dilluns, 22 d’agost del 2011

Balance del espectáculo peregrino.

I. Intendencia.

Nadie niega ya que el coste de la JMJ haya recaído íntegro sobre las espaldas de los contribuyentes españoles y madrileños en concreto. Al principio, la jerarquía y sus monagos y correveidiles intentaron engañar como suelen. Pero está claro que los millones donados por las empresas llevan una desgravación del ochenta por ciento y que el gratis total del millón de jóvenes en alojamientos, comidas, transportes (veinte por ciento del precio) y museos lo pagamos los madrileños. Ahora recurren a la especie de que ese millón de gratistotales habrá dejado buena pastuqui en la capital. Otra mentira. Habrán dejado algo, poco, a los comerciantes de licores (como se aprecia en la foto), a los chinos del centro y a los vendedores de postales. ¿Qué consumo van a hacer unos mendas que vienen a gastos pagos? Y todo por 190 euros la mochila milagrosa. El negocio es para la iglesia católica, como siempre, proyección española de ese paraíso fiscal que es el Vaticano, gran inversor en una multinacional que fabrica viagra y preservativos. Ya se sabe que el dinero non olet y la empresa está boyante. El negocio, que es lo que aquí importa, fue un éxito. 190 millones de ingresos y veinte por ciento de costes, unos 150 millones: beneficio fabuloso. Y los madrileños, a aguantar la patulea.


II. Doctrina.

Las elaboraciones teóricas de Benedicto han sido endebles porque este Papa presume de filósofo pero no pasa de sofista. Palinuro las ha comentado a lo largo de la semana y se resumen en una breve palabra: no. No al consumismo; no al relativismo; no al hedonismo; no a las ciencia; no a los matrimonios gay; no al divorcio; no al control de la natalidad; no al aborto. Este papa será conocido como Herr Nein. Hasta lo que afirma como sí, el celibato, por ejemplo, es un no encubierto: no a la vida sexual del clero. Es de agradecer, sin embargo, que este pastor que viene en viaje privado y come y departe con todas las autoridades del siglo, no haya tronado contra el gobierno y las leyes vigentes en España, como un Bautista, ni incitado al pueblo a la desobediencia. Ha habido entendimiento con las autoridades. ¿A qué precio?


III. Política.



Las autoridades, con el rey a la cabeza, le han rendido humillante pleitesía. Lo del rey es menos grave; al fin y al cabo lo puso Franco, cuyos peregrinos (véase la segunda foto) también fueron a Sol a dar su merecido a los rojos. Pero ver al presidente y ministros de un gobierno democrático de hinojos ante un teócrata, señor del último Estado absoluto y misógino en Europa, que lleva años amparando la pederastia del clero, da vergüenza. La visita de Zapatero a la nunciatura es, guardando las debidas proporciones, como la humillación de Enrique IV ante Gregorio VII en Canossa. ¿La condición? Zapatero ha declarado públicamente que los ignominiosos acuerdos de 1979 con la Santa Sede deben seguir en vigor. Victoria del clero, abyección del poder civil. A cambio, no ha caído a éste un chorreo de anatemas. ¿Valía la pena? Me parece que no porque, aunque los pusilánimes del gobierno no lo crean, los rayos y centellas del sumo sacerdote no impresionan a nadie ni con el aparato del mago de Oz. Este ogro ya no muerde. Los jóvenes van a verlo como podrían ir a ver al gran Mufti a La Meca si costara también 190 euros.


IV. Gratistotales.


Son lo mejor de la JMJ, la sal de la fiesta. ¿Qué joven no se hubiera apuntado a la tournée de dios gratis total? Incluido soponcio en Cuatro Vientos, especie de Woodstock de beatos. Palinuro está pensado apuntarse a la siguiente JM en Río, siempre que salga tan apañada de precio. No es que sea muy joven, pero sí más que el Papa. Entre estos gratistotales ha habido de todo: botellones, gamberradas, ocupaciones de espacios públicos y un punto de kale borroka, cuando unos cuantos, siguiendo la paz del Señor y las consignas de los curas, intentaron reventar la manifa legal de los laicos, cosa que al final tuvo que hacer la policía por incompetencia manifiesta de los papistas. No creo que de este festival salgan los 500.000 matrimonios católicos con que soñaba Rouco Varela convertido en casamentero el día de su cumpleaños, pero muchos habrán ligado y menos da una piedra.


V. Brutalidad policial.


La delegada del Gobierno ha demostrado no ser enteramente incompetente sino sólo medio incompetente. Supo negociar con los laicos, pero no supo impartir órdenes precisas a la policía o ésta no le hace caso. Desde el principio, las fuerzas de seguridad se han puesto a las órdenes de la jerarquía y los gratistotales entre los que, como se ve en la foto, estaban ellas mismas. Con los laicos su actitud ha sido discriminatoria, arbitraria, insultante y muy agresiva. Entendiendo por laicos todos los que no llevaban mochila de gratistotal. Han apaleado a niñas y ciudadanos inermes y pacíficos. Y eso no puede quedar así. Los agentes que hayan agredido e insultado sin motivo a ciudadanos pacíficos que los mantienen con sus impuestos deben ser castigados.


VI. El 15-M


Con su silencio se ha cubierto de gloria. Hace dos meses que Palinuro viene advirtiendo del sospechoso y ambiguo callar del 15-M sobre la iglesia. Esa asamblea de confraternización entre gratistotales y 15-M en Sol, en la que los del 15-M se fundieron en abrazos con los que un día antes querían partirles la cara, despeja la ambigüedad: entre los perroflautas hay abundancia de meapilas. Si el Estado se ha postrado de hinojos ante el teócrata, ¿por qué no la revolución ante sus gratistotales? Al parecer, la lucha por la democracia es compatible con la pleitesía a la organización más antidemocrática que hay en Europa. Antidemocrática y misógina.


VII. Las mujeres.


La iglesia puede predicar lo que quiera. Siempre que se lo pague ella (y no es el caso) no hay nada que objetar. Sus fieles pueden creer lo que les apetezca, faltaba más; también de su bolsillo. Pero lo que no pueden hacer la una ni los otros es incumplir la ley, y en España es ley la igualdad entre hombres y mujeres. La teoría y sobre todo la práctica de la iglesia en relación con las mujeres, a las que discrimina abiertamente por considerarlas inferiores es un delito según los artículos 314 y 510 del Código Penal. Este mismo Código (art. 515, 5º) considera ilícita toda asociación que "promueva la discriminación, el odio o la violencia contra personas, grupos o asociaciones por razón de su ideología, religión o creencias, la pertenencia de sus miembros o de alguno de ellos a una etnia, raza o nación, su sexo, orientación sexual, situación familiar, enfermedad o minusvalía, o inciten a ello." Es decir, la iglesia católica es una asociación ilícita. En esa discriminación está la base de la violencia de género.

(Las imágenes se pueden ver en Twitter, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 21 d’agost del 2011

El dios de la tormenta.

Los elementos cayeron ayer con furia sobre el acto más multitudinario de la JMJ, la inmensa concentración en Cuatro Vientos para despedir en vigilia al Papa, quien iba a pronunciar un discurso decisivo. Pero no pudo. La lluvia y el viento no lo permitieron. Existe el texto escrito, que se repartió antes y del que dan cuenta los periódicos, pero sus palabras aladas no surcaron el aire que era huracanado. Cualquiera vería aquí un fenómeno meteorológico inoportuno pero sin ninguna significación simbólica. Cualquiera que no sea cura, porque el cardenal Rouco Varela inauguró esta JMJ rezando porque no hiciera demasiado calor, de donde se sigue que cree en la intervención divina en los meteoros, en la mejor tradición de las procesiones de la lluvia. Si esto es así la tormenta de Cuatro Vientos da a entender que Dios escucha pero a veces se pasa en el remedio. El propio Benedicto, a quien no hace falta sentido del humor, al aimanar la tormenta, dijo que el Señor, con la lluvia, mandaba muchas bendiciones, lo que equivale a hacer de necesidad virtud. Podía haber mandado sus bendiciones en un suave atardecer de verano con el gorjeo de los pajarillos. Antes, desoyendo manifiestamente a Rouco, el mismo Dios había subido hasta los 40º, ochocientas intervenciones del SAMUR y veinticuatro hospitalizaciones. Si Dios está en estas cosas, ayer tenía muy mal humor. Hay quien dice que debido a la falta de beligerancia del Papa contra el gobierno socialista. No ya una petición de cruzada, ni un mísero rapapolvo ha habido. Hasta monseñor Rouco estuvo moderado en su momento. La prensa de la derecha se ha quedado sin munición. Está claro que ha funcionado la diplomacia. A Palinuro le parece perfecto que la iglesia no se extralimite y reduzca su discurso a sus seguidores. No está de acuerdo, en cambio, con la afirmación de Zapatero de la vigencia de los Acuerdos con la Santa Sede de 1979. Sin duda es el trueque, pero no tiene validez.

Hablando para los suyos Benedicto XVI tiene un discurso que, a la postre, es confuso. Dijo por la mañana a unos seminaristas que había que luchar en una sociedad que pretende excluir a Dios. No está claro qué quiera decir. Dios se excluye a sí mismo. Una de las tradiciones más intensas del cristianismo es la idea del Dios escondido, que arranca de Isaías 45, 15 y llega hasta Juan Pablo II, pasando por Santo Tomás, Nicolás de Cusa, Lutero, Pascal, etc. Es verdad que esta idea fundamenta algunos de los mayores refinamientos cristianos de la teoría del conocimiento (hay que conocer lo que se esconde, desvelar lo que está velado, según Heidegger) pero siempre desembocan en la experiencia mística de conocer lo incognoscible, por ejemplo a través de la docta ignorancia del citado cusano. ¿Para qué quiere el Papa hacer patente a un Dios que se esconde?

Me parece más claro cuando ensalza ante los seminaristas el celibato. Creo que eso es una monstruosidad, origen de mil perturbaciones en los curas que, quieran o no, son hombres. Como en el caso de las monjas; otra monstruosidad contraria a su idea de la ley natural y de la ley divina puesto que en ningún sitio dice Dios que sus sacerdotes y sacerdotisas (aunque sean de segunda) hayan de imponerse el celibato. Se diría que, mientras la prédica se dirija a los curas, los no católicos no tenemos nada que opinar. O sí, porque padecemos las consecuencias de esas monstruosidades en el comportamiento torcido de muchos curas pederastas.

En Cuatro Vientos Benedicto XVI iba a cargar contra el relativismo, bestia negra que lo obsesiona, igual que a Monseñor Rouco. El relativismo es malo al parecer porque renuncia y desprecia la búsqueda de la verdad. Es cierto que la postmodernidad es incrédula respecto a la existencia de una única verdad metafísica. Pero eso no quiere decir que no se la busque con ahínco. Esto es casi una perogrullada. Nadie cree que exista una idea metafísica de felicidad, pero todos la buscan. No obstante es difícil que lo entienda alguien que, como Benedicto XVI, sostiene que esa verdad única metafísica existe y que él la representa. ¿Cómo va a entender el relativismo si es incapaz de entender que otra (u otras) persona(s) en el mundo piensen lo mismo que él y con la misma sinceridad y, por lo tanto, pueda haber dos (o más) verdades únicas metafísicas lo que, obviamente, es absurdo?

Al hablar a los jóvenes de eso que tanto le importa que es la alcoba se ve que no acepta el divorcio, ni el matrimonio homosexual, ni el uso de medios contraceptivos. Dado que eso sólo reza para los suyos, pues ya no puede imponérselo a todo el mundo (y no es que no quiera) cabe decir que con su pan se lo coman. Pero llama la atención que un hombre tan bien informado como el Papa no sepa que los católicos se divorcian como los no católicos, regulan su natalidad como todo el mundo y, cuando son homosexuales, se casan. Y, si lo sabe, que lo sabe, ¿no le parece que hay un problema grande de confusión en la doctrina? Es la confusión de una doctrina que ni siquiera practican los que la profesan.

Cuando se dice que la iglesia debe actualizarse, "ponerse al día", modernizarse, a juicio de Palinuro se dice algo inverosímil aunque bien intencionado. La experiencia muestra que la iglesia no actualiza su pensamiento (otra cosa es su acción, pues ahí está a la última) así como así. En ese vergonzoso contubernio que protagonizaron ayer algunos gratistotales con otros del 15-M en Sol, al parecer, algunos de los primeros pidieron paciencia ya que la iglesia es milenaria y le cuesta adaptarse a nuevas realidades, como el matrimonio homosexual. ¡Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos será el reino de los cielos!

Por si acaso, por si, en efecto, la iglesia es capaz de adaptarse al mundo en el que vive, es recomendable que empiece por revisar su visión de la mujer como ser inferior, que es la idea más estúpida, cruel e inhumana de las muchas que mantiene. Seguir negándose a reconocer la igualdad de los hombres y las mujeres es un delito de lesa humanidad y una provocación al mundo entero.

dissabte, 20 d’agost del 2011

Límites a la ciencia.

Estas Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) que la iglesia ha escenificado en el agosto madrileño a mayor pompa del Papa de Roma están deparando novedades sin cuento, sorpresas que suspenden el ánimo. Las muchedumbres de sedicentes peregrinos llevan dos días de experiencia religiosa y además viajan en los transportes públicos, se alimentan opíparamente en todo tipo de establecimientos, se alojan en locales que la autoridad ha cedido graciosamente y visitan algunos museos, todo ello gratis total a cuenta de los contribuyentes españoles, en especial los sufridos madrileños. Milton Friedman, gurú de la escuela monetarista y forofo del mercado libre, dio lustre al viejo dicho de "No existe el almuerzo gratis". En efecto, no existe; alguien lo paga siempre. Aquí, está claro.

No tiene nada de extraño que un sector de la población haga civilizadamente público su descontento. Sus adversarios dicen que son muy pocos, grupúsculos. Dejando de lado el hecho de que, aunque fuera un solo ciudadano, tendría igual derecho que la multitud de gratistotales a manifestarse, la apreciación es falsa. Son pocos los que salen a la calle a recibir los seguros porrazos de la policía. Son muchos más los que no quieren que los apaleen pero suscriben la protesta de los apaleados a los que Cospedal considera intolerantes sin límites. Desde luego hay que ser intolerante para no gozar cuando a uno le abren la cabeza. En fin, tómese nota del sin límites porque ayer fue un día de límites.

Aparte de departir de nuevo con el Rey, con el presidente del Gobierno y otros dignatarios y autoridades mundanas, el Papa, a quien Manolo Saco llama el farsante de Roma en un artículo que quita el aliento, tuvo dos momentos espectaculares, en el Escorial y en el Paseo de Recoletos. En el primer lugar reunió a los profesores universitarios católicos y adoctrinó a una multitud de monjas sobre la radicalidad de la fe evangélica. Eso servirá para que corra mucha tinta y ya habrá quien señale el irrisorio hocus pocus en que Ratzinger se enreda cada vez que tiene que hablar a mujeres a las que considera poco más que escobas parlantes. Eso de la radicalidad, por cierto copiado de Marx, sonaba a monólogo de Cantinflas.

Pero lo importante fue lo que dijo en otro terreno general, filosófico: que no podemos permitir una ciencia sin límites. Ahí es donde está la bomba metafísica. Un hombre que administra conceptos como lo ilimitado, lo infinito, lo eterno sin tener la mínima base racional para ello, dice que hay que poner límites a la ciencia. Obviamente no quiere competencia, sobre todo de la ciencia, que no hay revelación que pueda con ella. Pero ¿qué significa poner límites a la ciencia? Es obvio, poner límites al conocimiento humano, límites exteriores al conocimiento mismo provenientes de la moral y del conjunto de supersticiones, milagros y portentos en que este hombre dice creer. La ciencia es el conocimiento riguroso y cierto de los hechos a la luz de la razón y no puede tener límite alguno a priori. Y mucho menos impuesto por una persona que asegura que, cuando se le antoja, es infalible. La idea de que la ciencia pueda tener resultados que aniquilen la especie, por ejemplo, o la degraden, es muy vieja. La utopías Erewhon, de Samuel Butler y The Coming Race, de Bulwer Lytton (las dos hacia 1871), ya hablaban de la posibilidad de que las máquinas se rebelaran contra los hombres. La imaginación es libre. Hasta podría haber cristales soñadores, según soñaba a su vez Sturgeon. Pero nada de eso justifica que alguien sostenga la peligrosa idea de que hay que poner límites a la ciencia. Porque habla de eso, de limitar la ciencia, no el uso político, o social, o económico que pueda hacerse de ella, sino la ciencia en sí misma; limitar el avance del saber, la libre indagación, el unended quest de Popper. Es de comprender que el Papa lo haga porque es su negociado y su especialidad, las relaciones entre la razón científica y la fe (que, como se ve, consisten en que la primera se someta a la segunda) y no va a ir contra las normas de la casa. Pero, francamente, eso es tan absurdo, inhumano, retrógrado e inútil que da un poco de vergüenza ajena.

Por la tarde, el Papa se fue al via crucis de Recoletos. Convertir el Paseo de Recoletos en un recordatorio del camino del Calvario es tan absurdo como lo de los límites y, además, de un nivel cultural bajísimo. ¿No podía haber hecho interpretar el Mesías de Händel en el Campo de las Naciones, por ejemplo? En fin, via crucis fue y a él se sumó el dimitido Francisco Camps, lo que demuestra que la iglesia admite a todo el mundo, pecadores arrepentidos y sin arrepentir.

Al otro lado del escenario, el de las sombras de la noche, los tumultos, las cargas, las carreras, las protestas y vuelta a empezar, la tónica es la de la brutalidad policial. La petición para que dimita la delegada del Gobierno es generalizada. Palinuro no se sumó ayer ni lo hará hoy. Es evidente que la situación se le ha ido de las manos a la delegada (a la que no sé qué caso real hace la policía) y que cada vez va a peor. Se está creando una situación tensa en las calles de Madrid en la que puede haber una desgracia que, guste o no guste a la jerarquía, será como un baldón en este alegre festival de lo que Gallardón llama "la profesión pública de la fe", como si el resto del año los católicos estuvieran en las catacumbas.

Queda un día, creo, y las cosas no van a arreglarse a tiempo con la dimisión de Carrión. Entiende Palinuro que la delegada del Gobierno debiera cambiar de actitud y de criterio, tener el valor de sus supuestas convicciones de izquierda y actuar en consecuencia, esto es, por un lado ayudar a la investigación sobre las supuestas brutalidades policiales y agilizarla y, por otro, defender el derecho a manifestarse de los laicos, que somos pacíficos y no atacamos a nadie y protegerlos de los gratistotales que son los que agreden y hostigan permanentemente a quienes estamos pagando su estancia aquí.

(La imagen es una foto de Beyond Forgetting, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 19 d’agost del 2011

A la luz de las tinieblas.

La iglesia católica se precia de ser portadora de la llama del Evangelio. Con su llegada, el Papa ilumina el suelo que pisa y, desde aquí, irradia su luz sobre todo el orbe, si bien éste parece ignorarlo. La gran mayoría de la prensa occidental no menciona la visita o la reduce a una noticia breve (como Le Monde y La Repubblica). No hace falta hablar de la de Asia en donde mucha gente no sabe quién es el Papa o cree que es un avatar del Dalai Lama.

¿Es el mundo, son los medios o es la luz? Me da que sea la luz porque el mundo es de una curiosidad infinita y los medios viven de eso. Es la luz en sí, que no ilumina; al contrario, entenebrece, obnubila el juicio, desorienta. El catolicismo es una religión con tantos misterios y afirmaciones o negaciones contrarias a la razón que necesita una iglesia que se arrogue la facultad de pensar por los creyentes, infantilizándolos, sometidos por el miedo a un Dios al que hay que temer.

Hasta el portador mismo de la luz trae un mensaje tan oscuro que ni él consigue que no suene amenazador o simplemente incomprensible. ¿Tiene sentido que Ratzinger critique a quienes se creen como Dios por decidir sobre la vida y la muerte de la gente por razones momentáneas? Eso es lo que ha hecho la iglesia durante siglos: ha bendecido la masacre de pueblos enteros en América, ha quemados vivos y enviado al otro mundo entre tormentos y espantosas agonías a miles de infortunados, a los que acusaba de herejes, relapsos, brujas, ateos, hugonotes, falsos conversos o lo que le diera la gana. Siglos. Y si ha dejado de hacerlo no es porque no quiera sino porque no puede. ¿Prueba? Todavía no ha condenado ese temible, tenebroso, siniestro pasado. Probablemente porque lo que condena Benedicto XVI no es el que se mate, sino que se haga por "razones momentáneas." Si se hace por "razones eternas", evidentemente, la cosa cambia.

¿Tiene sentido que el Papa critique el consumismo y el hedonismo contemporáneos cuando, desde que ha llegado a España, sólo ha hablado con reyes, presidentes, cardenales, obispos, nuncios, ministros? Lo más cerca que ha estado de los civiles normales (y convenientemente escogidos por monseñor Rouco) ha sido a 600 metros y a esos los utiliza de auditorio para hablar a través de él, de modo solemne, a las mismas testas coronadas, mandos, jerarquías y autoridades de este reino terrenal con las que comparte anécdotas ligeras en la sobremesas de suculentos banquetes.

Si Benedicto XVI quiere hacer luz de verdad puede, por ejemplo, explicar por qué la iglesia considera a las mujeres seres inferiores. Y que no se refugie en que es lo que dice el Evangelio porque hay cosas de éste que la iglesia no practica (por ejemplo, "vende lo que tienes, dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo, ven y sígueme" Marcos, 10, 21) y cosas que practica que no están en el Evangelio, por ejemplo, el celibato del sacerdocio o la prohibición del divorcio. Así que, exactamente ¿por qué no pueden ser sacerdotisas las mujeres? Sólo con que explicara eso con algún argumento compatible con el hecho -que él dice aceptar- de que las mujeres son seres humanos plenos, como los hombres, habría hecho mucho por disipar las tinieblas que ordinariamente administra.

Las tinieblas vaticanas oscurecen el raciocinio de mucha más gente, son contagiosas. Aguirre ha encontrado brillante explicar a la parroquia que la libertad y la igualdad las ha traído el cristianismo, no Karl Marx. Marx, no; pero el cristianismo, tampoco. Al contrario, se ha opuesto siempre a que imperen esos conceptos y lo ha hecho a sangre y fuego. Y aún ahora lo hace con testarudez. La iglesia sigue sin aceptar el divorcio, que es un derecho de libertad. ¿Creen admisible los ciudadanos, católicos incluidos, que se derogue el divorcio? La iglesia que tuvo veintisiete años en las mazmorras de la inquisión a un alma de bien como Tommaso Campanella ¿ha traído la libertad al mundo? La libertad ha venido en contra de la iglesia. Lo de Marx es mejor dejarlo porque está claro que, a su ofuscación habitual, Aguirre añade ahora la obnubilación por las tinieblas importadas en este viaje tan problemático.

Como lo tiene mucha más gente. Por ejemplo, los medios de comunicación españoles. Los comerciales coinciden en decir que la manifa del día 17 se acabó en Sol. La manifa acabó en Tirso de Molina, como estaba previsto, salvando las provocaciones de los papifascistas y los inconvenientes y dificultades de la policía. En Sol quedó mucha gente ocupando la plaza, reconquistada del papifascio; y los policías, cómo no, los que trataron a cuerpo de rey a los provocadores propapa, cargaron contra ella. Y, a día de ayer, seguía cargando.

Obnubilado por las tinieblas vaticanas tiene el juicio la delegada del Gobierno. Muchos piden su dimisión. Palinuro no; Palinuro pide que salga del barullo y vea en dónde se está metiendo. La obstinación en cargar contra los laicos es tan absurda, arbitraria, insolente y virulenta que, en cualquier momento puede ocurrir una desgracia. Y lo que le falta a este Papa es salir de aquí salpicado de sangre. Porque, en contra de lo que le aconsejan al unísono todos los monagos papistas (policías, alcalde, presidenta de la Comunidad, clérigos, etc) la solución al problema es muy sencilla. Lo que la policía debe hacer porque es lo justo es proteger a los laicos en sus manifestaciones pacificas, siempre anunciadas, y mantener a raya a los peregrinos de las tinieblas. Nadie acosa a los católicos, como clama Ratzinger, sino que son los católicos los que, como siempre, acosan a los demás. Los demás sólo quieren saber cuánto nos cuesta este dispendio del millón de peregrinos gratis total, pico al que estuvo a punto de sumarse otro pellizco cuando Aguirre, aún en éxtasis místico, pidió a los hospitales de Madrid que no cobraran a los peregrinos. No a las clínicas privadas, a las que beneficia, sino a la sanidad pública, a la que acogota. Es algo tan desvergonzado que ha tenido que retractarse.

Por cierto, sin ánimo de bronca, en todo este curioso acontecimiento del Papa ¿en dónde está el 15-M? Cuando uno se erige en conciencia moral de la sociedad y critica todo en esta tierra, está uno obligado a hablar cuando el cielo baja a ella. Pero ha sido tiniebla sobre tiniebla y silencio cerrado. Claros, luminosos, racionales, hemos sido los laicos: que cada uno se pague su Papa.

La imagen es una foto de Sergey Gabdurakhmanov, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 18 d’agost del 2011

Tríptico de los peregrinos papifascistas.


UNO.


Con un sol radiante, las calles del Madrid más galano y turístico se llenaron ayer de mal llamados "peregrinos" en estas vacaciones gratis total que les ha organizado la agencia de viajes Vatican Tours en una oferta de ensueño. Por 190 euríviris, los visitantes tienen viaje de ida y vuelta a sus países y una semanita en Madrid a gastos pagos, alojamiento, manutención, transportes gratuitos, museos en entrada libre, una mochila, un gorro, un pañuelo, un rosario, una estampa de SuSan y una lata de cerveza SIN. Un chollo a costa de los contribuyentes españoles, muchos de los cuales este año no han podido pagarse sus vacaciones. Lo raro es que no hayan venido diez millones de aprovechateguis. La iglesia está perdiendo gancho.

Desde la mañana era un hormigueo de grupos de jovenzuelos arracimados en torno a guiones con sus colores nacionales, como los turistas japoneses cuando visitan el Vaticano, bastantes de ellos con pinta de boy-scouts; mucho frufrú de sotanas y hábitos de todos los colores, por supuesto, ellos con ellos y ellas con ellas; vivarachos los curitas, alegres y sumisas las monjitas. El Madrid de los Austrias, desde el palacio real hasta la Plaza Mayor, pasando por lo que fue Capitanía y el obispado, bullía con el gozo del pueblo del señor llegado a la tierra prometida, que mana leche y miel... gratis. Por la tarde tenían la consigna de tomar la Puerta del Sol y cerrar el paso a la manifestación antipapa, una congregación satánica, compuesta por ateos, marxistas, anarquistas, putas, maricones, perroflautas, laicistas, cristianos de base (¡vade retro, Satanás!), herejes, masones y separatistas. O sea, ciudadanos. Acabaron yendo unos cientos a cumplir la consigna. Querían montar una manifestación ilegal, una provocación para reventar la manifestación legal y autorizada de 15.000 personas con ayuda de la policía que, aunque mantuvo separados a los cientos de los miles, los trató por igual (como si su derecho fuera el mismo) y, al final, cargó... contra los legales.


DOS.


Parque del Retiro. En uno de los doscientos confesionarios encomendado a un padre de la cofradía de los Protectores de Niños Desamparados. Se acerca un peregrino papifascista.

Ave María purísima.

Sin pecado concebida.

Padre: he pecado contra Dios y el Santo Padre.

¿Cómo, hijo?

No conseguí reventar la manifestación antipapa.

¿Y eso? ¿No llevabas gas serín?

No, padre. Detuvieron al cuate encargado de traerlo por largar por la red.

Pecado de exhibicionismo. ¿Tampoco fueron los kikos, los neocatecúmenos, los legionarios de Cristo, los grupos de la cruz, aunque sea gamada, la muy liberal presidenta de la Comunidad y la devota concejala de Medio Ambiente, que tanto encienden la grey?

No, padre. Estaban todos con el gratis total. Allí sólo fuimos un grupo de franceses que cantaba la Marsellesa, un puñado de valientes mexicanos, algunos devotos colombianos y unos grupos de gachupines que querían conquistar, decían, el Alcázar, algo que no entendí.

Son cosas nuestras.

Lo que más me molesta, padre, es que con los sin-Dios venían muchísimos cristianos de base, de los que dicen seguir a Cristo.

Son los peores, hijo; a esos había que adelantarles en esta tierra los sufrimientos que padecerán en el infierno. De ahí la importancia de aniquilarlos con el azufre y el gas serín.

Pues tuvimos que retirarnos y allí se quedaron los sodomitas anticatólicos, enemigos de Dios, ocupando la plaza.

No te preocupes, obedeciendo órdenes de este gobierno de impíos templados por el miedo, la policía desalojó luego contundentemente (aunque no lo suficiente) la plaza. Ve con Dios, hijo, ego te absolvo, y no olvides dejar un donativo para los negritos de Somalia.


TRES.


Hoy aterriza en la católica España el sumo pontífice de estos turistas gratis total. Viene a un país en el que 15.000 ciudadanos libres, que nos pagamos nuestro transporte (y nuestros trajes), nuestro alojamiento y nuestras comidas, llevamos nuestras mochilas y no entramos gratis en los museos, le hemos dicho bien claro que no es bienvenido. Creo que esos 15.000 ciudadanos hablamos en nombre de varios millones repartidos por el territorio español que objetan a que en tiempos de escasez y penuria aquí y hambruna en el África, los seguidores de una religión monten un espectáculo de fastos bombásticos con el dinero público y que, encima, traten de darnos lecciones de moral a quienes no creemos en ningún dios, ni en el Jehová en el que ellos dicen creer, ni en el Mamón en el que creen de verdad.

Ignoro si este papa tendrá la gallardía de referirse a la manifestación laica, legal y libre que sus jenízaros de misa y olla trataron de reventar de modo ilegal y en su nombre. También ignoro si se acogerá a la línea repentinamente conciliadora de Rouco o llegará a anatematizar la legislación vigente en España, a encender el odio, el enfrentamiento, la división social que es lo que le gusta a este sofista y ensoberbecido mitómano, obsesionado con el sexo.

En el fondo, ya da igual. Al margen de la que tengan estos peregrinos boy-scouts, la imagen social de Benedicto XVI es bastante mala y este espectáculo lamentable no va a mejorarla. Lo que la gente ve con sus ojos es un antiguo Hitlerjung que, cuando estuvo al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, encubrió delitos de pederastia conocidos, extendidos, reiterados; que luego ha mantenido una actitud ambigua respecto a este crimen al que, en el fondo, sigue sin considerar delito; ve igualmente que es duro, intransigente y despiadado con los pobres del mundo a los que prohíbe el preservativo pero de cuya pobreza no se acuerda, ya sea en el África, en América Latina o en Asia; ve que intenta imponer dogmas sobre comportamientos íntimos y privados sobre los que nadie con una mínima idea de la dignidad y la autonomía de la persona permite que le den órdenes; que pretende restringir los derechos fundamentales de los ciudadanos por razón de su condición de género, su opción sexual o su estado de salud; ve, por último, que la iglesia a la que representa quiere imponer sus criterios al conjunto de la sociedad a la que, además, parasita pues vive de ella.

Con esa imagen ya puede el Papa decir, como Moisés, que viene de hablar con Dios. No estoy seguro de que éste, de existir, le dirigiera la palabra.

dimecres, 17 d’agost del 2011

Madrid, ciudad abierta.

Ayer dio comienzo el espectáculo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). El Papa llegará mañana. Entre tanto, actúan los teloneros. Miles, decenas de miles de fieles abarrotaban la Plaza de la Cibeles para asistir a la misa oficiada por el cardenal Rouco Varela, un mar de gentes de la confesión, jóvenes recatados, enarbolando banderas de sus países y muy sonrientes, reatas de monjas también muy sonrientes con la felicidad mística brillándoles en los ojos, adolescentes fans del romano pontífice, vocaciones dubitativas, pecadores arrepentidos, voluntarios animosos, congregaciones laicas con ánimo festivo, algún enfermo que otro en espera de un milagro. Y todos alegres, muy, muy alegres. Empalagosa pero no contagiosamente alegres. Pero, en fin, es su fiesta y Madrid es una ciudad hospitalaria que acoge a todo el mundo sin preguntar origen, credo o filiación política. Porque es una ciudad abierta. Sólo se cerró una vez, en noviembre de 1936 y quienes querían entrar en ella a sangre y fuego tardaron casi tres años en conseguirlo.

Diez mil autobuses de toda Europa van a provocar molestias sin cuento durante siete días. Pero los madrileños lo entienden como un deber de hospitalidad. Hay que acoger a ese millón de peregrinos, aunque su peregrinar se limitará al centro de la capital porque han llegado en los dichos autobuses. En autobús está Palinuro dispuesto a peregrinar hasta el Taj Mahal. Una prueba más de que en la JMJ lo que se dice no coincide con la verdad. La cuestión afecta sobre todo a la financión del conjunto del espectáculo. La iglesia ha insistido en que el erario público no desembolsará ni un céntimo. Pero eso es falso. El coste prácticamente íntegro de la JMJ recaerá sobre los contribuyentes en forma de subvenciones, prestaciones gratuitas, cesiones y desgravaciones fiscales a las aportaciones que hayan hecho las empresas privadas. Las autoridades no financian directamente la fiesta del Papa sino que dejan de recibir ingresos por el monto de esa financiación. He aquí cómo puede ocultarse una mentira tras una aparente verdad. De eso la iglesia sabe mucho.

Pero, aclarado ese enojoso punto que tanto se presta a la demagogia clerical, Madrid, ciudad abierta, acoge al millón (o los que sean) de asistentes a los que, además financia generosamente el acto en tiempos de vacas esqueléticas. Es muy de celebrar que, en justa correspondencia, Rouco Varela no la emprendiera a mandobles con la legislación socialista durante su homilía. ¡Muy de agradecer que se limitara a cumplir con su cometido pastoral espiritual! Así son las cosas. El que hace unos años se manifestaba por las calles contra las leyes anticristianas calla ahora quién sabe si para preparar el terreno a la artillería pontificia.

En la homilía monseñor ha expuesto su visión de España, cuya esencia reside en su bimilenario cristianismo. Pero eso no es decir nada. El cristianismo es bimilenario en toda Europa, desde Grecia a Irlanda y desde las Canarias hasta Helsinki. El cristianismo forma parte de la identidad cultural europea, como también lo forman la filosofía griega (2500 años), el derecho romano (2.200) o el consuetudinario (aun más antiguo). Es más, forma parte de la identidad europea pero no es genuinamente europeo, como la filosofía griega o el derecho romano por cuanto tiene un origen ajeno, foráneo, mediterráneo pero no europeo, en las creencias hebreas que componen el Antiguo Testamento que los cristianos han hecho suyo.

También es peculiarmente europea (aunque más reciente) la separación de la iglesia y el Estado, de la religión y la política. En ello, paradójicamente, quizá tenga que ver el espíritu del cristianismo porque las otras dos religiones del libro, el islam y el judaísmo, no la tienen, o no la tienen del todo. Por sí o por no la iglesia tiene que reconocer su separación del Estado de una vez, por muy católica que haya sido España en el pasado. La identificación de la religión con la conciencia nacional es un salto en el vacío hacia atrás, a los tiempos del concilio de Trento y la posterior Paz de Westfalia.

Como Madrid es ciudad abierta, acoge hoy también una manifestación laica de gentes que somos contrarias a que una visita privada del jefe de un culto religioso concreto se financie, como hemos visto, con cargo a los contribuyentes. Y es de esperar que esa manifestación trascurra sin incidentes, por más que la derecha esté preparando el terreno para que los haya. La señora Botella, cuya forma de razonar es similar a la de su marido ya ha dicho que la manifestación laica (que ella llama antipapa) es una provocación, unas declaraciones que sí que son una verdadera provocación, un incentivo para que alguno(s) de esos bárbaros ultracatólicos y/o nazis que abundan en el entorno de la derecha provoque un desastre. De hecho, la policía ya ha detenido a un demente que pretendía atentar contra los laicos con gas sarín, un menda que dice en la red que hay que matar a todas las putas y los maricones y que es, cómo no, voluntario de la JMJ, en donde habrá bastantes más fanáticos y asesinos potenciales. Es la obsesión de la derecha (y del Papa y del clero en general): el sexo. Putas y maricones son también la obsesión de Botella. Contra las putas ya la tomó hace un par de años, hostigándolas por las calles. Ahora son los maricones como se ve en ese especioso razonamiento que emplea para llamar "provocación" a la manifa laica: ¿alguien se imagina que se convocara una manifestación antigay el día del orgullo gay? Es una pregunta bastante tonta porque la respuesta es "sí, desde luego, ¿por qué no?" El problema es que Botella habla de manifestación pero piensa en agresión que es lo que dice creer que puede hacer la marcha laica y lo que en realidad hacen sus amigos y correligionarios como ese químico lunático dispuesto a hacer el trabajo sucio a la muy cristiana concejala.

(La imagen es una foto de orocain, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 16 d’agost del 2011

Juego sucio.

Hace un par de días, Alberto Fabra, el presidente de la Generalitat valenciana sostenía que con la dimisión forzosa de Francisco Camps (que él considera ejemplar) el caso Gürtel quedaba atrás y hay que "pasar página". Eso de pasar página es el equivalente de moda del antiguo "borrón y cuenta nueva", más gráfico pero menos elegante. Es una afirmación de hecho que apenas oculta un encendido deseo: que se cierre el caso. Por desgracia para el improvisado profeta y fortuna para la justicia, eso no es posible.

La dimisión de Camps no tuvo nada de ejemplar, ni de heroica, ni de noble. Fue una decisión a regañadientes, tras haberlo intentado todo para evitarla, es decir, ignominiosa. Y se ha coronado con una triquiñuela por la que el dimisionario blinda su continuación en la política y con un salario respetable a cuenta del erario público. Pero, aunque la dimisión de Camps fuera algo tan glorioso como la muerte de Marco Curcio, el caso Gürtel no puede detenerse y mucho menos dejarse atrás. Al contrario, lo que la dimisión de Camps prueba es que los trajes famosos no eran más que la punta del iceberg de una presunta trama generalizada en Valencia que incluye episodios de corrupción y de financiación ilegal del PP. Y si no era la punta del iceberg, era la primera línea de defensa de los imputados que estuvo a pique de salirles bien cuando el juez De la Rúa decidió archivar el asunto en el que estaba implicado su "más que amigo".

La fiscalía anticorrupción pide la imputación de dieciséis personas, entre ellas cuatro cargos del PP (así como unos cuantos empresarios-contratistas con la Comunidad Autónoma y los habituales perillanes de la Gürtel) por supuesta financiación ilegal con valor de un millón de euros en las elecciones generales en 2008. Según parece, los actos electorales de Rajoy en Valencia los organizó la Gürtel, que es algo así como decir Al Capone. Ha faltado tiempo al PSOE para pedir decisiones al PP, esto es, explicaciones, declaraciones, dimisiones. Rajoy, creen estas buenas gentes, no puede estar callado ante tan escandalosos hechos.

Si se esperan declaraciones de Rajoy, la experiencia muestra la espera vana; no las habrá. ¿Rajoy hablar sobre algo que lo comprometa? Esperar eso es inútil. Es posible que algún segundón, González Pons por ejemplo, diga que el PSOE emplea el caso Gürtel, inexistente por lo demás, como una cortina de humo para desviar la atención del caso Faisán. Y será todo. La táctica del PP en este asunto es la más acertada pues consiste en evitar a toda costa que se hable de él. Cuanto más se hable, peor; más hilos y cabos van atándose y de ahí sale una imagen muy mala del PP, como partido sospechoso de corrupción. Por eso mismo la táctica del PSOE debe ser la contraria, esto es, que se hable de la Gürtel, una posición fácil de mantener porque consiste en defender el derecho a la información de la gente. Nadie se atreve a decir que ese derecho no exista o que exista pero no a la información sino a la desinformación.

La financiación ilegal de los partidos es uno de los delitos más odiosos en democracia porque rompe el principio del juego limpio e igualdad de oportunidades . Quienes emplean medios ilícitos para financiar sus campañas son como los deportistas que se dopan: parten de una situación de ventaja en detrimento de los otros contendientes de buena fe. Falsean la competición; falsean las elecciones. Y así como los deportistas culpables pierden su título, las opciones políticas ganadoras con métodos ilegales debieran perder su triunfo. En el fondo es una versión actualizada de la compra de votos del viejo caciquismo que ahora se práctica con grandes espectáculos, grupos musicales, autobuses, golosinas y los consabidos chuches de Rajoy.

No, el caso Gürtel no está "atrás", sino que está delante, esperando al PP con las fauces abiertas.


Aquí alguien no está bien de la cabeza.

Leo en El Plural que el señor Anglada, líder de Plataforma per Catalunya, dice: "Le puedo asegurar que mis hijos nunca se casarán con un negro subsahariano". Los hijos del señor Anglada ¿son propiedad suya? Es obvio que tiene muy bajo concepto de los negros, pero ¿qué concepto tiene de sus hijos?

dilluns, 15 d’agost del 2011

Velando armas.

Agosto, con sus perseidas, invita a relajarse, a descansar, a "desconectar", como dice mucha gente a la que, evidentemente, la conexión del resto del año fatiga o fastidia. Son las "bien ganadas" sacrosantas vacaciones que aquí se toman hasta quienes no trabajan. Un tiempo para el dulce no hacer nada. Para olvidarse, para sonreír, para decir cualquier cosa sin temor a las consecuencias. Calma chicha en la mar pública, normalmente enfurecida, como si Poseidón estuviera enfadado. Puede que hasta aparezca la serpiente del lago Ness.

O quizá no porque, a diferencia de otros años, en éste la canícula se ha abierto con el anuncio de elecciones anticipadas al mítico 20-N convirtiendo así las vacaciones en una curiosa y larga precampaña electoral. Los políticos suavizan igualmente lo acerado de sus declaraciones, las aquilatan menos, en definitiva, se relajan como todo el mundo pero con la mirada puesta siempre en las elecciones. Y lo malo de hablar distendidamente es que uno puede quedar retratado. Cuatro ejemplos:

Bono predica un Gobierno de coalición PSOE-PP ante la gravedad de la situación, de la crisis más que nada. O sea, lo que se conoce como gobierno de concentración nacional, al estilo de los gabinetes de Churchill durante la segunda guerra mundial o de las grosse Koalitionen alemana o austriaca. Lo bueno de estas alianzas es que garantizan mayorías parlamentarias abrumadoras; lo malo, que la oposición parlamentaria queda aniquilada y es facil que se radicalice convirtiéndose en extraparlamentaria. Si la petición fuera para disponer de una mayoría que acometiera la reforma de la Constitución en el sentido del 15-M, Palinuro no la vería mal. Pero esa coalición es impensable, sobre todo con Bono, monárquico y beato. Entonces, ¿cuál es el fin de la que se propone? Pues da la impresión de que el fin de Bono es postularse como presidente de ese gobierno, aupado por los dos partidos, ya que por el suyo solo no lo consigue. El hombre puente, el que se considera equidistante entre los dos bandos en la guerra civil y, al parecer, tambien en la postguerra. De paso da un puntapie en el trasero de Rubalcaba que, de aceptar la idea, tendría que hacer una campaña para trabajar el cargo a otro.

Alberto Fabra, el que ha sustituido a Francisco Camps en la Generalitat de Valencia, paga el tributo que su partido exige a la memoria del honrado Camps a quien augura un futuro brillante y presenta como una mezcla de Pericles, Marco Aurelio y San Luis de Francia. Y, en consecuencia, dice, el caso Gürtel ha quedado atrás y hay que "pasar página". Como si un político pudiera "pasar página" judicial. Eso ya lo intentó Camps, viniendo a decir que el veredicto de las urnas lo exoneraba de culpabilidad. Si no los votos, piensa su sucesor Fabra, sí su dimisión terminará con el caso Gürtel. Pero hoy mismo la Fiscalía anticorrupción pide la imputación de dieciséis personas (cargos del PP, empresarios y gürtélidos), lo que quiere decir que la Gürtel no solo no ha quedado atrás sino que está delante, amenazadora y haciendo sonar las llaves de los calabozos.

Salido de una especie de escondrijo veraniego, Rajoy ha estado en una de esas ferias del pulpo de Galicia y ha aprovechado para hacer unas declaraciones perfectamente previsibles. Habla de "reformas estructurales" (que es cosa que siempre impone) y de racionalizar el gasto en la administración pública. Pero no quiere entretenerse en minucias porque está muy ocupado así que todo se resume en que los españoles lo voten el próximo 20-N, como un acto de fe, que se pondrá de inmediato a sacar al país de la crisis desde el gobierno, como ya lo han hecho en sus respectivas jurisdicciones Aguirre y el dimisionario Camps. Será difícil pero no imposible porque, al fin y al cabo, concluye el presidente del PP, las cosas se han hecho rematadamente mal, lo que debe de querer decir que hacerlas peor será imposible... una vez que el mundo sepa qué entiende Rajoy por cosas y qué dice sobre ellas, aparte de asegurar que hay que hacerlas como Dios manda que, como propuesta programática, resulta algo vagarosa.

Rubalcaba, la Cenicienta de este cuento de verano, se ha quedado sin vacaciones porque necesita todo el tiempo si quiere tener alguna posibilidad el 20-N dados los vaticinios de las encuestas. Anda infatigable de un sitio a otro exponiendo sus ideas, anunciando sus intenciones, explicando sus propuestas y recogiendo sugerencias. Ayer estuvo en la escuela Jaime Vera, un centro de formación de cuadros del PSOE, en donde dijo a los suyos que estas elecciones serán las primeras que se celebren sin la amenaza de ETA. Mal dicho. No es el lugar ni es el momento. Se ha precipitado, ha provocado vituperios de todo tipo en la oposición y ha quemado un cartucho inútilmente. Hablar así a tres meses de las elecciones es demasiado riesgo para el magro beneficio que va a recogerse. Es legítimo que el ministro del Interior que más ha hecho por acabar con ETA lo haga constar y lo anote en su haber. Pero cuando corresponda, no ahora. Son comprensibles las prisas del candidato, pero su equipo debe modular las propuestas con mejor tino.

(La imagen es una foto de Irekia, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 14 d’agost del 2011

Ya están negociando con las indulgencias.

Martínez Camino, ese clérigo atildado, relamido y petimetre de sonrosadas mejillas y lustroso semblante, dice que quienes nos manifestaremos en contra de esta visita del Papa somos grupúsculos minoritarios que lo que hacen es parasitar. Eso de "grupúsculos" me suena mucho. Es el lenguaje del poder que he escuchado muchas veces probablemente porque he pasado media vida en grupúsculos, alguno tan exiguo que sólo constaba de mi modesta persona. De "grupúsculos" tildaban los franquistas a los estudiantes de izquierda; de "grupúsculos" Carrillo a quienes se oponían a su política en el Partido Comunista de España. El término revela la altanería y prepotencia de quien se arroga la representación de una gran masa y el derecho a hablar en su nombre. Pretende ridiculizar a los que designa simplemente por la escasez de su número, como si la razón, la moral, el valor de las actitudes dependieran de la cantidad de gente que las suscriben. En esto, como en todo lo demás, los curas practican lo contrario de lo que predican. Porque ¿sabe Martínez Camino cuál fue uno de los primeros grupúsculos de la historia? El de los doce apóstoles en el conjunto de Imperio romano. Un grupúsculo que permitió siglos después que pueda existir un Martínez Camino, lo que no es un éxito.

Además, un grupúsculo de parásitos. Y eso lo dice un cura. Parásitos son los animales que viven de otro, como la iglesia española del Estado, por ejemplo. Pero el elegante prelado, que pasaría por un clérigo libertino del XVIII de no ser porque no dice más que insultos y tonterías, en realidad se refiere a que los laicos pretendemos sacar partido o tajada de la visita del Papa. "Parasitar" significa aquí el deseo de adquirir notoriedad y visibilidad públicas aprovechándonos de la luz que irradia el sumo pontífice. Está hablando de un parasitismo mediático que es, en el fondo, lo que le preocupa, que la visita del Papa quede oscurecida por el ejercicio de la libertad de manifestación y expresión que los laicos hemos conquistado en contra de todos los Martínez Caminos. Con la dictadura lo tenían más fácil. No había laicos y si los que había pretendían manifestarse, se los encerraba en la cárcel, en un acto de caridad para defenderlos de sí mismos.

Lo mediático es aquí determinante porque esta visita está concebida desde el principio como un espectáculo y un negocio, al servicio de los cuales estas gentes, oficialmente dedicadas a Dios pero entregadas al becerro de oro, ponen sus creencias y dogmas. Comos buenos mercaderes, entienden que todo se compra y se vende. Parece mentira, pero ya están otra vez comerciando con las indulgencias, como en los tiempos de Martín Lutero. Así, el Papa perdonará los pecados a todos los que vengan a verlo y cumplan ciertos requisitos de confesar y comulgar, es decir, de usar los servicios de la iglesia y de rezar por Benedicto XVI. Se supone que, cuanto mayores sean los pecados que se perdonen, más inflamados serán los rezos. Rezos no por la paz en el mundo o por el hambre y la miseria sino por la salud corporal y espiritual del que les ha perdonado los pecados. En fin, no sabe uno ya qué decir.

Igual que monseñor Rouco Varela permite levantar la excomunion de quienes hayan abortado, siempre que profesen arrepentimiento. De aquí sale por lo menos un reality show. A estos eficaces gestores de la empresa eclesiática no se les ocurre pensar que excomulgar a una mujer por abortar es un acto de violencia, un pecado contra el evangelio y una afrenta a su dios. Mucho menos lo que sin embargo es evidente, que tendrían que ser las que han abortado quienes los perdonasen a ellos, cosa difícil porque son muy soberbios.

Y mentirosos. Gran parte de la crítica a la visita toma pie en el lujo y el boato de que viene rodeada en época de escasez; en los millones de euros que se van a gastar a costa de los contribuyentes. Pues bien, la jerarquía asegura que la visita no costará un euro a las arcas del Estado y que quienes hablan del coste para los contribuyentes son demagogos o ignorantes o paletos, otro insulto muy típico de señoritos. La financiación no es pública, dicen, porque el grueso proviene de donaciones de empresas y comercios. Pero no dicen que esas donaciones están acogidas a una generosa desgravación fiscal que permite trasladar prácticamente la totalidad del gasto al Estado, es decir, a los contribuyentes en forma de un dinero que Hacienda no recauda. De no ser así, de no salir prácticamente gratis las donaciones, seguro que los comercios exigían contraprestaciones materiales, por ejemplo, que la casulla del Papa mostrara el logo de Nokia o Addidas o el Corte Inglés.

Como financiación pública es el uso masivo y sin pagar de medios y personal público, desde los conserjes de los colegios en que se hospedarán los peregrinos hasta las rebajas en los transportes públicos, justo en el momento en que suben para todos los demás. Prácticamente la totalidad del coste de la visita del Papa recae sobre los contribuyentes siendo, además, una visita privada. Quien diga que esto no es así obviamente falta a la verdad. O sea, miente, cosa nada extraña en esta partida de desalmados que basa su negocio en la mentira y el engaño.

La fe, las creencias de la gente, el respeto a los demás, la convivencia ciudadana; todo eso les importa un rábano. Lo único que les importa es el negocio. El becerro de oro.

(La imagen es una foto de Iglesia en Valladolid, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 13 d’agost del 2011

Balance de Zapatero.

Una de las críticas más frecuentes y más amargas que se hacen a Zapatero es que ha afrontado la crisis con medidas neoliberales, haciéndosela pagar a los más desfavorecidos. De aquí se sigue que el mentado se ha hecho neoliberal y, con él el PSOE entero. Por eso se dice que PSOE-PP, la misma mierda es. No sabemos con exactitud qué efecto en términos de votos habrá tenido esta queja. En las recientes elecciones autonómicas y municipales, IU ha aumentado su voto en algo más de 200.000 papeletas mientras que el PSOE ha perdido más de millón y medio de votos. El PP ha ganado más de medio millón. En resumen si el voto "desertor" del PSOE dio pábulo a la crítica del giro neoliberal del PSOE, desde luego no ha ido a IU; y tampoco por supuesto al PP, aunque es de suponer que éste haya recibido más votos antiguos del PSOE que la coalición de izquierda. La inmensa mayoría de los "no votantes" socialistas se quedó en casa.

Ahora bien, si la crítica resultara injusta, ¿cabría esperar que esos abstencionistas críticos reconsideraran su actitud? Espero que sí, sobre todo porque demostrar esa injusticia es relativamente sencillo.

En primer lugar, la crítica ignora la anterior legislatura de Zapatero, en la que hubo una serie de avances legislativos en derechos de las mujeres, de los homosexuales, en igualdad de género, en cuestiones de dependencia, de la memoria histórica y reformas estatutarias que ningún espíritu de izquierda puede pasar por alto. Esa legislación progresista se mantuvo en la segunda legislatura aunque, dadas las circunstancias, más atenuada y timorata; ejemplo la ley de la muerte digna. Es cierto que en algunos aspectos este impulso izquierdista del gobierno ha desaparecido, en especial todo lo relativo a la iglesia católica, ante la cual el gobierno ha cedido de plano, al no tocar ninguno de sus privilegios, aumentar su cuota de asignación en el IRPF y aplazar ad calendas la ley de libertad religiosa. Un fallo muy revelador del poder de la Iglesia en España y que habrá de tenerse en cuenta en el futuro. Pero es claro que no puede empañar los avances legislativos en su conjunto en materia social. Si algún gobierno ha llevado adelante el principio de igualdad de género ha sido el de Zapatero. Eso es algo que ninguna mujer, sea de izquierda o de derecha, debiera olvidar.

La crítica de conversión al neoliberalismo, sin embargo, se orienta a la política económica. Quede de lado la cuestión de si es sensato inducir de unas medidas a todas luces extraordinarias, dictadas por las circunstancias, un giro ideológico del presidente del Gobierno o de su partido. Y teniendo en cuenta que se tomaron a partir de mayo de 2010, tras dos años de aplicación de políticas keynesianas anticrisis, dentro del ideario socialdemócrata tradicional.

Aunque la derecha sostiene que esas medidas se tomaron demasiado tarde (todo keynesianismo, para la derecha, es perder el tiempo), la realidad demuestra que, al contrario, se tomaron con muy oportuna prontitud. Esta es una conclusión a la que es justo llegar viendo lo que estaba pasando entonces en Grecia, pasó luego en Irlanda y Portugal, ha seguido pasando en Italia, Bélgica y estaba comenzando en Francia. Es decir, las medidas fueron mejores o peores, pero se tomaron a tiempo y el gobierno actuó con una celeridad que probablemente salvó al país del "rescate".

Vamos a si fueron mejores o peores. Debate estéril porque eran las únicas que podían tomarse dadas las circunstancias interiores y exteriores. En las interiores, era verdad que el sistema financiero era sólido; el bancario. No se contaba con la situación de las cajas, muy comprometidas con la burbuja inmobiliaria generada por la política de liberalización del suelo de Aznar. Y tampoco con los ayuntamientos entrampados hasta las municipales cejas a cuenta de esa misma burbuja. En cuanto a las exteriores el asunto es claro. España no es un país plenamente soberano. Ninguno en la UE lo es, sobre todo los de la zona euro. Ciertamente, unos (los más pobres) lo son menos que otros (los más ricos) y España está entre los dos, tirando a pobre. Y esta falta de soberanía, falta de libertad de movimientos en un mercado que impone sus reglas tampoco puede ignorarse. De forma que las medidas del gobierno español están en línea con las que se han visto obligados a tomar todos los miembros de la zona euro: reducir gastos. Se puede discutir si la renuncia a aumentar ingresos por la vía fiscal es o no acertada; Palinuro cree que no y que, igual que los impuestos han venido reduciéndose en los últimos años, especialmente a empresas y rentas altas, ahora está justificado que aumenten, sobre todo en un país con más de cuatro millones de parados en el que las grandes empresas defraudan 42.700 millones de euros al año. Pero ese aumento de ingresos no impediría la necesidad de reducir el gasto si el país quiere cumplir con el compromiso del déficit libremente aceptado en la UE. Cabe pensar que también puede España salir de la zona euro, pero no es una propuesta que tenga muchos partidarios. Así las cosas, sin alternativas reales a la necesidad de reducir el déficit, la acusación de neoliberal a la política económica de Zapatero no lleva a ninguna parte. Eso sin contar con que, comparado con el neoliberalismo de papel de lija allí donde la derecha gobierna (Inglaterra, Portugal, Italia) el español es de papel seda. La diferencia se verá si gana el PP las elecciones por mayoría absoluta. Será la hora de las medidas valientes, esas que la derecha está siempre exigiendo a Zapatero, señal de que no las ha tomado y, sin embargo, en comparación con otros, los resultados son aceptables.

Hay también una crítica más alargada, procedente de la llamada izquierda transformadora (IU y organizaciones a su izquierda, que son bastantes) según la cual acusar al PSOE de giro neoliberal es absurdo porque lo ha sido siempre desde el momento en que hace mucho que aceptó el modo de producción capitalista y renunció a substituirlo por otro. Eso es no entender qué sea la socialdemocracia. En efecto, ésta no postula revolución alguna ni quiere substituir el capitalismo por otra cosa; quiere regular y humanizar el mercado y aumentar la democracia para que haya más justicia social, más igualdad y más libertad. Y ahí es donde la crítica del giro neoliberal es especialmente injusta puesto que el neoliberalismo abomina de la justicia social (véase Hayek), lo de la igualdad le parece "envidia igualitaria" (lo que pensaba Rajoy en sus años mozos) y por libertad sólo entiende la de depredación.

Es razonable revisar una apreciación injusta y actuar en consecuencia. A su vez, si el PSOE quiere recuperar el voto desafecto tiene que mostrar que ha entendido el mensaje. Pero no limitarse a decir: hemos entendido el mensaje sino detallar las medidas que piensa tomar para realizarlo. Y en ese mensaje tiene que estar el grueso de las peticiones del 15-M.

(La imagen es una foto de World Economic Forum, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 12 d’agost del 2011

La marcha laica.

Parece que la delegación del gobierno en Madrid entra en razón y está dispuesta a permitir que la llamada marcha laica pueda celebrarse en condiciones que a los organizadores les parecen satisfactorias. Me alegro mucho. No hay motivo para limitar el derecho de manifestación pacífica de los ciudadanos.

¿Y la visita de SS, Benedicto XVI, qué?

Este es uno de esos casos en que quienes sostienen que el PSOE y el PP son lo mismo tendrían que encajar los hechos en sus afirmaciones. ¿Creen quienes esto afirman que con un gobierno del PP se pudiera celebrar una marcha laica en este momento? Aguirre y Gallardón están en contra; el alcalde de Valladolid (el de los "morritos") dice que es "inaceptable". Resumen: no habría marcha. No, el PP y el PSOE no son lo mismo.

La cuestión del nombre no es inocente. De marcha antipapa la tildan los partidarios de suprimirla. Quieren ser contundentes y llamar a las cosas por su nombre, aunque ese "antipapa" a muchos latinoamericanos les sonará a "antipatata". A mí tampoco me gusta el nombre de "marcha laica" y no por lo de laica, sino por lo de "marcha", que suena a militar. No veo por qué no mantener el viejo y acreditado de "manifestación". Porque los laicos también nos manifestamos. No con tanto boato y alharaca como la iglesia católica, sin banquetes de alta cocina, sin agasajos oficiales, sin apoyo alguno de las instituciones, sin subvenciones ni privilegios en el uso de los espacios y servicios públicos, sin traernos autobuses de Polonia. Nos pagamos la entrada en el Reina Sofía. Somos ciudadanos, aunque de segunda.

La marcha laica es un acto de civismo. Sirve para recordar a la iglesia que, en su ceguera, actúa como si España le perteneciera y a la jerarquía, volcada como está en el negocio de las jornadas, que la sociedad es plural y que todos tenemos los mismos derechos. Esa iglesia y esos católicos que se sienten ofendidos por una fotografía de un desnudo con un crucifijo en las partes pudendas, ¿se les ha ocurrido que otros ciudadanos puedan sentirse ofendidos por un via crucis, una ceremonia que conmemora un acto de crueldad, en el Paseo de Recoletos? Se dirá que es cuestión de sensibilidades; precisamente por eso. Que quien no sea partidario del via cricis, que no vaya; lo mismo que se puede hacer con la fotografía de Cristo: no mirarla. No debiera ser difícil de entender que las razones de uno puede que no sean mejores que las de otro. No debiera pero lo es. Y tiene que serlo necesariamente ya que el jefe máximo de esta religión reclama para sí el increíble e irrisorio don de la infalibilidad.

Me parece que en la manifa laica hay cristianos de base o redes cristianas o algo así. Son gentes con gran entereza y valor y merecen público aplauso. No creo que haya asociación atea alguna en los actos públicos de Benedicto XVI. En sí misma la iglesia es la organización totalitaria por excelencia. No sólo por el motivo evidente y de todos conocido de que el Vaticano, como Estado, sea una teocracia y una monarquía absoluta, Monarquía absolutísima pues los tres poderes están concentrados en el Papa.

Es totalitaria porque la jurisdicción que ejerce el Papa sobre los creyentes no es material (por más que esas relaciones tengan mucho de materiales a través de empresas, bancos, inversiones, suculentos beneficios, etc) sino espiritual. Esto es, el Papa gobierna no las personas sino sus conciencias. De ahí que la iglesia, a veces, sostenga que una u otra ley son ilegítimas y no deben obedecerse. Es posible que sea parte del discurso que trae preparado Benedicto XVI. El Papa rige las conciencias de los creyentes y les dice lo que deben hacer y pensar. La iglesia católica es lo más parecido a una asociación de esclavos felices o de los que entonan el discurso de la servidumbre voluntaria.

¿Por qué felices? ¿Por qué servidumbre? ¿Por qué voluntaria?

Porque servirse de la propia conciencia sin recurso a principio de autoridad alguno, ateniéndose solamente al de la recta razón es siempre angustioso. Uno no está nunca seguro de haber acertado. Es mucho más cómodo que venga alguien diciendo que trae la palabra de Dios y que ésta es que los homosexuales son enfermos a los que no debe permitirse el matrimonio; por ejemplo. La razón dice que los seres humanos hacen los dioses a su imagen y semejanza. El de los católicos se pasa el día metido en la alcoba de sus fieles. No piensa en otra cosa.

La marcha laica es un acto de visibilidad; se trata de que la iglesia católica comprenda que España no es de su propiedad y menos la conciencia de todos los españoles. Es razonable que el Papa venga a predicar sus principios, sus dogmas, sus creencias, en fin, a sus fieles y los haga, así, felices. Por lo demás, estos le hacen un caso relativo y, si alguien lo duda, que mire la tasa de natalidad en España. Casi todo el mundo emplea métodos anticonceptivos y a misa van cuatro gatas. Todos seguramente piensan que Dios tendrá algo más importante que hacer que fisgar si la gente usa o no condón. Insistir tanto en este aspecto sobre todo cuando uno viene arrastrando la acusación de pederastia en la iglesia revela la infinita capacidad que tiene este Papa de reducir las cuestiones a sus niveles más bajos y elementales; a niveles de cotilleo enfermizo. Si por la iglesia fuera, no habría matrimonios civiles, ni registros de nacimiento, ni entierros laicos. Esos y otros derechos son los que hay que defender en la calle frente a la oleada de beaterío que se nos viene encima.

Lo que ya es disparatado es querer imponer las creencias de su grupo, iglesia, tribu o lo que sea que esta gente profese, al conjunto de la población porque lo dice un mortal que tiene el rostro de asegurar que es infalible cuando le da la gana.

(La imagen es una foto de lleuger, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 11 d’agost del 2011

El discutido fin de ETA.

ETA es una reliquia del pasado; una herencia envenenada del franquismo y la mayor y más permanente amenaza a la consolidación de la democracia española desde esa transición que tantos flecos dejó sueltos, entre ellos, el del terrorismo etarra. Su desaparición será en parte como otro fin de la transición, en especial en el País Vasco. Y es también una de las mejores noticias que se puedan dar a los españoles, a su inmensa mayoría, que la espera con mucho interés.

Pero cuarenta años de pistolerismo o de lucha de liberación nacional, según quién hable, no se liquidan de golpe, tanto desde el punto de vista orgánico-empresarial como desde el simbólico. Porque ETA era y, mientras no desaparezca, sigue siendo, un conglomerado empresarial, si bien con una práctica contable sui generis, y las empresas no cierran de la noche a la mañana; hay unos procedimientos, hay que avisar a los empleados, etc. Además, el aspecto simbólico. ETA forma parte de la cultura política abertzale desde siempre y sustituirla por una organización política legal, por muy díscola que sea, requiere preparación.

La banda (o la organización, como dice la izquierda patriótica) se resiste cuanto puede. Trata de sacar el máximo provecho de lo que implícitamente acepta como inevitable: su desaparición que, en definitiva, implica el reconocimiento de su derrota, algo que a nadie gusta admitir. Los llamados "duros" no acaban de aceptar que la actividad legal compense por el cese de la armada. Temen que, terminada ésta, la política se institucionalice y no permita avanzar hacia la autodeterminación que es lo que dice pretender la izquierda abertzale en su reciente documento para volver al frente soberanista que el PNV ya ha rechazado.

Y ese parece ser el gran abstáculo a que se haga pública la decisión de ETA de dejarlo, cosa que, al parecer, está poniendo nerviosos a los presos que no entienden por qué no se ha anunciado ya. Efectivamente, tiene poco sentido, sobre todo porque, cada día que pasa se cuestiona más y más la actividad política legal de Bildu. Mientras haya una amenaza, aunque sea latente, de violencia la derecha española seguirá pidiendo la ilegalización de Bildu y presionando al gobierno para que la inste. Si eso se produjera, sería un retroceso inimaginable en la normalización del País Vasco. Precisamente por ello pide la derecha la ilegalización, para paralizar el proceso ya que bajo ningún concepto quiere que el fin de ETA sea con un gobierno socialista, sobre todo ahora, con unas elecciones en ciernes.

Es una actitud muy reprobable que antepone los intereses del partido a los del país, aunque tampoco tan extraña. El comportamiento del PP durante la crisis ha sido boicotear en lo posible las medidas internas y externas del gobierno para salir de ella. Y lo mismo en la lucha contra ETA. No le interesa el fin de ETA con un gobierno socialista. Como eso no se puede decir a las claras, se retuercen los argumentos a extremos inverosímiles. Que Arenas ponga en duda la voluntad de Rubalcaba de acabar con ETA, esto es, del ministro del Interior más eficaz de la democracia en la lucha contra ETA y el que la ha acogotado es algo incalificable, como incalificable es que Mayor Oreja repita como un vinilo rayado que el gobierno lo que está haciendo es negociar con ETA. Todo propio de quienes alimentan el caso Faisán con el que se pretende procesar por colaboración con banda armada a los que más la han combatido.

Desaparezca ETA de una vez y cuanto antes y Bildu, que tendrá mayor margen de acción y no estará acosada en el frente judicial, podrá desplegar su práctica independentista desde las instituciones, como hace ERC en Cataluña. Y para ello tiene que convencer a los de las pistolas de que, si se acepta el juego democrático, se acepta con todas las consecuencias una de las cuales es que se puede perder, depende de los votos. Jugar sólo a ganar por las buenas o por las malas no es democrático, depende de las balas. Y la gente ya ha decidido votos. El que pide que el Estado español respete la voluntad del pueblo vasco ha de empezar por respetarla él mismo.

(La imagen es una foto de www_ukberri_net, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 10 d’agost del 2011

Carta de Palinuro al Papa.

Estimado señor Ratzinger, sumo pontífice: es costumbre inmemorial de los pueblos civilizados acoger al peregrino en cumplimiento del deber de hospitalidad que prescribe igualmente su dios de usted cuando recuerda a su pueblo que él también fue peregrino en la tierra de Egipto. Por eso mismo no dude usted de que será bien recibido en esta tierra española, en donde convivieron largos años las tres religiones del libro junto al habitual puñado de descreídos hasta que su religión prohibió las otras, persiguió y expulsó a sus creyentes, se autodeclaró la única verdadera y se constituyó en propia de la nación española para siempre, según reza el artículo 12 de la constitución de 1812, la muy liberal Pepa.

Ahora bien, el deber de hospitalidad no excluye el uso de la razón y el juicio, sobre todo con alguien que, como usted, viene juzgando ya en vuelo; de donde se colige que habrá calibrado la posibilidad de que se le aplique el enunciado evangélico de "no juzguéis y no seréis juzgados". Salvo que se crea usted por encima de los preceptos que, sin embargo, predica. Y no digo esto a humo de pajas. El boato de su llegada, más publicitada que la del hombre a la luna, no casa con el dicho evangelio. Jesucristo lavaba los pies a sus discípulos y, francamente, Herr Ratzinger, entre lavar los pies al prójimo y andar por ahí en papamóvil de banquete en banquete media un trecho.

Es verdad que el coste de la visita es un disparate. ¡Millones para atender la visita apostólica (esto es, privada) a los miembros de una asociación también privada como es la Iglesia! Si de verdad quiere usted evitarse esas acusaciones que debieran sonrojarle, puede usted aceptar el plan de viaje que le ofrezco con un presupuesto de un par de miles de euros y tirando por lo alto: en primer lugar, se paga usted el vuelo (le recomiendo un low cost, los hay fabulosos); luego lo recoge a usted en el aeropuerto el cardenal Rouco con un taxi o incluso con varios si trae usted su habitual séquito. Alojarse puede usted hacerlo cómodamente en la sede del obispado. Las misas y otros actos de su liturgia celébrelos en donde le plazca siempre que su iglesia contrate por su cuenta con una empresa de organización de eventos y catering. Trate de que no sea de la trama Gürtel; da mala imagen. Si el rey y, del rey abajo todos se dan de puñadas por invitarlo a comer, (con cargo a sus personales bolsillos) no se prive usted. Alguna tarde libre que tenga quizá quiera usted recorrer los lugares turísticos y comprar algunos recuerdos de Madrid para repartir entre la curia. Se le hará un precio.

El costo total de su viaje sería, como dicho, unos miles de euros. El resto, hasta los cincuenta y tantos millones de pavos, en efecto, se puede mandar a Somalia, o a Palestina o a cualquier otro lugar donde haga falta. Y creo que podría usted aumentar el importe. No tanto como los panes y los peces de su modelo pero significativamente. Por ejemplo, aconsejando a esos grandes empresarios españoles que defraudan a Hacienda 42.700 millones de euros al año que dediquen parte de esa pastuqui a tan nobles objetivos. No es preciso que lo haga en público, aunque estaría bien, sino que bastará con que sus mandados se lo susurren a los interesados en el secreto de la confesión, sacramento al que, como buenos cristianos, recurrirán con frecuencia.

En estas condiciones, es de esperar tenga usted grata estancia entre nosotros. No sé si es preciso que el cardenal Rouco impetre de las potencias celestiales que no haga calor porque eso recuerda mucho las procesiones en rogativa de lluvia y suena antiguo, como la Iglesia. Claro que la Iglesia también sabe ser nueva. El obispo de León, por ejemplo, no quiere que haya huelga de metro durante su visita; pero no se lo pide a las potencias celestiales, sino a las sindicales.

Los privilegios que la habilidad clerical ha extraído de las autoridades madrileñas (que disparan con pólvora del rey pues los pagamos los demás) no son de recibo y es de esperar que su delicadeza le haga rechazarlos aunque sea pro forma. Como no lo conseguirá, dado que las autoridades creen que así se ganan el cielo, y hasta es posible que sea cierto, esperamos que, en justa correspondencia, cada vez que un madrileño visite el Vaticano, sus tiendas le regalen el agnus dei, el rosario y la estampita del sagrado corazón, privilegio que le sugiero consagre a perpetuidad.

Permítame señalarle repetuosamente que la imagen de esos niños y adolescentes disfrazados de guardia suiza, de lansquenetes (Landsknechte, esto es, siervos de la gleba, con quienes se ejercía el derecho de pernada) para recibirlo al pie del avión no es la más apropiada tratándose de alguien a quien se acusa de haber amparado u ocultado la pederastia crónica en la iglesia. No tienen ustedes el don de la oportunidad o carecen del sentido del ridículo.

No seré yo quien limite su derecho a criticar cuanto quiera la legislación propiciada por el gobierno español pues el argumento según el cual el extranjero no debe inmiscuirse en los asuntos del país que lo acoge me parece ramplón. Ya lo dije al principio: juzgue y critique lo que quiera; y esté preparado a que lo critiquen y juzguen. Por lo demás, en esto de las críticas coincidimos en el objeto, pero no en el sentido. Usted encuentra esa legislación condenable por exagerada, radical y anticristiana. A nosotros nos parece condenable por pacata y moderada; lo de anticristiana no es asunto de nuestra incumbencia

Cuando digo "nosotros", sumo pontífice, me refiero al arriba firmante y a todos los perroflautas a los que no represento, en cuyo nombre no hablo, pero con los que estoy de acuerdo y a los que brindo la idea de invitar formalmente al señor Ratzinger a alguna asamblea con un tema en debate: la afirmación del cardenal Cañizares de que el problema de Europa no es la crisis, es olvidar a Dios.

Ose hacerlo, Joseph R. y no se arrepentirá.

(La imagen es una foto de Sergey Gabdurakhmanov, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 9 d’agost del 2011

Carta del Papa a los españoles.

Me ocurre como a Rousseau, que soñaba despierto. Y en mi sueño de ayer me encontré esta carta:

Amadísimos hijos en Cristo: a punto de emprender ese anhelado viaje, tercero de mi humilde pontificado, a la tierra del apóstol Santiago, mis pensamientos están con vosotros. La emoción me embarga ante la idea de reencontrarme con ese pueblo que ha dado santos sin cuento a la Iglesia y sigue haciéndolo a medida que vamos canonizando a los mártires de vuestra Guerra de Liberación.

Me dice el cardenal Bertone, mi ministro de Asuntos Exteriores, para que me entendáis, que se escuchan críticas en España por el coste de este viaje apostólico y que algunos grupos masones aseguran que mejor estuvieran los millones de euros camino de Somalia en donde, al parecer, reina la hambruna. Pero, según me informa el cardenal Rouco Varela, vuestro pastor, esos millones, en realidad, servirían para comprar preservativos con los que los africanos seguirían en esa vida de promiscuidad contranatura que, en definitiva, los conduce después a las hambrunas. El modo de resolverlas, pues, no es dando dinero sino quitándolo, según reza el evangelio de Mateo.

Ya sé que Rouco Varela es visto en muchas partes como un clérigo ultramontano y hasta nacionalcatólico. Además se le reprocha que la Iglesia española esté expoliando el común en una especie de reamortización de innumerables bienes públicos. El justo milagro se hace a través de una hábil reforma de la Ley Hipotecaria de los tiempos de aquel gran adalid de la fe cristiana, nuestro amadísimo hijo Aznar. Debéis entender que, con el paso de los años, las almas piadosas que tanto han luchado en nombre de Cristo tienden a endurecerse, a hacerse intransigentes y codiciosas. ¿Qué queréis? Cristo eligió sus apóstoles entre hombres del común y los sacerdotes somos también hombres del común. Con la vejez, nos hacemos avariciosos.

Tengo entendido que hay grupos minoritarios de anarquistas, masones, perroflautas, okupas, antisistema, comunistas, homosexuales, relativistas, ecologistas, ateos y cristianos de base que protestan por mi visita y, si pudieran, la boicotearían. Por fortuna, las autoridades de la católica España están en primera fila para garantizar la seguridad, no de mi modesta persona, que presto estoy al martirio, sino de los millones de jóvenes que, procedentes de todo el mundo, traen a Madrid testimonio generoso de Dios vivo. Tendré ocasión de bendecir personalmente al Rey (que lo es de Jerusalén), al presidente del Gobierno, a algunos ministros y dirigentes políticos, probablemente también a nuestro vicario general parlamentario, José Bono y, desde luego, al aspirante al gobierno, Mariano Rajoy a quien no digo que votéis, pues el Reino al que represento no es de este mundo, pero a quien yo votaría si lo fuera.

Las autoridades no sólo celebran con mundano oropel nuestra visita sino que son muy útiles a la hora de garantizar el derecho del rebaño de Dios a ocupar la ciudad de San Isidro labrador y de reprimir los intentos de las minorías sectarias y diabólicas de impedirlo. La delegada del Gobierno en Madrid ha prohibido la manifestación muy justamente llamada antipapa y le ha ofrecido un trayecto alternativo que no se diferencia mucho del que se solicitaba. Un error que seguramente se debe a su condición de mujer, ser imperfecto. Según el cardenal Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, hombre de recio juicio, lo suyo hubiera sido que el trayecto alternativo consistiera en dar vueltas a la Plaza de Castilla, en honor al protomártir de vuestra cruzada, Calvo-Sotelo, cuya estatua sigue abriendo el paseo de la Castellana. Desconozco el urbanismo de Madrid pero, si lo dice Cañizares, será justo y cristiano.

Bertone me avisa de que ha negociado con las autoridades su apoyo a cambio de mi silencio en asuntos del mundo en vuestro país. Pero esa es una condición de imposible cumplimiento y, por lo tanto, no me obliga ya que el pastor se debe a su rebaño, a vosotros, amadísimos hijos de España, a quienes estoy obligado a tranquilizar y fortalecer en vuestras convicciones sobre el derecho absoluto a la vida y la condena del aborto y la eutanasia que vuestro gobierno radical y homicida promueve. También sobre el derecho de los cristianos a no compartir el sacramento del matrimonio con los homosexuales que, de acuerdo, quizá no sean delincuentes, pero son unos degenerados. Igualmente sobre el control de la natalidad, el anticlericalismo trasnochado rampante, el relativismo de las costumbres y la falta de respeto al clero, al que amplios sectores de la sociedad mira con repugnancia por considerarlo proclive a la pederastia. Una doctrina ésta directamente inspirada por Satanás.

Sé que la capital del reino lleva casi tres meses en una especie de estado de excepción, con cientos, a veces miles de jóvenes por las calles y plazas en el movimiento que llaman del 15-M. Son almas descarriadas que, habiendo perdido a Dios, lo buscan a tientas en la noche oscura del alma. Plegue al Señor iluminar su camino con mi presencia y que se acerquen a la misa solemne que oficiaré a recibir Su gracia. Si no es así, que Él se apiade de ellos. Nos seguiremos incluyéndolos en nuestras oraciones.

Esta Jornada Mundial de la Juventud, tan necesaria para reorientar al camino de la verdad a la juventud en una época de materialismo y libertinaje, supone una gran esfuerzo para la Iglesia en general y la española en particular y, aunque es cierto que, fieles a los votos franciscanos, todos daríamos todo por la evangelización del mundo, aquella atraviesa momentos de dificultad y estrechez a causa de las políticas laicistas del gobierno socialista. Es urgente que colaboremos en el mantenimiento de estas gloriosas jornadas aportando cada uno lo que pueda. En todas partes tendréis puestos convenientemente señalados en los que podréis depositar vuestro óbolo en cualquier moneda convertible. En breve os haré llegar el número de la cuenta corriente en la que pueden hacerse los ingresos y la página web para tramitarlos por la red.

Recibid, hijos, mi bendición apostólica con un paternal saludo

La imagen es una foto de Catholic Westminster, bajo licencia de Creative Commons).