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dimecres, 26 de desembre del 2012

El espíritu de la Navidad.

La Navidad es una fiesta multitudinaria en el mundo de tradición cultural católica; muy antigua, siempre igual y siempre nueva porque es la fiesta de la renovación. Los creyentes lo simbolizan en el nacimiento de un niño al que deifican. Si dios puede hacerse niño, con mayor razón sus criaturas. Niño. Ingenuidad, maravilla, pureza, espontaneidad, sinceridad, verdad. Menudo baño de regeneración de la especie. El niño absorbe toda la miseria material y moral del año pasado y la devuelve bajo la forma de una mirada diáfana al año que viene. Sed como niños. Comportaos como niños. La Navidad es un espíritu y ese espíritu es el del deseo, el anhelo de lo bello, lo bueno y lo verdadero que reconocemos tras haberlo desconocido a lo largo del año. Pero es la Navidad, en donde todo se perdona y se olvida por obra de ese niño cuyo destino es morir crucificado. Algo incomprensible, como todos los destinos y por eso los católicos lo llaman "misterio". El de la vida humana.
Los no creyentes ven la Navidad como la cobertura eclesiástica de ritos ancestrales en los solsticios de invierno y de verano. Démeter y Perséfone, convertidas en el niño Jesús y la noche de San Juan. Esta última, más dada al petardo y la hoguera, por más popular, es menos mística. El nacimiento de un dios es todo un portento. Esta interpretación secularizada, ilustrada, adquiere rasgos militantes en contra de la liturgia católica a la que critican el no ser sino el pretexto para dar rienda suelta a los más bajos y vulgares instintos de consumo, lujo, boato y depilfarro. Seguramente es así y la cháchara de la caridad cristiana revela su podredumbre cuando la apoyan, la fomentan y la exaltan todos los grandes almacenes. Pero ¿a que suenan aquí los severos tonos de los reformadores contra la Puta de Babilonia? Contra Roma, vaya. Y ¿en nombre de qué? Del verdadero cristianismo, el de Francisco de Asis frente al de Inocencio III, quien hubo de reconocer la orden franciscana a regañadientes. Que los ilustrados critiquen la hipocresía de la iglesia en nombre de los ideales abandonados por la propia iglesia muestra que se sienten dentro de ella.
 La tradición católica, aun queriéndose universal, es una entre otras de la más profunda tradición cristiana. Esa más amplia tradición proyecta la crítica de los críticos al globo entero y revela la insoportable contradicción moral de deificar a los niños en un mundo en el que cientos de miles de ellos mueren de hambre. Ciertamente, no podemos admitir los resultados de lo que nosotros mismos hemos hecho. Bueno, quizá no nosotros, sino quienes nos gobiernan. Nunca ha estado tan difícil lo de Dios y lo del César.
La crítica se prolonga después en el uso que los poderes de la tierra hacen de la veneranda fiesta. El Rey discursea. El Papa imparte la bendición urbi et orbi. Otras magistraturas, en tradición cristiana pero no católica, aprovechan la noche de fin de año para impartir sus doctrinas. Pero todos corean el espíritu navideño. Reyes, presidentes, papas, altos dignatarios de la iglesia, grandes magnates, todos quieren personificar el ánimo regenerador que nos invade anualmente porque somos seres cíclicos en nuestra diminuta porción del ser. Diminuta pero muy profunda pues es en donde anida el yo de cada cual que piensa siempre en renovarse, regenerarse con tanta fe como falta de fe en sí mismo. El espíritu de la Navidad es una escenificación y, como nos da vergüenza reconocerlo, cargamos con el motivo a los niños a quienes no hay que romper la ilusión porque también nosotros fuimos niños.
(La imagen es una foto de Jacilluch, bajo licencia Creative Commons).

dimarts, 20 de novembre del 2012

El dios de la ira.

El Mesías no ha llegado aún, digan lo que digan algunas sectas. Cristo no era más que un iluminado esenio. Lamentable lo que pasó con él; aunque se lo ganó a pulso con aquello de que era hijo del Padre. Sus discípulos nos han amargado la existencia durante veinte siglos. La ira de Dios se cebó con nosotros en el Holocausto. Y ¿por qué, si llevábamos casi dos mil años perseguidos? ¿Qué habíamos hecho ahora? Se nos castigó en su día. Se destruyó el Templo y se nos mandó a la diáspora. Nadie dijo que se intentaría exterminarnos como pueblo. Era imposible. Se nos mandó a la diáspora pero Dios no podía querer que desapareciéramos como pueblo (o nación, que se dice hoy) porque, para bien o para mal, para la virtud o el vicio, la lealtad o la deslealtad, somos su pueblo, el pueblo elegido. Después de tantas penalidades, mucho más prolongadas y crueles que los cautiverios anteriores, retornamos de nuevo a la Tierra Prometida. La que Él prometió a Abraham cuando lo sacó de Ur. ¿Y qué nos encontramos? A los descendientes bastardos del muslo de Abraham, a los hijos de Agar, los agarenos, que estaban ocupando la heredad de nuestros padres desde el año no sé cuántos de su Hégira y que habían plantado una mezquita en la ciudad de Salomón, junto a lo que quedaba del Templo, el muro de las lamentaciones. Nos encontramos más cosas. Nos encontramos Jerusalén convertida en un zoco de sectas: cristianos cruzados, coptos, maronitas, todas las creencias imaginables. Por el lugar en donde había estado el arca de la alianza del pueblo con Elohim pasaban los predicadores más extraños, incluidos nuestros primos hermanos de la secta ismailí. ¿Cuánto iba a tardar Dios en ordenarnos marchar contra los pueblos idolátricos como en su día nos ordenó contra los jebuseos, filisteos, amorreos, etc? No dio ni tiempo a la constitución de los dos Estados, el de Israel y el Palestino. Allí mismo empezó la guerra que no ha cesado en verdad al día de hoy. Pero, de entonces acá, la historia ha querido que la victoria del Dios de los ejércitos haya sido arrolladora, de forma que sus enemigos no luchan ya por el triunfo sino por la supervivencia. Desde la fundación del Estado de Israel hasta este momento las circunstancias internacionales, la mentalidad del mundo, todo ha cambiado en torno nuestro, excepto esta guerra que es -suene bien o mal a los oídos de eso que se llama la "comunidad internacional"- una guerra de exterminio. Dios lo quiere. En el fondo, tratamos la franja de Gaza como si fuera los altos del Golán; una especie de tierra de nadie, sobre la que Dios llueve fuego y azufre (hoy fósforo blanco, pues la ciencia avanza) de vez en cuando por sus muchos crímenes. El Occidente cristiano se horroriza de que el 40% de las víctimas mortales en las zonas bombardeadas sea mujeres y niños. ¿De qué se escandalizan? Saben perfectamente que en el Libro en el que dicen creer, Dios ordena a Israel no solo pasar por la espada a mujeres y niños sino también a los ancianos y hasta la animales domésticos. Ya sé que esto suena horriblemente a oídos racionalistas occidentales, contaminados de la errónea creencia de que los pueblos son libres. Los otros, quizá; el nuestro no, porque es el pueblo de Dios, debe caminar ante Él y no apartarse de su camino y su camino es la guerra. ¿Cuándo estuvo Jerusalén en paz? Por último, permitan les muestre a dónde puede llevar la clarividencia. Esa equiparación que suele hacerse entre Israel hoy y la Alemania hitleriana echa sobre el pueblo elegido la acusación que pesa sobre los nazis: la de haber sido seres inhumanos, al deshumanizar a los demás. Porque el caballo no puede dejar de ser caballo, ni el águila águila ni el pez pez; pero el ser humano sí puede dejar de ser humano. Comprobarlo es demoledor. Y comprobarlo en propia carne, más.  ¿Quién se explica el suicidio de Primo Levi?
(La imagen es una foto de ThisParticularGreg, bajo licencia Creative Commons).

divendres, 9 de novembre del 2012

Los obispos contra tod@s.

Con la decisión del Tribunal Constitucional (TC) de declarar constitucional el matrimonio homosexual los curas han echado mano a la pluma. Cómo cambian los tiempos. Antes se la hubieran echado a la espada, al hacha o la hoguera. En menos de 48 horas la Conferencia Episcopal ha sacado una nota de prensa tocando a rebato contra el maligno. 48 horas para responder a una decisión que l@s sesud@s magistrad@s llevan siete años rumiando. Los curas lo tienen todo siempre mucho más claro porque aplican la palabra de Dios, que no es moco de pavo.
De todas formas, no sé qué pasa. Está perdiéndose el nervio de la fe. En otro tiempo, la conferencia episcopal, en lugar de emitir notitas de prensa, habría excomulgado a l@s magistrad@s que hayan firmado ese horrible atentado contra la familia. Algunos siglos antes, es@s desgraciad@s estarían ardiendo en la hoguera, que es una forma rápida y segura de eliminar los miasmas de la herejía. Algun@s dicen que esto demuestra que la especie avanza porque ya no se ejecuta a las gentes por sus creencias y tampoco se las excomulga. Basta con mostrarles una nota de prensa, como si fuera una tarjeta roja. Habrá quien diga que eso no es un avance sino un retroceso (los mismos obispos, probablemente), una grave dejación en la voluntad de combatir el mal. La nuestra es una sociedad plural y el personal cree lo que le viene en gana. Conozco una secta de judíos cristianos, y otra de negros estadounidenses que sostienen que los primeros habitantes de América fueron negros, exterminados por una conjura de blancos y cobrizos; o algo así. Las creencias son libres. Es algo que entiende todo el mundo.
Todo el mundo menos los obispos. Estos quieren obligar a que su creencia sobre el matrimonio sea la de todos los demás. Ellos, a su vez, fundamentan su creencia no en la experiencia directa, única madre de la ciencia, ya que la tienen vedada por decisión propia, sino en la palabra de Dios que, en efecto, no es moco de pavo... para quien crea en su dios. Va de suyo que creer en el dios de los obispos también es obligatorio, al menos en cuanto a sus efectos.
Es todo bastante rudimentario y tiene mucho de alucinante. ¿Qué pintan unos señores que no pueden contraer matrimonio diciendo a los demás cómo deben ser los suyos? Y no solamente a quienes siguen sus enseñanzas, que sería lógico, sino a todo el mundo. No pintan nada y ellos lo saben. Por eso la redacción de la nota es confusa, contradictoria, revela un estado de nervios de sus eminencias cercano al histerismo. Dicen los obispos: No es de nuestra competencia hacer juicios sobre la pertinencia jurídica de las sentencias de los tribunales. Pero eso es falso porque un par de párrafos antes han dejado dicho que alzamos nuestra voz en pro del verdadero matrimonio y de su reconocimiento jurídico. Pues claro que su interés -su interés principal- es configurar el orden jurídico de acuerdo con sus dogmas porque no se resignan a regular la vida de sus fieles sino la de tod@s. Lo de a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César les suena a mongol. Que se lo digan al Cardenal Richelieu, a Mazarino, al Cardenal Cisneros, a Tomás Moro, al Papa Pío IX (y demás ocupantes del solio de San Pedro antes y después), al Cardenal Herrera Oria, a Monseñor Escrivá de Balaguer, todos príncipes de la iglesia y todos políticos de intriga y compló.
Al parecer, la indignación dogmática de los obispos cristaliza en su amarga queja de que los matrimoniados pierdan su derecho a ser consignados en la correspondientes registros como "esposo" y "esposa" para ser anotados como "cónyuge A" y "cónyuge B" o "consorte A" y "consorte B". Terrible pérdida, sollozan los obispos, que incide además en la del derecho de l@s hij@s a ser educad@s como futur@s esposos y esposas. No sé lo que prevé la norma al respecto pero, si es cierto lo que dicen los obispos, me parece lamentable. Los registros deben dejar la máxima libertad complatible con la racionalidad burocrática weberiana y no veo en qué afecta a esta reconocer el derecho de cada cual a registrarse como le dé la gana, como esposo/esposa, cónyuge A/cónyuge B, esposo/esposo, esposa/esposa, consorte A/consorte B, como quieran. Pero no es bastante. Los obispos quieren suprimir el derecho de los demás a registrarse de formas que ellos no aprueban. 
Ese es el verdadero problema. No que haya matrimonios homosexuales sino que haya quien pretenda imponer a la comunidad su concepción de matrimonio como pretende imponer el resto de sus dogmas.

divendres, 2 de novembre del 2012

Dios está con nosotros

En España es patente el entremezclarse de la religión y la política, permanente la presencia de los curas, atosigante la de la iglesia católica. La Constitución vigente, en ese pacato artículo 16.3 en el que se afirma lo que se niega, dice: Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.
Y aun así, músicas celestiales. El Estado español es, como casi siempre ha sido, católico, apostólico y romano. La excepción es la IIª República y de ahí el odio que esta suscita. ¿Que qué pruebas hay? Veamos:
En lo esencial, la iglesia se financia con cargo al erario público y vía directa e indirecta por valor de decenas de miles de millones de euros. Un dinero que no tributa y sobre el que el Estado no tiene el menor control, ni siquiera cuando se emplea en establecer relaciones laborales que los tribunales rechazan. Eso, en el terreno de la realidad; del pan, pan y el vino, vino.
En el campo intermedio, mezcla de real (pues suben las cifras de negocios) y simbólico (pues llama a los sentimientos de la ciudadanía), el calendario de festividades oficiales es de planta catolica y el Rey, en su mensaje anual a sus súbditos, elige la fecha religiosa del 24 de diciembre en lugar de la pagana del 31.
En el campo ceremonial, ostentoso, puramente simbólico, la religión preside el acto de toma de posesión de todos los altos cargos del país. Y cuando alguno de estos ha de personarse en un evento puramente religioso lo hace como hija devota de la religión antes que como presidenta civil de la Comunidad de Castilla La Mancha. La imagen de Cospedal y Sáez de Santamaría sentadas en el Vaticano con peineta, mantilla y traje de procesión de Semana Santa ayuda a entender cómo ven el mundo los gobernantes. Estos gobernantes.
Dios está con nosotros.
Y lo está de modo familiar, como de andar por casa. Es muy de ver con qué naturalidad encomienda la ministra Báñez la solución al desempleo a la intercesión de la Virgen del Rocío, de la que es muy devota. No se queda atrás la sencilla naturalidad con que el ministro del Interior, Fernández Díaz pide al Papa que rece por España, a lo que el Papa contesta, también naturalmente, que ya lo hace. O la emoción con que la Guardia Civil se encomienda a su santa patrona, la Virgen del Pilar quien, según se dice, se apareció al apostol Santiago en carne mortal. Por no mencionar el goce sublime con que Rajoy hizo entrega del Códice Calixtino a los curas de Santiago, santo este, por lo demás, al que el presidente del gobierno se abraza cuando puede.
Esa intimidad de trato entre el Estado y la iglesia se percibe también cuando esta interviene en los asuntos del siglo. Dado que el contento de la iglesia con este gobierno es completo en los asuntos escabrosos del aborto y los matrimonios gays, Rouco Varela recomienda que se rece por los desahuciados. Mira tú por dónde, menos da una piedra. Un desahuciado con un Ave María parece que fuera menos desahuciado. Algo más práctico, el obispo Munilla, de San Sebastián, pide a los curas que cedan la paga extra a Cáritas. Es un claro ejemplo de la función perversa del bien. Queriendo hacer un bien (dinero para Cáritas) Munilla pone al descubierto que a los curas no les han quitado la paga extra a pesar de que la iglesia se financia con fondos públicos.
Interviene por último en este asunto y lo eleva a reflexión filosófica Aguirre cuando tuitea que no es el marxismo el que ha traido la libertad, sino el cristianismo. Más o menos, pues cito de memoria. Es el maniqueísmo esencial que explica todos los disparates: Marx vs. Jesús. En el medio, la nada. O lo uno o lo otro. Ni Marx ni Jesús titulaba, sin embargo, uno de sus más célebres libros Jean-François Revel, ese clarividente ensayista que estoy seguro fascina a Aguirre. Este, en concreto, profetizaba que la revolución a fines del siglo XX vendría de los Estados Unidos, cosa de la que Aguirre está convencida pues suele repetir ideas y consignas del movimiento libertario. Lo que no encaja ahí es esa viscosa presencia de la religión que, siendo irracional, explica cómo puede sostenerse un dislate como que el cristianismo trajo la libertad. El cristianismo empezó por eliminar la libertad que se encontró en el mundo helenístico y romano tan de cuajo que llegó a crear la Inquisición, un lugar en el que se castigaba al cuerpo por los pecados del alma y las creencias e ideas. Después se opuso siempre -y sigue haciéndolo- a los avances de la ciencia, que es el arma más potente en el camino de la libertad y esta solamente pudo afirmarse en lucha contra la religión y su absurda y tétrica pretensión de obligar a la gente a creer.
Dios está con nosotros. Queramos o no.

diumenge, 7 d’octubre del 2012

Mensaje de Dios a Cospedal.

Mucho se congratuló mi corazón, hija mía, al verte hoy en la ceremonia dedicada a Juan, el poeta seráfico. Estabas resplandeciente con esa peineta y esa toca o mantilla que tanto realzan tu natural compostura y te hacen parecerte a la reina María Cristina, de religiosa memoria. Nada de falsas gracias femeninas, que inducen a los hombres al pecado. Un gesto avinagrado, adusto, estirado, como de cabo furriel, que ese lo bordas. Solo mirarte y Satán pone pies en polvorosa porque en verdad parece que vayas a ladrar. Tus enemigos -que son muchos, lo sé, pues es la carga que yo te envío para probarte- dicen que no ladras, sino que rebuznas. Pero, dilecta como me eres, lo tuyo es el ladrido, el ceño y, si acaso, algún rugido que otro. Con firmes puntales como tú, mi reino está garantizado en España hasta el fin de los tiempos y, al menos en Castilla-La Mancha, no será necesario reevangelizar España. Ya estáis Nacho Villa y tú ahí y al que se salga del camino de Dios, una buena colleja en la noche oscura del alma.
Me dicen que has restablecido el orden natural de las cosas en tus dominios, que gobiernan los ricos, los banqueros, los empresarios, los plurienchufados como tu marido y los corruptos que menuda cruz llevan con el ludibrio público. Y que has echado a los pobres a patadas del Parlamento autonómico igual que mi  Hijo hizo con los mercaderes en el templo. Muy bien, María Dolores, porque ¿qué pinta un pobre, un trabajador, aunque sea honrado, en el Parlamento? No saben gobernar; ni siquiera saben usar el tenedor en la mesa. Haces bien poniéndolos en su sitio y que no nos den la murga con sus nefandas doctrinas luteranas, sacadas de Rousseau, Voltaire y otros diablos sulfurosos. Si quieren leer (¿ves qué mal se hizo al acabar con el analfabetismo, fuente de vocaciones y milagros?), que lean al Padre Astete y, si quieren buena literatura, al Padre Coloma.
Ya sé que tú solo lees Camino, pero ese libro excelso no está pensado para tus administrados por lo mismo por lo que las margaritas no son para los cerdos.
Sí, hija amantísima. No cedas a las presiones del nefando progresismo. No escuches las venenosas propuestas de los Palinuros del siglo, no te dejes corromper, no des tantico así a la carne. Ya sé que tuviste un hijo por inseminación artificial. Los más bobos de la cofradía lo achacan a una mal entendida independencia por tu parte cuando yo sé que lo hiciste así por amor a mí, para cumplir mis mandatos sin conocer varón. Sigue así, hija mía, y alcanzarás la beatitud. Nada de concuspicencia. Ni en el matrimonio. La única forma de controlar cristianamente la natalidad como yo mando es la abstinencia. Y cuando se presente la tentación, resiste y coloca a tu marido en otro consejo de administración de otra gran empresa para que se enfríe, que los hombres son concupiscibles, pues yo los hice así para probaros.
Veo que te trajiste a tu amiga la devota menudica, a la que estás empujando hacia el bien y la devoción porque espezó su aventura política un tanto ligera de ropas y más de ideas. La verdad es que tiene un poco cara de torta y desmerece de la fiereza de tu mirada, de tu temple guerrero, de tu deseo de aplastar al maligno en cualquiera de sus nefandas formas, PSOE, IU, UGT, CCOO y ya no hablemos de los gays, las lesbianas o los aborrecidos abortistas. Espero que, con el tiempo y la dulce frecuentación de ese querubín que hay en el gobierno, la ministra Báñez, así como del sucesor de Torquemada, Wert, alcance a recuperar el sendero recto.
Sí. hija, pasa luego por el solio de San Pedro, que he iluminado a mi siervo Benedicto para que te aconseje acerca de cómo perseguir con más eficacia los males del siglo en tu tierra, la libertad, la igualdad, la justicia social y otras invenciones diabólicas, igual que se hacía en las gloriosas Hitlerjugend.
No hace falta que traigas a la pánfila de Soraya contigo. Que se quede viendo los museos vaticanos. Tú y yo solos por intermedio del Genosse Ratzinger, quien te dará mi bendición.
(La imagen es una foto tomada del Twitter de Nieves Concostrina)

dijous, 23 d’agost del 2012

Estampas del verano. Wert podría llamarse Unwert.

Más o menos como el protagonista de El Ángel azul se llamaba profesor Unrath o profesor basura. De igual modo el supuesto "valor" del apellido del ministro español es, en realidad, un desvalor y, desde luego, para todos sus administrados, una desgracia. Una desgracia que, gracias al espíritu sectario, prepotente y cerril de este hombre, esté volviendo lo más reaccionario y siniestro del nacionalcatolicismo a España.
La iglesia no descansa, no da jamás una posición por perdida, siempre está al acecho para recuperar lo que las luces y la razón le hayan arrebatado, no perdona nunca deuda alguna y recurre a los más insólitos medios para imponer su dominación, por ejemplo, halagar la infantil vanidad de este petulante al que hace creer que es el salvador de las esencias religiosas del buen pueblo español, a punto de echarse a perder merced al relativismo izquierdista, que todo lo emponzoña.
Wert es el correveidile de la iglesia y el opus en el intento de restaurar la sombría influencia de la iglesia en todos los aspectos de la vida social y, por supuesto, la garantía de que la iglesia seguirá acaparando dinero de la colectividad por los más diversos conceptos porque, en el fondo, de lo que se trata siempre es de eso, del dinero, lo único que verdaderamente interesa a los curas.
Gracias a Unwert, un gobierno ultraliberal, capaz de retirar la magra subvención a decenas de miles de parados, mantendrá los dineros destinados a las corridas de toros, espectáculo de crueldad degradante que este desalmado considera un "patrimonio cultural de España". Gracias también a él, la iglesia conservará todos sus privilegios en la educación y podrá adoctrinar a sus futuros monaguillos con cargo al erario público en la esperanza de que le salgan tan meapilas como el propio ministro.
Ahora pretende este mantener las subvenciones públicas a los centros religiosos privados concertados incluso cuando sean escuelas segregadas que discriminan por razón de sexo y a pesar de la oposición del Tribunal Supremo. En efecto, cuando está en juego la pasta, la iglesia no para en barras y, si hay que desautorizar al Tribunal Supremo, se le desautoriza. Todo antes que perder el cepillo.
Ya la misma enseñanza privada concertada es un abuso y un atropello mediante la cual los curas consiguen que la colectividad financie sus centros de adoctrinamiento. Debieran estar prohibidos por mor de la igualdad, pero eso es una utopía en un país en el que hasta la socialdemocracia acepta la tiranía y el expolio eclesiásticos. Pero que se trate igual también a los centros privados del Opus que practican la segregación raya en la burla intolerable.
Sin embargo será posible gracias a los inapreciables servicios de este amanuense del clero. Cuando el Supremo falló que los colegios del Opus que segregan no debían recibir fondos públicos (corre peligro la pasta) salió de inmediato el esforzado paladín de los curas recurriendo a su habitual panoplia de falsedades para zafarse de cumplir la sentencia del alto tribunal. Sostenía Unwert que la Convención de la UNESCO de 1961 sobre la lucha contra la discriminación en la enseñanza advierte que la segregada por razón de sexo no tiene por qué ser discriminatoria y que España era firmante de dicha Convención. Se callaba ladinamente que el texto literal de la citada Convención, en su artículo 2 expresamente dice que, para que ese supuesto se dé, es preciso que "el Estado las admita" (esto, es, las enseñanzas segregadas), lo que no es el caso en España. Alguien ha debido advertir al ministro de que se posición será muy beata y bienquista por los curas, pero es insostenible con la misma Convención en la mano que él cita para justificar lo injustificable.
Como el primer intento de falsear los datos no ha cuajado, la sentencia del Supremo es muy ajustada a derecho y, por lo tanto, los del Opus pueden quedarse sin los dineros públicos que el ministro está deseando entregarles, lo que propone ahora es cambiar la ley en la que toma pie el supremo para negar subvnciones a los centros que segregan. De esa forma se elimina el obstáculo que impone la citada Convención, las sentencias del Tribunal Supremo serán papel mojado y los setenta centros discriminadores que hay en España, podrán seguir discriminando y cobrando de fondos públicos. ¡Todo sea por la pasta!
Se trata de un ejemplo de manual de la ley del embudo que emplea esta derecha neofranquista para imponer sus principios oscurantistas y expoliadores: todos deben respetar la ley a toda costa excepto la propia derecha que, cuando aquella le molesta, como sucedía con la Ley de RTVE o, ahora, la Ley Orgánica de Educación (LOE), simplemente, la cambia.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

diumenge, 19 d’agost del 2012

Lo material y lo espiritual.

Si no ando equivocado, en el último mes los viajes de Rajoy lo han llevado a Santiago de Compostela, Kiev, Milán, Bruselas, Chicago, Mallorca, Sanxenxo y Almonte y seguro que me dejo un par de destinos. No ha tenido tiempo de acudir a las zonas de los incendios. En esos lugares no hay más que rabia, tristeza y sufrimiento y, para sufrir, piensa Rajoy, que tiene algo de pantouflard, ya está la vida. Más o menos como mi abuela quien justificaba así su decisión de no ver películas dramáticas. Lo que le gustaba era Sissi emperatriz o La familia Trapp. Más o menos, supongo, como a Rajoy.
De esos viajes hay dos caracterizados por su contenido católico. Si el anterior gobierno no entendía bien la separación de la iglesia y el Estado a este esa separación le parece un crimen. En cuanto puede, Rajoy hace ostentación pública de su devoción. Se fue a Santiago a devolver el Códice Calixtino como Galahad, caballero puro, traía el Santo Grial. En este caso, el valor religioso se funde con el material pues se trata de un texto del siglo XII, el primer Baedeker de la historia. El segundo viaje-peregrinación ha sido a Almonte, provincia de Huelva, aprovechando sus vacaciones en el coto de Doñana y ahora la devoción ha sido doble, la practica Mariano Rajoy y con motivo del año jubilar mariano. Dos marianos en uno; confluencia probablemente portentosa y cargada de simbolismo. Acompañado por la ministra Báñez, una especie de monja seglar devota de la Virgen del Rocío, Rajoy se ha sumergido en un espectáculo religioso: el Rocío Chico, que se celebra cada siete años como siete fueron los Niños de Écija, en feliz coincidencia con la llegada de la Virgen de ese meteoro solemnemente traída en andas desde no sé dónde, y el año jubilar mariano. Uno tiene que pellizcarse por ver si lo que lee no es una alucinación colectiva, una recreación de aquellos espectáculos político-religiosos de Franco. Pero no, es la realidad de un país europeo del siglo XXI. Vírgenes, curas, inciensos, procesiones, iglesias, confesiones. Se necesita un Valle Inclán para esta nueva España borbónica de la segunda restauración.
O quizá no sea necesario en esta época de información continua, universal, permanente. Véase como el momento trascendente vivido por Rajoy en tan mariano lugar lo ha empujado a creerse un clérigo más y se ha arrancado por homilías. No es su estilo pero ha hecho lo que ha podido. Ha lamentado que estemos siempre pensando en lo material, lo mismo que viene diciendo Rouco Varela, para quien se sale de la crisis rezando. He aquí a Fray Mariano impartiendo doctrina franciscana: dejemos de lado los afanes materiales y vivamos una vida de pobreza, castidad y obediencia. A esto debe de referirse Carlos Floriano cuando dice que proyecta convencer a los afectados por los recortes de la conveniencia de hacerlos y sufrirlos con alegría. La pobreza está garantizada con los dichos recortes; la castidad como único medio admisible de control de natalidad y de la obediencia se encargan los antidisturbios.
Inflamado con la sublime experiencia mística, Rajoy descubre la profundidad de su pensamiento y declara que al final los seres humanos somos sobre todo personas, con alma y con sentimientos, y esto es muy bonito y me reconforta mucho. Ese término "bonito", tan fuera de lugar, suena a Camps. Solo le faltó a Rajoy decir que quiere un huevo a la Virgen del Rocío, reina del ánimo de la ministra Báñez a la que, al parecer, aconseja que filtre EREs comprometidos del adversario político para enseñarle las vías del Señor.
Pero no pienses, espantado lector, que la cosa termina aquí y que se trata un gobierno extrañamente anticuado para una sociedad civil dinámica y moderna. Nada de eso. La sociedad tiene el mismo grado de enajenación religiosa que el gobierno, o superior. Antes de saberse de sus findes caribeños, Carlos Dívar hacía pública ostentación de su profunda fe y declaraba que la única justicia perfecta era la divina.
Se dirá que el presidente del Tribunal Supremo no es reprsentativo de la sociedad civil. ¿Y Amparo Cuevas, la vidente del Escorial a la que se apareció la Virgen hace treinta años? Su asociación, reunión, capítulo, secta o como se llame la organización que Cuevas puso en marcha tiene más de 100.000 afliados o seguidores y sin duda contribuyentes a la causa en El Escorial. Ha sido sin duda designio del Señor llevarse con él a su sierva Amparo justo en el momento en que se anunciaba la llegada de la Virgen del Rocío a Almonte.
Y uno se queda pensando: ¿se habrá aparecido la Virgen del Rocío a Fátima Báñez?
¿Cómo no va a ser devoto el gobierno de un pueblo con tantos crédulos?
(La imagen es una foto de Iker Parriza, bajo licencia GNU documentación libre).

dissabte, 7 d’abril del 2012

La dictadura católica

Personalmente me trae al fresco si unas gentes sostienen que la homosexualidad es un vicio, un pecado, una enfermedad, un delito o cualquier otro mal que sus obsesivas mentes quieran atribuirle. También me es indiferente si esas mismas gentes (u otras) sostienen que el derecho de las mujeres al aborto es en realidad un horrendo crimen. Están en su derecho de pensar así y no hay razón alguna para impedirlo. Muy probablemente, las personas (por ejemplo, los curas, los obispos) que están todo el día dando vueltas a tales asuntos en el fondo tienen un problema de neurosis de raíz sexual (cosa que se evidencia en los numerosos casos de pederastia eclesiástica), pero ese es un asunto de su estricta competencia, excepto, por supuesto, cuando se convierte en delito, como suele suceder.

Igualmente parece claro que estas ideas y oposiciones son producto de mentes atrasadas, acomplejadas, asustadas, supersticiosas, ruines y carentes de todo interés. Tampoco nada que objetar mientras sus manifestaciones se hagan en el contexto de quienes las comparten de forma que se alimenten unos a otros con ideas y creencias que, al menos a Palinuro, resultan estúpidas. L@s pobres de espíritu necesitan apoyos externos, "guías espirituales" que les "expliquen" las reglas morales, símbolos, promesas, castigos y recompensas; como los niños. Si esas "guías" resultan luego ser verdaderos sinvergüenzas que hacen lo contrario de lo que predican y tienen montado un lucrativo negocio a cuenta de la credulidad ajena es algo que los creyentes deberán ventilar por su cuenta, si quieren.

Lo inaceptable es que quienes profesan estas necedades impongan su discurso sectario, que normalmente alimenta el odio e incita a la violencia contra los diferentes, a través de los canales públicos de comunicación que pagamos todos los contribuyentes, nos toquen o no sus delirios. Palinuro, como ya ha dicho en otras ocasiones, no mira la TV. Nada. Pero la paga y, por lo tanto, tiene derecho a opinar sobre lo que por ella se emite. Y su primera opinión es preguntarse por qué tienen los gays y l@s abortistas del país que sufragar las injurias y los insultos proferidos por cualquier majadero tocado con una tiara?

Si los curas y obispos quieren seguir emponzoñando la convivencia y sembrando su mensaje de odio (curiosamente, en nombre de un Cristo de amor) que lo hagan en buena hora en sus locales privados y por medio de sus canales privados de comunicación. Y digo bien: sus locales privados; no las iglesias que también pagamos todos, salvo si pasan a costearlas los curas de su peculio particular. Y, desde luego, sus canales de comunicación privados. TVE-2 es un canal público y la instrumentalización de un bien público con fines sectarios es una prueba de tiranía y dictadura.

(La imagen es un instante de la homilia del Santo Oficio del Viernes Santo desde la Catedral Magistral de los Santos Niños Justo y Pastor de Alcalá de Henares, oficiado por el Obispo Monseñor Juan Antonio Reig Pla. Captura de la página web de RTVE).

divendres, 27 de gener del 2012

La triste realidad.

La triste realidad es que, mientras un jurado popular absuelve a Francisco Camps, el juez Garzón, quien destapó la trama Gürtel de corrupción en una de cuyas dependencias se encuentran los trajes que no se regalaron al President, corre el riesgo de expulsión de la carrera judicial.

La triste realidad es que, mientras decenas de miles de compatriotas, asesinados durante la guerra y la postguerra, yacen en las cunetas y en fosas comunes perdidas por los campos de España, el juez que trató de hacer justicia a las víctimas está procesado bajo la acusación de prevaricar por haber querido investigar los crimenes del franquismo.

La triste realidad es que cuando en varios países se ha podido llevar ante la justicia a los responsables de los crímenes de pasadas dictaduras gracias, entre otras cosas, a la avanzada interpretación del derecho del juez Garzón, él mismo está procesado por haber querido aplicar su doctrina en su propio país.

La triste realidad es que los españoles volvemos a andar por el mundo obligados a explicar por qué nuestra patria se aparta del común sentir de las naciones civilizadas que consiste en repudiar toda dictadura, exigir las responsabilidades penales que correspondan y dar satisfacción a las víctimas.

La triste realidad es que la nación, como siempre, persigue a sus mejores hijos y es condescendiente y hasta aplaude a los que la envilecen.

Que sigue habiendo víctimas, o herederos de ellas, y victimarios, o herederos de ellos.

Que no se ve la democracia como un sistema plural que institucionaliza el conflicto, sino como uno monolítico en el que se impone la victoria y se aniquila la diferencia.

Que aunque el espíritu contemporáneo reclama la secularización del poder político y la separación de la iglesia y el Estado, la iglesia católica tiene una presencia agobiante en las instituciones, en el sistema educativo, en la opinión pública, mediante pronunciamientos permanentes de la jerarquía sobre la legislación, y en los Presupuestos Generales del Estado.

La triste realidad es que este predominio de la iglesia y su jerarquía (cuya intención parece ser volver a evangelizar España) viene de muy antiguo y goza de amplio apoyo incluso entre los sectores que debieran propugnar la secularización y el laicismo; entre los liberales y hasta en la izquierda. Cosa nada insólita. La venerada Constitución de 1812, que tanto se identifica con el nacimiento de la conciencia de la nación española, a su vez, en su artículo 12 proclama solemnemente que: "La religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas, y prohíbe el ejercicio de cualquiera otra." La esencia de la nación española es el catolicismo. Y todavía queda camino por desandar pues las otras religiones (las falsas) malviven, pero no están prohibidas.

La triste realidad es que este juez que ha pretendido criminalizar un régimen esencialmente español por ser nacionalcatólico está sentado en el banquillo y su fuerza y su garantía residen en la gente en la calle y en los observadores extranjeros. Como siempre.

(La imagen es una foto de http://www.presidencia.gov.ar/, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 10 de setembre del 2011

Fraga contesta a Bono.

Estimado Bono: me ha divertido su carta con motivo de mi prematura y transitoria retirada de la vida pública, debida a la falta de adhesión de quienes me lo deben todo al proyecto que encarno desde los tiempos del invicto caudillo de cuya gloriosa presencia estará el Señor disfrutando en este momento. Desde que lo conozco he dicho que a pesar de ser usted un híbrido de falangista y rogelio, tenía algo aprovechable, probablemente heredado de su padre, razón por la cual, siempre propuse que, si había que volver a alzarse por el bien de España a usted lo fusiláramos el último.

Permítame que no lo tutee, como hace usted atolondradamente conmigo. Eso, joven, sólo se acostumbra entre camaradas y, usted, aunque apunte maneras, todavía no lo es. Le ruego que no se moleste. Las cosas tienen sus tiempos y no hay que forzarlas porque pueden torcerse y se hace luego preciso enderezarlas y llevarlas por el recto camino lo que no siempre es agradable.

En una visión superficial, ñoña, inficionada de machadismo como la suya, los españoles tenemos algo de cainitas, pero no le admito que eso nos empequeñezca. Ni siquiera a usted, que más pequeño no puede ser. Ya el Alzamiento, el postalzamiento y el postpostalzamiento dieron cuenta de los caínes marxistas que había en España, sembrándolos por las cunetas del solar patrio que lleva más de 70 años de gloriosos abeles reciamente imperiales, así que déjese de monsergas, joven, y vayamos al grano, que no estoy yo para perder el tiempo con sensiblerías izquierdistas.

Dice que a usted y a mí nos une mucho más que lo que nos separa. Puede ser, mi querido amigo. Lo que no entiendo es qué une a usted con la morralla socialista, seguidora de aquel semianalfabeto de Pablo Iglesias por más que, según me cuenta el camarlengo Bertone, pretende usted que el Papa canonice al tipógrafo, aprovechando su apellido. ¿Será, pues, cierto, que aspiraba usted a la Secretaría General del PSOE para convertirlo en PCOE, Partido Católico Obrero Español? No me extrañaría, ya que observo en usted una marrullería albaceteña y, por tanto, morisca, un centrismo afeminado que no me gusta un pelo, como cuando hizo usted desfilar hombro con hombro a un héroe de la División Azul con un criminal de las brigadas internacionales. ¡Cual si fueran lo mismo! Si hubiera estado allí le hubiera arreado dos guantazos por muy ministro que fuera usted, porque nunca me han gustado las medias tintas ni los pasteleos, típicos de seudoespañoles sin nervio y sin tirantes.

Mire usted, Bono, no me importa que diga en esa carta que escribe como presidente del Congreso de los Diputados y, por lo tanto, en representación de todos los españoles, (razón por la cual hay gente muy molesta con usted) que colaboré a "que llegase la democracia" porque, al fin y al cabo, en ese recinto se han dicho estupideces mayores. ¡Si lo sabré yo que allí me sentaba con mi camisa azul a escuchar al Caudillo de quien aprendí la verdadera democracia! Usted mismo las dice de a kilo. No me importa pero, caramba, Bono, no sea usted pelota. Lo que yo hice fue oponerme con todas mis fuerzas a su democracia y, aunque no conseguí eliminarla por completo, sí la demedié bastante. La mejor prueba es que está usted en donde está. Así que, para decirlo con mi llaneza habitual, no me toque usted las narices. Mi democracia la puse en práctica en Vitoria pero, por desgracia, al no estar el horno para bollos, no pude cargarme suficientes rogelios, fallé la memoria del invicto en el campo de batalla y hube de hacerla respetar en algunas sabias disposiciones de la Constitución que, como sabe usted muy bien (y, en el fondo, celebra) mantienen en lo esencial el gran legado de aquel hombre clarividente.

Dice usted también que colaboré a que "los extremismos se encauzaran en medida muy relevante". Mire que es usted cursi, caballerete: no había ni hay más extremismo (gloriosa pasión joseantoniana) que el nuestro, el de los herederos del 18 de julio, encauzado primero en Alianza Popular y luego en el PP, en donde estamos los hombres de verdad, las mujeres-mujeres y los sanos regionalistas. En ese otro batiburrillo de soplagaitas, maricones, vegetarianos, ecolotontos, marimachos, beatorros, pacifistas, bolleras, sudacas y separatistas en el que milita usted nadie tiene lo que hay que tener para ser extremista de Santiago y cierra España. Ni siquiera usted que en esto de cerrar unagrandelibrearribaejpaña trata usted de imitarme cuanto puede pero sin conseguirlo porque no tiene agallas para giñarse en la ikurriña y limpiarse el trasero con la cuatribarrada como hacemos los hombres.

Sabe usted que lo aprecio Bono pues, a pesar de sus años, parece usted un curita misacantano y tiene gracia, pero no me llame "patriota de bien" porque eso supone que hay "patriotas de mal", los que nosotros llamamos "antiespañoles", que abundan en su partido. Es comprensible que ande usted buscando otro arrimo, ahora que ya no lo quieren ni los suyos. Pero, canastos, no haga más el ridículo y menos invoque usted el nombre de Dios en vano. Camino y vida... Lo que tengo que oír a mis ochenta y nueve años. Camino y vida...

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 25 d’agost del 2011

Resacas


I. Strauss-Kahn.

Strauss-Kahn es inocente y el juez le ha devuelto la libertad. ¿Toda? No, no toda. Hay parte de ella que el juez ni nadie en la tierra es capaz de devolverle. Hay opciones que antes tenía abiertas y ahora le están cerradas. No puede volver al FMI y quizá no pueda ser candidato a la presidencia de la República de su país. No es libre del todo. Un sistema judicial indebidamente sensible al peso social de los justiciables (en un sentido u otro), unos medios proclives al sensacionalismo y unos comentaristas que toman sus prejuicios por la medida racional de las cosas han destrozado la carrera de una persona sometiéndola a un linchamiento inicuo. La víctima tiene ahora que reorientar su vida y seguramente lo conseguirá pues medios no le faltan. Los arriba citados, en cambio, no tienen nada que perder; nadie va a meterse con ellos. Sólo tendrán que hacer frente a su propia conciencia, si la tienen y, si la tienen, ojalá la escuchen. A ver si la próxima vez pesa más en su ánimo el respeto a los derechos de otro que sus prejuicios y su egoísmo.


II. La basura de los gratistotales.


La foto sólo en parte refleja el increíble estado en que quedó el campo de Cuatro Vientos en el que un millón de gratistotales tuvieron su juerga mística. Una semana (algunos dicen un mes) tardarán los servicios municipales de limpieza y las contratas en retirar las toneladas de porquería a razón de cien camiones diarios. Ya pueden los gratistotales volver a sus países con el alma limpia porque la mierda nos la han dejado aquí, incapaces, al parecer de llevarse cada uno sus tetrabicks vacíos en sus mochilas milagrosas. Digno colofón a un acto que fue una vergüenza de claudicación de los poderes civiles ante una iglesia que actúa como si el país fuera suyo: al final, meados.

En los años cuarenta del siglo XX se inauguró una línea de autobuses Madrid-Valencia que pasaba por Cuenca en uno de cuyos pueblecitos cuyo nombre he olvidado hacía una parada frente al único bar del lugar. Los pasajeros bajaban, estiraban las piernas, meaban en el excusado y volvían a subir al autobús ante la flemática mirada del propietario que decía con la sabia retranca centenaria del pueblo: "algo siempre dejan".


III. Brutalidad policial.

Decenas de vídeos tomados con móviles, videocámaras, etc. muestran que la policía se comportó como una banda de matones y gamberros de extrema derecha en diversas ocasiones con motivo de las manifas de los laicos en días pasados. Los agentes actuaron con una saña y una brutalidad contra los laicos y sólo contra los laicos que sería difícil de creer de no existir las imágenes. Es, además, una brutalidad políticamente motivada. Agreden a ciudadanos pacíficos, no por lo que hacen, que no estaban haciendo nada, sino por lo que piensan. Y eso es muy grave. Que los gratistotales hostigaran a unos ciudadanos madrileños que les habían pagado generosa (aunque no voluntariamente) su estancia aquí era de esperar. Que la policía, después de incumplir su deber de proteger la manifa legal y autorizada de laicos, la emprendiera a palos con estos y siguiera haciéndolo en días posteriores con quienes protestaban por los apaleamientos ya habidos, también era de esperar (a qué engañarnos) pero, a diferencia de los gratistotales que ya se han ido en buena hora la policía se queda. Y tiene que responder ante los ciudadanos del uso del poder y la fuerza que estos le confían. Los contribuyentess no pagan sus impuestos para que los apaleen sino para que los protejan en el ejercicio de sus derechos. Todos los ciudadanos injustamente agredidos deben denunciar los hechos. Y quizá haya que nombrar una comisión parlamentaria que investigue cómo se recluta a los policías en España y qué se les dice respecto a la función de la policía en una sociedad democrática y abierta, que no es sustituir al Papa repartiendo hostias y, encima, equivocándose de parroquia.

(La primera imagen es una foto de Guy Masavi, bajo licencia de Creative Commons). La segunda procede del blog de Juan Francisco González Barón. La tercera es una captura de un vídeo en publicado en El País.

dilluns, 22 d’agost del 2011

Balance del espectáculo peregrino.

I. Intendencia.

Nadie niega ya que el coste de la JMJ haya recaído íntegro sobre las espaldas de los contribuyentes españoles y madrileños en concreto. Al principio, la jerarquía y sus monagos y correveidiles intentaron engañar como suelen. Pero está claro que los millones donados por las empresas llevan una desgravación del ochenta por ciento y que el gratis total del millón de jóvenes en alojamientos, comidas, transportes (veinte por ciento del precio) y museos lo pagamos los madrileños. Ahora recurren a la especie de que ese millón de gratistotales habrá dejado buena pastuqui en la capital. Otra mentira. Habrán dejado algo, poco, a los comerciantes de licores (como se aprecia en la foto), a los chinos del centro y a los vendedores de postales. ¿Qué consumo van a hacer unos mendas que vienen a gastos pagos? Y todo por 190 euros la mochila milagrosa. El negocio es para la iglesia católica, como siempre, proyección española de ese paraíso fiscal que es el Vaticano, gran inversor en una multinacional que fabrica viagra y preservativos. Ya se sabe que el dinero non olet y la empresa está boyante. El negocio, que es lo que aquí importa, fue un éxito. 190 millones de ingresos y veinte por ciento de costes, unos 150 millones: beneficio fabuloso. Y los madrileños, a aguantar la patulea.


II. Doctrina.

Las elaboraciones teóricas de Benedicto han sido endebles porque este Papa presume de filósofo pero no pasa de sofista. Palinuro las ha comentado a lo largo de la semana y se resumen en una breve palabra: no. No al consumismo; no al relativismo; no al hedonismo; no a las ciencia; no a los matrimonios gay; no al divorcio; no al control de la natalidad; no al aborto. Este papa será conocido como Herr Nein. Hasta lo que afirma como sí, el celibato, por ejemplo, es un no encubierto: no a la vida sexual del clero. Es de agradecer, sin embargo, que este pastor que viene en viaje privado y come y departe con todas las autoridades del siglo, no haya tronado contra el gobierno y las leyes vigentes en España, como un Bautista, ni incitado al pueblo a la desobediencia. Ha habido entendimiento con las autoridades. ¿A qué precio?


III. Política.



Las autoridades, con el rey a la cabeza, le han rendido humillante pleitesía. Lo del rey es menos grave; al fin y al cabo lo puso Franco, cuyos peregrinos (véase la segunda foto) también fueron a Sol a dar su merecido a los rojos. Pero ver al presidente y ministros de un gobierno democrático de hinojos ante un teócrata, señor del último Estado absoluto y misógino en Europa, que lleva años amparando la pederastia del clero, da vergüenza. La visita de Zapatero a la nunciatura es, guardando las debidas proporciones, como la humillación de Enrique IV ante Gregorio VII en Canossa. ¿La condición? Zapatero ha declarado públicamente que los ignominiosos acuerdos de 1979 con la Santa Sede deben seguir en vigor. Victoria del clero, abyección del poder civil. A cambio, no ha caído a éste un chorreo de anatemas. ¿Valía la pena? Me parece que no porque, aunque los pusilánimes del gobierno no lo crean, los rayos y centellas del sumo sacerdote no impresionan a nadie ni con el aparato del mago de Oz. Este ogro ya no muerde. Los jóvenes van a verlo como podrían ir a ver al gran Mufti a La Meca si costara también 190 euros.


IV. Gratistotales.


Son lo mejor de la JMJ, la sal de la fiesta. ¿Qué joven no se hubiera apuntado a la tournée de dios gratis total? Incluido soponcio en Cuatro Vientos, especie de Woodstock de beatos. Palinuro está pensado apuntarse a la siguiente JM en Río, siempre que salga tan apañada de precio. No es que sea muy joven, pero sí más que el Papa. Entre estos gratistotales ha habido de todo: botellones, gamberradas, ocupaciones de espacios públicos y un punto de kale borroka, cuando unos cuantos, siguiendo la paz del Señor y las consignas de los curas, intentaron reventar la manifa legal de los laicos, cosa que al final tuvo que hacer la policía por incompetencia manifiesta de los papistas. No creo que de este festival salgan los 500.000 matrimonios católicos con que soñaba Rouco Varela convertido en casamentero el día de su cumpleaños, pero muchos habrán ligado y menos da una piedra.


V. Brutalidad policial.


La delegada del Gobierno ha demostrado no ser enteramente incompetente sino sólo medio incompetente. Supo negociar con los laicos, pero no supo impartir órdenes precisas a la policía o ésta no le hace caso. Desde el principio, las fuerzas de seguridad se han puesto a las órdenes de la jerarquía y los gratistotales entre los que, como se ve en la foto, estaban ellas mismas. Con los laicos su actitud ha sido discriminatoria, arbitraria, insultante y muy agresiva. Entendiendo por laicos todos los que no llevaban mochila de gratistotal. Han apaleado a niñas y ciudadanos inermes y pacíficos. Y eso no puede quedar así. Los agentes que hayan agredido e insultado sin motivo a ciudadanos pacíficos que los mantienen con sus impuestos deben ser castigados.


VI. El 15-M


Con su silencio se ha cubierto de gloria. Hace dos meses que Palinuro viene advirtiendo del sospechoso y ambiguo callar del 15-M sobre la iglesia. Esa asamblea de confraternización entre gratistotales y 15-M en Sol, en la que los del 15-M se fundieron en abrazos con los que un día antes querían partirles la cara, despeja la ambigüedad: entre los perroflautas hay abundancia de meapilas. Si el Estado se ha postrado de hinojos ante el teócrata, ¿por qué no la revolución ante sus gratistotales? Al parecer, la lucha por la democracia es compatible con la pleitesía a la organización más antidemocrática que hay en Europa. Antidemocrática y misógina.


VII. Las mujeres.


La iglesia puede predicar lo que quiera. Siempre que se lo pague ella (y no es el caso) no hay nada que objetar. Sus fieles pueden creer lo que les apetezca, faltaba más; también de su bolsillo. Pero lo que no pueden hacer la una ni los otros es incumplir la ley, y en España es ley la igualdad entre hombres y mujeres. La teoría y sobre todo la práctica de la iglesia en relación con las mujeres, a las que discrimina abiertamente por considerarlas inferiores es un delito según los artículos 314 y 510 del Código Penal. Este mismo Código (art. 515, 5º) considera ilícita toda asociación que "promueva la discriminación, el odio o la violencia contra personas, grupos o asociaciones por razón de su ideología, religión o creencias, la pertenencia de sus miembros o de alguno de ellos a una etnia, raza o nación, su sexo, orientación sexual, situación familiar, enfermedad o minusvalía, o inciten a ello." Es decir, la iglesia católica es una asociación ilícita. En esa discriminación está la base de la violencia de género.

(Las imágenes se pueden ver en Twitter, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 21 d’agost del 2011

El dios de la tormenta.

Los elementos cayeron ayer con furia sobre el acto más multitudinario de la JMJ, la inmensa concentración en Cuatro Vientos para despedir en vigilia al Papa, quien iba a pronunciar un discurso decisivo. Pero no pudo. La lluvia y el viento no lo permitieron. Existe el texto escrito, que se repartió antes y del que dan cuenta los periódicos, pero sus palabras aladas no surcaron el aire que era huracanado. Cualquiera vería aquí un fenómeno meteorológico inoportuno pero sin ninguna significación simbólica. Cualquiera que no sea cura, porque el cardenal Rouco Varela inauguró esta JMJ rezando porque no hiciera demasiado calor, de donde se sigue que cree en la intervención divina en los meteoros, en la mejor tradición de las procesiones de la lluvia. Si esto es así la tormenta de Cuatro Vientos da a entender que Dios escucha pero a veces se pasa en el remedio. El propio Benedicto, a quien no hace falta sentido del humor, al aimanar la tormenta, dijo que el Señor, con la lluvia, mandaba muchas bendiciones, lo que equivale a hacer de necesidad virtud. Podía haber mandado sus bendiciones en un suave atardecer de verano con el gorjeo de los pajarillos. Antes, desoyendo manifiestamente a Rouco, el mismo Dios había subido hasta los 40º, ochocientas intervenciones del SAMUR y veinticuatro hospitalizaciones. Si Dios está en estas cosas, ayer tenía muy mal humor. Hay quien dice que debido a la falta de beligerancia del Papa contra el gobierno socialista. No ya una petición de cruzada, ni un mísero rapapolvo ha habido. Hasta monseñor Rouco estuvo moderado en su momento. La prensa de la derecha se ha quedado sin munición. Está claro que ha funcionado la diplomacia. A Palinuro le parece perfecto que la iglesia no se extralimite y reduzca su discurso a sus seguidores. No está de acuerdo, en cambio, con la afirmación de Zapatero de la vigencia de los Acuerdos con la Santa Sede de 1979. Sin duda es el trueque, pero no tiene validez.

Hablando para los suyos Benedicto XVI tiene un discurso que, a la postre, es confuso. Dijo por la mañana a unos seminaristas que había que luchar en una sociedad que pretende excluir a Dios. No está claro qué quiera decir. Dios se excluye a sí mismo. Una de las tradiciones más intensas del cristianismo es la idea del Dios escondido, que arranca de Isaías 45, 15 y llega hasta Juan Pablo II, pasando por Santo Tomás, Nicolás de Cusa, Lutero, Pascal, etc. Es verdad que esta idea fundamenta algunos de los mayores refinamientos cristianos de la teoría del conocimiento (hay que conocer lo que se esconde, desvelar lo que está velado, según Heidegger) pero siempre desembocan en la experiencia mística de conocer lo incognoscible, por ejemplo a través de la docta ignorancia del citado cusano. ¿Para qué quiere el Papa hacer patente a un Dios que se esconde?

Me parece más claro cuando ensalza ante los seminaristas el celibato. Creo que eso es una monstruosidad, origen de mil perturbaciones en los curas que, quieran o no, son hombres. Como en el caso de las monjas; otra monstruosidad contraria a su idea de la ley natural y de la ley divina puesto que en ningún sitio dice Dios que sus sacerdotes y sacerdotisas (aunque sean de segunda) hayan de imponerse el celibato. Se diría que, mientras la prédica se dirija a los curas, los no católicos no tenemos nada que opinar. O sí, porque padecemos las consecuencias de esas monstruosidades en el comportamiento torcido de muchos curas pederastas.

En Cuatro Vientos Benedicto XVI iba a cargar contra el relativismo, bestia negra que lo obsesiona, igual que a Monseñor Rouco. El relativismo es malo al parecer porque renuncia y desprecia la búsqueda de la verdad. Es cierto que la postmodernidad es incrédula respecto a la existencia de una única verdad metafísica. Pero eso no quiere decir que no se la busque con ahínco. Esto es casi una perogrullada. Nadie cree que exista una idea metafísica de felicidad, pero todos la buscan. No obstante es difícil que lo entienda alguien que, como Benedicto XVI, sostiene que esa verdad única metafísica existe y que él la representa. ¿Cómo va a entender el relativismo si es incapaz de entender que otra (u otras) persona(s) en el mundo piensen lo mismo que él y con la misma sinceridad y, por lo tanto, pueda haber dos (o más) verdades únicas metafísicas lo que, obviamente, es absurdo?

Al hablar a los jóvenes de eso que tanto le importa que es la alcoba se ve que no acepta el divorcio, ni el matrimonio homosexual, ni el uso de medios contraceptivos. Dado que eso sólo reza para los suyos, pues ya no puede imponérselo a todo el mundo (y no es que no quiera) cabe decir que con su pan se lo coman. Pero llama la atención que un hombre tan bien informado como el Papa no sepa que los católicos se divorcian como los no católicos, regulan su natalidad como todo el mundo y, cuando son homosexuales, se casan. Y, si lo sabe, que lo sabe, ¿no le parece que hay un problema grande de confusión en la doctrina? Es la confusión de una doctrina que ni siquiera practican los que la profesan.

Cuando se dice que la iglesia debe actualizarse, "ponerse al día", modernizarse, a juicio de Palinuro se dice algo inverosímil aunque bien intencionado. La experiencia muestra que la iglesia no actualiza su pensamiento (otra cosa es su acción, pues ahí está a la última) así como así. En ese vergonzoso contubernio que protagonizaron ayer algunos gratistotales con otros del 15-M en Sol, al parecer, algunos de los primeros pidieron paciencia ya que la iglesia es milenaria y le cuesta adaptarse a nuevas realidades, como el matrimonio homosexual. ¡Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos será el reino de los cielos!

Por si acaso, por si, en efecto, la iglesia es capaz de adaptarse al mundo en el que vive, es recomendable que empiece por revisar su visión de la mujer como ser inferior, que es la idea más estúpida, cruel e inhumana de las muchas que mantiene. Seguir negándose a reconocer la igualdad de los hombres y las mujeres es un delito de lesa humanidad y una provocación al mundo entero.

dissabte, 20 d’agost del 2011

Límites a la ciencia.

Estas Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) que la iglesia ha escenificado en el agosto madrileño a mayor pompa del Papa de Roma están deparando novedades sin cuento, sorpresas que suspenden el ánimo. Las muchedumbres de sedicentes peregrinos llevan dos días de experiencia religiosa y además viajan en los transportes públicos, se alimentan opíparamente en todo tipo de establecimientos, se alojan en locales que la autoridad ha cedido graciosamente y visitan algunos museos, todo ello gratis total a cuenta de los contribuyentes españoles, en especial los sufridos madrileños. Milton Friedman, gurú de la escuela monetarista y forofo del mercado libre, dio lustre al viejo dicho de "No existe el almuerzo gratis". En efecto, no existe; alguien lo paga siempre. Aquí, está claro.

No tiene nada de extraño que un sector de la población haga civilizadamente público su descontento. Sus adversarios dicen que son muy pocos, grupúsculos. Dejando de lado el hecho de que, aunque fuera un solo ciudadano, tendría igual derecho que la multitud de gratistotales a manifestarse, la apreciación es falsa. Son pocos los que salen a la calle a recibir los seguros porrazos de la policía. Son muchos más los que no quieren que los apaleen pero suscriben la protesta de los apaleados a los que Cospedal considera intolerantes sin límites. Desde luego hay que ser intolerante para no gozar cuando a uno le abren la cabeza. En fin, tómese nota del sin límites porque ayer fue un día de límites.

Aparte de departir de nuevo con el Rey, con el presidente del Gobierno y otros dignatarios y autoridades mundanas, el Papa, a quien Manolo Saco llama el farsante de Roma en un artículo que quita el aliento, tuvo dos momentos espectaculares, en el Escorial y en el Paseo de Recoletos. En el primer lugar reunió a los profesores universitarios católicos y adoctrinó a una multitud de monjas sobre la radicalidad de la fe evangélica. Eso servirá para que corra mucha tinta y ya habrá quien señale el irrisorio hocus pocus en que Ratzinger se enreda cada vez que tiene que hablar a mujeres a las que considera poco más que escobas parlantes. Eso de la radicalidad, por cierto copiado de Marx, sonaba a monólogo de Cantinflas.

Pero lo importante fue lo que dijo en otro terreno general, filosófico: que no podemos permitir una ciencia sin límites. Ahí es donde está la bomba metafísica. Un hombre que administra conceptos como lo ilimitado, lo infinito, lo eterno sin tener la mínima base racional para ello, dice que hay que poner límites a la ciencia. Obviamente no quiere competencia, sobre todo de la ciencia, que no hay revelación que pueda con ella. Pero ¿qué significa poner límites a la ciencia? Es obvio, poner límites al conocimiento humano, límites exteriores al conocimiento mismo provenientes de la moral y del conjunto de supersticiones, milagros y portentos en que este hombre dice creer. La ciencia es el conocimiento riguroso y cierto de los hechos a la luz de la razón y no puede tener límite alguno a priori. Y mucho menos impuesto por una persona que asegura que, cuando se le antoja, es infalible. La idea de que la ciencia pueda tener resultados que aniquilen la especie, por ejemplo, o la degraden, es muy vieja. La utopías Erewhon, de Samuel Butler y The Coming Race, de Bulwer Lytton (las dos hacia 1871), ya hablaban de la posibilidad de que las máquinas se rebelaran contra los hombres. La imaginación es libre. Hasta podría haber cristales soñadores, según soñaba a su vez Sturgeon. Pero nada de eso justifica que alguien sostenga la peligrosa idea de que hay que poner límites a la ciencia. Porque habla de eso, de limitar la ciencia, no el uso político, o social, o económico que pueda hacerse de ella, sino la ciencia en sí misma; limitar el avance del saber, la libre indagación, el unended quest de Popper. Es de comprender que el Papa lo haga porque es su negociado y su especialidad, las relaciones entre la razón científica y la fe (que, como se ve, consisten en que la primera se someta a la segunda) y no va a ir contra las normas de la casa. Pero, francamente, eso es tan absurdo, inhumano, retrógrado e inútil que da un poco de vergüenza ajena.

Por la tarde, el Papa se fue al via crucis de Recoletos. Convertir el Paseo de Recoletos en un recordatorio del camino del Calvario es tan absurdo como lo de los límites y, además, de un nivel cultural bajísimo. ¿No podía haber hecho interpretar el Mesías de Händel en el Campo de las Naciones, por ejemplo? En fin, via crucis fue y a él se sumó el dimitido Francisco Camps, lo que demuestra que la iglesia admite a todo el mundo, pecadores arrepentidos y sin arrepentir.

Al otro lado del escenario, el de las sombras de la noche, los tumultos, las cargas, las carreras, las protestas y vuelta a empezar, la tónica es la de la brutalidad policial. La petición para que dimita la delegada del Gobierno es generalizada. Palinuro no se sumó ayer ni lo hará hoy. Es evidente que la situación se le ha ido de las manos a la delegada (a la que no sé qué caso real hace la policía) y que cada vez va a peor. Se está creando una situación tensa en las calles de Madrid en la que puede haber una desgracia que, guste o no guste a la jerarquía, será como un baldón en este alegre festival de lo que Gallardón llama "la profesión pública de la fe", como si el resto del año los católicos estuvieran en las catacumbas.

Queda un día, creo, y las cosas no van a arreglarse a tiempo con la dimisión de Carrión. Entiende Palinuro que la delegada del Gobierno debiera cambiar de actitud y de criterio, tener el valor de sus supuestas convicciones de izquierda y actuar en consecuencia, esto es, por un lado ayudar a la investigación sobre las supuestas brutalidades policiales y agilizarla y, por otro, defender el derecho a manifestarse de los laicos, que somos pacíficos y no atacamos a nadie y protegerlos de los gratistotales que son los que agreden y hostigan permanentemente a quienes estamos pagando su estancia aquí.

(La imagen es una foto de Beyond Forgetting, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 18 d’agost del 2011

Tríptico de los peregrinos papifascistas.


UNO.


Con un sol radiante, las calles del Madrid más galano y turístico se llenaron ayer de mal llamados "peregrinos" en estas vacaciones gratis total que les ha organizado la agencia de viajes Vatican Tours en una oferta de ensueño. Por 190 euríviris, los visitantes tienen viaje de ida y vuelta a sus países y una semanita en Madrid a gastos pagos, alojamiento, manutención, transportes gratuitos, museos en entrada libre, una mochila, un gorro, un pañuelo, un rosario, una estampa de SuSan y una lata de cerveza SIN. Un chollo a costa de los contribuyentes españoles, muchos de los cuales este año no han podido pagarse sus vacaciones. Lo raro es que no hayan venido diez millones de aprovechateguis. La iglesia está perdiendo gancho.

Desde la mañana era un hormigueo de grupos de jovenzuelos arracimados en torno a guiones con sus colores nacionales, como los turistas japoneses cuando visitan el Vaticano, bastantes de ellos con pinta de boy-scouts; mucho frufrú de sotanas y hábitos de todos los colores, por supuesto, ellos con ellos y ellas con ellas; vivarachos los curitas, alegres y sumisas las monjitas. El Madrid de los Austrias, desde el palacio real hasta la Plaza Mayor, pasando por lo que fue Capitanía y el obispado, bullía con el gozo del pueblo del señor llegado a la tierra prometida, que mana leche y miel... gratis. Por la tarde tenían la consigna de tomar la Puerta del Sol y cerrar el paso a la manifestación antipapa, una congregación satánica, compuesta por ateos, marxistas, anarquistas, putas, maricones, perroflautas, laicistas, cristianos de base (¡vade retro, Satanás!), herejes, masones y separatistas. O sea, ciudadanos. Acabaron yendo unos cientos a cumplir la consigna. Querían montar una manifestación ilegal, una provocación para reventar la manifestación legal y autorizada de 15.000 personas con ayuda de la policía que, aunque mantuvo separados a los cientos de los miles, los trató por igual (como si su derecho fuera el mismo) y, al final, cargó... contra los legales.


DOS.


Parque del Retiro. En uno de los doscientos confesionarios encomendado a un padre de la cofradía de los Protectores de Niños Desamparados. Se acerca un peregrino papifascista.

Ave María purísima.

Sin pecado concebida.

Padre: he pecado contra Dios y el Santo Padre.

¿Cómo, hijo?

No conseguí reventar la manifestación antipapa.

¿Y eso? ¿No llevabas gas serín?

No, padre. Detuvieron al cuate encargado de traerlo por largar por la red.

Pecado de exhibicionismo. ¿Tampoco fueron los kikos, los neocatecúmenos, los legionarios de Cristo, los grupos de la cruz, aunque sea gamada, la muy liberal presidenta de la Comunidad y la devota concejala de Medio Ambiente, que tanto encienden la grey?

No, padre. Estaban todos con el gratis total. Allí sólo fuimos un grupo de franceses que cantaba la Marsellesa, un puñado de valientes mexicanos, algunos devotos colombianos y unos grupos de gachupines que querían conquistar, decían, el Alcázar, algo que no entendí.

Son cosas nuestras.

Lo que más me molesta, padre, es que con los sin-Dios venían muchísimos cristianos de base, de los que dicen seguir a Cristo.

Son los peores, hijo; a esos había que adelantarles en esta tierra los sufrimientos que padecerán en el infierno. De ahí la importancia de aniquilarlos con el azufre y el gas serín.

Pues tuvimos que retirarnos y allí se quedaron los sodomitas anticatólicos, enemigos de Dios, ocupando la plaza.

No te preocupes, obedeciendo órdenes de este gobierno de impíos templados por el miedo, la policía desalojó luego contundentemente (aunque no lo suficiente) la plaza. Ve con Dios, hijo, ego te absolvo, y no olvides dejar un donativo para los negritos de Somalia.


TRES.


Hoy aterriza en la católica España el sumo pontífice de estos turistas gratis total. Viene a un país en el que 15.000 ciudadanos libres, que nos pagamos nuestro transporte (y nuestros trajes), nuestro alojamiento y nuestras comidas, llevamos nuestras mochilas y no entramos gratis en los museos, le hemos dicho bien claro que no es bienvenido. Creo que esos 15.000 ciudadanos hablamos en nombre de varios millones repartidos por el territorio español que objetan a que en tiempos de escasez y penuria aquí y hambruna en el África, los seguidores de una religión monten un espectáculo de fastos bombásticos con el dinero público y que, encima, traten de darnos lecciones de moral a quienes no creemos en ningún dios, ni en el Jehová en el que ellos dicen creer, ni en el Mamón en el que creen de verdad.

Ignoro si este papa tendrá la gallardía de referirse a la manifestación laica, legal y libre que sus jenízaros de misa y olla trataron de reventar de modo ilegal y en su nombre. También ignoro si se acogerá a la línea repentinamente conciliadora de Rouco o llegará a anatematizar la legislación vigente en España, a encender el odio, el enfrentamiento, la división social que es lo que le gusta a este sofista y ensoberbecido mitómano, obsesionado con el sexo.

En el fondo, ya da igual. Al margen de la que tengan estos peregrinos boy-scouts, la imagen social de Benedicto XVI es bastante mala y este espectáculo lamentable no va a mejorarla. Lo que la gente ve con sus ojos es un antiguo Hitlerjung que, cuando estuvo al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, encubrió delitos de pederastia conocidos, extendidos, reiterados; que luego ha mantenido una actitud ambigua respecto a este crimen al que, en el fondo, sigue sin considerar delito; ve igualmente que es duro, intransigente y despiadado con los pobres del mundo a los que prohíbe el preservativo pero de cuya pobreza no se acuerda, ya sea en el África, en América Latina o en Asia; ve que intenta imponer dogmas sobre comportamientos íntimos y privados sobre los que nadie con una mínima idea de la dignidad y la autonomía de la persona permite que le den órdenes; que pretende restringir los derechos fundamentales de los ciudadanos por razón de su condición de género, su opción sexual o su estado de salud; ve, por último, que la iglesia a la que representa quiere imponer sus criterios al conjunto de la sociedad a la que, además, parasita pues vive de ella.

Con esa imagen ya puede el Papa decir, como Moisés, que viene de hablar con Dios. No estoy seguro de que éste, de existir, le dirigiera la palabra.

dimecres, 17 d’agost del 2011

Madrid, ciudad abierta.

Ayer dio comienzo el espectáculo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). El Papa llegará mañana. Entre tanto, actúan los teloneros. Miles, decenas de miles de fieles abarrotaban la Plaza de la Cibeles para asistir a la misa oficiada por el cardenal Rouco Varela, un mar de gentes de la confesión, jóvenes recatados, enarbolando banderas de sus países y muy sonrientes, reatas de monjas también muy sonrientes con la felicidad mística brillándoles en los ojos, adolescentes fans del romano pontífice, vocaciones dubitativas, pecadores arrepentidos, voluntarios animosos, congregaciones laicas con ánimo festivo, algún enfermo que otro en espera de un milagro. Y todos alegres, muy, muy alegres. Empalagosa pero no contagiosamente alegres. Pero, en fin, es su fiesta y Madrid es una ciudad hospitalaria que acoge a todo el mundo sin preguntar origen, credo o filiación política. Porque es una ciudad abierta. Sólo se cerró una vez, en noviembre de 1936 y quienes querían entrar en ella a sangre y fuego tardaron casi tres años en conseguirlo.

Diez mil autobuses de toda Europa van a provocar molestias sin cuento durante siete días. Pero los madrileños lo entienden como un deber de hospitalidad. Hay que acoger a ese millón de peregrinos, aunque su peregrinar se limitará al centro de la capital porque han llegado en los dichos autobuses. En autobús está Palinuro dispuesto a peregrinar hasta el Taj Mahal. Una prueba más de que en la JMJ lo que se dice no coincide con la verdad. La cuestión afecta sobre todo a la financión del conjunto del espectáculo. La iglesia ha insistido en que el erario público no desembolsará ni un céntimo. Pero eso es falso. El coste prácticamente íntegro de la JMJ recaerá sobre los contribuyentes en forma de subvenciones, prestaciones gratuitas, cesiones y desgravaciones fiscales a las aportaciones que hayan hecho las empresas privadas. Las autoridades no financian directamente la fiesta del Papa sino que dejan de recibir ingresos por el monto de esa financiación. He aquí cómo puede ocultarse una mentira tras una aparente verdad. De eso la iglesia sabe mucho.

Pero, aclarado ese enojoso punto que tanto se presta a la demagogia clerical, Madrid, ciudad abierta, acoge al millón (o los que sean) de asistentes a los que, además financia generosamente el acto en tiempos de vacas esqueléticas. Es muy de celebrar que, en justa correspondencia, Rouco Varela no la emprendiera a mandobles con la legislación socialista durante su homilía. ¡Muy de agradecer que se limitara a cumplir con su cometido pastoral espiritual! Así son las cosas. El que hace unos años se manifestaba por las calles contra las leyes anticristianas calla ahora quién sabe si para preparar el terreno a la artillería pontificia.

En la homilía monseñor ha expuesto su visión de España, cuya esencia reside en su bimilenario cristianismo. Pero eso no es decir nada. El cristianismo es bimilenario en toda Europa, desde Grecia a Irlanda y desde las Canarias hasta Helsinki. El cristianismo forma parte de la identidad cultural europea, como también lo forman la filosofía griega (2500 años), el derecho romano (2.200) o el consuetudinario (aun más antiguo). Es más, forma parte de la identidad europea pero no es genuinamente europeo, como la filosofía griega o el derecho romano por cuanto tiene un origen ajeno, foráneo, mediterráneo pero no europeo, en las creencias hebreas que componen el Antiguo Testamento que los cristianos han hecho suyo.

También es peculiarmente europea (aunque más reciente) la separación de la iglesia y el Estado, de la religión y la política. En ello, paradójicamente, quizá tenga que ver el espíritu del cristianismo porque las otras dos religiones del libro, el islam y el judaísmo, no la tienen, o no la tienen del todo. Por sí o por no la iglesia tiene que reconocer su separación del Estado de una vez, por muy católica que haya sido España en el pasado. La identificación de la religión con la conciencia nacional es un salto en el vacío hacia atrás, a los tiempos del concilio de Trento y la posterior Paz de Westfalia.

Como Madrid es ciudad abierta, acoge hoy también una manifestación laica de gentes que somos contrarias a que una visita privada del jefe de un culto religioso concreto se financie, como hemos visto, con cargo a los contribuyentes. Y es de esperar que esa manifestación trascurra sin incidentes, por más que la derecha esté preparando el terreno para que los haya. La señora Botella, cuya forma de razonar es similar a la de su marido ya ha dicho que la manifestación laica (que ella llama antipapa) es una provocación, unas declaraciones que sí que son una verdadera provocación, un incentivo para que alguno(s) de esos bárbaros ultracatólicos y/o nazis que abundan en el entorno de la derecha provoque un desastre. De hecho, la policía ya ha detenido a un demente que pretendía atentar contra los laicos con gas sarín, un menda que dice en la red que hay que matar a todas las putas y los maricones y que es, cómo no, voluntario de la JMJ, en donde habrá bastantes más fanáticos y asesinos potenciales. Es la obsesión de la derecha (y del Papa y del clero en general): el sexo. Putas y maricones son también la obsesión de Botella. Contra las putas ya la tomó hace un par de años, hostigándolas por las calles. Ahora son los maricones como se ve en ese especioso razonamiento que emplea para llamar "provocación" a la manifa laica: ¿alguien se imagina que se convocara una manifestación antigay el día del orgullo gay? Es una pregunta bastante tonta porque la respuesta es "sí, desde luego, ¿por qué no?" El problema es que Botella habla de manifestación pero piensa en agresión que es lo que dice creer que puede hacer la marcha laica y lo que en realidad hacen sus amigos y correligionarios como ese químico lunático dispuesto a hacer el trabajo sucio a la muy cristiana concejala.

(La imagen es una foto de orocain, bajo licencia de Creative Commons).