dissabte, 25 de juny del 2011

Crónicas de la revolución indignada (IX).

Hasta Bob Esponja


Tiene gracia la imagen, aunque no sé si es muy apropiada. Bob Esponja es un buen chico y, aunque el señor Congrejo lo explote en el Krusty Krab como si fuera una dependienta de Wal Mart, acaba consiguiendo siempre una liberación por la vía del marxismo de los hermanos Marx. Y no sé si está indignado. Pero es estupendo que los indignados lo empleen como uno de los iconos del movimiento ya que es ubicuo. Tanto como el propio movimiento. Por cierto, no sé cómo se tomará el creador del famoso monigote que los indignados se valgan de su imagen; digo, a los efectos de los derechos consabidos. En el 15-M hay, creo, un ambiente favorable a la piratería. De hecho, en parte, su origen está en la movida en la red en contra de la Ley Sinde. Supongo que se habrá pensado en esto y en el mejor modo de resolver el conflicto que puede crearse al emplear una imagen que es producto del trabajo de otro al que, cuando menos, habrá que citar.

El 15-M está ya en todas partes. Ayer Palinuro decía que en el PSOE hay un sentimiento de simpatía hacía los indignados y resulta que uno de sus militantes en Extremadura me ha remitido un manifiesto que han colgado en la red abierto a las firmas de otros militantes, pidiendo, entre otras cosas relacionadas con una reanimación democrática de su partido que éste haga suyas muchas de las reivindicaciones del 15-M. Naturalmente. Es lo menos que cabe esperar del PSOE a fuer de partido democrático con una tradición de la que no puede olvidarse que él, como partido, empezó de modo muy similar al 15-M, esto es, como una organización extraparlamentaria. A juicio de Palinuro lo más interesante que podría hacer el PSOE es abanderar una reforma electoral que fijara como objetivo último llegar a un sistema calcado del alemán, uno de los más proporcionales del mundo.

Decía también ayer Palinuro que la actitud de la derecha frente al 15-M es de furibunda hostilidad. Aquí hay que hacer una salvedad y no sé por qué lado: Falange Española de las JONS dice estar del lado del 15-M en una catarata de afirmaciones nacional-sindicalistas con puntos socialistas, ecológicos, en fin, el habitual batiburrillo ideológico de los que se pasaron cuarenta años hablando de una revolución pendiente. Y llevan setenta y dos. Los de los muertos en las cunetas.



Por último, el 15-M es una realidad proteica. A veces toma la forma de acampadas, a veces marchas, a veces actuaciones de Anonymous, como esa declaración dirigida a los tertulianos y mamporreros del corporativismo mediático. Hoy, cuando todos los políticos cortejan los medios de comunicación, ¿se quiere una prueba más palpable del carácter nuevo del 15-M que ese ataque a los medios? ¡Que habilidad tiene la gente para dar la vuelta a las consignas basadas en sesudas cavilaciones! Por ejemplo la convicción acerca de la inmensa capacidad de manipulación de los medios. Al borrar manifestantes con Photshop, como hizo La Razón o emplear las imágenes de Atenas para informar de Madrid, con el fin de engañar a la audiencia sobre falsos hechos violentos, como hizo Telemadrid, los medios se alinean con esa policía capaz de enviar provocadores a las manifas para iniciar alborotos que justifiquen luego la represión, se convierten en sicarios del poder; efectivamente, en mamporreros. Su capacidad para embaucar a la gente desaparece y su utilidad como empresas y armas del poder contra la democracia, también.

(La imagen es una foto de Ana_Rey, bajo licencia de Creative Commons).

La venganza de Galatea.

Mi amigo Iñaki Errazkin, alma del periódico digital Insurgente, como no puede parar, y aprovechando que se ha quedado como el marinero en tierra de Alberti, se ha metido a editor. Editor de libros de papel, muy probablemente porque, como todo romántico de la izquierda, es un enamorado de las causas perdidas. ¡Ah, el papel! ¡La imprenta! Los libros, símbolo y vehículo del saber. Las viejas bibliotecas. El yunque y el libro figuraban en el escudo primigenio de la UGT. A la liberación por la lectura. Ahora todo eso es tema de llanto por la desaparición de un mundo. El papel cede a la pantalla y los libros pertenecen al mundo de lo que fue, sustituidos por los e-books.

Por eso se ha puesto Iñaki a editar y, como si fuera un habitante del mundo de Farenheit 451, la editorial lleva un título que ya incorpora una paradoja, Ediciones clandestinas. Lo que se edita se hace público y, por tanto, deja de ser clandestino o es el resultado de una clandestinidad que se publicita. Para la izquierda la clandestinidad muchas veces es un punto biográfico.

Las ediciones clandestinas se estrenan con una novela de Koldo Campos Sagaseta, un escritor de cuya abigarrada existencia a lo largo de varios países da cuenta la contraportada de la obra. Merece la pena leerla porque así se entiende muy bien la novela que, por lo demás, está narrada en primera persona y de modo muy realista. Koldo publica con regularidad en Insurgente y sus artículos, muy gratos de leer, revelan a un verdadero cascarrabias. Un cascarrabias con grandeza y señorío que es una mezcla de estoico y epicúreo con lo cual aparece siempre en conflicto consigo mismo porque no puede disfrutar de la vida, pero tampoco se resigna. Trasládese lo anterior a una ciudad de provincias (o de territorio histórico) en donde discurre la vida de Pedro, un cincuentón que se gana la vida frente a un monitor de vigilancia de un supermercado, vive con su madre y no soporta a su hermano, que ha triunfado, aunque no estoy muy cierto de si se dice en qué. Estamos tan absorbidos en la vida del personaje que no perdemos el tiempo con los secundarios.

Es el caso que la historia es una especie de interpretación del mito de Pigmalión, con variantes, claro. El hombre y la estatua que cobra vida, con un final sorprendente que no revelaré aquí porque éste es un blog perteneciente a la liga antispoiling. Tiene además carácter simbólico porque la estatua que da nombre a la novela (más nivola en el sentido unamuniano) es un monumento a la Esperanza lo que, por vía indirecta, incorpora al mito de Pigmalión el de Pandora.

La narración lo es de un tiempo que parece futuro pero es un presente caricaturizado, con una ambientación a medio camino entre Soylent Green y Blade Runner: las docenas de cuerpos de policías especializados en distintos cometidos ya existen, como existen fiscalías especializadas, una red de controles y represiones, una vigilancia permanente y atosigadora en un mundo que es un basurero, en el que no se puede ni respirar. Dos o tres pinceladas humanizan algo la frialdad utópica del relato: el desbarajuste que se da en el super cuando una banda organizada lo asalta y donde el viejo vigilante de su domicilio pierde la oportunidad de ascenso de su vida y ese local de jazz oculto en alguna noche, al que Pedro acude a charlar con el comprensivo propietario que es algo así como la contraparte dialéctica de su jefe, un imbécil adicto a las estadísticas.

Hay mucho teatro en la novela de Sagaseta. Teatro de arte dramática, porque sus personajes se identifican siempre por lo que dicen, tienen que definirse porque en el teatro carecen de un novelista por detrás que interprete sus palabras. En este caso el novelista es dramaturgo y construye su relato como una sucesión de cuadros pero lo hace a tal velocidad que parecen una secuencia aunque una secuencia llena de reflexiones. Ana, la Galatea del relato, es el producto del espíritu de Pedro, su sueño o alucinación que acaba destruyéndolo, una quimera que, aunque involuntariamente y advirtiéndoselo, juega con él como la esfinge, que también es una estatua, con el infeliz paseante. ¿Por qué? Por amor. La estatua es una novela de amor. Vaya por Dios con el cascarrabias.

divendres, 24 de juny del 2011

Crónicas de la revolución indignada (VIII).

El 15-M y la izquierda

Merece la pena reflexionar sobre la relación entre el 15-M y la izquierda. Hay en el movimiento de los indignados factores antipartidistas y antipolíticos que pueden prestarse a equívocos. El más típico, el de la política para los políticos, que son todos iguales, dándose a entender que iguales de marrulleros, poco de fiar y hasta un poco mangantes. Es la actitud de quienes dicen de sí mismos ser "apolíticos" que mayoritariamente derrapan por la derecha. Pero es un factor sin mayor importancia en el movimiento que tiene clara conciencia de ser un movimiento típicamente político, se diría que noble y expresamente político desde el momento en que activa el debate público, abierto, democrático, sobre los problemas de la polis. De este modo carece de interés considerar las relaciones entre la derecha y el 15-M; no las hay salvo que se considere tales la agresión permanente al movimientos: sediciosos, piojosos, guarros, gamberros, okupas, guerrilleros urbanos son algunos de los calificativos que merecen los indignados en el espacio público de la derecha. Las referencias rezuman irritación, asco, odio y corren a una con la permanente exigencia de que las fuerzas de orden público limpien las calles de esta escoria humana que abuchea cacerola en mano a los legítimos representantes del pueblo en sus diversos niveles.

La cuestión se plantea en las relaciones entre la izquierda y el 15-M porque entre ellos hay evidentes paralelismos de discurso. Si no los hay, es porque la izquierda socialista se ha dormido en los laureles y se ha olvidado de sus reivindicaciones de origen, centradas en la lucha por la igualdad, la justicia social, la democracia y el socialismo. Pero, como están ahí, regresan con la memoria y hoy ya es claro que la reacción del socialismo al 15-M es muy distinta, incluso opuesta, a la de la derecha. Una prueba más de que no son, que no pueden ser, iguales. Aunque hay socialistas relevantes de orientación conservadora, como José Bono, empeñado en leer la cartilla a los indignados, en pedirles que dejen trabajar a los diputados y que, si acaso, aprendan maneras, también los hay pragmáticos y con mayor sensibilidad, como Rubalcaba para quien hay que escuchar a los indignados pero sin regalarles los oídos, una recomendación que destila experiencia y temple de político y negociador nato; alguien dirá que de conspirador nato. También, ¿por qué no?


Digresión sobre la conspiración

Hay que reivindicar la estética de la conspiración que ha quedado muy tocada con esa manía tan extendida de llamar teoría de la conspiración a cualquier conjunto de sandeces siempre que se envuelvan en algo de misterio. Y no es así. La conspiración es siempre una actividad intelectualmente complicada, que dice ser una cosa pero es otra que vive en dos realidades distintas, la que es y la que ella misma crea. Y recuérdese que la historia no es más que una sucesión de conspiraciones, triunfadoras a veces, como la conspiración de los termidorianos para acabar con el Comité de Salud Pública; otras fracasadas como la Conspiración de la Pólvora de los católicos para volar la Cámara de los Comunes; unas bien reales, como la conspiración de los Idus de marzo; otras imaginarias como la conjura de los sabios de Sión; unas de los nobles del terruño, como la Fronda contra Mazarino; otras de los aristócratas románticos, como la Voluntad del Pueblo de los rusos; y otras de los trabajadores, como la Mano Negra andaluza. En fin que la conspiración es el motor mismo de la historia y por eso no es hacerle de menos llamar conspirador a Rubalcaba, sobre todo en el país de Aviraneta. Fin de la digresión.


Junto a esas dos reacciones, en el PSOE también hay una fuerte corriente de simpatía hacia el 15-M y no sólo entre los seguidores de Izquierda Socialista. Hay muchas afinidades electivas. Todo ello ha actuado para que fuera precisamente Rubalcaba, en el difícil puesto de ministro del Interior, quien impusiera su criterio de no enfrentarse al 15-M solamente como una cuestión de orden público ni utilizar la fuerza para reprimir. Eso tiene su mérito, porque ha sido un difícil equilibrio que, al final, ha beneficiado a todos. Es decir, la actitud del PSOE frente al 15-M y como partido de gobierno que es, es muy aceptable. Como lo es la disposición del Parlamento a escuchar a los indignados. Una sociedad democrática tiene que funcionar así, dialogando.

A la izquierda del PSOE hay otras organizaciones de distinto peso que orbitan de un modo u otro en torno al 15-M como gira la polilla frente a la candela porque, en definitiva, el movimiento es lo más importante que ha pasado en nuestra sociedad y tiempo y es muy difícil que no lo vean como la realización práctica de sus pronósticos y profecías sobre el destino del capitalismo y las nuevas formas de la lucha revolucionaria. Al respecto es inevitable que estos partidos traten de influir, orientar y, en definitiva dirigir un movimiento que no es suyo pero con cuyos objetivos en buena medida coinciden. Y así, en lugar de preguntarse por qué la gente no se afilia a los partidos pero secunda masivamente los objetivos cuando estos los enarbolan formas espontáneas de organización que no son las de siempre, los partidos tratan de conseguir mediante la influencia en el 15-M lo que no consiguen en las urnas presentándose a las elecciones por su cuenta.

Por fortuna las gentes del 15-M parecen poseídas de una santa desconfianza y recelan de todo lo que sea política de partido. Quien más trata de acercar la suya a los indignados, Izquierda Unida, sólo puede hacerlo mediante la actividad personal de sus afiliados ya que la coalición como tal no es bien recibida; no por ser de izquierda o dizque unida sino por ser coalición. Ni un emblema de Izquierda Unida había en la manifa del 19-J, ni una bandera roja. IU y Los Verdes se juran amor eterno al menos hasta las generales de 2012 y asumen los retos del movimiento 15-M. No sé si entiendo bien el término "asumir" pero está claro que lo hacen desde fuera. La alergia de los indignados a las organizaciones tradicionales se da en otros órdenes. Debaten ahora sobre qué convocarán para el próximo quince de octubre (seguro que hay algún ingenioso que escribe un artículo sobre el otoño caliente), si un referéndum o una huelga general. El caso es convocar algo. Lo del referéndum, teniendo mucho más significado político, se me hace muy improbable. La huelga general resulta más verosímil. ¿Y quién la convoca? Se huye de CCOO y de UGT y se busca un sindicato minoritario, algo así como la CGT, supongo, para que quede claro que es el 15-M quien convoca. Y nada menos que una huelga general, el arma definitiva de lucha de la clase obrera. Los anarquistas, los socialistas, los comunistas soñaban con ella, la dejación total del trabajo, quizá el silencio que preludia el estallido de la tormenta revolucionaria. Espero que el sindicato minoritario sepa negociar las cuestiones esenciales, como los servicios mínimos, y que el 15-M esté en situación de garantizar lo negociado.

(La imagen es una foto de Oscar Picazo, bajo licencia de Creative Commons).

Corpus en Toledo.

¿Alguien creía que España singlaba los mares de la modernidad? Es una modernidad tradicional. Toledo, que será capital europea de la cultura si no lo ha sido ya, junio de 2011, procesión del Corpus por las estrechas calles del casco viejo, el Santísimo en exposición en la lujosa custodia en andas volandas rodeado de cirios e incienso, mientras desde los balcones profusamente rojigualdrapeados se derrama lluvía de pétalos de rosas que descienden a las viriles cadencias del cornetín de órdenes y los sones del himno nacional, interpretado por la banda militar que desfila en uniforme de gala, seguida por las fuerzas vivas, redivivas y de manos muertas de la vieja ciudad. Los de toda la vida. Los de las tradiciones nuestras, que dice Cospedal, a quien podemos admirar prácticamente en éxtasis teresiano en la imagen, sencillamente enjoyada, portando peineta y mantilla en la más recia tradición nuestra. Supongo que es la forma castiza de dar las gracias al Señor por haber ganado las elecciones a esos satanes de extrema izquierda del PSOE.

¿Y algo más? Ciertamente la imagen es asimismo la quintaesencia de la España profunda: la mezcolanza de las fuerzas civiles, militares y religiosas en el gobierno de la vida. O sea, la biopolítica hispánica que, como siempre, es profundamente tridentina: trono, altar y cuartel. Los pilares de la sociedad española recuperados de la turbamulta relativista bajo la exposición de la Sagrada Hostia, el cuerpo de Cristo, en sí mismo un milagro capaz de hacer milagros en cualquier momento. Y ocupando los principales espacios públicos en la ciudad, que no va a ser ese privilegio reservado a los pulgosos del 15-M.

Téngase en cuenta que este hontanar profundo de la raza que Cospedal tan dignamente representa viene de muy atrás en la historia. El artículo 12 de la celebrada Pepa, la Constitución de 1812 decía que: la religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas y prohibe el ejercicio de cualquiera otra. (El subrayado es mío). Cospedal está en casa; los que estamos en casa ajena somos quienes creemos que la expresión única verdadera tratándose de una religión carece de sentido. Y lo bueno es que no solamente está en casa de mantilla y peineta en Toledo sino en el club Bilderberg hace unos días, codeándose con la élite postmoderna mundial. Alguien está preparando a esta especie de heroína de Hoffmann para más altos vuelos. ¿Quién dijo aquello de que creíamos haber dejado atrás el pasado y lo teníamos delante?

(La imagen está tomada de la portada de Público de hoy).

dijous, 23 de juny del 2011

Crónicas de la revolución indignada (VII).

Adquiriendo respetabilidad

Hay que felicitarse de que el 15-M se haya convertido ya en objeto de atención y debate en el Congreso de los Diputados. Felicitarse efusivamente. Felicitarnos todos porque, quién más, quién menos, como colectividad o comunidad estamos dando prueba de una notable madurez. Basta con comparar las calles de Madrid con las de Atenas. Verdad es que en Grecia la situación es muchísimo peor y mucho más injusta que en España, pero es muy de celebrar que en España se haya evitado el recurso a la violencia y que ésta se haya extirpado en el puro brote. Este pacifismo y la manifa del 19-J han llevado el discurso de los indignados al Parlamento en donde se ha votado por unanimidad prestarle oído y debatir sobre su contenido. No me cansaré de repetir que el 15-M ha probado fehacientemente que no está hecho de sediciosos ni de "mastuerzos" y no lo haré porque tengo la esperanza de que Savater se explique o reconozca que fue injusto.

Muchas de las reivindicaciones de los indignados tienen un apoyo social prácticamente generalizado; lo dicen las encuestas; se escucha en cientos de tertulias; se sigue de los análisis de decenas de expertos; lo reconoce la mayoría de los políticos. Frente a esta autenticidad de contenido, ¿es tan importante que no se formulen de forma ordenada, sistemática que, como dice Rubalcaba, puedan ser contradictorias o como señala Jáuregui sean en parte irrealizables? Las reivindicaciones están formuladas: sistema electoral proporcional de verdad; medidas eficaces contra la corrupción pasada, presente y futura; restricción de los privilegios de los políticos; ley de dación en pago; revisión de la gestión política de la crisis, etc. Luego corresponde al poder legislativo, que es la sede de la soberanía popular y el supremo poder del Estado, darles forma, convertirlas en decisiones operativas. En una palabra, legislar.

Porque esta es una revolución de nuevo tipo, una que no cuestiona la legitimidad de las institcuiones pero quiere que, además de legítimas, sean eficaces en el logro del bienestar de la población. El movimiento tiene una entidad, consistencia y fondo muy superiores a los de eventuales algaradas o episódicos estallidos de protesta por asuntos concretos. Señala, sí, los asuntos concretos, pero los considera en el contexto general del sistema democrático e, incluso, de la Unión Europea, aunque esto esté aún en mantillas.

Que el 15-M ha dado un salto considerable en respetabilidad se ve igualmente en la visita que nos ha hecho Hördur Torfason, el islandés que inició en 2008 la protesta en su país que obligó al Gobierno a dimitir, así como al consejo de administración del banco central y de la autoridad monetaria, que ha puesto en marcha un nuevo proceso constituyente muy democrático y que ha conseguido que el presidente del Gobierno dimitido responda por su gestión ante los tribunales. Y este hombre dice que alucina con el grado de organización del 15-M, sin dejar de recordar que Islandia tiene trescientos mil habitantes y España cuarenta y cinco millones. Lo que nosotros llamamos madurez del movimiento.

El 15-M parece haberse preparado por acciones espontáneas aisladas anteriores que se fueron coordinando en torno a las elecciones del 22 de mayo, al decir de Javier Pradera en De dónde vienen los indignados, lo cual es muy verosímil. Esa coordinación ha sido posible gracias a internet. Innecesario reiterarlo, la revolución indignada es una ciberrevolución. El espontaneísmo que Rosa Luxemburg o Anton Pannekoek atribuían a los obreros se ha extendido al conjunto de la población que, de momento, se organiza asambleariamente en puntos centrales, por barrios y que pronto lo hará en las universidades, los centros de trabajo, etc. ¿Por qué no en los deportes? El gesto de Pau Gasol, que le ha costado una especie de linchamiento moral de la derecha, es muy simbólico y significativo del grado de penetración y apoyo social de los indignados.

Es una revolución respetada de gente respetable y con demandas de gran calado. Probablemente la que lo tiene mayor es la petición de una nueva Constitución. Realmente el Congreso ha estado muy ágil, pero la tarea que le espera es ciclópea y, además, bajo un escrutinio popular permanente y muy directo. Por eso Palinuro reitera su criterio de que si el Congreso consigue aprobar una reforma del sistema electoral a tiempo para celebrar con él las elecciones de 2012 habrá hecho mucho. Quizá sea, incluso, mucho pedir. En tal caso, no estaría de más que si las elecciones han de hacerse con el sistema electoral hoy vigente, los partidos se comprometan en firme a reformarlo como primera providencia de la legislatura. A este y similares compromisos tendrán que llegar, especialmente la izquierda, porque el debate político extraparlamentario ha demostrado ser tan importante como el parlamentario; en algunos aspectos, más.

(La imagen es una foto de Henrique_Pf, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 22 de juny del 2011

¿Por qué debe dimitir el director de la Real Academia de la Historia?

Por varias razones.

  • Primera. Por no hacer los encargos de las voces en una obra tan importante como el Diccionario Biográfico Nacional (DBN) con los debidos ecuanimidad, celo y objetividad, sino guiándose por criterios de amiguismo y fulanismo.

  • Segunda. Por no haber vigilado, controlado y filtrado los trabajos que se le entregaban de forma que el DBN se imprimió sin que el director de la Academia, según propia confesión hubiera leído las entradas más delicadas, como la de Franco.

  • Tercera. Por haber hecho una chapuza en su conjunto en la que no sólo está mal la entrada de Franco sino prácticamente todas las relativas a la guerra civil y la transición lo que revela que no se trata de errores sino de un intento deliberado de falsear la historia de España hecho por... "historiadores".

  • Cuarta. Porque mintió a la opinión pública cuando dijo que la entrada sobre Franco la había pedido para sí el franquista Luis Suárez siendo así que éste asegura que fue la propia Academia la que se la encargó.

  • Quinta. Porque, en su intento de salvar su pellejo como incompetente director de la Academia, recurrió a argumentos falsos y sofistas pensando, probablemente, que estaba dirigiéndose a un auditorio de imbéciles, como que en la Academia no se censura a nadie o que el DBN es un monumento a la libertad de expresión, como si un diccionario fuera un panfleto o una obra de debate.

  • Sexta. Porque hundiéndose más y más en la inmoralidad, Anes pretendió mancillar el honor ajeno para salvar el propio, que ya no tiene salvación, a base de decir que todo el que juró obligado fidelidad a los principios fundamentales del Moviento Nacional en tiempos de Franco fue colaboracionista cuando es obvio para quien actúe de buena fe que sólo los juramentos voluntarios obligan, como también obligan las adhesiones igualmente voluntarias y sin juramento que se hagan muerto el dictador; por ejemplo, la del propio Anes y otros franquistas ladinos que han intentado engañar a la gente de forma tan tosca.

  • Séptima. Porque, engallado como todos los franquistas cuando creen que pueden quedar impunes en sus fechorías, se atrevió a descalificar como inquisitoriales a los ciudadanos que tuvieron la conciencia y el coraje cívico de manifestarse frente a la Academia en demanda de una rectificación.

  • Octava. Porque, par dessus le marché ha hecho declaraciones machistas que ha puesto a diversos colectivos en pie de guerra que asimismo exigen su dimisión. Es bastante probable que, si se leen con atención las declaraciones de Anes, no contengan esa carga machista sino que la expresión que utiliza de "por desgracia" tratara precisamente de que no sonaran machistas. Es muy posible. Pero, llegados a este punto en que todo lo que este hombre dice se mira a la luz de su inaceptable comportamiento y en que no se ha molestado en desmentir ese supuesto machismo, ésta es una nueva carga para él.

  • Novena. Por hacer el ridículo. El ridículo más completo, absoluto y carpetovetònico que quepa imaginar. Según tengo entendido, Anes presentó los veinticinco primeros volúmenes del DBN con pompa y boato borgoñones, flanqueado por dos ilustres hispanistas anglosajones y en presencia de los Reyes de España, es decir, hizo el ridículo por partida doble: quedó como un patán a ojos de los Reyes y como un español chapuzas a ojos de los anglosajones.

    Podría aducir más razones de por qué Anes no debiera seguir siendo director de nada en España pero con las citadas habría de bastar, a mi modesto entender, para que se fuera a su casa y no saliera de ella en una temporada. Lo suyo no ha sido un error o un despiste sino un acto deliberado de mala fe de falsear la historia de España para engañar a sus coetáneos (que han financiado su bodrio) y a las generaciones futuras. Lo que se dice una persona indigna. Para firmar:

    Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia

    (La imagen es una foto de FDV via Wikimedia Commons).

Crónicas de la revolución indignada (VI).

Primeras grietas en el bastión del sistema.


Por fin parece que el Congreso da el paso que Palinuro lleva quince días pidiendo: reconocer la existencia del 15-M como un elemento político, no un asunto de puro orden público, como un factor discursivo capaz de formular peticiones que merecen atención. Ha sido una propuesta de mínimos, pero se ha aprobado por unanimidad y pide que se acelere la presentación del proyecto de Ley de Transparencia y que, en su debate, se indaguen formas de mejora y profundización de la democracia. Sin el 15-M esto no se hubiera producido.

La propuesta original, de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), era más del gusto de Palinuro pues pedía crear ya una subcomisión parlamentaria para tratar la mejora de la democracia, para entendernos. Pero esta idea no tenía suficiente apoyo y fue necesario retirarla y conformarse de momento con la primera en el entendimiento de que tambièn se aprobará, llegado el momento, la subcomisión. Este órgano es el que permitirá que sean los mismos indignados quienes expongan sus reivindicaciones para lo cual a su vez estos tendrán que dotarse de algún tipo de estructura representativa o régimen de delegación. Salvo que se pida que sea la subcomisión la que vaya a una asamblea de acampada, lo que no me parece disparatado pero sí poco verosimil de momento. La interlocución directa es además lo único que puede garantizar que en nombre del 15-M hable únicamente la gente del 15-M y no los militantes de los partidos, sobre todo de izquierda, que tratan de instrumentalizar el movimiento; singularmente IU que trata de ganar de este modo el acceso a un parlamento que las urnas le niegan.

La fórmula de ERC establece un puente de diálogo entre el Parlamento y el movimiento 15-M que, obviamente, no son sediciosos, gamberros ni mastuerzos sino gente que tiene algo que decir, quiere decirlo y lo conseguirá. Por otro lado conviene recordar los usos de la política parlamentaria, uno de cuyos aforismos más conocidos es que si se quiere enterrar un asunto, lo mejor es crear una comisión. Y aquí no se trata de enterrar las propuestas indignadas sino de ver cuáles son viables y ponerlas en práctica cuanto antes. Por eso se plantea una cuestión de eficacia que bien puede consistir en empeñarse en que la primera propuesta que se considere sea la reforma del sistema electoral. Hasta donde esta reforma no precise revisar la Constitución, podrá hacerse en lo que queda de legislatura, y con sólo que el sistema electoral resultante sea algo más proporcional, puede conseguir que la cámara de 2012 sea menos cerradamente bipartidista y permita encarar una reforma de la Constitución, ya se vería de qué alcance.

Este plan puede sonar algo utópico pero quizá no tanto dentro de cinco meses. El 15-M tiene voluntad de permanencia. Anuncia otra manifa para el mes de julio y, luego de las vacaciones de verano una acción aún imprecisa, como un referéndum o una huelga general, armas mayores de resultados muy ditintos para el mes de octubre. En todo caso, utópico o no, es muy de celebrar que se abra una vía de entendimiento entre el Congreso y el 15-M. Hasta cierto punto el sistema democrático español es bastante ágil y flexible. Otros hubieran tardado más.

Entre tanto el 15-M sigue padeciendo ataques por diversas vías. El más formidable aparato ideológico, la Iglesia, se ha puesto en marcha y monseñor Rouco avisa de que los jóvenes del 15-M no conocen a Dios, no conocen a Cristo, por lo cual sus vidas están rotas, ya que con el materialismo no van a ninguna parte. Con 600 € al mes desde luego que no. La propuesta de que no piensen en los 600 € o en el paro sino en Dios y en Cristo no parece prosperar y eso tiene a Rouco de mal humor. Sobre todo porque en este 15-M no hay ni un atisbo de religiosidad y, aunque no sea un movimiento antirreligioso, la jerarquía no las tiene todas consigo respecto a lo que pueda pasar durante la próxima visita del Papa a reunirse con la juventud. Y es una pena porque, como sucede con el Parlamento, sería bueno que el 15-M se hiciera escuchar por el Santo Padre. ¿Qué se dice en las asambleas respecto a la pederastia en la Iglesia, la homosexualidad, el aborto, el condón y la cuestión de género?

(La imagen es una foto de Motarile, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 21 de juny del 2011

IU: el fruto de la demagogia.

Dijeron tantas veces eso de que "PSOE y PP la misma mierda es"; lo repitieron tanto. Afirmaron con tanta seguridad que el PSOE estaba rendido a banqueros, empresarios y mercados, que sus políticas eran rematademente neo-liberales, que era contrario a los intereses de los trabajadores, los jóvenes, los pensionistas. Le negaron con tanta audacia la "S" de Socialista y la "O" de Obrero, dejándolo burlonamente reducido a Partido Español (PE). Reiteraron tanto que el P(SO)E sólo pactaba con la derecha recortes y medidas antipopulares, que mucha gente acabó creyéndoselo. Parte de esa gente, en concreto, las bases de IU en Extremadura, actuó en consecuencia y decidió que, pues no había diferencias, se abstenía, no apoyaba al PSOE, lo que daba el gobierno de la Comunidad al PP por primera vez en veintiocho años. Al fin y al cabo, ¿no había dicho María Dolores de Cospedal que el PP es el partido de los trabajadores?

Héteme aquí, sin embargo, que aquellas afirmaciones eran falsas, pura demagogia porque sí que hay diferencias; diferencias tan notables para que hoy se reúna la Presidencia federal de IU a fin de decidir qué hace con los extremeños. Es decir, para adoptar una solución en una situación sin salida en la que la coalición se ha metido ella sola, como solía sucederle antes de la refundación de junio de 2010 y sigue sucediéndole después de ella, en una prueba más de que tal refundación no sirvió para nada; que no fue refundación.

La disyuntiva de IU a día de hoy es endemoniada: si acepta la decisión de la federación extremeña y permite que el PP gobierne la Comunidad no es solamente que el Coordinador General, Cayo Lara, quede desautorizado, es que la coalición en su conjunto rompe su solemne compromiso electoral de no permitir por activa ni por pasiva que gobierne el PP. Y no sólo esto: a ver con qué rostro se presenta en las próximas elecciones generales provista de esta ejecutoria de emplear los votos de la izquierda para apoyar a la derecha. No es exagerado augurar en tal caso un batacazo electoral que podría dejar a la coalición fuera del Parlamento.

Pero si los órganos federales imponen su decisión a la federación extremeña y fuerzan el voto a favor del P(SO)E en la sesión de investidura en Extremadura, puede producirse una crisis en la coalición. Dada la patológica tendencia al fraccionalismo y la escisión (personal o en grupo) de una organización que se llama Unida más como conjuro de magia simpatética que como descripción empírica de un hecho, la revocación extremeña puede abrir el enésimo período de sobresaltos internos, recriminaciones y escisiones.

En cualquiera de los dos casos, IU tiene un porvenir inmediato muy problemático. Especialmente porque ahora no puede echar la culpa a nadie de fuera: al sistema electoral, ni al bipartidismo, ni al sesgo de los medios de comunicación. El desastre lo ha montado la propia coalición porque su discurso es tan demagógico y confuso que no lo entiende ni ella misma.

El discurso de las dos otras fuerzas políticas de ámbito nacional/estatal (PP y PSOE) será simple, maniqueo y puede que hasta falso. Pero es claro. Para el PP la culpa de la crisis es de Zapatero que, además, es incapaz de salir de ella porque sus medidas son disparatadas, llegan tarde y son tímidas. O todo a la vez. La solución: votar a Rajoy. Para el PSOE la culpa de la crisis no es suya (en la parte hispánica, es del PP) y está haciendo lo que puede por sacar al país de ella, consciente de que se trata de medidas amargas, impopulares pero que trata desesperadamente de que no perjudiquen (más) el Estado del bienestar. Zapatero acepta su responsabilidad y se inmola en aras del servicio a España. La solución es votar a Rubalcaba. Para IU, la crisis es debida al capitalismo y los otros dos partidos son iguales en su modo de encararla de forma que los dos aplican medidas neoliberales, contrarias a los derechos de los trabajadores y los más débiles en general. Los dos son lo mismo... pero no son lo mismo porque la coalición, para evitar que le cuelguen la pinza de la pinza, se compromete a impedir que gobierne la derecha. Solución: no hay solución, pues Cayo Lara no aspira a ganar las elecciones ni por lo más remoto.

No sé si ha lugar a una requeterrefundación pero me parece que IU haría bien en plantearse una conferencia para aclarar la cuestión de sus relaciones con la fuerza mayoritaria de la izquierda. En las condiciones de la crisis del capitalismo con la angustia que supone para tanta gente, en un momento en que el PSOE lleva pidiendo apoyos para encarar la crisis, IU tiene la obligación de elaborar un programa concreto de soluciones para una alianza de la izquierda. Luego ya se verá si el PSOE lo acepta o no, o le parece muy arriesgado, o no se atreve, o propone otro. Pero que no quede por IU. En fin, que hagan como vean, pero parece absurdo atacar sin cuartel a un adversario con el que luego resulta que no hay más remedio que entenderse.

(La imagen es una foto de iuelviso, bajo licencia de Creative Commons)

Crónicas de la revolución indignada (V).

Ecos en las alturas

La jornada del 19-J en España se ha hecho notar en Europa. Los ministros del Eurogrupo, o sea los ministros de Comercio de los países que tienen el euro por moneda, reunidos en Luxemburgo para sacar los untos a Grecia han encontrado un momento en su atareada agenda de despelleje para avisar a los indignados españoles de que no hay alternativa al ajuste o sea, a los recortes, a la poda.

Si el poder se siente fuerte siempre dice que no hay alternativa a lo que él pretende. Recuerda mucho aquella rotunda afirmación de Felipe González en los años ochenta de que su política económica era la única política económica posible. Dado que esto es falso por necesidad lo que ambas negaciones vienen a decir es que sí que hay alternativas a sus propuestas pero que no se van a molestar en considerarlas porque se lo pueden permitir.

De entrada es bueno que la Spanish Revolution se generalice. La movilización permanente, como la revolución permanente de los trotskistas tiene que ser internacional. De eso es difusamente consciente el 15-M en el que de vez en cuando se oye proponer una acción a escala europea. De hecho la manifa del 19-J tenía ámbito europeo pero me parece que muy escaso seguimiento y mayoritariamente de expatriados españoles. También se ven de vez en cuando exhortaciones del tipo de Peoples of Europe, rise up!, pero los peoples of Europe parecen más indolentes que el español.

El 15-M tendrá de acostumbrarse, de momento, a actuar en clave territorial española, por reducida que le parezca. Tampoco la hipotética vinculación de la Hispanidad está funcionando. Reducido a sus solas fuerzas, el movimiento indignado español tendrá que defender reivindicaciones que puedan sustanciarse en el pais sin poner en su cuestión su estabilidad financiera exterior, cosa harto delicada, al menos mientras no esté en situación de controlar los efectos externos de las acciones internas.

Sólo se me ocurre una vía por la que el 15-M podría forzar una consideración de los órganos de gobierno de la UE y es un tipo de acción que hiciera ver a estos que, en el análisis de costes-beneficios es más provechoso atender a las reivindicaciones del movimiento que seguir ignorándolas. Lo que sucede es que esto parece más factible a escala nacional que europea. Y ese es el punto en el que el movimiento tiene que innovar, extendiendo la red española a Europa, lo que sólo puede hacerse en inglés, o quedarse como está.

(La imagen es una foto de vreimunde, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 20 de juny del 2011

Crónicas de la revolución indignada (IV).

Teoría de la movilización permanente.

Jornada grandiosa la de ayer. Unas doscientas mil personas salieron a la calle en varias decenas de ciudades en un acto de participación ciudadana en masa, pacífico, festivo, constructivo, altamente político.

No partidista. No se vieron distintivos de partidos. Palinuro detectó cuatro o cinco banderas republicanas y un par de la CNT. Nada más. Y esa ausencia de los partidos en la convocatoria y organización del acto da a éste un enorme significado que no se parece en nada a los de otras finalidades. Cuando la derecha (el PP) o la izquierda (PSOE con o sin IU) se manifiestan no es infrecuente escuchar descalificaciones de los actos porque los manifestantes ya disponen de órganos partidistas para avanzar sus reivindicaciones. No es el caso de los indignados, que no cuentan con partidos, propios ni prestados y que, además, niegan que los candidatos electos en todos los órdenes los representen. La teoría pura de la representación dice que, una vez elegidos, los electos actúan en nombre de todos los ciudadanos, no sólo de sus votantes.

Pero si cientos de miles de ciudadanos dicen que a ellos no los representan aunque tienen un buen puñado de reivindicaciones políticas que plantear porque no se trata de personas indiferentes sino involucradas en el debate público, la teoría pura de la representación tiene que ajustarse. La única forma que tienen los indignados de ser visibles es mediante este tipo de actuación que cabe llamar de movilización permanente, valiéndose de todos los medios pacíficos para hacer escuchar su voz y mostrando no solamente que la tienen sino que es bastante sensata y goza de un considerabilísimo apoyo social.

¿Se quiere una prueba? Hágase el cálculo siguiente: ¿cuántos votos en unas elecciones generales podría conseguir un partido que llevase en su programa: a) ley de dación en pago; b) restablecimiento del impuesto de sucesiones y el de patrimonio; c) aumento de impuestos a los ricos; d) regulación y limitación de los beneficios, en especial de los fondos de inversiones y empresas financieras; e) exigencia de responsabilidades por la crisis en todos los niveles; f) detención de las privatizaciones y renacionalización de los servicios y empresas privatizados; g) ley de transparencia; h) lucha contra la corrupción y los privilegios de los políticos; i) reforma del sistema electoral, etc?

La batería de improperios con que una parte de los comunicadores ha recibido el movimiento 15-M, desde sediciosos a mastuerzos, ha disparado a la luna. De sediciosos, nada: ciudadanos sabedores de sus derechos y respetuosos con la legalidad. Doscientas mil personas en dos docenas de ciudades y no ha habido ni un incidente de orden público. De mastuerzos, menos. Es un movimiento con unas reivindicaciones muy razonables que ha sabido articular una plataforma de acción discursiva muy poderosa contra la que el "sistema" no tiene armas. El pragmatismo político imperante en los últimos veinte años no le ha dejado otras que las de la violencia y la represión, pero carece de excusa para emplearlas. Y tampoco cuenta con las armas teóricas que le permitan probar su legitimidad frente a la justeza de la crítica indignada, porque se ha acostumbrado a funcionar en un contexto de tal corrupción institucional que ya no cabe invocar los principios básicos pues han quedado vacíos de contenido. Es literamente imposible sostener que, por razones de supervivencia, hay que gobernar bajo los dictados de los mercados y, al propio tiempo, decir que se está en contra del dominio de los mercados sobre los gobiernos. Es imposible de todo punto convencer a alguien de que se está en contra de la corrupción con unas listas electorales plagadas de imputados por corrupción. Carece de sentido sostener que se van a garantizar los derechos sociales del Estado del bienestar cuando se rompe el postulado esencial de la justicia social que consiste en que paguen más los que más tienen y no los que menos.

La fuerza argumentativa, discursiva, moral, del movimiento se fortalece con esta práctica de la movilización permanente. Ya está preparándose otra manifa general para julio y, luego, se habla de una huelga general en octubre. Entre tanto, en el mejor espíritu de la guerrilla, habrá acciones menores, aquí o allá, tangibles o virtuales, de forma que sólo cabe admitir que el "sistema" tiene que lidiar con una fuerza extraparlamentaria de un gran impacto político y mediático que no puede seguir ignorando pero con la que no sabe cómo tratar una vez que ha comprendido que no por la violencia.

Ni por activa ni por pasiva
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Ni por activa ni por pasiva permitiría IU que la derecha entrara en los gobiernos, según un rotundo Cayo Lara hace unas fechas. Ha sido por perifrástica.

¿A que nadie se acuerda ya de la famosa refundación que IU lanzó a los cuatro vientos hace ahora exactamente un año? Por entonces escribí un artículo en Público, La refundación diciendo que, a mi entender, no había tal cosa y que IU seguiría igual o peor. Me gané la habitual sarta de insultos, desde el que me perdonaba la vida por no ser capaz de ver cuán luminoso era el horizonte que la refundación abría, hasta el habitual listo que hablaba de si estaba vendido a no sé qué sin duda porque pensaría que los demás hacen como él. El resultado de la Refundación de IU está a la vista: con un PSOE en las horas más bajas de su historia, apenas rebaña un puñado de votos más, pero le da el gobierno de Extremadura a la derecha, sin duda porque, siendo la izquierda transformadora así ayudará a transformar la región.

Las razones aducidas por el coordinador de IU en Extremadura pivotan sobre la asombrosa afirmación de que es menos malo que gobierne el PP. ¡En Extremadura! Cuando publiqué el artículo sobre la refundación algún comentarista me emplazaba a hablar del asunto al cabo de un año. Aquí estoy: ¿qué queda de la refundación? ¿Significa algo hoy? Ahora emplazo yo para dentro de nueve meses: a ver qué queda de IU en Extremadura en marzo de 2012. En realidad, a ver qué queda de IU en toda España por esas fechas.

Como puede verse, la refundación era volver a la más obtusa de las teorías de las dos orillas y la práctica de la pinza, empleando los votos de la izquierda en pro del PP. Este dislate, a la derecha no le pasa jamás porque tiene mucho más sentido del valor de la unidad, de la estrategia y de la conveniencia de anteponer sus intereses colectivos a los de unos u otros grupos. La izquierda, sobre todo la IU posterior a la refundación, es el reino de los faccionalismos, los personalismos y los narcisismos.

Durante la Guerra fría en Europa era frecuente que los comunistas acusaran a sus críticos de ser anticomunistas viscerales. Alguno sin duda habría pero ni la décima parte de los antisocialistas viscerales que hay en IU.

Así que, a partir de Extremadura, ya se sabe : si quiere usted que el PP gobierne en España, vote IU.

(La imagen es una foto de Izquierda Unida, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 19 de juny del 2011

Crónicas de la revolución indignada (III).

ANDANDO SE ENTIENDE LA GENTE

Una de las pruebas de que este movimiento del 15-M es cosa de jóvenes es que no paran. Están en todas partes, donde menos se los espera, caminan por las calles, ocupan los espacios públicos, recorren las carreteras, es una revolución en marcha, que no descansa. Una revolución que tiene al país en efervescencia con unas autoridades obligadas a mantenerse ojo avizor por si en el transcurso de alguno de sus actos públicos se les vienen encima los anonymous, con esas inquietantes caretas en estética Batman.

Para hoy, la red se pone en marcha, en columnas (y cuidado con la palabreja) que, desde los arrabales de las grandes ciudades confluirán en algún punto estratégico urbano. Como plan, recuerda el ambiente de Los miserables. La banlieu toma el centro. En Madrid, si no ando errado, el Congreso de los Diputados, Carrera de San Jerónimo. Por cierto, no sé si ya se le habrá ocurrido a alguien, pero a lo mejor se podía pedir la retirada de los dos leones que flanquean la entrada, feo recuerdo de las guerras coloniales.

Supongo que las manifas serán copiosísimas. Imagino que la gente aprovechará la ocasión para escenificar el respaldo social que tienen los indignados; o sea que la indignación general va a hacerse patente. La indignación y el hartazgo. Tanto más cuanto que será de forma pacífica. Hay una preocupación, una obsesión general por evitar la violencia. El poder acepta la desobediencia civil y la desobediencia civil acepta el poder. Puede ser grandioso.

Es momento muy trascendental porque afloran muchos debates de calado. En la izquierda socialista hay un reproche continuo a los indignados que debilitan sus posibilidades con exabruptos antipolíticos como los que igualan el PP y el PSOE que a quien benefician, obviamente, es al PP. Pero los socialistas han de darse cuenta de que, cuando piden confianza, se la piden a unos que confiaron y se han sentido defraudados.

La otra izquierda, muy fragmentada, tiene sus más y sus menos con el 15-M. El maltrato a Cayo Lara durante el bloqueo del desahucio probablemente fue injusto, pero era previsible. El 15-M está haciendo con los desahucios pura desobediencia civil, está impidiendo la aplicación de una norma vigente por considerarla injusta, como la considera injusta el conjunto de la sociedad pero no los parlamentarios del PP y del PSOE, muy sensibles a las presiones de los bancos. Los indignados están, pues, enfrentándose al Parlamento, y en Cayo Lara han visto antes al parlamentario que al hombre que coincide con ellos. Ese es un problema serio: la izquierda tiene que fundirse con el movimiento, pero no podrá hacerlo mientras mantenga sus estructuras orgánicas, ya que el movimiento no las admite. Eso de fundirse en el magma de un movimiento sin estructura orgánica parece a los grupúsculos de la izquierda un suicidio.

La obsesión por la no violencia corre pareja con la oposición a todo símbolo o signo político distintivo. No banderas. No emblemas. El movimiento sólo puede seguir siendo tal mientras, como los propios indignados dicen, "quepamos todos"; para eso es imprescindible no proponer nada concreto sino limitarse a insistir en lo que se rechaza, que es lo único que une a la gente.

(La imagen es una foto de Visentico / Sento, bajo licencia de Creative Commons).

La política catalana.

(Institut de Ciències Politiqus i Socials (1911), Anuari polític de Catalunya, ICPS, Barcelona, 184 pp.)

Hace años, cuatro si no me equivoco, que el ICPS de Cataluña edita, entre otras publicaciones valiosas, este Anuari, que suele ser buen instrumento de trabajo para quien quiera profundizar en el conocimiento de la política en Cataluña, territorio de enorme importancia en España por razón de su PIB, su demografía, su cultura y su autogobierno; un territorio con mucho peso político en el Parlamento y amplio leverage (es decir, influencia) en el Gobierno español. Es una publicación cuidada, en papel couché, con abundancia de gráficos, en cuatricromía, lo que es un lujo, que mezcla el rigor académico con la presentación periodística ya que todos los artículos traen entradillas con los párrafos más importantes (a juicio de quien los resalta, claro) del trabajo. Está dividido en cinco partes, que son siempre las mismas lo que posibilita la comprobación de evoluciones.

El orden de las partes revela una mentalidad de cultura política parlamentaria y abierta que considera que el pináculo del análisis debe ser la soberanía popular. Así la primera parte, Los processos electorals, encomendada a Joan Botella, que es un valor seguro, lidia con profesionalidad y con poco tiempo de consideración, con las elecciones autonómicas de noviembre de 2010, un vuelco espectacular de las fortunas de los partidos y, por ende, de la composición del Parlament. Al estudio de éste se dedica la segunda parte que, redactada por Fernando Domínguez García, letrado del Parlamento catalán, tiene un enfoque más formal y jurídico, que lo convierte en un excelente instrumento de consulta para quien ande en busca de una ley concreta de la legislatura, cosa nada de extrañar si se tiene en cuenta que ha sido una muy corta pero muy prolífica en lo legiferante, con treinta y siete leyes aprobadas.

Es que 2010 fue el último año de la atribulada coalición del tripartito que Montilla heredó de Maragall y revalidó luego en las elecciones de 2006, que Botella llama de "prórroga". Atribulada porque le cayó encima el conflicto del recurso de inconstitucionalidad del Estatuto, que se atascó en un Tribunal Constitucional (TC) paralizado por interés del PP en que sobre el Estatuto decidiera un TC más favorable a su punto de vista. Conocida la sentencia, Barcelona vivió la manifestación más numerosa de su historia. De ese último año del tripartito dan cuenta en la tercera parte (Govern) Matas Dalmases y Reniu Vilamala que se concentran en el organigrama del Gobierno; también datos útiles. Dentro del capítulo del gobierno aparece un apartado específico encomendado a Maite Vilalta, dedicado a los presupuestos de 2010, con una cumplida información sobre ingresos y gastos, en proporciones, por capítulos, con explicación de los capítulos, etc, así como datos sobre la valoración popular del gobierno.

Los partidos políticos (a cargo de Joan Marcet), son la cuarta parte y tienen un lugar muy destacado porque, en definitiva, como sucede sobre todo en el País Vasco, el sistema de partidos catalán es el más claro punto de referencia acerca de la muy notable peculiaridad de Cataluña en el resto de España. Las elecciones de 2010 han sido una sacudida, con variaciones importantes, sobre todo a la baja en el caso socialista y de Esquerra Republicana de Catalunya y la aparición modesta de una nueva formación, Solidaritat Catalana per la Independència que se las prometía muy felices por la subliminal vinculación entre la independencia y el fútbol.

La cuarta parte, dedicada al Àmbit local, de autoría de Esther Pano es una difícil singladura por una mar que la propia autora tiene por procelosa cuando se habla de un territorio en el que conviven 947 municipis, 40 comarques, el Consell General d'Aran, quatre diputacions, un número encara per determinar de vegueries, una àrea metropolitan i una xarxa complexa i profusa d'ens de cooperació interinstitucional.

En definitiva, la publicación está muy bien y es muy de agradecer. De hacer alguna propuesta constructiva se me ocurre recomendar que en la próxima edición se dé cabida a una parte sobre medios de comunicación, cuya ausencia en un anuario político es difícil de entender y otra, más complicada de aquilatar pero ya imprescindible, sobre ciberpolítica.

dissabte, 18 de juny del 2011

Recapitulación sobre el Diccionario franquista.

Han pasado veinte días desde que la Real Academia de la Historia presentara con pompa y circunstancia los veinticinco primeros volúmenes del Diccionario Biográfico Nacional (DBN). En ese mismo instante, oh manes de la época, el diario Público revelaba que el tal DBN era una pieza de propaganda franquista, según la cual el dictador no fue un dictador y mucho menos, totalitario. En esos veinte días Palinuro ha colgado nueve entradas sobre el asunto y ha escrito una carta abierta al señor Gonzalo Anes; igualmente ha iniciado una causa pública en Facebook titulada Retirad el libelo franquista de la Academia que, a día de hoy, cuenta con 2.028 adhesiones. Esa página de FB presentó una petición en el Congreso de los Diputados reclamando que se retirara el diccionario y dimitiera Gonzalo Anes. Además se remitieron copias a la propia Academia de la Historia. Y no sólo Palinuro: historiadores, intelectuales, políticos, personalidades de todo tipo alzaron sus voces contra el bodrio. Nadie salió en su defensa, salvo Anes y los autores de las fechorías.

Anes ha pasado de reírse de las críticas a aceptar que tiene que reformar el Diccionario y todo entreverado con un argumentario tan lamentable que sonroja reproducirlo. Empezó asegurando que el biógrafo de Franco, Luis Suárez, era liberal, se lo quitó luego de encima afirmando que fue el propio Suárez quien pidió hacer el panegírico de Franco, cosa que aquel niega. Se zambulló después en la demagogia diciendo que la RAH no censura y que el diccionario de marras es un monumento a la libertad de expresión, como si la historia no fuera la historia sino una tertulia de radio. Cualquier cosa con tal de no dimitir. Por último tragó que había que reformar pero ¡puso condiciones! Se reformaría la versión online por entonces en proyecto, pero no la de papel, salvo en sucesivas reediciones. Es decir, en el fondo, seguía riéndose del personal.

Tras la intervención del Parlamento es de suponer que esas condiciones no operen y la risa se le haya cortado. Se revisa el DBN en papel y virtual y no se distribuye la obra en tanto no estén hechas las correcciones. Es de esperar que esto sea así porque el franquismo es una perversión moral de carácter crónico en quien la padece que no renuncia jamás a su empeño. Y lo primero que ha de quedar claro es que la corrección o verificación tiene que hacerla un equipo de historiadores ajenos a la RAH, no una comisión de ésta.

¿Por qué? Porque lo que se ha manifestado en este zafarrancho es que las falsedades que contiene el DBN no son erratas ni errores ni despistes de nadie sino que responden a un intento deliberado de falsear la historia de España al modo en que el Buró Político del Partido Comunista (soviético, español, daba igual) reescribía la del comunismo según el criterio del mandamás de turno o como actuaba el ministerio de la Verdad en el 1984 de Orwell, encargado de hacer pasar por verdad la mentira. Un intento deliberado del primer gobierno de Aznar con Aguirre como ministra de Cultura, encomendado a la RAH con generosísima financiación pública, de escribir su versión de la historia de España. Y así salen bien parados los políticos del PP y mal los de PSOE, lo que ya es el colmo en una obra de historia, convertida en un tebeo. Es decir Gonzalo Anes no ha estado defendiendo un trabajo de equipo frente a críticas que apuntaran a errores o descuidos sino un proyecto ideológico de falsificar la historia de España a mayor gloria de la derecha franquista y postfranquista.

Así que ese será el siguiente paso de la página de Facebook: insistir para que la revisión sea responsabilidad de historiadores de prestigio ajenos al cónclave de zombies franquistas de la Academia. Recuérdese asimismo que, al llegar a 2.500 adhesiones, escribiremos otra petición al Rey ya que, según la Constitución, ejerce el alto patronazgo de las Reales Academias, a ver si, de paso, se clarifica eso del patronazgo, que no suena bien. Será interesante ver si el Rey avala esa versión ditirámbica del Diccionario de Franco como un hombre católico, inteligente y moderado. Él lo conoció a fondo. Estuvo veinte años a su sombra y bajo su férula.

Retirad el libelo franquista de la Academia

(La imagen es una foto de FDV via Wikimedia Commons).

Crónicas de la revolución indignada (II). En el templo de Mammon..

Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia


Preparándose para el gran día, el showdown, del momento, la manifa del 19-J. Los indignados reiteran su pacifismo en términos casi angélicos, aunque no carentes del sentido del humor. Los indignats catalanes piden a los provocadores que se abstengan de ir. Eso recuerda la famosa anécdota según la cual cuando el ministro de la Gobernación de Franco llamó al embajador británico preguntándole si quería que le enviara más policías para contener una manifestación frente a su embajada, el diplomático, con flema, le dijo que prefería que enviara menos manifestantes.

El Gobierno, esto es, el ministro del Interior, que es ya el que habla por todos, anuncia que habrá firmeza si "alguien lo hace mal". Está claro, es una amenaza, pero es una amenaza prudente. Nadie está interesado en que en la manifa del 19-J en Madrid pase algo. Rubalcaba se juega su candidatura a la presidencia del Gobierno y el 15-M la legitimidad de su actuación.

En algún lugar he leído (cuando lo encuentre, pondré el enlace) que los indignados valencianos planean una marcha a pie hasta Madrid supongo que con fines de presencia mediática que, con su intensa vida y capacidad de improvisación el movimiento tiene asegurada. Por cierto, al hilo de la crónica, a lo mejor estoy equivocado pero en el País Vasco no veo indignados, seguramente porque los indignables vascos llevan indignados desde los tiempos de Sabin Arana.

Pero lo más notorio que este cronista debe reseñar es el hecho de que los indignados leyeran un manifiesto durante la reunión de la junta de accionistas del Banco Santander; un manifiesto en el que se acusa a los banqueros de destruir los sueños de la gente. ¿No es hermoso? Nada de ir allí en plan de experto, economista, sabelotodo, a explicar a estos tiburones por qué no deben seguir zampándose los peces más pequeños, sino en plan indignado, poético, radical. Lo bueno es que la intervención se ha producido porque un accionista ha cedido a un indignado su derecho de palabra. Eso es pragmatismo típicamente bancario. Hay que escuchar a todos. Luego se hará lo que nos convenga. Los políticos podrían aprender. ¿Qué costaría invitar a algún representante del 15-M a hablar en alguna comisión del Congreso? Se convoca a todo tipo de personas, ¿por qué no a un indignado?

Y dicen que no es una revolución. No hay más que ver la reacción de los partidos. Los de la izquierda extraparlamentaria (por ejemplo Izquierda Anticapitalista) pero también sectores de Izquierda Unida quieren sumarse a ella, si no dirigirla y eso provoca continuos conflictos. El PSOE no sabe qué hacer, entre otras cosas porque tiene la responsabilidad del orden público en buena parte del territorio. Y el PP y la derecha mediática están furibundamente en contra. O sea, es una revolución.

La derecha compara el 15-M con Hitler, Mussolini y Franco. Lo de Hitler es un obvio tributo pagado a la Ley de Godwin, lo de Mussolini debe de ser por la marcha sobre Madrid y lo de Franco es asombroso teniendo en cuenta que según la Real Academia de la Historia fue un gobernante autoritario, no totalitario y, además, católico, inteligente y moderado. Cunde el nerviosismo mientras los indignados apuntan ahora a la Monarquía.

(La imagen es una foto de RinzeWind, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 17 de juny del 2011

Francisco Camps da una lección de democracia.

Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia


Francisco Camps, aquel a quien un amigo del alma al que no conoce de nada llamaba El curita, fue ayer formalmente investido como President de la Generalitat de Valencia en un clima muy hosco y encendido con cientos de indignados llamándolo más o menos directamente "corrupto". Así que su discurso fue igualmente encendido, crítico y hostil con quienes se le manifestaban en contra.

Habitualmente los alegatos de Camps son de una retórica barroca, a veces por lo gótico: sus adversarios quieren verlo paseado en una cuneta (¡ay, el subconsciente!) y el gobierno socialista es antiespañol y quiere instaurar un Estado de terror; a veces por lo glorioso: Valencia es, gracias a él, fórmula uno en lo terrenal, marítimo y celestial, cosa que ha certificado el Santo Padre en visita que hizo rico a más de uno en dones del Señor. Y Camps se expresa sólo con discursos pues hace ya tiempo que no responde a las preguntas de los periodistas cuando le mientan la bicha, la Gürtel.

En esta ocasión Camps se ha despachado por la vía de la teoría política y ha tenido a bien explicar a la chusma del 15-M que democracia es esto: votos y escaños lo cual es estrictamente cierto y no creo que los indignados ante portas fueran tan mastuerzos de ignorarlo. Es que estaban allí por otro motivo, porque ese concepto de democracia es insuficiente. Porque democracia es, ciertamente, votos (y escaños) pero, si solamente es esto, también puede ser demagogia, populismo plebiscitario y tiranía... de la mayoría que no es menos odiosa que la de la minoría.

Y es que en otro momento de su arrebatada filípica, Camps afirmó emocionado que su sistema de autogobierno está basado en la Constitución y la Constitución no dice que España (y, por ende, Valencia) sea una democracia sino que es un Estado social y democrático de derecho, de cuya definición Camps deja caer lo de Estado social (obviamente, porque es de derecha) y lo de Estado de derecho y esto ya no está tan claro ni es tan permisible. Para que la democracia no se corrompa en tiranía o demagogia, tiene que regir el imperio de la ley, esto es todos están sometidos a la ley, sean o no presidentes, los voten muchos, pocos o ninguno. Eso es el Estado de derecho y la ley dice que no se defrauda, no se malversa, no se practica cohecho, no se financia ilegalmente nada, etc, etc.

Así que a la lección de democracia de Camps le faltaba una segunda parte que era por lo que los indignats estaba allí con tarjetas rojas y guardando estrictamente las formas para no dar pretexto, como en Barcelona, a que se les eche encima el orden constituido, desde sus profetas hasta sus corchetes. De forma que la lección de democracia, entera, con su dimensión moral, la dieron los del 15-M.

(La imagen es una foto de ppcv, bajo licencia de Creative Commons).

Crónicas de la revolución indignada.

Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia


Llamar revolución a lo que está pasando en España hace un mes quizá sea mucho o quizá sea poco; nadie lo sabe. O sea que cabe llamarlo revolución igual que otros lo llaman gamberrismo, totalitarismo, chantaje y qué sé yo cuántas lindezas más. Qué sea en realidad dependerá de lo que sus protagonistas hagan de ello. Debe recordarse que no tienen plan, proyecto, guía o programa, ni organización allende la red ni, según parece, ganas de tenerlos.

Para Palinuro, es la revolución indignada o revolución de los indignados que son abrumadoramente jóvenes pero están apoyados por una proporción abrumadoramente grande de viejos, viejos del 68 y viejos del 56; su emblema es Sampedro (José Luis). Una pinza generacional contra un sistema que ambos rechazan. Unos porque no los dejan entrar en la vida laboral, que es la forma de realizarse, y otros porque los han echado de ella, en muchos casos prematuramente. Una combinación explosiva: el ímpetu juvenil y la sabiduría de la experiencia.

Se cometen errores, pero se subsanan a toda prisa. En Barcelona hubo violencia, rápidamente condenada y con mucha sensatez moral y prácticamente ya que la violencia tapó la protesta por los recortes presupuestarios, que era lo importante. En Madrid alguien agredió al alcalde, Ruis-Gallardón que, como persona, merece respeto al margen de la opinión que se tenga sobre su gestión. Hay más y debe reseñarse. Los indignados han metido la pata una vez y quieren hacerlos morder el polvo. La policía lo ha hecho tres veces (Madrid, el 15-M, que inaugura la protesta, Barcelona el 27 y Valencia unos días después) y no ha habido una sola excusa sino advertencias y amenazas.

El movimiento es totalmente nuevo. Nunca se había asistido a un intercambio tan intenso de reflexiones y propuestas desde muy distintas posiciones políticas. El debate está siendo muy interesante. Lo de la no violencia es un ejemplo. Se aboga expresamente por una resistencia pasiva. En realidad, es un movimiento de desobediencia civil de muy amplio espectro pues cuestiona la justificación de muchas facetas distintas del orden constituido. No hace falta recordarlas pues están en la mente de todos.

Y a veces esa reflexión lleva al movimiento a actividades típicas de la desobediencia de los años sesenta. Por ejemplo, los sit in, el último de los cuales se dio ayer en la bolsa de Valencia. Doscientos cincuenta jóvenes sentados en el parqué. Van a la bolsa, al Ayuntamiento, a la Generalitat, seguramente incordiarán cuando venga el Papa a reunirse con los boy scouts and girls de Dios. Estos no respetan nada. Parece como si quisieran hacer realidad aquel viejo lema revolucionario de Georg Büchner, ¡Paz a las chozas y guerra a los palacios!. ¿Y qué hago con la hipoteca? dicen las masas. Hay que frenar los desahucios, dice el movimiento.

Otro problema para la policía. Los indignados son decenas, quizá cientos de miles, están comunicados en tiempo real, son competentes y pueden multiplicar sus acciones no en forma de guerrilla urbana, como trata de encasquetar el conseller de Interior de Cataluña, sino en forma de mosaico de resistencia: doscientos a la bolsa, ciento cincuenta a los desahucios, trescientos a las subastas judiciales, doscientos a cada acto público de las autoridades, desfiles, inauguraciones, conmemoraciones, premios y galardones. No hay fuerza de policía que pueda controlar un movimiento así.

Por eso insiste Palinuro en que las autoridades dejen de considerarlo exclusivamente como un problema de orden público y traten de encarrilarlo por la vía política del diálogo. Habrá quien diga lo de siempre, que no cabe pagar precio alguno porque otro deje de protestar pero sí que hay que pagarlo sobre todo si quien lo hace reconoce, como reconoce hoy en España casi todo el mundo, que muchas de las protestas son justas. ¿O no es justo protestar por la corrupción de los políticos y sus privilegios, por la codicia sin freno de los mercados y sus principales beneficiarios, bancos, fondos de inversión, especuladores, por la prepotencia de la Iglesia, los atentados al escosistema o la cobardía de los partidos de izquierda?

Primera crónica de la revolución de los indignados.

(La imagen es una foto de Motarile, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 16 de juny del 2011

L@s violent@s eran provocador@s de la policía.


Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia



Comienzo con una vulgaridad: la fuerza del 15-M reside en que su protesta es fundamentalmente moral y en que se manifiesta de modo pacífico. Los indignados llevan un mes de asambleas y debates públicos mejor o peor argumentados pero en los que van fraguándose unas reivindicaciones que, en buena medida, gozan de un apoyo generalizado entre una población atribulada que tiende a verlas como deseables pero utópicas. Y la verdad es que hay de todo, pero no es este el momento de ponerse a examinarlas. Basta con señalar que son propuestas reformistas políticas, sociales, económicas que, al tiempo, ponen en evidencia el grado de corrupción de un sistema para el que están acuñando un término de malas asociaciones en España: el régimen.

En cuanto a la violencia, la actitud es rotunda: nada de violencia. Es asunto en que va la legitimidad de un movimiento que tiene amplia aprobación a pesar de las molestias que inevitablemente ocasiona aquí o allá. Con la violencia los indignados son como el alcalde Giuliani de Nueva York: tolerancia cero. Tanto es así que están dispuestos a ampliar su concepto que no reside sólo en el empleo de la fuerza bruta en contra de algo o de alguien sino que puede darse también de otras formas: el ruido, la suciedad, la ocupación abusiva de espacios públicos son formas de violencia. Aunque sobre esto siempre se podrá discutir porque los límites no están claros. Ocupar una emisora de radio y leer un comunicado es violencia, pero ¿puede tratarse como el incendio de un autobús?.

Por eso los vemos barrer sus acampadas, mantener silencio, esforzarse por no estorbar. Esta es una revolución hecha por gente con altura de miras y muy civilizada. No hay barricadas, ni destrozos, ni rotura de mobiliario urbano; no hay atropellos ni agresiones personales. No se da un mínimo pie a que haya represión policial violenta. Los policías, en general, aplican un protocolo de contención. La revolución tiene ribetes versallescos.

Pero, claro, en estas condiciones puede eternizarse. Ahora llega el verano, las acampadas resultan más fáciles pero, por corteses y cívicas que sean, las autoridades de toda índole las ven como un verdadero incordio con el que quieren acabar. Porque de lo que se trata es de que personas como Francisco Camps puedan tomar posesión de cargos representativos por el hecho de haber sido elegidos. Como si eso quisiera decir algo respecto al civismo del electo cuando de todos es sabido que, puesto a elegir el pueblo entre Cristo y Barrabás, eligió a Barrabás, resultado que debiera decir algo al muy cristiano Camps. Así que violencia de los indignados, ninguna y, si alguna se da, como se ha dado por desgracia en Barcelona, es de inmediato reprimida, criticada y condenada en los más duros términos por las comisiones de comunicación del 15-M que se desmarcan de ellos.

Parece así que la derecha, las autoridades y, sobre todo, la policía han descubierto que lo inteligente es minar la base de legitimidad del movimiento, la no-violencia, la resistencia pasiva. Y como éste no acaba de estallar, recurren a los agentes provocadores. El visionado del vídeo deja pocas dudas. Por supuesto, lo trataremos siempre como presunto. Pero ¿hay acto más abominable que la policía delinca? Si los responsables del orden lo son del desorden, con el fin tácito de restablecer el orden al estilo del famoso ¡El orden reina en Varsovia! no hay Estado de derecho. Esos provocadores tienen que ser identificados. En el vídeo son muy fáciles de reconocer. Alguien los ha identificado ya, sin duda alguna. Bastaba con ver por lo demás que no iban vestidos, sino disfrazados. La cuestión es que eso es ilegal y delictivo y, por tanto, los provocadores deben comparecer ante la justicia.

¿No es evidente que el movimiento 15-M actúa desde una posición fundamentalmente moral y que así consigue poner de relieve la podredumbre del sistema? Lo que se ha hecho en Madrid de impedir (por ahora) un desahucio habla por sí mismo cuando los dos partidos mayoritarios bloquean todo proyecto de ley de dación. Y si la policía actúa como bandas de matones queda ya poco por decir y menos que poco, nada, a ese consejero de Interior de la Generalitat, Puig, que utiliza con descaro lo que los ingleses llaman un innuendo al observar, al parecer irónicamente, que fue el único que entendió lo del 27 de mayo, cuando los mossos repartieron estopa con saña. Sí, lo entendió perfectamente. Ahora busca un pretexto y, si no lo tiene, lo fabrica a base de mandar a sus policias a provocar tumultos como verdaderos sicarios. Presuntamente, desde luego.

Una última cuestión sobre las descalificaciones intelectuales del 15-M. Gonzalo Anes, que sigue sin dimitir, dijo en algún momento que lo del 15-M quedaría en la historia como una nota a pie de página o algo así. Y, si de él depende, así será ya que no es un historiador sino un trujimán del Rey que lo ha hecho marqués de su propio apellido, creo. Savater llama a los indignados de Barcelona hatajo de mastuerzos. Si estamos de acuerdo en el alcance del término la verdad es que hay muchos mastuerz@s, pero no más que en otras clases de personas, políticos, periodistas, profesores, curas, empresarios, sindicalistas. Mucha gente cree que la dirigente de UPyD, Díez, es un@ de ell@s. Su intervención ayer en el Congreso culpando a Rubalcaba, el ministro que más cerca de su fin ha llevado a ETA, de ser el responsable de que los proetarras estén en las instituciones muestra gran mastuercez y abundante mala baba. En España los derechos los protegen o deniegan (los denegable) los jueces. No el ministro del Interior. Y hay más: por supuesto que los indignados tienen derecho a que se les escuche, sean cuatrocientos, cuarenta o cuatro en los términos que les parezcan, siempre que eso no redunde en perjuicio de terceros. Los derechos de los ciudadanos son originarios y su ejercicio, responsabilidad de cada cual. ¿O van a tener que pedir permiso a los censores de turno para ejercerlos?

El punto está aquí en ese perjuicio. Uno puede argumentar que la ocupación de la vía pública para asuntos particulares, por muy pacífica que sea, es siempre un perjuicio. Pero es difícil sostenerlo en un país en el que la Iglesia ocupa miles de espacios públicos con sus procesiones y los taurófilos llegan a vedar el tránsito por determinadas calles en época de encierros para poder torturar civilizadamente a las bestias sin muchos riesgos. Se dirá que lo importante no es cuántos son los que ocupan los espacios públicos de hecho sino cuántos apoyan que lo hagan. Cierto. Ese es precisamente el punto de vista de los indignados que de mastuerzos tienen lo que todo el mundo. En la calle siempre hay cuatrocientos, sean indignados, meapilas o falangistas. Y los socorridos cuatrocientos mil que se quedan en sus casas apoyan a unos o a otros. Basta con ver los resultados electorales y los barómetros de opinión. Querer ignorarlo no sólo es inmoral; es también estúpido.

(El vídeo de cabecera es de Xartigas, bajo licencia de Creative Commons).