divendres, 19 d’octubre del 2012

¿Conoce usted un país que...



defienda el Estado del bienestar desmantelándolo?

diga fomentar el empleo facilitando el despido libre?

privatice todo lo rentable y socialice todo lo ruinoso?

anteponga los intereses de los bancos a los de las empresas y los de las empresas a los de los ciudadanos?

tenga siete millones de jubilados rehenes de un resultado electoral?

suprima derechos fundamentales en nombre de la libertad?

proteja a la población apaleándola?

mande a sus mejores hijos a cientos de miles a la emigración periódicamente?

identifique los intereses de un partido con los del Estado?

trate a la oposición como si no existiera?

utilice el Parlamento como cámara de aplauso?

emplee los medios públicos de comunicación como máquinas de agit-prop?

no considere la rendición de cuentas un deber de los gobernantes?

no tenga los programas electorales como promesas que obligan al menos a algo?

entregue la defensa de los intereses del pueblo a los aristócratas?

elija por mayoría absoluta a gentes judicialmente encausadas como corruptas?

adoctrine en la educación sosteniendo que hay que acabar con el adoctrinamiento?

garantice la enseñanza de la historia de verdad?

diga saber qué sea la verdad en la historia?

sostenga que Franco no fue un dictador, como muestra de la verdad de la historia?

pretenda fabricar identidades a golpe de decreto?

imponga convicciones ideológicas como si fueran dogmas de fe y dogmas de fe como si fueran verdades científicas?

se enorgullezca de los episodios más oscuros de su historia y abomine de los más luminosos?

repute patrimonio cultural una fiesta cruel y bárbara?

esté discutiendo siempre sobre si es una nación, dos, tres o ninguna?

Yo, sí: España.

(La imagen es una foto de markhillary, bajo licencia Creative Commons).


dijous, 18 d’octubre del 2012

El fascismo avanza

Lo que pretende hacer el director general de la policía, Ignacio Cosidó, de impedir que se hagan fotos de la policía "trabajando" (dice; quiere decir, reprimiendo) y penar que se difundan por la red es inconstitucional, ilegal, inmoral y profundamente antidemocrático. Es prueba del talante fascista de los actuales gobernantes. Es el mismo espíritu con el ya trataron de impedir que las televisiones cubrieran la manifa del 25S y hostigaron y amenazaron a los periodistas.
Quieren la impunidad para que la fuerza pública pueda actuar sin control, cometer todo tipo de tropelías y que no haya testigos. Quieren, tanto Cosidó como Cristina Cifuentes y otros mandos policiales, así como el ministro del Interior, establecer un Estado policía. Un Estado policía al más puro estilo fascista: ningún derecho para la población e impunidad para los policías para que puedan hacer lo que les dé la gana sin testigos.
Además es un atentado frontal contra los derechos fundamentales de libertad de expresión y derecho a la información. Sostiene Cosidó que hay que velar por la seguridad de la policía cuando hace su "trabajo". Es obvio que si la policía hace su trabajo con arreglo a la ley, las imágenes que se tomen jamás podrán comprometer su seguridad. Pero lo que quiere este individuo es que queden protegidos también cuando se saltan la ley y abusan de su poder, que no son pocas veces. Quiere suprimir de raíz el derecho que tenemos los ciudadanos a ver y saber cómo actúan los policías a los que pagamos con nuestros impuestos; incluido el salario de ese señor Cosidó que aspira que sus policías nos abran la cabeza sin que podamos siquiera protestar.
Pero la maniobra es aun más siniestra de lo que parece, mucho más que el intento de garantizar la impunidad para los abusadores y la supresión de los derechos fundamentales. Es un intento de edificar un verdadero Estado policía en la medida en que, si nadie puede fotografiar lo que hace la policía está claro que será esta la que fabrique los relatos de lo que haya sucedido, siempre culpando a la población civil, eximiéndose ella misma, cargando sobre los manifestantes los más pintorescos delitos, en definitiva, fabricando las pruebas y los montajes a su capricho sin que los ciudadanos podamos defendernos. Y esto es no es una fábula: lo están haciendo ya. Lo hicieron al intentar acusar a los detenidos el 25S de delitos imaginarios que los jueces han rechazado. Lo haceb cuando envían policía disfrazados, agentes provocadores, con la misión de provocar violencia para justificar las cargas más bestiales y acusar luego de aquella a la gente en los tribunales. Obviamente, no quieren pruebas de sus fechorías. El fascismo nunca quiere testigos de sus delitos.
Si ese proyecto de impedir que los ciudadanos podamos fotografiar y grabar lo que pasa en la vía pública sale adelante, junto a las actividades represivas ilegales de la delegada del gobierno en Madrid, el fascismo habrá ganado otra batalla contra una sociedad esquilmada, explotada, oprimida, engañada, apaleada y ahora despojada del resto de sus derechos.
Lo único sensato que en democracia y en un Estado de derecho aceptable de nivel europeo cabe hacer con estos dos elementos de Cristina Cifuentes e Ignacio Cosidó es destituirlos fulminantemente por enemigos jurados de las libertades y los derechos de los ciudadanos..

Sin problema.

Supongo que Frau Merkel no sabe jugar al mus. Supongo también que Rajoy, sí. Lleva con un órdago a la chica desde que comenzó su mandato. Si no conoce el mus, Merkel sabrá jugar al poker, que se le parece o lo habrá visto en alguna película de Steve McQueen y pensará que el otro va de farol, como probablemente sucede. Claro que también pueden estar jugando en complicidad oculta. Son los alemanes los que juegan a que Rajoy no pida el rescate al que le empujan el FMI, las agencias de calificación, los misteriosos mercados, los empresarios y banqueros españoles y algún primo que tenga por ahí.
Muy bien, sin problema, ha declarado el presidente del gobierno después de verse con Merkel y en espera de lo que hoy se acuerde en Bruselas. Hay, pues, completa, coincidencia en que el rescate puede esperar, mientras se lanzan miradas de reojo a la prima de riesgo y Moody's o Standard & Poor's enseñan los colmillos.
No hay problema, no, porque los problemas los tiene Rajoy en casa y, además, en los dos órdenes tradicionales en que siempre se dan, el social y el nacional.
En lo social, los sindicatos han fijado huelga general para el 14 de noviembre en acción, al parecer, coordinada con otras en Portugal y Grecia, una especie de frente internacional de clase. Nos espera poco menos de un mes de auténtica traca, con declaraciones explosivas de las autoridades, campañas mediáticas, amenazas patronales y presiones de todo tipo. Es de esperar que el frenesí represivo del gobierno, con la reforma relámpago del Código Penal y las innovaciones interpretativas de las autoridades encargadas del orden público, no provoque mayor tensión ni lleve a situaciones de violencia. Pero tiene toda la pinta. El gobierno y su jerarquía de cargos tienen una filosofía autoritaria que no les deja ver las dimensiones de un problema social y político muy profundo en España y les induce a considerarlo meramente como una cuestión de orden público para lo cual el único tratamiento es la represión y la cárcel, nuevos delitos, mayores penas. Así no vamos a ninguna parte.
En lo nacional también hay un problema serio. El nacionalismo burgués, tanto el catalán como el vasco andan jugando con la independencia, poniendo muy nervioso al nacionalismo español. El nacionalismo español que es un constructo mágico según el cual los nacionalistas son siempre los otros; él, no. Es un nacionalismo patafísico que empieza por negarse y sigue acusando a los demás de ser lo que él es al tiempo que les impide serlo. De todas las intemperancias y los exabruptos de este nacionalismo español en los últimos días, el más notable, como cabía esperar, es el de Esperanza Aguirre, para quien España es una gran nación con 3.000 años de historia. 3000 años, hala, ¿a qué quedarnos cortos? Los tartesios ya eran españoles de pura cepa. ¡Qué! Unos modernos. ¿Qué tal los de Altamira? Además dibujaban toros, o algo parecido, símbolos inmarcesibles de la cultura hispánica.
Añade Aguirre que eso de los 3.000 años deben saberlo los niños en las escuelas, en donde deben aprender historia de verdad y no la que se inventan los nacionalistas. Ella no se inventa nada porque no es nacionalista, sino partidaria de la verdad en la historia y la primera verdad es que España es una nación con 3.000 años de historia. Seguramente esto es lo que Wert llama españolizar.
Pero no todo es esta astracanada. Cien intelectuales catalanes han firmado un manifiesto por el federalismo y en contra de la independencia porque, dicen, están muy a gusto siendo españoles y catalanes. Esta muy bien y es muy oportuna esta iniciativa sobre todo para que los catalanes no crean que el nacionalismo español sea solo cosa de matones de la falange y disparates de la derecha centralista menos evolucionada. También hay un nacionalismo español civilizado. Lo que ha de verse ahora es cuál sea su eficacia. Palinuro apoya asimismo la causa del mantenimiento de Cataluña y el País Vasco en el seno de España. Lo del federalismo es una posibilidad a la que suele recurrirse en momentos de crisis, pero no cabe olvidar que  tanto vascos como catalanes tienen derecho a decidir por sí mismos. Y este es el punto crucial del manifiesto federalista: ¿admiten los firmantes que su propuesta es una entre varias y respetan el derecho de autodeterminación de los vascos y los catalanes o no? Porque si es que no, lo del federalismo, incluso el asimétrico, tiene escasa perspectiva.

dimecres, 17 d’octubre del 2012

La destitución de Cifuentes, una necesidad de higiene democrática.

¿Con qué autoridad moral y competencia jurídica impone la delegada del gobierno, Cristina Cifuentes, 6.000 euros de multa a un ciudadano acusándolo de los desórdenes y violencias de la manifa del 25S, ella, que, al parecer, envió provocadores disfrazados precisamente para que hubiera ese desorden y esa violencia? ¿Cómo puede demostrar que los disturbios fueron causados por el ciudadano en cuestión y no, como es mucho más probable, por sus agentes  infiltrados entre los manifestantes? ¿No es ilegal e incluso delictivo que agentes del orden se hagan pasar por agitadores y provoquen violencia y destrozos sin identificarse en ningún momento como policías? ¿No es delictivo que una responsable como Cifuentes provoque supuestamente violencia en una manifestación ordenando a la fuerza pública saltarse la ley y actuar con manifiesta ilegalidad? ¿No estaría obligada a identificar a los agentes provocadores a sus órdenes y castigarlos como merecen compartiendo de paso parte del castigo por su comportamiento ilegal?
¿Qué garantías tenemos los ciudadanos en el Estado de derecho cuando la autoridad encargada de velar por el orden público recurre a medios ilegales y/o delictivos con el fin de provocar disturbios, culpar de ellos a inocentes y multarlos luego en un evidente cuanto irritante abuso de autoridad? ¿En qué se diferencia el Estado de derecho de una dictadura fascista cuando el orden público está en manos de gente de la condición de Cifuentes?
Y no se crea que se trata de un acto aislado, quizá producido por el aturdimiento o la inexperiencia, no. Es un comportamiento premeditado, madurado, consciente y seguramente alevoso de una persona cuya corta pero intensa trayectoria en un cargo delicado demuestra no solamente que está absolutamente incapacitada para la función sino que ella misma es un peligro público para las libertades democráticas, el Estado de derecho, la seguridad juridica de las personas y la paz civil. En definitiva, que es una gobernadora arbitraria, autoritaria, partidista y sin categoría intelectual alguna.
Desde que se sentó en la poltrona no parece haber hecho otra cosa que mostrar un talante abusivo, rayano en el fascismo. Cabe interpretar que ha utilizado sistemáticamente a la policía como si fuera una banda de matones para hostigar a la población con identificaciones caprichosas, detenciones injustificadas y hostigamiento general de la ciudadanía. Ha pretendido de muy diversas formas amedrentar a la opinión pública con distintos tipos de amenazas y declaraciones inadmisibles, sin contar la elaboración de listas negras de ciudadanos "sospechosos" de las que, en su estolidez, Cifuentes empezó presumiendo para negar acto seguido que existieran cuando alguien le sopló que eso era también delictivo. Ha tratado de restringir ("modular", dice la doña, en un ejercicio de hipocresía) los derechos fundamentales de los ciudadanos según sus caprichos personales, en función de la orientación política de los manifestantes. Y, por último, en una muestra de obvia ignorancia del principio de división de poderes, ha intentado que los jueces actúen sumisos a sus dictados, acusando a los justiciables a voleo de los delitos que ella se inventa en su delirio ordenancista y, como no lo ha conseguido, ha dado en la flor de multar a un ciudadano acusándolo de los desórdenes que pueden haber cometido los agentes provocadores que ella misma ha enviado.
Los policías tienen que pasar pruebas psicotécnicas muy estrictas para vestir un uniforme. ¿Qué pruebas ha pasado esta señora que aparece investida de la capacidad de dar órdenes a esos policías? Obviamente, ninguna. De otro modo, los psicólogos -quizá los psiquiatras- hubieran detectado el infinito narcisismo, la mitomanía galopante, el exhibicionismo profundo de una mujer cuyo único objetivo consiste, al parecer, en hacer méritos ante sus jefes (muy parecidos a ella en cuanto a su concepción del orden público) al precio que sea, incluso al de cometer tropelías sin cuento, abusos de autoridad y arbitrariedades detestables cuya única respuesta debiera ser -y debe ser urgentemente- una destitución fulminante.
Por si acaso, sugiero al 25S que vaya presentando denuncia contra Cifuentes por el empleo de agentes provocadores o policías infiltrados en las manifestaciones.

Los hilillos, los 300 y Fu Man-Chu.


Hilillos
Acaba de arrancar el juicio por el desastre del Prestige que hace diez años inundó de chapapote las costas gallegas. Como en una moviola han pasado ante nuestros ojos de nuevo las imágenes escalofriantes de unas gentes desamparadas, unos voluntarios sin medios recogiendo aquella masa viscosa poco más que con las manos. Entre tanto los políticos supuestamente responsables en Madrid daban un espectáculo incalificable. Unos andaban cazando, otros en sus asuntos y ninguno quería afrontar la situación ni adoptar decisiones. Y así siguieron varios días; en realidad, hasta hoy. Casi da la impresión de que en el banquillo del juicio no se sientan los verdaderos responsables sino unos segundones y alguno de ellos, en el fondo, víctimas. Lo dice Xurxo Souto, el portavoz de la valerosa asociación Nunca Mais, "Aznar, Cascos y Rajoy no van a ser encausados por el 'Prestige', pero políticamente ya fueron condenados". ¿Alguna duda? Quien se ganó el apelativo de Señor de los hilillos es hoy el presidente del gobierno de España; como condena, no puede ser más curiosa. Por supuesto que, como sigue diciendo Souto, "la gestión del Prestige fue un ejercicio de incompentencia y de prepotencia". Exactamente igual que la gestión de la crisis. Pero ahora no se hunde un barco. Se hunde un país.

300.

Es el número legendario del paso de las Termópilas en donde Leónidas y sus trescientos espartanos (con algunos otros cientos de tebanos y tespianos) hicieron frente y detuvieron el ejército persa que quizá no llegara al millón de hombres como dice Herodoto pero, desde luego era infinítamente más numeroso que el de los griegos. 300 fueron los negroafricanos que ayer tomaron al asalto la valla de Melilla, habiendo conseguido su objetivo, según parece, cien de ellos, que ahora irán a parar a un CIE, un Centro de Internamiento de Extranjeros, lugares que no atraviesan por su mejor momento. Melilla (de Ceuta no se oye hablar) es las Termópilas de España, de Europa, pero con los actores y sentidos algo cambiados. Los invasores, que ahora también son cientos de miles, quizá millones, no vienen empujados por la codicia a conquistar, ocupar y saquear sino empujados por el hambre, a tratar de sobrevivir como sea porque en el vasto continente que quieren dejar atrás también como sea no tienen futuro. Esta situación nos pone a los españoles y a los europeos en general ante un dilema moral sumamente incómodo: no podemos enarbolar el discurso de los derechos humanos y negar a la gente uno fundamental, el de libertad de circulación. ¿Por qué lo hacemos? Según parece porque creemos que, si lo reconocemos, tampoco nosotros sobreviviremos. Quizá sea así. Pero quizá también lo sea porque nos hemos dotado de un sistema político y económico que solo quiere a la gente para explotarla pero no es capaz de garantizar su subsistencia. Y lo hemos notado porque ahora está empezando a pasarnos a nosotros. Más de cien mil españoles salieron del país el año pasado. ¿Y si se hubiesen encontrado vallas de seis metros en todos los pasos de los Pirineos?

Fu Man-Chu.

La mafia china. Algo sorprendente tiene esa expresión. ¿Por qué resulta tan familiar mafia china cuando me parece que es la primera vez que asoma en la prensa? Hasta ahora la mafia era napolitana, siciliana, rusa, pero no china. No obstante encaja como el dedo en el dedal por los abundantes prejuicios sobre los chinos. Por fin nos hemos enterado de la causa eficiente de la miriada de tiendas de abarrote que ha invadido el país como una especie de sarpullido: las grandes naves de venta al por mayor de la chinoiserie contemporánea; y también de la causa final: lavar dinero a espuertas que se obtenía estafando a la Hacienda pública española con la connivencia de unos funcionarios a los que, al parecer, se sobornaba a modo. Y no debían de ser pocos. No es concebible que un barco cargado con toneladas de espantosas imitaciones de espantosas figuras de Lladró, pase por la aduana como por el seno de María sin romperla ni mancharla, con la ayuda de un factor de tercera del puerto. Además la banda estaba dirigida por un refinado empresario, Gao Ping, residente en Somosaguas, Madrid y ¡marchante de arte! como en una película de Hitchcock. De 800 a 1.200 millones de euros han lavado estos misteriosos orientales que están arruinando la industria española de ferretería con sus todo a 100 y cuya mayor parte se remite a la China. Ahí está la base de la prosperidad del Imperio del Centro: en la piratería. Y, si de competencia e incompetencia se habla, esta mafia llevaba cuatro años operando a todo rendimiento.

dimarts, 16 d’octubre del 2012

Todo está mezclado con todo.

El presidente de la Comunidad de Madrid ha estado a visitar al del gobierno de España en La Moncloa. Tienen muchos asuntos por tratar; especialmente el de Eurovegas. Uno de esos proyectos megalómanos que duran años, en torno a los cuales se hacen fabulosos negocios, se cometen delitos, hay todo tipo de tejemanejes y emergen al final como fuente de escándalos y corruptelas diversas en las que acaba involucrada la flor y nata del país, políticos venales, nobles apandadores, toreros, tonadilleras y los estafadores de turno.
Eurovegas es, junto a la nueva Ley de Costas de Arias Cañete, la prueba más clara de que el gobierno pretende la vuelta a la burbuja del ladrillo. Y no solo eso. También concita la animadversión de la iglesia porque, no viendo qué beneficio material podría ella obtener de la iniciativa, no puede olvidar la depravación de las costumbres que este tipo de establecimientos implica.
Claro que la iglesia ya no es de fiar. El pronunciamiento del espiscopado catalán por la independencia trae a primer plano el último rebullir de los nacionalistas soberanistas. Estamos en campaña electoral y la cuestión nacional toma especial relieve. El repentino sprint independentista de Mas ha provocado las amenazas del centro, directas, descarnadas: intervendrá el Tribunal Constitucional y, si Mas ignora su decisión se le aplicará el Código Penal. Esta posición parte del supuesto de que el TC desautorizará el referéndum de autodeterminación. Y seguramente será lo que haga. Pero tendría gracia que este órgano autorizara la celebración de la consulta. No hacia falta que nadie echara leña al fuego del independentismo catalán que, desde la diada, se manifiesta crecido. Pero, por si acaso los ánimos se enfriaban, soltó Wert lo de españolizar, consiguiendo el resultado que probablemente buscaba de provocar a los nacionalistas. En todo caso este está siendo ya hegemónico en el debate político catalán y está dejando al PSC en una incómoda posición sucursalista que provoca enfrentamientos internos y escisiones, cosa poco frecuente en los socialistas.
El PSOE sigue perdido en el laberinto de la última derrota electoral, con las encuestas nada favorables. En Cataluña se enfrenta a un problema de identidad; en Galicia a uno de visibilidad; en el País Vasco a uno de relevancia. Es una situación de debilidad y evidente desproporción con un gobierno de mayoría absoluta, que marca todos los territorios.
Algo similar sucede con la otra izquierda. Espera resultados modestos en Cataluña y el País Vasco, en donde compite con la izquierda nacionalista y aspira a algo más en Galicia a cuenta de la iniciativa de Syriza. Pero Extremadura trae los peores fantasmas del pasado, los de las peleas intestinas, ultimata, medidas excluyentes, etc, etc.
En algo parece estar de acuerdo la oposición de izquierda: el debate nacionalista es una cortina de humo para ocultar el ataque al Estado del bienestar desatado por las dos derechas, la española y la catalana, para que no se hable de los recortes y la conculcación de derechos. Bien pudiera ser cierto. Pero igualmente lo es que sobre estos asuntos de la crisis/estafa está prácticamente todo dicho. No es hablar lo que se necesita, sino hacer y ahí están las cosas más difíciles..
(La primera imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dilluns, 15 d’octubre del 2012

España (católica) se rompe.

La religión ha tenido y tiene habitualmente mucha influencia en los procesos de formación de las naciones, entre ellas España. Aquí la influencia es tan determinante que, para muchos, el catolicismo constituye la esencia, la razón de ser de la nación española. Es meritorio y digno de mejor suerte el esfuerzo de los historiadores e ideólogos liberales por encontrar un punto de arranque de la nación española al margen del catolicismo. Pero no resulta convincente. Sobre todo porque localizan el tal punto en la Constitución de 1812, cuyo artículo 12 reza: La religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas, y prohíbe el ejercicio de cualquiera otra. ¿Está claro? A más, esa Constitución se había acordado en el nombre de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, autor y supremo legislador de la sociedad.
La nación española ha resultado ser hasta la fecha bastante incierta, por haber sido puesta en jaque repetidas veces desde dentro o haberse impuesto ella por la violencia también hacia dentro. Parte de ese infortunio viene precisamente del hecho de haberse vinculado substancialmente con una confesión religiosa universalista, por encima de las naciones, incluso de las que ampara. Porque el catolicismo es eso, universalismo, transnacionalización. El nacionalcatolicismo solo podía ser una aberración. Lo que es. Tanto desde el punto de vista de la nación como del del catolicismo.
Hace poco la Conferencia Episcopal española se pronunció públicamente en pro de la nación española integral y en contra del independentismo catalán. Ayer el episcopado catalán sacaba la cuatribarrada y afirmaba respaldar la independencia de Cataluña, caso de que esta se produzca.
El catolicismo español se ha roto. En consecuencia, se rompe España. La rompen los católicos.
El conflicto interno de los curas tiene difícil solución porque no es una discrepancia dogmática sino que afecta a las cosas del siglo, en el que todos los gatos son pardos como sabe muy bien la iglesia católica cuya principal habilidad consiste en poner siempre una vela a Dios y otra al diablo.¿Bajo qué regla que no sea la obediencia ciega a las decisiones de la superioridad puede el episcopado español obligar al catalán a desdecirse? ¿Y por qué habría de hacerlo? Nunca fue tan vigente el mandato de Cristo de dar al César lo que es del César, incluso aunque se interprete torcidamente.
Por lo demás, el clero catalán, igual que el vasco, ha tenido siempre un fuerte acento nacionalista. Franco fusiló curas vascos por nacionalistas y todavía no hace mucho, en tiempos de ETA, la derecha insultaba a voz en grito a algún obispo vasco con tendencias también nacionalistas.  Solo Roma, a la que todos los católicos deben obediencia, puede zanjar este contencioso español. Pero no se ve cuál sea el interés del Vaticano por mantener la unidad de España, país en el que de vez en cuando gobierna la izquierda, frente a una posible independencia de Cataluña y el País Vasco, dos territorios con arraigados partidos democráta-cristianos.
Si la iglesia católica entra en un proceso de enfrentamiento nacionalista (y quizá a tres bandas) ¿qué puede hacer el nacionalismo español? ¿Enviar la Guardia Civil? ¿Españolizar?

diumenge, 14 d’octubre del 2012

El catastrofismo y la mano invisible.

La hora de Europa, en la foto se ve, son las tres menos cuarto. Hora de sobremesa en España y de comparecencia de dos de los miembros de la temible Troika en rueda de prensa en el Japón, a donde han ido a decir que la unión bancaria que anhelan Hollande y Rajoy, un curioso binomio en lo ideológico, no llegará hasta 2014. Estas comparecencias oraculares de importantes personajes de borroso perfil cuya función parece ser contradecirse cada dos meses deben de estar calculadas para hacer de acompañamiento al clima de catastrofismo que reina hoy en el mundo y, por supuesto, en la prensa.
No obstante, ese tremebundo titular hablando de derrumbe global más parece traducir el estado de ánimo de los redactores del diario a cuenta del ERE que la situación del planeta. Al menos, en la parte de texto que hay en portada, puede verse que el FMI -el otro integrante de la Troika- prevé un crecimiento del PIB mundial del 3%, lo que no está mal en los tiempos que corren aunque, asimismo, considera "alarmantemente altos los riesgos de una grave desaceleración mundial". La frase suena lúgubre, pero traducirla como derrumbe global es echar algo de guindilla al guiso. Es verdad que los políticos, los economistas y demás augures tienden a ser no solo oscuros sino perifrásticos. De desaceleración hablaba Zapatero cuando ya se había tragado el manillar de la bici en el frenazo.
Pero el recurso a los eufemismos tampoco es una ley cierta. Si lo fuera ya tendríamos algo a que agarrarnos cuando se usan determinadas fórmulas en el barullo cotidiano de declaraciones, contradeclaraciones, desmentidos, reafirmados y corregidos, a veces en boca del mismo personaje. Y no es así. También puede haber un derrumbe global que, por lo demás, nadie sabe cómo sería por falta de experiencia. Derrumbe global es lo que se llama hoy, por contagio informático, lenguaje intuitivo. Muy propio de la conciencia de catastrofismo. Va directo a una confusa memoria de la raza que busca ejemplos para hacerse  una idea: el derrumbe del templo fenicio a manos de Sansón, el del Imperio romano de Occidente ante los bárbaros, el del Imperio Romano de Oriente ante los turcos, el del III Reich de los mil años ante los aliados, el del comunismo soviético ante el mercado. Los alemanes tienen uno añadido, el hundimiento de su amado Marco en la hiperinflación de los años veinte, que ha dejado un recuerdo imborrable al que debe achacarse su insistencia en la cura prusiana de régimen que está llevando a otros países, entre ellos España, a una situación agónica.
El catastrofismo en lo político, económico y social tiene cada vez más complicados lazos con lo ecológico y se contagia de él. Seguramente no estamos haciendo ni la centésima parte de lo que debiéramos para garantizar la subsistencia de la biosfera pero no será por falta de clara conciencia, basada no solo en pruebas científicas sino en el más evidente sentido común de que, de seguir como hasta la fecha, la biosfera no tiene garantizada la supervivencia.
¿Qué impide que se adopten las medidas necesarias? El imperio del mercado. ¿En qué confía este para evitar eso justamente, un derrumbe global? En la mano invisible. En lo que hace a la conservación de la especie, la mano invisible se convierte claramente en la mano que acogota. Pero en el ámbito político y económico continúa manteniendo alto su prestigio de panacea. Todos los sermones neoliberales sobre el excesivo intervencionismo (pleonasmo) del Estado, sobre la preminencia de la sociedad civil, sobre la necesidad de liberalizar, desregular, flexibilizar, privatizar se remiten a la fe en una diosa excelsa e invisible, llamada justamente mano invisible y de cuya existencia hay tantas pruebas como del Santo Grial. Se basa en el supuesto de que, siendo la motivación de todos los seres humanos el egoísmo, el sumatorio final compensará contradicciones y dará un resultado final globalmente positivo. Pero no hay certidumbre de que lo haga; también puede darlo negativo; incluso catastrófico. Ya lo ha hecho otras veces. Puede volver a hacerlo. Y la prueba más obvia es que no hay acuerdo general acerca de cómo evitarlo y se sospecha que las medidas que se tomen al final serán dictadas por la fuerza, por el poder más que por la razón.
¡La fuerza! ¡El poder! Ya está. La culpa es de los políticos, de la política que, como siempre, anda metiendo sus sucias narices en la libertad de la gente.
Grave error. Hace tiempo que los políticos, la política, son solamente los ejecutores de las decisiones de los mercados.  El Estado está sometido al mercado, que es señor absoluto puesto que es legibus solutus, hace y deshace la ley a su capricho o al del Señor de Eurovegas.

dissabte, 13 d’octubre del 2012

Asuntos de Estado.

Extraordinaria foto la que publica hoy ,la web de La Moncloa. Grandísimo su valor simbólico. Se reúnen tres estamentos decisivos: a) el ejército, representado en el uniforme del Rey supongo que de Capitán General y la presencia del ministro de Defensa; b) la nobleza, de nuevo porque el del uniforme es Rey y el ministro, noble, segundo hijo de un vizconde y nieto de un Grande de España; c) el poder político, en cierto modo, el estado llano, por cuanto representa casi once millones de ciudadanos. Un poder político, como se ha comprobado, intensamente nacionalista. Falta el clero, el estamento eclesiástico, que en España es decisivo. De encontrarse un obispo entre los presentes, la foto hubiera sido para enmarcarla. En fin puede darse por presente porque en España siempre lo está. Detrás del Rey un guión de alguna unidad militar y detrás de Morenés, un alabardero en uniforme de granadero que probablemente está pensando que se ha quedado sin paga de Navidad.
Los tres semblantes reflejan una historia. El Rey parece estar diciendo "esas cosas no se dicen, Mariano, no fastidiéis, que está esto que arde". Rajoy desvía la mirada y, sin duda, asegura que no le consta que las declaraciones de Wert sean de Wert, ni siquiera le consta si Wert es Wert. Morenés lo mira como si pensara: "Mariano que te pierdes, que nos perdéis a todos."
Asegura El País que el Rey afeó a Rajoy el españolizar wertiano. El diario contrató, al parecer, esos especialistas en interpretación de movimiento de labios a distancia, que son como micrófonos abiertos de control remoto y saben lo que el Monarca dijo al pie de la letra. Pues como si nada. La Zarzuela, ente prodigioso, encargado de moldear (iba a escribir "modular") la realidad a la medida de la dinastía, afirma solemnemente que el Rey no habló palabra sobre Cataluña con Rajoy. Pues estarían hablando del tiempo, pero los caretos dicen otra cosa bien clara.
Y no solo los caretos; la mera realidad. A la misión arbitral y moderadora que el Rey se ha impuesto añade su hijo el Príncipe de Asturias un desafortunado "Cataluña no es un problema" porque no parece darse cuenta de que el solo hecho de decirlo ya prueba que es falso y que Cataluña es un problema. Pero, en fin, el chaval está aprendiendo.
El problema de Cataluña es también el del País Vasco y, en menor medida, el de Galicia. Es decir, es el problema de España, por otro nombre, Estado español, un Estado caracterizado por su planta austracista que nunca consiguió integrarse completamente pues nunca contó con la lealtad incuestionada de todos sus territorios. Ni durante la República, cosa que conviene recordar a la hora de aquilatar esa idea tan frecuente de que una hipotética IIIª República española haría justicia a las demandas particularistas de las regiones/naciones  que las invocan.
La cuestión pura y simple es que quienes acusaban a Zapatero de procurar la ruptura de España aparecen ahora como verdaderos zapadores, dispuestos a imponer su visión apostólica de la nación -de su nación- con ese espíritu de cruzados que ha llevado siempre a España a sus peores delirios, a impedir que la gente se exprese en su lengua, tenga su propia religión o quiera decidir libremente sobre su destino colectivo.
¿Cómo no va a ser cuestión de Estado un volver a las andadas españolas? Los 6.000 asistentes (65.000, según la Delegación del Gobierno español en Barcelona) a la manifa de la Plaza de Cataluña contra la independencia y las docenas de energúmenos con bates de beisbol en Bilbao prueban que ruge la Raza, esa que se celebraba ayer, en las entrañas del Estado. Falta tantico así para que se funde un Amanecer dorado.
Mientras tanto, García Margallo, ministro de Asuntos Exteriores de un gobierno tan intensamente nacionalista que pretende españolizar a quienes no lo estén suficientemente, García Margallo, digo, impartía una teórica en sede parlamentaria equiparando comunismo con nazismo y con ¡nacionalismo! 
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

divendres, 12 d’octubre del 2012

El 12 de octubre es la Fiesta Nacional de España, el día de España por excelencia. Cosa que se nota por la bronca que tenemos montada.

Al comienzo del 18 Brumario, en un arranque brillantísimo, Marx dictamina que en la historia la tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y en algún lugar dice Kant de España que es tierra de antepasados. En ningún momento del año cobra esta condición tanta fuerza como el 12 de octubre. Es una fiesta de turbulenta celebración, por decirlo suavemente y que, a pesar de haber ido cambiando de nombre, Día de la Raza, Día de la Hispanidad y hoy, por ley de 1987, Fiesta Nacional de España, nunca se conmemora pacíficamente sino que siempre hay bronca a cuenta de los muertos, de los antepasados.
"Nada que celebrar" dicen algunas escuelas catalanas que abren hoy sus puertas a los alumnos, esos a los que Wert quiere "españolizar". "Nada que celebrar" es expresión que ya se había acuñado cuando lo que se celebraba era la Hispanidad y se simbolizaba en el llamado descubrimiento de América, considerado como el inicio de un genocidio que duró siglos. Y sigue. Una contestación creciente a la acaramelada doctrina oficial del descubrimiento se plantaba con el "nada que celebrar". Pero también lo hacía el 12 de octubre. Nadie es neutral. Fueron los curas y la derecha quienes pusieron en boga el concepto de Hispanidad para substituir el de Raza que a nadie suena bien.
Durante el franquismo se osciló al principio entre la Raza (al fin y al cabo, Franco era autor de una novela así titulada, Raza) y la Hispanidad. Pero finalmente, con el giro de los años 50, se decantó por la Hispanidad.
Como todo lo que tocaba Franco lo contaminaba, al final la Hispanidad se ha quedado en la curiosa Comunidad Hispánica de Naciones (una especie de Commonwealth o Francophonie de trapillo) y el 12 de octubre es la Fiesta Nacional de España. Y, en efecto, es muy española porque al festejo civil se une otro religioso especialmente señalado ya que es el día de la Virgen del Pilar, patrona de Aragón y también de la Hispanidad, así como de algunos cuerpos del Estado, singularmente la Guardia Civil. Con estos atributos no es de extrañar que se la tenga también por patrona de España, no siéndolo. Añade también a la confusión la leyenda de la aparición de la Virgen a Santiago el Mayor en carne mortal o sea, antes de ser asunta a los cielos, en el año 40.
Así que fiesta reciamente española, fiesta del Pilar, de la Guardia Civil, del Cuerpo de Correos, de la Hispanidad, de la Raza (en varios países latinoamericanos), Columbus Day en los EEUU, del respeto a la diversidad cultural (la Argentina). La Fiesta Nacional de España es la fiesta del Nuevo Mundo y de la muy reñida batalla ideológica acerca del significado y consecuencias de la efeméride.
Es absurdo negar que esa nación, España, es una nación problemática. Casi tan absurdo como el propósito del ministro Wert de españolizar españoles. Y este carácter problemático no es de ahora sino de siempre. Pocas naciones habrá en el mundo que consuman tanta energía intelectual en preguntarse angustiadamente, generación tras generación (que ya es un poco tedioso), si son o no naciones solo para encontrar que sus respuestas nunca gozan de general consenso.
La Fiesta Nacional de España se celebra hoy en un clima de evidente discordia, al borde de tres elecciones autonómicas precisamente en los tres territorios de tendencias separatistas (ya, ya, en distinta proporción), en mitad de una furiosa crisis económica que como un vendaval, afecta a todas las instituciones políticas, incluida la Monarquía. El desafío catalán (a la espera de cómo quede el Parlamento vasco) sostenido probablemente por una mayoría considerable de fuerzas políticas plantea una situación nueva en la que ya se ha materializado una resquebrajadura importante en el PSC-PSOE con la salida de Ernest Maragall para fundar un partido soberanista.
Los partidos dinásticos más UPyD y diversas instituciones del Estado se han manifestado en un sentido rotundamente negativo. Desde el Rey hasta los mandos de la Guardia Civil pasando por los curas el discurso es el mismo: la integridad territorial de España no se toca.
Entre tanto, los británicos se han puesto de acuerdo para dirimir el contencioso escocés mediante un referéndum de autodeterminación que se celebrará en 2014 con una pregunta simple y clara: "Independencia ¿sí o no?". Y se celebrará en Escocia; no en el Reino Unido.
¿Por qué en Escocia sí y en Cataluña no?
Hay quien dice que porque no son lo mismo, como si esto fuera una razón. ¿Por qué no son lo mismo? ¿En qué no lo son? Observaciones como que lo escoceses fueron independientes anteriormente y los catalanes nunca son irrelevantes salvo como peso de las generaciones muertas.
No existen razones en contra del referéndum de autodeterminación en Cataluña, especialmente en una situación en que el 74% de los catalanes quiere que lo haya. ¿Con qué derecho nos negamos los demás españoles a que las tres cuartas partes de los habitantes de un territorio puedan ejercer lo que consideran que es el suyo a decidir?
Tarde o temprano ese referéndum se celebrará. Las previsiones actuales respecto al resultado del escocés es que un 28% de los votantes pedirá la independencia y el resto por abrumadora mayoría la situación actual. ¿Cuáles serían las proyecciones hoy en un referéndum en Cataluña? Ahí es donde verdaderamente está el problema. El nacionalismo español (que, en el fondo, no cree en la nación española) teme que haya un resultado mayoritario a favor de la independencia. Actúa el miedo. El miedo a la desintegración de la Patria. Si ese referéndum se hubiera celebrado hace 25 años, el resultado hubiera sido una abrumadora mayoría a favor de España. Si se celebra hoy, el resultado es incierto, pero no habrá abrumadora mayoría en ningún sentido. Si España sigue obstaculizando la autodeterminación, cuando el referéndum se celebre, que se celebrará, la abrumadora mayoría puede ser a favor de la independencia.

dijous, 11 d’octubre del 2012

Españolizando.

Impecablemente ataviado con su camisa azul marino, muy apropiada para la ocasión, el ministro Wert desnudó ayer en sede parlamentaria el alma de su gobierno, sacó del armario el espíritu reciamente patriótico y soltó que el propósito de aquel es españolizar a los niños catalanes. ¡Qué gran jefe de la diplomacia ha perdido España! Pareciéndole de inmediato algo arriscado, belicoso, ese españolizar, se mostró magnánimo y autorizó a los niños catalanes un fifty-fifty, tan orgullosos de sentirse catalanes como españoles. O algo así.
Menudo disparate que ha dejado consternado a todo el mundo. No me extraña que tenga la más baja valoración popular y, por baja que sea, será demasiado alta.
No se trata de que se pretenda imbuir una identidad a través de la educación porque, al fin y al cabo, eso es lo que hacen todas las educaciones; se trata de que se quiera imponer a la fuerza en competencia con otra identidad de la que, sin embargo, se predica que también es española. Por eso se le niega el recurso a la independencia porque, se dice, España no puede admitir la independencia de una de sus partes. O sea la identidad catalana ya es española, según el punto de vista del ministro españolizante. ¿Por qué hay que españolizar lo español? ¿Puede ser que el ministro no sepa lo que dice o que haya ideas discrepantes sobre lo que sea lo español?
El verbo españolizar despierta ecos de turbios pasados. Supongo que las almas cándidas recordarán la polémica del 98 sobre si europeizar España o españolizar Europa. Pero este ejemplo no hace al caso salvo que, en un estallido de enajenación, venga a decirse que sí, que el mandato unamuniano de españolizar Europa afecta a Cataluña, de la que siempre se ha dicho que es Europa en España. Pero esto es otro disparate, aunque inofensivo.
El verbo ha empezado a bailar por las redes y estas le han encontrado los orígenes en lo más rancio de la retórica falangista y fascista españolas. Twitter se llenó de testimonios. Uno vale por todos, esa orden de la Junta de Defensa Nacional de Burgos, la de los fascistas, de fecha 28 de agosto de 1936 en la que se ordena españolizar la enseñanza.
Si 76 años después de aquella orden de los facciosos que se aplicó en España a rajatabla manu militari durante los siguientes cuarenta la autoridad, el gobierno, tiene como objetivo lo mismo, exactamente lo mismo, esto es españolizar a alguien, ¿cabe pensar que se ha fracasado? Al menos es razonable hacerlo, ¿no?
Sostengo que la política educativa españolizante de la derecha es un acicate para el independentismo y que su manifiesto fracaso se debe a que por españolizar la derecha entiende imponer su visión de España, cargada de ideología, de prejuicios de valor, una España nacional-católica, regida por la iglesia, cuyo símbolo nacional son las corridas de toros, declaradas, según parece, patrimonio artístico o cultural. Es decir, en efecto, hay una discrepancia profunda sobre lo que sea lo español. Un problema de identidad que el país arrastra desde hace siglos y que no por negarlo es menos evidente.  La esencia misma del nacionalismo español, tanto más vociferante y españolizante cuanto más duda de sí mismo. España es el país del nacionalismo titubeante; por eso es tan peligroso.
(La imagen es una captura del vídeo de El País, sobre la sesión de control al gobierno.

dimecres, 10 d’octubre del 2012

Las imposturas de Cebrián.

Impresionado por el naufragio de El País, ese símbolo de la prensa libre de calidad durante la transición y de la transición misma, la entrada de Palinuro de hoy iba dedicada a este asunto. Pero, según iban pasando las horas, seguía pensando en esta cuestión e iba calentándoseme la sangre cuando consideraba el comportamiento de Cebrián a lo largo del proceso. ¡Un millón de euros mensuales por hundir una de las empresas más emblemáticas del país! Un acto de saqueo y pillaje desvergonzado, mucho más desvergonzado que las granujerías de las cajas de ahorros porque se ha hecho en nombre de los ideales de convivencia democrática y regeneración ética de nuestro país, de lucha contra la corrupción y otras lacras crónicas en España.
Y según iba indignándome con el recuerdo de las veces que este pavo, Cebrián, se ha manifestado en público, siempre el más listo, el más brillante, el más honrado, luchador y decidido, mientras ocultaba este comportamiento ruin, miserable, de apandador, se me venía a la cabeza la persona de Polanco. Menos mal que tanto este como Javier Pradera se han muerto antes de que la realidad haya puesto en su sitio a quien, finalmente, ha resultado ser un impostor. Porque, mientras Polanco vivió, Cebrián se limitó a medrar a su sombra, ser su alter ego, imitarlo en todo con tanto éxito que parecía que estuviera animado por un espíritu parecido al del león de Santillana. 
Pero no era así: fue morirse Polanco y desplegarse un plan de saqueo de PRISA en beneficio de Cebrián y los cebrianes de turno que ha acabado arruinando una empresa un día puntal del buen hacer periodístico, con consistencia intelectual, para convertirlo en una aventura ruinosa, mero hacinamiento de mediocres apesebrados que han tejido una tupida red clientelar y de enchufismo de la que, por cierto, no queda enteramente libre el PSOE que siempre ha mantenido una relación subrepticia de amistad con este diario muy conveniente para influir en él, en su línea y hasta vetar a autores y personas no gratos a los burócratas al frente del partido. Y todo esto gracias a que, pendientes de sus intereses personales, los mediocres (que forman la mayor parte de esos increíbles 450 altos cargos de una empresa que tiene 450 trabajadores ordinarios, un alto cargo con su alta paga por cada trabajador), le han seguido la corriente y han mantenido la superchería y la impostura de que Cebrián, cuando menos, fuera un buen administrador. Bien claro se ve ahora que su gestión ha hundido el grupo PRISA, lo ha descapitalizado, arruinado y ha enviado a mucha gente al paro. Si lo ha hecho por mera incompetencia o con aprovechamiento y malicia, como supone Palinuro, se averiguará si, como puede pasar, acaban interviniendo los tribunales. En todo caso lo que está claro es que no se trata de la única impostura de este hombre que ha vivido de ellas.
Siendo director de El País, es decir un hombre poderoso, en cuya mano estaba publicar (y remunerar) colaboraciones escritas de los académicos que, en la mayoría de los casos, se morían de ganas de verse en los periódicos, maquinó un proyecto con Luis María Anson, entonces director del ABC para hacerse miembro de la Academia, gracias a su común influencia. Anson es un hombre insoportablemente pretencioso y cursi pero, cuando menos, es culto; tanto como bastantes académicos o, incluso más. Pero Cebrián, no. No es culto (al contrario, es bastante ignaro), ni escribe bien, ni tiene virtud alguna para ser académico salvo su poder para publicar o no a sus colegas. Es un académico sin méritos. Una de sus imposturas.
La otra hace referencia a su condición de ensayista y literato. Cualquiera que haya leido algún texto de nuestro hombre sabe que, como ensayista, es vulgar, sin método ni chispa y, como literato, lo mejor es que se olviden sus intentos. Y eso que ha gozado de unos medios de difusión y publicidad como no los ha tenido nadie nunca en España. En el colmo del peloteo institucional, alguien rodó una película (subvencionada, claro) sobre su novela La rusa, casi tan mala como el libro. Otra impostura.
Por último, la gran relevancia social que obtuvo mientras actuó a la sombra de Polanco y que consolidó luego cuando, libre del protectorado del jefe, pudo dar rienda suelta a sus desatentadas ideas, lo han configurado como hombre público influyente e importante en los círculos internacionales. La última impostura. No tiene absolutamente nada que decir de su cosecha personal sobre ninguno de los problemas que aquejan al mundo actual. Ni posee influencia ni poder alguno como no sea el de abrir o cerrar las páginas de El País a unos u otros autores, según sus preferencias personales, ideológicas, estilísticas y de pura presencia.
La ruina de El País es obra exclusiva de Cebrián, cuyas imposturas que muchos veníamos exponiendo desde hace tiempo, quedan hoy a la vista de todos.
(La imagen es una captura de dilmarousseff, bajo licencia Creative Commons).

Paistanic.

El aparatoso, lamentable, naufragio de El País, tiene a la profesión periodística en suspendido ánimo y a la casta política preparando el abordaje del pecio que quede. Hay un resplandor de extraña premonición en el horizonte: justo cuando la Constitución de 1978 pasa por sus peores momentos hace aguas el que fuera (junto al extinto Diario 16) su único baluarte en momentos de zozobra. Es la España de la transición, la de la segunda restauración, la que parece presta a abandonar la escena. Los dos partidos dinásticos solo reúnen una intención de voto del 50%.
Tampoco hay que exagerar, viene a decirse. Solo es un ERE. La empresa continúa, igual que lo hizo El Mundo hace un tiempo. Sí y no. Sí porque, en efecto, la empresa dice querer continuar; no porque ya no es la misma empresa y porque no está claro por qué y para qué y hasta cuándo pretende continuar. Pero sobre todo no porque El País, para mucha gente, es más que una empresa, es una forma de vida, un modo de enfocarla, un auxiliar importante en el proceso de socialización. Una leyenda viva. Y eso es lo que está quedando destrozado con esta lenta cuanto sórdida agonía.
Decir El país es decir Juan Luis Cebrián, sobre todo desde el fallecimiento de Polanco padre. A partir de ese momento, la identificación entre el periódico y la persona de Cebrián, que ya fue fuerte desde el comienzo, se hizo indiscutible. En la medida en que los complicados tejemanejes de los órganos directivos de estas empresas y sociedades son inteligibles para el común de los mortales, la imagen que emergía era la de que Cebrián tomaba las decisiones estratégicas del grupo PRISA. Y esas decisiones han llevado al grupo a la situación en que se encuentra, siendo la responsabilidad exclusiva, por decisión propia, del primer director del diario. Aquí se rompe un mito que se había conservado indiscutido desde los tiempos de Polanco: el de que Cebrián era un buen gestor. No lo es, no lo ha sido y el resultado a la vista está.
Pero en esta confesión de ineptitud que hay en el ERE de El País (aplicado, por lo demás, en las condiciones de la reforma laboral actual) resalta un dato que deja anonadado a cualquiera, el sueldo de Cebrián de 11 o 13 millones de euros en un año. ¡Caramba! Esto pasaba en las cajas, que están todas en manos de presuntos mangantes, pero no en El País, conciencia honesta del país. ¿No? Taza y media. Parece que el periódico tiene una cantidad de altos cargos equivalente a la de trabajadores ordinarios. Los primeros, sin embargo, cobran una pasta que ni siquiera osan hacer pública mientras que los segundos, mileuristas o poco más, tienen que encajar el ERE. 
No, no es un asunto normal. Es un cataclismo de autoconfianza de un sector importante de la intelectualidad española. La fragmentación del ídolo de barro. Como empresa, El País, el grupo PRISA, parece responder a los mismos criterios de enchufismo, clientelismo y corruptelas que las cajas o cualquier otro lugar en que una casta de privilegiados pueda hacer lo que le dé la gana.
Sobre todo un cataclismo porque, además del mito de Cebrián buen gestor se rompe en añicos el de Cebrián intelectual crítico, comprometido con la democracia y la regeneración ética del foro. Que levante la mano quien no haya leído algún sermón cebrianesco sobre los anteriores aspectos. ¡Cuánta regañina moralizante! ¡Cuánto desdén intelectual! Sobre todo con los presidentes del gobierno. En el verano de 2011 publicó un artículo poniendo a Zapatero de botarate y exigiendo elecciones anticipadas, hablando implícitamente en nombre de los sectores más avanzados y progresistas de la sociedad.
Todo eso hay que contraponerlo ahora sobre el trasfondo de un hombre que dice que un millón de euros al mes es un salario dentro de los usos y costumbres del mercado. No un saqueo de una empresa sino una retribución condigna y equitativa, una que era mil veces el salario de bastantes empleados de la empresa en cuestión. 
Palinuro es consciente de que Cebrián es persona que genera muy extendida animadversión y se afirma en su idea de que gran parte de esta está movida por la envidia. Pero no toda. Hay en la actitud del primer director un elemento torcido que nada ni nadie puede enderezar. Asignarse una retribución disparatada en una empresa en dificultades una de las cuales es lo disparatado de las retribuciones de los cargos directivos, no es compatible con ningún criterio ético de ningún tipo.
Hay un elemento final que Palinuro encuentra especialmente deplorable y es el hecho de que, en su obra ensayística, Cebrián insista desde hace años en que los periódicos de papel no tienen salida, están condenados a desaparecer. Eso lo decimos muchos otros también desde hace años. Pero, en el 99,99% de los casos no somos responsables de la edición de uno de ellos, del más importante. Con este dato, el asunto aparece en toda su cruda realidad: ¿cómo va a dirigir bien una empresa alguien que no cree en ella? Palinuro tiene especial debilidad por quienes luchan desinteresadamente por causas en cuyo triunfo final no creen. Pero cuando se entera de que eso se hace por un millón de euros al mes, ya no lo tiene por lucha sino por saqueo. Lo que da la auténtica dimensión de Cebrián.
Los trabajadores le piden que devuelva cuando menos parte de los millones. No se sabe si lo hará o no, pero lo que no podrá devolver jamás es la fe en un modo de gestionar la empresa de acuerdo con criterios de eficiencia y equidad.

dimarts, 9 d’octubre del 2012

Regeneración democrática

El gobierno del que es vicepresidenta esa señora de la derecha de la foto, ataviada según la Trento Fashion, muy apreciada en La Moncloa, y gracias al impulso personal de esta, ha decidido encargar un estudio sobre regeneración democrática del país a un grupo de "expertos".
¿"Expertos" seleccionados por el PP? Claro, cierto. ¿Nadie se acuerda de aquella especie de troglodita mental, psicólogo "experto" en homosexualidad, que hizo el ridículo mundial con sus "teorías" al respecto? Pues eso. Y, como no hay que dar nada por descontado, esta vez también elegirán "expertos" incuestionables en la materia de la democracia. Solo por ayudar sugiero los nombres siguientes: Carlos Dávila, Ynestrillas, Blas Piñar, Nacho Villa y Pedro J. Ramírez (por lo de los medios); Rouco Varela cubrirá el flanco religioso; para el femenino, por no caer en el feminazismo, bastará el brazo incorrupto de Santa Teresa; el militar, siempre muy necesario, estará dignamente representado con uno de los infinitos cuadros que Franco se hizo pintar en vida. Una gran comisión de patriotas.
Como ya sé que Palinuro -por mucho que haya escrito sobre la democracia y el Estado de derecho- jamás será llamado a un cónclave tan entretenido (y, seguramente, opíparamente bien pagado), me ha hecho llegar sus recomendaciones gratis et amore para colaborar con tan excelsa tarea de regenerar democráticamente nuestro amado país. Parte del principio de que el principal obstáculo a la regeneración democrática de España es el propio gobierno que encarga el dictamen sobre regeneración, al extremo de que duda de si en verdad quiere saber cómo se regenera la democracia en el país o cómo acabar con ella de una vez, para volver a los tiempos de la extraordinaria placidez del genocida, que es lo que le mola. Por si fuera lo primero (Palinuro es un poco iluso) sugiere una batería de medidas que, debidamente resumidas, son las siguientes:
1ª) Instalar un detector de mentiras en la entrada de La Moncloa con un mazo de 500 kilos que caerá sobre la cabeza del mentiroso. Si se hace, habrá cambio de gobierno en horas.
2ª) Expulsar del gabinete a los siguientes ministros: Mato (por analfabeta), Wert (por oscurantista y pedante), Báñez (por inútil), De Guindos (por ruinoso), Montoro (por falsario), Morenés (por belicista), Margallo (por incompetente), Soria (por impopular), Cañete (por tramposo), Gallardón (por hipócrita), Fernández Díaz (por facha).
3ª) Echar de una patada en el culo a los dos comisarios de agit-prop que han puesto en TVE1 y nombrar a uno que no tenga más de lo imprescindible de esbirro.
4ª) Mandar a la gobernadora de Madrid por su marido, que lo busca la justicia, y que deje de criminalizar a la ciudadanía y de hostigar a los viandantes.
5ª) Mandar a paseo al Director de la policía, Cosidó por utilizar a esta como un instrumento de provocación mafiosa y delictiva.
6ª) Apartar al portavoz Rafael Hernando y nombrarlo jefe de la sección de peleas de gallos en el extrarradio.
7ª) Mandar a la diputada Andrea Fabra a hacer un cursillo con su padre sobre variaciones del "¡Que se jodan!"
8ª) Poner al alcalde de Valladolid (a) "Morritos" de guardia a jugar al mus con el albondiguilla.
9ª) Pagar al eslabón perdido de Castelao Bragaña un curso completo de humanidades contemporáneas.
Seguro que si el gobierno es capaz de hacer esto, habrá un avance de la calidad de la democracia en España. Me dejo mucho en el tintero pero solo estas recomendaciones darían al sistema político español un aspecto muy distinto.
De nada.

La secesión de Cataluña.

¡Qué pronto ha cambiado el tono de los españoles al referirse al propósito catalanista renovado de ir a la independencia! Lo que empezó siendo una algarabía catalana, según calificación de Rajoy, cuya capacidad para el análisis realista es inexistente, ha acabado siendo una algarabía española. Algunos de esos que siempre lo saben todo habían descubierto que, en el fondo, la petición independentista no era más que una cortina de humo para que la gente no se fijara en los asuntos verdaderamente importantes, los recortes, la crisis, etc. Esos mismos están hoy dispuestos a mandar la Guardia Civil o lo que haga falta para frenar a unos independentistas que cada vez hablan más claro.
La algarabía española está siendo atronadora. De Guindos dice que lo sucedido en el Camp Nou da "mala imagen" de España en el extranjero y en la red le contestan que peor la dan Cospedal y Sáez de Santamaría vestidas con el burka católico, poniendo la nota negra en el Vaticano. Gallardón, a quien gusta sentar plaza de avisado, sostiene que la secesión de Cataluña sacaría a España del euro, algo sorprendente porque, en primer lugar, no está claro que seguir en el euro sea bueno y, en segundo, tampoco lo está por qué España habría de salir de la eurozona si los catalanes se van.
Al final ya no hay ni razones. Así, Felipe González afirma en un mitín en Bilbao (creo) que ningún territorio de España va a ser independiente, lo que no se sabe si es una profecía o una amenaza, aunque suena más a lo segundo. Aquí nadie se independiza porque no nos da la gana.
¿Independencia de Cataluña? Por encima de mi cadáver, piensa Rajoy, quien también se muestra rotundo afirmando que no va a admitir separaciones de ninguna clase. Sí señor, alto y claro y bombardeo de Barcelona si necesario fuese. Con afán de modular algo su rotunda negativa, Rajoy echa mano de un argumento tan necio que ya nadie más se atreve a emplearlo: ¿a dónde van estos independentistas cuando el sentido de nuestro tiempo es, dice, la integración por arriba, cuando desaparecen las fronteras y los Estados? Siendo esto así, ¿qué más da a Rajoy y resto de integristas que Cataluña se sume al gran agujero negro de la Unión Europea, al Estado continental, como parte de España o fuera de España?
Resumen final: de independencia, nada, catalanes. No hay nada que hacer. Pero, por si acaso, el gobierno ha ido corriendo a Bruselas a chivarse y a pedir a las autoridades comunitarias que se opongan a la independencia de Cataluña, con lo cual ya la han fastidiado estos águilas porque han conseguido lo que han tratado siempre de evitar, esto es, la internacionalización del asunto.
Y, por otro lado, guste o no a los nacionalistas españoles va a debatirse en el Congreso la petición de ERC de que se autorice al Parlament la competencia para convocar un referéndum de autodeterminación.
Ahí está la palabra. Autodeterminación. El escollo de la convivencia.
En mitad de la algarabía española, ayer Rubio Llorente publicaba un artículo en El País, titulado Un referéndum para Cataluña en el que trata establecer algo de cordura en el tumultuoso y apasionado debate echando mano del célebre dictamen del Tribunal Supremo Federal canadiense de 1988 en relación a Quebec. La doctrina es clara: la autodeterminación no cabe en la Constitución del Canadá (de hecho, Rubio Llorente no la menciona en el artículo) pero si hay una mayoría de quebequeses partidarios de la independencia, habrá que hacer algo, en concreto un referéndum, negociando previamente las condiciones aceptables para todos. Lo mismo propone el autor para Cataluña.
A Palinuro, que lleva años defendiendo el derecho de autodeterminación de los pueblos de España lo del referéndum le parece muy bien, aunque desconfía de su carácter excepcional. Por eso es partidario de reformar la Constitución de 1978 para que, entre otras cosas, recoja el derecho de autodeterminación. Cree Palinuro que, si ese derecho se ejerce, tanto el País Vasco como Cataluña votarán mayoritariamente a favor de la conservación de España, aunque está convencido de que tal mayoría desaparecerá si el nacionalismo español se empeña en negar ese derecho a las naciones llamadas periféricas. Así que, cuando el referéndum se celebre, que habrá de celebrarse inevitablemente, quizá haya mayoría a favor de la independencia.
Si así fuera, España debe reconocerla.
Está claro el dilema. Las propuestas de federalización de España, probablemente tardías, también son bienvenidas, cómo no. Pero dan la impresión de no estar muy bien pensadas. En primer lugar España es ya de hecho en buena medida un Estado federal, a falta de un par de nombres y eso no ha mitigado en absoluto las pretensiones independentistas. En segundo lugar el cupo de los territorios vascos y la soberanía fiscal navarra rompen todos los moldes federales, incluidos los del federalismo asimétrico
No obstante, la situación puede ser la tensión entre un impreciso federalismo y la desintegración de un Estado que nunca consiguió estar integrado salvo a la fuerza.
(La imagen es una foto de Huhsunqu, bajo licencia Creative Commons).

dilluns, 8 d’octubre del 2012

Negros augurios en la corte de los recortes.

Hace un par de días el CIS pronosticaba a Feijóo la misma ajustada mayoría absoluta que tiene ahora. Sin más comentarios. El sondeo de Metroscopia para El País parece una corrala en un funeral. El PP tiene una caída de voto de más de 14 puntos y el PSOE, de más de 4, con lo que consigue el mérito del peor dato de su historia desde 1977. Los dos partidos dinásticos, sumados, andan en torno al 50% del voto. Su hegemonía se resquebraja, se desmorona desde lo fabulosos ochenta y pico por ciento de hace unos años. Con estos resultados seguramente no hubieran podido reformar la Constitución a la remanguillé, como hicieron.
¿Hace aguas el sistema político de la segunda restauración?
A lo mejor. IU pega un salto de 6 puntos en expectativa de voto y se va al 12% y UPyD aumenta 5,5 puntos. Más voces en el parlamento.
Y esos son los partidos. Miradas las personas, Metroscopia presenta un aquelarre. El 84% de la ciudadanía desconfía del presidente del gobierno al que el Economist, al parecer, llama mysterious. Su valoración está por debajo de la de todos y cada uno de sus ministros, que ya es decir porque salen todos suspensos. Rajoy, el porras. No veo datos sobre Rubalcaba pero vienen siendo similares a los de Rajoy o peores. La gente no se fía del gobierno porque miente y no se fía de la oposición porque ni miente.
Lo que se diga de Galicia puede decirse asimismo del País Vasco en lo que hace al batacazo de los dos partidos dinásticos; si bien aquí lo que tienen enfrente es un bloque nacionalista que se prevé apabullante. Aprovecho para sostener mi tesis: nunca ETA consiguió poner el País Vasco en una situación tan halagüeña para el independentismo.
Todo esto suena a fin de ciclo, de época, de etapa.
La Monarquía está en entredicho por los malos pasos cinegéticos (en todos los sentidos) del Rey y los todavía peores de su yerno y su hija, a la que los tribunales andan exonerando cada vez con mayores dificultades. Por si fuera poco y quede claro que los Borbones son los Borbones, el Rey ha presidido no sé qué ceremonia para honrar a los responsables del desastre de El Annual, lo que, andando el tiempo, acabaría costando el trono a su abuelo.
El gobierno carece de toda autoridad. Ya dijo Palinuro que la táctica de guerrilla de protesta se extiende. Primero fue De Guindos, a quien chafaron una conferencia en la London School of Economics; después fue Rajoy, recibido en Malta al grito de "¡Rajoy, tu pueblo pasa hambre!" y ayer le tocó el turno a Fernández Díaz, el de Interior, al que pitaron y silbaron los asistentes al homenaje a la Guardia Civil. Ya no se respeta nada. Pero, claro, para que te respeten has de ser respetable y el caso de Rajoy no reúne los requisitos. Aquí lo vemos hace unos días a su llegada a Roma, al palacio presidencial, sin saber qué hacer a lo largo de toda la ceremonia.


Genial. La pregunta obvia es: ¿cómo van los ciudadanos a confiar en alguien así?
Bueno, la verdad es que confían o, cuando menos, votan, a gentes aun más estrafalarias. La foto de ayer en la entrada también de ayer de Mensaje de Dios a Cospedal, esa foto impagable de Cospedal con peineta y mantilla en el Vaticano, abanderada de la contrarreforma tridentina, junto a una mínima Sáez de Santamaría, devotamente vestida de negro desde el pescuezo, la saqué del twitter de Nieves Concostrina. Impagable, cierto. Ese gesto agrio, duro, agresivo, refleja un espíritu.
Y ya no hablamos de la señora gobernadora Cifuentes cuyo marido está en ignorado paradero pero al que se puede ver fotografiado en la misma Delegación del Gobierno que tendría que buscarlo. La corte de los recortes es una corte de maravillas.
(La segunda imagen es un vídeo de You Tube, bajo
licencia Creative Commons).

diumenge, 7 d’octubre del 2012

Mensaje de Dios a Cospedal.

Mucho se congratuló mi corazón, hija mía, al verte hoy en la ceremonia dedicada a Juan, el poeta seráfico. Estabas resplandeciente con esa peineta y esa toca o mantilla que tanto realzan tu natural compostura y te hacen parecerte a la reina María Cristina, de religiosa memoria. Nada de falsas gracias femeninas, que inducen a los hombres al pecado. Un gesto avinagrado, adusto, estirado, como de cabo furriel, que ese lo bordas. Solo mirarte y Satán pone pies en polvorosa porque en verdad parece que vayas a ladrar. Tus enemigos -que son muchos, lo sé, pues es la carga que yo te envío para probarte- dicen que no ladras, sino que rebuznas. Pero, dilecta como me eres, lo tuyo es el ladrido, el ceño y, si acaso, algún rugido que otro. Con firmes puntales como tú, mi reino está garantizado en España hasta el fin de los tiempos y, al menos en Castilla-La Mancha, no será necesario reevangelizar España. Ya estáis Nacho Villa y tú ahí y al que se salga del camino de Dios, una buena colleja en la noche oscura del alma.
Me dicen que has restablecido el orden natural de las cosas en tus dominios, que gobiernan los ricos, los banqueros, los empresarios, los plurienchufados como tu marido y los corruptos que menuda cruz llevan con el ludibrio público. Y que has echado a los pobres a patadas del Parlamento autonómico igual que mi  Hijo hizo con los mercaderes en el templo. Muy bien, María Dolores, porque ¿qué pinta un pobre, un trabajador, aunque sea honrado, en el Parlamento? No saben gobernar; ni siquiera saben usar el tenedor en la mesa. Haces bien poniéndolos en su sitio y que no nos den la murga con sus nefandas doctrinas luteranas, sacadas de Rousseau, Voltaire y otros diablos sulfurosos. Si quieren leer (¿ves qué mal se hizo al acabar con el analfabetismo, fuente de vocaciones y milagros?), que lean al Padre Astete y, si quieren buena literatura, al Padre Coloma.
Ya sé que tú solo lees Camino, pero ese libro excelso no está pensado para tus administrados por lo mismo por lo que las margaritas no son para los cerdos.
Sí, hija amantísima. No cedas a las presiones del nefando progresismo. No escuches las venenosas propuestas de los Palinuros del siglo, no te dejes corromper, no des tantico así a la carne. Ya sé que tuviste un hijo por inseminación artificial. Los más bobos de la cofradía lo achacan a una mal entendida independencia por tu parte cuando yo sé que lo hiciste así por amor a mí, para cumplir mis mandatos sin conocer varón. Sigue así, hija mía, y alcanzarás la beatitud. Nada de concuspicencia. Ni en el matrimonio. La única forma de controlar cristianamente la natalidad como yo mando es la abstinencia. Y cuando se presente la tentación, resiste y coloca a tu marido en otro consejo de administración de otra gran empresa para que se enfríe, que los hombres son concupiscibles, pues yo los hice así para probaros.
Veo que te trajiste a tu amiga la devota menudica, a la que estás empujando hacia el bien y la devoción porque espezó su aventura política un tanto ligera de ropas y más de ideas. La verdad es que tiene un poco cara de torta y desmerece de la fiereza de tu mirada, de tu temple guerrero, de tu deseo de aplastar al maligno en cualquiera de sus nefandas formas, PSOE, IU, UGT, CCOO y ya no hablemos de los gays, las lesbianas o los aborrecidos abortistas. Espero que, con el tiempo y la dulce frecuentación de ese querubín que hay en el gobierno, la ministra Báñez, así como del sucesor de Torquemada, Wert, alcance a recuperar el sendero recto.
Sí. hija, pasa luego por el solio de San Pedro, que he iluminado a mi siervo Benedicto para que te aconseje acerca de cómo perseguir con más eficacia los males del siglo en tu tierra, la libertad, la igualdad, la justicia social y otras invenciones diabólicas, igual que se hacía en las gloriosas Hitlerjugend.
No hace falta que traigas a la pánfila de Soraya contigo. Que se quede viendo los museos vaticanos. Tú y yo solos por intermedio del Genosse Ratzinger, quien te dará mi bendición.
(La imagen es una foto tomada del Twitter de Nieves Concostrina)

Habla la mayoría silenciosa.

Nada menos que el 77% de la población comparte los motivos del 25S (el 50% motivos y procedimientos; el 27% restante solo los motivos). El 77% se parece a una mayoría, la mayoría silenciosa que le gusta a Rajoy. Pero ese gusto no tiene reciprocidad. Él no gusta a la mayoría. A la mayoría silenciosa le gusta el 25S.
Una mayoría silenciosa que apoya un golpe de Estado encubierto en la celebrada expresión de la gobernadora Cifuentes. Lo nunca visto. Por cierto, con el 77% de la población perrofláutica, esas listas que dice que tiene o no tiene son muy fáciles hacer. Se coge el censo y se da a todo el mundo por sospechoso. Hay un riesgo de fallar del 23%; pero como es fallar por exceso, es menos grave.
La encuesta de Metroscopia para El País revela no ya indiferencia o desafección hacia los políticos sino incluso hostilidad, franca animadversión. El periódico culpa de ello a la crisis, esa misma que lo ha llevado a él a un ERE que ha encrespado la profesión periodística. Pero la crisis no tiene la culpa de nada, como no la tiene una tormenta o una inundación. La culpa la tienen los que la gestionan. Y justo en el momento en que más necesarios son los políticos de altura por la situación de emergencia, en España contamos con dos ilustres medianías que ni siquiera consiguen ponerse de acuerdo. Y no ya en los asuntos de la gobernación del Reino sino incluso en el modo de reaccionar frente al nuevo actor político-social que se ha impuesto en el marco de la legalidad para cuestionarla, la acción de las multitudes que tienen continuidad en el tiempo y cada vez más marcan el debate público.
Para la derecha ese movimiento es una cuestión de orden público y reacciona muy en la línea de su autoritarismo intrínseco criminalizando comportamientos críticos, aumentando las penas, restringiendo derechos y libertades, imponiendo el estado de excepción de hecho. La autoridad policial española ha puesto además en práctica medidas represivas preventivas, identificaciones masivas de ciudadanos al azar por la calle. Ello no impide que el día de la aprobación de los presupuestos en el Parlamento ya esté convocada una nueva acción de rodear el Parlamento similar a la anterior, quizá con más gentes. Para detenciones preventivas propongo que se habilite un campo de fútbol. Será muy simbólico.
Para la izquierda, el movimiento 15M o 25S o sea cual sea su nombre es un problema. La izquierda socialdemócrata no puede aceptar la desobediencia civil, pero tampoco puede condenarla tajantemente porque es acción politica por razón de conciencia. Por eso viene diciendo la dirección del PSOE que hay que escuchar a la gente. Resulta paternalista porque no basta con escuchar condescendientemente como el sultán bondadoso sino que, además, hay que hacerse oír. Y esa parte de la función la tiene el PSOE aún muy verde.
La otra izquierda, IU, los anticapitalistas, los ecologistas, tienen muchos lazos con el movimiento 15M y aunque este esté emperrado en mantener una actitud ajena a los partidos no puede ignorar que hay acciones conjuntas. Esa denuncia contra tres políticos de IU por defender las manifestaciones del 25S es una de estas, una acción conjunta del 25S e IU. El propósito es que estas acciones conjuntas lleven a una estrategia conjunta. Si IU o Izquierda Anticapitalista o una sociedad de izquierdas se ofrece para canalizar en sede parlamentaria las peticiones del 15M este no perderá nada con servirse de ella sin que eso quiera decir que deba cejar en su forma ordinaria, extraparlamentaria, de producirse.
Hablar de mayoría silenciosa en una sociedad digital carece de sentido. Aquí no se calla nadie. La mayoría silenciosa recurre también a técnicas que podrían llamarse de "guerrilla de oposición". Allí donde aparece algún dirigente a la luz de los focos, se encuentra una contestación organizada ad hoc a través de las redes. Le pasó a De Guindos en la London School of Economics y le ha pasado a Rajoy en Malta. La mayoría silenciosa le ha dicho que su pueblo pasa hambre. Vaya usted a saber qué le dirá a Cospedal, a González, a Mas, etc la próxima vez que vayan a inaugurar algo.
De silenciosa la mayoría ya no tiene nada.

dissabte, 6 d’octubre del 2012

Barbaridades.

Por la boca de este Castelao habla la especie. Eso es lo que piensan muchos hombres. Muchos. Lo hacen, pero no lo dicen. Y hasta lo hacen pensando que no lo hacen porque las convenciones sociales lo ocultan. Y algunos hombres, los más hombres de todos, no solo piensan que las mujeres están para violarlas sino también para culparlas por la violación y asesinarlas, en lógica consecuencia.
Así que la especie se ha revuelto como un áspid contra el bocazas por decir lo que no se puede decir y lo ha hecho desaparecer tartamudeando excusas pintorescas. Por cierto, no he visto que nadie resalte hasta dónde llega la depravación moral e intelectual de esta derecha. Decir que las mujeres están para violarlas ya revela que se es un redomado imbécil. Pero ¿y qué decir de la propuesta de que las leyes estén también para violarlas? Pues eso, la derecha,.
Pero no es la única barbaridad reciente. El auto del Juez Pedraz archivando el caso del 25S ha desatado las iras de Rafael Hernando, portavoz del PP que, entre otras lindezas, ha llamado a Pedraz pijo ácrata o algo así. Insultar a los jueces por el contenido de sus decisiones es una muestra de barbarie, de absoluta barbarie. Se puede discrepar del contenido del auto, criticarlo acerbamente, recurrirlo. No se puede insultar al juez. Salvo que uno sea un bárbaro, de los que mandaban matar al mensajero.
En todo caso, a Pedraz se le avecina una garzona. Ya han aparecido las inevitables Manos Limpias denunciándolo por no sé qué. La Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, no es seguro que sepa en dónde está el pueblo que defiende pero sí cree que cabe proceder contra Pedraz, judicialmente, es de suponer, aunque no se sepa en ejercicio de qué competencia. Los políticos, todos, sintiéndose insultados por lo de decadencia lanzan venablos dialécticos. Y los medios de la derecha ya están sacando historias de cómo en su infancia, Pedraz quitaba las canicas a los otros niños.
Y a todo esto ninguno de los furibundos atacantes parece haber leído el auto del juez Pedraz o, si lo ha leído, no sabe leer porque ahí no se dice que Pedraz califique a la clase política de decadente sino que esto es lo que hace el 25S.

La isla ¿de qué?

La Fundación Juan March tiene una actividad de exposiciones sumamente encomiable. Todos los años trae dos o tres de gran interés, con temas innovadores, muy cuidadas. Y eso en pintura y artes gráficas. También es excepcional su programación de música de cámara y en conferencias. En suma, una actividad de primer orden.
Pero a veces patina. Ayer se inauguró la exposición La isla del tesoro que promete ser un recorrido por el arte británico, desde Holbein (previa explicación de por qué se considera a Holbein británico) hasta Hockney. Este raro emparejamiento levanta una sospecha: ¿qué tienen que ver Holbein, Van Dyck (otro "adoptado"), Hogarth o Reynolds con La isla del tesoro? La visita, la triste visita a la exposición lo explica todo: la que no tiene nada que ver con La isla del tesoro es la exposición misma.
El título del evento es falso, induce a error, tiene algo de fraudulento. A cualquiera que le hablen de La isla del tesoro, preguntará por Long John Silver y la mota negra y saldrá corriendo a ver la exposición de la March solo para encontrarse que allí únicamente se habla de Stevenson en una retorcida explicación/justificación de la entrada.
¿Qué resulta? Que se pretende jugar a la metáfora. La isla del tesoro, buenas gentes, es la Gran Bretaña misma. Pero tampoco se crea que la exposición se orienta por la vía simbólica, especulativa, casi metafísica de la isla como representación de la humanidad. Se habla de Utopía, pero porque se trata de una obra "británica", no porque verse sobre la isla como ideal sublime de la humanidad o lugar de maravillas y portentos, la Atlántida, hundida para siempre, las islas de Rabelais, la ínsula Barataria, la isla de Tamoe del Marques de sade.
No, al final es una exposición patriótica basada en la idea de que Gran Bretaña es una isla que alberga un tesoro artístico. Sin duda. Pero si quiere uno verlo tiene que irse allí porque lo que han traído aquí, francamente, es muy pobre. Un repaso por cinco o seis siglos de arte "británico" concentrado en autores menores o de segunda y obras de segunda o menores de autores de primera. Lo que han traído de Gainsborough, de Stubbs, de Blake, los paisajes de Constable o Turner o las ñoñerías de Leighton y hasta el siglo XX, de Lowry, de Bacon, del propio Hockney, parecen retales.
Y eso si nos resignamos a reducir el arte a pintura y dos o tres tallas desangeladas. Sin escultura, ni literatura, ni música ni mucho menos las artes posteriores, como la fotografía y el cine, hablar de la "historia del arte británico" resulta un poco exagerado.
Bueno, de todas formas, merece la pena acercarse a contemplar la Perséfone de Rossetti o el Harlot's progress, de Hogarth.