divendres, 26 d’octubre del 2007

Memoria de lo grande y de lo chico.

Se me pasó dar cuenta de la feria de otoño del libro viejo y antiguo del madrileño paso de Recoletos, de los agustinos recoletos, que tenían su convento aquí, hoy desaparecido. Aunque a destiempo, pongo el cartel de Mingote que es al que todos los años se lo encomiendan los organizadores. La feria estuvo muy bien y sirvió para comprobar que los libros antiguos han pegado un subidón como si fueran petróleo. Conste que no me parece mal. Si un diamante vale una pasta, justo es que la valga también una edición príncipe de Juan de Timoneda o una Summa Theologica de mediados del XIX. Son más preciosos que un diamante.

Pero es que también están carísimos los libros viejos de cierto respeto, la diversas colecciones de Aguilar en papel biblia, las ediciones técnicas de Labor o los libros modernistas de Montaner y Simón. Carísimos para lo que solían valer antes de la feliz llegada del euro. De todas formas, es un placer mirarlos, aunque no pueda uno permitírselos. Antaño a veces compraba los Emilios Salgaris de Calleja cuando, infeliz padre primerizo, pensaba que mis hijos sentirían por ellos lo mismo que yo. Vana ilusión porque los sentimientos no pueden reproducirse como si fueran un DVD.

De todos modos, este año compré por el módico precio de seis euros una cartilla de racionamiento correspondiente al segundo semestre de 1951. Esas cartillas, que yo llegué a ver y manejar de niño, cuando acompañaba a la chacha a comprar algo a la tienda, tenían dentro unos cupones que daban derecho a adquirir cantidades racionadas (la época se llamó del racionamiento) de pan, aceite, legumbres, etc. Es decir, doce años después del fin de la guerra civil la alimentación de la población seguía siendo un problema y había gente que pasaba hambre. Por decisión de la ONU, todos los países del mundo excepto la Argentina y Portugal rompieron relaciones con el régimen de Franco y lo sometieron a aislamiento. Franco se quedó tan pancho, movilizando a sus partidarios. Prueba del interesante sentido falangista de la política: Si ellos tienen ONU, nosotros tenemos dos. Pero la población lo pasó fatal. No había de nada y lo que se necesitaba había que procurarlo mediante el estraperlo y el contrabando.

Traigo esto a colación como excusa para poner la imagen de la cartilla de racionamiento, con esa póliza de veinticinco céntimos con el rostro de José Antonio y en la que se advierte que carece de "valor postal". Es una imagen de mi niñez y me ha conmovido verla a seis euros. No es únicamente cutre sino iconográficamente absurda pues amalgama en una sola propuesta con el águila de San Juan, símbolo del orgullo nacional español la idea de la escasez y el racionamiento. El imperio y la miseria, como el príncipe y el mendigo; el hidalgo hambriento. O sea, España.

Hablamos mucho ahora de la memoria histórica y por tal nos referimos a las víctimas directas de la dictadura, los perseguidos, torturados, encarcelados, enjuiciados en tribunales militares que fueran de risa de no estar formados por delincuentes y cómplices de delincuentes, responsables del asesinato y atropello de cientos, miles de seres humanos, los ejecutados en las "sacas" y "paseos" y los exiliados. Esa es la Memoria Grande, por así decirlo; luego, está la Memoria Chica, la de los acontecimientos cotidianos, las relaciones sociales, el sucederse de fechas y estaciones de una sociedad oprimida, cerrada, sin perspectivas, explotada, aterrorizada. Tengo una imagen que no se me despinta: bajábamos a jugar a la calle, preferiblemente en algún jardín, por ejemplo, la plaza del Dos de Mayo, para nosotros "el dosde", pero si acertaba a pasar un cura por allí (y estaban en todas partes porque para eso habían entrado en Madrid con las tropas del ejército faccioso) los chicos dejaban sus juegos y acudían en tropel a besarle la mano; incluso los que tenían a sus padres en la cárcel.

¿Alguien puede visualizar eso?

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dijous, 25 d’octubre del 2007

Yo no soy racista.

El menda que agredió a puntapiés y tortazos a una menor ecuatoriana ante la escrupulosa inhibición de otro individuo que iba en el vagón y no se atrevió a piarlas, dice de muy malos modos que "iba borracho" y que el no es racista. ¡Qué mala fama tiene el racismo que hasta los racistas dicen no ser racistas!

En fin, lo de ese sujeto está ya claro. Lo que hay que vigilar ahora son las reacciones/explicaciones públicas, sean oficiales o no, acerca del hecho. Y no tolerar el discursito autocomplaciente de que eso sea "un hecho aislado", "algo puntual", que "en absoluto es representativo" del clima de convivencia en nuestro metro/ciudad/Comunidad Autónoma/país o lo que sea. Claro que lo es. En Barcelona, en Madrid, en Bilbao, en todas partes está creciendo esa lacra del racismo porque no nos lo tomamos en serio.

Ese imbécil que agredió a la chavala es sólo una muestra de lo que puede hacer cualquier otro imbécil cuando piense que quedará impune.

El Cristo del Papa.

El Papa Ratzinger, Benedicto XVI, acaba de publicar un libro sobre Jesús, primera parte, según dice, de una obra más ambiciosa que queda pendiente. El Papa Ratzinger, que es un estudioso, un intelectual, un teólogo, un vigilante de la recta doctrina católica, tiene ahora poco tiempo para sus estudios y temeroso probablemente de no culminar su gran obra sobre Jesús, se apresura a publicar esta primera parte. Pruritos, pequeñas vanidades de autor de las que ni los Papas están libres.

Un libro más sobre el fundador del cristianismo, sobre el que han escrito teólogos, poetas, místicos, historiadores, filósofos, ensayistas, novelistas (El evangelio según Jesucristo, de Saramago) y, por supuesto Papas. Estos aportan además una condición, la de ser los vicarios del biografiado sobre la tierra, que da más carácter oficial a sus escritos, aunque no necesariamente mayor interés, profundidad u originalidad.

Como se ve en esta obra de Benedicto XVI que no solamente no trae novedad específica alguna acerca de la figura del Galileo sino que ni siquiera ofrece una visión o interpretación propia, personal que haga el Papa. Su Cristo es un Cristo exegético, distante, sólo preocupado por ser intelectualmente coherente; debe de ser probablemente fiel trasunto del propio Papa. Ello es claro cuando se observa que la calificación que más veces ocurre en el libro para referirse a su objeto Cristo es la de "misterio". Hay un elemento patético, de orgullo, en la tarea de explicar algo a lo que continuamente se llama "misterio". Misterio es para mí el empeño del autor por presentar un Cristo preocupado por encajar en la tradición mesiánica y cercano al tiempo a la gente sencilla. De hecho sólo la explicación de las bienaventuranzas, sobre todo la de los "pobres de espíritu", le lleva a Su Santidad varias páginas de retorcidos razonamientos.

Por lo demás todo esto es lo que cabe esperar razonablemente de un libro sobre Jesús escrito por el Papa, por cualquier Papa. Que tiene a veces visos de misal. Junto a profundas consideraciones sobre la historicidad de Cristo y su naturaleza desde el punto de vista teológico como hombre y como Dios, de pronto, como quien no quiere la cosa, nos enteramos de que se trata de alguien que ha muerto y resucitado a los tres días (pág. 320), milagro que el autor, obviamente, no pone en duda. Quienes ponemos eso en duda nos situamos fuera de la comunión eclesial del libro. De todas formas, tiene interés leer qué explicación da el Papa sobre el uso de las parábolas o los diferentes símbolos de Cristo en la obra joánica, el Evangelio y el Apocalipsis.

Además de sus consideraciones sobre la figura de Jesús, el libro contiene numerosos juicios sobre la época, la condición humana, la política y la historia que son muy interesantes porque a través de ellos entendemos mejor qué tiene en la cabeza el jefe de la Iglesia católica, cuál es su mentalidad, que es tremendamente reaccionaria. El mundo está dejado de la mano de Dios, reina el materialismo, la inseguridad, las drogas (pág. 202) y la corrupción (p. 239). De hecho, el resultado de ese mundo sin Dios es Chernóbil (p. 52), para qué vamos a engañarnos.

La condición humana, a tono con nuestra desgraciada época, no puede ser más infeliz, pues habiendo prescindido de Dios, el hombre incurre en el pecado de la soberbia, de no creer más que en sí mismo, pensándose igual a Él, creyendo que puede hacerlo todo (ps. 303/304) cuando, en realidad, vive bajo el capitalismo que es un sistema que, según el Papa, "degrada" a los seres humanos, convirtiéndolos en... ¡mercancías! (p. 128). (Estos alemanes acaban siempre razonando como Karl Marx). Así son presa fácil de los "ideólogos y los dictadores" que "poseen" a los hombres (p. 330).

La solución, no es difícil de adivinar, está en la Iglesia, que no solamente no "posee" a los hombres como el que tiene un jumento sino que, considerándolos en su muy respetable individualidad, los pastorea porque son sus corderos (Ibíd.). Esta garantía la da la Iglesia porque, al igual que le sucedía al Hijo del Hombre, también ella choca con el poder del Imperio, choca en realidad con cualquier tipo de poder político (p. 393). Un poco difícil de tragar a la vista de la historia de la Iglesia en la que ella ha sido poder político de primera magnitud o se ha aliado con el que lo fuera. Pero eso no importa. Está hablando un hombre que dice que otro hombre (al que él llama su Dios) murió hace muchos años pero resucitó tres días después.

Pues con el mismo grado de verosimilitud sostiene el Papa que la Iglesia dispone de libertad política y que no depende de los poderes del Estado (p. 65) o bien da por supuesto que la Iglesia de hoy incorpora el prístino sentido cristiano de la pobreza y de la justicia social (p. 105).

Interesante libro lleno de doctrina reaccionaria, propia del Pontífice que ha iniciado una restauración de la Iglesia tridentina. Habrá quien diga que eso es apartarse de la recta interpretación de los Evangelios, como hay quien sostiene que estos amparan incluso la "teología de la liberación". No es cuestión nuestra; que lo diriman los católicos. Lo que sí es cuestión nuestra es qué opina del mundo el Jefe de una religión que tiene mucho de secta y a la que pertenecen como unos mil cien millones de personas. Tampoco tantos, si se piensa bien viendo el gráfico de tabla de quesos que he sacado de Welcome to Adherents.com en donde se aprecia que los católicos son sólo una parte de los dos mil millones de cristianos aproximadamente que, a su vez, representan sólo una tercera parte de la Humanidad. El Islam, mucho más unitario, cuenta con mil quinientos millones de seguidores. Es la religión más numerosa. Los Dioses siguen su temible combate y el Ragnarok aún no ha acabado.

dimecres, 24 d’octubre del 2007

La blogosfera, sometida a la ley.

Parece que sale adelante la Ley de Medidas de Impulso a la Sociedad de la Información (LISI) con apoyo parlamentario unánime o casi unánime. Esta ley, en realidad, viene a ser una modificación, revisión, actualización, corrección y ampliación de otras anteriores, singularmente la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y del Correo Electrónico de once de julio de 2002. Esto de legislar sobre las nuevas tecnologías es complicado porque es muy difícil predecir qué consecuencias pueda tener una norma sobre todo cuando incide sobre una realidad práctica/tecnica que se desconoce. Y con la LISI no andamos mucho mejor. Por ejemplo, aunque parezca una tontería, lo primero que llama la atención del texto del anteproyecto es que se escriba internet con mayúscula, como si fuera el monte Everest, el museo de El Prado o el presidente Hugo Chávez. Internet es un sustantivo común, una realidad relacional como los flujos turísticos o el proceso respiratorio. A nadie se le ocurre escribir respiración con mayúscula.

Esta falta de familiaridad del legislador con el mundo sobre el que legisla le hace llegar a redacciones sorprendentes por ejemplo cuando en la exposición de motivos se prevé taxativamente que: "...se responsabiliza al proveedor del link o del motor de búsqueda de los contenidos de los que tiene conocimiento...". Ya la expresión "motor de búsqueda" es sorprendente en un texto jurídico; pero "link" es algo insólito. No estoy muy seguro de que el legislador sepa qué es un "link" o quizá soy yo quien no lo sabe.

En todo caso el proyecto trae un propósito benéfico que a mi juicio es irrealizable: garantizar cobertura universal en banda ancha antes del treinta y uno de diciembre de este año. Teniendo en cuenta las fechas en que estamos, lo que tarde la ley en entrar en vigor y lo que tarde en ser realmente eficaz, ese plazo es ilusorio.

Todo en la norma respira benevolencia y deseos de que España saque el máximo partido de la red. Quiere fomentar el comercio electrónico e incitar a los ciudadanos a valerse de internet para tratar con los poderes y las autoridades públicas. También es bueno que sea garantista y poco intervencionista. Los proveedores tienen que informar a los clientes de todos los medios que arbitran para combatir virus, troyanos, identificación como "spam", etc. Y sólo los jueces pueden decidir el cierre de una web. Entiendo por tanto que no la administración, lo que está muy bien.

(El mapa original de la imagen, que se encuentra en Data Mining es interactivo).

Por otro lado leo en en el nuevo El País (el de la tilde) que empieza a haber decisiones judiciales sobre los blogs. En concreto, sobre la responsabilidad por los comentarios cuando estos son anónimos o vienen suscritos por un "alias", llamado "nick" en la blogosfera que es bastante perezosa en materia lingüística. Los tribunales (el artículo cita una sentencia en una querella interpuesta por Ramoncín y dos inglesas) tienden a responsabilizar al bloguero por el contenido de los comentarios insultantes cuando son anónimos, salvo que los identifique, cosa harto difícil que sólo puede hacerse a través de la IP de cada ordenata y aun así no es de fiar. Basta con pensar en los que insultan desde los cibercafés. Y bloquear la IP de un cibercafé porque uno de sus clientes te insulta es poco recomendable.

Residenciar la responsabilidad en los blogueros no me parece justo y espero que posteriores y superiores decisiones judiciales establezcan un procedimiento más avisado. En definitiva, por lo demás, los blogueros aburridos de insultos y de trolls pueden recurrir a diversos sistemas para filtrar los comentarios o identificar a los comentaristas, incluso pidiendo una dirección válida de correo electrónico, aunque siempre pueden darte la de una anciana tía.

Esas gentes que se meten como anónimos en los blogs ajenos y dejan comentarios insultantes para el bloguero u otros comentaristas satisfacen su orwelliano minuto de odio diario en pantalla pues, para poder dejar el insulto, primero han de entrar en el blog que odian. Por qué entran en blogs que odian o desprecian es pregunta que sólo los especialistas en neurosis pueden contestar.

A propósito del susodicho periódico El País creo haber leído que van a darlo todo en abierto. A los suscriptores les queda la posibilidad de verlo en PDF. Como no veo gran ventaja en andar con los PDFs creo que voy a darme de baja en la suscripción. Me parece de perlas que la edición digital se financie con publicidad. Ya veremos si es soportable.

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dimarts, 23 d’octubre del 2007

El primo del primo.

Dice el avispado primo científico del señor Rajoy, que dado que sus colegas científicos no pueden prever el tiempo que hará mañana, ¿cómo van a prever lo que sucederá dentro de trescientos años? Es sorprendente. Al parecer nadie ha explicado al señor Rajoy ni a su primo el científico la diferencia entre "tiempo atmosférico" o "tiempo" a secas y "clima". ¿Y el señor Rajoy quiere gobernar España? Porque estas cosas son elementales.

Es patente que estamos en un proceso de cambio climático, cosa bastante clara dado que la tierra está siempre en proceso de cambio climático. La cuestión es el período que quiera aplicarse. El proceso es de calentamiento del planeta y las consecuencias, vaya Vd. a saber de momento. Lo que se discute es si ese proceso de calentamiento es debido a la acción del hombre (antropogénico lo llaman) o no y en qué medida.

El señor Rajoy cree que los temores del cambio climático son una pamema. Y todavía no ha llegado a revelar el fondo de su pensamiento, que es el de los medios de la derecha, esto es que el alarmismo sobre el calentamiento global es una campaña de la izquierda intervencionista, de los bolcheviques, deseosos de dinamitar las sociedades de libre mercado a las órdenes de Al Gore. Pero lo hará porque al señor Rajoy le pasa como al príncipe Hippolyte Kuragin en Guerra y paz quien, según Tolstoy, "sólo entendía el alcance de sus palabras tras haberlas pronunciado".

Esa actitud de restar importancia al cambio climático y de tomárselo a guasa, muy propia de la derecha, revela atolondramiento e irreflexión. Y, además, es bastante estúpida porque, aunque no quiera verse la necesidad de adoptar medidas para reducir la contribución de nuestro país al cambio climático, no hay más remedio -y así lo hacen todos, derechas, izquierdas y centros- que actuar en defensa del medio ambiente y de la calidad de vida de los ciudadanos, tratando de controlar el impacto de la actividad humana en la biosfera. Es tan absurdo como decir que porque se está en un calvero y sólo se ve media docena de árboles, no hay bosque.

(La imagen es un mapamundi con el cálculo de las muertes que se producirían en el año dos mil a causa del cambio climático del Centro para la Sostenibilidad y el Medio Global de la Universidad de Madison-Wisconsin).

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Chismorreos de la Corte.

Eso de la irritación real con la señora Aguirre, cuyo grado de impertinencia es bastante alto es lamentable. No porque se haya producido, sino porque haya trascendido y suscitado la controversia pública. Ahora resulta que un gesto de real disgusto pesa más que los asuntos de fondo que enfrentan a los dos grandes partidos. La política es cosa de salón palaciego y comentario a la bien puesta mesa de S.M.

En cuanto al asunto en sí parece lógico que el Rey se resienta de que esta temible "liberal" solicite algún tipo de deferencia real a favor de quien pide su abdicación y lo trata de inútil y negado para el cargo. A grito pelado y por la radio. Uno de los motivos de esta sañuda oposición es que, al parecer, el Rey se lleva mejor con el PSOE que con el PP. Teniendo en cuenta que, según señala el señor Aznar, a su vez el Gobierno del PSOE trabaja activamente para conseguir la destrucción de España, llegamos a la insólita conclusión de que la Corona favorece a los enemigos de la Patria. O sea, que la Corona es traidora.

Efectivamente, el sostén más claro y decidido de la Monarquía en España es el PSOE, cuyo republicanismo yace en el arcón en que se guardan las hopalandas del pasado, como la lucha de clases o la revolución social. Por el contrario, las derechas no son monárquicas; son franquistas; aceptaron la Monarquía porque fue la voluntad del Invicto. Pero ya se ve que los monarcas son todos unos izquierdistas, intervencionistas y masones.

Aguirre-Losantos, político-periodista, un binomio bien curioso. Los medios necesitan una causa que defender y una causa que atacar. Convertirse en la causa que defiende un medio es muy cómodo porque el ataque a los enemigos, el trabajo sucio, ya lo hace el medio y uno puede dárselas de estadista repartiendo mercedes. O moviendo influencias en la Corte, donde las cosas esstán muy confusas, mucho más de lo que alcanza a comprender la señora Aguirre. Confuso porque lo que se está viviendo es un enfrentamiento entre el trono y el altar. Los curas trasladan a la Jefatura del Estado la irritación que les produce la política del Gobierno. En el fondo, no le perdonan que ejerza su cargo como monarca, sin intervenir en los asuntos políticos.

La derecha sólo encuentra aceptables las instituciones cuando la favorecen. Está pasando con los tribunales, instrumentalizados al servicio del PP y hubieran querido que pasara con la Corona.

Curiosa monarquía, sostenida por republicanos.

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dilluns, 22 d’octubre del 2007

Polonia: un Ubu se va; queda el otro.

En las elecciones anticipadas de ayer, los polacos terminaron con el Gobierno minoritario del Partido del Derecho y la Justicia, de los hermanos gemelos Kazynski. La vencedora Plataforma Ciudadana, de Donald Tusk alcanza el 43,7% del voto, lo que, con el apoyo del Partido de los Campesinos, le garantizará una cómoda mayoría parlamentaria.

El gobierno anterior de Jaroslav Kazynski era de coalición con el partido de Autodefensa y la Liga de Familias Polacas, una amalgama muy reaccionaria en política interior y muy errática en política exterior que deja detrás dos años de legislatura de sobresaltos con propuestas sobre depuración política de los funcionarios según su pasado comunista o restricción de derechos de los homosexuales, todo lo cual ha levantado preocupación en la Unión Europea sobre los derechos humanos en Polonia. La victoria del liberal Tusk viene con una alta participación electoral (alta para lo habitual en Polonia) de más del 55,% quince puntos por encima de la de las últimas elecciones de 2005, cuando ganaron los Kazynski.

La Plataforma Ciudadana apenas se diferencia del Partido de los Kazynski, es conservadora y muy nacionalista. Es de desear, aunque quizá no de esperar, que su actitud en la UE sea menos de boicot, una actitud que acompasa muy mal con el hecho de que Polonia sea el país que más se beneficia al día de hoy de las subvenciones con cargo a los fondos europeos. También parece que Tusk pretende traer a casa al contingente polaco en la aventura iraquí y dstanciarse de los EEUU, al menos en la cuestión del famoso "escudo antimisiles", que es un plan de ataque a Rusia al estilo de los de la pasada "Guerra fría". Todo ello haría del Gobierno polaco algo más en línea con los demás Estados de la Unión.

Pero queda el segundo Kazynski, encaramado en la Presidencia de la República y con cuerda para bloquear la acción de Gobierno. Al fin y al cabo, su partido ha obtenido más de un treinta por ciento del voto, más del doble del resultado de Izquierda y Democracia, del expresidente Kwasnieski, que algunos quieren que sea el primer Presidente de la nueva Unión Europea. El Kazynski que queda conserva amplias facultades, incluido el veto de la legislación que lo incomode. Acerca de si Lech, el Presidente, cumplirá la amenazada lanzada por Jaroslav, el ya exprimer ministro, de dificultar el Gobierno desde la Presidencia de la República sólo cabe hacer conjeturas. Puede que aquel crea que hay que mantener los principios de forma numantina. O puede pensar que se arriesga a perder él también las elecciones presidenciales dentro de dos años y medio pudiendo tener un segundo mandato.

Quizá con un solo Ubu al mando resulte Polonia menos extravagante pero nunca se sabe, dado que el catolicismo es una fuerza política real e impredecible en el país.

Suiza: los semifachas al poder.

Otras elecciones con relativa sorpresa el domingo: el partido más votado en las elecciones a la Cámara Nacional, la cámara baja suiza, ha sido el Partido Popular Suizo, también llamado Unión Democrática de Centro (UDC) para disimular, uno de derecha radical, populista, que propugna mano dura con la inmigración y, aunque asegura no ser racista, ha hecho campaña con carteles como el que se ve a la izquierda, titulado "garantizar la seguridad", cuyo aroma racista es evidente.

También ha aumentado en proporción de voto el partido verde, pero no hasta llegar al 10%. Los grandes perdedores son el Partido Socialista (el que más retrocede pues pierde nueve escaños en el Consejo Nacional) y los radicales (que pierden cinco escaños), mientras que los democristianos ganan tres. El conjunto de partidos "prosistema", por tanto, pierde once escaños.

No obstante, los resultados electorales son poco significativos si se compone el gobierno (Consejo Federal) como es habitual, esto es, como una convención en la que los siete puestos se reparten entre los cinco partidos: dos para la UCD, dos para el Partido Socialista, dos para los radicales y uno para los cristianodemócratas. La cuestión hoy es saber si el señor Christoph Blocher, dirigente del Partido Popular suizo respetará la tradición o no. Los ganadores han hecho ya saber que sí se respetará la llamada "fórmula mágica", que permite un gobierno consensuado en la República Helvética, pero el señor Blocher ha comenzado a plantear exigencias que hacen pensar que acabará tratando de imponer una novedad, esto es, un gobierno de coalición con unos partidos, dejando a los otros en la oposición como es lo habitual en los sistemas parlamentarios. En este caso, la polarización del sistema suizo sería un hecho. Así como el avance del populismo radical de derechas.

diumenge, 21 d’octubre del 2007

La chapuza europea arranca de nuevo.

En los últimos lustros, la dinámica de la Unión Europea ha venido pareciéndose a aquellos coches de los años cuarenta y cincuenta cuando no tenían bien equilibrado el carburador y hacían una mezcla pobre o rica con las que el motor se paraba después de dar un par de petardazos y así varias veces hasta que, por fin arrancaba, pero ya se sabía que había que mirarle el carburador. Algo parecido con la Unión Europea (UE): se lanza a una reforma utópica, como aquel famoso proyecto constitucional del eurodiputado Alterio Spinelli, el proyecto se da una chufa, la UE peta y se pasa una temporada escuchando a los agoreros de la crisis final de la Unión, un fracaso, oiga Vd., el continente jamás llegará a unificarse políticamente y todo dará marcha atrás. Luego, ya in extremis, se sale adelante con una solución improvisada, una chapuza, una trapallada, que dicen en Galicia y que resulta ser mucho más adecuada para la pervivencia de la UE que cualesquiera programas nítidos de reforma, articulados en textos teóricos perfeccionistas. Es la teoría de la chapuza europea. Del fracaso del proyecto Spinelli salió en Acta Única de 1986, un paso importante adelante. Este nuevo paso arranca ¿de qué fracaso?

De la chufa que se dio el proyecto de Constitución Europea (que tampoco se llamaba así) en los referéndums de Francia y Holanda en 2006. Luego de meses de agonía y lamentaciones por el triste destino de Europa, condenada a la irrelevancia política mundial, los Jefes de Estado y de Gobierno (JEG) de la Unión se reunieron hace un par de días en Lisboa y aprobaron una serie de medidas que, en lo esencial, recogen las contenidas en el fracasado proyecto de Tratado Constitucional, dejando fuera las simbólicas, como la bandera, el escudo, el himno, etc. Europa es como una España en grande, siempre dudando de su misma existencia simbólica, pero una realidad práctica.

El Primer Ministro portugués, señor José Sócrates, anfitrión de la cumbre por ser Portugal presidente semestral de la Unión, no cabía en sí de gozo cuando vio que se empezaba a hablar ya del Tratado de Lisboa como un nuevo impulso de la Unión. Por supuesto, en la mejor tradición chapucera europea, el Tratado de Lisboa no es un tratado sino una serie de reformas de los tratados preexistentes que contribuirá a convertir a estos en una indescifrable maraña.

Lo más importante en la época de la imagen es que el Tratado de Lisboa pone cara a la Unión decretando que ésta tendrá un Presidente elegido en el seno del Consejo por un mandato de dos años y medio prorrogable por otro igual. También se la pone al Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior y de Seguridad Común (AR para la PESC), al que se hace Vicepresidente de la Comisión y se le dota de infraestructura organizativa de la que carecía. Y la prueba de que ambos cargos suscitan interés y serán eficaces es que ya tienen candidatos.

De mucha importancia asimismo el hecho de que la declaración europea de derechos sea vinculante en cada país y directamente alegable en los tribunales. Se han autoexcluido Gran Bretaña y Polonia. Los británicos han mantenido sus four red lines con posibilidad de excluirse en materias de justicia e interior, defensa y asuntos exteriores, seguridad social y derechos fundamentales. Como los polacos. ¡Qué razón tenía el general De Gaulle cuando vetó el ingreso de Gran Bretaña por considerarla cabeza de puente de los EEUU! Pero una Europa sin Gran Bretaña tampoco es pensable. El continente "quedaría aislado".

Otro avance notable: justicia e interior pasa a decidirse por mayoría cualificada y no por unanimidad. Ésta sigue siendo necesaria para la política exterior, la fiscal, la social y la reforma de los tratados. En lo demás rige el principio de la "doble mayoría" (esto es, para decidir se necesita el 55% de los estados y el 65% de la población), morigerado por la cláusula de Ioannina, que permite aplazar la entrada en vigor de alguna medida, para tranquilizar a Polonia que es uno de los países que más se hace pesar en la política europea aun siendo un recién llegado.

El Parlamento disminuye en número de diputados de 785 a 751, en el entendimiento de que el Presidente no vota. La Eurocámara recibe ahora plena competencia en materia presupuestaria, lo que la hace definitivamente autónoma. Y también la Comisión sale reforzada pues ya no estará compuesta por veintisiete comisarios uno por cada país sino por dos tercios del total de países de la Unión.

El Tratado de Lisboa es, como se ve, una pieza esencial en el avance a ese punto ignoto al que llamamos Europa y de ahí que el señor Sócrates esté tan contento. Lisboa se suma a una ya larga lista de ciudades europeas que dan nombre a alguna forma de tratado de o con la Unión: hay tratados de Roma, de Maastricht, de Amsterdam, de Niza, sin contar con el "compromiso de Luxemburgo".

La chapuza de Lisboa funcionará porque respeta la diversidad de "velocidades" de la Unión. Si los países que la componen admiten en su seno situaciones de gran variedad y diversidad, ¿por qué no la propia Unión con respecto a aquellos?

Las 13 rosas en clave personal.

Apenas de regreso de Galicia he ido a ver Las 13 rosas, la peli de Emilio Martínez-Lázaro que acaban de estrenar. En algún lugar he leído que, según el director, las trece rosas es una leyenda de la izquierda de la que hacía diez años que no se hablaba. Esto último no es exacto, nunca se ha dejado de hablar. Jesús Ferrero publicó una novela, Las trece rosas, en 2002 y el periodista Carlos Fonseca un libro de reconstrucción de los hechos y los tiempos, Trece rosas rojas, en 2004. De este año también es el documental Que mi nombre no se borre de la historia que versa sobre lo mismo.

Pues sí, una leyenda de la izquierda de siempre que a mí me contaron siendo crío. En mi infancia y adolescencia en mi casa me relataron la epopeya de los vencidos no como un lamento sino como un canto de alegría. Luego yo me ocupaba de contrastar esa epopeya con la de los vencedores que me tragaba en el colegio. La leyenda de las trece rosas no tenía contraste posible porque los vencedores no la narraban. Eso sólo se hacía en los cenáculos de rojos, que fue en donde me crié. Se la he oído contar con lágrimas en los ojos a más de uno. Así que no se espere de mí una crítica objetiva porque no puede haber objetividad en algo en que esté involucrada la infancia y la adolescencia de uno.

La historia misma es muy fuerte y muy dramática por versar sobre unas chicas también adolescentes. Parafraseando a Marcel Proust cabría decir que se trata de La sombra de las muchachas en flor, una edad especialmente injusta para ser víctima. Al lado de ese drama de la vida segada en agraz la forma en que está contada la historia es lo de menos. Porque el guión de Ignacio Martínez de Pisón es confuso e inverosímil a partes iguales. Es confuso en el desarrollo de la trama en los primeros meses de l franquismo y es inverosimil en el reflejo de la situación de la cárcel de Las ventas que más que un lugar lleno de infecciones donde se hacinaban miles de mujeres muchas de ellas con niños parece un internado de señoritas del Ejército de Salvación.

Se trasmite bien la situación de avasallamiento ideológico de las reclusas a las que se obliga a cantar el Cara al sol brazo en alto o a ir a misa. Pero lo que podía minar la moral de las mujeres, cosa que estaba calculada para que sucediera era el hambre, la suciedad, las infecciones, la sarna. Y de eso en la película no hay nada.

Pero tampoco me parece tan importante. Lo que trasmite de modo felicísimo y sin que se nos pueda escapar es que los vencedores en la guerra entraron en el país como entraron en la capital, contando con la rendición incondicional del enemigo, considerándose en tierra conquistada y tratando a la población como prisioneros de guerra y sospechosos de haber ayudado a la rebelión militar, que es el tipo delictivo que encontró Franco en el código de justicia militar para condenar a quienes se habían opuesto a la rebelión que él encabezó, así como a su familia, deudos y allegados y al que pasaba por allí. Lo que trasmite bien es la situación de una población entregada sin defensa posible a la vesania de los ganadores de la guerra que podían hacer literalmente lo que quisieran con la gente.

Y lo hicieron. A la vista está. La tiranía que aquellos criminales establecieron y mediante la cual gobernaron durante casi cuarenta años, creó un país virtual con sus instituciones, sus normas, sus procedimientos, sus usos y costumbres pero basado en el terror, la arbitrariedad, la impunidad de los criminales (fueran curas, militares, falangistas o civiles afectos al régimen), la delación mutua, la tortura y el asesinato seudojudicial de los opositores, los sospechosos o los simples neutrales.

Por eso es tan importante que haya un acto de memoria que airee estos asuntos y ponga al pasado en los términos en que se produjo. Porque aquellas trece muchachas de las Juventudes Socialistas Unificadas (la fusión de las Juventudes del Partido Comunista de España con las del PSOE, que quedaron bajo influencia comunista) murieron fusiladas en un acto de represalia por la muerte de un delincuente del Régimen en la que ellas no tuvieron nada que ver. Un fusilamiento a título de escarmiento, igual que el de sus cuarenta y tres compañeros de las JSU, para aterrorizar a la población. Como los que hacían los nazis en los territorios que ocupaban.

dissabte, 20 d’octubre del 2007

Blogorismos.

WATSON, APABULLADO.

El premio Nobel de Fisiología o Medicina James D. Watson ha hecho unos comentarios con tintes racistas en menoscabo de los negros y se ha armado un follón que lo ha obligado a pedir disculpas en público a toda velocidad. Pero no le han servido de gran cosa pues ya lo han depuesto de su cargo académico en un instituto de investigación, le han cancelado una conferencia prevista y una gira de publicidad de un libro que acaba de publicar. De honorable ciudadano ha pasado a apestado. En la conciencia contemporánea no hay lugar para el racismo, esa odiosa forma de pensar. Es un escandalazo genuino porque, si los juicios racistas hubieran sido contra los judíos siempre habría alguien que hablaría de la fuerza del lobby semita, cosa que da mucho lustre. Los agraviados aquí son los negros sin embargo, que no tienen lobby, carecen de influencia (esto es, poder) real en el mundo y ni siquiera han dicho esta boca es mía.

Al mismo tiempo, tanto escándalo y aspaviento es un poco sospechoso. Suena a mala conciencia porque todos sabemos que lo que dice el doctor Watson es un prejuicio que comparte muchísima gente; es un tópico, un lugar común. Sin ir más lejos hace como quince años los profesores estadounidenses Richard J. Herrnstein y Charles Murray publicaban La curva de Bell, un libro en el que sostenían que los negros tienen un coeficiente intelectual equivalente al 85% del de los blancos mientras que los asiáticos alcanzaban el 115% también por referencia a los blancos. Un libro que levantó igualmente mucha polvareda por el mismo motivo.

Mi inclinación es a considerar el racismo un delito. Pero hay que admitir que las opiniones no delinquen. Nos gusten o no. Y no creo que se combata el racismo persiguiendo a quienes emiten opiniones racistas, sino debatiendo con ellos y demostrando que son opiniones falsas e inmorales. El racismo en nuestras sociedades es rampante y hay que luchar contra él convirtiéndolo en asunto de debate público. Que no es cosa simple. Por ejemplo, el racismo no es una perversión mental de blancos, también hay negros, asiáticos, judíos racistas...

MAYOR OREJA, INHIBIDO.


El señor Mayor Oreja, pillado en un renuncio bastante tonto, quiere arreglarlo diciendo que él no condena nada (todo por no condenar el franquismo) de la historia de España, supongo que por ser historia porque si es por ser de España, el señor Mayor Oreja no tendría arreglo. En cuanto a la historia, si nuestro hombre no condena, tampoco puede aprobar, con lo que pasa por la vida como si no fuera con él. "Humano soy", parece que quiere decir el señor Mayor Oreja como si fuera Marcial, "y todo lo humano me es ajeno." Pues sí, como a las bellotas.

ALCARAZ, ARGUIDO.

Indignados andan el señor Alcaraz, presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo y los medios de derechas por el hecho de que aquel haya de declarar en la Audiencia Nacional por un presunto delito de injurias al Gobierno. Esto es lo que se llama dar a alguien a probar de su propia medicina. El señor Alcaraz, la AVT, el foro de esto y la mesa de aquello se han pasado los últimos tres años denunciando en vía judicial no ya el hecho de que se hayan dicho cosas más o menos gruesas sino simplemente de que se haya hablado y/o negociado. Y ahora les molesta comparecer ante el juez en condición de imputados por haber dicho que el señor Rodríguez Zapatero y ETA se ponen de acuerdo y que aquel es una marioneta de ésta.

MARAGALL, REBOTADO.

El señor Maragall sigue los pasos de su esposa que, si no ando equivocado, se dio de baja en el PSC hace unos meses. Y lo hace sembrando cizaña. Maragall es un político temperamental, con mucha personalidad y escasísimas dotes diplomáticas. Hace poco,en un artículo, decía que él no es independentista, como tampoco lo es,según él, el señor Pujol.

Eso de que un nacionalista no sea independentista es tan difícil de entender como los cristianos que dicen no ser practicantes.Si un nacionalista no es independentista, no es nacionalista. Otra cosa es que quiera la independencia hoy, como el señor Carod-Rovira; mañana, como el señor Ibarretxe; pasado mañana, como el señor Mas o en el día del valle de Josafat, como el señor Durán i Lleida. En mi modesta opinión, el señor Maragall es un nacionalista que había creído que, al menos él, ya era independiente y se ha encontrado con la amarga realidad de que no es así.


ESCENAS DE MATRIMONIO, CENSURADAS.

La Federación de Mujeres Progresistas pide a Tele 5 que saque de la parrilla la serie de "comedia de familia" Escenas de matrimonio. Dice haber recibido muchas denuncias, algunas de hombres, que hablan de que la serie maltrata la imagen de las mujeres, glorifica los tratamientos vejatorios y es caldo de cultivo para la violencia de género.

Parece que la serie tiene una audiencia enorme. He oído que como seis millones de personas. He visto algún trozo que otro porque la dan inmediatamente después del telediario de TV1 y, por lo que he visto, la serie me parece bochornosa, grosera y estúpida. No dudo de que también tendrá lo que dice la FMP. Pero estoy en contra de prohibirla. Eso es censura. Ya se sabe que todo censor tiene siempre poderosísimas razones morales para usar la tijera. Lo que sucede es que, si admitimos unas tenemos que admitir todas y, según eso, nadie podría poner comedia, drama o narración alguna porque siempre habrá alguien con razones muy poderosas para prohibirlo.

Si la FMP quiere que la serie desaparezca de la parrilla, que convenza a la gente de que lo que está viendo es infame. Y verá cómo Tele5,que sólo está interesada en el beneficio, la suprime de un plumazo.

Como siempre, un problema de educación porque mira que es malo y desagradable lo que yo he visto.

divendres, 19 d’octubre del 2007

La reforma de la Constitución.

Los señores Alejo Vidal Quadras, Santiago Abascal, Iñaki Ezquerra, Francisco Caja e Inmaculada Castilla de Cortázar se reunieron ayer en un hotel de Madrid y presentaron un proyecto de reforma de la Constitución para frenar a los nacionalismos periféricos, fijar de una vez por todas el Estado autonómico y garantizar la unidad de la Nación española. Son objetivos que están más o menos en el aire y que se asemejan a los que postula la UPD de los señores Rosa Díez, Fernando Savater et al., así como en buena medida el partido Ciutadans. Los primeros señores mencionados hablaron en nombre de sus respectivas organizaciones, a saber, la Fundación Concordia, la Fundación para la Defensa de la Nación Española, el Foro de Ermua y la asociación Convivencia Cívica Catalana, asegurando que la iniciativa no tenía nada que ver con el PP (aunque el señor Rajoy estaba al tanto) y a pesar de que algunos de los citados son militantes del partido de la derecha y uno en concreto eurodiputado del PP. ¿Cabe hablar, como hacen ellos mismos de un resurgir de la sociedad civil española? Para mí que no. Si tomo en consideración a los otros grupos mencionados (UDP y Ciutadans) más me parece un resurgir del nacionalismo español, ese nacionalismo que no admite que en España puedan convivir varias naciones en pie de igualdad que es exactamente lo mismo que sostienen los nacionalismos periféricos. Si es además una rebelión de la sociedad civil podrá verse en un futuro ya cercano.

¿Y cómo hemos llegado hasta aquí? No diré que "degenerando" como hizo en cierta ocasión Belmonte cuando le preguntaron cómo había llegado a gobernador civil uno de sus monosabios. No diré "degenerando" porque no quiero ganarme más enemigos que ya tengo muchos pero sí "evolucionando". Las sociedades evolucionan como lo hacen los individuos, sacando conclusiones de las experiencias pasadas, adoptando su comportamiento a nuevas circunstancias, analizando sus errores y beneficiándose de sus aciertos. No lo hacen por medio de entes colectivos ilusorios como la "conciencia colectiva" o el "espíritu del pueblo", sino por medio de debates públicos en los que se va formando ese otro ente magmático e indefinible, la opinión pública, de la que sólo conocemos sus huellas en forma de resultados electorales periódicos.

Si analizamos ahora la evolución en los últimos treinta años en España vemos que tres decenios de intentos de acomodar a los nacionalismos periféricos en una España común no han dado fruto, que estos no han depuesto sus objetivos últimos de independencia y, en consecuencia, no han sido leales con el Estado, situándolo permanentemente ante una reivindicación abierta con amenaza de separación que a la larga entorpece mucho el gobierno de España. Treinta años de congraciarse con los nacionalismos periféricos no los han moderado sino que los han exacerbado de forma que hoy la bandera española oficial no puede ondear en muchas partes del territorio y si vas por ahí hablando de España te puede caer un chufa proveniente de los cuarteles nacionales periféricos que tienen sus banderas hasta en el retrete y se llenan la boca a hablar de entes de voluntad política como "Euskal Herria" o los "Països catalans". Tengo amigos que, con buen juicio, se niegan a hacer el ridículo bailando sevillanas y dando vivas al Cura Merino El empecinado pero es porque prefieren hacerlo bailando sardanas y vitoreando a Sabin Arana.

A mi modesto entender los del hotel madrileño aciertan en el diagnóstico de que el nacionalismo periférico no es leal a una España compartida y no es "recuperable", como también lo hacen los de UPD y ciutadans en lo que tienen de común con aquellos. Estos prometen la movilización de los sectores del nacionalismo español democrático y liberal para demostrar que no tiene por qué ser siempre fascista, golpista, excluyente y criminal. Ojalá tengan razón; faltan menos de cinco meses para verlo. Pero no es el caso de los del hotel madrileño.

¿Por qué? Porque proponiendo una gran coalición PSOE-PP para cumplir el requisito de mayoría que se exige para la reforma de la Constitución, lo primero que dicen es que hay que derrotar al PSOE en marzo para forzarlo así a la gran coalición. Es decir no solamente no creen que el PSOE sea un partido nacional español como pueda serlo el PP (como de hecho es y en muchos casos más que el propio PP) sino que anteponen los intereses electorales de este partido a los que presumen son los generales del país. Mienten pues en relación con el PSOE como hace el PP. Pero mientras en el caso del partido la mentira es comprensible en función de la batalla electoral no así en el caso de organizaciones que dicen ser la sociedad civil.

No sé de dónde saldría esa base electoral del nacionalismo español democrático y liberal (el "demoliberalismo", del que hablaban con ira los fascistas españoles, desde Franco a Arrese, pasando por Girón, Giménez Caballero, Beneyto, etc) pero, de estar en algún sitio, habrá de ser en parte en el PSOE y en parte en el PP. No hay más cera que la que arde. De existir ese nacionalismo, cosa que me haría feliz, pues me considero nacionalista español no impositivo y respetuoso con el derecho de autodeterminación de quienes componen la actual nación española, me atrevería a hacer una propuesta de reforma constitucional sobre la que llevo un tiempo meditando.

Antes de nada,la justificación: creo que, en efecto, se impone una reforma de la Constitución a la vista del hartazgo que suponen unos partidos nacionalistas periféricos no leales con el Estado y que, manteniendo abierta la opción independentista obtaculizan lo que pueden -que es mucho- la política española siempre en su propio beneficio convirtiéndola en un continuo rifirrafe en el que todo se cuestiona bilateral o multilateralmente, desde la recaudación de impuestos hasta el lugar de las banderas, pasando por todos los protocolos imaginables, las selecciones deportivas y los nombres de las ciudades. Todo. Lo que resulta escasamente fructífero y muy tedioso.

Mi propuesta de reforma de la Constitución tiene dos bloques. El primero es el de los arreglos institucionales, en el que tengo coincidencias con los grupos mencionados. El segundo, el del reconocimiento del derecho de autodeterminación en el que sé muy bien que no hay la más mínima coincidencia. En cuanto a los arreglos institucionales entiendo que hay que cerrar al menos por un período razonable el Estado de las autonomías, delimitar con claridad el régimen de competencias del Estado y las Comunidades Autónomas, racionalizar las de éstas y, si es necesario que el Estado reasuma algunas de ellas, que lo haga. Asimismo hay que reformar el sistema electoral que tanto beneficia a los partidos nacionalistas para obstaculizar o impedir si se puede que haya representación de intereses territoriales en el Congreso canalizando ésta hacia el Senado. Ello obliga, por supuesto, a una reforma radical del Senado como cámara no necesariamente electiva pero con auténticos poderes políticos de veto de la política del Estado, al estilo alemán.

Ciertamente, esto no se puede hacer por imposición, a la brava, como pretenden hacer los del hotel madrileño (de ahí que crea que no representan un nacionalismo español democrático y liberal) , sino por medio de una negociación y acuerdo común. Así, junto a la reforma constitucional "institucional", que garantice la unidad nacional española, propongo otra más de contenido: el reconocimiento del derecho de autodeterminación de cualesquiera entidades territoriales administrativas dentro de los límites que a cada cual atañen en el marco de la entidad administrativa superior, esto es, el derecho de los municipios a decidir en referéndum si quieren seguir formando parte de una provincia o incluirse en otra; el derecho de cada provincia a decidir en referéndum si quiere seguir formando parte de su Comunidad Autónoma o sumarse a otra o articularse como Comunidad Autónoma propia, que ya tendría gracia ver al Gobierno de Lakua gobernando para la provincia o herrialde de Álava; el derecho de cada Comunidad Autónoma a decidir en referéndum si quiere seguir siendo Comunidad Autónoma de España o adherirse a otro ente nacional o montarse su propia experiencia como Estado independiente y sujeto de derecho internacional.

Por supuesto el ejercicio del derecho de autodeterminación debe estar sujeto a una serie de garantias: no se puede estar planteando cada lunes y cada martes; no pude incluir por la fuerza a las provincias, territorios o herrialdes que no quieran hacerlo o que haciéndolo muestren deseos distintos a los de la mayoría y tiene que producirse en un ámbito pacificado, sin violencia y sin amenaza de violencia.

Y no se me diga que con esto reduzco indebidamente las posibilidades de acción política de los partidos nacionalistas porque esas posibilidades están basadas en un defecto de funcionamiento del sistema político español (un sistema bicameral cuya cámara alta no funciona) y porque las mantienen incólumes en el orden autonómico, que es al que pretenden reducirse voluntariamente, incluido el derecho a propugnar (y eventualmente conseguir) la independencia.

La cosa consiste en buscar alguna salida legal, práctica y pacífica a una situación que, como está, no la tiene.

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Blogosfera triunfans.

A Galicia nos hemos venido,a un curso de la UIMP sobre las relaciones entre sistemas políticos y sistemas mediáticos. O sea entre la política y los medios de comunicación, que es uno de los temas más interesantes del estudio de la cosa pública en nuestros días. Había que hacerlo, además, en una perspectiva ascendente (o descendente, según se mire) de lo local a lo nacional a lo europeo y a lo global. Menuda tarea. Es tema sobre el que llevo trabajando en los últimos años por encontrarlo lleno de matices, de problemas y de promesas. Los estudios tradicionales que se han concentrado en las relaciones política-medios concluían en la aparición del medio astro hasta hace poco tiempo, la televisión. Pero la revolucionaria irrupción de internet en los últimos quince años está poniendo patas arriba todo el saber adquirido sobre el asunto. El carácter fuertemente interactivo de la red, su universalidad, capaz de romper incluso las barreras idiomáticas, está generando un activismo político planetario y una opinión pública cosmopolita en la que puede estar in nuce un sistema político mundial.

Y allí estuve, dando vueltas a la blogosfera. Feliz coincidencia, pues el día 15 de octubre fue el día del blog y la celebración arrastró a más de veinte mil blogs con más de veintitrés mil posts y ¡catorce millones de visitas! Eso es movilización y a su lado palidecen la prensa,la radio y la televisión juntas.

La UIMP gallega aloja a los conferenciantes en el monasterio cisterciense de Aciveiro, en Forcarei, un lugar perdido de la sierra del Candán, a medio camino entre Ourense y Pontevedra. Incluyo un pequeño mapa en el que se advierte que el monasterio está alejado del mundanal ruido y hasta del mundanal silencio. Es y no es parte de este mundo,como una especie de Shangri-la cristiano. El bello conjunto románico tardío del siglo XII se encuentra en un pequeño y feraz valle o circo, protegido por los montes circundantes del Candán, con una especie de microclima muy agradable en la entrada del otoño.

El monasterio se ha adaptado perfectamente a su moderna función de hotel, conjugando la severa sillería monacal con las más modernas tecnologías, incluyendo wi-fi en las celdas, quiero decir en las habitaciones. Ha perdido muy poco de su carácter originario y ha ganado mucho en comodidad y buen gusto de diseño, que no es ostentoso, como sucede en otros lugares reformados de este tipo. Y digo que ha perdido poco de su carácter originario porque la iglesia parroquial adjunta al cuerpo del monasterio mantiene el culto y gestiona un pequeño cementerio también parroquial y asimismo adjunto al monasterio.

Venir a este lugar de paz, recogimiento y meditación a debatir sobre el ruido y la furia de la acción política y los medios de comunicación demuestra la fabulosa capacidad sincrética del ser humano.

Mañana daremos una pequeña vuelta por las tierras de mis antepasados antes de regresar a Madrid.

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dijous, 18 d’octubre del 2007

Menos da una piedra.

Prefiero una ley de la memoria histórica pacata que abra la puerta aunque sea tímidamente al justo resarcimiento de tantas víctimas de la guerra civil iniciada por los fascistas españoles y de la posterior represión de la dictadura a que no haya ley alguna, con lo que las canalladas cometidas por los franquistas seguirían en el oscuro olvido y la frustración de quienes directa o indirectamente las padecieron aun aumentaría más. Decididamente, prefiero una ley corta a una no ley que es lo que la derecha española actual (directa descendiente de los franquistas, pues fue fundada por un exministro de Franco) pretende, con el habitual apoyo de esa extrema izquierda (ERC en este caso) que coincide con aquella so pretexto de que, no siendo la ley que ella quiere, prefiere que no haya ninguna.

Una ley insuficiente se puede modificar, mejorar, perfeccionar en su paso por el Parlamento. La no ley, situación que deja impune la barbarie franquista, no se puede tocar porque no existe. Dentro de las posibles mejoras cabe señalar alguna. Por ejemplo, parece ser pretensión del legislador "despolitizar" por entero la Basílica de Cuelgamuros y el Valle de los Caídos para hacer de ellos un monumento que honre a todas las víctimas de la guerra civil. Es un piadoso propósito pero se me ocurre que sería mucho mejor convertir la basílica en un museo de los horrores del franquismo. Esa sería una de las mejores formas de honrar a las víctimas. Sería además ilustrativo y pedagógico para las generaciones futuras.

Me parece estupendo que se obligue a los ayuntamientos a retirar todos los recordatorios de aquella guerra y de los criminales que gobernaron España en los casi cuarenta años siguientes. Fuera las plazas del Generalísimo, de José Antonio, del dieciocho de julio. Fuera la parafernalia de la Dictadura. Me permito recordar que el primero que hay que quitar es el Arco de la Victoria que hay en Moncloa, en Madrid y en el que todavía se encuentran las dos inscripciones en latín que justifican y ensalzan al franquismo, asegurando que fue el reconstructor de la Ciudad Universitaria cuando, en realidad, había sido su destructor. Ese: "Munificentia regia condita ab hispanorum Duce restaurata, etc, etc es una vergüenza.

También me parece de perlas que los hijos y nietos de los exiliados a causa de la guerra consigan la nacionalidad española si así lo quieren. Al fin y al cabo es una mera restitución de un derecho que les fue arrebatado contra toda razón.

Y lo que sería estupendo y bien podría salir del Parlamento sería una condena explícita y sin paliativos del franquismo y la declaración de nulidad de todas las sentencias de sus tribunales en los procesos políticos.

Es importante averiguar por qué dan tantasseñales de inquietud los del PP cuando se abordan estas cuestiones. Dice el señor Mayor Oreja que no condena el franquismo y el señor Acebes lo ampara. Naturalmente, no pueden condenar tal cosa porque hacerlo sería como condenar sus orígenes. ¿Cómo va a condenar el franquismo el señor Fraga Iribarne que era ministro de Franco en 1963, cuando se dio por enterado y no hizo nada por evitar el asesinato de Julián Grimau? ¿Cómo va a hacerlo el señor Aznar, un admirador de José Antonio Primo de Rivera? ¿Y cómo el señor Rajoy, hechura política del señor Aznar, a su vez hechura política del señor Fraga?

Las razones de la derecha para oponerse a esta ley de la memoria son pura demagogia que queda patente en cuanto se examinan:

Que la ley divide de nuevo a los españoles. Como si eso les importara mucho a los sucesores ideológicos de quienes iniciaron una guerra contra las instituciones legales, poniendo a unos españoles frente a otros con las armas en la mano.

Que reabrirá viejas heridas ya cerradas. ¿Quién puede dar por cerradas las heridas que dejan la tortura y el asesinato de seres queridos a manos de unos delincuentes sino es quienes las padecieron y que, al contrario, hoy más que nunca, se afanan por encontrar los restos de aquellos en las fosas comunes y las cunetas de los caminos?

Hay que mirar el futuro y no al pasado. ¿Por orden de quien? ¿Y quién es el señor Rajoy para decir a dónde hay que mirar y obligar a hacerlo al futuro? ¿El mismo que dice que no se puede discutir la nación española porque es la más antigua de Europa y que realizó grandes gestas en el pasado?

Guerra y literatura.

La Galaxia Gutenberg/Círculo de lectores ha editado este año el novelón de Vasili Grossman Vida y Destino. Parece que hubo una primera edición en los años ochenta, que estaba traducida del francés. Menudo disparate. Supongo que el producto final de tan alambicada trasmigración lingüística tendrá solo una leve similitud con el original. Esta edición, no obstante, es traducción directa del ruso y bastante buena, por cierto.

La novela es una especie de grand tableau de la vida en Rusia en los años cuarenta, muy especialmente, de la batalla de Stalingrado, de agosto de 1942 a febrero de 1943, que es uno de los ejes centrales de la historia, pero se derrama asimismo a través de relatos que se entrecruzan por campos de concentración alemanes, de trabajo soviéticos, la Lubianka, un laboratorio de física de la Academia de Ciencias, un cuerpo de tanques, un escuadrón de cazas, la central eléctrica de Stalingrado, la estepa calmuca, etc, etc. Y se entrecruzan a través de una gran cantidad de personajes de todo género y condición, militares, civiles, hombres, mujeres, libres, prisioneros, ancianos, jóvenes, comunistas bolcheviques, mencheviques, rusos, alemanes, judíos, hombres del aparato, opositores, etc.

Es la novela de Stalingrado igual que Berlin, Alexanderplatz es la novela del Berlín de la entreguerra. La del infierno de Stalingrado. En aquella batalla, que costó millón y medio de muertos, se decidió el destino de la Segunda Guerra mundial. Los rusos derrotaron a los alemanes. Luego llegaría el segundo frente y la necesidad de que los aliados occidentales consiguieran poner pie en Alemania antes de que la Unión Soviética la hubiera ocupado por entero.

El caso es que, por su amplitud y su horizonte se suele oír que Vida y destino es como Guerra y paz. El mismo Grossman se refiere a la obra de Tolstoy varias veces al final de su novela, aunque el autor ruso que más sale en el libro, al que Grossman profesa casi veneración es Chejov y puede decirse que, por su concisión, economía y elegancia, el estilo de Grossman es "chejoviano". Además de ello la novela me trajo a la memoria desde el primer momento el Manhattan Transfer de Dos Passos, aquel intento de hacer vivir una ciudad entera a través de una red de historias y relatos que a veces se entrecruzan y a veces van en paralelo. Como en Guerra y paz, junto al relato de las múltiples vidas y conflictos de todo tipo hay descripciones de algunos momentos decisivos (por ejemplo, el avance de los carros de combate) en la batalla de Stalingrado. Algo parecido a la descripción de la batalla de Borodino en la obra de Tolstoy con la nada desdeñable diferencia de que Grossman escribía sobre lo que había visto pues fue corresponsal de guerra durante el transcurso de ésta, mientras que Tolstoy recreó la batalla de Borodino pues Guerra y paz es muy posterior a las guerras napoleónicas. El estilo tolstoiano es literario, sublimente literario, el de Grossman es más de reportero y eso es lo que le presta su fuerza novelística, su plasticidad.

Hay instantes de este gigantesco relato particularmente emocionantes, por ejemplo, el de las cámaras de gas, cuando la doctora Sofía Ósipovna Levinton sostiene el cuerpo sin vida de un niño judío gaseado segundos antes de morir ella misma gaseada, los siniestros interrogatorios de la Lubianka o las condiciones de vida en un campo nazi de concentración.

Grossman recoge dos momentos tensos de ruptura en la historia comunista rusa, el del enfrentamiento entre bolcheviques y mencheviques en 1903 y el de los procesos de Moscú en 1937, los estalinistas contra todos los demás. Del primero se ocupa como recordatorio en un campo de concentración ruso en el que todavía queda algún menchevique junto con otros comunistas bolcheviques que siguen dando vueltas a aquel primer enfrentamiento en el seno del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, que luego se llamaría Partido Comunista.

Mucha mayor importancia tiene la segunda ruptura (que ya había empezado a darse en los años veinte y con la "deskulakización"), la que enfrenta a Stalin con la vieja guardia, la que convierte a los comunistas en víctimas de otros comunistas en una perversa espiral de la represión que acaba siendo la columna vertebral del régimen y es característica general de los de tipo comunista, al tiempo que el segundo eje central de la novela. Una sociedad aterrorizada por el miedo a la delación que provoca la aparición de mayorías silenciosas, que no se atreven siquiera a preguntar por el paradero de unos u otros ciudadanos que, de pronto, simplemente, desaparecen, arrestados por la policía y no retornan. Por ello mismo este ambiente asfixiante que pone todo, todo lo social, lo económico, lo político, lo militar, lo cultural al servicio del parecer del partido que, a su vez, es el gabinete personal de uno u otro lider constituye la forma más atosigante de la tiranía, la que existía en la Unión Soviética del Gulag.

Pero, como buen chejoviano, Grossman tiene siempre matices y acaba explicando los casos más enrevesados aludiendo a la forma habitual de la paradoja y la contradicción. Los seres humanos no están hechos de una pieza, sino que son un cúmulo de facetas a veces mal avenidas. Los verdaderos bolcheviques tienen que luchar en una "Gran Guerra Patria" en defensa de la tiranía que los asesina para impedir que los nazis derriben el primer Estado obrero del mundo. Cruelmente paradójico.

Así que Grossman, comunista de estricta obediencia, corresponsal de guerra que veía las cosas como eran (su descripción de los comisarios políticos es insuperable) acabó pensando que si Stalin y Hitler se habían enfrentado con tanta saña, a muerte, era porque sus dos sistemas totalitarios eran básicamente lo mismo.

La GPU le confiscó la novela, en un intento de impedir que se publicara en el extranjero, pero el autor había dado otras dos copias a dos personas distintas, una de las cuales consiguió sacarla de la Unión Soviética hacia 1960. Me parece que el autor murió sin verla publicada. Y no sé si puede considerarse una de las mejores novelas del siglo XX que tiene muchas de gran categoría pero sí que se inscribe en la gran tradión rusa de la literatura que refleja el "universo concentracionario", entre cuyos exponentes aparecen nombres como el de Dostoievsky con Recuerdos de la casa de los muertos y Solschenitzin con El archipiélago Gulag .

dimecres, 17 d’octubre del 2007

Josep Lluís.

Estuve viendo el programa de TV1 Tengo una pregunta para Vd., dirigido y moderado por Lorenzo Milá. Desfilaron Llamazares, Durán i Lleida y Carod-Rovira. Los tres me dieron buena impresión, iban sobrados, tenían soltura y dominio y se movían bien por el plató. Son tres mendas acostumbrados a los focos y los micrófonos y con muchas tablas. Fueron hábiles, fajadores, acertados y, sobre todo, lo que es más de agradecer, no mitinearon sino que estuvieron distendidos y coloquiales. Quizá algo más rígido el señor Llamazares, pero bien los tres. Me gustaron.

El que no me gustó fue el público. Da pena ver a la gente tan nerviosa, sin saber expresarse, haciendo consideraciones que llevan días preparando pero son embarulladas. A lo mejor es consecuencia obligada del hecho de que haya que componer una muestra equilibrada y representativa de la población, mezclando consideraciones de género, procedencia geográfica, profesión, orientación política, estado civil, condición sanitaria, nacionalidad y que en conjunto los españoles nos expresamos como se vio anoche.(Nota bene: el término "españoles" no es un intento de imponer tal condición a quienes dicen no serlo; abarca tanto a los que lo son "por convicción", como dice el señor Rajoy como quienes lo son por "imperativo legal"). A lo mejor merece la pena al programa incluir otra variable como "capacidad de expresión" o "soltura". Donde comen seis comen siete. O, por lo menos, emplear un tiempito en adiestrar a los seleccionados para que pierdan el miedo a las cámaras.

El que más gustó fue el señor Carod-Rovira con cuyo independentismo no coincido en absoluto. Creo que estuvo muy bien al cortar en seco el intento del chaval primero y la mujer después de hacer el habitual atropello nominal español, consistente en castellanizar los nombres propios y hasta los apellidos. Durante años la prensa de derechas ha escrito Ibarreche porque eso de la castellanización de los nombres propios es una forma de lucha contra el nacionalismo. Y es irritante porque demuestra notable falta de consideración y respeto a los demás. Si alguien se llama Josep Lluís, se llama Josep Lluís y es una impertinencia y una falta de consideración llamarlo de otro modo. Y cuando se hace suele ser para fastidiar. Así que mis aplausos al señor Carod-Rovira. No acabó de convencerme lo de los 29 departamentos de catalán en universidades alemanas y mi pregunta sería si alguno de ellas recibe subvenciones de la Generalitat, pero eso es lo de menos.

Lo de más y lo muy de agradecer es que el señor Carod Rovira defienda su objetivo de la independencia para Cataluña en una actitud dialogante, pacífica e irreprochablemente democrática. Lo que más agradezco al señor Carod-Rovira es el haberse convertido en la prueba viviente de que es mucho mejor y más productivo defender el objetivo independentista democrática y pacíficamente que a través de la delirante vesania etarra.

En cuanto a esa irritante manía española de faltar a la gente desfigurándole el nombre y sin pretender que pueda tratarse de una excusa, merece la pena recordar que es una especie de antigua costumbre patria. De siempre se han castellanizado muchos nombres y apellidos extranjeros, empezando por Almanzor hasta Carlos Maurrás, pasando por Martín Lutero, Luis XV, Federico Nietzsche y Julio Verne. No hay reglas. Unos nombres se castellanizan y otros, no. Shakespeare es William pero Stevenson es Roberto Luis y de milagro que no es Estevenson. Y no suele haber mala intención en estas castellanizaciones; a veces traducen dificultades de pronunciación. El Josep Lluís tiene una elle catalana que raros castellanohablantes saben pronunciar y, cuando va al final en vez de al comienzo de las palabras el resultado es muy cómico. Fíjense cuando algún locutor de radio, de esos que hablan de la circulación, comente algo de Martorell.

No es exagerado decir que toda castellanización de nombres propios, al menos catalanes y vascos, puede comportar un intento de humillación de quienes los llevan. En todo caso, el señor Carod-Rovira estuvo oportuno y tajante y fue muy de reconocer que condicionara siempre escrupulosamente toda opción independentista al logro de las imprescindibles mayorías democráticas. Sólo que reducía éstas al ámbito catalán y, me temo, habrá de necesitarlas asimismo en el español.

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Goya perenne.

En su Espacio para el Arte, (horario de 18:00 a 21:00) Cajamadrid inauguró el lunes una interesante exposición de dibujos de Laurie Lipton. Hay que ver lo que los bancos y cajas hacen por el arte. Supongo que son actividades que financian mediante acuerdos desgravatorios con Hacienda que les resulten beneficiosos porque, francamente, no veo a los banqueros mermando la cuenta de resultados para dar a conocer artistas de vanguardia o exponer obra clásica. Pero sea como sea es muy de agradecer porque abren oportunidades. No conocía a esta Laurie Lipton, dibujante neoyorquina afincada en Londres y considerada como una artista surrealista contemporánea. Y la verdad es que es una dibujante extraordinaria.

La exposición presenta una serie de obras bajo el título común de El sueño de la razón cuyo hilo conductor es una reinterpretación y actualización de algunos disparates, caprichos y desastres goyescos y también, cuando menos, una pintura del genio de Fuendetodos, como la que ilustra la tarjeta de invitación y que es una versión de Cronos devorando a sus hijos, con el muy significativo título de "Para comérsela" (2002). Las técnicas del lápiz y el carboncillo trasmiten una minuciosa y cruel expresividad.

Los dibujos de Lipton son estremecedores y está muy bien considerada como surrealista en la medida en que reproduce la realidad en una clave onírica o absurda pero siempre con una fuerte carga crítica.El estupendo dibujo de la derecha, de título "Espejito, espejito" (2002), que recuerda vagamente a La dama de Shangai tiene mucha profundidad y no sólo de campo mediante el juego del espejo que se reproduce hacia dentro sino filosóficamente por lo que ese reflejo hace en la imagen que reproduce, que se va avejentando a medida que se aleja. La vinculación entre la imagen y la vejez y el paso del tiempo traen a la memoria El retrato de Dorian Gray. A su vez el título de la obra (que imagino será original pues no creo que los responsables de la exposición se atrevan a bautizar las piezas según su Minerva) enlaza con el cuento de Blancanieves y la madrastra donde lo que ésta quiere conseguir del "espejito" es la confirmación de ser la más bella. En definitiva, la locura de ir a mirar en el espejo lo que somos y encontrarnos siempre con lo que querríamos ser.

Este dibujo es una interpretación del muy famoso capricho de Goya Hasta la muerte, que reproduce una escena de como de farsa que enlaza el esperpento goyesco con la pintura medieval de género moralizante: la vieja casquivana que busca en el espejo y hasta ve contra toda evidencia que conserva la lozanía y tersura que perdió hace decenios.

Dejo aquí el capricho goyesco para que se vea que la señora Lipton se ha buscado una buena inspiración.

Es una imagen clásica. Repárese en las expresiones de los tres circunstantes.

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