dilluns, 11 d’abril del 2011

El juego sucio y la mala fe.

Son los rasgos característicos de la acción política de la derecha. Es muy difícil encontrar un ejemplo más patente de juego sucio que el episodio de espionaje en el PP de la Comunidad de Madrid. La gestapillo, que ya tiene gracia la expresión, destinada a procurarse informes comprometedores sobre compañeros incómodos con el probable fin de chantajearlos posteriormente. El espionaje camina a la par con el más sonado episodio de corrupción de la democracia, el caso Gürtel, un presunto emporio del delito en el que andan pringados puñados de dirigentes y cargos públicos del PP en las más variadas hazañas.

Lo sucio, no obstante, y la mala fe, no están en los presuntos delitos en sí sino en el modo en que el partido los aborda. En lugar de ponerse plena y abiertamente a disposición de la justicia, utiliza todo tipo de argucias, recursos y contrarrecursos, personificaciones fraudulentas, lo que sea para obstaculizar la marcha de los procesos. Mala fe procesal por todos los costados, cosa que se echa de ver en que la estrategia no está pensada para demostrar la inocencia de los acusados, sino para hacer que los procedimientos se eternicen y conseguir, si posible, le prescripción.

¿Y qué más juego sucio se quiere que montar partidos pelele para minar el terreno del adversario? ¿Qué nombre cabe dar a eso? Partidos que además sirven para posibilitar transfuguismos, el colmo del juego sucio en política, el chaqueteo. Partidos a las órdenes de otro partido. Más o menos como el mismo PP está a las órdenes de su derecha extrema y los medios de comunicación que le hacen de caja de resonancia. Una coyunda, partido/medios, que lleva a basar la labor de oposición política en la persecución personal de unos u otros adversarios, Bono, Chaves, sometidos a verdaderas cacerías mediáticas con asegurada resonancia parlamentaria posterior. La fórmula es simple y eficaz: un periódico dice algo, un político lo plantea en el Congreso y el periódico monta después la tremolina con la contestación del Gobierno. Mala fe de arriba abajo.

En esa fiebre de oposición mediática el juego sucio consiste en romper los consensos básicos, de interés del Estado. En política antiterrorista, por ejemplo. Las maniobras del caso Faisán son la punta de lanza de una política destinada a impedir que el Gobierno socialista pueda capitalizar el fin de ETA, como las manifestaciones callejeras contra el Gobierno so pretexto de las víctimas tratan de lo mismo, de obstaculizar la política antiterrorista. Típico juego sucio es la ruptura del consenso en política exterior según el cual, fuera de las fronteras, no se habla mal del país para no debilitarlo. Ese consenso no lo ha respetado Aznar jamás. Todas sus intervenciones han ido siempre en detrimento de la imagen de España. Y cuando se dice que no se habla mal de España sino del Gobierno español sólo cabe decir que al juego sucio se le añade la mala fe pues el Gobierno democrático de España representa España.

Juego sucio hacia fuera y juego sucio hacia dentro. La instrumentalización de los símbolos y las instituciones del Estado. Esos jueces que son militantes de corazón (ya que no pueden serlo de carné) del PP y que aplican a rajatabla sus intereses en el Consejo General del Poder Judicial o donde se tercie dejan a la judicatura al nivel del betún. Que sea Enrique López, el hombre del PP en el CGPJ, y candidato permanente para el Supremo, quien haya decidido mantener su competencia en el caso Faisán aun sabiendo, al parecer, que no hay delito de de colaboración con banda armada es, en verdad, un escarnio. Un escarnio a la justicia.

Las instituciones que no se pueden instrumentalizar se bloquean, como estuvo bloqueado el Tribunal Constitucional durante unos dos años, imposibilitado de hacer nada. Y las que no se pueden bloquear, se deslegitiman. No hay decisión que tomen las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y la administración de justicia que, en tocando al PP, no se lancen sus dirigentes a cuestionar las motivaciones de los servidores del Estado, a calificarlos de "camarillas" o de agentes del Gobierno que, a su vez, según dictamen del principal imputado político en la Gürtel, Camps, pretende establecer en España un régimen de terror.

Si a esto se añade que se trata de un partido que no informa de sus decisiones, que no ha hecho aportación alguna a la lucha contra la crisis, de cuyo líder, esto es, de lo que piensa, tampoco se sabe nada salvo que tiene una puntuación bajísima entre los ciudadanos, sólo queda preguntarse qué valor tienen esos catorce puntos porcentuales de ventaja electoral y qué sucederá el año que viene, que no está claro.

Dice Almunia que en Europa no dan por segura la victoria de Rajoy. Por supuesto que no. Eso viene diciéndolo Palinuro hace meses: que están vendiendo la piel del oso antes de matarlo. Y cargando como carga con el cadáver de la Gürtel el PP está en un tris de ser un cadáver él mismo.

(La imagen es una foto de Partido Popular Comunitat Valenciana, bajo licencia de Creative Commons). En ella están Cospedal, Camps, González Pons y Rajoy. Son dignos de análisis los gestos de los cuatro.

diumenge, 10 d’abril del 2011

Las fotografías de Juan Rulfo.

Con motivo del 25º aniversario de la muerte de Rulfo se ha publicado un libro (Juan Rulfo, 100 fotografías de Juan Rulfo. Editorial RM, 2010, al cuidado de Andrew Dempsey y Daniele De Luigi), con una selección de 100 fotos suyas, y la FNAC de Madrid exhibe una selección de 25 de esa selección de 100. Exhibir es un verbo impropio dado que el comercio expone las 25 piezas en una salita habilitada también para lectura de libros, revistas, comics, etc y los abundantes lectores no dejan ver las fotos.

De todas formas es una buena ocasión para dar un repaso a ese extraño genio quedo que fue Rulfo, el breve autor de una sola novela y un solo libro de relatos, traducidos a muchos idiomas y de quien todo el mundo se hace lenguas como uno de los grandes de la literatura mundial. Y con razón.

Rulfo parece haber dedicado la mayor parte de su vida a la fotografía. Dejó un legado de unos 6.500 negativos aún por clasificar. Estudió el arte, la practicó, intento establecerse profesionalmente en relación al mundo del cine y la fotografía. Seguramente se consideraba fotógrafo. Tenía amistad con Cartier Bresson, que anduvo mucho por México, y muestra una gran influencia de los maestros estadounidenses de la generación anterior, Paul Stieglitz, Paul Strand, Charles Sheeler o Edward Steichen. Una fotografía seria, realista y, al mismo tiempo, trascendental, simbólica en la que las imágenes no se quedan en sí mismas sino que hablan, son la congelación de un relato que sigue fuera de ellas mismas. Edificios, retratos, paisajes, costumbres son los temas más repetidos. No hay escenarios. Es la realidad por la que pasamos y de la que retenemos retazos visuales que pertenecen a otras historias.

El resultado de tanto afán no va muy allá. Las fotos de Rulfo son muy buenas pero ni por la calidad técnica ni por su contenido alcanzan los niveles de su obra narrativa. Entonces ¿por qué obstinarse en ser aquello para lo que se vale menos? No es infrecuente que la gente equivoque su vocación. En realidad es una queja habitual. No obstante, tengo la impresión de que, en el fondo, Rulfo siempre se vio como un literato, como un novelista que se valía de la fotografía para ambientar sus relatos. O sea, un novelista fotógrafo antes que un fotógrafo novelista. Porque sus fotos se entienden mirándolas con los ojos de quien ha escrito El llano en llamas o cualquiera de las otras historias, que son igual de buenas, algunas incluso mejores que aquella, pues eso ya es cosa de variantes en los gustos. Mi cuento preferido es ¡Diles que no me maten!.

No las fotos, no, sino su literatura, muestra la mano de un genio. Para los que confían más en el principio de autoridad, recuérdese que Jorge Luis Borges o Gabriel García Márquez, hablan de él con veneración rayana en la idolatría. Con fundado motivo porque su influencia está patente en ellos. Como lo está en todo el llamado realismo mágico. En Cien años de soledad está presente el espíritu de Pedro Páramo o sea, el de Juan Rulfo porque en la literatura de éste la perspectiva es cambiante. Los relatos pueden estar en la de las distintas personas del verbo y dentro de un mismo relato. El cambio más frecuente, de la tercera a la primera, lo que hace que Páramo sea tan Rulfo como Rulfo Páramo. Esa alternancia junto a la habilidad para mezclar pasado, presente y futuro a través de la memoria de los personajes que van y vienen por sus vidas situándose, por ejemplo, en un futuro del que el presente en el que estamos es un remoto pasado, son rasgos distintivos de una forma de escribir que es literatura en estado puro.

Rulfo escribe como el que llueve. Todo lo que toca su palabra, como todo lo que moja la lluvia, cambia de color, de tacto, de aroma, se hace suyo, de Rulfo. Hay un México de Rulfo de raíces agrarias e indias revestidas de mundo moderno. Y en ese México está muy presente la muerte, vista como un avatar de la vida, muchas veces descontada, muerte por encargo, sobrevenida o largo tiempo esperada. Eso es narración de lo indecible. Y ese es el genio de Rulfo. Sólo Bolaño, me parece, otro escueto, ha dado similar sacudida a la literatura. No son nombres de relumbrón, pero su savia nutre el inmenso jacarandá de la literatura de un continente.

(Las imágenes, sacadas del libro son: la 1ª, Plantación de magüeyes y la segunda Barda tirada en un campo verde)

Para variar: contra el Gobierno.

Estas broncas manifas de la derecha contra el gobierno de Zapatero y contra el mismo Zapatero forman parte periódica del guión de actividades del PP y sus circos mediáticos y sociales. Sabedor de que todo en nuestro mundo es espectáculo, el PP los monta valiéndose de los más diversos motivos (hoy las víctimas, mañana la familia, pasado el honor de los Prizzi o de España, tanto da) para calentar el ambiente, salir en los medios, muchos de ellos suyos, y animar a su tropa insultando al Gobierno. Si de aquí al verano no hay otra por el mismo motivo o una en contra del aborto, que suele tener idéntica finalidad, el vacío se compensará con esa jornada internacional de la juventud, magna jamboree que tiene preparada la escuadra eclesiástica de los conservadores. Con ella piensa Rouco, hombre más del PP que de la Iglesia, recibir a SS el Papa de Roma, quien raro será si no viene mascullando algo en contra del Gobierno y la ola de materialismo, sensualismo, relativismo y ateísmo que invade la sociedad española, antaño tan hija de Cristo.

De lo que menos se habla -y berrea- en las manifestaciones por las víctimas del terrorismo es de las víctimas. En la de ayer, apenas unos gritos en contra de ETA y en cambio un vocinglerío en contra del Gobierno, de Zapatero -cuya dimisión se pidió en todos los tonos de la España nacional- y de Rubalcaba a quien se quiere ver en comisaría detenido por traidor.

En ese clima el señor González Pons, devoto asistente al tumulto sabatino, junto a los dirigentes del PP, dice que echa de menos la presencia de Zapatero, Rubalcaba y Chacón al lado de las víctimas. En verdad que este hombre es un caso clínico, una tan insólita mezcla de cinismo y estupidez no es frecuente entre los políticos de la derecha española; ni siquiera de la valenciana. Tan ausente estaba Zapatero como Rajoy o Aznar, quien no suele perder una ocasión de soltar algún desprecio, alguna maldad, pero sólo echa de menos a Zapatero cuando debía hacerlo con Rajoy que es con quien más trata. Pero, sobre todo, ¿realmente cree que Zapatero debe ir a una manifa convocada contra él, a que lo insulten y, seguramente, intenten agredirle como hicieron con Bono hace unos años y siendo éste ministro? Es imposible que tanta majadería sea inocente. Tiene su punto de provocación.

La derecha se apodera de las víctimas que, en el fondo, no le importan nada si no puede instrumentalizarlas (como se ve en el caso de las que representa Pilar Manjón), igual que se apodera de la bandera española, de la actual y de la de Franco -que es la más suya- pues las dos estaban ayer presentes. Se apodera de todo lo que pueda venirle bien a su fin que es conseguir que el Gobierno se vaya para auparse a su vez. Lástima que haya de haber unas elecciones por medio y a ellas vaya a llegar la derecha en una situación muy distinta a la de ahora, embriagada como está de victoria. Por eso altera lo que puede la vida cotidiana, instrumentaliza a los muertos, a los vivos, a los por nacer, organiza alborotos callejeros y trata de dar la impresión de inestabilidad, debilidad gubernamental, incluso a costa de los intereses de España. Cree justificar su desesperado intento de adelantar las elecciones siendo así que su único fin es impedir que se produzca el fin definitivo de ETA y el comienzo de la recuperación de la crisis económica bajo mandato socialista.

El PP es un partido muy patriótico.

dissabte, 9 d’abril del 2011

El macho normal.

Hay una cuestión que me inquieta en estos casos en que periodistas o políticos de la derecha (casi siempre son de la derecha) dicen barbaridades de corte machista. Puede tratarse de ese Sostres que excusa un asesinato de género, el alcalde de Valladolid que se pone bravo con los morritos de una ministra o el otro de la televisión que no sabe si un transexual es chico, chica o chique. Tales propósitos basura, de los que es faro y guía el bolígrafo de Aznar por el escote de una reportera, dan por supuesto que quienes los formulan tienen sobrada experiencia en lances galantes. ¿Por qué, sin embargo, suenan a baladronadas de machos ibéricos de sobremesa, hartos de vino y ganas?

Sobre todo, ganas. La pregunta es si estos tres citados, que no son los únicos ni mucho menos, se han mirado en un espejo. Y qué han visto. Porque aquí puede estar la clave de la cuestión que mencionaba al principio. Con esas pintas, por favor, y aunque haya gente para todo, está claro que hablan de lo que oyen y lo que imaginan. Así dicen lo que dicen y en lo que dicen hay tal fondo de odio a las mujeres que se entiende que lo dicen porque no hacen.

Tirant lo Gürtel III,

No sé si estas listas electorales encontrarían un hueco en el Guiness: la lista electoral con más implicados en casos de corrupción. No creo se hayan dado ejemplos parecidos, ni siquiera en Italia en los mejores tiempos de Tangentopoli o en los de la renovada República de Berlusconia. Por fortuna los procesos judiciales están a salvo de la lógica electoral porque tal parece que la intención de quienes han confeccionado y aprobado las candidaturas valencianas es influir en las decisiones judiciales mediante plebiscitos políticos, con lo que la condición de ciudadano honrado y hasta ejemplar o la de delincuente no la otorgan los jueces sino la voluntad del electorado.

Cualquiera que recuerde lo popular que llegó a ser el Dioni a quien Joaquín Sabina dedicó la canción Con un par de contenido fácilmente imaginable supondrá que algo parecido puede pasar con estos por ahora imputados. Quienes a su vez quizá repitan para su coleto y refiriéndose a sí mismos, con un par. Hay que provocar. También se viene al recuerdo aquella costumbre de Batasuna de meter en sus listas electorales no ya a imputados sino a gente condenada cumpliendo condena por ser de ETA. Con otro par, imagino. No estoy comparando, líbreme el cielo, a los etarras con los gurtelianos. Tampoco se me ocurriría comparar a un asesino con un caco. Son cosas distintas.

En el fondo, estas listas valencianas repletas de presuntos mangantes parecen la recuperación del antiguo recurso del santuario mediante el que los perseguidos de la justicia encontraban refugio al acogerse a sagrado, normalmente una iglesia. Hoy día, con nuestra secularización galopante, las iglesias ya no protegen de nada, pero las listas electorales, sí. Otorgan inmunidades lo que, tratándose de gente perseguida y procesada por sus actividades presuntamente delictivas y empezando por el Presidente de la Comunidad, no es cosa despreciable. No es lo mismo sentarse en el banquillo como simple ciudadano Camps, farmacéutico consorte y curita, que hacerlo como Molt Honorable presidente de la Comunitat. Quizá piense el afectado que, así como él no puede resistir la presión de los otros mendas para refugiarse en las listas porque le falta fuerza moral, a lo mejor los jueces se dejan intimidar por la pompa y boato del poder y no son tan tiquismiquis con los trajes, las comisiones, los millones de euros, la visita del Papa, las contratas de la basura, las de las fiestas y actos del PP, la de FITUR, la financiación del partido, las adjudicaciones fraudulentas, los apaños de la televisión, el saqueo de las arcas de todos, la repetición de los premios de la loteria o el supuesto empleo de caudales públicos para montar partidos de esbirros con los que fastidiar al PSOE.

Bien, el caso es que se pide a los ciudadanos de Valencia que voten por otros ciudadanos por debajo de toda sospecha. Dado que los presuntos delitos se refieren a caudales públicos que han sido sustraídos de sus empleos legales, es decir, al patrimonio de todos los ciudadanos, lo que se pide es que estos voten como representantes suyos a quienes están acusados de esquilmarlos. Realmente si los ciudadanos los votan no será porque no estaban informados.

divendres, 8 d’abril del 2011

Los curas y el sexo.

La obsesión de los curas con el sexo sólo es comparable a la que tienen con el dinero, dos cosas que les están prohibidas. Ya se sabe que prohibir es incitar a hacer, decir o pensar lo prohibido, como se sigue de universal y permanente experiencia. La religión judeo-cristiana que aquellos profesan comienza no con el pecado por haber roto una prohibición divina, sino con la misma prohibición. Dios permite todo a la pareja original excepto comer fruto del árbol del bien y del mal. El caso era prohibir algo. Podría haber sido mirar el vuelo de una golondrina o meter el pie en un charco. Pero le tocó al árbol, en concreto al manzano. Hubiera podido ser el peral, la higuera o el naranjo. Pero fue el manzano y ahí se acuñó la interpretación metafórica de los seres humanos, su naturaleza y su destino por los siglos de los siglos.

La mujer no puede contener su insana curiosidad, víctima de su escaso juicio y trae la perdición sobre la especie que, sin embargo, engendra. Así queda fijado el estereotipo femenino que se repite con diferencias en otros lugares y culturas. Pandora por Eva. Hasta la manzana tiene variaciones. Las del paraíso y la que arroja la irritada Eris, también mujer al fin y al cabo, sobre la mesa de los dioses para que se arme Troya. De aquí sale la animadversión de la Iglesia hacia las mujeres. Pero no suele preguntarse cómo se fija el estereotipo masculino porque Adán, ¿qué es? Un pobre diablo que corre a su perdición por no poder resistirse a los encantos de la mujer.

Al llenar el sexo de prohibiciones la Iglesia sigue la tradición. A España ha venido un cardenal italiano a decir que el sexo fuera del matrimonio es un desorden y que el uso del preservativo no es santo. Respecto al sexo extramatrimonial, ignoro si los católicos son más alegres que los no católicos pero sí sé, porque es obvio, que en lo del preservativo (y prácticas contraceptivas en general) prestan tanta atención a las prohibiciones de la jerarquía como los ateos o los apóstatas. Basta con ver la tasa de natalidad en España.

De todos modos, estas prohibiciones, tan fundamentadas como la de la carne de cerdo entre judíos y musulmanes, afectan sólo a los católicos y ellos sabrán lo que hacen. Es una cuestión de creencias privadas. ¿O no se quiere que sean privadas sino públicas, o sea, válidas para todos los matrimonios? Aun así tampoco sería grave mientras se limite a ser un deseo. Lo malo es cuando se quiere imponer a la fuerza, a lo que la Iglesia es muy aficionada. Porque los adultos son tan libres de hacer un contrato como de romperlo, guste o no a la jerarquía, y la justicia sólo intervendrá cuando de la ruptura se derive un perjuicio injusto para alguien.

Este intento de la Iglesia de imponer sus criterios a toda la sociedad civil está siempre presente. El cardenal en cuestión sostiene que la familia es la unión del hombre y la mujer. Las otras uniones, dice Monseñor (o quizá se le haya escapado), son privadas. Es decir unas son públicas y, por lo tanto, más, y otras son privadas y, por lo tanto, menos, son las uniones de hecho de Rajoy. No se trata de demostrar que una forma sea superior a otras sino que éstas son inferiores porque así lo dice la ley. Pero las leyes se cambian porque se han hecho para los hombres y no al revés y su función es ampliar los derechos, ser inclusivas, tratar por igual a quienes son esencialmente iguales, con independencia de sus opciones sexuales.

Pero es que esto del sexo es en verdad obsesión en el clero precisamente porque lo tienen prohibido, con lo cual no dejan de hablar de él, de pensar en él. Esa tan frecuente como extendida, silenciada, consentida y hasta justificada práctica de la pederastia, ¿no proviene de la prohibición de la sexualidad? Si la prohibición se levantara es de suponer que descendería la proporción de paidofilia en la Iglesia.

Y tiene mucha gracia con qué seguridad hablan los curas de aquello que desconocen. Les viene de oficio porque ¿acaso saben más de Dios que de las relaciones sexuales? Lo hacen con verdadero virtuosismo. Los sermones son las piezas más importantes de la liturgia cristiana pues son el ámbito de la publicidad y la propaganda. Ahora bien, el conocimiento de que presumen los clérigos para hablar del sexo, como de Dios, no puede estar basado en la experiencia directa y es, por lo tanto, un conocimiento libresco, formalmente perfecto. Dice el mentado Cardenal con sofistería propia de la cátedra de San Pedro que cuando la sexualidad se integra en el amor verdadero se tiene el gozo completo. Es posible, pero ese amor depende tanto del matrimonio como de la crecida del Nilo. Verdad es: los curas presuponen que el amor verdadero sólo cabe en el matrimonio y en su matrimonio. Pero esa es una tontería demasiado vulgar para tenerla en cuenta.

dijous, 7 d’abril del 2011

El talón de Aquiles andaluz.

Andalucía puede pasar de ser el bastión del socialismo español a ser su tumba. La nueva corruptela de los EREs fraudulentos con esa pinta de compadreo entre amigos y clientes levanta sospechas de cómo se hayan gestionado otros fondos públicos, ayudas o subvenciones en otras actividades de la administración. El funcionamiento de una maquinaria de partido que lleva treinta años de gobierno ininterrumpido en la Comunidad ha generado una red de relaciones clientelares que impregna una estructura laboral con una tasa de paro sempiternamente alta. Es casi imposible que, cuando se ejerce el poder treinta años seguidos, éste, el poder, no desarrolle aquí y allá su misma esencia, que es la de corromper. Durante años el PSOE ha ido moldeándose en simbiosis con la administración autonómica como un sistema de partido dominante, cuando no hegemónico, al estilo del PRI en México.

Por eso, la clave de la democracia es la alternancia en el poder político, aunque sea la alternancia entre dos partidos que, como se queja la izquierda con frecuencia, comparten la aceptación del sistema político excepto en los detalles. La alternancia no es sólo la consecuencia de un derecho de libertad de elección, sino que es una virtud democrática. El que llega no quiere, en principio, subvertir las instituciones pero quiere dañar al que se va y para ello empieza por levantar las alfombras que en treinta años estarán a rebosar.

Detrás de los EREs viene ese sospechoso robo del despacho del hijo de Chaves, en el que revolotean papeles que, al parecer, prueban que aquel fucionaba como trujimán del negocio andaluz, pivotando sobre su relación filial con el baranda, el jefe del cotarro. Hay quien compara esto con la relación entre Gadafi y su famoso hijo y hay quien se indigna y clama al cielo por una comparación insultante e injusta. Puede que lo sea y hasta tenga un tufo racista pero al recuerdo viene también el ejemplo de Juan Guerra como gran conseguidor del reino andalusí por su relación fraternal con el Vice de entonces. Las formas se han modernizado. Juan Guerra tenía un despachito en algún complejo de la Junta; el hijo de Chaves tiene su propia empresa. No es el ujier habilidoso sino que es un autónomo. Pero la esencia del negocio es la misma: la mediación lucrativa supuestamente ilícita.

Es injusto asimismo que los escándalos de corrupción dañen más al PSOE que al PP. Como es injusto que la justicia sea tan rápida y expedita cuando se trata de la izquierda (caso Garzón, caso Ángel Luna en Valencia, esta jueza que está investigando la acción de gobierno de la Junta) y sea en cambio tan parsimoniosa cuando se trata de la derecha que en no pocas ocasiones pone fin a su actuación mediante reconocimiento de prescripción.

Es injusto pero es una realidad. El PSOE trae una tradición de regeneracionismo con un discurso moral que salta por los aires con los casos de clientelismo, enchufismo, malversación y corruptelas varias. Y deja de paso a sus militantes y votantes con una amarga sensación de estafa que abona el terreno en el que florece la abstención. Eso no sucede con la derecha que, diga lo que diga su propaganda, da la corrupción por amortizada incluso en sus propias filas. Ni los electores actúan por igual; los conservadores no parecen reprochar la corrupción a sus candidatos de forma que lo son hasta los imputados en procesos penales. Así que el PSOE paga un precio más alto por la corrupción que el PP. Injusto pero real porque es de suponer que ningún socialista de conviccion recabará para su partido un grado de franquicia frente a la corrupción similar al que disfruta la derecha.

Andalucía es la santa bárbara del navío del socialismo español. Si el socialismo andaluz naufraga, naufraga el español en su conjunto. Y ello puede producir un cambio notable en el sistema de partidos. En las próximas consultas electorales quizá suba notablemente el voto a Izquierda Unida, tanto que no sería exagerado esperar un cambio importante en el sistema de partidos, en concreto en las relaciones proporcionales entre la izquierda de no ser porque IU, corroída por sus enfrentamientos internos, hace todo lo posible para no aprovechar la ventaja circunstancial del desmoronamiento socialista.

Es mucho lo que la democracia española se juega en Andalucía. Pero es más lo que se juega el conjunto del socialismo español.

(La imagen es una foto de psoe extremadura, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 6 d’abril del 2011

Sin concesiones.

Esta película, Pa negre, acaparó no sé cuántos goyas en la última gala. Con toda justicia a mi entender pues me parece una película extraordinaria. E inclasificable. He devorado una docena de críticas sobre ella y he visto que la sitúan entre las de la postguerra española, las de niños en un mundo de adultos, las de ambiente rural de la Cataluña profunda, las de crítica social por las luchas de clases, etc. Hay de todo eso sin duda y hay algo distinto, mucho más importante: es una visión de la naturaleza humana tan lúcida, dura y descarnada que todas las clasificaciones anteriores revelan no ser otra cosa que intentos bienintencionados de aferrarse a lo accidental y contingente, para no referirse a su oscuro fondo.

Para verla así conviene recordar un dato siempre presente y siempre acallado: durante los largos años de la postguerra la vida del ser humano en España, sobre todo la de los rojos, no valía nada. Con los vencidos podía hacerse -y se hizo- lo que se quisiera: asesinarlos, apalearlos, violarlos, robarles sus pertenencias, sus hijos, su buen nombre. Literalmente cualquier cosa. Toda España fue un campo de concentración para los vencidos. Conviene recordarlo porque cuesta imaginarlo y, sin embargo, está clara y sucintamente expuesto en el dictado que hace el maestro sobre vencedores y vencidos con su lucidez de beodo en ciernes.

El relato a veces se hace algo enrevesado por lo que me parecen flaquezas del guión. Éstas pueden nacer de la novela en que la cinta está basada y que debe de ser (pues no la conozco) de estructura narrativa complicada. Pero como el interés del relato es tan absorbente, uno acaba entendiendo hasta lo que cree no haber entendido en punto a quién es quién en esta trama tan intensa como cambiante. La historia, vista por los ojos del niño, consiste en un encadenamiento de tres asesinatos, brutales lo tres, en el que dos de los asesinados son, a su vez, asesinos o complices de asesinato. Los dos antiguos rojos a quienes la miseria y la bestialidad de la represión ha puesto al servicio de los vencedores en lo más siniestro y criminal de su proceder.

Uno de estos rojos trata de inculcar en su hijo la fibra moral para conseguir lo que él no pudo: vivir de acuerdo con sus ideales. El resultado que obtiene al final y que no llega a ver es lo contrario de lo que se propuso. El niño se adhiere al código moral de los depredadores. Habría que estar en el pellejo del padre, de cuyas motivaciones hablan los demás, no él, para poder enjuiciar su conducta. Al no ser posible, es prudente suspender el juicio moral. Desde luego el comportamiento de los vencedores es criminal e inhumano, pero los vencidos no están hechos de mejor pasta. Sólo esto rompe el cliché más habitual de las pelis de la guerra y la posguerra españolas: no hay buenos y malos en un sentido metafísico, sino que la bondad y la maldad depende de cada cual y de la situación en que se encuentre.

Es obvio que la peli no tendrá admiradores entre el público de la derecha porque deja claro que suya fue la responsabilidad por el muladar moral en que quedó convertida España durante largos años. Pero tampoco creo tenga muchos amigos en la izquierda dado que la visión de los vencidos no deja atisbo alguno al que arrimar algún intento de propaganda. Lo dice el maestro: Vae victis! Os arrebatarán hasta la dignidad y la condición humana.

Por descontado, la peli es una maravilla de ambientación, con un retrato social de época que acogota el espíritu por su sordidez, su crueldad, un mojón más en la vena artística española de las historias de drama rural que cuenta con una nutrida tradición. Hasta los contrastes entre la miseria aldeana y la opulencia de la burguesía catalana, meras pinceladas, como el ambiente del colegio de escolapios (en donde se consuma los que no es sino un robo más de niño) revientan los tópicos.

El director ha dejado un documento sobre la opresión, el miedo, la angustia de una vida cotidiana en perpetuo peligro que salta a la vista, atrapa y se impone. Hay momentos en esa casa de pueblo repleta de mujeres que recuerdan a Bernarda Alba, salvando todas las distancias, que son abismales. Y no me privo de señalar mis preferencias. En un mundo más negro que el pan que comen los pobres hay dos luminarias, dos figuras de esperanza, dos seres humanos íntegros, dos mujeres, la madre y la abuela del niño.

Tirant lo Gürtel II.

¡Cuán poco dura la alegría en casa del pobre, incluso cuando es político! No acaba Camps de celebrar que he echado a Zapatero porque es una mala persona, cuando el alguacil le sirve noticia de que su proceso por los tres tristes trajes sigue adelante por decisión del juez, a pesar de los recursos que el hombre había presentado para conseguir que se archivara o, por lo menos, demorara. El grito de triunfo ya revelaba una actitud preocupante desde el punto de vista de la estabilidad anímica del Curita y este acelerón procesal lo puede llevar al paroxismo. Si para Berlusconi la judicatura italiana está llena de comunistas, para Camps está llena de zapateristas, o sea, partidarios de un régimen de terror. Tal cual.

Hace tiempo que el cadáver ionesquiano de la Gürtel tiene tan obsesionado a Camps que sólo dice desmesuras de este jaez. Pero lo preocupante es que esa actitud, comprensible en Camps en sentido psicoanalítico, se contagie a la más alta dirección de su partido. Rajoy asegura que mantendrá a Camps como candidato incluso aunque se decrete la apertura de la vista oral, que es el paso procesal siguiente. Su argumento es que dicha apertura no es una declaración de culpabilidad y él sigue creyendo en la inocencia de Camps probablemente por convicción moral, la misma convicción moral, supongo, con la que atribuía a ETA el atentado del 11-M.

Esta actitud contradice de plano todos los gestos del PP en pro de la transparencia y la lucha contra la corrupción, lo cual no es grave pues, cuando se hicieron, ya se sabía que eran una farsa para engañar a incautos. Pero lo más grave no es su efecto hacia el pasado, sino hacia el futuro. ¿Por qué no puede darse el caso de que Camps sea condenado por un tribunal de justicia pero a Rajoy siga pareciéndole inocente por convicción moral? Y si se da, se produce una situación en que el presidente de una Comunidad Autónoma acumule a sus tareas ordinarias la extraodinaria de cumplir una sentencia condenatoria. También puede Camps presidir la Comunidad valenciana desde una celda de la prisión provincial en espera de que llegue Tirant a rescatarlo del turco sociata.

(La imagen es una foto de Partido Popular Comunitat Valenciana, bajo licencia de Creative Commons). En ella están Cospedal, Camps, González Pons y Rajoy. Son dignos de análisis los gestos de los cuatro.

dimarts, 5 d’abril del 2011

La maldita moción de censura.

La política es el ámbito de lo público. Los políticos están sometidos a escrutinio permanente. Se los fotografía; se recogen sus comentarios, sobre todo si son a micrófono abierto que creen cerrado; se estudian sus gestos, sus atuendos, sus compañías, los lugares que frecuentan. Es imposible que, al cabo de un tiempo de vigilancia tan estrecha, un político no haya mostrado todas las facetas de su personalidad, las buenas, las malas, las indiferentes. La carrera política en democracia es una especie de aprendizaje, de noviciado, en espera de la consagración por medio del voto mayoritario que quiere ser un voto informado.

La bajísima valoración que las encuestas adjudican tradicionalmente a Rajoy se basa en la percepción generalizada de que se trata de un político indolente, ambiguo, muchas veces confuso al que, además, aconsejan sus asesores que no se comprometa en nada pues juzgan las elecciones ganadas por cuanto serán los socialistas quienes se encarguen de perderlas. Lo mejor, razonan, es que el PP no se mueva, no haga propuestas porque, como dice Espinoza, toda determinación es una negación y no estamos para negar nada.

Pero esto es irreal. Nadie en el ámbito público puede abstenerse de pronunciarse sobre lo que sucede, sobre todo si lo que sucede -el paso dado por el PSOE con la decisión de Zapatero- puede influir sobre unos resultados que se consideran cantados. Así que pronunciamiento ha habido. Todos los dirigentes del PP han coincidido en pedir elecciones anticipadas: que si pato cojo, ex-presidente, interinidad, etc., por lo que sea, elecciones anticipadas. Pedir elecciones anticipadas es, como suele decir Sancho, pedir cotufas en el golfo. El Gobierno no tiene por qué convocarlas pues cuenta con el apoyo parlamentario suficiente para gobernar.

Rajoy ha tardado dos días en pronunciarse y lo ha hecho en la línea de su partido: elecciones anticipadas. Preguntado por qué no presenta una moción de censura en vez de pedir un imposible, responde con su habitual ambigüedad que no la presenta porque sabe que va a perderla y ello equivaldría a un brindis al sol. Desde luego la parte práctica de la cuestión, la de no presentar la moción de censura salvo si se va a ganar, es doctrina de su maestro, Aznar. Claro, perderla es muy fastidioso porque, al ser la moción de las llamadas constructivas, se evidencia que el censor tiene menos votos parlamentarios que el censurado.

Sin embargo, la moción de censura tiene otra funcionalidad. Aunque se pierda en el Parlamento puede ganarse en la calle pues permite visualizar al líder de la oposición y da a éste oportunidad de exponer su proyecto y su programa. Eso fue lo que pasó cuando en 1980 Felipe González presentó una moción de censura a Suárez. La perdió, pero se dio a conocer al país como un político a la altura de las circunstancias. En parte esto le permitió ganar las elecciones de 1982. El problema se plantea cuando el líder de la oposición no tiene discurso, su programa es impreciso o desconocido y de su proyecto no hay noticia. He aquí la auténtica razón de Rajoy para rechazar la moción de censura: no es que pueda perderse numéricamente; es que también puede perderse políticamente poniendo de manifiesto que no hay alternativa al Gobierno, con lo que se perderían los famosos 14 puntos porcentuales de diferencia en intención de voto.

Por eso hay coincidencia en el PP: no quiere moción de censura. Prefiere que el Gobierno le haga el trabajo, actúe como oposición y se derribe a sí mismo pudiendo mantenerse. Es una pretensión tan ridícula que ella sola explica la política de la derecha basada en la intemperancia, la agresividad, los ataques más desaforados. La afirmación de Camps de que han "echado" a Zapatero, en la medida en que no es un dislate de quien no está enteramente en sus cabales, revela esa actitud de odio visceral que caracteriza a la derecha en este caso. La sobreimpresión de Telemadrid que une a ETA con Zapatero y Rubalcaba es algo incalificable en un medio de titularidad pública. Al margen de las consecuencias que esta barbaridad debiera tener, lo cierto es que a la derecha ha llamado de todo al Presidente, lo ha cubierto de vituperios y, ya en el colmo de su frenesí, anda buscando algún recoveco para acusarlo de traición o algo parecido en sede judicial.

No obstante, estos ataques apenas hacen mella en Zapatero que, con su decisión, ha cerrado el ciclo de su doble legitimidad, la de origen (pues ha ganado limpiamente dos elecciones, cosa que Rajoy no ha hecho) y la de ejercicio por disponer su sucesión según el mismo principio democrático de primarias con el que inició su mandato, cosa que el ungido Rajoy desconoce.

(La imagen es una foto de Partido Popular de Cataluña (Rajoy visita Santa María del Mar), vía Creative Commons).

dilluns, 4 d’abril del 2011

Se va pero no se va.

Si la talla de los hombres en general y de los dirigentes políticos en particular se midiera en proporción a la de sus enemigos o adversarios, la de Zapatero sería de Pulgarcito. Por fortuna es al revés y la pequeñez de sus antagonistas hace resaltar la figura del Presidente. Y no es mérito exclusivo del interesado sino, sobre todo demérito de sus contradictores que dicen unas cosas tan pobres, toscas y ruines que parecen pagados por la campaña de imagen del PSOE, si es que existe.

Tras lucirse pidiendo elecciones anticipadas a un gobierno al que no puede echar en modo alguno, la derecha vuelve a la carga con un argumento debido al inefable González Pons, según el cual España se merece un presidente y no un pato cojo". Dejando de lado esa servil imitación subconsciente a Rubalcaba de "España se merece, los españoles se merecen..." y el supuesto de que Rajoy sería ese presidente, cosa que está por ver, la pregunta inmediata es si Pons calibra qué es un "pato cojo". Por tal se entiende el cargo electo en su último periodo cuando ya se sabe que no repetirá mandato por la causa que sea. En esta situación el lame duck tiene menos poder político porque no puede renovar relaciones clientelares o compromisos. Pero, por otro lado, como ya no tendrá que convalidar su gestión en unas elecciones, tiene las manos libres para tomar las decisiones que estime, por impopulares que sean. O sea que el pato cojo resulta no ser cojo. Basta con ver la cantidad de "decretos presidenciales" (executive orders) que firman los presidentes de los EEUU al final de su segundo mandato. La fuerza de Zapatero reside en su apoyo parlamentario y, mientras éste no varíe, el pato será igual de acerado que el Bambi original, por cierto, otra apreciación que se ajustaba tanto al modelo como una flor a un rascacielos.

¿Y qué decir de Rosa Díez? La amarga comprobación de la realidad de que UPyD no llega a la mitad del aforo de Vistalegre no parece reconciliarla con ella en ninguno de sus otros complicados matices. Así dice Díez que Zapatero ha dejado tirados a los socialistas. Asombroso, porque están todos encantados de haberse conocido y convencidos de que dan un ejemplo de comunidad, democracia y juego limpio que es lo que, dicen, caracteriza a Zapatero, a quien apoyan cerradamente. En realidad esta ocurrencia, como llamar "espantada" a la renuncia de Zapatero, sólo puede entenderse si se parte de una idea carismática del liderazgo político, caudillista, para entendernos. Que probablemente es como Díez se ve a sí misma. En el PSOE, me parece, reina el criterio de que, siendo todos muy valiosos, nadie es imprescindible y, por tanto, nadie deja tirado a nadie. Claro que quizá lo importante en el discurso de Díez no sean sus juicios sino sus pretensiones. En línea con el PP, viene a pedir elecciones anticipadas, basándose en el vaticinio de que el país no podrá permitirse un año más de gobierno de Zapatero, lo cual es tan cierto como lo contrario.

En el caso de IU, el tono lo da Cayo Lara con la enésima formulación de la doctrina de las dos orillas al advertir que a IU le es indiferente quién vaya a ser el recambio de Zapatero. La justificación de tan altanero desinterés es que todos los socialistas han mutado en neoliberales. La política es básicamente cuestión de distingos y matices. Cuando estos desaparecen suele darse paso a la guerra o a la revolución. El recurso al "todos son iguales", es tan absurdo aquí como cuando se dice que todos los políticos, todos los hombres, todos los catalanes, andaluces, ejecutivos, obreros o mujeres son iguales. Además, la hirsuta realidad acaba siempre imponiéndose: por regla general, en donde han podido, el PSOE e IU han formado coaliciones de gobierno. La posibilidad de una de estas es la que rompió la derecha con el Tamayazo. Entonces, ¿por qué insistir en la política de confrontación en lugar de colaboración? Por desgracia esta pregunta suscita reacciones de fuerte carga ideológica y en donde entra la ideología cabe poco debate. Pero la pregunta queda en el aire.

En fin, quizá la reacción más reveladora a la decisión de Zapatero haya sido la del siempre reflexivo Durán y Lleida que ha dicho que aquel ha equivocado el momento. Efectivamente, da en el clavo sin saberlo porque la cuestión es que no existe el momento "no equivocado". Todo el mundo sabe que, haga lo que haga Zapatero, van a caerle chuzos de punta. Si no hace porque tiene el país en la incertidumbre, imposibilitado de recuperarse. Si hace porque, haya hecho lo que haya hecho, lo habrá hecho mal. ¡Cómo no va a estar equivocado el momento!

Es el odio, el odio más visceral, el que anima estas expresiones malevolentes. Es el odio que respira esa turbamulta de señoras bien y jayanes de reyerta el otro día en Ferraz frente a la sede del PSOE. El odio que emite la montaña de vituperios que le han echado encima en sus mandatos. En un artículo en El País titulado El enigma Zapatero, Juanjo Millás ha contabilizado treinta y cinco insultos diferentes que se han dirigido a Zapatero, incluido ese "cobarde" con que Rosa Díez le regalaba el otro día en Vistalegre y que revela mucho más de las frustraciones de esta socialista revenida que del insultado. Un odio alimentado por esa irritante elegancia democrática que suele mostrar Zapatero. Irritante para quienes, como Gozález Pons y Rosa Díez, creen que hacer política es machacar al adversario.

En el odio (muy parecido al que profesaron a González y, mucho antes, a Azaña) hay aquí sin embargo, una pizca de miedo. Lo que la petición de elecciones anticipadas en verdad pretende es impedir, tanto en el caso del PP como de UPyD, que se produzca el desestimiento definitivo de ETA en pleno mandato del PSOE y que se lo apunte éste. Es duro, pero es así. De otro modo la oposición apoyaría cerradamente un gobierno que tiene una expectativa razonable de acabar con ETA en beneficio de todos.

(La imagen es una foto de Ricardo Stuckert/PR (Agência Brasil ) vía Creative Commons).

diumenge, 3 d’abril del 2011

Compañeras y compañeros.

Ayer se hicieron visibles una vez más las dos Españas que tan malavenidamente conviven en esta tierra. De un lado, el presidente del Gobierno anuncia su renuncia ante un Comité Federal de su partido y, como Secretario General, propone que sea el Comité Federal subsiguiente a las elecciones el que fije la fecha de las primarias. El nuevo dirigente ha de salir por mayoría y no por el dedo del anterior ungido porque eso es lo que manda la Constitución en su artículo 6º, que la estructura interna y el funcionamiento de los partidos deben ser democráticos.

Del otro, una panda de energúmenos se dio cita ante la sede del PSOE en la calle de Ferraz, a insultar a Zapatero, bramar, pedir el paredón para Rubalcaba y otras exigencias no menos dialogantes y civilizadas. Al parecer animaba el asunto por twitter Enrique de Diego, uno de esos periodistas agit-prop de Intereconomía que se presentó en la manifa y consiguió que la policía de Rubalcaba lo detuviera. Salir a dar gritos a la calle y a montar la bronca porque un presidente del Gobierno anuncie que no volverá a ser candidato revela la desmesura de una de las facetas de esta derecha que tan desagradable la hacen: el odio.

Porque el anuncio de Zapatero es un triunfo político y moral, sin contar lo que tenga de alivio personal para un hombre que ha trabajado denodadamente para salvar la política socialdemócrata de la cohesión social en medio del maremoto neoliberal de la peor crisis económica desde 1929. Es un triunfo moral porque renuncia alguien que tiene el apoyo cerrado de su partido. Y sobre todo es un triunfo político porque, tras el anuncio queda tan garantizada la estabilidad parlamentaria, económica y social como antes. Zapatero cuenta con mayoría parlamentaria segura hasta las elecciones; cuenta asimismo con el apoyo de la patronal, la banca y, con menos entusiasmo, los sindicatos; cuenta también con el respaldo de los organismos internacionales económicos y financieros así como de las agencias de calificación; y cuenta por último con el apoyo de los demás países de la Unión Europea. Ahí es donde la política vuelve a dejar paso a la moral: otro, probablemente, hubiera cedido a la tentación de presentarse para cosechar los laureles de la victoria o, por lo menos, a tentar la suerte. Que el poder ciega casi tanto como el odio.

Frente a este panorama tan escasamente prometedor para la oposición conservadora ésta ha reaccionado minutos después del anuncio de Zapatero pidiendo... elecciones anticipadas; lo que lleva pidiendo desde el día siguiente a perder las anteriores, cosechando siempre no ya la negativa de los otros grupos sino su indiferencia. Porque, ¿a quién se le ocurre que deba dimitir y convocar elecciones anticipadas un gobierno que cuenta con mayoría parlamentaria estable y un respaldo universal (se exceptúan los terroristas y la oposición conservadora) para su política económica? ¿No es patente el efecto pernicioso que esta situación crearía para el aún lento proceso de recuperación económica? ¿Por qué las piden, sin embargo, sabiendo que no van a conseguirlas? Para impedir que el PSOE tenga tiempo de perfilar un candidato y éste de perfilar su campaña y para que el gobierno deje de gobernar de facto y la situación económica empeore. Eso es lo que se llama proyectar una mala imagen.

Enfrente de la cual, Rodríguez Zapatero ha dado una inmejorable, cediendo el paso a un dirigente que tendrá que gestionar su herencia, con lo que queda con las manos libres para hacer que esa herencia sea positiva. Positiva para el país en el sentido de que se esté creciendo y generando empleo. Porque no parece arriesgado vaticinar que si para marzo de 2012 se ha iniciado tangiblemente la recuperación económica, ETA ha depuesto definitivamente las armas y la trama Gürtel sigue atenazando a docenas de altos cargos y militantes del PP éste tendrá tan ganadas las elecciones como el Rayo Vallecano, que no se presenta.

De las dos Españas Valencia y Camps en concreto se llevan la palma de la más esperpéntica. Tengo para mí que hace tiempo que Camps no está enteramente en sus cabales. Ha hecho y dicho cosas tan fuera de tino que no son racionalmente comprensibles. Y la última consiste en proclamar a gritos que han conseguido echar a Zapatero y que él ha hecho todo lo democráticamente posible por echarlo porque es una mala persona. Parecer del imputado Camps que a quienes "quiere un huevo" es a los otros imputados de la Gürtel. Lógicamente. En el esperpento hay mucho odio también Y, en este caso, lo que Freud llamaría una fantasía de omnipotencia infantil. Con estas declaraciones Camps se retrata: concibe el gobierno de la Comunidad valenciana a la contra del Gobierno central. Y presa de un delirio de impúber dice que lo ha echado él. Debiera crecer y hacer frente a sus responsabilidades en la Gürtel como un hombre y no como un curita.

(La imagen es una foto de isafmedia, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 2 d’abril del 2011

Zapatero se va.

(Actualización, 02/04/2011.)


Zapatero se va como vino, sin estridencias ni alharacas. Su ejecutoria son ocho años de gobierno efectivo: cuatro dedicados a avances sociales que pusieron España a la vanguardia en extensión de derechos de las minorías, de las mujeres y en políticas redistributivas. Y otros cuatro dedicados a frenar y revertir la peor crisis del capitalismo desde 1929, cosa que ha conseguido con tanto éxito que España se ha mantenido incólume mientras otros en torno suyo, como Grecia, Portugal e Irlanda, caían. Como colofón es bastante probable que ETA deponga definitivamente la armas. Discrepancias aparte en unos u otros momentos, Palinuro cree que es un balance brillante.

Enfrente Zapatero ha tenido la oposición conservadora más beligerante, montaraz, deslenguada, injuriosa e histérica que quepa imaginar. Incapaz de encajar el hecho de que perdió las elecciones de 2004 por su estúpido intento de engañar a todo el mundo, pasó los primeros cuatro años insultando sin freno y dando pábulo a los disparates más alucinantes que sus periodistas le fabricaban, y los cuatro siguientes boicoteando todas las iniciativas del Gobierno, obstaculizando la tarea de reencaminar España por la senda de la recuperación, denigrándola en el exterior y saboteando sus posibilidades. Y, finalmente, convirtiéndose en el mensajero de ETA para evitar su colapso definitivo. Todavía ayer ese sueño de la razón que se llama Aznar recuperaba el catón que le hizo aprender en su día el director de El Mundo y sacaba a relucir el agusanado espantajo de los GAL en una de sus habituales felonías.

Tiempo habrá para valoraciones más sosegadas. ¿Cuál cabe aquí en un primer momento? Que Zapatero es un político europeo que cuenta con un partido europeo para hacer frente a una cábila de nacionalcatólicos frenéticos, de franquistas irredentos que tienen tanto respeto por la democracia como por la verdad y que, en un porcentaje apreciable, acabarán en el trullo por corruptos del caso Gürtel.

(La imagen es una foto de Daquella Manera, bajo licencia de Creative Commons).

Tirant lo Gürtel.

El cadáver, el cadáver ionesquiano lo ocupa ya todo en Valencia y se extiende al resto de España. Dentro de poco ascenderá a cadáver exquisito. ¡Vaya escrito el de las peticiones de la Fiscalía Anticorrupción! Quiere se impute a Camps y el núcleo de su gobierno y del partido la comisión de una serie de delitos que pone los pelos de punta, delitos electorales, en 2007 y 2008, contra la Hacienda Pública, falsedad documental, prevaricación y cohecho. Ya nadie habla de tres tristes trajes. Y eso a menos de veinticuatro horas de que Maria Dolores de Cospedal, con ese don de la oportunidad que le caracteriza, dijera que "es injusto el asedio indigno" que ha sufrido Francisco Camps. Echando imaginación cabe calificar de "asedio indigno" una petición formal de la Fiscalía Anticorrupción, pero hay que echarle mucha imaginación y tener algo de rostro.

A medida que pasan los días pueden los estrategas del PP medir cómo la Gürtel va a comerse su campaña si Francisco Camps sigue siendo candidato. No obstante, da la impresión de que aquellos (los estrategas) confían en contrarrestar el efecto Gürtel con algún escándalo mayor, obviamente el llamado caso Faisán. Aquí han cargado las tintas: negociación con ETA, como venía diciendo Mayor Oreja, engaño y embuste a los españoles, traición a la Patria, colaboración con banda armada, Faisán como ave Fénix de los GAL, en feliz invención de Aznar, siempre dado a la metáfora mística. Resumen de resúmenes: ¿a qué espera el gobierno para dimitir y convocar elecciones anticipadas?

Este ataque en todo el frente al grito de dimisión y procesamiento se da en dos terrenos de pelea, el político y el judicial. En el político, el PP tiene la baza perdida desde el inicio pues nadie secunda su posición de derribar el gobierno al precio que sea y menos en mitad de una crisis como la actual; ni siquiera los patronos y banqueros, que ya es decir. Además, en el campo político hay un lance meridiano que resuelve el conflicto en un periquete: la moción de censura. Es patente que, con las ganas que tiene Rajoy de ser Presidente, si no la presenta es porque sabe que no cuenta con el apoyo parlamentario preciso para ganarla. Ningún otro grupo lo apoyaría salvo, quizá, UPyD.

Por ese motivo es tan proclive el PP a embarrancar los asuntos en la vía judicial, acompañando luego a ésta de la correspondiente matraca parlamentaria que sirve para armar ruido gratuito. En esta ocasión, sin embargo, para respaldar sus acusaciones el PP tendrá que valerse de las llamadas actas de ETA y las interpretaciones, generalmente rocambolescas, que hacen los medios conservadores. No consigo imaginar juez sobre la tierra que pueda dar crédito a alguna de estas pruebas.

Pero es que, además, el cadáver de la Gürtel sigue creciendo. A raíz de ese inenarrable episodio en que Camps y Fabra inauguraron un aeropuerto sin aviones que es como de película de Buster Keaton (de hecho, Fabra se le da un aire), estos dos lumbreras dieron en decir que era mejor que no hubiera aviones porque así se podía pasear por las pistas. Lo que equivale a sostener que es mejor que las puertas no se abran porque así nadie se acatarra. Estos episodios no desmerecen en nada las andanzas de la viuda Reposada y la doncella Plazerdemivida, dos de los muchos personajes inolvidables de Tirant lo Blanc.

Visto lo cual, uno de esos grupos espontáneos que surgen en Facebook, capaces de derribar tiranías árabes a docenas, ha decidido aprovechar la invitación y ha convocado una fiesta rave en las tales pistas para los días 24 y 25 de abril próximos. Aunque esté garantizado que los valencianos no se enterarán de esa fiesta a través de la TV valenciana del PP pagada con el dinero de todos los españoles, no sé cómo va a resistir Camps que las demás cadenas nacionales y autonómicas den en directo 48 horas de cachondeo general sobre su persona.

De modo que lo más probable es que ahora empiece una batalla legal para prohibir esa fiesta raven. Prohibir, prohibir, negarse a hablar, salir por peteneras, ocultarse es lo único que puede hacer ya Camps. Y no lo consigue, como no consiguió prohibir la manifa en que hace unos días 60.000 ciudadanos pedían su dimisión. De momento, según se ve, al hacer esta captura más de 12.000 ciudadanos piensan asistir. A lo mejor montan un Woodstock 2.0. Y el cadáver crece.

(La primera imagen es una foto de Partido Popular Comunitat Valenciana, bajo licencia de Creative Commons). En ella están Cospedal, Camps, González Pons y Rajoy. Son dignos de análisis los gestos de los cuatro.

divendres, 1 d’abril del 2011

Gallego, gallego.

Leo que hay algunos gallegos indignados con las gracietas de Aznar sobre gallegos. Tanto que lo tienen por un "cretino". Es para indignarse. Y es bueno que el personaje se dé cuenta de que quienes se indignan contra él no son necesariamente los izquierdistas, islamistas, antisonistas, negros, homosexuales, mujeres, catalanes y titiriteros entre otros sino también los gallegos.

Da la impresión de que el hombre es así, con escaso control sobre sí mismo y sobre lo que dice y hace. Es un temperamento autoritario y monocorde, cuando no repetitivo en sus gustos y aficiones. Las alusiones impertinentes a los gallegos pertenecen al rico mundo mental de quien dice con aplomo que le gusta la mujer-mujer y no la mujer con mezcla de hombre, supongo, igual que el famoso café-café de la postguerra no podía traer mezcla de achicoria.

(La imagen es una foto de Pontificia Universidad Católica de Chile de Santiago, Chile, vía de Wikimedia Commons).

La gran estafa.

Menuda película ha hecho Charles Ferguson. Una hora y tres cuartos de tensión a un ritmo trepidante (y no sólo por la banda musical), con un montaje velocísimo y un gran virtuosismo de cámara. Y no es ficción, aunque en su contenido es la ficción más alucinante que se haya podido concebir: es un documental. Un documental a la altura de los clásicos del género, los Robert Flaherty o Dziga Vertov, mejor a mi juicio, que los de Michael Moore. Un documental que se propone explicar cómo se gestó la actual crisis mundial, cómo se gestionó y cómo se ha resuelto hasta el momento.

Y lo consigue de forma aplastante narrando los hechos con una concatenación de sentido a base de entrevistas directas a los principales responsables financieros y políticos (en la medida en cabe distinguirlos), también a los críticos, comparecencias en las comisiones de investigación posteriores, ruedas de prensa en momentos calientes, declaraciones presidenciales de urgencia, abundantes gráficos y estadísticas y estupendas fotografías alusivas o alegóricas. Todos los ingredientes de una historia de suspense, salvo que no se trata de una ficción sino de la más cruda realidad para millones de personas en todo el mundo que, de resultas de los manejos criminales de un grupo unido por una ideología estúpida, han perdido su trabajo, sus ahorros, o sus casas. Una realidad que ha costado, siempre a los más pobres, veinte billones de dólares. Y digo a los más pobres porque los más ricos han seguido ganando con la crisis, según ellos mismos reconocen.

Inside job documenta la realidad interpretándola de modo convincente para mí. Todo empieza con la idea reaganiana de la desregulación, el meollo de la ofensiva neoliberal, que se ha impuesto en el mundo en los últimos treinta años y que básicamente consiste en eliminar las normas externas al funcionamiento de los mercados financieros, dejarlos a un criterio de autorregulación. Por eso esa ideología es estúpida (o perversa), porque piensa que las pasiones humanas, especialmente la codicia por lo que ahora nos incumbe, van a regularse y moderarse por voluntad propia.

El frente neoliberal está compuesto por financieros, políticos al servicio de los financieros, cuando no financieros ellos mismos y académicos igualmente al servicio de los financieros, muchas veces desde puestos políticos. Los servicios de los académicos (encargados de propagar la doctrina económica dominante) y los políticos (encargados de hacerla ley) suelen pagarse luego con puestos suculentos en consejos de administración. Los financieros se pagan a su vez los suyos en forma de inmensas primas: el clima de la burbuja inmobiliaria de las hipotecas subprime, hecha de enriquecimiento sin límites, un fraude de alcance mundial, prostitución y mucha cocaína.

La película está rodada en un clima de auténtica confrontación. Muchos de los responsables de la catástrofe, (Hank Paulson, Alan Greenspan, Bern Bernanke, Timothy Geithner, etc) no se han dejado entrevistar y sus imágenes proceden de filmaciones públicas en comparecencias, etc. Los que se han dejado entrevistar lo han hecho de muy mala gana y las conversaciones transpiran tensión.

Este Greenspan tiene gracia: casi veinte años al frente de la Reserva Federal que es lo más parecido a un banco central que haya en los EEUU, de 1987 a 2006, y pertenenciente al círculo íntimo del objetivismo, la doctrina de la novelista y pensadora rusa nacionalizada gringa Ayn Rand que, en lo esencial, preconiza la abolición de todos los bancos centrales. En todo caso, su mandato coincide con la gestación y la explosión de la burbuja inmobiliaria y, diga lo que diga ahora, es uno de los principales responsables de esta crisis.

Como lo es un puñado de directivos de grandes bancos con apalancamientos desmesurados, gigantes del crédito hipotecario que habían arriesgado sus activos en especulaciones con fondos fraudulentos y, desde luego, las agencias de calificación tan pringadas en el gigantesco fraude como todos los demás. Y esa es la idea de la peli: la crisis es el resultado de unas actividades criminales de una casta de codiciosos a los que se había eximido de todo control o coacción exteriores con el cuento de que funcionaría la mano invisible.

Pero va más allá la historia. Lo que cuenta Matt Damon, que es el narrador en off, es que la manga de sinvergüenzas, ladrones y estafadores, que entran y salen de la política en todas las administraciones, republicanas o demócratas en los EEUU como del cuarto de baño en su casa, son quienes han gestionado la crisis que ellos mismos provocaron y lo han hecho con los criterios que la provocaron. Lo que quiere decir que, como Botín del Santander, algunos han salido gananciosos de esta crisis que ha significado un empobrecimiento general del planeta. De hecho, han vuelto a repartirse jugosos dividendos y substanciosas primas, mientras la administración de Obama recoge sus últimos estandartes socialdemócratas o reformistas al poner al frente de la solución de la crisis a los que le han dicho que ponga. En realidad, desde el lado del capital la crisis no es otra cosa que una reorganización del propio campo, con unos que compran a otros.

Una película extraordinaria porque deja al descubierto qué sucede con un sistema injusto cuando se lo libera de toda atadura normativa y moral bajo la excusa de que lo que se llama "injusticia" no es más que el resultado natural de la libre competencia en un mercado no intervenido; y a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga. Es verdad que estos neoliberales que abominan del Estado lo controlan siempre estrechamente y ocupan todos sus puestos decisivos. Para el director de Inside Job esto quiere decir que el mundo de los negocios ha corrompido la política.

Pero es que Ferguson es un radical.

dijous, 31 de març del 2011

Aznar dice que el Gobierno miente. Aznar.

"Aznar es un cretino"


Este reencuentro de los dos viejos amigos de conspiración de los años 90 tiene algo de Sunset Boulevard o el ocaso de los dioses. Está, al parecer, en alguna de esas emisoras de TDT cuyas licencias distribuyó Esperanza Aguirre entre sus incondicionales. Uno de ellos, El Mundo. El empeño de este diario, megáfono de su director, por derribar el gobierno socialista con una especie de recrudescencia de los GAL es una muestra patente del espíritu contumaz y de lo arraigado de las creencias en la receta de la abuela.

No obstante, el asunto puede pasar. El Mundo es una empresa, tiene que vender su producto y la sabiduría convencional desaconseja cambiar algo de lo que está vendiéndose bien. Lo que ya no es tan comprensible es que la mímesis de la situación aconseje repetir los personajes porque ya no son ellos. Igual que Norma Desmond no conseguirá ser la Norma Desmond de sus días de gloria en Sunset Boulevard, el Aznar de hoy ya no es aquel relativamente joven político que venía con las "manos limpias", que era el "hombre normal". Ahora tiene una historia detrás. No solamente un gesto, tiene una trayectoria. De acuerdo con ella, ¿a quién se le ocurre que Aznar pueda acusar al Gobierno de mentir? ¿Qué valor puede tener eso en boca de un hombre que mintió dos veces y además lo hizo de forma pública y las dos, soberbia infinita, pretendiendo engañar al mundo entero? En la primera afirmó que en el Irak había armas de destrucción masiva sabiendo que era falso o cuando menos a él no le constaba. En la segunda sostuvo contra viento y marea la autoría de ETA en el atentado del 11-M no solamente sabiendo que era falsa sino intentando imponer la falsedad por medios oficiales. ¿Por qué acusa a los demás de mentir este mendaz sujeto? Por eso, porque es un mentiroso compulsivo y no puede dejar de mentir.

La única justificación que se me ocurre para prestar atención a Aznar hablando de mentir es invocar la competencia técnica. Este mancebo de mentir sabe un montón. Es su especialidad. No ha hecho otra cosa en su vida. No concibe abrir la boca si no es para mentir. Por lo demás, esta murga de El Mundo en contra del gobierno de Zapatero no alcanza el grado flamígero que tuvo la del Felipismo. ¡Aquellos sí que fueron tiempos! Este gobierno, en cambio, resiste todo. Tiene garantizada la mayoría parlamentaria hasta el fin de la legislatura y, además para inmensa irritación de la derecha, goza del respaldo empresarial y financiero, como se ve escuchando a Botín y Rosell.

Dado que el Gobierno cuenta también con el apoyo reticente de los sindicatos, una hoja de servicios impresionante en materia de reformas llamadas "impopulares" y el respaldo de los demás gobiernos de la UE, el intento de derribarlo antes de tiempo está condenado al fracaso y deja al descubierto la finalidad de la oposición, que no es resolver los problemas sino instalarse en el poder. Y que para hacerlo se recurra a unos GAL zombies casi parece un chiste. Que en el momento en que ETA está en sus horas más bajas, quizá en trance de agonía, se quiera procesar al ministro del Interior que lo ha conseguido, igual que con los GAL cosecha vieja se encarceló a Barrionuevo, revela a las claras en dónde tiene cada cual puestos sus intereses. No se está diciendo que si, en el curso de una guerra, se cometen delitos no hayan de perseguirse judicialmente. De hecho, el caso Faisán está en los tribunales. Se trata de no valerse de las circunstancias de la lucha antiterrorista para beneficiarse electoralmente.

Para mayor encono, estos GAL fantasmagóricos tiene que convivir en atención mediática con la reaparición de la Gestapillo, del espionaje en la Comunidad de Madrid, presidida por la señora de los licencias. Un asunto que restará mucha visibilidad mediática a la resurrección de los GAL, si no por su importancia intrínseca, sí por la vía de su fondo de astracanada. La Gestapillo es presunta delincuencia de Mortadelo y Filemón. Pero es, y la señora Aguirre de las entretelas de El Mundo tendrá que explicar el motivo por el que espía a sus adversarios políticos con cargo a los fondos públicos, aparte de su maternal solicitud porque no anden en compañías peligrosas, como Pinocho.

No sé si El Mundo traerá información sobre el caso Gestapillo digna de tal nombre. Si lo hiciera a lo mejor parececía menos un tebeo de lo que parece.

dimecres, 30 de març del 2011

Duke vs. Wal Mart.

Los Estados Unidos son un foco de civilización. El mayor hoy día. Eso de la civilización, sin embargo, hay que matizarlo porque sabido es que se han cometido crímenes monstruosos y genocidios en su nombre; pero también gestas inmortales en beneficio de la humanidad. Dado que por lo general van mezclados es necesario pararse a discernir. Por ejemplo, los EEUU han creado, consentido y glorificado uno de los movimientos más odiosos del mundo, el Ku Klux Klan. Pero lo han hecho a través, entre otros medios, de una de las películas más fascinantes de todos los tiempos, la epopeya del cine, el origen de esta arte contemporánea, el Nacimiento de una nación (1915), de David W. Griffith que lo hace, además, con esa intención explícita de vincular el Klan con el nacimiento de la nación gringa.

Así que la actitud razonable hacia los EEUU no puede ser una elección maniquea de totalmente a favor o totalmente en contra. Tendrá que ser mestiza, como todo en la vida. De los EEUU vienen y han venido noticias e influencias nefastas y también otras benéficas. Así como las matanzas de indios en el Oeste fueron un horror, la revolución que llevó a la independencia ha sido el faro que ha guiado muchas aventuras posteriores, como se visualiza al llegar a Nueva York y ver la estatua de la Libertad, regalo/tributo de Francia que también hizo una revolución que, como la gringa, es patrimonio de la humanidad.

Algunas de las mayores barbaridades imperialistas en los últimos cincuenta años han venido de los EEUU; pero también las mayores oleadas de luchas por los derechos civiles, contra la discriminación de los mujeres, los negros o los homosexuales. La sentencia en el famoso caso Roe vs. Wade, recaída en 1973, definía el aborto como un derecho fundamental de las mujeres al amparo del derecho a la intimidad de la cuarta y la novena enmiendas y según el cual, la decisión sobre la interrupción del embarazo es cosa que compete a la propia mujer. Esa sentencia influyó en el mundo entero, abrió esperanzas a millones de mujeres y, de paso, una polémica a veces violenta con los "pro vida" en el interior del país que reclaman que se revierta Roe, igual que en España el PP quiere derogar o, al menos, recortar la ley del aborto.

Pues bien, la demanda que han presentado Betty Duke y otras cinco mujeres en representación de un millón y medio más contra Wal Mart por discriminación es también también un asunto histórico que va a influir en todas partes. Por un lado el carácter masivo del hecho, muy gringo, como las producciones de Cecil B. de Mille. Los mismos gringos se ríen de esto cuando dicen que todo lo americano es grande, ruidoso y no funciona. Y, por otro, la importancia del fondo de la cuestión. El Tribunal Supremo tiene ahora que decidir si admite a trámite una demanda por discriminación una de cuyas pruebas es la diferencia salarial sistemática y persistente en el tiempo entre hombres y mujeres en contra de estas. Es claro que el gigante Wal Mart, uno de los símbolos de EEUU, va a movilizarse a tope para evitar una decisión del Tribunal porque supondrá indemnizaciones siderales pero que no son otra cosa que la contabilización a precios de hoy de la sobretasa de explotación a que están sometidas las mujeres. El valor del ejemplo para los europeos es que estos comprendan que la discriminación salarial a que están sometidas las mujeres en Europa y en todas partes es denunciable en los tribunales; al menos en el viejo continente. Y que ya es hora de que se empiece a hacer.

Por eso hay que ser cauto en el juicio sobre los EEUU, país del que proviene mucha propaganda nacionalista pero también las películas de Michael Moore, dedicadas a denunciar el funcionamiento no democrático de la democracia. Lo que Duke vs. Wal Mart va a dirimir, igual que antaño lo hizo Roe vs. Wade es una cuestión que afecta a toda la sociedad porque se plantea en el campo de los derechos fundamentales. Y se plantea también para todas las mujeres que trabajan en Europa y en el resto del mundo, aunque aquí las necesidades puedan ser más apremiantes. Exactamente, ¿con qué razonamiento puede justificarse que a trabajo igual no haya salario igual? ¿Con el de la intrínseca superioridad de los hombres? ¿El de sus más sublimes necesidades?

No en balde los países occidentales, a pesar del antiamericanismo que hay en ellos, copian cuanto pueden de los EEUU. Entre ellos España que les copió la Constitución de la Iª República, aquella que era federal, cosa a la que la vigente ni se ha atrevido.

(La imagen es una foto de sashafatcat, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 29 de març del 2011

Cómo desmantelar el Estado del bienestar en doce sencillas lecciones.

Primera. Convénzase de que el Estado no es la solución sino parte del problema y pida que se jibarice o desaparezca por entero.

Segunda. Reduzca o elimine la progresividad en el impuesto sobre la renta argumentando que es injusto desde el punto de vista de Hayek.

Tercera. Elimine todos los impuestos especiales, reduzca el tipo general e incremente los impuestos indirectos porque así cada cual paga por lo que consume y no por lo que consumen otros.

Cuarta. Desregule la actividad de las empresas y otórgueles todo tipo de incentivos fiscales, incluso la exención, con el argumento de que son las que crean riqueza y generan puestos de trabajo

Quinta. Liquide el sector público rentable a precio de saldo para dinamizar el tejido productivo y lo que no sea rentable, sanéelo con dineros públicos.

Sexta. En tanto desaparece el Estado, imponga por ley del máximo rango el principio del presupuesto equilibrado con el generoso fin de no endeudar a las generaciones venideras y limite también el gasto público por ley, vinculándolo a la productividad, no a los beneficios.

Séptima. Vivimos en una mundo global, por tanto, permita la libre circulación de capitales que, de todas formas, tampoco puede impedir.

Octava. No ponga inconvenientes a los paraísos fiscales. Son puertos de descanso de la excesiva fiscalidad del capital. Si el capital no tributara y su color no importara, ¿a que se acababan los paraísos fiscales? Una prueba más de que la culpa de los paraísos fiscales es de los Estados.

Novena. Derogue los restos del antaño tremendo edificio del ordenamiento jurídico del trabajo, elimine el derecho del trabajo incluso como asignatura y reduzca los sindicatos a la mínima expresión porque sólo así se conseguirá flexibilizar el mercado de trabajo, la jornada laboral y hasta los propios trabajadores.

Décima. Socialice las pérdidas y mantenga privados los beneficios que ya ellos se encargarán de redistribuirse por la sociedad en forma de caridad, beneficencia o maná.

Undécima. Emplee los recursos públicos que queden después de las diez primeras medidas en garantizar la tasa de beneficio del capital, salvando las financieras de las crisis o subvencionando directa o indirectamente unos u otros sectores industriales.

Duodécima. Como es evidente que con las once medidas anteriores el Estado se ha empobrecido y descapitalizado hasta el borde de la quiebra, la población debe empezar a pagar si quiere seguir teniendo servicios sociales como la educación o la sanidad. El Estado ya no tiene dinero porque, como hemos visto, ha renunciado a él para transferirlo al bolsillo de la gente. De alguna gente.

(La imagen es una foto de Bettysnake, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 28 de març del 2011

Por alusiones

El sábado pasado, y porque participaba en él mi amigo Pablo Iglesias, vi íntegro el programa "La noria" de Tele 5 por primera y última vez en mi vida. No sé qué pretendan los hacedores de esta basura pero, sea lo que sea, es eso, basura con un nivel intelectual ínfimo en un ambiente de verduleros. El caso es que, en el curso de esa bazofia, el periodista Alfonso Rojo dijo que yo era responsable o inspirador o algo así de la movilización de los estudiantes de la Complutense por el asunto de la capilla. No es cierto. ¡Qué más quisiera yo que haber inspirado un acto con el que estoy de acuerdo por su ejemplaridad!

Ahora bien, supongo que, en justa reciprocidad y por alusiones que él cree vejatorias y a mí me enorgullecen, podré decir a mi vez algo de Rojo y de sus contertulios: todos ellos periodistas que se embolsan una pasta por ir a decir siempre lo mismo y a ver quién grita más y quién tiene peor gusto. Lo importante aquí es la pasta y, si estos mendas tuvieran un decoro mínimo, dirían cuánto pillan cada vez que salen en pantalla, a defender su cuadra. Para que la gente sepa de qué va esto.

En fin, que la derecha esté representada y defendida por alguien como Alfonso Rojo me parece normal. Que haya representación de la izquierda en ese espectáculo incalificable es menos normal y que la ostente un engolado sectario como Sopena da risa.

El dinero hace maravillas.

(La imagen es una foto de Adrián Pérez, bajo licencia de Creative Commons).