La entrada de Palinuro de ayer acerca del lío de espías, enchufados y clientes en la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) se titulaba Tendrán que hacer algo. Bueno: ya lo han hecho. La señora Aguirre que la semana pasada negaba de raíz cualquier espionaje en sus dominios y no veía la necesidad de una comisión de investigación para aclarar unos hechos que según ella no se habían producido, ahora acepta constituir una. La sabiduría contemporánea rebosa de juicios negativos sobre el valor de las comisiones. Se dice que si se quiere no resolver un problema se nombra una comisión. Igualmente: ¿qué es un dromedario? Un caballo dibujado por una comisión.
En el caso de la que se nombrará en el seno de la Asamblea de Madrid ese escepticismo está archijustificado. Como el PP dispone de mayoría absoluta en la dicha asamblea, querrá que la comisión refleje este hecho lo que equivale a garantizar de antemano que no servirá para nada. Y milagroso será si la señora Aguirre no pone a presidirla al investigado, el señor Granados, presunto subjefe de la trama de espías. La presunta jefa es ella, naturalmente.
La comisión funcionaría si se aceptara la propuesta de la oposición de disponer de igual número de votos (entre IU y PSOE) que el PP. Conociendo el talante democrático de este partido y el de su liberal presidenta eso no va a darse ni de lejos con lo que es claro que la comisión se nombra para dar carpetazo al asunto del espionaje en la CAM. Y con el asunto del espionaje, el de las adjudicaciones de contratos del Vicepresidente del Gobierno y el de la tupida red de influencias, amiguismos y enchufes en que funcionan las empresas públicas o semipúblicas de esta sufrida CAM administrada por una gente que es la que los madrileños se merecen porque para eso la votaron.
(La imagen es una foto de Chesi-Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons)