dimarts, 15 d’octubre del 2013

El otro Palinuro.


Pues eso, que Palinuro tiene otra cara o, como se dice en los ciberandurriales, otra interfaz, que mola mucho más. Pinchen o cliquen sobre la imagen. Sale la página web palinuriana estrenada este verano. Contiene siempre la entrada del viejo Palinuro de toda la vida  y una selección de otras, clasificadas según criterios que los dioses nos van proporcionando. Y con la bandera tremolando en el centro. Todo lo que larga el blog se acumula luego en la página web que, de esta forma, va creciendo y aumentando en contenidos. Para los anteriores al verano hay que seguir yendo al blog y mirar en el buscador, que es muy eficaz. En la página pueden verse también críticas de libros, convocatorias y hasta un calendario pues ya se sabe que los internautas tienden a olvidar las fechas de sus días. En fin, que está muy bien y agradezco infinito a los amigos de Publicoscopia el trabajo y las molestias que se toman en mantenerla, porque lo que es yo...

dilluns, 14 d’octubre del 2013

La maldición de la Triple C.


La política española está dominada por tres problemas duros, ásperos, difíciles de abordar, tanto más de resolver y que, para poner una nota de romanticismo y suspense en el asunto, llamaremos la triple C. Cataluña. Comisión de la verdad. Corrupción. Tres ces como tres castillos, que son tres embrollos de muy distinta naturaleza pero que tienen algo en común: quien ha de resolverlos es un gobierno y un partido con un talante autoritario, nada proclive a la negociación, muy ideológico y hasta radical, según reconoce ya el presidente de ambos en una entrevista de hoy en el Kurier austriaco. Siguiendo su costumbre de decir fuera lo que no dice dentro.


Cataluña. Los organizadores de la concentración por la unidad de España en la Plaza de Cataluña, en Barcelona, reconocen que pincharon. Los varios miles de manifestantes no son nada comparados con los cientos de miles de los independentistas. Y el pegote franquista con los energúmenos luciendo la parafernalia facha no contribuye a hacer simpática su causa. Probablemente la plataforma de la monja Forcades y el economista Oliveres en pro de un proceso constituyente en el Montjuich ha reunido más gente que el PP y Ciutadans. Por la vía de los números callejeros, el unionismo lleva las de perder. Quizá sea un buen momento para pensar en un referéndum que nos diga cuál es la fuerza de cada cual. Pero de referéndums, ni se habla. Al contrario, se recuerda que ya hay un referéndum cada cuatro años en forma de elecciones en donde cada cual vota lo que quiere. Probablemente sea el argumento que haya llevado a Mas a postular ese extraño híbrido, ese hipogrifo de unas elecciones plebiscitarias. Con la cuestión de los votos, que me parece insoslayable, se mezcla ahora la de la financiación, tema que solivianta a otras comunidades autónomas, singularmente Madrid que se considera a sí misma como un Estado dentro del Estado. Y, si consigue variar la ley antitabaco, que es ley estatal, habrá de reconocerse que lo es. Es preciso separar la cuestión independentista de la de la financiación si queremos llegar a algún acuerdo medianamente civilizado. En contra de lo que el gran estratega de La Moncloa dice creer, esta oleada independentista ya no se para con un nuevo acomodo financiero especial para Cataluña. Ahora hay que hablar en términos políticos.

Comisión de la verdad. Ayer mismo la iglesia beatificaba a quinientas víctimas de la guerra civil, asesinadas, se dice, por su fe religiosa, cosa que no es cierta. Muchos de ellos fueron asesinados por ser pistoleros. Lo cual tampoco es una razón para asesinar sin más a nadie pero, desde luego, poco tiene que ver con la fe. De distintos lugares llegaron al Papa con anterioridad peticiones para que, antes de la beatificación, la iglesia pidiera perdón por haber apoyado un régimen genocida, uno que luego se autamnistió con una ley de punto final. El Papa es argentino, pero se ha callado. Puede que no sea tan progre como parece o puede que, habiendo tomado nota, deje para otro día un enderezamiento de la situación. Porque la situación está muy torcida. Se les debía caer la cara de vergüenza de beatificar a unos teniendo a más de cien mil de los otros sepultados de cualquier forma por las cunetas de España. Los enviados de la ONU se han ido pidiendo al gobierno que aplique la Ley de la Memoria Histórica, una ley a la que el gobierno ha dejado sin financiación. La oposición, por su parte, reclama de ese mismo gobierno que constituya una Comisión de la Verdad sobre los crímenes del franquismo; del que se niega a considerar delito la apología del franquismo. Por más que el gobierno quiera ocultarlo, silenciarlo, este es un problema que tendrá que encarar y, para vergüenza nuestra, por presión exterior. Hace falta ser bruto e ignorante para decir que a la gente no le importa en dónde y cómo estén enterrados los suyos. Todo el drama de Antígona, probablemente la pieza de teatro de mayor trascendencia política, gira en torno a la orden de Creón de que uno de los hermanos de Antígona, el atacante, quede sin sepultar, a merced de los perros y los buitres. El culto a los antepasados es algo intrínseco a la naturaleza humana. Y, mientras los de las fosas comunes y anónimas siguen ahí, cada vez son más notorios y vociferantes los seguidores y descendientes de quienes las llenaron de cadáveres, obviamente con no otra intención que mostrar que están dispuestos a hacer lo mismo.

Corrupción. La tercera C, la más siniestra. La política del gobierno de negar la evidencia no funciona ni puede funcionar. El asunto Bárcenas está tan presente como el primer día. No hay forma de acallarlo porque discurre por los meandros de un proceso que da sorpresas continuas. Así se discute sobre la conveniencia de llamar a declarar como testigo a Rajoy como se imputa al gerente del PP en Castilla La Mancha y se abre la posibilidad de que Cospedal vuelva ante el juez de nuevo como testigo y quién sabe si como imputada. Faltan 200.000 euros de un presunto cohecho y en algún lugar estarán. Si se emplearon para financiar la campaña electoral de Cospedal el 2008 es mal asunto, pero si no se emplearon en eso, el asunto es peor. La corrupción lo engulle todo. De los ayuntamientos no hace falta hablar. El último en incorporarse a la reata, el de Melilla, con su doble condición de municipio y ciudad autónoma. Las comunidades autónomas, gestionadas con auténticas golferías. Y el gobierno del Estado en manos de un señor que cobraba suculentos sobresueldos con cargo a donaciones presuntamente ilegales; el mismo señor que se permite decir, siempre fuera, claro, que no solamente condena la corrupción sino que la combate, una afirmación que solo puede colar en el extranjero pues aquí cualquier puede ver que tanto él como su partido hacen lo posible por obstruir la acción de la justicia. Es una sinceridad tan notable como la de Cospedal quien, por cada paso procesal que la atrae de nuevo ante el juez en el asunto Bárcenas, dice alegrarse lo indecible. Dejemos también de lado la tambaleante monarquía. Ese sainete de las tarjetas de crédito, las declaraciones de Hacienda, las transferencias bancarias, las simulaciones, las mordidas, las comisiones, se han llevado por delante el escaso prestigio que le quedaba a la Corona.

La maldición de la triple C.

diumenge, 13 d’octubre del 2013

Las zozobras del Estado del bienestar.


Eloísa del Pino y Mª Josefa Rubio Lara (editoras) (2013) Los Estados de bienestar en la encrucijada. Políticas sociales en perspectiva comparada. Madrid: Tecnos (371 págs.).


La teoría del Estado contemporánea es la teoría del Estado del bienestar (EB). No hay otra digna de tal nombre porque todos los Estados son de bienestar o dicen o quieren serlo. Tanto en su formulación jurídica de "Estado social y democrático de derecho" como en la más politológica, referida al bienestar, domina el campo de la investigación y debate académicos y mundanos. Hasta aquellas ideologías que pretenden abolirlo sostienen que, en realidad, quieren preservarlo, hacerlo sostenible. Y esto no es asunto trivial. Se engarza con la autenticidad del debate político y tiene que ver con las cuestiones comunicativas y hasta propagandísticas. La pregunta de nuestro tiempo es si cabe seguir hablando de Estado de derecho en ausencia del componente social y democrático o de bienestar, habida cuenta de la evolución de la conciencia moral de la especie.

El EB vino acompañado de controversia desde el punto de su nebuloso origen y así siguió después. Ya a fines del XIX, Eugen Richter atacaba con sorna, considerándolas distópicas, las aspiraciones socialdemócratas del Wohlfahrtstaat. Las andanadas teóricas de Von Mises son de los años veinte del siglo pasado y el momento de su apogeo y consolidación, en la segunda postguerra, coincide con el despliegue crítico de Von Hayek. Incluso en los que este libro considera "edad de oro" del EB este tenía que hacer frente a una abigarrada batería de ataques que unía en orfeón negativo la Trilateral, la escuela de Chicago, el monetarismo, la economía de la oferta, la visión marxista del capitalismo monopolista de Estado, la escuela neoclásica, los profetas también marxistas de la crisis fiscal del Estado, los anarcocapitalistas, libertaristas y partidarios del Estado mínimo.


El día de la Raza y el de los muertos.


El 12 de octubre es más que una fiesta. Es una catarsis colectiva. Sus muchos significados, que interactúan entre sí y con una realidad a menudo conflictiva, se prestan a grandes controversias de interpretación. Su nombre oficial, por Ley de 1987, es Fiesta nacional de España, haciendo hincapié en el nacional. La nación española está de fiesta el 12-O. Antes había sido Día de la Hispanidad y, antes, Día de la Raza.

La Fiesta nacional, ignorando la Hispanidad, pretende desvincular la idea de nación española del descubrimiento de América. Pero es un vano intento desde el momento en que se mantiene la fecha del avistamiento del nuevo mundo por Rodrigo de Triana. Tendría que haberse pasado al 2 de mayo, hipótesis que seguramente barajó el legislador pero, inexplicablemente, dejó de lado. Así que la nación sigue asociada al descubrimiento y no sin querella. El término descubrimiento despierta lógicas iras en los descubiertos y ya no se hable de una opinión muy extendida que llama genocidio a lo que otros consideran obra civilizadora de España en América; o sea, la Hispanidad. Primera bronca.

El 12 de octubre es también el día de la Virgen del Pilar, patrona del Reino de Aragón y, por ende, de España, aunque subordinada al verdadero patrón, Santiago el Mayor quien, en realidad, era su mandado, al habérsele aparecido en carne mortal en Cesaraugusta el año 40 para encargarle la evangelización de España. Patrona también de la Guardia Civil, por si hubiera alguna duda y, mira por dónde, de la Hispanidad. La Guardia Civil tiene en estas ocasiones lo que se llama "perfil bajo", pero la presencia de Santiago evoca de inmediato el Santiago Matamoros y cierra España. No es lo más adecuado para emblema de la alianza de las civilizaciones que Rajoy parece haber descubierto tras reírse de ella y a la que ahora se apunta con su habitual oportunismo y falta de dignidad. Segunda bronca.

Sigue funcionando la Hispanidad. Y la Raza. El nacionalismo español muestra su vigor. El PP y Ciutadans han movilizado sus huestes para un acto afirmación nacional Española en Barcelona. Varios miles, llegados a bordos de autobuses, han respondido a la llamada. Una manifestación por la unidad de España que diera respuesta esta vez a la cadena humana catalana del pasado septiembre. La mayoría a favor de lo catalán es abrumadora. Pero la afirmación nacional española compensa por lo vistoso lo enteco de los números. Banderas franquistas y profusión de otras enseñas con emblemas así como de tipo céltico y pendones variados pusieron una nota de colorido en la mañana barcelonesa. Luego, las escuadras fascistas recorrieron las calles de Barcelona, a ver si podían dar estopa a algún catalufo. Más o menos lo que hicieron en Madrid, esto es, merodear por el centro a dar palizas a quienes no les gustaran. Y ante la inactividad de la policía que solo interviene para apalear izquierdistas, pues esto es una democracia. Tercera bronca.

Después del desfile, que a nadie importa un pimiento, la recepción de la Corona, este año coroneta porque el titular está postrado. En realidad, de la Casa Real ya no queda casi nadie. En la foto faltan una infanta y dos yernos. La cuestión de la monarquía, cada vez más desacreditada y cuestionada. Si, por fin, la infanta ausente resulta imputada, la situación va a hacerse insostenible y es posible que, por mucho besamanos al que acuda Rubalcaba, los socialistas acaben recordando que lo suyo es la República. Cuarta bronca.

En efecto, más que una fiesta, una catarsis. Tantos significados y tan controvertidos no tendrán inconveniente en acoger otro más. El PSOE e IU presentan una moción no de ley urgiendo al gobierno a que establezca una comisión de la verdad para desenterrar a los asesinados por los franquistas y hacerles justicia. Aquel se negará a hacerlo por la misma razón por la que se niega a tipificar como delito la apología del franquismo, porque el franquismo es su principal afinidad electiva. ¡Comisión de la verdad! Franco ya la dejó atada y bien atada y los apologetas franquistas que se autotitulan historiadores la repiten sin cesar. Esa negativa será suficiente para que la oposición, llamando en su auxilio la sociedad civil, la constituya por su cuenta.

Es muy buena idea vincular la petición de justicia por los crímenes del franquismo a la fiesta nacional española. Esta petición de una comisión de la verdad es la quinta bronca, resumen de las anteriores. Porque cuestiona la fiesta. Fiesta nacional ¿de qué nación? ¿La de los vivos o la de los muertos?

(La imagen es una foto de Okokitsme, en Twitter).

dissabte, 12 d’octubre del 2013

¿Con qué autoridad hablan?


Al final del consejo de ministros, en rueda de prensa, la vicepresidenta del gobierno tuvo el arrojo de acusar de defraudadores a medio millón de desempleados, siendo así que quienes han defraudado son unos cinco mil. Un problema de comunicación política, dirán algunos. Más parece un problema grave de amnesia. El PP ha aprobado una amnistía a los grandes defraudadores; él mismo como partido está acusado de financiación ilegal; sus dirigentes, incluida la vicepresidenta, de haber cobrado sobresueldos de un dinero que cada vez parece más negro. El pueblo llano a eso lo llama morro. Los analistas políticos somos más correctos políticamente y lo llamamos tupé.

Dice Sáenz de Santamía que las leyes nos obligan a todos, lo cual, como siempre, tampoco es cierto. A ellos no los obligan porque, cuando los obligan, simplemente, cambian las leyes. Exactamente lo que hicieron, lo primero que hicieron, al llegar al gobierno: modificar la Ley de RTVE para poder designar director del invento con sus solos votos a un fiel propagandista de la causa. ¿Cuál es la validez moral, la autoridad, de la afirmación de que las leyes nos obligan a todos cuando uno cambia las leyes a su gusto? ¿Es superior a cero?

Y, como esto es España, lugar de tronío, la vicepresidenta podría haber dicho sin faltar un ápice a la verdad "las leyes nos obligan a todos, excepto en Eurovegas". De autoridad en España el gobernante anda muy falto. Hay que salir en su defensa movilizando en su provecho las instituciones del Estado. A petición del fiscal, el juez Ruz desecha la comparecencia de Mariano Rajoy como testigo porque, razonan ambos, fiscal y juez, "busca un interés extraprocesal". Podría ser, pero es irrelevante. La comparecencia de Rajoy, presunto perceptor de sobresueldos de origen ilegal, es inexcusable. El proceso mismo lo reclamará y Rajoy tendrá que comparecer a rastras, como lo hizo ante el Congreso.

El juez imputa al gerente del PP de Castilla La Mancha en el más bien fétido asunto de los 200.000 euros evanescentes que, al parecer, se han pagado, se han cobrado y se han volatilizado. La siguiente figura en el pimpampum es Cospedal; una presunta cobradora de sobresueldos nata. Un personaje que aparece perpetuamente implicado en cuestiones de ingresos, pagos, declaraciones, olvidos y requiebros.

La pregunta es pertinente: ¿con qué autoridad hablan? Y la respuesta, evidente: con ninguna. Con ninguna autoridad y con menos sentido común. Esta claro, la mayoría absoluta los justifica a su juicio no solo para no dar explicaciones sino para darlas sin sentido alguno, al albur del capricho de un ministro. Si Rajoy afirma en el Japón que en España se han reducido los costes laborales (o sea, que se han bajado los sueldos) y Montoro asegura, por el contrario, que no se han bajado sino que se limitan a crecer moderadamente, uno de los dos no sabe lo que dice. Y eso es grave.

¿O tampoco?

La mancha revolucionaria.


Interesantísima la exposición sobre I Macchiaioli ("manchistas") de la Fundación Mapfre, en Recoletos. Algunos de ellos, tanto del grupo "manchista" propiamente dicho, como de los aledaños son bastante conocidos, como Silvestro Lega, Giovanni Boldini, Fattori, Zadomeneghi, Signorini y, por supuesto, Balla y Pellizza; pero otros lo son menos o a Palinuro no le sonaban. Así que es una gran ocasión verlos juntos. Son más de cien obras en total, procuradas en colaboración con el Museo d'Orsay y L'Orangerie de París, de muy distinto formato (predominantemente pequeño) y variada procedencia. Pero transmiten con toda claridad la idea de un grupo, un movimiento, un trabajo colectivo, una especie de programa de renovación de la pintura, así como de la acción social del pintor y del artista en general. Otra prueba más de lo aficionados a la cofradía que son los pintores.


Esta en concreto nace al rebufo de la revolución de 1848 que, siendo europea en su alcance, en Italia puso en marcha el Risorgimento o reunificación italiana que terminó en 1871 con la expulsión definitiva de los austriacos del Véneto y la conquista de Roma. Los manchistas querían renovar la pintura y la Nación al mismo tiempo. Varios de ellos fueron voluntarios a la guerra contra los austriacos. Los cuadros de Fattori con batallas entre austriacos y bersagliere son piezas de la conciencia nacional.

Pero la exposición se centra en la obra renovadora de la pintura que, vista con la perspectiva de grupo, es innegable y, habiéndose dado a mediados del siglo XIX, antecedente claro del impresionismo francés. El lema del grupo es el del impresionismo: luz natural (que en Italia hay mucha), pintura al aire libre, fuera academicismo e historicismo. Hay quien lo ve incluso como antecedente del grupo de Barbizon. Desde luego y también coetáneo. Y en cuanto a los impresionistas, a veces uno cree estar viendo a Monet, a Manet, al mismísimo Renoir. En los retratos pasa algo parecido. Las figuras y su contexto reflejan una época y unos personajes: las clases medias y las populares, la coyunda que hizo posible la revolución de 1848, la última vez en que la burguesía y los trabajadores fueron juntos a las barricadas. En la siguiente, estarían en lados opuestos. Los retratos de Boldini, que era un maestro indiscutible, son los de la burguesía nacional italiana, coronado por su célebre de Verdi de 1886, pura sinestesia. Lo que no aparece en la exposición es que, posteriormente, gracias a su enorme éxito, Boldini se convirtió en el retratista de las clases altas y la nobleza italiana. Y aun así mantuvo una enorme audacia de trazo.

La expo tiene un detalle espléndido. Hay una breve antología de escenas de dos de las mejores películas de Visconti, Senso (1954) y El gatopardo (1963) para mostrar cómo el cineasta se inspiró directamente en i macchiaioli. Los paisajes, las figuras de las dos turbulentas historias, la lucha contra los austriacos (Senso) y la revolución garibaldina (Gatopardo) están sacados de los manchistas. Y no es el único. El símbolo del Novecento de Bertolucci es el célebre El cuarto estado, de otro manchista, Pellizza da Volpedo.

Especial interés reviste la referencia a la huella de i macchiaioli en Mariano Fortuny, al menos para los españoles. Fortuny tuvo un éxito arrollador, fue riquísimo y, a pesar de morir joven, dejó una fortuna en bienes inmuebles. Su triunfo vino de su increíble oficio y de haber adaptado al gusto español los casacones de Meissonier. Los enriqueció con su aprendizaje de la luz del norte del África y los coronó con la estancia en Italia. Ese es el secreto de Fortuny, la luz, la mancha de luz.

Y puestos ya a fantasear, la figura del anuncio de la expo recuerda vagamente a Seurat.

divendres, 11 d’octubre del 2013

El barco de los locos del PSOE.


Quien mire a Rubalcaba probablemente verá un hombre tranquilo, discreto, un tanto anodino, nada estridente, sin duda amante del orden, de lo previsible y seguro. Pues le ha tocado regir su partido en condiciones de aprecio y apoyo populares francamente cochambrosas, tanto el partido como él. Y en unos momentos especialmente convulsos de la vida nacional en muy diversos aspectos: políticos, económicos, territoriales y hasta dinásticos. Ya es mal fario.


Breve digresión. La noticia de la muy probable imputación de la infanta Cristina puede ser la puntilla al escaso crédito de la Monarquía. Con el Rey postrado en el taller, su yerno protagonizando un episodio de serie B policiaca y los príncipes de Asturias en el punto de mira de la rumorología mediática, la dinastía puede encontrarse por tercera vez plantando cebollinos en el extranjero, París, Lausana, Roma. Los Borbones son cosmopolitas.

Fin de la digresión.

¿Y el partido? Rubalcaba lo tiene en la calma chicha que, como en las novelas de Salgari, precede a la tormenta. Los barones, los precandidatos, las primarias, la conferencia política, los EREs, Cataluña. Un guirigay y con las elecciones europeas ya a la vista.

Así las cosas, exactamente, ¿de dónde sale Susana Díaz? Esa entrevista con Rajoy es un disparate político mayúsculo. La rapidez con que el presidente la ha aceptado (cuando su antecesor, Aznar, a veces tenía esperando meses a los presidentes autonómicos de la oposición) debiera haberla alertado. En el supuesto caso de que obrara con prudencia y reflexión o tuviera alguna experiencia.

Es perfectamente natural que la presidenta de la autonomía acuda a saludar al presidente del gobierno, a presentarse. Pero una cosa es el ejercicio institucional del cargo y otra entregarse a los postulados políticos del gobierno al que teóricamente se opone. Lo del síndrome de Estocolmo es aquí un juego de manos de una feria de pueblo. La sola visita a La Moncloa le ha trastornado el juicio. Sale pidiendo a Rajoy que lidere un gran pacto contra la corrupción de la que él es el presunto gran jefe. Con Rajoy, en cuya palabra no fían ya ni los de su partido. No se puede ser más pánfila, a no ser que la hayan mesmerizado o lavado el cerebro. Porque, en lógica conexión con este clima de colaboración, la dama se abstiene de pedir la dimisión del presidente que su partido reclama sin parar. Y, por otro lado, ¿quién es ella, recién llegada a la corrala, para andar en pactos con el presidente del gobierno en asuntos que afectan a todo el país? No se sabe qué asombra más si su credulidad o su desmesura.

Ignoro cómo va a neutralizar Rubalcaba ese ataque directo a su liderazgo. La presidenta in pectore de la federación más importante de su partido hace caso omiso de la solemne política de este de romper puentes y colaboración con el PP. No es posible que Díaz sea tan necia que no haya calibrado el daño que infiere al PSOE. Solo puede entenderse como enajenación, deseablemente transitoria. O quizá como falta de experiencia, incluso atolondramiento. Pero cuanto antes se caiga del guindo, mejor para su partido.

Era lo que faltaba al PSOE, una especie de plante en el Sur que renuncia a la oposición frontal y retorna a la política de pactos con el gobierno. Pactos que el gobierno no ha hecho o no ha cumplido o ha roto.

En el PSOE tienen un evidente problema de liderazgo. 

La herencia fantástica.


Curiosa exposición la de la Fundación Juan March buscando las raíces del surrealismo. Organizada en colaboración con el Germanisches Nationalmuseum de Nurenberg y comisariada por Yasmin Doosry, tiene una gran preponderancia de arte alemán. El lapso va desde el siglo XVI hasta el XX y reúne doscientas piezas, sobre todo grabados, dibujos, fotografías y reproducciones. Viene siendo la continuación de una mítica, organizada hace 75 años en el MoMA, titulada Arte fantástico, Dada y Surrealismo y que, al parecer, señalaba las influencias del Bosco, Piranesi, Arcimboldo, Goya, etc en el surrealismo. Pues aquí, más o menos, lo mismo. Faltan algunos de aquellos precedentes, como el Bosco, Arcimboldo o Hogarth pero, en cambio, se suman nuevas y muy atractivas sugerencias. La exposición está metódicamente organizada en once apartados temáticos, así que el visitante tiene en donde elegir para considerar las relaciones entre obras antiguas y el espíritu del surrealismo.

No será por falta de precedentes. Los propios surrealistas eran muy dados a resaltarlos, a buscarse influencias pasadas, como si quisieran establecer una especie de pedigrí subterráneo en la historia de las artes y las letras. En su primer Manifiesto del surrealismo, Breton señala los atavismos en  la Divina Comedia y en Shakespeare "en sus mejores momentos"; y luego repartía patentes surrealistas con generosidad a lo largo de la literatura, principalmente, pero no solo, francesa: Swift, Sade, Chateaubriand, Constant, Hugo, Poe, Baudelaire, Rimbaud, Jarry, Saint-John Perse, Roussel, etc, eran surrealistas cada uno a su modo. Y, cómo no, los omnipresentes Cantos de Maldoror. Lo que no está mal para un movimiento que declaraba enfáticamente por boca de Antonin Artaud en 1925, un año después del Manifiesto, que no tenemos nada que ver con la literatura. Más o menos lo que también decían Breton y sus amigos. Pero el caso es que acabaron expulsando al bueno de Artaud del movimiento. Por cierto, la declaración de este como director del Centro de Investigaciones Surrealistas está en la exposición y en ella se lee que el surrealismo es un medio de liberación total del espíritu y de todo lo que se le parezca y que los surrealistas están dispuestos a hacer una revolución. Surrealismo y revolución han estado siempre muy unidos, tempestuosamente unidos. Así que el motivo de la exclusión de Artaud fue otro.

Pero en la exposición hay poco de este surrealismo, exceptuada una sala que muestra las primeras de revistas, libros y anuncios de las exposiciones internacionales de surrealismo organizadas por Breton. Ahí se encuentra esta portada de uno de sus libros con una célebre imagen de Magritte. ¿Resulto muy surrealista si digo que, a la vista de ese rostro, los surrealistas también pueden reclamar como precedente la Mona Lisa?

Las otras secciones traen sobre todo esos precedentes. La primera, dedicada al "ojo interior", aparece dominada por los extraños ojos de Odilon Redon. En la segunda, consagrada a los "espacios mágicos" se encuentra el fabuloso mozo de cuadras embrujado, de Baldung, un escorzo extremo insólito que recuerda bastante una figura de un guerrero caído en el episodio de Niccolo da Tolentino en la Batalla de San Romano (h. 1425), de Paolo Uccello, tanto mas extraño cuanto que el cuadro no tiene perspectiva. También en estos espacios vemos una de esas ruinas de Piranesi que parecen auténticas pesadillas de las que no es posible despegar la mirada. Es como una especie de vértigo de locura y está muy bien traído el vínculo con el surrealismo.

Hay en la exposición un montón de gente conocida, Man Ray, Ernst, Ensor, Klinger, Goya, con algunos caprichos. Y también imitadores. Una especie de copista del Bosco reproduce cinco de sus pecados capitales, esas ruedas que están en el Museo del Prado, me parece. Se pueden ver las figuras con embudos en la cabeza y los extraños artilugios con que las gentes de la baja Edad Media convivían, como ready mades con quinientos años. Hay un Cornelis van Haarlem que reproduce las caídas míticas de Ícaro, Faetón, Tántalo e Ixión, de Goltzius. La conexión con la foto de Pierre Boucher está bien pero las imágenes de los otros son impresionantes. 

El sueño de la razón de Goya, las formas de volar y otros caprichos se encuentran muy en su elemento, como algunas obras de Picasso, Miró, bocetos de Dalí o unos dibujos de Lorca. Realmente, el surrealismo ha vivido de infinitas fuentes. Como todos los "ismos". 

dijous, 10 d’octubre del 2013

Femen y tabú.

Llama mucho la atención el lema pintado en el pecho de las activistas de Femen: El aborto es sagrado. Se irguieron cuando comenzó a hablar Gallardón, uno de los muy devotos ministros de este gobierno carcunda, empeñado en despojar a las mujeres del derecho al aborto. Y comenzó el espectáculo habitual: tetas al aire, gritos (¡el aborto es sagrado! ¡fuera de nuestras vaginas!, etc), forcejeos, contorsiones, empleo de una u otra forma de la fuerza pública, reducción y posterior detención de las alborotadoras. La cámara, perpleja, sin saber cómo reaccionar, mucha incomodidad y bochorno; algún tímido aplauso de IU. Luego vendrán las furibundas condenas con el ceño fruncido. Las mujeres del PP están como furias, profiriendo maldiciones. Tachan la protesta de repugnante, fanática y patética. ¡Voto al chápiro! Están tan furiosas que no saben lo que dicen. Y si se comparan estas fotos con las de Cospedal enarbolando peineta, pues no sé yo... En la izquierda reina el desconcierto, incluidos sectores feministas que ven en estas protestas frivolidad y hasta un juego intencionadamente ambiguo con el machismo dominante. Si protestamos por la cosificación de la mujer en la publicidad, no podemos recurrir a ella en la protesta. Luego volvemos sobre el asunto, más complejo de lo que parece.

Me interesa antes de nada el lema. Léase bien: El aborto es sagrado. Es fuerte, ¿verdad? La izquierda, los progres, no nos apoyamos en la noción de lo sagrado. Nuestra defensa del derecho al aborto es de moral racional, de respeto a los derechos del individuo, empezando por el de decidir libremente si quiere o no abortar, y pretende tener un fundamento científico. ¿A qué viene aquí lo sagrado? Eso es actuar como la derecha, los conservadores, los reaccionarios, los curas, las iglesias, las religiones, el orden constituido, el patriarcado. La cultura misma que, según Freud, se erige sobre el totem y el tabú. El tabú del incesto, el del canibalismo, el del aborto: una prohibición rígida, sacra, que castiga como pecado severamente toda infracción. Invocar el carácter sagrado del pecado es ir a dar la batalla de modo radical en el campo mismo del adversario. Aquí nace esa incomodidad de la izquierda y cierto feminismo ("cierto" porque Femen son feministas), en que tienen interiorizado el tabú en su terreno sagrado y pretenden combatirlo con las armas de la razón. Cosa inútil pues todo lo sagrado es inmune a lo racional y solo puede combatirse con otro sagrado. En el caso del aborto, ¿en qué descansa esa sacralidad? En que es una manifestación obvia de la autonomía del individuo y su derecho a disponer de sí mismo aquí y ahora. Algo mucho más sagrado que todas las divinidades celestiales o infernales.

Así que tocado quedó el ministro de Justicia, balbuceando lugares comunes sobre la falta de respeto a la sede de la soberanía popular, sede en la que domina absolutamente el partido del ministro, que no deja hablar a nadie pero convierte en leyes, es decir, en normas racionales, universales, generales y abstractas los tabúes de su iglesia.

Lo de Femen tiene su tela. El logo de más arriba, lo dice la leyenda, representa los colores de la bandera ucrania, pues el movimiento nace en Ucrania hace unos años, el palo es el de la letra cirílica de origen griego, phi, de feminismo, los círculos son tetas, "es divertido, reconocible, representa la oposición y el aguijón de la avispa". Se me ocurre que podía adaptarse en España, en donde la combinación amarillo/azul no dice nada cambiándola por los colores republicanos. Al fin y al cabo estamos en casa de Palinuro. El resto, lo mismo: tetas, phi, etc. Es solo una propuesta. Cuestión de pensarlo. Las componentes de Femen suelen ser estudiantes universitarias o licenciadas. Es decir, nivel cultural alto. Su feminismo es indudable: happenings al estilo de las pussy riot que también las han llevado a la cárcel. Acciones contra el machismo, contra el islamismo, el cristianismo, la subordinación de la mujer en cualquier campo, etc. Los contenidos están claros. Las peleas pueden llegar por las formas. Son muy provocativas, rompedoras, el concepto de escándalo público se refleja en todos los rostros sorprendidos de los espectadores. Suelen quedarse estupefactos hasta que interviene la policía o similar que, a su vez, tampoco está muy segura de cómo proceder. Son momentos de escándalo festivo y pacífico que juegan con el universal atractivo de los pechos femeninos. No creo conocer a casi nadie a quien desagraden las tetas a la vista. Claro que a lo mejor es porque conozco a poca gente.

Las acciones son modalidades evidentes de la vieja táctica anarquista de la acción directa con elementos de desobediencia civil. Las de Femen jamás se enfrentan a la fuerza pública y se dejan detener y procesar. Entienden que lo suyo es eso, propaganda por la acción, algo con lo que el orden público entendido al modo autoritario suele tener muchos problemas. Traten de imaginarse una acción de Femen en ese pueblo de la costa en el que la alcaldesa dicta a los vecinos la música que pueden escuchar, cómo deben ir vestidos y cómo han de comportarse, al más castizo estilo de España unidad de destino en lo universal. Imagínenlo y traten de contener la risa. 

Este tipo de acciones responde a la intencionalidad ya explícita en el logo, diseñado por Artemy Lebedev, el creador de Art. Lebedev Studio, una empresa privada de diseño rusa con sede también en Nueva York, dedicada al diseño avanzado de carácter industrial, gráfico, online y de interfaz, una gente muy simpática, con una política corporativa anticorporativa también muy rompedora que la lleva a colgar los premios que recibe en las paredes del retrete. Parte de un asunto de principio que Palinuro hace suyo sin dudarlo: no trabajamos con personas privadas, partidos políticos, organizaciones religiosas, pajilleros y todos quienes tienen puntos de vista contrarios a los nuestros. Tan entusiasmado está que, según me ha dicho, planea pedir a Lebedev una franquicia para España en donde hay una gran demanda de renovación de logos, símbolos y modos de acción.

Ir a pedir el logo a Lebedev ya revela intencionalidad programática feminista neta en Femen que, por cierto, se ha metido en todos los charcos, incluida la lucha en contra de la legalización de la prostitución. En definitiva,  es una de las formas típicas de protesta en una sociedad compleja, como un mosaico, con modos muy distintos de expresión (ecologistas, homo, bi, transexuales, M-15, mareas de mil colores, hackers, anonymous, etc.) todos ellos potenciados por el uso masivo de las redes. Lebedev es, básicamente, diseño online. En el caso de Femen se mantienen en el tiempo, son pocas y con escaso apoyo social y menos recursos económicos. Pasa siempre con las vanguardias.

¡Ajá! Pero el buey sigue arando y estos fogonazos tan superficiales apenas son arañazos. La realidad persiste. ¿Les parece poco atacar el tabú en su raíz y declarar sagrado el aborto?

(La imagen es una foto del logo de Femen, diseño de Art. Lebdeveb Studio, bajo licencia Creative Commons).

dimecres, 9 d’octubre del 2013

La moción de censura de Femen.


El tiempo se ha acabado. Aquella moción de censura con la que, en un insólito momento de valor, Rubalcaba amenazó al gobierno hace meses, es ya la única arma a disposición del PSOE para conseguir que este gobierno de embusteros, autoritarios y presuntos corruptos, atrincherado en su mayoría absoluta, dé explicaciones a la ciudadanía, a la que trata como un rebaño de ovejas. Hasta la fecha PSOE e IU han intentado todo para que la derecha se avenga, cuando menos, a fingir algún talante democrático y cierta sensibilidad parlamentaria. Pero ha sido inútil. La necesidad de Rajoy de impedir que las acusaciones sobre los sobresueldos que pueda haber estado cobrando, sus mentiras en el Parlamento (y fuera del Parlamento) y el resto de sus prácticas poco menos que mafiosas se le formulen a la cara, y la del PP de evitar que se conozca públicamente el grado de corrupción que anida en su seno, llevan a ambos a colaborar para que el Congreso se convierta en un remedo de las cortes franquistas que, en el fondo, es el tipo de órgano legislativo que añora la derecha.

La mayoría absoluta derechista ha yugulado todas y cada una de las docenas de mociones de la oposición pidiendo la comparecencia del hombre que lleva dos años ocultándose después de haber mentido afirmando que él daría la cara. El Parlamento, falseado en su esencia por una guardia pretoriana, verdadera colección de paniaguados, tiralevitas y logreros del partido del gobierno, no sirve literalmente para nada. No actúa, no controla, no fiscaliza, no investiga y se limita a "legislar" bovinamente unos textos que el gobierno le remite como Franco, con un motorista. Es el parlamento de la vergüenza y la impotencia, poblado por unos diputados acobardados y sumisos que, por no tener, ni siquiera han tenido (salvo dos o tres modestas excepciones) las agallas necesarias para aplaudir y vitorear a esas tres mujeres de Femen que han dado una lección a un país cada vez más aborregado. Patidifusos se han quedado los representantes de la soberanía popular (que, en el fondo, solo representan a los barandas de sus partidos), boquiabiertos, incapaces ya ni de hacer algún comentario sobre los atributos con que estas bravas mujeres cuestionan y provocan este machismo emasculado de sacristía que rezuma el hemiciclo de mayoría nacionalcatólica. 

Únicamente Edurne Uriarte, haciendo gala de su oquedad cerebral y su ausencia de dignidad de género, se ha atrevido a balbucear cuatro necedades sobre ese magnífico gesto de quienes valen mil veces más que ella en todos los sentidos, tachándolas de... ¡espectáculo machista! desde alguno de los numerosos canales mediáticos de los que dispone gracias a la pasta de la derecha, que no a su inexistente ingenio. Digno comentario de quien llegó a ser nada menos que pareja del inenarrable Wert, el que inaugura eventos entrando por las puertas de servicio.

Son las mujeres de Femen quienes han presentado la moción de censura que el PSOE no se atreve a interponer, sacando a luz la viscosa hipocresía del ministro Gallardón, meapilas sofista al servicio de los curas en su intento de cargarse el derecho al aborto. Ellas y solo ellas. Los socialistas (¡y las socialistas!), callad@s como conej@s. Y, por supuesto, a horas del hecho, Rubalcaba -cada vez más parecido a Rajoy- silente y desaparecido.

Hasta un portavoz habitualmente cómico con los tirabuzones de sus seudoargumentos como el del PP, se permite el lujo de provocar a los socialistas afirmando que no tienen valor de presentar la moción de censura. Que no tienen valor, ni ideas, ni programa, ni líder.

Y va a ser verdad.

Esta oposición casi parece la sombra de un gobierno a la sombra de un presidente a la sombra de un delincuente. Innoble situación.

Ya que no son ustedes capaces de respetarse a sí mismos, respeten cuando menos a los votantes que les pagamos unos sueldos suculentos a cambio de los que no hacen ustedes nada y den la batalla por la democracia, la libertad y la dignidad de la gente. Hablen ustedes con Cayo Lara para que apoye la moción de censura (si no lo hace, que diga por qué y arrostre el merecido descrédito que le caerá) y presentenla de una maldita vez.

Queremos personas dignas en el parlamento, por lo menos tan dignas como las mujeres de Femen. No patos acobardados por el facherío reinante.

La mentira todo lo ilumina.


Al informarme sobre el debate de ayer acerca de las supuestas mentiras de Rajoy en sede parlamentaria, me vino a la memoria la obra de Thomas de Quincey,  Del asesinato considerado como una de las bellas artes. Fui a buscarlo en casa del Tío Google y me topé con un estupendo artículo de Juan Torres López en El País del mes de agosto titulado Rajoy y el arte de la mentira en el que echa mano de la obra de De Quincey para glosar con mucha ironía e inteligencia como una de las bellas artes la capacidad de mentir del presidente. Suscribo todo lo que en él se dice y lamento no haberlo leído antes pues sin duda hubiera enriquecido algunas de las observaciones veraniegas de Palinuro.

Ignoro si sus señorías habían leído el artículo de Torres que les hubiera mostrado en qué jardín se han metido. De todas formas, el presunto mentiroso estaba, como siempre, ausente y el intercambio fue entre los portavoces de los grupos parlamentarios, especializados en decirse lindezas. Los socialistas y los de IU, que apadrinaban las mociones, pusieron cual no digan dueñas al presidente en ausencia (o en rebeldía, según se mire). Los populares contraatacaron con los EREs y procedieron a formar la guardia pretoriana de defensa, rechazando por enésima vez un debate parlamentario en serio sobre las presuntas mentiras de Rajoy. El parlamento está para proteger al presidente del gobierno y ampararlo en su negativa a comparecer, rendir cuentas, dar explicaciones, incluso ante acusaciones tan graves como la de mentir en sede parlamentaria que, por cierto, es una felonía, un delito o falta que la Constitución estadounidense considera motivo de inhabilitación del presidente, vicepresidentes, etc., los famosos high crimes and misdemeanors. La mentira está bunkerizada.

En 1712, Jonathan Swift publicó un panfleto titulado El arte de la mentira política. Luego se supo que, en realidad, era de su amigo John Arbuthnot. El mismo Swift lo contaba en sus Cartas a Stella. Pero sigue publicándose como obra suya. En 1712, en plena guerra de la sucesión española con Francia, tanto Arbuthnot como Swift venían a ser lo que hoy llamaríamos el gabinete de comunicación del gobierno tory de la reina Ana, o sea, su aparato de propaganda. Para defender la causa de la paz con Francia, los dos escribieron un montón de mentiras y crearon símbolos propagandísticos. Arbutnoth, por ejemplo, creó la imagen de John Bull, icono de Gran Bretaña hasta el día de hoy. Esos son comunicadores, caramba. Entre sus producciones, este arte de la mentira política que debe de ser libro de cabecera de Rajoy y en el que se define la mentira política como el arte de convencer al pueblo de una falsedad saludable con algún buen fin. 

Pues tal cual. Puro Rajoy, que sigue al pie de la letra el tratadillo del mentiroso político. Solo comete un error. Convencido, quizá de esa atribución apócrifa a Goebbels de que una mentira mil veces repetida se convierte en verdad, repite la suya sin parar. Grave error. Goebbels dice algo muy distinto: que debe repetirse la mentira pero no hasta hacerla inservible. Obvio. Lo decía también Arbuthnot: las mentiras deben ser variadas y no conviene insistir obstinadamente en una de ellas. Por ejemplo: no estamos acabando con el Estado del bienestar.

La guardia del pretorio parlamentario también es fiel discípula de Arbuthnot/Swift y sigue a pie juntillas su recomendación de que el mejor modo de contrarrestar una mentira no es con la verdad sino con otra mentira. Ejemplo: 

Mentira: Rompí con el señor Bárcenas cuando me enteré de que era un delincuente.

Opciones:

A.- Verdad: Siguió relacionándose con él después de saberlo a través de SMSs.

B.- Otra mentira: El presidente ya ha dado todas las explicaciones en el Parlamento.

Obviamente, es más provechosa la opción B. Esta puede adornarse, calificando a Rajoy, como hace uno de sus seguidores de hombre justo y honrado. Pero esto pertenece ya al reino de los invertebrados.

Queda solamente por preguntar al PSOE, sin ánimo de atosigar, cuándo interpondrá su moción de censura.

dimarts, 8 d’octubre del 2013

Rosa Díez defiende España.


En un artículo publicado ayer en El País se preguntaba Rosa Díez  ¿Quién defiende a España? y se respondía que ella y, con ella, el partido Unión, Progreso y Democracia, del que es portavoz  porque, asegura, es la defensa de la mayoría. Díez y UPyD están en su derecho de defender lo que quieran, por más que lo defendido no parezca tener otra entidad -según lo expuesto por la autora- que la suma de los ciudadanos españoles. Esta suma, la ciudadanía española bajo el techo de la Constitución de 1978, parece a Rosa Díez un bien en sí mismo por el que merece la pena luchar frente a otros ciudadanos, también españoles de momento, que han dado en la flor de no querer serlo y de buscarse la habichuelas por su cuenta. Las razones de estos ciudadanos -únicos a los que Díez llama "nacionalistas", adjetivo que no se aplica a sí misma y del que parece abominar según la cita de Camus en cabeza del artículo- le resultan detestables, étnicas y hasta tribales.

Para ella, Díez prefiere el término patriota, lo cual nos pone sobre la pista del trasfondo no explícito del artículo: una aplicación a España de la doctrina del patriotismo constitucional, elaborada por cierta iuspublicística alemana en los años cincuenta del siglo pasado y paradójica conversión del espíritu alemán de la sangre y el suelo al nacionalismo liberal de raigambre francesa. Al haber fracasado el intento de los liberales españoles (los de verdad; no este remedo de la carcunda nacionalcatólica hoy gobernante) de conseguir lo mismo en España, vino bien hace unos años recurrir al hallazgo germánico. Y hacerlo ignorando que el problema de este préstamo hispano era el mismo en ambos casos, pues ni Francia ni Alemania hubieron de lidiar con naciones y nacionalismos contendientes de alguna magnitud que cuestionaran esa asimilación de la nación al ideal ilustrado liberal y a su objetivación constitucional.

Se escandaliza Díez de que la nación española carezca de defensores (llega a decir que los dos partidos dinásticos han renunciado a defenderla), siendo así que hoy se basa en la existencia de una Constitución que garantiza la igualdad de todos, con independencia de su etnia y del territorio en el que habiten. Una ciudadanía sumatorio de todos los españoles en aquello que tienen en común, por encima de los particularismos, el ser sujetos de derechos como individuos, no como razas, territorios o tribus. A ese propósito orienta Díez la acción política de UPyD.

El patriotismo es constitucional porque es la Constitución la que otorga los derechos a la totalidad del pueblo español, conjunto de ciudadanos que son tales por ser individuos sujetos de esos derechos. Esto es un razonamiento circular o falta un elemento sobreentendido. En efecto, se trata de la nación española, la que aparece en el famoso artículo 2 y que fundamenta la Constitución. Y ¿que existencia tiene esa nación? La que da la atormentada historia de España y ese artículo 2. La Constitución no otorga derechos sino que reconoce unos pre-existentes, pudiendo, por tanto, reconocer unos y no otros, a tenor de la decisión de esa previa nación española. La Constitución no puede otorgar el derecho de los españoles a tener una constitución, por ejemplo.

El razonamiento de Díez resulta desfasado pues retrotrae la controversia al punto de origen sobre los sujetos de los derechos cuando hasta un ex-presidente del Consejo de Estado y ex-magistrado del Tribunal Constitucional, Francisco Rubio Llorente, ve posible y conveniente realizar la consulta del dret a decidir de los catalanes. Tampoco es tan estrambótico. Se trata de una opinión dada con autoridad, en el sendero de otras también de mucho peso como la famosa recomendación del Tribunal Supremo canadiense en relación con Quebec y la actitud civilizada y pragmática de Gran Bretaña en el caso de Escocia. Habría que reformar la Constitución, dice Rubio Llorente. Bueno, otros piden modificarla con distintos motivos cercanos o alejados de este. La Constitución es una norma reformable. Es la nación la que decide. Y ¿por qué habría la nación de negar a una comunidad parte de ella el derecho a ser asimismo una nación con todos sus atributos si así lo desea una mayoría cualificada democrática en ambos casos (como nación española y nación catalana)? ¿Por qué no pueden los catalanes constituirse en una nación animada por el mismo patriotismo constitucional? Las expresiones peyorativas de "tribu", "etnia", "territorio", ¿no son asimismo predicables de los españoles?

Y aquí es donde la exposición de Diez alcanza su interés. En realidad,  no merecería la pena reflexionar sobre esta pieza de pobre retórica electoral en busca de los votos de una mayoría que, en realidad, es la del nacionalismo español, de no ser porque, en la exposición, se escapan a la autora dos gazapos muy reveladores respecto al contenido de este enfrentamiento entre nacionalismos en España. Uno de ellos es la referencia a la transición modélica que, mira tú, se ha descuajaringado. El otro el lamento por la ruptura de los vínculos con los que se estaba constituyendo nuestra incipiente ciudadanía española.

Dejo a los transitólogos críticos la carnaza de ese modélica que los pondrá a cien. Lo interesante aquí es el alfa y el omega del drama que pone en pie de guerra a Díez y la UPyD: la transición (o sea, la Constitución de 1978) y la ruptura de los vínculos etc. Hay varias interpretaciones de este lapso. Me voy a la más benévola.

¿Cuál es la nación española pre-existente que fundamenta la Constitución? Obviamente la media nación (para entendernos) del franquismo que se puso de acuerdo con parte de la otra media (la otra parte estaba bajo las cunetas y ahí sigue) para dotarse de una Constitución y hacerse respetable. Para lo cual empezó por aprobar una Ley de punto final (pues eso es la Ley de Amnistía de 1977) anterior a la Constitución. Tan modélica, obviamente, no fue. Habló la media nación franquista, nacional-católica. Los demás acataron y negociaron un lugar al sol con la promesa de un régimen democrático. De ahí viene la incipiente ciudadanía española. Estaba haciéndose. La Constitución fue un contrato. Una parte pagó en el acto y la otra difirió su cumplimiento. Y no cumplió.

Así se entendió en la época y eso es lo que los españoles votaron mayoritariamente (con las habituales pejigueras vascas) en 1978. Fue un gesto de magnanimidad ingenua. Pero funcionó mientras el reto a la unidad española provino de la violencia etarra, del terrorismo, incluso en los momentos más difíciles cuando este estuvo a punto de destruir el menguado Estado de derecho, convirtiéndolo a su vez en terrorista con los GAL. La democracia resistió y las gentes siguieron esperando el avance de España hacia una forma de democracia desarrollada a partir del compromiso de mínimos de 1978.

Pero había de suceder al revés. Silenciadas las armas, creció en potencia el nacionalismo pacífico catalán y, en paralelo, creció el nacionalismo de la derecha española, el nacionalcatolicismo de siempre. A lo mejor Zapatero pecó de ingenuo -la ingenuidad de la transición- al hablar del Estatuto catalán. Pero quien lo tumbó fue la derecha.

La derecha sin complejos, intacta en sus tradiciones gracias a la modélica transición que lleva ahora dos años arremetiendo contra el nacionalismo catalán, negándose a todo tipo de conversación o negociación,  acicateando su deriva independentista.  Hay quien dice que lo hace por pura brutalidad y desconocimiento. Hay quien lo atribuye a intenciones más bastardas como su uso a título de cortina de humo del caso Bárcenas o como medio perverso de destripar el PSOE.

Sea como sea algo está claro: el nacionalismo español enfrentado al nacionalismo catalán es el nacionalcatolicismo de siempre revivido en este gobierno de la derecha radical que, además, está desacreditado por su presunta corrupción. Lo cual, dicho sea de paso, es un elemento decisivo en la legitimación del independentismo por más que las elites conservadoras catalanas sean tan corruptas como las españolas. El nacionalcatolicismo que, cual sarpullido veraniego, se ha extendido por diversos puntos de España brazo en alto y que proyecta montar un espectáculo en Barcelona el próximo 12 de octubre.

Bueno, pues tal es la razón por la cual España no tiene quién la defienda, al decir de Díez. Ciertamente, cabe un nacionalismo español que no descanse sobre los bates de baseball, pero será preciso encontrar las razones que no aparecen por lado alguno en el discurso de Díez. Este consiste en propugnar una moral republicana (en hopalanda monárquica), cívico, laico, basado en la igualdad de derechos pero que niega de raíz el derecho de algunas minorías territorialmente localizadas a decidir por su cuenta. Tampoco hace falta afinar mucho. El discurso nacionalista español tendrá siempre amplio respaldo electoral. El franquismo tuvo mucho apoyo social. A la vista está. Ahí hay votos, pero ¿para qué?

De seguir la dinámica como va, la negación del derecho de autodeterminación lleva en último término al empleo de la violencia institucional. Es de suponer que casi nadie abogue por soluciones militares (excepto algunos militares) pero, ¿acaso serán más viables y más sostenibles en el contexto europeo las soluciones civiles de la suspensión o la declaración del estado de excepción?


(La imagen es una foto de www_ukberri_net, bajo licencia Creative Commons).

dilluns, 7 d’octubre del 2013

Publicoscopia entrevista a Palinuro.


Les comparto, como se dice en las redes, una entrevista que me ha hecho el digital Publicoscopia. La inserto a continuación pero, quien quiera verla en la publicación original, un poco afeada por el careto del doble de Palinuro y una breve semblanza del precito, que pinche aquí.

publicoscopia.- Siendo usted catedrático de Ciencias Políticas, ¿nos podría explicar cómo ve usted la política española actual?

Ramón Cotarelo.- No puedo llamar “política” a una actividad desplegada por un gobierno presidido por un presunto corrupto, hecha de silencios, mentiras y trágalas.

publicoscopia.- ¿Qué puede hacer el ciudadano de a pie para quitarse de encima a esas personas que se hacen pasar por políticos y que aprovechan el poder para beneficiarse a sí mismos?

Ramón Cotarelo.- Tomar conciencia de la situación. Criticar los abusos. Llegado el caso y si la situación lo exige, desobedecer y, a la hora de votar, negarles el voto.

publicoscopia.- Usted ha dicho que como español quiere que España siga siendo lo que es pero voluntariamente, no por la fuerza ni por imposición. ¿Cómo cree que terminará el movimiento independentista catalán?

Ramón Cotarelo.- Si no hay cambio de rumbo en la política española con Cataluña independiente.

publicoscopia.- Una Catalunya independiente quedaría necesariamente fuera de la Unión Europea?

Ramón Cotarelo.- Claro que no. Esa amenaza es una vergüenza para todos los que la formulan.

publicoscopia.- ¿Cómo le afectaría al estado español la secesión de una parte del territorio?

Ramón Cotarelo.- Muy negativamente. Sería un terrible mazazo al autoaprecio nacional. Pero quizá por eso mismo pudiera iniciarse un movimiento de verdadera regeneración, aunque lo dudo.

publicoscopia.- ¿Qué le parecieron las palabras de Duran i Lleida con las que afirmó que con el sueldo de un profesor no tendría ni para comer?

Ramón Cotarelo.- Las únicas verdaderas que quizá haya dicho en su vida, sobre todo teniendo en cuenta lo que come y en dónde come.

publicoscopia.- ¿Cómo es posible que las altas esferas políticas estén llenas de gente que se mueve únicamente por dinero? ¿No hay alguna fórmula política para evitar que ese tipo de personas lleguen al poder?

Ramón Cotarelo.- Sí: una vigilancia crítica en los partidos, transparencia en la gestión, control, rendición de cuentas, exigencia moral, intransigencia con todo tipo de corrupción. Y, al decir todo, me refiero a las muchas clases de corrupción en nuestra sociedad.

publicoscopia.- Si usted gobernara, ¿cuál sería la primera ley que aplicaría?

Ramón Cotarelo.- La ley de responsabilidadess políticas y penales por la dictadura franquista.

publicoscopia.- ¿Qué papel diría que juegan actualmente los medios de comunicación en el ámbito político?

Ramón Cotarelo.- Depende de qué medios hablemos. Los medios de la derecha (ABC, La Razón, El Mundo, La Gaceta, la COPE, Onda Cero, Tele5, etc) son panfletos al servicio directo del capital y la iglesia; algunos claramente fascistas. Incluyo los audiovisuales públicos del PP. Los audiovisuales públicos del PSOE también son muy parciales aunque guardan las formas. Los demás tienen un pasar que sigue dejando bastante que desear, pero no son la vergüenza de los otros.

publicoscopia.- Usted colabora con diferentes medios, pero no lo vemos habitualmente en tertúlias ni en otros programas de opinión. ¿Por qué motivo?

Ramón Cotarelo.- Estoy en todas las listas negras. Todas. Las de la derecha y las de la izquierda.

publicoscopia.- ¿En qué cree que desembocará esta crisis que estamos viviendo?

Ramón Cotarelo.- Esta crisis está para quedarse y desembocará en más crisis.

publicoscopia.- Para acabar le propongo un juego. Yo le doy seis nombres y usted les tiene que adjudicar un adjetivo a cada uno de ellos: Mariano Rajoy, Alfredo Pérez Rubalcaba, Artur Mas, Pere Navarro, Carme Forcadell y Oriol Junqueres.

Ramón Cotarelo.- Rajoy: presunto; Rubalcaba: antiguo; Mas: jugador; Navarro: iluso; Forcadell: esforzada; Junqueres: ambiguo.

(La imagen es una foto de Wikipedia, una porcelana de Francesco Xanto Avelli da Rovigo, de Urbino (h. 1535), que representa el momento en que Palinuro cae al mar por la borda. Está en el Taft Museum of Art, en Cincinnati, Ohio, bajo licencia Creative Commons).

Mi artículo en el ABC.


Me llamó doña Virtudes Fora Egida, quien decía ser del ABC, pidiéndome un artículo para un tema monográfico que saldría ayer, domingo, sobre el tema Adiós a la superioridad moral de la izquierda. Me puse muy contento de que el vetusto diario pensara en mí y le pregunté si iban a poner entre comillas lo de "superioridad moral". Se extrañó no poco y me dijo que iban en serio y no pretendían hacer demagogia alguna, con lo cual ya acabó de mostrar su absoluta falta de idea. Acepté la propuesta encantado y envié el artículo al email del periódico pero, dada mi incompetencia en esto de las nuevas tecnologías, en vez de enviarlo al ABC, lo hice a la BBC y, claro, no salió en ninguno. Como me costó mi trabajillo, lo cuelgo ahora aquí y espero tener mejor suerte la próxima vez, si hay próxima vez:


Sobre la "superioridad moral" de la izquierda.

Por Palinuro.

¿Hay alguien en la izquierda que presuma de superioridad moral? No; es imposible. Nadie sensato puede presumir de eso. En la izquierda, la derecha, el centro o la inopia. Nadie, al menos, que haya leído los evangelios y sepa que solo los fariseos, los "sepulcros blanqueados" y, añado yo, los "filisteos" en el sentir decimonónico, pueden presumir de algo tan absurdo. Hace falta ser muy fariseo, muy sepulcro blanqueado, muy filisteo, para presumir de "superioridad moral". Es mucha la verdad del refrán español de "dime de qué presumes y te diré de qué careces".

Si no es de la izquierda, ¿de dónde viene esta idea de que la izquierda presuma de superioridad moral? En lo esencial, de la derecha y, más en concreto, por cuanto yo sé, de la minerva de Esperanza Aguirre, quien lleva años dando la barrila con la quisicosa. Casi parece una neurosis, una obsesión enfermiza de la dama. Años, sí, lleva llamando a una cruzada en contra de la falsa superioridad moral de la izquierda. Como cuando decía que había que acabar con el espíritu del 68 ¡cuarenta años después! A veces se olvidaba de anteponer el falsa y clamaba por una lucha contra la "superioridad moral" de la izquierda sin más. En esta línea, el ABC, feliz, dice, por fin, adiós a la superioridad moral de la izquierda. Si solo puedo decir adiós a algo que antes tenía delante, presente, se sigue del titular que, según el ABC, hubo un tiempo caracterizado por la mencionada superioridad moral de la izquierda.

Pero, veamos, sea cual sea la moral que uno profese o practique, si uno reconoce que hay otros "moralmente superiores", ¿no está uno obligado a abandonar la propia moral para adherirse a la que considera "superior"? ¿Por qué, si no, la considera superior?

- "¡Ah!" -Aclararán los expertos.- "Palinuro no entiende que, en una época de pluralismo y relativismo moral, se puede profesar una moral convencido de su superioridad y reconocer al mismo tiempo la superioridad de otras." Es un argumento poderoso. Tiene ecos budistas e hinduistas.  ¿Acaso el modesto reconocimiento de la superioridad del prójimo no me hace superior a él? Pero seguramente no es el caso de la derecha. También suena algo a postmoderno. Pero eso se ajusta menos al argumento conservador, convencido de la férrea naturaleza de sus convicciones morales, todas justas, sistemáticas, formando una unidad desde el origen de los tiempos. Lo contrario de esos cinturones flojos del postmodernismo.

- "Bueno." -Seguirán aclarando los expertos.- "En el fondo, ¿qué quiere decir superioridad, tratándose de moral? Nada; nada de nada. Las morales son inconmensurables."

No lo creo, pero coincido en la conclusión: nada de nada. Entonces ¿por qué esa obsesión por acabar con la "superioridad moral" de la izquierda? Sencillo: porque si uno no puede presumir de lo propio, ataca al adversario por el método de la proyección, afeando en él lo que es de uno.

Esa portada del ABC es una confesión de derrota. Y la reaparición de Karl Marx es de traca. ¿A que se parece a los carteles nazis del judío eterno? Este Marx tiene también algo de eterno y,  al fin y al cabo, era judío.

Pero a lo mejor no es la pretendida "superioridad moral" de la izquierda lo que exaspera a la derecha sino la no menos pretendida "superioridad mental". En efecto, según la revista canadiense Psychological Science, los de izquierda son más inteligentes que los de derecha. Eso escuece más, sin duda. En nuestra sociedad no está mal visto ser un granuja. Pero la fama de tonto se lleva muy mal. Por eso, el mental se les ha convertido en moral. Pero no se preocupen, almas de Dios, no hace falta ir al Canadá para comprobar a diario que esa conclusión "científica" no es cierta. Todos conocemos gentes de izquierda de inteligencia muy limitada y personas muy inteligentes en la derecha. Y viceversa.

Anden. No hagan más portadas tontas.

diumenge, 6 d’octubre del 2013

Siguen lloviendo piedras.


Y chuzos de punta. El último sondeo de Metroscopia en El País es estremecedor para el PSOE. Para los dos partidos dinásticos, pero es el PSOE del que aquí nos ocupamos. Si, después de casi dos años de absoluto desastre de gobierno, el PP sigue ganando en intención de voto cuando el mes pasado estaba a la par con su rival, cualquiera revisaría sus planteamientos. Si lo hace o no Rubalcaba está aún por ver. Pero va pareciendo que no. En el PSOE nada se mueve. El gráfico del sondeo de Metroscopia muestra una situación como de encefalograma plano para todos y el más plano, el del PSOE. Plano para todos. Lo único que frena el hundimiento del PP es la inexistencia de una posibilidad alternativa, pues los socialistas no lo son. Los otros dos partidos de ámbito estatal, IU y UPyD ahí siguen también, a gran distancia de los otros, muy ilusionados, no con la posibilidad de formar gobierno -opción irreal- sino con la de condicionar el que se forme. Son partidos-rémora.

No son los socialistas capaces de remontar la situación. Admitido: esta no está siendo fácil. Son tres los factores negativos para las aspiraciones socialistas:

a.- La crisis. No existe un discurso claro, convincente, socialista alternativo al de la derecha. No hay diferencias en cuanto a la interpretación de las causas de la crisis. Sí la hay respecto a las medidas para resolverla. El PSOE se opone frontalmente a las que viene tomando el gobierno en materia sanitaria, laboral, educativa, de pensiones, etc. y promete hacerlas reversibles. Eso está muy bien y así hay que hacerlo. Pero no basta. Es preciso decir cómo. No es suficiente con la intención expresa. Sin duda, el PSOE tiene en esto más crédito que el PP pues no ha mentido tanto ni tan descarada y reiteradamente como el PP, pero ya no es cosa de promesas genéricas. Ahora hay que especificar más. La gran objeción permanente al PSOE es cómo financiará las medidas que reviertan las del PP. Ahí es donde el PSOE -que llegó a decir, recuérdese, que "bajar los impuestos es de izquierdas"- tiene su punto más débil, el que más lo asemeja al PP porque pretende abordarlo, pero no se atreve a decirlo. Alguien tendrá que pagar por la vuelta al Estado del bienestar que el neoliberalismo extremo de la derecha ha arrasado y ese alguien ha de ser mayoritariamente el capital, la empresa, la banca, la iglesia, justo quienes controlan la inmensa mayoría de los medios de comunicación, incluidos los que dependen del gobierno que también es su gobierno.

b.- Cataluña. La posición del PSOE es aquí más insegura y vecilante aun que con la crisis. Rubalcaba es de talante unitario, más bien centralista, como probablemente lo sea una buena porción de su militancia y su electorado. Pero no puede defender un punto de vista nacional-español a ultranza porque, además de tratarse del discurso de la derecha, lo acabaría enfrentando a su sucursal catalana, el PSC. Y si el PSC no consigue aportar una parte considerable de escaños al socialismo español, las esperanzas de este de alcanzar el gobierno se desvanecen. La prudencia manda mantener a ambigüedad, pero la ambigüedad en un terreno colindante al nacionalismo -un discurso generalmente maniqueo y polarizado- es funesta.

c.- El efecto Rubalcaba. La permanencia del secretario general ha acabado siendo quizá la mayor amenaza a la recuperación de su partido. El argumento con el cual legitimaba su acción, esto es, que el partido lo había elegido para reconstruir sus expectativas de gobierno, no fue nunca muy cierto y ahora es manifiestamente falso. El PSOE no se ha recuperado en absoluto ni lleva camino de hacerlo. El 74% de sus propios votantes y militantes -una cifra asombrosa- no lo quiere ni se fía de él. Sobre todo porque lo ve también ambiguo, impreciso, escurridizo. Así como Rajoy pasa la mayor parte del tiempo defendiéndose de las peticiones reiteradas de dimisión también él, da la impresión de pensar más en su supervivencia que en la de su partido. Es lógico. Tanto el uno como el otro llevan más de treinta años continuados de dedicación a la carrera política. Y se entienden muy bien. En el fondo -y Palinuro lo ha señalado alguna vez- hay menos distancia entre Rajoy y Rubalcaba que entre este y sus militantes y votantes. ¿Cómo van a ganar crédito de la opinión para resolver la crisis los dos partidos y los los políticos que representan el punto de vista de quienes la provocaron en un primer momento?

Rubalcaba lleva más de dos años luchando contra esa imagen destructiva de que el PP y el PSOE son lo mismo (la misma mierda) y hace bien porque es injusta, pero no parece darse cuenta de que su mera presencia lo impide. Los dos contendientes, Rubalcaba y Rajoy son políticos profesionales y, además, malos profesionales pues entre el uno y el otro (con la nutrida colaboración de colaboradores tan desafortunados como ellos) han dejado España en estado crítico. Ninguno de los dos, típicos representantes de la política a la vieja usanza, está en posición de encabezar un movimiento de regeneración de su propio partido. En el caso de Rajoy porque él es el principal responsable y beneficiado de su actual deterioro. Y lo mismo sucede con Rubalcaba si bien en un contexto distinto.

Y, sobre todo, es materialmente imposible cambiar la orientación de la opinión pública cuando uno no cambia el discurso. Especialmente, además, si no hay ni discurso.

Quizá por eso cifra Rubalcaba todas sus esperanzas de salvar su puesto al menos hasta 2015 en el efecto taumatúrgico que espera tenga la Conferencia Política del mes próximo al proponer a la ciudadanía, dice, un PSOE renovado, con nuevo mensaje, nuevo estilo, nuevas ideas. La materialización de este elixir ideológico de la eterna juventud es dudosa. Si hubiera ideas, propuestas verdaderamente nuevas ya se habrían filtrado pues, dada la naturaleza incorpórea e inmaterial de estos productos, no hay barreras que las detengan. Pero, aunque fuera tal el caso, ¿cree Rubalcaba en serio que puede convencer a la gente de que él es la persona adecuada para llevar adelante el nuevo proyecto cuando está identificado con el viejo, el fracasado?

La perspectiva socialista es sombría porque incide en la muy intrincada naturaleza del liderazgo político. No existe una forma única de este pues cada líder tiene la suya, propia y personal. Pero, sobre todo, es imposible atisbar algo de liderazgo político -una facultad muy necesaria en las circunstancias actuales- en la posición de alguien que carece de ideas propias y espera que se las aporten desde fuera los expertos y los comités; o, lo que es peor, las tiene pero carece del valor de proponerlas a su modo y prefiere hacerlas pasar como la voluntad colectiva de la organización a la que dice servir. 

No tengo duda de que, al menos por hoy, el PSOE es un partido necesario en el sistema político español y el único que puede llevar a la izquierda al poder. Tampoco la tengo de que es un partido de izquierda y de que, guste o no a las otras izquierdas, tendrán que unirse a él si verdaderamente quieren cambiar las cosas en España o están ya cansadas de alimentar su autocomplacencia de izquierda "transformadora" que no ha transformado nada jamás consolándose con esa "revelación" de que, en el fondo, el PSOE es un partido de la derecha. Quieran o no habrán de contar con él en un hipotético frente de izquierdas con posibilidades electorales. Pero no necesariamente con este PSOE y mucho menos con Rubalcaba, quien debiera haber convocado ya elecciones primarias abiertas en su partido y haber aprovechado el guirigay que se monte para hacer un discreto mutis por el foro.