dijous, 16 de juliol del 2009

¡Cómo somos los españoles!

Los datos del último barómetro del CIS, mes de junio, tienen rasgos de radiografía nacional, de la tribu, rasgos que todos conocemos, de los que a veces nos avergonzamos, pero que sólo acabamos por creer cuando los vemos negro sobre blanco. Sin ir más lejos, somos un pueblo de hipócritas o algo peor ya que el 76,1 por ciento dice ser católico pero a misa con la frecuencia requerida sólo va el 17,1 por ciento. Y aun esta cantidad es exagerada ya que los mandamientos de la Iglesia ordenan ir todos los domingos y fiestas de guardar y un 14,6 por ciento afirma ir casi todos los domingos y fiestas, mientras que un 57,8 por ciento reconoce no ir casi nunca. Y casi nunca, dada nuestra propensión a la mentira, quiere decir nunca. Unos católicos que no pisan la iglesia y cuyo cumplimiento del resto de preceptos religiosos será similar quiere decir un pueblo de hipócritas o de pancistas que se definen como algo que no practican probablemente por simple pereza mental.

Pereza mental que, no haya cuidado, no se sacuden leyendo. Un 21,2 por ciento dice no haber leído un libro nunca y un 18,2 por ciento casi nunca. En total, un 39,4 por ciento que, recordando lo que mentimos, ya será un 50 por ciento, no lee un libro así lo aspen. Este porcentaje sube a un 42,4 que no lee revistas nunca o casi nunca y baja a un 24,8 entre los que no leen casi nunca periódicos, cifra que tampoco me creo del todo y la atribuyo a que no leer libros no está mal visto del todo pero no leer ni periódicos ya parece demasiado. Un país que no lee pero en el que el 98,1 por ciento (o sea, casi todos) creen que ¡"se debe fomentar la lectura"! ¿Para qué diantres querrá fomentar la lectura gente que no lee?

No lee, pero tiene la nariz metida en algún tipo de pantalla: televisión, ordenador o videojuego. Según el último EGM, los españoles pasamos unos 227 minutos diarios ante el televisor. O sea, casi cuatro horas diarias. Un país en el que el 21,9 por ciento aduce falta de tiempo para leer. Falta de tiempo y dedica casi cuatro horas a ver la tele. O a navegar por internet. El 62,8 por ciento dice que se conecta a internet diariamente. Me da la impresión de que aquí la mentira es oceánica. El último EGM de internet reconoce un 38,2 por ciento de usuarios "ayer". La medición no coincide exactamente con la frecuencia de uso pero la encuentro más realista que la del CIS. Obviamente, queda mal decir al entrevistador que uno no navega.

Acerca de la propensión de los españoles (y, supongo, de los demás pueblos) a mentir da cuenta el mismo barómetro de junio del CIS. Preguntados los encuestados qué hicieron en las últimas elecciones generales de marzo de 2008, el 78,9 por ciento afirma que fue a votar y votó. Sin embargo, la participación real en aquellos comicios fue del 75,3 por ciento. Si se miente en el ejercicio del derecho del voto qué no se hará hablando de navegar por internet o de ser católico, ambas cosas mucho más etéreas.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 15 de juliol del 2009

Hoy, día grande para el PP.

Hoy se reúne el Consejo de Política Fiscal y Financiera para considerar el nuevo modelo de financiación autonómica propuesto por el Gobierno. Y hoy se sabrá qué votan las autonomías gobernadas por el PP: si a favor, en contra o se abstienen. Porque ayer no habían conseguido cerrar una actitud común. Por eso, el señor Rajoy, siempre tan claro y contundente, les recomendó que miraran sobre todo por los "intereses de sus comunidades" que es como no decir nada pretendiendo que parezca algo. No va a pedir a sus huestes que voten en contra de los intereses de las comunidades que gobiernan. Y este hombre, incapaz de forjar un criterio único sobre una propuesta concreta es el que acusa al Gobierno de haber implantado el caos en el sistema de financiación autonómica.

Y hoy también comparece ante el juez el reprentante legal del señor Camps en la causa que se le sigue por un supuesto cohecho. El presidente de la Generalitat valenciana rehúye acudir en persona a declarar siguiendo su ya inveterada táctica de decir a voz en grito que está deseando que todo se aclare y poder hacerlo ante los organismos adecuados y maniobrar después para que no haya declaraciones, causa ni proceso, para impugnarlo, para evitar que siga y, así, no declarar. A estas alturas, la actitud del señor Camps, que, en la medida en que cabe colegir algo dado su mutismo, consiste en seguir negando que nadie le pagara los famosos trajes, choca con las apabullantes pruebas que aduce el juez instructor de que, en efecto, fueron otros quienes pagaron las prendas. En concreto la empresa del Bigotes, Orange Market, directamente implicada en la trama Gürtel. Esta circunstancia es la que lleva a quienes apoyan a Camps (el diario El Mundo, por ejemplo) a argumentar que se trata de un acto impropio menor y que, en consecuencia, procede el archivo de la causa, es decir, una decisión política.

Tiene gracia que la explicación y justificación de un mismo hecho sea a la vez que no se cometió y que se cometió pero que carece de importancia. Demuestra el estado de delicuescencia en que se encuentra el antaño robusto frente judicial del PP, dirigido por el desvanecido señor Trillo. Pero no tiene ninguna que un proceso judicial pueda zanjarse mediante una decisión política para salvar la cara a un presidente al que han pillado en actos y tejemanejes vergonzosos y merced a la amistad que lo une con el presidente del tribunal así como a la fraterna orientación política del acusado y los magistrados. Si ese archivo se produce (y en ello fía el señor Camps sus posibilidades) tiene toda la pinta de ser una decisión injusta a sabiendas, o sea, una prevaricación.

Porque la cuestión no es solamente la de los trajes, aunque el juez instructor haya pretendido delimitarla a ellos deliberadamente. La cuestión tiene otras dos vertientes que dan la medida de la gravedad de este caso: de un lado la mentira continuada del señor Camps quien no solamente sigue afirmando que se pagó unos trajes que no pagó sino que llegó asimismo a sostener que no conocía al Bigotes a quien, según se supo después, "quería un huevo". Un presidente no puede mentir de esa manera y seguir siendo presidente.

De otro lado, la vinculación entre los famosos trajes y la trama Gürtel. Es literalmente absurdo pretender que los obsequios de trajes y otros "detalles" a la cónyuge del Curita no tienen nada que ver con la tupida red de adjudicaciones impropias de las que la trama de estos presuntos delincuentes estuvo viviendo durante años y causando por tanto un quebranto considerable al Hacienda pública y a la vida del país en su conjunto.

(La imagen es una foto de Público, bajo licencia de Creative Commons).

Amo Italia.

A pesar de Berlusconi, Italia sigue siendo un país de ingenio, inventiva y audacia. Aunque muchos ciudadanos, demasiados para mi gusto, voten al Cavaliere, que es como cuando aquí votaban a Aznar, su amigo y gracias a quien el partido de Berlusconi ingresó en el Partido Popular Europeo (PPE), muchos otros son originales, atrevidos y capaces de empresas nuevas que alegren la vida.

El cómico Beppe Grillo, un artista de la talla de Nanni Moretti y con similar tendencia de izquierda, quiere ingresar en el Partido Democrático (PS), esto es, el gran partido de la izquierda italiana, en el que se agrupan los restos del naufragio de los comunistas con los socialistas, socialdemócratas y varias personalidades y tendencias. Y quiere hacerlo para presentarse a las primarias y optar a la secretaría general del partido. Cuando la izquierda italiana se encuentra en sus horas más bajas, incapaz de articular una defensa frente al avance imparable de la mezcla de reaccionarismo, populismo, machismo y simple mal gusto que representa Berlusconi, la pretensión de Grillo equivale a una provocación en toda regla.

Al menos así lo entiende la dirección del PD que publica una artículo en su página web titulado Mi si nota di più se li insulto o se mi candido? en el que se rechaza indignadamente la intención del cómico, recordando que lleva años "insultando" al PD, que sólo busca publicidad, y que el partido es una cosa "seria" y no cabe burlarse de sus militantes y votantes. Cita a tres dirigentes (Fassano, Melandri y Bersani) cada uno de los cuales niega que el PD sea un taxi, en el que cabe subirse pagando un precio, un travía o un autobús. Lo que ha llevado a Grillo a la tesis de que no sabemos qué sea el PD sino solamente que no es un vehículo de motor. Pero nada más. El partido está desarbolado y votar por Franceschini, como antes por Veltroni o Dalema, políticos de vieja escuela, sin ímpetu, no sacará a la izquierda del marasmo.

Pero el PD se ha decidido oficialmente: no permitirá la inscripción de Grillo lo que, a mi modesto entender no es una decisión inteligente, aunque sea constitucional. Se entiende la incomodidad de los políticos a la antigua usanza partidista; pero no es justificable. Grillo es un revulsivo y las organizaciones que no pueden integrar revulsivos, están muertas. El cómico aportaría aire fresco al discurso político, puntos de vista originales y atrevidos, como ya lo viene haciendo, y ayudaría a la izquierda italiana a recuperar una voz y un prestigio que lleva años perdiendo. Supongo que habrá gente que lo apoye, especialmente en la blogosfera. Al menos desde aquí recomiendo al señor Grillo que trate de conseguir la afiliación vía internet registrando sus datos en la sección Tesseramento online. Y veremos qué sucede.

Ojalá prospere la candidatura de Grillo o, en caso contrario, sirva para promover un debate en la izquierda italiana que saque a ésta y, con ella, a la europea, de su modorra. Y espero asimismo que la blogosfera tenga también aquí una actitud relevante, como la que ha tenido al convocar la primera huelga de blogueros del mundo, que se produjo ayer, catorce de julio. Protestan los cibernautas italianos contra el proyecto de ley del ministro Alfano que endurece y, sobre todo, encarece el ejercicio del derecho a la libertad de expresión al establecer una obligación de rectificación y elevadas multas en el caso de rectificación. Me sumo a la protesta y coincido con la opinión de los blogueros italianos más decididos: basta con el código penal para prevenir y castigar los posibles delitos de injurias, calumnia o contra el buen nombre o el derecho a la intimidad.

(La primera imagen es una foto de rogimmi, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 14 de juliol del 2009

A bofetadas.

Era de esperar: las amenazas del señor Bárcenas de llevarse más gente por delante si él cae, de "tirar de la manta", revelar información comprometida para otros dirigentes del PP, etc que por cierto suele ser táctica de los delincuentes habituales cuando ya se ven perdidos (y no estoy diciendo con ello que él lo sea) ha aumentado la inquina generalizada en su contra en su propio partido y hasta se dice que los miembros de la dirección pedirán colectivamente al señor Rajoy que lo destituya. Unos por unos motivos, otros por otros, todos parecen querer ver fuera ya al polémico tesorero quien se aferra al cargo como el peregrino sediento a la fuente del camino.

Parte del espectáculo la proporcionó ayer la redicha presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid quien se plantó ante la nube de grabadoras y micrófonos para pedir en tono achulapado que el señor Bárcenas cuente lo que sabe de ella, lo cual demuestra verdadera sangre fría cuando se ha accedido al cargo merced a un episodio como el conocido "tamayazo", gracias al voto presumiblemente comprado de dos tránsfugas del PSOE al lado de los cuales este Bárcenas es catedrático de ética o cuando se mantiene una en él a base de escandalos por la privatizacion de la sanidad pública, que ya se ha llevado por delante a una mujer y luego a su hijo póstumo.

La cuestión no reside en entretenerse contemplando cómo los militantes del partido de la derecha se lían a mojicones entre sí en una escena de película de los Comedy capers sino en ver cómo resuelve esta crisis en la que se ha metido sólo el principal partido de la oposición. Si en lugar de entender absolutamente todo en la vida en términos de la dialéctica amigo/enemigo según la cual los nuestros son siempre intachables, honrados, sacrificados y generosos mientras que los adversarios son unos sinvergüenzas egoístas, los dirigentes del PP admitieran que en asuntos de moralidad personal la cosa está muy repartida y tantos chorizos y mangantes hay en el PP como en el PSOE, el resultado habría sido muy distinto. Si a las primeras acusaciones al señor Bárcenas (a) "Luis el Cabrón" y al señor Camps (a) "el Curita" ambos hubieran presentado su dimisión o los jefes les hubieran obligado a ello en lugar de creer que todo era una sucia maniobra del adversario, no estaría el partido viviendo estos momentos amargos, vinculado a los destinos procesales de dos presuntos delincuentes.

La táctica tópicamente gallega del señor Rajoy de hacer que pase el tiempo sin tomar decisiones ni postular criterios, en la esperanza de que los asuntos se resuelvan por sí solos ha demostrado ser un disparate, una alucinación de cazurro irresponsable que no tiene por qué costar las próximas elecciones al PP ya que, como se ve por los sondeos, el partido tiene un suelo firme de votantes de los que cabe decir que incrementan su participación cuando los escándalos de corrupción afectan a sus principales dirigentes, pero tampoco le permite despegarse del PSOE en los sondeos de intención de voto, a pesar de que éste está lidiando con la peor situación ecómica del último siglo.

De momento la petición unánime es que el señor Bárcenas dimita del cargo de tesorero. De seguir las cosas como hasta aquí puede ampliarse a la de que el señor Rajoy dimita del suyo de presidente del PP.


(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

Meditación de bloguero.

Decir de un blog que es un diario es decir una vulgaridad que está en boca de todos. Es un diario del que cada cual hace el uso que quiere en cuanto a su periodicidad. Hay gente que escribe cada día y gente que lo hace de cuando en cuando. La diferencia real, sin embargo, es que el blog es un diario en público. Según van escribiéndose las entradas, se van publicando y las leen unos lectores, ojos ajenos, quizá de otros países. Los diarios escritos se mantienen privados (o, todo lo más, accesibles a algún miembro de la familia) hasta el momento en que su autor decide publicarlos y son entonces públicos como los del blog pero no entrada por entrada sino todas de golpe.

Esta observación no pretende demostrar la importancia o el interés de los blogs sino reseñar el aspecto de estos que me parece más digno de atención: el intercambio público, la exposición pública de algo escrito en el ámbito privado. Lo de intercambio viene a propósito de que el blog, como todo cuanto habita el ciberespacio cuenta asimismo con la ventaja de la llamada interactividad, esto es: las entradas y apuntes del diario no sólo se hacen públicos de inmediato sino que l@s lector@s pueden comentarlos ipso facto, produciéndose así a veces situaciones de animada controversia.

Hace un par de semanas, cuando estaba gestándose el último golpe de Estado de Honduras, se me ocurrió colgar una entrada poniendo en solfa al señor Zelaya y diciendo que, en el fondo, era él quien estaba rompiendo la legalidad que, por otro lado, era la de una república bananera. Los acontecimientos se precipitaron y en esa misma noche, el ejército hondureño pasó a la acción y dio un golpe de Estado también de república bananera, cogiendo al mandatario legítimo y deportándolo en pijama a El Salvador. Mi entrada quedaba ligeramente descolocada e, inmediatamente, el ejército de salvación de censores de la moralidad de la izquierda me bombardeó con comentarios diciendo que estaba justificando el golpe de Estado y salió por ahí trompeteando mi "justificación" en la habitual escandalera de gazmoños de pensamiento único.

No era cierto, pero a la vista de tan bronca interactividad, los insultos y la petición de linchamiento, consideré oportuno retirar la entrada en cuestión y sustituirla por otra condenando sin ambages el golpe de Estado real. En días posteriores fui elaborando más mi posición, consistente en condenar, desde luego, la intentona golpista de los milicos pero explicando al mismo tiempo por qué me parecía que la situación era de república bananera y por qué el señor Zelaya, un oligarca reaccionario convertido de la noche a la mañana en "socialista del siglo XXI", "progre" y "chavista" de estricta obediencia, no era pájaro de mi devoción.

Hoy, cuando hasta los chavistas más vocingleros empiezan a renegar del señor Zelaya, al que llaman de todo, incluso pataruco o sea, cobarde, afirmando que "Clinton le lavó el cerebro", todo empieza a tomar otro color y yo me arrepiento de haber borrado aquella entrada que, escrita al calor de los acontecimientos y pecando algo de extemporaneidad, decía cosas muy puestas en razón y más de las que estoy empezando a leer ahora entre los mismos comisarios políticos y guardianes de la ortodoxia que entonces me acusaron de justificar el golpe. Por supuesto, éste es execrable, radicalmente condenable y requiere la acción de la Comunidad Internacional para restablecer en su puesto al presidente legítimo, pero ya va quedando claro que el tal presidente legítimo no era trigo totalmente limpio. Cuando termine la mediación de Óscar Arias y se haya llegado a una situación de compromiso, volveré a colgar una entrada comentando las más insignes estupideces que pueda leer y sin duda escribirán los citados guardianes denigrando ahora a quien hace una luna ensalzaban con idéntico conocimiento de causa en ambos casos: cero.

Es una pena que borrara aquella entrada que no estaba nada mal, aunque era demasiado adelantada, porque el borrado fue tan completo que hasta quité el caché, cosa que aprendí a hacer gracias a la inspiración de mi musa informática. Por cierto, si alguien quiere saber cómo se borra un caché de Google, basta con que pregunte.

Salud.

(La imagen es una foto de ¡Qué comunismo!, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 13 de juliol del 2009

Chantaje.

Según El Mundo, un diario que suele saber qué pasa en el PP porque muchas veces es él quien decide lo que pasa en el PP, según El Mundo, digo, el señor Bárcenas está chantajeando al presidente del Partido para que no lo expulse. Dice que sabe muchas cosas comprometadoras para muchos altos cargos del PP, empezando por la señora Aguirre, a la que profesa particular inquina, y que se ha llevado a su casa nueve cajas de documentos con lo que todo el mundo debe de echarse a temblar.

Ya sólo por esto el señor Rajoy debiera ponerlo de piños en la calle. Sabemos que quien se somete a un chantaje firma su sentencia de muerte, muerte lenta, cuando a otro le parece bien. El chantajeado que quiera fulminar el chantaje tiene que confesar el hecho que da origen la extorsión que normalmente es para ponerse una vez amarillo y no mil colorado porque sólo así, haciendo público el problema, perde el chantajista su fuerza. El Presidente del PP no puede tolerar chantaje alguno, del PP o del no PP porque no es concebible que quepa chantajear a quien aspira a ser presidente del Gobierno español. Así es que lo que procede es que diga al señor Bárcenas que haga el favor de meterse en sus cosas y lo despida sin contemplaciones. Porque si tal cosa no sucede, la gente empezará a pensar con razón que hay algo en las amenazas de Bárcenas, algo que éste, convertido en conocedor de secretos inconfesables, puede utlizar en provecho propio, siempre con exigencias imposibles para la otra parte.

Pero, además, el señor Bárcenas dice que se ha llevado a su casa nueve cajas con información con material con el que debe de querer chantajear más. ¿Se puede hacer eso en el PP? ¿A quién pertenecen las cajas? ¿Un empleado, un cargo del PP puede llevarse a su casa la documentación del partido sin que le suceda nada? Lo que está haciendo, entiendo, el señor Bárcenas es alardear de un hurto que dice haber cometido. Hay que pedirle el material de vuelta sin dilación alguna. Asimismo el partido debe querellarse contra el señor Bárcenas por hurto y echarlo ya por bocazas. No hacerlo es ponerse en sus manos, inclinar la colectiva cerviz ante la extorsión e iniciar así el camino de la catástrofe.

(La imagen es una foto de Contando Estrelas, bajo licencia de Creative Commons).

La política del terror.

Un libro este (Alejandro García (Ed.), 2009, Los crímenes de Estado y su gestión. Dos experiencias postraumáticas y una aproximación a la justicia penal internacional, Madrid, Ediciones La Catarata, 198 págs.) compuesto por tres trabajos de muy desigual longitud, concepción, materia y metodología, pero todos ellos interesantes por la temática que abordan.

Alejandro García (Colombia y sus guerras) traza un cuadro de la evolución del país al que algunos bromistas llaman "Locombia" desde los orígenes de la llamada La Violencia, que siguió al Bogotazo del 9 de abril de 1948, cuando cayó asesinado el dirigente liberal Jorge Eliezer Gaitán, una especie de apóstol de los pobres. Este crimen disparó una oleada de violencia, la conocida como La Violencia y en diferentes etapas, llega hasta nuestros días. La Violencia sacudió al país en muchos aspectos. Muchos liberales que no estaban seguros si seguían viviendo donde siempre constituyeron guerrillas y empezó una guerra de guerrillas. Al final de la dictadura militar de Rojas Pinilla (1953-1957) conservadores y liberales se pusieron de acuerdo en Sitges en un pacto de alternancia, también llamado Frente Nacional (1958-1974). Este Frente Nacional fue un cierre en falso de La Violencia. Los asesinatos y crímenes siguieron y enlazaron con la siguiente ola de violencia en 1980 hasta hoy. Habla el autor de una "nueva frontera" para los que se ven obligados a desaparecer de las ciudades y se organizan en movimientos de resistencia en una zona del Magdalena Medio, centro geográfico de Colombia. En esa zona será donde surjan las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Los guerrilleros pusieron orden de gobierno en la zona y la situación enraizó en la población campesina y así vino funcionando hasta los años ochenta. En 1982, en Puerto Boyacá se crea la primera organización de Autodefensa. Ya el ejército había luchado contra las FARC, pero no era capaz de arradicarlas. Los grupos paramilitares de autodefensa se reunieron en Medellín en 1982 y pusieron en marcha el mecanismo para acabar con las FARC. Lo que hicieron con la ayuda del ejército fue una especie de "solución final" con exterminio de la población campesina planeado a conciencia. En esta tarea de exterminio resultaron de gran utilidad los jefes de las FARC que desertaban y se pasaban al enemigo, siendo muy conveniente la información que facilitaban. El momento álgido de las masacres se dio en 1985. En 1987 algo empezó a cambiar con la creación de la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC), que no querían saber nada de la violencia y se enfrentaban por igual a guerrilleros y a paramilitares, intentando superar la Ley del silencio que los autedefensas habían impuesto en el Magdalena Medio. Hasta que unos pistoleros asesinaron a tiros a su dirigente, Josué Vargas juntamente con el secretario general Saúl Castañeda, el ingeniero y asesor Miguel Ángel Barajas y la periodista Silvia Duzán, que iba a contar la verdad de lo que pasaba. A partir de este momento, la guerra se hizo global (de todos contra todos) y surgió el narcotráfico como otro escalón en el camino. Sin embargo, en 1990 las guerrillas estaban más fuertes que nunca. Con la elección de Álvaro Uribe (que recibió muchos votos de los paramilitares) comenzaron las negociaciones. En junio de 2005 se promulga la Ley de Justicia y Paz que legitima a la impunidad y olvida a las víctimas. Todo el sistema está podrido. Más de la mitad de los senadores y diputados deben su escaño a la AUC. A ello se ha añadido el narcotráfico, ya mencionado. Recordando la novela de José Eustasio Rivera, La vorágine el autor llega a la conclusión de que en Colombia se impone la vorágine.

Gabriela Águila y Laura Luciani (Argentina: crímenes de Estado y memoria) presentan un trabajo que es el único que hace honor al título. Los crímenes en la Argentina, en efecto, lo fueron de Estado, de gobierno. Los de Colombia, en su mayor parte, son de los paramilitares que sólo indirectamente cabe considerar Estado. En la Argentina, sí, vino de la mano de la "nueva dictadura" de 1976 a 1983, una dictadura que planifica y lleva a cabo el exterminio de sus oponentes políticos y de mucha gente corriente y moliente. Aunque comenzó contando con cierto apoyo tácito de la población, hacia 1981 ya empezó a organizarse la oposición a través de la Multipartidaria, a la que se unieron la Unión Cívica Rdical y el Partido Justicialista. La junta del General Galtieri (los sucesivos generales de esta siniestra Junta fueron Videla, Viola, Galtieri y Bignone) declara la guerra de Las Malvinas, que pierde. La Multipartidaria convoca en septiembre de 1983 una marcha por la Democracia y la Reconstrucción Nacional a la que acuden 100.000 personas. Las fuerzas armadas deciden abandonar el poder pero antes promulgan una Ley de Pacificación por la que intentan garantizar la impunidad de quienes participaron en la represión. La dictadura cae en diciembre de 1983. Sigue el gobierno radical de Raúl Alfonsín (1983-1989), el breve período radical de Fernando de la Rúa hasta 2003 en que se elige a Néstor Kirchner y en la actualidad, su mujer gobierna. En un primer momento Alfonsín hizo derogar la ley de autoamnistía de los militares y creó la comisión de la verdad, presidida por Ernesto Sábato con el título oficial de Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP). El informe Sábato documenta el caso de nueve mil. En la segunda mitad del gobierno de Alfonsín este empezó a ceder a las presiones de los militares con lo que en 1986 se promulga la Ley de Punto Final y en 1987 la Ley de Obediencia Debida (llamadas "leyes de impunidad"). Finalmente en 2001 el juez Cavallo decretó la inconstitucionalidad de las dos citadas leyes y el Congreso las anuló en 2003.

Teresa Vicente (La justicia universal como justicia reparativa postconflicto) sostiene que hasta la fecha hay tres formas de materializar la jurisdicción penal universal: la Corte Penal Internacional (CPI), la creación de tribunales ad hoc como órganos subsidiarios del Consejo de Seguridad y los Tribunales Penales mixtos. La CPI se crea en la Conferencia diplomática de Roma el 17 de julio de 1998 y el tratado entró en vigor en julio de 2002 mientras que la Corte quedó constituida en 2003, ratificada por 106 países. La más firme oposición a cualquier forma de ejercicio del derecho a la justicia universal son los Estados Unidos, cosa que hacen a través de tres vías: a) presionar al Consejo de Seguridad de la ONU para obtener resoluciones que garanticen que la Corte se abstendrá de actuar sobre sus nacionales; b) la conclusión de tratados bilaterales de no extradición o entrega a la CPI; y c) establecimiento de una legislación interna (p. 179). El derecho internacional atribuye a los estados competencias extraterritoriales que sólo son obligatorias si los presuntos criminales se encuentran en el territorio del Estado. Analiza luego la autora el caso de España con los llamados "juicios de Madrid" y su impacto sobre la Argentina. No obstante el trabajo se redactó antes de que el Congreso aprobara una modificación de la normativa restringiendo mucho el alcance de la jurisdicción universal en el caso de España. Igualmente hace una valoración sucinta de la situación en Colombia y la Argentina. A ella añado yo la idea de que se trata de casos contrapuestos: en Argentina, aunque de modo tortuoso y con ayuda exterior, se siguió el camino de la ley y, al final, se ha podido arbitrar una solución razonable para los problemas de la restitución de las víctimas, la recuperación de la memoria, el castigo de los culpables. En Colombia nada de eso ha sucedido. Al contrario, gracias a la estrecha connivencia entre los paramilitares, el narcotráfico y las instancias institucionales, la situación es de legitimación y perpetuación de la injusticia.

diumenge, 12 de juliol del 2009

Los chanchullos del Curita y el Bigotes.

Hace ya unos días que Palinuro colgó una entrada preguntándose si en el asunto de los trajes que el Bigotes regaló al Curita sólo había trajes, titulada ¿Sólo son trajes?, maliciándose que los regalos de los ternos al presidente de la Generalitat ocultaban asuntos de mayor envergadura y que el señor Camps le echaba morro al asunto y no dimitía a pesar de haber mentido cada vez que le han preguntado por ello porque así creía ocultar esos otros asuntos delictivos y de mayor enjundia.

En el auto en que convoca al Curita, el juez Flors infiere por su cuenta que los regalos del Bigotes no tienen contraprestación evidente con lo que no serían cohecho en sentido estricto. Pero es que sí lo son. La misma Generalitat, en un informe, reconoce que otorgó contratos a la firma del Bigotes por millones de euros, una pasta gansa, adjudicándolos a dedo por el procedimiento de fraccionarlos para que estuvieran todos por debajo de los 12.000 y fueran de libre adjudicación. Y "libre" quería decir, del Bigotes. Luego, el Bigotes regalaba trajes a medida y bastante caros al Curita pero no porque estuviera agradecido por los tropecientos contratos por millones de euros sino porque le gusta jugar a Beau Brummel y quiere darse el gustazo de contemplar la elegancia, sobre todo la financiada por él paseando por el palau de la Generalitat.

Quienes dicen que en los trajes sólo hay trajes, entre ellos según parece los tres jueces muy favorables al Curita, sostienen que los regalos a las autoridades son frecuentes y usuales en nuestro sistema latino y mediterráneo de regalo al cacique, que es, si acaso, cuestión de mal gusto, pero una pequeñez, una fruslería, algo que no puede tenerse en cuenta. Esta misma gente dirá que la adjudicación de docenas de contratos por debajo de los 12.000 euros es perfectamente legal y hasta, si se apura, aleatoria. Ha querido el destino que sea así y no hay más que hablar.

La estrategia del PP es salvar al Curita a base de torticerías procesales (cuando éste dice que arde en deseos de aclararlo todo pero luego rehúye el bujlto, manda a su abogado y trata de paralizar la causa como sea) y en la esperanza de que la intensa amistad entre el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Valencia y el mismo Curita, así como la orientación política conservadora de los otros dos magistrados permita dar carpetazo al asunto. Una estrategia que está peligrosamente cerca de la prevaricación y que, de producirse, dará lugar a un escándalo mayúsculo. Porque a estas alturas, después de infinitas mentiras y jeremiadas del Curita, a cualquiera se alcanza, excluido el juez de instrucción, que hay un lazo causal entre los contratos de la Generalitat y los ternos de sus barandas, pagados por la misma empresa que recibía los contratos y que el quebranto de esta estafa para la Hacienda Pública basado en el fraude de ley del troceamiento de las adjudicaciones es considerable.

Nada de una fruslería; un cohecho como un piano (presunto, por supuesto) y por el cual no solamente Camps tendría que haber dimitido ya sino que media docena de los responsables tendría que estar en la cárcel. Preventivamente, desde luego.

(La imagen es una foto de Público, bajo licencia de Creative Commons).

El perdón de la Iglesia.

No seré yo quien minimice o cuestione el gesto de la Iglesia vasca a la hora de pedir perdón por su silencio respecto al asesinato de catorce curas cometido por los franquistas en 1936. Y no lo seré porque ya sólo este gesto provoca una difícil contradicción en el seno del conjunto de la Iglesia española, dedicada en cuerpo y alma a honrar la memoria de los "mártires" de la guerra civil, entendiendo por tales exclusivamente a las personas, religiosas o no, fusiladas y/o asesinadas por las diversas facciones del bando republicano; es decir dedicada en cuerpo y alma a seguir glorificando al fascismo, al que sirvió, legitimó y del que se benefició durante los cuarenta años de la dictadura, calificando la guerra civil como "cruzada" y sirviendo de sustento al franquismo bajo la forma del nacionalcatolicismo. Ahora, esta decisión de la jerarquía vasca viene a romper el silencio cómplice la Iglesia y a poner de relieve su función de sostén de la dictadura, quebrando la unidad de criterio que había venido siendo sacrosanta.

Se trata desde luego de una decisión encomiable que debe airearse cuanto se pueda en honor de esas catorce víctimas de la vesania fascista ante todo y en beneficio de sus deudos y allegados. Pero es insuficiente. Entiéndase, es mucho más de lo que cabe esperar de la jerarquía española, presidida por un nostálgico del fascismo como Rouco Varela y poblada de petimetres demagogos de extrema derecha como monseñor Martínez Camino. Pero es insuficiente.

¿Qué pasa, por ejemplo, con los otros asesinados por los fascistas y no eran estos catorce religiosos? ¿Hay que entender que estuvieron bien asesinados? El silencio de la Iglesia sobre ellos, ¿no molesta a la jerarquía vasca? ¿Son menos víctimas los republicanos, socialistas, comunistas, anarquistas, nacionalistas asesinados durante la guerra civil y en la posguerra por los fascistas por el hecho de no ser curas?

Y es insuficiente por otro asunto nada baladí: porque la Iglesia (la española en general y la vasca en particular) no se limitó a callar ante el crimen y la barbarie sino que, en muchas ocasiones, fue parte activa de ellos. Cuando no fueron los mismos curas quienes delataron y asesinaron a los republicanos, estuvieron muchas veces presentes en su ministerio sacerdotal para legitimar la locura genocida y son tan responsables de ella como quienes la perpetraron directamente. No basta con pedir perdón por su silencio ante los asesinatos sino por haberlos cometido directa o indirectamente; por formar parte de los asesinos o de sus cómplices y encubridores. Reitero: la petición de perdón por un silencio culpable está muy bien. Pero la Iglesia no se limitó a callar cuando debió hablar sino que, al haber sido parte combatiente en el conflicto, cometió los mismos crímenes frente a los que ahora dice no poder callar o los encubrió y amparó. A los creyentes sinceros, a los cristianos de los de la otra mejilla puede resultarles chocante la idea de una Iglesia asesina pero eso es lo que hubo y no en un momento de desvarío, sino como consecuencia de una política deliberada de genocidio de los republicanos practicada durante los tres años de la guerra civil y los casi cuarenta de dictadura.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 11 de juliol del 2009

Un cielo tachonado de perlas.

Erradicar el racismo del corazón de la gente parece un programa hermoso pero temo que irrealizable. Para demostrarlo basta con pedir a cada cual que mire en el suyo y que mire a fondo, no en los habitáculos de la autocomplacencia que es en donde mora la mayor parte de los comentaristas y analistas. En habitáculos de verdadera indigencia intelectual, en uno de los cuales se dice que el racismo está mal y es condenable y eso es lo que se supone que piensa cualquiera que expone su parecer en público por los medios que sea. Pero, luego, siempre que la realidad fenoménica se manifiesta, las cosas son las contrarias. Hoy estar "a la última" consiste básicamente en ser demócrata, nada racista y estar en contra de la corrección política en nombre de una rebeldía que coincide ce por be con el contenido de alguna nueva marujada. Por ejemplo, en el machismo, que es una forma más del racismo, la diferenciación de trato a las mujeres señalando si están casadas o solteras, no falta nunca quien, diciendo que rompe la tiranía borreguil de lo políticamente correcto, subscribe el trato alternativo señora/señorita y revierte veinte años la situación. El racismo, el machismo, el jingoísmo y otros comportamientos odiosos; todos los repudiamos y todos los practicamos. (La imagen es una foto de Hiperkarma, bajo licencia de Creative Commons).


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Aplaudo la decisión del señor Camps de no comparecer el jueves ante el juez y acogerse al privilegio de los aforados. Es cierto: la primera obligación del señor Camps es hacer la compra de lo que la señora Camps vaya a almorzar, luego ya se verá si le queda tiempo para comparecencias. Pero este pavo ¿no es el que decía que estaba deseando que hubiera cauces legales para aliviar su necesidad de declararlo todo? ¿No es el que se alegraba de que lo imputaran porque así por fin podía acudir ante un juez a contarlo todo lleno de felicidad? Es el mismo, sí, pero ha evitado siempre ir al juez, no ha comparecido y no tiene la menor intención de hacerlo. Al contrario, sus abogados tratan de que descarríe el proceso, impugnan todas las decisiones y recurren todo lo que obligue a Camps a comparecer. Es decir, este habla de comparecer, pero lo evita siempre. Porque lo que tiene el Curita, ya se ha dicho en Palinuro, es mucho morro.(La imagen es una foto de Público, con licencia de Creative Commons).

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Dice el Público de hoy que Los monos viven más si consumen menos calorías, según han demostrado unos científicos de no sé dónde. He aquí la prueba incontestable de que el orden social conservador coincide no solamente con los mandatos de Dios sino con los ultimísimos avances de la ciencia. Así queda claro, pues probado está ya en nuestros antepasados darwinianos que, cuando las clases dominantes mantenían (y mantienen) a las subalternas como casi esclavas con salarios de hambre sólo buscaban prolongarles la vida. Si luego ésta no era tan larga como debiera según el razonable aporte calórico, ello se debía a otros factores como el consumo del alcohol o estupefacientes o la costumbre de trabajar sin la suficiente protección. Y los pobres siempre obstinados en pensar lo contrario. Los pobres son todos tan malpensados...(La imagen es una foto de My Web Page, bajo licencia de Creative Commons).

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Dizque el señor Bárcenas dimitirá de "forma transitoria" si continúa el proceso. Algo es algo. "Transitorio" quiere aquí decir que si, tras ser procesado, se demostrara su inocencia, podría volver a ser tesorero del PP que es, obviamente, lo que le gusta. O sea, es una dimisión con reserva de plaza; casi una excedencia. Es lo que tiene esta gente de orden, siempre precavida. Como además cuenta en su defensa con la sapiencia procesal del señor Trillo, quien ha conseguido no ser procesado él mismo, tiene buenas esperanzas ya que lo importante no es demostrar la inocencia sino tener la capacidad necesaria para acumular triquiñuelas de leguleyo para que hasta el más granuja pueda irse de rositas.

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divendres, 10 de juliol del 2009

Unos trajes que todo lo pueden.

La situación creada en el país por los famosos trajes del presunto cohechador señor Camps tiene ribetes kafkianos. La prensa trata todos los días del asunto, y casi parece que no hubiera otros, con lo que no andaremos lejos de que algún ilustrado diga que estamos ante un "delito mediático", forma habitual que hoy toma la imperecedera tendencia del ser humano a matar al mensajero: no hay delito, hombre, se lo digo yo. Lo que pasa es que vivimos en la época del reinado indiscutible de los medios y la realidad es la que estos definen. Mucha gente ilustre ha puesto su nombre debajo de alguna majadería de este jaez. Porque por supuesto que hay otros asuntos y por supuesto que los medios los tratan. Basta con hojear cualquier diario impreso o navear por uno en línea. Lo que sucede es que esos otros asuntos son irrelevantes, que han perdido interés. ¿A quién interesa si Micheletti parlamenta con Zelaya, si China masacra a los uigures, si se consigue disminuir la emisión de gases de efecto invernadero, si UPyD se rompe o no, si el cine sale de su atonía, mientras pueda enterarse de qué nueva treta se le ha ocurrido al Curita para esquivar a los tribunales, que es a lo que está dedicado? Así que menos lobos porque somos nosotros, los consumidores de información quienes definimos la realidad. Somos los clientes y mandamos: queremos saber en qué queda el culebrón del Curita y los medios están para satisfacer ese deseo.

¿Qué hace el PP? Concentrar sus energías en la defensa del señor Camps. Sostiene la señora De Cospedal que ellos están "a lo que digan los jueces" pero acto seguido le dicen a los jueces lo que tienen que decir: aquí, mire Vd., no hay delito. Una falta en todo caso pero delito... ¡quiá, hombre, con lo honrado que es nuestro Camps! Si lo sabréis vosotros, los jueces, que o sois amigos suyos o comulgáis con sus ideas políticas. En realidad es asombroso que exista una acusación así. Es más, el señor Basagoiti que habla muy claro, sin duda por su condición de vasco, sostiene que es una "gilipollez", concepto jurídico de notable contundencia.

Hasta la fecha, la persona que ha formulado este frente defensivo del PP de aquí-no-hay-delito ha sido la señora Rita Barberá, popular y dicharachera alcaldesa de Valencia, para quien los trajes del Curita son como las anchoas de Bambi y lo que hay que hacer es reformar el código penal para quitar este delito-gilipollez y dejarlo como una patena. Los españoles miran poco hacia fuera y por eso seguramente nadie le haya dicho a esta señora que eso es lo que hace Berlusconi en Italia: reformar la ley para no ir a prisión. Nadie tampoco ha explicado a Berlusconi en sus noches locas ni a la señora Barberá en las suyas castas que el Estado de derecho consiste precisamente en que hasta el Estado se somete a la ley y no al revés y que si es al revés no hay Estado de derecho sino tiranía.

En fin, no hay que descuidarse. La justicia ya da muestras de flaquear. El juez instructor, señor Flors, decide por su cuenta que los trajes del Curita no son cohecho en sentido propio porque no hay conexión entre los regalos y las adjudicaciones de contratos de la Generalitat. Por supuesto, ni la habrá si el mismo juez se niega a tomar declaración a los responsables de las empresas que hicieron los regalos y son las mismas que recibieron las adjudicaciones. Elemental, querido Watson, blanco y con asas. Pues el señor Flors dice que no hay pruebas. Y literalmente llueven. Por eso pide el PSOE que se llame a declarar, entre otros, al Bigotes, el que hizo los regalos y a quien el Curita "quiere un huevo". Porque el Curita puede querer un huevo a quien se le cante el otro, pero el presidente de la Generalitat no.

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).

La belleza y el mal.

Esta compañía del Ballet Imperial Ruso nos visita todos los años en el verano generalmente con el repertorio de Chaikovsky, que se conocen muy bien y con los títulos más taquilleros. El lago de los cisnes, que se estrenó ayer en el teatro Compac, en la Gran Vía, es estupenda y tiene lleno garantizado con su gran variedad de melodías y las mezclas de pasos con una gran gama musical, desde los momentos más solemnes y palaciegos a uno de los más célebres pasos a dos, el del príncipe y el mago, el principio del mal, Rothbard, sin olvidar los idilios pastoriles a cargo de los omnipresentes cisnes del lago, que permiten que la compañía se luzca en la coreografía. A mí me gustan, aunque me resultan un poco fríos y rutinarios y como que no le ponen pasión o fuego. Claro que excepción hecha de la encendida del príncipe por Odette aquí hay poco de apasionamiento.

Lo de los nombres es muy significativo. Aunque el espíritu nacional ruso diga que la leyenda es autóctona porque los cisnes son animales emblemáticos rusos, la historia es de origen germánico. De ahí que el príncipe se llame Sigfried, como el de Wagner. Los nombres de las mujeres, Odile y Odette son franceses lo que también es muy germánico y muy ruso pues ambas culturas tienen fuerte influencia francesa. El nombre de Rothbard, en el fondo, Barbarroja, es el que no acabo de explicarme. Además, siempre que lo veo me acuerdo del finado Murray.

Hay dos momentos en este ballet que son especialmente lucidos: los dos pasos a tres del príncipe/Rothbard y la hija de éste y la princesa Odette. Es una duplicación en la que las dos mujeres actúan la una como el doble de la otra. Todos esos casos de dobles, que es la figura más socorrida de la literatura, me interesan. Casi siempre escenifican, visibilizan, la condición humana misma, la dualidad y, además, en forma de dualismo moral: el bien y el mal. En este caso tanto el bien como el mal son el interior de la belleza y el príncipe, al elegir la belleza, espera estar eligiendo el bien pero las malas artes de Rothbart desvían su recta intención hacia el mal. Sólo un afán desmedido de fabricar un final feliz hará que el pronunciamiento por el mal se convierta en el triunfo del bien. Y siempre dentro de la belleza. Parece mentira que un hombre tan deprimido, capaz de componer la sinfonía Patética imaginara un mundo tan completo de plenitud del bien, la belleza y la armonía.

Las danzas que mete Chaikovsky como filetes están muy bien. Sobre todo la española con sus castañuelas, un instrumento muy primitivo pero muy característico y alegre. Suele decirse que alguien "está como unas castañuelas", queriendo decir que es muy alegre. Nadie dice de otro que esté como un piano o un violín o un fagot. Las otras dos, una como tarantella napolitana y una mazurca húngara son también escapadas muy gratas.

Ballet clásico, un mundo de armonías y proporciones racionales incluso cuando tratan temas de lo irracional que no desaparece ante el empuje de los ballets innovadores o vanguardistas que tienen una idea distinta de casi todo, por no decir todo, incluido el hecho mismo de que el ballet sea una mezcla de movimiento del cuerpo humano con acordes musicales. Interesante este asunto pero también interesante es el clásico que conjuga movimiento y música pero al servicio de una historia o tomando como guía una historia, o sea el ballet como representación musical narrativa.

dijous, 9 de juliol del 2009

El morro del Curita.

El presunto cohecho del señor Camps con los trajes del Bigotes tiene varias facetas a las que los medios llevan un par de días sacando verdadero brillo. El concepto de responsabilidad política ha quedado hecho añicos, supeditado al de la penal. Los destinos del PP, uncido éste al del presidente de la Generalitat valenciana son cada vez más oscuros. Los amigos del personaje chapotean en la extravagancia, como la señora Barberá, que saca a colación unas anchoas para hacer tragable ese gesto ridículo, propio de mafiosi de campanario del regalo de los ternos. La crónica institucional se convierte en una serie de cábalas sobre cuánto podrá aguantar el señor Camps, imputado y procesado. La política es un rifirrafe continuo entre partidarios y detractores del Curita y, en el fondo, nadie entiende cómo es posible que el tal Curita no se haya ido ya a su casa.

Y, sin embargo, la respuesta es sencilla: porque tiene un morro que se lo pisa. Ese es el rasgo definitorio esencial del señor Camps: el morro. Dijo en público que él se pagaba sus trajes. Pero no lo ha probado, en tanto que el juez acumula pruebas de que los trajes los pagó su beneficiado el Bigotes. Luego, mientras no demuestre lo contrario, el señor Camps ha mentido a la opinión pública y ha mentido al juez. Eso es el morro: mantener la figura entre el ludibrio y la crítica generalizados.

Dijo que estaba deseando poder declarar en la sede adecuada, en donde resplandecería la verdad. Llegó el momento, fue a declarar y lo único que resplandeció fue el morro que tiene porque de la declaración ante el juez salió tan presuntamente cohechador como había entrado. Con posterioridad, ante la concreción de las imputaciones judiciales y la apertura del juicio oral, sostiene el señor Camps que "está muy contento" porque ya queda menos para que se sepa la verdad. En el fondo la verdad parece saberse ya: el señor Camps recibió los trajes, no los pagó y lleva tres meses mintiendo con un morro descomunal.

El morro es la enseñanza política fundamental que el señor Camps puede aportar a las generaciones siguientes: no importa de qué te acusen, ni siquiera qué margen de defensa tengas: lo importante es que mientas y le eches mucho morro. El morro desconcierta a la gente y, sobre todo, altera el normal funcionamiento de la democracia como intercambio razonado de pareceres. Es imposible intercambar parecer alguno, razonado o no razonado, con quien confía toda su estrategia al morro.

¿O no es morro intentar que el resultado de las pasadas elecciones europeas se entienda como una exoneración de sus responsabilidades penales?

Aunque existan más que fundadas sospechas sobre la neutralidad de la justicia en este caso, por cuanto los magistrados son todos de la cuerda política del Curita cuando no sus amigos íntimos, ese proceso debe seguir hasta el final y ampliarse a las indagaciones solicitadas por los socialistas relativas a todas las contrataciones de la Generalitat valenciana con la trama de empresas del Bigotes. Pero algo ha quedado ya claro: el morro del Curita, un morro descomunal, fabuloso, arrasador; un morro que le permite mentir, seguir mintiendo, volver a mentir sin que se le borre ese gesto falsamente modesto, mínimo y humilde, resignado y sacrifical.

Un morro que hará historia.

(La imagen es una foto de Público, con licencia de Creative Commons).

La movida pictórica.

En el Reina Sofía sigue abierta esta interesante exposición de la pintura madrileña de los años setenta del siglo pasado agrupada bajo esa denominación de los esquizos que les pusieron sus colegas catalanes, fieles seguidores del abstracto de entonces mientras que los madrileños mostraban un alma más dividida y daban entrada a un nuevo figurativismo que ha resultado muy creativo, al menos a mi modesto parecer. La exposición contiene obra de Carlos Alcolea, Chema Cobo, Luis Gordillo, Carlos Franco, Sigfrido Martín Begué, Herminio Molero, Guillermo Pérez Villalta, Rafael Pérez Mínguez o Manolo Quejido. Los comisarios han incluido algunas referencias pictóricas (Dali, Duchamp, Chirico, Hockney, Gordillo) y literarias (sobre todo obras de Deleuze, Marcuse, los situacionistas, etc) para contextualizar la obra del grupo y ayudar a su comprensión. Y eso es lo primero que me llamó la atención: que se necesiten medios externos para acceder al sentido de un arte como el de aquellos años que para mí formaba y forma parte del espíritu de la época de modo necesario, lógico, incuestionado. Se pintaba así, como se escribía, se hacía cine o se cantaba también "así". Aunque retrospectivamente pueda parecer que "los setenta" lleven en sí la sombra ominosa de la dictadura y, en consecuencia, las nuevas generaciones precisen de algún tipo de apoyo de comprensión, la verdad es que aquellos años, tanto los inmediatamente anteriores a la muerte del dictador como los posteriores fueron una explosión de libertad de hecho.

En algún lugar de la exposición, en los textos y testimonios, uno de los autores lo dice con una fórmula que me ha parecido rotunda, clarísima y muy justa: algo así como que, aunque seguía habiendo dictadura, ellos habían decidido proceder ignorándola, como si no existiera. Que es lo que hicimos todos. Era una dictadura zombie. Las apariciones de aquel anciano tembloroso, medio babeante, con timbre de gozne herrumbroso y con la cabeza en la posguerra, si despertaban alguna atención era para mover a risa. Salvo en lo que hacía a la represión puramente político-social y, en especial, los temas de la violencia (ETA, FRAP) nadie daba un ochavo por la dictadura y los primeros que admitían su propia ilegitimidad eran quienes la servían desde todos los puestos de mando de la sociedad.

Muchas veces se ha dicho y forma parte del debate de la época si la cultura política de los españoles en general en aquellos años no era ya democrática y hay opiniones en varios sentidos. Pero lo cierto es que la transición no hubiera sido posible si, en efecto, no reinara en España una cultura política básicamente democrática. Y eso en cuanto a la gente digamos normal. Los otros, los intelectuales, los artistas, la élite, los creadores hacía años que habían superado las barreras miopes de la censura y se habían incorporado a las corrientes del mundo. Y en ningún sitio es esto tan patente como en la obra de estos artistas, cosa que puede apreciarse en la exposición. Hay obra de Alcolea con influencia de Bacon y buena parte de la pintura del fabuloso Pérez Villalta recuerda el triunfo de la escuela de Nueva York.

En realidad este grupo de creadores, cuya conciencia de unidad fue siempre tenue y no más intensa que la de reconocer que coincidían en el tiempo y en el espacio, actúa desde los presupuestos de la libertad de creación y la crítica de lo existente. El sincretismo de sus fuentes y la flebilidad y falta de normatividad de sus estilos hablan de una concepción del arte como actividad de indagación y expresión sin cánones ni peajes.

Y la selección del material está muy bien hecha pues recoge desde reinterpretaciones de la pintura clásica, con referencias al Renacimiento o los primitivos flamencos hasta la febril promiscuidad del pop. La mezcla con variados elementos gráficos y narrativos tiene la función que se señalaba más arriba y siempre satisface curiosidades morbosas sobre lo que los creadores reflejan en línea menor.

La creatividad de los esquizos, su imaginación, su sentido fuertemente narrativo de los contenidos pictóricos, su absorción de los impulsos de la época son manifiestos. Como también lo es, aunque no ha visto que se mencione cuando se trata de esta escuela, que es un arte rotundo y alegre, al que se le ve onda expansiva, felicidad de estar vivo, ver el mundo e interpretarlo. La exposición está concebida como si esquizos fuesen los antecedentes de la Movida. Pero es que los esquizos eran la Movida.

dimecres, 8 de juliol del 2009

Honduras y la izquierda.

Como no quiero que se me encrespen mis contradictores, esos que ven proclividades fascistas en toda crítica que se haga a lo que el pensamiento único de la endeble izquierda de hoy considera admisible, me abstendré de calificar como propio de república bananera lo que ha pasado y está pasando en Honduras. El golpe de Estado de unos milicos trogloditas que secuestran al presidente legítimo, luego de que éste intentara una maniobra que la Corte Suprema y el parlamento no le autorizaron, y lo mandan en pijama a un país vecino; la inútil respuesta del organismo multilateral Organización de Estados Americanos (OEA) de expulsar a Honduras de su seno a pesar de que, en el pasado jamás excluyó a ningún otro Estado (excepción hecha de Cuba) por ilegítimo, tiránico, despótico y sangriento que fuera su Gobierno con lo que el valor de su acción viene a ser cero; el grandielocuente compromiso posterior de varios presidentes latinoamericanos que, como en la conjura de los bátavos o la de los horacios y los curiáceos, prometen acompañar al dignatario depuesto en su retorno al país pero, al final lo dejan solo, montado en su avión y sin poder aterrizar; el inevitable cura, el cardenal Óscar Rodríguez, que interfiere en el contencioso para ponerse del lado de los golpistas y aconsejar al presidente que no regrese para evitar un "baño de sangre", lo que no se sabe si es una amenaza o un aviso; la intervención de los no menos inevitables Estados Unidos que han pasado de ser los instigadores de todos los golpes en la región a ser lo que los paran y a quienes ha recurrido el presidente depuesto en busca de respaldo; por último, la organización de una mesa de mediación a cargo de Óscar Arias, presidente de Costa Rica en la que se espera encontrar una solución negociada a base de poner en contacto a los dos rivales, el presidente legítimo y el usurpador a hablar acerca de algo en que ninguno de los dos admite negociación posible. Todo ello dibuja un proceso social caótico, abrupto, lleno de personalismos y, de no ser por la tragedia que siempre se da allí donde la sinrazón de la fuerza produce víctimas, un poco como de caricatura.

Pero negociación habrá y, por lo que parece, destilan las cancillerías e informa la prensa, se hará en torno a la propuesta que todos dan como más viable de retorno de Zelaya a la presidencia, amnistía de los golpistas y convocatoria de elecciones anticipadas. Y eso que todos se sientan a la mesa de diálogo protestando a voz en grito que ellos no tienen nada que negociar con los del otro lado. Por supuesto, nada de lo dicho anteriormente puede interpretarse como una condonación directa o indirecta del golpe de Estado. Si la Comunidad Internacional acepta la mediación es porque, sin duda por excelentes razones, admite hasta cierto punto la política de hechos consumados. Porque aquí lo único que la justicia reclama es un retorno al statu quo ante y, a partir de ahí, que cada palo aguante su vela. Si el presidente comete ilegalidades, que lo procesen y si las ilegalidades las cometen otros, que se proceda contra ellos. Pero eso es lo que, al parecer, nadie prevé hoy por hoy.

Ahora un par de consideraciones sobre el peso y el alcance de las elaboraciones teóricas de la izquierda de hoy en relación con Honduras y con América Latina en general. Antaño, la izquierda manejaba conceptos del materialismo histórico con arreglo a los cuales el juicio que nos merecen los hechos sociales dependía del desarrollo de las fuerzas productivas, las contradicciones en las relaciones de producción y el grado de madurez de los procesos sociales, colectivos, de clase. El destino de los países, de las llamadas formaciones sociales, no dependía de los altibajos del humor de un personaje o individuo aislado por importante que fuera. La historia la hacían las clases sociales, las masas, más o menos concienciadas, en procesos sociales en los que la voluntad del individuo era irrelevante. Lo importante eran las condiciones objetivas, acompañadas por las condiciones subjetivas que había ido cultivando abnegadamente el consabido partido revolucionario de la vanguardia. De ahí que los adelantos y las revoluciones fueran de esperar en los países más avanzados en la evolución del capitalismo.

Hoy resulta que en un pequeño país atrasado en el que el desarrollo de las fuerzas productivas es bajísimo y las relaciones de producción son casi precapitalistas, un buen hombre que se presenta a las elecciones -y las gana- como delegado de una de las partes del bloque tradicionalmente dominante en el que, como buen miembro de la oligarquía, ha militado toda su ya larga vida, de pronto, en mitad de su mandato, sin mayor razón ni motivo que una repentina inspiración, gira a la izquierda, se alía con otros representantes de movimientos que tienen similares características personalistas, toma algunas medidas beneficiosas para las clases subalternas, más en la línea de las dádivas de los emperadores que del avance en la justicia social de los procesos de emancipación y ya tenemos, porque sí, un lider y un movimiento de izquierda donde menos lo esperábamos, con independencia de las fuerzas productivas, las relaciones de producción, las contradicciones de clase y el grado de conciencia de las masas. Y el que ponga en duda este análisis es un fascista, aliado objetivo del capital o algo peor si cabe. Y tales "razonamientos" pueden hacerlos gentes que hace tres meses apenas podían situar a Honduras en el mapa.

Quien dice esto para Honduras lo dice para los otros países de América Latina (no en todos; salvaría a Bolivia y el Ecuador) embarcados hoy en políticas sedicentemente transformadoras no por obra de la maduración de las relaciones de producción o de las contradicciones de clase, sino de la voluntad personal de un dirigente único que, lógicamente, acaba por ser insustituible. Porque, una de dos: o el proceso de emancipación de las colectividades se da en el contexto de los movimientos colectivos de carácter histórico, en cuyo caso es de suponer que los cambios (sobre todo legislativos) en las relaciones de producción se impondrán con la fuerza y el poder de los hechos revolucionarios y encarnarán en la organización socioeconómica básica al menos con las mismas perspectivas de permanencia que tuvieron en la extinta Unión Soviética, o son consecuencia de la aplicación de programas electorales aleatorios que unas elecciones posteriores pueden revertir sin más, lo cual hace imprescindible que, para preservarlos, los dirigentes que los han impuesto con grandes alharacas se perpetúen en el poder para así garantizar las "conquistas" de unos movimientos que tienen toda la pinta de ser castillos en la arena o, como se dice en otras lenguas, "castillos en España". Y conste que no quiero pasar revista a algunos otros lugares, por ejemplo Nicaragua, en los que la condición de izquierda de la izquierda oficial, por todo lo que sabemos sobre el comportamiento personal de quienes dirigen a su modo los destinos del país, deja mucho que desear.

Aunque pueda parecer lo contrario, esta observación tiene cierta importancia a la hora de calibrar el vigor y el alcance de las propuestas teóricas de la izquierda contemporánea cuyo fundamento, entiendo, no puede ser consagrar como necesidad la última manifestación de la contingencia más rabiosamente personalista. Aunque, bien pensado, quizá sí; quizá haya sido así como ha funcionado siempre la izquierda, disfrazandose de reflexión histórico-teórica que en el fondo no respetaba. Tengo que meditar sobre ello.

(La imagen es una foto de Presidencia de la República del Ecuador, bajo licencia de Creative Commons).