dijous, 5 de febrer del 2009

Con la banca hemos topado.

Poco a poco va quedando claro quiénes son los villanos de esta obra en la que se ventila la crisis más grave que ha sufrido el capitalismo desde su fundación: los bancos.

Lamento repetirme pero conviene recordar que eran los bancos de inversiones, esos entes descomunales que se desarrollaron en los años de Jauja cuando había dinero en abundancia y todo el mundo se endeudaba alegremente, unos bancos especiales que surgieron al calor de la globalización y de la circulación libre de capitales, entidades opacas a los sistemas tradicionales de control que crecieron en los movimientos especulativos acumulando beneficios enormes, primas y salarios de altos ejecutivos sin parangón. Cuando la burbuja inmobiliaria en los EEUU reventó, todos estos bancos de inversiones (Lehman Brothers, Bearn Stearns, etc) naufragaron. Y no sólo ellos sino también extraños esquemas financieros que en el fondo era estafas, como la de Madoff porque en el capitalismo globalizado la línea que separa las actividades financieras legales y las delictivas es muy tenue; si es que es.

Las quiebras y las intervenciones públicas en situación de emergencia trasladaron la crisis financiera a la economía "real". Los bancos comerciales, no pudiendo saber hasta qué punto estaba comprometido cada uno de ellos con las actividades de la banca de inversiones, empezaron a no fiarse unos de otros y a no prestarse dinero recíprocamente, criterio que se mantiene aunque el euribor haya descendido. Y este credit crunch es el principio del círculo vicioso de la recesión: los hipotecas no se pueden pagar; una ingente cantidad de títulos de créditos no valen ni el precio del papel en que están impresos; falta de crédito, la economía se contrae; la economía contraída es menos empleo y mayor descontento social, más cierres de empresas y más gentes en el paro; menos posibilidades de garantizar los préstamos; menos créditos, etc.

Todos los Gobiernos han intervenido para salvar la situación facilitando liquidez a la banca comercial. ¿Y qué ha hecho ésta en España? Emplear ese dinero en enjugar sus deudas, pero sin abrir el crédito a las familias y a las pymes. Son los bancos quienes, tras haber provocado la crisis, impiden que la economía remonte. Eso es evidente en España y de ahí que un ministro del Gobierno del señor Rodríguez Zapatero profiriese algún tono más alto que otro a propósito de la banca; pero el segundo del PSOE ya lo ha contrarrestado, en una muestra de celeridad servil que prueba a qué extremos está el gobierno enfeudado a la banca.

La bajada de los tipos de interés, primero en los EEUU y después en Europa, responde al intento de facilitar la recuperación económica. Acorde con ello, también ha bajado el euribor. Pero no para la gente. Ayer, la ministra de la Vivienda, señora Corredor, en un chat con los lectores de 20 Minutos insistió en un par de ocasiones en sus temas preferidos para engañar a los usuarios que buscan vivienda. Aseguraba la señora Corredor que la situación está mejor porque el euribor está bajando. Es imposible que esta señora ignore que, aunque el euribor haya bajado, los bancos no repercuten ese descenso en los clientes porque, en lugar de añadirle un 0,70 por ciento, añaden 2,4 por ciento con lo que las hipotecas siguen igual de caras.

Sí, son los bancos los responsables de la crisis, pero no parece que el gobierno del señor Zapatero haga o vaya a hacer algo que obligue a la banca a facilitar la salida de la crisis.

(La imagen es una foto de Swisscan, con licencia de Creative Commons).

Y con la Iglesia, ni te cuento.

El Vaticano, esa vieja, sabia y cínica diplomacia, nos ha mandado al cardenal Tarcisio Bertone, secretario de estado y camarlengo. Es un hombre poderoso en la jerarquía de la Santa Sede: equivalente a ministro de Asuntos Exteriores y, como camarlengo, sustituto del Papa en sede vacante, así que podemos dar su visita como de muy alto nivel; y viene a España, entre otras cosas, a gestionar una invitación al Pontífice a visitar nuestro país en 2010, lo que demuestra la importancia que la Santa Sede concede a sus relaciones con su católica hija España.

Y la que concede el Gobierno a las buenas relaciones con el Vaticano. La vicepresidenta del Gobierno, señora Fernández de la Vega, que se lleva de cine con el clero siempre que sea extranjero, ha explicado al Cardenal Bertone la reforma de la ley del aborto, la ley de libertad religiosa y el espinoso asunto de Educación para la Ciudadanía, ahora que el Tribunal Supremo ya ha dejado zanjada la cuestión. El señor zapatero recibió al Cardenal y el Rey lo invitó a comer. No es que lo traten a cuerpo de rey; es que lo tratan a cuerpo de papa.

Han tenido tiempo más que de sobra para hablar y para llegar a algunos acuerdos a base de lo que Monsignore Bertone sin duda llamará "mutuas concesiones" y que en lo sustantivo, correrán todas a cargo del Estado. El Camarlengo se comprometerá, seguramente, a embridar a la montaraz clerigalla carpetovetónica pues calcula el Gobierno que conchabándose con el Vaticano y aplazando sine die los otros asuntos peliagudos del avance de la laicidad se habrá evitado, cuando menos, la feroz agresividad de los medios de la derecha y de la jerarquía católica española.

Ahora bien, si un gobierno de izquierda gobierna tratando de conseguir el apoyo o, cuando menos, la neutralidad de los banqueros y los curas, y sólo se mueve en lo social y laboral acordando las medidas con los sindicatos y con la patronal ¿qué le queda de izquierda? Sería bueno enterarse para actuar en consecuencia en las próximas elecciones.


(La imagen es una foto de R. Duran, con licencia de Creative Commons).

Doble fracaso.

En Valkiria, Bryan Singer cuenta una historia real, la del fracasado complot de militares y civiles en 1944, el décimoquinto de la serie, para asesinar a Hitler e instaurar en Alemania un gobierno que negociara una tregua con los aliados. Y la cuenta con un estilo como si fuera un thriller, lo que constituye un segundo fracaso por cuanto, como el final es sabido, la historia carece de intriga e interés.

Ese carácter de thriller obliga a una gran economía narrativa que hace prescindir de todo lo que no sea estrictamente elementos de la conspiración con lo cual nos pasamos toda la peli entre botas, gorras de plato, uniformes, abrigazos nazis, correajes, motos con sidecar, coches mercedes, bunkers, oficiales del ejército y armas. Sin embargo, en Alemania había entonces, y hoy, muchísimas más cosas, además del nacionalsocialismo. Pero sólo en un par de ocasiones consigue Claus von Stauffenberg, el coronel que encabeza el atentado, ver a sus mujer y sus hijos y nosotros a alguien que no sea militar. Al prescindir deliberadamente de cualquier contexto, individual o colectivo, de toda referencia a las condiciones sociales de la época, el relato se hace plúmbeo. Al fin y al cabo, Claus von Stauffenberg, vástago de una antiquísima familia de nobles, era un hombre culto y su decisión de asesinar a Hitler debe verse como un deber autoimpuesto en beneficio de Alemania. Hubiera sido interesante profundizar en la psicología de este hombre que regresa del frente mutilado a casa y comprende que su deber es asesinar a Hitler, mostrar algo de lo que le hizo cambiar de opinión, la brutalidad y los crímenes de los nazis, los asesinatos de judíos, algo de lo que vio y que nos haría verosímil su comportamiento en lugar de presentarlo como un hombre que sabe lo que quiere y cómo lo quiere desde el principio.

Esta carencia de contexto de todo tipo, cultural, sociológico, paisajístico, urbano, personal, etc y la correspondiente concentración en los hilos del thriller no son garantía suficiente para que el relato sea claro. Antes al contrario, la cantidad de gente implicada en el complot (entre 200 y 500) y que a su vez están en muy distintas relaciones entre sí hace que a veces sea difícil entender lo que está pasando y que, por momentos, el relato resulte confuso y hasta inexplicable. ¿De dónde salen los conspiradores civiles? ¿Cómo se relacionan con los militares? ¿Cómo se organizan todos? ¿En dónde tienen esas reuniones casi multitudinarias sin que la omnipresente policía se entere? Concentrado hasta extremos solipsistas en la persona de Von Stauffenberg el film avanza penosamente con una acción sin interés pues está en función de un final sabido y con una banda sonora más propia del robo del siglo.

dimecres, 4 de febrer del 2009

El humor es cosa de la inteligencia.

Ya es mal asunto que uno no entienda un chiste. Pero si alguien lo explica y uno sigue sin entenderlo es que la mollera de uno no tiene remedio. En fin, es lo terrible de los chistes, de la ironía, de las burlas, que son muy resbaladizos y para cuando el que ha picado quiere darse cuenta, normalmente es ya demasiado tarde. Todos los que se tomaron en serio el vídeo del Gran Wyoming metieron el remo hasta la empuñadura, sin excusa posible. Luego, cuando ya se explicó todo en el programa de aquel, El intermedio, algunos trataron de disimular, de salvar la cara, diciendo que ya se maliciaban algo, que no le habían dado crédito completo y que tenían sus reservas: blogs, foros, páginas webs y hasta algún diario digital. Por ejemplo, El Imparcial, que tras dar por bueno el vídeo en titulares tuvo que acabar reinterpretando la noticia vergonzantemente en un espacio semioculto en el interior llamado Las trampas de Wyoming donde se viene a afirmar que el vídeo no es auténtico, pero como si lo fuera que es algo así como decir que el mayordomo no asesinó a la duquesa, pero pudo haberlo hecho. Esa fue la defensa de la mayoría de blogs y foros que se tragaron la pieza: minimizar el ridículo y esperar que escampara.

Pero no es el caso de Intereconomía, en donde el señor Xavier Horcajo que tiene un problema evidente a la hora de distinguir entre lo fabulado y lo real, siguió cargando contra Wyoming con tanta saña que uno empezaba a pensar si no se trataría de otro fake, en este caso un contrafake para responder condignamente al pitorreo del programa de Wyoming. El señor Horcajo puso en brevísimo tiempo a bajar de un burro al Gran Wyoming, al que llamó "delincuente", "h.p." (hijo de puta, vamos, para no andarnos con remilgos), de "baja catadura moral", "de baja ralea", "bufón de segunda" etc, etc. Uno podría creer que estaría fuera de sí al ver cómo había caído en una trampa tan elemental, en un engaño tan tosco. Pero en lugar de reconocer que se había columpiado trataba de emborronarlo todo, sepultando a la gente del Intermedio bajo toneladas de denuestos. Como si los demás estuvieran a su altura mental.

Cuéntase de Santo Tomás de Aquino que en cierta ocasión fue víctima de una broma, de un engaño urdido por sus hermanos dominicos que lo convencieron de que saliera a toda prisa del convento para ver un burro volador. Cuando luego hicieron burla de él y le preguntaron cómo había sido tan ingenuo para creer que había burros voladores, el doctor angélico contestó que prefería creer que los burros vuelan antes de aceptar que un hermano pudiera mentir. Desde el momento en que el señor Horcajo tiene al Gran Wyoming por un redomado delincuente está claro que su reacción carece de la elegante y caritativa defensa del aquinatense.

No, su reacción es la del que no se entera y eso se prueba cuando resulta que también acusó a la colaboradora de Wyoming, doña Beatriz Montáñez, de ejercer el oficio más viejo del mundo por el hecho de salir interpretando a una puta. Lo explicó muy brillantemente la señora Montáñez recordando la diferencia entre realidad y ficción y avisando al señor Horcajo de que Leonardo di Caprio no murió en el hundimiento del Titanic. Cierto, ni Liz Taylor en El árbol de la vida. Pero no sé si el señor Horcajo entenderá estas sutilezas.

La comisión no dictaminará nada.

En el otro extremo del arco conservador, desde los comunicadores ultras a los órganos regidos por neoliberales con pedigrí, la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) no desengaña. En la entrada de ayer, titulada Sabía decision: una comisión decía Palinuro que: "Y milagroso será si la señora Aguirre no pone a presidirla (a la Comisión) al investigado, el señor Granados, presunto subjefe de la trama de espías. La presunta jefa es ella, naturalmente." Ese es el camino que llevan. No sé si aprovechando su mayoría absoluta el PP impondrá de presidente al principal sospechoso, el señor Granados, pero sí está claro ya que se reservará la presidencia, algo que va en contra de los usos y convenciones democráticos pero deja ver sin duda alguna que esta comisión de investigación no investigará nada, no concluirá nada y acabará como el rosario de la aurora, cosa que está en interés del PP a la vista de que en las próximas elecciones autonómicas tiene toda la pinta de llevarse un solemne batacazo. Estaba claro que la comisión encabezada por la señora De Cospedal no investigaría nada pero en ésta será milagroso si la conclusión no es que la culpa del espionaje la tiene Felipe González. De momento el espía más activo de todos, el señor Gamón, ya se ha negado a responder a las preguntas del PSOE e IU. Claro: ¿por qué tiene él que responder de algo cuyo culpable es el señor Felipe González? Por fortuna está en marcha la investigación judicial. De no ser así, este gobierno de desaprensivos no daría ni explicaciones de una trama de espionaje tan activa que, según parece, sus miembros se espiaban entre sí.

(La imagen es una foto de Chesi-Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons)

Matrimonio de Boston.

En el muy céntrico teatro Arlequín de Madrid, que está al comienzo de la calle de San Bernardo, al lado de una galería comercial muy conocida, próxima a Santo Domingo, están poniendo una curiosa obra de David Mamet, importante dramaturgo y guionista cinematográfico en los Estados Unidos. "Matrimonio de Boston" (que ya estuvo en cartel en Madrid hace unos siete años) es una expresión acuñada para referirse a las parejas de mujeres que viven juntas por su cuenta y no tienen por qué ser necesariamente lesbianas si bien en este caso lo son.

La obra es una chispeante y matizada investigación en la relación amorosa de dos mujeres. Al comienzo, Anne (Antonia San Juan) tiene un amante del que piensa vivir cómodamente y pretende que Claire, su pareja, se quede con ella. A su vez, Claire ha venido a decirle que está enamorada de una jovencita y ahí arranca una serie de peripecias muy divertida sobre las complejas relaciones entre las dos amantes, con un diálogo muy rápido y ágil, repleto de todo tipo de consideraciones sobre el destino de las mujeres independientes, el de la pareja, las relaciones fuera de ella, la fidelidad o infidelidad, etc. Es interesante reseñar que la pieza no es una defensa o un ataque de las relaciones homosexuales en modo alguno. De hecho, desde el principio, damos las relaciones por supuestas. No es un alegato en favor o en contra de relaciones lésbicas, sino la narración de las peripecias de una de ellas en una sociedad como la finisecular en la que, dada la moral de la época, casi todo ha de expresarse mediante sobreentendidos.

Este análisis psicológico de dos mujeres que están muy unidas pero en un momento dado encaran la posibilidad de vivir cada una por su cuenta se complementa con un contrapunto sociológico visto desde el ángulo de las relaciones de clase. Tanto Anne como Claire son dos mujeres de clase media con educaciones y gustos muy similares. El contraste lo pone la chica de servir, una jovencita escocesa, procedente del campo, Catherine, caracterizada con los rasgos de la simpleza, la ingenuidad y la retranca de los aldeanos. En la adaptación española "escocesa" ha pasado a ser "gallega". Las tres intérpretes son muy buenas, aunque a veces sobreactúan un poco, cosa comprensible si se piensa que la obra adquiere rasgos de farsa con bastantes escenas disparatadas. De todo el aspecto interpretativo lo que menos me gustó fue el forzado acento gallego de la criada. Pero no su figura ni el magnífico contrapunto social que representa. Como figura en el reparto Catherine echa sus raíces en las de los criados graciosos y/o necios del teatro clásico y presta a la obra una dimensión en profundidad muy curiosa.

La acción tiene lugar en el siglo XIX y consiste sobre todo en construcciones de diálogo muy brillantes que no solamente retratan una época sino que ahondan en las complejidades de una relación amorosa a un buen ritmo que las actrices consiguen se mantenga a lo largo de una pieza. Ésta no es precisamente breve y en ella abundan cuestiones inesperadas, sobre todo la relacionada con un ostentoso collar de gemas que su amante (a quien no vemos en toda la obra) ha regalado a Anne y que hace estallar un mundo de pasiones. El autor es un maestro de lo que los anglosajones llaman el innuendo, cosa que se echa claramente de ver en la muy emotiva escena cerca ya del final en que Claire rompe y deja sin respuesta la carta de su joven conquista que la ha esperado inútilmente fuera de la casa.

dimarts, 3 de febrer del 2009

¿Quién tiene la culpa de la crisis?

El señor Rodríguez Zapatero se reunió ayer con los principales banqueros del país (que en el año 2008, según Público, ganaron dos millones de euros por hora) para rogarles que hagan el favor de canalizar a la gente y a las pymes algo de los 150.000 millones de euros de dineros públicos que el Estado les ha "inyectado" porque no es hora de acumular más beneficios, sino de arrimar el hombro.

Los banqueros le contestaron con una teórica, explicándole -y con él a todos los españoles que no ganamos dos millones de euros por hora- que si la economía no se ha hundido ya del todo es gracias e ellos y que la culpa de la crisis la tiene el Gobierno y la tenemos la gente corriente y moliente por endeudarnos en exceso, y que ahora vienen tiempos difíciles.

Eso se llama desvergüenza, vulgo tener un morro que se lo pisan. Veamos la secuencia de los hechos:

1.- La crisis estalla causa de los fondos de riesgo con los que los bancos de inversiones estadounidenses y en todo el mundo han estado especulando codiciosa e irresponsablemente.

2.- Se transfiere luego a la banca comercial (los de los dos millones de euros por hora de beneficios) en forma de falta de confianza mutua y restricción del crédito.

3.- La restricción del crédito asfixia las economías, que entran en recesión.

4.- La crisis se generaliza y los Estados -entre ellos el español- intervienen inyectando miles de millones en los bancos comerciales para mantener vivo el crédito.

5.- Los bancos comerciales no hacen tal cosa sino que dedican los fondos a sanear sus cuentas y siguen restringiendo el crédito con la recesión a punto de convertirse ya en una depresión.

Realmente, ¿quiénes son los culpables? Está muy claro: los bancos de inversión en primer lugar y los bancos comerciales en segundo lugar. O sea, los bancos. Como es lógico porque son los únicos que pueden desatar una crisis con sus medidas. Haga lo que haga la gente, nunca pondrá en marcha una recesión.

Está claro: un morro que se lo pisan e igual que los terroristas israelíes culpan a las víctimas palestinas de sus muertes, los bancos culpan a la gente de los problemas que sólo ellos han causado.

Antes había razones económicas y financieras para nacionalizar los bancos. Ahora también las hay políticas: que vayan a reírse de sus familiares.

(La imagen es una foto de Steve Rhodes, con licencia de Creative Commons).

Sabia decisión: una comisión.

La entrada de Palinuro de ayer acerca del lío de espías, enchufados y clientes en la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) se titulaba Tendrán que hacer algo. Bueno: ya lo han hecho. La señora Aguirre que la semana pasada negaba de raíz cualquier espionaje en sus dominios y no veía la necesidad de una comisión de investigación para aclarar unos hechos que según ella no se habían producido, ahora acepta constituir una. La sabiduría contemporánea rebosa de juicios negativos sobre el valor de las comisiones. Se dice que si se quiere no resolver un problema se nombra una comisión. Igualmente: ¿qué es un dromedario? Un caballo dibujado por una comisión.

En el caso de la que se nombrará en el seno de la Asamblea de Madrid ese escepticismo está archijustificado. Como el PP dispone de mayoría absoluta en la dicha asamblea, querrá que la comisión refleje este hecho lo que equivale a garantizar de antemano que no servirá para nada. Y milagroso será si la señora Aguirre no pone a presidirla al investigado, el señor Granados, presunto subjefe de la trama de espías. La presunta jefa es ella, naturalmente.

La comisión funcionaría si se aceptara la propuesta de la oposición de disponer de igual número de votos (entre IU y PSOE) que el PP. Conociendo el talante democrático de este partido y el de su liberal presidenta eso no va a darse ni de lejos con lo que es claro que la comisión se nombra para dar carpetazo al asunto del espionaje en la CAM. Y con el asunto del espionaje, el de las adjudicaciones de contratos del Vicepresidente del Gobierno y el de la tupida red de influencias, amiguismos y enchufes en que funcionan las empresas públicas o semipúblicas de esta sufrida CAM administrada por una gente que es la que los madrileños se merecen porque para eso la votaron.

(La imagen es una foto de Chesi-Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons)

El gran Gran Wyoming.

Pleno, Wyoming, tío, pleno. Qué golpe maestro. Cómo te conoces al personal. Con qué elegancia y sin insultar has dejado a esa gente en el más espantoso ridículo. Porque el vídeo en cuestión no engaña más que lo suficiente a los que anden escasos de meninges. La prueba es que muchos internautas en los foros y la blogosfera apostaban por el fake. Pero lo que es impagable es cómo muerden el anzuelo los pardillos de Intereconomía, con qué fingido escándalo y disimulado contento, con qué hipocresía lamentan ese comportamiento de "capitalista" y dan entera la falsificación sin comprobar nada, ni el remite del envío. ¿Y qué decir de la tertulia posterior? La plancha de Cendoya escandalizado, haciéndose cruces, Señor, Señor, estos rojos... Eso es lo más valioso de la trampa tendida: que han caído en ella ciegos de siniestra alegría, pensando que podían triturar a la competencia, que tenían un exclusiva explosiva.

Y no, ninguna pena. Estos de Intereconomía ¿no son los que enviaron unos jayanes a impedir el trabajo de una periodista haces unos meses? ¿No son los que enviaron a otros -o los mismos- contratados suyos para tender una trampa y presumiblemente chantajear al abogado que acusa al señor Fabra de Alicante? Ninguna piedad con gente que recurre a estos procedimientos. Al contrario, que quede bien claro que no sirven ni para las chapuzas y sí sólo para insultar.

Al Gran Wyoming no le hace falta insultar. Que hay clases.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, con licencia de Creative Commons).


dilluns, 2 de febrer del 2009

¿Qué es un terrorista?

La decisión del juez Andreu de la Audiencia Nacional (AN) de imputar un crimen contra la humanidad a un puñado de militares israelíes puede considerarse desde varios puntos de vista. Desde uno de izquierda es de aplaudir la iniciativa al tiempo que se subraya la contradicción de que la misma AN que investiga a los presuntos delincuentes israelíes obstaculice e impida que se investiguen hechos peores en España. Y no es tan sólo una contradicción sino un ataque al sentido de la justicia pues mientras este órgano judicial de jurisdicción especial sienta plaza de adalid de los derechos humanos en Israel, Guatemala o el Tibet (ya vemos: cuanto más lejos, mejor), se alinea en su tierra con los asesinos y trata de que sus crímenes no sólo queden impunes, como ya lo están, sino que no se conozcan, que no puedan investigarse ni tampoco reparar a las familias.

También se puede considerar desde el punto de vista opuesto, el de la derecha según el cual los magistrados de la AN que hicieron tan bien impidiendo que se abran las fosas e investiguen los crímenes de los franquistas (que, naturalmente, jamás existieron), pierden el oremus imputando esos mismos crímenes a los militares israelíes, defensores de la civilización occidental y que, por supuesto, jamás han cometido crimen alguno.

Por último, cabe también considerarla bajo el punto de vista de los mismos terroristas israelíes. Dice el señor Ehud Olmert que la investigación abierta por el juez Andreu es una prueba de doble moral de la Audiencia Nacional. La doble moral, según Olmert, consiste en que quienes ignoraron el terrorismo de Hamás en el pasado, quieran ahora empapelar a los israelíes por defenderse. Es un argumento cínico, pero nada parecido a lo que salió diciendo el ministro de Defensa de Israel, el laborista Ehud Barak quien, a la vista de la intención de la AN, se preguntaba si matar a un terrorista es un crimen contra la humanidad.

Le contesto: todo depende de lo que se entienda por terrorista. Si vamos a los resultados de las últimas acciones de Israel en Gaza habrá que aceptar que trescientos niños eran trescientos terroristas, cosa que no creo que sostenga ni siquiera el señor Barak que no me parece especialmente listo ni con mediana talla moral. Se dirá que no se estaba hablando de niños sino de hombres combatientes y que los niños fueron lo que el señor Javier Solana, fervoroso guerrero del imperio, llamaba "víctimas colaterales". Aun así es cosa de responder al señor Barak que todo sigue dependiendo de lo que se entienda por "terrorista". Estoy seguro de que su idea, coincidente con la de los Estados Unidos, la Unión Europea y los aliados de ambos no coincide con la visión de mucha otra gente. Para Hamás, muchos palestinos y musulmanes en general, los "terroristas" del señor Barak son "héroes" y "patriotas".

Mi patriota es tu terrorista y viceversa. El señor Barak y todos cuantos apoyen su siniestro discurso tienen que admitir esta relatividad de los conceptos porque les toca muy de cerca. Gentes como David Ben Gurion, fundador del Estado de Israel, o Menahem Beguin, ex-primer ministro del mismo Estado, fueron terroristas en los tiempos de la administración inglesa de Palestina, esto es, perpetraron u ordenaron perpetrar ataques con bombas y atentados diversos que técnicamente hablando, son actos terroristas. Pero estoy seguro de que el señor Barak no considera terrorista al señor Ben Gurion, sino un patriota. Lo mismo hacen los palestinos con los asesinados por los israelíes.

Es más, aunque el señor Barak no alcance a comprenderlo, eso de ser o no terrorista es tan relativo que, en algún caso, un terrorista ha llegado a ser Premio Nóbel de la Paz. Así sucedió en 1994 con Yassir Arafat, un architerrorista para los israelíes. Pero también Premio Nóbel de la Paz fue el terrorista Menahem Begin en 1978.

(La imagen es una foto de Chrisjohnbeckett, con licencia de Creative Commons).

Tendrán que hacer algo.

El escandalazo del espionaje en la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) se complica por días. Y los asuntos que van saliendo a la luz son cada vez más increíbles y rocambolescos. La información que trae hoy El País sobre los teléfonos móviles de altos cargos de la CAM es una prueba más del ambiente casi histérico de espionaje y contraespionaje que se vive en el Gobierno regional en donde, según parece, actúan varias redes de vigilancia, dedicadas a actividades ilegales y presuntamente financiadas con dineros públicos.

Las reacciones del Gobierno de la CAM a las sucesivas revelaciones periodísticas, intemperantes, arrogantes, amenazadoras, dilatorias, muestran el desconcierto que reina en el lugar y el clima de enfrentamiento a que se ha llegado en las filas del PP.El señor Rajoy, probablemente, no saldrá bien parado de esta sórdida aventura con gente de controvertido comportamiento como ese Vicepresidente de la CAM, un espiado que, a su vez, presuntamente espiaba. Y por debajo de todo esto, el dinero, los ingentes capitales que se mueven en la CAM desde el comienzo del boom del ladrillo. Igual que por debajo del "tamayazo" estaba el dinero con el que se compró la traición también ahora el escándalo de los seguimientos, las escuchas, los dossiers, etc, tiene pies de moneda de curso legal. Cualquiera que haya seguido los escritos del blog de Escolar, Escolar.net se habrá convencido de que la CAM se administra con criterios de clientelismo, enchufismo y amiguismo que no dejan lugar a dudas. Las empresas públicas y todas aquellas sobre las que la CAM pueda ejercer alguna influencia rebosan de parientes y amigos de los gobernantes de Madrid o de sus amigos. Y la cabeza visible de este desastre, quien, según parece, más se beneficia con él y quien orienta la política de adjudicaciones de la CAM es el espiado vicepresidente de la Comunidad, señor Ignacio González.

Es de suponer que todos estos asuntos no queden impunes y es de esperar que los organismos de defensa de los ciudadanos, como los fiscales, que pueden actuar de oficio, lo hagan para aclarar un patrimonio como el del señor González que, si es objeto de dossiers secretos e ilegales, será porque tenga algo que resulte rentable para hacer chantaje.

Por cierto, cuanto más se demoren las inevitables dimisiones en la CAM, más cerca se producirán de las elecciones vascas y gallegas del 1º de marzo y peor efecto tendrán en las expectativas electorales del PP.


(La imagen es una foto de Chesi-Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons)

Filosofía risible.

Este curioso libro de Cathcart y Klein (Platón y un ornitorrinco entran en un bar... La filosofía explicada con humor, Planeta, Barcelona, 2008, 220 págs.) parte de una idea sencilla, audaz y muy cierta: la de que los chistes y la filosofía están hechos de la misma materia, que ambos juegan con la mente de la misma forma y que los dos ponen de relieve verdades que a veces son incómodas sobre la vida y otras cuestiones de no menos enjundia. La idea es que cabe explicar los conceptos filosóficos a través de los chistes y que estos están cargados de un fascinante contenido filosófico (p. 12). Por supuesto, depende de la calidad del chiste; pero lo mismo puede decirse de las filosofías, que depende de su calidad. Un buen chiste -y este libro trae muchos- es normalmente una revelación; como una buena filosofía.

La compleja estructura del chiste ya había quedado clara en la interesante obra de Freud, El chiste y su relación con el inconsciente y Bergson, en su célebre ensayo sobre la risa había aportado una visión filosófica a este aspecto de lo cómico, lo risible, lo chistoso, normalmente abandonado en el terreno de las graves preocupaciones del intelecto. Pero hasta ahora nadie, que yo sepa, había llevado la audacia a exponer -en tono liviano, por supuesto- la historia de la filosofía a través de chistes y, aunque reputo la idea muy buena, no creo que tenga muchos partidarios entre filósofos y gentes con escaso sentido del humor. Los propios autores, resignados, ya reconocen en el capítulo de agradecimientos que: "No conocemos a nadie, aparte de nosotros mismos, que esté dispuesto a responsabilizarse de la idea de este libro..." (p. 219). Pero la gente lo lee con gusto. Véase si no: cuatro ediciones (imagino que quiere decir impresiones) en un año.

El caso es que, efectivamente, es posible repasar un poco a grandes rasgos y vuelapluma la historia de la filosofía, concebida como la sucesión de los temas más conocidos que han preocupado siempre a los filósofos (el telos, la ética, la epistemología, la lógica, el libre albedrío, la muerte, la razón, la política, etc) y hacerlo a través de los "filochistes", como los llaman los autores. La verdad es que casi todos son buenos y, en definitiva, el libro viene a ser como una antología de chistes que tienen interpretación filosófica. Por cierto, como los autores son judíos, hay una gran cantidad de chistes de judíos. Hablando de la virtud platónica, que es la sabiduría:

"En un encuentro que se está celebrando en la universidad, se aparece de pronto un ángel y le dice al jefe del departamento de filosofía:

- Te concedo uno de estos tres dones: sabiduría, belleza o diez millones de dólares.

Inmediatamente el profesor opta por la sabiduría.

Envuelto en un halo de luz, el profesor aparece transformado. Pero sigue ahí sentado, contemplando la mesa y uno de sus colegas le susurra:

- Di algo.

El profesor responde:

- Debería haber pedido el dinero." (p. 92)

Hablando de la existencia, la muerte y Heidegger:

PINTOR: ¿Qué tal van mis ventas?

PROPIETARIO DE LA GALERÍA: Bueno, pues tengo buenas y malas noticias. Vino un hombre y me preguntó si eras un pintor que se revalorizaría al morir. Cuando le dije que pensaba que sí compró todo lo que tenía tuyo en la galería.

PINTOR: ¡Vaya! ¡Es maravilloso! ¿Y las malas noticias?

PROPIETARIO: El comprador era tu médico." (p. 137).

diumenge, 1 de febrer del 2009

Elogio de la prensa de izquierda.

En España la mayoría de la prensa es de tendencia; como en el resto del mundo por lo demás. Tendencia sobre todo en la divisoria derecha/izquierda, esa que dicen algunos que está trasnochada, superada y, sin embargo, resulta ser la única que se da en todos los sistemas políticos. Porque los otros conflictos con traducción política pueden darse o no: puede o no haber conflictos regionales, religiosos, lingüísticos, demográficos, ciudad/campo, etc. El conflicto izquierda/derecha aparece siempre y se refleja sobre todo en la prensa. Por eso digo que la prensa es de tendencia.

Pero en España, además, es de partido. En especial la prensa de derecha. Parte del discurso mediático conservador es hablar de las "terminales mediáticas" del Gobierno socialista, preferentemente grupo "Prisa". Y sin embargo la relación entre este grupo y el PSOE y el Gobierno del PSOE es mucho menos intensa que la que hay entre el PP y los medios escritos o audiovisuales de la derecha. Algunos de estos, por ejemplo El Mundo, han llegado a hacer el programa del PP en épocas de penuria programática en los años noventa, en ellos se apoya electoralmente al PP y en la COPE incluso se apoya a unos sectores frente a otros dentro del partido de la derecha. Parte de ese apoyo se manifiesta en una actitud muy agresiva hacia la izquierda. Los columnistas de los medios de la derecha suelen ser más insultantes que los de la izquierda, entendiendo aquí por izquierda El País, Público y El Periódico de Cataluña. Algo similar con los editoriales: los de la derecha se atienen estrictamente al esquema amigo/enemigo mientras que en los de la izquierda se guardan más las formas, se es menos agresivo con el enemigo y menos encomiástico con el amigo, sin negar que haya amigo/enemigo.

Los periódicos de izquierda son de tendencia, pero no de partido. Antes de seguir hay que decir que aquí se da por supuesto que El País es un diario de la izquierda, pues mucha gente en la izquierda lo sitúa en el centro, en el centro-derecha y hasta en la derecha sin más. Algo de eso hay. Pero dado el carácter del centro-derecha real, el centro-derecha de El País es izquierda a todos los efectos. Público por lo demás, es un periódico de izquierda, como lo es El Periódico de Cataluña. Y lo que caracteriza a esta prensa de izquierda es que, interpretando la realidad, como hacen todos los que dan cuenta de ella, es mucho menos agresiva y crispada que la otra parte. Por eso, me parece, la prensa de izquierda es digna de elogio. Todo el que informa trata de convencer al auditorio para que vea la realidad como él; la diferencia está en la forma que tiene ese tratar. Se puede convencer a la gente a palos, a gritos o seduciéndola. Es digno de elogio que la izquierda trate de convencer seduciendo. Esa izquierda abertzale que mantiene el principio de que también se puede convencer a la gente asesinándola no entra aquí ni por ensoñación.

Que también hay que ver el mundo con los ojos de los lectores. Y muchos lectores, creo que la mayoría, agradecemos que los periódicos no muerdan.

España: estos jueces no te los mereces.

El estamento judicial debe sosegarse y serenar su ánimo. Nada gana un país si quienes están obligados a ser acuánimes muestran no poder controlar sus pasiones. El Cristo que se ha armado con la iniciativa del juez Andreu de la Audiencia Nacional ha desatado tal cúmulo de disparates en el ámbito público que uno duda sobre la racionalidad de los dirigentes sociales. Los israelíes se han cabreado y la han tomado con el Gobierno español sin duda porque creen que es su deber controlar qué hacen los jueces, una actitud que dice mucho sobre la idea israelí de la división de poderes y la que tienen de la que hay en España. Claro que, a continuación, escucho atónito que el Gobierno español pudiera estar pensando en la posibilidad de limitar la jurisdicción universal española. Si lo hace por ley, al menos a efectos internos puede hacerlo, pero en tal caso, la jurisdicción universal ya no será universal. Habrá o no una forma jurídica de proceder pero está claro que es ilegítima. La jurisdicción universal, que es recíproca, por supuesto, no puede depender de límites impuestos por razones políticas. Sin embargo, como suele pasar en estos casos, en gran medida lo que importa es un asunto simbólico. La decisión del juez Andreu no tiene efecto alguno porque Israel no es parte recíproca, no reconoce jurisdicción universal alguna y no admite la Corte Internacional de Justicia ni acata sus decisiones. Por tanto, no hay nada que hacer jurídicamente. Pero eso saca a la luz pública el estatus internacional de Israel en cuanto Estado... ¿cómo? ¿delincuente? ¿terrorista? Téngase en cuenta que el frente de propaganda es vital en la estrategia de Israel.

La crítica a los jueces no puede venir por el hecho de que no se plieguen a la razón de Estado, tanto si la tal razón la esgrimen unos como si lo hacen otros. Al contrario, viene si ceden a la razón de Estado y a consideraciones corporativistas. Esa AN que hoy pretende empapelar a varios cargos políticos y militares israelíes que perpetraron una matana en Gaza en 2002, ¿es la misma AN que se niega a abrir las fosas comunes de los asesinatos fascistas en España? Esa fiscalía que hoy anima al juez de instrucción a proceder contra los acusados en Israel ¿es la misma que negó competencia al juez Garzón para investigar los crímenes del franquismo en España? ¿Es la misma fiscalía que se opuso con uñas y dientes al procesamiento de don Augusto Pinochet, dictador chileno, único jefe de Estado que asistió a los funerales de su amado maestro, Francisco Franco Bahamonde?

Fuera, sí; dentro, no. Eso es lo que no resulta de recibo en el proceder de la Audiencia. Parece como si estuviera diciendo que se arroga el derecho a perseguir el delito en todas partes excepto aquí, a proteger a todos los ciudadanos del mundo excepto a los españoles. Es algo tan absurdo, tan ilógico y, en el fondo, tan inmoral que, si fuera israelí, en lugar de cabrearme por la decisión del juez Andreu, incoaría en Tel Aviv un proceso para abrir las fosas en España para buscar los huesos de las personas asesinadas en crímenes de guerra cometidos por el Gobierno español entre 1939 y 1951. Jurisdicción universal, sí señor.

De la huelga prevista por sus señorías tengo poco que decir salvo la cuestión de formas. Eso de que los jueces no tengan derecho de huelga no me ha parecido jamás ni medio aceptable. Excepto el Rey y los políticos electos, los demás ciudadanos, todos sin excepción, tienen derecho de huelga. Lo que los diferencia es la importancia de los servicios mínimos. Pero nada más.

La cuestión es de formas. La izquierda judicial anda indignada porque la izquierda política dice que la huelga es corporativa. Pero es que lo es. Y la idea de la izquierda judicial de que la huelga no es corporativa porque la apoya ella no es convincente ni para el partido de la izquierda. ¿Qué sentido tiene mantener la amenaza de huelga con independencia del resultado de las negociaciones con el Gobierno sino es el de ir a la confontación sin más?

Porque las cosas son muy complejas, señores jueces. Por ejemplo: la justísima reivindicación judicial de la necesidad de coordinar informáticamente toda la administración de justicia. ¿Qué se desprende de aquí? La pasmosa noticia, nueva para muchos ciudadanos, aunque Vds. crean que no, de que la administración de justicia en España en 2009 no estaba informáticamente coordinada. ¿Quiere eso decir que la administración española de justicia no tiene una base de datos integrada? Eso no es posible. Tiene que haber un error. Pero habría que saber en qué medida la desastrosa situación informática de la justicia no es achacable a la resistencia numantina de los jueces, sobre todo los mayores, para adaptarse a las nuevas tecnologías. Pasa en todas partes en la administración pública: los funcionarios, sobre todo donde no hay medidores de productividad (por ejemplo, los jueces) tienden a no esforzarse en adaptarse a la informática.

Conste no obstante que me parece magnífico que los jueces vayan a la huelga para presionar al Gobierno y al Parlamento para que pongan la administración de justicia española a la altura del siglo XXI europeo y no del XIX español. Por favor.

(La imagen es un cuadro de James Ensor, Los jueces prudentes)


dissabte, 31 de gener del 2009

Peregrino de la memoria (XXXVIII).

Recuerdos militares.

(Viene de una entrada anterior de Caminar sin rumbo (XXXVII), titulada La verdad siempre se sabe).

Sí, ya sé que en este verdadero relato de mis andanzas he vuelto a cambiar el título. ¡Qué quieren Vds.! Así empezó y así continúa: un viaje a ninguna parte, un caminar sin rumbo, un cambio más, todo cambia, todo fluye, nada permanece. Cuando descubrí que lo del viaje a ninguna parte tenía copyright si no jurídico, sí moral a mis ojos, recurrí a otro título. Lo de caminar sin rumbo fue, se recordará, transitorio. Estaba contando un viaje y en el curso de los viajes es cuando se le ocurren cosas a uno. Seguramente también cuando uno no se mueve. A mí me sucede más cuando estoy de viaje y por eso ahora he vuelto a dar con un nuevo título, mucho más fetén porque no me ata al "viaje" ni me acerca al incómodo "camino", siempre ideológicamente peligroso. En cambio introduce dos términos nuevos con muchas implicaciones. Peregrino incorpora viaje e incorpora camino y la memoria no requiere comentario. De ser algo la memoria es un mapa de la vida entendida como un camino. Es un mapa que llevamos dibujado en las arrugas de la piel, el brillo de la mirada, la forma de movernos, el tono de voz. Todo esto no quiere decir gran cosa puesto que, habiendo cambiado dos veces de título del relato (que lleva ya casi cuarenta capítulos) nada asegura que no haya más cambios antes de terminar un itinerario cuya longitud se desconoce. Ello acuerda también con el espiritu de este relato que, si bien se mira, es tan variado como sus cambiantes formas. Además los dos términos nuevos admiten variaciones que resulta placentero explorar: junto a Peregrino de la memoria puede haber una Memoria del peregrino, una Memoria peregrina y hasta un Memorial del peregrino. Memoria peregrina suena muy bien y no se descarta que acabe sustituyendo a Peregrino de la memoria. No es difícil imaginar un peregrino y menos ponerlo a peregrinar por la memoria. En cambio es más difícil convertir a la memoria en sujeto y ponerla a peregrinar porque ¿por dónde lo hará si no es por ella misma? La memoria es la facultad que se desarrolla por ejercicio con los años, igual que con los años se atrofia por falta de ejercicio. Y además de desarrollarse se rellena de contenidos según la vida va desplegándose ante uno cuando la vive con el espíritu de quien diariamente asienta el firme del camino que hará en la jornada, pues no está determinado. Así que la memoria puesta a peregrinar por sí misma puede llegar a parajes pintorescos. Muchos no sabemos lo que guarda nuestra memoria porque las conexiones de sentido que se establecen pueden estar hechas con claves que ignoramos. En todo caso, no quiero que estas disquisiciones sobre el estilo de la narración interfieran en su interés. Han de hacerse, no obstante, porque dada la naturaleza proteica del relato, hay que estar en situación de dar respuesta pronta y adecuada a cualquier interpretación que fuera injusta o conflictiva.

El Centro de Instrucción de Reclutas (CIR) en que me correspondió hacer la militar reunía como a unos cinco mil mozos, entrenándose para la eventualidad de una guerra que nadie creía pudiera darse y contra una variedad de enemigos cualquiera de los cuales la hubiera ganado. Aun así se hacían maniobras muy elementales porque había poco tiempo y tenía menos sentido educar a cinco mil hombres en todos los aspectos de la guerra, que es muy compleja, para que luego unos fueran solamente zapadores, otros artilleros, etc. Por eso se nos educaba en las cosas más generales que se supone es lo elemental que debe hacer cualquiera, como marchas de veinte o treinta kilómetros con todo el equipo en pleno mes de agosto, o toma de alguna cota no muy alta defendida por un nido de ametralladora imaginario. En una de esas, en cierta ocasión, caí en una charca, dije al mando luego que, estando bajo fuego enemigo, había buscado refugio tras unos matorrales sin importarme que hubiera barro porque lo primero, según se nos había informado en la correspondiente teórica, era buscar un buen resguardo y me premiaron con cuarenta y ocho horas de permiso. Allí había conocido a Daniel, el padre de Eugenio que, con su pelo rubio y ojos azules destacaba poderosamente en aquel magma oscuro de las compañías y los regimientos. Nos hicimos muy amigos y empezaron a caernos los arrestos a pares, con lo que compartimos bastante cocina yo pelando patatas y él bacalao o a la inversa. Allí nos intercambiamos también nuestras filosofías de la vida o lo que se tiene por tal cuando se está en los veinte años y la vida aparece como un misterio cuya clave descubriremos nosotros. Ya he dicho que Daniel era muy alegre y muy activo. Por entonces andaba en asuntos de cine sin tener claro si quería ser actor o guionista. Las dos cosas en el fondo. Tenía algunos amigos en el gremio y me presentó a un grupo que estaba haciendo un corto, especie de mezcla de Las Hurdes y una película de Antonioni sobre la incomunicación humana. Estaba en amoríos con una actriz con la que salimos algunas veces, aunque no era muy divertido porque acababan siempre discutiendo. Al final la chica, que se llamaba Mirna, se enfurruñaba, se agarraba a mi brazo y me decía que la llevara a su casa que, si era noche de pase pernocta, también era la nuestra. Una vez allí seguían discutiendo en la cocina, mientras yo me acomodaba en un sofá en el vestíbulo del piso, entre un paragüero y un ficus. Más tarde, curiosamente, Daniel debió de cansarse del rollo cinematográfico y, cuando dejamos el ejército, desapareció, mientras que yo anduve aún un par de años más enredado con la gente de cine. Pero de eso hablaré en otro momento porque Mirna se quedó embarazada y hasta el día de hoy nadie ha querido averiguar si el crío era de Daniel o de otro.

- ¿Podía ser?

- Podía. No te digo que fuese seguro, pero podía.

Lo que Eugenio quería oír era la vida de su padre contada por otro, confirmar datos:

- Me ha dicho que allí fumábais porros.

A saber lo que le habría contado el otro.

- En los cuarteles circulaba el chocolate que era un placer.

- Dice también que os ofrecieron haceros del Servicio de Inteligencia Militar, el SIM.

- Sí, es verdad. Fíjate qué idea tenían de la cosa. Yo te confieso que nunca he creído que existiese ese SIM. Hablaban mucho de él pero nadie lo había visto. Estoy convencido de que el sargento que vino a proponernos a Daniel y a mí que nos hiciéramos del SIM debía de creer que era alguna unidad militar especial, como la banda del regimiento las unidades de montña. El caso es que, sí, sí, como suena. "Vosotros sabéis", nos dijo el sargento, más bruto que un arado, "que los comunistas se valen de estudiantes y otrs mandangas para introducir el comunismo en el ejército." La verdad es que no se nos había ocurrido. A mí, desde luego, no se me había ocurrido tan luminosa idea y, de habérseme ocurrido, no hubiera ido corriendo a contársela a dos estudiantes. Pero fue un compromiso porque, claro, tú dices: vamos a ver, si digo que no, después de que se me dispensa el noble honor de espiar a mis compañeros, me convierto en sospechoso para la manga de impresentables que gobernaba entonces el país; si digo que sí adopto un comportamiento que me parece moralmente repudiable. Cuestión: ¿qué hacemos? Explicamos a aquel proyecto de hombre que nos quedaba mes y medio para licenciarnos y no tenía sentido participarnos los secretos del SIM para unos días. Mejor alguno que aún tuviera más mili, que le diera tiempo a adaptarse al medio pero que no fuera a licenciarse de inmediato. El caso es que nos quedaban seis meses para la licencia.

- Y el sargento ¿no os dijo nada?

- Yo creo que no se atrevía. Era chusquero y nos veía tratándonos con familiaridad con un capitán con lo que el hombre no las tenía todas consigo. Y la verdad es que aquel menda pegó el rollo con nosotros porque quería montárselo de culto y pensó que cada uno de nosotros o los dos juntos podíamos aportarle algo.

- También dice que fuisteis enfermeros.

- Sí, como éramos estudiantes, el mando decidió que teníamos que ser enfermeros y es lo que fuimos en un cuartel de carros de combate. Enfermeros.

- Y que no teníais ni guarra.

- Ya imaginas qué formación en enfermería puede tener un estudiante de Políticas que lleva tres meses en un CIR aprendiendo a marcar el paso, a cubrirse, a hacer vista a la derecha, paso ligero y posición descansen. Así que allí hubo de todo y los que murieron lo hicieron por sus propios medios: un sargento que se voló la cabeza manipulando una bomba de mano y un chaval al que le cayó encima la cadena del carro que estaba arreglando y lo dejó crujido.

- Que los jefes os empleaban para poner inyecciones a sus familias.

- Y a ellos mismos. "A las órdenes de Usía." "Bájese Usía los pantalones". En el ejército, si eras enfermero, te hartabas de ver culos. Hacía apuestas con tu padre a ver cómo iba a ser el primer culo que llegara por la tarde: con granos, liso, velloso, más o menos blanco. Pero sí, fuimos enfermeros en el servicio militar y, sin tener ni idea, acabé sabiendo algunas cosas, cómo hacer torniquetes, poner vendas, coser una herida en una mano por ejemplo y poner todo tipo de inyecciones. Pero vamos ya entiendo que lo que quieres es un juicio sobre tu padre en aquellos años...

- No, no quiero nada. Solamente que quien sabe cosas suyas me las cuente para contrastar con lo que dice él y hacerme una mejor imagen suya.

- Ya eres una imagen suya.

- Lo soy, pero no la llevo dentro.

- Eso llega más tarde. La imagen de alguien que vive, sobre todo si lo tratas con asiduidad, es borrosa. Las imágenes sólo se hacen nítidas después de la muerte del imaginado. También puedo contarte cosas de tu padre con la gente de cine, aunque ya digo que de eso hablaré más tarde, pero si quieres hablamos ahora.

- No, no es necesario. Ya lo haremos en otro momento. Ahora sí que voy a abrirme.

Habíamos entrado en Madrid pasando por San Cristóbal de los Ángeles y subiendo luego por Legazpi y el Paseo de los Delicias, fuimos a parar a la plaza de Atocha, o sea, de la Virgen de Atocha. Allí mismo me hizo parar, delante del ministerio de Fomento, me dio un abrazo, diciéndome que le habia gustado el viaje y que esperaba que yo hubiera comprendido la razón que le asistía para hacer lo que quisiera, y echó a andar en dirección de la Cuesta Claudio Moyano porque, al parecer, los de una caseta, que era una librería especializada en asuntos alternativos, altermundistas y del comercio justo lo habían contratado para hacer una página web.

Así que allí estaba de nuevo, en mi punto de partida, cavilando si volvía a salir y a dónde. Salir, volvería a salir; eso era seguro. Añoraba el campo y estaba deseando volver a verlo para lo cual hay que salir de las ciudades en donde cada vez se pone peor vivir. Acabábamos de pasar por los de Valdepeñas y los tenía muy frescos en la memoria con su tierra roja arcillosa y los troncos retorcidos de las cepas y, sobre todo, echaba de menos el cielo bajo sobre el horizonte lejano de la meseta. De momento, no tenía alternativa ni había planeado viaje alguno. Regresé a casa y recogí el correo postal que cada vez se reduce más a papeles de publicidad porque el correo de importancia ya sólo es electrónico. En Skype me encontré un enésimo mensaje de Laura. Le contesté que acababa de llegar a Madrid y que me reuniría con ella en donde quisiera. Me citó en el Palace al día siguiente, tras decirle yo que hoy no estaba de ánimos. Antes de ir a dormir recibí un mensaje de Eugenio por el móvil. Me repetía que lo había pasado bien en el viaje y que yo era un tío cool.