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divendres, 20 de maig del 2011

Ojo al desalojo.

Si la Junta Electoral Central mantiene su prohibición de la manifestación de mañana y las concentraciones, lo más sensato que puede hacer el M-15 es acatar la decisión, aunque sea injusta y hasta ilegal, y levantar el campo esos dos días. Por varias razones:

1ª: no hay que dar pretexto alguno a que se desencadene la represión. Es posible que ésta sea inevitable; pero no tan pronto.

2ª: hay que garantizar la plena normalidad de la jornada electoral.

3ª: hay que mostrar que se controla la situación cuando es necesario.

4ª: hay que probar la solidez del proyecto convocando de nuevo a acampar el lunes, veintitrés.

Internet seguirá funcionando y facebook y los dos días de carencia pueden aprovecharse para seguir organizando la acción y perfeccionando el manifiesto o programa. Algo en la línea de lo de la imagen pero mejorado, más sistemático.

Además, hay que ir a votar. Llegados a este punto de debate público en que vuelven a plantearse temas cruciales de la organización política del país, la abstención ya no es una opción. Las elecciones autonómicas y municipales son importantes en sí mismas pero también se han convertido en algo más, en un duelo entre quienes quieren un cambio y quienes no lo quieren. Los primeros todavía no tienen una opción propia a la que votar. Deben hacerlo pues por aquellas que les sean más próximas, en lo esencial los partidos de la izquierda, cualquiera de ellos.

Ya habrá luego tiempo para discutir sobre quién sea la verdadera izquierda, cuestión bizantina que apasiona a la izquierda.

Proponer que se acate una decisión posiblemente injusta no es grato y lo que pide la sangre es mantenerse en el ejercicio de un derecho que no se debe reprimir. Pero hay que pensar si esa resistencia puede enajenar al movimiento las simpatías de los ciudadanos y, por tanto, su apoyo.

(La imagen es una foto de Ana_Rey, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 19 de maig del 2011

¿Qué hacer?

Aurora. El país entero está trastornado. El M-15 tiene una fuerza que nadie sospechaba, focaliza toda la atención mediática nacional y parte de la internacional, ha relegado al olvido la campaña electoral y ha dejado fuera de juego a los políticos colgados de la brocha de los mítines. El M-15 (o cualquiera sea su nombre) no era una algarada juvenil efímera sino una movilización ciudadana muy madura a fuerza de ser escrupulosamente pacífica; muy rápida y flexible por estar coordinada en la red; muy representativa debido a su pluralidad: la mayoría es de jóvenes, no necesariamente estudiantes, pero también hay muchísima gente mayor y muy mayor. José Luis San Pedro, por ejemplo.

Sobre todo el movimiento se percibe como legítimo. Sus reivindicaciones son la gestión de la crisis, la corrupción, la inoperancia del sistema político, los privilegios de los políticos. Cuestiones que llevan meses aflorando en los barómetros del CIS y sobre las que todo el mundo predica sin que nadie haga nada. El M-15 está haciéndolo y eso ha sumido en el desconcierto las instituciones que no saben cómo responder. He leido una web de la policía en la que se ve que el movimiento tiene muchos simpatizantes entre las fuerzas del orden. Es un movimiento legítimo y sus reivindicaciones las comparte todo el mundo en España. Hasta los corruptos, supongo que de boquilla.

Manos fuera. Precisamente por eso, el M-15 debe mantener celosamente su independencia frente a los intentos de los partidos, singularmente los de izquierda, de instrumentalizarlo. Frente a los sindicatos, en breve, frente a todos los elementos constitutivos del sistema político que ha hecho crisis con la crisis. Debe evitar contaminarse, como dicen los jueces porque, en tal caso, se convierte en arma arrojadiza y deja de servir. Y los partidos deben tener la elegancia de renunciar a ponerse al frente de la manifestación. Muchos de sus militantes están en el M-15 y ahí deben seguir a título personal.

Refundación del sistema político. Desde esa independencia, el M-15 tendrá que dar a conocer sus propuestas de cómo realizar las reividicaciones de más arriba. Es decir, un manifiesto o un programa. Pero uno de verdad, práctico, porque los que se han visto hasta la fecha como propuestas están vacíos, son retóricos, se limitan a reformular las reivindicaciones, sin hacer propuestas prácticas. Hay varias pero una es esencial y previa: cómo se reforma la ley electoral. Así:

Después de las elecciones del 22 de mayo (en las que, en mi opinión, toda la izquierda debe ir a votar a partidos de izquierda y no abstenerse), si gana la derecha, pedirá elecciones generales anticipadas, cosa que hay que evitar porque se harán con la vieja normativa. Lo que resta de la legislatura debe emplearse en una reforma del sistema electoral que permita llegar a mayo de 2012 con una normativa más justa. Tal cosa sólo puede lograrse mediante una comisión parlamentaria en la que se dé cabida a los/as representantes del M-15. Una nueva normativa para elegir unas Cortes cuasi constituyentes, capaces de abordar una profunda reforma de la Constitución equivalente a una refundación del sistema político en la cual no haya nada intangible. Ni la monarquía. Ni el derecho de autodeterminación.

El partido recházalo-todo. El problema de este plan es que, en el ínterin, el M-15 debe conservar su legitimidad, su presencia y, sobre todo, su eficacia. Para lo cual no es insensato constituirse en partido político, de nuevo cuño, asambleario, digital, recházalo-todo, pero con personalidad jurídica y capacidad para presentarse a las elecciones. Así tendrán a quien votar todos los que consideran que no tienen partido al que hacerlo, más quienes piensen que los mayoritarios han bloqueado la necesaria reforma de la democracia española.

(La imagen es una foto de StephaneMGrueso, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 18 de maig del 2011

Esto es sólo el comienzo...

El movimiento que se inició el domingo quince de mayo tiene brío, tiene fuerza, persiste. Todavía carece de nombre único y se usan indistintamente movimiento de los indignados, movimiento 15-M (que tiene muchas posibilidades por su simplicidad) y movimiento Democracia Real Ya. Varios nombres pero una única cosa, un levantamiento pacífico de ciudadanos, principalmente jóvenes pero no sólo ellos, hartos de padecer la crisis y la forma de gestionarla del sistema político. Y un movimiento espontáneo, nacido en la nueva esfera pública virtual cuya eficacia práctica es indudable. Es rápida, es flexible, recibe mucha información en tiempo real y se adapta a las circunstancias. Es decir, sobrevive. El clima que se vivía anoche en la Puerta del Sol de Madrid, como el que transpiraban las informaciones de Granada, Sevilla y otros lugares era de una exultante felicidad y alegría: tanta gente junta, sabiendo que está haciéndose oír porque es el foco de todos los medios. Es una explosición política pacífica extraparlamentaria que se dirige contra el sistema en su conjunto, el nacional y el internacional, contra la banca, los empresarios, los sindicatos, los partidos, los políticos, las instituciones, los medios de comunicación.

En Sol había de todo y se coreban gritos muy variados con los que Palinuro está o no de acuerdo. Por ejemplo ese PSOE-PP la misma mierda es no me parece cierto. Pueden ser mierda, habría que discutirlo, pero definitivamente no la misma y, en todo caso, echa alegremente en olvido que al PSOE lo votan once millones de personas, demasiadas para tratarlas de mierda, sobre todo cuando quienes lo hacen son cuatro mil y con un eco espeluznante al tiempo del llamado socialfascismo del que vino el nazismo. Otros gritos tenían una resonancia antipolítica bastante tosca, del género "todos son iguales" o "no nos representan". Hubo muchos otros gritos que Palinuro encontró más atractivos, como los que iban contra los bancos, el capital, los beneficiarios de la crisis o los que pedían la reforma del sistema electoral, la responsabilidad de los políticos (que no puedan ir imputados en las listas electorales) el funcionamiento de las instituciones, etc.

Con el sentido práctico que lo caracteriza, Palinuro se pregunta de qué forma puede consolidarse este movimiento ya que su triunfo depende de su permanencia. Y consolidarse sin traicionar su esencia. Es un movimiento independiente y no puede dejarse instrumentalizar por ningún partido, aunque diga coincidir con sus fines. Probablemente el movimiento deba pensar en la posibilidad de constituirse en partido a su vez porque es la única vía de llegar al poder en democracia y el poder sigue siendo imprescindible en todo programa de cambio. Pero eso está lejos aún. Lo que está muy cerca, lo que ya urge, es que tenga un manifiesto o un programa que pueda comunicar al conjunto de la población, aparte de los gritos, que no dan para mucho. La parte negativa de este programa está clara, (no a lo existente) pero no así la positiva, lo que se propone en sustitución de lo caduco. Hay que elaborar propuestas y debe aprestarse algún mecanismo para conocer el grado de apoyo social que tienen.

Hacer un programa no es fácil pero sí lo único que puede cohesionar el movimiento. Sobre ese programa podrá éste plantear sus objetivos. Eso es lo que podría considerar el grupo de trabajo que proponía Palinuro hace dos días, compuesto por parlamentarios (diputados y senadores) y representantes del movimiento. En el entendimiento de que cualquier acuerdo que alcanzaran se sometería a votación popular, bien ordinaria bien en referéndum. Para ir ganando tiempo, el movimiento podía promover una iniciativa legislativa popular que llevase al Parlamento la petición de reformas de quinientos mil ciudadanos por lo menos, aunque este tipo de iniciativa tiene muy recortadas las alas en España.

Algo debe el movimiento hacer porque dentro de cuatro días millones de votos dirigidos a los partidos servirán como plataforma para contraatacar y deslegitimar el 15-M . Cincuenta o cien mil personas en la calle no pueden imponerse a veinte millones de votos integrados en el estatu quo. Sin embargo, la fuerza del movimiento no está en la cantidad de seguidores (aun siendo esto importante porque presta visibilidad) sino en la justicia y la verdad de sus argumentos. Y ahí es donde hay que formularlos en negativo y en positivo.

Jamás había estado tan claro que la oposición entre Rosa Luxemburg (el fin es todo; el movimiento, nada) y Eduard Bernstein (el fin es nada; el movimiento, todo) era absurda porque el fin y el movimiento son lo mismo.

(La imagen es una foto de furilo, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 17 de maig del 2011

¿Cómo serán tan ingenuos?

Los expertos en comunicación política que, como se sabe, abundan más en España que los pingüinos en la Antártida, suelen decir que los socialistas comunican mal, expresión que trata de explicar el porqué de la escasa intención de voto que cosechan y la baja valoración del presidente Zapatero. Habría mucho que discutir sobre esto pero no hay tiempo; ya lo haremos en otro momento. Ahora mismo lo que parece evidente es que entran a todos los trapos con una ingenuidad sólo paralela a su despiste. En lugar de mantenerse fieles a su guión, esto es, explicar la gestión de la crisis y criticar al PP por la Gürtel y la falta de programa claro, pierden el tiempo respondiendo a todas las provocaciones que les lanzan, con lo cual aparecen siempre como disculpándose y sin hablar de lo que tienen que hablar.

¿Que María Dolores de Cospedal acusa al Gobierno de planear otro recorte social y salarial para el verano? Allí sale Zapatero perdiendo un tiempo precioso a refutar la nueva insidia, cosa inútil porque, al ser cuestión de futuro, es incomprobable. ¿Que Gonzalez Pons asegura que si el PP gana las municipales Zapatero convocará Elecciones Generales? Ahí vuelve a salir Zapatero afirmando que las generales serán en 2012. Otro futurible. Si mañana llega otro destacado dirigente del PP afirmando de buena tinta que después de las elecciones Zapatero saldrá del armario y se casará con Josu Ternera, con lo cual se aclarará por fin lo de la negociación ETA-Gobierno, que eso se lo sabe muy bien Mayor Oreja, ¿también saldrá Zapatero a desmentirlo? Además, ¿no se dan cuenta de lo absurdo de que sea Zapatero quien responda a todos esas fabulaciones? No porque no deba el Presidente dialogar con segundos (cuenta habida de que el primero del adversario es un primero silente), sino porque esto lo hacen mucho mejor Rubalcaba o Chacón que para eso están ahí.

El Presidente, a la Gran Política, a explicar porqué la política neoliberal del PSOE es mejor que la del PP, que ya tiene tajo, y a pedir a éste explicaciones por la corrupción, por la Gürtel. Ayer mismo el juez Flors decidió no incorporar a la causa contra Camps a los presuntos de la alta tramoya gürtelina. Doctores tiene la ciencia para indagar en las complejidades de los razonamientos judiciales pero algo parece claro: la decisión acelera el proceso de Camps y cabe que se produzca la citación de éste antes del 22 de mayo, aunque su comparecencia sea posterior. Y ese asunto no son palabras menores.

La abstención. En las elecciones hay que votar porque el voto es el instrumento principal de participación ciudadana. Es falso que votando se legitime un sistema que algunos consideran ilegítimo. Hay un voto de protesta, el que precisamente cuestiona la legitimidad del sistema, que es el voto en blanco. La abstención carece de sentido y no tiene valor político como protesta porque se confunde con la abstención de los perezosos o los indiferentes esto es los que, callando, otorgan. El que vota en blanco muestra su disposición a votar pero no tiene a quién porque el sistema no le satisface. Es decir, votar hay que votar: a la derecha, a la izquierda, a unos a otros o en blanco. Los derechos deben ejercerse. En lo que hace a la izquierda la abstención es muy dañina. Hay, parece, muchos votantes del PSOE y también de Izquierda Unida que, defraudados, piensan en la abstención. Si son de izquierda deben votar a la izquierda, al PSOE, a IU, a los verdes de izquierda, Equo, los nacionalistas de izquierda. Se trata de elecciones autonómicas y municipales con circunscripciones muy variables, mayor posibilidad de representación y gobiernos locales de coalición. La abstención no hace visible la fuerza de la izquierda.


Referencia a los dos temazos del día:

1) Strauss-Kahn: Strauss significa avestruz en alemán; también ramo de flores. El asunto es terrible pero no diré nada mientras no hable la Justicia que es igual para una inmigrante de Ghana que para el todopoderoso director del todopoderoso FMI. No me privo de señalar qué ganas le tenían algunos y cuánta animadversión suscita aquel a quien por probable mimetismo con la organización que regentaba, se conoce como DSK. Otros, en cambio, se han lanzado a la yugular de la femme de chambre, sospechosa de denuncia falsa para dar un pelotazo. No hace falta decir que quienes arremeten contra el poderoso DSK son de izquierda y los que van contra la humilde camarera denunciante, de derecha. Cuestión de querencias.

y 2) Democracia Real Ya. Palinuro dedicó la entrada de ayer a este impresionante movimiento con el título de el fetichismo de la mercancía así que nada de repeticiones. Sí cabe añadir un par de consideraciones: es un movimiento espontáneo en Facebook que, sin duda, muchos (personas o partidos) tratarán de dirigir, capitalizar, "orientar", "organizar". Veremos qué sucede. Lo que está claro es que la yesca la han puesto las revueltas árabes y la chispa la ha traído el ¡Indignaos! de Hessel. Ahora hay que ver a dónde llega el incendio. De momento la protesta continúa con acampadas en distintas ciudades de España. Podemos estar al comienzo de algo importante. La gente está sacando el debate político a la calle, haciendo valer sus derechos.

Por eso es de aplaudir que Zapatero tenga la altura de miras necesaria para decir que hay que escuchar a los indignados. Bien. Conviene entonces no empezar mandando cargar a los antidisturbios. Eso ya no es de recibo. Se ha visto precisamente en los países árabes: la primera reacción del poder ante la protesta callejera es recurrir a la violencia lo cual sólo intensifica la revuelta. Aquí hay que escuchar, como dice y es de esperar que haga Zapatero. Se me ocurre alguna fórmula: por ejemplo, podía nombrarse una comisión parlamentaria (diputados y senadores) que se reuniera con los representantes o delegados del movimiento y formara un grupo de trabajo a ver qué se puede hacer con las reivindicaciones de los jóvenes. Porque éste es un movimiento de la juventud, algo que hay que tomarse muy en serio. A su vez el movimiento tendría que dotarse de algún tipo de estructura que le permitiera tener delegados o representantes, cuestión siempre problemática en movimientos espontáneos y asamblearios.

(La imagen es una foto de Luis Jáspez, bajo licencia de GNU_Free_Documentation_License), vía Creative Commons).

divendres, 13 de maig del 2011

El pensamiento libertario.

Este pequeño volumen de Carlos Taibo (Estado de alarma, Madrid, La Catarata, 2011) es una recopilación de artículos de prensa recientes. Normalmente los autores sienten la necesidad de justificar estas recopilaciones y lo hacen aduciendo que, aunque los artículos fueron escritos y publicados en lugares y tiempos muy distintos, los recorre el hilo de una preocupación común y forman una unidad. Ya en el interior del texto resulta que el hilo común en realidad son numerosas repeticiones y, a veces, los artículos son casi coincidentes, lo que acaba haciendo la lectura bastante tediosa.

No es el caso de Taibo. Al contrario, la lectura es amena. Ha tenido el autor el acierto de agrupar los artículos en seis bloques: la crisis, el Gobierno español y sus farsas, la crisis energética, los sindicatos mayoritarios y la izquierda, sobre el decrecimiento, sobre la memoria, en particular la memoria libertaria. Así se accede a una visión sintética y ágil del pensamiento libertario acerca de las cuestiones actuales. No hay repeticiones (excepto la de las páginas 58 y 60) y la visión que la obra ofrece es bastante equilibrada. Tengo coincidencias y discoincidencias en unos u otros capítulos.

En el de la crisis coincido en que ésta no se resuelve con medidas neoliberales ni keynesianas (p. 24). Ya no estoy tan seguro de que el capitalismo se encuentre en su estado de corrosión final (p. 27) y menos aun de que la crisis pueda combatirse a base de distribuir trabajo, fomentar el "ocio creativo" y la solidaridad, reduciendo producción y consumo, la reducción de infraestructuras, la primacía de lo local, esto es, sobriedad y simplicidad voluntarias (p. 25). Ni siquiera estoy seguro de que algo así sea deseable. Es el meollo de la doctrina del decrecimiento, de la que Taibo es firme adalid.

Esta propuesta del decrecimiento, lo más interesante del libro, sostiene que al irracionalismo capitalista, basado en la publicidad, el crédito y la obsolescencia planificada (pp. 78/79) es preciso responder mediante la redistribución, la reducción y la reutilización (p. 85), porque si no se hace, todo se va al garete, como demuestra la unidad de medición llamada huella ecológica según la cual para 2050 serán necesarios dos planetas Tierra para sostener el desarrollo capitalista (p. 82). Dice Taibo que las críticas a este enfoque son refutables. Pero eso será mientras no se levante la objeción más grave, la de que el decrecimiento, en realidad, no es factible. La humanidad sólo es concebible en los términos hegelianos del progreso del espíritu hacia la libertad y la eticidad absoluta. Que eso se entienda en nuestro tiempo según el lema olímpico lo hace más trivial, desde luego, pero también más claro. La humanidad no tiene marcha atrás, salva catástrofe. No es posible retornar a la Arcadia feliz. El provenir es incierto y llevarlo al pasado no lo hace más cierto.

En otro lugar, Taibo enriquece su visión de hacia dónde apunta el decrecimiento. A los factores señalados se añade la renta básica de ciudadanía y la "reorganización de nuestras sociedades según principios diferentes, entre ellos la primacía de la vida social frente a la lógica de la productividad y de la competitividad" (p. 54). A primera vista los enunciados son convincentes, pero no parecen factibles. Reorganizar la vida social según una lógica que no sea de productividad no debe de ser sencillo, sobre todo si la base para hacerlo es la "primacía de la vida social", que es algo que suena a la vieja controversia de los antiguos y los modernos.

Son los aspectos de mayor envergadura teórica del libro. Los demás capítulos están dedicados a asuntos de política más práctica en donde hay leña crítica a repartir entre el Gobierno socialista, los sindicatos mayoritarios y hasta Izquierda Unida, cuya refundación ve el autor tan problemática como Palinuro aunque quizá no por las mismas razones.

Taibo termina la obra especificando las características de lo que sería una organización libertaria global. Un sueño, porque sólo puede estar basada en la ausencia de poder y el poder ha sido hasta la fecha un rasgo constitutivo del ser humano.

dimecres, 30 de març del 2011

Duke vs. Wal Mart.

Los Estados Unidos son un foco de civilización. El mayor hoy día. Eso de la civilización, sin embargo, hay que matizarlo porque sabido es que se han cometido crímenes monstruosos y genocidios en su nombre; pero también gestas inmortales en beneficio de la humanidad. Dado que por lo general van mezclados es necesario pararse a discernir. Por ejemplo, los EEUU han creado, consentido y glorificado uno de los movimientos más odiosos del mundo, el Ku Klux Klan. Pero lo han hecho a través, entre otros medios, de una de las películas más fascinantes de todos los tiempos, la epopeya del cine, el origen de esta arte contemporánea, el Nacimiento de una nación (1915), de David W. Griffith que lo hace, además, con esa intención explícita de vincular el Klan con el nacimiento de la nación gringa.

Así que la actitud razonable hacia los EEUU no puede ser una elección maniquea de totalmente a favor o totalmente en contra. Tendrá que ser mestiza, como todo en la vida. De los EEUU vienen y han venido noticias e influencias nefastas y también otras benéficas. Así como las matanzas de indios en el Oeste fueron un horror, la revolución que llevó a la independencia ha sido el faro que ha guiado muchas aventuras posteriores, como se visualiza al llegar a Nueva York y ver la estatua de la Libertad, regalo/tributo de Francia que también hizo una revolución que, como la gringa, es patrimonio de la humanidad.

Algunas de las mayores barbaridades imperialistas en los últimos cincuenta años han venido de los EEUU; pero también las mayores oleadas de luchas por los derechos civiles, contra la discriminación de los mujeres, los negros o los homosexuales. La sentencia en el famoso caso Roe vs. Wade, recaída en 1973, definía el aborto como un derecho fundamental de las mujeres al amparo del derecho a la intimidad de la cuarta y la novena enmiendas y según el cual, la decisión sobre la interrupción del embarazo es cosa que compete a la propia mujer. Esa sentencia influyó en el mundo entero, abrió esperanzas a millones de mujeres y, de paso, una polémica a veces violenta con los "pro vida" en el interior del país que reclaman que se revierta Roe, igual que en España el PP quiere derogar o, al menos, recortar la ley del aborto.

Pues bien, la demanda que han presentado Betty Duke y otras cinco mujeres en representación de un millón y medio más contra Wal Mart por discriminación es también también un asunto histórico que va a influir en todas partes. Por un lado el carácter masivo del hecho, muy gringo, como las producciones de Cecil B. de Mille. Los mismos gringos se ríen de esto cuando dicen que todo lo americano es grande, ruidoso y no funciona. Y, por otro, la importancia del fondo de la cuestión. El Tribunal Supremo tiene ahora que decidir si admite a trámite una demanda por discriminación una de cuyas pruebas es la diferencia salarial sistemática y persistente en el tiempo entre hombres y mujeres en contra de estas. Es claro que el gigante Wal Mart, uno de los símbolos de EEUU, va a movilizarse a tope para evitar una decisión del Tribunal porque supondrá indemnizaciones siderales pero que no son otra cosa que la contabilización a precios de hoy de la sobretasa de explotación a que están sometidas las mujeres. El valor del ejemplo para los europeos es que estos comprendan que la discriminación salarial a que están sometidas las mujeres en Europa y en todas partes es denunciable en los tribunales; al menos en el viejo continente. Y que ya es hora de que se empiece a hacer.

Por eso hay que ser cauto en el juicio sobre los EEUU, país del que proviene mucha propaganda nacionalista pero también las películas de Michael Moore, dedicadas a denunciar el funcionamiento no democrático de la democracia. Lo que Duke vs. Wal Mart va a dirimir, igual que antaño lo hizo Roe vs. Wade es una cuestión que afecta a toda la sociedad porque se plantea en el campo de los derechos fundamentales. Y se plantea también para todas las mujeres que trabajan en Europa y en el resto del mundo, aunque aquí las necesidades puedan ser más apremiantes. Exactamente, ¿con qué razonamiento puede justificarse que a trabajo igual no haya salario igual? ¿Con el de la intrínseca superioridad de los hombres? ¿El de sus más sublimes necesidades?

No en balde los países occidentales, a pesar del antiamericanismo que hay en ellos, copian cuanto pueden de los EEUU. Entre ellos España que les copió la Constitución de la Iª República, aquella que era federal, cosa a la que la vigente ni se ha atrevido.

(La imagen es una foto de sashafatcat, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 22 de març del 2011

Es imposible comprender una guerra.

Para no repetir eso tan manido de que la primera víctima de una guerra es la verdad, lo diré de forma más suave, más susceptible de debate: la guerra es siempre confusión. Aparte de la que se genera por sí en todo conflicto armado en que las actividades cotidianas se interrumpen y la vida se altera, está la confusión que generan a propósito los combatientes. Pues es el abc de la guerra que al enemigo hay que engañarlo. Dado que el enemigo hace lo mismo, el resultado sólo puede ser la confusión y el caos. Confusión y caos a los que ayudan mucho los que saben de buena tinta cuáles son las verdaderas razones de los combatientes. Los que se las saben todas, vamos.

Pero al mismo tiempo, en medio de esa confusión y caos se crean situaciones reales que afectan a seres humanos concretos. La foto es de un campo de refugiados de la ONU en la frontera de Libia con Túnez a primeros de marzo. Hay decenas de miles de inmigrantes de Túnez, de Bangladesh, de Egipto, que huyen de la guerra líbica. ¿Quién explica a uno de esos refugiados que tiene que hacer cola para comer y dormir en una tienda de campaña qué está pasando en Libia? ¿Qué está pasándole a él, precisamente a él?

La guerra es una cuestión política cien por cien. Las pelean militares pero las deciden políticos. Y política es su interpretación. En España, para la derecha, la guerra de Libia es como la del Irak, dígase lo que se diga en sentido contrario. Se justifica así la decisión de las Azores y se deja al gobierno como traidor entonces y seguidista hoy. Para la izquierda la situación es la misma sólo que es ahora cuando se juzga que el gobierno es traidor porque traiciona el "No a la guerra" de 2003. Quizá el último renuncio que quedaba por hacer a Zapatero, tras haber abandonado más o menos sus políticas progresistas, laicas, sociales, de igualdad. Quiso ser Prometeo que traía el fuego a los españoles y se quedó en Epimeteo, el marido de Pandora.

En este mundo de ahora, ¿alguien ha conseguido alguna vez parar una guerra? Sólo los bolcheviques en la Paz de Brest-Litovsk de 1918 y porque tenían que concentrarse en la guerra civil en casa. Una vez que se ponen en marcha las guerras son imparables y sólo terminan por rendición de una de las partes o negociación, que suele ser el otro nombre de la rendición.

Los combatientes viven en esa confusión y se aprovechan de ella. Gadafi ha desaparecido, al estilo Sadam Husein y ya habla por la tele pero sin imagen suya, lo cual quizá no sea tan poco recomendable entre los árabes que son iconófobos. Además ha politizado extraordinariamente su propaganda de guerra, volviendo al lenguaje de lucha de liberación nacional contra el imperialismo y ha llamado exprofeso a la comunidad arábiga y la islámica. Quiere tocar el corazón de la izquierda occidental. Pero lo tiene muy crudo. Con respecto a la comunidad étnica y religiosa no hay nada que hacer porque la Liga Árabe respalda la acción militar occidental. En cuanto al izquierdismo, por muchas que sean sus ganas a sus respectivos gobiernos, nadie puede admitir un poder personal de cuarenta y dos años, tiránico, probablemente hereditario, corrupto y servil. Gadafi, en el colmo de la confusión, cree que puede extender la guerra sin darse cuenta de que no hay guerra porque el enemigo está fuera del alcance de sus armas. Ya Napoleón decía que el poder llega allí donde llega el poder de las armas. O sea que la Libia de Gadafi es casi impotente.

Por último ese pintoresco batiburrillo que es la alianza occidental, una vez conseguido el primer éxito bombardeando objetivos estratégicos, se apresta a hacer eso que la Unión Europea hace también magistralmente: debatir en sesiones interminables. Hay una petición italiana, probablemente secundada por los EEUU, de que la OTAN se haga cargo de la operación porque en una guerra el mando debe ser único. Pero esta petición tan lógica puede retrasarse porque hay diferentes proyectos políticos en juego. Da la impresión de que los franceses y los ingleses viven una especie de nostalgia imperial y se consideran las metrópolis del viejo imperio arábigo, aunque con excepción de Libia, que fue italiana. Cuando se juntan Inglaterra y Francia y los árabes vienen a la memoria Lawrence de Arabia, Paul Nizan, Rimbaud en Adén tratando de hacerse rico.

En todo caso lo han tomado como una cuestión europea. Hasta los EEUU hablan de dejar paso a otro mando. Y Putin, con fina ironía eslava, dice que se trata de una cruzada. Algo de eso hay.

Y, por cierto, el del diálogo de las civilizaciones es el primero que se ha montado en un F-18. Otra cosa es lo que haga ahí arriba. Parece que poco.

(La imagen es una foto de B.R.Q., bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 7 de març del 2011

¿Qué guerra es esta?

Esta guerra que los europeos nos hemos encontrado a las puertas de casa en un país esencial para el abastecimiento de petróleo y dentro de una región en la que los Estados parecen ristras de petardos que estallan uno después de otro. Una guerra que ha brotado casi por generación espontánea cuando el coronel Gadafi decidió no renunciar al poder como los dos gobernantes anteriores en Túnez y Egipto y se engalló con la oposición. Cerró el ciberespacio, bloqueó internet, clausuró Facebook, silenció twitter y otros inventos de los perros infieles y empezó a bombardear a sus queridos súbditos, esos que lo aman tanto que están dispuestos a dar su vida por él, como él mismo está demostrando a bombazo limpio.

Ojo porque además la guerra es muy contagiosa; es quizá la acción humana más contagiosa; cruza las fronteras como si fuera la peste. Si se contagia al vecino Egipto (en donde se han reiniciado los choques violentos) puede armarse la marimorena, dicho en términos castizos. Si alguien vuela los pozos petrolíferos o hace un estropicio en el Canal de Suez, la crisis puede recrudecerse.

Y ¿de dónde salen estos opositores capaces de hacer frente a la aviación, las unidades de élite y la guardia pretoriana de mercenarios del líder de la Revolución? Porque a Libia le ha pasado lo que al régimen de Franco, que se le estancó la "revolución" y, hoy, 42 años después, sigue pendiente, como decían los falangistas que estaba la revolución nacional-sindicalista: pendiente. De un hilo, supongo. Esos rebeldes parecen tener una base territorial en el Este del país y conforman un grupo vagarosamente étnico, con la miriada de tribus o cábilas de esa zona. Un país que, por lo demás, está desierto excepto en estos dos extremos oriental y occidental, los más poblados, en donde se concentra la extracción de petrólo y gas (sobre todo en el Este) y entre los que se ha declarado una guerra civil, por cuanto los rebeldes han constituido ya un Consejo Nacional que actúa como Gobierno y controlan un territorio apreciable. Lo digo porque en poco tiempo el problema de los europeos y los gringos no va a ser el moral de si y cómo impedir que Gadafi siga asesinando a sus compatriotas sino el muy práctico de si se reconoce a los rebeldes el estatuto de beligerantes.

Aquí la cuestión es si los europeos saben hasta dónde puedan llegar el dictador y sus hijos, especialmente el filósofo que debe de creerse el Marco Aurelio del Islam. Y debieran porque, tras tenerlo bastantes años en cuarentena como un apestado, redescubrieron su civilizado talante y se abrazaron a él, riéndole las gracias de la jaima en la Via Veneto. Y si no lo saben es que los servicios de inteligencia están sobrados de todo excepto de aquello con lo que trabajan. Porque la cuestión es sencilla, aunque aterradoramente repetitiva: ¿tiene Gadafi armas químicas, armas de destrucción masiva? Las del Irak las inventó el terceto de las Azores. Pero ¿y en Libia? A lo mejor hay que preguntar a los israelíes que de estas cosas son los que más saben por la cuenta que les trae.

Curioso resulta también que los rebeldes no invoquen motivaciones religiosas. El integrismo musulmán está aquí clamorosamente silencioso. El único que lo esgrime es el propio Gadafi que sostiene ser el último baluarte que contiene la previsible invasión de europa por las hordas fanáticas. Un discurso que tiene un eco fuerte al otro lado del Mediterráneo en donde contemplan con temor cómo la multitud parece desbordarse y tomar por asalto los puestos avanzados como Malta o Lampedusa.

Ese eco es el que ha llevado a los franceses a declarar una mayor intención de voto a favor de Le Pen y el Frente Nacional que de Sarkozy. Todo el mundo se prepara para lo peor poniéndose ya en lo peor. Esta amenaza del fascismo en Europa es muy distinta en la forma pero no en el fondo de la del militarismo en Asia. La decisión de los chinos de incrementar su potencia militar puede desencadenar una escalada de armamentos en el continente si los rusos, los japoneses y los indios se sienten amenazados. Los japoneses lo tienen más difícil pero no imposible si negocian con los EEUU la plena recuperación de su capacidad militar. La revolución árabe es ya una pradera en llamas y, al tiempo, la chispa que puede incendiar una pradera mucho mayor. Y si el conflicto libio se enquista y el Estado deja de garantizar el orden y la seguridad públicos, retornándose a una forma de estado de naturaleza prehobbesiano pero con alta tecnología, no sería de extrañar que una revuelta de palacio acabe con Gadafi antes de que este acabe con el país.

Lo que está claro es que el famoso dividendo de la paz ha sido una ruina y la llamada Pax americana lo más parecido a una situación de guerra permanente que se conoce.

dimarts, 1 de març del 2011

En puertas de la intervención armada.

El 18 de marzo próximo se cumplirán ciento cuarenta años de la proclamación de la Comuna de París, el primer gobierno obrero del mundo, el único que reconocen en común marxistas y anarquistas. Por eso la ilustración de cabecera del mes está dedicada a la memoria de los 30.000 communards asesinados por los versalleses, que era como se llamaban entonces los nacionales. Es un cuadro de Maximilien Luce titulado "calle de París, mayo de 1871" y pintado hacia 1902-1903.

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La sibila líbica, cuya misión era revelar todo lo que estaba oculto, vive entre congojas. Libia, la tierra que le dio el nombre, está a punto de estallar. El gigante El Gadafi tenía los pies de barro y el Estado se le desmorona, los ministros le dimiten, los embajadores arrían la bandera de la representación, los policías no le obedecen y el ejército se le ha sublevado. Se apresta a librar la última batalla parapetado en Trípoli y defendido, al parecer, por tropas mercenarias. Es un mal endémico en la zona. Ya pasaba con los cartagineses en las guerras púnicas, que sus ejércitos eran extranjeros mercenarios. Aníbal, por ejemplo, llevaba, entre otros, honderos baleares y todo tipo de celtíberos.

Da la impresión de que esa figura del coronel mirando al cielo (que es por donde le vendrá el ataque) quiere recordar la de Allende en La Moneda, con su casco, su traje de civil y su fusil ametrallador. Pero no hay color; este cuate no representa nada ni a nadie, salvo a su mafia o clan familiar. Y es el momento en que dice que hay mucha gente que le ama tanto que está dispuesta a morir por él. Debe de querer decir que él está dispuesto a matarla, para que aprenda lo que es el amor, aunque más parece que el amor de los mercenarios sea el dinero

La revolución árabe, a todo esto, continúa. Pero la amenaza de fuego en la santabárbara libia hace que no se preste atención a lo que sigue sucediendo en otros países: Jordania, Bahrein, Túnez, Egipto, Argelia, Marruecos y ahora el Sáhara. La acción, no obstante, está concentrada en Libia, porque, aunque la revolución es de toda la arabia, encarna en cada momento en un país distinto y toma formas peculiares. En éste puede pasar cualquier cosa, desde el asesinato del sacrosanto líder hasta el empleo de armas químicas.

Los medios han estado tan ocupados descubriendo las vergüenzas de las componendas occidentales con el rufián de los creyentes y criticando la pasividad de las democracias y su falta de iniciativa, que no han advertido la eficacia silenciosa con la que se ha puesto en marcha la maquinaria de intervención de eso que se llama la comunidad internacional. Han sido pasos modestos, paulatinos, graduales que han preparado el terreno: se han congelado los activos extranjeros del dictador en Suiza, Reino Unido, EEUU, etc; la ONU ha iniciado la vía penal en la Corte Penal Internacional; también ha impuesto una batería de sanciones contra el tambaleante régimen; los mandatarios lo han dejado caer, hasta su amigo de Bunga Bunga, Berlusconi; los EEUU están moviendo la flota del Meiterráneo y pidiendo medidas militares, como el bloqueo del espacio aéreo libio.

El paso siguiente es un ultimátun y la intervención militar. Se requiere la motivación adecuada, la excusa, según quién opine y la ha brindado la señora Clinton ayer en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, al decir que el apoyo a la transición en Libia no es solo una cuestión de ideales sino un imperativo estratégico. Eso suena a intervención que será inevitable porque con Gadafi se ha cometido un error que ya detectó Sun Tzu en 500 a. d. C., al decir que siempre conviene dejar una salida al enemigo. Gadafi sabe que, si no muere en Trípoli, no habrá para él refugio en la tierra porque hasta la China lo quiere ante la Corte Penal Internacional.

dimarts, 22 de febrer del 2011

Zafarrancho de combate en Libia.

Seguramente los aviones y helicópteros que están disparando sobre la multitud en Bengasi y otras ciudades libias son europeos, quizá italianos o franceses o rusos. La Gran Jamairiya Árabe y Socialista, es decir, el cortijo personal de Gadafi, ese curioso truhán que parece un dibujo de Hugo Pratt (Corto Maltés), estaba en buenos términos con Occidente luego de un largo periodo de aislamiento a cuenta del atentado de Lockerbie en 1983, en el que murieron 270 personas, entre ellas una azafata española. Libia acabó admitiendo su responsabilidad en el atentado en 2003 y pagó unos 2.700 millones de dólares EEUU en daños a las familias a cambio del levantamiento de las sanciones de la ONU.

Las relaciones con Libia han sido siempre muy tirantes desde que Gadafi se hizo con el poder en 1969. De hecho, los años ochenta estuvieron llenos de escaramuzas con los EEUU que culminaron cuando Reagan ordenó bombardear Trípoli y Bengasi en 1986, irónicamente a modo de aviso de lo que haría el dictador quince años después, una vez que había ganado la necesaria respetabilidad internacional al ser excluido de la lista de Estados terroristas o que amparan el terrorismo.

Obviamente los desesperados intentos de Gadafi de contener la avalancha revolucionaria árabe a base de cortar internet, cerrar el país y amenazar a todo el que se mueva no han servido de nada. La revolución árabe es imparable y va a llevarse por delante todas esas pomposas instituciones, Jamairiyas, monarquías, repúblicas, como las riadas se llevan los muebles de las casas, los coches, los árboles. En Marruecos, el primo de Juan Carlos, con un edificio constitucional algo más elaborado que la jaima de Gadafi, trata de contener el movimiento; en Bahrein la revolución avanza; en Argelia están en la fase de represión callejera, que suele expandir, profundizar y acelerar la insurrección.

Todo el mundo árabe está en revuelta y el reventón lo ha dado la red ligada a la telefonía móvil, algo que está presente en todos los países y a través de lo cual se propaga la información en tiempo real, originada in situ e irradiada no ya en un país sino de país a país porque no hay barreras lingúísticas... ni religiosas. El clérigo qatarí de origen Egipcio, Yussef Al-Qardaui, ha lanzado, una fatua contra Gadafi por la que pide a los militares libios que maten al dictador. Parece que entramos así en el temible mundo del fanatismo islámico. Esto de las fatuas viene a ser como los entredichos medievales por los que los Papas relevaban del deber de obediencia a los súbditos de un rey o un emperador. Un poco primitivo pero eficaz. Y sigue siéndolo. De momento Gadafi ha desaparecido, como si fuera Salman Rushdie. Hay quien lo hace en Venezuela pero eso deben de ser ganas de fastidiar a Chávez.

La situación en Libia parece caótica. Da la impresión de que el ejército se ha dividido. Hay dimisiones de altos cargos y militares, hay deserciones, el Estado, si es que había algo que mereciera ese nombre, se desmorona. No cabe considerar que haya un Estado, una administración, un ordenamiento allí donde, para dar cuenta de lo que el Estado piensa hacer frente a las revueltas, comparece en la televisión el hijo del dictador, que lleva el rimbombante nombre de Saik el Islam (La espada del Islam). Será lo que quiera del Islam pero del Estado libio no es nada ya que no ocupa cargo institucional alguno. Es un hombre de negocios bastante chulo, ultrarreaccionario (¿pues no era amigo del neonazi austriaco Jörg Haider?) y personaje estrafalario, como su señor padre, pero no es una autoridad oficial. Que, a pesar de todo, salga por la tele diciendo que la gente se calla o hay una guerra civil muestra con qué tipo de gobiernos tienen que habérselas los insurrectos árabes. Gobiernos mafiosos. Así que la foto que ilustra la entrada es muy reveladora. Lo malo es que buena parte del suministro de petróleo de Occidente proviene de estas mafias lo cual no va a ser precisamente bálsamo para la crisis.

(La imagen es una foto de daveeza, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 20 de febrer del 2011

La rebelión de los árabes.

La revolución en los países árabes se acelera y se expande como la gasolina que es con lo que empezó, por cierto, en Túnez. Detrás de éste y de Egipto vienen Argelia, Bahrein, Jordania, Libia, Marruecos y Yemen, de momento. Era evidente desde el primer instante que no era una revolución de país sino de comunidad civilizatoria, que tendría "efecto dominó" y se extendería a todo el ámbito étnico árabe. Menos evidente pero también muy posible, que desbordara dicho ámbito y prendiera en otros países del Islam, aunque no árabes. Pues bien, ya hay disturbios en Teherán y Yakarta.

La pauta que siguen los gobiernos es siempre la misma: su primera reacción es represión y bloqueo de redes. La diferencia ahora es que los déspotas parecen pensar que, para que sea eficaz, la represión debe ser feroz: en Libia la policía dispara a matar y van ya cerca de cien muertos; en Argelia carga a lo bestia; en Bahrein los carros de combate patrullaban las calles hasta ayer en que desaparecieron por las presiones gringas y hoy hay convocado un acto multitudinario en la plaza de la Paz que puede tener un desenlace parecido a los anteriores en los dos países norteafricanos.

Obama que, dada su posición, está obligado a pronunciarse sobre todo cuanto sucede en el mundo, como si la Casa Blanca fuera el verdadero Panopticón benthamiano, muestra su irritación con los reyezuelos de la parte de los infieles y pide a los Gobierno que se contengan en la represión, a lo que estos son reticentes pues han visto el destino de Ben Ali y Mubarak precisamente por contenerse. En el caso de Barhein ya hay claros elementos de juicio. Algunos congresistas en los EEUU piden que se suspenda la ayuda al califa barheiní en aplicación de una ley segun la cual no se ayudará a aquellos Estados en los que no se respeten los derechos humanos. Probablemente los congresistas creerán que en los EEUU se respetan pues, en definitiva, Guantánamo no es los States sino un exclave, una base en el espacio, un territorio imaginario, fabuloso.

Es posible que la bestialidad de la represión devuelva a la gente a la resignación y al miedo. Pero también es posible que eso no suceda y que en unos sitios u otros la multitud siga su camino imponiendo cambios que nadie sabe hasta dónde pueden llegar porque en la región no hay tradición democrática alguna. Con ello no se está diciendo que los árabes sean congénitamente incapaces para la democracia; eso es una tontería. Pero sí que carecen de algunos requisitos como la tolerancia religiosa y la separación de la Iglesia y el Estado o un grado aceptable de igualdad entre sexos. Es verdad que en esta igualdad tampoco los países occidentales son un buen ejemplo; pero cien veces mejor que los Estados árabes. Tampoco se da en estos una estructura social o una sociedad civil modernas o, si se quiere, industriales. Son países con predominio del sector agrícola o de éste combinado con actividades extractivas y en los que no se ha desarrollado un capitalismo industrial sino, en algunos casos, paradójicamente, financiero.

Fallan las teorías que ven las revueltas en los esquemas marxistas de la insurrección de clase y de clase proletaria. En realidad nunca habían acertado. La revolución marxista se dio en sociedades de base agraria, Rusia, China, Cuba. En sí, el asunto es irrelevante. Como lo es señalar que estas revoluciones reflejan la insurrección de los pobres, los hambrientos, los marginados y desempleados. Hace muchos años que se dan estas condiciones en los países árabes y nunca había pasado nada. En realidad tampoco es cierto que la extrema miseria impulse a la sublevación; tambien puede hacerlo a la sumisión.

Causas para la revolución las ha habido de siempre y no sólo en el mundo árabe, ni siquiera en el islámico. Lo que faltaba era la forma de organizarla, el vehículo, el catalizador y ese ha sido la red, mediante la cual los países árabes se han integrado en el tiempo occidental; la globalización es una realidad. El ciberespacio es la organización natural de la rebelión y un arma poderosa para defenderla. Es la red la que cortocircuita el intento del Gobierno marroquí de deshacer la manifestación de hoy anunciando falsamente por la radio que se ha cancelado. La radio es un instrumento del pasado. La gente se informa por la red que, entre otras cosas, conecta el interior de las satrapías con los exiliados y con la información del exterior.

Los regímenes no pueden combatir la fuerza revolucionaria de la red en la misma red porque en ésta no hay más principio de autoridad que el que reconocen los internautas. Y, al no poder valerse de ella, tienden a cerrarla. Pero eso tampoco es practicable porque la economía depende en medida creciente de la red; incluso el propio gobierno. Si la red se cierra, el país se para solo. Las sociedades árabes tendrán que ir hacia la democracia porque eso es lo que la multitud demanda. Y tendrán que inventársela como, por lo demás, hemos hecho todos.

(La imagen es una foto de cjb22, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 11 de febrer del 2011

Egipto y otra vuelta de Gürtel

Se va, pero se queda; se queda, pero se va.

¡En el nombre de Alá misericordioso!

Faltaba el trance del discurso gimoteante a la nación. Lo mismo que hicieron el sátrapa tunecino y el yemení, por ahora. El tunecino está fuera. Al yemení le queda un telediario. La multitud es imparable. Después de haberlo intentado todo, las amenazas, la represión, el sabotaje, los asesinatos a manos de los matones de la policía, el cambio de Gobierno, la promesa de reformas, a Mubarak le faltaba llorar más que cantar la palinodia por la tele, hablando a sus "hijos queridos", suplicando una moratoria hasta septiembre porque piensa hacer en siete meses lo que no ha hecho en treinta años: elecciones limpias.

La alocución del Rais ayer por la noche fue un discurso caótico, titubeante, lacrimógeno del que sólo cabe sacar en limpio que quiere quedarse, que ha traspasado los poderes al primer ministro (con lo que no se entiende para qué quiera quedarse), que se reformará la Constitución en una serie de artículos perfectamente irrelevantes (en realidad, toda la Constitución es irrelevante, dado que el país vive en estado de excepción desde 1981) y que, atención, no se actuará al dictado de poderes extranjeros (o sea, que no se hará caso a las amables invitaciones de los países occidentales a tomar las de Villadiego) en lo que parece un postrer intento de batir tambores de orgullo patriótico.

Es decir, Mubarak, militar de profesión, se pone en manos de los militares con lo que estos no podrán seguir manteniendo la neutralidad y tendrán que optar por una de las dos vías: deponer al tirano o, como diría Brecht, deponer al pueblo. Si son los militares quienes deciden, lo primero puede terminar en un asesinato palaciego, siguiendo costumbres arraigadas en la región; lo segundo, en un baño de sangre. Pero lo que harán los militares será preguntar en la Casa Blanca, de forma que se abre un compás de espera hasta ver qué sucede hoy, día en que está previsto que la revolución islámica en curso prenda en Marruecos, Argelia, Jordania, Yemen...

Los regímenes del llamado "mundo árabe" se hunden a la velocidad a que lo hicieron los comunistas a partir de 1989. La masa en movimiento es la multitud y el catalizador, WikiLeaks, la red.

Pero de todo esto habrá tiempo de hablar en los próximos días en que se vivirá mucho choque y mucha alianza de civilizaciones. De momento hay que prestar atención al sobresalto nacional permanente de la corrupción porque se da una nueva vuelta de tuerca en el interminable caso Gürtel.


Otro imputado más

Ayer dimitió Juan Siguero, otro alcalde de Boadilla del Monte, a quien el juez también ha imputado en la trama Gürtel. Y dimite, dice, "por no perjudicar al PP". Es lo que en términos exquisitamente jurídicos se llamaría un caso de morro mayestático.

Porque, este Siguero, ¿no ascendió a alcalde del municipio a raíz de la dimisión del anterior, Arturo González Panero, también imputado en la Gürtel? González Panero presidía un consistorio que repartía 2,3 millones de euros entre sus 45 concejales y altos cargos, casi el número de colaboradores de Alí Babá, contando, por cierto, con Siguero. Y cuando éste tomó el relevo, ¿no sabía que también iban a imputarlo? ¿No sabía lo que había hecho? Preguntado de otro modo y para entendernos, ¿para qué quería ser alcalde un hombre que ya tenía que saber al jurar el cargo que iban a imputarlo? La respuesta es obvia: para arreglar los papeles, mover los expedientes, apañar las pruebas, todo ello presuntamente, por supuesto. Pero, presunta o no presuntamente, ese mandato viciado de origen da la medida exacta de la reacción del PP frente a la corrupción de Gürtel: obstaculizar la acción de la justicia, esto es, difamar a la policía, los fiscales y los jueces, enmarañarlo todo, acusar a la prensa independiente de demagogia.

Pero el caso Gürtel sigue creciendo y creciendo, como el cadáver de la obra de Ionesco, Amadeo o cómo salir del paso. E igual que el cadáver acaba expulsando de su casa a Amadeo y Magdalena, la Gürtel acabará expulsando del poder al PP allí donde lo tenga o lo pretenda.



Actualización a las 17:00 del 11 de febrero de 2011

Al final, fue la primera opción: el ejército, debidamente asesorado por los Estados Unidos, ha depuesto a Mubarak. Se abre así la transición en Egipto y se acelera el proceso de hundimiento de las tiranías árabes. Sobre todo esto, igual que sobre la imputación de Camps en la Gurtel hablaremos mañana. (La primera imagen es una foto de 20 Minutos bajo licencia de Creative Commons. La segunda también de 20 Minutos, bajo licencia de Wikimedia Commons).

dimecres, 2 de febrer del 2011

¿Quién es el siguiente?

No es una revolución en un país sino en un grupo de países unidos entre sí por algún tipo de vínculo especial, en este caso, la lengua y la religión, dos factores tan poderosos en los procesos de socialización que hacen que para los árabes sus Estados, en cierto modo, sean como una especie de provincias de un imperio-nación único ideal que va desde el golfo pérsico hasta Mauritania. Para un tunecino Egipto no es totalmente el extranjero sino una especie de cuasiextranjero, un concepto en uso en tiempos de la Unión Soviética para calificar las relaciones entre los países socialistas.

La de los países socialistas fue otro caso de revolución en grupo con el que la de los países árabes tiene innegables concomitancias, si bien el factor de unificación era ideológico, el comunismo. Hay quien dice que también las transiciones habidas en el sur de Europa en 1974 y 1975, Grecia, Portugal y España (más tarde estigmatizados como PIGS) fueron este tipo de fenómeno, si bien en este caso el vínculo parece ser aun más tenue, reduciéndose al hecho de ser dictaduras, elemento irrelevante porque prácticamente todas las transiciones se hacen a partir de dictaduras más o menos declaradas o encubiertas.

En el caso actual en cada Estado el movimiento de revuelta se ve de forma distinta, según sus peculiaridades e historia. Esta revolución egipcia es la tercera de la edad contemporánea en el país siendo las dos anteriores la de 1919 (nacimiento de un Egipto semiindependiente) y la de 1952 (recuperación de la plena soberanía). En esta otra parece que el país trata de sacudirse la tutela de los militares (Nasser y Sadat lo fueron, igual que Mubarak) y dotarse de un sistema democrático normalizado.

El Rais implora que lo dejen quedarse hasta las elecciones de septiembre a las que no se presentará y es probable que esta solución tenga apoyos diplomáticos, pero es casi seguro que quienes se han movilizado para echar a Mubarak ya no se resignen a aguantarlo ocho meses más. También Ben Alí salió gimoteando que aceptaba todo con tal de que lo dejaran quedarse hasta finalizar su mandato y al día siguiente volaba hacia Riad. Sin el apoyo del ejército Mubarak lo tiene crudo.

Pero lo interesante ahora es saber cuál será el Estado siguiente en entrar en crisis, Jordania, donde el Rey ha nombrado un Gobierno nuevo para hacer como que hace algo; Libia, donde Gadafi cerró Youtube el otro día; Siria, donde el-Assad, hijo de el -Assad, dice que en el país reina la estabilidad, aunque no sea cierto. En el Yemen hay disturbios y estos alcanzan a Arabia Saudí, otro Estado de familia. En la época de la comunicación global, nadie puede mantenerse al margen, nadie puede aspirar a ser un Estado comercial cerrado como proponía Fichte para Alemania hace más de doscientos años.

Dicho sea de paso, las mujeres están siendo muy visibles en estas revueltas de los países árabes. Con un poco de suerte también la suya puede mejorar. Sería una revolución dentro de la revolución y algo fantástico.


(La imagen es una foto de Takver, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 1 de febrer del 2011

Fuera y dentro.

FUERA

Está visto: mientras no sube el precio del petróleo la gente no nos damos cuenta de la importancia que tiene la revuelta de los países árabes. Ahora, con la gasolina camino de ser más cara que el oro, las cancillerías occidentales han visto las orejas a la manada de lobos, sin ofender a nadie; hasta los expertos se han caído del guindo. Nadie duda ya de que se trata de una revolución de consecuencias insospechadas porque, al ser democrática, laica, en pro de valores típicamente occidentales, no encaja en los esquemas al uso. Estos reservaban el papel de bueno al estilo occidental al sátrapa de turno con tal de que contuviera el islamismo fanático. Ahora el bueno es malo y eso descoloca.

Tampoco duda nadie de que esta revolución debe mucho al uso político del ciberespacio. Ya hace tiempo que se habla de la Tweet revolution o "revolución twitter". Ver a Mubarak cerrando internet (pues debe de creer que es como cerrar el canal de Suez) es un espectáculo que no tiene precio.

Mubarak lo ha hecho ya todo para evitar su deposición: el cambio de gobierno, la promesa de reformas, la represión a lo bestia y hasta la jugada sucia de retirar la policía y abrir las cárceles para que las bandas de delincuentes siembren el caos y el pillaje y justificar así la represión y la necesidad de su esclarecido mandato. Al no obtener resultados ha acudido a la ultima ratio del poder: los cañones. Pero los mandos, formados en los EEUU, son muy reacios a actuar en contra de la opinión de los occidentales y se niegan a enfrentarse a los civiles.

Los occidentales han dejado caer a Mubarak con esa finura florentina de recomendarle flexibilidad, reformas, democracia; esto es, que se vaya, dicho al estilo Aznar pero con menos grosería. Al sempiterno Presidente se le ha acabado el tiempo y de la idea de coronar sucesor a su hijo como Rais puede ir despidiéndose. Para facilitar las cosas a los militares, el gobierno israelí es el único que ha dado apoyo explícito a Mubarak, lo que es una carta de recomendación frente al mundo musulmán muy parecida a una copa de cicuta.

¿A dónde llegarán los efectos de las revueltas arábigas? No se sabe pero algunos ya ponen las barbas a remojo. Al parecer en la China las autoridades han conseguido que la búsqueda del término Egipto en la red arroje cero resultados. No sé cómo se pueda hacer eso pero no hay duda de que quiere decir algo, ¿no es así?


DENTRO

En su última entrevista Rodríguez Zapatero ha dicho cosas muy interesantes. E interesantes han sido las que ha callado. No habla de su sucesión/continuidad y eso es precisamente lo que el periódico resalta. No sé si es acertado o no este empecinado silencio. Esas cosas sólo se ven después.

Lo que dice sobre las medidas del Gobierno, la crisis, el paro, el rescate al sector bancario, las cajas (a la vista de lo que hoy se sabe acerca de su situación real) suena razonable sobre todo porque viene acompañado de un pacto o acuerdo en el que participan prácticamente todos los agentes económicos y sociales y las fuerzas políticas.

Frente a esto que, gustará más o menos, pero es hablar de problemas reales con sentido práctico y ánimo constructivo, la oposición aparece en una situación calamitosa. Dice Zapatero que Rajoy no tiene ni programa oculto. Pero ¿cómo va a tenerlo si el pobre hombre no da abasto a tapar vías de agua en su flamante nao capitana rumbo a la victoria electoral? Cuando Aznar no da una patada a la mesa cuestionando el derecho a existir de las Comunidades Autónomas, María Dolores de Cospedal, que necesitaría un poco de sosiego, suelta una enormidad que la lleva a los tribunales. Estos condicionan el calendario de sus decisiones pues quizá el resgistrador de la propiedad de Pontevedra no pueda permitirse tener un candidato como Francisco Camps haciendo campaña electoral desde el banquillo de los acusados. Y, para colmo, ahora tiene que demostrar que esos alcaldes de A Coruña detenidos por supuesta corrupción y una abigarrada serie de presuntos delitos, también son una cortina de humo del malévolo Rubalcaba para ocultar que en España nos acercamos a los cinco millones de parados.

Es absurdo suponer que esta diferencia de situaciones no tenga reflejo electoral. Cada vez es más claro que el PP debiera abrir una auditoria allí donde gobierne porque la corrupción en sus filas parece endémica y eso no es una fábula del "Estado policial" que no deja vivir a la señora De Cospedal ni disfrutar de sus abundantes ingresos a cuenta del erario público.

(La primera imagen es una foto de freestylee, la segunda, una foto de Policy Network, ambas bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 29 de gener del 2011

Alá juega al dominó.

Está claro que los acontecimientos de los países árabes tienen una importancia extraordinaria, de alcance mundial. Una importancia similar a la que tuvo en su día la caída del comunismo. Por supuesto sin querer establecer más paralelismo que el hecho de que se trata de un fenómeno político revolucionario que afecta a una serie de países que tienen una especial ligazón entre sí, el comunismo en el segundo caso y el islamismo en el primero. La similitud es obvia: la caída de varios países en un efecto dominó. Para no repetirme remito al lector a una entrada anterior, La i-revolución islámica prende en la que se reflexiona sobre la posibilidad de que algo así pudiera pasar.

Desde luego se confirma la hipótesis de que se trata de movimientos espontáneos, sin previa organización ni planificación, movilizaciones de la sociedad civil, especialmente de los jóvenes que en un porcentaje altísimo están en el paro. También convalidada ha quedado la suposición de que, en la medida en que quepa hablar de algún tipo de organización o comunicación, se trata de la red, de internet, cuya presencia en las revueltas ha sido determinante. La mejor prueba reside en las reacciones de los gobernantes. En Túnez se bloqueó Facebook; en Libia, Youtube; en Egipto fue primero Facebook, luego Tuenti y, finalmente, el Gobierno ha cerrado la red en pleno, en un acto insólito de cuyas consecuencias, evidentemente, no tiene ni idea y que, además, no parece vaya a refrenar la movilización de la gente. Porque si se cierra la red es como si se cerrara una parcela importante de la actividad económica y social y se desconectara a Egipto del mundo. Y eso, ¿es posible? ¿Por cuánto tiempo?

Y no es esta la única reacción de unos gobiernos acorralados. Tienen otras: anuncian reformas; lo hizo Ben Ali en Túnez y lo ha hecho Mubarak en Egipto en actos tan falsos como el famoso dicho de Fernando VII, "marchemos francamente y yo el primero por la senda constitucional" y, es de esperar, con menor eficacia. Mubarak ha sacrificado al Gobierno en pleno, incluido el ministro del Interior que por la mañana anunciaba que no permitiría más manifestaciones y al que las manifestaciones han dejado a su vez sin mañana como ministro. Un sacrificio para salvar la propia cabeza (que es la que piden los manifestantes) ofrendado al nuevo dios de la multitud.

Ese es el concepto que la teoría política moderna emplea, retrotrayéndose a Hobbes y Spinoza, un concepto anterior al marxista de clase pero que ha resultado mucho más certero en estos casos, como en los del hundimiento del comunismo. Nosotros somos el pueblo decían los ciudadanos de la República Democrática Alemana cuando cayó el muro de Berlín. En realidad, piensa la nueva teoría política, querían decir la multitud. Queda la sospecha de si, al tratarse de países árabes islámicos, el factor religioso tiene especial relevancia. No fue el caso en Túnez y tampoco lo parece en Egipto, aunque aquí están siendo muy activos los "hermanos musulmanes". Sin duda su impronta se está haciendo sentir en la mayor violencia callejera, pero no da la impresión de que este grupo ni ningún otro integrista esté dirigiendo o determinando el movimiento. Éste tiene reivindicaciones económicas y sociales, es decir, laicas. Si triunfa, puede ser el comienzo de la modernidad en el mundo árabe.

Añádase a todo ello la presión internacional. Las cancillerías occidentales no han estado muy rápidas en la comprensión del fenómeno, han tardado en reaccionar y se han limitado a decir obviedades del tipo de que se debe evitar la violencia y hacer reformas. Hay mucho apoyo a los regímenes corruptos y autoritarios que revisar, hay mucho que cambiar. Porque, a su vez, la cuestión geopolítica que se plantea es grave: ¿qué sucede si la oleada de protestas, la revuelta, prende en el bastión del islamismo, estrecho colaborador de Occidente, Arabia Saudí? Todo el equilibrio del petróleo puede verse afectado. Y eso no va a ayudar a resolver la crisis global.

A partir de aquí los escenarios son muy variados. Por ejemplo: el efecto dominó no se detiene en los países árabes, ni siquiera en los islámicos, sino que pasa a los cristianos. Ganas no faltan en Grecia, en Italia, España, Portugal, Francia o Irlanda. Islandia es ya hace meses un ejemplo de revolución de multitud, pero está muy lejos y los islandeses son muy pocos. En el continente puede ser otra cosa.

dimecres, 26 de gener del 2011

La i-revolución islámica prende.

Quizá no sea islámica sino arábiga. Pero está siendo.



En los días pasados, juzgando que los sucesos de Túnez eran muy importantes porque podían encender la chispa que abrasara la pradera islámica hasta la Arabia Felix, Palinuro colgó tres entradas cada una de ellas con una propuesta teórica. La primera, Túnez, internet, la multitud sostenía que la revuelta, siendo masiva, permanente, general, no estaba organizada por ningún partido, asociación, confesión o grupo que fuera, sino que era espontánea, un movimiento que tuvo un desencadenante (un estudiante autoinmolado como protesta) y unos cauces de comunicación que han sido esenciales en la movilización. A su vez, ese movimiento tiene un carácter político, no confesional, democrático, ciudadano y campesino, republicano; las multitudes de que hablan los teóricos neorrevolucionarios como Negri. En definitiva, la versión árabe de la "revolución burguesa" estilo occidental.

La segunda, ¿Revolución en el Islam? señalaba que el "peligro" del estallido tunecino residía en la comunidad cultural y lingüística del mundo musulmán, que forma una unidad civilizatoria en la Umma y, desde luego, en la parte árabe de ese mundo no hay barreras lingüísticas. Ben Ali, dégage se leía en las pancartas tunecinas y Mubarak, dégage en las egipcias. Se entienden en su lengua y en las de los imperios. Los jordanos, los yemeníes, los mauritanos se sienten tunecinos y lo son en cuanto a la lengua, la cultura, la religión y las desastrosas condiciones sociopolíticas.

La tercera, iTúnez (relacionada con la primera) señalaba la importancia decisiva de la red en los acontecimientos de Túnez y en los que vengan después. Facebook en concreto, Twitter, con Google por medio y la conversión de los móviles en terminales de la red a través de Youtube fueron decisivos en Túnez, la armazón invisible de aquel movimiento espontáneo. Y lo mismo está sucediendo en Egipto en donde el llamamiento al Día de la ira tenía 87.000 seguidores.


Me parece que los sucesos de Egipto validan y multiplican por ocho las propuestas de Túnez. Egipto tiene ochenta millones de habitantes (cuarenta de ellos por debajo de la línea de pobreza de dos dólares al día) contra los algo más de diez de Túnez; su situación es muy amarga y con un Mubarak que lleva treinta años mangoneando no hay perspectivas de mejora. Así que los egipcios, como ayer los tunecinos, parecen haber encontrado una nueva energía ciudadana.

Obsérvese que el lema de la convocatoria del Día de la ira es una jornada de lucha contra la tortura, la pobreza, la corrupción y el paro. Ese es un lema que vale para todo el mundo árabe, para Argelia, Libia y hasta Arabia Saudita, un lema que escuchan todos los árabes y ven por la televisión en su lengua y que tiene un valor de movilización grande. Porque, mal que pese a los críticos del eurocentrismo, los valores que reclama son propios de la tradición occidental, aunque el prestigio político en la región de los países que dicen encarnarlos no sea muy alto.

Porque Occidente tiene en la zona un problema geopolítico tremendo. Las potencias que han sostenido estos regímenes cleptocráticos tendrán que cambiar su discurso. Los analistas políticos, también. En un momento en que la materia prima con la que trabajan, la información, se divulga en el acto y generalmente por los mismos que la protagonizan ya no basta con darla; hay que interpretarla razonadamente. Y, a ser posible, sin insultar

dimarts, 18 de gener del 2011

iTúnez

¿Cómo se saca a decenas de miles de personas a la calle a manifestarse en todas las ciudades de un país, un día tras otro, y a hacer frente a una policía que dispara a matar? ¿Cómo se consigue que vuelvan y vuelvan y vuelvan a pesar de que la cantidad de muertos y heridos aumenta vertiginosamente, que hay toque de queda, que la policía detiene arbitrariamente y tortura en los centros de decisión? ¿Cómo? Es obvio: sólo se consigue cuando se cuenta con una organización estructurada y un líder revolucionario, como eran el clero chiita iraní y el Ayatollah Jomeini que derrocaron al shah Reza Pahlevi en 1979, por mencionar un ejemplo de revolución islámica aunque no árabe.

¿Y si no hay organización estructurada, clero que valga ni lider indiscutible como sucede en Túnez? Entonces hay que confiar en el espíritu, el hartazgo de la gente y su espontaneidad. Pero los movimientos espontáneos rara vez aguantan en el tiempo, sobre todo si están dispersos. Como muy bien sabían sus principales teóricos, Rosa Luxemburg y Anton Pannekoek, después del estallido espontáneo de las masas, una organización debe ocuparse de dirigir el movimiento o éste perece. ¿Y si no hay organización, como en Túnez, en donde la oposición era irrelevante? Alguien toma el relevo. ¿Quién? La red, los blogs, Facebook, Twitter, la infinita capacidad de la multitud para organizarse en tiempo brevísimo de modo improvisado y espontáneo, La capacidad de movilización instantánea de la que ya hay suficientes pruebas empíricas.

Ayer traía el Financial Times un extenso reportaje, señalando la función directiva de internet en la resistencia al régimen en Túnez y exponiéndola con todo lujo de detalles, algo visible salvo que uno crea que, si no hay un bolchevique asaltando un palacio de invierno, no hay revolución. Y dentro de internet se atribuye importancia capital (aunque no única) a los efectos de las revelaciones de WikiLeaks. Si hay alguna duda, aquí puede verse otro reportaje de Le Monde mostrando cómo WikiLeaks puso en evidencia a los predadores tunecinos.

Y con WikilLeaks el mogollón de blogueros árabes que se ha encargado de demostrar que las peores tiranías sólo resisten días cuando la multitud coordina su acción compartiendo información a una velocidad que ningún régimen puede controlar. Ese ha sido el elemento decisivo en la revuelta tunecina y en las que probablemente seguirán. ¿Una prueba? Slim Amamou, el bloguero más conocido en el comienzo de los disturbios, detenido unos días después de iniciarse éstos y puesto en libertad dos antes de la marcha de Ben Ali, forma hoy parte del nuevo gobierno tunecino como subsecretario.

¿Qué temen los dictadores del mundo árabe? Está claro: el contagio. Por eso el domingo pasado el compañero Muammar al-Gaddafi que lleva 42 años haciendo la felicidad de su pueblo, cerró Youtube y ayer salió por la televisión (que es tan suya como la italiana de Berlusconi) a denunciar una conspiración de WikiLeaks en Túnez, muy en la línea de las teorías de la conspiración del iraní Mahmud Ahmadineyad. WikiLeaks, dicen, es un truco de la CIA para hacer pasar por verdades las mentiras de los embajadores gringos. O sea, no es cierto que Ben Ali se haya llevado tonelada y medio de oro en su camino al exilio saudí.

Pero estas maniobras son inútiles. La red no se puede cerrar y ahora mismo echa humo en todo el mundo árabe que está celebrando la revolución en Túnez con ánimo de que se extienda a Jordania, Egipto, Yemen, Mauritania, etc. Apunta en esa dirección el hecho de que estén reproduciéndose los casos de autoinmolaciones según el ejemplo de la de Mohamed Bouazizi, la chispa que prendió la revuelta tunecina.

Así pues, ¿qué temen los piadosos dictadores del mundo árabe, sean reyes, presidentes o líderes ínvictos? Supongo que la repitición de un ejemplo y un ciclo histórico. Una vez que los alzados descubren que estos regímenes corruptos son insospechadamente frágiles y no pueden aguantar la presión de la calle sublevada e informada a través de la red, ¿por qué no se producirá en el mundo árabe un efecto dominó similar al que derrocó las dictaduras comunistas europeas en los años noventa del siglo pasado? Una perspectiva que asusta a los interesados y a sus aliados y amigos en el resto del planeta. Sobre todo porque algunos de estos países nadan en petróleo.

(La primera imagen es un pantallazo del Twitter del abogado y bloguero marroquí que firma como Ibn Kafka. La segunda, una imagen de un blog de estudiantes tunecinos que con sus cuerpos componen la expresión "No al asesinato" en árabe).

dilluns, 17 de gener del 2011

¿Revolución en el Islam?

Parece que se confirma la idea que Palinuro adelantó el viernes, 14 de enero, antes de que el déspota Ben Ali y su familia de ladrones abandonara Túnez en una entrada titulada Túnez, internet, la multitud, de que la revuelta tunecina era sobre todo cosa de internet, las redes sociales, el ciberespacio, y que la oposición de izquierda iba a remolque de los acontecimientos, con la lengua fuera. Así, Público decía ayer que las protestas estaban movidas por los sindicatos y Facebook. Facebook en concreto (pero no sólo) sirvió para que se difundieran por la red los vídeos hechos con móviles que demostraban la brutalidad policial en la represión de manifestantes. Un paso más en la suposición de que la revolución será digital o no será, sobre todo en países como estos árabes, que no son todo el Islam pero sí parte importante de él. Una veintena de Estados que van desde el océano atlántico al golfo pérsico, casi todos regímenes autoritarios, muchos corruptos, algunos semiteocráticos y todos con unas sociedades civiles que parecen ancladas en edades bárbaras.

Ya hay quien señala que la revuelta tunecina está directamente ligada a las revelaciones de WikiLeaks sobre la corrupción de un régimen mafioso y cleptocrático, hasta el punto de que se habla de la primera revolución de WikiLeaks. Como era de esperar. Ese maldito Assange ha causado muchos dolores de cabeza en los países occidentales y en los Estados Unidos lo odian por chivato y seguramente les gustaría tenerlo en Guantánamo y sin wi-fi. Pero tales disgustos son nada comparados con la que se puede armar en los países árabes ya que en estos las revelaciones no son de si los ministros se ponen de alfombra de los EEUU o los fiscales y jueces actúan según interesa al embajador gringo, que ya es grave, sino sobre cómo los gobernantes, los "príncipes de los creyentes" o los "líderes fraternales y guías de la revolución" se lo llevan crudo. Pues ¿no resulta que el tunante tunecino emprende el camino del exilio con una tonelada y media de oro? Nada de extrañar que los hechos de Túnez estén sacudiendo otros regímenes árabes, países como Egipto, en donde Hosni Mubarak lleva treinta años en el poder, un par más que el bueno de Ali, o Libia, en donde el incombustible y pintoresco Gadafi lleva de hecho 42 años. El mismo Gadafi que ayer ordenó bloquear Youtube. Estos déspotas se enteran de por dónde viene el enemigo; pero hay que ver si no se han enterado demasiado tarde. Porque no basta con cerrar Youtube; hay que bloquear las redes sociales, Facebook, Hi5, Flickr, LinkedIn, buscadores como Google y, sobre todo, hay que cerrar Twitter, que se propaga como la pólvora a través de los móviles. La capacidad de la gente de comunicarse es casi infinita y eso no puede combatirse con mazmorras, policías o guardias pretorianas. Son medios inservibles. Y esto sin contar con que el cierre del ciberespacio sólo puede hacerse a un costo económico y comercial altísimo, probablemente prohibitivo. La red ha integrado la comunicación política con la económica, la financiera, la cultural, en un solo stream en el que ya no se puede interferir.

Los países árabes presentan además una característica que los hace terreno abonado para un movimiento en el ciberespacio, una revolución trasnacional, ya que forman una unidad cultural y civilizatoria, la Umma. Está muy gracioso ese ministro egipcio subrayando que cada país tiene sus epecificidades, como si Túnez fuera a Egipto como a Groenlandia. Muy gracioso, sobre todo, a la vista de la andanada de entusiasmo que la revuelta tunecina ha despertado en todo el mundo árabe, en donde se gloría a nuestros hermanos tunecinos.

La revuelta de Túnez, país tradicionalmente alabado por su sensatez, parece democrática, laica, popular, espontánea, no movida por partido alguno. Pero ese puede no ser el caso en otros lugares en que la oposición esté organizada y sea fuerte, cual suele suceder con esas organizaciones de fanáticos a los que llaman fundamentalistas, como los Hermanos musulmanes en Egipto. La revolución en el Islam puede ir hacia delante o hacia atrás. Y siempre se hará a través de la red porque ésta es un medio, no un fin; y, como medio o instrumento, rinde más a quien mejor sabe manejarlo, con independencia de la calificación moral de su finalidad. Que se lo digan a los israelíes, que han creado un virus para atacar el sistema de computadoras del Irán que controla su capacidad nuclear, para destruirla, claro.

Por lo demás, quien crea que el efecto WikiLeaks ha terminado en los países occidentales y que probablemente quedará anegado en un proceso por abusos sexuales y un litigio sobre extradición, cree erróneamente. Las próximas filtraciones de WikiLeaks van a afectar el meollo mismo del sistema económico y financiero, la banca. Es posible que, cuando la gente sepamos lo que ha estado haciendo la banca cunda ese ¡Indignaos! del nonagenario Stephan Hessel y prenda también en quienes no han organizado su vida según el espíritu caballeresco de la Resistencia. Bien por las generaciones.

(La imagen es una foto de Arab League, bajo licencia de Wikimedia Commons).