dissabte, 2 d’agost del 2008

Altar y Trono.

En un solo día el presidente del Gobierno se ha echado a la cara a las dos instituciones que rigen el mundo desde tiempo inmemorial, el trono y el altar. Es un acontecimiento que requiere un doble comentario; uno genérico, sobre la naturaleza de la democracia, y otro específico, sobre la de la izquierda.

El genérico: aquí está el plebeyo, el abogado, hijo de abogado de provincias, investido de la única legitimidad que hoy cabe aceptar que es la del voto mayoritario de la gente, negociando con la máxima jerarquía eclesiástica española por un lado desde una posición de fuerza, por insólito que parezca, e informando (que no rindiendo cuentas) por deferencia al Rey, cuya relación con el poder efectivo está mediada por este plebeyo que es el que manda hasta el punto de que es él el nexo de unión entre los dos viejos aliados del trono y el altar. El Rey no tiene por qué recibir a la jerarquía (salvo ocasiones excepcionales) y la jerarquía, celosa de su tiempo, no lo pierde ya tratando de acceder al trono directamente.

El específico. Como el gobierno de España es de izquierda, de izquierda moderada, nada radical (diga lo que diga el señor Aznar que normalmente no sabe lo que dice), reformista, pactista, a veces un poco timorata, su presidente, el señor Rodríguez Zapatero, ha estado muy bien en la entrevista con el Cardenal. Sabiendo lo importante que es el protocolo para la Iglesia (cuya naturaleza en lo esencial es litúrgica) no salió a recibir a Monseñor Rouco a la escalinata del palacio de La Moncloa y, una vez in media res, le negó el pan y la sal en su pretensión de manipular la asignatura de Educación para la Ciudadanía (EpC). Acostumbrado como está el prelado a actuar mediante decisiones unipersonales y arbitrarias (por ejemplo, renovando los contratos de los locutores de la COPE a espaldas de la Conferencia Episcopal) pretendía ahora que el Gobierno lo autorizara a meter mano al contenido de la EpC, habida cuenta de que su estrategia de cargársela a la brava ha fracasado y de que la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza (FERE) ya la ha aceptado. Dicho pues a las claras, el presidente del Gobierno ha dicho "no" al intento de Monseñor Rouco de engañar a sus propios fieles; y lo ha hecho, muy convenientemente, invocando la ley. Que la trague de una vez.

El señor Rodríguez Zapatero ha pedido "respeto y lealtad" al prelado, cosa muy necesaria puesto que él ni sus colegas han mostrado nada parecido al Gobierno en la legislatura anterior en que este mismo Monseñor Rouco, especie de Savonarola vaticanista, se permitió decir que el Parlamento había aprobado leyes en contra de la democracia y de los derechos humanos. Y sin un asomo de vergüenza. Ante la reprimenda, ahora, ha contestado que la Iglesia siempre tributa respeto y lealtad al "gobierno legítimo de España". Conociéndolo es posible que, con esta contestación, esté poniendo en cuestión la legitimidad del Gobierno español. Supongo que no porque, en definitiva, a pesar del corte que le han dado y la reprimenda posterior, la reunión también ha sido un éxito para la Iglesia ya que ha conseguido lo que Monseñor venía a buscar: dinero para el acontecimiento previsto en 2011. Roma y el Papa bien valen un sofocón.

En lugar del señor Rodríguez Zapatero, además de anunciar al prelado la reforma de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa, yo le hubiera anunciado la denuncia de los Acuerdos de 1979 con la Santa Sede, pero yo sí soy un radical y el señor Rodríguez Zapatero y su Gobierno, no. Y quizá sea mejor así, aplicar la táctica llamada fabiana con la que Quinto Fabio Maximo ("Cunctator", también llamado "el verrugas") derrotó a los cartagineses en la segunda guerra púnica: nada de grandes batallas a campo abierto, sino pequeños ataques aquí y allí, escaramuzas, ir poco a poco hasta derrotar finalmente al poderoso enemigo.

La otra entrevista, la del Rey, protocolaria y meramente informativa, adquiere relieve político de izquierda en la rueda de prensa posterior del presidente del Gobierno, mientras el Borbón se eclipsaba prudentemente. Los dos momentos cruciales de esa rueda de prensa fueron las referencias al señor De Juana y al barómetro del CIS. En cuanto al ditto De Juana, doctrina oficial que los políticos podían ahorrarnos consistente en el sonsonete de despreciable sujeto pero la ley es la ley. Comprendo que, interpelado, el Presidente no pueda callar pero está claro que lo de "despreciable De Juana" es una redundancia y lo de "la ley es la ley", una tautología. Le ofrezco una fórmula más clara y rotunda: los asesinos también tienen derechos que la ley protege. Y Santas Pascuas.

Lo del CIS es más peliagudo: empate en intención de voto entre el PSOE y el PP, con una bajada llamativa del primero y un ligero repunte del segundo que, en realidad, no tiene mayor significado ya que, como señala con fruición Libertad Digital La mitad de los votantes del PP no confía en Rajoy.

A tono con la mayoría de los medios y como ya hizo la señora Fernández de la Vega después del Consejo de Ministros, el Presidente ha atribuido el descenso en intención de voto del PSOE a la crisis económica a la que, con cabezonería inexplicable, sigue llamando de otra forma. Este supuesto se apoya en el hecho de que, según el barómetro citado del CIS, el 58,6% de los ciudadanos considera que la situación ecónomica es mala o muy mala, que el 65% cree que todavía estará peor dentro de un año, que el 53,2% dice que el principal problema de España es la economía y que el 35,7% sostiene que es también el problema que más le afecta personalmente.

Pero esta interpretación, a mi juicio, es mecánica y presume que la gente culpa directamente al Gobierno de la crisis económica, lo que es mucho presumir ya que el personal no está tan en el limbo que no vea que la crisis económica es un fenómeno mundial. A mi entender lo que refleja el descenso en la intención de voto es la conciencia de que, aunque no sea responsable de ella, el Gobierno no ha hecho nada por atajar la crisis, salvo intentar negarla con subterfugios lingüísticos que, como hemos visto, se mantienen. Y me atreveré a decir más: refleja la manifiesta decepción de la gente con un Gobierno que, siendo de izquierda, aplica políticas de derechas. Para poner un ejemplo que conozco muy bien pues se trata de mí mismo. El barómetro traduce la intención de voto si las elecciones se celebraran hoy día; pues bien, si las elecciones se celebraran hoy día no tengo nada claro que un votante socialista como yo fuera a votar al PSOE. Muy claro tengo en cambio, pues ya lo dije a raíz de la aprobación de la directiva de la vergüenza en el Parlamento europeo que si en las próximas elecciones a ese órgano el año que viene el PSOE presenta en su lista a los eurodiputados que cometieron tal felonía, no votaré la lista del PSOE. Y como yo imagino que habrá más gente. Gente a la que no nos da la gana de respaldar políticas xenófobas las justifiquen como las justifiquen y que tampoco queremos que el Gobierno socialista acometa el "frenazo" económico favoreciendo a los empresarios del ladrillo, unos de los principales responsables de la crisis que nos castiga a todos.

(La primera imagen es un óleo de Carlo Maratti, Clemente IX, 1669, que se encuentra en el Hermitage de San Petersburgo y la segunda, La segrada forma, de Claudio Coello, en la Sacristía de El Escorial.)

Vacaciones.

Como está muy contenta por marcharse de vacaciones mi amiga Pilar me envía esta presentación pwp con chistes de Forges satirizando esos comunes afanes vacacionales del personal. Mentiría si dijera que me gusta Forges, a quien encuentro bastante ñoño y acomodaticio. Pero reconozco que si me limitara a subir las viñetas que me gustan sólo subiría los de El Roto, lo que sería monótono; así que reproduzco la presentación forgiana con los apuros de los españolitos de a pie, espantosa expresión que, con el paso de España al primer mundo, ha venido a sustituir a aquella otra fascicatólica de Juan Español.

También puede accederse a la presentación en Google docs pinchando en Vacaciones Forges

Gracias, Pilar y felices vacaciones.

divendres, 1 d’agost del 2008

Monseñor Rouco visita al Anticristo.

Para hoy, último día laborable del señor Rodríguez Zapatero, tiene anunciada visita a La Moncloa el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Monseñor Rouco Varela a petición propia. Después del bestial enfrentamiento con el Gobierno que protagonizó su Iglesia, como parte del tándem derecha civil/derecha clerical, en la legislatura pasada, este encuentro permite auspiciar según algunos un renovado deseo de la Jerarquía por normalizar relaciones con el poder político. Hasta hay quien dice que lo propició el Papa Benedicto XVI favorablemente dispuesto a la idea gracias a la incansable labor diplomática de nuestro embajador en la Santa Sede, señor Francisco Vázquez.

Será bueno que Dios y el César traten de ponerse de acuerdo en lo posible en los asuntos que los dividen, que no son pocos y numeraré luego. En lo posible. Pero mi experiencia dice que cuando la Iglesia hace un movimiento de esta naturaleza lo primero que busca es dinero. En este caso para organizar la siguiente Jornada Internacional de la Juventud que, por gracia expresa de SS a intercesión del Cardenal Rouco, tendrá lugar en Madrid en 2011. Estos happenings multitudinarios de la Iglesia, como las Olimpiadas o las ferias internacionales son acontecimientos que mueven miles de millones de los que se benefician sobre todo las compañías aéreas, las agencias de viajes, los hoteles, paradores, hostales, pensiones, albergues, figones, tiendas de souvenirs y demás comercios y servicios (especialmente los religiosos) de las ciudades en que se celebran; y también cuestan decenas, quizá cientos de millones en organización que alguien tiene que desembolsar. Así que yo no llevaría el alcance de la visita de Monseñor Rouco mucho más allá de un pase de cepillo, a ver qué se le saca al Estado para el evento previsto.

Por supuesto, dada la exquisita habilidad de la Iglesia, la imagen que se dará del encuentro con el presidente del Gobierno (a quien algunos participantes en las manifas movidas al alimón por el PP, la Iglesia y la Asociación de Víctimas del Terrorismo llamaban "el Anticristo") será la de un encuentro para buscar puentes en los asuntos que los separan. Del dinero aquí ni se habla.

Esos asuntos son muy variados. En primer lugar, la cerrada oposición eclesiástica a la asignatura de Educación para la Ciudadanía (EpC), apoyada por algunas Comunidades Autónomas con presidentes especialmente carcundas, como la señora Aguirre o el señor Camps. Por cierto que, a propósito de EpC el Plural de ayer trae un buen artículo sobre este asunto de Jesús Pichel en el que se prueba que El punto de partida de Educación para la Ciudadanía es en Estrasburgo (1997), ¡con Aguirre de ministra de Educación! Pero como si nada. La actitud de la Iglesia en este asunto es de oposición total porque lo que pretende es mantener la enseñanza de la religión católica como asignatura evaluable, igual que en los tiempos del invicto Caudillo de cuya dictadura fue uno de los pilares más firmes.

En cuanto a los demás contenciosos abiertos con el Estado español (ley de plazos en el aborto, debate sobre la autanasia, reforma de la Ley de Libertad Religiosa) la iglesia es también beligerante en contra, si bien no con el mismo ahínco como con EpC ya que en estos no hay tanto dinero en juego.

Hasta la fecha, la actitud del Gobierno socialista frente a la Iglesia ha oscilado entre la sumisión y la contemporización, tratando siempre de evitar los choques que ésta busca afanosamente. Parece que haya llegado el momento en que el Gobierno deba hablar con la voz fuerte de quien, a pesar de los enfrentamientos de la legislatura pasada, tiene el respaldo mayoritario de los electores que apoyan una actitud de firmeza y no de apaciguamiento (que diría el señor Aznar) con el radicalizado clero católico. Las perspectivas sin embargo no son buenas. El Gobierno ya ha dicho que no piensa tocar los acuerdos con la Santa Sede de 1979, como debiera para acabar de una vez con una situación de privilegio de una confesión religiosa sobre las demás y de instrumentalización del poder civil por el religioso. Monseñor Rouco no se comporta como un cardenal de una confesión que deba convivir con otras en una sociedad gobernada por un Estado laico, sino como el gran sacerdote ante quien debe doblegarse la voluntad del Emperador.

Cuando menos es de esperar y de exigir que ya que se supone seguiremos pagando el estatus de privilegio del catolicismo español, que el Presidente haga comprender al Cardenal algo que éste está harto de decir: que el que paga manda.

(La imagen es una foto de Haddy Bello, bajo licencia de Creative Commons).

En recuerdo del VP.

La semana pasada uno de los cursos de El Escorial, de la Universidad Complutense de Madrid versó sobre la figura del que fuera alcalde de Madrid, don Enrique Tierno Galván. El motivo es que está a punto de aparecer una recopilación del conjunto de su obra escrita, amorosamente recopilada por uno de sus discípulos más entusiastas, Antonio Rovira, hoy catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Autónoma de Madrid y director asimismo del curso. En él ha participado gente de renombre que tuvo un contacto directo con don Enrique, como los profesores Raúl Morodo y Pedro de Vega.

Igualmente me invitaron a mí atendiendo sin duda al hecho de que también tuve una relación personal con el Viejo Profesor, aunque no tanta ni tan intensa como los dos colegas antecitados, sobre todo Raúl Morodo, su más fiel discípulo y mejor intérprete, a la par que maestro mío. Manuel Mella quien durante años fue la sombra misma del VP de tan inseparable, me ha pedido que cuelgue en el blog la presentación que hice, cosa que haré cuando tenga aclarado lo relativo a los derechos de autor de las imágenes porque una cosa es proyectar algo en una pantalla en una conferencia y otra distinta colgarlo en la red.

Lo que puedo hacer aquí es contar lo que dije allí que, en lo esencial, consistió en defender el punto de vista de que la obra del VP es una especie de adelantada de la posmodernidad porque no es una obra sistemática, estructurada, con pretensión omniexplicativa, sino fragmentaria, inconexa, realizada en diversos planos, con multitud de perspectivas y, ciertamente, pluridisciplinar, pues abarca la filosofía, la sociología, el derecho, la ciencia política, la historia, la crítica literaria y el género autobiográfico.

No existe una Teoría Tierno Galván acerca de algo o una escuela tiernista o galvanista que defienda una línea de pensamiento determinada. Otra cosa muy distinta pudo ser en su día el "tiernismo" como posición política práctica y que nunca estuvo tampoco del todo clara, oscilando entre un izquierdismo elitista que quería base popular y un reformismo práctico que se negaba en la teoría.

Las primeras manifestaciones del mundo intelectual de Tierno se encuentran en el estudio académico de la teoría política del barroco, singularmente del intento de creación de una ciencia política nueva, racional, antimaquiavélica, que sería el tacitismo (La influencia de Tácito en los escritores políticos españoles del Siglo de Oro), con su compleja unificación del punto de vista moral y el sentido de la razón de Estado. Alguna otra obra de la época (Los supuestos escotistas en la teoría política de Bodino, etc) testimonia del empeño del primer Tierno por abrirse camino en este compacto mundo conceptual que acabaría abandonando por preocupaciones teóricas más engarzadas en la realidad de su tiempo, como son el regeneracionismo y el funcionalismo.

La vertiente regeneracionista se da en un contexto teórico abstracto (Tradición y modernismo) que luego lo lleva a formular interpretaciones que tenían una línea crítica, muy en la de la filosofía de la sospecha y con una actitud claramente deconstructivista antes de tiempo. Por ejemplo, su visión de Costa como "prefascista" en Costa y el regeneracionismo que ponía de manifiesto la vaciedad de la interpretación acrítica del regeneracionismo español, incluida la obra de Ortega, y que daría lugar a una considerable controversia.

El funcionalismo pondría al VP en la senda de los debates filosóficos y científicosociales de la época (Introducción a la Sociología, La realidad como resultado) pero, sobre todo, sería ya el puente que le permitiría lo que siempre había buscado sin conseguirlo hasta entonces, al formularlo en el plano teórico (Federalismo y funcionalismo europeos) y en el práctico con la fundación de la Asociación para la Unidad Funcional de Europa, que tendría como función manifiesta el estudio de la unificación europea y como función latente articular la oposición al franquismo, bajo el postulado europeísta que es intrínsecamente regeneracionista.

Sus aportaciones fueron siempre pinceladas, juicios muy incisivos, cargados de erudición e ironía como las Acotaciones a la historia de la cultura occidental en la Edad Moderna. Muy significativo lo de "acotaciones", que remite a la idea de comentarios o glosas. Siempre un saber marginal al tratado, del que ya había tenido buena muestra con su traducción del Tractatus Logico-philosophicus, de Wittgenstein. Se va articulando así una actitud con ciertos toques ácratas. Y eso cuando los escritos no se adelantaban claramente a su tiempo, a modo de premoniciones, pudiendo entonces desmentir la tesis de Canguilhem de que no existen precursores. Por ejemplo, Desde el espectáculo a la trivialización es una obra que preanuncia la crítica a la "sociedad del espectáculo" de Guy Debord.

Hasta en su forma de hacerse marxista (pues ni un esprit fort como él pudo librarse del hechizo del tiempo), lo fue de modo singular y contradictorio, como si quisiera reunificar en sí la escisión socialista entre marxistas y bakuninistas. Por eso se ocupó de Graco Baboeuf (Baboeuf y Los Iguales. Un episodio del socialismo premarxista) y prologó una antología de la obra de Marx escrita en el espíritu de los Manuscritos económico-filosóficos, que permitían ver un Marx humanista y problemático por debajo del granito estructuralista. También en este itinerario anduvo Tierno un sendero peculiar, teñido de escepticismo, lo que le permitió acuñar su célebre frase de que "Dios no abandona nunca a un buen marxista", rotundo sentido del humor dado que él era agnóstico.

Incluso después de que el tiempo que le tocó vivir se acelerara y su compromiso político le obligara a concentrarse en la actividad práctica y la vida de partido, tuvo el humor de titular sus memorias dentro de ese mismo espíritu posmodernista, fragmentario y hasta contradictorio del que era muy consciente, Cabos sueltos. Su referente a contrario según él mismo gustaba de manifestar era aquel otro que decía haberlo dejado todo "atado y bien atado".

En su actividad política no resultó menos posmoderno: republicano de primera fecha, hombre a quien muchos, incluido él mismo, veían como el primer presidente de la III República, acabaría declarándose monárquico; anarquista por juvenil devoción tuvo siempre la convicción de que la acción política tenía que canalizarse en forma de agrupación o partido y, de hecho, fundó varios en su vida. Y acabó ésta con un cargo institucional, el de alcalde, el único que puede entenderse congruente con un temperamento antiautoritario, en especial en la larga tradición española de alcaldes críticos, respondones y rebeldes.

Como corresponde a una obra que no forma un único corpus teórico uno se la tropieza cuando quiere verla en su conjunto como un campo en el que hubiera varios almiares, cada uno de ellos un núcleo de preocupación de Tierno. Su huella se detecta en los soportes más variados, desde el inmarcesible al más efímero, pues aparece en forma escrita y publicada desde la noble del libro a la más modesta del panfleto ciclostilado, pasando por la autoría de una pieza sin igual por su brillantez y originalidad que son sus bandos como alcalde. Una huella que muestra que el hombre supo andar entre la serena majestad de la ley, como puede verse en el hecho de que el Preámbulo de la Constitución española vigente sea suyo, y el mundo contingente y mudable de los grafitti, como ese que todavía adorna la fachada de una casa en la madrileña calle de Tres cruces: "La paz no se consigue sin esfuerzo. Si quieres la paz, trabaja por la paz."

Quizá por ello fuera tan querido por la gente.

(Las imágenes, todas ellas escenas del parque Tierno Galván en Madrid son fotos de Alvy, de Darkomen y de losmininos, las tres bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 31 de juliol del 2008

El todopoderoso lobby del ladrillo.

Todavía hay ecos de la maniobra de la ministra de la Vivienda de acudir en defensa de los empresarios del ladrillo con trescientos millones de euros. Con ese dinero, la señora Corredor, digna discípula del señor Sebastián (que acaba de presentar un "plan" de ahorro energético de mucha risa) pretende comprar suelo a las inmobiliarias y evitar así que se vean obligadas a bajar los precios a causa del exceso de oferta en el mercado y a reducir sus márgenes de beneficio. Que esto del mercado libre y el libre juego de la oferta y la demanda sólo funciona en época vacas gordas y beneficios. Cuando no hay beneficios corresponde a los trabajadores pechar con las reducciones, gracias a la decidida intervención de unos poderes públicos que el resto del año predican el abstencionismo de la administración en los mercados. Y aquí sí que no hay diferencias entre derechas e izquierdas: todos van en contra de la gente.

Aún no se han apagado los ecos de la controversia que esta decisión ha suscitado cuando leo otra noticia en 20 minutos que tiene más o menos la misma pinta: la comunidad de Madrid firma un convenio con las constructoras para sacar pisos al mercado con una rebaja del 20%. He aquí otro ejemplo del poder de las inmobiliarias, capaces de conseguir lo que no consigue nadie: que las administraciones públicas absorban sus pérdidas; es decir y dado que las "administraciones públicas" son en el fondo los ciudadanos, que seamos los ciudadanos quienes las compensemos por sus pérdidas, queramos o no. Hasta aquí llega el liberalismo de la señora Aguirre, hasta salir en auxilio de los empresarios del ladrillo a costa de los ciudadanos de la comunidad, como si fuera una bolchevique intervencionista.

Por supuesto la noticia es ambigua y como información deja que desear, lo que es también un indicio de su procedencia pues la citada Comunidad de Madrid ha demostrado ser inigualable en mezclar información y propaganda. Deja que desear porque no aclara quién pagará ese veinte por ciento de rebaja en el precio con que los pisos saldrán al mercado. Sin embargo, no debe haber duda alguna: los empresarios cobrarán el ciento por ciento de sus abusivos precios actuales, desglosado del modo siguiente: ochenta por ciento lo abonarán los compradores en el mercado y el veinte por ciento restante la Comunidad de Madrid, es decir, todos los ciudadanos, nos guste o no. Porque si los empresarios fueran a sacar al mercado las viviendas que no venden por ser excesivamente caras con una rebaja del veinte por ciento ¿para qué necesitan un convenio con la Comunidad de Madrid? Les bastaría con ir al mercado directamente y ofertar su stock con ese descuento, que tampoco les funcionará dado que, como se sabe, la vivienda está sobrevalorada en un cuarenta por ciento.

Si tienen un convenio es porque la Comunidad absorbe el lucro cesante de los empresarios a base del truco ese de reconvertir vivienda libre en vivienda de protección oficial (VPO). Como se ve, los del ladrillo están siempre "reconvirtiendo" para llenarse los bolsillos. Porque esto de las VPOs es una historia llena también de enseñanzas sobre lo sinvergüenza que es la gente, el abuso de los empresarios del ladrillo y la complicidad de los dirigentes políticos, aunque se digan socialistas, como la señora ministra Corredor. Cuando los precios de las casas crecían sin parar en un mercado que no parecía tener límites, los empresarios no construían VPOs porque los márgenes de beneficios eran menores. Es ahora cuando se acuerdan de ese tipo de viviendas para hacer una trampa: la viviendas en régimen de mercado libre a sus precios exorbitantes pueden reconvertirse en VPOs con la consiguiente rebaja para los compradores, pero que no es tal para el conjunto de la sociedad ya que la diferencia es abonada por los organismos públicos en una acción que los hace cómplices de este abuso de los ladrilleros que no solamente siguen forrándose a costa de la gente sino que ahora pueden presumir de su aportación "social" a las VPOs.

¿Y no habrá nadie que detenga este saqueo de las arcas públicas en época de crisis económica?

(La imagen es una foto de Joriel "Joz" Jiménez, bajo licencia de Creative Commons).

La filosofía como arma revolucionaria.

Profeso la mayor simpatía por este relativamente joven filósofo francés que, a fuerza de joven y filósofo, cada vez que habla no deja títere con cabeza. Ya reseñé hace poco otra obra suya (otro manifiesto; hay gente muy combativa) en un post titulado Sanos consejos. En este otro (La comunidad filosófica. Manifiesto por una Universidad popular, Barcelona, Gedisa, 2008, 155 págs.) defiende la opción que el entonces profesor de liceo tomó en 2002 de dimitir como tal y abrir su propio establecimiento de enseñanza, la Universidad Popular de Caen, para filosofar y enseñar a filosofar de acuerdo con sus postulados y convicciones, la más importante de las cuales es la exigencia de adecuar la vida que uno hace a la filosofía que predica. ¡Hasta dónde ha llegado la aceptación de la hipocresía reinante que hay que señalar como una audaz originalidad el enunciado evángelico de por sus frutos los conoceréis (Mt. 7, 20) y aunque parezca un contrasentido apoyarse en los Evangelios para hablar de un hombre tan anticatólico y arreligioso como el autor de la Ateología.


Es su propia concepción de la filosofía la que Onfray enseña en Caen, su concepción de la filosofía como arma revolucionaria, pero no la revolución en sentido clásico, como una gran movimiento colectivo que transforma la realidad social gracias a la obra de una vanguardia ilustrada como el proletariado (p. 152), fenómeno que ya no es esperable en la posmodernidad, sino la revolución en el sentido de Deleuze, como el devenir revolucionario de los individuos (p. 30), la capilaridad de la revolución en la misma existencia cotidiana de la gente. Una concepción que tampoco anda tan lejos del fin de la historia del denostado Fukuyama.

El libro se divide en dos partes. En la primera se procede a desmenuzar las principales "miserias de la filosofía". La segunda, titulada "elevar la filosofía", supongo que con el doble sentido del élever francés como "elevar" y "educar", aunque no estoy seguro pues la traductora, Antonia García Castro, no dice nada y yo no dispongo del original francés, explica su concepción alternativa del filosofar.

La primera parte cuestiona los conceptos habituales de filósofo y filosofía. Sostiene que no son filósofos necesariamente quienes profesan como tales con su correspondiente titulación sino también aquellos que se niegan a ser considerados miembros de la comunidad filosófica, habiendo hecho alguna aportación de importancia a ésta. Una conclusión muy congruente con su idea de que la Filosofía es una actividad reflexiva y de meditación que da lugar a una existencia en consecuencia (p. 38). La historiografía se ha encargado después de fabricar el tipo aceptado del filósofo como, entre otras formas, el "intelectual orgánico" (p. 43) encargado de convertir a los individuos en "ciudadanos" sujetos a la Nación (p. 46). Esa historiografía se corona con el proceso que Onfray llama de "institucionalización" de la Filosofía, que pone a ésta al servicio del poder, desde Platón a Sartre, en un intento por emascularla (p. 62) frente al que siempre se alza otra estirpe de filósofos, los de la tradición de Diógenes (p. 56). Entre ambas no hay término medio.

Frente al tipo clásico en la enseñanza, la última manifestación de la deformación filosófica corresponde al "modelo mediático", los llamados "cafés filosóficos", especie de tertulias donde todo el mundo se cree autorizado a dar una opinión sin la más mínima poreparación: ¿Qué individuo se retrae hoy, alegando una información incompleta, cuando se le pide su opinión sobre el arte contemporáneo, la bioética o incluso la globalización y sobre todo si jamás dedicó una hora de su vida a reflexionar al respecto? Nadie." (p. 89)

La segunda parte del libro/manifiesto es propositiva. Propone Onfray (y cree haberlo conseguido en su Universidad Popular de Caen) devolver la filosofía al pueblo (p. 112), cartografiar el nuevo territorio y dar un mapa enriquecido (P. 117). Todos tienen derecho a la filosofía y para ejercerlo no son necesarios diplomas o títulos, sino solamente deseos de acercarse a ella y un claro proyecto de "construirse a sí mismo" (p. 118). De nuevo una prescripción moderna de gran originalidad que no es sino eco del viejo mandato délfico en que se origina el filosofar de "conócete a ti mismo".

Por descontado, esta filosofía huirá del lenguaje técnico, se expresará en un lenguaje sencillo (p. 125) y será capaz de articular la finalidad de Onfray de conseguir un "elitismo para todos" (139) algo que me recuerda lo de la "hidalguía universal de los vascos", cosa que se consigue en su Universidad Popular de Caen que no solamente no es un "café filosófico", sino lo contrario, un lugar donde se enseña a filosofar con congruencia y profundidad, un regreso a los individuos y las microsociedades electivas. La perspectiva de la Universidad popular no es marxista sino libertaria (p. 152) .

Por último la obra de Onfray propone otra definición de la filosofía y una práctica alternativa basadas en los elementos siguientes que le sirven de conclusión: ir en contra de 1) la exclusiva legitimidad escolar y universitaria; 2º) la historiografía clásica; 3º) la reducción de la Filosofía a una classe terminale; 4º) la confiscación de la Filosofía por "profesionales incestuosos"; 5º) la deformación de la filosofía con fines de psicoterapia de grupo en los cafés filosóficos." (pp. 153/155).

El programa revolucionario de la filosofía consiste en el retorno a una teoría y una práctica clásicas.

dimecres, 30 de juliol del 2008

La condena al locutor.

Con las ganas que le tiene medio establishment mediático estoy seguro de que la esfera pública crepitará hoy de comentarios sobre la segunda condena judicial en pocos meses al señor Jiménez Losantos, la primera por injuriar al Alcalde de Madrid y esta segunda de triple cuantía por intromisión ilegítima en el honor del señor Zarzalejos. Tengo dicho que no me alegro de ninguna condena de los tribunales, pero sí de que se ponga coto a ese clima irrespirable, esa catarata de injurias e insultos que es la COPE, propiciada por este señor Jiménez. Es extraordinariamente fastidioso para el común de la gente tener que habérselas con individuos que recurren de modo sistemático a la agresión verbal, el vituperio y el insulto con el agravante de que lo hacen en un medio de comunicación de amplísima difusión.

Pero no es eso lo que aquí me interesa, que ya lo habrán dilucidado y desmenuzado cientos de plumas y decenas de voces. Me interesan tres puntos en concreto que sólo he visto tocados tangencialmente por ahí. Uno es la reacción que quepa esperar de la Conferencia Episcopal Española, propietaria de la COPE. No teniendo bastante con amparar pederastas, la jerarquía puede caer en la tentación de amparar gente reiteradamente condenada en los tribunales por injuriar e insultar a los demás. Ella sabrá lo que hace pero las condenas por injurias e insultos caen sobre ella tanto como sobre su empleado.

Segundo. Se propone el condenado administrar por doquier la misma medicina que él está recibiendo. Será divertido que lo haga ya que la cosa puede acabar en aquelarre dado que si él insulta, los demás no se quedan cortos insultándolo a él. Esta línea de respuesta parece jurídicamente prometedora, aunque moralmente detestable ya que recurre al socorrido "y tú más" y presumen que insultar o injuriar no es un mal en sí mismo, con independencia de quiénes o cuántos lo hagan. El patio puede convertirse en un reñidero sin cuento, cosa que normalmente favorece y beneficia a los insultadores como el mismo señor Jiménez Losantos. Abrir ahora una batalla de querellas y demandas a cuenta de los insultos en los medios puede llegar a colapsar los juzgados dado que aquí insulta casi todo el mundo. Siempre digo que el debate mediático en España me recuerda un extraordinario relato de Mark Twain llamado Cuando fui periodista en Tennessee donde cuenta cómo los rifirrafes entre las redacciones de los dos periódicos locales se resolvían a tiros y bombazos. Aquí, cuando menos, se trata de que las diriman los jueces. Algo es algo.

Tercero. Sin embargo en las pintorescas declaraciones del locutor al conocer la sentencia hay un elemento que contradice el propósito anterior de acudir a los tribunales. Según el señor Jiménez Losantos, "esta sentencia es incompatible con un Estado de derecho o una democracia". No veo por qué. La sentencia será más o menos justa y sobre eso se pronunciará en su día una instancia judicial superior si ha lugar a ello anulándola, modificándola más o menos o confirmándola, pero compatible con el Estado de derecho y la democracia lo es claramente. A no ser que se esté de acuerdo con el tenor de la siguiente declaración del señor Jiménez Losantos sobre el mismo tema en El Plural ¿qué es eso de que los jueces tiene que decidir lo que es honorable o no es honorable? Esa pregunta sí que es sorprendente y a ella sólo cabe responder con otras: y si no son los jueces, ¿quiénes serán? ¿Los matones? ¿El revólver más rápido del Oeste? ¿El señor Métomentodo? ¿Los curas? Negarse a que sean los jueces quienes diferencien entre lo honorable y lo no honorable equivale a decir que no hay diferencias.

El cuadro primero es La Justicia, de Lucas Cranach (1527) que se encuentra en Amsterdam Fridart Stichting y el segundo La Justicia de Rafael (1508 a 1511), un fresco que se encuentra en la Estancia de la Signatura, Palacios Vaticanos, Roma.

Ruido : gracias sean dadas a los jueces.

La Audiencia de Barcelona ha condenado a cuatro años a un individuo por hacer ruido. Regentaba uno de esos locales de música latina, que sólo de pensar en ellos producen escalofríos por la bulla que tienen siempre y se pasaba en decibelios cosa mala. Un cuadro muy frecuente: una buena gente que vive a expensas de que a unos desaprensivos que jamás tienen en cuenta a los demás cambien su comportamiento. Eso es improbable. La inmensa mayoría de la gente no transgrede la ley por un cálculo egoista de cálculo/beneficio. A quienes sí lo hacen hay que mostrarles en qué consiste el no beneficio o perjuicio. Cuatro años a la sombra la han caído al menda del bar llamado Macumba en Barcelona. Un "bar musical latino", Dios mío. Gracias sen dadas a los jueces que van entendiendo la naturaleza de una de las pestes contemporáneas: los ruidosos. Hagan una prueba: queden una hora, si pueden, en su despacho en el máximo silencio (no radio o tele, no teléfono ni ordenata ni hilo musical) y bajen luego al bar de la esquina a las 12:00 del mediodía. Y eso en los bares es muestra de jumentería colectiva, pero el ruido de los vecinos ruidosos, los que ponen la tele muy alta o gritan a todas horas o ponen música a todo trapo con las ventanas abiertas, eso ya no es muestra de esto o lo otro; eso es un delito, un delito perfectamente tipificado contra la integridad física de las personas. Meter tus ruidos en casa del vecino es meterte en casa del vecino.

El tribunal no ha adjudicado indemnización a favor de los denunciantes, un puñado de vecinos, porque, dice el fallo, no se han practicado las pericias necesarias que prueben que los denunciantes hayan sufrido daños. Querrá decir que midan qué daños hayan sufrido porque poner en duda que soportar durante dos años y medio ruidos que exceden en casi un 300% el límite máximo de decibelios permitido produce no daños sino estragos es ignorar todo sobre este problema de los ruidos y los ruidosos. Que si malos son los ruidos, no digo nada los ruidosos.

(La imagen es una foto de Anniebee, bajo licencia de Creative Commons).

Estafas en la red.

Ayer recibí una de las afamadas Cartas nigerianas. Me habían tocado 750.000 euros en no sé qué lotería y tenía que ponerme en contacto con no sé quién para recoger el premio. Es curioso comprobar que, por torpe que sea una estafa, siempre hay alguien que cae en ella. Cegado por la codicia, supongo.

Pero ¿que me dicen de la cartita de la supuesta Cajamar que voilà a la izquierda? Lo de La Verificación Del Sistema suena tan delicioso como el resto de ese español macarrónico que produce hilaridad. Pues hay gente a la que estafan. Estos.

dimarts, 29 de juliol del 2008

Un idiota en el puente de mando.

Eso es lo que han tenido los estadounidenses durante los ocho años de mandato del señor Bush. Y como los Estados Unidos son la nave capitana de la flota occidental, todos los Estados occidentales y, por extensión, el mundo entero. El mundo entero regido por un idiota. Un idiota que, como buen neocon, dice hablar con Dios y que éste afirma que le ordenó invadir el Irak.

Un idiota que deja un déficit presupuestario de 482.000 millones de dólares de los EEUU. Recibió el país de manos del señor Clinton en 2001 con un superavit de 123.000 y, desde aquel año sólo ha tenido déficit, hasta el previsto para 2009 y en el que inciden el coste de la guerra del Irak, las rebajas de impuestos que ha venido haciendo a los ricos y los 170.000 millones de dólares que va a inyectar en el mercado inmobiliario, para sufragar impagos y morosos fruto de la crisis de la vivienda, más pavorosa aun allí que aquí, que ya es decir.

Un idiota que deja como herencia un complejo e ilegal sistema de escuchas y espionaje a sus propios ciudadanos, una legislación que admite la tortura, una política de turismo e inmigración autoritaria y humillante para todos los viajeros a los EEUU, así como un centro ilegal de secuestro y tortura en Guantánamo, todo lo cual hace que el país haya perdido su prestigio como adalid del Estado de derecho y las libertades y derechos humanos y sea hoy sinónimo de "fascismo a la americana" o friendly Fascism.

Un idiota que lega asimismo una guerra de robo, saqueo y rapiña en el Irak, guerra que no puede ganar, pero que ya ha causado cientos de miles de muertos iraquíes (combatientes y no combatientes, mujeres, niños, viejos), millones de desplazados, miles de soldados estadounidenses muertos y decenas de miles de ellos heridos, un país sumido en el caos y la guerra faccional. Y una guerra, además que se la habrá ordenado Dios, no lo dudo, pero que él justificó con mentiras tan descaradas que las sostuvo hasta el señor Aznar.

Un idiota que prometió petróleo galore y barato y deja los precios más altos del crudo que se conocen en la historia, incidiendo así en la actual crisis económica mundial que también ha sido causada por el estallido de la burbuja de las hipotecas subprime, provocada por su inepcia y la del Gobernador de la Reserva Federal en aquellos años, el libertario neocon y randiano Alan Greespan.

Un idiota que ha vetado la legislación que posibilite investigaciones y avances en medicina en la lucha contra enfermedades como el mal de Alzheimer, que ha hecho lo posible por revertir la normativa federal sobre el aborto para arrebatar ese derecho a las mujeres y que ha alentado el resurgir de las más oscurantistas y delirantes teorías creacionistas, opuestas a los criterios científicos actuales.

Del Oriente Próximo y de la frontera con México no hablo porque son los únicos ámbitos en que el idiota ha conseguido lo que pretendía, esto es, eliminar toda posibilidad de que alguna vez haya un Estado palestino y garantizar la supremacía indisputada del sionismo y construir un muro a lo largo de la frontera del Río Grande, para impedir la libre circulación de personas en la zona en la que el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) sin embargo, garantiza la de mercancías.

Un idiota que empezó como todos los presidentes y ha acabado como el que ha tenido los índices de popularidad nás bajos de los Estados Unidos de América, entre el 21 y el 25%. Y todavía me asombra este 25% que no parece entender que este idiota con sus idioteces ha puesto al mundo en el brete en que se encuentra.

N.B: "idiota" no es un insulto sino que tiene aquí el significado prístino que tenía en Grecia el idiotes como contrario al polites, esto es, el que no se ocupa de la cosa pública sino de sus asuntos privados.

(La imagen es una foto de Toots fontaine, bajo licencia de Creative Commons).

Quique Salgado.

Soy fan de Quique Salgado así que en cuanto éste me ha enviado su última producción que tiene subida a su página web, Quiquesalgado, de la serie Pasión por lo cotidiano, me apresuro a dar cuenta aquí y subir alguna de sus imágenes, generalmente óleos sobre tabla y ocasional lienzo de dimensiones reducidas (sobre 40 x 50 cms.)

¿Qué es lo que me gusta de Quique Salgado? Pues eso precisamente, el interés por lo cotidiano, lo habitual, lo intrascendente, lo que por lo general no vemos porque no reparamos en ello. Él sí y, al hacerlo, convierte eso que no vemos en algo que no podemos dejar de ver porque le presta una fuerza, la fuerza de lo que es individual y único que no cabe resistir. Lo que me gusta es esa intención de declarar que no hay tema indigno para la creación artística, para la pintura. Las cosas viejas, destartaladas, las paredes desconchadas, los candados llenos de orín, la colada secándose en un modesto balcón de Palma o una vieja alacena polvorienta, todo es territorio de la creación artística, todo emerge de un no ser anodino e irradia personalidad. Ya sé que hablar de la personalidad de los objetos parece un contrasentido. En la pintura de Quique Salgado no hay seres humanos, ni animales, ni siquiera plantas. Podría denominarse pintura de "naturaleza muerta" de no ser porque toda ella es de artefactos que quizá no estén vivos, pero no son "naturaleza" en el sentido ordinario de este término. Son estos artefactos los que irradian personalidad, la que puedan haberles insuflado los seres humanos. Son cosas que quieren suscitar sentimientos. De ahí el título de la serie, de Pasión por lo cotidiano.

No obstante a veces la pintura de Salgado se antoja fría lo que probablemente se deba a la perfección hiperrealista de la reproducción figurativa. Esa perfección recuerda la que dan las máquinas, minuciosa, sin perder detalle, sin distorsión alguna. Una frialdad, una distancia que vienen reforzadas por el empleo de colores fuertes de tonos intensos, siempre a pleno sol cenital, con muy escaso uso del claroscuro, por no hablar de la contraluz. Uno consulta con su memoria y no recuerda haber visto los objetos que pinta Quique, pero uno descubre que le hubiera gustado haberlos visto.

Bueno por eso él pinta y yo narro.

dilluns, 28 de juliol del 2008

El Gobierno al servicio de la mafia del ladrillo.

Hace días que vengo posteando sobre la ya más que evidente coyunda entre el Gobierno dizque socialista y las empresas inmobiliarias. El veinticinco de este mes, el post se titulaba El Gobierno financia a la mafia del ladrillo, a propósito de la decisión de la ministra de la Vivienda, señora Corredor, de destinar trescientos millones de euros (y no de su bolsillo, claro) a comprar suelo a las constructoras con el pretexto de edificar luego viviendas de protección oficial (VPOs) pero con la intención clara de acudir en auxilio de aquellas para que no se vean obligadas a bajar los precios, sobrevalorados en un 40%, esos precios que impiden que la gente pueda acceder a la vivienda. Esta decisión mereció un editorial muy crítico de El País al día siguiente, veintiséis de julio, titulado Una receta equivocada en el que se ponía en solfa la decisión de la ministra, por entender que trataba de evitar que bajaran los precios.

La ministra (y su mentor espiritual, el señor Sebastián, ministro de Industria que, para desgracia de la gente, parece manda mucho en La Moncloa) debe de ser un peón del lobby del ladrillo en el Gobierno, pues sólo vela por sus intereses, al punto de intentar engañar a la buena gente hace un par de meses, incitándola a comprar vivienda con el cuento de que Es el momento adecuado para comprar una vivienda, que hace falta tener caradura, cuando sabe que los precios no han bajado todavía y, si de ella depende, no bajarán pues, como se ve, está dispuesta a emplear recursos públicos que faltan en otros ámbitos de acción del Gobierno, especialmente en la legislación de dependencia y otras políticas sociales.

Es decir, este Gobierno de "izquierda" está muy interesado en "facilitar el asalto al poder de los amigos ladrilleros" del ministro señor Sebastián. Véase al respecto el interesante artículo de Carlos Sánchez en El Confidencial, titulado ¿En qué se parecen Miguel Sebastián y el profesor Franz de Copenhague? y que contiene el siguiente demoledor párrafo: "Sostiene Sebastián ahora que la solución a los problemas inmobiliarios de este país es que los poderes públicos compren suelo y se dediquen a construir viviendas. Sin duda que estamos ante la formulación más brillante de su larga y fructífera carrera como economista profesional. Resulta que en un país en el que el 16,2% del parque de viviendas está desocupado (datos del Censo de 2001), en el que el número de viviendas por hogar es de 1,55 (datos del Banco de España) y en el que hay entre 800.000 y un millón de pisos sin vender, la solución es seguir construyendo más y más. Y lo dice quien se quita la corbata y viaja en metro para ahorrar energía. Ni al mismísimo profesor Franz de Copenhague se le hubiera ocurrido una solución tan ‘imaginativa’."

Y el asunto es peor de lo que parece. En principio podría pensarse que se trata de un caso de mera incompetencia, pero lo que se va sabiendo tiene mucha peor pinta. Según informa hoy El País, el señor David Taguas, amigo y colaborador del señor Sebastián y exdirector de l Oficina Económica de La Moncloa estuvo intrigando desde su puesto ante bancos y cajas y con los ministros del Gobierno para tratar de salvar con dinero público a la empresa Martinsa que, como se sabe, está hoy en concurso de acreedores. El señor Taguas dejó su puesto hace cosa de mes y medio para presidir la patronal de las grandes constructoras (SEOPAN), una especie de alto estado mayor del ladrillo, provocando un problema de posible incompatibilidad que el Gobierno resolvió de modo poco elegante, cerrando el paso a una investigación parlamentaria con ayuda de los catalanistas. Es decir, mientras era asesor del presidente del Gobierno, el señor Taguas defendía los intereses de las inmobiliarias y su salto al sector privado es un pago diferido. Nos entendemos ¿verdad?

O sea, el asunto no es tan cándido como parece a primera vista; no se trata solamente de que un par de ministros no sepan de la misa la media y, digamos, propugnen soluciones erróneas por desconocimiento. Nada de eso. Todo parece indicar que se trata de una operación deliberada del lobby del ladrillo para entrar a saco en las finanzas del Estado con el apoyo de los gobernantes, cuando menos de los ministros señores Sebastián y Corredor, para evitar el ajuste natural del mercado después del pinchazo de la burbuja inmobiliaria a través del descenso de los precios que será la única forma en que la gente, especialmente los jóvenes que llevan años en las casas de los padres, pueda acceder a una vivienda. Es más que ignorancia o estupidez y, en consecuencia, es de esperar haya una interpelación parlamentaria de la oposición que lleve a investigar qué relaciones hay entre los señores Sebastián y Corredor y los empresarios del ladrillo. Antes de que alguno de ellos, o los dos, den un salto parecido al del señor Taguas.

(La imagen es una foto de Daquella manera, bajo licencia de Creative Commons).

La ciberiada.

Siempre que se da una innovación tecnológica surgen profetas que cantan sus excelencias como panacea y, en algún momento, contraprofetas que los refutan, especialmente de dentro de la misma innovación, por aquello de que nadie es profeta en su tierra. Este interesante libro (Núria Almiron y Josep Manuel Jarque (2008), El mito digital. Discursos hegemónicos sobre internet y periodismo, Barcelona, Anthropos, 176 págs.) pertenece al género contraprofético desde el interior pues, al menos en el caso de Núria Almiron, es autora de una obra anterior (Los amos de la globalización. Internet y poder en la era de la información Barcelona, Plaza y Janés, 2002) escrita en un espíritu cercano al que ahora se critica en ésta.

El mito digital consta de cuatro capítulos no enteramente ajustados entre sí ya que alguno de ellos procede de una publicación anterior y distinta, lo que hace que la unidad del conjunto, ya afectada por el hecho de tratarse de una obra en comandita, se resienta.

El punto esencial de la obra (en los dos primeros capítulos) consiste en denunciar el carácter mitológico de los discursos justificativos del impacto de internet en el mundo de hoy. Los autores acuden a la obra de Ludolfo Paramio (Mito e ideología, Madrid, Alberto Corazón, 1971) en busca del fundamento teórico para substanciar su apreciación del ciberdiscurso como un discurso mítico. Es una base excesivamente pobre y muy pasada y hubieran hecho mejor echando una ojeada a lo muchísimo que sobre pensamiento y discurso míticos se ha producido desde entonces, sin ir más lejos, a las muy recientes y esclarecedoras elaboraciones de Gustavo Bueno sobre el mito aplicado (a favor o en contra) a la televisión, la izquierda, España, etc. De esa manera hubieran conseguido evitar la impresión que produce su libro de no distinguir convenientemente entre mito e ideología y de usar indistintamente ambos conceptos.

Siguiendo a Hervé Fisher señalan los autores tres discursos acerca del mito del Ciberprometeo: los prometeicos, los equidistantes y los críticos (p. 26) y ellos se sitúan decididamente en el campo de los críticos, conjuntamente con los Mattelart, Dominique Wolton o Paul Virilio, que denuncian que la ideología de la sociedad de la información es la del mercado (p. 27). La verdad, no me siento muy cómodo con esta adjudicación, quizá por mi espíritu romántico e ilustrado que tiende a ver a Prometeo precisamente como el mito propio de la Ilustración

Para Almiron/Jarque los centros emisores de discursos ciberprometeicos son la academia, las empresas del sector, la política y los medios de comunicación (p. 31) y las consecuencias de dichos discursos, que arrancan de Marsall MacLuhan y siguen en las obras de Nicholas Negroponte, Alvin y Heidi Toffler, Bill Gates, George Gilder et al., son el misticismo religioso (en lo psicosocial), el determinismo (en lo tecnológico), el neoliberalismo (en lo económico) y el conservadurismo (en lo político) (p. 32). Probablemente; como probablemente las consecuencias del contradiscurso ciberpromteico sean otras formas de misticismo, de determinismo, el intervencionismo en lo económico y el "progresismo" en lo político con más o menos el mismo derecho a existir que las otras, salvo que se parta de una idea predeterminada de la pertinencia de las categorías.

Un ejemplo es aquí de socorro: arremeten los autores contra el exministro Joan Majó porque su discurso ciberiluminado acaba siendo un alegato en favor de la desregulación y del fin del Estado (p. 60) y lo enlazan luego con una consideración del ataque al poder que predican los que llaman neolibertarios y neoconservadores a los que los autores atribuyen "profundas convicciones religiosas" (p. 66). No digo nada de los neoconservadores pero en el caso de los libertarios, al menos de los que yo conozco, de convicciones religiosas, profundas o no profundas, nada. Ayn Rand, su pensadora emblemática llevaba su antirreligiosidad al extremo de considerar que la idea del Dios "denigra al hombre".

El tercer capítulo, sobre El discurso dominante en la investigación académica, ya publicado como artículo en otra parte, difiere bastante del resto del libro, tiene un enfoque distinto, algunos elementos repetitivos y un interés más reducido siendo en sí mismo más tradicional y académico.

El cuarto capítulo, titulado Periodismo para internet o periodismo y punto centra el ataque al discurso mítico en el periodismo digital y viene a pronunciarse por una actitud desencantada en el sentido de que, a pesar de todo, perviven "las constantes de trabajo tradicionales del periodismo" (p. 105). Los autores especifican las proposiciones de lo que llaman la "ideología tecnoburocrática" (p. 107), lo que hubiera sido más enriquecedor si previamente hubieran intentado aquilatar su concepto de ideología, cosa que, como se dice más arriba, no hacen, probablemente fiados en la idea de que la distinción se encuentra en la obra de Paramio, lo que no es satisfactorio.

Todas las promesas del periodismo digital (libertad, democracia, revolución de la profesión) son vanas pues "el concepto de ruptura de algunos de los postulados del periodismo para Internet (sic) se sustenta en un reflejo mítico -por no decir simplista- de lo que es el periodismo convencional." (p. 135) Igual juicio desmitificador les merecen el recurso al hipertexto, el periodismo open source y los weblogs (p. 145). Su conclusión es demoledora: "Las anteriores proposiciones (las del que llaman "mito digital"), no obstante, al igual que ocurriera con todas las propuestas presentadas en ápocas anteriores por las sucesivas revoluciones de la comunicación, constituyen promesas sistemáticamente incumplidas. Lo cual no evita que hayan tenido su traslación aplicada al peridismo para Internet (sic)" (p. 159). Se trata de una conclusión desconcertante, como lo es en buena medida el conjunto del libro. Es claro que todo avance tecnológico de importancia da lugar a discursos salvíficos, hiperbólicos, proféticos que conviene siempre reducir a términos más razonables. Pero resulta insólito sostener que los avances tecnológicos en la comunicación o no comunicación no cambian nada salvo que se ponga uno en una perspectiva como la del Eclesiastés. Insólito, asombroso, venir a pensar que el hecho de que haya casi doscientos millones de blogs en el mundo no ha cambiado nada.

Tómense algunas de las que los autores llaman "proposiciones del mito digital" y aplíquenseles su dictum de "promesas sistemáticamente incumplidas": 1) Concepción de la historia como progreso. 2) Consideración de la situación actual como el inicio de una nueva era. 4) Hegemonía de la razón instrumental. 6) Creencia en una sociedad racional (¿Qué quiere decir en estos casos "promesa sistemáticamente incumplida?"). 3) El progreso científico-técnico como motor del cambio social (¿qué otro motor del cambio social existe?). 5) La tecnologización como mejora de la calidad de vida. (¿Hay alguna duda?). 7) La meritocracia basada en el conocimiento (¿Qué cabe instituir en lugar de la meritocracia y en qué se basará si no es el conocimiento?")

En resumen, un libro muy interesante, escrito con apasionamiento pero quizá necesitado de algo más de reposada reflexión.

diumenge, 27 de juliol del 2008

Estajanovismo etarra.

Según parece los etarras tienen orden de anunciar que son de ETA en cuanto los detienen y de acusar de torturas a quienes los hayan detenido se den o no malos tratos. Por lo que se está viendo de las declaraciones de este chaval Arkaitz Bengoetxea y sus cómplices también deben de tener orden de cantar sin tregua, de confesar todo lo que planeaban hacer y hasta lo que soñaban con hacer. Orden incluso de inventarse las acciones, quizá con la intención de sembrar incertidumbre y zozobra con lo que hubiera podido pasar, ya que no pueden hacerlo más real y directamente. Pareciera como si, acorralada y debilitada ETA hubiera decidido sustituir su política de atentados por otra de amagos De otro modo no es posible entender la cascada de planes, a cual más complejo que está confesando esta cuadrilla de asesinos en agraz. Tenían pensado asesinar al juez Grande Marlaska, al senador del PP Ramón Rabanera, secuestrar y asesinar asimismo al concejal Benjamin Atutxa, explosionar una bomba al paso de un furgón de la Ertzaintza y realizar una serie de atentados en Andalucía, sin duda para animar el turismo en la zona. Un activismo frenético que casi parece estajanovismo del crimen.

Son demasiados planes para este puñado de descerebrados lo que induce a pensar que, en efecto, ETA debe de estar en momentos bajos para mantener en nómina a estos macabros fantasiosos que ignoran los principios elementales de la eficiencia organizativa, el primero de los cuales es no plantearse demasiados objetivos u objetivos difíciles de alcanzar

El tal Arkaitz, un mutilado físico y moral de la kale borroka, parecía soñar despierto y sabedor de que, como dice el ministro Rubalcaba, su destino más pronto que tarde era la carcel, seguramente quería entrar en ella con una historial que lo avalara como un asesino polivalente y contumaz a ojos de otros no menos curtidos criminales encarcelados con anterioridad. Que probablemente hay emulación hasta en el asesinato.

(La imagen, un cartel distribuido por la policía con los rostros de los etarras más buscados, es una foto de La ignorancia mata, bajo licencia de Creative Commons).

Contramanifiesto.

Esto de las lenguas es cosa harto pasional. He leído el primer manifiesto llamado En defensa de la lengua común, así como docenas de interpretaciones a favor y en contra y he podido ver quiénes lo apoyan y difunden (esencialmente, alguna prensa de la derecha, como El Mundo y Libertad Digital, no así el ABC). Luego, he leído el manifiesto que han presentado los nacionalistas de Galeuscat (CiU, BNGa y PNV) con motivo del septuagésimo quinto aniversario del Pacto de Compostela y del nacimiento de aquel engendro que se llama Galeuzka; un manifiesto en defensa de las lenguas cooficiales. Aún no he leído comentarios a favor o en contra porque acaba de salir.

Y de tanta lectura no he sacado gran cosa en limpio. Por eso decía que lo de las lenguas es cosa harto pasional. Los dos manifiestos están redactados no con la razón sino con los sentimientos y los dos son imprecisos y ambiguos en sus antecedentes de hecho. Los del manifiesto procastellano dicen que el español está perseguido en estas Comunidades y que no se garantiza la enseñanza en él a pesar de ser lengua de conocimiento obligatorio para la población. No sé y no estoy seguro porque la acusación no se sustancia en pruebas empíricas algunas. Conozco a bastantes de los firmantes; algunos firmarían lo que les echaran en contra de las autonomías, pero otros son personas comedidas, moderadas y de buen juicio. En cuanto a los apoyos del manifiesto en la extrema derecha, su presentador, señor Savater, hace ver que si el único argumento que cabe presentar es que la derecha no consiga lo que pretende, el margen de la izquierda será exiguo. Es posible pero, guste o no, lo cierto es que el cerrado apoyo de la extrema derecha al manifiesto es un problema real para los firmantes más moderados.

Y algo parecido sucede con el contramanifiesto de los nacionalistas: que está movido por la indignación y la fuerte crítica al manifiesto anterior, haciendo una clasificación maniquea y también inmoral entre gentes respetuosas con la idea del Estado plurinacional y gentes muy contrarias (quizá por poco educadas) a la idea de las lenguas propias, autóctonas de las regiones. Se habla en él de que el castellano goza de inmejorable salud en cada una de las comunidades históricas y de que la lengua verdaderamente amenazada es la propia de cada Comunidad. Se habla pero tampoco se demuestra nada.

Ambos textos versan sobre asuntos en los que la objetividad no impera, asuntos sobre si la "otra" lengua está preterida, humillada y hasta perseguida, asuntos de negra honrilla. Ambos hablan de derechos y se quejan de que algunos de estos no se respetan. Sobre todo el manifiesto en defensa del castellano y se queja de que los castellanohablantes no pueden ejercer el derecho (y cumplir con la obligación) de conocer esa lengua común. Es posible, pero me temo que el lugar para proteger los derechos y garantizar su ejercicio no es un manifiesto (con todo y ser muy importantes esta formas de evidenciar actitudes políticas) sino los tribunales de justicia. Y si bien se ve mucho manifiesto se ven pocas demandas judiciales.

Se me dirá que no soy imparcial pues cargo más contra el manfiesto español y es verdad. Es posible que los nacionalismos periféricos sean opresivos y tiránicos, pero la opresión y tiranía reales que yo he tenido que sufrir han sido procedentes del nacionalismo español más vetusto y omnipotente, que no omnisciente.

dissabte, 26 de juliol del 2008

Vaya si se calló

Días antes de la llegada del señor Chávez a España anduvo éste vacilando por doquier sobre si vería o no vería al Rey del por qué no te callas y, en caso de verlo, sobre cómo le demostraría que él no se calla. Pura baladronada para calentar el ambiente. El señor Chávez llegó a España, fue obediente a entrevistarse con el Borbón en Mallorca y dejó dicha la pavada esa de "¿Por qué no nos vamos a la playa?" que ha recogido toda la prensa. Vaya, vaya, aquí no hay playa. Es decir, en resumen, el mandatario bolivariano venezolano se ha callado como buen plebeyo ante el Monarca que se ha limitado a hacer una de sus gracias y a regalarle una camiseta pero ni un amago de petición de disculpas como el señor Chavez exigía gritos meses atrás para lavar el baldón sobre la dignidad latinamericana del orgulloso criollo.

Con el "¿Por qué no te callas?" el mundo descubrió que Latinoamérica es juancarlista. En principio no armar bronca ha estado bien porque no hay que exacerbar los rifirrafes que luego la cosa no tiene arreglo, pero conviene no ser demasiado bocazas o bocón, como le dicen por allá. Y, después de callarse frente al Rey, el mandatario vino a Madrid, feliz de no encontrar la barrera lingüística que lo acosaba en los otros países europeos que visitó y aquí ya se le calentó la boca y empezó a prometer petróleo hasta el fin de los tiempos, como un profeta testamentario que prometiera maná al pueblo hambriento o sediento en este caso. Vamos, como diría un castizo, que el señor Chávez ha hecho realidad eso de "calla y paga".

Comentando la actualidad, el señor Rajoy ha hecho ver con intención despectiva y crítica hacia el gobierno que mientras el señor Obama visita Francia, Alemania y el Reino Unido, España ha de contentarse con el señor Chávez. Pues sí, es verdad, aunque, al fin y al cabo, el señor Chávez es más "nuestro", habla nuestra lengua y la ausencia del señor Obama muestra un punto de hipocresía en su discurso y él es el más perjudicado por no atreverse a venir al único país que retiró las tropas del Irak, es decir, el único que hizo lo que él dice que quiere hacer. Dice. O sea, que también él se ha callado aunque en otro contexto.

(La imagen es una foto de Quapan, bajo licencia de Creative Commons).

Cartas nigerianas.

El género epistolar es muy importante en la cultura occidental y en todas las provincias del humano quehacer. Forma de cartas toma buena parte de la doctrina cristiana a través de las epístolas de los apóstoles, especialmente de Pedro y Pablo. Por carta se conoce la elaboración paulina del carácter universal de la Iglesia y su unidad en Cristo, en la Carta a los efesios o la teoría de San Pablo sobre la salvación del hombre en la Carta a los gálatas; por no mencionar muchos otros aspectos de la moral y la dogmática cristianas.

Las cartas han acogido la elaboración de escuelas filosóficas, como el estoicismo en las Cartas a Lucilio, de Séneca, que es como un tratado del buen vivir, y también la formulación misma de la filosofía en sus distintos avatares, cuando encarna en la humana peripecia, a veces de forma descarnada, como en las Cartas de Abelardo y Eloísa en la que el intercambio entre los amantes cruelmente separados alcanza los acentos sublimes de la trascendencia.

El siglo XVIII, con su nueva sensibilidad, descubrió el valor del género epistolar para la literatura, de forma que algunas de las más famosas novelas de la época tienen forma de intercambio de cartas, como Las relaciones peligrosas, de Choderlos de Laclos, que presenta un mundo de refinamiento y depravación, de lucha entre la exquisita amoralidad y la sencilla virtud o bien Julie o la nueva Eloísa de Rousseau en la que se describe con la mayor delicadeza el largo itinerario de un amor imposible en medio de las convenciones del mundo y muy en la estela de la obra de Pedro Abelardo. Este estilo epistolar llegó a ser característico de la literatura de la época y en especial de Romanticismo.

También por entonces toma forma epistolar el afán de la ilustración por fundamentar los valores racionales de validez universal a base de comparaciones interculturales cargadas de intención, como en las Cartas persas, de Montesquieu, que tendría un eco aquende los Pirineos en una obra epistolar que, consecuentemente con la situación de subordinación cultural que España empieza a tener frente Francia, reduce el alcance cartográfico pero mantiene el empeño ilustrado en las Cartas marruecas, de José Cadalso. Y, como si se tratara de una extraña esquizofrenia nacional, allí donde el país tiene unas cartas "del sur" por así decirlo en la obra de Cadalso, tendrá un siglo después unas cartas "del norte" con las Cartas finlandesas, de Ganivet si bien la actitud de los dos autores frente al objeto de su relato es opuesta. Anterior a la Ilustración, pero completamente acorde con su espíritu, es también uno de los aspectos más característicos de la cultura occidental y de los que, al menos a mi modesto entender, más orgullosos podemos sentirnos, que es la afirmación del principio de tolerancia, cuya formulación clásica se encuentra en la serie de cartas sobre el tema que John Locke, padre del liberalismo contemporáneo, dio a luz con el título genérico de Carta sobre la tolerancia. Digo del liberalismo, no del neofascismo que actualmente trata de disfrazarse de liberal en los discursos de la derecha europea y especialmente española. La neofascista señora Aguirre y sus mariachis tienen tanto de liberales como yo de jugador de polo.

El género epistolar está presente en muchos ámbitos de la producción intelectual de los siglos XIX y XX, desde la literatura descriptiva, casi paisajística del realismo de Cartas desde mi molino, de Alphonse Daudet, hasta ese magnífico y profundo discurrir sobre la creación y la poesía que son las Cartas a un joven poeta, de Rainer Maria Rilke, un manojo de breves epístolas en el que se refleja la mirada lírica.

Viene lo anterior a propósito de que, gracias a las nuevas tecnologías, el género epistolar muestra asimismo su valor para la comisión de delitos. Ayer al parecer la policía detuvo a un grupo de nigerianos en Roquetas de Mar dedicados al ciberdelito que se conoce con el nombre de Cartas nigerianas, una estafa que se basa en enviar cientos de miles, millones de cartas en inglés a otros tantos destinatarios en todo el mundo diciéndoles que les ha correspondido un premio en la lotería de Nigeria y que si quieren cobrarlo tienen que adelantar diferentes cantidades en tales y tales números de cuentas de bancos.

A la vista del tosco procedimiento, variante del toco mocho uno se pregunta si alguien es tan estupido para caer en la trampa y, en efecto, siempre hay quien resulta estafado por la misma razón por la que siempre acaban haciéndole el toco mocho a alguien. Porque el problema no es cuán inteligente o estúpida es la persona estafada que en este caso habría pocas esperanzas pues casi todo el mundo es muy inteligente cuando se trata de su dinero. El problema es en qué medida la avaricia, la codicia, dos pasiones muy generalizadas, ciegan lo suficiente a alguien para no dejarle ver lo evidente de la estafa. Y ese alguien es el estafado.

Estafa llamada Cartas nigerianas que tienen alguna variante algo más ingeniosa, como la del abogado nigeriano que sabe del fallecimiento de un cliente millonario y sin herederos que ha dejado una fortuna en un banco de Nigeria y que invita al destinatario a hacerse con la mitd de ella mediante el pago de alguna cantidad previa para los trámites.

Lo dicho, el género epistolar es esencial en la cultura occidental; hasta sirve para delinquir.

(La imagen es un óleo sobre tabla de Hyeronimus Bosch, titulada El charlatán (h. 1475-1480) que se encuentra en el Musée Municipal, en Saint-Germain-en-Laye.)

divendres, 25 de juliol del 2008

El Gobierno financia a la mafia del ladrillo.

Al final resultó que había crisis como sabía y señalaba todo el mundo y el Gobierno se obstinaba en negar con la misma verosimilitud con que el del PP lo hizo en su día a propósito del Irak. Es obligado repetir aquí la celebérrima sentencia del presidente Abe Lincoln: se puede engañar a toda la gente parte del tiempo y a parte de la gente todo el tiempo; pero no se puede engañar a toda la gente todo el tiempo." Eso fue lo que intentó hacer el gobierno del PP en marzo de 2004 y lo que lleva meses intentando hacer éste al afirmar que no hay crisis económica contra toda evidencia y sentido común. Y mira que debe de haber pocas cosas más irritantes que unos gobernantes tratando de hacer creer a la gente que las cosas no son como son.

Por fin, la enésima oleada de malos datos económicos, con el paro en un 10,4%, la inflación acercándose al 5%, el déficit del Estado en el 0,5%, el euríbor en un 5,3%, ha obligado al Presidente y sus Ministros más recalcitrantes a reconocer lo obvio, esto es, que hay una crisis y que no se puede seguir engañando todo el tiempo a todo el mundo. Lo que ya no se recuperará será la confianza. La confianza es como el vidrio: una vez rota, se va para siempre. A mí, el señor Rodríguez Zapatero y sus amigos pueden contarme ya lo que quieran que no los creeré, tras verlos mes tras mes tratando de engañarme de forma tan estúpida como el señor Aznar con sus armas de destrucción masiva.

Pero es que hay más y más grueso aun. Con la crisis encima y aunque tanto el señor Rodríguez Zapatero como el señor Solbes o la señora De la Vega (ninguno de los cuales tiene crédito) han afirmado que el Gobierno cumplirá sus compromisos sociales, está claro que eso va a ser muy difícil cuando no imposible. Ya ha empezado a vacilar la ministra de Educación, señora Cabrera, admitiendo que no hay dinero para cumplir la Ley de la Dependencia. La Ley de la Dependencia ni la Ley de Violencia de Género, ni las políticas de igualdad ni nada. Todas esas bellas normas de las que tan orgullosos nos sentíamos no se aplican o lo hacen a trancas y barrancas por falta de medios materiales, de juzgados, de instalaciones..., de fondos. Sin embargo, este Gobierno "socialista" ya ha comprometido 300 millones de euros para ayudar a las empresas inmobiliarias a salir de la crisis comprándoles terreno para viviendas de protección oficial.

Estoy tan indignado que no sé si conseguiré acabar el post. Veamos: las empresas que llevan diez años inflando los precios de las viviendas, poniéndolas fuera del alcance de los jóvenes que llevan tres haciendo manifestaciones por su derecho a la vivienda, hipotecando al resto de la población de por vida con pagos mensuales equivalentes al cuarenta, el cincuenta, el sesenta por ciento de sus salarios, vendiendo chamizos de cincuenta metros cuadrados por trescientos mil euros, esas empresas, que comercian con bienes de precio inflado hasta un cuarenta por cien y forrándose a costa de la gente, ahora que la burbuja ha pinchado y hay crisis, acuden al Estado y el Gobierno (el Gobierno "socialista") les regala trescientos millones de euros para que no tengan que bajar los precios y puedan seguir abusando de la gente.

La responsable de esa granujería es la ministra de la vivienda, señora Corredor, que lleva meses tratando de favorecer a la mafia del ladrillo. Detrás de ella, el ministro de Industria, señor Sebastián, el que se presentó a alcalde de Madrid sin tener ni idea del cargo y pensando que la gente es idiota. Y detrás de ellos dos, el presidente, señor Rodríguez Zapatero que, tras mentir sobre la crisis, dice ahora que habrá dinero para políticas sociales pero se lo entrega a los especuladores del ladrillo. Dice la señora Corredor que esos millones no tratan de ayudar a las empresas inmobilirias. Sobre la befa la mofa porque, entonces, ¿qué tratan de hacer?

Y sobre todo, ¿cómo llaman Vds. a un Gobierno socialista que favorece a los especuladores como Martinsa en contra de los intereses de la gente corriente y moliente?

(La imagen es una foto de Martin, bajo licencia de Creative Commons).

Otra guerra de Troya.

Luego dicen que el teatro está muerto. Lo estará pero, si tienes una buena obra, una buena compañía y un buen director, la gente va a verte. Ayer se agotaron las entradas para Troilo y Crésida que ha puesto la compañía inglesa Cheek by jowl en las Naves del Español entre el 17 y el 26 de julio o sea, hasta hoy. Lleno a rebosar, sin un asiento libre en una tarde perdida de julio, al borde de un puente y hablada en inglés con sobretítulos en español. Tiene mérito.

Troilo y Crésida forma parte del repertorio menos visto, el maldito de Shakespeare. No recuerdo que se haya representado alguna vez en un territorio que yo controlara, mientras que sí he visto algunos Hamlets, Macbeths o Romeos y Julietas. No Troilos y Crésidas. Ni uno solo. Y tenía ganas de verla porque la obra trae una terrible mala fama como ambigua, contradictoria, incomprensible, atrevida, etc. Si se tiene en cuenta que la acción se sitúa en el mundo homérico del séptimo año de la guerra de Troya que, como se sabe, duró diez, es perfectamente comprensible porqué el mundo neoclásico, que fue del que arrancó la condena a Shakespeare, consideraba a éste como una especie de bárbaro gótico, dado que su idea de los griegos de los tiempos históricos es más medieval. Y muy original. El clasicismo de Shakespeare es romano. Ni una obra que yo conozca sobre la Grecia clásica porque Timon de Atenas es sobre otro asunto y Pericles es otro Pericles, príncipe de Tiro.

La Grecia de Troilo y Crésida es la Grecia heroica, homérica, casi diríamos, preclásica. Y tiene dos argumentos entrelazados como troncos de vides: la propia guerra de Troya en su séptimo año y la historia de amor/desamor entre Troilo y Crésida. Son dos argumentos que discurren entreverados pero son independientes. Es el caso que la historia está sacada de Chaucer quien probablemente la tomara de Bocaccio y éste de algún autor contemporáneo porque en la Iliada no está. Hay una mención a un Troilo, uno de los hijos de Príamo, muerto antes del comienzo de la guerra; y nada más. La historia de Crésida, epítome de la volubilidad femenina, causa de la matanza entre los hombres, pertenece al mundo medieval

La cuestión es, ¿por qué no se limita Shakespeare a contar la historia de los dos amantes y tiene que meter la de la guerra en general, modelada según los estrictos patrones descriptivos homéricos? Quiero decir: salen todos los personajes de la Iliada y salen como salen en el poema, los griegos Agamemnon, Menelao, Helena, Aquiles, Ayax, Patroclo, Odiseo, Néstor, Diomedes, Calcas, Tersites y los troyanos Príamo, Hécuba, Paris, Héctor, Andrómaca, Casandra, Eneas, Helenus, etc, los astutos, los soberbios, los necios, los prudentes, las posesas. (Aquí, una oportuna digresión: las posesas, las brujas y hechiceras suelen ser mujeres. Interesante el campo troyano que es donde se congregan éstas, botín del vencedor. En el campo aqueo no hay mujeres, salvo aquella por la que se ha organizado todo el pandemonium y que está en el campo troyano. Por eso hay unas Troyanas, pero nadie escribió unas argivas). Se trata de conseguir que Aquiles vuelva al combate, como en Homero; Odiseo monta una de sus estratagemas, siempre como en Homero y, por último, Héctor muere a manos de Aquiles.

La respuesta a aquella pregunta sólo puede ser que Shakespeare quería escribir su Iliada, con los materiales y personajes de Homero, pero con su versión de la historia. Que es su versión se echa de ver en que la guerra dura siete años y en que no es Aquiles quien mata a Héctor sino sus mirmidones. Es Héctor quien tiene a su merced a Aquiles y, con moral caballeresca del ciclo artúrico, le perdona la vida pues ningún caballero mata a un adversario desarmado y en el suelo. Los griegos, sí.

Por si no fuera menuda variante la de dar primacía a Héctor sobre Aquiles, Shakespeare nos trasmite su opinión sobre la guerra de Troya y, por extensión, sobre todas las guerras. La emite Tersites, parecido a un bufón, propio de la época y con licencia para decir verdades ante el Rey. "Todo el conflicto, dice Tersites, es a causa de una puta y un cabrón." Cierto, ciertísimo. Por eso cierra el ciclo el liberto al final animando al aqueo y al troyano de esta guisa: "¡Lucha por tu puta, griego!¡Pelea por tu puta, troyano!"Expresiones que he visto citadas decenas de veces en escritos pacifistas y antibélicos.

Así pues, una Iliada shakespeariana como nadie se había atrevido a hacer. El gótico entra a saco en la majestad serena del mundo clásico. Un neoclásico tenía que encontrar "bárbara" la versión de Shakespeare. Los dioses sólo aparecen invocados de pasada un par de veces, pero no se evidencian ni actúan. Todo lo mueve la pasión desatada y en una réplica de Héctor a Andrómaca que le pide que no vaya a la guerra, el troyano contesta que lo insulta porque un hombre prefiere siempre el honor a la vida. Código caballeresco (bárbaro desde el estilo neoclásico) de preferencia del honor que es superior al código homérico de la fama, la que persigue Aquiles. Por eso tenía que hacer superior a Héctor sobre Aquiles. Bárbaro pero muy eficaz.

El montaje de Donnellan es minimalista (no hay escenario, decorados, bambalinas y otra máquina, sino que todo se reduce a cambiar unos cubos de sitio) ligero, rápido, trepidante y prácticantemente sin música. Esto hace muy soportable, ágil, interesante una complicda historia que dura tres horas y en ningún momento decae el interés. Las tiradas shakespearianas, en las que florecen tropos como en los jardines barrocos, se acompañan de mucha y permanente acción con lo que no cansan ni dejan que la obra se deslice hacia lo declamatorio e impostado, cosas que matan el teatro. Los actores son magníficos y trabajan entregados. Aquiles sobreactúa para mi gusto y Héctor está sublime.

En algún lugar de internet he leído un interesante trabajo de explicando que fue Cernuda quien tradujo al español a Troilo y Crésida y preguntándose qué vio el poeta en la obra troyana. Aparte de lo que pudiera haberlo atraido el carácter explícito de la homosexualidad de Aquiles, la inversión del gradus honoris entre Héctor y Aquiles tiene mucho interés como mundo alternativo.

dijous, 24 de juliol del 2008

Por la senda de la normalidad.

Más de cuatro años han sido precisos para que el partido de la derecha acepte los resultados electorales del catorce de marzo de 2004 y el nueve del mismo mes de 2008 (dos derrotas para él) y substituya su actitud de enfrentamiento radical, de intransigencia, sin concesión alguna, por otra de entendimiento con el Gobierno en los asuntos de Estado y oposición constructiva en los demás. O sea, el abc de los sistemas democráticos, la idea de la leal oposición que presupone un territorio común de acuerdo entre los principales partidos, ganen o pierdan las elecciones, sin el cual la política se hace imposible, sustituida para la confrontación civil sistemática que sólo puede acabar en crisis institucional y quién sabe si algo peor.

De la mano de los señores Acebes y Zaplana y con el beneplácito de un Rajoy dolido por el resultado electoral de marzo de 2004, el PP arrancó la legislatura anterior en la creencia de que podía conseguir la disolución de las Cortes y elecciones anticipadas. Con ese ánimo no escatimó esfuerzos en todos los campos por desestabilizar cuando no paralizar el sistema político, organizó frecuentes manifestaciones con los más diversos motivos, instrumentalizó o trató de instrumentalizar las instituciones en su beneficio, en especial el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Tribunal Constitucional (TC) y jugó a la bronca parlamentaria permanente. Cuando se vio que no habría elecciones anticipadas, el PP llevaba ya mucha velocidad, arrastrado por sus medios de comunicación, El Mundo y la COPE y no alcanzó a frenar antes de estamparse contra las urnas.

El resultado del nueve de marzo de 2008 ha sido un shock para la derecha. El PSOE sigue gobernando en minoría parlamentaria pero el PP ha girado 180º, pasando de la confrontación irreductible a la política de acuerdos. El cambio ha sido bastante traumático y conflictivo. Rajoy acaudilló el giro al centro y el sector más ultramontano del partido se le echó al monte, empezando por la señora Aguirre y terminando con la señora San Gil. La escena de los señores Rodríguez Zapatero y Rajoy sonrientes aprietamanos a las puertas de La Moncloa no ha sentado bien en Libertad Digital donde temen que se imponga ese espíritu de conciliación en La COPE. Para coadyuvar al entendimiento, siempre en su elegante estilo, el señor Aznar sale diciendo que el del señor Zapatero es el único Gobierno radical y sectario que sigue en pie en Europa.¡Dios mío! ¿Qué hará el infeliz de Rajoy pactando con radicales y sectarios? Por cierto, tómese nota de los epítetos: "radical" y "sectario". Radical no en el sentido de profundo, sino de extremista, válgame el Señor. Extremista Rodríguez Zapatero.

Es el caso que, con gran tino por ambas partes, han pactado recomponer la unidad democrática frente a ETA, cosa que jamás debió romper el PP, y renovar el CGPJ y el TC. Enhorabuena a los dos. Es verdad que en su exposición, el señor Rajoy dejó caer la habitual insidia de que el PP apoya al Gobierno porque la política antiterrorista de éste le convence, dejando así abierta la posibilidad de enfrentarse de nuevo si dicha política antiterrorista deja de convencerle, cosa que sucederá seguramente cuando se acerquen elecciones. Pero esto son menudencias. Esencial es la renovación del CGPJ y del TC.

En el resto, en concreto en Economía, no ha habido acuerdo. Y no me extraña: tampoco yo estoy de acuerdo con las políticas enuncidas por el Gobierno para combatir la crisis aunque no quiera decir que haya coincidencia entre los dos rechazos fuera del muy obvio de que no es de recibo aprestar dinero público para ayudar a empresas en dificultades, que es lo que ha hecho la ministra de Vivienda, señora Corredor a instancias del ministro de Industria, señor Sebastián, dos pájaros empeñados en favorecer a los empresarios del ladrillo, los que llevan diez años amasando fortunas a costa de que la gente no pueda acceder a una vivienda. Además de inmoral, desde el punto de vista de la izquierda, la medida es absurda porque carece de impacto verdadero. La señora Corredor, registradora de la propiedad, como el señor Rajoy, ya recomendaba hace poco a la gente que comprara viviendas porque era un "buen momento" para ello cuando la realidad era la contraria: había y hay que seguir sin comprar hasta que los vendedores bajen unos precios que, según dictámenes de diversos organismos, están sobrevalorados hasta un cuarenta por cien. La señora ministra de las inmobiliarias interviene precisamente para que eso no se dé, esto es, el descenso de los precios, al que ella llama "ajuste". Nadie que no sea empresario del ladrillo o esté al servicio de uno de ellos puede pensar que sea oportuno o conveniente comprar antes de que las empresas que quieren vender hayan bajado el precio Ese misma ministra asigna trescientos millones de euros de dineros públicos a comprar terrenos a las inmobiliarias; trescientos millones para salvar empresas privadas en dificultades que podrían ir a financiar la Ley de Dependencia, que no se aplica por falta de medios materiales.

Insisto, además de inmoral la medida me parece estúpida pues aunque a la señora Corredor trescientos millones de euros le parezcan mucho y sin duda lo sea, no es nada tratándose de empresas cuyas deudas se mueven en miles de millones. Bueno, sí sirve: sirve para que se vea que, diga lo que diga el señor Rodríguez Zapatero, las medidas siempre "chocan contra los mismos". Con él como con los demás.

Y lo más irritante de todo es con qué astucia presenta el Gobierno una medida de descarnado apoyo a los empresarios del ladrillo al tiempo que se invoca el gasto social. Trescientos millones de euros para acudir en socorro de las inmobiliarias no es gasto social; es lo contrario.

(La imagen es una foto de Visentico/Sento, bajo licencia de Creative Commons).