dilluns, 5 de novembre del 2012

¿No hay responsables?

La piel de las autoridades es de paquidermo. Y su moral, de mármol de Carrara. No recuerdo que nadie haya dimitido, nadie haya asumido responsabilidad alguna por casos tan graves como el Prestige, el Yak 42 o el metro de Valencia. Nadie. Y nadie parece que va ahora a sentirse aludido con esta desgracia de Madrid-Arena. Un "nadie" como el de Ulises. Un nadie que es alguien.
Porque hay cosas que claman al cielo. Han muerto cuatro personas, una de ellas, una menor. Está prohibida la presencia de menores en esos eventos. La organización dice que era la única menor, afirmación merecedora de un crédito regulín; sobre todo por cuanto parece que la empresa no tenía las necesarias licencias. Ya solo este hecho debiera dejar encarrilado el caso en la vía penal y en la política. Sin embargo, el asunto cada vez se lía más porque no se sabe qué licencias son o cómo se concedieron o a quién o por parte de quién. Esa fabulosa capacidad que tienen las empresas y la administración para liarlo todo y hacerlo incomprensible.
Como si fuera Alejandro Magno, Ana Botella ha cortado el nudo gordiano: prohibidas las macrofiestas, incluidas las que ya están autorizadas para las próximas fechas navideñas. Eso es algo tan absurdo y arbitrario que no se puede consentir. Que prohíba las corridas de toros cuando uno de estos empitone a un diestro, o las autopistas cuando haya un choque. El temperamento autoritario es así y resulta muy difícil hacer comprender a la alcaldesa que, antes de prohibir, el Ayuntamiento debe vigilar la seguridad de las instalaciones cuyo uso autoriza y debe proceder contra quienes atenten contra ella, incluido él mismo si ha sido negligente o, incluso algo peor, cómplice en alguna ilegalidad.
En lugar de prohibir, Botella debe colaborar activamente en el esclarecimiento de los hechos, pedir responsabilidades a quien las tenga, empezando por ella misma que es la responsable última de que el Ayuntamiento cumpla su propia normativa.
La fiesta continuó unas dos horas más después de que se produjera el desgraciado hecho. A primera vista parece una decisión muy reprobable por indicar falta de sensibilidad. Quizá pueda admitirse el argumento de que fue una decisión tomada de buena fe, en el intento de evitar una catástrofe mayor que podría haberse producido en el caso de interrumpir la fiesta abruptamente. Es algo que nunca se sabrá pues las cosas solo pasan una vez. A la hora, sin embargo, de pronunciar un juicio moral, conviene recordar que, al parecer, la inmensa mayoría de l@s asistentes (una cantidad, por lo demás, que tampoco está clara pues oscila entre l@s 10.000 y l@s 20.000) no se enteró de nada. Solo lo sabían la empresa, los que estaban presentes en los hechos y los servicios de evacuación, empezando por la policía. Estos tomaron la decisión de no interrumpir y es posible que no haya sido mala.
Pero la decisión de autorizar una macrofiesta en un lugar sin las correspondientes licencias es del Ayuntamiento, con la alcaldesa Botella al frente.

diumenge, 4 de novembre del 2012

Quedarse sin país

Dos escritos de abajofirmantes, uno catalán y otro madrileño, creo, toman posición frente al repentino independentismo catalán. Así lo celebra alborozado El País que, como todo el país, anda muy preocupado últimamente con ese avenate separatista de parte de la derecha catalana. De la izquierda, ya se sabe, puede esperarse todo. Así que, muy ufano, el diario titula: Intelectuales y profesionales salen al paso de la oleada soberanista de Mas. Eso es, a plantar cara a este dirigente que parece haber reorientado el rumbo a zonas fora portas.
Lo tiene muy crudo Mas con su apuesta. Porque aunque, al parecer, CiU no incluye el término independencia en su programa electoral (cosa que tampoco quiere decir mucho, visto cómo tratan los españoles los tales programas), está latente en todas las intervenciones de Mas y explícita, desde luego la fórmula de la consulta ciudadana. A la contra, el nacionalismo español ha movido Roma con Santiago y nunca mejor dicho. Sobre todo desde que los obispos catalanes decidieran y sin avisar considerarse más catalanes que obispos. Así no ha dejado palillo por tocar o amenaza por proferir. Ha sido un aluvión: la Guardia Civil pasará el Ebro, Cataluña no puede decidir por sí sola, para algo está el Tribunal Constitucional y, si los catalanes se van también lo harán de la Unión Europea. Rajoy, que empezó llamando algarabía al salto nacionalista habla ahora como el oráculo de Delfos: CiU plantea futuros imposibles; forma elegante de decir que no habrá independencia de ningún modo. Pérez Rubalcaba suscribe el fondo de la negación de Rajoy y por idénticos motivos aunque suaviza la actitud apuntando a un federalismo que acaba de retornar del reino de los muertos y en el que nadie cree mucho. Los empresarios echan las muelas porque diz que van a perder negocio y, por fin, para acumular los males, el propio socio de Mas, el caballero Durán i Lleida, le propina una refinada estocada democristiana en los ijares al avisar de que para la independencia que no cuenten con él. Lo ha vestido de sondeo de cocina casera afirmando que no hay mayoría suficiente para la independencia en Cataluña. Desde luego, Mas lo tiene crudo.
El nacionalismo español ha respondido con una celeridad, una agresividad y una desmesura que da que pensar. Obviamente no es una respuesta política. Tiene mucho de visceral, de irracional (como también lo tienen los discursos independentistas), de ex abrupto. Todas las propuestas parten del principio de que no es admisible la independencia de Cataluña. Una posibilidad negada de antemano en virtud de la historia, del estatus quo y de las generaciones futuras. Da la impresión de que lo que subyace en ese atropellado frente del "no" es el miedo. El miedo a quedarse sin país, sin patria, que es como quedarse sin madre pero en falso, aunque ampuloso.
Por eso El País saluda la llegada de los refuerzos de los dos manifiestos. Pero no puede ocultar que ambos textos, al menos según el mismo diario dice, reconocen que si, a pesar de que ellos estén contra la independencia, la mayoría de los catalanes la quiere, habrá que hacer algo, buscar una solución. Y hasta parece que ambos admiten la celebración de un referéndum.
Pero es que esta es precisamente la cuestión, señores míos, el derecho a celebrar esa consulta y en qué forma. Eso es lo que los independentistas quieren y lo que el nacionalismo español niega. La batalla no es sobre si independencia sí o no, aunque ese es el terreno en el que el nacionalismo español pretende que se dirima la cuestión; la batalla es si referéndum sí o no. Y, siendo esta la batalla, no está claro que los manifiestos respalden el nacionalismo español, sino que parecen respaldar los dos nacionalismos. Suele suceder con los intelectuales.

Jardín con Sorolla.

En el centro de Madrid, en el Paseo del General Martínez Campos está la casa en que vivió Sorolla los últimos veintitantos años de su vida. Está como él la dejó, aunque convertida en museo por decisión de los herederos y de la fundación que gestiona su legado. La planta es la misma, salón, taller del artista, comedor etc. Se ha pretendido (y conseguido) aunar la conservación de la intimidad con la exposición de la mayor cantidad posible de obra del autor y los objetos de que se rodeaba incluida su colección de cerámicas. Conserva asimismo los jardines como él los pintó, con la natural renovación del reino vegetal. Ni que decir tiene que es un lugar casi mágico, semioculto tras un muro de mediana altura. Un lugar muy agradable que apetece visitar de vez en cuando, si no para contemplar los cuadros del pintor valenciano (y se exponen permanentemente muchos de los más famosos y gran cantidad de pintura familiar, a la que era muy aficionado, especialmente retratos de su mujer, Clotilde), para pasear en el silencio de los jardines, concebidos por Sorolla como reproducciones en pequeño de los del Generalife o sentarse en algunos de los bancos a contemplar las escasas estatuas que los pueblan. Es gratis porque la entrada al museo se paga una vez atravesados los jardines.
Es el caso que acaban de traer una exposición de cuadros sorollianos dedicados a los jardines. Es una  itinerante que primero estuvo, creo, en Ferrara, luego en Granada y ahora llega a Madrid, su última etapa. Recoge mucha producción de esta temática y hasta ahora nunca vista porque en gran medida procede de colecciones privadas y se centra en dos momentos: de un lado, la experiencia del viaje del pintor a Andalucía ya en plena madurez y la impresión que le causaron el Alcázar de Sevilla y la Alhambra y el Generalife en Granada y que se refleja en numerosas representaciones de los jardines nazaríes. De otro lado, las no menos abundantes representaciones de sus propios espacios, en los que indagó incansablemente en los efectos de la vegetación, los colores, la luz, esos jardines por los que ahora podemos pasear nosotros con la curiosa sensación de estar paseando por un cuadro. Lo cual es una especie de ironía porque, precisamente, el rasgo común a toda la pintura de jardines de Sorolla es que la figura humana está ausente. 
Es una pintura magnífica y modesta, enamorada de aquello que ve y quiere apropiarse reproduciéndolo. Por eso es al mismo tiempo tan intensa. Andalucía, en efecto, parece haber sido una revelación para Sorolla. Nada extraño. Es una sensación muy común entre artistas, literatos, músicos, pintores y gente del común: Andalucía es siempre una sorpresa. Y no tanto por la luz, que esa la llevaba Sorolla puesta de su Valencia natal, sino por los colores y, sobre todo, por la organización de la naturaleza por la obra humana que integra los aromas con los colores, las formas y los rumores del agua de fuentes y acequias. Eso es lo que fascina a Sorolla, lo que pinta y lo que trata de conseguir en Madrid, en su casa. 
Es una magnífica idea traer la exposición a la casa del autor. Un pretexto también para visitarla de nuevo, aunque está algo cambiada. Aparte de haber puesto la taquilla en otra parte, lo cual es indiferente, varía la disposición habitual de algunos espacios para dejar sitio a la exposición que se concentra en la planta baja los jardines madrileños y en la primera los nazaríes. Es como meter los jardines en la casa. Así hay un contrapunto a los temas habituales en la exposición permanente, con la que se mezcclan aquellos. Y ya se alcanza el sentido de la obra de un artista en su madurez creadora, socialmente reconocido, rico, casado con una mujer a la que parece adorar a juzgar por cuanto y cómo la pinta, feliz padre de familia. Un artista burgués que ha olvidado el contenido social, popular, crítico, de sus orígenes, ha actuado casi como pintor oficial de lo español al aceptar el encargo de la Hispanic Society de Nueva York y sublima ahora sus ocios pintando jardines con distintos efectos de luz, como solían hacer algunos impresionistas (Monet) con los que Sorolla tiene tanto en común.

dissabte, 3 de novembre del 2012

El PSOE de Anson.

Luis María Anson acaba de publicar un artículo en El Mundo que he leído reproducido en El Imparcial pues el otro pasquín ni lo abro, en el que da consejos no solicitados al PSOE. Que un hombre tan visceral como interesadamente contrario a la izquierda pretenda pasar por analista objetivo cuando no ha hecho otra cosa que atacar a aquella por todos los medios a su alcance, incluidos los conspirativos, resulta chocante.
Comienza Anson diciendo que los acontecimientos del 11 de marzo de 2004 están todavía tan turbios pues el viejo zorro sabe en dónde escribe y a quién conviene tener contento si quiere cobrar sus infumables piezas. A este respecto, Anson se parece a Treshorras. Igual que este se declaraba dispuesto a contar la guerra civil mientras El Mundo siguiera pagándole, Anson está dispuesto a ver la mano de ETA y de los proetarras en donde El Mundo le diga porque le va en ello la nómina al académico.
Luego de repetir la consigna de la más extrema derecha de "presidente por accidente", Anson emplea tres cuartas partes del artículo en hacer un balance de las dos legislaturas de Zapatero dictado por su espíritu cerradamente retrógrado y la más hipócrita de las carcundas. Así, cuestiones como la del aborto, la igualdad de género o los matrimonios homosexuales, lejos de ser reivindicaciones de cualquier izquierda se presentan como concesiones a la extrema izquierda comunista. Igualmente reproduce como un papagayo las excusas del PP para justificar su política de enfrentamiento radical y a degüello con el PSOE que puso en práctica Rajoy: que el partido socialista había roto "los consensos de la transición". Una mentira tanto más desvergonzada cuanto que esos consensos no existen y no hay una sola prueba de ellos. Puede decirse que se trata dce consensos "implícitos", pero eso no es decir nada. Implícito puedo yo llamar a un consenso entre israelíes y palesinos.
Da la impresión de que el autor haya hecho copypaste con párrafos de otros artículos, los haya juntado y se prepara para cobrar su estupenda pieza, como diz que hacía González Ruano.
Pero el último párrafo trae algo nuevo. A pesar de Zapatero, concluye Anson, España necesita un PSOE "robusto". No es verdad. Nadie de derechas (y tampoco a la izquierda del PSOE, por cierto, allí en donde habita "·la pinza") piensa así y cuando lo dicen es porque persiguen aniquilarlo. En el caso de Anson, ¿cómo? Proponiendo a Bono como Secretario general. Anson sabe que, con Bono al mando, el PSOE sería lo más parecido al PP que hubiera y, por eso, es de esperar que nadie le haga caso.
Conociéndonos todos como nos conocemos en este mentidero, ¿qué quiere Anson con su propuesta? ¿Cargarse las posibilidades de Bono o ayudarlo de verdad a conseguir la Secretaría General del PSOE para así hundir a este para siempre?
Pues no se sabe. Dependerá de lo que Bono le haya dado y prometido a cambio.
(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia Creative Commons).

De mal en peor

Ese conflicto de El País es el toque de difuntos de cierta izquierda bien aisée intelectual española, especialmente madrileña con ribetes cataláunicos. También es la confesión del fracaso de un proyecto que, sin estar enteramente definido, daba la impresión de que había una forma distinta de hacer las cosas. Que una empresa podía ser de calidad, competitiva en el mercado y, al mismo tiempo jugar limpio con los trabajadores. Un alto nivel de exigencia interno, tanto en lo administrativo y laboral como en lo redaccional, facultaba moralmente al periódico para actuar como una especie de conciencia moral del país, con un estilo liberal, democrático, constitucionalista y con un toque progresista.
El disgusto que pueda llevarse la izquierda paisana es cosa que solo a ella compete y, desde luego, dará casuística abundante. Ya lo hace. Lo gordo, lo dramático, está en la ruptura de aquella imagen, de aquella legimitimidad. La empresa de El País, Prisa, como todas las empresas que han provocado esta crisis, iba a la maximización de beneficios revertidos luego en desorbitados salarios y bonificaciones de sus directivos que, al parecer, eran tantos como trabajadores de a pie o de redacción. Gente que se niega a revelar a la plantilla la cuantía de sus remuneraciones. Gente cuyos viajes -el costo de cuyos viajes- equivale al de todos los realizados por necesidades del servicio. Gente que absorbe el dinero que el diario hubiera debido destinar a renovarse y reforzar su producto en las redes. Una empresa, por fin, que rechaza negociar con los trabajadores condiciones aceptables para la mayoría e insiste en el despido de centenar y medio de ellos, muy probablemente porque está obedeciendo órdenes de los inversores extranjeros en cuyas manos se ha puesto.
Ha sido la codicia la que ha destruido El País, la codicia más descarnada que, evidentemente, trastorna el juicio moral, incluso el juicio a secas. ¿Qué justificación sobre la tierra puede tener que Cebrián, de sesenta y cuatro años y un millón de euros de ganancia al mes, diga a la plantilla de su periódico que los mayores de cincuenta están muy viejos? Los mayores de cincuenta años no están viejos -o no más que los de sesenta y cuatro- pero sí cobran cuatro veces lo que la empresa puede conseguir por la cuarta parte, incluso con la promesa de la cuarta parte a un becario. ¿Y la calidad? Protestan los cincuentones. ¿La calidad? Pero tú, ¿de qué vas? ¿A quien le importa la calidad hoy? Venga, marchando con indenminación de veinte días por año trabajado y doce meses de tope, no vaya a desbordarse el Manzanares.
Qué vergüenza, amig@s, qué vergüenza.

La destrucción del padre.

En la Casa Encendida acaba de inaugurarse una exposición de Louise Bourgeois (1911-2010) con el título de Honni soit Qui mal y pense, la leyenda de la orden de la Jarretera, que es también el título de uno de los extraños autorretratos que esta artista hacía. La exposición trae unas sesenta piezas, dibujos, guaches, grabados en tela, collages y esculturas producidos en los últimos diez años de su vida, es decir, cuando era una nonagenaria. Para que luego digan que la edad apaga el impulso creador. Esta extraordinaria mujer estuvo creando hasta su último suspiro.
¿Quién no ha visto alguna de sus gigantescas arañas? Están repartidas por medio mundo. Hay un original en acero inoxidable y seis copias más en bronce y miden nueve metros de altura. La más cercana a Palinuro está junto al Guggenheim de Bilbao. Y la verdad es que cuando te pones debajo, tienes una sensación extraña. La escultura se llama Mamá y eso ya da la pista del carácter de una de las obras de creación más aislada, preterida, a la vez que sorprendente, del siglo XX. Bourgeois tuvo su primer reconocimiento en una retrospectiva del MoMA en los años ochenta, cuando ella tenía setenta años. Y luego siguió siendo marginal, primero porque el tipo de obra que trabaja, sobre todo las esculturas pero también la gráfica es de difícil circulación en el mercado y, segundo, porque los temas que aborda -quizá fuera mejor decir el tema, ya que lo suyo es una obsesión- tampoco tienen fácil aceptación porque se hunden en el subconsciente y no de una forma estilizada, como en el surrealismo, sino cruda, descarnada, brutal. Una de sus obras de más impacto, realizada en 1974, es La destrucción del padre, una escultura abstracta en la que unos hijos, que acaban de asesinar a su padre, lo tienen sobre la mesa (que es también cama) y se lo comen.
Son los dos cabos del nudo que encierra el significado de este torrente de creación centrado siempre en la representación de las relaciones sexuales y la figura de la mujer -muy especialmente la madre y como parturienta- como algo tortuoso, agónico, desgarrador, monstruoso. Hay que entender lo que se nos pone ante los ojos continuamente en las interpretaciones de esta obra: el arte del confesionario y el psicoanálisis. En la exposición, en efecto, hay un confesionario y el psicoanálisis cuelga de todas la paredes en forma de dibujos o de reflexiones misteriosas que van solas o los acompañan, como conjuros, como proverbios, como alucinaciones. La propia Bourgeois -nacida francesa pero que se trasladó en 1940 a Nueva York con su marido y ya no volvió a Europa- va explicándolo a lo largo de su carrera en las aclaraciones que solía hacer sobre sus obras: todo se originaba en un trauma de infancia que la dejó marcada para toda la vida. ¿Y la Mamá? ¡Ah! esa, en efecto, es la figura de la madre: imponente, protectora, un poco calculadora. La araña es tejedora, como su madre, que trabajaba con el padre en el taller de restauración de tapicería que poseían y que también marca decisivamente el estilo de la obra gráfica de Bourgeois, quien empezó de muy joven pintando cartones para tapices. La araña tuvo tanto éxito que, en sus últimos años la autora era conocida como Spiderwoman. A los noventa.
El padre y la madre, dos piezas claves en todo proceder psicoanalítico. Y claro que hay psicoanálisis (monólogos, confesiones, fantasías, frustraciones, miedos, alucinaciones) en toda su obra y de nuevo muy distinto al de sus contemporáneos surrealistas, mucho más duro, más sangriento, más, en cierto modo, enajenado.
El trauma de la infancia, al que ella se refiere de continuo y los biógrafos resaltan, es el descubrimiento de que su nurse era la amante de su padre con el conocimiento de su madre que, al parecer, prefería hacer la vista gorda a deshacer el matrimonio, la familia. A partir de ahí todo parece encajar: ese trauma lo explica todo, la lucha, el sufrimiento, la agonía, la obsesión, la destrucción del padre y, por último, a los noventa años, todavía enfrentada a lo que no pudo superar cuando tenía diez, se refugia bajo la protección de la madre.
Setenta años de creación en torno a un trauma infantil, obsesivamente centrado en él. Es mucho, en verdad. Porque uno de los rasgos más llamativos de Bourgeois es que, aunque su vida coincide con el siglo XX y ella no la vivió en aislamiento sino, al contrario, en contacto con las corrientes artísticas de su(s) época(s), eso casi no se aprecia en su obra que parece haber pasado por el siglo sin enterarse de él porque ha estado esencialmente dedicada a la introspección. Toda su producción mira hacia dentro y se expresa de muchas maneras, con temáticas que se repiten a lo largo de los años y de los decenios, como pesadillas recurrentes.
Pero hay algo que uno se queda pensando ante esta plétora de confesiones por todas partes. En concreto, ¿por qué la reacción al referido trauma ha de ser de violencia, de desgarro, de destrucción? La figura del padre y el psicoanálisis van como anillo al dedo. Pero ella es hija. No hay complejo de Edipo (en todo caso, sería de Electra, si el tal existiese) hasta muchos años más tarde cuando, ya sexagenaria, después de la muerte de su marido, pudo empezar quizá a cuestionarse su condición de mujer. De hecho llegó a ser muy activa en el movimiento feminista y en el de transexuales. Así, pues, ¿no serán celos?

divendres, 2 de novembre del 2012

Dios está con nosotros

En España es patente el entremezclarse de la religión y la política, permanente la presencia de los curas, atosigante la de la iglesia católica. La Constitución vigente, en ese pacato artículo 16.3 en el que se afirma lo que se niega, dice: Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.
Y aun así, músicas celestiales. El Estado español es, como casi siempre ha sido, católico, apostólico y romano. La excepción es la IIª República y de ahí el odio que esta suscita. ¿Que qué pruebas hay? Veamos:
En lo esencial, la iglesia se financia con cargo al erario público y vía directa e indirecta por valor de decenas de miles de millones de euros. Un dinero que no tributa y sobre el que el Estado no tiene el menor control, ni siquiera cuando se emplea en establecer relaciones laborales que los tribunales rechazan. Eso, en el terreno de la realidad; del pan, pan y el vino, vino.
En el campo intermedio, mezcla de real (pues suben las cifras de negocios) y simbólico (pues llama a los sentimientos de la ciudadanía), el calendario de festividades oficiales es de planta catolica y el Rey, en su mensaje anual a sus súbditos, elige la fecha religiosa del 24 de diciembre en lugar de la pagana del 31.
En el campo ceremonial, ostentoso, puramente simbólico, la religión preside el acto de toma de posesión de todos los altos cargos del país. Y cuando alguno de estos ha de personarse en un evento puramente religioso lo hace como hija devota de la religión antes que como presidenta civil de la Comunidad de Castilla La Mancha. La imagen de Cospedal y Sáez de Santamaría sentadas en el Vaticano con peineta, mantilla y traje de procesión de Semana Santa ayuda a entender cómo ven el mundo los gobernantes. Estos gobernantes.
Dios está con nosotros.
Y lo está de modo familiar, como de andar por casa. Es muy de ver con qué naturalidad encomienda la ministra Báñez la solución al desempleo a la intercesión de la Virgen del Rocío, de la que es muy devota. No se queda atrás la sencilla naturalidad con que el ministro del Interior, Fernández Díaz pide al Papa que rece por España, a lo que el Papa contesta, también naturalmente, que ya lo hace. O la emoción con que la Guardia Civil se encomienda a su santa patrona, la Virgen del Pilar quien, según se dice, se apareció al apostol Santiago en carne mortal. Por no mencionar el goce sublime con que Rajoy hizo entrega del Códice Calixtino a los curas de Santiago, santo este, por lo demás, al que el presidente del gobierno se abraza cuando puede.
Esa intimidad de trato entre el Estado y la iglesia se percibe también cuando esta interviene en los asuntos del siglo. Dado que el contento de la iglesia con este gobierno es completo en los asuntos escabrosos del aborto y los matrimonios gays, Rouco Varela recomienda que se rece por los desahuciados. Mira tú por dónde, menos da una piedra. Un desahuciado con un Ave María parece que fuera menos desahuciado. Algo más práctico, el obispo Munilla, de San Sebastián, pide a los curas que cedan la paga extra a Cáritas. Es un claro ejemplo de la función perversa del bien. Queriendo hacer un bien (dinero para Cáritas) Munilla pone al descubierto que a los curas no les han quitado la paga extra a pesar de que la iglesia se financia con fondos públicos.
Interviene por último en este asunto y lo eleva a reflexión filosófica Aguirre cuando tuitea que no es el marxismo el que ha traido la libertad, sino el cristianismo. Más o menos, pues cito de memoria. Es el maniqueísmo esencial que explica todos los disparates: Marx vs. Jesús. En el medio, la nada. O lo uno o lo otro. Ni Marx ni Jesús titulaba, sin embargo, uno de sus más célebres libros Jean-François Revel, ese clarividente ensayista que estoy seguro fascina a Aguirre. Este, en concreto, profetizaba que la revolución a fines del siglo XX vendría de los Estados Unidos, cosa de la que Aguirre está convencida pues suele repetir ideas y consignas del movimiento libertario. Lo que no encaja ahí es esa viscosa presencia de la religión que, siendo irracional, explica cómo puede sostenerse un dislate como que el cristianismo trajo la libertad. El cristianismo empezó por eliminar la libertad que se encontró en el mundo helenístico y romano tan de cuajo que llegó a crear la Inquisición, un lugar en el que se castigaba al cuerpo por los pecados del alma y las creencias e ideas. Después se opuso siempre -y sigue haciéndolo- a los avances de la ciencia, que es el arma más potente en el camino de la libertad y esta solamente pudo afirmarse en lucha contra la religión y su absurda y tétrica pretensión de obligar a la gente a creer.
Dios está con nosotros. Queramos o no.

dijous, 1 de novembre del 2012

Gobierno de ladrones.

Llevan once meses escasos en el poder pero en esos once meses han esquilmado a la población imponiendo doble pago de todos los servicios ya financiados mediante impuestos (sanidad y educación principalmente), han subido todos los impuestos (IRPF; IVA; IBI), se han inventado tasas para los demás servicios también ya financiados de antes. Es decir, han saqueado las economías de l@s ciudadan@s, singularmente l@s más desfavorecid@s.
Asimismo han rebajado los sueldos, suprimido las pagas extras, reducido las indemnizaciones por despido casi hasta la nada, aumentado la jornada laboral, recortado las prestaciones por desempleo, enfermedad y jubilación, suprimido la financiación de la dependencia, la asistencia a maltratadas y la memoria histórica. Y todo eso habiendo prometido lo contrario en las elecciones, razón por la cual carecen de toda legitimidad y solo cabe considerarlos como un gobierno de facto. Pero muy eficaz a la hora de arruinar a los españoles.
Entre tanto, han aumentado los privilegios de la casta política (cuanto más corrupta, mejor), asignándose salarios, pluses, subsidios, pensiones inmerecidos, dobles y triples sueldos, como el caso de Cospedal, Rajoy, etc; han favorecido los beneficios empresariales con exenciones, subvenciones y rescates; han aumentado los privilegios de la iglesia, gigantesco parásito de la comunidad nacional; han llenado los bolsillos de los financieros y capitalistas con dinero robado a las clases populares.
Para contener y desviar la previsible indignación popular a corto plazo han organizado un frente mediático monopólico (medios privados y públicos, todos a sus órdenes) compuesto de sicarios ideológicos y mercenarios dedicados a mentir, insultar, tergiversar, calumniar a la oposición y la disidencia y glorificar los latrocinios como si fueran actos de altruismo. Eso en lo ideológico. En lo material, recurren a la represión callejera más dura y arbitraria, usan la policía como si fuera el somatén, para amedrentar y asustar a la población, apaleándola y sometiéndola a medias punitivas administrativas arbitrarias e injustas. Pretenden suprimir la libertad de expresión para que nadie pueda mostrar la actuación brutal de las fuerzas de represión y reforman el Código Penal para convertir en delito cualquier forma de manifestación de la disidencia en una concepción del orden público claramente filofascista.
A medio plazo han encarecido el sistema educativo para que solo puedan estudiar los ricos; han reformado la asistencia sanitaria para entregarla a la codicia de la empresa privada al tiempo que excluyen de ella a los más necesitados y vulnerables, inmigrantes, dependientes, ancianos, etc; imponen nuevas tasas para impedir que los pobres tengan acceso a la justicia y eso lo hace el mismo sujeto que lleva su fatua necedad al extremo de negar derechos básicos a las mujeres y pretender en cambio darles lecciones de "auténtica feminidad".
Cuando todo eso sucede en menos de un año y no hay una explosión social, algo no funciona. Se queja la Casa Real y el gobierno lleva muy a mal que, cada vez que un gobernante o mandatario se hace ver en público, coseche una pitada, silbidos, abucheos, broncas. Es lo menos, realmente lo menos, que puede pasar. Palinuro está convencido de que estos apandadores sin escrúpulos, estos parásitos y gestores corruptos, estos mangantes, no reflexionarán hasta que el único silbido que oigan sea el de la cuchilla de la guillotina.
Entre tanto cabe divertirse escuchando las inmorales estupideces de la alcaldesa de Madrid, cuya sola presencia ya ofende el buen gusto.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el public domain).

La crisis de la codicia

Se puede decir lo que se quiera pero ya está claro que esta devastadora crisis se origina en las actividades fraudulentas de las instituciones financieras estadounidenses (aunque no solas) movidas por la más desenfrenada codicia de sus directivos, sus agentes, brokers, afanosos por acumular fortunas en la gestión de una gigantesca estafa tipo Ponzi planetaria que afecta a muchos otros países. La acción de esa codicia desenfrenada, los manejos delictivos de los más diversos tipos fueron posibles porque la política neoliberal dominante desde los años ochenta del siglo pasado suprimió todas las restricciones legales en los mercados financieros.
Se dice que la crisis evidencia el fracaso de las políticas económicas neoliberales. Los neoliberales sostienen lo contrario y por ahí ronda un debate contraponiendo unas u otras políticas económicas. Los factores morales, la citada codicia, no se mencionan; no son un problema; lo esencial son las políticas económicas; lo otro son cuestiones subjetivas. Sin embargo, no es así sino al contrario. No son las políticas económicas las que han generado la codicia. Eso sería absurdo. Es la codicia la que ha dictado las políticas económicas. El afán de lucro ilimitado, el ansia por enriquecerse lo más rápidamente posible y al precio que sea. Es el espíritu el que hace el mundo. En este caso, el espíritu de la codicia. Su resultado es este panorama de crecido y creciente conflicto social en la frontera sur de la Unión Europea.
Y en lo que nos afecta a los españoles, nunca muy seguros de nuestro lugar en Europa, si es que tenemos uno.
Para describir esta situación recurro a un ardid. En la edición de El año 2000 (Looking Backward), de Edward Bellamy que estoy preparando, el protagonista reproduce un resumen de actualidad de un diario de Boston del 31 de mayo de 1887 que dice lo siguiente:

ASUNTOS INTERIORES. –Sin control la ola de fraudes. Estafa de medio millón en Nueva York. –Albaceas se apropian indebidamente de un fondo en fideicomiso. Los huérfanos, sin un penique. –Cajero idea ingenioso sistema de sustracción de dinero; desaparecen 50.000$. –Magnates del carbón deciden subir su precio y reducir la producción. –Especuladores acumulan gran cantidad de trigo en Chicago. –Camarilla obliga a subir precio del café. –Corporaciones del Oeste se apropian grandes extensiones de tierra. – Revelaciones sobre escandaloso caso de corrupción de funcionarios. Soborno sistemático. –Prosiguen en Nueva York los procesos de los concejales sobornados. –Grandes pérdidas de las empresas. Miedo a una crisis mercantil. –Gran cantidad de robos y hurtos. –Mujer asesinada a sangre fría para robarla en New Haven. –Propietario de vivienda muerto por disparo de ladrón anoche en nuestra ciudad.- Un hombre se pega un tiro en Worcester porque no consigue trabajo. Familia numerosa en la miseria. –Pareja de ancianos se suicida en Nueva Jersey por no ir al hospicio. –Miseria lamentable entre asalariadas de grandes ciudades. –Asombroso crecimiento del analfabetismo en Massachusetts. –Se necesitan más manicomios. – Alocuciones del Día de los Caídos. Discurso del profesor Brown sobre la grandeza moral de la civilización del siglo XIX.

Suena familiar. Gran consuelo. España no está en el África sino en los Estados Unidos de hace 125 años. Supongo que ese retrato es lo más parecido que puede producir la prensa al estado de anomia, de Durkheim, con el toque de humor final del profesor que diserta sobre la superioridad moral de no sé qué civilización. Cambiando Worcester por Madrid, Nueva Jersey por Barcelona y Nueva York por Mallorca, el cuadro refleja bastante bien la España de hoy. La crisis económica es social, moral, de valores. El orden capitalista ha perdido toda legitimidad, pero no hay alternativa. Y eso es lo que tiene a la sociedad como paralizada por una mezcla de estupor y resignación.
Así se ven sin clamor diferencias salariales estratosféricas que, además, no premian comportamientos exitosos sino, al contrario, verdaderas ruinas cuando no desfalcos. Unas gentes que han llevado a la quiebra las cajas salen del embrollo con primas, pluses, pensiones y demás "pes" de cientos de miles, millones de euros; otros, directivos de bancos cuyas manipulaciones condujeron al desastre son hoy ministros de Hacienda..
En el caso de El País lo escandaloso es que Cebrián se haya asignado una retribución desmesurada en una empresa que ha conducido prácticamente casi a la quiebra por pura y desnuda codicia mientras daba, y da, lecciones sobre ética pública y otros asuntos de los que ignora todo. Como codicia es que Maria Dolores Cospedal cobre dos sueldos indebidamente y se rodee de todo tipo de lujos, incluidos los viajes al Vaticano a lucir peineta a cuenta del erario público mientras machaca a los funcionarios, cierra los ambulatorios de la seguridad social, suprime el salario de los diputados e impone tasas a la ciudadanía prácticamente por respirar, como en los tiempos en que los señores feudales imponían exacciones a sus vasallos a capricho.
Codicia es que los banqueros acaparen cientos, miles de millones de dinero público, se lo repartan en bonuses entre ellos y larguen a la gente a la calle cuando no puede pagar la hipoteca. Como codicia es que cientos y miles de gobernantes municipales y autonómicos tengan sueldos altísimos, con mucha frecuencia superiores a los del presidente del gobierno quien, a su vez, aconsejado igualmente por la codicia, se niega a declarar cuánto cobra al mes, además de los consabidos dos sueldos que tiene por ser  del PP.
No otra cosa que codicia es que los gobernantes, muchas veces corruptos y ladrones ya de por sí, socialicen las pérdidas de las empresas, privaticen los beneficios y entreguen los servicios públicos al expolio de la gestión privada, habitualmente en manos de enchufados. Codicia son las obras faraónicas de gobernantes paletos para mayor gloria y fortuna propias y enriquecimiento de sus clientes, allegados, nepotes y pelotas.
 Como codicia son las acciones de las mafias (la última, la china) dedicadas a la trata y prostitución, el secuestro de niños, el tráfico de drogas, el blanqueo de capitales y cualesquiera otros servicios que consume vorazmente esta sociedad anómica que ha perdido el juicio moral. Codicia pura son los episodios negros de la Gürtel, la corrupción tan extendida de los políticos, por lo demás abrumados de privilegios, las procuradurías del yernísimo, cuyo verdadero rostro está revelándose ahora y dejando a la altura del betún a la Monarquía.
Movida por la codicia hay una casta de periodistas y comunicador@s con el carné del PP en la boca que monopoliza todos los espacios públicos y privados mediáticos a cambio de suculentas retribuciones y con la única función de glorificar los latrocinios del poder e insultar a quienes se oponen a ellos. Comisari@s polític@s y sicari@s que censuran la información, mienten y manipulan en beneficio del poder, se forran con ello y tan pronto pontifican en las tertulias de todólogos como ejercen de ministros o ambas cosas si actúan en régimen de gananciales.
Codicia es lo que mueve a la iglesia a valerse de la Ley Hipotecaria, convenientemente reformada por Aznar, para apropiarse de todo tipo de bienes inmuebles y tierras en toda España por cantidades simbólicas de forma que ya tiene más propiedades que antes de la desamortización y ello mientras saquea el erario público a cuenta de los nefastos Acuerdos con la bendición de todos los gobiernos, empezando por los socialistas..
Esta situación no tiene arreglo por cuanto el gobierno de la derecha la aplaude y la agudiza por coincidir con sus puntos de vista ideológicos que aprovecha para imponer a machamartillo sin ningún tipo de respeto por una sociedad moderna, abierta y plural y con el ánimo de retrotraer la sociedad a una situación propia de señores y siervos a los que se esquilma y se hace pagar y repagar por todo. 
Y menos arreglo aun a causa de la fabulosa inopia de que está colgado el PSOE, inmerso en una crisis tanto más corrosiva cuanto más la niega la dirección. Puede ser muy injusto con relación a los indudables méritos que Rubalcaba ha hecho en otros puestos decisivos, méritos por servicios valiosos. Pero carece de sentido encomendar la recuperación del PSOE a alguien en quien no confía el 84% de lo españoles.
La codicia nos lleva al desastre con unos aplaudiéndola y otros abteniéndose.
(La imagen es una foto de dullhunk, bajo licencia Creative Commons).

dimecres, 31 d’octubre del 2012

¿Estúpida o sinvergüenza?

La opinión pública está dividida. Hay quien dice que esta mujer es una estúpida redomada y hay quien cree que es una sinvergüenza sin parangón. Los sintéticos dicen que ambas cosas. Palinuro no se pronuncia y remite al juicio de cada cual.


La ley está para cumplirla.

Salvo que no les guste a los suyos, en cuyo caso, se cambia sin más. Así cambiaron la ley de la RTVE para poder nombrar solo con sus votos a los dos comisarios políticos que vienen destrozando la RTVE. Así se disponen a cambiar de un plumazo todas las leyes que no les gustan: ley del aborto, del matrimonio homosexual, de seguridad ciudadana, de tasas de la justicia, de educación, etc. Es decir:


La ley está para cumplirla

...salvo que seas del PP, en cuyo caso, si no quieres cumplir la ley lo que haces es cambiarla por la que te gusta y, así, obligas a los demás a cumplir no la ley, sino tu ley. En resumen, que los demás cumplen la ley pero tú, no si no quieres. Sostener así como así que


La ley está para cumplirla

cuando la ley dice lo que te te da a ti la gana que diga es una evidente muestra de chulería propia de la derecha más obtusa, más odiosa, antigua y franquista. Porque bastaría con hacer con la Ley Hipotecaria lo que los peperos han hecho a toda pastilla con la Ley de RTVE (esto es, reformarla) para que no hubiera más desahucios y no más situaciones "tristes y lamentables" como dice esta hipócrita de arrogante belfo.
En el caso de Ana Botella, al juicio que su universal y presunta idiocia merece, se añade la enésima muestra de sensibilidad de paquidermo de esta derecha clasista y cuartelaria que jamás se vio en la angustia del desahucio que empuja a la gente al sucidio.
No señalaré que parezca mentira que alguien capaz de decir estas cosas se proclame católica porque mi opinión del catolicismo es exactamente esa: una secta de seres crueles, inhumanos, carentes de todo noble sentimiento. Solo diré que esta gente increíble está donde está por el voto de los ciudadanos, incluidos sin duda muchos que ahora se encuentran en la calle.

En el fondo, amig@s, es el país.

La dignidad del hombre.

El otro día, en una intervención parlamentaria, el ministro de Asuntos Exteriores, García Margallo, se soltó la melena en un alegato filosófico en contra del colectivismo en el que sostenía que la base antropológica de su partido, el PP, su principio mismo, era el individualismo, entendiendo por tal aquella actitud que pone al individuo en el centro de la acción social. El individuo, el sacrosanto individuo, es el alfa y omega de la acción del PP.
Es una doctrina acrisolada que, el ministro lo sabrá, echa raíces profundas en el pensamiento occidental. Es parecer general que el Renacimiento, el espíritu moderno, tiene uno de sus orígenes en la Oración por la dignidad del hombre, escrita en 1486 por Giovanni Pico della Mirandola, Conde de la Concordia. La historia viene de mucho más atrás, de los griegos, desde luego y, con reservas, de los caldeos. Pico recoge la tradición de Hermes Trismegisto y Alá sarraceno cuando hablan de la maravilla que es el hombre. En algún lugar Sófocles hace decir a uno de sus héroes que el mundo está lleno de maravillas pero la más maravillosa de todas es el hombre. La dignidad del hombre radica en su ser maravilloso. Por el camino hacia Pico, Tomás de Aquino precisaría que esa maravilla del hombre residía en su carácter divino, en ser obra de Dios, uno con Dios. Pico, sin embargo, gran padre del humanismo, atribuye esa maravilla a la facultad que tiene el hombre de hacerse a sí mismo en uso de su libertad. Esa es su dignidad. Viene luego Kant y redondea la jugada al afirmar que la humanidad es santa en cada uno de sus individuos. La Declaración de derechos del hombre y del ciudadano respira kantismo en la universalización de la dignidad del hombre que constituye su mismo meollo. Cuando más tarde Nietzsche irrumpe impulsando al hombre a llegar a ser el que es, en realidad, cierra el círculo pues eso era lo que decía Pico: ¿Quién no admirará al hombre? (...) Pues es así que él mismo se forja.
Efectivamente, aunque un tanto tosco en su exposición, el alegato de García Margallo descansa sobre la sólida, pétrea, roca del humanismo y, probablemente, dada su adscripción ideológica, del humanismo cristiano. La dignidad del hombre. La supremacía del individuo, templo de Dios y titular de derechos.
Pero eso es la teoría. Después viene la práctica. No lo que García Margallo dice sino lo que García Margallo hace y, con él, sus compañeros de gobierno. El modo en que están gestionando la crisis no es ni por asomo compatible con ese individualismo humanista sino, en todo caso, con el individualismo darwiniano del lobo solitario. Todas las medidas del gobierno han ido en detrimento de los sectores más desfavorecidos, que provocan, desahucios, suicidios, emigración, exclusión, xenofobia. No es cosa de detallar aquí las injusticias del gobierno en términos económicos y las posibles alternativas pues es asunto suficientemente analizado. Las medidas son de rapiña. Se sustrae a los pobres para favorecer a unos ricos insacibles. El rasgo más característico de la crisis es la codicia y la codicia solo sobrevive expoliando a sus semejantes.
Esa es la práctica que atenta contra la dignidad del hombre y que deslegitima por entero la acción del gobierno porque va acompañada por una actitud de desprecio por los derechos del individuo. Lo más palmario, a la vista de todo el mundo, es que la represión policial de la disidencia política conculca sistemáticamente derechos de los individuos. Tan a la vista de todo el mundo que el director general de la policía pretende prohibir la difusión de imágenes privadas en la red que muestren las fuerzas de represión haciendo su trabajo. Los más vulnerables y débiles: jóvenes, parados, funcionarios, mujeres, dependientes, jubilados sufren directamente las consecuencias de esa acción de gobierno basada en favorecer los privilegios de los ricos, despojar de lo necesario a los pobres y reprimirlos brutalmente cuando protestan, con desprecio absoluto a los dramas individuales. Un intento descarado de imponer la censura. Un soberano desprecio a la integridad física y moral de las personas.
Pero lo más palmario no es lo más grave necesariamente. Lo más grave es el firme propósito del gobierno de imponer por ley al conjunto de la sociedad sus convicciones ideológicas partidistas y de secta religiosa como si fueran evidencias, sus prejuicios y puros delirios como si fueran verdades científicas. Más grave porque implica un intento de control de las creencias de los individuos, acompañado de otro de manipulación a través del monopolio de los medios públicos de comunicación, dedicados al adoctrinamiento de la opinión.
En la teoría todos los gatos son pardos. La práctica real es el desprecio a los derechos del individuo. El ataque a la dignidad del hombre revela  su clave profunda en la existencia de cinco a seis millones de parados. Ahí es donde el capital y la derecha sitúan la dignidad del individuo, en una condición de inseguridad y humillación, en su condición de dependencia. La derecha no quiere tratar con individuos conscientes de su dignidad sino con seres mermados, acobardados, sometidos a la arbitrariedad del capital. No quiere derechos de las personas, sino esclavos sin derechos. De ahí que su acción vaya siempre en contra de la dignidad del individuo de la que García Margallo ignora todo excepto la vacía retórica. Y de esa oposición al desprecio a la dignidad del individuo viene el movimiento de los indignados, esto es, quienes actúan en pro de su dignidad humana y, con ella, de la de todos los demás.
NB: no he considerado necesario advertir desde el comienzo que la dignidad del hombre incluye a la mujer, admitiendo de mala gana la excusa de que la forma masculina ya engloba la femenina. Pero no está de más recordar que el título correcto debiera ser la dignidad de la persona.
(Las imágen son fotos encontradas en Twitter y sin atribución de autoría. Se emplea aquí bajo presumida licencia Creative Commons. De no ser así, un aviso a Palinuro bastará para eliminarlas.

dimarts, 30 d’octubre del 2012

A este PSOE le falta nervio.

Ayer se conmemoraba el trigésimo aniversario de la victoria del PSOE en 1982. Con ese motivo, EFE ha subido un vídeo a You Tube muy digno de verse y al que pertenece la ilustración de esta entrada. El primer gobierno monocolor socialista de la historia de España. Un hito. Un documento gráfico impresionante que trae efluvios antañones. A su vista, dos consideraciones, una en broma y otra en serio. En broma: un gobierno socialista sin Alfredo Pérez Rubalcaba. En serio: no solo es monocolor, es también monogenérico o monosexual, absolutamente homofílico. Ni una mujer. Algo hemos adelantado. Esa imagen hoy es impensable, incluso en los gobiernos de la derecha. En realidad, Felipe González gobernó al más puro estilo macho hasta 1993, en que aparecen las primeras ministras en ministerios "propios de su condición", si se exceotúa a Rosa Conde, que fue portavoz del gobierno en 1988.
Ya sé que es fastidioso andar con estas recriminaciones cuando se habla de los gobiernos socialistas que cambiaron la faz de España. Pero conviene recordar que en esto de la igualdad de género acabamos de empezar y siempre se puede desandar el camino recorrido en cuanto nos descuidemos. Como está pasando ahora.
Salvado el escollo patriarcal, el PSOE de 1982 tiene en común con el de 2012 las siglas. Todo el fuego, la determinación y voluntad de aquellos "jóvenes nacionalistas" se ha convertido en un anodino marasmo en el que la dirección lucha por sobrevivir frente a un partido inquieto con los resultados y perspectivas electorales y una opinión pública que no entiende por qué no hay oposición visible.
Una de las acusaciones que en los últimos años se hacían al PSOE era que se había convertido en una mera maquinaria electoral y descuidado el flanco ideológico, desdeñando la tarea de formulación de ideas. Así, cuando llegaron las sucesivas catástrofes electorales (Andalucía no fue una victoria del PSOE), el partido se encontró desnudo, sin votos y sin ideas. Y así está.
Rubalcaba sostiene que nadie le pide a la cara la dimisión y, con eso, da por zanjada una cuestión que, le guste o no, sigue abierta. Él reivindica su estilo de oposición a la que llama "responsable", consistente en no plantear conflictos al gobierno y, en cambio, ofrecerle pactos de Estado. Una oposición leal, caballerosa, que Rubalcaba experimentó en tiempos de Zapatero. Pero eso no le lleva muy lejos por dos razones: 1ª) está suficientemente claro que el gobierno desdeña toda colaboración con el PSOE con lo que seguir ofreciendo pactos solo puede entenderse como un "error de programación". Es por tanto irrelevante si esa actitud es adecuada o no porque no cabe practicarla. 2ª) Por lo demás, la profusa y educada oferta de pactos no exime al PSOE de articular su oposición de una forma clara y nítida, de ofrecer un programa alternativo a los dos del PP (el que prometió y el que cumplió) y de hacerlo en términos comprensibles para la gente y con suficientes garantías. El PSOE no puede ya ampararse en un compromiso al estilo del tristemente célebre ¡no nos falles! de Zapatero. Ha de haber algo más.
Pero no lo hay. En su marasmo, la dirección del PSOE no hace sino balbucear que "ha entendido el mensaje" (al estilo de González en 1993) y que se va a poner a ello. Para hacer ¿qué? Formular alternativas concretas claramente socialdemócratas. Pero no salen. Y no salen porque a estas alturas el conflicto político en nuestra sociedad ha superado al PSOE en dos aspectos cruciales, el territorial y el social.
Rubalcaba es hombre conservador. Ha sido gobernante con Zapatero y condonado, por tanto, la renuncia del PSOE de entonces a la separación entre la iglesia y el Estado. Y por él mismo, el PSOE se ha alejado de su tradición republicana, aproximándose a la condición de partido dinástico. Teniendo en cuenta que este PSOE es el que perpetró el ataque más grave al Estado del bienestar con la reforma constitucional de agosto de 2011, refrendada a regañadientes por Rubalcaba, se entiende que sea difícil salir del desconcierto con la facilidad con que la crisálida rompe el capullo y emerge como una colorida mariposa de una socialdemocracia repentinamente renovada por arte de birlibirloque y a manos de quienes gestionaron el lento declive hacia la irrelevancia política.
Tan difícil que lo único que se ve es cómo un PSOE falto de iniciativa y nervio va encajando como puede las exigencias de una realidad que no sabe controlar. Rubalcaba tiene un espíritu centralista que pretende mitigar esgrimiendo en situaciones de necesidad un federalismo en el que no cree y que, por supuesto, le hace abominar del concepto mismo de autodeterminación. Piensa en esto como la derecha (según acaba de certificar María Dolores de Cospedal) que, al negar el concepto, desaparece la cosa. Y la cosa le ha estallado ahora en las manos en forma de un PSC díscolo que reclama el derecho a decidir de los catalanes. La odiada autodeterminación ahora en el huerto propio, con un hortelano que se limita a decir que no "comparte" la idea pero no aclara qué piensa hacer cuando el PSC oriente su actuación como pretende.
Es el silencio, la ambigüedad, la indeterminación, es decir, la falta de nervio, lo que está lastrando al PSOE hasta tal extremo de desconsuelo que una de las razones que empiezan a oírse para justificar la continuidad de Rubalcaba es que sin Rubalcaba las cosas estarán peor. No lo sé, pero la prolongación de la situación actual es descorazonadora.
Ayer se votó en el Congreso una iniciativa de Izquierda Abierta en pro de la dación en pago. El PP votó en contra. El PSOE se abstuvo. La abstención es lo primero que los políticos afean a los votantes pero, luego, como se ve, la practican ellos. Y disciplinadamente, como cohortes, ningún diputado socialista votó a favor de la dación. Todos se abstuvieron. Todos refugiaron sus conciencias en la abstención que es la confesión de una impotencia, de un fracaso: el de no tener una idea clara de lo acertado o desacertado de una medida que afecta a derechos básicos de cientos de miles de personas y por qué.
Es la falta de nervio.
(La imagen es una captura de un vídeo de EFE,subido a You Tube).


dilluns, 29 d’octubre del 2012

29 de octubre de 2020.

Por fin podemos conmemorar el 29 de octubre por algo más que por la fundación de la Falange tal día como hoy hace 79 años. A partir de ahora se conocerá asimismo como el Día de la patria catalana y también como el grito de Mas.
El 29 de octubre de 1933 José Antonio Primo de Rivera, tercer Marqués de Estella, hijo del dictador Miguel Primo de Rivera, fundó la Falange Española en el madrileño teatro de La Comedia. La comedia terminó en tragedia unos años después. Pero la Falange se mantiene enhiesta como el mástil desde el que se vigila por la prosperidad y la unidad de la Patria. Sobre todo la unidad pues la prosperidad parece ser un asunto del pasado. La sacrosanta unidad. En su nombre exige hoy la Fundación Nacional Francisco Franco la ocupación militar de Cataluña, la detención y procesamiento de Artur Mas. Ya está bien de monsergas y delicadezas democráticas.
¿Se trata de la vertiente española del auge de la extrema derecha en Europa? No está claro; sobre todo porque tampoco lo está que haya tal auge de la extrema derecha en Europa. En Grecia, sin duda. Pero no en otros países. Hacen lo que pueden, sobre todo ruido; se presentan a las elecciones; pero no suelen obtener representación parlamentaria determinante. El Frente Nacional francés, los Auténticos Finlandeses, los distintos movimientos populistas en Holanda, Dinamarca, Austria, neonazis en Alemania se hacen ver, pero no prosperan, al menos por ahora.
Y, sin embargo, es un momento duro. La crisis del capitalismo ha recrudecido la lucha de clases, hasta ahora aletargada por el Estado del bienestar, que se manifiesta a las claras. En España hay una huelga general convocada para el 14 de noviembre que la patronal considera "inoportuna" con sólita unanimidad. En Francia las cien mayores fortunas del pais pugnan porque Hollande retire sus reformas y aplique otras, las de ellos: subida general del impuestos (y no solamente a las grandes fortunas) y más y mayores recortes del gasto público.
En esa recrudescencia de la lucha de clases Artur Mas opta por esquivarla envolviéndose en la cuatribarrada y convocando al pueblo catalán al hecho histórico de la independencia con fecha gloriosa: 29 de octubre de 2020. La Nación, ya se sabe, no conoce de ricos ni pobres sino solamente de hijos dispuestos a dar la vida por ella. ¿Qué importancia tienen unos recortes aquí y allá o la averiguación de los negocios del clan Pujol cuando estamos a punto de sentarnos en Europa de igual a igual con Francia, Alemania, Italia? Esa es la acusación que la izquierda hace a Mas: el recurso al patriotismo para ocultar una mala gestión de gobierno y sobre todo injusta.
Es una opinión compartida por casi todas las demás fuerzas políticas: la independencia es un espantajo que se emplea como medio de presión para conseguir condiciones más ventajosas par Cataluña dentro del Estado. Nadie se toma en serio el discurso de Mas y menos que nadie Rajoy a quien la independencia de Cataluña parece un imposible metafísico. 
Sin embargo la puja independentista ha cobrado nuevos bríos; cuántos es cosa que se averiguará a la vista de los resultados de las próximas elecciones. Estos resultados se darán en un contexto típicamente español por lo extremoso: amenaza de intervención militar vs independencia.

Sobre las elecciones de Galicia y el País Vasco.


Interesante evento pra hacerse una idea de cómo queda la situación en Galicia y el País Vasco después de las últimas elecciones y a la espera de las próximas catalanas.

Entrada libre. Tod@s invitad@s,

Salón de actos del Rectorado de la UNED, Bravo Murillo, 38.- Madrid, 28015.

diumenge, 28 d’octubre del 2012

El cambio, según Rubalcaba de Lampedusa

Rubalcaba ha subido una entrada a su página de Facebook sobre el trigésimo aniversario de la victoria del PSOE en octubre de 1982, lo cual es muy de agradecer porque muestra una voluntad de estar presente en las redes sociales de forma directa, personal, auténtica. Eso lo pretenden todos los políticos, pero no lo consiguen porque, chapados como están a la muy antigua, no tienen espíritu digital, no valoran correctamente la importancia y el impacto de las redes sociales y no las gestionan personalmente sino que lo hacen a través de equipos, de empleados que transmiten la línea oficial del partido o del candidato de modo frío, desganado, oficial que echa para atrás a los internautas. Por supuesto, no a los incondicionales, a los que da igual lo que se les diga, pero sí a los genuinos, los que actúan luego como hacedores de opinión, réplicas de decisiones, etc.
Por supuesto, Rubalcaba no es excepción. Tiene cuenta en Twitter pero es obvio que se la administran otros del partido lo cual es probablemente la práctica más detestada en la red 2.0. Lo mismo le sucede en Facebook, que otros hablan en su nombre. La gente quiere dialogar con el protagonista, no con sus replicantes. Por eso es tanto más de celebrar que, por fin, con motivo del 30 aniversario de la histórica victoria sociata en 1982, se haya decidido a escribir algo de su cosecha y colgarlo en su muro. Esto es lo que la red demanda. Pero no cada treinta años sino cada 30 minutos. Si realmente Rubalcaba se decidiera por hacer política 2.0 de verdad y no fingida, lo tiene muy fácil: le basta con llamar a su compañero de partido, José Antonio Rodríguez Salas, alcalde de Jun, y preguntarle qué hay que hacer para tener uno de los blogs más visitados del país, Alcalde Jun. La respuesta del alcalde, no hay duda, sería la que diera cualquier internatua: si quieres tener eco en la red de redes, tienes que hacértelo tú directamente; los internautas odian los simulacros, las suplantaciones, la falsificación de actitudes. Sin duda las redes consumen tiempo pero si los políticos comprendieran su importancia, se lo dedicarían, restándolo, quizá, de otras actividades rutinarias, de mero boato o sin sentido.
Eso en cuanto a la forma. En cuanto al fondo de la breve pieza rubalcabiana (compuesta de dos párrafos) hay un par de observaciones que hacer. Conmemorar una fecha señalada y aprovechar el momento para colar juicios y actitudes del presente es una vieja práctica perfectamente legítima. Rubalcaba quiere enlazar directamente con el momento de gloria del PSOE en 1982, aparecer como su continuador. Por supuesto, sale el nombre de Felipe González; no así el de Zapatero. En tiempos de Felipe todo era bonanza; en tiempos de Zapatero, descoloque. Rubalcaba rpbustecer el espíritu de los ochenta, pero no puede ocultar que estamos en mitad de una crisis que hace obsoletas las propuestas de solución antes de que se terminen de formular. No obstante, no reconoce explícitamente error alguno y se limita a sostener que la necesidad de cambio viene motivada por el mero paso del tiempo, no porque alguien (por ejemplo, él) se haya equivocado y deba reflexionar.
Todavía más. Termina Rubalcaba su escrito con una propuesta, esto es, "debemos cambiar el PSOE para que siga siendo el PSOE" que no es otra cosa que la enésima reformulación de la archicitadísima fórmula lampedusiana de que algo cambie para que todo siga igual, en un vano intento por conciliar los dos bandos en conflicto: quienes quieren que haya cambios y quienes no quieren ni oír hablar de ellos. No sé si los asesores del Secretario General le habrían advertido de la posibilidad de una lectura de su caso en clave lampedusiana pero el hecho es que el deseo de Rubalcaba de que el PSOE cambie para seguir siendo él mismo, al tiempo que hurta todo debate sobre qué haya sucedido para que sea preciso cambiar, muestra escasa predisposición a escuchar opiniones discrepantes y buscar vías de entendimiento.
 (La imagen es una captura de un vídeo de insoasres2008, subido a You Tube).

La revolución cotidiana.

El 27O fue un exitazo. Con lluvia, con frío, hubo manifestación. Miles de personas otra vez en la calle a decir "No" al gobierno. Y afirman que volverán las veces que haga falta hasta que aquel dimita. No es desagradable perspectiva, aunque se me antoja difícil de conseguir de una gente enrocada en su mayoría absoluta, casi ensimismada al modo orteguiano. Se consolida esta movilización social permanente que ya va para su segundo año y ha destrozado todas las agorerías de pronta crisis, escasa duración, falta de visibilidad. Y, no señor, el movimiento horizontal, espontáneo, organizado en red, sobrevive, se consolida, es una realidad con la que hay que contar y con un notable eco mediático, tanto que, a fuer de conocido, el movimiento empieza a no ser noticia. Es algo tan cotidiano que los periódicos ya no lo dan en portada. Lo darían si hubiera habido violencia.
Pero precisamente ahí está el triunfo incontestable de ayer. La multitud inteligente no se deja arrastrar por los agentes provocadores y su acción sigue siendo muy contundente pero pacífica. Es la victoria sobre la táctica intimidatoria y represiva de la gobernadora Cifuentes. Al comienzo de la jornada la policía reanudó sus tácticas de hostigamiento de parar autobuses con destino a Madrid a fastidiar un poco al pasaje y de molestar a la gente por la calle obligándola a identificarse arbitrariamente. Pero, al poco, cejó en ello y se limitó a estar muy visible en todo el trayecto y presta a cargar si se le daba la orden. La orden no se dio y, por tanto, no hubo violencia. Está bien que la autoridad desista de su actitud de bronca permanente, demuestra sentido común, aunque equivale a una derrota política..
A la par de la manifa de Madrid se dio otra de los yayoflautas en Barcelona. Los abuelos que, por cierto, iban en son de bastante guerra, a la toma de la Generalitat, como el que toma la Bastilla, dan a estas acciones un extraordinario valor simbólico, mucho más allá de lo meramente noticiable de que la tercera edad sea políticamente activa. La confluencia en la calle, además, no se debe solo a un móvil de solidaridad de los viejos con los jóvenes, sino que revela también movilización en interés propio. Los viejos son el segundo sector social, detrás de los jóvenes, en punto a vulnerabilidad ante los ataques del gobierno. El copago, el IVA, las pensiones, todo cae sobre ellos y ahora, tener que compartir su pensión con los nietos. El tercer sector víctima preferente de la vesania represora de la derecha es el de las mujeres, a las que se quisiera ver de  regreso a casa y con la pata quebrada. Acabará habiendo manifas específicas por las agresiones a las mujeres, acabará habiendo feminiflautas.
Al habernos acostumbrado tanto a la presencia cotidiana de este movimiento sin nombre concreto, se nos olvida que tiene una enorme importancia porque supone la irrupción de un actor hasta ahora ausente en un panorama dominado por los partidos políticos y los grupos de presión, las  patronales, la iglesia, la delincuencia organizada. Un actor que insiste en ser apartidista al tiempo que no apolítico, lo cual está cargado de sentido. Es un movimiento político pero no es partidista porque no pretende representar al pueblo ya que sostiene ser ese mismo pueblo. Ese nuevo actor, por tanto, tiene una enorme potencialidad cuanto que se presenta como el pueblo soberano, en cuyo nombre actúan, en teoría, los demás.
Y el pueblo soberano pide claramente la dimisión del gobierno (entiendo que también la del Parlamento) y la convocatoria de un proceso constituyente. El poder responde señalando impertérrito la ley. Eso de la ley es socorrido. Rajoy y el príncipe Felipe la blanden frente al irredentismo catalán. Y la ley no contempla proceso constituyente alguno. Claro. Porque este nunca puede ser un proceso legal sino político, de hecho, en definitiva, ilegal. Es ahí en donde está el punto de conflicto entre el poder y el movimiento. El primero blande la ley; el segundo, la desobediencia civil
A su vez, todo esto también pilla al PSOE ensimismado como, por otro motivo, lo está el PP. El PSOE tampoco escucha la calle, ni siquiera la sigue ni la comprende. Sacudido por su impresionante declive en votos y decisiones de votos, parece haber comenzado un periodo de agitación interna. Será poco probable que haya algún tipo de claridad antes de las elecciones catalanas. Pero si, como anuncian las encuestas, el PSOE obtiene otro revés en Cataluña, la agitación se convertirá en tumulto.  Será muy difícil que la actual dirección se mantenga en los cargos. Tendrá que abrir ese periodo dfe reflexión programática que le pide todo el mundo. 
Si lo hace, lo primero debe ser mirar el movimiento indignado, entenderlo, estudiar sus peticiones y adoptar aquellas que el partido considere compatibles con su ideario o programa, la dación en pago, la reforma del sistema electoral, etc.

dissabte, 27 d’octubre del 2012

En busca de una causa.

Recientemente he visto en Twitter algunos tuits en los que González Pons sostiene que el PSOE es imprescindible para la estabilidad política del Reino y deseando que se recupere pronto porque, creo haberle entendido, si el PSOE desfallece se hace oír la extrema izquierda. Parecen juicios acertados desde un punto de vista conservador y probablemente son sinceros porque, cuando no habla como portavoz del PP, González Pons dice cosas atinadas y muestra tener sentido del humor y hasta poético.
Imprescindible en la vida no hay nada y, por muy necesario que el PSOE sea a la celebrada estabilidad, si se obstina en inmolarse, no habrá modo de evitarlo. Y tampoco será tan grave. Los partidos aparecen y desaparecen. En su lugar probablemente aparecerá otro muy parecido, socialista, reformista, moderado, democrático. Es muy difícil que la llamada extrema izquierda (concepto intuitivo muy poco preciso) llegue a ser un movimiento de masas o una mayoría electoral. Hay una tendencia política muy evidente: cuanto más radical es una posición política, más reducido el número de sus adherentes y menor su impacto social. Por supuesto, hay excepciones, Rusia, China, Cuba, las tres grandes revoluciones del siglo XX. Pero la tendencia general es la otra.
El propio PSOE vive una conmoción interna sobre todo a raíz del fracaso de las últimas elecciones. La peripecia de un Rubalcaba desaparecido y reaparecido 72 horas después de la fiesta a decir que no se iba, niega en sí misma el discurso oficial de la dirección: aquí no pasa nada; es un ciclo electoral; nos repondremos; llegaremos al 2016 en plena forma; dejadnos tiempo; no se tomó Zamora en una hora; hay que cambiar el discurso; necesitamos formular una alternativa creíble; lo cual no se improvisa.
Todo eso de la alternativa, el discurso, la renovación y sus acompañamientos hiperbólicos de conquistar el futuro, realizar el sueño, etc son fórmulas ampulosas y vacías para designar lo que antaño se llamaba una causa, tener una causa y luchar por ella. Ahí está la dificultad. ¿Cuál es hoy la causa del socialismo? Remitirse a los programas añejos no es verosímil porque además estos son incomprensibles actualmente. Definirse a contrario, como viene haciéndose últimamente, no conduce a nada por falta de propuestas positivas. Es un error que comete también parte de la izquierda radical. Definirse en negativo, como anticapitalista, carece de sentido. Anticapitalista es mucha gente de la más diversa procedencia que luego no estará de acuerdo en la organización que se proponga como alternativa.
El programa tiene que ser nuevo, preciso, claro, que pueda explicarse a la gente. Tiene que empezar por reconocer que no hay nada con qué sustituir el capitalismo y que la lucha es por un capitalismo regulado e intervenido frente al postulado del capitalismo salvaje, desregulado que propone el neoliberalismo y la dictadura de los mercados. Demostrar la superioridad de lo primero sobre lo segundo es hoy especialmente fácil a la vista del rotundo fracaso cosechado por el neoliberalismo en forma de la crisis estructural del capitalismo que ha provocado.
La intervención y la regulación del capitalismo, habrán de hacerse de acuerdo con las condiciones actuales y aprovechando la experiencia de la crisis en punto a ciertas enseñanzas como la importancia de la productividad. Su finalidad es restablecer y ampliar el grado de justicia social que se había conseguido con el Estado del bienestar y que el neoliberalismo está desmantelando. La finalidad, obviamente, es el restablecimiento del Estado del bienestar en su conjunto, con la recuperación de los derechos económicos y sociales que se han ido suprimiendo en los últimos años. Y ello teniendo presentes las enseñanzas de las obvias disfunciones de los Estados del bienestar. Pero recordando asimismo que la visión del bienestar como mero gasto improductivo es una opinión ideológica y sesgada de la derecha ya que el bienestar es en su mayor parte inversión y muy rentable, incluso el referido a las clases pasivas, que es fuente de empleo.
La propuesta de intervención y regulación ha de hacerse en el marco real de las condiciones de la crisis. Y su primer punto será que allí en donde se haya empleado dinero público para el rescate y saneamiento de entidas especialmente financieras, la presencia del Estado debe ser acorde con la aportación; es decir, debe haber un sector financiero bajo influencia pública si no directamente público. Las políticas expansivas destinadas a generar empleo se financiarán por la vía fiscal, haciendo tributar la parte proporcionalemte correspondiente a las grandes fortunas y, desde luego a todas las grandes empresas y reprimiendo con eficacia el fraude fiscal persiguiéndolo allí en donde se produce, en las grandes fortunas.
Estos son los datos económicos y sociales de la causa del socialismo: un capitalismo intervenido por los poderes públicos, orientado al pleno empleo, la recuperación de unas relaciones laborales justas y eficacia de los derechos a la educación pública gratuita y la sanidad en iguales términos. Además de ellos, la causa socialista debe incorporar un pronunciamiento claro de izquierda sobre la organización territorial del Estado. La propuesta federal está bien, pero debe completarse, a juicio de Palinuro, con el reconocimiento del derecho de las naciones dentro del Estado a la libre determinación. La planta federal es difícilmente compatible con la Monarquía, de forma que la causa socialista sea netamente republicana, con reclamación de un referéndum para decidir esta siempre postergada cuestión. Por último, debe acometerse de una vez la separación real de la iglesia y el Estado.
Así que la causa socialista es un capitalismo regulado e intervenido en pro de un Estado del bienestar igualitario y redistributivo con un fuerte sector público hecho de servicios, republicano, federal, autodeterminista y laico.
Habrá quien diga que la causa es radical, pero no es cierto; es una causa reformista, pero clara y viable. También habrá quien diga que, sea lo que sea, no es el momento. Lo llevamos oyendo más de treinta años a propósito de la disyuntiva Monarquía República. Unas veces porque las cosas van bien y otras porque van mal. Precisamente ahora que van rematadamente mal, que el edificio político, económico, social y territorial de la transición amenaza con derrumbarse, quizá sea momento de acometer reformas en profundidad.
(La imagen es una captura de un vídeo del PSOE para las elecciones de 20N 2011, colgado en You Tube).

divendres, 26 d’octubre del 2012

Nos merecemos este sujeto.

Se pasó la campaña electoral engranando mentiras una tras otra. Todo lo que decía eran mentiras. Lo hacía deliberadamente porque, siendo tan desesperada la situación de los españoles daba por supuesto, con razón, que no se detendrían a examinar de cerca la veracidad y sinceridad de lo que decía Por lo tanto, la interesaba seguir mintiendo porque con ello, le diría su asesor en asuntos de este jaez, Arriola, ganaría las elecciones. Y como, dada su falta de dignidad, solo le interesaba gobernar, su discurso entero no era mas que una gran mentira. Por eso no daba ruedas de prensa ni contestaba preguntas, para que no le pillaran en sus embustes y engaños. Solo se entendía con empresas de la misma catadura moral que él, como El Mundo, otra fábrica de mentiras.
Tanto Rajoy como El Mundo creen que el fin justifica los medios, como los jesuitas y los criminales y, habiendo conseguido aquel, tanto les da el resto. Por eso cuando, ya presidente del gobierno, alguien le preguntó por su reino del embuste, el menda ya no tuvo empacho en reconocer que sí, que estaba haciendo lo contrario de lo que había dicho y que estaba dispuesto a seguir haciéndolo.
La declaración de un felón indigno, de un embustero redomado, un sujeto carente de todo principio moral y de toda vergüenza.
¿Es necesaria más prueba que esa repugnante portada en la que se aprovecha la desgracia colectiva de los españoles para mentir más, sacar partido personal y hacer demagogia?
La ventaja de estos individuos cuyo único rasgo es el más indecente egoísmo es que, cuando por fin se destapan sus engaños suele haber pasado el tiempo, ellos han obtenido lo que querían y la cosa no tiene ya arreglo.
Pero queda el juicio moral y la opinión de sus coetáneos a la que estos personajes no prestan atención, pero tiene su importancia porque ayuda mucho a definir la impresión que dejarás para la historia. Así que preocupado por este asunto, dejó aquí la mía: a un año de gobierno de Rajoy el paro no solo no ha bajado sino que ha alcanzado un techo histórico, antes nunca visto, del 25% de la fuerza de trabajo, cerca de 6 millones de parados. Y, quede claro, ello no es producto de una fuerza mayor, un resultado no querido de una acción bien intencionada, una sorpresa que nadie esperaba; no. Rajoy lo sabía perfectamente. Cuando se hizo esa foto, sabía que las medidas que iba a aplicar incrementarían el paro. Pero no le interesaba decirlo porque, en tal caso, no lo votarían. Por eso mintió, para engañar a la gente y poder dejarla después en el paro, que era lo que quería desde el principio porque sabía que, si conseguía aumentar el desempleo, sería más fácil a continuación rebajar los salarios de los trabajadores, que es suj objetivo último.
Esta mentira no es un delito -de momento- y por tanto no se puede procesar penalmente a este individuo. Pero es una inmoralidad sin límite y una granujería.
Se decía más arriba que bastaba con la primera foto pero, luego, he podido ver que había una segunda todavía más asquerosa que la primera por las mismas fechas y perpetrada por el mismo pasquín, El Mundo, cómo no,  así que ahí la dejo.
Es menuda la promesa que hace en ella este embustero empedernido: "Arreglaremos la economía en dos años": ha pasado uno y estamos en la ruina, teniendo todos los indicadores en rojo y sufriendo todas los desastres de este caos económico internacional, en manos de un dirigente que no tiene ni idea de qué pueda hacer y que se rodea de un consejo de ministros cada uno de los cuales es peor que él, más soberbio, más estúpido, más chulo, más pedante...Y ahora vienen estos inútiles a decir que el segundo año será peor que el primero. No solamente no arreglan nada sino que seguirán expoliando el país, arruinando a sus habitantes, estafando a todo el mundo, echando a la gente de sus casas, robando el futuro a la juventud, robando el dinero a los pensionistas y abandonando a su suerte a los dependientes (o, aun más indigno) tratando de hacer negocios con ellos.
Pues bien, este individuo y los suyos obtuvieron mayoría absoluta en las últimas elecciones porque la gente  a la que venían a arruinar, explotar, machacar y reprimir los ha votado.

Crisis... de legitimidad.

La crisis sempiterna suele verse como algo económico, incluso etéreamente financiero. Tantos miles de millones de euros de unos recortes, tantos centenares de miles de millones de unos rescates. Pero todo eso sucede en un medio, el de la vida colectiva, en el que la crisis ha tenido un impacto tremendo, abriendo un proceso de confrontación, de conflicto social que ha roto los consensos básicos, la legitimidad del sistema en su conjunto. Los principios mismos sobre los que se basaba aquella están quebrando o han quebrado ya ante la brutalidad neoliberal. Y lo hacen a la vista de todos, a la luz pública:
  • La igualdad, piedra angular de la democracia, ha sucumbido a las más ostentosas e injustas desigualdades, diferencias salariales astronómicas, beneficios ilimitados, rentas disparatadas, el lujo y boato de los ricos frente a las necesidades de los pobres, los trabajadores y las debilidades de las clases medias.
  • La justicia brilla por su abitrariedad. Raramente se procesa y condena a los ricos y, si sucede, tienen condiciones penitenciarias favorables y el poder político los indulta sin más tardanza. Los tribunales se ceban en los pobres. Quinientos desahucios diarios es cantidad que no requiere mucho comentario.
  • Las libertades cada vez más restringidas por el poder, empezando por la libertad de expresión y su correlato de derecho a la información, crecientemente acosados por la autoridad so capa del orden público. La libertad de manifestación y reunión, la libertad de comunicación en la red, todo molesta a las autoridades españolas que tratan de restringirlas o negarlas empleando eufemismos estúpidos.
  • La seguridad jurídica de los ciudadanos no se respeta. No se trata solamente de que la autoridad gubernativa actúe arbitrariamente, multando a la gente a voleo o denunciándola porque sí, que ya es bastante barbarie. Se trata de la propia autoridad legislativa que no respeta derechos legalmente adquiridos y ejercidos, como los de los funcionarios, los jubilados, los trabajadores, etc. Crea así el Gobierno mismo, con sus agresiones y expolios injustos una situación de incertidumbre y de temor que rompe el principio hobbesiano del orden social y provoca esta crisis de legitimidad.
A este elenco de penas es preciso añadir el toque específicamente español de los conflictos territoriales. La crisis de legitimidad afecta incluso al concepto mismo de nación, lo que enciende las pasiones más extremas. El hecho de que sean las tres derechas nacionalistas -la española, la vasca y la catalana- las que gobiernen los vértices del triángulo del conflicto permite augurar en principio más conflicto y más enfrentamiento, lo que no es cómodo.
Está claro que el PP solo no puede con la tarea, aunque el espíritu del gobierno sea de sostenella y no enmendalla porque, al identificar, como siempre, los intereses de su partido con los generales, cree llagada la hora de destruir a su adversario aunque sea a costa de hundir el país por el que, en el fondo, no siente especial aprecio por más rebuznos patrióticos que suelte.
Hace falta, al parecer, la ayuda del PSOE y este lleva ocho meses loco por darla porque, de aceptarse, vindicaría de golpe el criterio de Rubalcaba de pactar frente a ataques cada vez más frecuentes de sus propias filas. Pero el gobierno la desprecia, lo que hace imposible todo acuerdo y deja a Rubalcaba en muy mal lugar ante los suyos, en concreto el de una oposición ninguneada, puesto que no hay alternativa. No hay alternativa para la izquierda parlamentaria en una situación en que el gobierno tiene una mayoría absoluta holgada que le permite hacer literalmente lo que le viene en gana. Y lo hace.
No hay alternativa porque esta solo puede ser la revolución en la que no piensa nadie en la izquierda salvo grupos de escaso eco popular. La única posibilidad es seguir ofertando pacto de Estado, en el entendimiento de que, con él, el PSOE se juega su supervivencia al menos como lo conocemos hoy. Pero lo hace en complimiento de esa afirmación frecuentemente formulada de que es necesario que los partidos antepongan de verdad los intereses generales a los suyos como partidos que solo reza para él y nunca para la derecha. Eso es lo que, aunque con distinta intensidad, vienen a pedir tres muy buenos artículos publicados en El País en los últimos días, sobre las posibilidades del PSOE en estos momentos: que el hoy partido de la oposición tenga sentido de Estado. Son el de Fernando García Selgas, el de Félix de Azúa y el de Ignacio Sánchez Cuenca.
Y así debe ser: frente a la irresponsabilidad de la derecha, carente de programa, de proyecto de recuperación del país y solo interesada en exprimir en provecho propio las posibilidades de este, la izquierda tiene que ser consciente de las obligaciones que impone ls situación de emergencia provocada por el desastre económico-financiero y actuar de forma que contenga la crisis de legitimidad. Y el sacrificio que se le exige es doble porque, la disposición a colaborar en la tarea común con un compadre tan ruin y tramposo como la derecha española no exime al PSOE de actuar con criterio exigente de oposición en todo lo demás. La primera parte la ha cumplido con creces; con la segunda, ni ha empezado y no será la actual dirección, adocenada, desvencijada y acomodada a una rutina institucional que provoca el rechazo ciudadano por caduca y corrupta, la que lo haga 
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).