diumenge, 27 de maig del 2012

La familia, el sexo y los curas.

Este finde, mientras se descubría que los Robber Barons de la Península, todos ellos gentes de orden y convicciones católicas, se han levantado el capital de las otrora prósperas cajas de ahorros, se está celebrando en Madrid un aquelarre de la reacción más carcunda, llamado Congreso Mundial de Familias en el que se ha atacado en toda la línea la homosexualidad, el feminismo, la revolución sexual, la promiscuidad, el relativismo, el divorcio, el "extremismo sexual" (sic) etc., enfin la panoplia entera de las obsesiones sexuales de los curas y demás reprimidos de la parroquia, que son un puñado. Lo organiza Hazte Oír, una asociación integrista y colaboran los medios más católicos, como Intereconomía, ABC y la Razón. Participación entusiasta de miembros del clero, entre ellos el inefable obispo de Alcalá, Reig Pla, y de muy representativos militantes del PP, de su sector de sacristía y adoración nocturna, estilo Mayor Oreja.
Si estas organizaciones, gentes, asociaciones se reunieran a hablar de sus cosas, contarse su historias y hacer sus ritos, no habría nada que objetar. El problema es, sin embargo, que estos fanáticos de las convicciones religiosas y morales más ultramontanas pretenden imponer sus alucinaciones como criterio normal en la sociedad, incluso a quienes no son creyentes en sus dogmas. Y frente a eso ya hay que defenderse puesto que en el tal congreso había nutrida representación del PP, tanto mediático como político, dispuesta a poner en práctica y convertir en regla obligada sus supersticiones y mitos, gusten o no gusten a los demás. Porque ellos representan la palabra de Dios.
Hay que fastidiarse. El obispo Reig ha soltado otra soflama en contra de los derechos de quienes no piensan como él a los que tilda de enfermos, desviados, desordenados y en un tris que delincuentes. Pero sigue sin saber de lo que habla. Como todos los reaccionarios (por ejemplo, Aguirre) la tiene tomada con el mayo del 68 e hilvana disparates como este: convergencia de “ideología marxista, freudiana y liberal” que emergió en torno al Mayo del 68 francés. Ha oído campanas, no sabe dónde, pero lo junta todo. La revolución sexual, el psicoanálisis y el marxismo, el llamado freudomarxismo es de los años veinte y primeros treinta. Y el liberalismo no pinta nada en ninguna de las dos fiestas; es en realidad una reminiscencia del Syllabus de Pío Nono, cuando se condenaba el liberalismo, el racionalismo (¡incluso el moderado!) en el siglo XIX, siglo en el que Reig Pla estaría más a sus anchas. En mayo del 68 hay muchas otras cosas que el obispo ni huele; hay anarquismo, comunismo prochino, surrealismo, dadaísmo, situacionismo...En fin, es asunto complejo. Por eso quiere Aguirre destruir su recuerdo; no le gusta la complejidad. Prefiere la simplicidad. Se nota.
La idea de la sexualidad (la "sana", claro está, aunque lo que interesa a estos voyeurs enfermos es la "insana") del Congreso no puede ser más absurda, con todos los respetos, más ajena al sentido común. La sexualidad se sublima, idealiza y se presenta como algo precioso, nada menos que un regalo de Cristo a los seres humanos. Siendo esto así ¿por qué renuncian a ella los curas? Rechazar un regalo de Dios, ¿no tiene su punto de soberbia? Allá resuelvan ellos este misterio de que la gente dé crédito a lo que dicen unos que no hacen lo que dicen. Porque este es ya el núcleo del absurdo casi surrealista, como lo del 68, y es que aquellos que renuncian a la sexualidad son quienes orientan en la suya a los que no renuncian. La sexualidad es un mundo intrincado y, si no se practica (solo, acompañado, en grupo, al alimón, como sea) no se puede conocer y de lo que no se conoce no debiera hablarse. Sin embargo no paran de hacerlo, metiéndose en donde no les llaman, en todas las casas y todas la camas, con la pretensión de obligar a la gente a adaptar su comportamiento íntimo a las estrechas reglas fabuladas por una tradición de neuróticos.
Porque el Congreso se llama de familias, pero el plural sobra ya que el supuesto fundamental no es que la familia deba protegerse sino solo la familia católica. Las demás no tienen ni derecho a llamarse familias. ¿Por qué? Porque la familia es lo que la iglesia católica diga que es y eso pretenden acorazarlo en la legislación civil, que obliga a todos, católicos y no católicos. Esa idea de la familia presupone un matrimonio entre hombre y mujer, no con fines concupiscentes, sino de reproducción de la especie, siendo obligatorio acoger cuantos hijos quiera Dios mandarnos, sin medios contraceptivos. Unión de por vida, hasta que la muerte separe lo que quizá unió erróneamente la vida. Una concepción antediluviana de la familia que no conseguirán imponer ni a los católicos. Y una que descansa sobre la recuperación de la autoridad marital en el seno del matrimonio. El Congreso de Familias vería con buenos ojos -si los congresos tuvieran ojos- que las mujeres, tocadas por el Señor en sus almas femeninas, vieran de nuevo la luz, abandonaran esa locura de la igualdad, y sumisa y mansamente volvieran al hogar y al fogón y a experimentar las delicias de la esclavitud. Año del Señor 2012.
Monseñor Reig Pla truena contra el feminismo y, ¡oh, sorpresa!, la ideología de género. No está muy claro qué enciende la santa ira del prelado el feminismo y la ideología de género aunque sea de suponer que la obscena y diabólica pretensión de alcanzar la igualdad de ambos sexos en todos los aspectos de la vida. No lo dice porque no se atreve, pero lo piensa. Pues, ¡qué! ¿no fue hecha Eva de una costilla de Adán? ¿Cómo va a ser igual a Adán? ¿Cómo va a ser la parte igual al todo? Mujeres: desfilando hacia la cocina. Dejad el mundo a los hombres pues ya veis lo bien que lo hacen. Y hasta es posible que, habiendo estos recuperado su autoestima, os maten menos. Desde luego, garantizado, se sabrá menos y ya se sabe que ojos que no ven...
Los homosexuales tienen rancho aparte y en este Congreso los han puesto de chupa de dómine. Uno incluso ha dicho que los homosexuales buscan el fin de la especie, majadería típica de recurso al "enemigo exterior", el otro, para crear un "nosotros" ficticio con el que machacar a los demás, agarrotamiento moral que solo se alivia en matanzas, pogroms, persecuciones. Es llamativa esa inquina, ese odio inacabable de los católicos, sobre todo de su clero y, desde luego, de Reig Pla a los homosexuales. Aunque lo disfrazan de caridad y no es otra cosa que hipocresía y desprecio, es una obsesión que debe de tener algún motivo. Porque, aunque se admitiera que la homosexualidad fuera un pecado, hay otros capitales mucho más extendidos y peligrosos, como la avaricia, la envidia y no digamos la gula. Basta con ver a los obispos. Esta obsesión particular es por la enfermiza relación que los curas establecen entre la homosexualidad y la lujuria porque es lo que tienen más cerca. Así como la pederastia, también muy frecuente entre el clero y que es el mayor de los ataques a la familia puesto que consiste en dañar el fruto del santo matrimonio.
Carece de toda validez lo que diga una congregación de gente entre la que se da tanta pederastia sin que, por otro lado, haya una actitud decidida de condenarla, perseguirla y castigarla sino al contrario, de encubrirla y excusarla con razones taimadas, ambiguas y falaces.
Así que ya puede la carcunda, tan del gusto del gobierno de hoy, vociferar lo que quiera. La humanidad seguirá su camino hacia una sexualidad libre, digan lo que digan estos cuervos de torcidas doctrinas y almas amputadas.

dissabte, 26 de maig del 2012

Recordad que, además de ladrones, son mentirosos.



Cuando el siete de mayo pasado Rodrigo Rato presentó su inesperada dimisión al frente de Bankia no solamente proseguía lo que parece ser su afición privada de dimitir de todos los cargos para los que intriga, sino que hizo algo más: publicó una carta de desspedida al día siguiente en la que entre otros suculentos párrafos están estos dos: "En diciembre de 2011 (se) presentó el Plan Estratégico de la entidad hasta 2015 que permitirá al Banco consolidarse como uno de los cuatro líderes financieros españoles (...) En 2011 Bankia consiguió unos beneficios de 309 millones de euros, además de haber adelantado más de 1.200 millones de euros de provisiones; Bankia ha reestructurado su red de oficinas con el cierre de 800 sucursales."
Hoy, veinte días después, sabemos que Bankia estaba quebrada; que, de cuarto banco, nada; que sus títulos cotizan como "bonos basura" y que los 309 millones de "beneficios" eran en realidad 3.000 millones dee pérdidas.
Es decir, Rodrigo Rato mintió. Y lo hizo con el descaro de quien sabe que es impune a cualquier desmán, chorizada o mangoneo. ¿Será verdad?
Si Rato mintió, como, por lo demás, mintió el consejo de administración que luego ha dimitido en bloque, incluidos los dos consejeros del PSOE e IU, cómplices de esta estafa mayúscula a millones de accionistas e impositores, auténticos truhanes que han esquilmado a la pobre gente; si Rato mintió, digo, ¿qué garantía hay de que no lo haga también su ungido y sucesor, Goirigolzarri, que ya viene exculpando a aquel a quien debe el cargo? ¿Qué garantía de que, en efecto, el agujero sea por lo que dice y que no está ocultando otro tanto igual que los 300 millones de beneficio eran 3.000 de pérdidas? ¿Qué garantía, incluso, de que el agujero no sea mucho menor y de los 24.000 a lo mejor se reparten 15.000 entre los mendas que ahora están al cargo y que, como si fueran sátrapas al estilo de Dívar, no creen que tengan que dar explicaciones de lo que hacen a nadie?
Mientras los responsables económicos y políticos (incluida Aguirre) de este desfalco no comparezcan ante la justicia. Mientras esta no intervenga Bankia, Palinuro no cree nada de lo que este atajo de granujas diga.
(La imagen es una foto de http://www.bankia.com/Portal/Home/cruce/0,0,84722%24P1%3D601,00.html, bajo licencia de Creative Commons).

La catástrofe

Mientras se ventilaba la importante cuestión de si se pitaba o no el himno nacional y se le cantaba al Rey lo del elefante que se balanceaba etc, dimitía en bloque el consejo de Administración de Bankia, tras reconocer que ha cometido un delito de falsificación de balances. Había calculado sus resultados con el mismo ojo que Aguirre su déficit, el ojo político. Los 300 millones de beneficios de 2011 eran un dato provisional, como los de Aguirre; tan provisional que han resultado ser 3.000 millones de pérdidas.
El país está conmocionado. En dos años ha visto cómo se hundía uno de los bancos más importantes gestionado con una mezcla de criterios neoliberales y rapacería política sin parangón. Es el conjunto del sistema fnanciero el que está en cuestión. Reina la tranquilidad pues se sabe que este monumental fallido se cubrirá con dinero público. Pero si todos los bancos hacen lo mismo, esto es, irse al garete esperando el condigno rescate, no habrá dinero suficiente. Es decir, el país está en una situación realmente dramática.
Se recordará a Rajoy en campaña electoral sosteniendo tener la clave para salir de la crisis, recuperar la confianza, etc. Seis meses después es obvio que no solamente no tenía clave alguna sino que no tenía ni idea de en dónde se metía. En cuanto a recuperar la confianza, a la vista está. Nadie en Europa da crédito a su palabra. Por eso hubo de declarar Angela Merkel que no había razón para dudar de lo que Rajoy decía, un típico enunciado autodestructivo porque si no hubiera razón, no habría que decirlo. Es verdad que el antecesor en el cargo le dejó una situación muy complicada. Pero, al menos, algo era claro: a Zapatero en Europa lo creían. Precisamente el primero en poner en duda su palabra fue el propio Rajoy que lo acusó falsamente de haber mentido sobre el déficit dando uno menor del real. Lo que sucede es que, a su vez, Rajoy se contradijo un par de veces y, además, por su boca mentía más gente; mentía Aguirre demediando su déficit y mentía Bankia convirtiendo un déficit de 300 millones en un superávit de 3.000. ¿Qué crédito se puede dar a esta administración?
El país está intervenido de hecho, con unos cuestores imperiales examinando las cuentas y unos organismos internacionales vigilando el examen y a los examinadores. En estas circunstancias el juicio final sobre España no dependerá de lo que inventen sus imaginativos políticos sino del dictamen de estos exámenes. De eso es de lo que dependemos y no de lo que diga y haga Rajoy que realmente ya no sabe qué hacer ni decir. Se arrancó belicosamente neoliberal, tirando a la cara a Hollande sus eurobonos y afirmando su lealtad a Merkel en espera de que esta lo avalara en cierto modo en su petición de que el Banco Central Europeo rescatara la banca española. Dado que, según se ve, ni el propio Rajoy sabía cómo estaba la banca, nadie en su sano juicio avalaría esa petición. Viendo que no obtenía resultado por esa vía, decidió alinearse con la posición francesa (enésima edición de los pactos de familia) lo que lo obliga a sostener lo contrario de lo que decía la víspera. Pero no importa mucho porque nadie lo escucha.
¿Hay salida de esta situación? Es dudoso pero imprescindible intentarlo. La izquierda tiene que pararse a pensar la situación, no aplicar recetas del pasado o buscar continuidades. La situación es nueva y requiere inventiva. Sobre todo en lo que hace al PSOE que se ha confundido con el paisaje y solo aparece para apoyar al gobierno en lo que haga, reservándose un derecho a criticar que no ejerce nunca. Parece increíble que, en lugar de haber pedido una banca pública, Rubalcaba haga saber que la admite de mala gana. Aquí es donde el PSOE tiene que producir su versión de los hechos y ofrecer su plan de actividades para el futuro. No parece estar en la mejor disposición para hacerlo. En cuanto a IU, la otra parte de la izquierda, se ve crecida al observar que hay mucha gente desengañada del PSOE que vuelve a casa. La cuestión sin embargo viene a ser qué se propone en concreto para la salida de la crisis: si banca pública, si subida de impuestos y a quiénes, si inversión pública y dónde, etc.
Ahora bien, ese actuar de la izquierda será institucional, a través de los partidos, lo que tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Pero parece llegado el momento con la aparición de internet de que se exploren otras formas de movilización ciudadana, de multitudes relacionadas en las redes sociales. El gran reto de la teoría política contemporánea es cómo articular la acción práctica en el ciberespacio.

divendres, 25 de maig del 2012

Un gobierno de ladrones.

Nadie entiende qué ha pasado con ese confuso asunto de Bankia pero, al final, está claro que la colectividad tendremos que poner casi 25.000 millones de euros que, al parecer, se han volatilizado de la entidad sin que se haya dado explicación alguna. Al contrario, a las insistentes demandas de IU de que comparezca en el Congreso Rodrigo Rato, responsable de este desastre (vamos a llamar así de momento a lo que a todas luces ha sido un atraco y una estafa), el PP opone un veto sistemático. No es raro. Con su mayoría absoluta, el PP se opone a que rinda cuentas nadie cuyo testimonio pueda poner de relieve que la actividad del partido y del gobierno son antipopulares y dirigidas a favorecer a la iglesia y a los ricos, explotando hasta donde buenamente se pueda a los trabajadores. Pero, en el caso, el asunto es mucho más grave. Casi 25.000 millones es una vez y media los recortes en educación y sanidad, tres veces y media el gasto en I + D y cinco veces el fondo previsto de FROB para toda la banca. O sea, un ruina. Y una ruina que se ha ido desvelando poco a poco, sin decir desde el principio cuál sería la suma final sino soltando noticias parciales, rumores, cálculos provisionales cuya función era ir preparando a la gente para lo que se venía: se empezó con un agujero de 4.500 millones, después se habló de 15.000, luego de 20.000 y, a la hora de redactar esto, los ladrones del gobierno y sus compinches ya la fijan entre 23.000 y 24.000 millones. Y seguirán subiendo si la sociedad no reacciona, frena a estos mangantes y los encarcela, sean peatones o ministros. Esta claro que la operación estaba muy pensada, calculada para ir haciendo asumibles las cantidades que los gobernantes y sus amigos han robado, defraudado, estafado de mil maneras, desde créditos en condiciones fabulosas a la sistemática condonación de las deudas de los partidos, pasando por el abanico de prácticas mafiosas de enriquecimiento. Lo que no había era una explicación, por mínima que fuera, acerca de a dónde habían ido a parar 24.000 millones de euros. Lo cual es la evidencia misma del robo porque han ido a parar a los bolsillos de los granujas en el gobierno y sus aliados pero eso no conviene que se sepa y para eso controla la derecha prácticamente todos los medios de comunicación, para ocultar su responsabilidad en este saqueo nacional.
Sin embargo es un robo típico, de los de salir al paso de alguien con una navaja a exigirle la bolsa o la vida. Las cajas, en concreto CajaMadrid, llevaban unos diez años administradas por el PP con una mínima participación del PSOE y de IU. Mínima en cuanto al trabajo que tenían, no así en cuanto a las desorbitadas remuneraciones que recibían y que han funcionado como mordazas para que los consejeros de estas dos organizaciones no sacaran a relucir los chanchullos que los del PP llevan años haciendo. Finalmente, no contento con lo que sacaba de las cajas, el PP consiguió cambiar su naturaleza jurídica y la composición de sus órganos de gobierno por ley en 2010 para ponerlas más a su servicio, al servicio de sus aventuras ladrillescas, mitómanas, megalómanas. Conseguido esto,  situó al frente de Caja Madrid a Rodrigo Rato, cuya competencia se presumía, ya que demostrarla no lo ha hecho nunca, sino todo lo contrario, con el fin de ponerla a su servicio político. En dos años, Rato ha bordado la tarea: ha hundido la caja bautizada como Bankia y ha dejado a los 45 millones de españoles con una deuda de 500 euros por barba, ricos y pobres por igual.
¿Cómo ha sido posible? ¿Qué ha sucedido? ¿Cuáles son las razones de este desastre? No hay ni habrá modo de saberlo porque el PP se niega a que Rato comparezca en el Congreso a dar cuenta de su gestión y, a lo que parece, su endeble fibra moral (o robusta granujería) le impiden solicitar él la comparecencia por su cuenta. Se ha llevado 1.200.000 euros por hundir la caja y está exento de explicaciones. En su lugar se impuso a un sucesor que venía de una aventura similar (solo que con una prima mucho más alta) con la orden de liquidar Bankia y pedir el dinero del rescate.
Mientras no haya una explicación satisfactoria esto ha sido un robo y una estafa (la estafa es distinta del robo, se organizó en torno a las llamadas participaciones "preferentes" con las que estos mangantes han estafado a decenas de miles de personas), perpetrados por los gobiernos del PP, regional y nacional (¿o no se acuerda nadie de la lucha entre Rajoy y Aguirre por poner a su respectivo menda al frente de esta maquinaria de robar?)  que, con el cuento de la privatización, la flexibilización, el fortalecimiento, etc se han estado llevando crudos miles de millones de euros de la gente.
Claro, ahora no quieren explicaciones, aclaraciones, indagaciones.  No pueden echar la culpa a la herencia de los sociatas: es el resultado de una gestión propia de delincuentes. Pretenden fabricar este clima de urgencia, miedo y angustia para que la colectividad trague con este expolio que se le ha hecho y pague las consecuencias. Justo lo que hay que evitar. Ante este atraco, la gente tiene que reaccionar porque, si no lo hace, mañana nos roban lo poco que nos quede. Hay que salir a la calle, pedir responsbilidades, encausar a Rato, Aguirre, Rajoy y el conjunto de individuos que se han embarcado en esta operación de esquilmar los recursos de la colectividad en provecho propio. Hay que rescatar Bankia y convertirla en banca pública y no transitoria sino permanente. Y es hora de que el PSOE cambie de actitud. Rubalcaba no puede decir que "acepta" una banca pública, como si la sola idea lo irritara. La banca pública es una reivindicación de la izquierda. Esa banca pública debe estar al servicio de la recuperación de la crisis y funcionar en paralelo a la sublevación política ciudadana. Tenemos que exigir que los responsables de esta gigantesca estafa, este robo monstruoso, paguen por lo que han hecho.
(La imagen es una foto de José Carlos Cortizo Pérez, bajo licencia de Creative Commons).

Últimas noticias sobre España.

(Del informe confidencial del embajador del Reino Elfenbein a su ministro de Exteriores. Traducción directa del Suahili. Fuente: WikiLinks).

¡Vaya lío tienen montado estos españoles, ministro! No sé por dónde empezar. Nuestra última guerra tribal fue nada comparada con el guirigay de este país. Y no es por cosas prácticas o tangibles como el agua, los pastos o los derechos de paso sino por cuestiones grandiosas de principios imperecederos. Se arrojan los principios recíprocamente a la cabeza como si fueran obuses.
El presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) o sea, el pináculo de la justicia, se iba de alegres vacaciones de trabajo a lugares paradisíacos de la costa mediterránea a cuenta del contribuyente. Denunciado por un colega, sobreseído por otro, el asunto ha caído en mitad del CGPD como una piedra en un charco y ese órgano se ha dividido en dos partes: la minoritaria (cinco vocales) pide la dimisión de Dívar; la mayoritaria (siete vocales) la del denunciante, Gómez Benítez. En términos dialécticos estamos en la negación de la negación. Benítez niega a Dívar y el CGPJ niega a Benítez. De aquí tiene que salir la Aufhebung hegeliana. Pero como esta es tan multiforme, a saber cómo será. El propio Dívar ya ha dicho que él no dimite y que tampoco va a dar explicaciones. Pero esta es una posición insostenible en un sistema democrático que es uno de opinión. Y la opinión ve fatal lo de las semanas caribeñas de Dívar, juicio muy negativo que se extiende a los órganos presididos por él. Encima uno de ellos, el Consejo, da posteriores motivos para que la opinión sea más hostil a un modo de entender la administración de justicia tan opaco como altanero y ajeno a toda sensibilidad ciudadana.
El principio nacional ruge como la marabunta, ministro. La final de la Copa de fútbol enfrenta a un equipo vasco con otro catalán y se juega en un campo en la capital. La gobernante de Madrid, una especie de zulú blanca ya se ha pintado de guerra y convertido el asunto en uno de confrontación nacional pues las aficiones vasca y catalana vienen dispuestas (según se teme la dama) a pitorrearse de los símbolos, emblemas sacrosantos de la Patria española y a reírse del Rey. Ultraje a la Nación, a la bandera, al Rey lo llaman. Es sorprendente cómo Aguirre, quien predica siempre doctrinas neoliberales, indiferentes, escépticas, centradas en el beneficio, se enciende de ardor guerrero con los asuntos simbólicos. No me extrañaría nada que ese partido terminara como el rosario de la aurora, una expresión muy usada por aquí pero sin sentido en nuestro país, en donde no rezamos rosarios.
El ministro de Educación lleva una carrera meteórica al abismo. Es el peor valorado por la ciudadanía, pues aquí tienen esa curiosa costumbre de preguntar a la gente qué piensa. No es como entre nosotros, en donde no hace falta preguntar porque todos, gracias a su Majestad, pensamos lo mismo. Aquí no; aquí cada cual piensa lo que quiere y ha llegado el ministro y, claro, ha querido poner orden de forma que todo el mundo piense lo mismo; en concreto, lo que a él le parece en consulta con los magos del lugar a los que llaman curas. Los manuales de educación cívica en las escuelas reflejarán la visión del mundo del ministro, claramente tridentina. Los principios arrasan.  Con este proceder ha conseguido ponerse enfrente de todos los estamentos docentes y discentes y ha coronado su exitosa gestión cosechando un plante de todos los rectores del Estado, 75, nada menos, en protesta por sus maneras. Se ha ido a consolar a las Comunidades Autónomas (que son unas especies de virreinatos como los nuestros pero más pequeños) y estas se le han sublevado; en concreto las que no son de su partido que impartirán las enseñanzas que el ministro ha prohibido, de forma que los españoles de mañana tendrán un motivo más para pegarse ellos.
Los españoles tuvieron una dictadura antes de su gobierno actual pero la Real Academia de la Historia, un consejo de magos en el que estos sostienen que la realidad fue lo que ellos digan que fue, no lo que fue, dictamina que el dictador no era un dictador. El presidente de este curioso órgano de naturaleza patafísica, Gonzalo Anes, no considera que deba dimitir a pesar de que el conflicto que gestiona así lo exige. La Academia negó que Franco fuera un dictador. El Parlamento obligó a la Academia a rectificar. Se hicieron todas las ceremonias pertinentes y la Academia reconoció que tendría que revisar su juicio. Ahora dice que no lo hace. ¿No debiera ser la Academia intervenida y obligada a cumplir sus compromisos? Nuestros ancianos, hombres venerables y sabios, hubieran actuado así y no como estos españoles que se pasan el día hablando de principios y no tienen ni uno.
O los tienen todos, al modo de Groucho Marx personaje que personalmente asocio con el presidente del gobierno del país. Te parecerá exagerado pero estarás de acuerdo en que alguien capaz de decir haré lo que tenga que hacer aunque haya dicho que no lo haría deja a Groucho convertido en un metodista. Rajoy salió de peregrinación (procede de una parte del país muy dada a peregrinar) en busca de ayuda material sólida para su sistema financiero, sus bancos, que están en la ruina y ha vuelto con las manos vacías porque en Europa no lo tienen en gran consideración. No habla ninguno de sus dialectos y, cuando, por fin, se hace traducir nadie cree en lo que dice porque se desdice y vuelve a desdecirse. Les han mandado unos procónsules de Europa a fiscalizar qué están haciendo con los dineros y será al informe de estos a lo que se refieran y no a las declaraciones de Rajoy.
Al gran jefe le esperan en su desalentado regreso otros dos líos monumentales en los que se han metido sus segundos. El asunto de Bankia apesta. La Caja fue gestión casi en solitario del PP en los últimos años. Ahora, con Rato al frente, la entidad necesita 20.000 millones de euros. La cuestión es ¿en dónde está esa pastuqui? ¿Quién se la ha quedado? Y ¿qué se hace con bankia rescatada? Para cuando trate de tener una opinión se le habrá echado encima el conflicto de Gibraltar, cada vez más enconado y que amenaza con degenerar en un enfrentamiento entre dos Estados miembros de la UE, algo que esta no puede permitir y que además, pondría duramente a prueba una de las últimas teorías de la Ciencia Política, la teoría de la paz democrática.
En resumen, querido ministro, sus gobernantes dicen que España es "un país serio que hace los deberes" pues tienen mentalidad de maestrillos de los tiempos de la colonia, ¿te acuerdas? Cuando nos enseñaban dándonos de reglazos. Pero en realidad no es tal cosa, sino un patio de pillastres mal avenidos. 
(La imagen es una foto de andrés.moreno, bajo licencia de Creative Commons). Es una imagen magnífica. Conmemora la primera fotografía que se hizo en España, en la Barceloneta, en 1839 y lo conmemora en catalá. Es España escribiendo en catalá. Tengo la impresión de que hoy ese letrero no hablaría de la fotografía espanyola sino de la fotografía catalana. La variante refleja a mi juicio lo que se ha deteriorado la relación entre los pueblos de España.

dijous, 24 de maig del 2012

Un servidor sobre el ciberespacio.






En las recientes jornadas sobre ciberpolítica que celebramos en la Fundación Ortega/Marañón, estuvo Isabel Paz, administradora del blog El mundo es un pañuelo que, al final de los dos días me hizo una entrevista grabada en vídeo y que es la que incluyo más arriba. Pido disculpas si mi aspecto no es muy guay pero se entenderá que, después de dos días, a razón de seis ponencias diarias, no estaba yo ya para muchos volatines. La importante es que se me entiende. Isabel me ha cambiado el apellido, de lo cual me felicito porque si Fernández Díaz, el ministro del Interior que padecemos en España encontrara que mis manifestaciones son constitutivas de delito, siempre podré decir que no era yo, sino Cotalero, uno que se me parece mucho. Que lo busque.

La Gran Nación y su lugar en el mundo.

Últimamente las portadas de El País son editoriales en sí mismas. La forma de redactar los titulares, sus respectivos tamaños y ubicaciones y la foto principal están cuidadosamente escogidas y deben costar tiempo y debates. Es la tendencia que inauguró hace más de un siglo el ABC; el verdadero editorial está en la portada. Hay mucho gente que solo ve del periódico la portada y conviene se entere a primera vista de la consigna del día. Esta técnica se ha generalizado a toda la prensa merced a la televisión. Los programas de noche revisan los diarios del día siguiente y por tales, entienden las portadas que llegan así a muchísima más gente que los diarios en su conjunto.
El secreto del titular de El País está en el adverbio más, que transmite una sensación de gravedad, urgencia, inminente peligro. No sabíamos que Europa estuviera dividida; ahora sabemos que lo está más. La lengua hace maravillas; por ejemplo, reinventa el pasado. Y no solamente la neolengua porque, en realidad, toda lengua es neolengua. El otro titular que acompaña es igualmente revelador: "París y Berlín ahondan sus diferencias en la cita sobre el crecimiento". De nuevo, el truco está en ese ahondan. Nadie había reconocido aún diferencia alguna pero ahora se ahondan. Misión cumplida: Europa está al borde de la ruptura.
Junto al titular, la foto es soberbia. Los dos mandatarios antagonistas principales se saludan sin mirarse. Hollande alza la vista hacia Monti como si estuviera hablando con él y saludara distraídamente a la dama. A su vez esta da cabezazo al estilo germánico pero tiene una sonrisa de retranca teutona que hace temer lo peor. En el fondo, desenfocado, pues la cámara enfoca a Hollande, se encuentra Rajoy como una especie de convidado de piedra. Hablen en lo que hablen el italiano Monti, el francés Hollande y la alemana Merkel, incluso si lo hacen en inglés, cosa que dudo pues los franceses insisten mucho en que se emplee su lengua en los foros internacionales, Rajoy se quedará fuera pues no habla ninguna. La proverbial incompetencia lingüística de los gobernantes españoles es uno de los signos distintivos de la Gran Nación de Rajoy.
La cuestión en debate son los dichosos eurobonos y la función del Banco Central Europeo (BCE). En ambos casos domina la posición alemana: el BCE es prácticamente alemán y de los eurobonos ni se habla. Hay una posibilidad de negociación, consistente en hacer ver a los alemanes que siguen guardando todas sus garantías si ambas instituciones se separan: los alemanes pueden conservar el BCE y permitir los eurobonos o cerrar el paso a los eurobonos pero dejar que el BCE sea más "europeo". Sería una base razonable de acuerdo. Porque es claro que hay que llegar a un acuerdo y un acuerdo político, esto es, uno en el que todos cedan algo.
Además del inconveniente mayúsculo de no entender ninguna otra lengua europea, Rajoy viene  muy tocado por la situación del país que representa. La noticia que aparece dentro de la estrella pone los pelos de punta porque da a entender una situación de práctica intervención. Si el FMI y otros órganos (¿cuáles?) fiscalizan la fiscalización que Rajoy ha encargado a no se sabe cuántas empresas de auditorías y agencias de raking, de esas que fallan siempre, es que nadie en el ancho mundo confía en España, en la Gran Nación. A pesar de que Rubalcaba, casualmente en Bruselas, ha hecho unas declaraciones apoyando al gobierno en aplicación de su teoría de hablar con una sola voz en Europa. Espero que el gobierno no piense que se trata de una "monodia trampa".

dimecres, 23 de maig del 2012

El peor ministro de Educación de la historia.

Al día siguiente de que toda la educación española en todos sus niveles, y estamentos le haya hecho una huelga sin precedentes y haya salido a la calle en manifestación en el país entero, el ministro de Educación, José Ignacio Wert, se encuentra con un plante de los rectores de las Universidades españolas que se niegan a ir a una reunión de ordeno y mando típica de la mentalidad autoritaria y prepotente de aquel. ¿La razón? Que en ella, por mandato ministerial, no se puede hablar del contenido del decreto-ley recién aprobado y por el que se abre el camino a la destrucción de la educación en España. Bien por los rectores, que han demostrado estar a la altura de las graves circunstancias, cosa que ha quedado clara al decir Wert lo contrario, esto es, que no han estado a dicha altura pues sabido es que quien no lo está, ni a esta ni a ninguna por baja que sea, es el propio Wert.
Los sucesos reseñados ponen en claro el talante de este tertuliano de Intereconomía metido a gobernante. Ultramontano, meapilas, pedante, petulante y botarate, es obvio que, con su comportamiento pone de relieve que carece de los dos requisitos que debieran ser básicos en su ministerio: educación y cultura. Subvenciona los toros mientras suprime ayudas a la cultura de verdad y  excluye de la enseñanza a los sectores sociales que más la necesitan y a los que más podía beneficiar. 
Su comportamiento arrogante y suficiente, producto de su convicción de valer más que sus conciudadanos cuando tanto intelectual como moralmente, vale menos que el último de ellos y, si está en donde está, es por enchufe y maniobra política, lo acreditan de lo que es, un tertuliano todólogo de tres al cuarto acostumbrado a hablar para los suyos y que los suyos lo jaleen; nada más. Su razonamiento de que no es que las familias no puedan pagar los estudios de los hijos que él ha encarecido y dificultado sino que hacen un cálculo de costes beneficios por el que deciden dedicar sus recursos a otros fines refleja, de un lado, su espíritu clasista y de desprecio hacia la gente del común y, de otro, su servil admiración por los sofismas de la teoría de la decisión racional que solo un badulaque como él aplicaría a este caso.
Hay un hashtag en Twitter pidiendo la dimisión de Wert. Me parece de sentido común. El país no tiene por qué soportar a un individuo que no sabe hablar sin insultar y provocar a la mayoría de sus ciudadanos. Y así se lo han hecho ver la calle por un lado y los más cualificados representantes de la cultura y la educación por otro.
(La imagen es una foto de Irekia, bajo licencia de Creative Commons).

Día D. Merkolande en la cumbre del crecimiento.

(La primera imagen es una caricatura de DonkeyHotey; la segunda una de aeneastudio, ambas bajo licencia de Creative Commons).

Hoy es un día decisivo. Se inicia la llamada Cumbre del Crecimiento en la que se verán las caras las dos posibles de la Unión Europea, no en una visita protocolaria sino en un contexto formal de negociación. De un lado, la figura ascendente de François Hollande, quien representa la última esperanza de parte de la izquierda. Otra parte no confía en el nuevo presidente, al que considera el reverso de Sarkozy en la sola moneda de la derecha con sus dos caras. Del otro, la estrella declinante de Angela Merkel. La dama se encuentra al final de su mandato y ha venido perdiendo las últimas elecciones en los Länder. Con todo, sigue siendo la punta de lanza de la derecha europea neoliberal. Su figura señera se alza en un panorama desolador de quiebras, intervenciones, recortes, estrecheces y suicidios. En términos pugilísticos es un primer asalto en el que los contrincantes anunciarán sus pretensiones y medirán sus fuerzas en un momento crítico con el euro en entredicho y la misma Unión, como suele, a punto de fracasar.
Hollande encabeza el enfoque de la izquierda que pide atemperar las medidas de austeridad con otras de estímulo, que se permita algo de keynesianismo y no todo sea Von Mises, Hayek, Friedman a palo seco. Pero ese enfoque es ideológico y no tiene detrás una batería de países en apoyo, cosa muy necesaria en las negociaciones de la UE. El único país que respalda y no de modo total, es Italia. Los demás aliados de Hollande podrían ser aquello otros que están intervenidos, lo cual los pone fuera de juego. La izquierda española, encendidamente hollandista, no gobierna. El único apoyo de Hollande es el de Obama, transatlántico y de poco peso por tratarse del consejo de un mirón. La posición de Hollande, pues, no es muy airosa ni consistente. Par dessus le marché los alemanes saben que el presidente está pendiente de las elecciones legislativas de junio. Si estas se le tuercen, ya veremos qué tipo de cohabitación se monta entre el Elíseo y el Hotel Matignon pero, en todo caso, influirá en la acción de la Presidencia.
A su vez, Alemania acude apoyada en una sólida retaguardia de Estados continentales, Finlandia, Austria, Holanda. Es casi un frente imperial en favor de la continuidad de políticas neoliberales en píldoras de caballo del doctor Hackenbush, según el espíritu del Consenso de Washington, hoy convertido en Diktat de Berlín. La posición negociadora de Merkel es sólida pero juegan en su contra dos factores, el hecho de que pueda perder las elecciones legislativas del año que viene, como ha sucedido con todos los gobiernos en la crisis y el creciente descontento con sus políticas incluso en su propio país pues ya han tenido tiempo suficiente para probarse y han resultado siempre contraproducentes.
A nuestra vez, los españoles, según hábito, con el paso cambiado. El país está al borde de la intervención, practicamente intervenido mediante unos censores, especie de cuestores que nos ha enviado el imperio comunitario a fiscalizarnos las cuentas. Por eso mismo, nuestro interés reside en alinearnos con el francés, en demanda de mejores condiciones, ayudas europeas, capitalización de los bancos y la vieja ilusión de los eurobonos de los que los alemanes no quieren oír hablar. El gobierno ha hecho lo contrario. Gran adalid del neoliberalismo, ha rechazado los eurobonos, el demonio, sus pompas y sus obras, ha sometido a su pueblo a una cura de austeridad que tiene a la población movilizada en huelgas y manifestaciones tan multitudinarias y numerosas como la de la enseñanza de ayer y se ha puesto directamente a las órdenes de Merkel en la esperanza de conseguir algún trato de favor por vía de enchufe con la Canciller. Todavía más, no contento con los sacrificios impuestos, Rajoy ha decidido echar el país a los leones y ha contratado con unas empresas privadas del negocio de la calificación y la acreditación el examen de la salud del sistema financiero español. Una de las tales empresas había calificado de "excelentes" unos bancos irlandeses que hubo que nacionalizar acto seguido. Esto quiere decir que el gobierno se somete a las órdenes de los mercados incluso aunque sean erróneas y hasta ilegales, cuando no delictivas. Hay aspectos en los recientes planes de desarrollo de infraestructuras y edificabilidad que frisan lo penal.

dimarts, 22 de maig del 2012

Jueces, banqueros y aristócratas, la sal de la democracia.

Ya pueden ilustres politólogos quemarse las cejas en busca de los más exactos y refinados indicadores sobre la "calidad de la democracia". Trabajo inútil, tirado a la basura. Ningún experimento de laboratorio podrá anular jamás el torrente mismo de la vida que mana a borbotones de una realidad multifacética y maravillosa. En España, por ejemplo, a pesar de la relativa juventud de su democracia, podemos dar lecciones a las más afianzadas del planeta. Y lecciones consistentes, de las que dejan huella.
¿Quién dijo que los magistrados debían ser seres grises, anodinos, estrictos hasta la neurosis en el cumplimiento de su deber y pundonorosos? Eso era en tiempos de los hugonotes y calvinistas. Hoy, un magistrado del Supremo, su Presidente, puede ser un devoto de comunión diaria y un fastuoso aunque discreto juerguista que se pule la pasta de los contribuyentes en cenas opíparas en el íntimo e incomparable marco marbellí. Y si alguien quiere hacernos retroceder al tenebroso pasado borgoñón de la rendición pública de cuentas, la Fiscalía corta el intento en seco aplicando una concepción revolucionaria del derecho, según la cual los gastos de un cargo público son privados o no según lo que el mismo cargo público decida. Bueno, solo si es juez.
Jueces son también los que en la Audiencia Nacional han decidido que en los 2.000 millones de Botín residenciados en Suiza no hay ni tantico así de ilegalidad. Si los millones están allí, que habrá que probarlo, pues suena a bulo para debilitar la banca, sus buenas y patrióticas razones tendrá Botín que solo piensa en el bien de España. Entre tanto, el que hace un butrón en una sucursal del Santander se come un marrón de años de cárcel. ¿Cómo vamos a llevar nuestro frenesí igualitario a comparar un benefactor de la patria con un pringao butronero? Eso no es democracia, sino igualitarismo envidioso y vergonzante, ultrademocratismo cercano a la anarquía.
La chulapa marquesa del pueblo, que gobierna Madrid con un empaque y un tronío dignos de la Virgen de Guadalupe, cada vez que abre la boca, miente, así que la historia del engaño en la cuantía del déficit de la Comunidad solo demuestra que quienes se escandalizan por ella no saben que es el estilo ordinario de la casa: mentir, falsear datos, ocultarlos, negar información a la oposición, neutralizar medios y personalidades críticas. Y si, para hacerlo, hay que invocar el reino de dios, los cimientos de la patria, la sangre de los mártires, se hace. Todo antes que confesar que está al frente de un gobierno que, al tenebroso asunto del Tamayazo, ha añadido prácticas supuestamente delictivas, con ánimo de llevárselo todo a casa crudo. 
Dice la Marquesa que debe suspenderse la final de la Copa del Generalísimo (que es su verdadero título) porque los rojos separatistas vienen a silbar el himno español y al Rey. Francamente, lo mejor que puede pasarle al himno es que no se oiga de feo que es. En cuanto al Rey, si lo silban, que devuelva el gesto como ya hizo con displicencia borbónica hace unos años con una peineta que sin duda Aguirre aplaudirá pues demuestra que por la venas del Rey corre la sangre de españoles orgullosos y madrileños altivos. La Patria. La Patria bienamada de este hatajo de gandules.
(La imagen es una foto de galería de Esperanza Aguirre, bajo licencia de Creative Commons).

La arrogancia de la impotencia.

Tenemos el país semi-intervenido por la autoridad europea. De Bruselas llegan unos comisarios financieros a comprobar sobre el terreno la veracidad de las afirmaciones del gobierno sobre la cuantía del déficit. A nadie le extraña tras haber visto cómo ese gobierno lleva cuatro meses haciendo malabarismos con los números que suben o bajan al albur de confusas explicaciones, recriminaciones y oscuras acusaciones de manipulación y engaño. Si los socialistas habían ocultado la cuantía del déficit (primera variación); si eso lo han hecho las Comunidades Autónomas (segunda variación) y, en concreto, las de Valencia y Madrid. Angela Merkel, sin embargo, no ve razón para dudar de la palabra de Rajoy, pero no parece haberlo avalado en su pretensión de involucrar al Banco Central Europeo (BCE) en el rescate/no-rescate de la banca española. La Canciller es una experta diplomática. Como lo es Barack Obama, quien ha hecho unas comprometidas y valientes declaraciones pidiendo al BCE que compre toda la deuda pública posible de España e Italia. Otra de las características de la buena diplomacia es lo valientes que somos todos a la hora de arriesgar el dinero del prójimo. Pero nada más.
Nuestra realidad es la presencia de unos censores de cuentas impuestos por Europa. Nuestros amigos no ven razón para dudar de la palabra de Rajoy pero, como Santo Tomás, prefieren venir a meter los dedos en la llaga. Rajoy no ha conseguido ninguno de sus designios sino solamente palabras de apoyo y solidaridad, incluso alguna arenga americana; todo palabras al viento de la historia. No obstante, para demostrar cuán rendido está al Diktat germánico neoliberal, ha rechazado de plano la sugerencia de Hollande sobre los eurobonos, una fórmula estupenda para resolver el problema europeo pero a la que los alemanes se oponen sino con la Wehrmacht, con la Geldmacht, mucho más eficaz, pues no hace falta invadir los países; basta con pasarles las deudas al cobro. Y, ya lanzado al campo del compromiso con la transparencia del sistema financiero, el mismo Rajoy ha puesto en manos de dos agencias privadas extranjeras la evaluación de la salud de aquel, una de las cuales se hizo célebre al calificar de excelente la salud de un banco irlandés que quebró un año más tarde.
En estas condiciones de debilidad resulta patético escuchar al presidente del gobierno urgir de las instituciones europeas un deus ex machina que salve la muy apurada situación interior en forma de "inyecciones" de capital a los bancos. En primer término las instituciones europeas son lentas por tradición, conveniencia y voluntad. Además, dar veinticuatro horas suena a ultimatum de la oveja al lobo. En este su primer periplo internacional de envergadura Rajoy ha paseado una gran nación en estado comatoso a la vista del amplio mundo. Para colmo de males, el propio servicio exterior español ha montado un entremés burlesco reverdeciendo los antilaureles de Gibraltar. Cameron pidió al parecer charlar con Rajoy y este accedió teniendo buen cuidado de declarar de antemano que del Peñón no se hablaría. No se hablaría porque no se puede. No están los tiempos para arrogancias vacuas al estilo del ultimatum de las veinticuatro horas.
Sin embargo la arrogancia está muy presente en sede doméstica. Para subrayar las diferencias entre la oposición del PP y la suya, el PSOE pasa el día haciendo ofertas de acuerdos y pactos al gobierno con el fin de, como dice Rubalcaba, hablar con una sola voz en Europa. La idea obvia es trasmitir a la opinión la imagen de una oposición que arrima el hombro. Todo son ofrecimientos, propuestas, ofertas de acuerdos. El secretario general del PSOE está dispuesto a llamar a Rajoy por el móvil y hasta por un tam-tam. ¿Y Rajoy? ¿Cómo responde? Como suele hacer, con el silencio. No se da por aludido. Tampoco cuando se le critica por ningunear el Parlamento y gobernar por decreto. Y menos aun cuando se le afea no responder preguntas en las ruedas de prensa. Todo eso debe de parecerle futesas. Igual que los miles de euros de las semanas caribeñas parecen al juez Dívar "miserias". No hay gran diferencia en punto a arrogancia. Como insólitamente altanera es la respuesta que Rubalcaba ha obtenido a sus propuestas de interpretar una monodia europea. Rajoy le avisa de que debe cuidar la coherencia. Rajoy pidiendo coherencia a los demás. Rajoy. Supongo que es lo que la red llama chanante.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dilluns, 21 de maig del 2012

¿Quién persigue a quién?

Según el Cardenal Rouco en Alcalá de Henares se está persiguiendo inicuamente al obispo Reig Pla a causa de sus declaraciones sobre los homosexuales. Rouco las atribuye al amor cristiano de Reig por la especie y por sus ovejas descarriadas y/o enfermas. La mayoría municipal, en cambio, las considera inadmisibles por homófobas y merecedoras de algún tipo de ostracismo o expulsión a las tinieblas exteriores a Alcalá.
¿Y qué dijo exactamente el obispo para encrespar así la opinión pública? Vino a decir que la homosexualidad es una enfermedad que “se cura” con una terapia adecuada. Un disparate muy extendido entre mucha gente conservadora y tradicional bastante de la cual va más lejos y la considera un delito. En varios países acarrea la pena de muerte. O sea, no es asunto para andarse con frivolidades, aunque sean mitradas, pues fácilmente pueden convertirse en tragedias. Se empieza hablando de enfermedad y se termina haciéndolo de delito. Más claramente: esas declaraciones estigmatizan a los homosexuales y, por tanto, los persiguen.
En verdad, el obispo supuestamente perseguido, según Rouco Varela, es el que persigue a una colectividad que no es de su agrado, la de los homosexuales y lo hace, además, con desprecio no ya de las virtudes cristianas sino del mero sentido común. La Organización Mundial de la Salud dejó de considerar la homosexualidad una enfermedad en 1990. Carece de sentido que un obispo enmiende la plana en asuntos médicos a la OMS. Por eso los homófobos católicos recurren al término “desorden”, en un intento de ocultar sus intenciones, siendo así que “desorden” quiere decir enfermedad. Un obispo no es quién para determinar qué sea o no enfermedad y, si lo hace, está usurpando ilegalmente unas competencias profesionales.
Suele aducirse, llegada aquí la discusión, que, al fin y al cabo, la iglesia es una asociación privada voluntaria y habla para sus miembros y no para el conjunto de la sociedad y, en consecuencia, puede decir lo que le parezca y convenga a los intereses de la asociación. Nadie tiene derecho a perseguir a un obispo cuando habla a su grey, diga lo que diga. La validez de este argumento, obviamente, depende de que sea cierto que el obispo habla a su grey. Y no lo es.
En primer lugar, aunque las declaraciones se produjeron en el curso de un acto litúrgico, se transmitieron a través de la televisión pública, TVE2, en tiempo real. Esto de retransmitir las misas católicas mediante una radiotelevisión pública implica meter el culto religioso en todos los hogares, sean o no creyentes. Por supuesto, el creyente en otra religión o el ateo el domingo a las 12 del mediodía no tenían opción: o veían la misa del señor Reig y escuchaban sus disparates homófobos o se iban a alimentar los patos en el Retiro.
En segundo lugar, y ello es más grave, el obispo Reig no habló de y para el círculo de sus seguidores sino para el conjunto de la colectividad, no por lo que se refiere al auditorio sino por lo que hace al objeto del disparate, los homosexuales. El obispo Reig calificaba de “curables” a todos los homosexuales y no solamente a los homosexuales católicos. Imaginar esta segunda hipótesis sería completamente absurdo. Pero eso no puede ser óbice para una creencia religiosa que tiene a gala dar por ciertas cosas no ya absurdas sino directamente delirantes. Si, a pesar de todo, el obispo no restringe su “diagnóstico” a los homosexuales católicos sino que, al contrario, dice reafirmarse en su criterio da la impresión de que, en efecto, quien se dice víctima de una persecución es el que persigue a los demás. Y que haya montado un circo, obligando a todos los curas de su diócesis a predicar en misa en contra de algunos de sus semejantes por razón de su orientación sexual, no lo hace menos sino más perseguidor de su prójimo al que, según su religión debiera amar.

(La imagen es una foto de Mukarra, bajo licencia de Creative Commons).

Año 2030. De las Memorias de Mariano Rajoy.


(Mariano Rajoy, Memorias. Una vida al servicio de la Patria. Editorial Reverencia, Santiago de Compostela, 2030. 348 págs.).



Capítulo VIII: 2012, el año fatídico.

Ya dije en el capítulo 1 de estas Memorias que, habiéndome jubilado, y no teniendo mayores obligaciones, pensaba contar toda la verdad de mis breves meses de gobierno. No me parece justo cargar yo solo con la responsabilidad de la catástrofe que cayó sobre nuestro país durante la que hoy se conoce como la Gran Depresión de la Eurozona y que, en el fondo, se debió a la fabulosa incompetencia de Zapatero y la herencia que nos dejaron los socialistas. No pretendo eludir mi responsabilidad sino dejar en claro hasta dónde llega. Cuando nos hicimos cargo del gobierno de lo que entonces era simplemente España y no este absurdo conglomerado de hoy llamado CNI o Confederación de Naciones Ibéricas, el país estaba en quiebra, a punto de ser intervenido por las autoridades europeas y encaminado a la horrorosa depresión que siguió después, cuando la tasa de paro llegó al 30% y fue necesario prohibir por decreto que las mujeres trabajaran para poder emplear a los varones. Mucho se nos criticó esta medida pero la parte más sana, más cristiana, de mi partido y del país, me felicitó por ello. El obispado me mandó la bendición apostólica con un valiente mensaje de Monseñor Rouco, alabando mi coraje por haber sabido cortar la ola de feminismo agresivo y devuelto las mujeres a su lugar natural en el orden social cristiano: el fogón.
Pero no adelantemos acontecimientos. Mi gobierno tomó el toro por los cuernos, metáfora conocida pero muy apropiada en nuestro caso ya que previamente habíamos declarado que las corridas son un bien cultural patrio. Recortamos lo que pudimos los gastos a base de aumentar impuestos, suprimir subvenciones, rebajar salarios, reducir pensiones, eliminar partidas enteras de gastos de lujo como la educación, la sanidad, etc. Aun así no olvidamos quiénes eran los nuestros y dimos una amnistía a todos los defraudadores, permitiéndoles blanquear fortunas a cambio de una pequeña mordida del 10%. Rescatamos todos los bancos con dinero público, incluso los que nosotros mismos habíamos hundido. Todo esto era lo contrario de lo que había dicho en la campaña electoral, razón por la cual se me acusó de mentir. Otra injusticia más. Cuando se dice que se va a hacer algo y luego no se hace o se hace lo contrario, no se ha mentido; se ha cambiado de opinión. Mentir es afirmar o negar falsamente algo sobre un asunto de hecho. Por ejemplo, si digo que mi déficit es del 1,2% y luego resulta que es el doble, he mentido. Pero no fui yo, sino Esperanza, que no tiene arreglo ni medida para sus ambiciones.
El caso es que, con los deberes hechos, nos pusimos a mirar a Europa que por entonces todavía era un ente político verosímil y no este galimatías actual llamado LED (Liga Europea Democrática) en perpetua lucha con la SED (Sociedad Europea Democrática), pero Europa languidecía. Los franceses habían elegido a un socialista radical, Hollande, un estatista furibundo. Solo quedaba Merkel como faro de nuestra acción y la única a la que podía pedir que presionara al Banco Central Europeo para que financiara el saneamiento de nuestra banca por la vía del enchufe. Por eso aproveché la cumbre de la OTAN, a la que iba Angela, que estaba en una reunión del G-8, para tener una entrevista con ella, pero la muy ladina no se comprometió a nada. No me quedó más remedio que vender en España las buenas palabras de esta rígida teutona como apoyo contante y sonante. Entre tanto, Hollande, más papista que el Papa, como buen socialista, quiso que el G-8 debatiera la cuestión del rescate a España y yo me vi obligado a declarar que los bancos españoles no necesitaban rescate alguno, lo cual no era compatible con el hecho de que estuviera pidiendo fondos del BCE.
Y eso no fue lo peor de aquella desagradable jornada. Mientras llegábamos a Chicago, famosa ciudad de gangsters, Margallo me venía volviendo loco con la necesidad de encararse con los ingleses de una vez y de recuperar Gibraltar. Yo creía que iba de broma pero el hombre hablaba en serio pues nos veía como la generación que devolvió a la Patria su integridad territorial, y ya había echado por delante a la Guardia Civil. Esa noche soñé que Cameron en realidad era el almirante Nelson y en la cumbre de la OTAN recordaba con una sonrisa que el cabo Trafalgar está muy cerquita de Gibraltar, al otro lado del estrecho.
Y no fue lo que más disgusto me causó, no se crea el lector. Mientras volábamos sobre los Estados Unidos me llegó la noticia de cómo Esperanza y los valencianos habían mentido con el déficit. Hubiera podido tomarme la revancha de los muchos berrinches que Esperanza me ha producido. Bastaría con que dijera que no hay derecho a mentir a los ciudadanos y que el que la hace la paga. Hay quien dice que si no lo he hecho es porque yo miento más que Aguirre y Cospedal juntas. Pero eso no es cierto. No lo hice porque siempre ha sido norma mía en la vida no aprovecharme de la debilidad del adversario. Por eso, al bajar del avión en la ciudad de los rascacielos dije que, en definitiva, unas décimas más o menos en el déficit no eran asunto relevante.
También me enteré de que, en mi ausencia, Gallardón se fue a Intereconomía a poner por las nubes a Franco y a su suegro, el ministro falangista Utrera Molina; Wert dejó la Educación para la ciudadanía convertida en una crestomatía cristiana; Fernández Díaz estaba dispuesto a llevar a las Vascongadas a todos los presos etarras; Montoro amenazaba con mandar los corchetes a las Autonomías y Guindos decía a quien quería oírle que no quedaba un ochavo en las arcas públicas. Siempre creí que mi gobierno no era un gobierno de verdad sino un ramillete de personalidades peculiares, en fin, eso que los castizos llaman grillaos. Pero nunca tuve tan claro que tenía que cambiarlo como cuando llegué a la entrevista con Merkel.
Pero, sabido es, no me dio tiempo. Al poco de la intervención de España, se produjo la rebelión de los Jovenes persas dentro del partido, este desapareció y en el que emergió en su lugar, el PERUN (Partido Español Religioso Unido Nacional) no había lugar para alguien como yo, moderado y representante de la derecha posibilista. Esta de ahora es una derecha doctrinaria y militarizada y sus frecuentes desfiles por las calles con sus uniformes hacen temer lo peor respecto a la estabilidad de la Confederación Ibérica. Es muy amargo comprobar que los españoles nos hemos quedado sin Patria porque esta ridícula Confederación no es nada. Son los reinos de las cibertaifas. Y todo debido a nuestra mala cabeza. Entre ellas, la mía, aunque no tanto como sostienen mis enemigos.
(Continuará.)
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).



diumenge, 20 de maig del 2012

El guerrero pordiosero.

Hay algo tradicionalmente hispánico y ridículo en los dos momentos estelares mediáticos de estos tres días, la reunión del G-8 en Camp David (19-20 de mayo) y la vigésima quinta cumbre de la OTAN en Chicago (20-21 de mayo). La primera reunión es del G-8 en sentido restringido; nada de G-9 ni 10 ni 20. Se reúnen los que mandan y dos de los mandados más dóciles, Durao Barroso y Van Rumpuy. Nuestro presidente no tiene ahí nada que hacer ahí. No están los tiempos para que la Gran Nación de Rajoy siente plaza de potencia económica cuando va peregrina con los hidalgos andrajos a la vista a la segunda reunión, la militar de la OTAN, con el cazo por delante tratando de obtener facilidades de la rígida doctrinaria alemana, Merkel, que llegará crecida de la reunión en el mítico Camp David.
Vamos con los dos conciliábulos. El G-8 está perfectamente retratado en la foto de El País. Más que una foto, es un mapa del significado del evento. En primer plano, pero de espaldas (los únicos cuyo rostro no se ve), los dos ilustres burócratas de la Unión Europea, el Presidente de la Unión y el del Consejo, dos don Nadies. En semiprimer plano asimismo, de perfil, pero perfectamente visible y dominando la escena, Frau Merkel, la única mujer en el ágape. Al fondo la que protocolariamente es la presidencia, con Obama rodeado de Cameron (por la special relationship) y Hollande (por ser el nouveau né) aparece algo desdibujada dado que el foco está entre el cogote de Van Rumpuy y la rubia cabellera de Merkel. Que no solamente es la única mujer sino la más veterana de la reunión. Todos los demás se incorporaron a sus respectivos cargos después que ella lo hiciera en 2005. El único que podría precederla sería Durao Barroso quien, antes de ser presidente de la Comisión, lo fue del gobierno de Portugal en 2004. Pero, aparte de no pintar nada en el G-8, Durao no está por haber sido presidente del gobierno portugués. Así que la alemana es la veterana y, además, a la que todo el mundo reconoce como la Canciller del país que puede sacar a Europa de la crisis. La figura de este G-8 es esta nueva dama de hierro, antigua militante de las Juventudes Comunistas de Alemania Oriental.
Pues bien, a esta heroína veterana, esta dirigente mundial, esta valquiria del ahorro y el recorte es a quien tiene que enfrentarse Rajoy en actitud de peregrino implorando la ayuda celestial. Y eso en el contexto de una reunión militar de la OTAN, reunión a la que se presenta el arruinado hidalgo hispánico pedigüeño profiriendo sin embargo grandes y belicosas voces en dirección a Gran Bretaña. Lo menos que puede decirse de la situación es que parece una repetición de la caricatura del español bombástico de ceñudo gesto y arrogante ademán que no ha comido caliente en dos días, ha alquilado el chambergo y no sabe si podrá pagarlo, pero desafía a singular combate todo lo que se le pone por delante.
Palinuro comienza a maliciarse que el ministro de Asuntos Exteriores no tiene idea de lo que se trae entre manos. Seguramente sabrá mucho de Europa, pero el resto del mundo es tierra ignota para él. Presentarse en la reunión de la OTAN alimentando un contencioso con uno de sus miembros más poderosos es, desde el punto de vista diplomático, una metedura de pata de principiante. El batir de tambores guerreros de la retaguardia mediática del gobierno es simplemente bochornoso. Recuerda demasiado el ruido que hacen los orangutanes en momentos de peligro, tanto más estrepitoso cuanto más miedo tienen.

dissabte, 19 de maig del 2012

La verdad y la mentira.



Artículo de hoy en el diario Público


La política es actividad que suscita escepticismo e incluso cinismo. Casi nadie cree que los políticos digan jamás la verdad; al contrario, muchos piensan que mienten por lo común en interés propio. Esta mala fama, probablemente inmerecida, tiene una ventaja para los políticos mentirosos, que cuando se descubre su mentira no hay reacción indignada porque eso es justamente lo que muchos esperan de ellos como políticos, que mientan.
Pero mentir está mal, se sea político o astronauta; es un comportamiento moralmente reprobable. Si, además, se miente en el ejercicio de un cargo público, puede ser también jurídicamente reprochable ya que se causa un perjuicio a unos ciudadanos cuyos intereses se dice representar. El descubrimiento de que el déficit real de la Comunidad de Madrid será el doble de lo que sus gobernantes dijeron pone de relieve que estos mintieron. Podría decirse que no se trataba de una mentira sino de un error de cálculo, lo cual hubiera sido creíble de no ser porque, al conocerse hace meses la desviación del déficit, las autoridades del PP se la atribuyeran a un engaño del PSOE. No había tal engaño. El engaño estaba protagonizándolo quien afirmaba estar luchando por la verdad.
Este tipo de falsedades ataca de tal modo el prestigio del gobierno que no solamente lo priva de la confianza que solicita sino hasta del respeto que se le debe. Es imposible tomarse en serio a quien nos ha engañado. Todavía no lo han entendido y siguen soñando conspiraciones exóticas pero la causa de la derrota del PP en 2004 fue el intento de engañar a la opinión acerca de la autoría del atentado del 11-M. Es tal el descrédito de la mentira que en los países de solera democrática el político a quien se pilla en una mentira dimite. No es de recibo que un político haya faltado a la verdad en algo que no solamente va en desdoro injusto de otro partido sino en claro detrimento de los intereses del común.
Alguien, algún Maquiavelo de vía estrecha, puede caer en la tentación de fabricar un casus belli con el fin de distraer la atención de las mentiras sobre el déficit. El más socorrido es el de Gibraltar. No es cosa de ponernos alarmistas pero, en las actuales circunstancias de debilidad estratégica de España en la región, buscarse un conflicto con Gran Bretaña en el estrecho solo puede ocurrírsele a un orate. Basta con recordar al ardoroso vindicador del Peñón que al otro lado de ese estrecho se encuentran Ceuta y Melilla que, como se sabe, están fuera del paraguas de la OTAN.
Gibraltar es el nombre del irredentismo franquista. Tiene gracia que vuelva a serlo y por motivos similares, esto es, distraer la atención pública de algo más grueso. Y que no es solamente la mentira del déficit sino también la de la red “Gürtel”. El juez reclama 317 contratos de la Comunidad de Madrid con la red de presuntos delincuentes. Los contratos estarán bien o no; eso lo dirá la justicia, pero lo cierto es que existían puesto que, de no existir, el juez no los hubiera pedido. Y, si existían, ¿qué relación tiene con la verdad la contundente declaración de Aguirre de que ella ni su gobierno tenían nada que ver con la “Gürtel” al extremo de que llegó a jactarse de haber destapado la trama?
(La imagen es una foto de Esperanza Aguirre, bajo licencia de Creative Commons).

La iglesia militante.

Diez de la mañana de un soleado día de mayo. Monseñor Pouco da una rueda de prensa para explicar la alegría de la iglesia como cuerpo místico ante los nuevos contenidos de esa materia semidemoniaca de Ciudadanía.
- El cuerpo místico de Cristo no descansa. Está siempre en acción, luchando contra el maligno, el mundo, sus pompas y sus obras. Siempre blandiendo la espada de la fe para que no eche raíces la herejía, el cisma, la blasfemia o los pecados contra natura. Fue así como convencimos al ministro, que es hombre devoto, de que omitiera toda referencia a la "homofobia", concepto incomprensible para los escolares.
- Pero, monseñor,-señala un joven reportero, recién salido del nido- la homofobia es un delito.
- Precisamente por eso, hijo mío. No vamos a convertir la Ciudadanía en una apología de los delitos.
- No -porfía el importuno-, si es al revés.
- El mal no tiene derecho ni revés, mi joven amigo. Cualquier intento de exponer las almas cándidas de los escolares al contagio con el mal y el pecado debe ser combatido. Combatido con la decisión de la iglesia, que no deja pasar una.
Once y media de la mañana del mismo día. El Cardenal Pouco  interviene en un magazin radiofónico de "Radio Calvario" en un programa llamado"El alma de España":
- Sí, fuimos nosotros quienes insistimos para que Ciudadanía condenara el "nacionalismo excluyente". Contaré una anécdota: la autoridad civil quería que se condenara todo nacionalismo sin más. Nos pareció poco prudente, porque puede haber un nacionalismo bueno, saludable, cristiano. Lo que condenamos es la exclusión porque no hay nada más anticristiano. La iglesia católica es inclusiva, quiere proteger bajo sus alas a toda la humanidad, por eso es católica. Algunos dicen que tenemos un espíritu belicoso e imponemos nuestras creencias a sangre y fuego cuando podemos. Pero yo os digo que eso es falso. Nuestras creencias, que son las verdaderas, se imponen por el amor y la caridad. Lo de la sangre y el fuego es de épocas pasadas cuando, si la iglesia pecó, así fue por la voluntad de Dios para su mayor gloria.
Dos en punto de la tarde. El día está denso por una nube de aire africano. El Príncipe de la iglesia asiste a un almuerzo en la sede del Arzobispado en honor de la alcaldesa de la capital del Reino, quien acaba de declarar que jamás cobrará el IBI a la iglesia.
- Monseñor puede estar seguro -afirma la alcaldesa mientras prueba una endibia a la salsa roquefort- de que para cobrar ese tributo habrá que pasar por encima de mi cadáver.
- Dios no lo quiera, hija. No lo digo por la exacción sino por tu cadáver. Estamos realmente reconocidos a la corporación municipal, de cuya devoción y piedad no teníamos dudas ya desde los tiempos del alcalde anterior a quien el Señor ilumine en su misión de ser el nuevo San Miguel que dirija las legiones celestiales en lucha contra las potencias infernales del aborto y la sodomía.
- San Miguel, Monseñor, y San Gabriel, que anuncia la buena nueva a la doncella.
- Todos los arcángeles, hija -sentencia Monseñor, mientras unta una rebanada de pan de mousse de cabracho, al que es muy aficionado-. Todos los arcágeles y algunos santos, como San Jorge, que derrotó al monstruo de tres cabezas: 1ª) la de la promiscuidad; 2ª) la del control de la natalidad; 3ª) la de los matrimonios gays.
- Me gustaría mucho escuchar sus razones en contra de esa monstruosidad para fortalecer mi fe.
- Pues ven esta tarde a una reunión que tengo con curas párrocos en Alcalá y las oirás. A propósito, dados los tiempos que corren nos hemos permitido pedir al catering que facturen este almuerzo al Ayuntamiento así como un pequeño óbolo para ayudar a reparar el tejado que tiene goteras.
Cinco de la tarde del caluroso día. Sigue el aire esfixiante del África. Monseñor preside un sínodo diocesano en la iglesia de San Alejandro Parvo, de céntrica ubicación. El ambiente del concilio está tenso y cargado no solo debido al aire africano sino por la decisión municipal de pedir al obispo Puig Serrat que ahueque el ala a causa de sus declaraciones homófobas. Monseñor Pouco toma la palabra:
- Parece mentira. Vengo ahora de estar con la alcaldesa de Madrid, fiel hija de la iglesia y me encuentro esta sublevación municipal, casi masona y republicana. En efecto, en efecto, basta con salir a la calle para darse cuenta de que el África empieza en los Pirineos. Un país de salvajes, hombre, gobernados por acémilas. Porque, en definitiva, ¿que ha dicho el obispo? Que los homosexuales son unos enfermos. Lo mismo que decía la OMS cuando era una verdadera organización cristiana y no como ahora, una especie de soviet internacional de la homosexualidad. Lo diré con más claridad: la internacional rosa, la que está detrás de esa odiosa campaña de acoso y derribo de este santo varón. Preciso es protegerlo y no permitir que lo linchen unas hordas incapaces de comprender que lo que Monseñor Puich pretende es devolver al redil a las ovejas descarriadas.
Nueve de la noche del día caluroso. Después de los rezos de completas y antes de retirarse a sus aposentos, el purpurado hace repaso del día, uno más que ofrece al Señor en su lucha en favor de la reevangelización de España que el Santo Padre le ha encomendado. ¿Por qué no ha de estarle resrvado por la gracia divina el destino de un nuevo Santiago y cierra España?
(La imagen es un cuadro de Champaigne con un triple retrato del Cardenal Richelieu (hacia 1640)).

divendres, 18 de maig del 2012

El azote de España.

Artículo  en el diario Público hoy.




Tiene que ser muy duro haber estado años acosando a un gobierno por incompetente, desastroso, incapaz y contrario a los intereses nacionales en todos los terrenos y encontrarse a los cuatro meses de formar uno propio que no es mejor sino bastante peor que el criticado. Es, sin duda, muy amargo haberse pasado años presentándose como el hombre de las soluciones, con un plan de éxito, auxiliado por un equipo milagroso que restauraría la confianza general en el país y lo pondría en la senda de la recuperación y que se evidencie que las tales soluciones no existen o, si lo hacen, son peores que las del adversario, perjudican a la población propia y no solo no suscitan las felices consecuencias esperadas sino las contrarias.
La impericia de Zapatero, su irresponsabilidad, superficialidad y permanente recurso a la improvisación, se decía, pusieron a España al borde de la quiebra, a punto de ser intervenida, como Grecia, Portugal e Irlanda, con las que se la comparaba permanente y maliciosamente. Pero su sustituto la tiene en una situación mucho peor, más amenazada, habiendo superado los máximos de riesgo de Zapatero, con la confianza internacional por los suelos y el sistema financiero descalificado, hecho unos zorros y a punto de ser intervenido por la autoridad europea.
Quien no dio un minuto de tregua a Zapatero, ni le ofreció apoyo alguno, quien torpedeó todas sus iniciativas con intención de salvaguardar el país excepto aquella de reformar la Constitución que Zapatero tomó a regañadientes en contra de sus convicciones, se encuentra ahora ante la cruda realidad de que su gestión ha sido mucho más catastrófica. A pesar de haber tomado las más drásticas decisiones que el extranjero le exigió, Rajoy descubre que el resultado es mucho peor que el del gobierno anterior. El nuevo del PP tiene el raro mérito de haber hundido el país aun más en la recesión, camino de la depresión, haber destruido el cuarto banco y, por extensión, el conjunto del sistema financiero. Y eso que, a diferencia de lo que sucedió con el gobierno anterior, este no ha tenido que luchar en los dos frentes, el exterior y el interior con una oposición hostil e intransigente sino que, al contrario, ha encontrado una colaboradora y dispuesta a apoyar.
El fenomenal batacazo del gobierno abarca los terrenos económico, social y moral. Solo le resta el político, blindado en su mayoría absoluta. En lo demás, ha empobrecido a la población con recortes, sisas y mermas de todo tipo; ha incrementado la polarización y la inestabilidad social con su reforma laboral y su eliminación de los servicios sociales que mitigaban la suerte de los más desfavorecidos; ha mentido en todos y cada uno de los puntos de su programa como reconocen sus miembros, empezando por su presidente. Y lo peor es que ese batacazo se lo ha dado, no por las fuerzas ciegas del exterior, sino por su vengativa obcecación y su deseo de aniquilar al PSOE, que lo llevó a retrasar las medidas que sin embargo preconizaba como urgentes, con el objetivo, ruin en las circunstancias, de ganar las elecciones en Andalucía. Esto es, el batacazo es debido a la propia e incompetente gestión que ha sacrificado descaradamente los intereses del país a los del partido en su lucha contra el PSOE. En estas condiciones, que tenga el flanco político blindado, lejos de ser una fortuna para el país, es una desgracia.
Todo eso, en efecto, debe de ser muy amargo. Muy amargo haber humillado a los socialistas por incoherentes y pedigüeños en Europa para encontrarse uno mendigando de la forma más innoble. La experiencia suele ser amarga. Y, si esta situación sirviera para que la derecha española comprendiera que la democracia es un sistema de reglas civilizadas, de diálogo, de consenso y de respeto al adversario, quizá cupiera darla por buena y hasta compartirla en función de un presumible patriotismo común.
Pero a la vista de las escasas e inconexas explicaciones hasta la fecha, dadas por un gobierno convencido de estar en lo justo, rodeado de enemigos jurados, probablemente antiespañoles, en el exterior y en el interior, no hay muchas esperanzas de que se produzca aquel aprendizaje. La dialéctica schmittiana de amigo-enemigo aplicada por la derecha, la lleva a un egregio aislamiento cuya última consecuencia solo puede ser que deberá cargar con toda la responsabilidad de la catástrofe que se avecina. Es la consecuencia del sostenella y no enmendalla propio de la mentalidad autoritaria, el azote de España.

La ciberpolítica en España



Hoy, segunda jornada, terminan por la tarde las de ciberpolítica en España, que están siendo muy interesantes.



Hoy se abordarán los problemas de la comunicación, la movilización políticas y las redes, según el programa adjunto. Cierra Palinuro hablando de las multitudes.

La gran depresión del siglo XXI.

Dentro de cien años los estudiosos de la historia probablemente hablarán de este segundo decenio del siglo XXI como el de la "Gran depresión". Si no lo hacen será porque, tras estos quizá vengan tiempos más aciagos. El destino del hombre está abierto y el resultado de sus actos no suele ser previsible y muchas veces es contraproducente. O quizá porque, para entonces, ya no sea costumbre en la historia identificar la de Europa con la del mundo, bien porque la historiografía se haya hecho universal, bien porque Europa sea en esos tiempos una magnitud desdeñable, un non-entity, que todo puede pasar.
Estaban los occidentales en general y los europeos en particular muy contentos con la marcha general de la civilización mundial que los tenía a ellos como pináculo del progreso, dueños y señores de los destinos ajenos. Tan contentos y satisfechos que se permitían el lujo de aleccionar a los demás (una confusa mezcolanza de países del Tercer Mundo, en vías de desarrollo, en desarrollo, emergentes) acerca de la superioridad de sus pautas morales, el valor del individuo, los derechos humanos, etc. Sostenían asimismo que había alguna relación (si bien jamás estuvo muy clara) entre desarrollo económico, bienestar material y altas pautas morales de convivencia social.
Europa, Occidente, vivía rodeada de sus antiguas colonias y dependencias, luchando todas por sobrevivir, frente a las cuales podía darse la satisfacción de reconocer una deuda moral por los tiempos del colonialismo que ahora se pagaba dignamente por medio de la Ayuda Oficial al Desarrollo.
De repente, en un quinquenio -lo que viene durando la actual crisis cuyo fin nadie se atreve a vaticinar- estas imágenes de la realidad han saltado por los aires. La crisis es occidental, específicamente europea. Las antiguas colonias no la padecen; al contrario crecen a ojos vistas y en su seno apuntan ya verdaderas potencias económicas como la China, la India, el Brasil, etc que suponen una competencia literalmente ruinosa para Europa. Esta no puede hacer frente al nuevo peligro en una situación de postración económica y de ella solamente cree poder salir aumentando la productividad, compitiendo con unos países que prácticamente no tienen gasto social. Este es el porqué del ataque al Estado del bienestar europeo como único modo de restablecer el crecimiento. Hay que recortar gastos superfluos.
El problema es si son superfluos. Desde un punto de vista estrechamente económico (también hay una economía humanista) indudablemente sí. Desde un punto de vista moral no menos indudablemente no. El Estado del bienestar es la cristalización institucional de la conciencia jurídico-moral europea y su desmantelamiento significaría despojar a Europa del fundamento filosófico de su pretensión civilizatoria. Unas sociedades en donde la idea dominante es que los individuos son en realidad mercancías no pueden ir luego a predicar a casa del prójimo la doctrina del valor supremo del individuo y los derechos humanos.
Igual que el movimiento 15-M no es un problema de orden público, sino un estado de ánimo de sectores muy amplios de la sociedad que se manifiesta mediante la oposición en función de criterios morales, quienes defienden el Estado del bienestar defienden la idea del valor supremo del individuo y la función de los derechos. Los dos enfoques pueden mezclarse en uno, la del combate por una sociedad justa. En ese combate las posiciones están muy claras y las fuerzas muy desequilibradas a favor del mantenimiento de una política neoliberal de predominio de los mercados y desaparición del Estado social con absoluta despreocupación por la justicia social, concepto que Hayek considera una aberración incluso moral. Los partidos mayoritarios, las grandes organizaciones financieras, las grandes empresas, las instituciones ideológicas, como las iglesias, los medios de comunicación, las universidades, las fundaciones, todos coadyuvan a esa finalidad. Enfrente aparece un movimiento difuso, desestructurado, espontáneo, horizontal, multitudinario, apoyado por algunas fuerzas minoritarias de izquierda y en parte los sindicatos, los sectores marginales de los medios y en buena medida, la red. Esa lucha está perdida de antemano en términos electorales, en especial porque sus protagonistas no siendo partidistas, no se presentan a las alecciones, así que tendrán que insistir en el camino de la fundamentación moral de su oposición. Es decir, tendrán que recurrir a la desobediencia civil.
A todo esto, Europa sigue siendo un territorio muy peculiar, un ámbito de efervescencia permanente, en el que la historia está siempre pasando tumultuosamente, destruyendo Estados, haciendo nacer otros, cambiando regímenes, alterando sus fronteras. Es también un terreno de debate y experimentación, uno en el que quizá quepan sistemas políticos, equilibrados por una acción multitudinaria inspirada en el recurso a la desobediencia civil. 
(La imagen es un grabado de Paul Klee titulado Encuentro de dos hombres que conjeturan (1903).