dimecres, 6 d’abril del 2011

Tirant lo Gürtel II.

¡Cuán poco dura la alegría en casa del pobre, incluso cuando es político! No acaba Camps de celebrar que he echado a Zapatero porque es una mala persona, cuando el alguacil le sirve noticia de que su proceso por los tres tristes trajes sigue adelante por decisión del juez, a pesar de los recursos que el hombre había presentado para conseguir que se archivara o, por lo menos, demorara. El grito de triunfo ya revelaba una actitud preocupante desde el punto de vista de la estabilidad anímica del Curita y este acelerón procesal lo puede llevar al paroxismo. Si para Berlusconi la judicatura italiana está llena de comunistas, para Camps está llena de zapateristas, o sea, partidarios de un régimen de terror. Tal cual.

Hace tiempo que el cadáver ionesquiano de la Gürtel tiene tan obsesionado a Camps que sólo dice desmesuras de este jaez. Pero lo preocupante es que esa actitud, comprensible en Camps en sentido psicoanalítico, se contagie a la más alta dirección de su partido. Rajoy asegura que mantendrá a Camps como candidato incluso aunque se decrete la apertura de la vista oral, que es el paso procesal siguiente. Su argumento es que dicha apertura no es una declaración de culpabilidad y él sigue creyendo en la inocencia de Camps probablemente por convicción moral, la misma convicción moral, supongo, con la que atribuía a ETA el atentado del 11-M.

Esta actitud contradice de plano todos los gestos del PP en pro de la transparencia y la lucha contra la corrupción, lo cual no es grave pues, cuando se hicieron, ya se sabía que eran una farsa para engañar a incautos. Pero lo más grave no es su efecto hacia el pasado, sino hacia el futuro. ¿Por qué no puede darse el caso de que Camps sea condenado por un tribunal de justicia pero a Rajoy siga pareciéndole inocente por convicción moral? Y si se da, se produce una situación en que el presidente de una Comunidad Autónoma acumule a sus tareas ordinarias la extraodinaria de cumplir una sentencia condenatoria. También puede Camps presidir la Comunidad valenciana desde una celda de la prisión provincial en espera de que llegue Tirant a rescatarlo del turco sociata.

(La imagen es una foto de Partido Popular Comunitat Valenciana, bajo licencia de Creative Commons). En ella están Cospedal, Camps, González Pons y Rajoy. Son dignos de análisis los gestos de los cuatro.