divendres, 8 de febrer del 2013
Bronca en el patio trasero.
dimecres, 2 de gener del 2013
Los eternos preguntones.
divendres, 26 d’octubre del 2012
Crisis... de legitimidad.
- La igualdad, piedra angular de la democracia, ha sucumbido a las más ostentosas e injustas desigualdades, diferencias salariales astronómicas, beneficios ilimitados, rentas disparatadas, el lujo y boato de los ricos frente a las necesidades de los pobres, los trabajadores y las debilidades de las clases medias.
- La justicia brilla por su abitrariedad. Raramente se procesa y condena a los ricos y, si sucede, tienen condiciones penitenciarias favorables y el poder político los indulta sin más tardanza. Los tribunales se ceban en los pobres. Quinientos desahucios diarios es cantidad que no requiere mucho comentario.
- Las libertades cada vez más restringidas por el poder, empezando por la libertad de expresión y su correlato de derecho a la información, crecientemente acosados por la autoridad so capa del orden público. La libertad de manifestación y reunión, la libertad de comunicación en la red, todo molesta a las autoridades españolas que tratan de restringirlas o negarlas empleando eufemismos estúpidos.
- La seguridad jurídica de los ciudadanos no se respeta. No se trata solamente de que la autoridad gubernativa actúe arbitrariamente, multando a la gente a voleo o denunciándola porque sí, que ya es bastante barbarie. Se trata de la propia autoridad legislativa que no respeta derechos legalmente adquiridos y ejercidos, como los de los funcionarios, los jubilados, los trabajadores, etc. Crea así el Gobierno mismo, con sus agresiones y expolios injustos una situación de incertidumbre y de temor que rompe el principio hobbesiano del orden social y provoca esta crisis de legitimidad.
Hace falta, al parecer, la ayuda del PSOE y este lleva ocho meses loco por darla porque, de aceptarse, vindicaría de golpe el criterio de Rubalcaba de pactar frente a ataques cada vez más frecuentes de sus propias filas. Pero el gobierno la desprecia, lo que hace imposible todo acuerdo y deja a Rubalcaba en muy mal lugar ante los suyos, en concreto el de una oposición ninguneada, puesto que no hay alternativa. No hay alternativa para la izquierda parlamentaria en una situación en que el gobierno tiene una mayoría absoluta holgada que le permite hacer literalmente lo que le viene en gana. Y lo hace.
Y así debe ser: frente a la irresponsabilidad de la derecha, carente de programa, de proyecto de recuperación del país y solo interesada en exprimir en provecho propio las posibilidades de este, la izquierda tiene que ser consciente de las obligaciones que impone ls situación de emergencia provocada por el desastre económico-financiero y actuar de forma que contenga la crisis de legitimidad. Y el sacrificio que se le exige es doble porque, la disposición a colaborar en la tarea común con un compadre tan ruin y tramposo como la derecha española no exime al PSOE de actuar con criterio exigente de oposición en todo lo demás. La primera parte la ha cumplido con creces; con la segunda, ni ha empezado y no será la actual dirección, adocenada, desvencijada y acomodada a una rutina institucional que provoca el rechazo ciudadano por caduca y corrupta, la que lo haga
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).
dimarts, 9 d’octubre del 2012
Regeneración democrática
5ª) Mandar a paseo al Director de la policía, Cosidó por utilizar a esta como un instrumento de provocación mafiosa y delictiva.
dilluns, 8 d’octubre del 2012
Negros augurios en la corte de los recortes.
diumenge, 7 d’octubre del 2012
Habla la mayoría silenciosa.
divendres, 5 d’octubre del 2012
Palabras mayores
dijous, 9 d’agost del 2012
Todos contra Gordillo.
dilluns, 6 d’agost del 2012
El espíritu de la democracia.
diumenge, 15 de juliol del 2012
La radical ilegitimidad del gobierno de Rajoy.
- Está por encima de la ley.
- Se rige por la arbitrariedad del gobernante.
- El gobernante no responde ante nadie, sino ante sí mismo.
- Se reprime toda disidencia y discrepancia.
- La informacíón se censura y manipula para silenciar críticos y analtecer el poder.
- En España, el gobierno se cree por encima de la ley pues, cuando esta lo incomoda, la cambia, como sucedió con la ley que regulaba la forma de elección del presidente de RTVE. El gobierno cambió la ley y eligió a uno de sus secuaces para controlar los medios.
- España se gobierna por las arbitrariedades, las mentiras, los embustes sistemáticos de Rajoy. Ganó las elecciones con un programa en el que prometía lo contrario de lo que ha hecho. En cualquier país civilizado del mundo, incluida Uganda, quien haga lo anterior, dimitirá ipso facto. Aquí, no; aquí se sigue mintiendo hasta el día de hoy al decir, por ejemplo, que el rescate europeo no es un rescate igual que se dijo en su día que el atentado islámico del 11-M fue obra de ETA.
- El gobierno español no es responsable de nada. Su presidente no da cuenta de sus actos ante nadie. No comparece en sede parlamentaria. No explica nada ni responde a las preguntas de los periodistas. Oculta información a su país pero se la brinda a los extranjeros y, para huir de su propio pueblo, entra y sale de los congresos de su partido, como los delincuentes, por la puerta falsa.
- No es posible manifestar discrepancia alguna con las imposiciones y los juicios del gobierno. Toda discrepancia, toda disidencia, es brutalmente reprimida por la policía en cargas desmedidas, con uso de violencia exagerada y utlizando técnicas ilegales y extensas de represión, como multar indiscriminadamente a quienes se encuentren en los puntos de conflictos, participen o no en ellos con el fin de sembrar el miedo entre la población.
- El gobierno controla todos los medios de comunicación públicos (y más del 75% de los privados) de modo férreo y, habiendo reemplazado a los profesionales independientes de categoría por esbirros, comisarios políticos y sicarios al servicio del poder, toda la información está censurada, manipulada a mayor gloria del tirano.
dimarts, 5 de juny del 2012
La arbitrariedad del poder o de qué sirven las mayorías absolutas.
dijous, 26 d’abril del 2012
Ayudando con la memoria.
dissabte, 17 de març del 2012
La lucha es por la televisión.
dijous, 1 de març del 2012
La información y la mendacidad.
Los pasquines de la derecha, que se ven a la izquierda, coincidían hoy en la diaria maniobra de desinformación que llevan a cabo. La idea en todos es la misma: magnificar los disturbios que un puñado de radicales provocó ayer en Barcelona y culpar de ello al PSOE que, como sabe todo el mundo, no tiene nada que ver con el asunto. Pero eso es lo de menos para una gente cuyo oficio no es informar, sino mentir, provocar y ver si se puede enfrentar a unos ciudadanos con otros. Igual que la misión de Aznar cuando habla en público no es aclarar ni comunicar nada, sino difundir odio y afán de venganza.
Ignoro si la gente que consume esta bazofia siente alguna inquietud o tiene algún escrúpulo moral. Y tampoco me importa. Lo que debe quedar claro es que aquí hay una "prensa" que entiende que su cometido en auxilio del gobierno es suscitar, si puede, un clima de confrontación civil, pues es incapaz de vivir en uno de normalidad democrática. Sabedora de que está en el gobierno por casualidad pues, si la crisis no hubiera hecho tanta mella en España el PSOE no hubiera perdido las elecciones o las hubiera perdido por mucho menos, trata de crear una situación de hecho en la que, mediante la demagogia, la calumnia, el miedo, el chantaje, lo excepcional se convierta en normal.
La idea es la misma que persigue el Gobierno al que esta prensa apoya de común acuerdo con los empresarios: quebrar todo principio de seguridad jurídica y social de los trabajadores y la gente en general, destruir sus derechos, tornar inseguras e inciertas sus vidas, hacerlos depender de la caridad y la magnanimidad de los ricos para que entiendan quién manda en esta sociedad y a quien hay que votar mediante la esclarecida guía de unos curas lanzados desde hace años a engordar las arcas de la iglesia esquilmando el patrimonio inmobiliario del país: a los empresarios que tienen derecho absoluto sobre vida y hacienda de los trabajadores y a sus pistoleros y sicarios mediáticos, cuya supervivencia depende estrictamente de que den la medida asignada de ladridos en defensa del capital y en contra de los demás trabajadores.
¿Qué? ¿Va entrando ya en la dura mollera de los imbéciles que decían que el PSOE y el PP son lo mismo que eso no es verdad? Y lo de imbéciles cuando lo decían de buena fe; porque muchos, que se creían más listos, lo decían de mala fe, para facilitar las cosas al PP, si es que no eran agentes de este, directamente pagados por él.
diumenge, 20 de novembre del 2011
Una jornada singular.
Los medios de comunicación, a los que fascinan los ritos, darán cuenta de la jornada electoral atendiendo sobre todo a lo que llaman los aspectos humanos, cotidianos que son, dicen, los que interesan a la gente porque es ella la protagonista. Así informan del hecho como suelen hacerlo de otros "días señalados" del año, de esos que traen la noticia en la fecha: el Gordo de la lotería nacional, noche vieja y año nuevo, el día de Reyes, la noche de san Juan o el día de la Hispanidad. Todos ellos días de rituales, coronas, desfiles, botellas de cava, ofrendas. La colectividad toma conciencia de sí misma y le gusta verse actuar. Con más razón en el día de las elecciones porque es cuatrienal (o casi). Pero el tenor será el mismo: anécdotas curiosas de las mesas electorales, declaraciones de los candidatos sonrientes con sus cónyuges animando a votar; es posible que alguien mencione la consabida "fiesta de la democracia", algún contencioso en algún lugar, impresiones, opiniones, análisis y memoria. Y esto internet y los medios digitales porque los de papel vienen con una foto fija de antes de que se abran los colegios electorales, con lo que casi parecen documentos históricos.
Supongo que habrá muchos columnistas, publicistas, opinantes en los medios que reflexionarán sobre el significado simbólico de que estas elecciones se celebren un veinte de noviembre. Y es que es enorme. La Junta Electoral Central ha prohibido los habituales actos de homenaje y exaltación del dictador Franco. (Quédese para otro momento la consideración de que España debe de ser el único país civilizado del planeta en el que algunos rinden tributo de admiración a un dictador sanguinario). La democracia ha sacado del escenario la memoria de la tiranía. Y esto tiene un gran significado. La democracia es el aire de la vida; la dictadura, el carcelero que impide a la gente disfrutar de la libertad. Pero, a la larga, no lo puede impedir y el personal desborda rejas y cerrojos, da la espalda a la dictadura y sale a respirar el aire de la vida. La democracia es lo que está delante; la dictadura, lo que está detrás. Lástima que puedan ganar las elecciones quienes quieren invertir el curso de la historia, esa derecha neofranquista insoportable.
Cuando hicieron notar a Zapatero que quizá la fecha elegida para las elecciones no era la más oportuna, parece que dijo que, para él, el veinte de noviembre no tenía significado especial alguno. Una respuesta que convierte las celebraciones del 20-N en una especie de aquelarre de fanáticos bastante antiguos. Un curioso legado de Zapatero a ese objetivo de reconciliación nacional que sigue pendiente en buena medida. Tanto como decían que si con la Ley de la Memoria Histórica estaba reverdeciendo la tradicional contienda española. Tan no es así que convoca elecciones en el día sacrosanto de la dictadura. Ya en su momento, al comienzo de las elecciones, Palinuro colgó una entrada con el título de el legado de Zapatero. Para ser justos a lo mencionado en ella hay que añadir esta elegante habilidad de sustituir el día de homenaje al Caudillo por uno de ejercicio democrático. Y lo ha hecho con la misma sencillez con que alentó las medidas de política social y derechos cívicos que revolucionaron la vida cotidiana de los españoles y le granjearon el odio mortal de la derecha y santurrón especial, Rouco Varela..
En cuanto al contenido concreto de la votación no creo quede nada por decir. De todo se ha hablado: de bipartidismo, izquierda, nacionalismos, independencias, ETA, los cinco millones de parados, la crisis, los recortes, las privatizaciones, los pequeños partidos, los indignados, los mercados, las pensiones. Estoy seguro de que en algún lugar en la red alguien ha hecho una nube de etiquetas de lo que se haya hablado en la campaña. Sería interesante verla porque es el testimonio de que en una campaña electoral se habla de todo. Con qué resultado, lo sabremos por la noche.
(La imagen es una foto de St Peter's Community News, bajo licencia de Creative Commons).
divendres, 4 de novembre del 2011
Underdog.
Nunca había estado tan clara en unas elecciones la doble posición en que se encuentran los dos candiatos. Uno, Rubalcaba, de underdog, el perro que lleva la peor parte en una riña de canes. El otro, Rajoy, de bandwgon, el que va en el carro triunfador a tambor batiente y con las banderas al viento.
Predecir que el voto indeciso por fin se decidirá y por qué opción lo hará no es nada fácil. Lo primero que uno piensa es que la gente irá tras el bandwagon porque gusta de la fanfarria, la victoria tiene muchos padres y todos corren en ayuda del vencedor mientras que el underdog le resulta molesto, es la imagen de la derrota, no quiere verlo, ni siquiera cuando es un beautiful loser, un hermoso perdedor, al estilo de Cohen, que no es el caso. Pero esa misma gente puede arremolinarse en torno al underdog, movida por la pena. El débil siempre inspira simpatías, sobre todo entre la gente de buen corazón, o sea, la mayoría, que no quiere que el infeliz can acabe molido y puede desvincularse del bandwagon y lo deje seguir solo traqueteando por la carretera con sus cacerolas colgantes chocando entre sí.
El que lo tiene más crudo es Rubacaba, desde luego, y no sólo porque vaya tan por detrás, perdiendo el resuello y su fama de sprinter sino porque su campaña es intrínsecamente contradictoria. De un lado tiene que lucir aspecto de perro apaleado para inspirar lástima pero, por otro, ha de animar a sus huestes con su fe en la victoria y ambas cosas no encajan fácilmente. El mismo candidato dice en un lado que su victoria es tan difícil como la del Madrid sobre el Barça y en otro que lo importante no es cómo se sale en una carrera sino como se llega a la meta. En efecto, sobre todo teniendo en cuenta que puede llegarse con los pies por delante.
El del bandwagon a su vez va por la tierras de España con su carromato como el vendedor de crecepelos y el elixir de la eterna juventud. Habla tanto como él y, como él, no permite que le hagan preguntas no sea que alguien quiera saber la fórmula de la pócima y resulte que no hay fórmula ni pócima. Es precaución inútil porque cuando a la gente le va mal de verdad compra el primer elixir que le ofrezcan.
Ahí el candidato socialista también pincha en hueso. Su idea es hacer propuestas concretas e inteligibles y explicarlas racionalmente, lo cual está muy bien pero se ve que no funciona del todo, así que habrá que dejar algún espacio para lo irracional. No será la razón sola la que nos saque del lío en que la razón nos ha metido. Algún sentimiento será posible tocar. Pero hay que descubrirlo. Ese sentimiento es el de comunidad, integración, paz social. Rubalcaba tiene que señalar que España, comparada con Grecia y hasta con Italia, es una balsa de aceite, que se han hecho los ajustes -y muy duros y muy simbólicos- sin que haya habido turbulencias, violencia o o disturbios, al margen de la presencia de los indignados que el ministerio del Interior, con Rubalcaba y su sucesor, ha sabido tratar con habilidad y eficacia.
Si la derecha gana y aplica de modo drástico ese programa que no muestra es verosímil que aumente la tensión social y haya disturbios, esto es, que se rompa el sentimiento patriótico unitario y avance la fórmula de las dos naciones, de Benjamin Disraeli. Eso es lo que el PSOE tiene que demostrar: que es capaz de unificarlas de nuevo. Es el sentimiento de comunidad en paz el que tiene que despertar, la que sale adelante con medidas de integración y solidarias, las que matienen la cohesión social frente al intento de fracturar la sociedad en privilegiados, la minoría, y no privilegiados, la mayoría.
(La imagen es una foto de www.la-Moncloa.es, en el dominio público).
dijous, 6 d’octubre del 2011
La farsa del poder y el poder de la farsa.
Hace unos días se celebró en la capital del Reino uno de esos actos de boato y relumbrón que dan la medida de la altura intelectual y moral de nuestro tiempo y nuestro país. Se presentaba el último libro de Pedro J. Ramírez, una obra que, al parecer versa sobre los agitados y decisivos meses que van desde la ejecución de Luis XVI el 22 de enero de 1793 (el dos de pluvioso del año I de la Revolución francesa) hasta el reinado del terror del Comité de Salud Pública con la derrota de los girondinos a manos de los montagnards del 27 de mayo al 2 de junio de 1793 (8 al 14 de pradial del mismo año I). Según se dice es un ensayo de historia al tiempo que una especie de fábula sobre los peligros de la democracia a manos de las turbas radicalizadas, que dan un golpe de Estado e imponen un régimen tiránico. Una metáfora acerca de la amenaza que suponen los indignados (esa chusma de extrema izquierda, al decir de Aznar) para el funcionamiento de la democracia representativa española.
Pero lo importante del acto no reside en el contenido de la obra, que ya habrá tiempo de comentar, sino en la versallesca dinámica de grupo que se organizó en estos momentos de presumibles cambios en las relaciones de poder y la necesidad de la caterva de aduladores y tiralevitas de ocupar buenas posiciones de salida para la nueva época y los nuevos repartos de prebendas, cargos e influencias.
Que el libro no debe de tener mucho que ver con la historia lo atestigua la presencia en la mesa del Director de la real Academia de la materia, Gonzalo Anes, principal responsable de la edición de un Diccionario Biográfico Nacional a imitación del correspondiente de Oxford de 1885 (reeditado y actualizado en 2004) y en el que entre otras prestidigitaciones se oculta que Franco fue un dictador que es justamente lo único que fue.
Si la capacidad del historiador sobrevenido se acerca a la que muestra para manipular la realidad presente como adalid del periodismo amarillo, probablemente de la Revolución francesa quedará poco en el texto. Pero este asunto es aquí indiferente (hasta es posible que el libro esté bien) porque es esa posición de jefatura de la prensa amarilla la que, gracias al papanatismo y la ramplonería de nuestro país, sitúa al autor en una posición de poder que bastantes envidian, muchos temen y casi todos adulan con el espinazo doblado.
Al acto de glorificación del director de El Mundo acudió una nutrida representación del establecimiento político y económico, signo inequívoco del poder mundano. Pedro J. manda mucho y todos le rinden pleitesía. Es cierto que no asistieron historiadores de verdad ni intelectuales, salvo que se considere tales a los paniaguados que el presentado tiene a sueldo en su periódico, quienes se hicieron lenguas del escrito en un país en el que hablar bien de un libro de alguien que no esté muerto se entiende normalmente como un acto de adulación. Y normalmente lo es.
También asistieron Rajoy, Aguirre, Cospedal y la plana mayor del PP, así como Rodríguez Zapatero. Lo dijo emocionado José Bono, ese indescriptible político de la derecha socialista más beata en encendidos trémolos de admiración: que la presencia del jefe del gobierno ya en funciones y el jefe del gobierno in pectore demuestra el poder de Pedro J. Menudo ditirambo de cantamañanas. Sólo le faltó añadir -y no por falta de ganas, sino de imaginación- que el homenajeado había conseguido lo mismo que el Papa, esto es, que los dos políticos más importantes del país se prosternasen ante sus borceguíes rojos.
El poder, ese atributo ante el que se rinden los bonos del lugar. El poder desnudo, crudo, sin preguntar por su legitimidad y su autoridad moral, el poder sin más, la fuerza. Ese poder fáctico que emborracha de tal modo a quien lo ostenta que acaba creyendo que sus fantasías y deseos son realidades. Ramírez piensa que es a él, a su persona y sus méritos a quien rinden pleitesía embajadores, banqueros, ministros y cortesanos, sin percatarse de que se la rendirían por igual a otro Ramírez, Pérez o Fernández que tuviera la misma falta de escrúpulos de valerse de un medio de comunicación para ensalzar su figura, favorecer sus intereses y ajustar cuentas con sus enemigos. Es una confusión intencionada entre el temor que su carácter agresivo y rencoroso inspira y un reconocimiento intelectual inane porque quienes lo prestan tienen menos valía que el que los recibe. Cosa que saben todos, pues necios no son. Pero escenifican la farsa entre luces, flashes y sonrisas porque es la farsa del poder.
Que al acto acudieran Rajoy y los suyos es lógico dado que representan una opción política que necesita el apoyo de los medios que controla el autor de la obra. Que también lo hiciera Zapatero, supuesto representante de una mentalidad progresista (de la que suelen hacer irrisión todos los allí presentes, empezando por Ramírez), abierta, democrática y tolerante no lo es y sólo se entiende como muestra de desorientación moral quizá producida por el fin de su mandato. De probar lo absurdo de la presencia de Zapatero en esa cuchipanda de ruedo ibérico se encargó el propio Ramírez por partida doble, la teórica y la práctica. En lo teórico alabó la categoría de Zapatero que, a diferencia de quienes sólo acuden a sus propios actos sectarios, es capaz de acudir a los actos sectarios de los demás. En lo práctico, al entonar estas alabanzas el director de El Mundo ya sabía que su periódico estaba a punto de iniciar una de esas campañas amarillas contra el gobierno, en concreto el ministro de Fomento, Blanco, a base de las acostumbradas acusaciones sin pruebas procedentes en este caso de un empresario procesado por supuestos delitos y que, probablemente, las usa como estrategia de defensa. Es decir, el presidente queda cornudo y apaleado si bien con una sonrisa que deja a sus electores preguntándose en qué estarían pensando cuando votaron por alguien así.
La humillación ante el poder es un círculo que produce pingües frutos a quienes la practican. El propio Ramírez, husmeando la próxima victoria de Rajoy, de quien hacía chistes no ha mucho, había anunciado su disposición a acudir en socorro del seguro vencedor; él y la opinión pública, de la que se piensa señor merced al uso que hace de sus medios. Un bonito carrusel de recíprocas reverencias en el que el director tira de la levita al presidente in pectore y éste al director. Algo así como aquellos grupos de saintsimonianos que sólo podían abotonarse sus mandiles por detrás, para lo cual precisaban formar un círculo, con lo que ilustraban que todos necesitaban de todos. El periodista del político y el político del periodista.
Esta farsa del poder no se limita a El Mundo. Unos días antes, Cebrián, otro poderoso con su correspondiente claque de tiralevitas en El País, dispuestos a afirmar que el académico es un genio de las letras y un figura del pensamiento, había descubierto que Rajoy sí entiende bien el valor de Prisa, el mismo Rajoy que formaba parte del gobierno que en 1996 intentó meterlo en la cárcel junto al difunto Polanco. El poder rendido ante el poder es como las aguas del Leteo: hace olvidarlo todo en nombre de la conveniencia, incluida la dignidad, convertida en abyección ante los de arriba y soberbia con los de abajo. Democracia en estado puro.
(La imagen es una reproducción del cuadro del pintor "africanista" Lucien Jorez, titulado El discurso).
dimecres, 28 de setembre del 2011
El programa oculto ya no está oculto.
A tenor de las últimas declaraciones de los dirigentes políticos populares y de las medidas adoptadas por los gobiernos autonómicos de la derecha en los cien primeros días de sus mandatos, algo más en el caso de CiU, ya va quedando claro el contenido del programa que tan celosamente guardaba Mariano Rajoy y por lo tanto lo que espera a los españoles si éste gana las elecciones, especialmente si lo hace por mayoría absoluta. A la vista de lo visto, escuchado y leído cabe suponer que el PP congelará o bajará las pensiones y congelará o bajará el sueldo de los funcionarios. Eso es lo que significa condicionar la medida a cómo sea la coyuntura económica cuenta habida de que el ser de la coyuntura económica es una materia altamente subjetiva y opinable.
Igualmente va a retirar el impuesto sobre el patrimonio, dejar intacta la progresividad del impuesto sobre la renta, reducir el de sociedades, dejar como están el fraude fiscal y la economía sumergida, y aumentar los demás impuestos, empezando por el IVA. Todo ello según la absurda e ilógica teoría de que cuanto más ricos sean los ricos, más ricos serán los pobres, cosa que ha resultado siempre falsa.
Insistirá en la liberalización del suelo para reproducir la burbuja inmobiliaria y así enriquecer más a los ricos a riesgo de otra crisis. No tiene la menor intención de erradicar la corrupción y los códigos éticos son papel mojado antes de ver la luz.
Va a acometer una reforma laboral más dura, empeorar las condiciones de jubilación y arremeter contra los sindicatos bajo la excusa de que estos ejercen un poder desorbitado y son nidos de corrupción a cuenta de los caudales públicos. Porque quiere introducir prácticas autoritarias en los centros de trabajo, en los educativos, en la administración en general contando con que la inseguridad de la población la amansará. El restablecimiento de la autoridad y el orden será un hecho y los indignados pueden ir preparándose, pues no podrán dar el golpe de Estado contra el que previene Aguirre.
Va a recortar y reducir la educación y la sanidad, como ya ha sucedido en Cataluña, Madrid, Castilla La Mancha y lleva años sucediendo en Valencia. Pretende introducir lo que llama el copago que no es otra cosa que obligar a los usuarios de los servicios públicos a pagar dos veces por ellos. Quizá así, piensa la derecha, se acostumbre la gente a ver que la privatización de esos servicios públicos, que también está en el retortero, es una ventaja y un ahorro.
Pretende derogar la ley de matrimonios homosexuales, la del aborto y dejar en nada (que tampoco es que ahora sea mucho) la Ley de la Memoria Histórica. Por supuesto, no se tocarán las trasferencias de recursos públicos a la iglesia católica ni se reformará la ley electoral. Se acabará la independencia de la Radio Televisión Española, que pasará a estar dirigida y colonizada por ideólogos y comunicadores del partido en el poder como ya lo están en Madrid o Valencia. Un régimen informativo sacado de la experiencia histórica de su inefable presidente de honor, don Manuel Fraga, exministro de Información y Turismo de Franco.
Lo interesante, lo digno de reseña, es cómo un partido que propone esta auténtica involución cuenta con una intención de voto tan abrumadora que le permite avistar la mayoría absoluta. En alguna parte dice Sófocles que hay muchas maravillas en el mundo pero de todas ellas la más portentosa es el hombre. Y eso que no pensaba en el votante.
(La imagen es una foto de Partido Popular de Melilla, bajo licencia de Creative Commons).