en tiempo real. Además, debidamente avisados, los medios extranjeros comenzaron a difundir la información y la autoridad, básicamente la delegación del gobierno, porque el ministro del Interior está escondido, se pensó dos veces su proyecto originario de disolver la manifestación por la violencia. Simplemente, no se atrevió.
La incompetencia de la delegada Cifuentes es fabulosa. Plantea el conflicto exclusivamente como una cuestión de orden público e intensifica el antagonismo hasta ponerlo en términos de guerra, que ya se sabe que es la continuación de la política por otros medios, como se echa de ver en sus amenazas, sus medidas preventivas, la difusión de mentiras e informaciones falsas para desmoralizar al enemigo, la última de las cuales fue cifrar la asistencia entre 2.000 y 4.500 personas cuando la BBC ya hablaba de 100.000. Y 100.000 entusiasmados porque había otros 100.000 en Lisboa exigiendo lo mismo: la dimisión de los parlamentarios, del gobierno, la apertura de un proceso constituyente.
El fracaso de Cifuentes es colosal. Es injusto que cargue ella sola con la monumental pifia que es de todo el gobierno. Porque resulta evidente que no pueden parar el movimiento. Y no pueden por su incapacidad para entender la política en la época del ciberespacio.
Por poner un ejemplo que entiende todo el mundo: hoy hay convocada una asamblea en el Retiro para decidir las próximas acciones en octubre. Empeñada como estaba anoche la policía en impedir que esta asamblea se produzca, ¿a quién o quiénes iría a detener esta madrugada a sus casas? ¿Quién dirige el movimiento? ¿Cuál es su estructura? ¿A quién se puede acusar?
¿Y lo de Mas, tanto como decían que el asunto del independentismo interesaba tanto al PP como a CiU para que así no se hablara de los problemas reales? Pues lo de Mas se ha quedado en una baladronada. Quería el mandato para sentirse como Sir Galahad en su empeño, pero no convocará el referéndum hasta estar seguro de ganarlo. O sea, nunca.
Un columnista del Telegraph dice que España debe abandonar el euro y ve a Rajoy como un muerto viviente. A mí me pasa lo mismo con Rubalcaba. Lo veo un poco zombie. Y, en general a la dirección del PSOE. Tan descolocada en el asunto de la resistencia popular extraparlamentaria como en el rebrote de la autodeterminación. Preguntado respecto a la primera convocatoria de ocupa el congreso, Rubalcaba dijo que le parecía mal. En esa respuesta laten al unísono el apoltronamiento del político profesional y el miedo a dar al PP una baza patriótica estilo don Pelayo. Las bases del PSOE están mayoritariamente, creo, con el movimiento (como lo está el conjunto de la sociedad, la mayoría silenciosa que pretende usurpar Rajoy entre caladas al Cohíba) y la dirección parece lamentablemente desorientada. No se atreve a repudiar un movimiento cívico popular pacífico tan obviamente cargado de razón y de moral pero, por otro lado, tampoco osa respaldarlo por dos razones: porque tiene demasiados intereses creados en el juego institucional que el movimiento cuestiona por inútil, corrupto y antipopular y, porque teme ser aniquilada electoralmente ante un potente discurso de la derecha centrado en el mantenimiento del orden público, la seguridad jurídica, el crédito exterior de España y ¡el respeto a la Constitución!.
Así que, en definitiva, nadie sabe qué hacer, excepto los de un movimiento que, por no tener, no tiene ni nombre.
(La imagen es una foto del streaming publico.es, bajo licencia Creative Commons).

dissabte, 29 de setembre del 2012

El momento decisivo

En este momento, Neptuno está así y todavía falta por llegar mucha más gente que está en Sol. Es una foto aérea de El diario.es. Los fascistas del gobierno y, en especial, Cifuentes, están fracasando en su intento de silenciar lo que está sucediendo. Hay miles y miles y miles de gentes rodeando el congreso en Madrid. Y no solo en Madrid; también en otros puntos de España. Es un amanecer de la conciencia democrática de un pueblo que está harto de que lo expolien, lo apaleen y lo detengan.
El fracaso de Cifuentes es obvio: todos los periódicos están dando en streaming lo que pasa. Las televisiones están mudas pero esto solo es la prueba definitiva de que las televisiones son y han sido siempre meros tigres de papel o, para decirlo en recio castellano, una mierda. Lo que vale es la prensa (sobre todo la digital) y la radio.
También los medios extranjeros están dando la noticia de que el gobierno español impide que la cobertura de lo que está pasando. Ya lo he visto en Francia, Alemania e Inglaterra- El asunto es del dominio público.
Aunque Botella ha colaborado como corresponde a su fascismo también intenso, prohibiendo que se instalen medios para dar cuenta de lo que sucede, los fascistas están perplejos y no saben qué hacer. Si estuvieran seguros ya habrían dado la orden de cargar, en el entendimiento de que, antes, habrán dicho a los policías que sean especialmente brutales. Pero no lo están. Son miles, cientos de miles los ojos mirando. El secreto al garete. Y cada minuto que pasa hay más gentío y es más imposible despejar el patio.
Si, por fin, la orden llega, ¿qué pasará? Lo más fácil es que sea un espectáculo dantesco y que haya heridos quizá algún muerto.
¿Y luego? ¿Y mañana?
La revolución está en marcha y no serán las porras de unos gorilas a las órdenes de unos imbéciles fascistas los que la detengan.

Preparando la masacre
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Desde las 16:00 del día de hoy, 29 de septiembre, la policía de Cifuentes está impidiendo que se instalen televisiones en la plaza de Neptuno y en Sol. Además, están echando a la prensa del lugar. La conclusión es obvia: no quieren testigos de sus brutalidades y delitos en contra de la población pacífica. No quieren que los graben agrediendo a gente indefensa, arrastrando ancianos, apaleando niñas. No quieren que sus delincuentes a sueldo, a los que llaman infiltrados, aparezcan grabados mientras cometen sus infamias.
Es obvio que están preparando una masacre como escarmiento.
Cualquier gobierno que impida la libertad de expresión e información y oculte las ilegalidades de su policía deja de ser un gobierno democrático y se convierte en un puñado de fascistas y forajidos. Es por tanto imprescindible que la oposición exija cuentas en el Parlamento y pida la dimisión de esta peña de fascistas, la dimisión ipso facto del ministro, Fernández Díaz, del director general de la policía, Ignacio Cosidó y de la delegada del gobierno Cristina Cifuentes. Y que lo haga toda la oposición de izquierda, clara y rotundamente. Que el PSOE abandone ya esta oscura ambigüedad de la actual dirección rubalcabiana y se sitúe por fin del lado del pueblo. Si no lo hace ahora, con la que se avecina, habrá firmado su sentencia de muerte. Todos entendemos que la izquierda debe ser moderada y pactista y procurar el entendimiento y la estabilidad... cuando se puede. Cuando no se puede, estos términos se convierten en uno solo: complicidad y el PSOE no va arrastrarnos a la complicidad con los fascistas porque, para decirlo con suavidad, no nos da la gana.
Además de protestar enérgicamente en Parlamento, la oposición y todos los ciudadanos debemos pedir la presencia de observadores internacionales, prensa extranjera, que puedan contar lo que está pasando aquí.
Muchos ciudadanos con viviendas en los lugares de las protestas están ofreciendo sus balcones y terrazas para que se pueda fotografiar y grabar desde ellos. Hay que aprovecharlos. El destino de mucha gente depende de que se pueda dar cuenta de lo que la policía está tramando.
El fascismo no quiere publicidad, quiere secreto y silencio para perpetrar sus crímenes y solo luego de perpetrados quiere que se sepan para aterrorizar a la gente. Es todo tan repugnante que da asco solo de escribirlo.
Pero hay que hacerlo. Cuando un gobierno, además de estafar y robar a los ciudadanos quiere reprimirlos, no dejarlos expresarse y masacrarlos, ya no es un gobierno legítimo sino una cuadrilla de delincuentes.
Una última consideración: es imposible que la policía se deje manipular al extremo de apalear al pueblo sistemáticamente en defensa de los intereses de los señoritos, los curas, los ricos, los banqueros. Tiene que haber algo más. ¿No estarán los los gobernantes dando pagas extras a los antidisturbios a cuenta como siempre del dinero público? Es importante que la oposición exija ver el sistema retributivo de los antidisturbios, que son funcionarios como los demás.
Y ¿qué nos apostamos a que, además de impedir las cámaras de TV y las fotos y los periodistas, estos fascistas intentan bloquear internet y las redes sociales?
Ya lo sabían los griegos: a quien los dioses quieren perder, primero lo vuelven ciego o loco. ¿No ven los fascistas que están alimentando un movimiento que no podrán parar?
(La imagen es una foto de Popicinio_01, bajo licencia Creative Commons).

El Alcázar no se rinde.

Muchos españoles, es de suponer, estarán frotándose los ojos, preguntándose si si sueñan o no, si es realidad esta enésima erupción de la vieja querella territorial española o alguien anda en una remake virtual.
Los catalanistas, a quienes siempre se ha atribuido en la Meseta sentido común, o sea, seny, que viene a ser como la marrullería de un payés socarrón, han enarbolado de pronto la bandera de la independencia y están ya construyendo barricadas, ideológicas, políticas, legales, pero más resistentes que las de adoquines. Esa declaración del Parlament en pro de la consulta de autodeterminación, aprobada por gran mayoría de diputados que representa una gran mayoría de la población catalana no se puede ignorar así como así ni mucho menos condenar como un acto sedicioso de un órgano que actúa ultra vires, más allá de su competencia.
A su vez, aunque muchos señalan que Mas se envuelve en la estelada para no dar cuenta de su nefasta gestión, ello no impide que el pronunciamiento patriótico catalán obedezca a un sentimiento colectivo profundo. Si se piensa bien, se verá que difícilmente podía Mas hacer otra cosa después de obtener la enésima bofetada en Madrid y que a esta respondiera un millón y medio de catalanes en la Diada. El Parlament ha hecho lo que el pueblo pedía. La ruta hacia la independencia está marcada. Será cosa de ver hasta dónde llega.
Y no está aún todo el pescado vendido, como se dice en castizo, ya que, antes de las elecciones anticipadas por Mas al 25 de noviembre, el 21 de octubre se celebran las de Galicia y el País Vasco, dos territorios de alto voltaje político, sobre todo el País Vasco, en donde puede salir una mayoría nacionalista que gobierne según una u otra fórmula.
¡Ah, esa nefanda coyunda inter-nacionalismos la han ilustrado perfectamente Urkullu y Mas almorzando juntos en la Ciudad Condal! ¡Un contubernio antiespañol! ¿Se sabe en qué restaurante han compartido la pitanza? Si fuera Els quatre gats podría hablarse del "Pacto dels 4 gats", incluso "Pacto D4G" que suena más política 2.0
Los dos políticos nacionalistas se han sentado a la mesa para hablar en español, única lengua en la que los dos se entienden. Es curioso que el español solo sirva para que se entiendan en él los que quieren verlo desaparecer y no quienes quieren verlo florecer. Pero ha sido celebrar el almuerzo y la vieja esencia hispánica se ha revuelto como picada por un áspid, con una reacción visceral y virulenta que deja ver cómo la huera retórica tradicional de la "gran nación española" es eso, retórica huera. Una "gran nación" no está permanentemente cuestionada desde dentro; no desde fuera por un enemigo extranjero sino desde su propio interior por sectores de la población en territorios determinados que no son leales al proyecto nacional oficial unitario. Las partes de una "gran nación" le son leales y jamás cuestionan la razón de ser de la nación. Donde esto no se da, de gran nación, nada porque ninguna nación puede ser grande si obliga a otra a someterse a ella. La lealtad no se puede imponer. Imponer se puede el silencio.
Y esto es lo que el exacerbado nacionalismo español pretende hacer con el reto catalán: acallarlo. Bono quiere morirse antes que ver España rota. Otros, en vez de morirse ellos, prefieren matar a los demás o por lo menos, abrir tan contundente posibilidad. Ya ha salido un espadón retirado a decir que el Ejército cumplirá la sagrada misión de garantizar la unidad de la Patria. Y el eurodiputado Vidal Quadras, mucho más inteligente, prefiere que eso lo haga un teniente general de la Guardia Civil. Más inteligente porque, si van los militares, la cosa toma un cariz feo y difícil de defender en la Europa no africanista. En cambio, la Guardia Civil es un cuerpo de orden público pero con la ventaja de estar militarizado y disponer de armamento de campaña ligero, con el cual podrían hacer frente a una eventual insurrección armada de los catalanes.
Pero ¿nos hemos vuelto locos?
Pues sí, bastante. En cuanto el nacionalismo "periférico" se agita, la fiera dormida del nacionalismo español se despierta y lanza un zarpazo, bombardeando Barcelona, por ejemplo. "¡La independencia de Cataluña es imposible, ni por la buenas ni por las malas!", brama otro milico ya retirado, recordando glorias pasadas en la batalla del Ebro.
Tratando de apaciguar los ánimos Sáez de Santamaría avisa de que el gobierno recurrirá al Constitucional la consulta soberanista. No es hacerle un favor al Tribunal, cada vez más deslegitimado en las cuestiones territoriales. Y esto sin contar con el peligro de que, para resguardar su dignidad de tribunal, el Constitucional abra una vía legal para aplicar el derecho de autodeterminación en España.
La autodeterminación es como un conjuro que desconcierta y paraliza al PSOE. La actual dirección es contraria a toda autodeterminación y firme partidaria de la unidad de España si bien con un impreciso horizonte federalista que esgrime como señuelo de vez en cuando aunque sin trabajárselo mucho. Pero dudo de que esa sea la actitud de todo el partido. Desde luego, en el caso del PSC, decididamente, no y en el resto, no estoy seguro.
La negativa a la autodeterminación une a los dos partidos dinásticos, PP y PSOE y alguna otra formación minoritaria, como UPyD. No se puede reconocer ese derecho porque tendría que pronunciarse el conjunto del pueblo español.
Muy bien. Hagámoslo así. Por algún sitio hay que empezar, en lugar de enviar tenientes generales de la Guardia Civil. Convoquemos un referéndum para preguntar al pueblo español si reconoce el derecho de autodeterminación de algunas partes que lo componen y se consideran a sí mismas naciones.
A lo mejor nos encontrábamos alguna sorpresa.
Pero, por favor, otro repaso a El Alcázar no se rinde, no.
Ya tenemos bastante con monseñor Reig y Pla,, azote de degenerados y pecadores.
A todo esto, un columnista de The Telegraph sostiene que Rajoy es un "cadáver viviente" y que España tiene que salir del euro
¿A que nos dejan solos otra vez con estos?
(La imagen es una foto de Dan Vaquerizo Molina, bajo licencia Creative Commons).

divendres, 28 de setembre del 2012

Llueve fuera y dentro de casa.

Hoy viene la cosa de portadología de primera. El titular tiñe de negro el horizonte. Los gobernantes, estos y los anteriores, han conseguido llevar España a la situación de los países latinoamericanos de los años 80 con la crisis de la deuda. Ahora entendemos los españoles lo tremendo que es no solamente no poder pagar la deuda sino no poder pagar los intereses de la deuda. Desde luego es la noticia más importante porque la posibilidad de impago de los intereses de la deuda llevaría España a la quiebra y a un rescate de condiciones leoninas.
Pero la noticia que el diario considera más importante es la de la posible escisión catalana. A ella va dedicada la ilustración. Cierto, es difícil encontrar una ilustración para el enunciado sobre los intereses de la deuda. Aunque quizá no para la medida del gobierno de entrar a saco en fondo de reserva de las pensiones: unos buitres devorando una presa estarían muy al caso.
Pero es que, además, la foto de marras es muy significativa. Basta con fijarse en el careto del Rey. El Parlament acaba de aprobar por amplia mayoría la propuesta de una consulta popular de autodeterminación, por decirlo de modo claro y contundente. Los diputados están muy contentos al abordar un autobús y el propio Mas aparece resplandeciente en claro contraste con el rostro del Borbón, un rostro taciturno con una mirada perdida en los confines del Imperio. "España antes roja que rota" parece decirse.
Estaba Rajoy tan tranquilo, hablando solemnemente de Gibraltar a una Asamblea General más vacía y desierta que el hemiciclo del Congreso al intervenir los diputados del grupo mixto, cuando se le ha montado un cirio en la Marca Cataláunica que no tiene ni idea de cómo gestionar.
Mostrando toda la pelambre de la dehesa, Soraya Sáez de Santamaría, dice que el gobierno se opondrá al intento secesionista catalán valiéndose del Tribunal Constitucional quien no puede ignorar que, según la CE, art. 2, hay una "indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles". Sapientísima señora. No se trata solamente de que confunda a propósito el derecho de autodeterminación con el hecho de la independencia, sino de que la derecha, como siempre, cree que los órganos del Estado están al servicio de su partido y, así, el Tribunal Constitucional es una especie de órgano legitimador de la política del gobierno.
Probablemente el Tribunal Constitucional negará la consulta y el derecho de autodeterminación, pero tendrá que razonar la negativa y quizá apunte a un procedimiento para resolver el contencioso de la autodeterminación en la línea de la famosa sentencia del Tribunal Supremo Federal canadiense en el asunto del Quebec y por el cual se precipiten luego los nacionalistas catalanes.
Por cierto y sin muestra de mala follá alguna, me permito señalar que la continua presión quebequesa por la independencia demuestra que el federalismo no es un dique de contención del separatismo como alguno de sus proponentes quiere suponer.

dijous, 27 de setembre del 2012

Una propuesta práctica para la izquierda.

Los últimos acontecimientos en Madrid y otros lugares de España son muestra de un deterioro alarmante de la democracia. La desmesurada violencia policial en la represión de un 25S pacífico; el hecho de que los agentes fueran sin identificar, en contra de la ley y que sus mandos se jacten de ello; la brutalidad indiscriminada desatada por las provocaciones de los propios agentes disfrazados de manifestantes, contra toda norma moral; las identificaciones aleatorias e intimidatorias; las detenciones discrecionales; el hostigamiento y amedrentamiento sistemático de la población, todo ello prueba una neta involución política hacia formas políticas autoritarias, casi dictatoriales.
Y la consecuencia más evidente es la generalizada conciencia de indefensión de la ciudadanía frente a las arbitrariedades del poder, lo cual produce un estado de creciente irritación popular ante la que la autoridad solo responde intensificando la violencia.
El gobierno salido de las elecciones arrastra un déficit de legitimidad sobrevenida al haber incumplido clamorosamente todo el programa en virtud del cual se lo eligió. Por este motivo tiene tanta autoridad para gobernar como el mancebo de la botica. Sabedor de esta carencia de legitimidad, el poder no se molesta en guardar las apariencias, prescinde de todos los frenos y contrapesos propios del Estado de derecho y actúa a golpe de decreto, sin someterse a control alguno. El Parlamento, vaciado de contenido por la mayoría absolutísima del PP, no pinta literalmente nada. Las demás instituciones de fiscalización, como la Defensora del Pueblo, por ejemplo, están al servicio incondicional del gobierno. Solo los tribunales conservan un remedo de independencia, pero es de efectos tardíos, inseguros y quizá poco eficaces. Cuando el ministro Wert mantiene la subvención a los centros educativos segregados por sexo en contra de una sentencia del Tribunal Supremo hay poca duda sobre lo que aquí se dice.
El círculo se cierra con el control del gobierno sobre los medios de comunicación, total en el caso de los públicos -que actúan como unidades de agitprop del PP- y casi total en el de los privados. Un control que, con los esfuerzos de una batería de plumillas e ideólogos, fabrica una realidad diaria tipo Potemkin, esto es, simulada, ficticia. Una realidad en la que el pueblo que protesta contra el golpe de Estado de la banca es presentado por la autoridad como golpista, en que los escasos diputados que denuncian la violencia institucional son acusados de violentos y en la que son los manifestantes pacíficos como los de las fotos los que atacan a la policía.
Y no hay mecanismos de defensa. 
Gracias a las redes sociales todo el mundo puede ver lo que ha pasado, lo que está pasando, cómo la policía va sin identificar, se extralimita de continuo, carga brutalmente y maltrata a la ciudadanía que está ejerciendo un derecho. Luego, la delegada del gobierno ocupa los medios y miente con todo descaro, reduce los manifestantes a la décima parte, los insulta tratándolos de golpistas, asegura que atacan a la policía y que esta actúa correctamente. El gobierno ampara y sostiene estas patrañas y los medios de comunicación al servicio de la autoridad, esto es, casi todos, propalan los embustes, los infundios, las calumnias y son cómplices del poder en la tarea de criminalizar la oposición extraparlamenteria y parte de la parlamentaria, en concreto el puñado de diputados que ha tenido el coraje y la honradez de sumarse a los manifestantes.
La iglesia, como siempre que la derecha actúa en defensa de sus intereses, calla, y la gente tiene que informarse en las redes sociales y los medios extranjeros, hoy al alcance de la mano gracias a internet. Pero lo hace y eso se traduce luego en una acción política práctica extraparlamentaria que, aunque la delegada Cifuentes y quienes están tan ciegos como ella la vean como un problema de orden público, tiene un alcance inmenso, cada vez más de manifiesto. El sábado vuelve el pueblo soberano a rodear el parlamento para protestar por una forma de hacer política que reputa antidemocrática, injusta e inmoral. Lo hace de modo espontáneo, sin organización jerarquizada porque los partidos no pueden ya canalizar las aspiraciones de los ciudadanos, unos porque, siendo los partidos dinásticos, están comprometidos con la situación que se impugna y los otros porque tienen perfiles ideológicos restrictivos, casi sectarios, que no invitan a seguirlos. El poder reacciona con desmesurada violencia frente a este movimiento pacífico de desobediencia civil y, en su necia locura no se da cuenta de que está alimentándolo. Las instituciones que habían de servir de contrapeso son cómplices del atropello y, aunque ya sea claro que el movimiento es imparable, lo es por el sacrificio de la gente, dispuesta a padecer la violencia del poder, indefensa.
Pero no debiera ser así. Debiéramos encontrar mecanismos de defensa de la protesta tanto colectiva como individualizadamente, que pudieran enfrentarse al poder desde una posición de altura moral y con la legalidad en la mano, para  pararlo, reducirlo y proteger el movimiento.
Por ello propongo celebrar una conferencia de organizaciones de la izquierda, de toda la izquierda, incluido el PSOE, para consensuar la constitución de un Tribunal Cívico, compuesto por media docena de personas de indudable integridad moral y altura intelectual que conozca los casos de conculcación de los derechos de los ciudadanos a manos de las autoridades. La cuestión sería ponerse de acuerdo en los nombres, cosa que no debiera ser difícil por consenso y serviría como un primer paso claro y práctico en pro de la unidad de la izquierda. Pienso en nombres como los de José Luis Sampedro o Federico Mayor Zaragoza, gente que dé la talla y goce de merecido reconocimiento.
La función del Tribunal Cívico será dictaminar sobre los casos que investigue, los abusos, las arbitrariedades, poniéndolos en conocimiento de los medios y también de los tribunales de justicia nacionales e internacionales. El Tribunal Cívico debe disponer  de un cuerpo o gabinete de letrados que recurra permanente y sistemáticamente a los órganos judiciales en defensa de los derechos de los ciudadanos para oponerse individual y colectivamente a las decisiones de un poder que no quiere límites. 
Dado que la Defensora del Pueblo defiende al gobierno que ataca al pueblo, que el Parlamento se limita a convalidar las políticas antipopulares del gobierno y que los tribunales de justicia no son operativos en el control de las desmesuras gubernativas, poner en pie un organismo de este tipo es un gran paso en la actividad de proteger un movimiento popular, espontáneo, de crítica y regeneración del sistema político y en defensa de un orden más humano y justo aquí y ahora, no en un hipotético futuro.
(Las imágenes son dos fotos encontradas en Twitter que recogen momentos de la represión policial del 25S. No he visto que tuvieran derechos reservados y he asumido que están en creative commons. De no ser así, un simple aviso en el contacto de Palinuro bastará para retirarlas).

dimecres, 26 de setembre del 2012

La verdad y la mentira.

Mentir no es nunca un acierto, sobre todo cuando la verdad es pública y notoria, al alcance de todos en nuestra sociedad videograbada. La manifestación de ayer no es un fenómeno aislado ni se reduce a una protesta contra el gobierno del PP puesto que enlaza con un movimiento social permanente de hace más de un año, cuando el gobierno era del PSOE. No es un problema de orden público, como quiere hacer ver el gobierno y su singular delegada en Madrid sino un problema politico de gran envergadura que refleja un descontento, una irritación muy extendida en la sociedad, de la que todo el mundo tiene conocimiento.
No sirve de nada mentir aunque sea con aplomo, como hace la delegada Cifuentes, diciendo que hubo 6.000 asistentes. Las fotos, los vídeos visibles en todas partes muestran muchísimos más. Y la mentira es doble porque, aunque solo hubiéramos sido 6.000, ya seríamos muchos cuenta habida de que ella misma llevaba dos días amenazando y creando un clima de intimidación y miedo, al decir que la convocatoria era ilegal, que estaba trufada de neonazis, que era un golpe de Estado encubierto y que la policía actuaría. Y así lo hizo preventivamente, intimidando y hostigando a los ciudadanos ya dos días antes de la cita, identificándolos arbitrariamente, deteniéndolos y amenazándolos. Dos días antes en que el centro de Madrid estuvo tomado por la policía en una forma de estado de excepción no declarado puesto que se conculcaban los derechos de circulación, reunión y expresión.
Dicen la delegada y sus palmeros que las fuerzas del orden defendían la democracia. Nunca jamás se defenderá la democracia mediante el uso injusto de la violencia. Injusto porque se emplea contra ciudadanos pacíficos y no violentos. Un sistema que reprime por la violencia las manifestaciones pacíficas de los ciudadanos no es una democracia, no es un Estado de derecho.
Y la violencia estuvo presente desde el comienzo del día en la actitud intimidatoria y provocadora de la policía, que hizo ostentación de su aparato represivo, sus furgonetas con las luces destelleando, los cascos, las armas, las escopetas de pelotas, el helicóptero. Se retuvieron autocares en las entradas a Madrid y se cacheó al pasaje, se siguió identificando ciudadanos a voleo por las calles sin razón alguna y, finalmente, se empleó la fuerza bruta, so pretexto de una supuesta agresión de la parte de los manifestantes que se dio, sí, pero a cargo de los propios policías vestidos de paísano e infiltrados en la protesta portando banderas rojas. Están identificados en varios vídeos. La falsa agresión, otra mentira, justificó las cargas, los apaleamientos, las pelotas de goma, las detenciones.
Dos o tres horas después de que la policía desalojara Neptuno, una asamblea de doscientas personas en la Puerta del Sol decidía por unanimidad que hoy a las siete de la tarde volvemos al Congreso. El movimiento social sigue porque no es un problema de orden público sino de una convicción generalizada de la carencia radical de legitimidad de un gobierno que ganó las elecciones con un programa y luego aplicó el contrario. ¿Para qué sirven entonces las elecciones? ¿Para otorgar el poder político a quien no se siente vinculado por su palabra? Y ¿qué tipo de democracia es esta?
Es ya la última mentira de la saga de embustes con que la derecha ha jalonado sus gobiernos, la guinda de las dos anteriores, la de que en Irak había armas de destrucción masiva y la de que el atentado del 11M fue obra de ETA. Son mentiras que se propagan en la sociedad a través de los medios de comunicación de la derecha, que son muchos y se defienden en los medios públicos, convertidos en oficinas de propaganda del gobierno mientras se acalla la voz de la oposición.
Frente a este universo de la mentira la verdad se alza incólume pero su fuerza depende de su capacidad para imponerse al discurso político del sistema institucional y mediático dominantes. Es decir, es escasa. Necesita el apoyo de un movimiento cuya crítica política tiene una vertiente ética. Y si un movimiento que tiene una vertiente ética tan clara es un problema de orden público la dificultad está en la socidad.
Nota bene.- Como el poder, cuando es injusto, ilegítimo y tiránico, no puede si no mentir, ahí va el útimo embuste de esta gente, recogida en las últimas "informaciones", facilitadas por sus medios de intoxicación: ¡27 policías heridos en la protesta! Esto es, como decía Franco, "menos viajar y más leer el Informaciones" o La Razón, el ABC o El Mundo, que son lo mismo, o peores. Por no hablar de sus cadenas de radio y televisión, incluidas las públicas.

dimarts, 25 de setembre del 2012

El estado de excepción no declarado de la delegada Cifuentes.

Aviso.- Esta entrada la escribí hoy sobre las 16:00, antes de ir a la concentración en torno al Congreso. A la vuelta, no veo razón alguna para cambiar una sola coma. Al contrario, tendría que añadir algo sobre la actitud chulesca y provocativa de la policía en todo momento, obviamente, ordenada por esa delegada del gobierno de talante fascista.

Hoy, 25 de septiembre, desde primera hora de la mañana y cumpliendo órdenes de la delegación del gobierno de la capital, la policía ha rodeado y acordonado el Congreso de los Diputados, impidiendo el normal desarrollo de sus actividades, causando quebradederos de cabeza a todo el mundo y afectando gravemente la actividad de los comercios de la zona. Responsable: Cristina Cifuentes.
Asimismo, como grupos de incontrolados, los policías merodean por las calles aledañas a la Carrera de San Jerónimo, hostigando a los transeúntes pacíficos, acordonando y cercando a grupos que le parecen sospechosos, actuando con total arbitrariedad, identificando sin causa alguna a los ciudadanos y tratando de amedrentar a la población. Responsable: Cristina Cifuentes.
Igualmente, como si de bandas de asaltacaminos se tratara, hay retenes en las entradas a Madrid deteniendo a su capricho los autocares que les parecen, obligando al pasaje a bajar, registrándolo y cacheándolo sin justificación alguna y levantando atestados por delitos imaginarios, como el hecho de llevar una careta de la V de Vendetta. Responsable: Cristina Cifuentes.
Todo lo anterior es, en realidad, equivalente a un estado de excepción encubierto (Cifuentes sabe mucho de encubrimientos. Ya dijo que el proyecto de rodear el Congreso era un "golpe de Estrado encubierto"), ilegal por no estar declarado y en el que la policía actúa con total discrecionalidad y arbitrariedad reprimiendo a los ciudadanos y conculcando sus derechos. Esto es, se trata de la actuación descarada de un Estado policial y represivo. Responsable: Cristina Cifuentes.
Ignoro en qué medida esta barbarie represiva que huele a fascismo a distancia y puede llegar a provocar alguna desgracia está instigada desde instancias más altas, como el ministro del Interior o el presidente del Gobierno. Lo que está claro es que el rostro visible de esta desmesura represiva en contra de los derechos y libertades de los ciudadanos es el de Cristina Cifuentes, quien ha salido en todos los medios a propagar sus embustes; a saber:
a) que la acción popular es ilegal. Mentira: es legal. Lo único ilegal es lo que hace ella.
b) que es un "golpe de Estado encubierto". Lo único encubierto aquí es el estado de excepción aplicado por la doña pero no declarado.
c) que el movimiento está infiltrado de neonazis. Los únicos neonazis que puede haber son los agentes provocadores que ella misma haya enviado.
d) que el movimiento trata de conseguir una "involución" cuando la única involución es la que han impuesto Cifuentes y sus amigos.
Lo que corresponde es dar la condigna respuesta al régimen de amedrentamiento que esta señora está imponiendo de forma pacífica pero resuelta, rodeando hoy el Congreso.

La historia acelera.


La magia de los nombres... La transición española tiene hoy mala fama. Se empezó considerándola un ejemplo, un modelo que podrían seguir otros países con dictaduras a sus espaldas y se ha terminado por ahora teniéndola por un fracaso cuando no una traición a las esperanzas de una auténtica democracia. Pero si el objeto anda en demérito, la palabra conoce gran predicamento. La prueba es que, cuando las cosas se complican, alguien habla de hacer una "segunda transición". No debe de haberse realizado porque, de ser así, ya se estaría hablando de la "tercera transición" y no es el caso. Sigue invocándose la segunda. Pero todos quieren transiciones. Los nacionalistas catalanes también y, por eso reclaman en su proyecto de declaración que aprobará seguramente el Parlament el jueves una transició nacional basada en el dret a decidir.

...Y la realidad de las cosas. Merezca el juicio que merezca la transición algo es claro: abrió de golpe las compuertas de la historia a una España que llevaba cuarenta años aherrojada y en estado de tutela. El país se encontró de pronto alternando en un mundo y una Europa que habían evolucionado en aquellos años hacia formas y relaciones que los españoles conocían por los medios pero a las que no habían podido adaptarse. Sus formas sociales, su cultura, sus fuerzas políticas resultaban anticuadas. La izquierda estaba dividida, diezmada, debilitada y tenía mucho miedo. La derecha que, en un primer momento, guardó un prudente silencio, volvió rápidamente a su actitud cerril y ultramontana, demostrando que no había aprendido nada del mundo moderno.

Pero la historia acelera. Gran parte de la transición se ha empleado en encontrar formas de organización que resuelvan el sempiterno problema nacionalista, sin conseguir otra cosa que exacerbarlo, como puede verse en el desafío institucional que se apresta a lanzar la Generalitat. Este, a su vez, se produce en un momento especialmente complicado por dos razones: a) el fin de ETA plantea un previsible recrudecimiento de las tensiones separatistas también en el País Vasco; b) la virulencia de la crisis económica que cada vez toma un aspecto que recuerda más los tiempos de las luchas de clases que la teoría política y social de la postguerra había enterrado junto a las ideologías.

En las condiciones actuales el Estado español no puede recurrir a la violencia para dar respuesta en ninguno de los dos frentes, el nacional o el de clase, por más que está en manos de un partido y un gobierno que tienen una clarísima ideología nacional y clasista. Y no puede porque el contexto de globalización y la inspección permanente que unos Estados ejercen sobre otros no aceptan que los Estados recurran a la idea de soberanía interna para reprimir a sus poblaciones con violación de los derechos humanos. O sea que esos militares que amenazan a los catalanistas con llevarlos a la jurisdicción castrense por alta traición a España no son muy conocedores del terreno que pisan.

Las razones de Mas. Mucha gente en la izquierda y en la derecha sostiene que el repentino frenesí independentista de Mas no es otra cosa que una cortina de humo para desviar la atención pública de sus barrabasadas como gobernante. Es posible, pero esto no exime a los españoles o españolistas de la obligación de responderle en el terreno que él elija porque es quien tiene la iniciativa. La misma idea de convocar un referéndum para consultar a la población si desea decidir es una jugada maestra pues, con el cuento de la consulta (si llega a realizarse) se calienta el nacionalismo de los votantes, se perfila Más como un lider de liberación nacional, en la tradición de Macià y Companys, como el padre de un pueblo y, con el maná del carisma le permitirá postergar las elecciones que podía perder, dado el universal enfado con los recortes.

Las razones de los demás. Están todas ya expuestas, debatidas, discutidas, refutadas, como lo están las del nacionalismo y no queda esperanza razonable de que una parte vaya a traer a la otra a su campo, a convencerla. Los nacionalismos son excluyentes, qué vamos a hacerle. Precisamente para salir de este marasmo, el PSOE acude al baúl de los malos recuerdos y las frustraciones históricas y rescata el polvoriento federalismo en el que, en el fondo, nadie cree. Aun así se asusta tanto al hacerlo que se apresura a darle largas: federalismo, sí, pero ad calendas graecas.

Europa/España. Los españoles, abrumados por nuestras desgracias, tendemos a pensar que estas son típicamente nuestras y desconocidas en otras latitudes. Así es en ciertos casos, pero no siempre. Por ejemplo, los conflictos terroriales son asuntos típicamente europeos. En comparación con otros continentes, cuyas formas políticas se mantienen a lo largo de los siglos (América, Asia), Europa es un crisol de cambios en perpetua efervescencia; aparecen y desaparecen Estados, principados, reinos, imperios, repúblicas, hay guerras, revoluciones, unos territorios se juntan y otros se separan y las fronteras son mudables. Siendo así en Europa, ¿por qué no va a serlo en España, parte de Europa? Desde la caída del comunismo han surgido muchos estados nuevos,los Bálticos, Ucrania, Belarús, etc, otros han desaparecido, como Yugoslavia y otros se han escindido, como Checoslovaquia. ¿Que son la Europa eslava? En la Europa occidental hay hoy cuatro focos de conflicto territorial, de los que cabe esperar cualquier cosa: Irlanda del Norte, Escocia, Bélgica y España. ¿Por qué unos sí y otros no?

dilluns, 24 de setembre del 2012

Democracia, derechos, tiranía, fascismo.

La iniciativa de rodear el Congreso de los Diputados viene fraguándose hace un par de meses. Ha ido cambiando de nombre prudentemente para no dar pie a los aparatos de represión a yugular el movimiento antes de ponerse en marcha. Y ha hecho bien porque la maquinaria represiva a las órdenes de la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, no desdeña ocasión alguna de perseguir a la gente, amenazarla, hostigarla, intimidarla y detenerla con el fin obvio de sembrar el miedo y conseguir que los ciudadanos no protesten en contra de un gobierno que los esquilma, los expolia y, encima, los detiene.
Con el paso de las asambleas en la Puerta del Sol y otros lugares a la Carrera de San Jerónimo, el movimiento 15M ha conseguido un avance espectacular en la articulación de su lucha por un sistema democrático y justo en lugar de esta pantomima injusta. Ha sido un salto cualitativo y demuestra que la indignación ciudadana por esta estafa generalizada de la casta política con el pretexto de la crisis está tan viva como siempre y, poco a poco va encontrando sus formas propias de acción. Para el movimiento indignado, que es la forma más genuina, espontánea y viva que ha tomado la protesta social contra el atropello capitalista, esta acción es de una gran importancia y por eso la está preparando meticulosamente, manteniéndola dentro de una legalidad escrupulosa e insistiendo en su actitud pacífica, radicalmente no violenta, de estricta desobediencia civil.
Pero igual que los demócratas y los resistentes inician mañana una jornada decisiva en su destino, las fuerzas represoras de la derecha neofranquista y nacionalcatólica que se alzaron con el triunfo electoral hace diez meses mediante una sarta de mentiras, tratan de hacerla fracasar. Para ello se emplea a fondo la citada Cifuentes, un caso patente de actitud autoritaria, protofascista, que fía su éxito en las maniobras de intoxicación, mentiras, amenazas, calumnias y todo tipo de juego sucio más propio de la delincuencia que de las fuerzas del orden.
En lugar de encontrar a su marido, prófugo de la justicia por una presunta estafa, cómo no, la señora Cifuentes dedica las fuerzas de policia a sus órdenes a hostigar e intimidar por calles y jardines a los ciudadanos pacíficos, procediendo a identificaciones abusivas e inmotivadas y amenazando a los identificados con posteriores represalias si se les vuelve a ver en una manifestación. Entre estos métodos y los de los gángsteres de Chicago no hay gran diferencia.
Igualmente se procede a detenciones preventivas, probablemente basadas en unas listas ilegales de ciudadanos "peligrosos" que Cifuentes ha hecho compilar sin mandato judicial y por las cuales, si esto fuera una democracia, la citada señora debiera estar respondiendo ante los tribunales. Pero no solamente no es así sino que, en una muestra patente de justicia política, un juez de la Audiencia Nacional, la heredera del Tribunal de Orden Público franquista, se ha prestado a abrir diligencias contra varias personas detenidas por los policías cifuentescos, a las que acusa -se ignora con qué fundamento- de intentar atentar contra los altos organismos del Estado o algún otro cuento similar. Esta actividad indigna da a su vez cobertura para que los policías de Cifuentes sigan sembrando el miedo por las calles justificando sus identificaciones intimidatorias en que hay un procedimiento abierto en la Audiencia. Procedimiento que se abrió a petición de la policía. Es el círculo vicioso de la tiranía.
Pero no le basta con la represión física, directa, violenta, con las cargas, los palos, los gases, los tiros: todo eso lo tiene ya preparado y previsto Cifuentes y está deseando tener una excusa para desatarla. Por eso, quienes vayamos mañana al Congreso debemos mantener la calma a toda costa, no responder a las provocaciones de los agentes cristinos y filmar y grabar todas las actuaciones de la policía. Insisto: no le basta. Por eso, ademàs de los aparatos represivos con que cuenta, Cifuentes ha echado mano de la propaganda, la mentira, el engaño, la difamación. Aparte de la condigna ración de todo esto que cabe a los plumillas que tiene a sueldo en periódicos, revistas, radios y televisiones, dedicados a mentir las veinticuatro horas del día, demostrando su maestría en las tareas de propaganda, la propia Cifuentes ha añadido un buen puñado de infundios de su Minerva particular: que si rodear el congreso es ilegal y se impedirá por la fuerza; que si coaccionar a los diputados es un delito y actuará la policía; que si la manifestación de mañana es un "golpe de Estado encubierto" y se tomarán medidas. La técnica es siempre la misma: una mentira y una amenaza, a ver si consigue descabezar el movimiento porque, de ese modo, probablemente sus jefes la recompensarán con alguna bicoca. A lo mejor le prometen que, si entrega a su marido el prófugo, lo indultan. Y eso cuando no le da por rememorar su formación política de juventud e insinúa, por si cuela, que entre los convocantes del acto de mañana hay neonazis y gente de extrema derecha. Debiera reconocerlos mejor ya que los trata y les autoriza manifestaciones con ánimo de reventar las de izquierda; pero eso es igual porque lo que pretende es encizañar y boicotear los actos legales por ella misma permitidos porque no le ha quedado más remedio.
La derecha nacionalcatólica y neofranquista tiene miedo y, por eso, el flanco más reaccionario ha acudido en apoyo de Cifuentes. Cospedal, la presidenta de Castilla La Mancha, que cobra dos sueldos públicos indebidamente por unos 20.000 euros al mes, vive en una mansión de lujo custodiada por policías a cargo del erario público, sube los sueldos de sus asesores mientras despide a los trabajadores a miles y bebe agua embotellada a cinco euros la botella, Cospedal, digo, equipara el 25S con el 23F tratando de criminalizarlo. Pero ni yo ni nadie hemos visto, leído o escuchado en ninguna parte condena alguna de Cospedal y los cospedales a la intentona fascista de Tejero y sus compinches. Es más, dada la cercanía ideológica de los golpìstas al credo tradicional de la derecha "sin complejos" que los cospedales representan, más parece que, si lo hubieran condenado quizá habría sido por no triunfar, antes que otra cosa.
Así que ni caso a estas sayonas y mañana acudamos todos a demostrar que somos conscientes de nuestros derechos, vamos a defenderlos y no toleraremos que sigan despojándonos de ellos.
(La imagen es una foto de Popicinio_01, bajo licencia Creative Commons).