divendres, 5 d’abril del 2019

Camelot queda lejos

¿Seguro que la CUP "hace visible la debilidad de Torra"? ¿No la de la propia CUP? Aplicando normas y reglamentos, Torra no tiene por qué hacer caso a la moción aprobada ayer. Y no lo hará. Y hará bien. Así que, de debilidad, nada. Al contrario.

Todos hacen cálculos mirando los números. La moción, ganada por mayoría relativa al gobierno, no obliga a este. Solo lo obligaría una moción de censura. Sin duda, los unionistas la presentarían si tuvieran los 68 votos de la mayoría absoluta. Los tendrían si los 4 cupaires votaran a favor. Para conseguirlo estoy seguro de que los unionistas serían capaces de ofrecer la presidencia a la CUP. ¿Por qué no vota esta una posible moción de censura ganadora segura con sus votos? Eso sí que probaría la fortaleza de la organización antisistema y la debilidad verdadera de Torra, sin necesidad de fiarlo a final de año que, según van las cosas, es fiarlo ad calendas. Así que, dada la disponibilidad y falta de escrúpulos de los unionistas, la disponibilidad de los números y la convicción de la CUP de que la legislatura catalana está agotada y hay que ir a elecciones, ¿por qué no vota a favor de la moción de censura?

Aunque parezca mentira, por razones políticas y hasta morales que, sin embargo, no parecen haber entendido del todo. Recuérdense las primeras elecciones después de la muerte de Franco, en 1977. El PSOE estaba dispuesto a participar aunque el PCE no pudiera por seguir prohibido. Por fin el PCE fue legalizado y pudo participar, si bien a su vez se olvidó de que otras organizaciones a su izquierda no pudieron hacerlo por seguir prohibidas. 

En política no rige la regla caballeresca de que ningún caballero justará con otro con algún hándicap.  En las elecciones pasadas del 21 de diciembre de 2017, los partidos concurrieron sin objetar a la situación de inferioridad en que se encontraban las fuerzas independentistas, que tenían candidatos/as en prisión y en el exilio y por tanto mermadas sus posibilidades.

La votación del jueves sobre la moción unionista es un ejemplo manifiesto de la villanía de atacar a un contrincante que está impedido de emplear todas sus fuerzas por la razón que sea y más si es por causa de injusticia.  

Al aceptar la votación, incluso con la abstención, la CUP ha legitimado el secuestro de los 4 votos de JxC por el juez Llarena, que se erige en árbitro del Parlament. Que este proceder desleal sea propio del bloque unionista no extrañará a nadie. Que sea también el adoptado por un sector del independentismo es lo que resulta más inverosímil. 

¿O no? Porque si es que no, ya está tardando la CUP en votar la moción de censura españolista contra un gobierno que, según dice, no tiene voluntad independentista, ni republicana, ni hace nada para romper definitivamente el autonomismo. Cuanto antes se acabe con esta patochada, mejor. Pero, como no se atreve a hacerlo, prefiere alargar la situación, sometiendo a ataque sistemático a un gobierno disminuido por la injerencia judicial y no dejándolo gobernar tampoco. 

Y eso no es legitimar el autonomismo, ¡qué va!.  

Demà a Celrà

Per parlar del Consell de la República. 

Sembla que es necessita una mica de pedagogia sobre aquesta eina. Com que és una institució nascuda a l'estranger, pateix d'una certa indefinició i un escàs coneixement interior. Resta per explicar quinas funcions té el Consell i quin rol exacte li correspon a l'estructura  republicana. Per això cal fer treball d'informació. Al menys és como ho interpretat el sentit de la xerrada de demà a Celrà, a les 18:30 al Ateneu de Celrà.

Estic segur que Ribot i Comin aclariran tots els dubtes sobre el functionament pràctic del Consell. Tot dos son veritables fenòmens de l'organizatció, el sentir pràctic y l'eficàçia. Aquesta seguretat em tranquil.litza. No més em resta per saber si seré capaç de exposar un quadre ideològic, político de la importancia del Consell de la República en l'univers independentista.

Ens veiem a Celrà.


dijous, 4 d’abril del 2019

Un juicio editado

Aquí mi artículo de ayer en elMón.cat, titulado Les paraules i les coses. Un intento de explicar la manía del unionismo español de emprender batallas por palabras con ignorancia de los hechos. La pelea sobre lo que se puede y no se puede decir. Y prohibir, siempre prohibir. Los más viejos del lugar recordarán que, durante la última dictadura había una ley no escrita que prohibía hablar de la "muerte de Franco"; si era necesario había de decirse "el hecho biológico". Lo mismo con los presos políticos.

Poco imaginaba yo que ayer mismo, este insólito proceso nos depararía momentos gloriosos de comprobación de lo que se decía. El jefe de información de la policía española, ahora como testigo, colocó ayer una verdadera novela en la sala. Empezó ocultando haber sido condenado por gatillo fácil en 1988 y luego ya siguió a tumba abierta inventándose hechos con precisión matemática (cinco actos de violencia habría cometido el ciudadano que perdió un ojo por una pelota policiaca) y depositándolos en informes imaginarios que no llegaron a sus destinos o quizá lleguen ahora. Con estos testigos nunca se sabe. Igual son testigos y hablan de lo que pasó que son  profetas y hablan de lo que pasará.

No sería por falta de ayuda de Marchena que ya ha decidido poner toda la hermenéutica jurídica al servicio de la acusación. Su doctrina en passant en la sala sobre si esta tendría o no en cuenta y cómo unos vídeos editados preanuncia el criterio general de la causa. Unos vídeos editados, dice el presidente no son rechazables sin más. Todo depende de quién los haya editado y para qué. Todo cambio posterior en una imagen instantánea que es prueba de un hecho solo puede querer cambiar el hecho y, por tanto, anula su valor como prueba. Curioso que solo se plantee el asunto de la edición (en román paladino, manipulación) de vídeos cuando aparecen los de la policía. Esto no se ha planteado con los demás vídeos de particulares, periodistas, etc. Simplemente, la sala se ha negado a visionarlos. Los verá más tarde, todos seguidos, en sesión continua. Los editados, en cambio, se verán con mayor detalle para averiguar si la edición es o no aceptable.

Así que, con estos criterios, nadie razonablemente puede esperar justicia de semejante adefesio.

Las palabras y las cosas

Si las acusaciones en el juicio/farsa del 1-O han mostrado un nivel en todo análogo al de los testigos de las fuerzas armadas, la Junta Electoral Central todavía desciende un grado más. Al nivel de un patio de escuela de primaria o una corrala de zarzuela. Tras emprender una cruzada contra el color amarillo, la toma ahora con el léxico de los noticiarios y prohíbe el uso de ciertas expresiones invocando la necesidad de garantizar la neutralidad de los espacios públicos. Con ello, lo único que hace es perpetrar la ilegalidad que dice combatir.

La expresión tajantemente prohibida es "presos políticos". Aunque nadie esté muy seguro de qué sea un preso político, la JEC sí sabe que los presos independentistas catalanes no lo son. Son presos que supuestamente han cometido un delito de derecho común. Llamarlos "presos políticos" equivale a justificarlos y muestra cierta complicidad con presuntos delincuentes y de ahí que se prohíba.

Pero no es así. De aceptarse la prohibición de emplear "presos políticos", hay que examinar las dos opciones de la alternativa. La primera, referirse a ellos como "los presos" es absurda porque, al referirse a todos los presos (miles), la única manera de señalar el sujeto es atendiendo a su condición de políticos. Por tanto, siempre que se dijera "presos" se estaría diciendo "presos políticos" y recordando que son aquellos presos precisamente por luchar contra prohibiciones tan injustas como esta. Es algo tan absurdo que solo podía ocurírsele a los de la JEC.

La segunda, "políticos presos" es moralmente inmunda, pues viene a poner a un mismo nivel a Zaplana o Rodrigo Rato y a Oriol Junqueras o Jordi Cuixart y eso clama al cielo, ese en el que dicen creer los canallas qque igualan a los justos con los injustos.

Las dos opciones son inadecuadas (una por absurda y otra por inmoral) para designar una circunstancia política en unas elecciones políticas. En definitiva, prohibir el empleo de la expresión "presos políticos" no solamente no garantiza la neutralidad de los espacios públicos, en este caso audiovisuales, sino que la destruye a favor de una opción unionista tan de partido como la independentista pero mucho más injusta pues se basa en el abuso de poder.

Una superstición típica de los círculos santeros, muy extendidos por todas partes, es que los males desaparecen si no se los nombra. Si se prohíbe hablar de presos políticos desaparecerán los presos políticos, al menos del discurso. Y nada más falso. Aquello que es preciso nombrar pero está prohibido hacerlo recibe muchos otros nombres. Es como Dios que, por no tener nombre, los tiene todos Y todos señalan la misma cosa: unos hombres y mujeres privados arbitrariamente de libertad por sus convicciones políticas. Más que presos y presas políticas son presas y presos de conciencia.

El episodio de la denuncia del PP del hashtag #FAQsPrisisPolíticsTV3' lleva ya esta persecución más allá de los límites del absurdo. Denunciar la expresión prisis pilítics bajo el argumento de que es una variante incluida en la primera prohibición, abre la puerta a que la próxima noticia sobre el indecible"presos politicos" hable de cómo los "caballeros templarios" acudieron a declarar o como "plutonio 239" se quejó de que le habían intervenido el correo. La performatividad del lenguaje depende de contextos a veces muy complicados e incomprensibles para los censores al servicio del fascismo español.

Nada de esto será admisible para el ojo y oído la JEC. Quedarán prohibidas todas las metáforas. Lo que equivale a prohibir el lenguaje, a no ser que se llame a las cosas como la JEC quiere que se las llame. Es decir, a no ser que se acepte la obligación de decir políticos presos a los presos políticos. Con lo que queda claro que la prohibición lleva también una imposición dictatorial partidista y nada neutral a fuerza de unionista.

En el fondo, lo que los miembros de la JEC querrían hacer de buen grado, por razón de ideología y talante, no es garantizar la neutralidad del espacio público en periodo electoral, sino suprimir las elecciones.
Sobre todo, en la colonia.


dimecres, 3 d’abril del 2019

La República literaria

El MHP Torra es un literato. Es un político accidental y un literato vocacional. Por eso su política, tan sobresaltada, tiene siempre visos literarios.

Situación en que se encuentra: posible moción el jueves para pedir una cuestión de confianza o una reprobación. La primera es imposible ya que plantearla es prerrogativa del gobierno y no se le puede imponer. La oposición lo hace porque no puede presentar una moción de censura. Esta requiere mayoría absoluta (68) que solo se conseguiría en el caso de que, junto a C's, PP, PSC votaran los comunes y la CUP. De los comunes tengo mis dudas y, con ellos se llegaría a 64/65 diputados. Faltarían los 4 de la CUP y de estos no tengo dudas; más que nada porque la moción de censura requiere propuesta de presidente alternativo. O sea, se presenta la moción pidiendo cuestión de confianza porque no puede imponerse una moción de censura. Viejo truco y muy visto.

Pero la moción también amenaza con la reprobación, cosa por lo demás inane aunque aparentona. Rajoy llegó a gobernar con media docena de ministros reprobados y algunos dos o tres veces. Reprobado, el govern seguirá gobernando como lo hace sin presupuestos. Es de suponer que una mayoría relativa puede apoyar la reprobación para instigar a un govern ofendido a convocar elecciones. Quizá esta mayoría podría llegar a ser absoluta, pues, además de los votos de los comunes, no serían improbables los de la CUP que también afirma que la legislatura está agotada y convienen elecciones. Tampoco serviría de nada, pero dejaría la difícil decisión en sus manos como, por lo demás, también lo está la de votar a favor de la moción de censura. De la CUP depende la estabilidad del gobierno catalán.

Al retar a la oposición, a toda la oposición, CUP incluida, a presentar una moción de censura Torra crea una situación típica de decisión salomónica, dibujada en El círculo de tiza caucasiano. La CUP habrá de decidir quién tiene mejor derecho a sus votos y, por tanto, se llevará el niño/gobierno, si los unionistas o los independentistas y habrá de hacerlo con la sabiduría de Salomón antaño y de Grusha hogaño.


A su vez, este presidente Torra es contra el que se ha querellado la fiscalía española. La querella, ya admitida a trámite por el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, es por desobediencia reiterada a los mandatos de la Junta Electoral Central. El presidente se ha dado por enterado y se reafirma en su defensa de la libertad de expresión "hasta las últimas consecuencias". Tratándose de España, esas "últimas consecuencias" solo pueden ser la inhabilitación, si no la cárcel. En esto Torra sigue otros ilustres pasos, los del filósofo y novelista Henry David Thoreau, el que dio nombre a la desobediencia civil. El autor de Walden fue a la cárcel por no pagar la parte de sus impuestos que, según sus cálculos, iría a parar a la inicua guerra de su país contra México, más o menos, un dólar. Torra puede seguir sus pasos por un lazo amarillo. Nunca un dólar, nunca un lazo, fueron tan importantes y simbólicos.


El mismo Torra también que, al frente de su gobierno, defenderá a los nueve ciudadanos a los que la fiscalía quiere empapelar por haber mostrado un "ánimo rebelde", tras haber sido apaleados. El modelo literario y legendario aquí es un guiño a la experiencia suiza de Torra, Guillermo Tell, castigado por no haberse inclinado ante el gorro del gobernador o por no retirar un lazo amarillo a su paso.

Es incomprensible cómo no se ve que la solución a la insurrección democrática y pacífica catalana no es, no será jamás, la represión.

dimarts, 2 d’abril del 2019

La normalidad del campo de Agramante

El PSOE había venido a restaurar la normalidad, al decir de Pedro Sánchez, gracias a sus propuestas "políticas" para resolver el contencioso España-Catalunya. Era una normalidad algo rara, pues convivía con presos y exiliadas políticas y con una situación de excepcionalidad latente con un 155 de Damocles.

Hay normalidad, pero el gobierno reitera su disposición a emplear el 155 en cuanto la Generalitat le dé motivo. Y será fácil porque a lo que la Generalitat quiere, autodeterminación, referéndum, independencia, el gobierno responde negando tan rotundamente como Pedro negó a Cristo: no, no y no. 

Normalidad en la que las instituciones públicas del país se encuentran en una situación de guerra de todos contra todos con pataletas, recursos, querellas, denuncias. El gobierno contra la Generalitat a la que, además, le tiene intervenida la cartera por razones políticas. El rey contra Catalunya. Catalunya contra el rey. La Generalitat contra el gobierno en todas las decisiones que reducen sus competencias. El Tribunal Constitucional también empuja contra el Parlament. El Tribunal Supremo va contra todos de oficio. Los fiscales quieren seguir empurando gente. La gente se defiende y denuncia a las fuerzas de seguridad. Los partidos se querellan unos con otros. La Junta Electoral Central acogota los medios públicos catalanes. Es la querulancia universal. 

La normalidad del campo de Agramante, en donde reina la Discordia. Y ningún país puede funcionar así, ni siquiera el Reino Unido en el caos del Brexit. Las instituciones, los poderes del Estado no están para  enzarzarse continuamente entre ellos. No hay presupuestos, no hay estabilidad de gobierno, el horizonte electoral escama, el independentismo no ceja en su reivindicación y los aparatos estatales tampoco en su represión.

El último intento de la fiscalía es el último disparate que prueba el carácter puramente político de esta batahola judicial del proceso al independentismo. Pedir el procesamiento de  nueve votantes del 1-O, identificados por haber sido apaleados, suponiendo en ellos "intenciones rebeldes", equivale a abrir la puerta al procesamiento de los más de dos millones de votantes, incluidos los que votaron "no". Para calibrar este dislate ayuda saber quién es el fiscal que encabeza la denuncia, otro guerrero del antifaz de las redes, estilo Daniel Baena. Otro personaje que destila parcialidad y un odio tan ciego a los posibles justiciables que, en un acto de proyección delirante, los llama "franquistas". Es la locura de Orlando convertida en furia fiscal frente a la autodeterminación sarracena.

Avui a Sarrià

Fa mes i mig que el judici/farsa de l'1-O monopolitza l'atenció a Catalunya on l'abundància d'informació i opinions és tal que mareja. Per contra, a Espanya no hi ha informació sobre aquest espectacle, i la que hi ha està tan manipulada i és tan falsa que sembla un altre judici d'un altre país.

Doncs, molt bona iniciativa ajuntar tres persones interessades en els esdeveniments, de judici moderat però realista i crític (sobre tot la Magda y el Salvador porque "poor Palinuro" és un cas perdut), per tenir una idea més ajustada del delicte judicial que està perpetrant-se en la Cort de Borbonia.

Ens veiem demà al teatre de Sarrià a 19:00. 

dilluns, 1 d’abril del 2019

Demà a Sant Gervasi i Sarrià

Fa mes i mig que el judici/farsa de l'1-O monopolitza l'atenció a Catalunya on l'abundància d'informació i opinions és tal que mareja. Per contra, a Espanya no hi ha informació sobre aquest espectacle, i la que hi ha està tan manipulada i és tan falsa que sembla un altre judici d'un altre país.

Doncs, molt bona iniciativa ajuntar tres persones interessades en els esdeveniments, de judici moderat però realista i crític (sobre tot la Magda y el Salvador porque "poor Palinuro" és un cas perdut), per tenir una idea més ajustada del delicte judicial que està perpetrant-se en la Cort de Borbonia.

Ens veiem demà al teatre de Sarrià a 19:00. 

Dialoguemos: no, no y no

El título del post carece de sentido, ¿verdad? Pues es justamente el sinsentido que por enésima vez ha enunciado el presidente Sánchez, no solo inasequible al desaliento, sino a la mera razón. Afirma rotundo (con esa rotundidad de campaña electoral) que no habrá independencia, ni nada parecido y, acto seguido, acusa a los indepes de no querer dialogar. Un sinsentido total y una mentira como un castillo de los Cárpatos. Los indepes se pasan la vida intentando dialogar, no se han levantado nunca de la mesa (por lo demás imaginaria) del diálogo y hacen propuestas tras propuestas de solución pacífica y democrática del conflicto. Todo eso es obvio, patente. Si Sánchez lo ignora no es involuntariamente. Es, en realidad, que, como a todo el unionismo español, le parece perder el tiempo atender a razones con los catalanes, sobre todo con los independentistas. Con los independentistas no se razona. Se les dan las órdenes oportunas, aunque se basen en puras falsedades. ¿Quiénes son los catalanes para discutir las decisiones de la metrópoli?

Y aquí entra la cuestión de la perspectiva colonial. Por colonia pueden entenderse muchas cosas. Una de ellas una entidad política y administrativa que no se autogobierna, pues las decisiones esenciales de su existencia se toman en otra parte y con arreglo a otros intereses; en la metrópoli.

Tómese la declamación de Iceta del triple "no" a la independencia, al referéndum y a la autodeterminación. Caray, casi parece el cuarto jinete del Apocalipsis. La pregunta, sin embargo es: ¿cómo qué, en calidad de qué, habla Iceta? ¿De político catalán? Su partido es parlamentariamente irrelevante en Catalunya y no está en condiciones de cumplir tan decididos propósitos. ¿Por qué los formula? Porque habla en nombre del poder de la metrópoli. Es el delegado catalán del partido del gobierno, un aspirante al cargo de lo que popularmente se conoce como "virrey" o un cipayo sin más para el independentismo radical. Una típica figura en una relación colonial. 

En esto del carácter colonial de la relación España-Catalunya hay aportaciones muy interesantes del adalidad de esta interpretación, Ramon Grosfoguel, que nos ahorran extendernos porque las suscribimos. Hay algunos factores que suelen aducirse para cuestionar la interpretación colonial, en especial, la llamada "historia común" de las dos naciones y lo que puede llamarse "inversión colonial catalana". 

La llamada "historia común" es una falacia pues se trata de la historia de Castilla y sus posesiones. El permanente estado de rebeldía de alguna, como Catalunya, la convierte en objeto de la historia de "España", pero no sujeto, salvo en algunas contadas ocasiones de crisis. No lo bastante para construir una identidad compartida con una "historia común".

La "inversión colonial catalana" (expresión de mi cosecha) trata de describir una paradoja. La experiencia muestra que, salvo casos aislados, la relación entre la metrópoli y la colonia es de explotación de la segunda por la primera, más rica y adelantada en todos los aspectos.  En el caso España-Catalunya es al revés. No se trata de que la colonia explote a la metrópoli en el sentido imperial tradicional, pero no cabe olvidar que Catalunya absorbe numerosos recursos del resto del Estado, materias primas, productos semielaborados, mano de obra y lo utiliza luego como mercado, aunque cada vez menos atractivo frente al europeo. En cuanto al mayor adelanto también en todos los órdenes civiles, la cuestión está fuera de duda.

De forma que la relación España-Catalunya es colonial en su balanza de poder, pero la paradoja de la inversión de papeles y el mito de la "historia compartida" funcionan como una nebulosa para ocultarla. Esa nebulosa según la cual no puede haber ni siquiera relaciones de España con Catalunya dado que Catalunya es tan parte de España como la mentira del ser humano. Serían relaciones de España consigo misma, siempre agobiada por su razón de ser. Algo a lo que los españoles, gentes solipsistas, tienen una clara tendencia. Los españoles son los seres humanos más humanos de todos, pues viven intensamente el "ensimismamiento" orteguiano. Y, cuando salen de él, prestos a la acción, encuentran una realidad que no comprenden: la colonia quiere dejar de serlo. Y es entonces cuando, siguiendo su inveterada costumbre de hablar alto, que León Felipe había detectado, los españoles empiezan a dar voces. Según el poeta, la primera vez fue "¡Tierra! ¡Tierra!"; la segunda "¡Justicia! ¡Justicia!"; y la tercera (la suya) "¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo!". 

La cuarta, ahora mismo, "¡Que se van! ¡Que se van!" 

diumenge, 31 de març del 2019

Catalunya, último baluarte antifascista

Como siempre. Como en la batalla del Ebro, en la que la República perdió la guerra. Como en la lucha antifranquista. Por eso los fascistas vuelven al asedio. En unas partes del Estado, como Andalucía, están ya en el Parlamento. En otras, se las prometen felices, según los sondeos.

Y, como siempre, Catalunya resiste. Desembarcan los fasci di combatimenti en Barcelona a modo de escuadras imperiales, a escenificar la reconquista. Cinco mil aguerridos patriotas españoles que no dieron ni para llenar una plaza. Los resultados andaluces son impensables en Catalunya. Y los que se produzcan en su momento en Madrid y otros lugares, probablemente, también. 

Prácticamente toda la política española gira en torno a Catalunya, sin que nadie hasta ahora haya hecho una observación elemental: si eso es así, y lo es, si todo el país gira en torno a Catalunya, al conflicto catalán, algo se ha hecho rematadamente mal. Y sigue, cuando sería obligado parar y decretar un periodo de reflexión que explorara las posibilidades de una negociación. La propuesta del Presidente Torra va en esa dirección. 

Pero será inútil. El sistema español del 78 no admite variante alguna en el fondo ni en la forma. Los tres partidos de la derecha rivalizan en catalanofobia. Los de VOX piden la ilegalización de los partidos independentistas; los de C's quieren cerrar todos los medios de comunicación públicos y cargarse la inmersión lingüística; el PP, por boca de su candidata Cayetana Álvarez de Toledo, añora la época en que los antepasados de esta, los Alba, "se comían a los separatistas crudos". Y era verdad. No a los separatistas catalanes, sino a los flamencos. 

El PSOE no está dispuesto a hablar de nada con los independentistas y lleva puesta la canana y enfundado el Colt 155. Los de Podemos siguen en el limbo: piden un referéndum pero se apresuran a decir que votarán que no a la independencia y ni esto es seguro, porque al ser el referéndum necesariamente pactado con el Estado, lo único seguro es que no habrá referéndum. Puro limbo. 

Toda la política española gira en torno a Catalunya con ánimo cerradamente negacionista. Negacionista de cualquier posibilidad de acuerdo. En Catalunya, sin duda, hay una mayoría independentista, diga lo que diga el presidente Sánchez, y más abultada de lo que se cree. Imposible saberlo porque quien lo niega, el mismo presidente Sánchez, prohíbe la realización de un referéndum, única posibilidad de saber de qué se habla. 

Y, sí, una mayoría independentista que probablemente ronde ya el 60%. Por eso niegan los unionistas el referéndum y proceden a una política de represión y sojuzgamiento de Catalunya. Con ello, lo que consiguen es que al 60% de secesionistas se sume el 40% restante de "secesionados" o empujados a la secesión por la tiranía de la metrópoli. 

(En otro momento hablamos del factor colonial).

Avui a Fornells de la selva

Al Centre Social U d'octubre 2017, amb Eulàlia Reguant y Aitor Liendo, per parlar de l'Estat espanyol i la repressió que exerceix sobre les altres nacions no espanyoles del territori. No sembla tasca difícil: l'Estat espanyol es va bastir sobre la conquista, la repressió y la negació dels drets des altres pobles. Espanya i repressió són sinònims. Espanya només sap reprimir fins al punt de reprimir als propis espanyols quan, en un atac de lucidesa, qüestionen el fonament d'una nació que no és altra cosa que la resta d'un imperi fracassat sense la menor consciència nacional.

No se si tindrem temps peró seria cosa d'apuntar alguna raó per la qual l'Estat espanyol no va poder esdevenir nació com altres països del seu entorn. Basicament perque l'idea moderna de nació es una idea de la revolució francesa, mai aceptada per la reacció oligarquica-clerical espanyola de sòlides arrells medievals.  Per aixó, la Constitució que va reconeixerla, la de 1812, va estar en vigor menys de mitja dotzena de anys.

Ens veiem a Fornells.

dissabte, 30 de març del 2019

Demà, Palinuro a Fornells de la selva

Al Centre Social U d'octubre 2017, amb Eulàlia Reguant y Aitor Liendo, per parlar de l'Estat espanyol i la repressió que exerceix sobre les altres nacions no espanyoles del territori. No sembla tasca difícil: l'Estat espanyol es va bastir sobre la conquista, la repressió y la negació dels drets des altres pobles. Espanya i repressió són sinònims. Espanya només sap reprimir fins al punt de reprimir als propis espanyols quan, en un atac de lucidesa, qüestionen el fonament d'una nació que no és altra cosa que la resta d'un imperi fracassat sense la menor consciència nacional.

No se si tindrem temps peró seria cosa d'apuntar alguna raó per la qual l'Estat espanyol no va poder esdevenir nació com altres països del seu entorn. Basicament perque l'idea moderna de nació es una idea de la revolució francesa, mai aceptada per la reacció oligarquica-clerical espanyola de sòlides arrells medievals.  Per aixó, la Constitució que va reconeixerla, la de 1812, va estar en vigor menys de mitja dotzena de anys.

Ens veiem a Fornells.

In angustiis

¡Qué tiempos estos atribulados para la patria! El Nuevo Mundo se alza como némesis póstuma de un imperio basado en la conquista, la rapiña y la destrucción. Por la boca de AMLO habla un pasado de los muertos que pesan sobre la conciencia de los vivos, como decía Marx.


En su maiden voyage ministerial, Borrell se lanzó él solo contra la hidra de la leyenda negra, al igual que un indómito Cyrano de Bergerac hizo frente sin otra ayuda que su espada a cien sicarios. Y ese combate, el de Borrell, lleno de episodios bufos, lo llevó a esto, a enfrentarse con la memoria histórica de hace quinientos años, el origen mismo de esa leyenda negra que, tras el paso de Borrell por el ministerio es hoy leyenda azabache.


¡Tener ahora que defender la obra heroica de Cortés, Pizarro, Balboa, Orellana, Cabeza de Vaca! La sana doctrina de Salamanca, la evangelización, las encomiendas. La lengua, la religión, la Santa Inquisición que hicieron del subcontinente la maravilla que es hoy
.

Con la lengua fuera de tanto esfuerzo defensivo, le llega al bravo guerrero hispano otro reto de más atrás. No de quinientos años, sino de más de mil. Se reclama que el rey de España pida perdón por la reconquista. Esto ya encrespa a las secas tierras del páramo castellano. ¡Pedir perdón por recuperar lo que era nuestro y nos fue arrebatado por las armas! Insultar la memoria de don Pelayo, Fernando el Santo, el Cid, Jaime I. Es agotador luchar por mantener una visión del pasado que no comparte nadie más. Agotador con unas pizcas de ridículo.

Y no acaba ahí la cosa. Apenas desligado de la pez de tiempos pretéritos el maltrecho reino de España, impulsado por una fuerza misteriosa, se estrella contra un futuro que no alcanza ni a vislumbrar. La propuesta del presidente Torra será recibida con las habituales descalificaciones unionistas. Los más caritativos la tildarán de utópica, lo cual no quiere decir casi nada porque, dada la afición española al inmovilismo desde los tiempos más remotos, cualquier propuesta, por pegada a la tierra que sea, sentará plaza de utópica. ¡Qué decir, además, de una  que, en dos renglones, acumula tres imposibles metafísicos: "naciones", en plural; "ibérico", en singular; y "autodeterminación", en polimorfo.

Obviamente, tiene tantas posibilidades de prosperar como de que el bálsamo de Fierabrás cure a alguien de algo. Pero es esencial que se haga, que se vea que hay una actividad propositiva permanente, de iniciativa política continua; que no se nos pueda acusar de falta de interés por encontrar una solución a un problema que no se solucionará mediante la represión.

Y que la otra parte se niega al diálogo y hacer propuesta alguna, en primer lugar porque no la tiene y, en segundo, porque no quiere tenerla.


Avui, a Cornellà

Més de nació. Amb presentació del meu darrer llibre, Discurso a la nación catalana. No n'hi ha prou amb les paraules parlades, que se les emporta el vent. Es volen escrites, reposades, repassades per tenir un terreny en què debatre o reptar-se a duel, com els vells guerrers.

Serà una xerrada en Cornellà, a la sala d'actes del Orfeó Catalònia de Cornellà de Llobregat, carrer de Torras i Bages (el bisbe de La tradició catalana), 62. I com que està organitzat per l'ANC, té un contingut pràctic, derivat d'aquest deliciós ús del gerundi, "treballant", la forma més activa i impersonal imaginable. "Treballant", qui? Obviament tots, como a Fuenteobejuna, font del nacionalisme castellà. 

Parlar de la nació catalana és parlar de República. Si Torras  i Bages pensava que "Catalunya serà cristiana o no serà",  altres creiem que, sense destorbar l'anterior, Catalunya serà republicana o no serà.

Ens veiem a Cornellà.

divendres, 29 de març del 2019

La diplomacia del reino

El palacio de Santa Cruz, sede del ministerio de Asuntos Exteriores, alberga muchas tradiciones y una de ellas, la de cultivar un Esprit de corps, como lo llamaba Lawrence Durrell, insigne novelista y diplomático. Nunca llegaría tan alto como para fabricar un Talleyrand o un Roger Peyrefitte, que sabía más del Vaticano que Lorenzo Valla. Dio para un Juan Valera o, en el lado trágico, un Ángel Ganivet en el siglo XIX y poco más

Pero se obstinó en mantener, al menos, unas formas que, sin llegar a los refinamientos florentinos, todavía se distinguían de las de los jayanes en las tabernas.

Hasta que llegó Borrell. 

El comportamiento del cabeza de la diplomacia española es tan alucinante como aberrante. Y todavía asegura, reafirmándose en su falta de educación, que bastante paciencia tuve. Tradúzcase, por favor: "bastante paciencia tuve que no tiré al entrevistador por la ventana".  Es un prodigio de ecuanimidad y está ganando muchos amigos para la causa de la Españaunagrandelibre. 

Ahora lo envían a tierra de infieles, protestantes y enemigos de España. Gentes que no se dejan decir lo que tienen que preguntar. Pues no sé...

Avui, a Premià de Mar

Avui, a les 19:00, a la biblioteca Martí Rosselló, en Carretera de Vilassar de Dalt, 100, a Premià de Mar, una xerrada sobre un tema que vinc treballant als darreres temps: les diferències entre la nació catalana i l'espanyola. Més aviat, les diferències entre la idea catalana i l'espanyola de nació. La nació és la idea que de si mateixa té una col·lectivitat, convertida en realitat. La majoria dels catalans es considera una nació no espanyola. Una minoria creu en canvi que Catalunya no és una nació o, de ser-ho, és una "nació cultural" part de la nació (cultural i política) espanyola. Impossible conèixer les proporcions reals perquè el govern espanyol es nega a fer un referèndum d'autodeterminació que aclariria els dubtes.

Casi tots el espanyols es consideran una nació, dins la qual els catalans són una part, tant si es volen com si no. La nació catalana rebutja la idea de nació espanyola inclusiva de Catalunya. Però no nega el dret dels espanyols a ser nació. Els espanyols sí negan el dret dels catalans a ser-ho, començant per el seu Tribunal Constitucional.

Hi ha diferències. Es veiem a Premià de Mar.

Demà a Cornellà

Més de nació. Amb presentació del meu darrer llibre, Discurso a la nación catalana. No n'hi ha prou amb les paraules parlades, que se les emporta el vent. Es volen escrites, reposades, repassades per tenir un terreny en què debatre o reptar-se a duel, com els vells guerrers.

Serà una xerrada en Cornellà, a la sala d'actes del Orfeó Catalònia de Cornellà de Llobregat, carrer de Torras i Bages (el bisbe de La tradició catalana), 62. I com que està organitzat per l'ANC, té un contingut pràctic, derivat d'aquest deliciós ús del gerundi, "treballant", la forma més activa i impersonal imaginable. "Treballant", qui? Obviament tots, como a Fuenteobejuna, font del nacionalisme castellà. 

Parlar de la nació catalana és parlar de República. Si Torras  i Bages pensava que "Catalunya serà cristiana o no serà",  altres creiem que, sense destorbar l'anterior, Catalunya serà republicana o no serà.

Ens veiem a Cornellà.

dijous, 28 de març del 2019

¿Qué se juega en las generales?

Aquí mi artículo de elMón.cat de ayer, titulado El embudo, con una visión nueva de tan denostado utensilio.

El independentismo catalán tiene un debate pendiente sobre si participar o no en la política del reino de España, si concurrir o no a las elecciones generales del Estado español. En puridad de los términos, habéndose proclamado la república independiente en Catalunya, aunque sea de forma difícil de precisar, tiene poco sentido actuar como si Catalunya siguiera siendo parte del régimen político español y, en parte, probablemente, por eso la CUP haya decidido abstenerse de presentar candidaturas. La República Catalana ha de marcar distancias frente al país vecino.

Al mismo tiempo, se impone un criterio realista que parte del hecho de que, aunque el independentismo entero se abstenga en las elecciones españolas, las decisiones de los órganos que en ellas se voten afectarán igualmente a Catalunya y, por tanto, es prudente estar representados en donde se toman las decisiones para influir sobre ellas.

Es el criterio mayoritario y a él se atienen JxC, ERC y una escisión electoral de la CUP, Poble Lliure, que concurren a los comicios. Los dos primeros pudieron ir en una lista conjunta y no lo hicieron. El electorado indepe tiene hoy dos opciones y media: la burguesa, la de izquierda y una fracción de origen antisistema (el Front Republicà) que acompaña a las otras dos hasta la autodeterminación y se reserva sus pasos posteriores.

Bien, lo importante es ahora el resultado de esas elecciones para saber qué cantidad concreta de diputados tiene cada una de las dos opciones indepes, así como el añadido de Poble Lliure y qué actitud de conjunto adopta la minoría independentista/soberanista catalana. Eso será decisivo.

Aquí el texto castellano:

El embudo

El embudo, instrumento muy útil en multitud de quehaceres, tiene mala fama en política. Le viene de la expresión "ley del embudo", lo ancho para mí y lo estrecho para ti. Pero es una expresión superficial que ignora el movimiento de todas las cosas. Lo que está en lo ancho tendrá que ingeniárselas para pasar por lo angosto. Pero tiene que pasar, dado que todo el mundo pone el embudo boca arriba.

Eso, lo ancho por lo estrecho, es el embudo de las elecciones. La apacible vida ordinaria del sistema político se acelera al entrar en estrechuras. Se forman los rápidos. Hay que presentar candidaturas, armar apoyos, planificar campañas, comunicar, para salir de la parte estrecha a una nueva más amplia con la mayor cantidad de diputados/as posibles. La mayor fuerza posible en un Parlamento hostil al independentismo catalán en un 90%.

Esa mayor fuerza en el Parlamento, al igual que la energía en el periodo prelectoral, viene dada por la unidad. Unidad estratégica; no necesariamente táctica. El debate sobre la conveniencia de las candidaturas únicas o unitarias carece ya de interés. Sigue si resolverse, pues cada parte maantiene la superioridad de su propuesta, sea candidatura única o de partido. Pero agua pasada no muele molino.

En la campaña que se avecina hay unos datos interesantes en el momento en que el embudo obliga a que las opciones se hagan más claras, más definidas, más agudas. La abstención de la CUP viene matizada por la propia CUP al avisar de que se abstiene en el sufragio pasivo, esto es, no presenta candidaturas; pero no de sufragio activo, pues permite votar otras candidaturas. Esto es hacer de necesidad virtud, ya que el electorado cupaire no suele ser abstencionista.

El panorama se enriquece con la semiescisión de Poble Lliure y su Front Republicà. Ojo al término Front. Se enriquece porque trae una oferta no independentista pero tampoco antiindepeendentista, cosa muy digna de considerarse. Por lógica de la acción, el Front Republicà está mucho más cerca del independentismo que del unionismo, son casi coincidentes. Tienen en común un buen trecho del objetivo estratégico: hasta el referéndum de autodeterminación. Luego, cada cual recuperará su libertad y habrá quien vote por la independencia y quién no.

Lo otros dos polos políticos en las elecciones, JxC y ERC se preparan para sus respectivos embudos en sendas campañas electorales que, por lo que se sabe, se pretenden de buena relación y colaboración frente al enemigo común. Prueba, la integración formal de ERC en el Consell, que ya tocaba. Nadie quiere desunir, sino todo lo contrario. Eso equivale a la suave reacción de la CUP a la escisión de Poble Lliure.

El resultado del embudo general del 28A será una minoría independentista en el Congreso, cuyo peso dependerá en gran medida de las posibles coaliciones de gobierno en España. Una idea cocmpartida es que esa minoría tenga capacidad de bloqueo. Pero eso no es muy probable si el Congreso se abre a otras posibles coaliciones, por ejemplo, una PSOE/PP, con la que los socialistas llevan años soñando.

Y, aunque hubiera bloqueo, lo sería del gobierno de España y serviría para frenar las iniciativas más agresivas del Estado hacia Catalunya, pero no ayudaría gran cosa al avance de la República catalana. Esta se forja en Catalunya y en su proyección europea. La referencia a la política del país vecino, así como a los avatares de sus pintorescas izquierdas, es de carácter meramente informativo.

La acción estratégica del independentismo tras el 28A estará condicionada por dos factores muy distintos que garantizan la primacía del objetivo estratégico: la acción de las asociaciones sociales, ANC, Ómnium, etc., y el desenlace de la farsa judicial en curso en el Supremo en estsos momentos. Son los dos criterios que permitirán aquilatar la conveniencia de posiciones tácticas diversas. Todo lo que no desvíe del objetivo estratégico de la independencia es admisible; no lo es lo que lo retrase, aplace, posponga o rebaje.

Porque solo la independencia garantizará la libertad de las presas políticas y la (parcial por desgracia) reparación de la injusticia que con ellas se ha cometido. Solo la independencia permitirá el gobierno legítimo, legal y eficaz de Catalunya. Lo demás es sumisión.

dimecres, 27 de març del 2019

Proceso político. Acto fallido

El juicio-farsa del 1-O es pródigo en imágenes y metáforas. Una de ellas, muy a punto, es la de las arenas movedizas. Cuanto más se mueven los desgraciados atrapados en ellas, más se hunden. Cuanto más se agitan, precisan, avisan, gesticulan, sus señorías y sus testigos, más se hunde este proceso en un desprestigio universal que tiene a la opinión pública ilustrada dentro y fuera del Estado boquiabierta. Cada vez se oyen más voces pidiendo poner fin a este lamentable espectáculo.

Es un acto fallido freudiano alargado en el tiempo. Quisieron mostrar la independencia judicial, la imparcialidad de la justicia, la grandeza del Estado de derecho. Pero lo que está quedando patente es un poder judicial no solo a las órdenes del político, sino politizado por sí mismo en el sentido de los intereses del príncipe. 

De la imparcialidad de la justicia no ha quedado ni rastro ya desde el inicio de las actuaciones que  arrancan, no de una decisión judicial sino, al parecer, de una investigación emprendida por la policía por iniciativa propia con motivaciones puramente ideológicas. Esa investigación es la base del proceso que, saltando de instancia judicial en instancia judicial, se ha enriquecido como los cantares de gesta se incrementaban en su relato con el paso de los siglos. Y así hasta aterrizar en la mesa de la sala de lo penal del Supremo, convertido en una insurrección dentro de un polvorín, movida por el odio, las miradas asesinas y una amenaza de violencia tan terrorífica que no hace falta probar que se haya producido en la práctica.

¿Qué decir del Estado de derecho? En ese Estado de derecho la policía, según declaró ayer el teniente coronel de la benemérita, Daniel Baena, actúa por su cuenta. Como una banda armada. Investiga por iniciativa propia, sin mandamiento judicial, unos comportamientos políticos de los ciudadanos perfectamente legales pero repugnantes a ojos de la banda, que redacta informes proponiendo el tratamiento penal como presunto delito de sedición. El poder judicial, el juez Llarena, buen jugador de mus, ve la puesta y sube a rebelión. Todo a partir de los informes de una policía política, redactados por un individuo que, según parece, en sus ratos libres, daba vida a un troll de tuiter llamado "Tácito". 

El teatro de que resplandezca la justicia ha puesto en evidencia la injusticia de un régimen que es lo contrario de lo que dice ser. Un acto fallido de régimen. 

Este proceso no debió iniciarse nunca. Comienza con una arbitrariedad aberrante; sigue con irregularidades y atropellos a los derechos fundamentales de los acusados, y no solo de ellos, pues, al ser representantes, también se lesionan los derechos de los representados; y acaba en un juicio oral tan sesgado a favor de la acusación y contrario a la defensa, que ha dado a la oralidad el monopolio de la vista, dejando a la vista a espera de ser oída en otro momento procesal. 

No hay modo de salvar este juicio, no solo por su falta de sentido jurídico, sino por su falta de sentido común. 

En realidad, para volver a la metáfora de las arenas movedizas, la forma de salvarlo sería que Marchena fuera capaz de la hazaña del barón de Münchhausen: sacarse a sí mismo de la ciénaga tirando de sus propios cabellos o de los cordones de sus botas. 

dimarts, 26 de març del 2019

Los vidrios rotos

Un pozo sin fondo es este proceso por la sombra de la violencia. Con elementos que ya mueven a hilaridad generalizada. Los diálogos con la defensa son patéticos, sarcásticos y hasta sardónicos. El juez Marchena enfosca la mirada, agría el gesto, ahueca el tono y porfía en su inútil empeño por evitar que el templo entero de la justicia caiga sobre las cabezas tricornias de estos sansones de la retórica y el olvido que son los guardias civiles. Por eso aplaza el visionado de las pruebas que permitirían aquilatar la veracidad de las deposiciones de los picoletos, llenas de adjetivos y adverbios y ayunas de sustantivos y verbos. Marchena sabe lo que todo el mundo: que una imagen vale por mil palabras; diez mil, un millón, si, además, son mentiras. 

Llevan más de un año tratando de hacer pagar los vidrios rotos a las doce procesadas y, de refilón, a los y las exiliadas. Digo más de un año y más de dos y de tres. Un guardia civil de frecuente y combativa aparición en tuiter inició las investigaciones por sedición mucho antes de que lo ordenara la fiscalía; después, un juzgado número 13 de Barcelona va a hacerse cargo y de ahí se pasa una fábula extraordinaria al juez Llarena quese encarga de convertir la instrucción en un espectáculo en el que un relato inventado sirve para adoptar medidas prácticas prohibitivas, suspensivas, inhabilitatorias con que el poder judicial interfiere en las instituciones políticas catalanas. 

Más de tres años construyendo un frame judicial que no se tiene de pie, es irregular de arriba abajo y mueve a risa. Igual que miles de policías fueron incapaces de encontrar una sola urna de seis mil, docenas de magistrados, auxiliares, ayudantes, letrados, abogados del Estado, fiscales, no han encontrado un soplo de violencia con el que hacer pagar los vidrios rotos a los doce presas políticos. 

Resulta que no hay vidrios rotos y los rotos, los han roto ellos. Gran sorpresa en el proceso. Al parecer, el teniente que rompió los cristales no lo había declarado antes. Y con un mazo. O sea, iba preparado pues, desde los tiempos de Thor, los guerreros ya no llevan mazos a los combates.

Este proceso es un absurdo, pues no solo no demuestra la culpabilidad de los acusados sino que sí demuestra la de los acusadores y, según algunos, los mismos juzgadores. Lo que está encausado aquí no es el independentismo en la práctica o la teoría, sino el Estado español, como se demuestra en este último fracaso: ha tratado de "descabezar" (la expresión es de Sáenz de Santamaría) el independentismo como ideología y opción política achacándole delitos que no puede probar. Ha tratado de inventárselos con una interpretación "creativa" de los hechos y tampoco ha podido porque los testigos a sus órdenes son incapaces de tejer un relato verosímil.

No pueden condenar a los presos políticos por independentistas, al menos, oficialmente. Los patriotas de VOX lo harían, y a trabajos forzados si pudieran. Los demás, igual, pero guardan las formas. En lugar de enviarte a la policía secreta a las tres de la madrugada, te envían al juez a las doce del mediodía. Pero la intención es la misma, "descabezarte".  

No hay rebelión, ni sedición, ni malversación y demás concomitantes, subsecuentes y adyacentes que quieran encontrar, solo se podrá condenar a los acusadas por desobediencia. Pero habrá que condenar a los tres millones que también desobedecimos, yendo a votar o proteger los colegios. Y, asimismo, incitamos a la desobediencia, por si la represión quiere distinguir entre "incitadores" e "incitados".

La única decisión racional es una sentencia absolutoria con todos los pronunciamientos favorables. La única que no es políticamente admisible. Lo cual prueba definitivamente que es un proceso político..

dilluns, 25 de març del 2019

Las aporías de la independencia

El procés se parece mucho a la escalera de Jacob. Uno imagina al patriarca dormido a la puesta del sol en plena visión de la escala desde la tierra al cielo resplandeciente. Por ella subían y bajaban ángeles muy entretenidos. Y en la cima, el Dios de Abraham e Isaac, iluminándolo todo. En la tierra, en torno al durmiente, las realidades terrenales, las derechas, las más derechas y las requetemás derechas; los socialistas, o menos derechas; y los de Podemos en el limbo de los inocentes. La realidad a la que la vicepresidenta Calvo anima a los indepes a retornar, dejándose de entelequias. Asimismo, menos lazos amarillos o molinos de viento y más corbatas verdes y balar de ovejas.

 Arriba de todo, al final de la escala, el dios transfigurado de la independencia. 

Entre medias los ángeles van y vienen. Son ángeles "terribles", como decía Rilke. Es fácil que esgriman flamígera espada y también son los de la "buena nueva". Aquí los tenemos, Albano Dante Fachín, Antonio Baños, Elisenda Alamany en el ayuntamiento etc. Suben o bajan en la escala de grados del independentismo que va desde el dependentismo más feroz de la tierra al empíreo de la independencia. Con innumerables matices intermedios: autodeterminismo radical, soberanismo, pactismo referendario,, independencia de facto, independencia plena. 

Tanto matiz, a veces confuso, amenaza con convertir la escala jacobea en una aporía de Zenón. Nunca llegaremos a la independencia porque siempre habremos de recorrer una distancia previa entre matices. Pero no habrá tal. Si las elecciones dan una minoría de bloqueo independentista, se hará valer con unidad de propósito. 

Esa minoría de bloqueo se cconsidera sobre un supuesto insatisfactorio de alianzas parlamentarias. Nadie tiene en cuenta la coalición más probable, PSOE/PP, la famosa gran coalición por la que lleva años suspirando Felipe González. Frente a esa coalición no hay minoría de bloqueo que valga. 

Ni matices. 

Si quienes defienden la independencia no pueden hacerlo, la autodeterminación es imposible porque solo la independencia la garantiza. La autodeterminación no se pide, sino que se ejerce.